(Pasado/Privado) Yes, your highness [Drake/Beato]

Un bote se acercaba a aquella villa. En dicho bote se hallaba Drake, el chico sonreía tranquilo dirigiéndose aquella isla. No era la primera vez que la visitaba ya que en ella conoció a un marine llamado Garland y le ayudó en una ocasión a pelear, pero se había olvidado del motivo por el que había ido. Había ido para investigarla pero se olvidó y se fue, por este motivo se dirigía de nuevo a investigar aquella isla. Una vez el bote encalló en la arena salió el chico. Su mirada era algo sádica ahora pues estaba deseando eliminar a alguien por diversión. Ese día iba sin camiseta, mostrando su poderoso pecho y sus abdominales sobrehumanos. Su cuerpo era algo increíble y parecía un verdadero monstruo. Sus brazos impresionantes y su espalda firme. Tan solo llevaba sus pantalones largos negros y sus sandalias. En la espalda llevaba amarrada su enorme guadaña negra y en su cintura unos guanteletes de acero con un pincho en la zona del nudillo corazón.

- Hora de cazar

Dijo aquel chico que estaba en busca y captura. No le importaba ir con esas pintas por las calles pues le encantaba su fuerza y seguía entrenándola cada día. Se había convertido en alguien muy difícil de vencer en el cuerpo a cuerpo por no decir casi imposible. Tan solo un hombre había demostrado poder superar a Drake. Sus ojos verdes aceituna observaban cada casa con detenimiento y una brisa de aire movió su pelo castaño hacia un lado. De repente por mitad de la calle un hombre corría asustado, como si huyera de alguien. Este se dirigía a la playa, cuando pasó por al lado del castaño este solo estiró el puño con fuerza hacia su rostro. Aquel puñetazo partió la mandíbula de aquel hombre tirándolo al suelo y matándolo en el acto sin pensárselo dos veces. Observó como la sangre salía de su boca formando un pequeño charco en mitad de la calle. Las pocas personas que había por las calles entraban en sus casas asustadas por lo que habían presenciado.

Drake siguió caminando tranquilamente un par de metros más cuando un hombre se puso delante de él. Parecía ser un marine jubilado pues era un anciano de unos ochenta años con una katana con el símbolo de la marina gravada en ella. Su pelo era grisáceo y blanco y era bajito de ojos marrones. Tras unos instantes lanzó un tajo hacia el chico. Este saltó hacia atrás ágilmente mientras reía algo sádico, le encantaba pelear pero aquel hombre no podría vencerle pues su cuerpo ya no estaba para aquellos trotes. Cuando el anciano atacó de nuevo, este se agachó evadiendo el ataque y tras eso golpeó el pecho del anciano tirándolo de espaldas y matándolo por la fuerza bestial que poseía el chico. Había dos cadáveres a su alrededor y le daba absolutamente igual. Suspiró un poco y allí mismo se crujió los dedos de las manos para después bostezar.

- Estúpidos humanos, todo el día en mi camino.

Ante el chico castaño ahora se hallaba un joven, este la observaba con la expresión sádica demostrada anteriormente en su rostro. Aquella chica hablaba de emperatrices y dioses. Todo le daba igual al joven asesino pues allí el único ser superior a todos era él. Ahora aquella mujer decía algo sobre su guardia privada y de la nada aprecian tres hombres con espadas corriendo hacia él. La sonrisa del chico se amplió mucho mas y despacio llevó la mano al mango de su guadaña, con gran habilidad la sacó y empezó a bloquear los ataques de aquellos tipos, la monstruosa fuerza del chico no podía compararse y aquellos tipos no le costarían nada. Encima un cuchillo fue hacia él, pudo esquivarlo en el último momento echando la cara a un lado, el arma le rozó la mejilla y cayó al suelo haciéndole un leve corte de roce en esta. Con una sonrisa aún mas sádica continuó peleando y cubriéndose de los ataques de aquellos tíos con espadas. Pensaba acabar con todos sin importarle los demás. Sus ojos estaban entretenidos esquivando y cubriéndose los golpes que gracias a su enorme guadaña podía bloquear fácilmente.

Tras varios ataques más el chico recibió un corte leve en el hombro. Tras una enorme sacudida con su guadaña consiguió eliminar a dos de ellos fácilmente. Al quedar solo uno se cubrió hasta estirar el brazo cogiéndolo del cuello y estampándolo contra el suelo. Después golpeó su rostro destrozándolo contra el suelo. Observó ahora como había más protegiendo a la chica, eran otras chicas al igual que ella.


- Cuantos más idiotas vengan más me divertiré humana, no creas que así vas a poder vencerme. No puedes vencer a un Dios y menos con esa actitud de enviar gente como una cobarde en lugar de venir tú misma a por mí. No sé que para que mandas que me ataquen espero que no quieras violarme o algo parecido. No vas a poder vencer a la bestia, no mientras solo seáis estúpidos sin fuerza alguna, ha llegado mi turno de atacar. Es hora de decir adiós, os mandare a todos a volar.

El chico se puso en guardia guardando su guadaña en la espalda y alzando los puños, pegó dos pasos hacia ellas y empezó a golpear el aire con fuerza. Fue formando poderosas ondas de choque que fueron directas a por las cuatro. De esta forma planeaba mandarlas a todas a volar sin piedad alguna.

Ondas de choque (AIF)

Una vez lanzadas aquellas poderosas ondas que se dirigían hacia las chicas sonrió de lado tranquilamente mientras se crujía los huesos de los nudillos. Si seguía apareciendo gente rara usaría el poder de su forma de la estrella negra. En ese momento más le valía a todo el pueblo huir pues las casas serian destruidas y todo lo que se metiera en su camino igual. Por suerte para la chica aún no quería usar esa habilidad. Esperaba poder haberles acertado con las ondas de choque que iban hacia ellas.

Había conseguido eliminar aquellos tres idiotas. Ahora dos de ellos se le acercaban con enormes espadones. Parecían no escarmentar pues la guadaña del chico mas su increíble fuerza podría bloquearlas y serian muy lentos tras sus ataques. Pero ahora estaban disparando, había que ser algo tonto para disparar estando sus compañeros delante. Pero aquella rubia no parecía importarle sus súbditos al parecer. De repente una idea le vino a la mente al castaño. Iba a reírse un poco de ella y lo haría con el plan que tenía, bloqueaba los golpes con su guadaña y echándose a los lados, se ocultaba poniéndose frente a ellos para que las balas no le dieran. Una de ellas pasó rozando su hombro y otra rozando su pierna. No le gustaba la idea de que alguien tratara a sus propios hombres como basura, pero bueno había gente para todo. Le hizo gracia lo de superior pues para Drake solo era una mosca en la página del periódico. Una simple humana, y eso de hacer aparecer gente de la nada dispuesta a luchar por ella no era muy humano, debía poseer algún poder especial o alguna fruta del diablo. Lo que si era seguro es que aquellos idiotas no podrían vencerle fácilmente.

Tras un enorme tajo consiguió decapitar a uno de aquellos hombres para después saltar a un tejado. Mientras saltaba ya no era una persona, era un enorme lobo blanco de ojos dorados. Un animal elegante y majestuoso que ahora mirada a la rubia desde el tejado mientras corría alejándose del lugar.

- Ni Diosa ni nada, solo eres un peón en este juego. Solo eres una ridícula humana que por cierto huele fatal, deberías ducharte un poco más. Bueno es la hora de la despedida adiós rubita, píllame si puedes.

Dijo aquel lobo corriendo por los tejados a una velocidad impresionante. Ninguno de aquellos humanos podría alcanzarle corriendo, el plan del chico era jugar un rato al pilla con la rubia y sus secuaces. Mientras corría por los tejados se dio cuenta de que no podrían alcanzarle, saltó a una de las calles y siguió corriendo un poco mas mientras se alejaba. No le gustaba pelear con mujeres y menos las que se creían algo importante, por eso le agradaba mas jugar a un simple juego de correr y así se divertiría. Por muchos tipos que aquella chica pudiera invocar, jamás podrían igualar la velocidad que aquel lobo blanco tenia. Una vez alejado bastante se metió en una especie de cueva que había en el bosque. La cueva tenía dos entradas por lo que fácilmente podría volver a correr si lo encontraban allí. Era de risa, pero el lobo se lo estaba pasando bomba jugando con aquellos tíos que salían de la nada. Había merecido la pena solo ir a la isla por aquello. Jugaría con ellos un poco más, se cargaría  algunas personas y tras eso si se aburría mucho se iría del lugar sin decir nada. Ahora solo quedaba esperar para ver si lo conseguían encontrar. Volvió a su forma humana.