Yumiko Mei
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Me encontraba en la isla Conomi, pocos días después de haber dejado la isla Orange y la verdad es que tenía ganas de conocer a la gente que vivía en esta isla, muchos me habían hablado de la increíble y oscura historia que había asolado a esta isla. Se cuenta que hasta los gyojins estuvieron aquí, aunque no con fines pacíficos. Para empezar bien el día, salí de la casa en la que me encontraba hospedado y fui hacia el mercado del poblado.
-¿Qué desea señorita? Hoy tenemos manzanas a muy poco precio, los frutales han dado un buen número de frutas esta año, aproveche para probar las mejores manzanas del East Blue.-Decía una señora mientras me miraba sonriendo
-Compraré dos manzanas, muchas gracias.-Le respondí con la misma sonrisa
-Son 150 berries-Decía ella mientras me ofrecía las manzanas en una bolsa de cartón, y a lo que respondí rápidamente -No es necesaria la bolsa, se la puede quedar.-Tras decir esto le ofrecí 150 berries y me fui hacia una de las playas, donde podría comer felizmente las manzanas
Mientras caminaba disfrutaba de la suave brisa que el mar del este ofrecía a los ciudadanos de esta isla y que relajaba aún más que otros mares, o eso es lo que yo pensaba, aunque nunca había salido de este mar. Por el camino jugueteaba con una de las manzanas, tirándola y recogiéndola mientras de la otra mordía fuertemente. El sabor de la manzana era dulce y placentero, estaba deliciosa. No cabía duda que esas manzanas eran un manjar de este mar. Por el camino se divisaban cada vez menos personas, y una vez en la playa me senté y mientras seguía comiendo las dulces manzanas podía ver a varios barcos pesqueros pescando por la zona, era un día maravilloso.
-¿Qué desea señorita? Hoy tenemos manzanas a muy poco precio, los frutales han dado un buen número de frutas esta año, aproveche para probar las mejores manzanas del East Blue.-Decía una señora mientras me miraba sonriendo
-Compraré dos manzanas, muchas gracias.-Le respondí con la misma sonrisa
-Son 150 berries-Decía ella mientras me ofrecía las manzanas en una bolsa de cartón, y a lo que respondí rápidamente -No es necesaria la bolsa, se la puede quedar.-Tras decir esto le ofrecí 150 berries y me fui hacia una de las playas, donde podría comer felizmente las manzanas
Mientras caminaba disfrutaba de la suave brisa que el mar del este ofrecía a los ciudadanos de esta isla y que relajaba aún más que otros mares, o eso es lo que yo pensaba, aunque nunca había salido de este mar. Por el camino jugueteaba con una de las manzanas, tirándola y recogiéndola mientras de la otra mordía fuertemente. El sabor de la manzana era dulce y placentero, estaba deliciosa. No cabía duda que esas manzanas eran un manjar de este mar. Por el camino se divisaban cada vez menos personas, y una vez en la playa me senté y mientras seguía comiendo las dulces manzanas podía ver a varios barcos pesqueros pescando por la zona, era un día maravilloso.
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Hacia pocos días que había llegado a la isla Conomi, y no había encontrado nada interesante para hacer, ni nadie interesante que conocer por el momento, por la cual cosa iba de tejado en tejado, buscando poder localizar a alguien que me llamara la atención, la verdad es que en esa isla nadie me parecía interesante, por la cual razón decidí ir a ver a la playa, allí poca gente iba, por no decir casi nadie, solo los pescadores, poca gente iba por placer.
Cuando estaba llegando a la costa pude ver a alguien, unos cuantos metros a mi derecha, en paralelo a mi que también se encaminaba hacia la playa. Parecía ser una muchacha, sin utensilios de pesca ni nada similar, pero con dos manzanas, una que se la comía y la otra con la cual jugaba, cosa que hizo que mi estomago rugiera pues bien cierto era que desde que salí de la habitación no había comido nada, así que deje que se adelantara y luego con rapidez me situé detrás de ella, a una distancia prudente.
La observe hasta que vi que se sentaba en la playa y en ese momento peque un salto, mas propio de un gato que de una persona, por encima de ella cogiendo la manzana con una mano y dando luego un par de vueltas por la arena, pero asegurándome de que la manzana ni rozaba la arena sujetándola con ambas manos contra mi pecho. Cuando pare de rodar me puse de cuclillas mirando a la joven con una pequeña sonrisa.
- ¿Puedo comérmela? -pregunte torciendo un poco el rostro hacia el lado, en esos momentos parecía de nuevo mas un gato que una persona, aun que la verdad, la pregunta, para mi, sobraba, pues dijera lo que dijera yo pretendía comerme la manzana, aun así, le deje tiempo para responder antes de hacer nada.
Cuando estaba llegando a la costa pude ver a alguien, unos cuantos metros a mi derecha, en paralelo a mi que también se encaminaba hacia la playa. Parecía ser una muchacha, sin utensilios de pesca ni nada similar, pero con dos manzanas, una que se la comía y la otra con la cual jugaba, cosa que hizo que mi estomago rugiera pues bien cierto era que desde que salí de la habitación no había comido nada, así que deje que se adelantara y luego con rapidez me situé detrás de ella, a una distancia prudente.
La observe hasta que vi que se sentaba en la playa y en ese momento peque un salto, mas propio de un gato que de una persona, por encima de ella cogiendo la manzana con una mano y dando luego un par de vueltas por la arena, pero asegurándome de que la manzana ni rozaba la arena sujetándola con ambas manos contra mi pecho. Cuando pare de rodar me puse de cuclillas mirando a la joven con una pequeña sonrisa.
- ¿Puedo comérmela? -pregunte torciendo un poco el rostro hacia el lado, en esos momentos parecía de nuevo mas un gato que una persona, aun que la verdad, la pregunta, para mi, sobraba, pues dijera lo que dijera yo pretendía comerme la manzana, aun así, le deje tiempo para responder antes de hacer nada.
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Una vez en la playa mientras jugueteaba con la manzana que no me estaba comiendo una especie de gato saltó y robó mi manzana al aire. Al caer pude observar que no era realmente un gato, pues parecía mucho más humano que uno, aunque era igual de mono. Me pidió permiso para comerse la manzana, lo cual no me parecía muy necesario, no suele pedirse permiso por algo que acabas de robar, aunque no era el caso exactamente.
-Claro que puedes comerte la manzana, te aviso que su sabor es delicioso, puede acabar convirtiéndose en una adicción. Las manzanas de esta isla son de otro mundo sin duda alguna.- Dije sonriendo hacia la joven gato, que por lo visto tenía el pelo verde y un esbelto cuerpo- Por cierto, ¿cómo te llamas? Mi nombre es Yumiko Mei, pero puedes llamarme Yumiko.-Añadí seguidamente manteniendo la sonrisa
Poco después de hacer mi pregunta observé que mi osito de peluche estaba brillando con fuerte intensidad, eso quería decir que la joven que tenía delante posiblemente fuera usuaria de alguna akuma no mi, y dado su carácter gatuno, probablemente fuera alguna zoan. Al darme cuenta de esto me alivié bastante, pues no tenía porque preocuparme por una zoan, aunque no estaba totalmente segura de que lo fuera. Una logia podría dar muchos más problemas.
-Por lo visto el sol brilla con fuerza hoy, ¿no crees?, tengo ganas de ver las zona turística de la isla, dicen que han convertido la zona en la que vivían los gyojins hace mucho tiempo en un parque turístico.-Dije mirando hacia el sol y manteniendo mi habitual sonrisa
-Claro que puedes comerte la manzana, te aviso que su sabor es delicioso, puede acabar convirtiéndose en una adicción. Las manzanas de esta isla son de otro mundo sin duda alguna.- Dije sonriendo hacia la joven gato, que por lo visto tenía el pelo verde y un esbelto cuerpo- Por cierto, ¿cómo te llamas? Mi nombre es Yumiko Mei, pero puedes llamarme Yumiko.-Añadí seguidamente manteniendo la sonrisa
Poco después de hacer mi pregunta observé que mi osito de peluche estaba brillando con fuerte intensidad, eso quería decir que la joven que tenía delante posiblemente fuera usuaria de alguna akuma no mi, y dado su carácter gatuno, probablemente fuera alguna zoan. Al darme cuenta de esto me alivié bastante, pues no tenía porque preocuparme por una zoan, aunque no estaba totalmente segura de que lo fuera. Una logia podría dar muchos más problemas.
-Por lo visto el sol brilla con fuerza hoy, ¿no crees?, tengo ganas de ver las zona turística de la isla, dicen que han convertido la zona en la que vivían los gyojins hace mucho tiempo en un parque turístico.-Dije mirando hacia el sol y manteniendo mi habitual sonrisa
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La joven dijo que me podía comer la manzana y en mi rostro se dibujo inmediatamente una sonrisa de satisfacción a la vez que acercaba la manzana a mi boca dándole un bocado, apenas escuchando lo demás que decía la mujer. Me tumbe en la arena cerrando los ojos mientras saboreaba la manzana que como bien dijo la muchacha estaba deliciosa. Aun así, aun que quisiera escucharla de fondo mis oídos estaban atentos a las palabras de la mujer, quien sabe, quizá me interesara algo de ella.
Pude escuchar cómo me decía su nombre, Yumiko Mei, nombre que como todos repetí un par de veces en mi cabeza para acordarme. Yumiko parecía seguir hablando a pesar de haberme preguntado mi nombre y yo no haberle respondido aun, pero esa chica consiguió captar mi atención en un solo segundo cuando vi que algo que llevaba brillaba. De golpe me incorpore sentándome en la arena con la manzana en la boca, mirando hacia lo que brillaba con la cabeza tumbada hacia un lado, mirándolo con curiosidad.
Lleve una mano a la boca y me quite la manzana de la misma, sujetándola con la mano para poder hablar- Mi nombre es Neliel Tu Shukan… -tras esas palabras señale lo que brillaba ignorando las palabras que decía Yumiko sobre el tiempo- ¿Que es eso? - pregunte curiosa mientras de nuevo me colocaba de cuclillas pues la razón por la que brillaba eso era desconocida para mi, y las cosas que no conocía no me aportaban ninguna confianza.
Pude escuchar cómo me decía su nombre, Yumiko Mei, nombre que como todos repetí un par de veces en mi cabeza para acordarme. Yumiko parecía seguir hablando a pesar de haberme preguntado mi nombre y yo no haberle respondido aun, pero esa chica consiguió captar mi atención en un solo segundo cuando vi que algo que llevaba brillaba. De golpe me incorpore sentándome en la arena con la manzana en la boca, mirando hacia lo que brillaba con la cabeza tumbada hacia un lado, mirándolo con curiosidad.
Lleve una mano a la boca y me quite la manzana de la misma, sujetándola con la mano para poder hablar- Mi nombre es Neliel Tu Shukan… -tras esas palabras señale lo que brillaba ignorando las palabras que decía Yumiko sobre el tiempo- ¿Que es eso? - pregunte curiosa mientras de nuevo me colocaba de cuclillas pues la razón por la que brillaba eso era desconocida para mi, y las cosas que no conocía no me aportaban ninguna confianza.
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Mientras le hablaba a la joven peliverde esta se encontraba en la arena comiendo la manzana. Al preguntar por su nombre me dijo que se llamaba Neliel Tu Shukan, un nombre interesante que probablemente no llegara a olvidar, porque esa chica era extraña e interesante a la vez. En un momento empezó a dejar de escuchar mirando hacia el oso de peluche, que por mi estupidez se me olvido esconderlo, tenía que mentirle sobre lo que era este osito, aunque se me diese extremadamente mal mentir.
-Es un oso de peluche que brilla cuando hay personas que desprenden un aura positiva a su alrededor, es decir, cuando hay personas buenas o aparentemente buenas cerca de mi y el oso, este brilla con más o menos intensidad, ahora mismo brilla mucho y por ello el osito siente que desprendes un aura positiva enorme.-Decía mintiendo a la chica, mientras lo decía miraba a otra dirección, no podía mirar a la cara a alguien mientras mentía, solo esperaba que se lo creyera, aunque sabía que no funcionaría del todo mi mentira
-Entonces que es lo que piensas, ¿vienes conmigo al parque de atracciones?, será divertido.-Decía mientras volvía a girar mi cabeza hacia ella y sonreía inocentemente
Si la chica llegara a saber cual es el poder del oso no viviría feliz por ello, no quería que supiera que el oso es capaz de detectar akumas, porque entonces ella sabría que yo se que tiene una akuma, lo cual implicaría solo problemas y desconfianza por parte de las dos, aunque yo estaba confiando ciegamente en ella.
-Es un oso de peluche que brilla cuando hay personas que desprenden un aura positiva a su alrededor, es decir, cuando hay personas buenas o aparentemente buenas cerca de mi y el oso, este brilla con más o menos intensidad, ahora mismo brilla mucho y por ello el osito siente que desprendes un aura positiva enorme.-Decía mintiendo a la chica, mientras lo decía miraba a otra dirección, no podía mirar a la cara a alguien mientras mentía, solo esperaba que se lo creyera, aunque sabía que no funcionaría del todo mi mentira
-Entonces que es lo que piensas, ¿vienes conmigo al parque de atracciones?, será divertido.-Decía mientras volvía a girar mi cabeza hacia ella y sonreía inocentemente
Si la chica llegara a saber cual es el poder del oso no viviría feliz por ello, no quería que supiera que el oso es capaz de detectar akumas, porque entonces ella sabría que yo se que tiene una akuma, lo cual implicaría solo problemas y desconfianza por parte de las dos, aunque yo estaba confiando ciegamente en ella.
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Miraba algo embovada aquel osito de peluche que brillava mientras escuchaba de la boca de la llamada Yumiko lo que se suponia que era. Aquella chica me estaba diciendo que ese peluche detectaba el aura de la gente, esplicacion que me estraño en enorme grandeza. La verdad es que yo no creia mucho en esas cosas del aura, pues como mucho solo podia tener un minimo de verdadero lo que decia ya que en ese momento era cierto que yo estaba en un estado de positividad por el echo de que me dio la manzana, pero no siempre era asi ese estado.
Tras eso la joven me ofrecio acompañarla al parque de atracciones, cosa que me estaño enormemente que una persona a la que acababa de conocer me ofreciera acompañarla a un lugar justo despues de haberle “robado” una manzana, aun en verdad me dio permiso para comerla. De nuevo me sente en la arena, mirando estrañada a Yumiko mientras ella hablava y yo me llevaba la manzana a la boca dando un bocado.
- Eres demasiado confiada ¿No? -pregunta completamente estrañada- No sera que me quieres hacer algo... -pregunta con una actuacion fantastica como si de verdad creyera que pasan malas ideas por la cabeza de la joven que le dio la manzana.
De nuevo me volvia a poner de cunclillas mirando fijamente a la joven esperando ver asi mejor su reaccion ante mi “broma”.
Tras eso la joven me ofrecio acompañarla al parque de atracciones, cosa que me estaño enormemente que una persona a la que acababa de conocer me ofreciera acompañarla a un lugar justo despues de haberle “robado” una manzana, aun en verdad me dio permiso para comerla. De nuevo me sente en la arena, mirando estrañada a Yumiko mientras ella hablava y yo me llevaba la manzana a la boca dando un bocado.
- Eres demasiado confiada ¿No? -pregunta completamente estrañada- No sera que me quieres hacer algo... -pregunta con una actuacion fantastica como si de verdad creyera que pasan malas ideas por la cabeza de la joven que le dio la manzana.
De nuevo me volvia a poner de cunclillas mirando fijamente a la joven esperando ver asi mejor su reaccion ante mi “broma”.
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La joven gata parecía no haberse dado cuenta de mi pésima mentira, y seguidamente me preguntó cuales eran mis intenciones para ir a un parque de atracciones nada más conocerla. La verdad es que resultaba poco convincente invitar a alguien después de haberle convencido, pero ella influya confianza, o más bien, alegría, quería pasar un buen día y ella sería perfecta para ello. La verdad es que yo no tenía ninguna mala intención al invitarla, no andaba ni en busca de dinero, ni en busca de mayores recompensas, estaba simplemente en busca de algo de diversión.
-¿Confiada, tu crees?, he conocido gente todavía más confiada que yo, pero la verdad es que hoy hace un día estupendo para divertirse y me iré en pocos días, fue el azar lo que nos permitió encontrarnos aquí y creo que deberíamos pasar las dos un buen rato, yo no tengo la más mínima mala intención.-Dije mientras sonreía, esta vez mirándola a ella, pues no me encontraba mintiendo y estaba hablando de manera totalmente sincera
Después de eso me levanté y me encaminé hacia el parque turístico haciéndole una señal a la chica de que si quisiera, que viniera, era aburrido ir en solitario a un parque de atracciones y ella sería la compañía perfecta. Este iba a ser mi último día en la isla, porque mi barco ya estaba preparado en el puerto y las provisiones para alcanzar la siguiente isla también, ahora solo quedaba pasar el tiempo hasta la mañana siguiente, cuando pensaba zarpar.
-¿Confiada, tu crees?, he conocido gente todavía más confiada que yo, pero la verdad es que hoy hace un día estupendo para divertirse y me iré en pocos días, fue el azar lo que nos permitió encontrarnos aquí y creo que deberíamos pasar las dos un buen rato, yo no tengo la más mínima mala intención.-Dije mientras sonreía, esta vez mirándola a ella, pues no me encontraba mintiendo y estaba hablando de manera totalmente sincera
Después de eso me levanté y me encaminé hacia el parque turístico haciéndole una señal a la chica de que si quisiera, que viniera, era aburrido ir en solitario a un parque de atracciones y ella sería la compañía perfecta. Este iba a ser mi último día en la isla, porque mi barco ya estaba preparado en el puerto y las provisiones para alcanzar la siguiente isla también, ahora solo quedaba pasar el tiempo hasta la mañana siguiente, cuando pensaba zarpar.
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Mi pregunta en un principio no estaba echa con ninguna mala idea. La verdad es que no la había formulado con ningún fin, quizás simplemente entablar una conversación, pero luego de escuchar esa respuesta algunas ideas bastante divertidas pasaron por mi cabeza. No hice nada, solo la mire algo dudosa y cuando se puso en pie di el ultimo bocado a la manzana y me levante decidida a seguirla.
- Puede que tu no tengas malas intenciones… pero y yo? Crees ciertamente que no las tengo? -mi voz sonaba con un tono algo… "travieso" como si pensara alguna maldad- Quizá tu osito esta roto… o quizá percibe la emoción que me causa tener malas intenciones. -con esas palabras mi única intención era alterarla un poco para así poder poner mas diversión en la situación.
Deje un pequeño tiempo para que ella pudiera responder a mi pregunta con libertad aun que en verdad poco me importaba la respuesta a esas palabras ya que era como un juego para mi. Caminaba junto a ella con la mirada en el suelo ya que iba haciendo tonterías como fingir hacer equilibrios. Cuando ya creí haber esperado suficiente opte por plantarme delante de ella, avanzar cogiéndola de la cintura para acercarla a mi, poniendo la otra mano en su mentón para que me mirara mientras mis labios se acercaban poco a poco a los de ella para finalmente desviar el rostro y acercarlos a su oído.
- ¿Sigues diciendo que no eres confiada? -pregunte en un susurro- Dilo de nuevo y me divertiré contigo… -afirme en un susurro mientras ponía mi pie tras de ella para poder hacerle la traba y caer las dos al suelo conmigo encima. Antes de todo ello me había asegurado que nadie pasaba por la cual cosa me la quede mirando con una sonrisa para divertirme un poco con su reacción.
- Puede que tu no tengas malas intenciones… pero y yo? Crees ciertamente que no las tengo? -mi voz sonaba con un tono algo… "travieso" como si pensara alguna maldad- Quizá tu osito esta roto… o quizá percibe la emoción que me causa tener malas intenciones. -con esas palabras mi única intención era alterarla un poco para así poder poner mas diversión en la situación.
Deje un pequeño tiempo para que ella pudiera responder a mi pregunta con libertad aun que en verdad poco me importaba la respuesta a esas palabras ya que era como un juego para mi. Caminaba junto a ella con la mirada en el suelo ya que iba haciendo tonterías como fingir hacer equilibrios. Cuando ya creí haber esperado suficiente opte por plantarme delante de ella, avanzar cogiéndola de la cintura para acercarla a mi, poniendo la otra mano en su mentón para que me mirara mientras mis labios se acercaban poco a poco a los de ella para finalmente desviar el rostro y acercarlos a su oído.
- ¿Sigues diciendo que no eres confiada? -pregunte en un susurro- Dilo de nuevo y me divertiré contigo… -afirme en un susurro mientras ponía mi pie tras de ella para poder hacerle la traba y caer las dos al suelo conmigo encima. Antes de todo ello me había asegurado que nadie pasaba por la cual cosa me la quede mirando con una sonrisa para divertirme un poco con su reacción.
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La chica quedó algo dubitativa y me miró preguntándome si estaba segura de que ella tuviese o no malas intenciones. Eso me daba mucho que pensar y por mi cabeza pasaban todo tipo de travesuras, ¿a caso me encontraba en una trampa? o simplemente estaba jugando con mi mente, no estaba segura de que es lo que quería decirme con esas palabras.
Unos momentos después puso su mano sobre mi cintura y me acercó a ella, entonces me sonrojé totalmente, no había sentido esa sensación en mi vida, pues era algo totalmente nuevo para mi. Se acercó hacia mi boca para al final desviarse hacia mi oreja y preguntarme si seguía siendo una confiada. Poco después puso su pie por detrás del mio e hizo caer a las dos. Ella acabó encima de mi y yo me encontraba totalmente sonrojada, era igual que cuando había recibido el beso de aquél chico en el circo, no quería recordar aquello, porque ese chico fue muy malo conmigo después.
En el suelo solo pude pensar en como levantarme, me sentía algo incomoda pero a la vez seguía confiando en aquella chica, aunque había pasado aquello. Abrazándola me levanté con ella y la cogí de la mano para seguir caminando.
-Etto... Sigo confiando en ti, aunque hayas hecho eso, y dado que acabo de observar tus intenciones, ¿porque no nos divertimos mejor en ese bonito parque?-Dije mientras mantenía una sonrisa traviesa y seguía sonrojada, esa joven acababa de descubrir una de mis personalidades más extrañas, nunca había sentido esa sensación antes con una chica, sería porque conocí muy pocas chicas en el circo y durante mi vida, aún así confiaba en ella.
Mientras seguía caminando sujetándola de la mano me giré varias veces para cruzar una sonrisa con ella y proseguí por el camino hasta el parque, donde se podían ver nada más entrar, infinidad de zonas de diversión, y lo que más llamaba la atención era una noria gigantesca, así como una montaña rusa del mismo tamaño. El cartel de la entrada decía que solo estaba permitida la entrada a los enamorados, aunque yo no lo estaba, procedí a entrar. Una vez en la entrada, me giré hacia ella y tirando de su mano la acerqué hacia mi y le dí un beso en su pómulo derecho, se sentía suave y cálido y no sabía porque lo había hecho, pero me sentía especialmente bien al haberlo hecho.
Unos momentos después puso su mano sobre mi cintura y me acercó a ella, entonces me sonrojé totalmente, no había sentido esa sensación en mi vida, pues era algo totalmente nuevo para mi. Se acercó hacia mi boca para al final desviarse hacia mi oreja y preguntarme si seguía siendo una confiada. Poco después puso su pie por detrás del mio e hizo caer a las dos. Ella acabó encima de mi y yo me encontraba totalmente sonrojada, era igual que cuando había recibido el beso de aquél chico en el circo, no quería recordar aquello, porque ese chico fue muy malo conmigo después.
En el suelo solo pude pensar en como levantarme, me sentía algo incomoda pero a la vez seguía confiando en aquella chica, aunque había pasado aquello. Abrazándola me levanté con ella y la cogí de la mano para seguir caminando.
-Etto... Sigo confiando en ti, aunque hayas hecho eso, y dado que acabo de observar tus intenciones, ¿porque no nos divertimos mejor en ese bonito parque?-Dije mientras mantenía una sonrisa traviesa y seguía sonrojada, esa joven acababa de descubrir una de mis personalidades más extrañas, nunca había sentido esa sensación antes con una chica, sería porque conocí muy pocas chicas en el circo y durante mi vida, aún así confiaba en ella.
Mientras seguía caminando sujetándola de la mano me giré varias veces para cruzar una sonrisa con ella y proseguí por el camino hasta el parque, donde se podían ver nada más entrar, infinidad de zonas de diversión, y lo que más llamaba la atención era una noria gigantesca, así como una montaña rusa del mismo tamaño. El cartel de la entrada decía que solo estaba permitida la entrada a los enamorados, aunque yo no lo estaba, procedí a entrar. Una vez en la entrada, me giré hacia ella y tirando de su mano la acerqué hacia mi y le dí un beso en su pómulo derecho, se sentía suave y cálido y no sabía porque lo había hecho, pero me sentía especialmente bien al haberlo hecho.
- Descripción gráfica, alerta ecchi:
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Me sorprendió bastante la reacción de la muchacha, como esperaba se sonrojo, pero al contrario de lo que esperaba me abrazo, se levanto y me cogió de la mano para empezar a caminar de nuevo hacia el parque de atracciones. Me quede varios segundos descolocada, siguiéndola y tratando de analizar la situación, y solo una explicación pasaba por mi cabeza, quería devolverme la jugada por la cual cosa la seguí a su mismo paso mientras la escuchaba con una sonrisa algo traviesa dibujada en mi rostro.
A medida que nos acercábamos al parque de atracciones iba observando la noria y montaña rusa que sobre salían al ser las atracciones más altas. Y como no, por mi cabeza ya pensaban mil maneras de divertirme con Yumiko ya que dijo que seguía confiando en mi yo debía cumplir mi palabra. Al parecer en el parque solo podían entrar los enamorados, y de la manera que íbamos cogidas de la mano y ella sonrojada a pesar de yo no estarlo podíamos parecerlo perfectamente.
Cuando me di cuenta la joven se había girado hacia mi para darme un beso en la mejilla, lo recibí sin problema alguno, pero antes de que se alejara di un paso hacia ella y le di un pico en los labios para ser luego ser yo la que empecé a caminar cogiéndola de la mano mientras miraba de reojo hacia ella- Es hora de divertirnos…. Aun que aun no hemos empezado. -en mi rostro se dibujaba una sonrisa algo picara mientras entrabamos en el parque sin problema alguno.
Perfectamente podíamos pasar por una pareja de la manera que íbamos, y suerte que había dejado las katanas en el hotel, porque si no, ahí no entrabamos ni en broma. Aun así me seguía extrañando la actitud de Yumiko, cualquier otra chica con la misma facilidad de sonrojado que había visto que tenía cuando yo me acerque tanto apenas habría podido moverse, y si lo hacia habría sido para apartarse y alejarse, no para levantarse y llevarme con ella como Yumiko lo hizo. Claramente la joven era alguien digno de observar y conocer, no todo los días se encontraban chicas tan pudorosas, confiadas y atrevidas a la vez pues eran términos que no solían ir de la mano.
Más de una pareja se había girado a mirarnos ya varias veces ya que claramente no era normal ver a dos chicas en un parque de atracciones de enamorados pues casi todas las “actividades” o cosas similares que se podían encontrar eran para chico-chica, pero como en la entrada nada ponía pudimos entrar tranquilamente sin ningún problema más que el de alguna que otra mirada.
Una vez dentro pararme mirando las atracciones y caminar hacia ponerme detrás de ella, pasando ambas manos por sus lados, juntándolas delante de ella en su barriga susurrándole al oído- ¿A cual vamos primero? -pregunte con una voz suave con mis labios cerca de su oído, rozándole el cuello para ver hasta donde era capaz de llegar la muchacha en ese juego.
A medida que nos acercábamos al parque de atracciones iba observando la noria y montaña rusa que sobre salían al ser las atracciones más altas. Y como no, por mi cabeza ya pensaban mil maneras de divertirme con Yumiko ya que dijo que seguía confiando en mi yo debía cumplir mi palabra. Al parecer en el parque solo podían entrar los enamorados, y de la manera que íbamos cogidas de la mano y ella sonrojada a pesar de yo no estarlo podíamos parecerlo perfectamente.
Cuando me di cuenta la joven se había girado hacia mi para darme un beso en la mejilla, lo recibí sin problema alguno, pero antes de que se alejara di un paso hacia ella y le di un pico en los labios para ser luego ser yo la que empecé a caminar cogiéndola de la mano mientras miraba de reojo hacia ella- Es hora de divertirnos…. Aun que aun no hemos empezado. -en mi rostro se dibujaba una sonrisa algo picara mientras entrabamos en el parque sin problema alguno.
Perfectamente podíamos pasar por una pareja de la manera que íbamos, y suerte que había dejado las katanas en el hotel, porque si no, ahí no entrabamos ni en broma. Aun así me seguía extrañando la actitud de Yumiko, cualquier otra chica con la misma facilidad de sonrojado que había visto que tenía cuando yo me acerque tanto apenas habría podido moverse, y si lo hacia habría sido para apartarse y alejarse, no para levantarse y llevarme con ella como Yumiko lo hizo. Claramente la joven era alguien digno de observar y conocer, no todo los días se encontraban chicas tan pudorosas, confiadas y atrevidas a la vez pues eran términos que no solían ir de la mano.
Más de una pareja se había girado a mirarnos ya varias veces ya que claramente no era normal ver a dos chicas en un parque de atracciones de enamorados pues casi todas las “actividades” o cosas similares que se podían encontrar eran para chico-chica, pero como en la entrada nada ponía pudimos entrar tranquilamente sin ningún problema más que el de alguna que otra mirada.
Una vez dentro pararme mirando las atracciones y caminar hacia ponerme detrás de ella, pasando ambas manos por sus lados, juntándolas delante de ella en su barriga susurrándole al oído- ¿A cual vamos primero? -pregunte con una voz suave con mis labios cerca de su oído, rozándole el cuello para ver hasta donde era capaz de llegar la muchacha en ese juego.
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Estábamos dentro del parque y varias parejas se giraron a mirarnos con curiosidad, es probable que no les pareciera correcto que dos chicas fueran a divertirse a un parque de enamorados, pero a mi me encantaba esa situación. Mientras miraba las atracciones pude distinguir una noria, no era inmensa, pero tenía un tamaño bastante grande. Poco antes de coger la mano de Neliel para ir en esa dirección, sentí como ella me abrazaba por la espalda, era una sensación agradable y calurosa. Esa agradable sensación recorrió todo mi cuerpo y me giré para darle un beso en la mejilla, iríamos a la noria seguidamente.
-Vayamos a probar la noria. Será muy divertido.-Le susurré al oído después de haberla besado en su pómulo derecho
Poco después de decir eso la cogí de la mano y fui en dirección a la noria, el tiempo seguía siendo soleado y agradable y una suave brisa de aire jugueteaba con mi pelo. Mi corazón latía cada vez más al estar en esa situación, me encantaban los parques de atracciones y estaba disfrutando de la compañía que tenía al lado, era un placer inexplicable.
Mientras iba hacia la noria pude vislumbrar un puesto lleno de peluches y me paré delante para jugar. Ahí se encontraba un hombre de pequeño tamaño sentado sobre una silla de bastante altura, lo hacía para sentirse alto, pensé. Poco después me sonrió a mi y a Neliel y nos empezó a hablar algo sonrojado.
-Buenas tardes señoritas, ¿queréis probar suerte en este increíble juego de puntería? La probabilidad de que acertéis es bastante baja, así que mucha suerte.-Dijo el hombre mientras miraba con cara perversa a Neliel
Dejé un par de billetes sobre la mesa y el hombre seguidamente me dio dos dardos. Al fondo de la sala, a unos 4 metros, se podía vislumbrar un punto pequeñito, en el que se suponía que había que acertar una flecha, y otro punto igual algo más alto. Giré uno de los dardos varias veces con mi muñeca y lo lancé, acertando por completo. Seguidamente y ante el asombro del hombrecito, cogí el otro dardo y cerrando mi ojo izquierdo lo lancé al otro punto, acertando y atravesando la pared. Había usado demasiada fuerza para ese dardo, no me esperaba que esa pared fuera tan débil.
-Siento los estropicios, esperaba que esa pared lo resistiera.-Dije sonriendo mientras ponía mi mano sobre la cabeza en señal de que no fue mi intención
-Enhorabuena señorita, elija su peluche y no se preocupe por la pared, es la primera vez que aciertan aquí siquiera un dardo.-Dijo asombrado el hombrecito y haciendo halago de mi habilidad
-Quiero ese gato gigante.-Grité sonriendo al oso que había sobre la cabeza del hombrecito
-Aquí tiene, disfruten de la feria.-Siguió diciendo el hombre mientras nos íbamos yendo en dirección a la noria
-Toma, este peluche es para ti.-Dije mirando a la joven peliverde que tenía al lado y manteniendo mi sonrisa de costumbre le ofrecí el gran peluche en forma de gato que acababa de conseguir, este tenía unas manchas blancas y el resto era completamente negro, tenía más bien forma de gato siamés.
Poco después de ofrecerle el peluche le cogí de la mano y proseguimos yendo hacia la noria, esperaba que le gustara mi regalo y se sintiera más confiada que antes, puesto que no me hacía gracia que no creyera en mi, me sentía insegura cuando alguien no creía en mi sinceridad.
-Vayamos a probar la noria. Será muy divertido.-Le susurré al oído después de haberla besado en su pómulo derecho
Poco después de decir eso la cogí de la mano y fui en dirección a la noria, el tiempo seguía siendo soleado y agradable y una suave brisa de aire jugueteaba con mi pelo. Mi corazón latía cada vez más al estar en esa situación, me encantaban los parques de atracciones y estaba disfrutando de la compañía que tenía al lado, era un placer inexplicable.
Mientras iba hacia la noria pude vislumbrar un puesto lleno de peluches y me paré delante para jugar. Ahí se encontraba un hombre de pequeño tamaño sentado sobre una silla de bastante altura, lo hacía para sentirse alto, pensé. Poco después me sonrió a mi y a Neliel y nos empezó a hablar algo sonrojado.
-Buenas tardes señoritas, ¿queréis probar suerte en este increíble juego de puntería? La probabilidad de que acertéis es bastante baja, así que mucha suerte.-Dijo el hombre mientras miraba con cara perversa a Neliel
Dejé un par de billetes sobre la mesa y el hombre seguidamente me dio dos dardos. Al fondo de la sala, a unos 4 metros, se podía vislumbrar un punto pequeñito, en el que se suponía que había que acertar una flecha, y otro punto igual algo más alto. Giré uno de los dardos varias veces con mi muñeca y lo lancé, acertando por completo. Seguidamente y ante el asombro del hombrecito, cogí el otro dardo y cerrando mi ojo izquierdo lo lancé al otro punto, acertando y atravesando la pared. Había usado demasiada fuerza para ese dardo, no me esperaba que esa pared fuera tan débil.
-Siento los estropicios, esperaba que esa pared lo resistiera.-Dije sonriendo mientras ponía mi mano sobre la cabeza en señal de que no fue mi intención
-Enhorabuena señorita, elija su peluche y no se preocupe por la pared, es la primera vez que aciertan aquí siquiera un dardo.-Dijo asombrado el hombrecito y haciendo halago de mi habilidad
-Quiero ese gato gigante.-Grité sonriendo al oso que había sobre la cabeza del hombrecito
-Aquí tiene, disfruten de la feria.-Siguió diciendo el hombre mientras nos íbamos yendo en dirección a la noria
-Toma, este peluche es para ti.-Dije mirando a la joven peliverde que tenía al lado y manteniendo mi sonrisa de costumbre le ofrecí el gran peluche en forma de gato que acababa de conseguir, este tenía unas manchas blancas y el resto era completamente negro, tenía más bien forma de gato siamés.
Poco después de ofrecerle el peluche le cogí de la mano y proseguimos yendo hacia la noria, esperaba que le gustara mi regalo y se sintiera más confiada que antes, puesto que no me hacía gracia que no creyera en mi, me sentía insegura cuando alguien no creía en mi sinceridad.
Neliel
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las miradas que se dirigían hacia nosotras poco me importaban. Para mí, eran inexistentes en ese momento. Ya que mi atención estaba centrada en otra “curiosidad”. Tras estar unos escasos segundos abrazándola vi como se giraba y sentí aquel beso en la mejilla. Ante esa acción torcí ligeramente el labio, como si eso no me hubiere satisfecho, aun así me encogí de hombros aceptando el destino que había propuesto la muchacha.
Vi como me cogía de la mano y sonreí unos segundos empezando a caminar hacia la noria detrás de ella. Mi mirada en todo ese recorrido permanecía puesta en nuestro alrededor. En la gente que nos miraba y en la que no también. En los vendedores y en las demás atracciones. Mi atención había dejado de estar en Yumiko, como si durante ese trayecto “confiara” en ella para que me guiara.
Finalmente sentí como se paraba e hice lo mismo, mas mi rostro se mostro con una expresión de extrañeza al ver que lo que teníamos delante no era una noria, si no un enano con peluches. Escuche las palabras del hombrecillo y torcí el labio nuevamente apartando la mirada, claramente no me interesaba para nada ese puesto, y mucho menos el enano que me miraba con cara perversa, acción que hacía que mi seriedad aumentara.
Mis ojos tras haber observado bien el entorno se clavaron en el hombrecillo con cara de pocos amigos, no era una persona a la que se la debía tomar en broma. Aun que bueno, por su aspecto nadie lo diría. Pero bueno, finalmente el hombre dejo de mirarme al ver que Yumiko deseaba probar suerte.
En ese momento mi mirada curiosa regreso a ella, y verdaderamente me quede algo sorprendida al ver lo que sucedía con el puesto. Permanecí atenta a la conversación no fuera que tuviéramos que pagar algo extra, quedándome aliviada al ver que al hombre no le importaba. Yumiko pareció escoger su premio el cual me daba enseguida que lo tenía en las manos. Me lo quede observando varios minutos y finalmente levante la mirada hacia la muchacha- Am… ¿Para qué me lo das? -pregunto parándome en seco a pesar de que me hubiera cogido de nuevo de la mano.
- No me gustan los peluches… Etto… Gracias pero… Mejor quédatelo tu. Si me lo quedo yo se quedara en la habitación del hotel cuando me vaya y a saber donde termina… -Afirme segura del futuro de dicho peluche. Y a pesar de que aparentase ser borde en ese mismo momento, no era en absoluto mi intención, y mucho menos se asemejaba a la actitud que había tenido hasta ahora- O si tu no lo quieres podemos dárselo a cualquier otra pareja… -Plantee como posible vía para deshacerme del oso.
Me encogí ligeramente de hombros volviendo a mirar al peluche como si lo examinase. Con una expresión completamente extraña, como si fuese un objeto completamente desconocido para mí. Como si en mi vida hubiera jugado con uno. O directamente, como si no le viera lógica. Sujetándolo delante de mí con los brazos estirados al máximo dándole vueltas para observarlo por todos los ángulos. Terminando por negar ligeramente y ofrecérselo de nuevo a la muchacha.
- No entiendo su utilidad ni sabría donde ponerlo. Lo siento pero no me lo puedo quedar. -Añadí finalmente algo encogida de hombros.
Vi como me cogía de la mano y sonreí unos segundos empezando a caminar hacia la noria detrás de ella. Mi mirada en todo ese recorrido permanecía puesta en nuestro alrededor. En la gente que nos miraba y en la que no también. En los vendedores y en las demás atracciones. Mi atención había dejado de estar en Yumiko, como si durante ese trayecto “confiara” en ella para que me guiara.
Finalmente sentí como se paraba e hice lo mismo, mas mi rostro se mostro con una expresión de extrañeza al ver que lo que teníamos delante no era una noria, si no un enano con peluches. Escuche las palabras del hombrecillo y torcí el labio nuevamente apartando la mirada, claramente no me interesaba para nada ese puesto, y mucho menos el enano que me miraba con cara perversa, acción que hacía que mi seriedad aumentara.
Mis ojos tras haber observado bien el entorno se clavaron en el hombrecillo con cara de pocos amigos, no era una persona a la que se la debía tomar en broma. Aun que bueno, por su aspecto nadie lo diría. Pero bueno, finalmente el hombre dejo de mirarme al ver que Yumiko deseaba probar suerte.
En ese momento mi mirada curiosa regreso a ella, y verdaderamente me quede algo sorprendida al ver lo que sucedía con el puesto. Permanecí atenta a la conversación no fuera que tuviéramos que pagar algo extra, quedándome aliviada al ver que al hombre no le importaba. Yumiko pareció escoger su premio el cual me daba enseguida que lo tenía en las manos. Me lo quede observando varios minutos y finalmente levante la mirada hacia la muchacha- Am… ¿Para qué me lo das? -pregunto parándome en seco a pesar de que me hubiera cogido de nuevo de la mano.
- No me gustan los peluches… Etto… Gracias pero… Mejor quédatelo tu. Si me lo quedo yo se quedara en la habitación del hotel cuando me vaya y a saber donde termina… -Afirme segura del futuro de dicho peluche. Y a pesar de que aparentase ser borde en ese mismo momento, no era en absoluto mi intención, y mucho menos se asemejaba a la actitud que había tenido hasta ahora- O si tu no lo quieres podemos dárselo a cualquier otra pareja… -Plantee como posible vía para deshacerme del oso.
Me encogí ligeramente de hombros volviendo a mirar al peluche como si lo examinase. Con una expresión completamente extraña, como si fuese un objeto completamente desconocido para mí. Como si en mi vida hubiera jugado con uno. O directamente, como si no le viera lógica. Sujetándolo delante de mí con los brazos estirados al máximo dándole vueltas para observarlo por todos los ángulos. Terminando por negar ligeramente y ofrecérselo de nuevo a la muchacha.
- No entiendo su utilidad ni sabría donde ponerlo. Lo siento pero no me lo puedo quedar. -Añadí finalmente algo encogida de hombros.
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