Un Lugar de en sueño, la leyenda del Paraiso. (Drake y Akai) (Privado)

Ohara, hacía ya mucho tiempo que el lobo blanco no visitaba aquella isla. La última vez que lo hizo, se llevo un buen combate contra un hombre árbol de la marina. Le resultó un combate agradable, pero se vio forzado a huir debido a la cantidad de barcos de la marina que llegaban a por él. Era una época donde apenas dominaba sus habilidades, ahora era muchísimo más poderoso que aquella vez. Sin embargo no tenía que preocuparse por marines o agentes del gobierno, su recompensa estaba paralizada debido a que trabajaba para el Shichibukai Derian Markov. Valía más de doscientos millones y su objetivo era valer incluso más que aquella cifra. Por el momento no podría hacerlo, tenía muchas cosas que hacer antes de poder seguir su vida de criminal contra el gobierno, entre ellas proteger y mantener seguras a las personas que le importaban. No eran muchas y por eso pensaba que no le llevaría mucho, pero quizás si un par de años o tres. Ahora estaba en aquel lugar, para buscar información en aquella biblioteca. ¿Qué buscaba el ex criminal en una biblioteca como aquella? Ni siquiera sabía leer correctamente. Buscaría información sobre un lugar llamado “Wolf Island”. Una isla donde solo viven lobos y no hay leyes, no hay humanos, es el paraíso y todo está lleno de bosques, ríos y lugares preciosos. Tenía fe en encontrar ese lugar, lo llamaba el paraíso y en su interior algo le decía que existía.

Ahora se encontraba caminando por la orilla, sus patas dejaban un rastro de huellas por la arena. Estaba en su forma completa, un enorme lobo de color blanco como la nieve, de ojos dorados intensos y penetrantes y de orejas lupinas y estiradas. Sus garras estaban afiladas y su mirada estaba firme al frente mientras su cola se movía de un lado a otro. Estaba separado lo justo de la orilla para que las olas del mar no tocaran sus peludas patas y de esa forma no quedara debilitada. Sus ojos pudieron ver una enorme roca partida en dos, el animal sonrió de lado y siguió caminando, él fue el que rompió aquella gran roca la última vez que estuvo allí, por lo que no quedaba otra, seguir a la izquierda. Giró mientras observaba el bosque despacio, sabía que pronto encontraría una cueva y tras ella el gran árbol donde debería meterse.

Efectivamente encontró la cueva y la traspasó lentamente mientras mantenía su mirada seria y calmada. Era grande y recordaba muy bien la última vez que estuvo en ella, fue donde aquel usuario de la fruta del guepardo le saludó. No volvió a saber más de aquel tipo, pero le daba igual, no le cayó muy bien por el mero hecho de ser un maldito felino. No soportaba los gatos por alguna razón, lo más curioso es que su mujer era una pantera. Otra de sus amigas otra pantera, sin embargo los demás felinos eran enemigos, su instinto a veces le dominaba demasiado y otras sabía controlarlo. Por el momento observaba las estalagmitas y las piedras de la zona, estaba algo oscuro, pero lo suficiente para poder moverse. Lo que no recordaba era el trayecto de la cueva a la salida, decidió seguir en línea recta mientras suspiraba. El animal se encogía a veces para poder pasar por pequeños túneles que en su forma humana solo podría pasar a gatas. Pasó unos cuantos cuando por fin pudo ver al final una luz, debía de ser la salida, le había costado más que la última vez, pero por lo menos lo había conseguido, o eso pensaba, se dirigió a la luz despacio mientras se mantenía alerta.