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Si mi chalupa elegía los lugares a los que iba, este podría ser el menos indicado. Andando por el mar, como quien no quiere la cosa, yo, Grohl D. Flea, podía ver la Base Marine de Shellstown a lo lejos. Dotes de navegación no tenía, por lo que siempre dejaba que mi chalupa me indique el camino. Bajé lo poco que tenía del bote, que eran mis espadas y poco más. Y salí del puerto, entrando en la ciudad, en busca de comida, o sangre humana.
Mi estómago rugía al igual que una Mantícora. Hablando de este ser, en el que yo me convertía cuando lo deseaba, hace mucho que no veía a un usuario de Zoan Mitológica al igual que yo. Tenía muchas ganas de ver en qué otros animales podía transformarse la gente, y cuántas bestias mitológicas había actualmente. Dejé de pensar en eso y me dirigí a una taberna bastante cerca del muelle, donde dejé mi chalupa. Había un cartel que decía "La mejor taberna del East Blue" lo cual yo corregí para mis adentros, pensando que la Taberna Gold Roger de mi ciudad natal, Loguetown, era la mejor que había en dicho mar, y porqué no, la mejor que había en los mares Blue.
Pedí algo rápido. Una hamburguesa con queso y un vaso de cerveza. Terminé de comer rápido, pues estaba muerto del hambre. Pedí la cuenta, y eran 500 Berries. ¿500 Berries? Qué ladrones. No estaba dispuesto a pagar 500 Berries por una hamburguesa pequeña y un vasito minúsculo de cerveza.
- No pienso pagar toda esta pasta - le dije al mozo -. Puedo darte la quinta parte, que es lo que en verdad vale - le ofrecí. Me dijo que lo iba a hablar con el dueño del lugar, a ver qué le parecía. Cuando volvió, me dijo que su jefe no podía aceptar la oferta, por lo que tiré el vaso de cerveza al piso, y me comencé a parar para irme, muy enojado. - ¡Ladrones! ¡Ladrones! Ya verán cuando los atrape - Gritaba incansablemente.
Me fui, frustrado. Fue ahí cuando unos camareros me comenzaron a seguir, para ganarse mi quinientos Berries. Me había cansado de palabrerías, así que saqué mis espadas y les corté los brazos a uno y las piernas a otro. "Que Dios los bendiga" pensé, y me escapé corriendo, buscando más aventuras. No podía estar paseando como si nada, pues había una enorme Base Marine, a la cual le gustaría tener entre sus celdas a uno de los criminales más buscados del mundo, como yo. Tenía que recordar que mi cara ahora era conocida en todo el mundo, y con eso debía cargar.
Mi estómago rugía al igual que una Mantícora. Hablando de este ser, en el que yo me convertía cuando lo deseaba, hace mucho que no veía a un usuario de Zoan Mitológica al igual que yo. Tenía muchas ganas de ver en qué otros animales podía transformarse la gente, y cuántas bestias mitológicas había actualmente. Dejé de pensar en eso y me dirigí a una taberna bastante cerca del muelle, donde dejé mi chalupa. Había un cartel que decía "La mejor taberna del East Blue" lo cual yo corregí para mis adentros, pensando que la Taberna Gold Roger de mi ciudad natal, Loguetown, era la mejor que había en dicho mar, y porqué no, la mejor que había en los mares Blue.
Pedí algo rápido. Una hamburguesa con queso y un vaso de cerveza. Terminé de comer rápido, pues estaba muerto del hambre. Pedí la cuenta, y eran 500 Berries. ¿500 Berries? Qué ladrones. No estaba dispuesto a pagar 500 Berries por una hamburguesa pequeña y un vasito minúsculo de cerveza.
- No pienso pagar toda esta pasta - le dije al mozo -. Puedo darte la quinta parte, que es lo que en verdad vale - le ofrecí. Me dijo que lo iba a hablar con el dueño del lugar, a ver qué le parecía. Cuando volvió, me dijo que su jefe no podía aceptar la oferta, por lo que tiré el vaso de cerveza al piso, y me comencé a parar para irme, muy enojado. - ¡Ladrones! ¡Ladrones! Ya verán cuando los atrape - Gritaba incansablemente.
Me fui, frustrado. Fue ahí cuando unos camareros me comenzaron a seguir, para ganarse mi quinientos Berries. Me había cansado de palabrerías, así que saqué mis espadas y les corté los brazos a uno y las piernas a otro. "Que Dios los bendiga" pensé, y me escapé corriendo, buscando más aventuras. No podía estar paseando como si nada, pues había una enorme Base Marine, a la cual le gustaría tener entre sus celdas a uno de los criminales más buscados del mundo, como yo. Tenía que recordar que mi cara ahora era conocida en todo el mundo, y con eso debía cargar.
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Una vez más pasaba por Sheltown, el peli azul había aprendido la lección de no llamar la atención, después de todo no quería llamar la atención de la marine. Caminaba alrededor de la ciudad, tenía hambre y le habían recomendado un buen bar. Así que sin pensarlo dos veces puso rumbo hacía aquel lugar. Su manera de pensar cambiaba poco a poco, sentía menos ganas de robar sin sentido, o hacer una fechoría a los demás. Pero aún así seguía siendo un pirata, por lo que debía tener mucho cuidado por lo que hacía, en aquel lugar se encontraba una base marine, y enfrentarse a ellos sería algo muy complicado.
Al acercarse al bar, escuchaba los gritos de varias personas. Estaban espantados por algo, y a la vez los veía salir de aquel lugar. ¿Qué había pasado ahí?, no estaba seguro, pero tenía hambre y no se detendría ante eso. Al ingresar observo a dos tipos, literalmente mutilados, unos brazos y piernas yacían al costado de ellos. Era una escena horrible, habían unos marines intentando tratar la herida de los dos hombres, si aún era posible hacer eso. Esto fue algo inesperado, se le había quitado el hambre al ver esa escena. Entonces un marine se le acercaba, con una intimidante mirada.
- Tú eres el culpable de esto.- Preguntó analizando el cuerpo del pirata de arriba a abajo. Drake negó con la cabeza, acababa de llegar, era inocente. Entonces el marine reflexionó, el culpable de eso era un tipo con espadas, y el peli azul no tenía ninguno. Entonces pidieron al hombre que se retirara del lugar. Era una escena del crimen y no podía un civil, o eso pensaban, estar observando aquella escena. De esta forma salió de la taberna, estaba algo asqueado por lo que había visto.
Así comenzó a caminar por la ciudad, estaba algo perplejo por lo sucedido. Que tipo de persona había hecho ese ataque, de seguro era un tipo cruel y muy fuerte. Era un peligro encontrarse con alguien así en su camino. Pero en una ciudad tan grande, las probabilidades serían mínimas, o en ello confiaba. Así se acerco al primer restaurante de comida rápida que encontró, tenía hambre e iba a comer. Pidió algún plato típico de aquella isla, y lo devoro en unos instantes. Luego decidió sentarse unos instantes en aquel lugar, pronto debía pagar, y no tenía dinero. He hay el problema en que se había metido.
Al acercarse al bar, escuchaba los gritos de varias personas. Estaban espantados por algo, y a la vez los veía salir de aquel lugar. ¿Qué había pasado ahí?, no estaba seguro, pero tenía hambre y no se detendría ante eso. Al ingresar observo a dos tipos, literalmente mutilados, unos brazos y piernas yacían al costado de ellos. Era una escena horrible, habían unos marines intentando tratar la herida de los dos hombres, si aún era posible hacer eso. Esto fue algo inesperado, se le había quitado el hambre al ver esa escena. Entonces un marine se le acercaba, con una intimidante mirada.
- Tú eres el culpable de esto.- Preguntó analizando el cuerpo del pirata de arriba a abajo. Drake negó con la cabeza, acababa de llegar, era inocente. Entonces el marine reflexionó, el culpable de eso era un tipo con espadas, y el peli azul no tenía ninguno. Entonces pidieron al hombre que se retirara del lugar. Era una escena del crimen y no podía un civil, o eso pensaban, estar observando aquella escena. De esta forma salió de la taberna, estaba algo asqueado por lo que había visto.
Así comenzó a caminar por la ciudad, estaba algo perplejo por lo sucedido. Que tipo de persona había hecho ese ataque, de seguro era un tipo cruel y muy fuerte. Era un peligro encontrarse con alguien así en su camino. Pero en una ciudad tan grande, las probabilidades serían mínimas, o en ello confiaba. Así se acerco al primer restaurante de comida rápida que encontró, tenía hambre e iba a comer. Pidió algún plato típico de aquella isla, y lo devoro en unos instantes. Luego decidió sentarse unos instantes en aquel lugar, pronto debía pagar, y no tenía dinero. He hay el problema en que se había metido.
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Escuché ruidos. Activé mi Haki de Observación. Unos cinco Marines habían llegado a ver cómo estaban los dos camareros que me querían robar. Me fui corriendo y me escondí en un callejón. Una persona pasó justo a tiempo. Le pegué con el mango de la espalda en la nuca y me lo llevé colgado en la espalda hacia otro callejón. Allí fue cuando lo desvestí y me coloqué sus ropas, por encima de las mías. Ahora portaba un sombrero pequeño, unas gafas de sol, una camisa roja con flores amarillas y verdes y unos jeans negros. Mis espadas no se veían, estaban dentro de mi traje, por lo que no me verían como sospechoso. Me dirigí a la escena del crimen. Todavía estaban los Marines. Habían sedado a los camareros. Puse cara de impresión y de asombro, pero luego corrí hacia ellos. Había un tipo, sin embargo, que no era un defensor de la justicia si no un ciudadano común. Drake Ray, según mi ojo cyborg. No le presté mucha atención y me preocupé por los camareros.
- ¡Con cuidado! - grité -. ¡Soy médico, déjenlos en el suelo que detendré el sangrado! - y los Marines obedecieron. Pedí prestado algún elemento cortante, lo más parecido a un bisturí. Al manco le corté la piel del tríceps y la pegué en donde debería estar su barzo. Lo mismo hice con la otra extremidad. Al que le había cortado las piernas le hice lo mismo, sólo que corté la zona del isquiotibial. -. Listo. Ahora si quieren implantes o algo podrán tranquilamente. Lo que hice fue detener el sangrado para que no muriesen. - les dije, con aire a victoria y superación. Los Marines no dejaban de alabarme y agradecerme por lo hecho. Hasta me pidieron que les acepte plata, pero les hice una seña de que no hacía falta y me fui corriendo por donde había venido.
Llegué de nuevo hacia el callejón a devolverle las ropas al pobre hombre y me fui a pasear por la ciudad. Tenía plata en mis bolsillos pero no sabía en qué gastarla, así que pensé en más comida. Esta vez nada de bares, comida rápida. Una hamburguesa con saladas papas fritas (esta vez de las ricas, no de las grasosas que hacían en la taberna anterior) o una salchipapa quizás. Entré y vi a un tipo desesperado, con aire a preocupación. Era el mismo Drake Ray que estaba en la escena del crimen.
- Estás preocupado por algo. - le afirmé -. ¿Me podrías decir el qué? Tranquilo, yo no pego. - le hice seña mostrando mis katanas. No había notado la sangre que todavía quedaba en ellas. - Oh, esto. Unos camareros me quisieron cobrar 500 Berries por un vaso de cerveza y una hamburguesa. Me negué a pagar, me fui, me persiguieron, y nada, los corté un poquito, pero nada del otro mundo - sonreí. - Tranquilo que a ti no te haré nada, no me has provocado en lo absoluto - hice una pausa, luego lo miré con cara sádica. - Todavía.
- ¡Con cuidado! - grité -. ¡Soy médico, déjenlos en el suelo que detendré el sangrado! - y los Marines obedecieron. Pedí prestado algún elemento cortante, lo más parecido a un bisturí. Al manco le corté la piel del tríceps y la pegué en donde debería estar su barzo. Lo mismo hice con la otra extremidad. Al que le había cortado las piernas le hice lo mismo, sólo que corté la zona del isquiotibial. -. Listo. Ahora si quieren implantes o algo podrán tranquilamente. Lo que hice fue detener el sangrado para que no muriesen. - les dije, con aire a victoria y superación. Los Marines no dejaban de alabarme y agradecerme por lo hecho. Hasta me pidieron que les acepte plata, pero les hice una seña de que no hacía falta y me fui corriendo por donde había venido.
Llegué de nuevo hacia el callejón a devolverle las ropas al pobre hombre y me fui a pasear por la ciudad. Tenía plata en mis bolsillos pero no sabía en qué gastarla, así que pensé en más comida. Esta vez nada de bares, comida rápida. Una hamburguesa con saladas papas fritas (esta vez de las ricas, no de las grasosas que hacían en la taberna anterior) o una salchipapa quizás. Entré y vi a un tipo desesperado, con aire a preocupación. Era el mismo Drake Ray que estaba en la escena del crimen.
- Estás preocupado por algo. - le afirmé -. ¿Me podrías decir el qué? Tranquilo, yo no pego. - le hice seña mostrando mis katanas. No había notado la sangre que todavía quedaba en ellas. - Oh, esto. Unos camareros me quisieron cobrar 500 Berries por un vaso de cerveza y una hamburguesa. Me negué a pagar, me fui, me persiguieron, y nada, los corté un poquito, pero nada del otro mundo - sonreí. - Tranquilo que a ti no te haré nada, no me has provocado en lo absoluto - hice una pausa, luego lo miré con cara sádica. - Todavía.
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La cara de preocupación de Drake se hacía más evidente poco a poco. Pasaron varios minutos luego de terminar su comida, aún nadie se le acercaba a cobrarle, pero en algún momento debían hacerlo. Trató de idear algo, alguna forma de escapar o engañar. Correr estaba descartado, habían marines en aquella isla, y no tendría la suficiente fuerza para derrotar a todos. Y llamar la atención en aquel lugar público no era tan conveniente. Así que sus ideas se reducían a unas pocas, como aprovechar la ayuda de un ingenuo para que le pagara la cuenta. No era una idea muy difícil, si es que lograba aprovechar todos su ingenio. Entonces empezó a observar a su alrededor, a ver quien sería su víctima.
De repente un hombre aparecía delante de él. Era un completo desconocido, pero este tenía algo de conocimiento sobre Drake, quizá lo vio hace algún tiempo en algún lugar de la isla. Empezó a interrogar, o quizá intentar intimidar al pirata. "Camareros, cortar. Este tipo será...", pensaba mientras lo escuchaba atentamente. Ciertamente era obvio para el peli azul lo que sucedía, y sentía algo de miedo por si aquel hombre le hacía algo. Pero demostrarlo sería perder, mostrar debilidad, por lo que no podía permitirse hacerlo. Así que simplemente decidió actuar normalmente, como si no conociera nada. En ese momento era lo más sensato.
- La verdad no me alcanza el dinero. Es un problema.- Dijo observando el rostro sádico del hombre. Trató de no demostrar ningún signo de temor, mostrando un rostro frío al hombre.- A veces me ha pasado, lo de pagar más delo que se debe. Pero esas armas son un peligro, no deberías usarlas indiscrimidamente.- Dijo observando sus katanas. Quizá podría lograr calmar a aquella bestia, y no le causara ningún daño. Pero lo claro era que haría lo posible por no enfadarlo. Tipos como aquel lo matarían sin titubear, por ello no debía provocarlo, por lo menos por ahora. Entonces un camarero llego a la mesa, algo oportuno interviniendo entre ambos.
- Buenas, usted o su amigo pedirán algo más, por que si no debo pedirles que se retiren.- Dijo el camarero, observando a ambos hombres. Drake decidió esperar la reacción del hombre, sabía que era peligroso, pero podría aprovechar aquella situación para no pagar, si es que caía en su trampa.
De repente un hombre aparecía delante de él. Era un completo desconocido, pero este tenía algo de conocimiento sobre Drake, quizá lo vio hace algún tiempo en algún lugar de la isla. Empezó a interrogar, o quizá intentar intimidar al pirata. "Camareros, cortar. Este tipo será...", pensaba mientras lo escuchaba atentamente. Ciertamente era obvio para el peli azul lo que sucedía, y sentía algo de miedo por si aquel hombre le hacía algo. Pero demostrarlo sería perder, mostrar debilidad, por lo que no podía permitirse hacerlo. Así que simplemente decidió actuar normalmente, como si no conociera nada. En ese momento era lo más sensato.
- La verdad no me alcanza el dinero. Es un problema.- Dijo observando el rostro sádico del hombre. Trató de no demostrar ningún signo de temor, mostrando un rostro frío al hombre.- A veces me ha pasado, lo de pagar más delo que se debe. Pero esas armas son un peligro, no deberías usarlas indiscrimidamente.- Dijo observando sus katanas. Quizá podría lograr calmar a aquella bestia, y no le causara ningún daño. Pero lo claro era que haría lo posible por no enfadarlo. Tipos como aquel lo matarían sin titubear, por ello no debía provocarlo, por lo menos por ahora. Entonces un camarero llego a la mesa, algo oportuno interviniendo entre ambos.
- Buenas, usted o su amigo pedirán algo más, por que si no debo pedirles que se retiren.- Dijo el camarero, observando a ambos hombres. Drake decidió esperar la reacción del hombre, sabía que era peligroso, pero podría aprovechar aquella situación para no pagar, si es que caía en su trampa.
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El hombre me miraba con un rostro soberbio y frío. Como si entendiera mis palabras pero como si no tuviese sentimientos hacia las mismas. Me dijo que su cara de preocupación venía debido a que no tenía plata para pagar su comida. También me comentó que también le sucedió de pagar más de lo que debía, y que no debía usar mis armas indiscriminadamente. Ahí me enfadé, la cólera salía por mis poros. Mi cara se tornó roja como un tomate y fruncí el entrecejo. Se notaba un pequeño tic en mi ceja derecha. Saqué una de mis espadas y la clavé con fuerza en la mesa, justo al lado de su comida, pero sin llegar a tocarla.
A mi nadie me dice qué hacer - mascullé en tono lúgubre y pausadamente -. No me fastidies, no me provoques. No será lo último que hagas, porque soy católico y Dios me prohíbe matar, pero recordarás este encuentro de una mala manera - mis ojos estaban desorbitados. Parecía como si saliera chispa de los mismos. Un camarero llegó. Preguntó si todo estaba bien y nos dijo que si no íbamos a pedir nada más que salgamos. Dándole la espalda al mozo le di cien berries, y me fui del lugar. Supuse que el peliazul me seguiría, puesto que también estaba obligado a salir. -. Me debes una. No olvidaré este encuentro, Drake y dicho eso me dispuse a conocer más de él.
Me había olvidado la espada clavada en la mesa, así que volví a entrar corriendo a buscarla. Me llevé un par de mesas y gente por delante, y cuando llegué al asiento en donde Drake había comido, ya no estaba. No estaba, no estaba, mi espada, mi katana, no la encontraba. ¿Qué iba a hacer? Encima tenía sangre. No podía pedirla de frente porque si no me descubrirían como el hombre que mutiló a los camareros de la taberna. Me senté y pensé. El camarero volvió hacia mí. "Señor, le dije que por favor abandone el establecimiento" me dijo, con un grito ahogado al final. Había visto quién era, me había reconocido. Sí, quinientos veinticinco millones de Berries por mi cabeza, dudo que en Shellstown haya persona que no me reconozca.
- Señor, había una espada por aquí, clavada. No era mía, justamente estaba buscando al dueño para dársela. Una furia con un cliente suyo provocó mi olvido de la misma. ¿Se la ha llevado usted? ¿Se encuentra en este lugar? - inventé, con la mejor cara de sinceridad y de inocencia que podría haber puesto. El hombre negó con la cabeza y salió corriendo hacia atrás. Yo salí una vez más del lugar, frustrado. Me fijé si el tipo peliazul seguía parado ahí. Si efectivamente seguía parado en donde lo dejé le diría:
- Me debes un favor, puesto que yo te pagué la comida. Ayúdame a recuperar mi espada.
A mi nadie me dice qué hacer - mascullé en tono lúgubre y pausadamente -. No me fastidies, no me provoques. No será lo último que hagas, porque soy católico y Dios me prohíbe matar, pero recordarás este encuentro de una mala manera - mis ojos estaban desorbitados. Parecía como si saliera chispa de los mismos. Un camarero llegó. Preguntó si todo estaba bien y nos dijo que si no íbamos a pedir nada más que salgamos. Dándole la espalda al mozo le di cien berries, y me fui del lugar. Supuse que el peliazul me seguiría, puesto que también estaba obligado a salir. -. Me debes una. No olvidaré este encuentro, Drake y dicho eso me dispuse a conocer más de él.
Me había olvidado la espada clavada en la mesa, así que volví a entrar corriendo a buscarla. Me llevé un par de mesas y gente por delante, y cuando llegué al asiento en donde Drake había comido, ya no estaba. No estaba, no estaba, mi espada, mi katana, no la encontraba. ¿Qué iba a hacer? Encima tenía sangre. No podía pedirla de frente porque si no me descubrirían como el hombre que mutiló a los camareros de la taberna. Me senté y pensé. El camarero volvió hacia mí. "Señor, le dije que por favor abandone el establecimiento" me dijo, con un grito ahogado al final. Había visto quién era, me había reconocido. Sí, quinientos veinticinco millones de Berries por mi cabeza, dudo que en Shellstown haya persona que no me reconozca.
- Señor, había una espada por aquí, clavada. No era mía, justamente estaba buscando al dueño para dársela. Una furia con un cliente suyo provocó mi olvido de la misma. ¿Se la ha llevado usted? ¿Se encuentra en este lugar? - inventé, con la mejor cara de sinceridad y de inocencia que podría haber puesto. El hombre negó con la cabeza y salió corriendo hacia atrás. Yo salí una vez más del lugar, frustrado. Me fijé si el tipo peliazul seguía parado ahí. Si efectivamente seguía parado en donde lo dejé le diría:
- Me debes un favor, puesto que yo te pagué la comida. Ayúdame a recuperar mi espada.
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El plan de Drake funcionó, o eso parecía. Se había librado de pagar, pero a cambio había hecho enojar al hombre. Extrañamente el hombre conocía su nombre, un marine... Eso no era posible. Entonces este clavó su espada en la mesa e inevitablemente el pirata dio un salto hacia atrás, advertido del peligro que significaba eso. El hombre pagó el dinero, que no era mucho de hecho, y salió a la calle, seguido del pirata, que sentía la necesidad de agradecerle, o por lo menos encontrar la forma de que no se enfadará con él. De está forma quedó detrás del hombre, observando que es lo que haría ahora, era extraño pero al parecer algo se le había olvidado adentro. Su espada, la que había clavado en la mesa. Así ignorando a Drake ingresó al lugar, en busca de su espada.
"Ese hombre... Lo recuerdo de algún lado, ¿quien podrá ser?
Pensó, mientras observaba desde afuera al hombre, que por cierto aún no conocía su nombre.
Estaba hablando con el camarero, su espada había desaparecido. ¿Lo habían robado?. Eso parecía. Entonces el hombre se adelantó, se acercó al peli azul, que lo observaba. Tenía una cara de furia, por que hasta ahora había tenido un mal día. Solicitó, o mejor dicho ordenó a Drake que lo ayudara. Después de todo, el hombre le había pagado la comida. Pero, en que problemas podría meterse con aquel hombre. Sabía que era más fuerte que los demás, y muy irritable, por lo que debía tener mucho cuidado. Pero aún así debía reivindicarse con el hombre, de está forma afirmó con la cabeza.
"Está bien, te ayudaré en todo lo que pueda. ¿Qué debemos hacer primero?"
Preguntó, con la intención de ayudar. Merecía hacer eso por lo menos, como decía el hombre, le debía un favor.
"Por cierto, ¿cuál es tu nombre?"
Volvió a preguntar, quizá el hombre revelaría su identidad tan sólo con su nombre. Aún tenía muchas incógnitas, como ¿por qué sabía su nombre?. Pero por ahora se conformaría con saber eso.
Aunque ahora el problema era saber quién tenía esa espada. No había pasado mucho tiempo desde que salieron, así que la espada no podía estar muy lejos, ¿o sí?. Además de ello podría continuar dentro de la tienda, quizá algún cliente más lo podría haber llevado. Las posibilidades ahora eran muchas, había que descartarlas poco a poco. Por ello espero la reacción del hombre, para ver que deberían hacer primero.
"Ese hombre... Lo recuerdo de algún lado, ¿quien podrá ser?
Pensó, mientras observaba desde afuera al hombre, que por cierto aún no conocía su nombre.
Estaba hablando con el camarero, su espada había desaparecido. ¿Lo habían robado?. Eso parecía. Entonces el hombre se adelantó, se acercó al peli azul, que lo observaba. Tenía una cara de furia, por que hasta ahora había tenido un mal día. Solicitó, o mejor dicho ordenó a Drake que lo ayudara. Después de todo, el hombre le había pagado la comida. Pero, en que problemas podría meterse con aquel hombre. Sabía que era más fuerte que los demás, y muy irritable, por lo que debía tener mucho cuidado. Pero aún así debía reivindicarse con el hombre, de está forma afirmó con la cabeza.
"Está bien, te ayudaré en todo lo que pueda. ¿Qué debemos hacer primero?"
Preguntó, con la intención de ayudar. Merecía hacer eso por lo menos, como decía el hombre, le debía un favor.
"Por cierto, ¿cuál es tu nombre?"
Volvió a preguntar, quizá el hombre revelaría su identidad tan sólo con su nombre. Aún tenía muchas incógnitas, como ¿por qué sabía su nombre?. Pero por ahora se conformaría con saber eso.
Aunque ahora el problema era saber quién tenía esa espada. No había pasado mucho tiempo desde que salieron, así que la espada no podía estar muy lejos, ¿o sí?. Además de ello podría continuar dentro de la tienda, quizá algún cliente más lo podría haber llevado. Las posibilidades ahora eran muchas, había que descartarlas poco a poco. Por ello espero la reacción del hombre, para ver que deberían hacer primero.
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- Bandido en Shellstown (Privado) [Albert y Flea]
- Un día en la zona sin ley (Pasado) [Drake y Flea]
- Entrando a la banda en contra de los bandidos [Privado: Katharina|Lamasu]
- Lobo me llaman, pero tu puedes llamarme Drake o socio (Privado) (Drake y Kuroi))
- [Privado](Allen y Ryusen)Armando jaleo en Shellstown[Pasado]
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