Ilusionista contra gata. Byakuro vs Aki

-Espero que se te pase.

Le dije con una sonrisa. Si, la barriga...claro. Su siguiente frase me descolocó un poco, pero al final mi sonrisa se amplió. Había tardado en lanzarse. Al parecer había presionado su límite. Miré de reojo a Cetus. Había caminado por toda la mesa y le estaba dando pequeños empujones con la cabeza a Klaus, posiblemente para que despertara. Tanta ternura me hizo recapacitar un poco. ¿Pero qué estaba haciendo? Me había dejado llevar. Decidí distraerlo y cambiar de tema.

-Entonces debería darte las gracias...sería muy fácil para ti quitármela ahora mismo. Por cierto...

Me callé, me estaba mirando. Notaba sus ojos escanearme de arriba abajo sin pudor. Me recorrió un escalofrío. Yo había provocado esto. Yo le había provocado esto. Agarré a Cetus de la cola y lo coloqué en mi hombro. Protestó un poco, pero al cabo se acurrucó. Tomando una decisión esbocé una sonrisa seductora y me puse en pie. Mirando hacia la puerta, me ceñí bien la capa. Seguramente fuera hacía frío.

-No haría esto normalmente pero...dado que eres tú, y es una manera relativamente fácil de saldar una deuda...

Me giré hacia él, sonriendo con inocencia. Ah, pero no se lo iba a dar todo en bandeja. Me puse la capucha y agarré una silla. Allá afuera había cientos de personas atestando las calles, y sin mi pelo rojo al aire, no era tan fácil de distinguir.

-Accederé a lo que me pides...si eres capaz de atraparme antes de que llegue a la playa...aunque no te digo a cuál. Si no lo logras, montaré en Cetus y me iré. Ánimo Bya...ya nos veremos.

Le guiñé un ojo y empujé la silla, con la correspondiente mesa que estaba al lado hacia él. Cayeron, y el dependiente se giró. Le sonreí antes de salir corriendo por la puerta y perderme entre los piratas. No podía dejar de sonreír con verdadera diversión. Solté una carcajada mientras doblaba una calle. No conocía la ciudad nada bien, pero olía el mar. Me perdería algo entre las callejuelas y luego saldría disparada hacia allí. ''Alea jacta es'', pensé.

Byakuro sonrió de forma retorcida y apartó la mesa de un golpe. Su ojo derecho brillaba con intensidad. Iba a atrapar a Aki. Se crujió el cuello mientras se apoyaba en la mano derecha para levantarse. En el proceso vio la copa de cristal en la que había estado su helado, rota en el suelo. La gente se había quedado bastante impactada ante aquella escena. El chico observó al tipo que estaba en el puesto de helados, que lo miraba con los ojos desorbitados. No parecía muy contento por lo ocurrido. Byakuro se levantó, sacudiéndose la ropa.

- Bueno, imoto... tú lo has querido. -se crujió el cuello y estiró los dedos de las manos.

Recogió a Klaus y caminó con calma hacia la barra de la heladería. El hombre lo miró con cara de pocos amigos. Byakuro suspiró y dejó en la barra un fajo de billetes. Había unos quinientos mil berries aproximadamente. Más que suficiente para arreglar los desperfectos, y aún les sobraría para hacer una ampliación del local si querían.

- Creo que con esto es suficiente, heladero-san. -sonrió el chico, dirigiéndose a la puerta.

El sol le dio en la cara cuando salió a la calle. Había bastante más gente que antes. Mocktown no era precisamente un lugar desierto. Piratas aquí y allá. El chico reconoció a algunos de ellos de haberlos visto en carteles de WANTED anteriormente. Pero entre ellos no estaba Aki. Por suerte, cerca de la ciudad tan solo había dos playas. El cazador sonrió y se dirigió a un callejón. Una vez lejos de miradas indiscretas, se dividió en dos, formando una copia idéntica a él. Ambos se sonrieron mutuamente, y unas alas blancas aparecieron en la espalda de los dos. Se dirigieron volando a cada una de las playas.

En el trayecto a la playa, cada uno de los dos Byakuros creó herrerillos comunes. A ojos de cualquiera pasarían desapercibidos en aquel lugar, pero informarían a Byakuro si veían aparecer a Aki en las proximidades. La chica estaba atrapada.

Cuando llegó a la playa, Byakuro se quitó la ropa, sacó su bastón y se puso a entrenar. En el medio del entrenamiento, su cuerpo se transformó, para convertirse en el de una chica joven, con cierto parecido a él. Su ojo brillaba con fuerza, mientras realizaba todas las katas. Mientras tanto, su copia estaba haciendo la misma acción, pero en forma humana. Esperaría a que Aki llegara a alguna de las playas mientras aprovechaba para entrenar.

- Vaya... -dijo para sí mientras lanzaba golpes al aire- sí que es molesto pelear con esto... -mientras rebotaban sus pechos, suspiró.

Paré de correr, me estiré en medio de la calle y bostecé. Entonces vi sobre mí a Byakuro, volando. Me encogí de hombros y salí corriendo nuevamente en la otra dirección. ''Por supuesto''. Pensé. ''Caminar era demasiado fácil para el señor todopoderoso con ilusiones.'' Pero aún así estaba sonriendo. Además, estábamos en una isla, era imposible que hubiese una única playa. Ir por el otro lado lo solucionaría todo.

Sin embargo, cuando llegué al límite que separaba los últimos edificios de la ciudad de la playa, había alguien allí. Una chica...o eso podía parecer, porque reconocí el arma en el acto. Y los movimientos de la joven no eran nada femeninos. Eso si, hasta la concentración lucía tierna en esa cara. Si estaba en lo cierto y era Byakuro, no permitiría que deshiciera la ilusión. Así resultaba un bocado demasiado apetecible. Sobre todo teniendo en cuenta que estaba desnuda. Seguro que le era incómodo caminar con sus nuevos pechos....¿O estaría acostumbrado? Me encogí de hombros, el sabía.

De momento, había ganado. Tendría que reconocérselo.

Sonreí y deshice el lazo de mi capa, que cayó al suelo. La recogí y la colgué de un árbol, y a continuación puse allí también a Cetus.

-Duerme un poco...tal vez te traiga a Klaus en un rato, aunque no prometo nada.

A continuación me dejé el cabello suelto y me acerqué. Casi me echo a reír al oírla...u oírle.

-No te preocupes, Bya...sus otras aplicaciones lo compensan con creces.

Mientras iba hablando, me fui quitando la ropa de a poco. Quité uno a uno los cuchillos de las ligas, pero esas las dejé, junto con la ropa interior. Antes no me había dado cuenta, pero al parecer era de encaje negro. Qué delicadeza. Sonreí mirándole a los ojos. Señalé mis propios pechos desnudos y me acerqué.

-Ya que has ganado...¿Te interesa descubrirlas?