Minato Kazuo
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Un buen cirujano debe estar entrenado no solo en cerrar heridas, sino también en abrirlas para poder implantar diferentes sistemas que de una forma u otra deben ser implantados en el cuerpo Humano. Los cyborg eran cada día más numerosos, y saber algo de mecánica para este ámbito podía ser un gran avance en su desarrollo médico. Aquello se lo había preguntado Minato unos días atrás, por lo que con intención de cumplir esto y de mejorar sus aptitudes de resistencia al frío decidió viajar a una famosa isla de invierno cuya tecnología se encontraba como las mejores del mundo. Karakuri, ese era su objetivo. Ya la podía ver en la lejanía, desde el timón acercándose al borde del enorme acorazado de la marina en el que iba. - ¡¡Minato Kazuo!! ¡¡Prepárate, marcharás en un bote desde aquí!! Volveremos en tres días, no te mueras para entonces... - dijo una voz a sus espaldas. Era el capitán de aquel barco, un poderoso marine que había accedido a llevarlo a la isla pues le interesaba el progreso de aquel hombre tanto en el combate como en la medicina. Apostaba por los más novatos porque sabía que un día serían la base sobre la que se sentaría la marina.
Una vez montado en aquel bote, Minato comenzó a remar por el afortunadamente calmado mar con ligero temor por caerse al agua. No era usuario de akuma, por lo que no se hundiría hasta el fondo de aquel lugar, pero seguro que estaba congelada y de no encontrar una aldea o poblado en la isla que tenía justo enfrente quizás muriera congelado. De hecho, no sabía nada acerca de lo que podía encontrarse allí, tan solo llevaba sus ropas de siempre que no proporcionaban un gran calor, por lo que no debía dejar de moverse sino quería morir de hipotermia. También portaba con su equipo médico y también con sus ninjatos, de las cuales no se separaría fácilmente. Lo mismo pasaba con su casco, el cual por suerte si parecía mantener calientes sus ideas. Quizás debía haber preparado aquel viaje más, en lugar de decidir hacerlo cinco minutos antes en cuanto vio la isla en el horizonte. Cabe destacar que el capitán del barco accedió a escoltarlo hasta allí muy rápidamente, aunque no es seguro si para cumplir su voluntad o para deshacerse de él.
En cualquier caso, la pequeña barca que se le había prestado al joven pelirrojo atracó en lo que parecía ser una playa helada, un montículo de hielo liso en el cual podía dejar el vehículo y moverse libremente por la isla. Su primera acción nada más desembarcar fue comprobar que su calzado no era demasiado resbaladizo, pero solo consiguió estar a punto de caerse al suelo. Como medida de precaución, tomó algo de pegamento y untó las suelas de ambas zapatillas para al instante echar un puñado de arena que había en el bote, probablemente traída desde alguna isla de verano. De esta forma las esquirlas de los granos de arena y las piedrecillas evitarían que fuera tan resbaladizo, aunque seguro que no impedía que se diera algún que otro golpe.
Comenzó a caminar hacia el interior de la isla, sin saber muy bien donde iba. Quizás hubiera un puerto cercano y él había ido a atracar a la parte de la isla más yerma y deshabitada, pero su inexperiencia en aquel tipo de situaciones le impedían razonar la mejor idea. Caminó unos minutos, concentrándose en evitar que el frío se hiciera con su cuerpo, intentando vislumbrar alguna estructura que le sirviera de guía o alguien a quien preguntarle como se llegaba a algún lugar habitado.
Una vez montado en aquel bote, Minato comenzó a remar por el afortunadamente calmado mar con ligero temor por caerse al agua. No era usuario de akuma, por lo que no se hundiría hasta el fondo de aquel lugar, pero seguro que estaba congelada y de no encontrar una aldea o poblado en la isla que tenía justo enfrente quizás muriera congelado. De hecho, no sabía nada acerca de lo que podía encontrarse allí, tan solo llevaba sus ropas de siempre que no proporcionaban un gran calor, por lo que no debía dejar de moverse sino quería morir de hipotermia. También portaba con su equipo médico y también con sus ninjatos, de las cuales no se separaría fácilmente. Lo mismo pasaba con su casco, el cual por suerte si parecía mantener calientes sus ideas. Quizás debía haber preparado aquel viaje más, en lugar de decidir hacerlo cinco minutos antes en cuanto vio la isla en el horizonte. Cabe destacar que el capitán del barco accedió a escoltarlo hasta allí muy rápidamente, aunque no es seguro si para cumplir su voluntad o para deshacerse de él.
En cualquier caso, la pequeña barca que se le había prestado al joven pelirrojo atracó en lo que parecía ser una playa helada, un montículo de hielo liso en el cual podía dejar el vehículo y moverse libremente por la isla. Su primera acción nada más desembarcar fue comprobar que su calzado no era demasiado resbaladizo, pero solo consiguió estar a punto de caerse al suelo. Como medida de precaución, tomó algo de pegamento y untó las suelas de ambas zapatillas para al instante echar un puñado de arena que había en el bote, probablemente traída desde alguna isla de verano. De esta forma las esquirlas de los granos de arena y las piedrecillas evitarían que fuera tan resbaladizo, aunque seguro que no impedía que se diera algún que otro golpe.
Comenzó a caminar hacia el interior de la isla, sin saber muy bien donde iba. Quizás hubiera un puerto cercano y él había ido a atracar a la parte de la isla más yerma y deshabitada, pero su inexperiencia en aquel tipo de situaciones le impedían razonar la mejor idea. Caminó unos minutos, concentrándose en evitar que el frío se hiciera con su cuerpo, intentando vislumbrar alguna estructura que le sirviera de guía o alguien a quien preguntarle como se llegaba a algún lugar habitado.
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No podía dejar de estornudar. Aquel maldito clima no le sentaba nada bien, y menos aún vestido con una chaqueta que dejaba su torso al descubierto. Realmente era incapaz de vestirse adecuadamente en función de la temperatura y mucho menos de andar por la nieve. No sabía cómo la gente que vivía en islas nevadas podía ir de un sitio a otro si a cada paso que daban se hundían medio metro en la nieve.
Arribor volvió a estornudar con fuerza y siguió su camino, maldiciendo continuamente su mala suerte. Al colarse en aquel barco no esperaba acabar en un páramo helado, sin el menor indicio de civilización. Durante el viaje por mar, decidió echarse una siesta en la bodega del barco y cuando quiso despertarse estaba medio enterrado en la nieve y con un ciervo olisqueándole. Lo que peor veía era que ni siquiera le habían dejado cerca de un puerto, decidió que sería la última vez que se colaba en un barco sin averiguar de quien era.
Durante un buen rato, estuvo perdido entre la nieve, hasta que por fin encontró un bosque. Este destacaba enormemente entre la blancura del terreno por lo que fue hasta allí como una polilla hacia la luz. En cuanto atravesó la primera línea de árboles, notó como el frío extremo daba paso a un frío extremo algo más soportable. Por suerte tenía experiencia en climas fríos, por lo que no se congelaría, al menos de momento. Aprovechando la espesa vegetación, se construyó un refugió improvisado a base de ramas y arbustos. Por desgracia no le quedó demasiado bien y un golpe de viento se lo tiró encima con gran facilidad. Arribor salió de entre los restos de su fracasado refugio y se dedicó a buscar alguna cueva o algo donde descansar un rato.
Fue entonces cuando el animal más extraño que había visto jamás apareció por allí. Se trataba de un lobo aparentemente normal, de pelaje blanco y con los ojos extremadamente azules. Sin embargo, el rasgo que lo distinguía del resto eran las piezas metálicas que llevaba implantadas en su cuerpo. Parecía que alguien le hubiese pegado piezas robóticas por algún motivo que desconocía. Sin pensárselo dos veces, el pirata decidió seguir al animal para ver si averiguaba algo sobre aquella extraña criatura.
Arribor volvió a estornudar con fuerza y siguió su camino, maldiciendo continuamente su mala suerte. Al colarse en aquel barco no esperaba acabar en un páramo helado, sin el menor indicio de civilización. Durante el viaje por mar, decidió echarse una siesta en la bodega del barco y cuando quiso despertarse estaba medio enterrado en la nieve y con un ciervo olisqueándole. Lo que peor veía era que ni siquiera le habían dejado cerca de un puerto, decidió que sería la última vez que se colaba en un barco sin averiguar de quien era.
Durante un buen rato, estuvo perdido entre la nieve, hasta que por fin encontró un bosque. Este destacaba enormemente entre la blancura del terreno por lo que fue hasta allí como una polilla hacia la luz. En cuanto atravesó la primera línea de árboles, notó como el frío extremo daba paso a un frío extremo algo más soportable. Por suerte tenía experiencia en climas fríos, por lo que no se congelaría, al menos de momento. Aprovechando la espesa vegetación, se construyó un refugió improvisado a base de ramas y arbustos. Por desgracia no le quedó demasiado bien y un golpe de viento se lo tiró encima con gran facilidad. Arribor salió de entre los restos de su fracasado refugio y se dedicó a buscar alguna cueva o algo donde descansar un rato.
Fue entonces cuando el animal más extraño que había visto jamás apareció por allí. Se trataba de un lobo aparentemente normal, de pelaje blanco y con los ojos extremadamente azules. Sin embargo, el rasgo que lo distinguía del resto eran las piezas metálicas que llevaba implantadas en su cuerpo. Parecía que alguien le hubiese pegado piezas robóticas por algún motivo que desconocía. Sin pensárselo dos veces, el pirata decidió seguir al animal para ver si averiguaba algo sobre aquella extraña criatura.
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Un bosque cercano parecía ser la mejor opción para resguardarse del frío, o por lo menos del viento que le congelaba hasta las fibras del pelo hasta el punto que no sabía cuánto tardaría en poder quitarse el casco de metal de la cabeza. Se internó en él y cuando avanzó unos cuantos metros notó cierta mejoría, si bien parecía que no se libraría del frío tan fácilmente y que debía seguir buscando refugio, el lugar donde tenían las instalaciones quirúrjicas que podrían volverlo un especialista de implantes cyborgs. No obstante tenía una determinación que le impediría rendirse, pues ni los elementos ni el tiempo podrían detener su avance imparable a través de los difíciles terrenos hasta llegar a su ansiado objetivo.
No obstante la curiosidad puede que lo hiciera. Se detuvó a observar un rastro, unas huellas que sin duda pertenecían a un animal salvaje de la zona y que habían llamado su atención por una razón. Tres cuartas partes de las huellas eran normales, pero una de ellas era mucho más diferente y regular, con rectas en vez de curvas. Su mente rápidamente pensó que se trataba de algún tipo de implante cyborg y que quizás el animal se dirigía a un laboratorio, por lo que seguir aquel rastro se había convertido en su mejor opción. Debía caminar rápido sin embargo, pues aunque estaba cubierto por los árboles si comenzaba a nevar con intensidad el rastro se perdería al igual que él en aquel bosque. Comenzó a caminar a buen paso con aquellas huellas como guía mientras oteaba el horizonte en busca del animal pues si lo ahuyentaba era poco probable que lo guiara hasta su guarida. Por ello decidió viajar saltando de rama en rama, por las copas de los árboles cubierto con el sonido del viento y oculto por el follaje de los árboles perenne.
Sin embargo se detuvo, pues antes de ver al animal que se encontraba siguiendo sus ojos detectaron a alguien más, haciendo que se bajara rápidamente de las ramas y se acercara a buen paso haciendo gran cantidad de ruido. - ¡Tú! - pronunció mientras se acercaba. Cuando la distancia entre ellos fue de alrededor cinco metros decidió liberar todos sus pensamientos en unas pocas palabras. - ¡Arribor Neus! ¡El destino ha querido que nos volvamos a encontrar y esta vez no te dejaré escapar! ¡Los engañaste para que te hicieran Yonkaikyo y ahora...! Espera, ¿por qué ya no tienes tu puesto? - preguntó con curiosidad. La noticia de que ya no poseía su rango no era ningún secreto. Si bien su cuerpo estaba en posición flexionada y lista para combatir y el ambiente era bastante agresivo y hostil, el pelirrojo necesitaba respuestas antes de lanzarse al ataque contra aquel hombre. No era como si fuera a perdonarle si decía que lo habían echado o si decía que se había ido, pero quería saberlo antes de teñir la nieve de rojo.
No obstante la curiosidad puede que lo hiciera. Se detuvó a observar un rastro, unas huellas que sin duda pertenecían a un animal salvaje de la zona y que habían llamado su atención por una razón. Tres cuartas partes de las huellas eran normales, pero una de ellas era mucho más diferente y regular, con rectas en vez de curvas. Su mente rápidamente pensó que se trataba de algún tipo de implante cyborg y que quizás el animal se dirigía a un laboratorio, por lo que seguir aquel rastro se había convertido en su mejor opción. Debía caminar rápido sin embargo, pues aunque estaba cubierto por los árboles si comenzaba a nevar con intensidad el rastro se perdería al igual que él en aquel bosque. Comenzó a caminar a buen paso con aquellas huellas como guía mientras oteaba el horizonte en busca del animal pues si lo ahuyentaba era poco probable que lo guiara hasta su guarida. Por ello decidió viajar saltando de rama en rama, por las copas de los árboles cubierto con el sonido del viento y oculto por el follaje de los árboles perenne.
Sin embargo se detuvo, pues antes de ver al animal que se encontraba siguiendo sus ojos detectaron a alguien más, haciendo que se bajara rápidamente de las ramas y se acercara a buen paso haciendo gran cantidad de ruido. - ¡Tú! - pronunció mientras se acercaba. Cuando la distancia entre ellos fue de alrededor cinco metros decidió liberar todos sus pensamientos en unas pocas palabras. - ¡Arribor Neus! ¡El destino ha querido que nos volvamos a encontrar y esta vez no te dejaré escapar! ¡Los engañaste para que te hicieran Yonkaikyo y ahora...! Espera, ¿por qué ya no tienes tu puesto? - preguntó con curiosidad. La noticia de que ya no poseía su rango no era ningún secreto. Si bien su cuerpo estaba en posición flexionada y lista para combatir y el ambiente era bastante agresivo y hostil, el pelirrojo necesitaba respuestas antes de lanzarse al ataque contra aquel hombre. No era como si fuera a perdonarle si decía que lo habían echado o si decía que se había ido, pero quería saberlo antes de teñir la nieve de rojo.
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Aquel lobo no parecía verse afectado por los múltiples implantes cibernéticos colocados en su cuerpo. De hecho se movía con una facilidad pasmosa por el bosque, sin que ninguna de esas placas metálicas le dificultasen el movimiento a pesar de que una de ellas estaba colocada en una de sus patas. Llevaba otra en la cabeza, justo encima de su ojo izquierdo, y otra en el lomo de la que surgían un par de luces rojas parpadeantes. Arribor lo siguió durante un rato, esperando a que hiciera algo interesante. Sin embargo no parecía comportarse de forma diferente a cualquier otro lobo. En ese momento una voz familiar a su espalda llamó su atención.
-¡Arribor Neus! ¡El destino ha querido que nos volvamos a encontrar y esta vez no te dejaré escapar! ¡Los engañaste para que te hicieran Yonkaikyo y ahora...! Espera, ¿por qué ya no tienes tu puesto? -
El pirata no salía de su asombro, se trataba de Minato Kazuo un marine con el que tenía una relación un tanto tirante, quizás debido al hecho de que hubiesen estado apunto de matarse en una ocasión. Aun así Arribor no le guardaba rencor, de hecho incluso le caía bien a pesar de su actitud violenta hacia él.
-Eh, eres tú... esto... emm... No me lo digas, me acordaré. -dijo Arribor intentando acordarse del nombre de aquel tipo. No era bueno recordando nombres, caras o cualquier otra cosa, pero al final siempre se acordaba. Normalmente. Tardó unos segundos en identificar al marine, pero al final le vino a la cabeza. -Minato, eso es. Ha pasado tiempo marine, deberías saber lo que pasa con los títulos del gobierno, ¿no? Bueno que más da, me lo quitó un lobo, no tiene importancia. -En ese momento fue consciente de la tensión del pelirrojo, parecía apunto de saltar sobre él y eso que acababan de reencontrarse. En realidad no le parecía mal la idea de un combate, de esa forma podría tener su revancha y, lo que era más importante, librarse del frío durante un rato. -Pareces tenso, ¿tanta manía me tienes? Te lo aviso, hace frío y si buscas pelea no me pienso contener.
En ese momento una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro del pirata, ya se había olvidado del frío, lo único importante en ese momento era el marine que tenía frente a él. No imaginaba encontrárselo en aquella isla y menos aún que pelearían nada más verse, pero no por eso sería menos interesante. Con un brusco movimiento hizo crujir su cuello mientras activaba las púas de sus anillos preparándose para un ataque inminente. Esta vez pensaba ganar.
-¡Arribor Neus! ¡El destino ha querido que nos volvamos a encontrar y esta vez no te dejaré escapar! ¡Los engañaste para que te hicieran Yonkaikyo y ahora...! Espera, ¿por qué ya no tienes tu puesto? -
El pirata no salía de su asombro, se trataba de Minato Kazuo un marine con el que tenía una relación un tanto tirante, quizás debido al hecho de que hubiesen estado apunto de matarse en una ocasión. Aun así Arribor no le guardaba rencor, de hecho incluso le caía bien a pesar de su actitud violenta hacia él.
-Eh, eres tú... esto... emm... No me lo digas, me acordaré. -dijo Arribor intentando acordarse del nombre de aquel tipo. No era bueno recordando nombres, caras o cualquier otra cosa, pero al final siempre se acordaba. Normalmente. Tardó unos segundos en identificar al marine, pero al final le vino a la cabeza. -Minato, eso es. Ha pasado tiempo marine, deberías saber lo que pasa con los títulos del gobierno, ¿no? Bueno que más da, me lo quitó un lobo, no tiene importancia. -En ese momento fue consciente de la tensión del pelirrojo, parecía apunto de saltar sobre él y eso que acababan de reencontrarse. En realidad no le parecía mal la idea de un combate, de esa forma podría tener su revancha y, lo que era más importante, librarse del frío durante un rato. -Pareces tenso, ¿tanta manía me tienes? Te lo aviso, hace frío y si buscas pelea no me pienso contener.
En ese momento una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro del pirata, ya se había olvidado del frío, lo único importante en ese momento era el marine que tenía frente a él. No imaginaba encontrárselo en aquella isla y menos aún que pelearían nada más verse, pero no por eso sería menos interesante. Con un brusco movimiento hizo crujir su cuello mientras activaba las púas de sus anillos preparándose para un ataque inminente. Esta vez pensaba ganar.
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Aquella sensación era bastante difícil de describir para Minato, pues era una sensación que no solía sentir nunca que entablaba combate. Satisfacción, alegría por haberse reencontrado con aquel hombre que bajo su punto de vista era tan solo un pirata que merecía estar en Impel Down. Le sorprendieron sus palabras acerca de que alguien le había quitado el puesto, pues cuando combatió con él había comprobado que era bastante fuerte y no sabía si iba a poder ganarle de nuevo, especialmente porque la estrategia de "ensuciar su sangre con arena" no iba a funcionar pues no creía que la nieve fuera excesivamente perjudicial y manchara aquel líquido carmesí tan preciado. Por suerte para él se encontraban en un terreno que de alguna manera le favorecía, pues su combate aéreo se basaba en "rebotar" entre las paredes y propulsarse para hacer un ataque letal. Aún con todo eso podía notar la muerte acechando su cuello con un susurro, el aliento de todos aquellos que como él se encontraban en una igualada pelea que le ponía los pelos de punta.
Su corazón palpitaba con furia contra su pecho, no era odio lo que sentía sino una emoción difícil de describir. - No es manía... Supongo que es cosa de la Diosa Justicia que ha decidido juntarnos aquí, en esta isla donde nadie podrá hacerte Yonkaikyo, y yo solo soy su mano ejecutora que te encerrará en Impel Down... Y supongo que también es emoción, por retomar un combate tanto tiempo deseado. - mencionó Kazuo mientras desenfundaba las dos Ninjatos y con un ágil y vistoso movimiento las daba una vuelta en su mano a las dos, siendo que la de la mano izquierda se quedó con la hoja sobresaliendo por la parte baja de su mano, todo lo contrario de la derecha que se sujetaba de la forma normal que se suelen tomar estas armas. - Entrégate ahora y que sea la Justicia la que te juzgue. De lo contrario, me veré forzado a atacarte con todas mis fuerzas... - le advirtió pese a que sabía perfectamente cuál sería la respuesta.
El combate había comenzado y Minato flexionó las piernas para lanzarse hacia adelante, no iba a demasiada velocidad por lo que sería fácilmente previsible, pero sentía la necesidad de que las armas se saludaran antes de activar su máxima velocidad. Aquel combate estaba escrito desde hacía mucho tiempo, no quería que todo terminara en una sola carta mal jugada o en un error por parte de alguno de los dos combatientes. En cuanto se acercó lo suficiente a Arribor realizó un corte con la mano derecha de forma vertical y hacia abajo, y con un segundo de intervalo y tras colocar la ninjato de la mano izquierda recta realizó un corte horizontal de derecha a izquierda en un movimiento de "revés". Ya sabía cómo funcionaba su poder, por lo que no tenía pensado permanecer demasiado cerca de él ya que no quería otra enorme cicatriz en el pecho. Era por eso que tras realizar los dos cortes trataría de alejarse con un salto hacia atrás que le daría el suficiente tiempo para reaccionar en caso de un contraataque, siempre y cuando pudiera alejarse a tiempo. Como medida de precaución activó su mantra, entrenado y perfeccionado, de forma que pudiera detectar un ataque contra él pues conocía las duras proporciones que estos podían alcanzar.
- Uno de nosotros va a caer contra el suelo. - dijo sin ningún tipo de orgullo, conocedor de que las probabilidades estaban igualadas entre ambos combatientes.
Me abalanzo y te trato de cortar er pesho con fuerza moderada.[AI]
- Spoiler:
- ¿No sientes un sentimiento especial con este combate? No es el típico combate, es algo más <3 (?)
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El silencio era total, a su alrededor solo se oía el ulular del viento a través de los árboles del bosque y el ruido de su respiración, la cual resonaba en su cabeza como si fuese lo único que existía en aquel lugar. Ante él su oponente, en aquel momento no había nada más, solo el hombre al que debía derrotar. El combate que llevaba tanto tiempo esperando por fin llegaba y estaba decidido a aprovecharlo al máximo. El marine ya había desenfundado sus dos espadas y se preparaba para saltar sobre él, no sin antes intentar convencerle de entregarse voluntariamente para que la justicia decidiese su destino. En cierto modo le parecía admirable creer tan firmemente en algo tan abstracto como la justicia.
-¿Justicia? Esa perra cruel abandonó el mundo hace mucho. Luchar en su nombre solo traerá muerte, pero ¿quién soy yo para impedirlo? -dijo llevando su mano a la espada que guardaba en la parte trasera de la cintura, un arma aparentemente normal pero capaz de extender su hoja hasta tres metros.
En ese momento, Minato se lanzó al ataque de frente. No iba tan rápido como Arribor recordaba de su anterior combate pero aún así sabía que no podía confiarse. Cuando llegó a su altura, propinó un par de cortes, uno vertical y otro horizontal, directos al torso. Intentando evitar los cortes interpuso su propia espada deteniendo la primera de las armas del marine, y extendiéndola pudo desviar la que venía en horizontal, aunque sin librarse de un corte en el costado derecho. El pelirrojo saltó hacia atrás nada más herirle, así que Arribor tuvo tiempo de herirse en los antebrazos usando las púas de sus anillos.
-Jajaja, bien, ya había olvidado lo peligrosas que eran esas cosas. -dijo refiriéndose a las dos Ninjatos del marine.
A partir de las heridas de sus brazos generó un par de guadañas de sangre que se curvaban hacia atrás y sin esperar un segundo se lanzó hacia Minato. Sabía que era rápido así que tendría que usar algún que otro truco para que no esquivase todos sus ataques. Durante la carrera echó los brazos hacia atrás unos centímetros de forma que, a su espalda y sin ser visible, las dos cuchillas se juntaron por las puntas. En cuanto llegó a poco más de dos metros del marine extendió el brazo izquierdo y usó la sangre del derecho para "sujetar" su otra arma. Sin embargo no atacaría con ella como si fuera una espada, sino que literalmente lanzaría una de las cuchillas de sangre a partir de la otra haciendo que esta girase por el aire. No creía que se esperase un ataque así, por lo que tal vez lograse herirle. Aunque en cierto modo prefería que no le provocase heridas graves, ya que le interesaba que el combate fuera interesante.
Cuchilla giratoria [AIF]
-¿Justicia? Esa perra cruel abandonó el mundo hace mucho. Luchar en su nombre solo traerá muerte, pero ¿quién soy yo para impedirlo? -dijo llevando su mano a la espada que guardaba en la parte trasera de la cintura, un arma aparentemente normal pero capaz de extender su hoja hasta tres metros.
En ese momento, Minato se lanzó al ataque de frente. No iba tan rápido como Arribor recordaba de su anterior combate pero aún así sabía que no podía confiarse. Cuando llegó a su altura, propinó un par de cortes, uno vertical y otro horizontal, directos al torso. Intentando evitar los cortes interpuso su propia espada deteniendo la primera de las armas del marine, y extendiéndola pudo desviar la que venía en horizontal, aunque sin librarse de un corte en el costado derecho. El pelirrojo saltó hacia atrás nada más herirle, así que Arribor tuvo tiempo de herirse en los antebrazos usando las púas de sus anillos.
-Jajaja, bien, ya había olvidado lo peligrosas que eran esas cosas. -dijo refiriéndose a las dos Ninjatos del marine.
A partir de las heridas de sus brazos generó un par de guadañas de sangre que se curvaban hacia atrás y sin esperar un segundo se lanzó hacia Minato. Sabía que era rápido así que tendría que usar algún que otro truco para que no esquivase todos sus ataques. Durante la carrera echó los brazos hacia atrás unos centímetros de forma que, a su espalda y sin ser visible, las dos cuchillas se juntaron por las puntas. En cuanto llegó a poco más de dos metros del marine extendió el brazo izquierdo y usó la sangre del derecho para "sujetar" su otra arma. Sin embargo no atacaría con ella como si fuera una espada, sino que literalmente lanzaría una de las cuchillas de sangre a partir de la otra haciendo que esta girase por el aire. No creía que se esperase un ataque así, por lo que tal vez lograse herirle. Aunque en cierto modo prefería que no le provocase heridas graves, ya que le interesaba que el combate fuera interesante.
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- spoiler:
- Es la emoción de la revancha, men xD. Además nuestros personajes tiene su historia así que tiene más emoción. Lo gracioso será cuando Minato se de cuenta de que mi capitana es Yonka... como se diga y no puede detenerme (silba de forma muy poco disimulada xD)
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- ¡¡No hables de la Justicia como si supieras algo de ella!! ¡Es debido a gente como tú que no puede haber Justicia, pero yo pelearé por devolverla al mundo y te aseguro que lo conseguiré aunque tenga que pasar por encima de muchos como tú! - le recriminó en su combate. - Cuando haya Justicia en el mundo la gente será feliz de nuevo, y si para ello tengo que derramar sangre entonces me convertiré en el mejor asesino del mundo. - manifestó con gran convicción y determinación. Una llamarada podía verse en los ojos de Minato, estaba claro que toda su vida rodeaba aquella idea y que entregaría su vida gustosamente si fuera necesario por ella. Su ataque había sido repelido aunque había logrado alcanzar ligeramente el torso de su rival lo que implicaba una nueva vía de que manifestara sus poderes. No obstante pudo echarse hacia atrás y evitar estar demasiado cerca de él lo cual era aliviador, pero el peligro no terminaba solo con estar a un par de zancadas de él.
Escasos instantes después de que se echara hacia atrás observó como Arribor se lanzaba hacia él y se puso en posición, flexionando las rodillas y poniendo en guardia ambos brazos mientras trataba de analizar qué iba a hacer. Sus ojos no fueron capaz de verlo, pero gracias al entrenamiento que había realizado con Kosuke-sensei hacía no demasiado que le había despertado el mantra pudo ver parte de sus "intenciones". De alguna manera logró ver por dónde sería su ataque y la forma aproximada que tomaría, muy simple por supuesto y no fue suficiente para evitarlo por completo. El golpe fue frenado por ambas Ninjatos que se colocaron entre el arma de sangre y el cuerpo del pelirrojo, pero la fuerza que depositó en su guardia no era suficiente para detenerla por completo y pudo notar como la hoja de sangre se hundía en su piel a la altura del pecho mientras era frenada, repeliéndola instantes después. No era un corte muy profundo y seguro que no le dejaba cicatriz si no se arrancaba la costra, pero con aquel movimiento había demostrado su poder frente a la defensa del marine.
Tras repeler la cuchilla de sangre por el lugar por el que había atacado retrocedió una zancada hacia atrás, solo para coger algo de carrerilla mientras le dedicaba una preciosa mirada de determinación que podría intimidar a cualquiera. - Resulta que entrené algo que te va a dejar boquiabierto... - le dijo, por alguna razón tenía más ganas de hablar en ese combate que en cualquier otro, hecho que probablemente tuviera que ver con que ya habíaan combatido antes. - Blood Moon. - dijo simplemente, tras lo cual preparó sus dos nuevas técnicas imbuyéndose en un aura roja que cubrió desde todo su cuerpo ropa incluida hasta las dos Ninjatos que parecían relucir con especial intensidad. - Maldición de la Luna Sangrienta... - murmuró colocando las dos Ninjatos en cruz muy cerca de su pecho. En un instante alzó la cabeza y utilizó su máxima velocidad para lanzarse contra su rival.
Sus músculos se contrajeron a una velocidad pasmosa debido al uso de su habilidad, marchando a una velocidad increíble que le permitiría atacarle y, por pura inercia, seguir hacia adelante si nada lo interrumpía lo que le alejaría unos metros. En cualquier caso el ataque era muy complejo pues requería de una concentración absoluta, pues a esa velocidad acertar con las Ninjatos se volvía impreciso y difícil. Cuando estuvo lo suficiente cerca de él y girando sobre su propio eje ejecutó un ataque circular hacia su izquierda (de forma oblicua) en dos fases: La primera la ejecutaría su mano izquierda la cual trataría de realizar un corte profundo un poco más arriba de la rodilla derecha buscando cortar la arteria femoral para así provocar una buena pérdida de sangre y al mismo tiempo el tendón del cuádriceps de forma que su movimiento quedara seriamente dañado con esa pierna en caso de acertar y que todo fuera correctamente.
Con su giro llegaba la siguiente fase, consistente en seguir rotando al tiempo que alzaba su brazo derecho y, con la Ninjato cogida del revés para aprovechar todavía más la fuerza del trazado, ejecutar un corte de la misma forma que lo había hecho con la mano izquierda pero orientado a un lugar diferente. El objetivo esta vez era el cuello, y más concretamente la arteria carótida derecha cuyo flujo de sangre al cerebro era de los más altos, de forma que de cortarlo con aquella técnica que impedía que las heridas se cerraran no tardaría en desangrarse junto a la herida de la rodilla. Todo eso era algo hipotético, un plan que Minato sabía bien que no se cumpliría o al menos no completamente pues se enfrentaba a un manipulador de la sangre, por lo que casi todas sus estrategias de combate quedaban anuladas. Nunca había sido bueno en el combate cuerpo a cuerpo basado en golpes contundentes en lugar de cortantes, y sacando la sangre de su cuerpo solo iba a conseguir que le atacara de formas más bestiales. Sin embargo, si podía hacer que perdiera suficiente sangre quizás lograra que cayera desmayado, momento en el cual lo cosería y lo mantendría esposado hasta que volvieran a recogerle.
Era un plan muy bonito, pero el combate acababa de empezar. Tras aquellos dos cortes su cuerpo seguiría avanzando salvo que algo lo detuviera, deslizándose por la nieve mientras frenaba y quedándose de cara a su rival dado que en su ataque giratorio había rotado sobre sí mismo. Estaría unos momentos vulnerable mientras terminaba de colocarse de nuevo, además que sus músculos acababan de sufrir un impulso energético que le provocaba ardores en ellos, así que debía andarse con cuidado y, por supuesto, con su Haki Mantra siempre activo. Su cuerpo no había dejado de brillar con esa misteriosa aura rojiza, por lo que podía entenderse que lo que fuera que había hecho seguía activo para bien o para mal. Ahora solo quedaba observar si su ataque había tenido un exitoso resultado o había sido un estrepitoso fracaso.
[Maldición de la Luna Sangrienta + Pacto de la Luna Sangrienta + Estocada en dos sitios* [AF]]
Escasos instantes después de que se echara hacia atrás observó como Arribor se lanzaba hacia él y se puso en posición, flexionando las rodillas y poniendo en guardia ambos brazos mientras trataba de analizar qué iba a hacer. Sus ojos no fueron capaz de verlo, pero gracias al entrenamiento que había realizado con Kosuke-sensei hacía no demasiado que le había despertado el mantra pudo ver parte de sus "intenciones". De alguna manera logró ver por dónde sería su ataque y la forma aproximada que tomaría, muy simple por supuesto y no fue suficiente para evitarlo por completo. El golpe fue frenado por ambas Ninjatos que se colocaron entre el arma de sangre y el cuerpo del pelirrojo, pero la fuerza que depositó en su guardia no era suficiente para detenerla por completo y pudo notar como la hoja de sangre se hundía en su piel a la altura del pecho mientras era frenada, repeliéndola instantes después. No era un corte muy profundo y seguro que no le dejaba cicatriz si no se arrancaba la costra, pero con aquel movimiento había demostrado su poder frente a la defensa del marine.
Tras repeler la cuchilla de sangre por el lugar por el que había atacado retrocedió una zancada hacia atrás, solo para coger algo de carrerilla mientras le dedicaba una preciosa mirada de determinación que podría intimidar a cualquiera. - Resulta que entrené algo que te va a dejar boquiabierto... - le dijo, por alguna razón tenía más ganas de hablar en ese combate que en cualquier otro, hecho que probablemente tuviera que ver con que ya habíaan combatido antes. - Blood Moon. - dijo simplemente, tras lo cual preparó sus dos nuevas técnicas imbuyéndose en un aura roja que cubrió desde todo su cuerpo ropa incluida hasta las dos Ninjatos que parecían relucir con especial intensidad. - Maldición de la Luna Sangrienta... - murmuró colocando las dos Ninjatos en cruz muy cerca de su pecho. En un instante alzó la cabeza y utilizó su máxima velocidad para lanzarse contra su rival.
Sus músculos se contrajeron a una velocidad pasmosa debido al uso de su habilidad, marchando a una velocidad increíble que le permitiría atacarle y, por pura inercia, seguir hacia adelante si nada lo interrumpía lo que le alejaría unos metros. En cualquier caso el ataque era muy complejo pues requería de una concentración absoluta, pues a esa velocidad acertar con las Ninjatos se volvía impreciso y difícil. Cuando estuvo lo suficiente cerca de él y girando sobre su propio eje ejecutó un ataque circular hacia su izquierda (de forma oblicua) en dos fases: La primera la ejecutaría su mano izquierda la cual trataría de realizar un corte profundo un poco más arriba de la rodilla derecha buscando cortar la arteria femoral para así provocar una buena pérdida de sangre y al mismo tiempo el tendón del cuádriceps de forma que su movimiento quedara seriamente dañado con esa pierna en caso de acertar y que todo fuera correctamente.
Con su giro llegaba la siguiente fase, consistente en seguir rotando al tiempo que alzaba su brazo derecho y, con la Ninjato cogida del revés para aprovechar todavía más la fuerza del trazado, ejecutar un corte de la misma forma que lo había hecho con la mano izquierda pero orientado a un lugar diferente. El objetivo esta vez era el cuello, y más concretamente la arteria carótida derecha cuyo flujo de sangre al cerebro era de los más altos, de forma que de cortarlo con aquella técnica que impedía que las heridas se cerraran no tardaría en desangrarse junto a la herida de la rodilla. Todo eso era algo hipotético, un plan que Minato sabía bien que no se cumpliría o al menos no completamente pues se enfrentaba a un manipulador de la sangre, por lo que casi todas sus estrategias de combate quedaban anuladas. Nunca había sido bueno en el combate cuerpo a cuerpo basado en golpes contundentes en lugar de cortantes, y sacando la sangre de su cuerpo solo iba a conseguir que le atacara de formas más bestiales. Sin embargo, si podía hacer que perdiera suficiente sangre quizás lograra que cayera desmayado, momento en el cual lo cosería y lo mantendría esposado hasta que volvieran a recogerle.
Era un plan muy bonito, pero el combate acababa de empezar. Tras aquellos dos cortes su cuerpo seguiría avanzando salvo que algo lo detuviera, deslizándose por la nieve mientras frenaba y quedándose de cara a su rival dado que en su ataque giratorio había rotado sobre sí mismo. Estaría unos momentos vulnerable mientras terminaba de colocarse de nuevo, además que sus músculos acababan de sufrir un impulso energético que le provocaba ardores en ellos, así que debía andarse con cuidado y, por supuesto, con su Haki Mantra siempre activo. Su cuerpo no había dejado de brillar con esa misteriosa aura rojiza, por lo que podía entenderse que lo que fuera que había hecho seguía activo para bien o para mal. Ahora solo quedaba observar si su ataque había tenido un exitoso resultado o había sido un estrepitoso fracaso.
[Maldición de la Luna Sangrienta + Pacto de la Luna Sangrienta + Estocada en dos sitios* [AF]]
- *Los lugares donde trato de cortar:
- Espero lo hayas entendido, para que quede más claro te dejo unos dibujos de los lugares que trato de cortar en rodilla y cuello.
La primera fase, el primer corte, va dirigido a la arteria femoral y al tendón del cuadriceps:- Dibujos, no son gore:
Y el segundo corte, la segunda fase, va dirigida a la arteria carótida en el cuello (Right common carotide artery en el dibujo):- Dibujito:
Si tienes alguna duda, mp.
- Técnicas utilizadas:
- Maldición de la Luna Sangrienta:
- ◘ Maldición de la Luna Sangrienta: Al activar esta técnica su cuerpo se ve recubierta de un aura de color carmesí, como si estuviera reflejando una luz de ese color desde algún lado. La Luna Roja pide sangre, y esta técnica es el más puro reflejo de esta pues bendice la agresividad y castiga la pasividad. Mientras que la técnica siga activa todos los ataques satisfactorios con armas cortantes o punzantes de Minato supondrán un ardor adicional en la zona afectada que será provocado por las células destruyéndose como si se quemaran, tratando de evitar que la herida se cierre. Esto se hace principalmente para intentar desangrar a sus rivales ya que las heridas abiertas en puntos clave pueden ser muy peligrosas.
Por otro lado y como contrapunto, todas las heridas que el usuario de la técnica reciba tendrán el mismo efecto sobre su cuerpo. El tiempo de duración de la técnica es de dos turnos completos (sin poder ser cancelado por Minato) y debe esperar otros tres turnos para volverla a activar.
Nota: Esto no impide que las heridas sean curadas si se posee algún medio o cosida pese a que el dolor de la quemazón persista durante el tiempo en que la habilidad esté activa. Reactivar la habilidad no volverá a afectar a heridas antiguas, solo a las que se hagan durante esa sesión de la técnica. Obviamente los golpes o ataques contundentes que no abran heridas en el cuerpo rival no sufrirán este efecto, por lo que solo se aprovecha de las armas cortantes y punzantes.
Entrenado aquí.
- Pacto de la Luna Sangrienta:
- ◘ Pacto de la Luna Sangrienta: Es una técnica que utiliza la energía espiritual del propio Minato para afectar a su propio cuerpo de una forma muy peculiar. Sus músculos se ven contraidos y relajados a una velocidad sorprendente haciendo que, junto a un movimiento compenetrado y bastante equilibrio a la par que agilidad, el usuario de la técnica pueda desplazarse a una gran velocidad en una única dirección durante una distancia máxima de 20 metros. Esta velocidad sobrepasa la del Soru del CP, pero con las desventajas de no poder reaccionar con la misma capacidad al ir a esa velocidad ni poder cambiar de dirección. Pero sobretodo, al ser una manipulación muscular tan rápida y frenética el cuerpo de Minato se ve ligeramente afectado con su uso de forma que cuanto más lo use más se dañarán sus músculos, produciendo microroturas y roturas en los filamentos de sus músculos (dolor y reducción de movilidad) si lo usa más de dos veces en un mismo tema.
Principalmente es una técnica para recorrer distancias en muy poco tiempo realizando una poderosa estocada o para abrir una gran distancia frente a una amenaza a costa del desgaste muscular que esto conlleva.
Entrenado aquí.
- Detalles adicionales:
- ¡Joder, cuantos spoilers!
Como verás he usado la técnica para que te desangres. Se que tienes una técnica para evitarte perder sangre y filtrarla, pero Minato no lo sabe y pensé que sería lógico que lo hiciera aún sabiéndolo yo. Por tanto es tu gran momento de reírte de Minato! :D xD
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Un aura roja se extendió por el cuerpo de Minato, sin duda una nueva técnica de apariencia interesante. No estaba seguro de que efecto tendría, pero sabía por experiencia que cuando alguien cambiaba de color no traía nada bueno, así que se preparó para repeler un posible ataque. Sin embargo no le dio tiempo a reaccionar, cuando quiso darse cuenta el marine saltó hacia él girando sobre sí mismo a gran velocidad y propinándole un par de cortes. El primero de ellos le acertó en la pierna derecha y el segundo impactó en su cuello, provocando un sangrado que tuvo que detener con su habilidad para evitar daños mayores.
-Oye, eso ha sido peligroso. -dijo Arribor girando el cuello a un lado y a otro para comprobar que su cabeza seguía en su sitio. Gracias a sus poderes no se desangraría, pero la herida de la pierna le dificultaría el movimiento, aunque siempre tenía su truco más reciente en el caso de que fuera necesario. Lo único que le preocupaba era la inusual sensación de ardor que provenía de sus heridas.-Bien, todo sigue en su sitio. Podemos seguir.
El pelirrojo había quedado a varios metros a su espalda, de frente a él debido al giro y todavía brillando con aquel extraño color rojizo. El pirata tenía ganas de comprobar si aquella luz seguía aumentando su rapidez o si solo era de decoración, por lo que pensó en algún ataque que pudiese darle ventaja sobre su velocidad. Sin embargo no tenía intención de esperar a que se le ocurriera algo y echó a correr hacia Minato con sus cuchillas de sangre de nuevo en sus brazos tras haberla reabsorbido. Durante la carrera, su velocidad se resintió de la herida de la pierna pero el luchador ignoró las lanzadas de dolor que le llegaban de su extremidad y continuó corriendo.
En cuanto llegó a la altura del marine, catapultó las guadañas de sus antebrazos directas al torso del pelirrojo. Sin embargo su ataque no terminaría ahí, tenía pensado aprovechar las heridas que tanto le ardían para convertirlas en parte de su ofensiva. A partir de su pierna herida, surgió repentinamente una espada roja formada con su sangre que apuntaba a la pierna derecha de su rival, de forma que mermaría su problemática velocidad, y otra más surgió desde el cuello, esta dirigida hacia su hombro izquierdo, para rematar su ataque con un potente cabezazo. Tras ese ataque se impulsaría en el cuerpo de Minato para saltar hacia atrás y poner algo distancia entre ellos.
-Blody Alchemy: Death Swords [AF]
-Oye, eso ha sido peligroso. -dijo Arribor girando el cuello a un lado y a otro para comprobar que su cabeza seguía en su sitio. Gracias a sus poderes no se desangraría, pero la herida de la pierna le dificultaría el movimiento, aunque siempre tenía su truco más reciente en el caso de que fuera necesario. Lo único que le preocupaba era la inusual sensación de ardor que provenía de sus heridas.-Bien, todo sigue en su sitio. Podemos seguir.
El pelirrojo había quedado a varios metros a su espalda, de frente a él debido al giro y todavía brillando con aquel extraño color rojizo. El pirata tenía ganas de comprobar si aquella luz seguía aumentando su rapidez o si solo era de decoración, por lo que pensó en algún ataque que pudiese darle ventaja sobre su velocidad. Sin embargo no tenía intención de esperar a que se le ocurriera algo y echó a correr hacia Minato con sus cuchillas de sangre de nuevo en sus brazos tras haberla reabsorbido. Durante la carrera, su velocidad se resintió de la herida de la pierna pero el luchador ignoró las lanzadas de dolor que le llegaban de su extremidad y continuó corriendo.
En cuanto llegó a la altura del marine, catapultó las guadañas de sus antebrazos directas al torso del pelirrojo. Sin embargo su ataque no terminaría ahí, tenía pensado aprovechar las heridas que tanto le ardían para convertirlas en parte de su ofensiva. A partir de su pierna herida, surgió repentinamente una espada roja formada con su sangre que apuntaba a la pierna derecha de su rival, de forma que mermaría su problemática velocidad, y otra más surgió desde el cuello, esta dirigida hacia su hombro izquierdo, para rematar su ataque con un potente cabezazo. Tras ese ataque se impulsaría en el cuerpo de Minato para saltar hacia atrás y poner algo distancia entre ellos.
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Minato Kazuo
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Para su sorpresa las heridas que habían hecho y en las que había intentado depositar su llave hacia la victoria no habían surtido el efecto deseado en el cuerpo de Arribor, pues la sangre no salía de su cuerpo como establa planeado. ¿Tanto había mejorado su control de la sangre que podía mantener su flujo sanguíneo de forma normal sin que se saliera por una herida abierta? Sin duda era una técnica impresionante, algo que imposibilitaba que pudiera ganar el combate con la estrategia que había utilizado. Solo le quedaba cortarle la cabeza o algo similar que supusiera una estocada letal, pero antes de recurrir a algo tan extremo probaría algo que lo dejara con vida aunque sería bastante, mucho más doloroso. Parecía que había funcionado el hecho de cortarle el tendón, pero no le había destrozado completamente la movilidad y eso era lo que iba a hacer a continuación.
Sin embargo su rival se le adelantó, lanzándose contra Minato con las cuchillas de sus brazos hasta el pecho. Aquello podía ser fatal, pues aunque le hiciera cortes superficiales estos no coagularían debido a que su técnica seguía activa, y si cortaba en algún sitio que incluyera alguna vía de sangre importante podría suponer el final del combate. El ataque comenzó con aquella embestida que debía bloquear fuera como fuera, pues parecía como si un ariete con dos espadas adosadas a él fueran a golpearlo. Gracias al mantra y a la reducción de velocidad pudo anticiparse a su movimiento mas no estaba seguro de poder esquivarlo por lo que antepuso las dos Ninjatos en su camino con una maestría sin igual para detener las cuchillas aunque por la fuerza del impacto sus pies se arrastraron unos centímetros por la nieve.
Sin embargo la ofensiva no terminaba ahí, y con las manos tan ocupadas como las tenía solo pudo asimilar los daños que iba a tener. Pivotó en cuanto vio la sangre salir de la herida de su rodilla, de forma que lo que podría haberse convertido en un desastre para la arteria femoral se convirtió en un rasguño que si bien sangraría no le haría morir. Sin embargo aquello hizo que su hombro se viera más expuesto, clavándose otra de las cuchillas de sangre con mayor profundidad teniendo que ahogar un grito de dolor mientras bajaba la cabeza para "detener" el cabezazo de Arribor con su casco de metal. Cayó hacia atrñás mientras le resonaba toda la cabeza pero rodó en esa dirección para mantener la distancia mientras la nieve se llenaba de sangre a su paso. Su cuerpo todavía brillaba de rojo, y eso significaba que sus heridas seguirían sangrando si no eran cerradas, al menos hasta que finalizara la técnica. Pero no había tiempo para aquello, debía reducir la movilidad de aquel hombre lo máximo posible con el propósito de que él mismo pudiera esquivar el resto de sus ataques de sangre o estaría perdido.
Se lanzó de nuevo a la ofensiva, le dolía la pierna y le ardían las heridas recibidas pero su velocidad apenas se había reducido -aunque no tenía nada que ver a cuando utilizó la técnica- y sin embargo su mano derecha se encontraba cerca de la axila izquierda presionando con fuerza para cortar la circulación del brazo, aunque apenas impedía el sangrado en el hombro. Y cuando estaba a unos metros de él saltó hacia adelante con toda la velocidad que su cuerpo le permitía, pero esta vez no pasaría de largo sino que haría una ofensiva total y por ello había activado su Haki Armadura. El primer golpe traía la potencia de aquel salto y de no esquivarlo o bloquearlo correctamente le daría en la rodilla izquierda, la contraria a la que había sido herida, buscando dañar la articulación e impedir el desplazamiento del hombre al tener varias extremidades inferiores heridas. Tras esto, se reposicionaría a su izquierda y usaría sus brazos para tomarlo por la muñeca y extenderlo y, si todo salía bien, propinarle un rodillazo de forma ascendente en el codo que ocasionaría lo mismo que el ataque anterior, solo que en una articulación diferente.
Ese era el plan de Minato, romper sus huesos pues salvo que fueran fracturas abiertas no habría sangre y no le daría más orificios por los que liberar su poder. Sin embargo aquello lo ponía en un apuro, pues el aura roja seguía brillando y aunque ya iba por la mitad de su duración podía suponer una nueva herida que cerrar con urgencia para evitar morir desangrado. Si el ataque tenía éxito retrocedería unos pasos y volvería a cortar el flujo de sangre hasta que la técnica terminara, pero había que tener en cuenta que pese a saber los puntos vitales al ser cirujano y haber actuado con bastante velocidad y fuerza, el combate con las manos desnudas no era su especialidad.
[Crack! -> Golpes en rodilla y codo izquierdos + Haki armadura nivel 1][AIF]
Sin embargo su rival se le adelantó, lanzándose contra Minato con las cuchillas de sus brazos hasta el pecho. Aquello podía ser fatal, pues aunque le hiciera cortes superficiales estos no coagularían debido a que su técnica seguía activa, y si cortaba en algún sitio que incluyera alguna vía de sangre importante podría suponer el final del combate. El ataque comenzó con aquella embestida que debía bloquear fuera como fuera, pues parecía como si un ariete con dos espadas adosadas a él fueran a golpearlo. Gracias al mantra y a la reducción de velocidad pudo anticiparse a su movimiento mas no estaba seguro de poder esquivarlo por lo que antepuso las dos Ninjatos en su camino con una maestría sin igual para detener las cuchillas aunque por la fuerza del impacto sus pies se arrastraron unos centímetros por la nieve.
Sin embargo la ofensiva no terminaba ahí, y con las manos tan ocupadas como las tenía solo pudo asimilar los daños que iba a tener. Pivotó en cuanto vio la sangre salir de la herida de su rodilla, de forma que lo que podría haberse convertido en un desastre para la arteria femoral se convirtió en un rasguño que si bien sangraría no le haría morir. Sin embargo aquello hizo que su hombro se viera más expuesto, clavándose otra de las cuchillas de sangre con mayor profundidad teniendo que ahogar un grito de dolor mientras bajaba la cabeza para "detener" el cabezazo de Arribor con su casco de metal. Cayó hacia atrñás mientras le resonaba toda la cabeza pero rodó en esa dirección para mantener la distancia mientras la nieve se llenaba de sangre a su paso. Su cuerpo todavía brillaba de rojo, y eso significaba que sus heridas seguirían sangrando si no eran cerradas, al menos hasta que finalizara la técnica. Pero no había tiempo para aquello, debía reducir la movilidad de aquel hombre lo máximo posible con el propósito de que él mismo pudiera esquivar el resto de sus ataques de sangre o estaría perdido.
Se lanzó de nuevo a la ofensiva, le dolía la pierna y le ardían las heridas recibidas pero su velocidad apenas se había reducido -aunque no tenía nada que ver a cuando utilizó la técnica- y sin embargo su mano derecha se encontraba cerca de la axila izquierda presionando con fuerza para cortar la circulación del brazo, aunque apenas impedía el sangrado en el hombro. Y cuando estaba a unos metros de él saltó hacia adelante con toda la velocidad que su cuerpo le permitía, pero esta vez no pasaría de largo sino que haría una ofensiva total y por ello había activado su Haki Armadura. El primer golpe traía la potencia de aquel salto y de no esquivarlo o bloquearlo correctamente le daría en la rodilla izquierda, la contraria a la que había sido herida, buscando dañar la articulación e impedir el desplazamiento del hombre al tener varias extremidades inferiores heridas. Tras esto, se reposicionaría a su izquierda y usaría sus brazos para tomarlo por la muñeca y extenderlo y, si todo salía bien, propinarle un rodillazo de forma ascendente en el codo que ocasionaría lo mismo que el ataque anterior, solo que en una articulación diferente.
Ese era el plan de Minato, romper sus huesos pues salvo que fueran fracturas abiertas no habría sangre y no le daría más orificios por los que liberar su poder. Sin embargo aquello lo ponía en un apuro, pues el aura roja seguía brillando y aunque ya iba por la mitad de su duración podía suponer una nueva herida que cerrar con urgencia para evitar morir desangrado. Si el ataque tenía éxito retrocedería unos pasos y volvería a cortar el flujo de sangre hasta que la técnica terminara, pero había que tener en cuenta que pese a saber los puntos vitales al ser cirujano y haber actuado con bastante velocidad y fuerza, el combate con las manos desnudas no era su especialidad.
[Crack! -> Golpes en rodilla y codo izquierdos + Haki armadura nivel 1][AIF]
- Detalles:
- Cuando termine tu turno se apagará el aura roja de Minato, y las heridas comenzarán a coagular normalmente, el ardor también desaparecerá.
Te lo he puesto como [AIF] porque por mucho que se esfuerce no es luchador, y no puede hacerte un [AMF] con eso. Sin embargo si te lo comes todo sí que puede tener efectos devastadores para el combate, pero al ser un [AIF] puedes defenderte mejor de él.
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-"Auch... ¿de qué estará hecho ese casco? -pensaba el pirata mientras se llevaba la mano a la pequeña brecha de la frente y se lamentaba de haberlo golpeado con la cabeza. Al menos había logrado golpear al marine con un par de sus cuchillas y herirle en el hombro y la pierna. Sin embargo esto no parecía ser suficiente para detener al pelirrojo, ya que este volvía a la carga todavía envuelto en su peculiar aura carmesí. Lo que más le llamó la atención fue que atacó empleando sus propios puños y no sus armas.
Arribor contempló como se acercaba rápidamente hacia él, lanzando un ataque contra su pierna izquierda que sin duda buscaba dificultar sus movimientos. El luchador sonrió, si quería un combate cuerpo a cuerpo se lo daría. En cuanto llegó a su altura extendió el brazo izquierdo y desvió la trayectoria del salto de Minato, impidiéndole golpear su pierna. Por desgracia su ataque no terminaba ahí, el marine agarró su brazo y le propinó un fuerte rodillazo justo en el codo haciendo que se tragara un grito de dolor. Arribor vio como el marine retrocedía varios pasos intentando poner distancia de por medio, algo lógico teniendo en cuenta que la especialidad del pirata era la lucha cuerpo a cuerpo.
Sin embargo no tenía pensado dejar que se alejara, si lo hacía corría el riesgo de que volviese a atacarle con sus espadas a gran velocidad, resultaba más fácil mantener una distancia corta donde poder aprovechar toda su fuerza. Sin dudarlo un instante se lanzó al ataque, ignorando la posible fractura de su brazo izquierdo. Antes de que Minato pudiera hacer gala de nuevo de su velocidad, convirtió la sangre que formaba la guadaña de su brazo derecho en cuatro tentáculos que iban dirigidos a las extremidades del pelirrojo. De esa forma, si lograba atraparlo podría golpearle sin que se moviese tanto. Aparentemente no podría atacarle con su otro brazo, pero eso no importaba, tenía un nuevo truco que estaba deseando poner a prueba.
-Kinkyu Rikabari (Curación de emergencia) -susurró mientras ponía en práctica su técnica. Esta consistía en utilizar su sangre para mover con ella sus extremidades dañadas y así poder seguir luchando. Básicamente, hacía que su sangre cumpliera la función de sus huesos. No era especialmente agradable, pero al menos le serviría para continuar usando sus dos brazos. Mientras tanto, rodeó su puño izquierdo con la sangre de su otra cuchilla comprimiéndola y dándole forma de punta en los nudillos para aumentar la fuerza del impacto, además de reunir su Haki en él para soltar un poderoso puñetazo directo al estómago del marine, un ataque que dudaba que viese venir.
Empleó toda su fuerza en aquel golpe. Extasiado por la fiereza del combate se había olvidado de todo, del frío, de la nieve, del lobo cibernético, de las lanzadas de dolor punzante que provenían de su brazo y de las que se provocaría a sí mismo con aquel fuerte golpe. Lo único que importaba era aquella lucha, aquella batalla eterna que, para él, en cierto modo, era lo único que existía en realidad.
Puñetazo al estómago + armadura de sangre + Haki armadura Nivel 2 [AMF]
Arribor contempló como se acercaba rápidamente hacia él, lanzando un ataque contra su pierna izquierda que sin duda buscaba dificultar sus movimientos. El luchador sonrió, si quería un combate cuerpo a cuerpo se lo daría. En cuanto llegó a su altura extendió el brazo izquierdo y desvió la trayectoria del salto de Minato, impidiéndole golpear su pierna. Por desgracia su ataque no terminaba ahí, el marine agarró su brazo y le propinó un fuerte rodillazo justo en el codo haciendo que se tragara un grito de dolor. Arribor vio como el marine retrocedía varios pasos intentando poner distancia de por medio, algo lógico teniendo en cuenta que la especialidad del pirata era la lucha cuerpo a cuerpo.
Sin embargo no tenía pensado dejar que se alejara, si lo hacía corría el riesgo de que volviese a atacarle con sus espadas a gran velocidad, resultaba más fácil mantener una distancia corta donde poder aprovechar toda su fuerza. Sin dudarlo un instante se lanzó al ataque, ignorando la posible fractura de su brazo izquierdo. Antes de que Minato pudiera hacer gala de nuevo de su velocidad, convirtió la sangre que formaba la guadaña de su brazo derecho en cuatro tentáculos que iban dirigidos a las extremidades del pelirrojo. De esa forma, si lograba atraparlo podría golpearle sin que se moviese tanto. Aparentemente no podría atacarle con su otro brazo, pero eso no importaba, tenía un nuevo truco que estaba deseando poner a prueba.
-Kinkyu Rikabari (Curación de emergencia) -susurró mientras ponía en práctica su técnica. Esta consistía en utilizar su sangre para mover con ella sus extremidades dañadas y así poder seguir luchando. Básicamente, hacía que su sangre cumpliera la función de sus huesos. No era especialmente agradable, pero al menos le serviría para continuar usando sus dos brazos. Mientras tanto, rodeó su puño izquierdo con la sangre de su otra cuchilla comprimiéndola y dándole forma de punta en los nudillos para aumentar la fuerza del impacto, además de reunir su Haki en él para soltar un poderoso puñetazo directo al estómago del marine, un ataque que dudaba que viese venir.
Empleó toda su fuerza en aquel golpe. Extasiado por la fiereza del combate se había olvidado de todo, del frío, de la nieve, del lobo cibernético, de las lanzadas de dolor punzante que provenían de su brazo y de las que se provocaría a sí mismo con aquel fuerte golpe. Lo único que importaba era aquella lucha, aquella batalla eterna que, para él, en cierto modo, era lo único que existía en realidad.
Puñetazo al estómago + armadura de sangre + Haki armadura Nivel 2 [AMF]
- spoiler:
- Lo de desviar tu trayectoria es más que nada un empujoncito, no un golpe. Lo he hecho más que nada para que lo de romperme el brazo fuese más "fácil", al fin y al cabo romper un hueso a un súper cachas no es tan fácil xD
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De no ser por el Kenbunshoku Haki, "Mantra", sabía que aquel combate habría terminado mucho antes. Podía "predecir" los movimientos que iba a hacer aunque no con total claridad, solo bocetos de sus ataques que podían alterarse antes de que al pelirrojo le diera tiempo de reaccionar, pero aún así no todo era tan fácil. Su ataque fue un éxito parcial, y sabía que había reducido la capacidad ofensiva de su rival pero no sabía por cuánto, ni si sería suficiente para poder detenerlo. La respiración de Minato era agitada, estaba cansado y le dolían sus heridas. El aura roja se había ido por lo que dejó de apretar su arteria cerca del brazo, pues esta empezaría a coagular aunque no sabía cuánto tardaría en hacerlo. Necesitaba asistencia médica o de lo contrario su cuerpo se empezaría a resentir por la pérdida de sangre, así que lo mejor era terminar cuanto antes.
No obstante y antes de poder organizar una nueva ofensiva se vio atacado por cuatro tentáculos de lo que parecía ser la sangre de su rival, por lo que dio un pequeño salto hacia atrás y trató de defenderse de estos mediante estocadas con las Ninjatos, mas su defensa terminó cuando sus tobillos fueron agarrados y una de las manos también, aunque logró repeler el último de los tentáculos dejando su brazo derecho libre. No podía escapar de aquel ataque, ni tampoco defenderse por su propia cuenta de la embestida con el puño que Arribor estaba a punto de hacerle. Sin embargo aún tenía un as en la manga, la última esperanza de sobrevivir a aquel ataque y que tomó de un bolsillo en la parte trasera de su mono de combate. Guiado por sus reflejos y aprovechándose del Haki Mantra antepuso aquel dial rechazo que había tomado entre su estómago y el puño del pirata.
Detuvo el ataque de forma que este se almacenó en el dial, que parecía soltar una nube de vapor tras aquello. Minato ahogó un grito de dolor pues con las prisas no había tenido forma de prepararse, y ni con el dial había podido parar todo el ataque que le dislocó uno de sus dedos y le provocó algo de dolor en el estómago, haciendo que su párpado izquierdo temblara mientras trataba de mantener la compostura. Sin mediar ninguna palabra echó hacia atrás el puño con el dial y lo impulsó hacia adelante en forma de puñetazo en dirección al pecho de Arribor, tratando de devolverle el ataque que acababa de recibir. Sabía que le iba a doler, pero más le iba a doler al barón de la sangre si no hacía nada por evitarlo.
[Reject dial [AMF]]
No obstante y antes de poder organizar una nueva ofensiva se vio atacado por cuatro tentáculos de lo que parecía ser la sangre de su rival, por lo que dio un pequeño salto hacia atrás y trató de defenderse de estos mediante estocadas con las Ninjatos, mas su defensa terminó cuando sus tobillos fueron agarrados y una de las manos también, aunque logró repeler el último de los tentáculos dejando su brazo derecho libre. No podía escapar de aquel ataque, ni tampoco defenderse por su propia cuenta de la embestida con el puño que Arribor estaba a punto de hacerle. Sin embargo aún tenía un as en la manga, la última esperanza de sobrevivir a aquel ataque y que tomó de un bolsillo en la parte trasera de su mono de combate. Guiado por sus reflejos y aprovechándose del Haki Mantra antepuso aquel dial rechazo que había tomado entre su estómago y el puño del pirata.
Detuvo el ataque de forma que este se almacenó en el dial, que parecía soltar una nube de vapor tras aquello. Minato ahogó un grito de dolor pues con las prisas no había tenido forma de prepararse, y ni con el dial había podido parar todo el ataque que le dislocó uno de sus dedos y le provocó algo de dolor en el estómago, haciendo que su párpado izquierdo temblara mientras trataba de mantener la compostura. Sin mediar ninguna palabra echó hacia atrás el puño con el dial y lo impulsó hacia adelante en forma de puñetazo en dirección al pecho de Arribor, tratando de devolverle el ataque que acababa de recibir. Sabía que le iba a doler, pero más le iba a doler al barón de la sangre si no hacía nada por evitarlo.
- Si el dial impacta a Arribor:
- (Aquí las consecuencias en el cuerpo de Minato)
El impacto sobre todo su brazo supuso que sus músculos se tensaran como si hubiera recibido una descarga eléctrica, dañándolos por la resistencia que tuvo que ejercer. Además la articulación de su codo quedó seriamente dañada por el retroceso así como la de su hombro, y también empeoró el estado de su dedo dislocado. La presión ejercida además había provocado que su propia sangre se "agitara" haciendo que la herida que había comenzado a cerrarse en el hombro contrario volviera a abrirse y a sangrar de nuevo, siendo que empezaría a suponer una importante pérdida de sangre en los minutos siguientes si no hacía nada por resolverlo.
[Reject dial [AMF]]
- Detalles:
- Cualquier problema con el post ya sabes donde encontrarme :3
Dial Rechazo: Este dial se basa en el mismo principio que el dial de impacto, aunque tiene más poder. Puede devolver hasta un AB (una vez por combate). El resto de veces, se sigue el principio de devolver el golpe con una nomenclatura menos."
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-"¿Qué demonios es esa cosa?" -pensó el pirata al ver como aquel extraño objeto con forma de concha absorbía por completo el poder de su ataque. Fuera lo que fuese quería uno de esos ya que por lo visto había salvado a Minato de llevarse un buen golpe y ahora el marine lo utilizaba como arma contra él. Arribor se preguntó que efecto tendría sobre él de llegar a acertarle. Por si acaso decidió no comprobarlo, no le apetecía recibir un ataque cuyo efecto desconocía y menos aun en un lugar como aquel.
Sin embargo no creía que pudiera esquivarlo, así que optó por la opción más arriesgada, algo que empezaba a ser bastante común en él. Mientras el curioso objeto se acercaba a su pecho, Arribor reunió la sangre de sus armas y formó una armadura roja sobre su torso, la cual imbuyó con su Haki más fuerte al mismo tiempo que apretaba con fuerza los músculos en un intento de minimizar los daños que podría causarle esa cosa. Por si acaso retrocedió un paso, lo máximo que le dio tiempo antes de recibir el ataque del pelirrojo.
El dial impactó en su cuerpo con gran fuerza, soltando toda la energía que había acumulado de su ataque anterior y liberándola violentamente contra el pirata. En cuanto recibió el choque, notó como un par de sus costillas cedían y se fracturaban e incluso le hizo retroceder más de un metro dejando un surco sobre la nieve. El pirata escupió algo de sangre y exhalo violentamente, tragándose un grito de dolor y sonriendo a duras penas por haber soportado ese ataque demoledor. Sin embargo no había salido indemne y de no haber sido por el Haki aquella cosa le habría reventado por dentro, incluso su armadura de sangre había quedado hecha añicos.
Pero por lo visto no había sido el único en salir herido con ese golpe. Minato también se resentía de su hombro, probablemente debido a la presión ejercida por el impacto. Arribor sonrió y recuperó el aliento, estaba jadeando debido a esa potencia y necesitaba unos segundos para recuperarse, aquel ataque incluso había afectado a la herida de su cuello y durante un segundo había perdido el control de su sangre. Por suerte pudo reabsorber la que había perdido haciendo que esta volviera a su cuerpo.
-Vaya, tienes cosas muy curiosas. Supongo que no me dejarás uno de esos ¿no? -preguntó el luchador de manera burlona. -Creo que si no terminamos esto ya, no saldremos bien parados, así que perdona si me sobrepaso un poco.
Tras decir esto comenzó a preparar su ofensiva. Tenía pensado ejecutar un ataque lo bastante fuerte como para poner fin a ese combate ya que a pesar de que estaba resultando de lo más estimulante, no era estúpido. Sabía que el frío pronto empezaría a jugarles una mala pasada y no le apetecía tener que pasar más tiempo del necesario en la nieve. Sin embargo sabía que la agilidad del marine y el Haki que creía que tenía, serían un problema a la hora de ejecutar su ataque, por lo que se decantó por la vía de ataque más simple, antigua y, según su experiencia, eficaz.
El pirata comenzó a caminar hacia Minato con una gélida mirada clavada en él. Mientras tanto una gran cantidad de sangre surgía de su brazo derecho y formaba una enorme espada roja, poco a poco esta iba aumentando su tamaño hasta que al final alcanzó un volumen el doble de grande que el suyo y el triple de longitud. El pirata sonrió de manera siniestra y continuó acercándose al pelirrojo, ignorando sus heridas y dejando de lado toda cautela. Esta enorme arma estaba compuesta por diversas celdas hexagonales que disminuían la cantidad de sangre necesaria para crearla, pero que debido a la forma de estas, mantenía su fuerza intacta. Además la cargó con su Haki más poderoso y la alzó en el aire. Su objetivo era lanzar un único ataque vertical, cuya fuerza sería tal que podría fácilmente partir en dos al marine en caso de que le alcanzara de lleno e incluso provocar una profunda hendidura en el suelo. Sin embargo, al igual que estaba confiado en que le daría, sabía que no moriría por aquello. Por si acaso, en su torso fue formando de nuevo su armadura de sangre para cubrirse en caso de que fallara, al igual que en las articulaciones. Por desgracia, debido al gran control que requería, no podía mantener activa su técnica en el brazo izquierdo, por lo que este permanecía inerte e inservible. Aunque eso poco importaba, no lo necesitaría por el momento.
-Bueno, de verdad que espero que no mueras con esto, marine. Sino, no podremos desempatar. -dijo el pirata arrogantemente. -Aunque tranquilo, tú puedes matarme si quieres jajaja, eso ya depende de ti. Al fin y al cabo un dos a cero me molestaría bastante. En fin, basta de charlas, ahora solo veamos que pasa... Suishin.
Dicho esto, dio un repentino salto hacia adelante usando una técnica que le permitía impulsarse a base de su propia energía, una técnica que en realidad no llegaba a comprender del todo pero que al menos resultaba útil. Con esto salvaría la corta distancia que separaba a ambos contendientes en cuestión de uno o dos segundos como mucho. En cuanto llegó hasta la altura de Minato, hizo acopio de todas sus fuerzas y descargó un poderoso golpe con su arma de sangre.
Bloody Alchemy: Monster Claw + Haki Armadura Nivel 2 [AB]
Sin embargo no creía que pudiera esquivarlo, así que optó por la opción más arriesgada, algo que empezaba a ser bastante común en él. Mientras el curioso objeto se acercaba a su pecho, Arribor reunió la sangre de sus armas y formó una armadura roja sobre su torso, la cual imbuyó con su Haki más fuerte al mismo tiempo que apretaba con fuerza los músculos en un intento de minimizar los daños que podría causarle esa cosa. Por si acaso retrocedió un paso, lo máximo que le dio tiempo antes de recibir el ataque del pelirrojo.
El dial impactó en su cuerpo con gran fuerza, soltando toda la energía que había acumulado de su ataque anterior y liberándola violentamente contra el pirata. En cuanto recibió el choque, notó como un par de sus costillas cedían y se fracturaban e incluso le hizo retroceder más de un metro dejando un surco sobre la nieve. El pirata escupió algo de sangre y exhalo violentamente, tragándose un grito de dolor y sonriendo a duras penas por haber soportado ese ataque demoledor. Sin embargo no había salido indemne y de no haber sido por el Haki aquella cosa le habría reventado por dentro, incluso su armadura de sangre había quedado hecha añicos.
Pero por lo visto no había sido el único en salir herido con ese golpe. Minato también se resentía de su hombro, probablemente debido a la presión ejercida por el impacto. Arribor sonrió y recuperó el aliento, estaba jadeando debido a esa potencia y necesitaba unos segundos para recuperarse, aquel ataque incluso había afectado a la herida de su cuello y durante un segundo había perdido el control de su sangre. Por suerte pudo reabsorber la que había perdido haciendo que esta volviera a su cuerpo.
-Vaya, tienes cosas muy curiosas. Supongo que no me dejarás uno de esos ¿no? -preguntó el luchador de manera burlona. -Creo que si no terminamos esto ya, no saldremos bien parados, así que perdona si me sobrepaso un poco.
Tras decir esto comenzó a preparar su ofensiva. Tenía pensado ejecutar un ataque lo bastante fuerte como para poner fin a ese combate ya que a pesar de que estaba resultando de lo más estimulante, no era estúpido. Sabía que el frío pronto empezaría a jugarles una mala pasada y no le apetecía tener que pasar más tiempo del necesario en la nieve. Sin embargo sabía que la agilidad del marine y el Haki que creía que tenía, serían un problema a la hora de ejecutar su ataque, por lo que se decantó por la vía de ataque más simple, antigua y, según su experiencia, eficaz.
El pirata comenzó a caminar hacia Minato con una gélida mirada clavada en él. Mientras tanto una gran cantidad de sangre surgía de su brazo derecho y formaba una enorme espada roja, poco a poco esta iba aumentando su tamaño hasta que al final alcanzó un volumen el doble de grande que el suyo y el triple de longitud. El pirata sonrió de manera siniestra y continuó acercándose al pelirrojo, ignorando sus heridas y dejando de lado toda cautela. Esta enorme arma estaba compuesta por diversas celdas hexagonales que disminuían la cantidad de sangre necesaria para crearla, pero que debido a la forma de estas, mantenía su fuerza intacta. Además la cargó con su Haki más poderoso y la alzó en el aire. Su objetivo era lanzar un único ataque vertical, cuya fuerza sería tal que podría fácilmente partir en dos al marine en caso de que le alcanzara de lleno e incluso provocar una profunda hendidura en el suelo. Sin embargo, al igual que estaba confiado en que le daría, sabía que no moriría por aquello. Por si acaso, en su torso fue formando de nuevo su armadura de sangre para cubrirse en caso de que fallara, al igual que en las articulaciones. Por desgracia, debido al gran control que requería, no podía mantener activa su técnica en el brazo izquierdo, por lo que este permanecía inerte e inservible. Aunque eso poco importaba, no lo necesitaría por el momento.
-Bueno, de verdad que espero que no mueras con esto, marine. Sino, no podremos desempatar. -dijo el pirata arrogantemente. -Aunque tranquilo, tú puedes matarme si quieres jajaja, eso ya depende de ti. Al fin y al cabo un dos a cero me molestaría bastante. En fin, basta de charlas, ahora solo veamos que pasa... Suishin.
Dicho esto, dio un repentino salto hacia adelante usando una técnica que le permitía impulsarse a base de su propia energía, una técnica que en realidad no llegaba a comprender del todo pero que al menos resultaba útil. Con esto salvaría la corta distancia que separaba a ambos contendientes en cuestión de uno o dos segundos como mucho. En cuanto llegó hasta la altura de Minato, hizo acopio de todas sus fuerzas y descargó un poderoso golpe con su arma de sangre.
Bloody Alchemy: Monster Claw + Haki Armadura Nivel 2 [AB]
Minato Kazuo
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Cuando por fin parecía que las tornas cambiaban y le asestaba ese golpe a Arribor con gran intensidad algo en su interior le dijo que el combate había terminado. La gran arma de sangre que había creado se alzaba imponente frente a él, demostrándole su superioridad y las consecuencias de un impacto directo aún sin tener mantra para comprenderlo. Tomó aire mientras escuchaba sus palabras, no se rendiría frente a él ni le mostraría ningún tipo de debilidad a pesar de que las posibilidades de sobrevivir no fueran demasiado altas, él siempre seguiría intentándolo. Una sombra lo rodeó cuando Arribor se acercó hasta él para atacarle en tan solo unas décimas de segundo, pero Minato sabía que pese al dolor de su hombro y de sus heridas en general él no necesitaba control de los músculos para poder moverlos, siempre y cuando tuviera en cuenta las consecuencias. —Blood Moon...— murmuró de forma instantánea, como si hubiera sido su subconsciente el que lo había pronunciado.
Los músculos de sus piernas se tensaron hasta el punto que dolieron una gran cantidad, quedándose tan duros como una piedra. El torso sufrió el mismo destino, siendo que este se quedó inmóvil mientras la sensación de ardor y dolor les sobrevenía. Y por último los músculos de los brazos, los cuales primero se movieron a una velocidad sorprendente hacia arriba y acto seguido se cuadraron como el resto del cuerpo, como si se hubiera convertido en una estatua. La espada impactó en el momento de mayor extensión de los brazos de Minato que, lejos de salir impunes, estaban sufriendo bastante por el cansancio muscular y la herida de su hombro. Una velocidad superior al Soru contra aquel ataque devastador en forma de espada gigante. Ambas ninjatos habían frenado durante unos instantes aquella espada mientras el cuerpo del marine, rígido como una viga de metal, trataba de soportar toda la presión que se le ejercía.
Pero estaba demasiado desgastado para soportar aquello, e incluso si estuviera en su mejor forma difícilmente habría escapado de aquel ataque. La espada siguió descendiendo aunque por suerte para el marine con menor intensidad que antes, doblando las rodillas de Kazuo primero hasta que todo su cuerpo acabó incrustado en la nieve que, de alguna manera, amortiguó el impacto. La hoja seguía en contacto con las ninjatos, pero al final fue sobrepasada y se clavó en el hombro izquierdo del pelirrojo con bastante profundidad, partiendo parte de su homoplato con todo lo que suponía. Había sido derrotado por aquel hombre que sin duda se había convertido en su némesis, yonkaikyo, bandido o pirata aquella relación no terminaría nunca con buen resultado, al menos eso pensaba por aquel entonces el débil Minato.
—No puedes escapar de la justicia, Arribor. Algún día te encontrará por mucho que te escondas, por muchas máscaras que te pongas. La justicia siempre se cumple, y yo me encargaré de ser su mano ejecutora cuando ese día llegue...— le dijo. Su visión se estaba volviendo borrosa, estaba perdiendo la conciencia y solo podía pensar en las posibilidades que tendría de salir de allí, las cuales parecían mínimas. Pero no podía morir, todavía no, la injusticia gobernaba en el mundo y él resurgiría como el ave fénix para traer justicia al mundo, y convertirlo en un lugar mejor. Sus heridas sangraban, quizás a ese paso no fuera capaz de sobrevivir, quizás alguien lo encontrara o quizás recobrara la consciencia lo suficiente como para coser sus heridas, aunque así todavía podía morir por el frío. Fuera como fuera, ese hombre Minato Kazuo, la voluntad inquebrantable. Él nunca se rendiría.
Los músculos de sus piernas se tensaron hasta el punto que dolieron una gran cantidad, quedándose tan duros como una piedra. El torso sufrió el mismo destino, siendo que este se quedó inmóvil mientras la sensación de ardor y dolor les sobrevenía. Y por último los músculos de los brazos, los cuales primero se movieron a una velocidad sorprendente hacia arriba y acto seguido se cuadraron como el resto del cuerpo, como si se hubiera convertido en una estatua. La espada impactó en el momento de mayor extensión de los brazos de Minato que, lejos de salir impunes, estaban sufriendo bastante por el cansancio muscular y la herida de su hombro. Una velocidad superior al Soru contra aquel ataque devastador en forma de espada gigante. Ambas ninjatos habían frenado durante unos instantes aquella espada mientras el cuerpo del marine, rígido como una viga de metal, trataba de soportar toda la presión que se le ejercía.
Pero estaba demasiado desgastado para soportar aquello, e incluso si estuviera en su mejor forma difícilmente habría escapado de aquel ataque. La espada siguió descendiendo aunque por suerte para el marine con menor intensidad que antes, doblando las rodillas de Kazuo primero hasta que todo su cuerpo acabó incrustado en la nieve que, de alguna manera, amortiguó el impacto. La hoja seguía en contacto con las ninjatos, pero al final fue sobrepasada y se clavó en el hombro izquierdo del pelirrojo con bastante profundidad, partiendo parte de su homoplato con todo lo que suponía. Había sido derrotado por aquel hombre que sin duda se había convertido en su némesis, yonkaikyo, bandido o pirata aquella relación no terminaría nunca con buen resultado, al menos eso pensaba por aquel entonces el débil Minato.
—No puedes escapar de la justicia, Arribor. Algún día te encontrará por mucho que te escondas, por muchas máscaras que te pongas. La justicia siempre se cumple, y yo me encargaré de ser su mano ejecutora cuando ese día llegue...— le dijo. Su visión se estaba volviendo borrosa, estaba perdiendo la conciencia y solo podía pensar en las posibilidades que tendría de salir de allí, las cuales parecían mínimas. Pero no podía morir, todavía no, la injusticia gobernaba en el mundo y él resurgiría como el ave fénix para traer justicia al mundo, y convertirlo en un lugar mejor. Sus heridas sangraban, quizás a ese paso no fuera capaz de sobrevivir, quizás alguien lo encontrara o quizás recobrara la consciencia lo suficiente como para coser sus heridas, aunque así todavía podía morir por el frío. Fuera como fuera, ese hombre Minato Kazuo, la voluntad inquebrantable. Él nunca se rendiría.
- Detallitos:
- Ains, joder, que me emosiono (?) 1-1, a ver cuánto pasa hasta que desempatemos :yao:
Como sea, te he dejado el final un poco abierto para que puedas postear, si quieres decir qué pasa con Minato y además alcanzar los 7 posts. Ha sido un combate jodidamente épico y lo he disfrutado mucho. Gracias por este tema.
Rainbow662
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Justicia. Seguía sorprendiéndole que el marine creyera tan firmemente en algo tan abstracto y difícil de encontrar como la justicia. Tal vez tuviese razón y algún día fuera el mismo Minato quien acabase con él, pero no sería aquel día. Si no se equivocaba acababan de llegar a un empate a uno tras un combate aún más intenso que su primer encuentro y esperaba que algún día pudieran desempatar en un combate aún mejor.
-Siento decírtelo, pero no creo que exista algo como la justicia perfecta universal. La única justicia que existe es la que tiene cada uno, aunque si piensas que tu justicia es la mejor, entonces esperaré a que la uses contra mí. Pero espero que lo hagas porque me lo merezco y no solo por ser un pirata.
Mientras el marine yacía en el suelo, Arribor se sentó en la nieve con la espalda apoyada en un árbol, resultaba increíble como durante la lucha se había olvidado del intenso clima y del aire helado. Sin embargo ahora la sensación de frío volvía a acosarle y, aunque sabía que tenía que marcharse pronto o el frío comenzaría a hacer estragos en su cuerpo lo único que le apetecía era tumbarse un rato en la nieve. Era curiosa la sensación de sueño y relajación que le producía la nieve, incluso estuvo tentado de echarse una siesta en el bosque, pero en un momento de lucidez repentina desechó esa idea e hizo un esfuerzo por levantarse tras unos segundos de descanso.
-Bueno, si no te importa tengo que marcharme ya. Hace mucho frío en esta isla y empieza a ser molesto. –Mientras hablaba, el pirata vio como el lobo cibernético que se había topado anteriormente se alejaba hacia el interior del bosque, como un testigo mudo de su combate. Antes de largarse de aquel páramo helado le dedicó una breve despedida al pelirrojo.-Procura no morir, marine. De lo contrario no podemos desempatar.
Si decir nada más, Arribor emprendió el camino a la costa, en busca de algún barco. Supuso que si seguía las huellas de Minato llegaría hasta un muelle o algo así y podría irse de una vez de ese maldito lugar. Realmente no soportaba el frío. En cuanto se hubo alejado unos metros frenó en seco, dio la vuelta y se acercó al marine sujetando su puñal. Entonces desenroscó el mango del arma y sacó una pequeña bolsa de plástico que dejó caer al lado de Minato. Este contenía un ungüento a partir de varias hierbas de su isla natal que detenía el sangrado a gran velocidad y ayudaba a curar heridas, al fin y al cabo su combate ya había terminado y no tenía motivos para no echarle un cable al pelirrojo. Sin decir nada más, se marchó doliéndose de sus propias heridas. Si el marine vivía o moría ya no dependía de él.
Por el camino vio a lo lejos las luces de un pueblo cercano a una enorme montaña, además de varios animales robóticos repartidos por todo el bosque. Tal vez algún día volviera allí y echase un vistazo, al fin y al cabo era libre y ninguna fuerza ni ninguna justicia podría impedirle seguir siéndolo, al menos hasta que volviese a encontrarse con Minato. Lo único que no llegaba a entender era por qué no le caía bien al marine.
-Siento decírtelo, pero no creo que exista algo como la justicia perfecta universal. La única justicia que existe es la que tiene cada uno, aunque si piensas que tu justicia es la mejor, entonces esperaré a que la uses contra mí. Pero espero que lo hagas porque me lo merezco y no solo por ser un pirata.
Mientras el marine yacía en el suelo, Arribor se sentó en la nieve con la espalda apoyada en un árbol, resultaba increíble como durante la lucha se había olvidado del intenso clima y del aire helado. Sin embargo ahora la sensación de frío volvía a acosarle y, aunque sabía que tenía que marcharse pronto o el frío comenzaría a hacer estragos en su cuerpo lo único que le apetecía era tumbarse un rato en la nieve. Era curiosa la sensación de sueño y relajación que le producía la nieve, incluso estuvo tentado de echarse una siesta en el bosque, pero en un momento de lucidez repentina desechó esa idea e hizo un esfuerzo por levantarse tras unos segundos de descanso.
-Bueno, si no te importa tengo que marcharme ya. Hace mucho frío en esta isla y empieza a ser molesto. –Mientras hablaba, el pirata vio como el lobo cibernético que se había topado anteriormente se alejaba hacia el interior del bosque, como un testigo mudo de su combate. Antes de largarse de aquel páramo helado le dedicó una breve despedida al pelirrojo.-Procura no morir, marine. De lo contrario no podemos desempatar.
Si decir nada más, Arribor emprendió el camino a la costa, en busca de algún barco. Supuso que si seguía las huellas de Minato llegaría hasta un muelle o algo así y podría irse de una vez de ese maldito lugar. Realmente no soportaba el frío. En cuanto se hubo alejado unos metros frenó en seco, dio la vuelta y se acercó al marine sujetando su puñal. Entonces desenroscó el mango del arma y sacó una pequeña bolsa de plástico que dejó caer al lado de Minato. Este contenía un ungüento a partir de varias hierbas de su isla natal que detenía el sangrado a gran velocidad y ayudaba a curar heridas, al fin y al cabo su combate ya había terminado y no tenía motivos para no echarle un cable al pelirrojo. Sin decir nada más, se marchó doliéndose de sus propias heridas. Si el marine vivía o moría ya no dependía de él.
Por el camino vio a lo lejos las luces de un pueblo cercano a una enorme montaña, además de varios animales robóticos repartidos por todo el bosque. Tal vez algún día volviera allí y echase un vistazo, al fin y al cabo era libre y ninguna fuerza ni ninguna justicia podría impedirle seguir siéndolo, al menos hasta que volviese a encontrarse con Minato. Lo único que no llegaba a entender era por qué no le caía bien al marine.
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