Mark Kjellberg
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Akuma no mi
Varios
Karakura ; North Blue
12:35p.m.
12:35p.m.
Karakura. Que lugar místico y extraño para llegar, la verdad. ¿Porqué me había internado en esta isla, en aquel frondoso bosque? Ah, sí... creo que la memoria empieza a jugarme la de anciano, pero no. Lo recordaba demasiado bien. Estando en el Reino de Lvneel, un anciano me dio un dato un tanto interesante sobre algo que estaba sucediendo en aquella isla, en ese enorme y montañoso lugar con su ciudad al medio casi. — "Si vas a ese sitio, ten cuidado... joven. Todo el bosque que rodea a la ciudad dicen que está encantado, terminarías caminando en círculos por toda tu vida hasta que murieras de inanición." — me dijo en aquel entonces. Pero, ¿porqué venir si solo me dijo eso? Esperar, apurados, que me dijo más, mucho más. — "Pero en ese bosque, entre su espesa vegetación se esconde una cueva, dícese de esta cueva que esconde los tesoros más preciados para aquellos que viven en la isla. Inclusive se cuenta que son los tesoros ocultos de los anteriores dirigentes de la isla. ¿No me crees, muchacho? Pues ve... míralo con tus propios ojos, obvio... si es que encuentras dicha cueva." — claramente, me estaba retando, cuestionando mis habilidades para encontrar dicha cueva. Pero entonces... Sí, me perdí. Terminé caminando en círculos sin duda alguna. Un caos total. Siquiera podía remontar vuelo porque los árboles interrumpían mis transformaciones. No quería despertar demasiado interés en la gente que tal vez estuviese cerca, cazando o paseando al hacer uso de alguna técnica que tirara unos cuantos árboles abajo para así poder tener más espacio y remontar vuelo. Con tanta espesura a mi alrededor, era bastante incómodo a decir verdad. Al menos debía agradecer que el día estaba soleado y despejado.
— ¡Aaaagh, tengo hambre!~ — aquejaba agarrándome el estómago, el cual sonaba cual rugido de un león del hambre que tenía. Me sentía agonizar realmente, como si en cualquier segundo fuese a palidecer y caer inconsciente al suelo, desprotegido para que las bestias hambrientas de ese bosque me devoraran por completo; Rugí, arrugando un poco el ceño, y sin pensármelo ni dos veces ya dándome igual lo que pensara o sintiera cualquier otro ser que estuviese en las cercanías, intenté lanzar una patada en horizontal con mi pierna izquierda, pero tenía tan pocas fuerzas que tambaleé un poco y caí de lado al suelo, sentado. Mis mejillas estaban chupadas, parecía estar en los huesos aunque este estado físico solamente es momentáneo, como esos para buscar un poco de humor. — Me voy a morir...~ — murmuré, haciéndome el débil, famélico y escuálido; Velozmente me levanté, volviendo mi cuerpo a la normalidad -como era de esperarse por lo anteriormente explicado- y notando no muy a lo lejos una especie de animal, un jabalí aunque de tamaño más grande que el promedio, de colmillos cubiertos con sangre y de cuerpo poco peludo pero musculoso a simple vista. Parecía estar comiendo los restos de un animal recién muerto. Parecía estar demasiado concentrado en sus asuntos como para percatarse de mi presencia. Me fui acercando agazapado al suelo, pronto para atacar, solamente esperando que nada -NI NADIE- me fuese a interrumpir sorpresivamente, o robarme mi presa si es que alguien lograba hacerlo. Jabalí de al menos un metro y medio de altura... Vaya festín celestial.
— ¡Aaaagh, tengo hambre!~ — aquejaba agarrándome el estómago, el cual sonaba cual rugido de un león del hambre que tenía. Me sentía agonizar realmente, como si en cualquier segundo fuese a palidecer y caer inconsciente al suelo, desprotegido para que las bestias hambrientas de ese bosque me devoraran por completo; Rugí, arrugando un poco el ceño, y sin pensármelo ni dos veces ya dándome igual lo que pensara o sintiera cualquier otro ser que estuviese en las cercanías, intenté lanzar una patada en horizontal con mi pierna izquierda, pero tenía tan pocas fuerzas que tambaleé un poco y caí de lado al suelo, sentado. Mis mejillas estaban chupadas, parecía estar en los huesos aunque este estado físico solamente es momentáneo, como esos para buscar un poco de humor. — Me voy a morir...~ — murmuré, haciéndome el débil, famélico y escuálido; Velozmente me levanté, volviendo mi cuerpo a la normalidad -como era de esperarse por lo anteriormente explicado- y notando no muy a lo lejos una especie de animal, un jabalí aunque de tamaño más grande que el promedio, de colmillos cubiertos con sangre y de cuerpo poco peludo pero musculoso a simple vista. Parecía estar comiendo los restos de un animal recién muerto. Parecía estar demasiado concentrado en sus asuntos como para percatarse de mi presencia. Me fui acercando agazapado al suelo, pronto para atacar, solamente esperando que nada -NI NADIE- me fuese a interrumpir sorpresivamente, o robarme mi presa si es que alguien lograba hacerlo. Jabalí de al menos un metro y medio de altura... Vaya festín celestial.
Roxana Yoake
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Ese árbol, esa piedra... Ese suelo, todo era exáctamente igual, todo, no había manera de poder orientarse en aquel extraño lugar. No sabía muy bien los motivos que le impulsaron a adentrarse entre aquellas ramas que tapaban el cielo, simplemente lo hizo, ¿por qué? Quien sabe. Caminaba y caminaba, pero parecía no tener fin, todo era una réplica exacta que lo anterior, sin ninguna marca que los distinguiera.
A lo lejos le pareció oír algún ruído, bueno, quizá su oído fuese muy fino, pero le pareció oír a un humano hablar... O su tripa rugir, no estaba muy segura. Se acercó despacio, por si se trataba de un indígena agresivo, o un cazador que la confundiría con un animal, y así tener un desafortunado final. Se acercó, acercó, acercó, una vez lo suficientemente cerca, aprovechó que era un lugar con mucha vegetación para esconderse detrás del tronco de un árbol, mirando a una persona, no la conocía, pero tampoco parecía un indígena agresivo.
Cuando se iba a acercar, escuchó un ruído, pero esta vez, un animal, quizá un jabalí o un ciervo, no sabía muy bien, y el hombre que se encontraba delante se levantó, quizá tamnbién lo escuchara. Roxana decidio no salir de su escondrijo, pudiendo molestar y/o espantar al animal, quien seguramente sería la presa de alguien, y menos aún asustar al hombre con el que se había encontrado y que este le atacase...
A lo lejos le pareció oír algún ruído, bueno, quizá su oído fuese muy fino, pero le pareció oír a un humano hablar... O su tripa rugir, no estaba muy segura. Se acercó despacio, por si se trataba de un indígena agresivo, o un cazador que la confundiría con un animal, y así tener un desafortunado final. Se acercó, acercó, acercó, una vez lo suficientemente cerca, aprovechó que era un lugar con mucha vegetación para esconderse detrás del tronco de un árbol, mirando a una persona, no la conocía, pero tampoco parecía un indígena agresivo.
Cuando se iba a acercar, escuchó un ruído, pero esta vez, un animal, quizá un jabalí o un ciervo, no sabía muy bien, y el hombre que se encontraba delante se levantó, quizá tamnbién lo escuchara. Roxana decidio no salir de su escondrijo, pudiendo molestar y/o espantar al animal, quien seguramente sería la presa de alguien, y menos aún asustar al hombre con el que se había encontrado y que este le atacase...
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