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Akuma no mi
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Las llamas empezaron a emerger de una de las sartenes de aquella cocina, eran grandes e impresionantes. Estaban empezando a prender una de las puertas de madera. De repente un chorro de espuma blanca salió despedido contra las llamas apagándolas por completo mientras dejaba un rastro de espuma blanca por toda la cocina. Se pudo ver a Kedra con un extintor en la mano y con el rostro oscurecido con la cabeza agachada. O bien el capullo de Akai había pasado por allí haciendo de las suyas, o el cocinero ciego la había liado o quizás el monje había tratado de hacerse unos pasteles y la había liado. Tampoco descartaba la posibilidad de que Kira hubiera hecho alguna de las suyas o incluso que el peliblanco de los piro clastos hubiese estornudado. En su lista también aparecía el dragón, conociéndole seguramente había lanzado un rayo sin querer, Kaishi también podría haberla liado, fuese como fuese, el chico lobo tenía una vena de la frente hinchada y palpitando. Dejó el extintor sobre la mesa mientras pegaba un gruñido y salía al pasillo del barco pegando un golpe en una de las paredes mientras pegaba un grito en todo el barco.
- ¿¡Quien ha sido el inútil que ha prendido fuego a la maldita cocina!?
El silencio invadió el barco, que casualidad, todos perfectos asesinos valientes y fuertes y ahora ninguno salía. Malditas ratas de cloaca, a saber quién había sido el liante, aunque claro estaba que no iba a salir, sus hombres eran demasiado inteligentes para salir ahora. Estaba claro que a pesar de ser grandes luchadores, tenían una inteligencia increíble para lo que les daba la gana. De repente cuando el silencio parecía que iba a durar toda la noche, se escucharon distintas voces gritando desde sus camarotes, voces que el lobo reconocía a la perfección en todo su esplendor y que más de una le hizo activar su aura y fruncir el ceño además de hacer que apretara los puños.
- ¡Estoy durmiendo, no deis voces coño!
- ¡Caramelo déjame dormir! ¡Grrrrr!
- Puto lobo… ¡Deja de armarla!
- ¡La respuesta está en tu interior, joven!
La venita de la cabeza del chico fue palpitando cada vez más mientras apretaba los puños. La primera estaba clara que era del chico de las llamas, solo él tenía el valor de mandar a tomar por culo a la tripulación. La segunda sin duda era Kira de mala leche y sin poder dormir, la gracia es que esa voz venía del camarote de Kedra, estaba otra vez durmiendo allí. La tercera venía del dormitorio de Dexter y la última venía de la cubierta, de la parte alta del mástil donde el monje tenía su casa. Los demás parecían dormir tranquilamente. El chico lobo gruñó de nuevo mientras se llevaba las manos a la cabeza.
- Esto es acoso, maldito sea el que haya prendido de fuego la cocina. No se ha dado cuenta del riesgo… podría… podría… ¡Haber quemado la carne!
Dijo pegando una voz de nuevo mientras se preocupaba por su deliciosa carne. A continuación no escuchó ninguna voz más. Se asomó a la borda y pudo ver que estaban pasando cerca de la isla de nieve, el chico lobo pegó un suspiro mirándola mientras se frotaba los ojos. Eran las cuatro de la mañana y no había pegado ojo, no podía dormir, tal vez el frio le ayudara, cerró los ojos mientras echaba el ancla dejando el barco allí. Sin embargo ahora se tumbó en el suelo de la borda mirando las estrellas mientras suspiraba de forma calmada y tranquila.
- ¿¡Quien ha sido el inútil que ha prendido fuego a la maldita cocina!?
El silencio invadió el barco, que casualidad, todos perfectos asesinos valientes y fuertes y ahora ninguno salía. Malditas ratas de cloaca, a saber quién había sido el liante, aunque claro estaba que no iba a salir, sus hombres eran demasiado inteligentes para salir ahora. Estaba claro que a pesar de ser grandes luchadores, tenían una inteligencia increíble para lo que les daba la gana. De repente cuando el silencio parecía que iba a durar toda la noche, se escucharon distintas voces gritando desde sus camarotes, voces que el lobo reconocía a la perfección en todo su esplendor y que más de una le hizo activar su aura y fruncir el ceño además de hacer que apretara los puños.
- ¡Estoy durmiendo, no deis voces coño!
- ¡Caramelo déjame dormir! ¡Grrrrr!
- Puto lobo… ¡Deja de armarla!
- ¡La respuesta está en tu interior, joven!
La venita de la cabeza del chico fue palpitando cada vez más mientras apretaba los puños. La primera estaba clara que era del chico de las llamas, solo él tenía el valor de mandar a tomar por culo a la tripulación. La segunda sin duda era Kira de mala leche y sin poder dormir, la gracia es que esa voz venía del camarote de Kedra, estaba otra vez durmiendo allí. La tercera venía del dormitorio de Dexter y la última venía de la cubierta, de la parte alta del mástil donde el monje tenía su casa. Los demás parecían dormir tranquilamente. El chico lobo gruñó de nuevo mientras se llevaba las manos a la cabeza.
- Esto es acoso, maldito sea el que haya prendido de fuego la cocina. No se ha dado cuenta del riesgo… podría… podría… ¡Haber quemado la carne!
Dijo pegando una voz de nuevo mientras se preocupaba por su deliciosa carne. A continuación no escuchó ninguna voz más. Se asomó a la borda y pudo ver que estaban pasando cerca de la isla de nieve, el chico lobo pegó un suspiro mirándola mientras se frotaba los ojos. Eran las cuatro de la mañana y no había pegado ojo, no podía dormir, tal vez el frio le ayudara, cerró los ojos mientras echaba el ancla dejando el barco allí. Sin embargo ahora se tumbó en el suelo de la borda mirando las estrellas mientras suspiraba de forma calmada y tranquila.
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En la última mesa de aquella taberna en la ciudad de Bighorn en pleno Reino de Sakura, taberna que se notaba no era poca cosa ya que tenía un ambiente muy cálido e inclusive no estaban los típicos tipos borrachos, sino que todos estaban de fiesta incluso el que estaba atendiendo la barra, era un ambiente muy agradable tanto para la vista como por la comida que era capaz de sacar de la hipotermia absoluta a cualquier ser humano, de hecho era de las pocas que estaban completamente limpia tanto las mesas como el aire. Todos reían, excepto las dos personas que estaban en la última mesa de un rincón, un hombre alto de pelo verde con una gafas que vestía con un abrigo del mismo color que su pelo y unos pantalones negros el peli verde era acompañado por una hermosa mujer de pelo rubio que vestía con un bonito abrigo blanco como la nieve y de hecho incluso sus pantalones eran de ese color. La pareja era Midorima Shintaro y su novia Sakura, el primero era un fuerte pirata en ascenso y la mujer era la única que lo acompañaba en todos sus viajes, o por lo menos en la gran mayoría.
La razón de que la pareja se encontrara en ese lugar era que querían pasar un buen rato, y aunque suene algo irónico, querían un poco de calor en una isla de nieve y era porque a veces en los fríos extremos era que se encontraba un verdadero calor y eso estaban sintiendo en ese momento en esa taberna, la gente en verdad se alegraba la vida de forma sencilla y prácticamente no tenían problemas en abrirse con los extranjeros. La pareja estaba comiendo desde hace unos treinta minutos, y lo único que aun se mantenía era sus bebidas calientes, ambos estaban cómodos en esa taberna, la isla ya era un poco conocida por la pareja ya que fue en ese mismo pueblo que conocieron a Dark D Rose, quien a la larga se convirtió en la capitana de Shintaro pero muchas cosas pasaban en el océano y una de esas fue conocer a Kedra, un poderoso supernova. La importancia de aquel hombre era que ahora Shintaro se iba a unir a su banda, habían dos razones, el castaño era increíblemente fuerte y eso aseguraba fuertes enemigos en el futuro y la segunda era porque así Sakura tendría mucha más protección.
La gente lentamente se iba a sus asientos para seguir con sus risas, todo estaba tranquilo y era esa tranquilidad que buscaban tanto Shintaro como Sakura, que en poco tiempo habían tenido varias aventuras y seguramente el nombre del macho alfa ya sería conocido en algún mar. Pero eso no le importaba en lo más mínimo a la pareja, ya que si salieron al mar juntos era para pasar buenas aventuras y el objetivo de Shintaro era encontrar a Drake para hacerle frente, y la mejor forma de hacerlo era enviando pequeños mensajes de su recompensa para que ese sujeto supiera que Midorima estaba presente en el océano y que lo iba a alcanzar algún día. La pareja se quedó en silencio mientras ambos sonreían de forma tierna, ellos no necesitaban palabras para transmitir sus mensajes.
La razón de que la pareja se encontrara en ese lugar era que querían pasar un buen rato, y aunque suene algo irónico, querían un poco de calor en una isla de nieve y era porque a veces en los fríos extremos era que se encontraba un verdadero calor y eso estaban sintiendo en ese momento en esa taberna, la gente en verdad se alegraba la vida de forma sencilla y prácticamente no tenían problemas en abrirse con los extranjeros. La pareja estaba comiendo desde hace unos treinta minutos, y lo único que aun se mantenía era sus bebidas calientes, ambos estaban cómodos en esa taberna, la isla ya era un poco conocida por la pareja ya que fue en ese mismo pueblo que conocieron a Dark D Rose, quien a la larga se convirtió en la capitana de Shintaro pero muchas cosas pasaban en el océano y una de esas fue conocer a Kedra, un poderoso supernova. La importancia de aquel hombre era que ahora Shintaro se iba a unir a su banda, habían dos razones, el castaño era increíblemente fuerte y eso aseguraba fuertes enemigos en el futuro y la segunda era porque así Sakura tendría mucha más protección.
La gente lentamente se iba a sus asientos para seguir con sus risas, todo estaba tranquilo y era esa tranquilidad que buscaban tanto Shintaro como Sakura, que en poco tiempo habían tenido varias aventuras y seguramente el nombre del macho alfa ya sería conocido en algún mar. Pero eso no le importaba en lo más mínimo a la pareja, ya que si salieron al mar juntos era para pasar buenas aventuras y el objetivo de Shintaro era encontrar a Drake para hacerle frente, y la mejor forma de hacerlo era enviando pequeños mensajes de su recompensa para que ese sujeto supiera que Midorima estaba presente en el océano y que lo iba a alcanzar algún día. La pareja se quedó en silencio mientras ambos sonreían de forma tierna, ellos no necesitaban palabras para transmitir sus mensajes.
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La mirada del castaño continuaba perdida en las estrellas, la brisa nocturna continuaba meciendo sus cabellos despacio mientras sus ojos se iban cerrando despacio, no para dormirse, sino para pensar más cómodamente. Pegó un suspiro mientras bostezaba abriendo todo lo que podía la boca, se estaba muy fresquito. Le había entrando un enorme antojo de pollo. De repente se levantó observando las luces de uno de los pueblos, seguramente allí había tabernas y mucha carne. La sonrisa del asesino volvió a ser macabra e increíblemente sádica y lo primero que hizo fue caminar hacia la borda. Pero en ese momento llegó una nueva brisa y se miró a sí mismo. Sin camiseta hacía muchísimo frio y no pensaba resfriarse por culpa de aquello, se dio la vuelta mirando la puerta que conducía al pasillo y comenzó a caminar lentamente hacia el interior del barco. Se dirigió a su camarote como era normal, al abrir la puerta se encontró a la princesa asesina, emperatriz sangrienta y condesa de los suicidas masculinos. Estaba durmiendo en su cama de nuevo, y además estaba muy tranquila, no quería despertarla y lentamente fue al baúl. Lo abrió y cogió una sudadera blanca con capucha, se la colocó por encima y tras eso se quedó mirando a la chica durmiendo.
- No entiendo cómo me pudiste sacar de la oscuridad. Pero ten por seguro que eres la única luz que tengo y voy a protegerte siempre pequeña.
Dicho eso se acercó a ella acariciándole el cabello de forma tranquila mientras sus ojos dorados la observaban. La tapó despacio y abandonó la sala para después pasear por el pasillo con la mirada perdida, no había objetivo en la vida que hiciera al chico lobo sonreír. Las únicas sonrisas que sacaba eran durante las peleas y no eran del todo sinceras. Nunca había sonreído de forma alegre o animada, no podía hacerlo. No sabía hacerlo y por supuesto no lo iba a hacer nunca. La pesadilla salió finalmente del barco mientras ahora colocaba sus pies en el borde de la borda para después saltar y caer sobre la nieve. Empezó a caminar lentamente por el bosque acercándose a las luces. El clima era frio y más encima por aquella noche que hacía. Su mirada seguía siendo tétrica ante todo y si había criaturas en el bosque, no se atrevían a salir de su escondite. Estaba claro que tenían miedo del chico lobo y era muy normal tenerlo, lo raro era si no lo tenían.
Finalmente el castaño llegó a la taberna mientras observaba las calles vacías, al parecer la gente estaba dentro. Pegó una patada a la puerta, la cual salió despedida al frente chocándose contra la barra y destrozándose al ser de madera. La gente miró rápidamente al causante frunciendo el ceño, era el encapuchado de blanco, muchos se levantaron con botellas en la mano y se acercaron a él con posiciones chulescas. Sin embargo el aura oscura del lobo salió de sus ropas mientras que ahora observaba como aquellos valientes retrocedían muertos de miedo y temblando, incluso un perro del bar que sería el perro del dueño, se puso a llorar. Todos tragaron saliva, estaban aterrados y fue cuando el encapuchado suspiró anulando su aura y sentándose en la barra mientras observaba al camarero de forma tranquila y calmada. Le pidió cinco kilos de carne recién hecha y el hombre algo impresionado asintió y se fue a prepararla, a continuación el chico se quitó la capucha despacio dejando ver su imagen, su aspecto aterrorizaba a muchos, pero lo que más miedo causaba, era su fama de Supernova, pues pudo ver tres carteles con su cabeza allí colgados.
- No entiendo cómo me pudiste sacar de la oscuridad. Pero ten por seguro que eres la única luz que tengo y voy a protegerte siempre pequeña.
Dicho eso se acercó a ella acariciándole el cabello de forma tranquila mientras sus ojos dorados la observaban. La tapó despacio y abandonó la sala para después pasear por el pasillo con la mirada perdida, no había objetivo en la vida que hiciera al chico lobo sonreír. Las únicas sonrisas que sacaba eran durante las peleas y no eran del todo sinceras. Nunca había sonreído de forma alegre o animada, no podía hacerlo. No sabía hacerlo y por supuesto no lo iba a hacer nunca. La pesadilla salió finalmente del barco mientras ahora colocaba sus pies en el borde de la borda para después saltar y caer sobre la nieve. Empezó a caminar lentamente por el bosque acercándose a las luces. El clima era frio y más encima por aquella noche que hacía. Su mirada seguía siendo tétrica ante todo y si había criaturas en el bosque, no se atrevían a salir de su escondite. Estaba claro que tenían miedo del chico lobo y era muy normal tenerlo, lo raro era si no lo tenían.
Finalmente el castaño llegó a la taberna mientras observaba las calles vacías, al parecer la gente estaba dentro. Pegó una patada a la puerta, la cual salió despedida al frente chocándose contra la barra y destrozándose al ser de madera. La gente miró rápidamente al causante frunciendo el ceño, era el encapuchado de blanco, muchos se levantaron con botellas en la mano y se acercaron a él con posiciones chulescas. Sin embargo el aura oscura del lobo salió de sus ropas mientras que ahora observaba como aquellos valientes retrocedían muertos de miedo y temblando, incluso un perro del bar que sería el perro del dueño, se puso a llorar. Todos tragaron saliva, estaban aterrados y fue cuando el encapuchado suspiró anulando su aura y sentándose en la barra mientras observaba al camarero de forma tranquila y calmada. Le pidió cinco kilos de carne recién hecha y el hombre algo impresionado asintió y se fue a prepararla, a continuación el chico se quitó la capucha despacio dejando ver su imagen, su aspecto aterrorizaba a muchos, pero lo que más miedo causaba, era su fama de Supernova, pues pudo ver tres carteles con su cabeza allí colgados.
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Midorima y Sakura estaban comiendo lo que les quedaba de su comida, cuando el peli verde vio con cierto asombro que la figura imponente de Kedra estaba entrando en la taberna…no se lo esperaba encontrar tan pronto y menos en esta isla, fue entonces que vio como es que unos pocos al ver su figura se acercaron para atacarle pero al sentir esa presencia tan horrorosa quedaron como perritos abandonados, estaban literalmente temblando de miedo, aunque Kedra estaba usando una capucha para Midorima y Sakura era imposible de no reconocer al sentir esa aura tan espeluznante que incluso al peli verde le daba algo de miedo. Así que este se levantó mientras veía con una sonrisa a los idiotas que estaban muertos de terror, y se acercó lentamente a donde estaba aquel supernova y se sentó justo al lado derecho de este con una sonrisa, aunque se sentó de espaldas viendo la entrada que ahora estaba destrozada por culpa del pirata, y entonces le dijo con una sonrisa:
Midorima: ¿Acaso no puedes entrar a n lugar sin destruir algo? ¿Qué tal amigo?
Dijo mientras se arreglaba los lentes, miró de reojo y Sakura se había quedado en el mismo lugar, así que se dejó de momento de preocupar por ella y esperó alguna respuesta por parte del supernova no hacía falta saber que era un sujeto muy fuerte ya que había comprobado su fuerza hace un tiempo, pero estaba seguro que aun faltaba para que mostrará todo su poder aunque todo eso daba igual ya que Shintaro tampoco había perdido el tiempo y también se había hecho muy fuerte, aunque todo eso se vio repentinamente interrumpido por el simple hecho de que muchos ruidos acompañado de pequeños temblores hicieron que el peli verde se pusiera en alerta, al parecer algo se acercaba de manera peligrosa y de hecho toda la gente que estaba en la taberna empezaron a salir corriendo de esta, menos obviamente Shintaro, Kedra y Sakura que se mantuvo todo el tiempo en esa mesa. Midorima suspiró tranquilamente mientras sentía que los ruidos se acercaban más todavía…ya no quedaba mucho para lo que sea que viniera, y fue entonces que ahora los ruidos se intensificaron dejando escuchar claramente un rugido bestial.
Midorima se mantuvo sereno en todo momento hasta que al final las bestias se dejaron ver, eran muchos conejos gigantes que estaban en la entrada de la taberna y uno de ellos prácticamente de un solo manotazo destruyó lo que quedaba de puerta y parte de la pared de madera…Midorima se levantó de forma tranquila y se hizo tronar los nudillos mientras con una sonrisa le decía a Kedra:
Midorima: ¿Qué tal si calentamos un rato? ¿Me ayudas o te quedarás sentado viendo como los derroto?
Dijo mientras miraba desafiante a los conejos-osos-gigantes que estaban a la entrada de la taberna, sus ojos mostraban mucha furia y una sed de sangre increíble…al parecer estaban buscando su cena y todo indicaba que querían humanos para esta…pero eso era imposible de conseguir.
Midorima: ¿Acaso no puedes entrar a n lugar sin destruir algo? ¿Qué tal amigo?
Dijo mientras se arreglaba los lentes, miró de reojo y Sakura se había quedado en el mismo lugar, así que se dejó de momento de preocupar por ella y esperó alguna respuesta por parte del supernova no hacía falta saber que era un sujeto muy fuerte ya que había comprobado su fuerza hace un tiempo, pero estaba seguro que aun faltaba para que mostrará todo su poder aunque todo eso daba igual ya que Shintaro tampoco había perdido el tiempo y también se había hecho muy fuerte, aunque todo eso se vio repentinamente interrumpido por el simple hecho de que muchos ruidos acompañado de pequeños temblores hicieron que el peli verde se pusiera en alerta, al parecer algo se acercaba de manera peligrosa y de hecho toda la gente que estaba en la taberna empezaron a salir corriendo de esta, menos obviamente Shintaro, Kedra y Sakura que se mantuvo todo el tiempo en esa mesa. Midorima suspiró tranquilamente mientras sentía que los ruidos se acercaban más todavía…ya no quedaba mucho para lo que sea que viniera, y fue entonces que ahora los ruidos se intensificaron dejando escuchar claramente un rugido bestial.
Midorima se mantuvo sereno en todo momento hasta que al final las bestias se dejaron ver, eran muchos conejos gigantes que estaban en la entrada de la taberna y uno de ellos prácticamente de un solo manotazo destruyó lo que quedaba de puerta y parte de la pared de madera…Midorima se levantó de forma tranquila y se hizo tronar los nudillos mientras con una sonrisa le decía a Kedra:
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Dijo mientras miraba desafiante a los conejos-osos-gigantes que estaban a la entrada de la taberna, sus ojos mostraban mucha furia y una sed de sangre increíble…al parecer estaban buscando su cena y todo indicaba que querían humanos para esta…pero eso era imposible de conseguir.
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Una de las pocas personas que esperaba encontrarse allí había aparecido. Se trataba del chico peli verde, este le saludó amistosamente. Además estaba su chica a su lado, aquellos dos no se separaban ni un segundo al parecer. Él no podría estar cada segundo con Kira, fueran a donde fueran solo habría violaciones del uno al otro y sangre por todos lados de los que se quejaran. Sin embargo no le disgustaba mucho la idea. Ahora se quedó tranquilo mientras permanecía callado esperando a que le trajeran los cinco kilos de carne recién hecha. De repente un temblor comenzó a escucharse, eso le dio absolutamente igual al chico lobo, permaneció callado esperando a que le dieran su deliciosa carne. La gente empezó a correr del lugar como cobardes a toda prisa, el castaño mantenía su postura de firmeza, nada le haría alterarse, salvo una cosa. Vio como el maldito camarero dejaba de hacer la carne y salía corriendo con los demás, eso hizo que el capitán se levantara golpeando la barra con el puño y haciendo un agujero mientras fruncía el ceño mosqueado.
Esa basura huía sin prepararle la comida, maldito capullo integral, el lobo pensaba reventarle las piernas para que no pudiera correr y después pisarle la cabeza con fuerza, por último de lo comería o lo ahogaría en su propia sangre, ese capullo merecía la muerte, su carne era lo más valioso y delicioso que había en el lugar para él. La idea de quedarse sin aquella exquisita delicia le ponía de los nervios de una forma brutal haciendo que no pudiera contener una gran cantidad de odio en su interior. Era algo raro ver como el Cadejo se enfadaba más por no poder disfrutar de la carne, que por aquel terremoto del que todos habían salido corriendo como cobardes. Sin embargo el chico peli verde y su chica se habían quedado allí, menos mal que al menos había gente con agallas suficientes para ignorar las idioteces, tan solo era un simple temblor, ni que fueran a aparecer los demonios de la noche. De repente lo que quedaba de la puerta fue destrozado, los demonios de la noche no, pero los conejos de pascua sí.
Aquellos animales parecían estar en enfadados y a punto de atacar, el lobo negro nunca los había visto, pero le daban absolutamente igual, él solo quería su carne e iba a conseguirá fuera como fuera, si tenía que arrancarla la cabeza a los conejos y hacer una hoguera después para comérselos, lo iba a hacer. Ahora escuchó las palabras de Shintaro, quería pelear con ellos y le invitaba a hacerlo. No era necesario pelear con aquellos animales, el castaño se levantó de su sitio frunciendo el ceño y su aura oscura salió de él. Uno de los seres se lanzó contra él, pero al notar el aura se frenó en seco retrocediendo dando pequeño gruñidos que poco a poco se convertían en quejidos. Miró al resto frunciendo el ceño y el resultado fue el mismo, esos inútiles temían su aura como era normal, después de unos segundos la desactivó y chasqueó la lengua pasando de ellos.
No los consideraba rivales dignos, ahora se encaminó a donde la carne, pero un maldito conejo se atrevió a saltar sobre ella y se la comió totalmente mientras rugía ahora. Una venita apareció en la cabeza del chico lobo y se puso a palpitar, iba a reventar al maldito conejo, lanzó un puñetazo contra su cabeza y lo estampó contra una de las paredes dejando sus sesos en ella. Ese cabrón se había comido su carne y ahora los demás iban a pagar por el error del chulo. Se giró lentamente colocándose al lado del peli verde mientras sus ojos dorados brillaban y apretaba los puños y a continuación habló en un tono grave y serio mientras llevaba una mano a sus nudillos para crujirlos y después hacer lo mismo pero con la otra mano.
- Muy bien, aplastemos a estos idiotas. Ocúpate de la mitad, yo me ocupare de la otra mitad, no merecen vivir después del pecado mortal que acaban de hacer.
Esa basura huía sin prepararle la comida, maldito capullo integral, el lobo pensaba reventarle las piernas para que no pudiera correr y después pisarle la cabeza con fuerza, por último de lo comería o lo ahogaría en su propia sangre, ese capullo merecía la muerte, su carne era lo más valioso y delicioso que había en el lugar para él. La idea de quedarse sin aquella exquisita delicia le ponía de los nervios de una forma brutal haciendo que no pudiera contener una gran cantidad de odio en su interior. Era algo raro ver como el Cadejo se enfadaba más por no poder disfrutar de la carne, que por aquel terremoto del que todos habían salido corriendo como cobardes. Sin embargo el chico peli verde y su chica se habían quedado allí, menos mal que al menos había gente con agallas suficientes para ignorar las idioteces, tan solo era un simple temblor, ni que fueran a aparecer los demonios de la noche. De repente lo que quedaba de la puerta fue destrozado, los demonios de la noche no, pero los conejos de pascua sí.
Aquellos animales parecían estar en enfadados y a punto de atacar, el lobo negro nunca los había visto, pero le daban absolutamente igual, él solo quería su carne e iba a conseguirá fuera como fuera, si tenía que arrancarla la cabeza a los conejos y hacer una hoguera después para comérselos, lo iba a hacer. Ahora escuchó las palabras de Shintaro, quería pelear con ellos y le invitaba a hacerlo. No era necesario pelear con aquellos animales, el castaño se levantó de su sitio frunciendo el ceño y su aura oscura salió de él. Uno de los seres se lanzó contra él, pero al notar el aura se frenó en seco retrocediendo dando pequeño gruñidos que poco a poco se convertían en quejidos. Miró al resto frunciendo el ceño y el resultado fue el mismo, esos inútiles temían su aura como era normal, después de unos segundos la desactivó y chasqueó la lengua pasando de ellos.
No los consideraba rivales dignos, ahora se encaminó a donde la carne, pero un maldito conejo se atrevió a saltar sobre ella y se la comió totalmente mientras rugía ahora. Una venita apareció en la cabeza del chico lobo y se puso a palpitar, iba a reventar al maldito conejo, lanzó un puñetazo contra su cabeza y lo estampó contra una de las paredes dejando sus sesos en ella. Ese cabrón se había comido su carne y ahora los demás iban a pagar por el error del chulo. Se giró lentamente colocándose al lado del peli verde mientras sus ojos dorados brillaban y apretaba los puños y a continuación habló en un tono grave y serio mientras llevaba una mano a sus nudillos para crujirlos y después hacer lo mismo pero con la otra mano.
- Muy bien, aplastemos a estos idiotas. Ocúpate de la mitad, yo me ocupare de la otra mitad, no merecen vivir después del pecado mortal que acaban de hacer.
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Midorima sonreía tranquilo mientras veía toda la escena muy fuera de lo común que estaba sucediendo, al principio Kedra se estaba negando a pelear y al parecer era por la carne, aunque claro todo el destino confabuló en su contra para luego aceptar su invitación no sin antes derrotar de un solo puñetazo a uno de esos conejos dejando sus sesos en una pared cercana, Midorima simplemente se puso en frente de la mitad que le había dejado Kedra para luego hacerse tronar sus puño derecho para luego hacer lo mismo con el otro, y también aprovechó de hacer sonar su cuello, y entonces logró ver como es que un conejo se lanzaba desde la derecha para darle un zarpazo directo en el pecho, Midorima se movió con velocidad y entonces usando su pierna derecha fue que conectó en todo el cuello de aquel animal que salió volando directo a una casa rompiéndola en el acto.
Shintaro no frenó con ese y entonces imbuyó su puño derecho en el Busoushoku no Haki para así romperle las costillas al siguiente que lo atacaba desde su izquierda, sin más miró a su alrededor quedaban solo tres así que no se iba a demorar mucho, esta vez mientras devolvía a la normalidad a su puño, ahora fue que imbuyó su pierna derecha e izquierda en su poder para luego con su velocidad, ganarse al medio de los tres osos-conejos y desde ahí hacer el pino y empezar a girar con fuerza haciendo que esos malditos insectos salieran volando directo a las casas adyacentes destruyéndolas en el acto, Midorima se levantó con una sonrisa y se quedó de pie de forma tranquila, suspiro de forma calmada mientras veía que todo a su alrededor estaba destruido y también algunas manchas de sangre aunque Midorima le daba exactamente igual ya que solo quería un par de peleas divertidas y bueno…aun quería un reto de verdad.
¿?: Este es un buen día para capturar al Supernova Kedra…mira que llegar a esta isla y causar estos destrozos, apártate mocoso peli verde que esto se pondrá peligroso, es una suerte que este aquí, ese maldito arrogante conocerá el poder de un Teniente Primero.
Midorima sonrió de lado ya que esa era la pelea que quería, así que se dio media vuelta para ver al marine que quería enfrentarse con Kedra, notó que era un joven de unos veinte años, pelo castaño y ojos claros, aparte de una fea cicatriz en su ojo que prácticamente le llegaba hasta donde empezaba la división de los labios, así que Shintaro se puso en su camino para luego decir con un tono fuerte para que Kedra escuchará ya que no quería que el chico lobo se metiera en su pelea:
Midorima: Pues lo siento, te enfrentarás a mí, si logras derrotarme pues ten por seguro que quizás tengas alguna oportunidad contra Kedra, aunque no lograrás derrotarme….Teniente Segundo-kun.
Mencionó mientras se ponía en guardia, al parecer el Teniente Segundo aceptó de mala gana ya que se quitó su chaqueta dejando ver sus pectorales bien definidos, aparte de unas pistolas colgando cerca de su pecho que no dudo en tomar para luego seguramente esperar a Midorima….
Shintaro no frenó con ese y entonces imbuyó su puño derecho en el Busoushoku no Haki para así romperle las costillas al siguiente que lo atacaba desde su izquierda, sin más miró a su alrededor quedaban solo tres así que no se iba a demorar mucho, esta vez mientras devolvía a la normalidad a su puño, ahora fue que imbuyó su pierna derecha e izquierda en su poder para luego con su velocidad, ganarse al medio de los tres osos-conejos y desde ahí hacer el pino y empezar a girar con fuerza haciendo que esos malditos insectos salieran volando directo a las casas adyacentes destruyéndolas en el acto, Midorima se levantó con una sonrisa y se quedó de pie de forma tranquila, suspiro de forma calmada mientras veía que todo a su alrededor estaba destruido y también algunas manchas de sangre aunque Midorima le daba exactamente igual ya que solo quería un par de peleas divertidas y bueno…aun quería un reto de verdad.
¿?: Este es un buen día para capturar al Supernova Kedra…mira que llegar a esta isla y causar estos destrozos, apártate mocoso peli verde que esto se pondrá peligroso, es una suerte que este aquí, ese maldito arrogante conocerá el poder de un Teniente Primero.
Midorima sonrió de lado ya que esa era la pelea que quería, así que se dio media vuelta para ver al marine que quería enfrentarse con Kedra, notó que era un joven de unos veinte años, pelo castaño y ojos claros, aparte de una fea cicatriz en su ojo que prácticamente le llegaba hasta donde empezaba la división de los labios, así que Shintaro se puso en su camino para luego decir con un tono fuerte para que Kedra escuchará ya que no quería que el chico lobo se metiera en su pelea:
Midorima: Pues lo siento, te enfrentarás a mí, si logras derrotarme pues ten por seguro que quizás tengas alguna oportunidad contra Kedra, aunque no lograrás derrotarme….Teniente Segundo-kun.
Mencionó mientras se ponía en guardia, al parecer el Teniente Segundo aceptó de mala gana ya que se quitó su chaqueta dejando ver sus pectorales bien definidos, aparte de unas pistolas colgando cerca de su pecho que no dudo en tomar para luego seguramente esperar a Midorima….
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