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Akuma no mi
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La orilla se antojaba tranquila y apetecible. Me tendí en ella un rato. La arena acariciaba mi rostro y podía escuchar el sonido del mar detrás de mí. Algo tan relajante no podía pertenecer a un mundo tan caótico. Cuan cruel era el destino de entregarme un regalo así mientras me condenaba a huir por mi vida. Quería quedarme ahí, tendido, para siempre. Sin problemas, sin luchas, sin carreras... sin cargar con el cuerpo de un ser roto sin objetivos como yo. Pero eso era demasiado pedir para mí.
-Maldita vida...- Dije en un susurro apagado.
Me levanté como pude y observé el lugar. Llevaba días nadando y no tenía ni idea de dónde estaba. Si algo sabía era que nunca había deseado tanto estar en tierra. Ni si quiera me habría imaginado jamás que llegaría a aborrecer el mar. Pero ahora que estaba en tierra firme, rodeado de arena, volvía a amarlo y a añorarlo como una parte de mí. Pero no podía volver a él. No todavía. Primero necesitaba alimentarme y descansar un tiempo antes de volver a iniciar mi partida. nunca podía quedarme mucho tiempo en el mismo lugar.
Quizás llegaría el día en el que podría detenerme sin temor a que me mataran. El día en que pudiera instalarme en un lugar a mi gusto. Pero este no era el día. Hoy iba a hacer lo mismo que siempre, buscas un precario refugio para descansar unos días, encontrar comida y volver a huir cuando hubiera repuesto fuerzas. ¿Acaso merecía otra vida? Yo la deseaba, y me la había ganado a base de sufrimiento. Pero el mundo no está hecho para los sueños de cualquiera.
-Maldita vida...- Dije en un susurro apagado.
Me levanté como pude y observé el lugar. Llevaba días nadando y no tenía ni idea de dónde estaba. Si algo sabía era que nunca había deseado tanto estar en tierra. Ni si quiera me habría imaginado jamás que llegaría a aborrecer el mar. Pero ahora que estaba en tierra firme, rodeado de arena, volvía a amarlo y a añorarlo como una parte de mí. Pero no podía volver a él. No todavía. Primero necesitaba alimentarme y descansar un tiempo antes de volver a iniciar mi partida. nunca podía quedarme mucho tiempo en el mismo lugar.
Quizás llegaría el día en el que podría detenerme sin temor a que me mataran. El día en que pudiera instalarme en un lugar a mi gusto. Pero este no era el día. Hoy iba a hacer lo mismo que siempre, buscas un precario refugio para descansar unos días, encontrar comida y volver a huir cuando hubiera repuesto fuerzas. ¿Acaso merecía otra vida? Yo la deseaba, y me la había ganado a base de sufrimiento. Pero el mundo no está hecho para los sueños de cualquiera.
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Estaba ya empachado de tanto comer. El reguero de sangre llegaba hasta el rio por lo que deberia irme para que no vinieran a cazarme. La carne de aquellas cabras estaba un poco dura pero tras dias comiendo hierba se agradecia otras cosas que masticar. Un pedazo de carne se me habia quedado entre los dientes. Parti una de las ramas del abedul y empece a urgarme entre los dientes. A cuatro patas me acerque al rio. Mire mi reflejo y vi que el pelaje blanco de micara estaba enrojecido por la sangre. Submergi mi cara en el agua y con mis zarpas intente quitarme lo que pudiere de sangre. Saque la cabeza y me saque sacudiendo mi cabeza. Aun y asi mi cara no estaba limpia. Habia cojido un tono rojizo. Conocia de sobras que el agua del mar limpiaba mucho mejor mi pelaje por lo que fui hacia alli, ya de paso me pesacaria un par de peces para la cena.
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Sawaki estaba en el East Blue, en el mar supuestamente más débil de todos, y también el más pacífico de todo, él sabía que no debía ocasionar problemas así que estuvo escondido un tiempo mientras planificaba el irse de esta isla, según lo que había averiguado estaba en la Villa Syrup en pocas palabras era un pequeño pueblo sin muchos problemas. El joven Gyojin se alimentaba en la noche y hacía de todo en la oscuridad puesto que no quería asustar a los humanos que vivían en esta villa así que exploraba, comía, bebía en la oscuridad de la noche. En si era una buena idea pero se notaba que al Gyojin de dorados cabellos le aburría, no tardo mucho en decidir que lo mejor era aparecer frente a todos en plena luz del día, aun cuando sabía que eso le traería problemas ya que en los mares casi nunca se ven hombres pez de no ser nunca. El día estaba perfecto para ir a caminar y estirar sus piernas, así que agarro su pequeño bolso y lo cargo en el hombro derecho mientras que con la misma mano lo agarraba para no perderlo, en él estaba las cosas más importantes que tenía. Una brújula, una botella con agua y un pequeño libro que tuvo que robar de la librería ya que dudaba que si lo compraba se lo dieran de manera pacífica. Empezó a caminar por las calles que inusualmente estaban vacías, cosa que hizo que Sawaki se quedara más tranquilo y por momentos bajara la guardia.
A lo lejos logro ver una pequeña taberna, lugar en el que siempre le gustaba estar aunque de vez en cuando se metía en problemas por su raza, pero ignoro todo eso y siguió caminando mientras el sol alumbraba y la sombra del Gyojin avanzaba a medida que lo hacia su cuerpo. No tardo mucho en llegar a la taberna, suspiro de manera profundo y puse su mano izquierda en la pequeña puerta y la empujo levemente ya que estaba media abierta y con un pequeño empujoncito esta se abriría, así que una vez la abrió este entro, al poner su primer pie en la taberna miro de reojo buscando el lugar más apartado de todos, logro encontrar el sitio ideal y perfecto, sonrió de manera disimulado pero al empezar a avanzar y a medida que la sombra se apartaba de su cara y de su cuerpo ocurrió lo de siempre, la gente empezó a verlo con desprecio y con uno que otro con repudio, aunque otros como ya sabía ni se inmutaron al verle, se fue a sentar a su sitio, el lugar estaba en toda una esquina en donde la luz apenas llegaba, así que empezó a caminar tranquilamente mientras tenía la mano izquierda en su bolsillo. Avanzaba a paso lento, casi sin preocuparse por las personas que lo rodeaban y a decir verdad estaba así. Ya que sabía que ninguno de ellos podría hacerle frente, así que una vez llego al sitio más apartado se sentó y espero a que le atendieran.
A lo lejos logro ver una pequeña taberna, lugar en el que siempre le gustaba estar aunque de vez en cuando se metía en problemas por su raza, pero ignoro todo eso y siguió caminando mientras el sol alumbraba y la sombra del Gyojin avanzaba a medida que lo hacia su cuerpo. No tardo mucho en llegar a la taberna, suspiro de manera profundo y puse su mano izquierda en la pequeña puerta y la empujo levemente ya que estaba media abierta y con un pequeño empujoncito esta se abriría, así que una vez la abrió este entro, al poner su primer pie en la taberna miro de reojo buscando el lugar más apartado de todos, logro encontrar el sitio ideal y perfecto, sonrió de manera disimulado pero al empezar a avanzar y a medida que la sombra se apartaba de su cara y de su cuerpo ocurrió lo de siempre, la gente empezó a verlo con desprecio y con uno que otro con repudio, aunque otros como ya sabía ni se inmutaron al verle, se fue a sentar a su sitio, el lugar estaba en toda una esquina en donde la luz apenas llegaba, así que empezó a caminar tranquilamente mientras tenía la mano izquierda en su bolsillo. Avanzaba a paso lento, casi sin preocuparse por las personas que lo rodeaban y a decir verdad estaba así. Ya que sabía que ninguno de ellos podría hacerle frente, así que una vez llego al sitio más apartado se sentó y espero a que le atendieran.
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Comencé mi caminata, pero no si olvidar cubrir mi espada de tela. La gente no solía reaccionar bien al ver un gyojin armado con una espada enorme. Tras cubrirla con tela volví a colgármela de la espalda. Seguía siendo un bulto sospechoso, pero al menos no se veía la gigantesca arma. Eso era un consuelo. La arena de la playa cubría mis pies que se hundían un poco con cada paso. Frente a mí había unos enormes acantilados con un camino y mucho bosque.
Antes de que llegara lejos algo me hizo detener mi camino. A lo lejos una silueta bastante grande se acercaba. A simple vista parecía un animal. Era peludo y de colores blancos y negros. Me escondí tras una roca y observé. Cosa muy idiota, porque si era un animal podría olerme a nos ser que algún olor más potente nublara el mío. Pero si no tenía perfume o algo oloroso encima sería complicado. Cuando se acercó un poco más me sorprendí. Era un panda.
-¿Qué coño hace un panda en esta isla? ¿Pero dónde me he metido?- Dije.
Me levanté y agarré mi espada con gesto tranquilo. Al verla recordé la tela, cosa que e habría costado muy cara en una lucha. Si no estaba preparado podía morir en cualquier combate y este descuido era fatal. Por suerte pude destaparla antes de que el oso me viera. Una vez lo hice me acerqué a él poco a poco. Los osos solían ser animales muy agresivos cuando se invade su espacio, tienen hambre o están en celo. Con suerte este animal no querría problemas y podría pasar por su lado sin problemas.
-Vamos, osito, no seas mal chico...- Dije mientras me acercaba.
Ya estaba tan cerca que podía escuchar su respiración. Unos segundos más y sabría si era un animal hostil o tranquilo. Nunca me había gustado dañar a los animales, pero no iba a dudar si intentaba atacarme. Era él o yo. Apreté con fuerza el mango de la espada. Tenía un aire despreocupado para que el animal no se sintiera amenazado, pero estaba preparado para cualquier cosa. En mis años como gladiador aprendí a disimular cuándo estaba tenso o preparado para luchar.
Antes de que llegara lejos algo me hizo detener mi camino. A lo lejos una silueta bastante grande se acercaba. A simple vista parecía un animal. Era peludo y de colores blancos y negros. Me escondí tras una roca y observé. Cosa muy idiota, porque si era un animal podría olerme a nos ser que algún olor más potente nublara el mío. Pero si no tenía perfume o algo oloroso encima sería complicado. Cuando se acercó un poco más me sorprendí. Era un panda.
-¿Qué coño hace un panda en esta isla? ¿Pero dónde me he metido?- Dije.
Me levanté y agarré mi espada con gesto tranquilo. Al verla recordé la tela, cosa que e habría costado muy cara en una lucha. Si no estaba preparado podía morir en cualquier combate y este descuido era fatal. Por suerte pude destaparla antes de que el oso me viera. Una vez lo hice me acerqué a él poco a poco. Los osos solían ser animales muy agresivos cuando se invade su espacio, tienen hambre o están en celo. Con suerte este animal no querría problemas y podría pasar por su lado sin problemas.
-Vamos, osito, no seas mal chico...- Dije mientras me acercaba.
Ya estaba tan cerca que podía escuchar su respiración. Unos segundos más y sabría si era un animal hostil o tranquilo. Nunca me había gustado dañar a los animales, pero no iba a dudar si intentaba atacarme. Era él o yo. Apreté con fuerza el mango de la espada. Tenía un aire despreocupado para que el animal no se sintiera amenazado, pero estaba preparado para cualquier cosa. En mis años como gladiador aprendí a disimular cuándo estaba tenso o preparado para luchar.
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El Gyojin trataba de no llamar la atención en aquella taberna, en donde la oscuridad era su mejor amigo, la sombra que le cubría su cara y los rasgos más característicos de un hombre pez lo hacían ver como si el joven de pelos dorados fuera un mafioso o algo por el estilo. Con sus ojos azules veía y analizaba la taberna, sus posibles rutas de escape y los humanos que se veían más fuertes que otros, aunque Sawaki estaba confiado en que nada fuera de lo normal pasara. Pero aun así mantenía su guardia arriba solo por si acaso. Y entonces vio como es que se acercaba el tabernero, un hombro viejo, sobre setenta si es que no los había cumplido ya, un poco canoso y unos ojos que denotaba tranquilidad, vestía una polera negra y en su cintura una especie de delantal blanco se hacía presente. El viejo le dirigió una pequeña sonrisa, esa sonrisa le dio una especie de tranquilidad al joven Gyojin, y entonces Sawaki sin dejar hablar al tabernero le dijo:
Sawaki: Una botella del mejor Sake. Eso nada más.-el tabernero mostro cierta sorpresa ante la rápida respuesta del Gyojin, pero tan pronto la escucho este se marcho, Sawaki miro en su mochila que tenía y vio que tenía solo el dinero justo para comprar una sola botella de aquel licor, suspiro de forma deprimida ya que quería más de una simple botella de aquel licor que era el agua de los dioses de los piratas más veteranos. Bajo la mirada y se quedo ahí, ya que simplemente podría robar unas cuantas botellas de esa agua de dios pero eso generaría problemas y se dejaría ver la forma del joven rubio. Muchas ideas cruzaban su mente hasta que el tabernero llego a su mesa con la botella y un pequeño vaso de cristal, Sawaki le dirigió una pequeña sonrisa pero esta no se vio por la oscuridad que le cubría, el tabernero se fue rápidamente a atender a otros hombres que estaban no tan lejos del Gyojin, les quedo mirando algo fijo pero lo dejo de hacer para concentrarse en aquella botella, si la administraba bien podría hacerla durar un par de días e inclusive algunas semanas. Pero al parecer el destino no estaba del lado del joven hombre pez puesto que los hombres que estaban cerca de él se acercaron y uno de ellos, de pelo castaño, 1,75 con algo de suerte, ojos cafés y vistiendo una polera de color rojo, con la marca de “Criminal” en el centro y unos pantalones cortos que le llegaban a la rodilla de un color azul, le dirigió la palabra al Gyojin:
Humano 1: Oye chico…tal parece que esa botella que tienes es la última que quedaba… ¿Por qué no eres bueno y nos la das?-menciono mientras miraba a su compañero, un poco más alto que el otro 1,80 si es que su estimación no le fallaba, ojos de color verde claro este estaba vistiendo una polera de color verde al igual que sus pupilas y esta era de la misma marca que la de su compañero, unos pantalones largos que sobrepasaban la rodilla de color azul, este se quedo mirando al peli rubio con una sonrisa algo macabra, Sawaki suspiro de forma pesada y simplemente negó con la cabeza la petición de aquel humano de polera roja, ya que desde hace días que estaba deseando beber un buen Sake pero eso no fue nada más que un craso error ya que ambos se enfadaron ante la negativa del Gyojin y entre ambos levantaron al joven de su asiento y lo lanzaron, rompiendo la pared de la taberna, hacia fuera…el joven se dejo herir ya que una pelea por una botella era estúpido, pero a la luz del sol su cuerpo estaba al descubierto y se dejaba ver que era un tritón, Sawaki se quedo en el suelo y se sentó mientras que los dos humanos se acercaban lentamente, al parecer tendría que pelear contra ellos puesto que su instinto le decía que ellos eran veteranos en el mar y que al ver su “verdadera” forma lo intentarían capturar para vender en una tienda de esclavos…así que Sawaki se quedo en el suelo mientras que los humanos avanzaban a paso lento, al parecer los problemas no dejarían de perseguir al joven proveniente de la isla Gyojin.
Sawaki: Una botella del mejor Sake. Eso nada más.-el tabernero mostro cierta sorpresa ante la rápida respuesta del Gyojin, pero tan pronto la escucho este se marcho, Sawaki miro en su mochila que tenía y vio que tenía solo el dinero justo para comprar una sola botella de aquel licor, suspiro de forma deprimida ya que quería más de una simple botella de aquel licor que era el agua de los dioses de los piratas más veteranos. Bajo la mirada y se quedo ahí, ya que simplemente podría robar unas cuantas botellas de esa agua de dios pero eso generaría problemas y se dejaría ver la forma del joven rubio. Muchas ideas cruzaban su mente hasta que el tabernero llego a su mesa con la botella y un pequeño vaso de cristal, Sawaki le dirigió una pequeña sonrisa pero esta no se vio por la oscuridad que le cubría, el tabernero se fue rápidamente a atender a otros hombres que estaban no tan lejos del Gyojin, les quedo mirando algo fijo pero lo dejo de hacer para concentrarse en aquella botella, si la administraba bien podría hacerla durar un par de días e inclusive algunas semanas. Pero al parecer el destino no estaba del lado del joven hombre pez puesto que los hombres que estaban cerca de él se acercaron y uno de ellos, de pelo castaño, 1,75 con algo de suerte, ojos cafés y vistiendo una polera de color rojo, con la marca de “Criminal” en el centro y unos pantalones cortos que le llegaban a la rodilla de un color azul, le dirigió la palabra al Gyojin:
Humano 1: Oye chico…tal parece que esa botella que tienes es la última que quedaba… ¿Por qué no eres bueno y nos la das?-menciono mientras miraba a su compañero, un poco más alto que el otro 1,80 si es que su estimación no le fallaba, ojos de color verde claro este estaba vistiendo una polera de color verde al igual que sus pupilas y esta era de la misma marca que la de su compañero, unos pantalones largos que sobrepasaban la rodilla de color azul, este se quedo mirando al peli rubio con una sonrisa algo macabra, Sawaki suspiro de forma pesada y simplemente negó con la cabeza la petición de aquel humano de polera roja, ya que desde hace días que estaba deseando beber un buen Sake pero eso no fue nada más que un craso error ya que ambos se enfadaron ante la negativa del Gyojin y entre ambos levantaron al joven de su asiento y lo lanzaron, rompiendo la pared de la taberna, hacia fuera…el joven se dejo herir ya que una pelea por una botella era estúpido, pero a la luz del sol su cuerpo estaba al descubierto y se dejaba ver que era un tritón, Sawaki se quedo en el suelo y se sentó mientras que los dos humanos se acercaban lentamente, al parecer tendría que pelear contra ellos puesto que su instinto le decía que ellos eran veteranos en el mar y que al ver su “verdadera” forma lo intentarían capturar para vender en una tienda de esclavos…así que Sawaki se quedo en el suelo mientras que los humanos avanzaban a paso lento, al parecer los problemas no dejarían de perseguir al joven proveniente de la isla Gyojin.
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El camino se hizo tranquilo. No me tope con nadie. Al fin divise el mar con ese olor a salado qu adoraba. Me acercaba poco a poco caminando tranquilo. Vi como un pez con patas sostenia una espada. Tal vez querria atacarme o algo. Entonces eempece a oler un poco de temor y respeto en segregada desde su piel blanquecina. Habia oido que en aquellos marees habitaban peces con la capacidad de hablar y moverse. ¿Seria uno de ellos? El tipo cogio su espada ams fuerte conforme me acercaba. Cuando estube lo suficientemente cerca le mire con cara seria. Gire el cuello levemente para ver su reaccion. Puse cara de oso de peluche mono con lo que sorprendi al pobre gyogin. Levante la pata y le mee diciendo:
No podia aguantarme pescaico.- lo mas seguro es que aquello lo hubiera cabreado pero eso le pasaba por quedarseme mirando. Tan raro era ver a un oso? acabe preguntando antes de meterme en el agua a lavarme el pelo.
No podia aguantarme pescaico.- lo mas seguro es que aquello lo hubiera cabreado pero eso le pasaba por quedarseme mirando. Tan raro era ver a un oso? acabe preguntando antes de meterme en el agua a lavarme el pelo.
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El oso se acercó a mí y me miró con una cara extraña. No parecía un animal normal y corriente y su comportamiento aún menos. Todavía me preguntaba qué estaba haciendo ese oso aquí cuando se puso a mi alcance y orinó en mi pierna. Pero eso no era lo extraño. O yo estaba loco o el oso me acababa de hablar. Tras mearse encima de mí me llamo "pescadito" y me explicó la razón por la cual había hecho. Me quedé anonadado y paralizado por lo que acababa de pasar .
Me ignoró y continuó andando hacia el lugar del que yo había venido, el mar. Si se iba nadando ya iba a acabar de sorprenderme. Eso no era un oso, debía ser algún usuario de fruta del diablo. Se iba a enterar por lo que me había hecho. Los osos normales no se acercarían a alguien con esa tranquilidad y mucho menos hablarían. Tenía que ser eso. Seguramente sería un maldito humano con una zoan. Pues se había metido con el gyojin equivocado e iba a mostrarle que no era el primer usuario de fruta que mataba.
-¡Ven aquí, saco de pulgas!- Grité.
Me acerqué a él a pasos agigantados hasta ponerme a su lado. Estaba lavándose el morro en el agua de mar como si nada sin prestarme atención. ¿Cómo puedes mearte encima de alguien y después ignorarlo de una manera tan descarada? O era idiota o estaba loco. Cualquier excusa me servía para darle su merecido, así que no iba a preguntarlo ni esperar a asegurarme. Agarré su cuello y traté de sumergir su cabeza en el agua. Quizás un rato sin oxígeno le hacía pensar mejor las cosas.
-Parece que hemos empezado con mala pezuña, osito sarnoso. Voy a tener que aclararte un par de cosas- Dije mientras lo ahogaba un poco.
No iba a matarlo. No todavía. Tenía que divertirme un poco y hacerle pagar por haberse meado en mi pierna. Después, seguramente, acabaría con él. Nadie me ofendía de esa manera por mucha fruta que tuviera. El tiburón iba a vengarse del oso.
Me ignoró y continuó andando hacia el lugar del que yo había venido, el mar. Si se iba nadando ya iba a acabar de sorprenderme. Eso no era un oso, debía ser algún usuario de fruta del diablo. Se iba a enterar por lo que me había hecho. Los osos normales no se acercarían a alguien con esa tranquilidad y mucho menos hablarían. Tenía que ser eso. Seguramente sería un maldito humano con una zoan. Pues se había metido con el gyojin equivocado e iba a mostrarle que no era el primer usuario de fruta que mataba.
-¡Ven aquí, saco de pulgas!- Grité.
Me acerqué a él a pasos agigantados hasta ponerme a su lado. Estaba lavándose el morro en el agua de mar como si nada sin prestarme atención. ¿Cómo puedes mearte encima de alguien y después ignorarlo de una manera tan descarada? O era idiota o estaba loco. Cualquier excusa me servía para darle su merecido, así que no iba a preguntarlo ni esperar a asegurarme. Agarré su cuello y traté de sumergir su cabeza en el agua. Quizás un rato sin oxígeno le hacía pensar mejor las cosas.
-Parece que hemos empezado con mala pezuña, osito sarnoso. Voy a tener que aclararte un par de cosas- Dije mientras lo ahogaba un poco.
No iba a matarlo. No todavía. Tenía que divertirme un poco y hacerle pagar por haberse meado en mi pierna. Después, seguramente, acabaría con él. Nadie me ofendía de esa manera por mucha fruta que tuviera. El tiburón iba a vengarse del oso.
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Sawaki se quedo en el suelo, elevo la mirada al cielo, vio un pequeño pájaro que se paseaba volando, se dijo a si mismo que la vida de ese pájaro era mil veces más sencilla que de él y ante ese hecho volvió a suspirar, lo único que se paseaba por su cabeza era el porqué era un imán para los problemas, sonrió pero rápidamente borro ese gesto de rostro, bajo la mirada de aquellos ojos azules y diviso la taberna y el agujero que su propio cuerpo había creado, el tabernero no se merecía aquello, la gente curiosa se empezó a asomar por aquel agujero para ver el pequeño espectáculo. Vio a los humanos que se acercaban. Ambos sacaron sus armas, el de la polera roja saco de un pequeño cinto que tenía en su cintura del lado izquierdo una cuchilla con un mango de cuero, el acero de la cuchilla no debería ser de más de 15 centímetros, suficiente para clavarse en la piel del tiburón maco y hacerle una gran herida. El otro, el de la polera verde saco un par de pistolas de un lado de su cintura cada una, ambas eran seguramente un último modelo. El peli rubio empezó a levantarse lentamente mientras este se limpiaba sus pantalones. Miro a los humanos y logro notar que ya estaban muy cerca, así que dé un salto se aparto, mientras tanto logro ver que en la cara de ambos seres “inferiores” se mostraba una cara de duda, la típica al ver a un "monstruo" como Sawaki, así que se aprovecho de eso y con una pequeña sonrisa este les menciono a esos idiotas que se atrevieron a desafiarlo, sea en agua o en tierra los humanos seguían siendo los mismos idiotas de antes.
Sawaki: ¿Qué acaso tienen miedo? Al final son unos simples humanos.-los humanos no tardaron en cambiar el aspecto de su rostro y ambos fruncieron el seño, las palabras del Gyojin había dado en donde les dolía, en el gran ego y orgullo de los seres que se creían superiores a todas las razas. Una bala le rozo le mejilla izquierda. La pistola del humano de polera verde estaba despidiendo un pequeño humo, en la mejilla del tiburón se formo una pequeña quemadura y un pequeño corte que empezó a despedir un hilillo de un líquido carmesí. Sangre. Sawaki se quedo tranquilo mientras veía que el humano de la cuchilla se acercaba peligrosamente con esos aceros para clavárselos a la altura del corazón, el Gyojin con un pequeño movimiento hizo que el humano pasara frente a él. Pero el ataque del humano no se detuvo, y entonces con una serie de movimientos empezó a atacar al tiburón maco, izquierda, derecha, arriba, abajo…los aceros buscaban incansablemente tocar la piel del joven originario de la isla Gyojin, en un momento de despiste las cuchillas del humano lograron rozarle el brazo derecho del peli rubio, el humano sonrió de manera maléfica y salto hacia atrás, y entonces el Gyojin logro sentir algo raro en la herida, esta no paraba de sangrar y entonces entre risas, el de polera roja le menciono:
Humano 1: Esta cuchilla tiene un poderoso anticoagulante. Pero eso no es todo…aun me quedan más trucos.-y como si fuera una pesadilla, saco otra cuchilla de otro cinto al otro lado de su cintura, Sawaki al notar que la sangre seguía y seguía brotando de aquella herida que no era tan grave se quedo callado. Pero ahora estaba preocupado, se le notaba en la cara ya que seguramente el acero de aquella cuchilla también estaría impregnado en alguna clase de veneno, y el humano sin perder el tiempo mirando al peli rubio volvió a la carga con su ataque, esta vez Sawaki tendría que preocuparse de las dos cuchillas y que ninguno de sus aceros entrara en contacto con su piel, ya que o si no estaría en problemas, aunque el joven dudaba que hubiera una forma en que se pudiera meter en más problemas que antes, así que se quedo esquivando y con un pequeño salto se alejo tanto del humano como de esos peligrosos aceros, entonces con una sonrisa el joven de la isla Gyojin dijo:
Sawaki: Debo suponer que no me dirás que hay en la otra cuchilla… ¿Verdad?-el humano simplemente asintió con la cabeza y se empezó a reír de manera macabra, así que Sawaki se prometió que no dejaría que ni los aceros ni las balas de la pistola del otro humano de polera verde, que no perdió de vista en todo estos sucesos, impactaran en su piel.
Sawaki: ¿Qué acaso tienen miedo? Al final son unos simples humanos.-los humanos no tardaron en cambiar el aspecto de su rostro y ambos fruncieron el seño, las palabras del Gyojin había dado en donde les dolía, en el gran ego y orgullo de los seres que se creían superiores a todas las razas. Una bala le rozo le mejilla izquierda. La pistola del humano de polera verde estaba despidiendo un pequeño humo, en la mejilla del tiburón se formo una pequeña quemadura y un pequeño corte que empezó a despedir un hilillo de un líquido carmesí. Sangre. Sawaki se quedo tranquilo mientras veía que el humano de la cuchilla se acercaba peligrosamente con esos aceros para clavárselos a la altura del corazón, el Gyojin con un pequeño movimiento hizo que el humano pasara frente a él. Pero el ataque del humano no se detuvo, y entonces con una serie de movimientos empezó a atacar al tiburón maco, izquierda, derecha, arriba, abajo…los aceros buscaban incansablemente tocar la piel del joven originario de la isla Gyojin, en un momento de despiste las cuchillas del humano lograron rozarle el brazo derecho del peli rubio, el humano sonrió de manera maléfica y salto hacia atrás, y entonces el Gyojin logro sentir algo raro en la herida, esta no paraba de sangrar y entonces entre risas, el de polera roja le menciono:
Humano 1: Esta cuchilla tiene un poderoso anticoagulante. Pero eso no es todo…aun me quedan más trucos.-y como si fuera una pesadilla, saco otra cuchilla de otro cinto al otro lado de su cintura, Sawaki al notar que la sangre seguía y seguía brotando de aquella herida que no era tan grave se quedo callado. Pero ahora estaba preocupado, se le notaba en la cara ya que seguramente el acero de aquella cuchilla también estaría impregnado en alguna clase de veneno, y el humano sin perder el tiempo mirando al peli rubio volvió a la carga con su ataque, esta vez Sawaki tendría que preocuparse de las dos cuchillas y que ninguno de sus aceros entrara en contacto con su piel, ya que o si no estaría en problemas, aunque el joven dudaba que hubiera una forma en que se pudiera meter en más problemas que antes, así que se quedo esquivando y con un pequeño salto se alejo tanto del humano como de esos peligrosos aceros, entonces con una sonrisa el joven de la isla Gyojin dijo:
Sawaki: Debo suponer que no me dirás que hay en la otra cuchilla… ¿Verdad?-el humano simplemente asintió con la cabeza y se empezó a reír de manera macabra, así que Sawaki se prometió que no dejaría que ni los aceros ni las balas de la pistola del otro humano de polera verde, que no perdió de vista en todo estos sucesos, impactaran en su piel.
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La tranquilidad me duro poco. El tipo alcual habia meado. Empezo a zarrandearme mientras me metia la cabeza en el agua para intentar ahogarme. Trate de cogerle los brazos para intetar quitarlos de mi cuello pero su fuera era basante superior a mi. Con las patas de abajo intente apartarlo de mi haciendo algo parecido a un muelle..
-Parta bicho. - balbuce cuando pude sacar la cabeza.
El parecio apartarse unos metros. me puse sobre dos patas con intencion de intimidarle. Un pequeño pez toco mi pata asi que rapidamente lo cogi. Lo saque del agua y me lo meti directamente en la boca para saciar el hambre que tenia.
-Te importa si vamos a un bar que tengo sed y comer crudo me da mas. Ya luego si eso continuamos peleando.- En el agua era una victima facil de un gyogin pero en tierra la cosa estaria un poco mas nivelada. Me movi cual perro para secarme mientras esperaba la respuesta. Parecio que asentia por lo que empece a caminar hacia la orilla. por el rabillo del ojo miraba como el gyogin a una distancia respetable me seguia. No tardamos demasiado en llegar a una pequeña villa donde habia un granjaleo. Todo el ruido parecia proceder de la taberna asi que cuando entrara para tomar al me enteraria de que habia pasado.
-Los gyogins primeros - dije mientras le cedia el paso.
-Parta bicho. - balbuce cuando pude sacar la cabeza.
El parecio apartarse unos metros. me puse sobre dos patas con intencion de intimidarle. Un pequeño pez toco mi pata asi que rapidamente lo cogi. Lo saque del agua y me lo meti directamente en la boca para saciar el hambre que tenia.
-Te importa si vamos a un bar que tengo sed y comer crudo me da mas. Ya luego si eso continuamos peleando.- En el agua era una victima facil de un gyogin pero en tierra la cosa estaria un poco mas nivelada. Me movi cual perro para secarme mientras esperaba la respuesta. Parecio que asentia por lo que empece a caminar hacia la orilla. por el rabillo del ojo miraba como el gyogin a una distancia respetable me seguia. No tardamos demasiado en llegar a una pequeña villa donde habia un granjaleo. Todo el ruido parecia proceder de la taberna asi que cuando entrara para tomar al me enteraria de que habia pasado.
-Los gyogins primeros - dije mientras le cedia el paso.
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El oso se libró como pudo de mi "ataque" y se comportó como si nada. Me ofreció ir a un bar y continuar la pelea en otro momento. Esa reacción era aún más extraña que el resto de las reacciones que había tenido. Patidifuso le hice una señal de afirmación con la cabeza y lo seguí a una distancia segura. No iba a dejar que me atacara por sorpresa. Llegamos a una pequeña villa bastante bonita y nos paramos frente a un bar. Había un ruido enorme saliendo del local. Si no supiera nada no habría adivinado qué era, pero se apreciaba que se trataba de alguna reyerta.
El oso se paró y me pidió que entrara yo primero. Sin dejar de estar preparado para un ataque, entré en la taberna. Tal y como había pensado el ruido procedía de una pelea. Pero no era lo que me esperaba. Había dos humanos que, al parecer, se enfrentaban a un gyojin. Era muy extraño ver gyojins lejos de nuestra isla natal, pero mucho más en una isla remota como esta. Además, parecía ser un crío. Tenía un tamaño similar al de los humanos y una musculatura definida, pero no dejaba de ser un niño. ¿Qué lo habría llevado hasta protagonizar esta pelea?.
Me fijé un poco en los contendientes. Uno de los humanos usaba unas cuchillas como armas y el otro apuntaba con una pistola al gyojin. La cosa estaba un poco desigualada y, si no actuaba, la bala podría matarlo. No podría concentrarse en ambos flancos. Tendría suerte si pudiera evitar uno de los ataques, los humanos parecían habilidosos y experimentados. Puse rápidamente mi espada frente al de mi raza y, cuando el humano disparó, la bala chocó contra la hoja sin cumplir su objetivo. Ahora tendría que recargar el arma y eso me daba tiempo para eliminarlo.
-Dos contra uno es una desventaja muy grande. Igualemos la cosa- Dije.
Acto seguido me moví con velocidad y le proporcione un tajo en el brazo del arma al pistolero haciendo que parte de la extremidad cayera al suelo junto al arma. Profirió un grito de dolor mientras su mirada, aterrada, se centró en la sangre que brotaba de la herida. Clavé mi espada en su vientre y lo levanté varios palmos del suelo. Con la ayuda de mi mano saqué la espada y dejé caer el cuerpo inerte al suelo. Había agonizado poco, la muerte era limpia. A excepción del corte en la mano. Pero eso era algo... casi inevitable. Lo hice por evitar un disparo rápido. O eso quería creer para no sentirme tan mal.
-Ahora está igualado. ¿Qué tal si yo ocupo su lugar y te mato ahora a ti?- Le dije al humano restante.
El oso se paró y me pidió que entrara yo primero. Sin dejar de estar preparado para un ataque, entré en la taberna. Tal y como había pensado el ruido procedía de una pelea. Pero no era lo que me esperaba. Había dos humanos que, al parecer, se enfrentaban a un gyojin. Era muy extraño ver gyojins lejos de nuestra isla natal, pero mucho más en una isla remota como esta. Además, parecía ser un crío. Tenía un tamaño similar al de los humanos y una musculatura definida, pero no dejaba de ser un niño. ¿Qué lo habría llevado hasta protagonizar esta pelea?.
Me fijé un poco en los contendientes. Uno de los humanos usaba unas cuchillas como armas y el otro apuntaba con una pistola al gyojin. La cosa estaba un poco desigualada y, si no actuaba, la bala podría matarlo. No podría concentrarse en ambos flancos. Tendría suerte si pudiera evitar uno de los ataques, los humanos parecían habilidosos y experimentados. Puse rápidamente mi espada frente al de mi raza y, cuando el humano disparó, la bala chocó contra la hoja sin cumplir su objetivo. Ahora tendría que recargar el arma y eso me daba tiempo para eliminarlo.
-Dos contra uno es una desventaja muy grande. Igualemos la cosa- Dije.
Acto seguido me moví con velocidad y le proporcione un tajo en el brazo del arma al pistolero haciendo que parte de la extremidad cayera al suelo junto al arma. Profirió un grito de dolor mientras su mirada, aterrada, se centró en la sangre que brotaba de la herida. Clavé mi espada en su vientre y lo levanté varios palmos del suelo. Con la ayuda de mi mano saqué la espada y dejé caer el cuerpo inerte al suelo. Había agonizado poco, la muerte era limpia. A excepción del corte en la mano. Pero eso era algo... casi inevitable. Lo hice por evitar un disparo rápido. O eso quería creer para no sentirme tan mal.
-Ahora está igualado. ¿Qué tal si yo ocupo su lugar y te mato ahora a ti?- Le dije al humano restante.
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Sawaki estaba esperando algún ataque del tipo de las cuchillas, estaba pendiente de él y con el rabillo de los ojos seguía al de las pistolas. Aunque era muy consciente de que no podría seguir el ritmo, tratando de ver a ambos sujetos. Sabía eso a la perfección, pero entonces cuando se notaba que el de las cuchillas estaba preparando un ataque, una gran sombra inundo el cuerpo del peli rubio, al verlo se quedo congelado en ese sitio, era un Gyojin. Trago saliva de manera nerviosa al notar y comprobar que sus pupilas no le engañaban que era un verdadero Gyojin. Escucho el sonido de un disparo, se puso en alerta pero la bala nunca llego, al notar ese extraño suceso Sawaki se dio cuenta que había sido el tiburón blanco el cual lo había protegido. Sonrió de manera amable, pero al ver lo que hizo aquel ser originario de su misma isla se volvió a quedar congelado. En un abrir y cerrar de ojos, el tipo de las pistolas estaba en el suelo. Con un brazo menos y una gran herida en su abdomen por culpa de la gran espada de ese sujeto que había intervenido en su pelea. Se quedo helado, no se movía era la primera vez que veía como es que alguien mataba a otro…entonces vio al de las cuchillas, pero este al ver lo que estaba pasando termino huyendo. Como todos los que veían que no podían contra los Gyojin huían al final de cuentas, sus gritos llevaron a la realidad a Sawaki quien reacción gracias a aquellos gritos que mostraban todo el miedo que tenía ese ser humano. Así que se acerco lentamente hasta el que lo había “ayudado”. Y le toco el hombro, y entonces con su puño apretado le dio un puñetazo en su rostro y entonces mientras el de su misma especie caía al suelo, el de cabellera dorada menciono:
Sawaki: ¡IDIOTA! Nadie pidió tú ayuda. Maldito entremetido. Podía con ambos. Solo estaba jugando.-al peli rubio no le gustaba que interfirieran en sus peleas y más si podía con ellos. Logro ver bien al tipo que acababa de golpear, se notaba que ya era un viejo, su cabellera era negra, y sus ojos al igual que su pelo aunque un poco más claro llegando a ser grises. Tenía una musculatura definida y una que otra cicatriz en su cuerpo. Se notaba que era un veterano pero al joven Gyojin no le importo en absoluto ya que su personalidad prácticamente única le hacían ignorar los hechos de ser veterano en el mar o no, ya que actuaba por mero instinto y hacía lo que mejor le viniera al caso, así que esa era un par de razones del porque llegaba a ser tan inmaduro en ciertas ocasiones y entonces como si lo estuviera retando, volvió a hacer que sus palabras tomaran sonido en el aire:
Sawaki: Aparte…. ¿Porque lo mataste? Solo bastaba con dejarlos inconscientes…así nunca nos trataran de igual a igual. Estúpido.-su tono mostraba toda su rabia que estaba tratando de controlar para no seguir golpeando a ese tiburón blanco que estaba tendido en el suelo, le dio la espalda y empezó a caminar ya que se quería alejar de ese idiota que mato a un humano, después de todo no quería que su noble corazón se infectara de las ideas malignas de todos los Gyojin que salían al mar. Además ese sujeto le quito la única diversión que había conseguido tener por momentos. Así que al parecer era hora ya de volver a su aventura para así hacerse más fuerte. Pero el motivo del que empezó a caminar dando la espalda a uno de los pocos iguales a él, era porque era igual que todos aquellos Gyojin que nacieron con un recelo a los humanos y no quería que sus palabras, acciones o cualquier tipo de psicología cambiaran su voluntad o sueño. Así que se fue, caminando con las manos en los bolsillos. Con una pequeña brisa que jugaba con su pelo dorado. Iba al único lugar en donde podría estar tranquilo…el mar.
Sawaki: ¡IDIOTA! Nadie pidió tú ayuda. Maldito entremetido. Podía con ambos. Solo estaba jugando.-al peli rubio no le gustaba que interfirieran en sus peleas y más si podía con ellos. Logro ver bien al tipo que acababa de golpear, se notaba que ya era un viejo, su cabellera era negra, y sus ojos al igual que su pelo aunque un poco más claro llegando a ser grises. Tenía una musculatura definida y una que otra cicatriz en su cuerpo. Se notaba que era un veterano pero al joven Gyojin no le importo en absoluto ya que su personalidad prácticamente única le hacían ignorar los hechos de ser veterano en el mar o no, ya que actuaba por mero instinto y hacía lo que mejor le viniera al caso, así que esa era un par de razones del porque llegaba a ser tan inmaduro en ciertas ocasiones y entonces como si lo estuviera retando, volvió a hacer que sus palabras tomaran sonido en el aire:
Sawaki: Aparte…. ¿Porque lo mataste? Solo bastaba con dejarlos inconscientes…así nunca nos trataran de igual a igual. Estúpido.-su tono mostraba toda su rabia que estaba tratando de controlar para no seguir golpeando a ese tiburón blanco que estaba tendido en el suelo, le dio la espalda y empezó a caminar ya que se quería alejar de ese idiota que mato a un humano, después de todo no quería que su noble corazón se infectara de las ideas malignas de todos los Gyojin que salían al mar. Además ese sujeto le quito la única diversión que había conseguido tener por momentos. Así que al parecer era hora ya de volver a su aventura para así hacerse más fuerte. Pero el motivo del que empezó a caminar dando la espalda a uno de los pocos iguales a él, era porque era igual que todos aquellos Gyojin que nacieron con un recelo a los humanos y no quería que sus palabras, acciones o cualquier tipo de psicología cambiaran su voluntad o sueño. Así que se fue, caminando con las manos en los bolsillos. Con una pequeña brisa que jugaba con su pelo dorado. Iba al único lugar en donde podría estar tranquilo…el mar.
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El gyojin me propinó un puñetazo que me tiró al suelo. No tenía mucha fuerza y podría haberlo esquivado sin dificultad, pero quería ver de qué pasta estaba hecho. Tal y como pensaba era solo un crío. No mucho más fuerte que cualquier gyojin a su edad. Dijo unas cuantas tonterías que carecían de importancia para mí y me dijo que estaba jugando con los dos humanos. Yo habría dicho que lo iban a matar, pero parecía que su historia era un... tanto diferente. Me levanté del suelo y me limpié un poco el polvo que tenía. Después me dirigí hacia el chico.
-La próxima vez que hagas eso te daré una paliza. Me da igual que seas un gyojin. Y, seguro que estabas jugando con ellos, claro. Así que la pistola que te apuntaba no te habría matado. Interesante. De no haber aparecido ahora estarías muerto y esos humanos se jactarían de haber matado a un gyojin sin darse ni cuenta de que eres un niño- Dije.
Cuando me fijé en él pude comprobar que también era del tipo tiburón. No era un tiburón blanco como yo, pero era un escualo. Me recordaba a mí cuando todavía estaba en la infancia. Quizás, como yo, no tenía padres y lo había pasado muy mal. Por lo menos no había visto a ningún otro gyojin y él estaba solo. Por algún motivo me hizo recordar todo lo que había pasado y me mareé. Retrocedí unos pasos hasta chocar con una pared. Apreté mis ojos con los dedos y agité la cabeza. Era contraproducente para el mareo, pero me sentí mejor.
Miré de nuevo al chico. Había dicho algo de igualdad. Quizás se refería a los humanos. Seguramente sería el típico bobalicón que deseaba la paz entre ambas razas. A mi me daba completamente igual todo el mundo. Todos podían morir y podría matar a cualquiera. No hacía diferencia por raza, todos eran iguales ante mi espada. Aunque los niños y las mujeres eran intocables para mí. Cualquier listillo podría haber dicho que era por un trauma a causa de la violenta muerte de mi madre, pero yo no quería creerlo pues, después de todo, era una debilidad..
-¿Querías igualdad? Yo les he dado igualdad. Ahora uno está muerto y el otro se ha meado encima. ¿Que piensas que iban a hacer contigo? ¿Dejarte inconsciente? ¡Iban a matarte! Ahí tienes la igualdad que tanto buscas. Mueren igual que puedes morir tú. Idiota...- Le respondí.
Me acerqué a la barra y me senté. El tabernero estaba aterrado y temblaba. Tenía varios vasos en la mano y salpicaba el contenido por sus temblores. El suelo estaba casi encharcado en cerveza. Menudo desperdicio...De pronto se me antojó algo de beber. Quizás una cerveza, quizás un whisky... algo que me hiciera olvidar por unos instantes que mi vida era una mierda y me hiciera pensar que estaba mejor. Una agradable mentira que mostraría la verdad aún más marga cuando desapareciera. De paso invitaría al oso y al Gyojin. Después de todo eran la única compañía que tenía.
-Pon algo de beber para el oso meón, el niño llorón y para mí. Tranquilo, no voy a matarte y te pagaré por lo que bebamos- Le dije al tabernero.
-La próxima vez que hagas eso te daré una paliza. Me da igual que seas un gyojin. Y, seguro que estabas jugando con ellos, claro. Así que la pistola que te apuntaba no te habría matado. Interesante. De no haber aparecido ahora estarías muerto y esos humanos se jactarían de haber matado a un gyojin sin darse ni cuenta de que eres un niño- Dije.
Cuando me fijé en él pude comprobar que también era del tipo tiburón. No era un tiburón blanco como yo, pero era un escualo. Me recordaba a mí cuando todavía estaba en la infancia. Quizás, como yo, no tenía padres y lo había pasado muy mal. Por lo menos no había visto a ningún otro gyojin y él estaba solo. Por algún motivo me hizo recordar todo lo que había pasado y me mareé. Retrocedí unos pasos hasta chocar con una pared. Apreté mis ojos con los dedos y agité la cabeza. Era contraproducente para el mareo, pero me sentí mejor.
Miré de nuevo al chico. Había dicho algo de igualdad. Quizás se refería a los humanos. Seguramente sería el típico bobalicón que deseaba la paz entre ambas razas. A mi me daba completamente igual todo el mundo. Todos podían morir y podría matar a cualquiera. No hacía diferencia por raza, todos eran iguales ante mi espada. Aunque los niños y las mujeres eran intocables para mí. Cualquier listillo podría haber dicho que era por un trauma a causa de la violenta muerte de mi madre, pero yo no quería creerlo pues, después de todo, era una debilidad..
-¿Querías igualdad? Yo les he dado igualdad. Ahora uno está muerto y el otro se ha meado encima. ¿Que piensas que iban a hacer contigo? ¿Dejarte inconsciente? ¡Iban a matarte! Ahí tienes la igualdad que tanto buscas. Mueren igual que puedes morir tú. Idiota...- Le respondí.
Me acerqué a la barra y me senté. El tabernero estaba aterrado y temblaba. Tenía varios vasos en la mano y salpicaba el contenido por sus temblores. El suelo estaba casi encharcado en cerveza. Menudo desperdicio...De pronto se me antojó algo de beber. Quizás una cerveza, quizás un whisky... algo que me hiciera olvidar por unos instantes que mi vida era una mierda y me hiciera pensar que estaba mejor. Una agradable mentira que mostraría la verdad aún más marga cuando desapareciera. De paso invitaría al oso y al Gyojin. Después de todo eran la única compañía que tenía.
-Pon algo de beber para el oso meón, el niño llorón y para mí. Tranquilo, no voy a matarte y te pagaré por lo que bebamos- Le dije al tabernero.
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Las tortas volaban en aquel bar. Un gyojin rubiio estaba peleando con varios humanos. A estos se le sumo el otro gyojin con el cual habia venido. No me interesaban las peleas entre razas. Realmente me daba igual cualquier otra pelea que no fuere contra la contaminacion del medio ambiente o el exterminio de la fauna y flora. Habia un par de jarras de cerveza, seguramente de aquellos tipos tan alborotadores. Me las bebi de trago, una y despues la otra. Para no dejar pruebas de mi delito deje las jarras en el suelo y me entretube con el espectaculo circense que estaban montando aquellos dos. No duraron mucho. En unos pocos minutos, aquellos gyojin parecian muy inmersos en discutir entre ellos pero vinieron a sentarse cerca de mi. El tipo al que habia meado pidio "amablemente" que se nos sirviera ademas de faltarme al respeto. Casi como afectado por el parkinson el tabernero nos sirvio 3 jarras de cerveza, puesto que me habia llamado panda meon e iba a pagar la cuenta me vengaria.
-Tarbernero, no te vayas sacame el barrill. Si paga el que le cueste cara la broma- dije riendome. Tras la carcajada me bebi la jarra de trago.
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Sawaki sonrió ante las palabras del idiota que lo había salvado de forma innecesaria. Ni siquiera lo conocía pero aun así sabía que podría vencerlo, o por lo menos demostrar que no le iba a dar la supuesta paliza de la que este mencionaba. Sus comentarios demostraban que era como todos los Gyojin del Distrito, nada distinto. No le importo mucho sus palabras ya que carecían de sentido totalmente para los odios del peli rubio, ignoro sus palabras y solo entro en la taberna para hacer algo que sentía que era necesario. Una vez entro logro ver al tabernero que estaba notoriamente muerto de miedo al ver a tantos monstruos juntos. Sawaki miro de reojo al oso que estaba justo al lado del tiburón blanco que lo había salvado, así que entonces el chico se acerco al tabernero, inclino su cuerpo y su cabeza haciendo una especie de reverencia y entonces le dijo a este:
Sawaki: Pido perdón por lo que paso…no fue mi intención asustar a sus clientes. Perdón..su tono trataba de no sonar muy fuerte o duro, pero pedir perdón era una de las tantas cosas que no se le daba bien, miro de reojo al tabernero que le respondió con una pequeña sonrisa. Una vez que hizo todo esto, se sentó junto al tiburón blanco, del lado izquierdo y entonces aprovechando que este lo había invitado a un par de cervezas con una simple seña le hizo entender al tabernero que este quería un vaso de ese licor.
El tabernero no tardo mucho en llevarle el vaso lleno de cerveza, el vaso por encima por una espuma que ni se movía. Empezó a tomar lentamente y entonces se dio una vuelta y apoyo ambos codos en la barra, y entonces con una sonrisa y limpiándose un poco la espuma que le quedo en su boca, empezó a hablar, sus palabras eran dirigidas precisamente a la persona que estaba a su lado.
Sawaki: Solo te aclararé algo…tú nunca serías capaz de vencerme. Tengo un sueño, una meta, que debo cumplir pase lo que pase, se lo prometí a mi abuelo y hasta que ese día llegué no seré derrotado…no por un idiota asesino.-sus palabras eran arrogantes, demasiado para todos. Pero eso solo daba cuenta que era un novato, sabía a la perfección que el Gyojin tiburón blanco era más fuerte pero aun así se atrevía a decir aquellas palabras que podían o no ser las últimas que decía en el día. Siguió tomando, estaba tomando a un ritmo lento ya que quería sentir como es que el licor recorría lentamente su garganta para luego dejar el vaso a un lado de él en la barra, se quedo callado esperando una respuesta o alguna acción de aquel sujeto que lo salvo de forma innecesaria de aquellos humanos. Por suerte al parecer el anti coagulante había dejado de hacer efecto ya que su herida de a poco se iba cerrando y a un ritmo lento iba cesando la salida del líquido carmesí de aquella herida. Así que espero alguna respuesta, ignorando por completo al oso aunque le causaba cierta curiosidad pero sabía que existían las Akuma no mi y podría ser un humano en su forma de bestia completa, así que se quedo con esa idea hasta que algo le demostrara lo contrario.
Sawaki: Pido perdón por lo que paso…no fue mi intención asustar a sus clientes. Perdón..su tono trataba de no sonar muy fuerte o duro, pero pedir perdón era una de las tantas cosas que no se le daba bien, miro de reojo al tabernero que le respondió con una pequeña sonrisa. Una vez que hizo todo esto, se sentó junto al tiburón blanco, del lado izquierdo y entonces aprovechando que este lo había invitado a un par de cervezas con una simple seña le hizo entender al tabernero que este quería un vaso de ese licor.
El tabernero no tardo mucho en llevarle el vaso lleno de cerveza, el vaso por encima por una espuma que ni se movía. Empezó a tomar lentamente y entonces se dio una vuelta y apoyo ambos codos en la barra, y entonces con una sonrisa y limpiándose un poco la espuma que le quedo en su boca, empezó a hablar, sus palabras eran dirigidas precisamente a la persona que estaba a su lado.
Sawaki: Solo te aclararé algo…tú nunca serías capaz de vencerme. Tengo un sueño, una meta, que debo cumplir pase lo que pase, se lo prometí a mi abuelo y hasta que ese día llegué no seré derrotado…no por un idiota asesino.-sus palabras eran arrogantes, demasiado para todos. Pero eso solo daba cuenta que era un novato, sabía a la perfección que el Gyojin tiburón blanco era más fuerte pero aun así se atrevía a decir aquellas palabras que podían o no ser las últimas que decía en el día. Siguió tomando, estaba tomando a un ritmo lento ya que quería sentir como es que el licor recorría lentamente su garganta para luego dejar el vaso a un lado de él en la barra, se quedo callado esperando una respuesta o alguna acción de aquel sujeto que lo salvo de forma innecesaria de aquellos humanos. Por suerte al parecer el anti coagulante había dejado de hacer efecto ya que su herida de a poco se iba cerrando y a un ritmo lento iba cesando la salida del líquido carmesí de aquella herida. Así que espero alguna respuesta, ignorando por completo al oso aunque le causaba cierta curiosidad pero sabía que existían las Akuma no mi y podría ser un humano en su forma de bestia completa, así que se quedo con esa idea hasta que algo le demostrara lo contrario.
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-Nada de barriles. Ya se ha bebido su cerveza. Tráenos una más a cada uno y ya está. Aquí tienes el dinero, creo que cubre de sobras los destrozos y las cervezas- Le dije lanzándole una bolsa con monedas.
El tabernero pareció suavizarse cundo vio el dinero. Quizás ya no nos tenía tanto miedo. No pagaba siempre, pero no me gustaba tener deudas ni robar, así que cuando tenía dinero pagaba sin dudarlo. Además, le había demostrado que no iba a hacerle nada malo, no tenía por qué seguir temiéndome. Miré al oso que se había bebido su cerveza de un trago… seguro que era un alcohólico. Eso me recordaba que todavía no sabía qué era. Pero antes de preguntarle nada el gyojin me habló. Dijo algo sobre derrotarme y me llamó asesino. No me gustó nada lo que dijo.
-Jajajajaja. Muy gracioso, muchacho. Podría darte una paliza sin que me tocaras. Te hace falta mucha vida por delante para estar a mi nivel, pero está bien que tengas tanta confianza en ti mismo- Le dije sonriendo y de forma suave. -Pero ten mucho cuidado con lo que dices, no soy el asesino que tú piensas. He matado a mucha gente, más de la que te podrías imaginar. Pero nunca he matado a nadie que no lo mereciera. Solo he matado para salvar mi vida o la de otros. No me gusta matar, pero no me tiembla la mano a la hora de hacerlo- Le dije, esta vez, seriamente.
Al parecer se había hecho una imagen inequívoca de mí y me consideraba un cruel y despiadado asesino que mataba por matar. Pero nunca lo había disfrutado y, lo cierto, es que prefería no hacerlo. Pero rara vez me daban elección. Tampoco me importaba mucho lo que el gyojin pensara sobre mí, aunque nunca me había gustado que me juzgaran. Nadie tenía derecho a hacerlo igual que yo no se lo hacía a los demás. Dejé mi espada apoyada en la barra por si el otro humano volvía. Pensar en no matar me hacía sentirme inseguro y necesitaba prepararme por si me atacaban.
Seguí bebiendo de mi cerveza. Por algún motivo ahora me sabía más amarga que de costumbre. Nunca me había gustado la cerveza. Su sabor no me resultaba atractivo, pero no estaba mal cuando bebías bastante y era barata. ¿Qué iba a hacer a partir de ahora? Seguir huyendo como siempre, no me hacía falta respuesta… pero, ¿ahora mismo? Podría darle la paliza prometida al oso y al gyojin. Incluso podría dársela a los dos a la vez. Eso estaría bien para pasar el rato. Aunque no me serviría de nada. No solucionaría ninguno de mis problemas y, quizás, me viera obligado a matar de nuevo.[/i]
El tabernero pareció suavizarse cundo vio el dinero. Quizás ya no nos tenía tanto miedo. No pagaba siempre, pero no me gustaba tener deudas ni robar, así que cuando tenía dinero pagaba sin dudarlo. Además, le había demostrado que no iba a hacerle nada malo, no tenía por qué seguir temiéndome. Miré al oso que se había bebido su cerveza de un trago… seguro que era un alcohólico. Eso me recordaba que todavía no sabía qué era. Pero antes de preguntarle nada el gyojin me habló. Dijo algo sobre derrotarme y me llamó asesino. No me gustó nada lo que dijo.
-Jajajajaja. Muy gracioso, muchacho. Podría darte una paliza sin que me tocaras. Te hace falta mucha vida por delante para estar a mi nivel, pero está bien que tengas tanta confianza en ti mismo- Le dije sonriendo y de forma suave. -Pero ten mucho cuidado con lo que dices, no soy el asesino que tú piensas. He matado a mucha gente, más de la que te podrías imaginar. Pero nunca he matado a nadie que no lo mereciera. Solo he matado para salvar mi vida o la de otros. No me gusta matar, pero no me tiembla la mano a la hora de hacerlo- Le dije, esta vez, seriamente.
Al parecer se había hecho una imagen inequívoca de mí y me consideraba un cruel y despiadado asesino que mataba por matar. Pero nunca lo había disfrutado y, lo cierto, es que prefería no hacerlo. Pero rara vez me daban elección. Tampoco me importaba mucho lo que el gyojin pensara sobre mí, aunque nunca me había gustado que me juzgaran. Nadie tenía derecho a hacerlo igual que yo no se lo hacía a los demás. Dejé mi espada apoyada en la barra por si el otro humano volvía. Pensar en no matar me hacía sentirme inseguro y necesitaba prepararme por si me atacaban.
Seguí bebiendo de mi cerveza. Por algún motivo ahora me sabía más amarga que de costumbre. Nunca me había gustado la cerveza. Su sabor no me resultaba atractivo, pero no estaba mal cuando bebías bastante y era barata. ¿Qué iba a hacer a partir de ahora? Seguir huyendo como siempre, no me hacía falta respuesta… pero, ¿ahora mismo? Podría darle la paliza prometida al oso y al gyojin. Incluso podría dársela a los dos a la vez. Eso estaría bien para pasar el rato. Aunque no me serviría de nada. No solucionaría ninguno de mis problemas y, quizás, me viera obligado a matar de nuevo.[/i]
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Sawaki se limito a sonreír ante las palabras de aquel tiburón. Pero no logro aguantar la risa y al final termino riendo a carcajadas, no entendía las palabras del peli negro y eso le causaba cierta gracia, bebió un poco de su cerveza mientras ponía atención a lo que estaban haciendo los pocos valientes que aun estaban en la taberna. A decir verdad aquel sujeto que lo rescato hace un rato le estaba causando cierto agrado y es más de a poco empezó a pensar que podría ser amigo de él. Pero de momento seguiría con esa actitud de niño chico y malcriado que estaba teniendo, ignorando el miedo y desafiando las palabras de aquel Gyojin.
Sawaki: Mi nombre es Sawaki. Es de mala educación no presentarse, ¿No crees, idiota?-sus palabras contenían cierto tono de infantil, se limito a decir eso y nada más, volvió a beber de aquel licor que el tabernero les estaba dando, ya tenía otro vaso a su costado pero el que aun tenía le quedaba cerca de más de la mitad. Cosa obvia ya que estaba tomando demasiado lento como para que se lo acabara, no era ningún alcohólico aunque lamentaba el hecho de perder la botella de sake que él tenía hace un rato. Si bien la taberna estaba bastante tranquila, las miradas de la gran mayoría de personas estaban clavadas en ellos, los tres animales que estaban sentados tan tranquilamente en la barra. Aunque poco y nada le interesaba lo que los humanos hicieran. Así que se quedo tranquilo.
Sawaki: Y bien ¿Qué haces aquí? No crees que con semejante espada no lograrás pasar desapercibido…o es que….¿No te interesa si te vienen a atacar?-las palabras del peli rubio nuevamente quebraron el silencio de la taberna. Pero esta vez su tono había cambiado al igual que la expresión de su cara, esta vez estaba más serio que antes y había dejado el tono infantil de lado, por lo menos de momento, quería saber las razones que habían llevado a aquel Gyojin a esta isla. Al supuesto mar más débil y aburrido de todos. Podría ser un naufragio, o simplemente estaba perdido, muchas teorías pasaban por la cabeza del joven navegante y solo había uno que podría revelar todas sus dudas. Aquel hombre que estaba a su lado. Era el único que podría ayudarlo.
Sawaki: Mi nombre es Sawaki. Es de mala educación no presentarse, ¿No crees, idiota?-sus palabras contenían cierto tono de infantil, se limito a decir eso y nada más, volvió a beber de aquel licor que el tabernero les estaba dando, ya tenía otro vaso a su costado pero el que aun tenía le quedaba cerca de más de la mitad. Cosa obvia ya que estaba tomando demasiado lento como para que se lo acabara, no era ningún alcohólico aunque lamentaba el hecho de perder la botella de sake que él tenía hace un rato. Si bien la taberna estaba bastante tranquila, las miradas de la gran mayoría de personas estaban clavadas en ellos, los tres animales que estaban sentados tan tranquilamente en la barra. Aunque poco y nada le interesaba lo que los humanos hicieran. Así que se quedo tranquilo.
Sawaki: Y bien ¿Qué haces aquí? No crees que con semejante espada no lograrás pasar desapercibido…o es que….¿No te interesa si te vienen a atacar?-las palabras del peli rubio nuevamente quebraron el silencio de la taberna. Pero esta vez su tono había cambiado al igual que la expresión de su cara, esta vez estaba más serio que antes y había dejado el tono infantil de lado, por lo menos de momento, quería saber las razones que habían llevado a aquel Gyojin a esta isla. Al supuesto mar más débil y aburrido de todos. Podría ser un naufragio, o simplemente estaba perdido, muchas teorías pasaban por la cabeza del joven navegante y solo había uno que podría revelar todas sus dudas. Aquel hombre que estaba a su lado. Era el único que podría ayudarlo.
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El gyogin soso se nego a pagarme el barril, lo que me apeno. Sin embargo, si pago otra ronda lo que me levanto un poquito mas el animo. Cuando el tabernero la trajo la saboree con mis labios, no llevaba dinero encima asi que debia degustarla con cuidado. Los gyogins empezaron a hablar entre ellos, dejandome completamente de lado. Me levante, y con la jarra en la mano, me fui caminando hacia la puerta. De repente, un niña chiquitina, de corta edad, rubia y de ojos azules, me cogio de la pierna:
-Osito podria cogerte los mofletes?- su cara hizo moritos.
Mi corazon se enternecio rapidamente.
-Claro chiquitina.- dije sonriendo y envolviendola con el brazo por la espalda para auparla. Ella estiro de mis mofletes mientras se reia. Un tipo se levanto de una mesa, contigua y me dijo entre berridos:
-¡¡Deja a la niña oso de mierda!!- Sin casi ni dejarme soltar a la niña cogio una silla y me la estampo en la cabeza. La niña me preocupo por lo que la cubri con mi otro brazo para que ninguna astilla le diere en la cabeza
-Osito podria cogerte los mofletes?- su cara hizo moritos.
Mi corazon se enternecio rapidamente.
-Claro chiquitina.- dije sonriendo y envolviendola con el brazo por la espalda para auparla. Ella estiro de mis mofletes mientras se reia. Un tipo se levanto de una mesa, contigua y me dijo entre berridos:
-¡¡Deja a la niña oso de mierda!!- Sin casi ni dejarme soltar a la niña cogio una silla y me la estampo en la cabeza. La niña me preocupo por lo que la cubri con mi otro brazo para que ninguna astilla le diere en la cabeza
Cánabar
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El pequeño gyojin rubio volvió a hablarme. Me llamó mal educado por no presentarme. No lo había pensado, pero era cierto. Siempre hay que presentarse antes de entablar una conversación. Después nombró mi espada. No me acordaba de que ya no estaba vendada y que todo el mundo podría verla sin problemas. Ya me había causado más de un problema y no era la primera vez que me atacaban por ello. Pero me acababa de ganar una mala reputación en esta isla, así que ya me importaba poco lo que pensaran de mi espada. También preguntó el motivo por le cual estaba aquí. Quizás era demasiado curioso.
-Perdona mi mala educación, me llamo Cánabar. Respecto a la espada... suelo esconderla, pero ya da igual lo que piensen, he matado a alguien y ya soy persona non grata, así que el arma no importa. Y... ¿qué hago aquí? No voy a mentirte, descansar. He matado a unos nobles esclavistas y han puesto precio por mi cabeza. Me persiguen constantemente unos cuantos cazadores de recompensas y me he ocultado en esta isla para reponerme de mis heridas. Y si alguien viene a pro mí acabará como el fiambre aquel- Le respondí.
Mientras hablaba con él el tabernero nos "invito" a un par de cervezas más. El oso se levantó y se alejó. No sabía que pretendía hacer, quizás aprovechaba para huir de mí, aunque ahora no me importaba. Bebí de nuevo y suspiré tranquilo. Por fin tenía un momento de relax sin luchas contra perseguidores ni luchas por mi vida. Solo una reyerta sangrienta en un bar y una relajante ronda de amargas cervezas. Aunque siempre ocurría algo, la mala fortuna me perseguía y parecía no querer dejar de seguirme. Escuché la suave y dulce voz melódica de una niña hablando de un osito. Me preocupé pro ella, no conocía al oso.
Al girarme vi que el oso la levantaba en el aire y, antes de que yo hiciera algo, ella le agarró los mofletes sonriendo. Alguien, gritando, atacó al oso con una silla. El animal protegió a la niña cubriéndola con su cuerpo. Eso me enfadó como pocas cosas podrían hacerlo y me dirigí hacia el atacante. Cogió otra silla, pero antes de que volviera a estamparla en la espalda de mi "compañero" agarré su brazo y lo torcí con fuerza haciendo que soltara el mueble y profiriera un grito de dolor. Se arrodilló pidiendo clemencia y le señalé al hombre muerto. Cuando vi su gesto de terror acerqué mi boca a su oído.
-Podrías haberle hecho mucho daño a esa niña, pero estás en tu día de suerte. En otro momento habrías muerto, pero no te voy a matar delante de una niña pequeña. Ahora vamos a ir allí y les vas a pedir perdón a ambos. ¿Queda claro?- Le dije.
Apreté más su brazo hasta que dijo "vale". Me acerqué con él al oso y a la niña y le hice aun señal al hombre. Mientras miraba a la niña con la sonrisa más amable que podía poner. No quería asustarla pues, después de todo, mi aspecto era bastante terrorífico.
-Pe... pe... perdón. No sabía... lo que hacía. No quería hacer daño a la niña... ¡Au!... ¡Ni al oso!- Dijo. La última parte la dijo gritando por el dolor en el brazo al volver a apretarle.
Cuando terminó de pedir disculpas lo aparté. Y acaricié el cabello de la niña.
-No pasa nada, pequeña. El oso bueno te ha protegido y el hombre malo ha pedido perdón. ¿Lo perdonas?- Le pregunté a la niña.
-Perdona mi mala educación, me llamo Cánabar. Respecto a la espada... suelo esconderla, pero ya da igual lo que piensen, he matado a alguien y ya soy persona non grata, así que el arma no importa. Y... ¿qué hago aquí? No voy a mentirte, descansar. He matado a unos nobles esclavistas y han puesto precio por mi cabeza. Me persiguen constantemente unos cuantos cazadores de recompensas y me he ocultado en esta isla para reponerme de mis heridas. Y si alguien viene a pro mí acabará como el fiambre aquel- Le respondí.
Mientras hablaba con él el tabernero nos "invito" a un par de cervezas más. El oso se levantó y se alejó. No sabía que pretendía hacer, quizás aprovechaba para huir de mí, aunque ahora no me importaba. Bebí de nuevo y suspiré tranquilo. Por fin tenía un momento de relax sin luchas contra perseguidores ni luchas por mi vida. Solo una reyerta sangrienta en un bar y una relajante ronda de amargas cervezas. Aunque siempre ocurría algo, la mala fortuna me perseguía y parecía no querer dejar de seguirme. Escuché la suave y dulce voz melódica de una niña hablando de un osito. Me preocupé pro ella, no conocía al oso.
Al girarme vi que el oso la levantaba en el aire y, antes de que yo hiciera algo, ella le agarró los mofletes sonriendo. Alguien, gritando, atacó al oso con una silla. El animal protegió a la niña cubriéndola con su cuerpo. Eso me enfadó como pocas cosas podrían hacerlo y me dirigí hacia el atacante. Cogió otra silla, pero antes de que volviera a estamparla en la espalda de mi "compañero" agarré su brazo y lo torcí con fuerza haciendo que soltara el mueble y profiriera un grito de dolor. Se arrodilló pidiendo clemencia y le señalé al hombre muerto. Cuando vi su gesto de terror acerqué mi boca a su oído.
-Podrías haberle hecho mucho daño a esa niña, pero estás en tu día de suerte. En otro momento habrías muerto, pero no te voy a matar delante de una niña pequeña. Ahora vamos a ir allí y les vas a pedir perdón a ambos. ¿Queda claro?- Le dije.
Apreté más su brazo hasta que dijo "vale". Me acerqué con él al oso y a la niña y le hice aun señal al hombre. Mientras miraba a la niña con la sonrisa más amable que podía poner. No quería asustarla pues, después de todo, mi aspecto era bastante terrorífico.
-Pe... pe... perdón. No sabía... lo que hacía. No quería hacer daño a la niña... ¡Au!... ¡Ni al oso!- Dijo. La última parte la dijo gritando por el dolor en el brazo al volver a apretarle.
Cuando terminó de pedir disculpas lo aparté. Y acaricié el cabello de la niña.
-No pasa nada, pequeña. El oso bueno te ha protegido y el hombre malo ha pedido perdón. ¿Lo perdonas?- Le pregunté a la niña.
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Sawaki se limito al oír lo que Cánabar, que era el nombre de su “acompañante”, decía. Aunque a decir verdad solo le tomo atención a su nombre, al porque de la enorme espada y el motivo por el que aquel Gyojin blanco estaba en la isla. Sonrió al escuchar que era alguien buscado, lo que significa y corrobora la teoría de que él era fuerte, así que se quedo callado con la pequeña sonrisa en su rostro.
Logro ver las acciones de todos en la taberna, suspiro larga y pesadamente por lo que estaba pasando pero se sorprendió al ver como es que Cánabar trataba a aquella niña, al parecer su primera impresión de Sawaki sobre él estaba equivocada. Cosa que lo hizo recapacitar sobre sus palabras ya que al parecer ese sujeto solo mataba si era necesario. Así que se tomo lo último que le quedaba en el vaso, y dejo un par de berries pagando por los destrozos que habían hecho sus “amigos” y el sujeto que trato de defender a la niña de aquel oso mutante. Que para Sawaki seguía siendo un humano con una simple zoan, aunque su aspecto parecía demasiado real y dudaba que un humano fuera tan idiota como para mostrar sus poderes de inmediato.
Se acerco por la espalda a ambos y se quedo viendo a la niña, al parecer no estaba asustada de ellos y eso hizo que se relajara, respiro profundamente para agacharse a la altura de la Cánabar y entonces le dedico una pequeña sonrisa a la niña, le desordeno el pelo y acto seguido se levanto, se dio media vuelta y miro al tabernero, y entonces con un tono relajado y tranquilo le hablo a este.
Sawaki: Tráele un vaso con un jugo. Yo te lo pagaré no te preocupes.-acto seguido el tabernero asintió con la cabeza y fue en busca de dicho vaso, no se demoro mucho y lo trajo prácticamente lleno, Sawaki lo agarro con calma y se lo paso tranquilamente a aquella niña. Esta lo agarro y le dedico una pequeña sonrisa al peli rubio, y empezó a tomar lentamente de aquel líquido color naranja, se dio media vuelta y se quedo viendo, sentado en la barra lo que estaba sucediendo, al parecer debía una disculpa a Cánabar por sus palabras anteriores y si había una de las cosas que le molestaban y mucho era deberle algo a alguien. Volvió a suspirar, cerro lo ojos y los abrió de manera lenta.
Sawaki: Siento lo que te dije. Al parecer si estaba equivocado y me alegra estarlo. ¿Me disculpas, verdad?-dijo con un gran tono de timidez y con mucho nerviosismo ya que él quería desde el fondo de su corazón ser amigo de Cánabar aun cando las cosas que hayan pasado hace un par de minutos atrás fueran un mal comienzo, este quizás sea el primer paso para lograr hacerse amigo de él. Se quedo callado con la mirada perdida hacía otro lado, puesto que dejar su orgullo de lado no era algo que le gustara mucho y no le gustaba entablar contacto visual con aquellas personas que de un modo u otro terminaban por tener la razón. Dejo otro par de monedas pagando el vaso que la chica seguía tomando a gusto. Mientras esperaba una respuesta por parte de aquel Gyojin blanco y que hasta ahora no se había dado cuenta, era de un tamaño descomunal. Era prácticamente el doble de alto que Sawaki y por lo tanto debía tener cuidado, los tipos grandes no eran tipos demasiado amigables, o por lo menos todas las personas grandes que el joven navegante había conocido, no eran demasiado agradables para el Gyojin.
Logro ver las acciones de todos en la taberna, suspiro larga y pesadamente por lo que estaba pasando pero se sorprendió al ver como es que Cánabar trataba a aquella niña, al parecer su primera impresión de Sawaki sobre él estaba equivocada. Cosa que lo hizo recapacitar sobre sus palabras ya que al parecer ese sujeto solo mataba si era necesario. Así que se tomo lo último que le quedaba en el vaso, y dejo un par de berries pagando por los destrozos que habían hecho sus “amigos” y el sujeto que trato de defender a la niña de aquel oso mutante. Que para Sawaki seguía siendo un humano con una simple zoan, aunque su aspecto parecía demasiado real y dudaba que un humano fuera tan idiota como para mostrar sus poderes de inmediato.
Se acerco por la espalda a ambos y se quedo viendo a la niña, al parecer no estaba asustada de ellos y eso hizo que se relajara, respiro profundamente para agacharse a la altura de la Cánabar y entonces le dedico una pequeña sonrisa a la niña, le desordeno el pelo y acto seguido se levanto, se dio media vuelta y miro al tabernero, y entonces con un tono relajado y tranquilo le hablo a este.
Sawaki: Tráele un vaso con un jugo. Yo te lo pagaré no te preocupes.-acto seguido el tabernero asintió con la cabeza y fue en busca de dicho vaso, no se demoro mucho y lo trajo prácticamente lleno, Sawaki lo agarro con calma y se lo paso tranquilamente a aquella niña. Esta lo agarro y le dedico una pequeña sonrisa al peli rubio, y empezó a tomar lentamente de aquel líquido color naranja, se dio media vuelta y se quedo viendo, sentado en la barra lo que estaba sucediendo, al parecer debía una disculpa a Cánabar por sus palabras anteriores y si había una de las cosas que le molestaban y mucho era deberle algo a alguien. Volvió a suspirar, cerro lo ojos y los abrió de manera lenta.
Sawaki: Siento lo que te dije. Al parecer si estaba equivocado y me alegra estarlo. ¿Me disculpas, verdad?-dijo con un gran tono de timidez y con mucho nerviosismo ya que él quería desde el fondo de su corazón ser amigo de Cánabar aun cando las cosas que hayan pasado hace un par de minutos atrás fueran un mal comienzo, este quizás sea el primer paso para lograr hacerse amigo de él. Se quedo callado con la mirada perdida hacía otro lado, puesto que dejar su orgullo de lado no era algo que le gustara mucho y no le gustaba entablar contacto visual con aquellas personas que de un modo u otro terminaban por tener la razón. Dejo otro par de monedas pagando el vaso que la chica seguía tomando a gusto. Mientras esperaba una respuesta por parte de aquel Gyojin blanco y que hasta ahora no se había dado cuenta, era de un tamaño descomunal. Era prácticamente el doble de alto que Sawaki y por lo tanto debía tener cuidado, los tipos grandes no eran tipos demasiado amigables, o por lo menos todas las personas grandes que el joven navegante había conocido, no eran demasiado agradables para el Gyojin.
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El tipo iba a coger otra silla, muy probablemente para estamparmela. Intente moverme pero la niña en mis brazos me lo impedia. me puse de espaldas para aguantar el siguiente golpe de forma mas comoda. Sin embargo no senti nada. Despacio me gire para ver que ocurria. Resultaba que el pobre al que habia meado me acababa de defender. Parecia que estaba atemorizando. Asustaba nada mas verlo pero seguia siendo un pez, y esos eran mis desayuno de los domingos. Me recordo que habia ido a la playa, a pescar y aquel pececito me habia entretenido. El hombre se acerco y esgrimi mis colmillos para aullentarle pero parecio temer mas al otro.
--Pe... pe... perdón. No sabía... lo que hacía. No quería hacer daño a la niña... ¡Au!... ¡Ni al oso!- yo no iba a aceptar aquella disculpa. Puede que la niña si pero yo no perdonaba.
-Marchate- mi rugido altero a un par de cliente no muy alejados. En cuanto pude me escabulli de aquella taberna. El aire fresco inundo mis pulmones sin embargo debia concentrarme en percibir el aroma de aquel borracho. El llevar unas copas de mas me perjudicaba. El hedor de ajos con tierra recien sembrada, me sono del interior. Me puse a seguir aaquel olor para ver donde me llevaba
--Pe... pe... perdón. No sabía... lo que hacía. No quería hacer daño a la niña... ¡Au!... ¡Ni al oso!- yo no iba a aceptar aquella disculpa. Puede que la niña si pero yo no perdonaba.
-Marchate- mi rugido altero a un par de cliente no muy alejados. En cuanto pude me escabulli de aquella taberna. El aire fresco inundo mis pulmones sin embargo debia concentrarme en percibir el aroma de aquel borracho. El llevar unas copas de mas me perjudicaba. El hedor de ajos con tierra recien sembrada, me sono del interior. Me puse a seguir aaquel olor para ver donde me llevaba
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El pequeño gyojin rubio pidió disculpas por haberme juzgado mal. Ya no importaba, así que no tenía nada que perdonarle. Pero, en el fondo, sí que me molestaba que me hubiera confundido con un asesino sin escrúpulos. Aunque, bueno, tampoco era el crío idiota con el que yo lo había confundido a él. Quizás el oso tampoco era tan mala persona y... ¡el oso! Había desaparecido de mi vista por un despiste. El gyojin me había entretenido y no había visto cuando ni hacia dónde se había marchado. No tenía por qué seguirlo, pero sentía cierta curiosidad por él y me interesaba saber quién y qué era. Me dirigí hacia el gyojin.
-No tienes que pedir disculpas, no pasa nada. Y ahora, si me disculpas, tengo asuntos pendientes con el oso y me voy a buscarlo- Le dije.
Me despedí del gyojin con un gesto y salí de la taberna. No tenía ni idea de dónde podría haber ido, pero estaba dejando unas huellas enormes en la tierra del suelo. No sería muy difícil seguirlo, si pretendía ser sigiloso o pasar desapercibido no le iba a salir bien. Miré hacia la taberna y le dije al peliamarillo que podía venir conmigo si quería. No me fiaba de dejarlo solo cuando uno de los humanos había escapado con vida. Seguro que tomaría represalias. Miré el camino de huellas, pero había algo raro. Se dirigían hacia una parte muy poco poblada de la ciudad, a la zona de cultivo. ¿Qué iba a hacer allí?
Comencé a andar siguiendo las huellas. Tal vez estaba tratando de huir de mí o quería armar problemas en una zona poco frecuentada. En cierto modo me sentía responsable por él, aunque no entendía el por qué. No había ningún motivo para ello, pero así era. Llevaría cuatro o cinco minutos fuera de mi alcance, por lo que no tardaría demasiado en encontrarlo. Aunque, en esa forma y teniendo los poderes de una fruta del diablo, seguramente tendría mucho más aguante y velocidad que yo. Aunque las huellas tenían una distancia corta entre ellas, como si estuviera andando y no corriendo. Aquí había algo extraño.
-¿Por qué siempre me meto en estos problemas?- Pregunté.
-No tienes que pedir disculpas, no pasa nada. Y ahora, si me disculpas, tengo asuntos pendientes con el oso y me voy a buscarlo- Le dije.
Me despedí del gyojin con un gesto y salí de la taberna. No tenía ni idea de dónde podría haber ido, pero estaba dejando unas huellas enormes en la tierra del suelo. No sería muy difícil seguirlo, si pretendía ser sigiloso o pasar desapercibido no le iba a salir bien. Miré hacia la taberna y le dije al peliamarillo que podía venir conmigo si quería. No me fiaba de dejarlo solo cuando uno de los humanos había escapado con vida. Seguro que tomaría represalias. Miré el camino de huellas, pero había algo raro. Se dirigían hacia una parte muy poco poblada de la ciudad, a la zona de cultivo. ¿Qué iba a hacer allí?
Comencé a andar siguiendo las huellas. Tal vez estaba tratando de huir de mí o quería armar problemas en una zona poco frecuentada. En cierto modo me sentía responsable por él, aunque no entendía el por qué. No había ningún motivo para ello, pero así era. Llevaría cuatro o cinco minutos fuera de mi alcance, por lo que no tardaría demasiado en encontrarlo. Aunque, en esa forma y teniendo los poderes de una fruta del diablo, seguramente tendría mucho más aguante y velocidad que yo. Aunque las huellas tenían una distancia corta entre ellas, como si estuviera andando y no corriendo. Aquí había algo extraño.
-¿Por qué siempre me meto en estos problemas?- Pregunté.
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No tenia prisa por lo que iba caminando tranquilo echando un ojo a mi alrededor por si por alguna de aquellas me topaba con un cazador o simplemente alguien asustado de mi presencia. Encontre a una cierta distancia la casa medio derruida de donde salia el hedor. Parecia que alguien estaba cocinando pues un tremenda humareda salia de lo alto. Parecia que me habia equivocado. Ese olor aun siendo familiar provenia de una maldita chimena. Mire por si acaso pero por la ventana solo vi una familia cerca de la cazuela. Ninguno de ellos se parecia al hombre violento de la taberna. Aquella pequeña caminata, junto con los ajos me habia dado hambre. Volvi hacia la taberna pero a medio camino vi como los dos gyogins, que habia dejado atras sentadosen la barra, se dirigian hacia a mi. Parecian estar siguiendo mis huellas pues otra cosaseria demasiada casualidad. Me acerque como si conmigo no fuera la cosa y al pasar por su lado me puse a cuatro patas y empece a correr. Tenia hambre pero los dos pescaos eran demasiada pelea para un manjar muy duro.
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