Kirisame
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Hacia frio… una leve y tenue brisa acariciaba el rostro de Kirisame como si de una suave manta se tratase, sus ojos envasados al vacío se perdían entre la muchedumbre que poblaba la gran capital. Los ciudadanos de Mariejoa vestían caminaban impasibles e inmersos en sus nimias vidas mientras nuestro protagonista avanzaba entre la multitud que agolpaba una de las calles principales. El sol había ascendido recientemente y el frio huía despavorido por las callejuelas perseguidos por los potentes rayos solares que poco a poco reclamaban su dominio. La figura impoluta y lúgubre de Kirisame se distinguía con facilidad entre el gentío, un hombre alto, de cabellera negra y atuendos blanquecinos como la nieve, un precioso traje blanco acompañado de una camisa negra, unos zapatos perfectamente cuidados y limpiados, en su oreja reposaba un pendiente con forma de cruz el cual se balanceaba frenéticamente tras cada paso dado por su dueño, en sus manos un par de guantes color perla de un fino cuero y en su garganta una robusta bufanda pálida como la luna, pero sin duda lo más llamativo de Kirisame eran sus rojizos ojos frutos de una pasada lesión… o a lo mejor fue algo más violento. Aquella mirada que poseía hacia que los viandantes desviaran su camino levemente del trayecto del mercenario y evitaran cruzar su mirada con aquel enigmático hombre, un hombre que aprecia emitir una presencia inquietante, que parecía ser un misterio con forma humana, una persona que a pesar de su imagen relajada emitía una característica esencia de maldad.
El recién nombrado miembro del Cipher pol andaba tranquilamente sin ninguna preocupación mientras su mente divagaba y se exprimía al mismo tiempo, aún no tenía ni un destino, ni una orden, siquiera unas indicaciones a seguir tras el tortuoso e infernal tiempo preparándose para poder optar al cargo que hoy posee, ser un mercenario al servicio del gobierno es tener una doble vida, nunca sabes en que momento las ordenes pueden llegar y estos leves momentos de paz son tan escasos como la lluvia o el roció en un desierto. Sin prisas Kirisame se fue alejando de la agitada urbe para desviarse de forma elegante en su caminar hacia una pequeña concentración que observaba a un malabarista practicando su función diaria. Si no fuera por su extraña mirada Kirisame podría pasar por un noble perfectamente, su forma de andar, su postura, su imagen desde lejos era de un individuo culto, refinado, inteligente sin medida. Una vez finalizada la actuación unas monedas resbalaron de su diestra y se depositaron en un sombrero de copa mugriento y húmedo, que se posaba en el suelo mientras recibía una autentica lluvia de oro por la fantástica actuación librada por su dueño. Tras la escena el semblante del miembro del cipher pol se mantuvo quieto, desde la altitud se podía ver como los cuídanos volvían a sus quehaceres diarios e incluso el artista callejero se movilizaba de aquel lugar mientras la figura de Kirisame permanecía inmóvil observando con sus dos ojos vacíos.
El recién nombrado miembro del Cipher pol andaba tranquilamente sin ninguna preocupación mientras su mente divagaba y se exprimía al mismo tiempo, aún no tenía ni un destino, ni una orden, siquiera unas indicaciones a seguir tras el tortuoso e infernal tiempo preparándose para poder optar al cargo que hoy posee, ser un mercenario al servicio del gobierno es tener una doble vida, nunca sabes en que momento las ordenes pueden llegar y estos leves momentos de paz son tan escasos como la lluvia o el roció en un desierto. Sin prisas Kirisame se fue alejando de la agitada urbe para desviarse de forma elegante en su caminar hacia una pequeña concentración que observaba a un malabarista practicando su función diaria. Si no fuera por su extraña mirada Kirisame podría pasar por un noble perfectamente, su forma de andar, su postura, su imagen desde lejos era de un individuo culto, refinado, inteligente sin medida. Una vez finalizada la actuación unas monedas resbalaron de su diestra y se depositaron en un sombrero de copa mugriento y húmedo, que se posaba en el suelo mientras recibía una autentica lluvia de oro por la fantástica actuación librada por su dueño. Tras la escena el semblante del miembro del cipher pol se mantuvo quieto, desde la altitud se podía ver como los cuídanos volvían a sus quehaceres diarios e incluso el artista callejero se movilizaba de aquel lugar mientras la figura de Kirisame permanecía inmóvil observando con sus dos ojos vacíos.
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Un barco del gobierno se dirigía hacia la isla, este era muy pequeño y en el interior tan solo habría unos cuatro camarotes, en uno de ellos se hallaba tumbado sobre la cama, un hombre. Era un tipo de estatura media, abrió los ojos despacio mientras sonreía de lado, su pelo era corto y moreno, su ojo derecho era rojo mientras que el izquierdo era lila con franjas. Vestía con el traje negro de los agentes, al igual que la corbata y los zapatos, se notaba algo musculoso, en su espalda había amarrada una guadaña de color blanco. Del mango de esta surgía una pequeña cadena de acero que iba hasta la muñeca del agente, dónde quedaba amarrada a esta. En el bolsillo del moreno había una máscara la cual usaba para su identidad secreta. El cuarto era muy pequeño, la cama estaba pegada a la ventana, la única estantería que había, estaba repleta de libros de cocina, algo inútil para el asesino, pues no sabía cocinar. Por el momento se levantó de forma perezosa y se estiró un poco mientras caminaba hacia la puerta del camarote, su expresión era engreída y simple.
- Muy bien, a trabajar. ¡Feng!
Gritó de repente el agente mientras abría la puerta despacio y salía a los pasillos. De repente un ruido llegó desde la cubierta, era el sonido de un animal corriendo al interior. A su posición no tardó en llegar un enorme tigre de bengala, el cual parecía fornido y salvaje. Se colocó a su lado lamiéndole la mano, este le acarició la cabeza mientras suspiraba y se dirigía a la cubierta principal. Una vez llegó pudo ver a otros dos hombres, estos siempre iban con él, eran dos agentes del CP3. Eran un chico rubio de ojos azules de estatura bajita y el otro era algo más alto, un hombre de pelo castaño y orbes verdes. Le hicieron un saludo al tipo de la guadaña y le señalaron la orilla, ya habían llegado a su destino. Al asesino del CP6 le habían dado ganas de dar un paseo por aquel lugar para ver cómo era pues nunca había estado allí. Se acercó a la borda colocando su pie en esta y viendo un muelle de madera, perfecto para saltar a este, acto seguido giró un momento la cabeza para observar a sus dos ayudantes de manera tranquila. Les habló en un tono calmado y frío pues solía ser así muchas veces, según le pillara el día estaba amable, engreído, frío o aburrido.
- Me llevo a Feng conmigo, no dejéis el barco solo. Estoy pensando en quejarme y solicitar uno mejor a los superiores, tanto viajar en esa castaña medio rota me está empezando a mosquear.
Tras aquellas palabras saltó sin esperar respuesta y aterrizó en el muelle, segundos después su mascota saltó con él. Ambos empezaron a caminar tranquilamente, pudo darse cuenta de que la gente se alejaba del lugar dispersándose, como si antes hubiese habido algún espectáculo o algo así. Eso no le interesó mucho, pudo ver a un hombre moreno de pelo largo y ojos rojos, el cual parecía serio allí quieto, se quedó observándole de forma calmada. El animal empezó a olisquear observando a su alrededor por si había problemas, era un depredador perfectamente adiestrado por el moreno, tan solo le obedecía a él, aunque en el fondo era un mimoso comilón y vago. El agente del gobierno caminó despacio hasta colocarse frente al extraño que tenía ante sus ojos, después sonrió de lado mientras metía ambas manos en sus bolsillos, acariciando su máscara con la mano derecha en uno de ellos.
- Buenas ciudadano ¿Qué ha pasado en esta zona? Estaba repleto de gente hacía un pequeño ratito.
- Muy bien, a trabajar. ¡Feng!
Gritó de repente el agente mientras abría la puerta despacio y salía a los pasillos. De repente un ruido llegó desde la cubierta, era el sonido de un animal corriendo al interior. A su posición no tardó en llegar un enorme tigre de bengala, el cual parecía fornido y salvaje. Se colocó a su lado lamiéndole la mano, este le acarició la cabeza mientras suspiraba y se dirigía a la cubierta principal. Una vez llegó pudo ver a otros dos hombres, estos siempre iban con él, eran dos agentes del CP3. Eran un chico rubio de ojos azules de estatura bajita y el otro era algo más alto, un hombre de pelo castaño y orbes verdes. Le hicieron un saludo al tipo de la guadaña y le señalaron la orilla, ya habían llegado a su destino. Al asesino del CP6 le habían dado ganas de dar un paseo por aquel lugar para ver cómo era pues nunca había estado allí. Se acercó a la borda colocando su pie en esta y viendo un muelle de madera, perfecto para saltar a este, acto seguido giró un momento la cabeza para observar a sus dos ayudantes de manera tranquila. Les habló en un tono calmado y frío pues solía ser así muchas veces, según le pillara el día estaba amable, engreído, frío o aburrido.
- Me llevo a Feng conmigo, no dejéis el barco solo. Estoy pensando en quejarme y solicitar uno mejor a los superiores, tanto viajar en esa castaña medio rota me está empezando a mosquear.
Tras aquellas palabras saltó sin esperar respuesta y aterrizó en el muelle, segundos después su mascota saltó con él. Ambos empezaron a caminar tranquilamente, pudo darse cuenta de que la gente se alejaba del lugar dispersándose, como si antes hubiese habido algún espectáculo o algo así. Eso no le interesó mucho, pudo ver a un hombre moreno de pelo largo y ojos rojos, el cual parecía serio allí quieto, se quedó observándole de forma calmada. El animal empezó a olisquear observando a su alrededor por si había problemas, era un depredador perfectamente adiestrado por el moreno, tan solo le obedecía a él, aunque en el fondo era un mimoso comilón y vago. El agente del gobierno caminó despacio hasta colocarse frente al extraño que tenía ante sus ojos, después sonrió de lado mientras metía ambas manos en sus bolsillos, acariciando su máscara con la mano derecha en uno de ellos.
- Buenas ciudadano ¿Qué ha pasado en esta zona? Estaba repleto de gente hacía un pequeño ratito.
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La caricia de la brisa cesó repentinamente, una sombra se situó en los pies de Kirisame rompiendo sus pensamientos y la atmosfera que le rodeaba, con un sencillo y lento movimiento giro hasta colocar su rostro en dirección al extraño individuo, su cabello se movió al unísono de su cuello y sus rojizos ojos se clavaron en la negra figura. Sin lugar a dudas se trataba de un misteriosos sujeto, a su alrededor un felino símil a un tigre solo que más grande, una bestia majestuosa y fornida que merodeaba los alrededores como un gato buscando una rata mientras su dueño se dedicaba a entablar una conversación con nuestro protagonista.
- Buenas ciudadano ¿Qué ha pasado en esta zona? Estaba repleto de gente hacía un pequeño ratito. –
Aquel hombre vestía elegante, al igual que Kirisame, su juego de colores era el característico de los mercenarios del gobierno, de la mano negra de la marina “la cipher pol” Sus ojos, al igual que los de nuestro protagonista, eran extravagantes y llamativos, uno rojo y otro portaba unas extrañas franjas y azulado, era un hombre alto, de un metro 7 85 centímetros aproximadamente, en su espalda reposaba una extraña y llamativa guadaña que consiguió erizar levemente los pelos de la nuca de Kirisame. Su presencia con aquel animal era imponente, y la frescura de sus palabras llegó a los oídos del joven mercenario como si de un vendaval se tratase. La garganta de Kirisame se humedeció levemente, sus labios comenzaron a abrirse y sus cuerdas vocales emitieron un sonido suave y relajado, unas palabras sumisas y al mismo tiempo cargadas de fuerza, como si de un trueno se tratase su voz resonó en aquella calle ya casi extinta de viandantes.
-Ninguno de los dos somos simples ciudadanos, agente. Oh, disculpad mis modales, no me he presentado-
Tras aquello Kirisame se giró completamente hasta colocarse delante de aquella figura, el recién nombrado miembro del CP1 realizo una exquisita reverencia inclinándose perfectamente de frente y agachando su cabeza mostrando una autentica señal de respeto y cortesía, su cabellera y su colgante se agitaron con aquel movimiento y un leve tintineo resonó en respuesta cuando dicho accesorio colisiono contra la gravedad en su caída. Tras aquello y sin variar su postura sus dos ojos, que más bien parecían dos rojizos y pequeños faros, se elevaron hasta encontrarse con el rostro de aquel hombre.
-Señor, es un placer, soy Kirisame Fujiwara recién nombrado miembro de la Cipher pol, me tome la molestia de conocer previamente a los miembros de nuestra organización durante mi adiestramiento, ¿Es vuestra merced La sombra del escorpión?.-
Pregunto sin titubeos, con una seguridad férrea y una claridad imponente, como si jamás en su existencia hubiera cometido error alguno, su diestra se había colocado a la altura de su espalda situándose exactamente detrás de esta mientras su zurda se cruzaba a la altura de su pecho en un ángulo de 90 grados. En su mente Kirisame se encontraba sorprendido, no esperaba encontrarse con un superior en mitad de la mismísima capital y aún menos que este se dignará a hablarle, estaba claro que no sabía siquiera de su existencia y este era un momento propicio para entablar conversación y darse a conocer entre sus “camaradas”
- Buenas ciudadano ¿Qué ha pasado en esta zona? Estaba repleto de gente hacía un pequeño ratito. –
Aquel hombre vestía elegante, al igual que Kirisame, su juego de colores era el característico de los mercenarios del gobierno, de la mano negra de la marina “la cipher pol” Sus ojos, al igual que los de nuestro protagonista, eran extravagantes y llamativos, uno rojo y otro portaba unas extrañas franjas y azulado, era un hombre alto, de un metro 7 85 centímetros aproximadamente, en su espalda reposaba una extraña y llamativa guadaña que consiguió erizar levemente los pelos de la nuca de Kirisame. Su presencia con aquel animal era imponente, y la frescura de sus palabras llegó a los oídos del joven mercenario como si de un vendaval se tratase. La garganta de Kirisame se humedeció levemente, sus labios comenzaron a abrirse y sus cuerdas vocales emitieron un sonido suave y relajado, unas palabras sumisas y al mismo tiempo cargadas de fuerza, como si de un trueno se tratase su voz resonó en aquella calle ya casi extinta de viandantes.
-Ninguno de los dos somos simples ciudadanos, agente. Oh, disculpad mis modales, no me he presentado-
Tras aquello Kirisame se giró completamente hasta colocarse delante de aquella figura, el recién nombrado miembro del CP1 realizo una exquisita reverencia inclinándose perfectamente de frente y agachando su cabeza mostrando una autentica señal de respeto y cortesía, su cabellera y su colgante se agitaron con aquel movimiento y un leve tintineo resonó en respuesta cuando dicho accesorio colisiono contra la gravedad en su caída. Tras aquello y sin variar su postura sus dos ojos, que más bien parecían dos rojizos y pequeños faros, se elevaron hasta encontrarse con el rostro de aquel hombre.
-Señor, es un placer, soy Kirisame Fujiwara recién nombrado miembro de la Cipher pol, me tome la molestia de conocer previamente a los miembros de nuestra organización durante mi adiestramiento, ¿Es vuestra merced La sombra del escorpión?.-
Pregunto sin titubeos, con una seguridad férrea y una claridad imponente, como si jamás en su existencia hubiera cometido error alguno, su diestra se había colocado a la altura de su espalda situándose exactamente detrás de esta mientras su zurda se cruzaba a la altura de su pecho en un ángulo de 90 grados. En su mente Kirisame se encontraba sorprendido, no esperaba encontrarse con un superior en mitad de la mismísima capital y aún menos que este se dignará a hablarle, estaba claro que no sabía siquiera de su existencia y este era un momento propicio para entablar conversación y darse a conocer entre sus “camaradas”
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Kogáto esperaba la respuesta de aquel ciudadano, o al menos del que pensaba que lo era. Sin embargo este no era lo que aparentaba, miró al moreno despacio y dijo unas palabras que hicieron al Ifrit alzar la ceja derecha. Le había reconocido como agente del gobierno, además dijo no ser un ciudadano. Una percepción impresionante y fuera de lo común, aquello provocó que el rostro del CP6 se quedara algo más serio, sin duda alguna estaba impresionado. Acto seguido notó como ese tipo realizaba una reverencia ante él, sabía que era algo normal entre los superiores, sin embargo el moreno tenía algo muy claro. No le gustaban ese tipo de cosas, en su opinión todos eran iguales, aunque el cabrón se cargara a los que le molestaban, sin duda alguna, el agente era muy extraño. No tardó mucho en dar un paso hacia él mientras hablaba en un tono calmado y tranquilo.
- No hacen falta formalidades conmigo compañero.
Antes de proseguir con sus palabras, escuchó como aquel hombre le volvía a hablar, pero lo más impresionante fue como clavó sus ojos en los suyos. Era un agente del Cipher Pol recién admitido, pero lo que dejó sin habla al chico fueron sus últimas palabras. Le preguntó si se trataba de la sombra del escorpión, ese era uno de sus apodos en el gobierno, de hecho el primero que le pusieron, seguidamente llegó el de agente 666. El hombre de melena larga era muy interesante, los ojos de Kogáto se entrecerraron unos segundos para después cerrarse totalmente. Momentos después asintió despacio mientras abría la boca, dejando salir su voz en un tono calmado y tranquilo, además de sin mucho volumen, para que solo ellos dos pudieran oír la conversación y nadie más, a parte del animal.
- Así es chico, soy la sombra del escorpión, también conocido como agente 666 o Kogáto Uchiha. Me ha sorprendido el hecho de que con tan solo un vistazo supieras quién era, no perdiste el tiempo en tu adiestramiento al parecer como bien has dicho. Estoy aquí para vigilar los alrededores de este lugar.
De repente el enorme tigre miró a los lados, asegurándose de que no había ningún olor raro en el ambiente y mucho menos alguien que pudiera molestarles. Pero al parecer todo estaba bien y correcto, el animal se relamió despacio y empezó a caminar hasta colocarse justo al lado de su dueño. Se sentó de forma elegante y clavó su mirada en la del hombre de pelo largo, su tamaño en esa postura llegaba al vientre del CP6. Mientras tanto Kogáto continuaba observando al chico de forma tranquila y con las manos en los bolsillos, segundos después sacó la derecha. La estiró un poco y la mantuvo en el aire, invitando así al hombre que tenía frente sus ojos a estrecharla con confianza. Mientras esperaba respuesta del saludo, sonrió de lado preguntándole al chico sobre si tenía alguna misión y el motivo de estar allí.
- ¿Estás en mitad de algún objetivo? Es raro ver a un agente por este lugar, al menos no a uno de tu rango, por aquí suele haber guardias y demás. Por cierto el tigre se llama Feng, no te preocupes, no muerde, tan solo ataca a quienes su dueño considera enemigos.
- No hacen falta formalidades conmigo compañero.
Antes de proseguir con sus palabras, escuchó como aquel hombre le volvía a hablar, pero lo más impresionante fue como clavó sus ojos en los suyos. Era un agente del Cipher Pol recién admitido, pero lo que dejó sin habla al chico fueron sus últimas palabras. Le preguntó si se trataba de la sombra del escorpión, ese era uno de sus apodos en el gobierno, de hecho el primero que le pusieron, seguidamente llegó el de agente 666. El hombre de melena larga era muy interesante, los ojos de Kogáto se entrecerraron unos segundos para después cerrarse totalmente. Momentos después asintió despacio mientras abría la boca, dejando salir su voz en un tono calmado y tranquilo, además de sin mucho volumen, para que solo ellos dos pudieran oír la conversación y nadie más, a parte del animal.
- Así es chico, soy la sombra del escorpión, también conocido como agente 666 o Kogáto Uchiha. Me ha sorprendido el hecho de que con tan solo un vistazo supieras quién era, no perdiste el tiempo en tu adiestramiento al parecer como bien has dicho. Estoy aquí para vigilar los alrededores de este lugar.
De repente el enorme tigre miró a los lados, asegurándose de que no había ningún olor raro en el ambiente y mucho menos alguien que pudiera molestarles. Pero al parecer todo estaba bien y correcto, el animal se relamió despacio y empezó a caminar hasta colocarse justo al lado de su dueño. Se sentó de forma elegante y clavó su mirada en la del hombre de pelo largo, su tamaño en esa postura llegaba al vientre del CP6. Mientras tanto Kogáto continuaba observando al chico de forma tranquila y con las manos en los bolsillos, segundos después sacó la derecha. La estiró un poco y la mantuvo en el aire, invitando así al hombre que tenía frente sus ojos a estrecharla con confianza. Mientras esperaba respuesta del saludo, sonrió de lado preguntándole al chico sobre si tenía alguna misión y el motivo de estar allí.
- ¿Estás en mitad de algún objetivo? Es raro ver a un agente por este lugar, al menos no a uno de tu rango, por aquí suele haber guardias y demás. Por cierto el tigre se llama Feng, no te preocupes, no muerde, tan solo ataca a quienes su dueño considera enemigos.
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Una nueva racha de viento sacudió la calle semi desértica de Mariejoa, los atuendos de Kirisame se agitaron frenéticamente como si desearan escapar de su dueño, su cabello también se vio revuelto a pesar de su forma y su volumen haciendo que su imagen fuera aun mas dramática. Si había algo que caracterizada al joven miembro del cipher pol era su educación, sin moverse un ápice espero la respuesta del experimentado mercenario a la par que le observaba detenidamente, los carismáticos ojos rojizos de Kirisame chocaron con los enigmáticos iris del escorpión a mientras una sonrisa se dibujaba en el rostro del mercenario de menor rango.
-No hacen falta formalidades conmigo compañero. - Sentencio el escorpión avidamente.
-Como dese.-Respondió nuestro protagonista ante las palabras de su "superior", de una forma clara y breve dando a entender que había captado el mensaje de minimizar las formalidades aunque le costara.
Cerrando poco a poco sus ojos y asintiendo el mercenario del Ciper Phol 6 se dispuso a contestar al joven Kirisame, parecía que la presentación y la actuación de este le había sobresaltado u impresionado de forma alguna y Kirisame lo había detectado, este cerro también sus ojos y se ergio colocándose aproximadamente a su altura, en ese momento pudo diferenciar verdaderamente la naturaleza de aquel hombre, aquella sencillez demostraba un poco de su autentico ser. Mientras la conversación se disponga a fluir Kirisame estuvo atento también con su mascota, aquel gran felino que vigilaba los alrededores como un guardián de una ciudadela vigila los flancos.
-Así es chico, soy la sombra del escorpión, también conocido como agente 666 o Kogáto Uchiha. Me ha sorprendido el hecho de que con tan solo un vistazo supieras quién era, no perdiste el tiempo en tu adiestramiento al parecer como bien has dicho. Estoy aquí para vigilar los alrededores de este lugar.
El agente 666, era un nombre mas carismático de lo que en un principio el creía, al parecer su encuentro habia sido pura casualidad, como si la mano del destino les hubiera unido singularmente o tal vez fueron las mismísimas regla del universo, la casualidad o meramente la suerte quienes concertaran este encuentro. El rostro de Kirisame se torno afable y comprensivo a medida que digería las palabras que "Kogáto" le explicaba sus motivos que vaticinaron su encuentro. En ese momento el gran felino volvio a aparecer en escena sentándose junto a su dueño y vigilando los movimientos del pálido mercenario.
-¿Estás en mitad de algún objetivo? Es raro ver a un agente por este lugar, al menos no a uno de tu rango, por aquí suele haber guardias y demás. Por cierto el tigre se llama Feng, no te preocupes, no muerde, tan solo ataca a quienes su dueño considera enemigos.
Observando fríamente al animal Kirisame se centro rápidamente en la conversación, aquella bestia había conseguido atrapar su mente en aquellos dos ojos de depredador,con un rápido movimiento volvió a fijar su mirada en Kogáto mientras asimilaba sus palabras en su mente.
-De momento estoy libre, no me han asignado ninguna misión y decidí visitar la ciudad.... no me agradan demasiado los ciudadanos de este sitio, por cierto magnifico animal, imagino que esta amaestrado ¿No?
-No hacen falta formalidades conmigo compañero. - Sentencio el escorpión avidamente.
-Como dese.-Respondió nuestro protagonista ante las palabras de su "superior", de una forma clara y breve dando a entender que había captado el mensaje de minimizar las formalidades aunque le costara.
Cerrando poco a poco sus ojos y asintiendo el mercenario del Ciper Phol 6 se dispuso a contestar al joven Kirisame, parecía que la presentación y la actuación de este le había sobresaltado u impresionado de forma alguna y Kirisame lo había detectado, este cerro también sus ojos y se ergio colocándose aproximadamente a su altura, en ese momento pudo diferenciar verdaderamente la naturaleza de aquel hombre, aquella sencillez demostraba un poco de su autentico ser. Mientras la conversación se disponga a fluir Kirisame estuvo atento también con su mascota, aquel gran felino que vigilaba los alrededores como un guardián de una ciudadela vigila los flancos.
-Así es chico, soy la sombra del escorpión, también conocido como agente 666 o Kogáto Uchiha. Me ha sorprendido el hecho de que con tan solo un vistazo supieras quién era, no perdiste el tiempo en tu adiestramiento al parecer como bien has dicho. Estoy aquí para vigilar los alrededores de este lugar.
El agente 666, era un nombre mas carismático de lo que en un principio el creía, al parecer su encuentro habia sido pura casualidad, como si la mano del destino les hubiera unido singularmente o tal vez fueron las mismísimas regla del universo, la casualidad o meramente la suerte quienes concertaran este encuentro. El rostro de Kirisame se torno afable y comprensivo a medida que digería las palabras que "Kogáto" le explicaba sus motivos que vaticinaron su encuentro. En ese momento el gran felino volvio a aparecer en escena sentándose junto a su dueño y vigilando los movimientos del pálido mercenario.
-¿Estás en mitad de algún objetivo? Es raro ver a un agente por este lugar, al menos no a uno de tu rango, por aquí suele haber guardias y demás. Por cierto el tigre se llama Feng, no te preocupes, no muerde, tan solo ataca a quienes su dueño considera enemigos.
Observando fríamente al animal Kirisame se centro rápidamente en la conversación, aquella bestia había conseguido atrapar su mente en aquellos dos ojos de depredador,con un rápido movimiento volvió a fijar su mirada en Kogáto mientras asimilaba sus palabras en su mente.
-De momento estoy libre, no me han asignado ninguna misión y decidí visitar la ciudad.... no me agradan demasiado los ciudadanos de este sitio, por cierto magnifico animal, imagino que esta amaestrado ¿No?
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El chico no estaba de servicio en ese momento, por lo que había dicho. De repente el moreno le preguntó si el animal estaba amaestrado, a lo que el agente del CP6 asintió simplemente, el mero hecho de que un enorme tigre no atacara, ya demostraba que estaba bien domado. A decir verdad, el mismísimo agente 666 había amaestrado al tigre desde que este solo era un cachorro, lo consideraba su compañero ante todo y uno de los pocos que conocía todo a cerca del moreno del fuego. De repente el siniestro agente sonrió de lado mientras mostraba una expresión misteriosa y algo siniestra, después le contestó en un tono relajado y muy tranquilo. Hablaba con mucha confianza, como si le conociera de toda la vida, eso lo solía hacer con todo el mundo, incluidos superiores, tal vez por eso se pasaba muchas tardes encerrado en Enies Lobby.
- Así es, desde que era un cachorro yo mismo me encargué de ello, soy domador. Me llevo bien con los animales y me especializo en los salvajes y en entrenarlos para el combate, como es el caso de este pequeño carnívoro que hay ante nosotros.
De repente una brisa algo más fuerte de lo normal se levantó, eso hizo que los cabellos del agente superior se mecieran un poco, aquel pequeño viento que se había formado, había traído consigo un regalo. Parecía un simple trozo de papel de tamaño moderado, pero con forme se iba acercando, el agente lo identificó como un cartel de “Se Busca”. Lo que vio en él le dejó sin palabras, sin embargo su rostro no había cambiado lo más mínimo, sabía controlar bien aquel tipo de situaciones. Era un perfecto espía y buen estratega, el rostro y sus expresiones era algo que no le costaba modular según le conviniera. Era muy curioso pues conocía muy bien a la persona de aquel cartel. Se trataba de un hombre de cabellos morenos, pero estos eran el único indicio de identificación. Portaba una máscara naranja, la cual tan solo dejaba una abertura por donde ver, el ojo derecho. Vestía con ropas oscuras y parecía estar muy tranquilo en esa foto, aunque como estaba siempre, después de unos segundos mirándolo, alzó la mirada hacia su compañero y se lo tendió despacio con un gesto tranquilo y soltando un suspiro.
- Es un cartel, ese tipo es Jin Surfer, también conocido como Vader o el fantasma de la cadena. Ese cabrón lleva ya más de tres años escapando de cualquier marine, cazador o agente. Mató a mi compañera y mejor amiga, me gustaría degollarle, una pena. ¿Te apetece tomar algo? ¿Cómo debería llamarte?
Preguntó ahora mientras le observaba, el enmascarado de la imagen se trataba del mismísimo Kogáto, aunque eso nadie lo sabía. Además él mató a su “amiga”, la había usado de tapadera para encubrirse cuando ni siquiera se soportaban. Su cabeza en esa faceta valía unos 50.000.000 Berries. Más de tres años y medio y no le habían cogido, se notaba que era un perfecto actor y sabía ocultar muy bien sus pasos. De momento esperó a que el otro moreno le respondiera a sus preguntas. El animal mientras tanto se lamía la pata a modo de lavado mientras ahora entrecerraba los ojos tranquilamente.
- Así es, desde que era un cachorro yo mismo me encargué de ello, soy domador. Me llevo bien con los animales y me especializo en los salvajes y en entrenarlos para el combate, como es el caso de este pequeño carnívoro que hay ante nosotros.
De repente una brisa algo más fuerte de lo normal se levantó, eso hizo que los cabellos del agente superior se mecieran un poco, aquel pequeño viento que se había formado, había traído consigo un regalo. Parecía un simple trozo de papel de tamaño moderado, pero con forme se iba acercando, el agente lo identificó como un cartel de “Se Busca”. Lo que vio en él le dejó sin palabras, sin embargo su rostro no había cambiado lo más mínimo, sabía controlar bien aquel tipo de situaciones. Era un perfecto espía y buen estratega, el rostro y sus expresiones era algo que no le costaba modular según le conviniera. Era muy curioso pues conocía muy bien a la persona de aquel cartel. Se trataba de un hombre de cabellos morenos, pero estos eran el único indicio de identificación. Portaba una máscara naranja, la cual tan solo dejaba una abertura por donde ver, el ojo derecho. Vestía con ropas oscuras y parecía estar muy tranquilo en esa foto, aunque como estaba siempre, después de unos segundos mirándolo, alzó la mirada hacia su compañero y se lo tendió despacio con un gesto tranquilo y soltando un suspiro.
- Cartel:
- Es un cartel, ese tipo es Jin Surfer, también conocido como Vader o el fantasma de la cadena. Ese cabrón lleva ya más de tres años escapando de cualquier marine, cazador o agente. Mató a mi compañera y mejor amiga, me gustaría degollarle, una pena. ¿Te apetece tomar algo? ¿Cómo debería llamarte?
Preguntó ahora mientras le observaba, el enmascarado de la imagen se trataba del mismísimo Kogáto, aunque eso nadie lo sabía. Además él mató a su “amiga”, la había usado de tapadera para encubrirse cuando ni siquiera se soportaban. Su cabeza en esa faceta valía unos 50.000.000 Berries. Más de tres años y medio y no le habían cogido, se notaba que era un perfecto actor y sabía ocultar muy bien sus pasos. De momento esperó a que el otro moreno le respondiera a sus preguntas. El animal mientras tanto se lamía la pata a modo de lavado mientras ahora entrecerraba los ojos tranquilamente.
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El tiempo transcurría lento, casi a cuenta gotas, las miradas las palabras, todo fluía levemente en la conversación que entablaban estos dos hombres, a pesar de la soledad en la que ambos se encontraban poco a poco el flujo y la marea del ser humano comenzó nuevamente a inundar las calles de Mariejoa, casi en un parpadeo los inexistentes peatones comenzaron a emanar de diversas direcciones lleno consigo la calle donde se encontraban Kirisame y Kógato. Este, el agente del Cipher pol, había confesado su habilidad como domador de las bestias que pueblan el mundo a la par que una ligera brisa comenzaba a hacer su aparición en la escena, arrastrando consigo papeles y diversos objetos que aún no habían sido correctamente recogidos.
Un cartel de la marina arrastrado por la misma brisa termino entre las manos del experimentado mercenario de la marina, lo observo detenidamente y tras un leve lapso lo entrego a Kirisame para que este lo supervisara.
Con la mirada perdida Kirisame observo detenidamente y examino aquel documento a pesar de sus pocas ganas e interés. El típico cartel de “Se busca” con una foto no muy favorecida del criminal y una recompensa por su cuello, eran tan comunes a día de hoy que casi parecían estar en cada esquina de cada ciudad. Mirando fríamente a Kógato le devolvió el documento mientras se ajustaba su traje blanquecino, cada vez más gente comenzaba a aglomerarse en aquella vía secundaria y aquello producía un mal estar en Kirisame , de repente había sufrido un bajón, una molestia inexplicable para que pudiera ser clasificada. Susurrado prácticamente esta vez se dirigió hacia su superior con un tono tenue y apagado
-Lo siento amigo mío, creo que es hora de que nos separemos. Espero volver a veros en el futuro y tomarnos esa copa.-
Con una nueva reverencia Kirisame se despidió de aquel hombre y giro su cuerpo para perderse entre la muchedumbre, poco a poco su pálida figura se fue transfigurando entre ropas y rostros hasta desaparecer de escena.. Hasta su próximo encuentro.
Off: Me apetece terminar ya, muchas gracias por participar y espero volver a rolear contigo.
Un cartel de la marina arrastrado por la misma brisa termino entre las manos del experimentado mercenario de la marina, lo observo detenidamente y tras un leve lapso lo entrego a Kirisame para que este lo supervisara.
Con la mirada perdida Kirisame observo detenidamente y examino aquel documento a pesar de sus pocas ganas e interés. El típico cartel de “Se busca” con una foto no muy favorecida del criminal y una recompensa por su cuello, eran tan comunes a día de hoy que casi parecían estar en cada esquina de cada ciudad. Mirando fríamente a Kógato le devolvió el documento mientras se ajustaba su traje blanquecino, cada vez más gente comenzaba a aglomerarse en aquella vía secundaria y aquello producía un mal estar en Kirisame , de repente había sufrido un bajón, una molestia inexplicable para que pudiera ser clasificada. Susurrado prácticamente esta vez se dirigió hacia su superior con un tono tenue y apagado
-Lo siento amigo mío, creo que es hora de que nos separemos. Espero volver a veros en el futuro y tomarnos esa copa.-
Con una nueva reverencia Kirisame se despidió de aquel hombre y giro su cuerpo para perderse entre la muchedumbre, poco a poco su pálida figura se fue transfigurando entre ropas y rostros hasta desaparecer de escena.. Hasta su próximo encuentro.
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