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Rainbow662
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Condiciones:
- Reto a KO
- Salto de turno cada 48 horas
- Escenario neutral para ambos
- Experiencia de retos
- Si Byakuro gana, tiene derecho a llevar a Aki a ID, o bien a una compensación para evitar ser llevada a la prisión
- Si Aki gana, podrá pedirle lo que quiera a Byakuro
Escenario: Jaya: Jaya no tiene ningún gobierno, así que los piratas frecuentan este lugar, es un paraíso para los piratas más despiadados. La isla esta dividida en dos mitades, al este Mock Town la "Ciudad del Ridiculo" y al oeste South Grave, un profundo bosque repleto de extrañas criaturas.
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Escenario: Jaya: Jaya no tiene ningún gobierno, así que los piratas frecuentan este lugar, es un paraíso para los piratas más despiadados. La isla esta dividida en dos mitades, al este Mock Town la "Ciudad del Ridiculo" y al oeste South Grave, un profundo bosque repleto de extrañas criaturas.
Aki D. Arlia
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Sentada cómodamente en el lomo de Cetus, arribamos a la isla de Jaya. Llevaba varias semanas queriendo visitar esta isla, pero por uno u otro motivo, no había sido capaz hasta ahora. Inclusive la complicación de encontrar el camino, debido a mi pésima orientación. Por fortuna, parecía que mi mascota era algo mejor que yo en este sentido. Descendimos con suavidad y aterrizamos en la playa, cerca de la Ciudad del Ridículo. El dragón menguó hasta medir poco más de 20 centímetros y se posó en mi hombro, mientras me hacía mimos en el cuello. Había oído mucho acerca de esta isla. Efectivamente, distinguía desde el aire lo que antaño debía formar la mandíbula de la calavera. Poco de eso quedaba ya.
Ambos nos dirigimos hacia la ciudad. Me envolví en mi capa negra, ocultando los Sai de mis costados y abrigándome de paso. Con agilidad, me recogí el pelo en una elegante coleta. La verdad era que ya me había crecido mucho, tal vez debiera cortármelo. Me calé la capucha y me perdí entre las calles. Piratas, por todos lados. De algunos había oído hablar, de otros ni siquiera reconocía de dónde podrían proceder. Interesante lugar, aunque no había venido aquí por ellos. Vi una taberna abierta y entré. Me acerqué hasta la barra, descubriendo mi cabeza. A mi lado, una pareja conversaba animadamente, y un olor dulzón me invadió. El posadero, tras repasarme de arriba abajo me preguntó que deseaba. Le dediqué una sonrisa.
-Información. Quisiera visitar el bosque de la zona oeste, he oído de la gran variedad de animales y plantas que posee. ¿Hay algo con lo que deba tener especial cuidado?
El hombre miró a todos lados y luego me instó a que me acercase. Me pasó un frasco bajo la barra y echándome su aliento al oído, me explicó.
-Los mosquitos señorrita. Son muy grrandes y muy durros de pelarr. Sólo los olorres fuerrtes los alejan. Tome el rrepelente, porr favorr. Sería una pérrdida muy grande, esta belleza.
Me incorporé antes de que me tocara y le devolví el frasco con delicadeza. Miré a mi izquierda. La señora llevaba un bolso al costado, bastante desprotegido. Posé a Cetus en la barra y se lo señalé. -Ellas siempre llevan uno.Le guiñé un ojo al posadero mientras le hacía un gesto para que callase y aguardé. El dragón, que había salido volando hacia el bolso, traía una botellita entre las garras. Sonreí. Bingo. Las señoras importantes siempre llevan perfumes caros en el bolso. Me lo eché hasta dejar la botellita medio vacía y yo misma lo coloqué con delicadeza de nuevo en su sitio, ahora que ya no tenía porque rebuscar, resultó mucho más discreto.
-Imagino que así será suficiente. Adios buen hombre.
Salí y estuve preguntando un rato por la dirección. Luego, eché a andar. Tenía ganas de llegar al bosque. Tal vez hubiera una planta interesante allí, al parecer los buenos venenos y sus consabidos antídotos se vendían bien. Y siempre eran útiles.
Ambos nos dirigimos hacia la ciudad. Me envolví en mi capa negra, ocultando los Sai de mis costados y abrigándome de paso. Con agilidad, me recogí el pelo en una elegante coleta. La verdad era que ya me había crecido mucho, tal vez debiera cortármelo. Me calé la capucha y me perdí entre las calles. Piratas, por todos lados. De algunos había oído hablar, de otros ni siquiera reconocía de dónde podrían proceder. Interesante lugar, aunque no había venido aquí por ellos. Vi una taberna abierta y entré. Me acerqué hasta la barra, descubriendo mi cabeza. A mi lado, una pareja conversaba animadamente, y un olor dulzón me invadió. El posadero, tras repasarme de arriba abajo me preguntó que deseaba. Le dediqué una sonrisa.
-Información. Quisiera visitar el bosque de la zona oeste, he oído de la gran variedad de animales y plantas que posee. ¿Hay algo con lo que deba tener especial cuidado?
El hombre miró a todos lados y luego me instó a que me acercase. Me pasó un frasco bajo la barra y echándome su aliento al oído, me explicó.
-Los mosquitos señorrita. Son muy grrandes y muy durros de pelarr. Sólo los olorres fuerrtes los alejan. Tome el rrepelente, porr favorr. Sería una pérrdida muy grande, esta belleza.
Me incorporé antes de que me tocara y le devolví el frasco con delicadeza. Miré a mi izquierda. La señora llevaba un bolso al costado, bastante desprotegido. Posé a Cetus en la barra y se lo señalé. -Ellas siempre llevan uno.Le guiñé un ojo al posadero mientras le hacía un gesto para que callase y aguardé. El dragón, que había salido volando hacia el bolso, traía una botellita entre las garras. Sonreí. Bingo. Las señoras importantes siempre llevan perfumes caros en el bolso. Me lo eché hasta dejar la botellita medio vacía y yo misma lo coloqué con delicadeza de nuevo en su sitio, ahora que ya no tenía porque rebuscar, resultó mucho más discreto.
-Imagino que así será suficiente. Adios buen hombre.
Salí y estuve preguntando un rato por la dirección. Luego, eché a andar. Tenía ganas de llegar al bosque. Tal vez hubiera una planta interesante allí, al parecer los buenos venenos y sus consabidos antídotos se vendían bien. Y siempre eran útiles.
Byakuro Kyoya
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Akuma no mi
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Byakuro sonrió de forma divertida. Estaba en una esquina del bar. Había visto entrar a una joven que reconocería en cualquier parte. Cabellera pelirroja, aunque esta vez recogida en una larga coleta, un cuerpo esbelto y de buenas medidas... y una capacidad de robo asombrosa. Lo que no recordaba de ella era aquel pequeño dragón que la acompañaba. Una novedad que competía en adorabilidad con Klaus... ah, no, eso era imposible.
Cuando la chica salió hacia el exterior, Byakuro la siguió en silencio, con su bastón en la mano izquierda. Aquella chiquilla solo sabía meterse en líos. Observó un cartel de Wanted que llevaba con él. Se había dedicado a recoger algunos tras su aislamiento del mundo durante dos años. Y su sorpresa había sido mayúscula al ver que aquella chica había logrado tal recompensa. Y aquel dinero era muy suculento para cualquiera que la atrapase. Así que él tenía que darse prisa.
- Vaya, imoto... -dijo, con una sonrisa torcida-. No has perdido el tiempo -dijo al tiempo que le mostraba el cartel de WANTED-. Y pese a tener esta recompensa, no has perdido tu vicio de robar cosas... aún tengo tu vestido, ¿sabes? -sonrió de forma infantil-. Está mal robar, así que tengo que castigarte -dicho esto, puso una cara de adorabilidad e inocencia.
Apuntó con su bastón a la chica. Seguía vistiendo de una forma provocativa que al chico le encantaba. Frunció levemente el ceño mientras Klaus gruñía en su hombro con indiferencia.
- Creo que una temporadita entre rejas te ayudará a plantearte las cosas mejor. -sonriendo aún, realizó una serie de arcos rápidos con su bastón, al tiempo que su ojo derecho brillaba con un tono rojo sangre. Al tiempo que movía el arma, una serie de rápidas ondas cortantes salieron disparadas hacia ella. Eran ondas de baja potencia, por lo que no le dañarían la piel. Sin embargo, no se podía decir lo mismo de la ropa de la chica.
Dress cut [ADD]
- Bien, imoto... no te dejaré huir... -sonrió con picardía el cazador.
Cuando la chica salió hacia el exterior, Byakuro la siguió en silencio, con su bastón en la mano izquierda. Aquella chiquilla solo sabía meterse en líos. Observó un cartel de Wanted que llevaba con él. Se había dedicado a recoger algunos tras su aislamiento del mundo durante dos años. Y su sorpresa había sido mayúscula al ver que aquella chica había logrado tal recompensa. Y aquel dinero era muy suculento para cualquiera que la atrapase. Así que él tenía que darse prisa.
- Vaya, imoto... -dijo, con una sonrisa torcida-. No has perdido el tiempo -dijo al tiempo que le mostraba el cartel de WANTED-. Y pese a tener esta recompensa, no has perdido tu vicio de robar cosas... aún tengo tu vestido, ¿sabes? -sonrió de forma infantil-. Está mal robar, así que tengo que castigarte -dicho esto, puso una cara de adorabilidad e inocencia.
Apuntó con su bastón a la chica. Seguía vistiendo de una forma provocativa que al chico le encantaba. Frunció levemente el ceño mientras Klaus gruñía en su hombro con indiferencia.
- Creo que una temporadita entre rejas te ayudará a plantearte las cosas mejor. -sonriendo aún, realizó una serie de arcos rápidos con su bastón, al tiempo que su ojo derecho brillaba con un tono rojo sangre. Al tiempo que movía el arma, una serie de rápidas ondas cortantes salieron disparadas hacia ella. Eran ondas de baja potencia, por lo que no le dañarían la piel. Sin embargo, no se podía decir lo mismo de la ropa de la chica.
Dress cut [ADD]
- Bien, imoto... no te dejaré huir... -sonrió con picardía el cazador.
Aki D. Arlia
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Akuma no mi
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De repente noté unos pasos tras de mi. Paré y el sonido de los pasos se desvaneció. En cambio, una voz conocida llegó hasta mis oídos. Me giré. En efecto, la peculiar figura de Byakuro Kyoya apareció frente a mí. Todavía llevaba a Klaus en su hombro, como siempre. Me pregunté cuánto tiempo vivirían los camaleones. De forma inconsciente llevé un dedo a Cetus, quién también se encontraba agazapado en mi hombro. El frotó su cabecita contra mi dedo. Sonriendo, volví a dirigir mi vista hacia el pelimorado. Observé el Wanted. 77 millones. Vaya, quién diría que la cabeza de aquel desgraciado valiera tanto. Y ahora era la mía la valiosa. Curioso. Aparté mi capa y graciosamente ejecuté una reverencia mientras le decía.
-Vaya vaya, cuánto tiempo Byakuro. No has cambiado nada. Para tu información, no me avergüenzo de esa cantidad, en todo caso me enorgullezco. Así que no voy a dejar que un detallito como ése restrinja mis acciones. Seguro que lo comprendes. - Le dediqué una radiante sonrisa. -Veo que Klaus sigue tan adorable como siempre. Aunque ahora también yo tengo compañía. Te presento a Cetus.
Hablaba de castigarme. Lejos de molestarme o preocuparme, solo me divirtió, sobre todo por la manera en que lo dijo. ¿Llevarme a la cárcel? Nah, seguro que no lo decía en serio.
-¿Castigarme? Si me llevas a la cárcel, se acabarían nuestros divertidos encuentros, Bya. Y yo no he hecho mal ninguno, más allá de un par de pequeños robos. Ni siquiera creo que nadie echara nada en falta. Ese dinero de seguro es por mi belleza. No te conocía en la trata de blancas, jajaja.
Seguía sonriendo, y es que era verdad. La muerte de aquel hombre bien podía considerarse servicio a la comunidad, ¿No? Pero él comenzó a mover su bastón. Si dijo algo no lo escuché, todo lo que percibí era como mi ropa caía al suelo. Parpadeé sorprendida. ¿Qué acababa de pasar?
-Wow, eso no me lo esperaba.
Me envolví en mi capa. Al habérmela apartado antes se mantuvo intacta. Aunque no podría pelear con ella, y por lo visto Byakuro iba en serio.
-Bueno...por lo menos movámonos a otro lugar. ¿Tanto te interesa verme desnuda que no te importa quién más esté mirando?
Sin esperar su respuesta eché a andar. Estuve unos diez minutos caminando hasta que consideré que nos habíamos alejado bastante de la ciudad. En un susurro le pedí a Cetus que se apartase, que procuraría no tardar. El muy desagradecido creció de tamaño... y se echó a dormir. Al parecer o tenía mucha confianza en mí o no le importaba demasiado el combate. En fin. Con un solo movimiento lancé mi capa por los aires. Cayó en la cabeza de Cetus, feliz casualidad. El reptil resopló. Yo me eché a reír y cogí los Sai en mis manos. Por suerte las ondas solo habían cortado la primera capa de ropa, por lo que todavía poseía las ligas y el simple cinturón de cuero donde portaba los sai.
-Y bueno, si quieres bailar, no voy a detenerte. Pero déjame hacer el primer movimiento.
Sonriendo eché a correr hacia él. Me incomodaba un poco el hecho de que mis pechos rebotaban una y otra vez, pero al menos estaba acostumbrada. Traté de no pensar en ello. Me acerqué lo más que pude y una vez ahí en frente suya crucé los sai y traté de hacerle sendos cortes en el pecho. El kairoseki en las puntas refulgía al sol.
X Cut. [AID]
-Vaya vaya, cuánto tiempo Byakuro. No has cambiado nada. Para tu información, no me avergüenzo de esa cantidad, en todo caso me enorgullezco. Así que no voy a dejar que un detallito como ése restrinja mis acciones. Seguro que lo comprendes. - Le dediqué una radiante sonrisa. -Veo que Klaus sigue tan adorable como siempre. Aunque ahora también yo tengo compañía. Te presento a Cetus.
Hablaba de castigarme. Lejos de molestarme o preocuparme, solo me divirtió, sobre todo por la manera en que lo dijo. ¿Llevarme a la cárcel? Nah, seguro que no lo decía en serio.
-¿Castigarme? Si me llevas a la cárcel, se acabarían nuestros divertidos encuentros, Bya. Y yo no he hecho mal ninguno, más allá de un par de pequeños robos. Ni siquiera creo que nadie echara nada en falta. Ese dinero de seguro es por mi belleza. No te conocía en la trata de blancas, jajaja.
Seguía sonriendo, y es que era verdad. La muerte de aquel hombre bien podía considerarse servicio a la comunidad, ¿No? Pero él comenzó a mover su bastón. Si dijo algo no lo escuché, todo lo que percibí era como mi ropa caía al suelo. Parpadeé sorprendida. ¿Qué acababa de pasar?
-Wow, eso no me lo esperaba.
Me envolví en mi capa. Al habérmela apartado antes se mantuvo intacta. Aunque no podría pelear con ella, y por lo visto Byakuro iba en serio.
-Bueno...por lo menos movámonos a otro lugar. ¿Tanto te interesa verme desnuda que no te importa quién más esté mirando?
Sin esperar su respuesta eché a andar. Estuve unos diez minutos caminando hasta que consideré que nos habíamos alejado bastante de la ciudad. En un susurro le pedí a Cetus que se apartase, que procuraría no tardar. El muy desagradecido creció de tamaño... y se echó a dormir. Al parecer o tenía mucha confianza en mí o no le importaba demasiado el combate. En fin. Con un solo movimiento lancé mi capa por los aires. Cayó en la cabeza de Cetus, feliz casualidad. El reptil resopló. Yo me eché a reír y cogí los Sai en mis manos. Por suerte las ondas solo habían cortado la primera capa de ropa, por lo que todavía poseía las ligas y el simple cinturón de cuero donde portaba los sai.
-Y bueno, si quieres bailar, no voy a detenerte. Pero déjame hacer el primer movimiento.
Sonriendo eché a correr hacia él. Me incomodaba un poco el hecho de que mis pechos rebotaban una y otra vez, pero al menos estaba acostumbrada. Traté de no pensar en ello. Me acerqué lo más que pude y una vez ahí en frente suya crucé los sai y traté de hacerle sendos cortes en el pecho. El kairoseki en las puntas refulgía al sol.
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Byakuro Kyoya
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Akuma no mi
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Byakuro quedó algo extrañado ante la reacción de Aki cuando sus ropas cayeron al suelo. Cualquier otra persona se habría tapado de una forma mucho más avergonzada, pero ella parecía más bien molesta por el hecho de que fuera en un lugar tan público. No parecía tener tanto pudor por el hecho de que él la hubiera desnudado sino que más bien estaba mosqueada por que su ropa se había roto. Normalmente, al desnudar a alguien así, la gente solía taparse de forma que les era mucho más difícil pelear. Se encogió de hombros cuando ella le propuso ir a pelear a un lugar más apartado. Incluso mejor para él. Cuanto menos público hubiera, mejor para sus planes. Si los piratas de la ciudad veían al cazador, tal vez quisieran meterse en la liza, y era algo que no le interesaba.
Llegaron a una zona del bosque, cerca de la ciudad. La chica se giró hacia él, y su dragón voló hacia una esquina, creciendo de tamaño al mismo tiempo y recostándose. Byakuro dejó a Klaus en el suelo, que se encaminó hacia el dragón, y volvió a observar a la chica. Ella retiró su capa, quedando en una situación bastante... delicada. Byakuro sonrió al verla. Quería hacer el primer ataque, y él no iba a impedírselo. Activó su aura de poder y esperó. Con sus botas y aquel aura podría evitar casi cualquier ataque frontal en apenas un instante. Ella empezó a correr hacia él con decisión, y realizó un ataque cruzado con dos sais que sacó de una de las ligas que había quedado intacta.
- Me sorprende que te sea cómodo pelear así. Creo que estás en una seria desventaja. Byakuro saltó hacia atrás, al tiempo que interponía su bastón entre los sais. El mayor alcance del arma le daba ventaja en aquella situación. Los sais golpearon contra el bastón produciendo un sonido metálico. Byakuro sonrió de forma siniestra, y su bastón empezó a refulgir con una luz azulada en la zona que estaba en contacto con los sais, mientras un montón de chispas recorrían su superficie. Si la chica no apartaba sus armas, la electricidad se transmitiría por ellas, y seguramente le haría daño en las manos, al estar tan cerca del metal.
Thunder repulse
Tras eso, el chico simplemente llevó la mano a su bolsillo izquierdo, sacando una deliciosa bolita de malvavisco. Sonriendo con ganas, lo lanzó contra ella. En medio del aire, el malvavisco empezó a retorcerse, y un montón de hilos pegajosos se dirigieron hacia la chica, tratando de enroscarse alrededor de sus piernas y cuerpo como unos lascivos tentáculos. Aquella sustancia era resistente y elástica, como si se tratase de una enorme tela de araña pegajosa.
En realidad, el ataque era una simple ilusión, pero si funcionaba, la chica pensaría que estaba siendo atrapada por aquella masa viscosa que, en realidad, no existía. Si esto sucedía, posiblemente se quedara paralizada, posiblemente cayera al suelo, por lo que Byakuro creó un almohadon justo tras ella. Una cosa era pelear y otra era ir con saña y mala idea.
Marshmellow trap [AM]
Llegaron a una zona del bosque, cerca de la ciudad. La chica se giró hacia él, y su dragón voló hacia una esquina, creciendo de tamaño al mismo tiempo y recostándose. Byakuro dejó a Klaus en el suelo, que se encaminó hacia el dragón, y volvió a observar a la chica. Ella retiró su capa, quedando en una situación bastante... delicada. Byakuro sonrió al verla. Quería hacer el primer ataque, y él no iba a impedírselo. Activó su aura de poder y esperó. Con sus botas y aquel aura podría evitar casi cualquier ataque frontal en apenas un instante. Ella empezó a correr hacia él con decisión, y realizó un ataque cruzado con dos sais que sacó de una de las ligas que había quedado intacta.
- Me sorprende que te sea cómodo pelear así. Creo que estás en una seria desventaja. Byakuro saltó hacia atrás, al tiempo que interponía su bastón entre los sais. El mayor alcance del arma le daba ventaja en aquella situación. Los sais golpearon contra el bastón produciendo un sonido metálico. Byakuro sonrió de forma siniestra, y su bastón empezó a refulgir con una luz azulada en la zona que estaba en contacto con los sais, mientras un montón de chispas recorrían su superficie. Si la chica no apartaba sus armas, la electricidad se transmitiría por ellas, y seguramente le haría daño en las manos, al estar tan cerca del metal.
Thunder repulse
Tras eso, el chico simplemente llevó la mano a su bolsillo izquierdo, sacando una deliciosa bolita de malvavisco. Sonriendo con ganas, lo lanzó contra ella. En medio del aire, el malvavisco empezó a retorcerse, y un montón de hilos pegajosos se dirigieron hacia la chica, tratando de enroscarse alrededor de sus piernas y cuerpo como unos lascivos tentáculos. Aquella sustancia era resistente y elástica, como si se tratase de una enorme tela de araña pegajosa.
En realidad, el ataque era una simple ilusión, pero si funcionaba, la chica pensaría que estaba siendo atrapada por aquella masa viscosa que, en realidad, no existía. Si esto sucedía, posiblemente se quedara paralizada, posiblemente cayera al suelo, por lo que Byakuro creó un almohadon justo tras ella. Una cosa era pelear y otra era ir con saña y mala idea.
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Aki D. Arlia
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-Si dejo que algo como esto me afecte, me tendría a mi misma en poca estima. Ya lidiaré con los inconvenientes por el camino.
A centímetros de su cara, le guiñe un ojo. Interceptó mis armas con su bastón. Yo giré los sai y lo atrapé entre ellos. Vi un rayo transmitirse por su arma y con un gesto lo desvié antes de que me alcanzase. Esa maldita cosa era peligrosa. Al menos estaba cerca. Levanté la pierna lista para tratar de darle en el mentón, pero entonces sacó algo de su bolsillo. Una bolita blanca. El olor dulzón me informó de que se trataba de malvavisco. Puse los ojos en blanco, maldita sea, acaso seguía con esa costumbre...?
-No puedo creerme que en tres años no te hayas dado cuenta de lo empalagosas que son esas cosas.
Pero cambió de forma. Se expandió y aumentó de tamaño, dividiéndose en numerosos tentáculos que se dirigían hacia mí. La sorpresa me invadió...al igual que aquellas cosas. Rodearon mis piernas, muñecas y cuerpo. Eran viscosas y asquerosas. Me revolví tratando de liberarme, pero eran elásticas y tan solo se movieron conmigo. En mi forcejeo, caí al suelo. Pero no estaba duro sino blandito. Al mirar hacia abajo descubrí un cojín.
-Gracias...
En la caída había abierto las piernas, y me apresuré a cerrarlas algo ruborizada. Tampoco pretendía exihibirme, pero no me lo estaba poniendo fáciñ. Suspiré. Los tentáculos aprovecharon para rodearme ambas piernas juntas. Con dificultad me puse de pie entre saltitos y traté de mover los brazos. Por suerte era algo gelatinoso y me dejaba cierta movilidad. Comencé a cortar tentáculos con los sai. Conseguí salir de ahí, pero acabé llena de aquella cosa. A saber que pintas tendría. Sentí la tentación de taparme, pero no iba a darle esa satisfacción. Guardé los sai.
Respiré hondo y agarré dos cuchillos con una mano. Le examiné, no podía ir de frente. Con la otra mano me concentré. Quería probar algo que había estado practicando los últimos días. Aparecieron en mi palma 5 largas saetas blancas, pequeñas. Sonreí y las lancé. Estaban hechas de energía cortante, dirigidas hacia sus hombros, sus costados y su cuello. Acto seguido imbuí los dos cuchillos en haki armadura y los lancé. Al pecho. Me preguntaba con qué clase de defensa saldría esta vez. Volví a agarrar los sai y me puse en guardia, sonriéndole.
Saetas cortantes + Cuchillos. [Haki Armadura lvl 1.] [AI]
A centímetros de su cara, le guiñe un ojo. Interceptó mis armas con su bastón. Yo giré los sai y lo atrapé entre ellos. Vi un rayo transmitirse por su arma y con un gesto lo desvié antes de que me alcanzase. Esa maldita cosa era peligrosa. Al menos estaba cerca. Levanté la pierna lista para tratar de darle en el mentón, pero entonces sacó algo de su bolsillo. Una bolita blanca. El olor dulzón me informó de que se trataba de malvavisco. Puse los ojos en blanco, maldita sea, acaso seguía con esa costumbre...?
-No puedo creerme que en tres años no te hayas dado cuenta de lo empalagosas que son esas cosas.
Pero cambió de forma. Se expandió y aumentó de tamaño, dividiéndose en numerosos tentáculos que se dirigían hacia mí. La sorpresa me invadió...al igual que aquellas cosas. Rodearon mis piernas, muñecas y cuerpo. Eran viscosas y asquerosas. Me revolví tratando de liberarme, pero eran elásticas y tan solo se movieron conmigo. En mi forcejeo, caí al suelo. Pero no estaba duro sino blandito. Al mirar hacia abajo descubrí un cojín.
-Gracias...
En la caída había abierto las piernas, y me apresuré a cerrarlas algo ruborizada. Tampoco pretendía exihibirme, pero no me lo estaba poniendo fáciñ. Suspiré. Los tentáculos aprovecharon para rodearme ambas piernas juntas. Con dificultad me puse de pie entre saltitos y traté de mover los brazos. Por suerte era algo gelatinoso y me dejaba cierta movilidad. Comencé a cortar tentáculos con los sai. Conseguí salir de ahí, pero acabé llena de aquella cosa. A saber que pintas tendría. Sentí la tentación de taparme, pero no iba a darle esa satisfacción. Guardé los sai.
Respiré hondo y agarré dos cuchillos con una mano. Le examiné, no podía ir de frente. Con la otra mano me concentré. Quería probar algo que había estado practicando los últimos días. Aparecieron en mi palma 5 largas saetas blancas, pequeñas. Sonreí y las lancé. Estaban hechas de energía cortante, dirigidas hacia sus hombros, sus costados y su cuello. Acto seguido imbuí los dos cuchillos en haki armadura y los lancé. Al pecho. Me preguntaba con qué clase de defensa saldría esta vez. Volví a agarrar los sai y me puse en guardia, sonriéndole.
Saetas cortantes + Cuchillos. [Haki Armadura lvl 1.] [AI]
Byakuro Kyoya
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Byakuro no pudo evitar sonreir ante aquella escena. Su imoto estaba completamente indefensa, encerrada en aquella trampa viscosa que solo ella podía ver. Él sabía que ella estaba completamente a su merced. Empezó a liberarse, golpeando al aire con sus sais. Era bastante cómico, y se hizo interesante cuando en aquella situación tan exhibicionista, se ruborizó. El cazador, completamente encantado con la situación, la observó debatirse con la ilusión hasta que ella misma se enfrentó de nuevo a él.
Esta vez parecía haber aprendido algo del ataque fallido de antes. Generó lo que parecían ser unas saetas de energía en la mano. Interesante técnica de combate. De pronto, las lanzó con fuerza hacia él. Gracias a sus reflejos sobrehumanos podía verlas acercándose, como a cámara lenta. Si se trataba de hacer a un lado, le darían de todos modos, por lo que optó por algo más radical. Se dejó caer de espaldas. Las flechas de energía le pasaron por encima, sin rozarle. Por desgracia para él, el ataque no terminaba allí. Dos cuchillos llegaron volando hacia él. Interpuso una mano donde se materializó un escudo que hizo rebotar la hoja. Sin embargo, el segundo cuchillo voló hacia su hombro. Inicialmente el arma había ido dirigida al pecho, pero con todo aquel movimiento, se había desviado ligeramente. El dolor fue, sin embargo, bastante atroz. Byakuro sintió cómo la hoja se había clavado casi hasta la mitad, justo entre dos huesos. El haki había anulado parte del golpe, pero aún así el arma era buena y había logrado desgarrar la carne.
- Vaya, imoto... -dijo con tono dolorido-. No está mal... sin embargo... -ahogó un gruñido de dolor por la herida- mi ataque no ha terminado. ¿Sabes lo que me gusta de los malvaviscos? Su sabor tan... explosivo.
En ese momento, los restos de malvavisco pegados al cuerpo de la chica, estallaron, como si de pequeñas bombas se tratasen. Por supuesto, aquellas eran explosiones ilusorias, pero no por ello dejaban de ser dolorosas... al menos psicológicamente. El cuerpo de la chica no estaba sufriendo daño alguno, pero su mente le indicaba lo contrario. Pese a todo, él no quería hacerle daño. Mientras las explosiones se sucedían, Byakuro se extrajo la hoja del hombro y se la guardó en la bolsa de diales. Era un arma buena, no iba a echarla a perder. Tras eso, concentró energía en su cuerpo, alrededor de su hombro, y su herida se cerró un poco.
Micaiah
Tras eso, sonrió a la chica. Las explosiones habían sido tres oleadas. La primera en las zonas sensibles del cuerpo, para incapacitarla. La segunda en las extremidades. La tercera, había sido una detonación masiva. Tras esto, los restos carbonizados de malvavisco cayeron al suelo y desaparecieron.
Marshmellow explosion [AIF]
Esta vez parecía haber aprendido algo del ataque fallido de antes. Generó lo que parecían ser unas saetas de energía en la mano. Interesante técnica de combate. De pronto, las lanzó con fuerza hacia él. Gracias a sus reflejos sobrehumanos podía verlas acercándose, como a cámara lenta. Si se trataba de hacer a un lado, le darían de todos modos, por lo que optó por algo más radical. Se dejó caer de espaldas. Las flechas de energía le pasaron por encima, sin rozarle. Por desgracia para él, el ataque no terminaba allí. Dos cuchillos llegaron volando hacia él. Interpuso una mano donde se materializó un escudo que hizo rebotar la hoja. Sin embargo, el segundo cuchillo voló hacia su hombro. Inicialmente el arma había ido dirigida al pecho, pero con todo aquel movimiento, se había desviado ligeramente. El dolor fue, sin embargo, bastante atroz. Byakuro sintió cómo la hoja se había clavado casi hasta la mitad, justo entre dos huesos. El haki había anulado parte del golpe, pero aún así el arma era buena y había logrado desgarrar la carne.
- Vaya, imoto... -dijo con tono dolorido-. No está mal... sin embargo... -ahogó un gruñido de dolor por la herida- mi ataque no ha terminado. ¿Sabes lo que me gusta de los malvaviscos? Su sabor tan... explosivo.
En ese momento, los restos de malvavisco pegados al cuerpo de la chica, estallaron, como si de pequeñas bombas se tratasen. Por supuesto, aquellas eran explosiones ilusorias, pero no por ello dejaban de ser dolorosas... al menos psicológicamente. El cuerpo de la chica no estaba sufriendo daño alguno, pero su mente le indicaba lo contrario. Pese a todo, él no quería hacerle daño. Mientras las explosiones se sucedían, Byakuro se extrajo la hoja del hombro y se la guardó en la bolsa de diales. Era un arma buena, no iba a echarla a perder. Tras eso, concentró energía en su cuerpo, alrededor de su hombro, y su herida se cerró un poco.
Micaiah
Tras eso, sonrió a la chica. Las explosiones habían sido tres oleadas. La primera en las zonas sensibles del cuerpo, para incapacitarla. La segunda en las extremidades. La tercera, había sido una detonación masiva. Tras esto, los restos carbonizados de malvavisco cayeron al suelo y desaparecieron.
Marshmellow explosion [AIF]
Aki D. Arlia
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Consiguió evitar las saetas con una inusual agilidad, sin embargo uno de los cuchillos logró darle en el hombro. El otro lo desvió con un escudo. Realmente, esa capacidad de crear objetos del aire no era normal. Pero a quién le importaba, eso solo lo hacía todo más divertido. Oí su voz alagándome y por un momento me sentí orgullosa, pero bajé de las nubes al oírle acabar la frase. ¿Explosivos? Me puse en tensión, no podía ponerme a retirar todos los cachitos. Activé mi haki armadura y aguardé mientras le miraba desafiante a los ojos.
La primera explosión dolió, aunque al abrir los ojos descubrí que mi cuerpo no tenía ni un rasguño. ¿Sería por el haki armadura? Pero entonces, ¿Y el dolor? Le miré a los ojos vacilante, sin entender nada, pero entonces otra explosión en mis piernas me hizo caer de rodillas. No podía ser un truco, pero efectivamente no había heridas. Con la última explosión, caí tumbada boca arriba cuan larga era. Estaba sin aire, pero parecía haberse terminado. Seguía sin entenderlo... Respiré hondo un par de veces antes de ponerme en pie. La herida de su hombro parecía haberse cerrado un poco. Meh, sería otro de sus trucos. El cuchillo no estaba. Suspiré, se lo pediría al acabar el combate, le tenía cariño. Prefería tener el juego completo.
-Bueno...al menos me he librado de esa cosa. Pero yo también tengo un par de trucos.
Separé mis manos, que comenzaron a brillar. En cada una aparecieron dos pequeñas esferas blancas, que fueron recubiertas por otras naranjas. Las lancé contra él en un rápido movimiento. Las cuatro bolas se situaron en el aire, cerca de él y casi tocándolo. Yo coloqué un brazo bajo mis pechos y levanté el otro. Con una amplia sonrisa, chasqueé mis dedos.
Las bolas trataron de golpear a Byakuro mientras explotaban, a la vez que de su interior salían ondas cortantes dirigidas a Byakuro. Era un ataque relativamente simple, pero la verdad era que resultaba efectivo. Y siempre quedaba bien.
Energía Cortante a distancia+ Energía Destructiva. Chaos Balls. [AF]
La primera explosión dolió, aunque al abrir los ojos descubrí que mi cuerpo no tenía ni un rasguño. ¿Sería por el haki armadura? Pero entonces, ¿Y el dolor? Le miré a los ojos vacilante, sin entender nada, pero entonces otra explosión en mis piernas me hizo caer de rodillas. No podía ser un truco, pero efectivamente no había heridas. Con la última explosión, caí tumbada boca arriba cuan larga era. Estaba sin aire, pero parecía haberse terminado. Seguía sin entenderlo... Respiré hondo un par de veces antes de ponerme en pie. La herida de su hombro parecía haberse cerrado un poco. Meh, sería otro de sus trucos. El cuchillo no estaba. Suspiré, se lo pediría al acabar el combate, le tenía cariño. Prefería tener el juego completo.
-Bueno...al menos me he librado de esa cosa. Pero yo también tengo un par de trucos.
Separé mis manos, que comenzaron a brillar. En cada una aparecieron dos pequeñas esferas blancas, que fueron recubiertas por otras naranjas. Las lancé contra él en un rápido movimiento. Las cuatro bolas se situaron en el aire, cerca de él y casi tocándolo. Yo coloqué un brazo bajo mis pechos y levanté el otro. Con una amplia sonrisa, chasqueé mis dedos.
Las bolas trataron de golpear a Byakuro mientras explotaban, a la vez que de su interior salían ondas cortantes dirigidas a Byakuro. Era un ataque relativamente simple, pero la verdad era que resultaba efectivo. Y siempre quedaba bien.
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Byakuro Kyoya
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Aki no quería rendirse. Admiraba su tenacidad, pero era hora de terminar el combate. Si la chica no quería rendirse, haría que se arrodillase ante él. La obligaría a aceptar la derrota. Iba a hacer algo, cuando la chica separó sus manos, una frente a la otra, y cuatro pequeñas esferas luminosas aparecieron entre ellas. Eran bonitas, pero algo le decía a Byakuro que eran parte de su siguiente ataque. Las bolas salieron disparadas hacia él, que vio como la chica sonreía y chasqueaba los dedos. El chico sonrió, pese a saber que iba a recibir un buen ataque de lleno. Endureció su cuerpo con haki armadura, y se cubrió el rostro con los brazos, cruzándolos frente a él. Las esferas explotaron a la vez, enviándolo a volar lejos, hacia atrás. El cazador había evitado daños graves en el rostro, y por consiguiente en la cabeza, con aquel gesto, pero se había hecho daño en los brazos. Se golpeó de espaldas contra un árbol cercano, y cayó sentado.
- Ugh -ahogó un grito de dolor, mientras se incorporaba con cuidado-. En ese momento, comenzó una nueva ilusión. Mientras su yo real se volvía invisble, un yo ilusorio apareció donde estaba él. El yo ilusorio sonrió con afabilidad a la chica, fingiendo que el ataque no había surtido efecto. Mientras tanto, Byakuro aprovechó su estado de invisibilidad para correr hacia Aki, con los brazos por delante.
El cazador materializó un enorme malvavisco en su mano derecha, justo para volverse visible en el momento en que su copia se desvanecía por completo. Esperaba que la sorpresa no dejase actuar a Aki. Desde su posición, a apenas cinco metros, podía alcanzar a la chica en apenas un pestañeo. Lanzó un malvavisco con fuerza a la cara de la chica, que en el medio del aire se multiplicó y dividió, formando una malla pegajosa. Al mismo tiempo, el cazador sacó un dial de su bolsa con la mano izquierda. Un dial rosa, que cuando activó llenó el aire con un gas que ambos conocían muy bien.
- ¡Sorpresa! -gritó el chico, sonriendo, mientras disparaba la carga de gas.
Sticky web + Dial de feromonas [AI]
En ese momento, el cazador creó una daga en su mano derecha, ahora libre, y saltó hacia Aki, con intención de derribarla, golpeándola con las rodillas en el pecho. Consideró durante una micra el crear un amortiguador para no hacerle daño, pero con la delantera de la chica había suficiente. Eso sí, en el suelo tras ella creó un par de colchonetas. Si todo iba bien, acabaría sentado encima de ella, con la daga en el cuello de la chica, y con una sonrisa de superioridad. Además, se encargaría de que ella no se moviese del sitio creando cuatro osos para agarrarle manos y pies y evitar que se moviera. Eso sí, osos panda, que quedan más bonitos.
Embiste y arremetida + dominio animal [AF]
- Ugh -ahogó un grito de dolor, mientras se incorporaba con cuidado-. En ese momento, comenzó una nueva ilusión. Mientras su yo real se volvía invisble, un yo ilusorio apareció donde estaba él. El yo ilusorio sonrió con afabilidad a la chica, fingiendo que el ataque no había surtido efecto. Mientras tanto, Byakuro aprovechó su estado de invisibilidad para correr hacia Aki, con los brazos por delante.
El cazador materializó un enorme malvavisco en su mano derecha, justo para volverse visible en el momento en que su copia se desvanecía por completo. Esperaba que la sorpresa no dejase actuar a Aki. Desde su posición, a apenas cinco metros, podía alcanzar a la chica en apenas un pestañeo. Lanzó un malvavisco con fuerza a la cara de la chica, que en el medio del aire se multiplicó y dividió, formando una malla pegajosa. Al mismo tiempo, el cazador sacó un dial de su bolsa con la mano izquierda. Un dial rosa, que cuando activó llenó el aire con un gas que ambos conocían muy bien.
- ¡Sorpresa! -gritó el chico, sonriendo, mientras disparaba la carga de gas.
Sticky web + Dial de feromonas [AI]
En ese momento, el cazador creó una daga en su mano derecha, ahora libre, y saltó hacia Aki, con intención de derribarla, golpeándola con las rodillas en el pecho. Consideró durante una micra el crear un amortiguador para no hacerle daño, pero con la delantera de la chica había suficiente. Eso sí, en el suelo tras ella creó un par de colchonetas. Si todo iba bien, acabaría sentado encima de ella, con la daga en el cuello de la chica, y con una sonrisa de superioridad. Además, se encargaría de que ella no se moviese del sitio creando cuatro osos para agarrarle manos y pies y evitar que se moviera. Eso sí, osos panda, que quedan más bonitos.
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Aki D. Arlia
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Conseguí darle. Cruzó los brazos frente a su cara y sonrió antes de salir despedido hacia atrás. Chocó contra un árbol. La verdad, me quedé preocupada. Pretendía defenderme, pero tampoco quería hacerle mucho daño. Solo quitarle de la cabeza el llevarme a la cárcel. ¿Estaría bien? Di un par de pasos hacia él para comprobarlo. No parecía estar herido. No, si de hecho estaba intacto. Fruncí el ceño. ¿No le había hecho nada? ¿Ni un rasguño? Bueno...mejor. Suspiré y alcé las manos, igual si hablaba con él pararía el combate.
Pero antes de que pudiera hablar, se desvaneció. Lo entendí al instante, una de sus copias. Giré en redondo, buscándole, pero en vez de verle, una cosa blanca me golpeó en la cara. El olor dulzón me invadió y traté de quitarme el malvavisco de la cara. Pero se había convertido en una especie de malla toda pegajosa, era complicado. Aparté algo con las manos, lo suficiente como para ver a Byakuro lanzándome un dial de color rosa al tiempo que gritaba: -¡Sorpresa!
Cogí aire, pese a saber que poco me duraría. Él tampoco llevaba máscara...bueno, al menos el combate cesaría entonces. Pero me preocupaban los efectos del dial, no recordaba cuanto tiempo duraban. Byakuro, daga en mano, saltó hacia mí. Traté de frenarlo, pero acabamos en el suelo, el sentado en mis pechos. Caí en una especie de colchoneta, supuse que era cosa suya. Aún así, el golpe me hizo soltar el aire que había estado reteniendo. Noté que una sensación muy...¿Cómo decirlo? Rosa... Me embargaba. Abrí los ojos con sorpresa, como si estuviera viendo a Byakuro por primera vez.Cuando 4 osos panda me sujetaron al suelo, ni siquiera reaccioné. La daga apoyada en mi cuello tampoco me causaba temor. Me encontraba plácida, relajada. ¿Sonrojada? Moví la cabeza hacia un lado, mientras sonreía con timidez. Comenzaba a avergonzarme de la situación en que me encontraba. Probablemente serían los efectos del dial, pero no podía evitarlos. Parpadeé coquetamente y mirándole de reojo le dije:
-Ne...¿Porqué...Porqué no me sueltas...y vamos a otro lado?
Mi sonrojo se acentuó, yo no había querido decir eso. Podía dar lugar a toda clase de malinterpretaciones, pero las palabras salían solas de mi boca. Apreté los labios y cerré los ojos, intentando no moverme, decir, ni sentir nada que no fuera mi respiración. Tarde o temprano el efecto debería pasarse....¿No?
Pero antes de que pudiera hablar, se desvaneció. Lo entendí al instante, una de sus copias. Giré en redondo, buscándole, pero en vez de verle, una cosa blanca me golpeó en la cara. El olor dulzón me invadió y traté de quitarme el malvavisco de la cara. Pero se había convertido en una especie de malla toda pegajosa, era complicado. Aparté algo con las manos, lo suficiente como para ver a Byakuro lanzándome un dial de color rosa al tiempo que gritaba: -¡Sorpresa!
Cogí aire, pese a saber que poco me duraría. Él tampoco llevaba máscara...bueno, al menos el combate cesaría entonces. Pero me preocupaban los efectos del dial, no recordaba cuanto tiempo duraban. Byakuro, daga en mano, saltó hacia mí. Traté de frenarlo, pero acabamos en el suelo, el sentado en mis pechos. Caí en una especie de colchoneta, supuse que era cosa suya. Aún así, el golpe me hizo soltar el aire que había estado reteniendo. Noté que una sensación muy...¿Cómo decirlo? Rosa... Me embargaba. Abrí los ojos con sorpresa, como si estuviera viendo a Byakuro por primera vez.Cuando 4 osos panda me sujetaron al suelo, ni siquiera reaccioné. La daga apoyada en mi cuello tampoco me causaba temor. Me encontraba plácida, relajada. ¿Sonrojada? Moví la cabeza hacia un lado, mientras sonreía con timidez. Comenzaba a avergonzarme de la situación en que me encontraba. Probablemente serían los efectos del dial, pero no podía evitarlos. Parpadeé coquetamente y mirándole de reojo le dije:
-Ne...¿Porqué...Porqué no me sueltas...y vamos a otro lado?
Mi sonrojo se acentuó, yo no había querido decir eso. Podía dar lugar a toda clase de malinterpretaciones, pero las palabras salían solas de mi boca. Apreté los labios y cerré los ojos, intentando no moverme, decir, ni sentir nada que no fuera mi respiración. Tarde o temprano el efecto debería pasarse....¿No?
Byakuro Kyoya
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Byakuro sonrió, de forma pícara. Apartó la daga del cuello de Aki y salió de encima de ella. Le extendió la mano para ayudarla a levantarse y creó un conjunto como el que le había roto con una ilusión.
- Bien, imoto... -guardó el dial en la bolsa. Ya tendría tiempo a recargarlo. Observó a Aki... tal vez tardase un poco en pasarse el efecto del dial sobre ella-. Si yo de verdad tuviese intención de llevarte a Impel Down, ahora mismo estarías perdida -sonrió con afabilidad y le aplanó una arruga que se había formado en el conjunto-. Sin embargo, he venido para que te des cuenta de que ahora eres un objetivo. Ten cuidado, ¿vale? -dicho esto, sacó una vibre card y se la puso en el escote a la chica-. Si te ocurre cualquier cosa, búscame. Esto te llevará hacia mí.
Tras ese gesto a la par protector y pícaro, el cazador sonrió y se dirigió a la zona donde estaban el dragón y el camaleón. El amigo de Byakuro estaba tumbado en el lomo del enorme reptil, dormitando. El chico lo agarró y se lo puso en el hombro.
- Saber que el dial de feromonas tiene un efecto tan fuerte sobre ti es interesante... -sonrió, medio burlón, medio travieso a la chica-. Aún me quedan cuatro. -hizo una pequeña mueca para que ella supiera que estaba de broma-. De todos modos... ¿a dónde querías ir, imoto-chan? Porque que no te vaya a llevar a Impel Down no implica que no me debas algo por "comprar" tu libertad. Al fin y al cabo, no debes olvidar que soy un cazador. -la sonrisa que le dedicó entonces fue a la par infantil y encantadora.
Klaus abrió los ojos y le dedicó un leve gruñido al dragón. Luego giró la cabeza hacia Aki y se puso rojo poco a poco. Byakuro extendió el brazo hacia ella y el camaleón caminó por el brazo hasta posarse en el hombro de la chica, camuflándose con su cabello rojizo. Byakuro estaba complacido. Pero pese a que su imoto se había hecho fuerte, ahora tendría muchos más enemigos, debido a su recompensa. Y él tendría que estar más atento a ella, para que no le pasara nada.
Tras esta reflexión, el chico se miró los brazos. Tenían algunas quemaduras leves, pero la ropa había absorbido la mayor parte del daño explosivo de las esferas. También le dolía un poco la espalda, y seguramente le saldrían un par de moratones tras eso. Pero no le importaba. Había estado bien probar a Aki.
- Bien, imoto... -guardó el dial en la bolsa. Ya tendría tiempo a recargarlo. Observó a Aki... tal vez tardase un poco en pasarse el efecto del dial sobre ella-. Si yo de verdad tuviese intención de llevarte a Impel Down, ahora mismo estarías perdida -sonrió con afabilidad y le aplanó una arruga que se había formado en el conjunto-. Sin embargo, he venido para que te des cuenta de que ahora eres un objetivo. Ten cuidado, ¿vale? -dicho esto, sacó una vibre card y se la puso en el escote a la chica-. Si te ocurre cualquier cosa, búscame. Esto te llevará hacia mí.
Tras ese gesto a la par protector y pícaro, el cazador sonrió y se dirigió a la zona donde estaban el dragón y el camaleón. El amigo de Byakuro estaba tumbado en el lomo del enorme reptil, dormitando. El chico lo agarró y se lo puso en el hombro.
- Saber que el dial de feromonas tiene un efecto tan fuerte sobre ti es interesante... -sonrió, medio burlón, medio travieso a la chica-. Aún me quedan cuatro. -hizo una pequeña mueca para que ella supiera que estaba de broma-. De todos modos... ¿a dónde querías ir, imoto-chan? Porque que no te vaya a llevar a Impel Down no implica que no me debas algo por "comprar" tu libertad. Al fin y al cabo, no debes olvidar que soy un cazador. -la sonrisa que le dedicó entonces fue a la par infantil y encantadora.
Klaus abrió los ojos y le dedicó un leve gruñido al dragón. Luego giró la cabeza hacia Aki y se puso rojo poco a poco. Byakuro extendió el brazo hacia ella y el camaleón caminó por el brazo hasta posarse en el hombro de la chica, camuflándose con su cabello rojizo. Byakuro estaba complacido. Pero pese a que su imoto se había hecho fuerte, ahora tendría muchos más enemigos, debido a su recompensa. Y él tendría que estar más atento a ella, para que no le pasara nada.
Tras esta reflexión, el chico se miró los brazos. Tenían algunas quemaduras leves, pero la ropa había absorbido la mayor parte del daño explosivo de las esferas. También le dolía un poco la espalda, y seguramente le saldrían un par de moratones tras eso. Pero no le importaba. Había estado bien probar a Aki.
Aki D. Arlia
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Sorprendentemente, salió de encima de mí y me creó otra ropa. Notaba la tela contra mí y me sentí algo más protegida. Suspiré. Estaba agotada. Demasiadas emociones en pocos segundos. Él hablo, mientras yo miraba al suelo, todavía avergonzada.
-Si yo de verdad tuviese intención de llevarte a Impel Down, ahora mismo estarías perdida. Sin embargo, he venido para que te des cuenta de que ahora eres un objetivo. Ten cuidado, ¿vale? Si te ocurre cualquier cosa, búscame. Esto te llevará hacia mí
Levanté la mirada, agradecida. Cogí la vibre car que había dejado en mi escote. Supuse que tenía razón, al fin y al cabo era una cifra más que respetable, y muchos la querrían. Pero no me la habían adjudicado por nada, ¿No? Si la poseía era porque era capaz de defenderla. Y se lo demostraría a quién gustase. Byakuro...sacudí la cabeza, tratando de quitarme de la mente los restos del dial. Ya se iba pasando el efecto.
-Gracias...- Musité.
No me oyó, había ido a buscar a Klaus. Me acerqué, el camaleón dormitaba sobre Cetus. Era una escena de lo más tierna. Mientras Byakuro recogía a Klaus, yo me dejé caer sobre Cetus, quién me arropó con su cola. Byakuro insinuó que todavía le debía algo. Volví a sonrojarme al oírle preguntar a dónde quería ir. Me negaba a contestar esa pregunta. Negaría el resto de mi vida haber dicho algo semejante. Le echaría la culpa al dial. Lo que fuera. Vi al pelimorado mirarse los brazos. Klaus, al tiempo había recorrido mis brazos hasta posarse en mi hombro, perfectamente camuflado. Me puse en pie y noté a Cetus menguar y colocarse al lado de Klaus. O chocar, más bien. Pasé de ellos, que ya eran mayorcitos, ¿No?
-Quería ir al bosque...hay varias plantas interesantes. Creo que puede haber una que te deje los brazos como nuevos en segundos, aunque no se si te interesa...Siento lo de antes. Entiende que tenía que defenderme, tu sigues siendo mejor luchador que yo.
Me mordí el labio, pensativa, y con un dedo le acaricié el lomo a mi dragón.
-Respecto a lo otro...no se me ocurre cómo pagarte. ¿Qué es lo que quieres en compensación? ¿Berries? ¿Comida? Puedo conseguirte más malvaviscos...- Ya eso último se lo dije en broma, sonriéndole con la amabilidad de siempre.
-Si yo de verdad tuviese intención de llevarte a Impel Down, ahora mismo estarías perdida. Sin embargo, he venido para que te des cuenta de que ahora eres un objetivo. Ten cuidado, ¿vale? Si te ocurre cualquier cosa, búscame. Esto te llevará hacia mí
Levanté la mirada, agradecida. Cogí la vibre car que había dejado en mi escote. Supuse que tenía razón, al fin y al cabo era una cifra más que respetable, y muchos la querrían. Pero no me la habían adjudicado por nada, ¿No? Si la poseía era porque era capaz de defenderla. Y se lo demostraría a quién gustase. Byakuro...sacudí la cabeza, tratando de quitarme de la mente los restos del dial. Ya se iba pasando el efecto.
-Gracias...- Musité.
No me oyó, había ido a buscar a Klaus. Me acerqué, el camaleón dormitaba sobre Cetus. Era una escena de lo más tierna. Mientras Byakuro recogía a Klaus, yo me dejé caer sobre Cetus, quién me arropó con su cola. Byakuro insinuó que todavía le debía algo. Volví a sonrojarme al oírle preguntar a dónde quería ir. Me negaba a contestar esa pregunta. Negaría el resto de mi vida haber dicho algo semejante. Le echaría la culpa al dial. Lo que fuera. Vi al pelimorado mirarse los brazos. Klaus, al tiempo había recorrido mis brazos hasta posarse en mi hombro, perfectamente camuflado. Me puse en pie y noté a Cetus menguar y colocarse al lado de Klaus. O chocar, más bien. Pasé de ellos, que ya eran mayorcitos, ¿No?
-Quería ir al bosque...hay varias plantas interesantes. Creo que puede haber una que te deje los brazos como nuevos en segundos, aunque no se si te interesa...Siento lo de antes. Entiende que tenía que defenderme, tu sigues siendo mejor luchador que yo.
Me mordí el labio, pensativa, y con un dedo le acaricié el lomo a mi dragón.
-Respecto a lo otro...no se me ocurre cómo pagarte. ¿Qué es lo que quieres en compensación? ¿Berries? ¿Comida? Puedo conseguirte más malvaviscos...- Ya eso último se lo dije en broma, sonriéndole con la amabilidad de siempre.
Byakuro Kyoya
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El efecto del dial ya se estaba pasando. Byakuro sonrió. Aunque estuvo tentado de descargar otro en la cara de la chica, solo para ver lo que quería decir con ir a "otro lado". Suspiró ligeramente.
- Nah, no necesito hierbas para curarme, ya se me pasará. -sonrió con suficiencia-. Y con respecto a lo otro, te dejo elegir cómo puedes compensarme. Tal vez podrías presentarme algún pirata al que sí que pueda capturar... -bromeó a su vez.
Klaus y el dragón parecían haber hecho buenas migas. Bueno, en realidad estaban compitiendo por estar en el hombro de Aki, aunque para qué engañarse, él mismo estaría compitiendo por ello. O tal vez no el hombro, pero sí alguna otra parte del esbelto cuerpo de la chica. Y por otro lado, Klaus era bastante antipático con los demás animales que podían competir en adorabilidad con él. Byakuro le pasó la mano por el cabello rojo a Aki, rozándole la oreja en el proceso, y recogió a su mascota.
- Anda, Klaus, deja de molestar a Aki-chan... -sonrió y se lo colocó en la cabeza. El camaleón pronto adquirió un tono violeta. Byakuro sonrió a Aki. Al menos ahora tenía una forma de contactar con él en caso de problemas. Eso lo aliviaba-. Bueno, sorpréndeme, Aki-chan... -sonrió el cazador-. Si la compensación no es suficiente, tal vez me plantee el mandarte a Impel Down una temporada. Ya me las ingeniaré para sacarte después -se encogió de hombros, fingiendo indiferencia, justo un instante antes de observar el dragón de la chica con detenimiento-. Por cierto, bonito dragón...
El chico metió las manos en los bolsillos mientras esperaba a que Aki le propusiera algo que hacer.
- Nah, no necesito hierbas para curarme, ya se me pasará. -sonrió con suficiencia-. Y con respecto a lo otro, te dejo elegir cómo puedes compensarme. Tal vez podrías presentarme algún pirata al que sí que pueda capturar... -bromeó a su vez.
Klaus y el dragón parecían haber hecho buenas migas. Bueno, en realidad estaban compitiendo por estar en el hombro de Aki, aunque para qué engañarse, él mismo estaría compitiendo por ello. O tal vez no el hombro, pero sí alguna otra parte del esbelto cuerpo de la chica. Y por otro lado, Klaus era bastante antipático con los demás animales que podían competir en adorabilidad con él. Byakuro le pasó la mano por el cabello rojo a Aki, rozándole la oreja en el proceso, y recogió a su mascota.
- Anda, Klaus, deja de molestar a Aki-chan... -sonrió y se lo colocó en la cabeza. El camaleón pronto adquirió un tono violeta. Byakuro sonrió a Aki. Al menos ahora tenía una forma de contactar con él en caso de problemas. Eso lo aliviaba-. Bueno, sorpréndeme, Aki-chan... -sonrió el cazador-. Si la compensación no es suficiente, tal vez me plantee el mandarte a Impel Down una temporada. Ya me las ingeniaré para sacarte después -se encogió de hombros, fingiendo indiferencia, justo un instante antes de observar el dragón de la chica con detenimiento-. Por cierto, bonito dragón...
El chico metió las manos en los bolsillos mientras esperaba a que Aki le propusiera algo que hacer.
Aki D. Arlia
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Rechazó las hierbas con suficiencia. Sonreí, me hacía gracia su orgullo. Su oferta no era mala, pero no yo no conocía a tantos piratas. Y de conocerlos probablemente no querría entregarlos. Aunque en la ciudad del Ridículo, quizás hubiera bastantes. Hm, eso no era tan mala idea.
-En la ciudad de ahí atrás hay bastantes. Escoge al que gustes e iré a traértelo utilizando mis...dotes de persuasión.
Byakuro me rozó la oreja mientras recogía a Klaus. Cetus bajó por mi brazo hasta que lo recogí entre mis manos. El camaleón se instaló en la cabeza del pelimorado. Sonreí al escucharle, tendría que ofrecerle un buen trato. La idea de dejar que me sacara de la cárcel no me seducía en absoluto.
-Es cierto...Te presento a Cetus. La historia acerca de como lo conseguí es larga, pero si gustas algún día te la contaré. Es un cielo. Me ayuda un montón,y entiende todo lo que decimos.
Le acaricié el morro con cariño y el voló hasta el hombro de Byakuro. Le lamió la mejilla y volvió hasta mí. Sonreí al ver su maniobra, en el fondo el reptil era una ternura. Así que tenía que pensar una manera de compensarle...le dediqué una radiante sonrisa y acercándome le di un fuerte abrazo y un delicado beso en la mejilla. Alcé el brazo para revolverle el pelo, algo que siempre había querido hacer. Tuve cuidado de no rozar a Klaus.
-Muchas gracias por todo. Ahora mismo no tengo mucho que darte, más allá de la propuesta de traerte a un pirata, así que...te quedo un favor a deber, para cuando nos volvamos a encontrar. A no ser que tengas otra idea. ¿Qué te parece?
-En la ciudad de ahí atrás hay bastantes. Escoge al que gustes e iré a traértelo utilizando mis...dotes de persuasión.
Byakuro me rozó la oreja mientras recogía a Klaus. Cetus bajó por mi brazo hasta que lo recogí entre mis manos. El camaleón se instaló en la cabeza del pelimorado. Sonreí al escucharle, tendría que ofrecerle un buen trato. La idea de dejar que me sacara de la cárcel no me seducía en absoluto.
-Es cierto...Te presento a Cetus. La historia acerca de como lo conseguí es larga, pero si gustas algún día te la contaré. Es un cielo. Me ayuda un montón,y entiende todo lo que decimos.
Le acaricié el morro con cariño y el voló hasta el hombro de Byakuro. Le lamió la mejilla y volvió hasta mí. Sonreí al ver su maniobra, en el fondo el reptil era una ternura. Así que tenía que pensar una manera de compensarle...le dediqué una radiante sonrisa y acercándome le di un fuerte abrazo y un delicado beso en la mejilla. Alcé el brazo para revolverle el pelo, algo que siempre había querido hacer. Tuve cuidado de no rozar a Klaus.
-Muchas gracias por todo. Ahora mismo no tengo mucho que darte, más allá de la propuesta de traerte a un pirata, así que...te quedo un favor a deber, para cuando nos volvamos a encontrar. A no ser que tengas otra idea. ¿Qué te parece?
Byakuro Kyoya
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- Bueno... no creo que haga falta eso, imoto-chan. -la verdad, es que no dudaba de las dotes de persuasión de la chica. Pero tampoco le apetecía que un pirata cualquiera tuviera aquel "honor". Bueno, seguramente el hipotético hombre se iría a la cárcel bastante feliz.
Cetus... no era un mal nombre. Pero seguía prefiriendo a Klaus. Era más... más... más mejor. Así que entendía lo que decían. El cazador tendría que cuidarse de no decir nada inapropiado entonces. Eso, o volver sordo al dragón. No, mejor no. Aquello no le gustaría a Aki. el dragoncito voló hacia él y le lamió en la mejilla. A continuación Aki también se acercó y le dio un beso en la otra. Que mona era cuando quería, la condenada. Después le revolvió el pelo. Que agradable. El cazador imitó a un gato, soltando un leve ronroneo.
- Me parece que podemos ir a tomar algo por ahora, y ya veremos más tarde cómo queda este... trato. -sí, supuso que aquello era una especie de trato. Y el combate le había dado sed. Tenía calor. Aunque no sabía si era por el clima, por la pelea o por haber visto a su imoto con más bien poca ropa. Así que beberse algo fresquito no le iba a venir nada mal.
Klaus se revolvió sobre su cabeza. Byakuro recogió sus cosas, y se puso a caminar hacia la Ciudad del Ridículo. Le apetecía tomar algo.
Cetus... no era un mal nombre. Pero seguía prefiriendo a Klaus. Era más... más... más mejor. Así que entendía lo que decían. El cazador tendría que cuidarse de no decir nada inapropiado entonces. Eso, o volver sordo al dragón. No, mejor no. Aquello no le gustaría a Aki. el dragoncito voló hacia él y le lamió en la mejilla. A continuación Aki también se acercó y le dio un beso en la otra. Que mona era cuando quería, la condenada. Después le revolvió el pelo. Que agradable. El cazador imitó a un gato, soltando un leve ronroneo.
- Me parece que podemos ir a tomar algo por ahora, y ya veremos más tarde cómo queda este... trato. -sí, supuso que aquello era una especie de trato. Y el combate le había dado sed. Tenía calor. Aunque no sabía si era por el clima, por la pelea o por haber visto a su imoto con más bien poca ropa. Así que beberse algo fresquito no le iba a venir nada mal.
Klaus se revolvió sobre su cabeza. Byakuro recogió sus cosas, y se puso a caminar hacia la Ciudad del Ridículo. Le apetecía tomar algo.
Aki D. Arlia
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Reí al oírle ronronear. Era bien curioso. En cuanto dijo de ir a tomar algo acepté la idea. Hacía calor, un buen refresco era justo lo que necesitaba. Sobretodo después de la peculiar pelea. Eché a correr delante de él, adelantándome. En apenas un par de minutos llegamos a la Ciudad del Ridículo. Pensé en volver a taparme con la capa, pero ardía de solo pensarlo. Encontré una heladería y sonriendo, volví sobre mis pasos para encontrar a Byakuro. Le agarré firmemente del brazo y tiré de el mientras reía. Me apetecía juguetear un poco.
-¡Ven, ven! Yo te invito, pide lo que quieras. Y Klaus también, por supuesto.
Cetus me mordisqueó el hombro en señal de protesta.
-Pero vamos a ver, es obvio que a ti también te voy a dar, tonto. Eso ni se pregunta.
Entre resuelta a la susodicha heladería. Pronto tuve en mis manos un cono de nata y una tarrina de chocolate para Cetus. Fui hasta la parte trasera de la tienda, donde había un par de sillones, sofás...todo muy cómodo, y con mesas por el medio. Posé allí al dragoncito y el helado, que comenzó a devorar a grandes lametazos. Era bastante cómico.
Yo, por mi parte, volví lamiendo mi propio helado. Mientras miraba a Byakuro a los ojos, sonreí con sonrisa felina, y le pregunté qué es lo que iban a tomar.
-¡Ven, ven! Yo te invito, pide lo que quieras. Y Klaus también, por supuesto.
Cetus me mordisqueó el hombro en señal de protesta.
-Pero vamos a ver, es obvio que a ti también te voy a dar, tonto. Eso ni se pregunta.
Entre resuelta a la susodicha heladería. Pronto tuve en mis manos un cono de nata y una tarrina de chocolate para Cetus. Fui hasta la parte trasera de la tienda, donde había un par de sillones, sofás...todo muy cómodo, y con mesas por el medio. Posé allí al dragoncito y el helado, que comenzó a devorar a grandes lametazos. Era bastante cómico.
Yo, por mi parte, volví lamiendo mi propio helado. Mientras miraba a Byakuro a los ojos, sonreí con sonrisa felina, y le pregunté qué es lo que iban a tomar.
Byakuro Kyoya
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Pues vaya, aquello era una bonita heladería. Destacaba bastante en aquella ciudad de mala muerte. Parecía incluso un lugar casi turístico. Era bonita. Byakuro entró tras Aki, siendo arrastrado por ella. Estaba emocionada por tomar un helado, así que Byakuro se acercó al mostrador a observar la enorme variedad de helados. Había de todo, desde los clásicos: chocolate, nata, vainilla, fresa, naranja, limón, lima, yogur natural, de frutas del bosque, almendra, avellana, piña, pistacho, tutti-frutti, stracciatela, tiramisú, mango... a otros más... "exóticos": hamburguesas, cocido, pizza carbonara, un extraño sabor llamado bambi, guacamole, ron con pasas, pasas con ron (había un pequeño cartel aclaratorio que explicaba las múltiples diferencias entre estos dos últimos), granizado de gazpacho, salchichas, leche de coco, empanadillas, sushi, cerveza rubia, negra y tostada, tres chocolates, cuatro quesos, cinco estaciones, pollo asado (Byakuro sintió cierta curiosidad por éste), alitas de pollo picantes, capuchino, hierbas provenzales, queso azul, membrillo, cactus, guindilla roja, guindilla verde, langostinos y, por último, malvavisco. Byakuro ignoró la ingente cantidad de sabores restantes para ver este. Pasó por completo los cinco tipos de leche merengada con canela distintos, los catorce sabores de cereales y los cuarenta y dos sabores de la promoción "Sabores Elevados"
Cuando Aki volvió, tenía muy claro lo que quería. Verla sin ropa, pero además de eso, un helado gigante de malvavisco estaría muy bien. La observó venir, sonriente, preguntándole que quería. La respuesta era bastante obvia: si tenía que elegir un helado, sería el de malvavisco. Y si tenían malvaviscos como cobertura, mejor.
- Pues, por mi parte, creo que voy a pedir uno de estos -señaló la enorme tarrina de helado de malvavisco-. Y para Klaus... supongo que un helado de mosquito... mosquito... -buscó con la mirada- oh, mojito... me he confundido -el cazador soltó una sonora carcajada-. Un helado de fresa estará bien.
Cuando Aki volvió, tenía muy claro lo que quería. Verla sin ropa, pero además de eso, un helado gigante de malvavisco estaría muy bien. La observó venir, sonriente, preguntándole que quería. La respuesta era bastante obvia: si tenía que elegir un helado, sería el de malvavisco. Y si tenían malvaviscos como cobertura, mejor.
- Pues, por mi parte, creo que voy a pedir uno de estos -señaló la enorme tarrina de helado de malvavisco-. Y para Klaus... supongo que un helado de mosquito... mosquito... -buscó con la mirada- oh, mojito... me he confundido -el cazador soltó una sonora carcajada-. Un helado de fresa estará bien.
Aki D. Arlia
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Byakuro buscó para sí un gigantesco y obvio helado de malvavisco. Cuando le oí decir la barbaridad del mosquito/mojito, me eché a reír yo también. Pagué sendos helados y precedí la comitiva hasta la mesa, mientras movía las caderas. ¿Porqué? Hum, bueno, no necesitaba ninguna razón. Me hacía gracia sentir como la gente me miraba. O igual me miraban por el hecho de que iba precedida por un cazador con un camaleón en su hombro tomando helado. Qué más daba.
-Buenas Cetus...¿Me has echado de menos?
Por toda respuesta, estornudó. Parpadeando, me senté en el espacioso sofá y le cogí con una mano. Estaba...helado. Eso si, la tarrina estaba vacía.
-Pero...no puedes comértelo tan rápido, tonto. Aún te vas a resfriar. Ven aquí que te haga entrar en calor.
Lo coloqué en mi hombro y lo arropé con mi pelo, pero él bajó hasta posarse justo en mi escote. Me encogí de hombros, si estaba cómodo...Me di cuenta de que mi propio helado goteaba. Lamí con deleite lo que se caía y comencé a morder la galleta del cono. Acto seguido, me dirigí a mi peculiar acompañante.
-Byakuro, cuéntame...¿Que te trajo aquí? ¿O simplemente venías en mi busca?
Le sonreí con picardía. La idea de que alguien se tomara esa molestia por mi me resultaba...interesante.
-Buenas Cetus...¿Me has echado de menos?
Por toda respuesta, estornudó. Parpadeando, me senté en el espacioso sofá y le cogí con una mano. Estaba...helado. Eso si, la tarrina estaba vacía.
-Pero...no puedes comértelo tan rápido, tonto. Aún te vas a resfriar. Ven aquí que te haga entrar en calor.
Lo coloqué en mi hombro y lo arropé con mi pelo, pero él bajó hasta posarse justo en mi escote. Me encogí de hombros, si estaba cómodo...Me di cuenta de que mi propio helado goteaba. Lamí con deleite lo que se caía y comencé a morder la galleta del cono. Acto seguido, me dirigí a mi peculiar acompañante.
-Byakuro, cuéntame...¿Que te trajo aquí? ¿O simplemente venías en mi busca?
Le sonreí con picardía. La idea de que alguien se tomara esa molestia por mi me resultaba...interesante.
Byakuro Kyoya
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Byakuro se tiró en uno de los cómodos sofás del lugar, y se relajó, mientras tomaba su helado de malvavisco. Lo había pedido de tamaño Mega-Size, y le estaba sabiendo a gloria.
Miró a Aki, echándole una regañina a su dragón por haberse comido el helado a toda velocidad. El bichito estornudaba de manera muy cómica. A Byakuro se le dibujó una leve sonrisa mientras veía a Klaus comiendo su propio helado con parsimonia. El camaleón era mucho más calmado y lento que el dragón de Aki. Prestó atención a su acompañante, que estaba tomándose el helado de nata de una forma muy sugerente. Byakuro se sorprendió cuando ella le preguntó acerca del motivo de su visita.
- Bueno... me enteré de que cierta pirata había obtenido fama y una recompensa bastante sustanciosa en estos últimos tiempos, y pensé en investigar. No esperaba que fueras tú, pero cuando vi tu cartel, decidí que tenía que venir a buscarte -se encogió de hombros-. Más que nada para advertirte de lo que supone para ti este precio por tu cabeza. Por menos, muchos piratas son cazados. También quería darte mi vibre card, aunque ya lo he hecho. -señaló el escote de la chica con una media sonrisa y le dio otro bocado a su helado. Aquello era una bendición para el paladar.
Klaus gruñó, como si él también expusiera sus motivos para ir a aquella isla. Resultaba bastante gracioso imaginarse al camaleón dando motivos para ir a buscar a Aki. Byakuro le pasó la mano por el lomo, con delicadeza. Tras eso, soltó un breve suspiro de satisfacción y se quitó la chaqueta, quedándose con su camiseta negra. Tenía calor. Aquel local sabía cómo hacer que los clientes consumieran helado. También dejó a un lado su bastón, apoyado contra la pared, y la bolsa donde guardaba todas sus demás cosas. Tras eso, se puso a juguetear con su anillo en la mano. La gema engarzada reflejaba la luz artificial de las lámparas de una forma que lo dejó embobado unos momentos.
Miró a Aki, echándole una regañina a su dragón por haberse comido el helado a toda velocidad. El bichito estornudaba de manera muy cómica. A Byakuro se le dibujó una leve sonrisa mientras veía a Klaus comiendo su propio helado con parsimonia. El camaleón era mucho más calmado y lento que el dragón de Aki. Prestó atención a su acompañante, que estaba tomándose el helado de nata de una forma muy sugerente. Byakuro se sorprendió cuando ella le preguntó acerca del motivo de su visita.
- Bueno... me enteré de que cierta pirata había obtenido fama y una recompensa bastante sustanciosa en estos últimos tiempos, y pensé en investigar. No esperaba que fueras tú, pero cuando vi tu cartel, decidí que tenía que venir a buscarte -se encogió de hombros-. Más que nada para advertirte de lo que supone para ti este precio por tu cabeza. Por menos, muchos piratas son cazados. También quería darte mi vibre card, aunque ya lo he hecho. -señaló el escote de la chica con una media sonrisa y le dio otro bocado a su helado. Aquello era una bendición para el paladar.
Klaus gruñó, como si él también expusiera sus motivos para ir a aquella isla. Resultaba bastante gracioso imaginarse al camaleón dando motivos para ir a buscar a Aki. Byakuro le pasó la mano por el lomo, con delicadeza. Tras eso, soltó un breve suspiro de satisfacción y se quitó la chaqueta, quedándose con su camiseta negra. Tenía calor. Aquel local sabía cómo hacer que los clientes consumieran helado. También dejó a un lado su bastón, apoyado contra la pared, y la bolsa donde guardaba todas sus demás cosas. Tras eso, se puso a juguetear con su anillo en la mano. La gema engarzada reflejaba la luz artificial de las lámparas de una forma que lo dejó embobado unos momentos.
Aki D. Arlia
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Era muy cómico ver a Byakuro tomarse su helado, cualquiera vería el deleite en su cara. En cambio Klaus tenia una cara de aburrido impresionante. Me pregunté como se vería del color del helado. Al oír la respuesta de Byakuro le miré a los ojos mientras sonreía amigablemente.
-Bueno, Bya...una recompensa mediocre implica un pirata mediocre. Y un pirata mediocre es un pirata...cazable, por decirlo así. Tú eres muy fuerte, pero el resto de cazadores no son así. Y de serlos, tendré que poder con ellos...o lograr burlarlos, ya veré. Ir a la cárcel no entra en mis planes por el momento.
Me terminé lo que quedaba de nata levantando el cono y dejando caer el helado ya líquido directamente sobre la punta de mi lengua. Delicioso. Le pegué otro mordisco a la galleta y sintiéndome algo vaga de repente, dejé mi cabeza en la superficie de la mesa. Haciendo pucheros, miré a Byakuro.
-Aunque si te soy sincera, es injusto...la recompensa me la han puesto por matar a un hombre, pero te aseguro que hice más bien que mal...tsk.
Le observé mientras se quitaba la chaqueta. Imitándole deshice el nudo de mi capa, que me pesaba en los hombros. Dejándomelos al descubierto, calló al sofá suavemente. Volví mis ojos hacia él. Tenía algo de helado en la comisura de la boca y estaba embobado con su anillo. Sonriendo como una gata, dejé a Cetus encima de la mesa y me incliné sobre esta. Sabía lo que él vería solo con que mirara algo hacia abajo, pero no me importaba. Si lo hiciese, vestiría de otra manera, ¡Qué demonios!. Pero no era ese mi objetivo. Suavemente, le pasé el dedo por donde tenía manchado. Al oído, le susurré suavemente.
-Disculpa. Tenías helado.
Lentamente volví a mi sitio y le di el dedo a Cetus, para que diera buena cuenta del helado. Al parecer a él le gustaba el malvavisco más que a mí. Meh. Sonreí ladinamente antes de poner una cara de inocencia total y apoyar la cabeza en mis manos.
-Pues es agradable ver una cara conocida aún aquí...oh, y gracias por la vibre car.
-Bueno, Bya...una recompensa mediocre implica un pirata mediocre. Y un pirata mediocre es un pirata...cazable, por decirlo así. Tú eres muy fuerte, pero el resto de cazadores no son así. Y de serlos, tendré que poder con ellos...o lograr burlarlos, ya veré. Ir a la cárcel no entra en mis planes por el momento.
Me terminé lo que quedaba de nata levantando el cono y dejando caer el helado ya líquido directamente sobre la punta de mi lengua. Delicioso. Le pegué otro mordisco a la galleta y sintiéndome algo vaga de repente, dejé mi cabeza en la superficie de la mesa. Haciendo pucheros, miré a Byakuro.
-Aunque si te soy sincera, es injusto...la recompensa me la han puesto por matar a un hombre, pero te aseguro que hice más bien que mal...tsk.
Le observé mientras se quitaba la chaqueta. Imitándole deshice el nudo de mi capa, que me pesaba en los hombros. Dejándomelos al descubierto, calló al sofá suavemente. Volví mis ojos hacia él. Tenía algo de helado en la comisura de la boca y estaba embobado con su anillo. Sonriendo como una gata, dejé a Cetus encima de la mesa y me incliné sobre esta. Sabía lo que él vería solo con que mirara algo hacia abajo, pero no me importaba. Si lo hiciese, vestiría de otra manera, ¡Qué demonios!. Pero no era ese mi objetivo. Suavemente, le pasé el dedo por donde tenía manchado. Al oído, le susurré suavemente.
-Disculpa. Tenías helado.
Lentamente volví a mi sitio y le di el dedo a Cetus, para que diera buena cuenta del helado. Al parecer a él le gustaba el malvavisco más que a mí. Meh. Sonreí ladinamente antes de poner una cara de inocencia total y apoyar la cabeza en mis manos.
-Pues es agradable ver una cara conocida aún aquí...oh, y gracias por la vibre car.
Byakuro Kyoya
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Byakuro sonrió ante aquel planteamiento. Él no se consideraba fuerte en absoluto. Aún le quedaba mucho por mejorar.
- Mediocre o no, tu recompensa es bastante apetecible. De hecho, es la mayor recompensa con la que me he cruzado desde... -se calló un momento. La única vez que había encontrado a alguien con mayor recompensa había sido en su infancia. Y no tenía buenos recuerdos de aquello. Sin embargo, no los mostró- desde hace mucho, la verdad. -sonrió. Ciertamente, la recompensa de su imoto no era poca cosa. No podía tomárselo a broma. Si ella iba a prisión, él podría sacarla.
La escena de Aki tomándose el helado fundido hizo que estos pensamientos se fueran de su cabeza a toda prisa. Ella se apoyó en la mesa tras aquello, haciendo pucheros. Decía que era injusta la recompensa por matar a alguien que se lo merecía.
- El mundo es injusto, imoto. -vaya si lo era. Si el mundo fuera justo, sus padres no habrían muerto a manos de un pirata. Si el mundo fuera justo, no habría perdido a su mejor amigo. Y si el mundo fuera justo, posiblemente en ese instante estaría tirado en una cama, desnudo, con... no, no debía pensar en aquello.
O sí debía. Su imoto se había quitado la capa y tenía los hombros al descubierto y ahora se inclinaba sobre él, con el pronunciado escote tentándolo. No debía mirar. No podía caer en aquella maldita trampa. "Al diablo". El chico miró el escote, sin descaro pero sin disimulo, mientras ella le quitaba el helado con el dedo.
- Imoto... -dijo, tragando saliva-. ¿no deberías... ir se un poco más discreta? -en su fuero interno tenía una dura lucha. Por un lado, su parte más disciplinada. Por el otro, su parte lujuriosa, conquistadora y ligona. Y la primera iba perdiendo. De mucho. Y la situación no ayudaba.
Se terminó el helado rápidamente, llegando a activar su fruta para que su resistencia superior le protegiera contra el dolor de cabeza. Tal vez así se le enfriaran un poco los ánimos... y el cuerpo en general, que estaba ardiendo... bastante.
- Mediocre o no, tu recompensa es bastante apetecible. De hecho, es la mayor recompensa con la que me he cruzado desde... -se calló un momento. La única vez que había encontrado a alguien con mayor recompensa había sido en su infancia. Y no tenía buenos recuerdos de aquello. Sin embargo, no los mostró- desde hace mucho, la verdad. -sonrió. Ciertamente, la recompensa de su imoto no era poca cosa. No podía tomárselo a broma. Si ella iba a prisión, él podría sacarla.
La escena de Aki tomándose el helado fundido hizo que estos pensamientos se fueran de su cabeza a toda prisa. Ella se apoyó en la mesa tras aquello, haciendo pucheros. Decía que era injusta la recompensa por matar a alguien que se lo merecía.
- El mundo es injusto, imoto. -vaya si lo era. Si el mundo fuera justo, sus padres no habrían muerto a manos de un pirata. Si el mundo fuera justo, no habría perdido a su mejor amigo. Y si el mundo fuera justo, posiblemente en ese instante estaría tirado en una cama, desnudo, con... no, no debía pensar en aquello.
O sí debía. Su imoto se había quitado la capa y tenía los hombros al descubierto y ahora se inclinaba sobre él, con el pronunciado escote tentándolo. No debía mirar. No podía caer en aquella maldita trampa. "Al diablo". El chico miró el escote, sin descaro pero sin disimulo, mientras ella le quitaba el helado con el dedo.
- Imoto... -dijo, tragando saliva-. ¿no deberías... ir se un poco más discreta? -en su fuero interno tenía una dura lucha. Por un lado, su parte más disciplinada. Por el otro, su parte lujuriosa, conquistadora y ligona. Y la primera iba perdiendo. De mucho. Y la situación no ayudaba.
Se terminó el helado rápidamente, llegando a activar su fruta para que su resistencia superior le protegiera contra el dolor de cabeza. Tal vez así se le enfriaran un poco los ánimos... y el cuerpo en general, que estaba ardiendo... bastante.
Aki D. Arlia
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Miré hacia Cetus aguantando la risa. Tal vez así de paso parecería algo más comedida. Le acaricié el lomo mientras regulaba mi respiración tranquilamente. Si me pillaba riendo, se acabaría el juego. Y estaba siendo tan divertido tentarlo...cuando me incliné sobre él, casi podía leer sus pensamientos, decidiendo si mirar o no. Y vaya si miró. Parpadeé con inocencia y me llevé un dedo a los labios.
-¿Recatada? Es mi cuerpo...y hace calor. Además, así es más cómodo correr, luchar...esas cosas. ¿Porqué lo dices, Bya? ¿Te molesta?
Le sonreí mientras veía como se acababa de golpe todo el helado. La idea de haber conseguido ponerle un poco nervioso me hacía ronronear mentalmente de placer. Sobre todo, teniendo en cuenta que hace una hora escasa, la situación era bien distinta. Pero, ahora era más dueña de mi misma. Y pensaba devolverle el ''favor''. Por pura diversión, ya después le pediría perdón. Ahora solo me apetecía meterme con él. Notaba los ojos de Cetus clavados en mi, seguro que él sabía lo que me rondaba por la mente. Sonreí todavía más.
-No deberías hacer eso. Te dolerá la cabeza. ¿Tanta calor tienes, acaso? Bueno, lo entiendo...yo me estoy muriendo, debe ser cosa del local.
Me coloqué una goma del pelo entre los labios, con suavidad. Era negra, contrastaba contra el rojo. Con ambas manos, recogí mi melena, dejando apenas unos mechones sueltos. Era consciente de como mis pechos se movían con la operación, y aunque miraba hacia abajo mientras hacía la coleta, de reojo fijaba mi vista en él. Cuando al fin terminé, me abaniqué algo con la mano y apoyé la cabeza en esta.
-Ne, Bya...tengo curiosidad. ¿Cómo lograste vestirme de nuevo? Las ropas surgieron de la nada.
-¿Recatada? Es mi cuerpo...y hace calor. Además, así es más cómodo correr, luchar...esas cosas. ¿Porqué lo dices, Bya? ¿Te molesta?
Le sonreí mientras veía como se acababa de golpe todo el helado. La idea de haber conseguido ponerle un poco nervioso me hacía ronronear mentalmente de placer. Sobre todo, teniendo en cuenta que hace una hora escasa, la situación era bien distinta. Pero, ahora era más dueña de mi misma. Y pensaba devolverle el ''favor''. Por pura diversión, ya después le pediría perdón. Ahora solo me apetecía meterme con él. Notaba los ojos de Cetus clavados en mi, seguro que él sabía lo que me rondaba por la mente. Sonreí todavía más.
-No deberías hacer eso. Te dolerá la cabeza. ¿Tanta calor tienes, acaso? Bueno, lo entiendo...yo me estoy muriendo, debe ser cosa del local.
Me coloqué una goma del pelo entre los labios, con suavidad. Era negra, contrastaba contra el rojo. Con ambas manos, recogí mi melena, dejando apenas unos mechones sueltos. Era consciente de como mis pechos se movían con la operación, y aunque miraba hacia abajo mientras hacía la coleta, de reojo fijaba mi vista en él. Cuando al fin terminé, me abaniqué algo con la mano y apoyé la cabeza en esta.
-Ne, Bya...tengo curiosidad. ¿Cómo lograste vestirme de nuevo? Las ropas surgieron de la nada.
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¿Que si le molestaba? No, ciertamente no era eso. Era un regalo para la vista, en cierto modo, pero no podía dejar de sentir cierta incomodidad al ver cómo su imoto lo provocaba de aquella forma. No era algo que le desagradase, pero normalmente era él el que llevaba las riendas a la hora de coquetear. No estaba acostumbrado.
- Dudo que te sea más cómodo pelear con un par de pesos desbalanceándote en todo momento. De todos modos, no puedo saberlo -en realidad sí que podía-. Y no, claro que no me molesta. -la miró a los ojos, con un brillo, mezcla de curiosidad, picardía y, por otro lado, aunque muy diluido entre los demás matices, resignación ante la situación.
El helado estaba, como su nombre indicaba, extremadamente frío, y Byakuro agradeció su resistencia mejorada. Sin embargo, una ligera punzada de dolor le golpeó en la sien. Maldita sea, se lo había tomado demasiado rápido.
- Calor... sí, la verdad es que hace bastante. -se arremangó un poco la camiseta, sentía cómo la fiebre llegaba a su cara, a sus brazos, a todo su cuerpo. El helado no había ayudado a enfriarlo. Lejos de aquello, había caldeado más sus ánimos. Maldita sea, que Byakuro supiera, el malvavisco no era un afrodisíaco.
Sintió cómo debía enfriarse de algún modo discreto. Se planteó el coger un dial de hielo y acercárselo al cuerpo. Con suerte, el aparato estaría lo suficientemente frío como para enfriar un poco, y el gesto sería bastante discreto. Llevó la mano a su bolsa mientras frente a él, ella se recogía el pelo. Aquella era su oportunidad. Agarró una de las conchas de color azul y se la pasó disimuladamente por el brazo, bajo la mesa. El frío era relajante. Se concentró en aquella sensación calmante. No debía pensar en nada más. Solo olvidarlo todo menos el frío.
Tan concentrado estaba que apenas se dio cuenta de que Aki le había preguntado algo. Cuando su cerebro asimiló la pregunta, supo que el dial no iba a servir para nada. La ropa. Aquel era un tema delicado.
- Bueno... pensé que para venir a tomar algo no era buena idea que vinieras... desnuda, ya sabes. Así que... con una de mis ilusiones... -hizo una breve pausa- te hice un poco de ropa. -claro que con la misma facilidad podría realizar lo contrario, desnudarla en el acto. El poder de las ilusiones de Byakuro era bastante impresionante. y sus utilidades, infinitas. Pero en ese momento el cazador no estaba centrado. "Joder, Klaus, ayúdame." algo nervioso, el cazador echó una rápida ojeada a su mascota. Maldijo para sí mismo al ver como el animal había quedado dormido tras su comida. Normal, su sangre fría de reptil se había ralentizado al tomar el helado, y había quedado KO "Mierdaaaa...".
- Dudo que te sea más cómodo pelear con un par de pesos desbalanceándote en todo momento. De todos modos, no puedo saberlo -en realidad sí que podía-. Y no, claro que no me molesta. -la miró a los ojos, con un brillo, mezcla de curiosidad, picardía y, por otro lado, aunque muy diluido entre los demás matices, resignación ante la situación.
El helado estaba, como su nombre indicaba, extremadamente frío, y Byakuro agradeció su resistencia mejorada. Sin embargo, una ligera punzada de dolor le golpeó en la sien. Maldita sea, se lo había tomado demasiado rápido.
- Calor... sí, la verdad es que hace bastante. -se arremangó un poco la camiseta, sentía cómo la fiebre llegaba a su cara, a sus brazos, a todo su cuerpo. El helado no había ayudado a enfriarlo. Lejos de aquello, había caldeado más sus ánimos. Maldita sea, que Byakuro supiera, el malvavisco no era un afrodisíaco.
Sintió cómo debía enfriarse de algún modo discreto. Se planteó el coger un dial de hielo y acercárselo al cuerpo. Con suerte, el aparato estaría lo suficientemente frío como para enfriar un poco, y el gesto sería bastante discreto. Llevó la mano a su bolsa mientras frente a él, ella se recogía el pelo. Aquella era su oportunidad. Agarró una de las conchas de color azul y se la pasó disimuladamente por el brazo, bajo la mesa. El frío era relajante. Se concentró en aquella sensación calmante. No debía pensar en nada más. Solo olvidarlo todo menos el frío.
Tan concentrado estaba que apenas se dio cuenta de que Aki le había preguntado algo. Cuando su cerebro asimiló la pregunta, supo que el dial no iba a servir para nada. La ropa. Aquel era un tema delicado.
- Bueno... pensé que para venir a tomar algo no era buena idea que vinieras... desnuda, ya sabes. Así que... con una de mis ilusiones... -hizo una breve pausa- te hice un poco de ropa. -claro que con la misma facilidad podría realizar lo contrario, desnudarla en el acto. El poder de las ilusiones de Byakuro era bastante impresionante. y sus utilidades, infinitas. Pero en ese momento el cazador no estaba centrado. "Joder, Klaus, ayúdame." algo nervioso, el cazador echó una rápida ojeada a su mascota. Maldijo para sí mismo al ver como el animal había quedado dormido tras su comida. Normal, su sangre fría de reptil se había ralentizado al tomar el helado, y había quedado KO "Mierdaaaa...".
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Al oír su respuesta, de manera inmediata me llevé las manos a los pechos. No por provocarlo, al menos esta vez. Simplemente, quería que entendiera una cosa. Me desagradaba que criticaran mi modo de vestir. Al menos era original.
-Precisamente...el top al ser tan ceñido los sujeta sin necesidad de ropa interior, por lo que al luchar y correr los presiona y no andan molestando. Aunque admito que antes me pusiste en un apuro. Más que ser incómodo, yo diría...doloroso.
Me fijé en él. Se había arremangado, y parecía...nervioso. Tenía las manos bajo la mesa como si estuviera sujetando algo. Un ligero rubor acudió a mis mejillas, pero puse los ojos en blanco. Genial, ahora me estaba volviendo una malpensada. Atendí a lo que me decía. Ilusiones...¿Eso quería decir que esta ropa no era real? ¿Me estaba viendo ahora mismo desnuda? Miré hacia la mesa, parpadeando confundida. Podía haberlo dicho...cuando le miré de nuevo estaba definitivamente nervioso, y miraba a Klaus...quien estaba dormido. Sonreí para mí.
-Ne, Bya...tienes mala cara, ¿Estás bien?
Volví a inclinarme sobre la mesa y compuse una expresión falsamente preocupada. Aunque seguro que mis ojos me descubrían. Con los ojos cerrados junté mi frente con la suya un par de segundos y me separé unos centímetros. Coloqué mi mano primero en mi frente y luego en la mía, mirándole, antes de volver despacio hacia mi asiento.
-Fiebre no tienes...¿Qué te ocurre? ¿Sería el helado?
Cambié entonces la expresión y me llevé la mano a la boca, como si acabara de darme cuenta de algo.
-Acabo de pensar...corrígeme si me equivoco, no acabo de entender lo de las ilusiones pero...entonces esta ropa no es real, ¿No? Al menos no para ti...¿Acaso me estás viendo...desnuda?
En mis ojos había verdadera picardía...era la consecuencia natural de haber puesto en apuros de este tipo a alguien más fuerte y en teoría, más disciplinado. Era...divertido. Además, Byakuro era apuesto, y la imagen de él nervioso...no era nada desagradable.
-Precisamente...el top al ser tan ceñido los sujeta sin necesidad de ropa interior, por lo que al luchar y correr los presiona y no andan molestando. Aunque admito que antes me pusiste en un apuro. Más que ser incómodo, yo diría...doloroso.
Me fijé en él. Se había arremangado, y parecía...nervioso. Tenía las manos bajo la mesa como si estuviera sujetando algo. Un ligero rubor acudió a mis mejillas, pero puse los ojos en blanco. Genial, ahora me estaba volviendo una malpensada. Atendí a lo que me decía. Ilusiones...¿Eso quería decir que esta ropa no era real? ¿Me estaba viendo ahora mismo desnuda? Miré hacia la mesa, parpadeando confundida. Podía haberlo dicho...cuando le miré de nuevo estaba definitivamente nervioso, y miraba a Klaus...quien estaba dormido. Sonreí para mí.
-Ne, Bya...tienes mala cara, ¿Estás bien?
Volví a inclinarme sobre la mesa y compuse una expresión falsamente preocupada. Aunque seguro que mis ojos me descubrían. Con los ojos cerrados junté mi frente con la suya un par de segundos y me separé unos centímetros. Coloqué mi mano primero en mi frente y luego en la mía, mirándole, antes de volver despacio hacia mi asiento.
-Fiebre no tienes...¿Qué te ocurre? ¿Sería el helado?
Cambié entonces la expresión y me llevé la mano a la boca, como si acabara de darme cuenta de algo.
-Acabo de pensar...corrígeme si me equivoco, no acabo de entender lo de las ilusiones pero...entonces esta ropa no es real, ¿No? Al menos no para ti...¿Acaso me estás viendo...desnuda?
En mis ojos había verdadera picardía...era la consecuencia natural de haber puesto en apuros de este tipo a alguien más fuerte y en teoría, más disciplinado. Era...divertido. Además, Byakuro era apuesto, y la imagen de él nervioso...no era nada desagradable.
Byakuro Kyoya
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Akuma no mi
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Byakuro sacudió la cabeza con un poco de brusquedad.
- No, estoy bien. Solo me duele un poco la barriga -mintió-. Debe haber sido por el helado. -esbozó una sonrisa, mientras por dentro trataba de relajarse.
Ella se inclinó de nuevo sobre él y le puso la mano en la frente. Dijo que él no tenía fiebre. Eso ya lo sabía, maldita sea. Entonces ella le soltó una pregunta: su ropa estaba creada por ilusiones. Se planteaba si en realidad estaba desnuda, pero aquella ropa era real.
- No voy a negar que me gustaría que esa ropa fuera una ilusión, pero es real como tú o como yo -se llevó la mano a la cabeza, pasándose los dedos por el pelo mientras clavaba su mirada en los restos del helado que acababa de devorar-. De hecho, no estaría nada mal que esa ropa fuera una ilusión. -su mirada brilló con un matiz extraño. Curiosidad, picardía o lujuria. O tal vez, una mezcla de las tres.
El cazador observó a la chica con detenimiento, fijándose en sus rasgos faciales, recorriendo su esbelto pecho con los ojos y bajando hasta lo que la mesa le dejaba ver. Obviamente sería rastrero el deshacer la ropa que él mismo le había dado, por lo que se abstuvo de hacerlo, aunque la tentación era grande. Aquella sí que sería una buena compensación, sin duda. Sus comisuras se torcieron hacia arriba, en una sonrisa traviesa.
- Bien, imoto... tal vez puedas compensarme de un modo después de todo... -sonrió como si acabara de descubrir que había entrado en un baile de seducción y ahora supiera las normas. Si la cosa salía bien, tendría una tarde divertida. Y si no... posiblemente también. Pese a su mirada traviesa y libidinosa, en su fuero interno se estaba riendo como un niño pequeño.
- No, estoy bien. Solo me duele un poco la barriga -mintió-. Debe haber sido por el helado. -esbozó una sonrisa, mientras por dentro trataba de relajarse.
Ella se inclinó de nuevo sobre él y le puso la mano en la frente. Dijo que él no tenía fiebre. Eso ya lo sabía, maldita sea. Entonces ella le soltó una pregunta: su ropa estaba creada por ilusiones. Se planteaba si en realidad estaba desnuda, pero aquella ropa era real.
- No voy a negar que me gustaría que esa ropa fuera una ilusión, pero es real como tú o como yo -se llevó la mano a la cabeza, pasándose los dedos por el pelo mientras clavaba su mirada en los restos del helado que acababa de devorar-. De hecho, no estaría nada mal que esa ropa fuera una ilusión. -su mirada brilló con un matiz extraño. Curiosidad, picardía o lujuria. O tal vez, una mezcla de las tres.
El cazador observó a la chica con detenimiento, fijándose en sus rasgos faciales, recorriendo su esbelto pecho con los ojos y bajando hasta lo que la mesa le dejaba ver. Obviamente sería rastrero el deshacer la ropa que él mismo le había dado, por lo que se abstuvo de hacerlo, aunque la tentación era grande. Aquella sí que sería una buena compensación, sin duda. Sus comisuras se torcieron hacia arriba, en una sonrisa traviesa.
- Bien, imoto... tal vez puedas compensarme de un modo después de todo... -sonrió como si acabara de descubrir que había entrado en un baile de seducción y ahora supiera las normas. Si la cosa salía bien, tendría una tarde divertida. Y si no... posiblemente también. Pese a su mirada traviesa y libidinosa, en su fuero interno se estaba riendo como un niño pequeño.
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