Explorando Villa Syrup. [Pasado] [Privado de Roxana y Sinclair]

Era una mañana algo calurosa, un día perfecto para explorar, o eso pensó Roxana. Siempre había sentido curiosidad por ver cómo era Villa Syrup, ella creía que el nombre venía porque allí se hacían siropes, pero eso lo creía con cinco añós. Así pues, Rox decidió ir a allí, a pesar de que tuvo que tomar un barco, tenía algún que otro contacto y consiguió ir gratis. El viaje fue ligeramente entretenido, un hombre que cayó al suelo, resbalando y, debido a los movimientos del barco, rodando por el suelo de un lado a otro. Fue una situación graciosa a ojos de Rox.

Finalmente llegó a Villa Syrup, extrañamente era tal caul ella la imaginó, subió la cuesta que llevaba a la villa y comenzó a caminar. Casas, casas y más casas, parecía que lo único que había alli era eso. También se encontró con una taberna y alguna que otra tiendecita, pero nada que le interesase.

Un poco cansada, se alejó un poco de las casas y se encontró un pequeño prado con un árbol frutal, las jugosas manzanas colgaban de las vivas ramas del árbol, realmente tenían buena pinta, y Roxana no se pudo resistir a trepar el árbol, coger una y pegarle un gran mordisco, a pesar de que parecía una propiedad privada. Miró, sentada desde una de las ramas, el lugar en el que se encontraba, el cielo y el mar a lo lejos, era tranquilo y agradable, se tumbó en la rama, una rama fuerte y grande, que aguantaba su peso perfectamente, cansada, cerró los ojos y comenzó a quedarse dormida escuchando el cantar de algunos pájaros cercanos.

Escuchaba pasos de gente cerca de ella, pero ni se molestó en mirar quien era, le daba igual recibir una bronca, tampoco había hecho tanto mal, o eso creía, así que decidió seguir descansando en el árbol, también le proporcionaba sombra, así que se estaba muy cómodo allí.

Era un día perezoso, parecía que todo a mi alrededor estaba vago, animales, plantas, todo. Y yo me encontraba paseando por la villa de syrup, lugar de nacimiento del que fue el tirador de los sombrero de paja, ussop.

Yo estaba caminando sin rumbo fijo, sin nada que me rondara la cabeza, con la mente en blanco, pues estaba demasiado vago como para pensar en algo. Había estado andando, hacia el lugar al que me quisieran llevar mis piernas y cuando quise darme cuenta estaba en medio de un prado, en el que no se veía nada más que un árbol con algún tipo de fruta, aunque estaba demasiado lejos para distinguir lo que era, asé que me acerque y pude averiguar que se trataba de manzanas, con bastante buena pinta, así que me convertí en mi forma híbrida y gracias a mis dos alas de ángel, estaba en cuestión de segundos de pie en una rama y saboreando una de aquellas sabrosas manzanas rojas, mientras me la comía, vi a una chica tumbada en una rama durmiendo, no quería despertarla así que me senté en la rama y me acabé la manzana.

Roxana entreabrió un ojo, y entonces pudo reconocer la silueta de alguien, se asustó y perdió el equilibirio, provocande que cayese de la rama y quedase tumbada en el suelo. Mientras estaba algo atontada, aprovechó para mirar la borrosa silueta de la persona que había subido al árbol, pero no pudo reconocer a la persona. Bueno, realmente no le extrañaba el hecho de no reconocer a la persona.- ¿Será el dueño del árbol? No lo parece... ¿o si?-Pensó para si misma mientras se levantaba y frotaba su trasero del golpe, la caída fue corta, pero no por ello no le dolió el golpe.

Se acercó al tronco del árbol, y apoyada miró al sujeto que estaba en la rama.- ¿Quien eres? Ay...- Preguntó con curiosidad, sin dejar de frotarse las zonas doloridas. La verdad, el susto que se había llevado fue horrible, pensó que era un asesino, o el dueño, que le iba a dar una paliza por estar en su árbol sin permiso... Por la mente de Roxana pasaron múltiples historias.

Miró a su al rededor, y luego miró al cielo, aparentemente no había dormido mucho, el sol seguí casi en el mismo lugar que cuando se durmió, seguían sin verse nubes, seguía haciando calor, calculó que máximo durmió una media hora, poco más.

La tripa de Roxana comenzó a rugir, tenía hambre a pesar de la manzana que había comido hace poco. Se levantó y agarró una manzana de una de las ramas más bajas y comenzó a comer, ya se había olvidado de que había alguien ahí. Una vez terminada la manzana, tiró lo que quedaba de ella al suelo, y se acarició su tripa, ligeramente saciada, pero no llena del todo.

Los minutos, igual que las nubes por el cielo pasaban lentamente.  De repente, la chica se despertó sobresaltada, quizás pensó que yo era el dueño de aquel árbol o algo así. Con el sobresalto, se cayó de la rama al suelo, peo se levantó del suelo rápidamente y me preguntó quién era. Bajé rápidamente del árbol, para ver si estaba bien:

- Siento haberte sobresaltado, no era mi intención y tranquila no soy el dueño del árbol, solo alguien como tú, que estaba paseando por aquí y al ver estas apetitosas manzanas me apeteció coger una. Por cierto, si el golpe te duele te podría curar, soy médico.

Estaba absorta en sus pensamientos, ya que se había olvidado de la persona que estaba allí, quien bajó y trajo a Rox de vuelta al mundo. Le miró aliviada, pues aclaró que no era el dueño.- Bah, es una simple caída, no es necesario que hagas nada.- Dijo con voz tranquila, mientras se encaminaba hacia el pueblo.- Voy a dar un paseo, ¿te vienes?- Le ofreció mientras le miraba de reojo, sin detenerse. En cierto modo le estaba obligando a ir con ella o quedarse, no darle la opción de elegir a donde ir o que ella se quedase con él.

Siguió caminando hasta la playa, hacía calorcito y estar cerca del agua refrescaba... La verdad, desearía poder bañarse y nadar como hacía de pequeña, pero para su mala fortuna no podía, se preguntaba una y otra vez quien le mandó hacer aquello, y también quien le mandó llevar ropa negra aquel día... Como mucho, podría acercarse y mojarse un poco, pero no, decidió sentarse en la playa a observar las olas romper contra la arena una y otra vez, mientras lentamente se comenzaba a sumergir en sus propios pensamientos.