¿Gélido o Ardiente? ¡Enfrentamiento en la ciudad sin ley! [Sting - Akai]

En unos de mis viajes llegué a la ciudad sin ley, el reino y paraíso de los piratas donde todos podían medir sus fuerzas sin que hubiese problemas, esta isla era Jaya, y yo, Norudy D. Sting puse un pie en ella con un gesto de satisfacción e impaciencia en mi rostro, ¿qué me depararía el destino? No lo sabía, y, en cierto modo, me gustaban las sorpresas. Con tan solo pasar unos minutos en la isla podías darte cuenta lo caótica que era, como en plenas calles los bandidos no paraban de tener trifulcas, acompañadas de ruidosos ánimos por parte del resto de los presentes.

Por el momento no quería que nadie me reconociese, por lo que me encontraba escondido bajo una capucha negra que tapaba mi rostro, como subcomandante de Sons of Anarthy, la tripulación de una aliada del gobierno, no sería muy bien recibido en aquella isla, y aunque buscase diversión, no quería enfrentarme a los débiles y bocazas piratillas que abundaban por aquellos lares.

Bajo aquella capucha algo consiguió llamar mi atención, algo que probablemente hiciese que mostrase a todos los presentes mi verdadera identidad. Un gran corro, formado por un gran número de piratas que gritaban y animaban dejando todo su aliento y pulmones en esta acción, y en el centro de este, dos combatientes, uno delgado con ropajes típicos de pirata, y otro, descamisado algo más grande y musculoso, a la espalda de este una pila de enemigos inconscientes. Era claro cuál iba a ser el resultado de aquella batalla, aquel musculitos iba a destruir todos los huesos del blandengue, y como había imaginado así fue, otro cuerpo más a aquella pila, él, totalmente crecido creyéndose el más fuerte de la isla, no pude evitar suspirar y hacerme paso en aquel corrillo.

Cuando estuve dentro, dejé caer aquella capucha, alguno que otro quedó algo atónito ante mi presencia, sacando alguno que otro cartel. Sin prestar atención a los cuchicheos, aquel musculitos comenzó burlarse de mí, me mantuve sereno y con una mano le hice un gesto para que comenzase a atacarme, y siendo de nuevo predecible, cayó ante aquella cutre provocación, lanzándome un puñetazo. Con la palma de mi mano derecha paré el golpe y acto seguido el hielo comenzó a recorrer su brazo, para después, con mi puño restante, lanzarle un directo a la mandíbula, tirándolo al suelo después del golpe, quedando K.O.

-Vamos, el siguiente, estoy deseando si realmente sois tan fuertes como alardeáis.- Dije crujiendo mis puños y esperando con impaciencia a mi próximo contrincante.

No tuve que esperar, segundos después de dejar inconsciente al musculitos, un joven, que aparentaba más o menos mi misma edad, se adentró en el corro, presentándose como mi oponente. No pude evitar soltar una pequeña sonrisa, no sabía que era, pero algo me llamaba la atención de aquel individuo, ¿su pelo rosado? ¿Su mirada ardiente similar a la mía? Si, debía ser eso. Al parecer, aquel joven quería probar sus trucos conmigo, se le veía confiado, siguiéndome con aquella mirada, que, inconscientemente, hacia vibrar mis músculos y acelerar el latido de mi corazón, ¿sería emoción aquello que sentía?

Segundos después, lanzó un puñetazo directo a mi nariz, veloz movimiento sin duda, pero ingenuo, atacarme de frente cuando estaba siguiendo todos sus movimientos, además, a pesar de ser rápido, era demasiado lento para mí. Con una pequeña sonrisa en el semblante esperé el golpe del rival, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, a escasos centímetros, un simple paso hacia mi lado izquierdo y su puñetazo pasó por delante de mi rostro y con ello todo su cuerpo, pues lo había lanzado con impulso. Ambos quedamos como cuando entró en el corro, solo que intercambiando posiciones, siendo sinceros, dudaba que ese fuese un ataque serio por lo que no bajé la guardia.

-Es de mala educación intentar atacar sin dejarme responder… En fin, creo que dejaré que pruebes esas cosillas conmigo… Al fin y al cabo, no te valdrán de nada.- Solté una pequeña risa tras acabar de hablar y velozmente me abalancé sobre él, y, al estar en su posición decir.-Muéstrame todo tu poder…- Con voz rasposa y fría.

Después de decir aquellas palabras seguí corriendo, volviéndome a alejar de él, con una velocidad asombrosa dada por mis botas y por mi camino como luchador. Quedándome a su espalda, a una distancia de aproximadamente de cinco metros, con ambos brazos estirados hacia mi espalda. Frené, y acto seguido con mis brazos, gracias a la técnica excalibur, lancé dos cortes ascendentes de energía, que formaron una “X” envuelta en escarcha, para así congelar el lugar cortado.

Shiro Kiba: Shimo Excalibur [A.F]

Después de realizar mi movimiento, me limité a observar como aquella “X” helada se dirigía hacia el objetivo, si lo esquivaba, los piratas de su espalda morirían, aunque dudaba que eso le importase al pelo rosa.

Observé como mi ataque no había tenido el efecto deseado, un simple corte en el brazo, algo insignificante a mi parecer. Ante esto no pude evitar sonreír, aquel tipo era fuerte, por lo menos más que la enorme cantidad de necios y bocazas en esta isla sin ley. Comencé a tensar mis músculos, mientras me colocaba en una posición más defensiva, para poder defenderme mejor de los futuros golpes. Fue entonces cuando se lanzó a por mí, dando un potente salto, transformando sus puños en fuego, que posteriormente se tiñó de negro, y aumentaron considerablemente su tamaño.

Me mantuve quieto, inmóvil frente a él, mientras mis brazos comenzaban a ser recubiertos por escarcha, hasta formar unos brazos similares a los suyos. Con un brazo detuve el barrido, con el otro el golpe vertical, pude notar como en el momento del impacto, el suelo se desquebrajaba. La temperatura era extraña, una mezcla de frío y calor, algo totalmente inusual, mas mi hielo estaba comenzando a ceder, derritiéndose lentamente. Entonces cuando noté el calor en mis antebrazos, con un brusco giro, lo eché hacia atrás, quedando a un par de metros. Sofocado miré mis dos antebrazos, ambos en carne viva, debido a la quemadura, rápidamente las tapé con una capa de hielo, sintiendo un alivio instantáneo.

-Estoy sorprendido, veo que no eres un charlatán como los demás, aunque esto no ha cambiado nada, hoy vas a morder el polvo.- Dije crujiendo mis nudillos, al igual que mi cuello.- Es hora de que aprendas la diferencia entre tú y yo.

Sin explicación alguna, mi cuerpo comenzó a desprender un aura blanca, mi espíritu había comenzado a expandirse, activando mi Shiro Pulse, aumentando considerablemente mi fuerza. Estaba preparado, iba a hundir la cara de aquel tipo en el suelo. Con una veloz carrera llegué hasta él, sin dejar apenas tiempo de reacción debido a mi velocidad, gracias a las botas de Hermes, y por supuesto, al moverme mediante el deslizamiento sobre el hielo que iba cubriendo el suelo a mi paso. Una vez que estuve cerca de él, mi brazo comenzó a recubrirse de escarcha, para después lanzar un puñetazo descendente al pecho del rival, que provocaría que este acabase chocando contra el suelo, por otro lado, su torso quedaría completamente congelado y frágil para futuros ataques.

Hie Hie no: Tamashī [A.M.F]

Mi puñetazo había sido lanzado y se aproximaba a su pecho, no sabía cómo contraatacaría mi rival.