Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nieve, blanca y pura nieve adornaba el camino directo al pueblo de Cocoa Weed, ubicado en la isla de Sakura o bien, una isla hermosa y en donde el blanco puro era el adorno perfecto. Midorima caminaba tranquilamente, iba bien abrigado, su abrigo de piel de oso le llegaba hasta un poco más debajo de su cintura, también iba con un gorro que le cubría todas sus mejillas y que al final terminaba con una especie de pelotas de lana. Sus pantalones eran delgados, pero por dentro, estaban hechos con una tela aislante que lo protegía del calor, aparte también llevaba una bufanda en su cuello haciendo que el frío no se notara tanto.
Midorima no se demoró mucho en llegar al pueblo, lo primero que iba a hacer era buscar algo donde comer, luego buscaría donde quedarse a dormir, para finalmente, cuando tuviera todo los pequeños grandes detalles de estar en una isla como esta, ir a explorarla, tenía mucho interés en las tres montañas y sobre todo, en lo que la gente llamaba como osos-conejos, las mayores bestias de este lugar. Shintaro veía con atención cada lugar donde comer, estaba buscando un sitio elegante pero barato, se estaba quedando sin dinero últimamente y no tenía forma alguna de ganarse unos cuantos berries de más, era lo malo de ser pirata, no tenía un sueldo mensual y eso era molesto en parte Si me encuentro un buen lugar, no dudaré en robarle a la gente. pensaba mientras analizaba cada restaurant, bar e inclusive tabernas, a pesar de ser un pueblo pequeño, la diversidad era grande.
Finalmente se decidió por un lugar, era un restaurant, la entrada era de madera y se veía algo barato, no dudo mucho en entrar y encontrarse con la “grata” sorpresa de que estaba algo lleno, apenas quedaba una mesa para cuatro vacía, no tenía otra opción si quería comer algo y así tener muchas energías para continuar su viaje. Se sentó en aquella mesa y empezó a hojear lentamente la carta de aquel restaurant, y finalmente decidió a tiempo cuando llegaba el mesero.
Quiero una sopa caliente, acompañada de un vino por favor.
Dijo sin levantar la mirada, observó como es que el mesero se iba. Al fin iba a comer algo caliente, ya luego era cosa de esperar e ir a las montañas, quería probar su nueva fuerza con alguien fuerte, y que mejor que luchar en desventaja contra unas bestias en su propio terreno, de solo pensarlo ya se emocionaba, era demasiado excitante aquella idea de luchar contra ellos, pero debía mantener la compostura sino quería llamar la atención en exceso, no quería mayores problemas de los que iba a tener en unos cuantos minutos más.
Midorima no se demoró mucho en llegar al pueblo, lo primero que iba a hacer era buscar algo donde comer, luego buscaría donde quedarse a dormir, para finalmente, cuando tuviera todo los pequeños grandes detalles de estar en una isla como esta, ir a explorarla, tenía mucho interés en las tres montañas y sobre todo, en lo que la gente llamaba como osos-conejos, las mayores bestias de este lugar. Shintaro veía con atención cada lugar donde comer, estaba buscando un sitio elegante pero barato, se estaba quedando sin dinero últimamente y no tenía forma alguna de ganarse unos cuantos berries de más, era lo malo de ser pirata, no tenía un sueldo mensual y eso era molesto en parte Si me encuentro un buen lugar, no dudaré en robarle a la gente. pensaba mientras analizaba cada restaurant, bar e inclusive tabernas, a pesar de ser un pueblo pequeño, la diversidad era grande.
Finalmente se decidió por un lugar, era un restaurant, la entrada era de madera y se veía algo barato, no dudo mucho en entrar y encontrarse con la “grata” sorpresa de que estaba algo lleno, apenas quedaba una mesa para cuatro vacía, no tenía otra opción si quería comer algo y así tener muchas energías para continuar su viaje. Se sentó en aquella mesa y empezó a hojear lentamente la carta de aquel restaurant, y finalmente decidió a tiempo cuando llegaba el mesero.
Quiero una sopa caliente, acompañada de un vino por favor.
Dijo sin levantar la mirada, observó como es que el mesero se iba. Al fin iba a comer algo caliente, ya luego era cosa de esperar e ir a las montañas, quería probar su nueva fuerza con alguien fuerte, y que mejor que luchar en desventaja contra unas bestias en su propio terreno, de solo pensarlo ya se emocionaba, era demasiado excitante aquella idea de luchar contra ellos, pero debía mantener la compostura sino quería llamar la atención en exceso, no quería mayores problemas de los que iba a tener en unos cuantos minutos más.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hinori se hallaba en el camarote del barco, sus ojos estaban cerrados. Estaba totalmente tapada por una manta, sin embargo escuchó un pequeño ruido, se despertó despacio mientras ahora miraba al techo de forma inocente y pegaba un pequeño bostezo. Quitó las mantas que la tapaban y se puso de pie algo adormecida aún, llevaba tan solo un sujetador de color blanco y un pantalón azul marino. No tardó mucho en coger su sudadera azulada y blanca y se la colocó por encima. Después se peinó un poco con la mano mientras trataba de no bostezar de nuevo, pues estaba recién levantada. Se sentó despacio en la cama y se colocó unos calcetines blancos, después se puso sus sandalias de madera. Estaba lista para salir cuando de repente se frenó, se dirigió a su armario y al abrirlo pudo ver sus guanteletes de acero, con una sonrisa inocente y amable los tomó con cuidado metiéndolos en sus grandes bolsillos. Después de aquello caminó hacia la salida deslizando la mano suavemente por el pomo de la puerta de su habitación. A lo que enseguida la apartó dando dos pasos hacia atrás cerrando los ojos y moviendo un poco la mano por la impresión.
- !Aiiiii! está muy fría...
Sopló despacio en su mano para después abrir la puerta lo más rápido posible y salió al pasillo. Al parecer todos estaban durmiendo, caminó hasta la cubierta mientras soplaba un poco en sus manos, nada más llegar, pudo ver como uno de los tripulantes abandonaba el barco. Estaban en una isla llena de nieve, helada al parecer. Miró al cielo unos segundos y cerró los ojos lentamente, dejando que la brisa acariciara su rostro levemente, era una sensación bastante agradable, una pequeña sonrisa se formó en su cara de repente. Acto seguido pegó un suspiro y caminó hasta la borda, era bastante altura para ella, por lo que fue a por la tabla y la colocó despacio. Pasó por ella mientras trataba de seguir al peli verde de la banda, le conocía solo de haberlo visto cruzar por los pasillos varias veces. Su nombre era Midorima si no se equivocaba, no entendía a dónde iba con el frío que hacía y además aquella isla era enorme. Sus pasos seguían los de su compañero de forma tranquila, la morena no tenía miedo alguno a los marines o agentes del gobierno, no tenía recompensa por su cabeza.
Finalmente pudo ver como entraba a un local, ella esperó unos segundos en la puerta para después abrirla despacio y entrar. El lugar estaba totalmente lleno de gente, algo que sin duda no le gustaba para nada, prefería las compañías simples como siete u ocho personas, no más de veinte. Pudo ver en una mesa al joven, caminó hasta su posición despacio con la cabeza agachada algo tímida como solía ser, cuando de repente sintió un pequeño silbido. No sabía si era a ella, por lo que decidió ignorarlo, pero segundos después se volvió a repetir con más fuerza. La gente del bar se cayó y de repente comenzó a mirarla, lo que hizo que se pusiera algo nerviosa, miró hacia un lado y pudo ver a hombre, alto, de unos dos metros y sin pelo. Vestía con una chaqueta roja de cuero y unos pantalones ajustados del mismo color, de ojos pardos y complexión fuerte, este le hizo un gesto para que se acercase, pero la chica negó con la cabeza. Lo que provocó que ese tipo se levantara y se acercara a ella soltando varias carcajadas y cogiéndola de repente de una mano mientras empezaba a hablarle.
- Vamos ven conmigo, me llamo Yukita Amano, te invitare a una copa.
- No gracias... más vale que me sueltes o puedes lamentarlo.
Dijo ahora en un tono serio mientras metía su mano libre en sus bolsillos y fruncía el ceño, al parecer aquel tipo no era pesado y lo entendió a la primera. La soltó y se fue a su sitio sin querer líos pues muchos le miraban. Ahora la morena se acercó a la mesa del peli verde y se sentó justo en frente, dejando libres los sitios de la derecha y la izquierda, observando que este ya había pedido. Ella soltó una pequeña sonrisa llamando al camarero y pidiéndole un simple batido de fresa, después miró al otro pirata y levantó la mano en señal de saludo mientras le sonreía de forma amable.
- Te vi salir del barco solo y decidí acompañarte, no es bueno que los nakamas nos separemos y menos en sitios como este.
- !Aiiiii! está muy fría...
Sopló despacio en su mano para después abrir la puerta lo más rápido posible y salió al pasillo. Al parecer todos estaban durmiendo, caminó hasta la cubierta mientras soplaba un poco en sus manos, nada más llegar, pudo ver como uno de los tripulantes abandonaba el barco. Estaban en una isla llena de nieve, helada al parecer. Miró al cielo unos segundos y cerró los ojos lentamente, dejando que la brisa acariciara su rostro levemente, era una sensación bastante agradable, una pequeña sonrisa se formó en su cara de repente. Acto seguido pegó un suspiro y caminó hasta la borda, era bastante altura para ella, por lo que fue a por la tabla y la colocó despacio. Pasó por ella mientras trataba de seguir al peli verde de la banda, le conocía solo de haberlo visto cruzar por los pasillos varias veces. Su nombre era Midorima si no se equivocaba, no entendía a dónde iba con el frío que hacía y además aquella isla era enorme. Sus pasos seguían los de su compañero de forma tranquila, la morena no tenía miedo alguno a los marines o agentes del gobierno, no tenía recompensa por su cabeza.
Finalmente pudo ver como entraba a un local, ella esperó unos segundos en la puerta para después abrirla despacio y entrar. El lugar estaba totalmente lleno de gente, algo que sin duda no le gustaba para nada, prefería las compañías simples como siete u ocho personas, no más de veinte. Pudo ver en una mesa al joven, caminó hasta su posición despacio con la cabeza agachada algo tímida como solía ser, cuando de repente sintió un pequeño silbido. No sabía si era a ella, por lo que decidió ignorarlo, pero segundos después se volvió a repetir con más fuerza. La gente del bar se cayó y de repente comenzó a mirarla, lo que hizo que se pusiera algo nerviosa, miró hacia un lado y pudo ver a hombre, alto, de unos dos metros y sin pelo. Vestía con una chaqueta roja de cuero y unos pantalones ajustados del mismo color, de ojos pardos y complexión fuerte, este le hizo un gesto para que se acercase, pero la chica negó con la cabeza. Lo que provocó que ese tipo se levantara y se acercara a ella soltando varias carcajadas y cogiéndola de repente de una mano mientras empezaba a hablarle.
- Vamos ven conmigo, me llamo Yukita Amano, te invitare a una copa.
- No gracias... más vale que me sueltes o puedes lamentarlo.
Dijo ahora en un tono serio mientras metía su mano libre en sus bolsillos y fruncía el ceño, al parecer aquel tipo no era pesado y lo entendió a la primera. La soltó y se fue a su sitio sin querer líos pues muchos le miraban. Ahora la morena se acercó a la mesa del peli verde y se sentó justo en frente, dejando libres los sitios de la derecha y la izquierda, observando que este ya había pedido. Ella soltó una pequeña sonrisa llamando al camarero y pidiéndole un simple batido de fresa, después miró al otro pirata y levantó la mano en señal de saludo mientras le sonreía de forma amable.
- Te vi salir del barco solo y decidí acompañarte, no es bueno que los nakamas nos separemos y menos en sitios como este.
Beasuke
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Me econtraba en una isla gélida, donde la nieve, el hielo y sobre todo el frío eran los reyes. No tenía más ropajes que mi típica chaqueta de capitán y unos largos pantalones con flecos que caían por detrás. En los pies, tenía unas largas botas negras, y sobre mi liso cabello dorado, mi sombrero pirata. Todo era de color rojizo. Por esta razón, tenía un tremendo frío que apenas me podía mover. Me encontraba en una taberna, donde había una estufa que calentaba el local. Bebía una jarra de sake, para caletarme, y al menos pues lo disfrutaba. La bebía lentamente, y cada trago saciaba mi frío, y hacía que un escalofrío me surcara todo el cuerpo, aquella sensación me encantaba.
No me movía mucho, estaba acurrado para evitar, como no, el frío. Este entraba por las rejillas de la puerta, que al ser un local antiguo y barato, no era muy lujoso. También se conseguía colar por el techo, fabricado con madera enmohecida, y desgastada y este hecho hacía que tuviera grietas y rajas por doquier. Un hombre, que estaba sentado al lado mío, parecía adinerado, justamente lo contrario de lo que era yo. Lo miraba con mala cara, pues estaba presumiendo de todo su dinero, junto a otro hombre, el cual parecía más humilde y pobre.
No quería presenciar aquello, por lo que sin armar mucho jaleo y sin llamar mucho la atención, le pagué al tabernero y salí a las afueras, recogiendo un billete del suelo y guardándolo en uno de mis bolsillos. Decidí buscar otro local, hacía demasiado frío en la calle para quedarse ahí. Encontré a unos pocos metros, un restaurante, la fachada era de madera, y no parecía de muy buena calidad. Entré, aunque estaba lleno, aunque en una esquina, se encontraba una mesa con cuatro sillas, dos de ellas ocupadas.
Me acerqué a la barra y le pedí al camarero una botella de sake, indicándole la mesa a la que debía servirla. Seguido, me acerqué a la mesa, en ella estaban sentados un hombre peliverde y una mujer de cabello oscuro y con unos bonitos ojos. Seguido, les dije a la vez que cojía una silla y me sentaba y les sonreía:
-Hola amigos, ¿os molestaría que me quedara?
Me quedé sentado en la silla, esperando su ansiada respuesta, pues ya había pedido una botella de sake, y hacía demasiado frío en el exterior como para quedarse fuera.
No me movía mucho, estaba acurrado para evitar, como no, el frío. Este entraba por las rejillas de la puerta, que al ser un local antiguo y barato, no era muy lujoso. También se conseguía colar por el techo, fabricado con madera enmohecida, y desgastada y este hecho hacía que tuviera grietas y rajas por doquier. Un hombre, que estaba sentado al lado mío, parecía adinerado, justamente lo contrario de lo que era yo. Lo miraba con mala cara, pues estaba presumiendo de todo su dinero, junto a otro hombre, el cual parecía más humilde y pobre.
No quería presenciar aquello, por lo que sin armar mucho jaleo y sin llamar mucho la atención, le pagué al tabernero y salí a las afueras, recogiendo un billete del suelo y guardándolo en uno de mis bolsillos. Decidí buscar otro local, hacía demasiado frío en la calle para quedarse ahí. Encontré a unos pocos metros, un restaurante, la fachada era de madera, y no parecía de muy buena calidad. Entré, aunque estaba lleno, aunque en una esquina, se encontraba una mesa con cuatro sillas, dos de ellas ocupadas.
Me acerqué a la barra y le pedí al camarero una botella de sake, indicándole la mesa a la que debía servirla. Seguido, me acerqué a la mesa, en ella estaban sentados un hombre peliverde y una mujer de cabello oscuro y con unos bonitos ojos. Seguido, les dije a la vez que cojía una silla y me sentaba y les sonreía:
-Hola amigos, ¿os molestaría que me quedara?
Me quedé sentado en la silla, esperando su ansiada respuesta, pues ya había pedido una botella de sake, y hacía demasiado frío en el exterior como para quedarse fuera.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.