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El día había estado bien en el casino, pero al parecer no había pasado lo mismo en aquella isla del Sur dónde los dos revolucionarios tenían su misión, el cielo estaba nublado y dominado por nubarrones negros, los relámpagos sonaban con fuerza e iluminan la tarde. A muchos podía parecerle algo desagradable, pero para el castaño no era para tanto, este simplemente se hallaba dentro del enorme Dron de su compañero. Era un ser enorme y estaban algo achuchados en el interior, pero era más seguro que ir en el maldito bote con el que había viajado anteriormente. El chico tenía algunas cicatrices por el cuerpo, signo de haber estado en una batalla.
Daba tranquilos silbidos mientras trataba de encoger las piernas para no ocupar más espacio, había comprobado las buenas habilidades de Erik, era un hombre que sabía lo que hacía. Ahora solo faltaba realizar el objetivo, mientras aquel enorme monstruo de metal avanzaba por la arena de aquella isla conocida como “La isla del Karate” se pudo ver una pequeña elevación del terreno. Sobre ella podía verse un pequeño edificio dónde al menos cogerían unas quince personas, había dos ventanas pero con barrotes y podían verse dos guardias en la entrada, los cuales llevaban sus rifles, eran marines sin duda alguna. Dranser ya le había comentado a su compañero que buscaban una carpeta negra con un titulo en rojo “El movimiento” debían recuperarlo antes de que lo transportaran a u cuartel o e su defecto destruirlo.
- Bien, parece que es en ese pequeño edificio. ¿Cómo os las ingeniamos para colarnos en el interior?
Daba tranquilos silbidos mientras trataba de encoger las piernas para no ocupar más espacio, había comprobado las buenas habilidades de Erik, era un hombre que sabía lo que hacía. Ahora solo faltaba realizar el objetivo, mientras aquel enorme monstruo de metal avanzaba por la arena de aquella isla conocida como “La isla del Karate” se pudo ver una pequeña elevación del terreno. Sobre ella podía verse un pequeño edificio dónde al menos cogerían unas quince personas, había dos ventanas pero con barrotes y podían verse dos guardias en la entrada, los cuales llevaban sus rifles, eran marines sin duda alguna. Dranser ya le había comentado a su compañero que buscaban una carpeta negra con un titulo en rojo “El movimiento” debían recuperarlo antes de que lo transportaran a u cuartel o e su defecto destruirlo.
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La música sonaba a todo volumen por los altavoces mientras surcaban el cielo tormentoso a toda velocidad. Gigantescas olas se alzaban justo bajo ellos, a pocos metros de los pies del robot. Podrían volar más alto, pero entonces no serían tan divertido. Los rayos caían sobre el mar dándole una mayor epicidad al momento. De repente una figura se hizo visible en el horizonte: la isla. Erik sonrió, abrió la nevera y sacó dos barritas de chocolate. Le tiró una a su compañero y comenzó a comerse la otra.
- Tierra a la vista. Es hora de las tortas.
Se aproximaron y sobrevolaron el lugar a una altura prudente, hasta localizar el edificio. Era más bien pequeño, ¿seguro que era ahí donde guardaban importantes documentos de la Marina? No debían descuidarse en ese caso. Seguro que estaba muy bien vigilado. Descendieron a un centenar de metros para ocultar el dron entre la espesura de un bosque cercano y se aproximaron al lugar. Erik se puso su capa marrón que usaba en las misiones de la Revolución, con la capucha para cubrirse de la lluvia y tapar su rostro. Se ocultaron tras unos arbustos cercanos, y Dranser le preguntó cómo harían para entrar. El revolucionario sonrió.
- Tenemos dos opciones. Me he fijado en una pequeña trampilla cuando sobrevolábamos el lugar en la parte trasera... supongo que alguna clase de sótano. Podemos hacer las cosas con cuidado y entrar en silencio, o meterles metralla en el trasero a esos mamones - dijo sacando una granada y metiéndola en el lanzador de su escopeta - ¿Qué me dices?
Mientras esperaba su respuesta, comenzó a meter balas en la escopeta y tiró de la corredera para meter una en la recámara. En un sitio tan pequeño como aquel y con sus habilidades (y el apoyo del dron de combate Destroyer), si eran cuidadosos ambas maneras eran bien factibles. Podrían haber volado la base entera de un disparo con el dron, pero necesitaba el fichero intacto, no reducido a cenizas... a ser posible, al menos.
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Dranser observaba la pequeña base con una mirada calmada y tranquila, al parecer el Dron ya iba a aterrizar y seguramente a esconderse, por lo que este decidió prepararse. Se quitó su chaleco color canela y se quedó tan solo con la camiseta de manga larga ajustada. Comprobó que llevaba a su Gin Kiba y tras confirmarlo se quitó el cinturón. Ahora tomó aquella barrita que le proporcionó su compañero y se llevó un extremo a la boca sin ni siquiera abrirla. Siguió preparándose hasta que salieron de aquel enorme robot.
Avanzó con su compañero una vez que ocultaron el enorme artilugio, escuchó sus palabras de forma tranquila mientras ahora tomaba la barrita y le pegaba un mordisco. Se tiró unos segundos masticándola mientras analizaba la situación, la trampilla no podía ser solo una entrada, también podía ser una salida si esos tipos huían. No podían permitirse perder la carpeta, ambas opciones eran buenas pero dejaban un cabo suelto en ambos casos, por separados corrían peligro. Si uno de los dos se veía contra un número elevado y era capturado, podían usarlo como rehén y eso echaría a perder la misión para los dos. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de aquel revolucionario, el cual tenía la mano derecha en el mango de katana plateada.
- No sabemos cuánto van a tardar en llevar esa carpeta al cuartel, un sótano podría ser la mejor opción si fuéramos sin prisas. No tenemos mucho tiempo, ya perdimos demasiado en el casino por culpa de esos dos. Voto por la opción de los explosivos, pero una vez abierta la abertura, habrá que darse prisa. Intenta que sea algo muy ruidoso, de ese modo no escucharan después nuestros pasos por el aturdimiento y de paso podría venir algún curioso al que podríamos tomar como rehén si la cosa se pone fea. Una vez dentro si no has provocado mucho humo centrémonos en noquearlo, podrían escapar por la trampilla que viste con el documento.
Dicho eso terminó de comerse su barrita completamente mientras observaba la entrada, su tono había sido muy calculador y tranquilo en todo momento. No alzó la voz ni una sola vez y sus ojos en todo momento observaban la entrada del lugar.
Avanzó con su compañero una vez que ocultaron el enorme artilugio, escuchó sus palabras de forma tranquila mientras ahora tomaba la barrita y le pegaba un mordisco. Se tiró unos segundos masticándola mientras analizaba la situación, la trampilla no podía ser solo una entrada, también podía ser una salida si esos tipos huían. No podían permitirse perder la carpeta, ambas opciones eran buenas pero dejaban un cabo suelto en ambos casos, por separados corrían peligro. Si uno de los dos se veía contra un número elevado y era capturado, podían usarlo como rehén y eso echaría a perder la misión para los dos. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de aquel revolucionario, el cual tenía la mano derecha en el mango de katana plateada.
- No sabemos cuánto van a tardar en llevar esa carpeta al cuartel, un sótano podría ser la mejor opción si fuéramos sin prisas. No tenemos mucho tiempo, ya perdimos demasiado en el casino por culpa de esos dos. Voto por la opción de los explosivos, pero una vez abierta la abertura, habrá que darse prisa. Intenta que sea algo muy ruidoso, de ese modo no escucharan después nuestros pasos por el aturdimiento y de paso podría venir algún curioso al que podríamos tomar como rehén si la cosa se pone fea. Una vez dentro si no has provocado mucho humo centrémonos en noquearlo, podrían escapar por la trampilla que viste con el documento.
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