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Cánabar
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- Voy a probar a escribir en 3º persona a ver si me gusta xD
El barco se mecía suavemente por el movimiento de las olas. El trayecto había sido bastante tranquilo y ya eran siete miembros en Atesaki. La banda crecía poco a poco sin que se dieran cuenta. Tarde o temprano, si seguían así, serían un ejército. Puede que el "sueño" de Kaiser se cumpliera antes de lo que pensaba. Y seguro que él era el primero que se daba cuenta de ello. Cánabar se levantó y salió a cubierta. El cielo estaba despejado y al frente se veía Shabaody. Pronto estarían en Isla Gyojin de nuevo. Qué recuerdos... no había estado allí desde que era un niño.
El gyojin se dejó acariciar un rato por la brisa mientras oteaba su destino. En poco tiempo llegarían y no tenía ni idea de lo que nos esperaba allí. Quizás la Marina tenía tropas dispuestas por el lugar y los atraparían en cuanto pusieran un pie en tierra. Aunque también cabía la posibilidad de que no hubiera nadie capaz de detenerlos. Cosa que se le antojaba bastante improbable a Cánabar. Pero prefirió no seguir pensando en ello y disfrutar de lo que quedaba hasta llegar. Ya se preocuparía de las cosas una vez desembarcaran. No era momento para amargarse y menos cuando hacía tan buen día.
-Isla Gyojin... cuanto tiempo. Vuelvo a mi hogar y no puedo considerarlo como tal- Dijo apesadumbrado.
Se sentó en la barandilla y miró la cubierta del barco .No era la primera vez que viajaba en una nave, pero sí la primera que viajaba en una nave que era "suya". El resto de naves que había tenido eran botes o barcos muy pequeños que había robado, secuestrado o los que había sido polizonte y que no le habían durado más de un viaje, pues siempre acababa en alguna isla o huyendo a nado o en otra nave. Esta le estaba durando y ya era parte de la banda. Aunque no era lo suficientemente grande como para ser cómodo. Era de tamaño medio. Él quería uno mayor en el que tener su propio camarote privado.
Miró de nuevo hacia Sabaody. Sabía muy poco de ese lugar, pues nunca había estado allí que él recordara. Todo lo que conocía de aquella isla era lo que había leído en algunos libros. Aunque sentía que la conocía pro completo. Siempre le había gustado leer y aprendía fácilmente todo lo que ponía en los libros. Incluso desde donde estaban se podían apreciar los inmensos árboles que caracterizaban la isla. Esos debían ser los famosos manglares. Le costaba imaginárselo, pero se divertía recreándolos en su mente. Era uno de los pocos momentos en los que se permitía divertirse y no preocuparse por todo.
Shirokuma
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- No sere menos y escribire tambien en 3ª persona xD
Shiro se levanto de su cama, hambriento y cansado. Su cuerpo no estaba echo para viajes en el mar, mas bien estaba echo para vagar por el bosque tranquilo. Su olor corporal impreganaba cada trozo de la habitacion. Llevaba dos dias enfermo, con mareos debido al oleaje que habia sido perturbador para sus sentidos. Abrio la pequeña escotilla para ventilar la estancia. Luego se metio en la ducha donde dejo que el agua limpiara el olor con la presion fuerte que salia de la ducha. Cuando acabo salio de ella y con una toalla empezo a secar su cuerpo tratandolo con suavidad. A pesar de sus esfuerzos aun parecia mojado. Este salio por la puerta poniendo se a cuatro patas. Aun pudiendo andar bipedo le resultaba mas natural caminar con las cuatro patas.
Al salir fuera se tumbo al sol unos minutos con lo que entro en calor y seco los ultimos resquicios de humedad. Se levanto y ando hacia la cocina y tras dar un portazo:
Shiro: GRRRRRRRRRRR Tengo hambre, hay algo que comer?
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Sawaki, en los días que paso con sus nuevos nakamas, estuvo totalmente relajado. No se preocupo por nada. Las ideas de ser traicionado, asesinado o ser vendido en la casa de subastas de la siguiente isla que ya se estaba viendo no se pasaron ni por un día en su cabeza. Estuvo a cargo de la navegación y del clima, pero en todo el camino estuvo bastante tranquilo así que el joven navegante no tuvo mucho trabajo. Fue un viaje en donde trato de conocer todos los rincones de este barco y en donde trato de interactuar con todos o casi todos los que estaban en la embarcación junto con él. Aunque tuvo unos pocos intentos, ya que su timidez le impedía hablar con ellos.
Con el único que se abría con facilidad era con Cánabar, su único conocido y aparte el que probablemente sea uno de los pocos que lo protegiera durante el viaje, aunque esa idea no le gustaba mucho sabía que aun era débil y que por ahora era lo mejor que le podía pasar, puesto que con aquel tiburón blanco a su lado podría pelear con todo su poder sin miedo a salir herido, aparte que él se encargaría de entrenarlo, cosa que lo hizo feliz puesto que sabía que Cánabar ya llevaba tiempo en esto de la piratería y era una clase de veterano…y le podría enseñar a ganar experiencia que era lo que más le faltaba a este joven peli rubio.
La isla la conocía bien, era Shabondy, la isla en donde la discriminación a los seres que venían de la isla Gyojin se acentuaba. Donde existían las llamadas casas de subastas en donde se vendían esclavos provenientes de todos lados, y en donde las sirenas o Gyojin eran vendidos a precios demasiado elevados ya sea por su gran belleza o por fuerza brutal respectivamente. Nunca había estado en esta isla pero sabía de ella puesto que su abuelo le contaba historias y que era una de las pocas islas que no podría pisar, no hasta contar con nakamas o ser realmente fuerte para que no le pasara nada en el Archipiélago. No sabía si era realmente fuerte como para estar pero si sabía que contaba con grandes nakamas, las condiciones estaban cumplidas y en pocas palabras podría entrar a esa isla sin problemas. Sin pensarlo dos veces, salió a cubierta para poder ser uno de los primero en bajar a la isla y empezar a explorarla sin inconvenientes.
Con el único que se abría con facilidad era con Cánabar, su único conocido y aparte el que probablemente sea uno de los pocos que lo protegiera durante el viaje, aunque esa idea no le gustaba mucho sabía que aun era débil y que por ahora era lo mejor que le podía pasar, puesto que con aquel tiburón blanco a su lado podría pelear con todo su poder sin miedo a salir herido, aparte que él se encargaría de entrenarlo, cosa que lo hizo feliz puesto que sabía que Cánabar ya llevaba tiempo en esto de la piratería y era una clase de veterano…y le podría enseñar a ganar experiencia que era lo que más le faltaba a este joven peli rubio.
La isla la conocía bien, era Shabondy, la isla en donde la discriminación a los seres que venían de la isla Gyojin se acentuaba. Donde existían las llamadas casas de subastas en donde se vendían esclavos provenientes de todos lados, y en donde las sirenas o Gyojin eran vendidos a precios demasiado elevados ya sea por su gran belleza o por fuerza brutal respectivamente. Nunca había estado en esta isla pero sabía de ella puesto que su abuelo le contaba historias y que era una de las pocas islas que no podría pisar, no hasta contar con nakamas o ser realmente fuerte para que no le pasara nada en el Archipiélago. No sabía si era realmente fuerte como para estar pero si sabía que contaba con grandes nakamas, las condiciones estaban cumplidas y en pocas palabras podría entrar a esa isla sin problemas. Sin pensarlo dos veces, salió a cubierta para poder ser uno de los primero en bajar a la isla y empezar a explorarla sin inconvenientes.
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Akuma no mi
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Por uno de los pasillo del barco se podían escuchar unos pasos que resonaban lentamente por el interior del barco, este ser portaba una sonrisa algo macabra mostrando sus afilados dientes y escalofriantes características. Su piel era un tono azulado tan claro que casi parecía gris a simple vista. No llevaba camiseta dejando ver su monstruoso cuerpo definido. Media los dos metros y tenía una enorme espada atada en su espalda. Sus uñas pintadas de morado y su pantalón morado oscuro. Su pelo encrespado hacia arriba en un tono azulado oscuro que casi era moreno del tono tan oscuro. Sus ojos amarillos y pequeños.
La razón por la que estaba en dicho barco era porque ahora era un miembro más de Atesaki. Había entrado mediante el capitán del barco, Kaiser, la orca. No conocía aún a los miembros que componían dicha tripulación, pero se había propuesto conocerlos muy tranquilo. Supuestamente a la isla que iba se encontrarían con gente vendiendo más de su especie. Nunca había oído hablar de aquella isla pero si eso era así rodarían unas cuantas cabezas. El tiburón toro odiaba a todo aquel que se metiera con los de su raza. Nadie los tocaría o al menos delante suya y si moría en el intento lastima.
Una vez salió de aquel largo y oscuro pasillo llegó a cubierta tranquilamente, se llevó una mano al darle el sol. En ese momento escuchó un ruido en el interior del barco, un portazo y alguien pidiendo comida. Debía estar cerca de la cocina pues le escuchó perfectamente. Este no sabía que pasaba pero solo sonrió de lado con picardía como siempre solía sonreír él. Tras unos segundos observó a un tipo que le llamo la atención, era exactamente igual de alto que Shark. No solo eso, como él, era un tiburón y además portaba una enorme espada. Parecía como si fuera un hermano gemelo o algo así ya que se parecían en muchas cosas físicamente.
Este se acercó despacio hasta donde estaba aquel Gyojin y se quedo a un metro de pie tras él. Sonreía en todo momento de forma sádica y picara pues era su expresión habitual. Tras unos segundos de silencio comenzó a hablar tranquilamente en un tono que parecía bromista y algo sádico.
- Buenos días, tú debes de ser Cánabar. Debo decirte que tu arma es asombrosa y además de que seré tu compañero. Es un placer conocerte.
Dijo muy tranquilo aquel enorme Gyojin observando a aquel tiburón blanco. Este también tenía un espadón en su espalda. Cuando se diera la vuelta si es que se la daba, comprendería que eran muy parecidos. El día parecía estar perfectamente por lo que sería un gran día. Tras haber hablado el tiburón toro no dijo nada más y se mantuvo callado esperando la respuesta de su compañero o al menos el que ahora iba a serlo. No estaba acostumbrado a hablar con Gyojines y este era el primero aparte del hombre que le había reclutado. Kaiser había sido el primer Gyojin con el que Shark había tratado.
La razón por la que estaba en dicho barco era porque ahora era un miembro más de Atesaki. Había entrado mediante el capitán del barco, Kaiser, la orca. No conocía aún a los miembros que componían dicha tripulación, pero se había propuesto conocerlos muy tranquilo. Supuestamente a la isla que iba se encontrarían con gente vendiendo más de su especie. Nunca había oído hablar de aquella isla pero si eso era así rodarían unas cuantas cabezas. El tiburón toro odiaba a todo aquel que se metiera con los de su raza. Nadie los tocaría o al menos delante suya y si moría en el intento lastima.
Una vez salió de aquel largo y oscuro pasillo llegó a cubierta tranquilamente, se llevó una mano al darle el sol. En ese momento escuchó un ruido en el interior del barco, un portazo y alguien pidiendo comida. Debía estar cerca de la cocina pues le escuchó perfectamente. Este no sabía que pasaba pero solo sonrió de lado con picardía como siempre solía sonreír él. Tras unos segundos observó a un tipo que le llamo la atención, era exactamente igual de alto que Shark. No solo eso, como él, era un tiburón y además portaba una enorme espada. Parecía como si fuera un hermano gemelo o algo así ya que se parecían en muchas cosas físicamente.
Este se acercó despacio hasta donde estaba aquel Gyojin y se quedo a un metro de pie tras él. Sonreía en todo momento de forma sádica y picara pues era su expresión habitual. Tras unos segundos de silencio comenzó a hablar tranquilamente en un tono que parecía bromista y algo sádico.
- Buenos días, tú debes de ser Cánabar. Debo decirte que tu arma es asombrosa y además de que seré tu compañero. Es un placer conocerte.
Dijo muy tranquilo aquel enorme Gyojin observando a aquel tiburón blanco. Este también tenía un espadón en su espalda. Cuando se diera la vuelta si es que se la daba, comprendería que eran muy parecidos. El día parecía estar perfectamente por lo que sería un gran día. Tras haber hablado el tiburón toro no dijo nada más y se mantuvo callado esperando la respuesta de su compañero o al menos el que ahora iba a serlo. No estaba acostumbrado a hablar con Gyojines y este era el primero aparte del hombre que le había reclutado. Kaiser había sido el primer Gyojin con el que Shark había tratado.
Rayden
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"Malditos, inútiles y estúpidos humanos. ¿Por qué me han encerrado?¿Es que acaso no les gusta la ciencia? Joder como se han puesto por unas bombitas de luz y un poco de humo, la próxima vez se enterarán y esa vez yo..."
-Gulask: ¡¡¡AAAHHHGGG!!! ¡Maldito niñato! ¡Estáte ya quieto y deja de dar vueltas, me vas a marear!.- Rayden no se había dado cuenta, pero desde que lo encerraron no paró de dar vueltas por toda la celda que compartía con un hombre gigantesco, un matón de nombre Gulask. Según había oído el joven gyojin, el sinvergüenza estaba allí por haber golpeado a varios marines.
Rayden pasó olimpicamente de las palabras del humano haciéndole una señal poco caballerosa con uno de sus dedos y siguió dando vueltas por la celda, haciéndole enfadar más y más. Con su límite puesto en la enorme vena que se le marcaba en el cuello, Gulask se levantó del suelo de la celda y se colocó delante del pequeño gyojin y levantó uno de sus enormes puños con intenciones poco amistosas. Para suerte de Rayden, Gulask no era muy consciente de su entorno y no se dió cuenta de que a espaldas del gyojin estaban los barrotes. En ese momento, el joven intentó frenar el ataque del grandullón dándole varias razones para ello.
-Rayden: Mirad mi buen ignorante señor, si me golpeáis ahora lo único que conseguiréis es haceros daño inútilmente...ya me dáis suficientemente pena con ese cerebro tan estropeado. Enserio, ¿cuántas veces te caíste de los brazos de tu madre? Porque si tenemos en cuenta lo idiota que eres yo diría que unas.....- A Rayden, al igual que muchas veces, no le dió tiempo a terminar la frase. Gulask estaba tan rojo de ira que lanzó su puño y este iba directo hacia la cara del insoportable joven gyojin. Rayden aprovechó que era más bajito y más rápido y se agachó a una velocidad espasmosa para el grandullón, lo que hizo que golpeara los barrotes de la celda y diera un enorme grito de dolor.- Vaya, vaya...así que los barrotes son de un material reforzado...kairoseki probablemente, aquí no se andan con chiquitas. Gracias por ayudarme a calcularlo, Gulask, ya puedes volver a sentarte tranquilo, no vaya a ser que ahora te dé por golpearte la cabeza.
La celda era estrecha pero larga, con la idea de retener a varios prisioneros dentro de ella, sin embargo a esa hora solo estaban unos pocos en ella y se pegaban a una de las esquinas con con miedo al grandullón y temiendo que el gyojin provocara tanto a Gulask como para que lo pagára también con ellos. Pero el matón estaba lleno de ira, buscaba con la mirada a Rayden para terminar con su vida, estaba harto de los insultos de un niñato tan débil como aquél, sobre todo siendo un asqueroso gyojin que se creía algo más que él. Gulask observó cómo éste se dirigía hacia la otra punta de la jaula y corrió en su busca para arrollarlo y luego en el suelo patearle la cara hasta la muerte.
" Vamos a ver querido Gulask...unos 160 kilos, velocidad media unos 45 kilómetros por hora, aceleración de 20 metros por segundo al cuadrado....a este paso con solo una zancadilla servirá.
Rayden calculó unos tres segundo y en ese momento se apartó corriendo y colocándo su pie derecho para que Gulask tropezara y cayera de bruces. Al ser tan pesado se golpeó de lleno en la cara con la otra punta de la celda y quedó inconsciente. En ese momento, Rayden se acercó a él y se sentó encima de su cuerpo tendido.
-Rayden: Gulask...ains...mira que te lo dije. Bueno como te iba contando antes, con esta calculo que tu estupidez se debe a que te has golpeado la cabeza al menos 16038 veces, yo que tú me preocuparía porque a este paso cuando digas de tener hijos los pobres sufrirán las consecuencias de un padre tan absolutamente idiota y retrasado y luego le preguntarán a su madre por qué y....blablabla.....blablabla.- Rayden se quedó sentado encima del matón durante un buen rato explicándole cosas a pesar de que este no estaba precisamente consciente, en un momento se cansó de estar sentado y se puso a dar vueltas al lado de Gulask a una velocidad que cuando los de la otra punta lo miraban, se quedaban mareados.
-Gulask: ¡¡¡AAAHHHGGG!!! ¡Maldito niñato! ¡Estáte ya quieto y deja de dar vueltas, me vas a marear!.- Rayden no se había dado cuenta, pero desde que lo encerraron no paró de dar vueltas por toda la celda que compartía con un hombre gigantesco, un matón de nombre Gulask. Según había oído el joven gyojin, el sinvergüenza estaba allí por haber golpeado a varios marines.
Rayden pasó olimpicamente de las palabras del humano haciéndole una señal poco caballerosa con uno de sus dedos y siguió dando vueltas por la celda, haciéndole enfadar más y más. Con su límite puesto en la enorme vena que se le marcaba en el cuello, Gulask se levantó del suelo de la celda y se colocó delante del pequeño gyojin y levantó uno de sus enormes puños con intenciones poco amistosas. Para suerte de Rayden, Gulask no era muy consciente de su entorno y no se dió cuenta de que a espaldas del gyojin estaban los barrotes. En ese momento, el joven intentó frenar el ataque del grandullón dándole varias razones para ello.
-Rayden: Mirad mi buen ignorante señor, si me golpeáis ahora lo único que conseguiréis es haceros daño inútilmente...ya me dáis suficientemente pena con ese cerebro tan estropeado. Enserio, ¿cuántas veces te caíste de los brazos de tu madre? Porque si tenemos en cuenta lo idiota que eres yo diría que unas.....- A Rayden, al igual que muchas veces, no le dió tiempo a terminar la frase. Gulask estaba tan rojo de ira que lanzó su puño y este iba directo hacia la cara del insoportable joven gyojin. Rayden aprovechó que era más bajito y más rápido y se agachó a una velocidad espasmosa para el grandullón, lo que hizo que golpeara los barrotes de la celda y diera un enorme grito de dolor.- Vaya, vaya...así que los barrotes son de un material reforzado...kairoseki probablemente, aquí no se andan con chiquitas. Gracias por ayudarme a calcularlo, Gulask, ya puedes volver a sentarte tranquilo, no vaya a ser que ahora te dé por golpearte la cabeza.
La celda era estrecha pero larga, con la idea de retener a varios prisioneros dentro de ella, sin embargo a esa hora solo estaban unos pocos en ella y se pegaban a una de las esquinas con con miedo al grandullón y temiendo que el gyojin provocara tanto a Gulask como para que lo pagára también con ellos. Pero el matón estaba lleno de ira, buscaba con la mirada a Rayden para terminar con su vida, estaba harto de los insultos de un niñato tan débil como aquél, sobre todo siendo un asqueroso gyojin que se creía algo más que él. Gulask observó cómo éste se dirigía hacia la otra punta de la jaula y corrió en su busca para arrollarlo y luego en el suelo patearle la cara hasta la muerte.
" Vamos a ver querido Gulask...unos 160 kilos, velocidad media unos 45 kilómetros por hora, aceleración de 20 metros por segundo al cuadrado....a este paso con solo una zancadilla servirá.
Rayden calculó unos tres segundo y en ese momento se apartó corriendo y colocándo su pie derecho para que Gulask tropezara y cayera de bruces. Al ser tan pesado se golpeó de lleno en la cara con la otra punta de la celda y quedó inconsciente. En ese momento, Rayden se acercó a él y se sentó encima de su cuerpo tendido.
-Rayden: Gulask...ains...mira que te lo dije. Bueno como te iba contando antes, con esta calculo que tu estupidez se debe a que te has golpeado la cabeza al menos 16038 veces, yo que tú me preocuparía porque a este paso cuando digas de tener hijos los pobres sufrirán las consecuencias de un padre tan absolutamente idiota y retrasado y luego le preguntarán a su madre por qué y....blablabla.....blablabla.- Rayden se quedó sentado encima del matón durante un buen rato explicándole cosas a pesar de que este no estaba precisamente consciente, en un momento se cansó de estar sentado y se puso a dar vueltas al lado de Gulask a una velocidad que cuando los de la otra punta lo miraban, se quedaban mareados.
Rayne Von Valliere
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Off: Bueno, ya me veo más libre y tengo la agenda más flexible para poder postear y todo eso. Tengo permiso de Cánabar para poder controlarle en mi post.
Ahí están, qué predecibles
Bajé un poco el vuelo cerrando las alas levemente para disminuir la velocidad y poder aterrizar contra la cubierta del barco sin que nadie se diese cuenta. Tras impactar contra la cubierta de forma liviana comencé a caminar levantando ligeramente los tobillos hacia la figura del gran tritón moreno. Le solté un pequeño coscorrón en la espalda con el brazo escamado para tener más fuerza en este, provocando que se desestabilizara sorprendido y comenzase a caer hacia el agua, pero poco después de separarse de la baranda mi pelo se volvió albino, mis ojos carmín y lo primero que hice fue agarrar al gran tritón de los hombros y colocarlo contra la cubierta, provocando que chirriara ligeramente y crujiera alguna que otra tabla por el peso de Cánabar.
-Nee, ¡hola! -dije con una sonrisa en mi cara- ¿has visto qué fuerte me he vuelto? -le pregunté.
Antes de que pudiera levantarse le solté un abrazo y froté mi mejilla contra la suya alegremente. Me levanté de encima suyo y le levanté con facilidad, tenía mucha más fuerza que antes y ya podía cargar con él sin demasiada dificultad. Bajé las manos levemente y un ligero viento hizo que ondeara mi falda y mi pelo, tras ese viento el pelo se volvió azabache otra vez y los ojos amatista. Controlaba bastante mejor la fruta y se veía; estas islas que había ido a mi bola me habían servido para aumentar mucho más mis características. Cerré el puño y salté encima del hombro de Cánabar, sentándome en éste y observando la cubierta del barco. El característico olor a "pescado" volvía a invadir mis fosas nasales y aunque no me agradase demasiado, ya me volvería a acostumbrar cuando pasase un par de horas.
-Nee, tengo la sensación de que hay como más gente por aquí, pero eso no importa ahora. ¿Dónde está Kaiser? Me gustaría saludarle a él también y de paso tumbarlo contra el suelo como a ti para demostrar mi magnífica -me pasé la mano por el pelo mientras guiñaba un ojo y dejaba una leve pausa- fuerza.
Y pude ver la isla que parecía ser la natal de los tritones; grandes burbujas se veían por todos lados y podía inspirar cierta profundidad; ¿en una isla tan bonita y tranquila nacían aquellas bestias, depredadoras, destinadas la mayoría a exterminar los humanos? Era irónico, pero eso no me importaba realmente, lo que hacía cada uno era parte de su problema y destino. Le di un beso a Cánabar en la frente y bajé lo más rápido que pude de su hombro, provocando que tal vez éste hubiera visto una ligera "teletransportación", cosa que estaba entrenando en secreto por ahora. Me caí contra el suelo por la velocidad extrema puesto que no estaba acostumbrada todavía a esta y me levanté con un ligero juego de muñeca que me hizo ponerme de pie muy rápidamente. Me acaricié levemente la parte de atrás de mi cabeza mostrando una ligera mueca de dolor y agité rápidamente hacia los lados provocando que me despeinara totalmente. Transformé mi mano en la garra de la forma híbrida y comencé a peinarme el pelo poco a poco mientras me dirigía hacia Kaiser, hasta que me choqué contra él en uno de los pasillos del barco.
-Nee Kaiser, ¡hola! -dije mientras le soltaba un abrazo y restregaba mi delantera contra la suya- ¿cuánto tiempo, eh? -le aclaré.
Mi pelo volvió a ponerse albino e intenté tumbarlo contra el suelo como hice con Cánabar, con más velocidad y fuerza que antes, puesto que lo tenía de cara. Quería ver sus reflejos, si habían aumentado este tiempo o si seguía igual que antes.[/i]
Ahí están, qué predecibles
Bajé un poco el vuelo cerrando las alas levemente para disminuir la velocidad y poder aterrizar contra la cubierta del barco sin que nadie se diese cuenta. Tras impactar contra la cubierta de forma liviana comencé a caminar levantando ligeramente los tobillos hacia la figura del gran tritón moreno. Le solté un pequeño coscorrón en la espalda con el brazo escamado para tener más fuerza en este, provocando que se desestabilizara sorprendido y comenzase a caer hacia el agua, pero poco después de separarse de la baranda mi pelo se volvió albino, mis ojos carmín y lo primero que hice fue agarrar al gran tritón de los hombros y colocarlo contra la cubierta, provocando que chirriara ligeramente y crujiera alguna que otra tabla por el peso de Cánabar.
-Nee, ¡hola! -dije con una sonrisa en mi cara- ¿has visto qué fuerte me he vuelto? -le pregunté.
Antes de que pudiera levantarse le solté un abrazo y froté mi mejilla contra la suya alegremente. Me levanté de encima suyo y le levanté con facilidad, tenía mucha más fuerza que antes y ya podía cargar con él sin demasiada dificultad. Bajé las manos levemente y un ligero viento hizo que ondeara mi falda y mi pelo, tras ese viento el pelo se volvió azabache otra vez y los ojos amatista. Controlaba bastante mejor la fruta y se veía; estas islas que había ido a mi bola me habían servido para aumentar mucho más mis características. Cerré el puño y salté encima del hombro de Cánabar, sentándome en éste y observando la cubierta del barco. El característico olor a "pescado" volvía a invadir mis fosas nasales y aunque no me agradase demasiado, ya me volvería a acostumbrar cuando pasase un par de horas.
-Nee, tengo la sensación de que hay como más gente por aquí, pero eso no importa ahora. ¿Dónde está Kaiser? Me gustaría saludarle a él también y de paso tumbarlo contra el suelo como a ti para demostrar mi magnífica -me pasé la mano por el pelo mientras guiñaba un ojo y dejaba una leve pausa- fuerza.
Y pude ver la isla que parecía ser la natal de los tritones; grandes burbujas se veían por todos lados y podía inspirar cierta profundidad; ¿en una isla tan bonita y tranquila nacían aquellas bestias, depredadoras, destinadas la mayoría a exterminar los humanos? Era irónico, pero eso no me importaba realmente, lo que hacía cada uno era parte de su problema y destino. Le di un beso a Cánabar en la frente y bajé lo más rápido que pude de su hombro, provocando que tal vez éste hubiera visto una ligera "teletransportación", cosa que estaba entrenando en secreto por ahora. Me caí contra el suelo por la velocidad extrema puesto que no estaba acostumbrada todavía a esta y me levanté con un ligero juego de muñeca que me hizo ponerme de pie muy rápidamente. Me acaricié levemente la parte de atrás de mi cabeza mostrando una ligera mueca de dolor y agité rápidamente hacia los lados provocando que me despeinara totalmente. Transformé mi mano en la garra de la forma híbrida y comencé a peinarme el pelo poco a poco mientras me dirigía hacia Kaiser, hasta que me choqué contra él en uno de los pasillos del barco.
-Nee Kaiser, ¡hola! -dije mientras le soltaba un abrazo y restregaba mi delantera contra la suya- ¿cuánto tiempo, eh? -le aclaré.
Mi pelo volvió a ponerse albino e intenté tumbarlo contra el suelo como hice con Cánabar, con más velocidad y fuerza que antes, puesto que lo tenía de cara. Quería ver sus reflejos, si habían aumentado este tiempo o si seguía igual que antes.[/i]
Kaiser
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El barco zarpó y los humanos que venían a recuperarlo se quedaron como pasmarotes con esa cara de idiota al ver que su transporte marítimo había sido robado y que no tendrían forma de surcar los mares, al menos por un tiempo. Empecé a reír a carcajadas mientras ellos me maldecían y juraban perseguirme hasta la muerte. Ilusos... Si conseguían hacerlo, las únicas vidas que pasarían a mejor vida, serían las suyas. Tras ver que el navío ya estaba en marcha, confié que Sawaki supiera llevarlo a buen puerto, ya que según dijo, tenía dotes de navegación. Le dije el rumbo y me fui hacia dentro para explorar nuestra nueva adquisición.
No era exageradamente grande, pero tampoco era pequeño. Era una carabela de buen tamaño, al menos lo suficiente por el momento. No necesitábamos más para llevar un pequeño ejército.
Pasaron varios días de travesía y a lo tonto, ya eramos siete. Kiseki, Cánabar, Kylar, Sawaki, y las últimas incorporaciones, Same D Shark y Shirokuma, el cual ya estaba dentro del barco cuando lo birlamos. Tenía suerte de no ser un humano, de lo contrario, hubiera sido pasto para los tiburones.
Poco después me informaron de que ya se podía ver Shabaody a lo lejos. Pronto estaríamos allí. No tenía planeado estar mucho tiempo, simplemente quería recubrir el barco con una burbuja para que pudiésemos sumergirlo hasta la isla Gyojin. Aunque era consciente de que allí habían casas de subastas y mucho tráfico de especies, así que no estaría mal echar una ojeada por si podíamos reclutar más miembros.
Salí de mi camarote. Realmente solo habían dos y una sala bastante grande donde pusimos las camas para que durmieran todos, a excepción de mí, por ser el capitán y Kiseki por ser una mujer y convencerme con sus dotes femeninos. Odiaba que hiciese eso, pero no podía resistirme. Y casualmente, por el pasillo me la encontré, bastante alegre. Me saludó y empezó a restregarme sus senos segundos después. Por ello y porque no me lo esperaba, no me percaté de su ataque. Me tumbó con más facilidad de lo normal. La miré confuso y a la vez impresionado. Su fuerza era increíble, estaba claro que no era una humana ordinaria ni mucho menos.
-Veo que en este corto período de tiempo has mejorado mucho. Me alegro de tenerte a mi lado y no como enemiga.- Dije con una sonrisa mientras me levantaba. Probablemente si hubiera sido otro el causante de mi caída, hubiéramos acabado a golpes, pero a ella no podría pegarle.
No era exageradamente grande, pero tampoco era pequeño. Era una carabela de buen tamaño, al menos lo suficiente por el momento. No necesitábamos más para llevar un pequeño ejército.
Pasaron varios días de travesía y a lo tonto, ya eramos siete. Kiseki, Cánabar, Kylar, Sawaki, y las últimas incorporaciones, Same D Shark y Shirokuma, el cual ya estaba dentro del barco cuando lo birlamos. Tenía suerte de no ser un humano, de lo contrario, hubiera sido pasto para los tiburones.
Poco después me informaron de que ya se podía ver Shabaody a lo lejos. Pronto estaríamos allí. No tenía planeado estar mucho tiempo, simplemente quería recubrir el barco con una burbuja para que pudiésemos sumergirlo hasta la isla Gyojin. Aunque era consciente de que allí habían casas de subastas y mucho tráfico de especies, así que no estaría mal echar una ojeada por si podíamos reclutar más miembros.
Salí de mi camarote. Realmente solo habían dos y una sala bastante grande donde pusimos las camas para que durmieran todos, a excepción de mí, por ser el capitán y Kiseki por ser una mujer y convencerme con sus dotes femeninos. Odiaba que hiciese eso, pero no podía resistirme. Y casualmente, por el pasillo me la encontré, bastante alegre. Me saludó y empezó a restregarme sus senos segundos después. Por ello y porque no me lo esperaba, no me percaté de su ataque. Me tumbó con más facilidad de lo normal. La miré confuso y a la vez impresionado. Su fuerza era increíble, estaba claro que no era una humana ordinaria ni mucho menos.
-Veo que en este corto período de tiempo has mejorado mucho. Me alegro de tenerte a mi lado y no como enemiga.- Dije con una sonrisa mientras me levantaba. Probablemente si hubiera sido otro el causante de mi caída, hubiéramos acabado a golpes, pero a ella no podría pegarle.
Cánabar
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- Para facilitar el rol a nuestros compañeros será mejor que pongamos en un spoiler o un off a quién va dirigido en especial el post. Así si alguien mantiene contacto con otro este lo sabrá y entenderá mejor el rol. En éste interactuo con Same.
La nave ya se acercaba a tierra. Ya se podía ver el puerto cada vez más grande. Era cuestión de minutos que llegaran. Cánabar sponía que Kiseki avisaría a Kaiser, por lo que no fue a buscarlo. La mujer había mejorado mucho ahora que el gyojin lo pensaba... su control de la fruta era mucho mayor que la última vez que se habían visto. Aunque él también había mejorado. Pero no suficiente. Debía entrenarse y mejorar, debía ser más fuerte ahora que pertenecía a una banda de piratas y el Gobierno Mundial estaría pronto detrás de ellos. Eso no le gustaba, aunque los que le perseguían hacía tiempo que no podían con él.
Bostezó y pensó una rutina de entrenamiento. Hacía, realmente, demasiado tiempo que no se entrenaba. Además tendría que entrenar a Sawaki. Según creía luchaba cuerpo a cuerpo con sus puños, por lo que no era su estilo. Aunque también sabía algo de artes marciales. Como gladiador debía saber un poco de todo, pues no siempre tenía un arma con la que defenderse. Además, se centraría en aumentar su fuerza y mejorar su estado físico. No sería difícil, solo tenía que aplicar las mismas técnicas que aquel lanista aplicaba con él. Pero primero explorarían la isla para recubrir el barco. Los viajes en la nave serían tiempo suficiente para que se entrenaran y no perdieran el tiempo en las islas.
Escuchó los pasos de alguien cercano, pero el ruido se detuvo pronto. Cánabar sabía que había alguien detrás de él y sabía que era Kiseki, aunque el sonido de las pisadas eran demasiado pesadas para que fuera la mujer dragón. Se giró y la sorpresa lo invadió unos segundos. Era otro gyojin, pero a este no recordaba haberlo visto nunca. Al parecer le conocía, pues dijo su nombre y habló sobre el arma de Cánabar. Dio un rápido vistazo y él también llevaba algo similar a la espalda. Era un gyojin tiburón y su pelo, puntiagudo, también era negro. ¿Algún tipo de broma? Eran muy parecidos. Aunque él no se presentó, cosa que le resultó curiosa al tiburón blanco. Lo menos que debes hacer al conocer a alguien es presentarse.
-Has acertado, yo soy Cánabar. Y sí, mi arma es excelente, aunque veo que no te quedas atrás. Tú también portas una espada enorme a la espalda. Algún día podríamos practicar juntos, compañero. Por cierto, te diría "encantado de conocerte", pero no me has dicho tu nombre- Dijo.
Tras hablar con el nuevo el barco llegó, finalmente, a puerto y Sawaki lo alineó con el muelle. Cánabar bajó de un salto y amarró la cuerda a un saliente para que el barco estuviera bien. Podrían dejar a alguien vigilando, aunque no creía que hiciera falta. Era un barco robado y podrían robar cualquier otro. Ninguno querría quedarse a esperar así que, por el momento, nadie sería el guardián de la nave. La isla era tan preciosa como el moreno imaginaba. Y la humedad del aire e pegaba a la piel del gyojin y lo reconfortaba. Era muy agradable para él sentir el agua en su cuerpo sin necesidad de meterse al mar. Además refrescaba el ambiente.
-Podría acostumbrarme a esta isla- Dijo con una sonrisa.
Miró hacia el barco e hizo una señal para que todos supieran que se adelantaría al resto y le hizo otra al nuevo gyojin por si quería acompañarlo. Quería ver como era la isla antes de ir a ningún sitio. Y Kaiser ya podría ocuparse solo del recubrimiento de la nave. Si es que sabía dónde buscar. Aunque eso no era el problema de Cánabar. Oteó el alrededor y en el puerto había naves de todo tipo con banderas de todas las formas y colores. La mayoría debían ser piratas, aunque algunas parecían pertenecer a mercaderes. Lo que no veía era ninguna perteneciente a la Marina. Quizás no había ningún marine en el lugar. Aunque le pareció extraño que esta isla no estuviera "protegida" o vigilada.
También cabía la posibilidad de que el Gobierno Mundial tuviera una sede en alguno de los manglares. Aún así seguía siendo demasiado extraño el que no hubiera barcos de la Marina en el lugar Quizás los habían necesitado en otro sitio o estaban escondidos. No le gustaba comerse la cabeza, pero lo hacía sin querer. Siempre era precavido en estos temas y le gustaba prepararse por si tenía que luchar. Vio una taberna que parecía estar bien, aunque no llevaba dinero encima y no creía que fuera una buena idea meterse en un bar nada más llegar a la isla. Primero debía informarse un poco de cómo estaban las cosas.
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Me hallaba en el interior del camarote donde dormiamos todos, aprovechaba que estaba vacio para recapacitar y recordar lo que habia sucedido en Jaya. Habia llegado y me habia metido en una pelea con otro gyojin contra los humanos y habia acabado siendo mienbro de su tripulacion, luego habia llegado otro gyojin y luego otro mas. Finalmente habiamos acabado siendo cuatro los gyojins que nos habiamos reunido en una misma isla. Y ahora formabamos parte de la misma banda. Mientras robabamos la nave me habia dado cuenta de que en la banda tambien habia una humana lo cual me parecio extraño, no tenia nada en contra de las hembras humanas, pero me resultaba extraño... Al poco tiempo de estar en el barco descubrimos que en este se hallaba un oso panda, el cual acabo formando parte de nuestra banda. Al poco tiempo se nos unio otro gyojin. No tarde en conocer los nombres de todos, pero a pesar de estar en la misma banda normalmente reuia a la mayoria de miembros cuando querian entablar algun tipo de conversacion, con Sawaki no me resultaba dificil, pues era bastante timido y la mayoria de veces no llegaba a acercarse siquiera, con los demas siempre daba alguna escusa como que tenia qe revisar el barco para que no tuviera desperfectos.
Finalmente eramos siete los que formabamos la banda y por lo que pude ver la mayoria eran ya bastante fuertes. A pesar de confiar en mis habilidades y ser fuerte estaba claro que no podia dejarme mucho, o de lo contrario acabaria siendo el mas debil del grupo. Asi pues me levante de mi cama y me puse a hacer algunas flexiones, tras hacer las suficiente como para que los brazos y piernas se me cansaran descanse un poco y comence a hacer abdominales. Combine oblicuos con los normales y cuando considere que ya podia dejarlo descanse un poco y me incopore para ponerme de pie. Cuando hube descansado lo suficiente comence a entrenarme dando puñetazos y patadas al aire. Era unna forma poco beneficiosa de entrenar, al menos yo siempre preferia tener algo a lo que golpear antes de no golpear nada. Recorde entonces que Kaiser, mi capitan, deseaba tener un gran barco, por lo que yo como carpintero de la banda debia de hacer un barco a la altura de las espectativas de mi capitan.
Seria algo que pensaria en otro momento. Fui al baño y me di una ducha para relajar los musculos. Tras darme aquel baño sali a la cubierta donde el sol me cego brevemente y me hizo que me llevara una mano sobre los ojos y achinara estos. Observe que estabamos llegando a la isla que habia indicado Kaiser.
Finalmente eramos siete los que formabamos la banda y por lo que pude ver la mayoria eran ya bastante fuertes. A pesar de confiar en mis habilidades y ser fuerte estaba claro que no podia dejarme mucho, o de lo contrario acabaria siendo el mas debil del grupo. Asi pues me levante de mi cama y me puse a hacer algunas flexiones, tras hacer las suficiente como para que los brazos y piernas se me cansaran descanse un poco y comence a hacer abdominales. Combine oblicuos con los normales y cuando considere que ya podia dejarlo descanse un poco y me incopore para ponerme de pie. Cuando hube descansado lo suficiente comence a entrenarme dando puñetazos y patadas al aire. Era unna forma poco beneficiosa de entrenar, al menos yo siempre preferia tener algo a lo que golpear antes de no golpear nada. Recorde entonces que Kaiser, mi capitan, deseaba tener un gran barco, por lo que yo como carpintero de la banda debia de hacer un barco a la altura de las espectativas de mi capitan.
Seria algo que pensaria en otro momento. Fui al baño y me di una ducha para relajar los musculos. Tras darme aquel baño sali a la cubierta donde el sol me cego brevemente y me hizo que me llevara una mano sobre los ojos y achinara estos. Observe que estabamos llegando a la isla que habia indicado Kaiser.
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No habia nadie en la cocina por lo que el pobre oso tubo que prepararse algo. Tubo que cortar unas zanahorias con sus propias garras pues no encontraba un cuchillo tras revolver todo cajon habido en el barco. Tras freir, nadie sabe porque, las zanahorias se sento en mesa y sirviendose un vaso de sake empezo a hablar solo.
-Dios que bueno. Aun tengo hambre, deberia hacerme algo mas para comer.
El panda se levanto y parecio fijarse en la ventana. A traves de ella vio como la gente, compañeros de viaje, desenbarcaban sin decirle nada.
-Pues tendre que llevarme algo para el camino.
Si habia algo que shiro odiara era que lo dejaran de lado por lo que se apresuro a recoger un par de cosas que poder llevarse a la boca que enrollo en un pañuelo de seda que anudo a su cayado. Tambien cogio una de las botellas de sake que guardo en su cintura por si a mitad camino se le secaba la garganta de tanto hablar.
-Dios que bueno. Aun tengo hambre, deberia hacerme algo mas para comer.
El panda se levanto y parecio fijarse en la ventana. A traves de ella vio como la gente, compañeros de viaje, desenbarcaban sin decirle nada.
-Pues tendre que llevarme algo para el camino.
Si habia algo que shiro odiara era que lo dejaran de lado por lo que se apresuro a recoger un par de cosas que poder llevarse a la boca que enrollo en un pañuelo de seda que anudo a su cayado. Tambien cogio una de las botellas de sake que guardo en su cintura por si a mitad camino se le secaba la garganta de tanto hablar.
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Sawaki se tuvo que encargar de poner el barco en el muelle, no fue una tarea muy pesada pero si era tediosa, aunque en su cabeza solo rondaba la mente de ir al gran Parque de este Archipiélago, el Shabondy Park. El parque de diversiones más grande en el Grand Line, era su sueño pero al ver que Cánabar ya se estaba yendo por la isla solo, como ya era una costumbre en aquel tiburón blanco, se desanimo puesto que con él se sentiría a salvo. Miro al cielo pensando en si debía ir al parque de ese modo y no estar acompañado. Estaba deprimido, con una cara larga, sus ojos demostraban tristeza, después de todo a él le gustaba ir en compañía de alguien por dos razones. Se divertía más y se sentía más seguro.
Sawaki: Al parecer seguirá siendo un sueño.-susurro con pena. Pero se animo rápidamente para explorar este Archipiélago, aunque claro, al ser demasiado grande y al ser un Gyojin, en cuanto este bajara de la “seguridad” del barco sería un imán para toda clase de enemigos, piratas, bandidos y secuestrados, que a fin de cuentas con un Gyojin como el peli rubio ganarían una fortuna al solo venderlo en cualquier casa de subasta, y más las el diez por ciento de la venta total en la subasta. O por lo menos eso era lo que recordaba de las palabras de su abuelo.
Empezó a vagar por la cubierta, tratando de pensar que hacer ya que no quería dar problemas por lo menos no si estaba solo, pero entonces logro ver no muy lejos la silueta imponente de Shark, el Gyojin tiburón toro que conoció en Loguetown no hace mucho tiempo atrás y donde en aquella isla ambos causaron ciertos destrozos al liberar su furia, pero eso era del pasado, se acerco cautelosamente hacia el peli azul tratando de no hacer mucho ruido para no llamar la atención.
Sawaki: ¡HOLA!-grito fuertemente una vez logro ganarse a la espalda de Shark tratando de asustarlo, aunque sabía que sería en vano y que quizás haría que este lo golpeara por aquella broma, pero ignoro todo y antes de que el tiburón toro se diera vuelta a ver quien había sido el pequeño idiota que trato de asustarlo, el peli rubio ya estaba delante con los brazos cruzados sobre la nuca, mostraba una pequeña sonrisa y miraba al peli azul. Se le había ocurrido una idea y lamentablemente para Shark, este estaba metido en aquel plan de Sawaki.
Sawaki: Oye…¿Quieres acompañarme por la isla? Que entre dos será mucho más divertido….¿Qué dices?-pregunto con aquella sonrisa que tenía desde hace tiempo, aunque cerró los ojos dándole a la cara un aspecto algo más tierno y de niño chico. Se quedo esperando la respuesta de Shark en completo silencio, mientras pasaba una pequeña brisa que revoloteo los pelos de este y del peli azul, esperaba con toda su fe en que este aceptara aquella invitación y así entre ellos hacer algo estúpido como lo que ocurrió en Loguetown, quien sabe quizás hasta les lograba divertir esta isla, aunque al parecer era imposible no divertirse en Shabondy con el mejor parque de diversiones del Grand Line en este.
Sawaki: Al parecer seguirá siendo un sueño.-susurro con pena. Pero se animo rápidamente para explorar este Archipiélago, aunque claro, al ser demasiado grande y al ser un Gyojin, en cuanto este bajara de la “seguridad” del barco sería un imán para toda clase de enemigos, piratas, bandidos y secuestrados, que a fin de cuentas con un Gyojin como el peli rubio ganarían una fortuna al solo venderlo en cualquier casa de subasta, y más las el diez por ciento de la venta total en la subasta. O por lo menos eso era lo que recordaba de las palabras de su abuelo.
Empezó a vagar por la cubierta, tratando de pensar que hacer ya que no quería dar problemas por lo menos no si estaba solo, pero entonces logro ver no muy lejos la silueta imponente de Shark, el Gyojin tiburón toro que conoció en Loguetown no hace mucho tiempo atrás y donde en aquella isla ambos causaron ciertos destrozos al liberar su furia, pero eso era del pasado, se acerco cautelosamente hacia el peli azul tratando de no hacer mucho ruido para no llamar la atención.
Sawaki: ¡HOLA!-grito fuertemente una vez logro ganarse a la espalda de Shark tratando de asustarlo, aunque sabía que sería en vano y que quizás haría que este lo golpeara por aquella broma, pero ignoro todo y antes de que el tiburón toro se diera vuelta a ver quien había sido el pequeño idiota que trato de asustarlo, el peli rubio ya estaba delante con los brazos cruzados sobre la nuca, mostraba una pequeña sonrisa y miraba al peli azul. Se le había ocurrido una idea y lamentablemente para Shark, este estaba metido en aquel plan de Sawaki.
Sawaki: Oye…¿Quieres acompañarme por la isla? Que entre dos será mucho más divertido….¿Qué dices?-pregunto con aquella sonrisa que tenía desde hace tiempo, aunque cerró los ojos dándole a la cara un aspecto algo más tierno y de niño chico. Se quedo esperando la respuesta de Shark en completo silencio, mientras pasaba una pequeña brisa que revoloteo los pelos de este y del peli azul, esperaba con toda su fe en que este aceptara aquella invitación y así entre ellos hacer algo estúpido como lo que ocurrió en Loguetown, quien sabe quizás hasta les lograba divertir esta isla, aunque al parecer era imposible no divertirse en Shabondy con el mejor parque de diversiones del Grand Line en este.
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Lo que había ocurrido allí había dejado sin palabras a Shark, Una chica había aparecido de la nada tirándose sobre el tiburón blanco y tras unos mimos se subió en su hombro para después marcharse. Todo había sido una especie de paranoia. La mente del tiburón toro estaba algo ``pillada`` tras lo que había pasado ya que no había entendido nada. Pero tras aquello aquel Gyojin que afirmó ser Cánabar y también elogió el arma del tiburón toro. Hasta le dijo que algún día podían practicar juntos, a lo que este asintió con aquella sonrisa bromista y sádica que siempre le acompañaba. Tras eso se dio cuenta por las palabras de Cánabar que no se había presentado, siempre olvidaba ese tipo de cosas y no había caído en ello.
- Oh. Cierto, soy Same D. Shark. Pero llámame solo Shark.
Tras aquello observó cómo se adentraba en la isla tranquilamente y hacia un gesto para que los demás lo supieran. Incluso le hizo uno a él por si quería acompañarle. Este asintió y se preparó para ir con el tiburón blanco cuando de repente sintió un grito tras su espalda. Un pequeño susto si se había llevado, pero el cuerpo del Gyojin no se había inmutado pese a haberlo hecho interiormente. Antes de que se girara ya tenía en frente al culpable de aquel susto. Su compañero Sawaki, este lo observaba tranquilo cuando escuchó lo de que fueran juntos a la isla. En ese momento su mirada fue a observar a la de Cánabar y le hizo una señal con el dedo indicándole que en otra ocasión pues al Gyojin rubio se le veía entusiasmado. Tras aquello observó al rubio.
Lo había conocido en la ciudad del alfa y el omega y se habían despachado bien a gusto con la gente y algunos marines de aquel lugar. Shark aún recordaba cómo había entrado en la taberna donde el chico estaba bebiendo saque y arrasó con las personas que había presentes de forma cruel y rápida. Incluso lo bien que lo habían pasado entre los dos usando todo su potencial en el combate eliminando a todo el que se les metiera delante. Ahora pensaba en darle una colleja por el susto, pero si lo hacía seria una muestra de que lo había asustado y este no quería dar esa impresión. Lo que hizo fue soltar una pequeña carcajada sádica y de repente cerrar los ojos.
- Por mi perfecto compañero. Divirtámonos un poco a nuestro modo. Ya me ocupare de hacer mejor amistad con Cánabar. Ese tiburón blanco me ha caído bastante bien y me gustaría conocerle mejor.
Tras esas palabras abrió los ojos y tranquilamente se dirigió a la borda caminando por la que después saltó al agua hundiéndose en esta y tras unos segundos saliendo por la playa tranquilamente. Le gustaba refrescarse antes de entrar a una isla. Miró a la borda del barco y le hizo una señal al rubio para que bajase. Estaba a unos diez metros de la posición de Cánabar por lo que aprovechó para mirarle y decirle levantando la voz.
- Nos veremos luego compañero. Voy a acompañar a Sawaki por la isla, estaré encantado de realizar actos contigo cuanto antes colega.
- Oh. Cierto, soy Same D. Shark. Pero llámame solo Shark.
Tras aquello observó cómo se adentraba en la isla tranquilamente y hacia un gesto para que los demás lo supieran. Incluso le hizo uno a él por si quería acompañarle. Este asintió y se preparó para ir con el tiburón blanco cuando de repente sintió un grito tras su espalda. Un pequeño susto si se había llevado, pero el cuerpo del Gyojin no se había inmutado pese a haberlo hecho interiormente. Antes de que se girara ya tenía en frente al culpable de aquel susto. Su compañero Sawaki, este lo observaba tranquilo cuando escuchó lo de que fueran juntos a la isla. En ese momento su mirada fue a observar a la de Cánabar y le hizo una señal con el dedo indicándole que en otra ocasión pues al Gyojin rubio se le veía entusiasmado. Tras aquello observó al rubio.
Lo había conocido en la ciudad del alfa y el omega y se habían despachado bien a gusto con la gente y algunos marines de aquel lugar. Shark aún recordaba cómo había entrado en la taberna donde el chico estaba bebiendo saque y arrasó con las personas que había presentes de forma cruel y rápida. Incluso lo bien que lo habían pasado entre los dos usando todo su potencial en el combate eliminando a todo el que se les metiera delante. Ahora pensaba en darle una colleja por el susto, pero si lo hacía seria una muestra de que lo había asustado y este no quería dar esa impresión. Lo que hizo fue soltar una pequeña carcajada sádica y de repente cerrar los ojos.
- Por mi perfecto compañero. Divirtámonos un poco a nuestro modo. Ya me ocupare de hacer mejor amistad con Cánabar. Ese tiburón blanco me ha caído bastante bien y me gustaría conocerle mejor.
Tras esas palabras abrió los ojos y tranquilamente se dirigió a la borda caminando por la que después saltó al agua hundiéndose en esta y tras unos segundos saliendo por la playa tranquilamente. Le gustaba refrescarse antes de entrar a una isla. Miró a la borda del barco y le hizo una señal al rubio para que bajase. Estaba a unos diez metros de la posición de Cánabar por lo que aprovechó para mirarle y decirle levantando la voz.
- Nos veremos luego compañero. Voy a acompañar a Sawaki por la isla, estaré encantado de realizar actos contigo cuanto antes colega.
Rayden
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Rayden empezaba a aburrirse cada vez más. Gulask había quedado totalmente inconsciente y ahora no tenía a nadie con quien hablar sobre sus experimentos. Estaba deseando de que empezara la supuesta subasta, si es que había una. Por el estado del lugar, la escasa iluminación, el profundo olor a tabaco y alcohol y la gran presencia de la suciedad en todo el suelo y las paredes, Rayden enseguida se fijó en que no se encontraba en la gran casa de subastas de Shabondy.
"Mierda...este sitio tiene que ser una taberna y la subasta debe ser clandestina. ¡Maldita sea no quiero que me vendan a un puñetero viejo! Jodios viejos, lentos de mier..." En ese momento, uno de los hombres que estaban al fondo opuesto de la jaula al de Rayden se acercó, su andar era lento y pausado y le pareció una eternidad al frenético gyojin. Tardó tanto tiempo en tratar de llegar a Rayden, que el muchacho en una décima de segundo se puso a su lado deseando de saber qué era lo que intentaba.
-Hombre raro: ¡Oh, que susto me has dado joven! Sí que eres rápido....- El hombre se erguió y Rayden vió con desprecio que se trataba de una persona mayor.
-Rayden: Grrrrr...¡MALDITO VIEJO LENTORRO! ¡NO ME HAGAS PERDER EL TIEMPO!.- Rayden le propinó una patada al humano con potencia suficiente para volverlo a mandar de donde había venido. Estaba furioso, encerrado y encima rodeado de gente lenta, vieja y estúpida. Rayden se puso delante del resto de los humanos a velocidad de vértigo y empezó a hablar a tal velocidad que no se entendía lo que decía, solo se frenó brevemente en sus palabras del final.- ¡A ver panda de tardones asquerosos! ¡Estoy muy aburrido! ¡Así que ya me estáis diciendo qué potencia tiene la explosión que causa cada uno de los elementos alcalinos al reaccionar con agua si no queréis acabar peor que el viejo! ¡VENGA!
Todos se agruparon en una masa apretada de personas. No eran más que gente simple sobre todo viejos, mujeres y niños. Rayden gritaba de furia y no paraba de moverse de un lado a otro casi frenético. En ese momento entraron varios hombres fuertes y grandes que empezaron a mirar fijamente a todos los presentes, incluídos a los dos humanos inconscientes, los cuales según su mirada y el nerviosismo de un par de ellos creyeron que estaban muertos.
-Matón: ¡Tíos os dije que había que ponerlo aparte! ¡Es un monstruo y los ha matado!
-Matón 2: ¡Inútil! ¿No ves que el viejo aún respira? Bah, llevaos de aqui a todos estos, empezaremos la subasta en breves y no quiero alborotos y que lleguen marines despistados. Dejad al maldito pez para el final, lo tengo reservado como guinda del pastel de hoy. Hemos tenido de atraparle antes que los blanquitos y ha sido un gran desafío, pero con lo que pillemos por él podremos irnos a buscar chicas guapas...jejejeje...
-Rayden: Tú lo único que pillarás serán hostias con lo feo que eres. ¿Te gusta pegarte en la cara con un martillo en tu tiempo libre? Y encima hueles peor que el metano y el amoniáco juntos, ¿sabes que existe otro líquido además del alcohol? Es transparente y sirve para lavarse y se llama A-G-U-A y si encima le añades un poco de jabón lo partes..ejem, ejem...carapuerco...ejem.- Rayden sonrió al tiempo que el supuesto matón se ponía rojo de ira y lanzó sus brazos a través de los barrotes para atrapar al gyojin sin apenas éxito y encima agarrado por sus compañeros.
-Matón 3: Déjalo tío, solo te está poniendo nervioso para que abras la puerta. Déjalo que se pudra aquí un rato más mientras vendemos a los otros, luego lo vendemos a cualquier ricachón que aparezca y te olvidarás de él para siempre.
"Mierda...este sitio tiene que ser una taberna y la subasta debe ser clandestina. ¡Maldita sea no quiero que me vendan a un puñetero viejo! Jodios viejos, lentos de mier..." En ese momento, uno de los hombres que estaban al fondo opuesto de la jaula al de Rayden se acercó, su andar era lento y pausado y le pareció una eternidad al frenético gyojin. Tardó tanto tiempo en tratar de llegar a Rayden, que el muchacho en una décima de segundo se puso a su lado deseando de saber qué era lo que intentaba.
-Hombre raro: ¡Oh, que susto me has dado joven! Sí que eres rápido....- El hombre se erguió y Rayden vió con desprecio que se trataba de una persona mayor.
-Rayden: Grrrrr...¡MALDITO VIEJO LENTORRO! ¡NO ME HAGAS PERDER EL TIEMPO!.- Rayden le propinó una patada al humano con potencia suficiente para volverlo a mandar de donde había venido. Estaba furioso, encerrado y encima rodeado de gente lenta, vieja y estúpida. Rayden se puso delante del resto de los humanos a velocidad de vértigo y empezó a hablar a tal velocidad que no se entendía lo que decía, solo se frenó brevemente en sus palabras del final.- ¡A ver panda de tardones asquerosos! ¡Estoy muy aburrido! ¡Así que ya me estáis diciendo qué potencia tiene la explosión que causa cada uno de los elementos alcalinos al reaccionar con agua si no queréis acabar peor que el viejo! ¡VENGA!
Todos se agruparon en una masa apretada de personas. No eran más que gente simple sobre todo viejos, mujeres y niños. Rayden gritaba de furia y no paraba de moverse de un lado a otro casi frenético. En ese momento entraron varios hombres fuertes y grandes que empezaron a mirar fijamente a todos los presentes, incluídos a los dos humanos inconscientes, los cuales según su mirada y el nerviosismo de un par de ellos creyeron que estaban muertos.
-Matón: ¡Tíos os dije que había que ponerlo aparte! ¡Es un monstruo y los ha matado!
-Matón 2: ¡Inútil! ¿No ves que el viejo aún respira? Bah, llevaos de aqui a todos estos, empezaremos la subasta en breves y no quiero alborotos y que lleguen marines despistados. Dejad al maldito pez para el final, lo tengo reservado como guinda del pastel de hoy. Hemos tenido de atraparle antes que los blanquitos y ha sido un gran desafío, pero con lo que pillemos por él podremos irnos a buscar chicas guapas...jejejeje...
-Rayden: Tú lo único que pillarás serán hostias con lo feo que eres. ¿Te gusta pegarte en la cara con un martillo en tu tiempo libre? Y encima hueles peor que el metano y el amoniáco juntos, ¿sabes que existe otro líquido además del alcohol? Es transparente y sirve para lavarse y se llama A-G-U-A y si encima le añades un poco de jabón lo partes..ejem, ejem...carapuerco...ejem.- Rayden sonrió al tiempo que el supuesto matón se ponía rojo de ira y lanzó sus brazos a través de los barrotes para atrapar al gyojin sin apenas éxito y encima agarrado por sus compañeros.
-Matón 3: Déjalo tío, solo te está poniendo nervioso para que abras la puerta. Déjalo que se pudra aquí un rato más mientras vendemos a los otros, luego lo vendemos a cualquier ricachón que aparezca y te olvidarás de él para siempre.
Rayne Von Valliere
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Tras levantarse el albino le agarré de la mano y lo arrastré utilizando la forma híbrida para potenciar mi fuerza y que no pudiese detenerme. Tras llegar a la cubierta tras un "tadá~" apuntando hacia el muelle, le solté unas palmaditas a la mitad de su espalda por que no es que llegase mucho más alto y saqué las alas para salir volando por el pueblo para ver cómo era de grande y qué podía estafar. Pero antes de continuar volando sola, me destransformé en el aire y caí contra el techo de una casa, rompiéndolo y estampándome contra el suelo de forma brusca. Comencé a rodar gritando por el dolor de la caída y me incorporé con dificultad agarrándome a una tubería que colgaba por dentro de la casa. ¿Qué me había pasado? No importaba demasiado pensarlo en ese momento, el impacto ya me lo había pegado. Anduve con algo de dificultad hacia una silla y me senté para descansar unos momentos. Mi regeneración gracias a la esmeralda y la forma híbrida era bastante más alta que la de un humano normal, así que no habría tanto problema por esperar un rato.
Tras pasar el rato, pude ver cómo entraban varias personas a la casa que parecía abandonada, así que rápidamente me escondí en uno de los armarios para observar y cotillear quienes eran y poder así informarme sobre la isla. Todos eran gyojin, un poco más bajos que los de Atesaki, pero aún así tenían aspecto más amenazante; por sus cuerpos mostraban infinidades de cicatrices, y en sus manos acechaban varios maletines que parecían tener cierto peso, puesto que sus brazos tenían los músculos tensos. Pegué bien el oído contra la pared y comencé a escuchar las conversaciones de esos hombres, hasta que el armario cedió y caí contra el suelo, rodando en medio de la sala, y quedándome debajo de la mesa en la cual estaban sentados todos.
Tenía que actuar, deprisa. Me quedaban unos segundos de vida si no reaccionaba bien, o eso se pasaba por mi mente en esos momentos.
Tras pasar el rato, pude ver cómo entraban varias personas a la casa que parecía abandonada, así que rápidamente me escondí en uno de los armarios para observar y cotillear quienes eran y poder así informarme sobre la isla. Todos eran gyojin, un poco más bajos que los de Atesaki, pero aún así tenían aspecto más amenazante; por sus cuerpos mostraban infinidades de cicatrices, y en sus manos acechaban varios maletines que parecían tener cierto peso, puesto que sus brazos tenían los músculos tensos. Pegué bien el oído contra la pared y comencé a escuchar las conversaciones de esos hombres, hasta que el armario cedió y caí contra el suelo, rodando en medio de la sala, y quedándome debajo de la mesa en la cual estaban sentados todos.
Tenía que actuar, deprisa. Me quedaban unos segundos de vida si no reaccionaba bien, o eso se pasaba por mi mente en esos momentos.
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Salimos a cubierta y Kiseki se fue volando por su cuenta, y al parecer, todos se habían marchado. Esto era la pega de ser capitán, estos hijos de puta se iban a hacer lo que les daba la gana y yo me tenía que partir el espinazo para buscar al idiota que recubría los barcos con aquellas burbujas transparentes que permitían a los barcos llegar a nuestra isla natal. Salí del barco a paso tranquilo. No era la primera vez que estaba en aquel lugar, pero si era la primera vez que necesitaba un coating para una carabela. Empezó a caminar, memorizando el número del manglar donde habían amarrado el barco y se fue directo a las partes más marginales, donde tenía entendido, por rumores, que allí había de todo, y probablemente, habría alguien que pudiese hacer el trabajo que buscaba.
Como era de esperar, cada persona que se cruzaba, era igual a obtener una mirada mortal sobre él. Todos le miraban con desprecio, otros con miedo y algunos incluso parecían tener el símbolo de los berries en vez de pupilas. Caminé sin importarme mucho las miradas penetrantes de aquella gente, que de no ser porque no tenía ninguna intención de entretenerme, los mataría a todos. -Veamos, a ver donde cojones encuentro a un idiota que me recubra el barco...- Pensaba yo, mientras miraba hacia todos lados.
Y al final tuvo que pasar. Se acercaron cuatro matones, uno de ellos parecía tener un cartel de se busca en la mano, pero no conseguí ver quien era, mas si venían a por mí, probablemente era sobre mí, aunque siempre se podía sacar dinero con un gyojin, por lo que quizás no tenía nada que ver. O eso pensaba, hasta que dijeron mi nombre.
-Vaya, vaya, pero mira que tenemos aquí. Ni más ni menos que al gyojin orca, Kaiser...- Dijo uno de ellos, de pelo rubio corto y con la parte derecha rapada. Tenía los ojos grandes y negros y vestía con ropas andrajosas y tapado, al igual que los otros tres, con una capa marron que prácticamente los cubrían al completo. Este sacó una daga y amenazándome con ella, situándola en mi vientre, volvió a hablar. -Creo que vamos asacar un buen pellizco si te entregamos. ¡Hoy estamos de suerte, chicos!- Exclamó el mismo tipo, antes de que todos empezaran a reír.
No dije nada, me estaba riendo por dentro. eran unos insolentes, y la única recompensa que iban a cobrar, era su propia muerte. Agarré con velocidad el brazo con el que portaba el arma, y haciendo presión en su muñeca, conseguí que la soltase, para poco después, partirle el brazo retorciéndoselo con velocidad y una fuerza bruta impresionante. Lo que pasó después, fue quizás lo más obvio. Sus cadáveres acabaron esparcidos por el suelo, derramando sangre y pude observar mi cartel de se busca, riéndome poco después.
-¡¡¡Kyahahahahaha!!! ¡¡¡Kyahahahahaha!!!- Reía yo a carcajadas. Seguidamente volví a retomar el camino para seguir buscando.
Como era de esperar, cada persona que se cruzaba, era igual a obtener una mirada mortal sobre él. Todos le miraban con desprecio, otros con miedo y algunos incluso parecían tener el símbolo de los berries en vez de pupilas. Caminé sin importarme mucho las miradas penetrantes de aquella gente, que de no ser porque no tenía ninguna intención de entretenerme, los mataría a todos. -Veamos, a ver donde cojones encuentro a un idiota que me recubra el barco...- Pensaba yo, mientras miraba hacia todos lados.
Y al final tuvo que pasar. Se acercaron cuatro matones, uno de ellos parecía tener un cartel de se busca en la mano, pero no conseguí ver quien era, mas si venían a por mí, probablemente era sobre mí, aunque siempre se podía sacar dinero con un gyojin, por lo que quizás no tenía nada que ver. O eso pensaba, hasta que dijeron mi nombre.
-Vaya, vaya, pero mira que tenemos aquí. Ni más ni menos que al gyojin orca, Kaiser...- Dijo uno de ellos, de pelo rubio corto y con la parte derecha rapada. Tenía los ojos grandes y negros y vestía con ropas andrajosas y tapado, al igual que los otros tres, con una capa marron que prácticamente los cubrían al completo. Este sacó una daga y amenazándome con ella, situándola en mi vientre, volvió a hablar. -Creo que vamos asacar un buen pellizco si te entregamos. ¡Hoy estamos de suerte, chicos!- Exclamó el mismo tipo, antes de que todos empezaran a reír.
No dije nada, me estaba riendo por dentro. eran unos insolentes, y la única recompensa que iban a cobrar, era su propia muerte. Agarré con velocidad el brazo con el que portaba el arma, y haciendo presión en su muñeca, conseguí que la soltase, para poco después, partirle el brazo retorciéndoselo con velocidad y una fuerza bruta impresionante. Lo que pasó después, fue quizás lo más obvio. Sus cadáveres acabaron esparcidos por el suelo, derramando sangre y pude observar mi cartel de se busca, riéndome poco después.
-¡¡¡Kyahahahahaha!!! ¡¡¡Kyahahahahaha!!!- Reía yo a carcajadas. Seguidamente volví a retomar el camino para seguir buscando.
- Wanted:
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- Off:
- No interactúo con nadie, pero cualquiera puede seguir en mi personaje que se introducirá en una taberna cercana.
Shark dijo que iría con Sawaki. Eso reconfortaba a Cánabar, no quería que el joven gyojin fuera solo por una isla desconocía. Pensó en lo que podría hacer para pasar el rato. Lo mejor para informarse era ir a alguna taberna, aunque también era lo más problemático. Aunque, si tenía cuidado, no tenía por qué meterse en ningún problema. Solo tendría que vigilar sus palabra y no mantener contacto visual con nadie. No le molestaba tener alguna que otra pelea, pero en este lugar podría haber marines y una pelea los atraería hacia mí. Busqué una taberna que estuviera poco frecuentada. La que parecía menos escandalosa es la que escogió. Desde fuera parecía un lugar perfecto para informarme.
Empujó la puerta con decisión y entró. A diferencia de lo que había creído, el lugar estaba abarrotado, pero la gente hablaba en voz baja y procuraba no hacer mucho ruido. En todas las tabernas que había visitado Cánabar siempre escuchaba gritos, risas, músicas, etc... sonidos característicos que demostraban la cantidad de gente y las ganas de divertirse que tenían. Pero este lugar no era así. En cuanto se abrió la puerta y el gyoin entró todos los presentes se giraron hacia él y quedaron en silencio. Eso lo puso muy nervioso, quizás había entrado en el lugar erróneo. Quería evitar problemas y podía ser que los hubiera encontrado sin hacer nada. Maldita sea su suerte, siempre ocurría lo mismo.
-Venga, gente, no pasa nada. Los gyojin no son solo esclavos, algunos hasta tienen dinero. Él también tiene derecho a compara- Dijo un hombre gordo.
Cánabar se dirigió hacia la puerta trasera. Suponía que venderían a los esclavos en el patio de atrás. Era el lugar idóneo para ello. Al llegar había dos hombres muy robustos que le impedían el paso. Una hoja de acero en el vientre acabó con uno de ellos. El otro se ahogó en su propia sangre cuando el gyojin le rompió la nuez del cuello con al mano. Apartó los cadáveres y abrió la puerta de una patada. Efectivamente, era el lugar de las subastas. Había muchas jaulas repletas de gente de todas razas y unos cuantos hombres custodiándolas. No quería problemas y los había causado el mismo. Pero no iba a permitir que se vendieran esclavos si él podía impedirlo. Si tenía que luchar iba a luchar.
Aunque era posible que no saliera bien. Había bastantes guardias y él estaba solo. En estos momentos es cuando le habría gustado que sus compañeros estuvieran ahí. Pero no podía contar con ellos ahora, estaba solo. Apretó con fuerza el mango de su espada y se preparó para el combate. No sería agradable, no sería fácil, no sería limpio, sería como siempre. El gladiador volvía a sentirse como en la arena luchando por su libertad. Pero ahora luchaba por la libertad de otros. La libertad de gente que no le importaba y que no conocía. ¿Pero eso importaba? Lo único que sabía ea que no permitiría la esclavitud fueran quienes fueran los esclavos. La libertad es el bien más preciado y no se debe arrebatar.
-Empieza el juego. ¡Atacad, cobardes!- Dijo.
Shirokuma
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Abrio la puerta de la cocina y salio hacia fuera atosigado por no ver a nadie en cubierta. Se habian marchado sin él, le parecio. Bajo del barco y empezo a investigar un poco aquella isla tan extraña. El aspecto de la isla le resultaba familiar para Shiro. Estaba bastante seguro que no habia estado jamas alli pero aun y asi lo habia visto en algun lugar. Acercandose, a lo que parecia gente, se levanto sobre sus dos patas para disimular un poco su apariencia. Claramente su aspecto no pasaba desapercibido entre la poca gente de los alrededores. Su apariencia de oso no pasaria desapercibido salvo que hubiera mucha gente o estubieran muy borrachos. Por lo que el panda fue en busca de un bar donde pasar las horas hasta la marcha. Tampoco tenia demasiado dinero por lo que deberia buscar un lugar donde la bebida fuera barata.Camino sin rumbo, absorto en sus pensamientos, por lo que paso varias tabernas sin percatarse. Tanto caminar le dio algo de sed y, sobretodo, lo agoto. Penso en echarse una siesta pero sopeso la posibilidad de que lo atacaran mientras dormia placidamente, y no le apetecia verse metido en embrollos nada mas llegar. Vio a lo lejos lo que parecia un parque de atracciones asi que camino rapidamente hacia alli. Se planto de pie delante y empezo a comerse la comida y bebida que habia guardado pues no le dejarian entrar con ella dentro. Cuando acabo, se levanto y se dirigio hacia la entrada. El tipo que vendia las entradas abrio los ojos como platos, parecia asustado por la presencia del panda. Shiro viendo la escena, decidio hablar primero:
-Solo quiero una entrada. No quiero problemas.-dijo mientras extendia la mano con el poco dinero que le quedaba.
-Solo quiero una entrada. No quiero problemas.-dijo mientras extendia la mano con el poco dinero que le quedaba.
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- OFF:
- Para Cánabar y Shark
Sawaki sonrió de una manera amplia al ver como es que Shark le afirmaba que iría con él, así que de un salto llego a la tierra de la isla. Era una isla un tanto compleja y al parecer cada árbol grande tenía un número grabado, así que lo memorizo con rapidez ya que seguramente esa sería la única opción de llegar al barco sin perderse. Logro ver como es que Cánabar se iba a lo lejos, pensó en seguirlo un tiempo para ver si este iba a algún lugar interesante pero entonces recordó que aún no sabía nada de esta isla, así que miro al tiburón toro que bajo antes que él y se puso por delante de él, aunque por su gran tamaño no era algo muy impresionante es más a lo lejos se vería la figura de Shark antes que la del joven navegante.
Sawaki: Debemos ir con cuidado. Según tengo entendido nosotros somos vendidos como esclavos a precios realmente elevados…solo ten cuidado. Primero recojamos algo de información para luego ver que hacer. Y el mejor lugar, es una taberna.-dijo con un tono algo serio pero sin darle mucha importancia, ambos juntos eran imparables como demostraron en Loguetown y en donde también se logró ver como es que las habilidades de ambos juntos eran esplendidas. Así que empezó a caminar a paso lento con las manos en la cabeza y con algo de despreocupación, quizás pelear contra algunos humanos sería lo segundo más divertido que podría hacer luego de ir al Shabondy Park.
Sawaki miraba por todos lados para encontrar una taberna de apariencia de mala muerte pues era en esa clase de lugares donde era más sencillo recuperar información de la isla y hacerse una idea general a lo que pasaba en este sitio y quizás estaba en esta isla la clave para saber porque la tan dichosa discriminación a los Gyojins que no lamentablemente no sabían nada de aquello. Y entonces no tan lejos logro ver la taberna perfecta, apunto con el dedo para que Shark le siguiera, al llegar logro escuchar como es que desde dentro venía un gran alboroto, al parecer alguien estaba causando problemas, así que sin saber por qué entre risas hizo pedazos la puerta de entrada con una patada. Entro con las manos en los bolsillos y logro ver que la gente estaba algo impresionada, sonrió de manera infantil. Se le acercó un humano tratando de darle un puñetazo pero el peli rubio lo esquivo con suprema facilidad y le propino una patada en su mejilla derecha mandándolo a volar contra una pared. A lo lejos pudo ver una puerta que al parecer daba a un patio trasero, no sabía que era así que siguiendo su camino mientras varios humanos “valientes” se le cruzaban en el camino tratando de derrotarlo lo molestaban, así que los derrotaba a cada uno. Llego a la puerta trasera y la hizo pedazos de la misma forma, y entonces abriendo los ojos de par en par logro ver que estaba Cánabar, se relajó y se puso a su derecha.
Sawaki: Que encuentres siempre la forma de meterte en problemas. Pero ya entiendo la situación y venimos a ayudar.-dijo entre risas mientras que veía como es que entre unas jaulas habían esclavos que seguramente serían vendidos en alguna clase de subasta, era la peor pesadilla para todos aquellos seres que deseaban la libertad, se quedó de pie con una pequeña sonrisa mientras esperaba que Shark llegara luego para apuntarse a la fiesta que estaba a punto de empezar.
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Finalmente el barco llegó a la isla. Algunos de mis compañeros no perdieron ni un segundo y se bajaron nada más llegar. Yo decidí bajar también, por lo que memoricé el manglar en el que estaba anclado el barco y me marché a dar una vuelta entre los manglares. De pronto caí en la cuenta de que si queríamos mantener el barco apunto necesitaríamos algo de madera, por lo que tendría que ir a cualquier tienda y comprarle la madera a uno de esos sucios humanos. Me mantuve en pie y me cruce de brazos mientras pensaba en que debía hacer. Necesitaríamos esa madera, pero no tenía dinero por lo que tendría que robarla. Ví entonces un montón de flores, rojas con pistilos amarillos, me parecieron curiosas puesto que tenían el color de la sangre en sus pétalos.
Escuché entonces a alguien reírse tras de mí, por lo que me gire para observar quién era. Resultaron ser un grupo de humanos dos de ellos con porras, otro con una espada y otro con cuerdas alrededor de su torso entre el cuello y el hombro izquierdo y el dorsal y brazo derechos. Los hombres reían de forma maliciosa, y entonces el de la espada empezó a hablar.- Parece que nos ha tocado el gordo muchachos. Nos darán una buena pasta por él.- Todos se rieron, yo observaba sus cuerpos, no llevaban ningún tipo de armadura o malla que les sirviera de defensa, por lo que mis golpes les causarían bastante daño. El de la espada incitó a sus compañeros a que fuesen a por mí, por lo que los de las porras se colocaron a mis lados mientras que el de las cuerdas y el de la espada se mantuvieron frente a mí. El de la derecha se lanzó a por mí intentando golpearme con su porra con un golpe oblicuo de arriba hacia abajo, por lo que lo esquivé echándome hacia atrás lo suficiente como para que no me golpeara, acto seguido impacté mi rodilla izquierda contra su estómago, esto hizo que aquel humano cayera al suelo, el siguiente fue el de la espada, que se lanzó enfurecido por lo que acababa de hacerle a su compañero. Hice una finta para esquivar el ataque del tipo de la espada para acto seguido darle una patada en la espalda que lo tiró al suelo.
Ví que el otro tipo de la porra se lanzaba a por mí y trataba de descargar la porra con todas sus fuerzas sobre mí, por lo que la bloquearía con los antebrazos, los cuales había endurecido en mi entrenamiento en la isla de los gyojins antes de ascender a la superficie, pero en ese momento el de las cuerdas entró en acción y lanzó un lazo que me atrapó un brazo y tiró de este, me desequilibré y el golpe del de la porra golpeó el suelo. Sin quererlo el de las cuerdas había hecho que su compañero no me golpeara. Agarré la cuerda con la mano que tenía libre y logré soltar la otra, con la cuerda aún agarrada tiré de ella mientras caminaba hacia atrás, el tipo que las tenía enrolladas no paraba de acercarse, su compañero de la porra fue a por mi de nuevo con la misma estrategia que había usado anteriormente, pero esta vez fuí yo también hacia él y antes de que pudiera reaccionar le golpeé con una patada en el pecho que lo hizo caer de espaldas. Al parecer estos humanos querían ponérmelo difícil, aunque en realidad estaba jugando con ellos.
Escuché entonces a alguien reírse tras de mí, por lo que me gire para observar quién era. Resultaron ser un grupo de humanos dos de ellos con porras, otro con una espada y otro con cuerdas alrededor de su torso entre el cuello y el hombro izquierdo y el dorsal y brazo derechos. Los hombres reían de forma maliciosa, y entonces el de la espada empezó a hablar.- Parece que nos ha tocado el gordo muchachos. Nos darán una buena pasta por él.- Todos se rieron, yo observaba sus cuerpos, no llevaban ningún tipo de armadura o malla que les sirviera de defensa, por lo que mis golpes les causarían bastante daño. El de la espada incitó a sus compañeros a que fuesen a por mí, por lo que los de las porras se colocaron a mis lados mientras que el de las cuerdas y el de la espada se mantuvieron frente a mí. El de la derecha se lanzó a por mí intentando golpearme con su porra con un golpe oblicuo de arriba hacia abajo, por lo que lo esquivé echándome hacia atrás lo suficiente como para que no me golpeara, acto seguido impacté mi rodilla izquierda contra su estómago, esto hizo que aquel humano cayera al suelo, el siguiente fue el de la espada, que se lanzó enfurecido por lo que acababa de hacerle a su compañero. Hice una finta para esquivar el ataque del tipo de la espada para acto seguido darle una patada en la espalda que lo tiró al suelo.
Ví que el otro tipo de la porra se lanzaba a por mí y trataba de descargar la porra con todas sus fuerzas sobre mí, por lo que la bloquearía con los antebrazos, los cuales había endurecido en mi entrenamiento en la isla de los gyojins antes de ascender a la superficie, pero en ese momento el de las cuerdas entró en acción y lanzó un lazo que me atrapó un brazo y tiró de este, me desequilibré y el golpe del de la porra golpeó el suelo. Sin quererlo el de las cuerdas había hecho que su compañero no me golpeara. Agarré la cuerda con la mano que tenía libre y logré soltar la otra, con la cuerda aún agarrada tiré de ella mientras caminaba hacia atrás, el tipo que las tenía enrolladas no paraba de acercarse, su compañero de la porra fue a por mi de nuevo con la misma estrategia que había usado anteriormente, pero esta vez fuí yo también hacia él y antes de que pudiera reaccionar le golpeé con una patada en el pecho que lo hizo caer de espaldas. Al parecer estos humanos querían ponérmelo difícil, aunque en realidad estaba jugando con ellos.
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Shark iba en todo momento con el chico rubio. Si era cierto lo de que vendían a los de su raza allí se iba a liar una masacre peor que la de Loguetown. Quería verlo con sus propios ojos, en aquella vez, el tiburón toro y Sawaki demostraron ser unos seres temibles y mucho más si peleaban juntos como fue el caso. Shark estaba hecho un carnicero por así decirlo ya que despedazaba a todo el que se metía en su camino siempre que no fuera de su raza, los humanos solo eran seres inferiores en su camino los cuales debían caer o obedecer. Tras unos segundos escuchó a su compañero, una taberna sería un buen sitio para empezar siempre que no hubiera idiotas dando problemas.
Rió un poco cuando el rubio se cargó la puerta fácilmente y entró abriéndose pasos a golpes tranquilamente. Este le siguió con tranquilidad con su sádica sonrisa de siempre aunque en la entrada se tuvo que agachar para poder entrar. Se quedó en la puerta observando como Sawaki seguía adelante, este quería divertirse un poco mas antes de seguirle del todo pues no se había podido enfrentar a ninguno. Observó como uno de los hombres se acercaba a él gritando con una botella rota, el gran tiburón sonrió de lado sacando su espadón y mirándolo, aquel hombre al ver la comparación de su botella con el inmenso tamaño de aquella arma se giró para correr. Shark no lo permitió y de un tajo lo partió en dos fácilmente. Tras unos segundos allí solo quedaban dos hombres más.
- Bueno, acabemos con la basura que queda con vida.
El tiburón toro corrió agarrando a uno del cuello y corriendo por todo el local estrellándolo con mesas y sillas para finalmente lanzarlo contra una estantería de licores. Tras eso se acercó y lo partió en dos con su espada. El ultimo al ver esto salió corriendo hacia la salida pero Shark guardó su arma y lanzó una de las mesas contra el tipo tirándolo al suelo. Tras eso se dirigió a su posición y pisó el pecho de aquel hombre haciendo presión para dificultarle respirar, el tipo empezó a suplicar por su vida como una rata según la opinión del tiburón toro. Este sonrió agarrándolo del cuello y levantándolo con una mano, tras unos segundos dirigió los dientes a su cuello arrancándole la garganta con estos y llenando su boca de sangre para después tirarlo entre risas al suelo.
A continuación observó la puerta derribada por su amigo, pero no la usó. Salió corriendo y de repente atravesó la pared derribándola y saliendo a la parte trasera de aquel lugar colocándose a la izquierda de Cánabar el cual estaba allí también. Sonriendo con la boca llena de sangre observó a los demás con una pequeña risa sádica.
- Bueno, ya estamos aquí los tres tiburones, es hora de mostrar a estas ratas lo que somos capaces de hacer.
Rió un poco cuando el rubio se cargó la puerta fácilmente y entró abriéndose pasos a golpes tranquilamente. Este le siguió con tranquilidad con su sádica sonrisa de siempre aunque en la entrada se tuvo que agachar para poder entrar. Se quedó en la puerta observando como Sawaki seguía adelante, este quería divertirse un poco mas antes de seguirle del todo pues no se había podido enfrentar a ninguno. Observó como uno de los hombres se acercaba a él gritando con una botella rota, el gran tiburón sonrió de lado sacando su espadón y mirándolo, aquel hombre al ver la comparación de su botella con el inmenso tamaño de aquella arma se giró para correr. Shark no lo permitió y de un tajo lo partió en dos fácilmente. Tras unos segundos allí solo quedaban dos hombres más.
- Bueno, acabemos con la basura que queda con vida.
El tiburón toro corrió agarrando a uno del cuello y corriendo por todo el local estrellándolo con mesas y sillas para finalmente lanzarlo contra una estantería de licores. Tras eso se acercó y lo partió en dos con su espada. El ultimo al ver esto salió corriendo hacia la salida pero Shark guardó su arma y lanzó una de las mesas contra el tipo tirándolo al suelo. Tras eso se dirigió a su posición y pisó el pecho de aquel hombre haciendo presión para dificultarle respirar, el tipo empezó a suplicar por su vida como una rata según la opinión del tiburón toro. Este sonrió agarrándolo del cuello y levantándolo con una mano, tras unos segundos dirigió los dientes a su cuello arrancándole la garganta con estos y llenando su boca de sangre para después tirarlo entre risas al suelo.
A continuación observó la puerta derribada por su amigo, pero no la usó. Salió corriendo y de repente atravesó la pared derribándola y saliendo a la parte trasera de aquel lugar colocándose a la izquierda de Cánabar el cual estaba allí también. Sonriendo con la boca llena de sangre observó a los demás con una pequeña risa sádica.
- Bueno, ya estamos aquí los tres tiburones, es hora de mostrar a estas ratas lo que somos capaces de hacer.
Rayden
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- Spoiler:
- Tengo el permiso de Alex para hacer que su personaje me saque de la jaula XD. Al final le hablo.
Rayden no se encontraba bien, estaba encerrado, estaba solo, estaba aburrido, estaba harto, estaba...." Tranquilo... quieren que me tranquilice.....¡¿TRANQUILIZARME YO?!" Rayden rápidamente intentó pensar en mil cosas distintas antes que pararse a pensar en la tranquilidad, lo cual era recaer en imaginar un futuro horrible dentro de esa maldita jaula. El gyojin se aferró a dos de los barrotes y empezó a intentar zarandearlos con todas sus fuerzas y a gritar como un poseso. Ante la imposibilidad de que cedieran se cansó y empezó a moverse nerviosamente por toda la jaula como si fuera un ratón perseguido.
- Rayden: Esto lo van a pagar...sí a pagar, pagar, pagar, pagar, ¡PAGAR! ¡Van a sentir en sus malditos huesos de humanos el jodido día que me encerraron! ¡JODER! ¿Es que no entiende que me agobio aquí? ¡Quiero salir, salir, salir, salir, sal...! Espera, ¿que demonios se escucha ahí fuera? Parece que hay cierto alboroto.- El gyojin oía varios estruendos desde su posición, la cual no le permitía mucho rango de visión de la sala en la que se encontraba, solo podía intentar guiarse por los sonidos que escuchaba. Sentía gran curiosidad por lo que podría estar pasando y si era alguien estaba deseando de gritarle que le sacara de allí.
Escuchó como gritaban un par de los matones de dolor, al parecer alguien les estaba dando de lo lindo pero no podía distinguir quién o qué. Por lo que intentó esperar ansiosamente a que alguna señal le indicara que podía escapar, recuperar su arma y salir pitando de allí para seguir experimentando con las bombas de humo por la ciudad, ya que antes no le habían dejado aquellos estúpidos humanos. Se distrajo un momento y de repente el ruido cesó por un momento, luego escuchó una serie de pasos algo pesados y lentos, lo que hizo que se estremeciera de impaciencia y casi empezara a gritar. Un enorme gyojin se paró delante de la puerta de la jaula y con una espada más grande que Rayden rompió el candado que sostenía la puerta cerrada y la abrió, dejando a Rayden unido con la libertad que tanto ansiaba.
- Rayden: Gracias generoso...- Antes de darle tiempo a contestar al gyojin grandullón, Rayden se esfumó a gran velocidad y pasó de él para buscar su arma, echaba mucho de menos su kyoketsu y lo necesitaba, también necesitaba salir de aquel lugar y correr muy lejos. Intentó largarse del lugar sin tratar de tener contacto con el gyojin que le había salvado y a ser posible sin tener que luchar contra nadie.
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Aquel cartel me había subido la autoestima aún más. No era precisamente bueno que fuese alguien buscado, pero al menos habían empezado a comprender que era un peligro, y eso es lo que quería, que temblaran al verme, a excepción de algunos idiotas que intentaran capturarme por cobrar una recompensa. Seguí caminando en busca de alguien que recubriera barcos, pensando en lo peligroso que era ir de ese modo. Nosotros nadábamos a una velocidad mucho mayor de la que podría ir un barco, de tal manera que ningún rey marino podía alcanzarnos o ni tan si quiera vernos, y el fondo del mar y más en ese lugar, estaba repleto de ellos. Mas yendo en un barco de tal tamaño, que no era exageradamente grande, pero iría mucho más lento que los gyojins o los tritones y además sería mucho más vistoso. Seríamos un buen bocado para alguna de aquellas bestias. -Tendremos que buscar la forma de pasar lo más desapercibidos posible...- Pensaba yo, mientras andaba.
Finalmente y tras mucho deambular, conseguí saber que estaba en el lugar equivocado. Tenía que ir a los manglares que estaban entre el 50 y el 59 y estaba en el manglar 18, la zona sin ley. Me psue la mano en la frente y maldije todo lo que pude antes de poner rumbo hacia aquellos manglares. Probablemente era necesario llevar el barco, pero tenía una gran suma de berries gracias a los idiotas que nos prestaron el navío. Tenían una buena reserva dentro y con eso, seguramente accederían a ir ellos mismos hasta él, de lo contrario, tendría que volver, traerlo y probablemente sería un problema si alguien decidía volver, y no lo veía en el manglar donde lo dejamos.
Pasó un buen rato y finalmente llegué. Un puerto bastante grande y con mucha gente. Había bastantes barcos siendo recubiertos y otros siendo reparados. Esbocé una sonrisa y me acerqué a un edificio donde había un cartel con una burbuja dibujada. Entré y le dije lo que quería. Tal y como esperaba, la suma de dinero fue suficiente como para acceder a recubrirlo e ir ellos mismos hasta nuestro transporte. Junto a ellos, en un barco pequeño y rápido fuimos hasta el manglar que yo les indiqué y una vez llegamos, empezaron con su trabajo.
-Bien, pronto estaremos en la isla gyojin.- Pensaba yo, mirando con una sonrisa a aquellos idiotas que no eran conscientes de que estaban ayudando a aquel que los mataría en un futuro.
Finalmente y tras mucho deambular, conseguí saber que estaba en el lugar equivocado. Tenía que ir a los manglares que estaban entre el 50 y el 59 y estaba en el manglar 18, la zona sin ley. Me psue la mano en la frente y maldije todo lo que pude antes de poner rumbo hacia aquellos manglares. Probablemente era necesario llevar el barco, pero tenía una gran suma de berries gracias a los idiotas que nos prestaron el navío. Tenían una buena reserva dentro y con eso, seguramente accederían a ir ellos mismos hasta él, de lo contrario, tendría que volver, traerlo y probablemente sería un problema si alguien decidía volver, y no lo veía en el manglar donde lo dejamos.
Pasó un buen rato y finalmente llegué. Un puerto bastante grande y con mucha gente. Había bastantes barcos siendo recubiertos y otros siendo reparados. Esbocé una sonrisa y me acerqué a un edificio donde había un cartel con una burbuja dibujada. Entré y le dije lo que quería. Tal y como esperaba, la suma de dinero fue suficiente como para acceder a recubrirlo e ir ellos mismos hasta nuestro transporte. Junto a ellos, en un barco pequeño y rápido fuimos hasta el manglar que yo les indiqué y una vez llegamos, empezaron con su trabajo.
-Bien, pronto estaremos en la isla gyojin.- Pensaba yo, mirando con una sonrisa a aquellos idiotas que no eran conscientes de que estaban ayudando a aquel que los mataría en un futuro.
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El de las cuerdas tiraba de las mismas hacia si, pero las mantenía bien sujetas, entonces el humano de la espada se lanzo a intentar cortarme, dicho corte iba en horizontal, por lo que lo esquivé agachándome, le pateé las piernas y cayo al suelo, enrollé la cuerda alrededor de sus brazos para que no pudiera moverlos, después holgué un poco la cuerda y se la ate alrededor del cuello, el tipo de las cuerdas siguió tirando casi sin darse cuenta de que estaba ahorcando a su propio compañero. Me levante y me prepare para seguir peleando contra los de las porras, vi que el de las cuerdas dejaba de tirar de estas al darse cuenta de que era su compañero el que se hallaba atado en el suelo por el cuello con esta y los brazos para que no los moviera. Salte hacia atrás para esquivar el ataque uno de los de las porras intento hacerme lanzando un golpe en oblicuo que descendía desde su hombro derecho hacia su pierna derecha, tras esquivarlo golpee sus manos haciendo que soltara la porra, lo agarre de unos de sus brazos y le hice una llave llevándome el brazo hacia arriba y colocándolo detrás de su cabeza. Mientras tiraba hacia abajo, el tipo gritaba. Di un fuerte tirón y el brazo del tipo se disloco, el tipo cayo al suelo gritando mientras se cogía el brazo dislocado con el otro. El tipo de la cuerda había logrado desatar a su compañero, por lo que tendría un poco de tiempo antes de que el de la espada se recompusiera.
El otro tipo de la maza vino por mi, así que esquive su ataque haciendo un finta y colocándome tras de el y acto seguido golpee la parte trasera de sus piernas haciéndolo caer. Me senté sobre el mirando hacia sus piernas, las agarre y tire hacia mi, empezó a chillar hasta que finalmente soltó la maza, en ese momento la agarre yo y golpee con ella su cabeza repetidas veces, hasta que al final solo quedo un montón de sesos sobre el césped. Mire de forma sádica a los otros dos y estos casi parecían estar temblando, por lo que corrí hacia ellos y patee al de las cuerdas con una doble patada voladora, aquello hizo que el tipo de las cuerdas rodara al menos 4 metros en la dirección en la que lo había pateado. Patee la traquea del tipo de la espada que aun estaba en el suelo y después le pisotee la garganta repetidas veces hasta hacerlo morir. El de las cuerdas comenzaba a levantarse, por lo que le lance la maza y esta solo lo golpeo en la espalda, por lo que corrí hacia el y lo iré al suelo, lo puse mirando hacia arriba y mientras lo sujetaba por el cuello con la mano izquierda le golpeaba con la derecha tras algunos golpes empezó a sangrar, por lo que cogí la maza y le di el golpe final, el cual me empapo de sangre.
Me levante y entonces hoy al tipo de la maza al que le había dislocado el brazo, parecía que lloraba y gimoteaba. Yo con una cara sombría lo fulmine con la mirada y dije.- Ahora sabrás lo que muchos de los míos han tenido que pasar por vuestra culpa.- Acto seguido lo cogí por el cuello con ambas manos y comencé a apretar, el tipo se movía y trataba de zafarse de mis manos en un vano intento de sobrevivir, pero eso duro poco, pues murió pocos segundos después. Para asegurarme agarre su maza y lo golpee repetidamente en el pecho hasta que hube fracturado todas sus costillas, estas habían perforado sus pulmones, por lo que lo deje allí. Me mire y vi que estaba repleto de sangre, por lo que me dije.- Maldición, ¿para esto me he dado yo una ducha antes de bajar?.- No tenia ganas de volver al barco, por lo que busque un pequeño riachuelo en el que limpie las manchas de sangre humana que tenia por el cuerpo.
El otro tipo de la maza vino por mi, así que esquive su ataque haciendo un finta y colocándome tras de el y acto seguido golpee la parte trasera de sus piernas haciéndolo caer. Me senté sobre el mirando hacia sus piernas, las agarre y tire hacia mi, empezó a chillar hasta que finalmente soltó la maza, en ese momento la agarre yo y golpee con ella su cabeza repetidas veces, hasta que al final solo quedo un montón de sesos sobre el césped. Mire de forma sádica a los otros dos y estos casi parecían estar temblando, por lo que corrí hacia ellos y patee al de las cuerdas con una doble patada voladora, aquello hizo que el tipo de las cuerdas rodara al menos 4 metros en la dirección en la que lo había pateado. Patee la traquea del tipo de la espada que aun estaba en el suelo y después le pisotee la garganta repetidas veces hasta hacerlo morir. El de las cuerdas comenzaba a levantarse, por lo que le lance la maza y esta solo lo golpeo en la espalda, por lo que corrí hacia el y lo iré al suelo, lo puse mirando hacia arriba y mientras lo sujetaba por el cuello con la mano izquierda le golpeaba con la derecha tras algunos golpes empezó a sangrar, por lo que cogí la maza y le di el golpe final, el cual me empapo de sangre.
Me levante y entonces hoy al tipo de la maza al que le había dislocado el brazo, parecía que lloraba y gimoteaba. Yo con una cara sombría lo fulmine con la mirada y dije.- Ahora sabrás lo que muchos de los míos han tenido que pasar por vuestra culpa.- Acto seguido lo cogí por el cuello con ambas manos y comencé a apretar, el tipo se movía y trataba de zafarse de mis manos en un vano intento de sobrevivir, pero eso duro poco, pues murió pocos segundos después. Para asegurarme agarre su maza y lo golpee repetidamente en el pecho hasta que hube fracturado todas sus costillas, estas habían perforado sus pulmones, por lo que lo deje allí. Me mire y vi que estaba repleto de sangre, por lo que me dije.- Maldición, ¿para esto me he dado yo una ducha antes de bajar?.- No tenia ganas de volver al barco, por lo que busque un pequeño riachuelo en el que limpie las manchas de sangre humana que tenia por el cuerpo.
Rayne Von Valliere
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- No me refiero a nadie en este post.
"Aquí es..." pensé mientras caminaba hacia una pequeña caseta que tenía pinta de abandonada. Miré hacia los lados con disimulo viendo que la zona estaba desierta y me dirigí hacia la pequeña caseta, forzando el candado con una horquilla que tenía en el pelo y pateando la puerta para abrirla con forma híbrida, ya que era de metal y las juntas estaban muy oxidadas por, tal vez, la vejez de la caseta. Una vez entré, solté una pequeña llamarada hacia el aire sin la intención de darle a nada para iluminar brevemente el ambiente y así poder observar si había algo con lo que pudiera iluminarme sin posibilidad de hacer arder todo.
¿Pero qué hacía aquí? Bueno, era bastante fácil. Tras apalear a los hombres que intentaron matar, uno de ellos tenía una nota en la cual se reunía con más hombres en estas coordenadas. Si salía bien mi plan, podría tener un gran botín sin casi ni despeinarme. Me escondí pegada a la pared y comencé a esperar por si venían a la "famosa reunión" en la cual estaban citados en la nota. Pero... ¡la puerta! Había roto la puerta de una patada, así que si veían la caseta de esta forma seguramente no se atreverían a entrar. Salí del armario y agarré la puerta en forma híbrida, colocándola en su sitio y comenzando a soldarla con pequeñas llamaradas donde estaban las juntas, dejando la puerta pegada y bien cerrada. Me pasé la mano por la frente aliviada y me volví a esconder en el armario para esperar los hombres.
Tras pasar otro buen rato, noté unas voces por el fondo tras sonar unas llaves chocar contra la cerradura y unos forjeceos, "¡La puerta no abre!" decía uno de voz grave. Claro... la puerta no abría porque la había soldado. Salí del armario con dificultad por la falta de visión y pensé en un plan rápido. Agarré un fajo de papeles retorciéndolos y quemando la punta con una llamarada, envolviendo mi brazo con escamas y energía para no quemarme y empecé a buscar lo más rápido posible una salida alternativa, pero los hombres se adelantaron, encontrándola ellos antes y comenzando a entrar por esta. Volví a esconderme en el armario por tercera vez, y, esperaba que última.
-Unos gyojin nos la están liando parda matando a nuestros hombres infiltrados, incluso nos ha salido mal unos planes que teníamos previstos para esta gran isla. Vamos a tenernos que retirar por ahora, ya que no nos han dado el dinero por fallar. ¿Tenéis el maletín que os cedí? Necesitamos el dinero para embarcar hacia la próxima isla -acabó preguntando tras afirmar para qué les serviría.
Para ser sinceros, me daba bastante igual lo que le fuesen a hacer a los gyojin, pero... ¿unos gyojin que la habían liado parda? Si eran los del barco, menuda risa, ya estaban haciendo de las suyas. Tras pensarlo detenidamente, pegué una patada a las puertas del armario, agarré una espada lanzándola hacia la espalda de uno, pegué un ligero quiebre para clavársela al otro acertando gracias a la sorpresa del momento y salté un pequeño paso hacia atrás para evitar la hoja del tercero.
-Tú serás la que ha matado a los que teníamos citados... ¿verdad? -afirmé seria- ¿qué quieres, dinero? -volví a afirmar, esta vez con una sonrisa.
El hombre se lanzó a por mí a una velocidad bastante alta, tanto que me costó incluso seguir su patrón de ataque para poder esquivarlo. Agarró el canto de la espada, pegándome fuerte con ésta en la nuca en un intento de dejarme inconsciente, pero este hombre no prevenía que podía escamar mi cuerpo. Miré hacia las espadas para intentar coger al menos una, y tras hacerlo, el hombre las pateó con una voltereta ágil, mandándolas hasta la puerta y bloqueando éste el camino para que no pudiese agarrarlas. Me mordí el labio pensando qué podía hacer; este pavo era realmente fuerte, sobredestacaba mucho a la media, dándome quebraderos de cabeza. Volvió a lanzarse a por mí agarrándome de los brazos y tirándome contra el suelo con tal velocidad que ni siquiera me pude cubrir con las escamas, la fruta no estaba totalmente entrenada y todavía me costaba activarla rápidamente en combate. Fue a ensartarme contra el suelo, rodé hacia atrás y pegué una patada a la mesa bloqueando su hoja una parte, ya que la otra atravesó la mesa y mi hombro. Intenté aguantar el grito de dolor y comencé a verlo todo negro, viendo cómo mi flequillo se tornaba blanco, ¿me estaba transformando involuntariamente? Mi cuerpo se movió solo generando energía en las manos y moviéndome a una velocidad mucho más alta de lo que era la mía clavándole las manos en el cuello y dejándolo caer muerto. Comencé a clavar las manos todo el rato por todo su cuerpo, dejándome totalmente enrojecida por todas partes de mi cuerpo con su sangre.
Cuando vi que mi pelo volvió a tornarse normal, mi cuerpo perdió toda fuerza de repente y caí contra el suelo brutalmente, haciéndome daño en las costillas por una pata de la mesa. Entraron más hombres que al parecer habían estado observando la pelea, me agarraron de los hombros y comenzaron a arrastrarme mientras uno por detrás iba asestándome pequeñas puñaladas en zonas no vitales del cuerpo, tal vez como tortura por haber matado a lo que parecía su jefe. Acabé llegando al patio de una taberna donde también había follón, y me tiraron con mucha fuerza al suelo, desmallándome sin poder ver a nadie por el dolor acumulado.
Cánabar
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- Interactúo con todos los de la taberna.
Los compañeros de Cánabar estaban a su lado y se pusieron a luchar. Dos hombres se abalanzaron a por él. Partió a uno por la mitad de un solo tajo, pero el otro le hizo un corte en el brazo. Agarró su cuello y apretó con fuerza hasta partir su nuez. Se acercó a las jaulas y rompió las cerraduras una a una. En una de ellas había un gyojin azul hiperactivo. Le dijo unas pocas cosas a Cánabar y salió corriendo tan rápido que ni se dio cuenta. ¿Qué le pasaba a ese chico? El resto de esclavos le miraban aterrorizados. Les dijo que eran libres y se apartó para que salieran. Ahora tenía que volver al combate. Había más guardias, por lo que se dirigió hacia ellos para matar a tantos como pudiera. No iba a permitir la vida de ningún esclavista.
Un grupo de ellos vino a por él, pero fue fácil eliminarlos, ya que la mayoría ni si quiera estaban bien entrenados. Activó su Alma de Dragón y los fue eliminando uno a uno excepto a los dos últimos, que murieron juntos en un tajo horizontal. El suelo estaba empapado en sangre y los esclavos salían corriendo del lugar. Los compañeros del gyojin estaban luchando con los guardias que quedaban. Acababan de desmantelar un negocio de esclavos. Eso sí que era empezar una isla con buen pie. No se podía decir que sus aventuras eran carentes de emoción. Desde que estaba en Atesaki no pasaba ni un solo día sin meterse en algún tipo de problema por él mismo o por el resto de miembros de la banda pirata.
Cuando creía que todo estaba solucionado otro grupo entró en el patio de la taberna. Estos parecían más habilidosos que los guardias por su indumentaria y sus armas de mayor calidad. Debían ser los cazadores de personas que traen a los esclavos a las ventas. Esos también debían morir. Cánabar se fue corriendo hacia ellos y, cuando se acercó, vio que tenían a alguien tras ellos. ¡Era Kiseki! Estaba ensangrentada por todo el cuerpo y… ¡muerta! Esos desgraciados habían matado a la chica dragón. Su vista se nubló y solo pensaba en una cosa, los que habían matado a su compañera debían pagarlo con la vida. Desde que viajaba con ellos se sentía mejor y ahora esos cerdos le estaban quitando ese bienestar.
-¡Kiseki! Os vais a enterar, cabrones. Habéis matado a la lagartija equivocada- Dijo iracundo.
Dos de los hombres intentaron frenar en vano al gyojin. Uno trató de detener el espadón con un escudo, pero este se rompió y el hombre perdió un brazo. El otro lo intentó con una estocada, pero la espada se clavó en el brazo del tiburón y este siguió el ataque partiendo a ese rival también. Había entrado en un estado de desenfreno en el que no sentía dolor, solo sed de sangre. Fue atacando y eliminando a todos uno a uno mientras recibía golpes y cortes que cubrían todo su cuerpo de heridas. Pero no le importaba, estaba matando a todos y cada uno de los que le habían quitado a su compañera. Se detuvo y clavó la espada en el suelo. Se arrodilló al lado de todos los cadáveres y de su amiga. La miró y… ¡Estaba viva!
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