Imbatibles (Privado) ( Dranser, Morti, Alwyn, Suichi y Togabito)

Un enorme barco se dirigía por el mar hacia Gran Torino. Dicho barco se trataba del medio de transporte de unos marines que tenían órdenes de dejar a algunos agentes en la isla. Dranser estaba tumbado en la cama de su camarote sonriendo de forma tranquila. Según le habían informado en la isla a la que iban se hallaba una base de revolucionarios de un tamaño pequeña donde se hallaban unos treinta hombres. Este había sido enviado según sus órdenes junto a tres agentes mas del CP con el mismo objetivo. No conocía a sus compañeros pero se suponía que todos tenían las mismas órdenes. Solía llevarse bien con todo el mundo y trataría de llevarse bien con sus compañeros. El espadachín bostezaba pues se había tomado una buena siesta hacía muy poco rato. Tras unos segundos pegaron a la puerta de su camarote y un marine le observó y comenzó a hablarle de forma tranquila mientras sonreía estirándose los brazos.

Ya hemos llegado a la isla, deberías ir a cubierta para reunirte con tus nuevos compañeros para este objetivo, otros marines han ido a avisarles también sobre esto que te estoy diciendo.

Enseguida voy.


Dijo el castaño sonriéndole de forma tranquila mientras se levantaba, el marine abandonó el camarote y tras aquello el chico sonrío de lado levantándose. Vestía una camiseta negra de manga corta y un chaleco de color beis. El pantalón era largo y del mismo tono que el chaleco, en su cintura se veían dos fundas de espadas seguramente. En su frente una cinta blanca y en su cuello un collar en forma de moneda dorada. Sus botas eran negras y su pelo erizado y alborotado hacia arriba y a los lados con mechones pinchudos. Parecía como si no se hubiese peinado, su cuerpo era firme y definido y el color de sus ojos azul oscuro. Una vez que se hubo levantado de la cama se estiró un poco mas y tras aquello se dirigió a la salida de forma tranquila. Colocó su mano en el pomo de la puerta girándolo despacio y con una media sonrisa dispuesto a cumplir el objetivo con los demás agentes que habían enviado.

Caminó por los pasillos del barco hasta salir a cubierta donde se llevó las manos a los ojos tras darle el sol en estos. Cuando pasaron unos segundos se quitó las manos de forma calmada y se puso junto al bote que estaban preparando unos marines para el desembarco a la isla. Ahora solo debía esperar a los demás. Los marines se apartaron y lo dejaron solo para que los demás supieran que era un agente también. Estaba algo nervioso por saber cómo eran sus compañeros y si serian amigables o fríos y serios. El CP exigía frialdad y seriedad pero el castaño era muy amable y bastante amigable y caballeroso. Respetaba a las mujeres muchísimo y trataba de amigos a los demás hombres. No le gustaba llevarse mal con nadie ni nada parecido. Ahora solo quedaba esperar a que los demás llegaran dispuesto a cumplir la misión de la base revolucionaria.

El mar se encontraba tranquilo y un barco marine se dirigía hacia el Reino de Torino, la razón, una base revolucionaria se encuentra asentada allí, a bordo de aquel barco se encontraba numerosos marines de diferentes rangos, algo normal pues el barco era marine, pero además, también se hayaban unos pocos miembros de la Cipher Pol, uno de ellos, Morti, se encontraba en su camarote, mirando por la pequeña ventana redondeada que se encontraba en la pared frente a la puerta, desde aquella ventana se podía ver las olas chocar contra el barco y si se miraba desde ella hacia abajo, se podía ver a algunos peces nadar acompañando al barco y jugando con las olas provocadas por él, Morti alzó la vista al cielo y observó que acababa de pasar un News Coo volando, probablemente acababa de entregar el periodico en el barco, pocos segundos después Morti se apartó de la ventana y caminó lentamente hacia un escritorio que se encontraba en la pared continua a la puerta, abrió un cajón de él y sacó sus dos queridas compañeras, dos pistolas normales, una de color negra y otra plateada, tras esto Morti pensó:

-"Hoy abrá una buena cacería, esto me excitará."

Morti se llevó la mano a su cabello largo hechandolo hacia atrás y caminó hacia la puerta, justo en el momento en el que salió por la puerta se encontró con un marine el cual le dijo a Morti.

Marine: Señor, ya estamos llegando a la isla, sus compañeros le esperan en cubierta.

Morti: Bien, estoy deseando ver las cabezas de esos revolucionarios con un agujero en la frente.

Tras esto Morti caminó lentamente por los pasillos de aquel barco hasta que, finalmente, llegó a la cubierta en la cual ya se encontraba uno de sus compañeros.

-Parece que estamos llegando, tu debes ser uno de mis compañeros en esta misión....

Dijo al observar a dicho hombre que vestía con ropa diferente a los marines, camiseta negra de manga corta y un chaleco de color beis y pantalon largo. En ese momento Morti lucía su ropa típica aunque a diferencia de la ropa oscura que normalmente llevaba los miembros de la Cipher Pol, la de Morti era realmente llamativa, esta consistía en una gabardina roja como la sangre, la parte baja de esta gabardina que le llegaba aproximadamente hasta las rodillas estaba rasgada, bajo dicha gabardina la cual estaba abierta se podñia ver un traje negro el cual consistia en pantalones y chaleco, bajo el cual se veía una camisa de color blanca. Sobre su cuello se encontraba colgada una corbata roja como su gabardina, sus manos eran cubierta por unos guantes blancos, totalmente limpios sin ninguna mancha, calzaba unos zapatos negros al igual que la mayoria de los miembros de la Cipher Pol. Su altura era aproximadamente 1,85m y su piel era pálida como la de un muerto, su cuerpo delgado y sus ojos rojos como la sangre, su cabello era medio largo de color castaño y peinado de manera alocada. Sus dos armas las llevaba sobre su cintura las cuales consitia en dos pistolas, una de color plateada y otra de color negra.

Morti esperó a que aquel hombre le respondiera o bien a que uno de los demas miembros de la Cipher Pol, a los cuales no conocía, llegara al lugar donde habían sido reunidos para llevar acabi esa misión, a pesar de que odiaba dicho lugar ya que la luz del sol le daba directamente en su cara.

Los días en ese barco se hacían eternos, con tanta persona inferior rondando, y la mayoría con lascivia en sus miradas, menos mal que por lo que sabía estaban ya muy cerca de la isla. Habia estado dando de comer a Arimisa, unos trozos de carne y preparándola para la misión, le había peinado y cuidado las plumas y cumplimentado la carne con vitaminas. Estaba terminando de soltar a mi lechuza, con las ordenes pertinentes cuando llamaron a la puerta y un joven marine entro, tenía pocas ganas de escucharlo, y estaba algo sudada y cansada por el entrenamiento de esa mañana, había entrenada más duro que otros días, era mi primera misión con compañeros y sabía que al menos 2 eran de clase alta como yo, y eso me agradaba.

-Señora, le están esperando en cubierta sus compañeros ya, pues la isla ya está muy ceca, y señora le deseo suerte en su misión la estaré esperando con el camarote preparado y totalmente limpio y ordenado a su gusto.

A pesar de odiar a los de menos rango que ella, aquel joven marine no le había llegado a desagradar del todo, quizá por su aire servicial, buen conocedor de su inferior condición, además sabia como hacer las cosas y preparaba unos baños exquisitos, y cocinaba  la altura de lo que ella esperaba. Se fue a la ducha, que ya la tenía lista para quitarse el sudor, tras la que se vistió y salió de su camarote.  Los pequeños pasillos de aquel buque de guerra no le gustaban nada, si se encontraba con alguien debían pasar muy apretados y aquel contacto la repugnaba de tal manera que casi vomitaba. Al salir a la cubierta se encontró con todos los marines en los laterales y a dos jóvenes entre ellos, que debían de ser sus compañeros del Cipher pol. Se acercó despacio evaluando a los dos, uno llevaba pantalón negro y camisa negra de manga corta con un chaleco y el otro una gabardina roja y un traje negro debajo de ella.

-Hola, mi nombre es Alwyn y seré vuestra compañera en esta misión, ella es Arimisa, mi fiel mascota, espero que podamos terminar con la escoria pronto para limpiar este planeta.

Por lo que sabía eran cuatro agentes por lo que todavía faltaba uno por aparecer, esperaba que fuera pronto odiaba a los impuntuales y si llegaban a la isla y no estaba no dudaría en lanzarse a la misión sin el tardón, esperando que fuera reprendido por los superiores a la vuelta como merecía.

Persiguiendo la pista de aquel sujeto que le había marcado el rostro, así llego Togabito a aquel reino, el Reino Torino un lugar prehistórico con nativos de aspecto desagradable, estos en ocasiones mostraban señales de canibalismo, cosa por la que Togabito preferia mantenerse a las orillas de aquel lugar. El sitio se veia rodeaba de movimientos extraños, en momentos se veian pasar personas con atuendos similares, pero estos no eran marines.

Paso algún tiempo y el estar en aquel lugar ya me molestaba, no era posible que el sujeto que perseguia se encontraba en ese lugar por lo que me dispuse a prepararme para irme de aquel lugar, caminaba por la orilla dirigiendome al pequeño bote en el que me estaba transportando mientras conseguia pertenecer a una banda pirata, el tiempo paso y me vi dentro del bote preparandome para salir, gire un poco mi cabeza hacia el mar abierto entonces encontrandome con un barco marine a las lejanias...-Un barco marine?, que pueden estar buscando aca- entonces pense en la posibilidad de que algo se encontrara escondido aqui, guarde mis cosas en el bote y sali de este caminando un poco hacia la vegetación de la isla para esconderme en  esta, pensaba en seguir a los marines que vinieran a la isla para ver a donde llegaban, tal ves no habia buscado bien y Mukuro el hombre que buscaba se encontraba escondido en este lugar.

El chico continuaba allí esperando al resto de los que serían sus compañeros. De repente una brisa se levantó y esta consiguió mover varios mechones del chico que sonreía de forma calmada esperando. Después de unos segundos pudo ver como se acercaba una persona de pelo moreno y una gabardina roja. Además se podían ver dos pistolas en su ropa por lo que dedujo que sería un pistolero. El joven espadachín comenzó a analizarlo de forma amable con una sonrisa en su rostro. Sabía que aquel tipo era un agente solo por su forma de vestir y por lo que su instinto le decía. De repente aquella persona se dirigió a él y le dijo que debía de ser uno de sus compañeros. Tras aquellas palabras el espadachín sonrió de forma amable y le hizo una leve reverencia agachando la cabeza para después subirla y decirle en un tono agradable y calmado.

- Así es compañero.

Mientras decía aquellas palabras una chica se acercaba a ellos. Después la chica se presentó y dijo que había que acabar con la escoria. Su mascota era una lechuza blanca, cosa que impresionó y gustó al espadachín que la miró con una sonrisa. Le encantaban los animales ante todo y eran su pasión, aquella hermosa ave era elegante y esplendida y le había sacado al chico una enorme sonrisa en su rostro. Justo cuando estaba pensando si tratar de acariciarla o no, un sonido seco llegó a los oídos del joven espadachín. La mirada de este se dirigió al sonido y pudo ver como un chico moreno con una extraña capa se acercaba y tras él había un marine viendo las estrellas. Le había dejado inconsciente pero no se había fijado en la manera que había utilizado para ello. Las palabras que dijo ahora le habían molestado, su honor le impedía dejar que se metieran con una mujer o con alguien que no lo mereciera. Después dijo que no se iba a presentar y que no le gustaba el trabajo en equipo. El castaño sin aguantar más dio un paso adelante mirándole pero siempre con su amable sonrisa en el rostro.

- No hace falta que digas tu nombre, pero te agradecería que no faltaras a los demás miembros de este equipo. Puedes meterte conmigo, siempre mostrare una sonrisa pese a lo que me digas pero ellos no te han dicho nada. Entiéndelo por favor compañero. Por cierto, podéis llamarme Dranser.

Dijo esas últimas palabras mirando a la chica y al de la gabardina. Ahora tras unos pasos llegó a los botes y bajó exactamente cuatro botes, no quería problemas y el que quisiera ir solo podía hacerlo dado como había empezado el ambiente. Este saltó a uno de ellos y cogió los remos pero no hizo nada. Quiso esperar a ver si alguien montaba en el suyo, no quería llevarse mal con nadie pero si alguien quería ir en compañía no le importaría. Por ese motivo se quedó quieto esperando con los otros botes al lado para dirigirse aquella isla. Debían encontrar la base y pasara lo que pasara cumplir su objetivo principal fuese como fuese. Ahora comenzaba la misión con sus compañeros y estaba algo emocionado por ser una de las primeras misiones colectivas que realizaba ya que muchas eran en solitario.