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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Lun 21 Ago 2017 - 6:20}

Una figura avanzaba por aquella fría isla, por una de las calles del asentamiento más próximo a la costa más bien. Eran las ocho de la tarde y estaba a punto de anochecer. Dicha persona vestía con una especie de sudadera de color negro con capucha, unos pantalones oscuros, unas botas y unos guantes. Podía verse la funda de una espada en su lado derecho de la cintura. Debido a la capucha, tan solo unos mechones rojos podían verse, junto a sus ojos, los cuales eran del mismo tono que su pelo. Tenía bastante frío y estaba deseando encontrar de una vez la taberna donde iba a reunirse con aquella persona. Mostró una sonrisa siniestra y miró al cartel del pequeño local “El gigante dormido”. Al fin había llegado. Entró lo más rápido posible y fue hacia una de las mesas del lugar, la más alejada, de hecho.

Había muy poco ambiente. Milena se quitó la capucha dejando ver sus largos cabellos. La chica estaba deseando saber si la carta de reunión que había recibido era de verdad o solo una broma. Si era lo segundo mataría. Se mantuvo allí sentada mirando a los lados algo nerviosa y con una sonrisa nerviosa. Cuando el camarero llegó hasta ella, la joven se quedó mirándole a los ojos y entonces esperó a ver lo que decía. Era obvio que el tipo deseaba saber lo que iba a tomar. Ella entonces se quedó unos segundos pensativa y finalmente le respondió de forma calmada.

- Quiero un vaso de sopa de pollo calentito y de paso algo para picar que no sea muy pesado, si no le importa, por favor.

- Enseguida lo tendrá, señorita. – Respondió.

El camarero era un hombre mayor de unos sesenta años, con poco pelo, algunos dientes menos y ojos azules. Se veía muy agradable y servicial. Ella entonces se quedó callada mientras esperaba y miraba a la puerta en todo momento. Activó su haki de observación y esperó con calma a ver si aparecía la persona que con tanta ansia esperaba. Su mirada era cada vez más seria a medida que pasaban los minutos. Estaba muy impaciente, pues ya había pasado demasiado tiempo desde que no le veía. Cerró sus ojos con fuerza y tras unos momentos le pusieron unas brochetas de calamares junto a su bebida. Dio las gracias y siguió allí.

- No tardes…

Se la veía muy nerviosa. Había ascendido de nuevo como científica y eso le había proporcionado un sueldo muchísimo mejor, era algo que deseaba compartir. Soltó un leve suspiro y bebió un poco de la sopa de pollo, la cual estaba bastante buena. Después de unos segundos probó la tapa y estaba genial también. Tan solo faltaba una sola cosa y ella la esperaba con impaciencia.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Mar 22 Ago 2017 - 5:54}

Eichi entrecerró sus ojos y dejó escapar un suspiro. Luego de dos largos años, al fin volvería a reunirse con ella. Estaba nervioso, de eso no había duda. No sabía como reaccionaría ella cuando viera el estado de su ojo, pero no sería bueno para su estado físico. Pese a eso, tuvo tiempo para reflexionar durante el viaje. Como el punto de encuentro sería en una isla invernal en el Paraíso, el viaje desde el este hacia allí sería más o menos largo. La confrontación era inminente. La pregunta era, ¿cómo reaccionaría el joven pelirrojo luego de ver por primera vez en tanto tiempo? La última vez que tuve noticias reales de ella... Casi se hunde en una depresión inminente. Fueron solo las palabras de su madre que consiguieron sacarlo de ese estado tan lamentable. Aún así, lo sucedido seguía presente en su personalidad. No podía culparle, de todas formas. Perdió a otro ser querido y este ni siquiera fue capaz de venir al mundo. No solo eso, además la abandonó en su momento más crítico. Pese a que su madre le dijo que la culpa no era de ninguno de los dos, aún pensaba que podría haber hecho algo más. Al menos, no haberse marchado de su lado así como así.

Señor, ya hemos llegado a la isla – dijo el capitán del barco.

Bueno, hora de enfrentar todo de una vez por todas. El joven, antes de salir del navío, revisó una vez más su apariencia. En si, no había cambiado mucho estos últimos daños... al menos por lo que se podía ver. Era un poco más alto y su cabello creció un poco, sobre todo el frente. Eichi no podía soportar las miradas de lástima que le dirigían las personas cada vez que veían el parche en su ojo, por lo que se acomodó el flequillo para que cubriera gran parte de ese sector. Lo tendría de esa forma, al menos, hasta que su ojo nuevo estuviera listo para implantar. Vestía ropa abrigada, viendo el clima que le esperaría cuando pusiera un pie afuera. Pantalones negros, camisa blanca, poleron rojo encima, botas y una bufanda verde oscura. Aparte, se puso una capucha negra sobre su cuerpo para pasar desapercibido. Si, ya estaba listo para ir hacia el encuentro.

Se estremeció un poco al sentir el frío invernal, pero fue acostumbrándose con el pasar de los minutos. Debía admitir que esta isla era una de las más solitarias que había visitado en su vida. Al ser una minera, pocas personas se encontraban en el lugar. Habían las suficientes posadas y bares para que los humanos pudieran descansar por el día y reponer energías. Si mal no recordaba, el bar donde debía encontrarla se llamaba "El gigante dormido". Tras pedir varias indicaciones, al fin consiguió llegar a su destino. Era pequeño, pero al menos acogía. Se quedó en la entrada por algunos minutos, mentalizándose para lo que vendría. Inhaló y exhaló varias veces y, finalmente, entró al local.

Instantáneamente empezó a sentir algo de calor debido a la calefacción, pero poco le importaba eso ahora. Su penetrante ojo rojizo empezó a clavarse en todas las personas que se encontraban allí, que no eran muchas. Pese a eso, buscaba a una en particular, usando su Mantra en el proceso. Finalmente la encontró. Estaba sentada en la mesa más alejada del lugar, por lo que tendrían algo de privacidad para hablar. Sin poder evitarlo, recorrió en menos de un segundo el bar y abrazó con fuerza a la pelirroja. En el proceso, la parte de arriba de la capucha se cayó y se podía ver su rostro. La miró directamente a los ojos y la besó con intensidad por algunos segundos... Intensidad y desesperación de no haberla visto por dos años. Eso y sin contar todo lo que sucedió.

Te extrañé mucho, amor mío – le dijo luego de separarse y apoyando su frente con la de ella
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Mar 22 Ago 2017 - 6:46}

Los rojizos ojos de la chica continuaban observando el panorama de la mejor forma posible. Trataba de buscarle con la mirada una y otra vez, pero le estaba resultando imposible. Estaba muy nerviosa y esperaba que se presentase, pues si no lo hacía, mataría a media isla. Decidió relajarse un poco y después se cruzó de brazos. Bebió de nuevo de su vaso y finalmente terminó con la tapa. Alzó la mirada al escuchar la puerta abrirse de nuevo y esta vez pudo ver a una persona encapuchada, otro visitante. Soltó un suspiro y entonces agachó la cabeza. Se estaba sintiendo demasiado sola ya y eso la estaba matando. Cuando levantó de nuevo la mirada pudo ver a aquel hombre en frente de ella. Cuando trató de acercarse más de la cuenta, ella llevó la mano derecha a su espada y frunció el ceño. Ese maldito iba a morir.

- E-Eichi…

Fue lo único que pudo decir al ver que la capucha cayó y pudo ver el rostro del encapuchado. Antes de poder reaccionar notó los labios de él aprisionar los suyos. Cerró los ojos sintiendo un rubor inmenso recorrer sus mejillas y cayó de espaldas al suelo. Él quedó sobre ella delante de todo el mundo y la pelirroja tan solo gimió en su boca y trató de seguir el beso. Estaba muy perdida después de dos años y lo hizo de forma torpe. Bastante sumisa y con los ojos cerrados, como si desease que él la dirigiese allí mismo. Rodeó su cuello con ambos brazos y se quedó pegada en el suelo y estando él sobre ella. Los ojos de la científica se abrieron despacio y pudo ver al chico colocar su frente sobre la de ella, además de decirle aquellas palabras. La joven le miró a los ojos con el mayor de los sonrojos invadiéndole. Parecía un cachorrito asustado ante su dueño.

- No he dejado de pensar en ti ni un solo instante, cielo. – Dijo ella con una voz quebrada al borde del llanto. Aquello era un sueño hecho realidad.

Volvió a unir sus labios con los de él y lo besó con cariño y mimos. No era nada intenso, más bien a juzgar por sus cortos besos y leves lamidas mimosas, se notaba mucho amor. Ella se fijó entonces en aquel parche que se veía tras el flequillo. La guerra parecía haber sido dura y pese a que dijo que lo iba a matar… Lo amaba demasiado. Pasó sus dedos por el parche despacio y después se colocó en pie. Lo abrazó con fuerza y cerró los ojos mientras disfrutaba de su tacto.

- Aunque hubieses vuelto ciego, sin voz, sordo y sin piernas… Serías el hombre más maravilloso que existe en este mundo, Eichi. – Dijo entonces besándole de nuevo.

Lo empujó despacio para que quedase sentado en la silla y entonces se subió en él. Rodeó su cintura dejando una pierna a cada lado y después le abrazó. No iba a separarse de él ni un solo momento. A partir de ese día estaría siempre con él. Soltó un pequeño suspiro de alivio y después sus ojos se humedecieron un poco.

- No te dejaré irte más… Lo he pasado muy mal sin ti…
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Miér 23 Ago 2017 - 8:02}

Sabía que estaban recibiendo miradas de las personas que se encontraban allí. El joven hubiera sentido algo de nerviosismo antes par darle muestras de afectos a Milena de forma tan abierta, pero poco le importaba ahora. Tener a su pelirroja en los brazos, era un sueño hecho realidad para él. Dos malditos años pasaron y ahora nunca la dejaría ir de nuevo, no esta vez. Suficiente tuvo con lo sucedido en su último encuentro, y eso lo terminó destrozando. No le hacía gracia haber tenido que dejarla sola por culpa de sus problemas, más cuando se enteró de la noticia. Pese a eso, la separación (por mucho que le disgustara no haber estado a su lado) y lo sucedido con su embarazo hizo que se diera cuenta de algunas cosas, y lo hablaría con Milena más adelante. La amaba desde el lago (luego de que se diera cuenta de lo que sentía gracias a cierto dragón), pero este era un tema demasiado serio y delicado a tratar, y puede que su novia se lo tomara de una forma distinta a lo que esperaba. Sabía que no debía dudar de esa forma, pero la culpa la tenía cierto mal nacido que la dejó en aquel estado. Afortunadamente pudo sacarla de milagro de allí, pero ¿quien no le aseguraba que ella podría tener un relapso luego? No, se tomaría un poco su tiempo en eso.

Digo lo mismo. Nunca dejé de pensar en ti y eso me dio fuerza para seguir adelante – dijo mientras algunas lágrimas caían de su rostro. – Te amo con toda mi alma, y no me separaré más de ti... aunque tenga que usar pegamento – finalizó mientras le dedicaba una mirada llena de amor y acariciaba suavemente su mejilla. Realmente, ni siquiera él sabía como sobrevivió estar con ella por dos años... Ah, cierto. Fue por el pensamiento de que, luego de eso, ahora vivirían juntos. No pudo evitar que una enorme sonrisa se formara en su rostro al pensar en ella, para luego abrazarla con algo más de firmeza. Ahora sí: juntos para siempre.

Sintió algo de nerviosismo cuando vio su mano acariciando el parche detrás de su flequillo. Seguía recordando su amenaza y por eso tenía algo de miedo. Cuando escuchó sus palabras, no pudo evitar abrir su ojo de forma exagerada. La miró por algunos segundos y, luego, se río un poco con ella sentada sobre él en la silla.

Ah, lo siento. Me tomaste un poco por sorpresa – se disculpó mientras acariciaba la cabeza de Milena. – Realmente... eres la persona más única, perfecta y genial que he conocido – besa suavemente sus labios y le da algunos mimos. – No sé que hice para merecer a alguien como tú, pero no pienso dejarte ir nunca – declaró, para luego sonreír.

Siento arruinar su momento, pero... ¿Quieren pagar por una habitación privada para hablar y comer? – declaró un nervioso camarero.

Eichi salió de su trance y se dio cuenta que casi todas las personas del lugar veían enternecidamente la escena entre ambos pelirrojos. El príncipe se ruborizó hasta las orejas y asintió. El señor sonrío con amabilidad y le tendió unas llaves. Rápidamente las tomó y se dirigió al segundo piso con Milena en sus brazos. Una vez allí, la dejó suavemente en su cama y la miró por algunos segundos. Suspiró un poco y apoyó su cabeza en su estómago, para luego acariciar delicadamente aquella zona.

Pese a que que me convencieron de que no fue mi culpa... Sigue siendo algo doloroso – algunas lágrimas cayeron de su ojo y Eichi negó con la cabeza. – Lo siento, nunca debí haberte dejado sola, más por lo sucedido. Tendría que haber estado contigo cuando pasó – declaró, mientras algunas lágrimas caían de su rostro y lo bajaba.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Vie 25 Ago 2017 - 4:23}

El comentario del pegamento hizo a la científica reír un poco por lo bajo. Debido al arduo nivel que tenía para descubrir cosas raras, seguramente podría inventar un pegamento que los mantuviese unidos mucho tiempo, pero aquello podía ser algo difícil de solucionar después. Tampoco le hacía gracia tener una jodida cosa grisácea endurecida en su brazo o pierna, no era del todo cómodo para ella. Negó unos momentos y sonrió ante los comentarios del pelirrojo. Tenía muchísimas ganas de estar con él por fin. Debió admitir que la interrupción de aquel hombre la hizo soltar un pequeño suspiro, pero tenía razón en algunas cosas. Tosió un poco y después se colocó en pie como pudo. Notó al luchador cogerla en brazos y no pudo evitar cerrar los ojos algo avergonzada, pues había mucha gente mirándoles. Esperaba que esos tipos después no hablasen sobre ello y menos delante de ella.

Cuando la llevó hasta arriba sintió su espalda caer en sitio blando. El mero hecho de estar en una cama ya la hacía sentir mucho más cómoda. Se acomodó un poco y después notó al pelirrojo colocar la cabeza en estómago. Cerró los ojos por unos segundos y después suspiró con fuerza. Ahora sí que estaba en la gloria, o eso al menos podía decir sin problema alguno. Escuchó entonces lo que dijo y no pudo evitar soltar un suspiro. No quería recordar aquello y mucho menos que él se torturase. Acarició sus cabellos despacio y cerró los ojos.

- No quiero que te pongas triste. Tenías cosas que hacer, cariño. Dejémoslo estar y no pienses en ello. Lo mejor será que descanses, tiene pinta de haber sido un duro viaje.

Milena se reincorporó y lo tumbó a él. Le quitó las prendas superiores despacio y después le indicó que se tumbase bocabajo. Cuando lo hiciera empezaría a masajear sus hombros muy despacio. Quería devolverle el masaje que él le hizo a ella cuando se conocieron en aquella playa. Usaba sus dedos para apretar y estirar su carne con el mayor de los cariños. Mientras lo iba haciendo mostraba una expresión amable. Se hallaba muy feliz con él. Le dio un leve mordisco juguetón en la espalda y después siguió dándole mimos.

- Tu pelirrosa está contigo y no va a volver a separarse de ti, por lo que relájate. Cierra los ojos y siente que por fin puedes descansar. A partir de ahora yo haré de tu vida el paraíso bajo cualquier medio. – Dijo mientras seguía.

La científica se echó entonces sobre él. Pegó su torso a la espalda del pelirrojo y después le rodeó el cuello con los brazos. Pegó su mejilla a la suya y la frotó con cariño mientras reía un poco por lo bajo y después suspiraba.

- Ya te daré un heredero, cielo… Llegado el momento todos los que desee mi rey. – Mencionó de forma dulce mientras continuaba abrazada.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Vie 25 Ago 2017 - 5:39}

Instintivamente cerró sus ojos al sentir las caricias y escuchó sus palabras. Una suave sonrisa se formó en su rostro y asintió. Milena tenía razón en ello, puesto que había sido un viaje agotador. Supuso que fue culpa suya por haber escogido un lugar tan alejado. En fin, ese ya fue un tema menos de lo que no tenía que preocuparse por el momento. El otro fue la reacción que tendría cuando volviera a ver a Milena y se alegró que no tenía secuelas de lo que Mónica le hizo durante la segunda prueba. Varias semanas estuvo con la duda si el trauma volvería con solo ver el color rojo de su cabello, pero no. Era más, su amor hacia ella había aumentado mucho más que antes. Abrió sus ojos al ver que su novia lo levantaba y lo recostaba boca a bajo. Sintió como le quitó las prendas y no pudo evitar ruborizarse un poco. Debido a su entrenamiento y otro aspecto, su cuerpo había adquirido un poco más de músculos que antes. Si antes tenía unos parecidos al de un nadador, ahora tenía un cruce parecido al de eso con un luchador. Sabía que a Milena no le importaba, pero igual le daba un poco de vergüenza.

Tu mera presencia hace que mi vida sea un paraíso, Mile – reveló mientras movía el cuello hacia un lado para que viera su sonrisa. – Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

Sintió el abrazo y Eichi instintivamente cerró sus ojos. Río un poco al sentir el contacto de la mejilla de Milena con la suya, puesto que le dio un poco de cosquillas. Escuchó sus palabras entonces y recordó ese tema que quería hablar con ella. Usando su fuerza, suavemente se zafó de su agarre y se dio la vuelta para luego abrazar de frente a su pelirroja. Se ruborizó un poco cuando sintió sus atributos chocando con su torso, pero lo dejó pasar. Varios meses de relación y aún seguía avergonzándose, inicialmente, de las cosas menores. Porque cuando las cosas se ponían más intensas... Ni el mismo se reconocía. Era como si fuera una persona totalmente distinta para esos temas.

Me gustaría. Iba enserio cuando decía que quería formar una familia contigo – le susurró el su oído, para luego besar su mejilla. – Aparte... mi querida madre no ha dejado de molestarme con querer nietos. Por cierto... quiere conocerte – dijo con algo de duda. No sabía como reaccionaría su novia ante la petición, después de todo.

Decidió quedarse así con ella por algunos minutos, puesto que se sentía completamente a gusto. La pelirroja provocaba una paz en él que no creía posible, pero luego recordó lo que debía hacer. Tosió un poco y se apartó un poco.

Tengo que hablar contigo de una cosa. Hubiera esperado un ambiente más ideal, pero supongo que la impaciencia pudo conmigo – reveló mientras reía un poco.

Iba a pararse, pero decidió en contra de ella. No, tenerla cerca lo tranquilizaba y haría que no estuviera tan nervioso. Pensó por algunos segundos y, luego, chasqueó su lengua. Partir desde el principio era siempre lo ideal, como algún sabio dijo en antaño.

Desde mucho tiempo pensé que me quedaría solo debido a mi personalidad introvertida, y lo asumía. Cuando te conocí fue como si un fuego desconocido se hubiera prendido dentro de mi y lentamente fui cambiando. Solo hay dos cosas de lo que me arrepiento de todo esto: no haberte conocido antes y no darme cuenta de lo que sentía antes. Estos dos años fueron como una tortura y me dolió mucho la separación, y eso es algo que quiero remediar. Te amo con toda mi vida y... – el joven se puso nervioso y algo rubor cubría sus mejillas. Tragó en seco y decidió terminar de una vez. – ¿Quieres casarte conmigo... y realmente ser mi reina?

Lo preguntó directamente mirando a sus ojos. Fue un milagro que no titubeó en toda la oración y ahora esperaba respuesta por parte de ella. Estaba completamente nervioso y eso se notaba en sus gestos.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Vie 25 Ago 2017 - 6:23}

Encima su madre deseaba nietos. La cara de la pelirroja se volvió como su cabello cuando él le dijo aquello. Tragó saliva y ocultó su rostro en el pecho de él mientras asentía nerviosa. Después llegó la parte donde dijo que su madre quería conocerla. Ahora sí que estaba tímida. Le abrazó con fuerza y empezó a temblar. No sabía el por qué, pero se imaginaba a una mujer pelirroja excesivamente musculosa y con un látigo en su mano. No quería ser tildada de robahijos o de lagarta. Las leyendas sobre las suegras eran terribles y según decían, cuando mayor era el tesoro, más duro era el que lo custodiaba. La pobre tenía nervios y por unos momentos estuvo a punto de suplicar clemencia, pero supuso que era lo justo después de todo. No podía ir juzgando por ahí a la gente. Daría un enorme voto de confianza a su suegra. Seguro que era adorable y todo.

Milena empezó a escuchar las palabras de su rey mientras se colocaba ambas manos en las mejillas. Estaba enrollándose mucho y solo supo una cosa, daba discursos aburridos, el papel de rey le quedaba genial. Tras unos segundos llegó a la parte final y no pudo evitar abrir los ojos como platos. ¿Le había preguntado eso de verdad? No quería parecer una aprovechada ni nada parecido. No le interesaba la fama ni un reino, ella solo quería estar con él hasta el fin de los tiempos. Miró a otro lado con timidez y después tragó saliva. Se había puesto bastante nerviosa y notó sus ojos humedecerse un poco. La última vez que algo así pasó, todo terminó en dolor. Estaba claro que esta vez no iba a ser así. Su perfecto pelirrojo no era la mierda del otro insecto.

- Lo segundo me da exactamente igual, pero lo primero… Acepto sin duda ser tuya de por vida, Eichi-kun. – Dijo ella con la voz un poco cortada por los nervios, incluso sonaba algo adorable y más suave de lo normal.

Lo siguiente que hizo fue tumbarle y colocarle bocarriba. Ella se sentó encima de él y dejó sus manos en los hombros de su pelirrojo. Su melena rojiza caía sobre el torso de su chico y después de unos momentos bajó para unir sus labios con los de él. Le abrazó de forma posesiva y después sonrió contra su boca mientras le miraba a los ojos.

- No sabes lo que te he echado de menos.

No pudo evitar recordar cuando su jefe la gritaba, cuando tenía que quedarse sola a limpiar… Cuando se pasaba los días estando sola y sin nadie a su lado que la mimase… Unas lágrimas se escaparon de sus ojos, pero enseguida las limpió. Le besó de nuevo de forma tierna y dulce. Parecía como si temiese hacerle daño con un simple beso. Entonces llevó su mano a la zona abdominal de él y el miró a los ojos.

- Vida mía… ¿No te habrás tocado en mi ausencia no? – Soltó de repente.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Vie 25 Ago 2017 - 7:32}

El joven creyó haber hecho algo mal al ver que sus ojos se humedecían. Iba a retirar lo que dijo para que no se sintiera triste, pero en eso escuchó sus palabras. Instantáneamente su ruborizó hasta las orejas y tosió un poco debido a la sorpresa. Normalmente la voz de Milena era suave, pero con un toque severo y serio... Más la primera parte que lo segundo cuando él estaba involucrado, pero ahora... Su tono era completamente tierno y adorable. Sin poder evitarlo, llevó sus dos manos a las mejillas de la pelirroja y empezó a tirar con suavidad, además de acariciarlas. Eran suaves, como si de un peluche se tratara. Era primera vez que la veía así y, por alguna razón, estaba alegre. Sentía felicidad por ver como Milena dejaba la seriedad de lado y actuaba de esa forma con él. No sabía la razón, sin embargo. Pese a que llevaban una relación estable, el joven aún ignoraba ciertas cosas de eso. Solo sabía una cosa: quería protegerla de todo lo que le hiciera daño y no dejar que vuelva a esa personalidad parecida a la de una máquina que tenía luego de lo que hizo el bastardo. Antes muerto que eso volviera a repetirse.

Lo siento, me dejé llevar – tosió un poco luego de recuperar la compostura y le sonrío dulcemente a su amada. – Te prometo que te haré la mujer más feliz del mundo y no me voy a alejar nunca de ti.

Fue tumbado nuevamente y ahora Milena estaba encima de él. No dijo nada por el momento, tan solo le sonrío. Notó el beso y el joven instintivamente cerró sus ojos. Pasó sus brazos por la cintura de su prometida y atrajo su cuerpo al suyo. De momento los besos no eran tan intensos, pero por alguna razón estos eran mejores. Luego de otro gesto de amor, el príncipe escuchó sus palabras y parpadeó. Ladeó su cabeza hacia un lado y frunció un poco el ceño. Algo le decía que debía entender eso, pero por alguna razón el significado se le escapaba. Tocarse, tocarse, tocarse... No, finalmente no lo entendió. "Inocente". Se sobresaltó un poco al oír esa voz dentro de su mente. ¿Qué fue eso? Esperó haber si hacía otro comentario, pero se quedó en silencio. Quizá solo fueron imaginaciones suyas.

Lo siento, amor. No entendía lo que quisiste decir con eso – reveló mientras se ruborizaba y se rascaba la cabeza.

En eso recordó una cosa. La vida de la joven había sido muy difícil y eso le entristecía. Alguien como ella no merecía haber tenido un trato así. No era ciego, sabía que su prometida no era alguien buena exactamente (eso no quería decir que fuera mala)... pero eso no le importaba en lo más mínimo. La quería como era y eso no iba a cambiar nunca. Aparte conocía su lado bueno y eso le bastaba. Seguía siendo su persona más preciada y la que merecía todo el cariño del mundo. Con eso en mente, el joven supo lo que debía hacer. Era un gesto pequeño, pero debía partir por algún lado.

Cierra los ojos y relájate – le susurró en el oído y luego le dio un corto, pero tierno beso en los labios.

Colocó la cabeza de Milena en su torso y empezó a acariciar su largo cabello con delicadeza. Subía y bajaba su mano, para luego pasar a su cuello y repetir lo mismo de antes. No había nada de perversión en sus actos, tan solo quería transmitirle cariño a la pelirroja. Pasó hacia sus orejas y también hizo de las suyas ahí, para luego llevarla a los labios y mejillas. Pese a que lo hacía por ella, igual disfrutaba de ello. Nunca antes había toca algo tan suave en su vida, después de todo. Si hubiera tenido una hermana, probablemente hubiera sido como ella... los primeros años, porque luego la relación de hermandad se hubiera ido completamente a la puta cuando se convirtiera en lo de ahora. No pudo evitar toser un poco y ruborizarse. Que Milena lo llamara "hermano" a veces no ayudaba a que su mente inocente se mantuviera lejos de la perversión.

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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Vie 25 Ago 2017 - 8:00}

La pelirroja no pudo sentir más vergüenza cuando su rey empezó a jugar con sus mejillas de aquella forma. Cerró los ojos avergonzada y después de unos momentos hinchó los mofletes para indicar que le había molestado, pero un poco de nada. Lo justo para hacerla sentir un poco de vergüenza, pero cualquiera se enfadaba con él… Era la perfección en persona y por ello lo amaba tanto. Se quedó mirándole de forma dulce y esperó a ver lo que respondía a su pregunta. Tenía ganas de dejarlo un poco rojo también, pero cuando contestó, la chica ladeó la cabeza de forma confusa. Era tan inocente que resultaba ser peligrosamente adorable. No podía evitar sentirse muy feliz después de todo. Una lástima que empezase a sentir ganas de violarlo allí mismo. Ya notaba el cuerpo del chico llamándola a gritos.

Asintió a sus palabras y tras recibir aquel beso que la hizo sonreír como una niña tonta bajó la cabeza a su torso. Cerró los ojos y empezó a sentir las dulces caricias de su amor. Sus dedos tocando sus cabellos de aquella forma la hicieron soltar un pequeño jadeo de gusto. Si continuaba de aquella forma iba a quedarse profundamente dormida. Era una sensación muy agradable y cómoda para ser verdad. Se sentía en el cielo. En una de las veces que el dedo del pelirrojo pasó por sus labios, ella abrió la boca y lo atrapó, solo para lamerlo de forma un poco provocativa y después soltarlo lleno de saliva. Le encantaba jugar con su amor de aquella forma tan excitante. Sonrió sintiéndose la persona más afortunada del mundo y tras unos segundos se le escapó algo de la boca de lo que en un futuro cercano podría arrepentirse.

- Nyah…

Sabía que al pelirrojo le volvían loco aquellas cosas y disfrazarse de gatita estaba en sus planes para volverlo loco. No podía evitar reír cuando miraba sus cabellos. El rojo era un color que ambos compartían y los hacía muy cercanos. Entonces pensó en si ambos fuesen hermanos. Le importaría poco, lo amaría de cualquier forma aunque estuviese prohibida. Se le ocurrió mencionarlo y todo. Miró a su chico con una sonrisa y tras darle un pico dulce le guiñó un ojo despacio.

- Oni-chan… Si fueses mi hermano de sangre, te violaría sin piedad. Te amaría, haría pecados ocultos contigo y entregaría mi carne a la tuya. – Le dijo entonces con un leve rubor en las mejillas.

La pelirroja cerró los ojos unos segundos debido a lo cómoda que estaba y se le abrazó. Esperaba que continuase con aquellas caricias tan deliciosas que estaba sintiendo. Pasaron unos segundos y entonces ella rodeó el cuello de él con sus brazos. Unió sus labios a los de Eichi y empezó a jugar despacio en su boca. Invadía aquella cavidad con su lengua sin pensárselo y trataba de atrapar la suya en una especie de juego parecido al gato y al ratón. No pensaba separarse en un rato y sus manos empezaron a acariciar su cuerpo.

- Oni-chan… – Susurró en su boca sin dejar de jugar.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Sáb 26 Ago 2017 - 6:12}

Se ruborizó un poco cuando, en un descuido suyo, la joven atrapó sus dedos cuando los pasó por sus labios y los lamió de forma provocativa. Debía suponer que la Milena dulce no duraría para siempre, aunque tampoco le veía nada de malo a la otra. Como dijo antes, la quería por como fuera. No cambiaría nada si su personalidad era distinta. Suspiró un poco y sonrío con algo de confianza. Dejó de hacerle cariño un rato y se metió los dedos que lamió Milena en su boca delante de sus ojos. Lo dejó así por algunos segundos y luego siguió con sus caricias, como si nada hubiera pasado. Repitió esos procesos varias veces por cada rincón de su cara, hasta que a la pelirroja se le escapó algo que nunca hubiera pensado. Tanta fue la sorpresa, que el príncipe se quedó congelado por algunos segundos. Seguía intentando procesar lo que había oído, puesto que su mente rehusaba a creerlo. Finalmente tosió un poco y se ruborizó hasta las orejas. Justo cuando pensaba que no podía enamorarse más de ella, va y hace algo como eso... Aunque no le disgustaba en lo más mínimo.

Esto.. – intentó decir algo, pero las palabras simplemente no se le salían.

Escuchó entonces sus palabras e instantáneamente se llevó una mano a la nariz. Justo lo había pensado antes, pero había controlado su mente para volverse un pervertido. Ahora venía y, nuevamente, le ponía ese pensamiento en la cabeza. No pudo que una situación se formara así en su mente y el joven no pudo hacer nada para evitarlo. Hermanos bañándose de niños, haciéndose cariños el uno con el otro y cuidándose entre ellos al no tener a nadie más... Solo para que la relación cambiara cuando entraran a su adolescencia. Debido a las hormonas y a que solo se tendrían a ellos mismos, terminarían por ceder y llevarían la relación de hermanos a un nivel prohibido. Lo que sería solo una vez, se volvería varias veces y finalmente se volvería una costumbre. Tragó en seco y se rascó la cabeza, acto que hacía cuando se encontraba muy nervioso.

Pese a que lo intentaba, nada se le salía. Esta en un estado demasiado... catatónico como para formar una oración coherente. Para rematarlo, su pelirroja rodeó sus brazos por su cuello y lo besó con intensidad. No pudo evitar gemir, sobre todo porque estaba jugando con su lengua de forma lenta, disfrutando de la sensación.

Onee-chan es cruel– finalmente respondió en su boca.

Sin embargo, el joven no rompió el beso. Una vez que la sorpresa pasó y su mente volviera a su estado "normal", el pelirrojo pudo empezar a responder como quería. Rodeó la cintura de Milena con uno de sus brazos, atrayendo más su cuerpo al suyo. Con su brazo libre seguía con las caricias en su cabello, aunque cambió su rango y ahora abarcaba toda su espalda en vez de su cabeza. Mientras, jugaba con la lengua de su prometida al igual que ella lo estaba haciendo.

Me perviertes demasiado – dijo luego de separarse mientras inflaba sus mejillas un poco, para luego cambiar a una más juguetona. Seguía acariciando y acercó su cabeza hasta su oído. – Aunque no me hubiera quejado si se hubiera dado así. Haciendo el amor en cualquier rincón del castillo, sin que los otros puedan ver lo que pasa delante de sus narices. Todo el tiempo, siempre estando al límite por si nos descubren... Debo admitir que es excitante – susurró, para luego morder su lóbulo.

Sin poder evitarlo, nuevamente juntó sus labios con los de ella. Esta vez aumentó más la velocidad y recorría todo rincón dentro de su pelirroja. Aparte, había agregado succiones a lo que hacía. No la dejaría en un buen rato... Al menos, hasta que no pudiera respirar.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Sáb 26 Ago 2017 - 6:39}

Milena cerró sus ojos con fuerza cuando escuchó las palabras de su prometido. No sabía la razón, pero sus palabras la hicieron visualizar cosas muy raras. Por ejemplo, el caso de ambos haciéndolo en la ducha con el agua saliendo a tope para ocultar el ruido. Ella haciéndole cosas especiales a él mientras dormía… Pff la pelirroja estaba empezando a desvariar. Todo parecía ser demasiado delicioso para ser verdad. Se relamió de forma intensa y después soltó un enorme suspiro mientras imaginaba la situación. Eichi se había pasado esta vez diciendo todo aquello y si terminaba violado era culpa suya. Incluso si ella era la mayor en aquella situación hubiese sido divertido dominarlo con quince años por ejemplo. Estaba demasiado excitada, maldito pelirrojo sensual. Negó con la cabeza y trató de concentrarse en el momento feliz y no en el salvaje.

La pelirroja notó el beso en sus labios y de nuevo cerró los ojos dejándose llevar. Lo que no sospechaba para nada, era la intensidad que iba a mostrar el chico con ella. Empezó a sentirse un poco nerviosa y decidió devolverle el juego, pero a lo extremo. Llevaba dos años sin nada y le iba a dar un ataque. En un ataque de excitación llevó la mano a su katana y aprovechando que ambos estaban en mitad de un beso, le trató de cortar muy levemente en la pierna, un rasguño, pero eso bastaría. Envainó entonces su arma y se separó de él. Tiró la vaina a un lado y se puso en pie para alejarse un poco. Aun con su sudadera negra y su pantalón largo, se retiró un poco de la cama y le miró con una sonrisa siniestra.

- La culpa es tuya por decir esas cosas. Llevo dos años sin hacer nada y sabes que me muero de ganas por hacerte mío de nuevo… Ahora sufre, O-ni-chan…

Dijo aquellas palabras con una voz que fingía ser una niña pequeña. Después de aquello corrió por la habitación hasta encerrarse en el cuarto de baño. No echó el cerrojo, pero sí que se metió en la bañera y colocó las cortinas ocultándose. Se sentó allí dentro y mostró una sonrisa traviesa. Adoraba jugar con la persona que amaba, su querido pelirrojo. Allí se quitó la sudadera y esperó a que él fuese. Quedó con un sujetador de color blanco con símbolos de llamas de fuego que le daban un toque más pícaro. Arrojó la sudadera fuera de la bañera y se quedó sentada mientras se abrazaba a sí misma y reía un poco.

- Tienes prohibido el paso, cielo ¡Me estoy duchando! – Bromeó con intención de molestarle.

El agua estaba desactivada y ella completamente seca, pero podría ser divertido verle entrar arrastrándose y suplicando mimos. Sabía que había iniciado algo que podría ser muy delicioso y no se arrepentía de nada.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Sáb 26 Ago 2017 - 8:17}

Sus ojos se abrieron de forma exagerada al sentir el leve corte en su pierna. No era como si le hubiera dolido. De hecho, solo fue un simple rasguño. La cosa era que fue hecha con esa espada de Milena... y Eichi sabía lo que pasaría antes que el efecto hiciera efecto. Sus mejillas se sonrosaron y empezó a respirar entrecortadamente. Ese estúpido sable era una maldición y, al la vez, una bendición. Maldición porque lo llevaba al límite de su control, solo para fallar de forma estrepitosa. Beneficio porque en ese estado hacía cosas que normalmente no se atrevería, al menos en antaño. Estaba completamente seguro que podría atreverse a hacer cosas en su estado normal ahora. Su confianza había subido mucho estos últimos dos años, después de todo. Se le notaba demasiado, sobre todo si se comparaba al Eichi de ahora con el antiguo. No llegaba al nivel de Akashi, pero su objetivo nunca fue emular la personalidad de su hermano. Tan solo quería forjar una imagen propia, libre de las ataduras de su infancia. Ahora que lo consiguió, se aseguraría de disfrutar lo más que pudiera.

E-eso no es j-justo, onee-chan – tartamudeó el joven.

Viendo que ya no podía resistirse ante los efectos de Eros, el pelirrojo estaba completamente dispuesto a seguir con lo inevitable. Sin embargo, su prometida tenía otros planes. Con todo el descaro del mundo, Milena corrió por la habitación y se encerró en el baño, dejándolo a su suerte y calentura. Eichi se cruzó de piernas, ocultando la evidencia que delataba su estado actual. Cerró sus ojos por algunos segundos y lentamente fijó su mirada en la puerta por donde salió Milena. Si creía que saldría indemne luego de lo que hizo, estaba muy equivocada. Pausó a medio camino y clavó su vista en la espada de la pelirroja que estaba allí tirada. Sería tan sencillo tomarla y cortar levemente a su prometida, para que estuviera en el mismo estado que él. Tan fácil con su fuerza, pero... El príncipe cerró sus ojos y siguió su camino, ignorando completamente la espada. El solo hecho de hacerle un rasguño, por muy pequeño que fuera, le provocaba disgusto extremo. No, no pensaba hacerle ningún tipo de daño, aún si su estado mental ahora era cuestionable.

Arqueó una ceja al ver que estaba abierta, pero le dio igual. Así no tendría que echar la puerta abajo. Entró al baño y lo cerró detrás de él, para luego ponerle el pestillo. Ahora si que Milena no tendría escapatoria alguna. Dio un paso hacia el frente y vio como un suéter volaba. Escuchó sus palabras y su ceja tembló un poco. Se la estaba ganando, de verdad que si. Llegó hasta la bañera y abrió las cortinas, dejando a la vista su prometida en pantalones y sujetador. La pequeña parte de él, que era representada por la calma y no fue perturbada por Eros, se preguntaba si la pelirroja se dio cuenta de la ventaja que le dio con dejar a Eros allí tirada. Fácilmente podría haberla tomado, anular los efectos que tenía sobre él y luego usarla contra ella... Eso si no usaba sus poderes, claro estaba. Pero bueno, daba un poco igual. Su opinión no cambiaría acerca de hacerle daño.

¿Por qué huyes? Sabes tan bien como yo que también lo deseas – exclamó de forma juguetona el pelirrojo.

Una sonrisa pervertida se formó en su rostro. Pese a que su estado era cuestionable, sus ojos seguía delatando el cariño, afecto y amor que le tenía a su prometida. Eros sería más eficaz con él, pero había un problema con eso. En primeras, la pelirroja ya lo tenía completamente loco. La espada solo potenciaba lo que ya existía y lo hacía ser más atrevido de lo que ya era, además de calentarlo e incitarlo a tomar a Milena allí mismo. Pese a eso... no quería dejarse dominar por la lujuria. No por orgullo, sino más bien porque no quería que la relación se basara solo en eso... Pero joder, eso no quitaba lo buena que estaba. Poco a poco iba perdiendo el control, y sabía que ya lo contaba cuando se metiera al a bañera.

Río un poco y se colocó a cuatro patas encima de ella. No sin antes sacarse sus pantalones y quedarse en ropa interior. Sabía que su "pequeño" problema quedaría más expuesto, pero francamente le importaba una mierda ahora. Sin poder evitarlo, juntó sus labios nuevamente con los de ella, aunque ahora era distinto. La suavidad había quedado de lado y ahora lo hacía con intensidad y salvajismo, y no quería darle oportunidad de responder. Mientras la mantenía ocupada, bajó su mano y de un movimiento le quitó los pantalones. Ahora ambos se encontraban en ropa interior.

Que sepas que estuve tentado a usar la espada, pero hacerte un rasguño me provocaría un disgusto extremo. Antes muerto que hacerte daño, aparte... me gusta estar en este estado – le susurró en el oído mientras mordía el lóbulo. Miró a la belleza que tenía debajo y nuevamente la besó como antes, y sus manos recorrían todo su cuerpo. Ni su delicioso trasero y pechos se salvaban de su caricias amorosas.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Dom 27 Ago 2017 - 5:42}

Milena continuaba allí escondida en el interior de la bañera, aunque más que estar en una situación donde desease ocultarse, era más bien para jugar. En ese momento se dio cuenta de que no tenía su espada consigo, pero si Eichi venía a cortarla usaría la gravedad para mantenerlo a raya y de paso reírse un poco. La sensación de haber una bañera le recordó a lo que pasó la última vez en aquel hotel, donde trató de seducirlo y se duchó desnuda con él. Casi se le escapó una carcajada, pero supo callarse para hacer el momento más interesante. Cuando él abrió la puerta y escuchó sus palabras no pudo evitar tragar un poco de saliva. Claro que le gustaba, pero veía mucho más divertido la situación de quedarse haciendo ese tipo de cosas. Miró un poco a su alrededor y escuchó el sonido del cerrojo echarse.

Ahora estaba atrapada allí dentro y la única salida cerrada, era posible que se hubiese metido en un buen lío. Notó al pelirrojo echarse sobre ella y su sonrojo aumentó un poco. No pudo evitar tragar algo de saliva y después se dio cuenta de que estaba en ropa interior. Podía ver a su amigo felizmente allí endurecido y entonces sus labios fueron aprisionados. Cerró los ojos rodeando su cuello con los brazos y continuó el beso sin problema alguno. Notaba que él estaba un poco más salvaje, pero no era algo que le importase, pues a ella le gustaban aquel tipo de cosas. Soltó una pequeña carcajada en sus labios y después notó que su pantalón iba bajando por sí solo. Estaba segura de que él tenía algo que ver en todo aquello y si debía ser sincera, no pensaba dejarse dominar.

- Oe… Si dices eso me haces sentir a mí mal. – Dijo mordiéndose el labio inferior cuando él mordió su lóbulo y no pudo evitar sonreír.

Era el momento de usar su gravedad mientras de nuevo le besaba. Notaba sus caricias en sus pechos por encima del sujetador y por sus braguitas de color blanco con llamas, a juego con la parte superior. Entonces se dio cuenta de una cosa. Él tenía más fuerza y estaba encima. Si usaba la gravedad… Sus ojos se abrieron como platos. Estaba acorralada. Se sonrojó al máximo mientras temblaba un poco y negó. Debía ser casualidad, era imposible que él lo hubiese planeado. Fue entonces cuando con su pie derecho activó el grifo y el agua cayó desde arriba hacia ellos. La temperatura era templada. Sus cabellos no tardaron en quedar mojados y todo su cuerpo humedecido, al ser la ropa interior blanca, se le transparentaba todo. Fue en ese momento cuando acarició su espalda mientras continuaba el beso despacio. Al cabo de unos segundos apartó su boca de la de él y lo miró un poco nerviosa desde aquella posición.

- Oye, hermanito… Esto no está bien, ¿no crees? Podrían pillarnos. – Le guiñó el ojo diciendo aquello, pues ya que estaba haría aquella fantasía con él. El problema, lo iba a tener difícil para quedar encima, pero ya lo intentaría.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Dom 27 Ago 2017 - 7:19}

Eichi río un poco, pero no le respondió a Milena acerca de ese comentario. Su objetivo nunca fue hacerla sentir mal. Simplemente así era como pensaba él y nadie cambiaría esa forma de pensar suya. Antes muerto que hacerle algún tipo de daño a su pelirroja y ya. Ladeó su cabeza al ver la mirada perversa que adoptó, sabiendo muy bien lo que sucedería. Era la que siempre ponía cuando se disponía a usar la gravedad, pero... Eso no sería posible hoy. El príncipe aprendía de sus errores y no se dejaría domar por... cuarta vez consecutiva. Fue algo que pensó de forma pasajera, pero...¿Qué pasaba cuando Milena usaba su gravedad mientras otra persona la sostenía? Si su fruta era por zona, entonces se iría también al suelo debido a la fuerza de gravedad en la persona que lo utilizó. Naturalmente, si dicho sujeto se encontraba encima suyo... Sobraba decir que la gravedad no serviría. Podía usarla si quería, pero el mismo terminaría siendo aplastado contra ella. No era como si le importara, de todas formas. Estar aprisionado con el cuerpo de su prometida era siempre una experiencia gratificante.

¿Qué sucede? ¿No puedes usar la gravedad?

Se notaba que el bastardo lo había planeado y disfrutaba de ello. Bueno, aquella era una debilidad que debía remediar. Porque si el consiguió averiguarla... No quería ni pensar si algún enemigo de ella se enteraba. Parpadeó al ver como caía agua y se dio cuenta que Milena había activado la ducha. No sabía si lo recordaba o no, pero el había dicho hace dos años que una de sus mayores fantasías era tomarla en la ducha mientras el agua recorría sus cuerpos... No pudo evitar estremecerse mientras se relamía, al tiempo que observaba intensamente como la ropa interior de su prometida se transparentaba, dejando toda la perfección a la vista. Sonrío un poco y le dio un beso corto, al tiempo que seguía acariciando su cuerpo.

¿Y eso no te excita? Porque correr el riesgo de ser pillados mientras te tomo una y otra vez... Jejejejeje, creo que la calentura no se me pasará por un rato, hermanita – dijo pervertidamente el pelirrojo, resaltando la última palabra.

Y supuso que ya era hora de aumentar la intensidad. Haciendo gala de su fuerza, el joven levantó sin dificultad a Milena del piso de la ducha. Sin darle tiempo de reaccionar, la aprisionó contra la pared de tal forma que sus piernas rodeaban la cintura del joven pelirrojo, nuevamente dejando su gravedad inutilizada. Como era más fuerte físicamente, era poco probable que su prometida se zafara de su agarre. Básicamente, la espadachín estaba completamente acorralada y a merced del príncipe.

Mmm, creo que debí usar esta posición desde hace varios encuentros atrás. Dime... ¿Qué se siente estar aprisionada y acorralada de esta forma? ¿Ser dominado por tu hermanito pequeño? – susurró en su oído, para luego lamer dulcemente su mejilla. Definitivamente, Milena era una adicción. Una muy adorable, amorosa y dulce adicción.

Luego de eso, el joven llevó sus manos por detrás de su espalda y de un movimiento retiró su sujetador. Eichi sonrío con diversión y juntó nuevamente sus labios con los de ella. Fue bajando lentamente por su cuello hasta llegar a ese delicioso valle de la perdición, al menos para él. Frunció un poco el ceño y levantó un poco más el cuerpo de su pelirroja, para dejar sus pechos justo a la altura de su rostro. Sin piedad alguna el joven atacó sus rosados pezones, saboreándolos entre sus labios. Iba alternando entre los dos, sin descuidarlos en ningún momento. Merecían la misma cantidad de cariño, después de todo...
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Lun 28 Ago 2017 - 7:37}

Cuando el pelirrojo nombró lo de la gravedad, ella no pudo evitar abrir los ojos de forma expectante, lo estaba haciendo a propósito. Tragó saliva asustada sin saber lo que decir y simplemente desvió la mirada. Su sonrojo no se iba y las caricias que recibía en su cuerpo la estaban haciendo entrar en un estado similar al del chico. Eichi estaba dominándola a ella, la máxima dominadora del universo. Se sentía bastante avergonzada, pero no podía hacer nada contra él. Aunque no podía evitar sentirse bien, pues nadie había logrado aquella hazaña con ella. Notó el rico olor de la pasión rodeando los cuerpos de ambos y no pudo evitar relamerse despacio. Sus palabras no hacían más que excitarla.

El pelirrojo la elevó y la puso contra la pared, cosa que provocó que ella le abrazara con las piernas para no caerse. Al hacerlo notó su entrepierna pegada a la de ella, la cual se transparentaba. El sonrojo de Milena aumentó muchísimo y empezó a temblar mientras cerraba los ojos y empezaba a humedecerse debido a la excitación. No era posible que estuviese cediendo en aquel terreno. Sus siguientes palabras y las lamidas la hicieron perder el control totalmente. No tardó mucho en abrazarle con fuerza y susurrarle en su oído.

- S-se siente… Se siente bien…Se siente ser de tu propiedad, hermanito…

Sus palabras también buscaban excitarle todo lo posible y por ello lo hizo con un tono sumiso y obediente. Cuando finalmente Eichi retiró el sujetador y empezó a devorar sus senos, la pelirroja no pudo evitar empezar a gemir despacio. Quería reaccionar, pero él no la dejaba hacer nada. Abrazó su cabeza hundiéndola mucho más en sus enormes senos y después de eso notó algunas gotas bajando por sus muslos y no de agua precisamente. La chica llevó una de sus manos a su zona íntima y empezó a acariciarse despacio así misma debido a la enorme excitación que estaba teniendo.

- Oni-chan… Déjame jugar contigo a mí también, no puedo continuar así… Me siento con ganas de dominarte totalmente, yo soy tu dueña y la que manda…

Sus palabras más que nada buscaban provocarle todo lo posible. Mientras tanto ella continuaba frotando en su propia zona, la cual estaba ya muy humedecida. Soltó un enorme gemido y siguió mientras dejaba a su príncipe alimentarse de sus pechos de esa forma. Se notaba que él le tenía muchas ganas a ella y eso era algo que se imaginaba, pero nunca de aquella forma tan bestia.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Lun 28 Ago 2017 - 8:44}

Se sonrojó aún más cuando escuchó aquellas palabras. No supo si considerarlo como término malo o bueno. Bueno porque lo prendía más de lo que ya estaba y reafirmaba que él ahora dominaba. Y era malo porque... era demasiado degradante. Pese a la excitación, nunca llamaría a Milena de esa forma. Muy calenturiento podía estar, pero la quería demasiado como para ponerla a un nivel así. Era su pelirroja y reina, y jamás la trataría de ese modo. Sonrío un poco y siguió jugando con las deliciosas orbes de su prometida. Realmente eran demasiado adictivas, como lo era el resto de su físico y personalidad. Nunca se cansaría de ella. Estaría hasta el fin de sus días con su preciosa y adorable prometida. Mientras seguía lamiendo, notó algo cayendo por su pierna... Y no era precisamente agua. Pausó sus caricias y miró hacia abajo, para luego arquear una ceja en señal de diversión. Se había mojado bastante... y ahora estaba acariciándose por ella misma. Un estremecimiento recorrió su espalda y su problema de allá abajo aumentó algo más de tamaño, cosa que no creía posible. Supuso que era por culpa de esa condenada espada, pero... No se quejaba.

¿No puedes continuar...? – una sonrisa se formó en su rostro y bajó el cuerpo de Milena, para que sus rostros estuvieran en línea nuevamente. – Admite que te está gustando ser la dominada ahora. Que estés mojada y tocándote a ti misma es señal suficiente de ello – susurró en su oído, para luego lamer un poco esa zona. – Oh, y debo corregir eso... No puedo dejar que sigas tu – finalizó mientras lanzaba la indirecta.

Pero antes de eso... quería probar de nuevo. Sin decir otra palabra, juntó sus labios con los de Milena. Saboreó su lengua con intensidad, usando algo de fuerza para no darle la capacidad de responder. Mientras lo hacía, movía a su pequeño amigo de allá abajo por sobre las bragas de Milena. Hubiera sido mejor si ambos estuvieran sin ropa, pero bueno. Al separarse, notó un hilo de saliva que los juntaba por algunos segundos, pero luego desapareció debido al agua de la ducha. Bajó por su cuello, para luego alzar su cuerpo en el aire. Por supuesto, la sujetaba con firmeza para que no se fuera de rostro al suelo, usando la pared de allí como apoyo.

Vaya, estas más mojada de lo que creía – comentó luego de retirar su última prenda.

Eichi miró la intimidad de la chica por algunos segundos, y luego empezó con lo suyo. Trazó sus dedos delicadamente por sus labios inferiores, haciendo eso de forma lenta por el momento. Luego fue aumentando la intensidad de sus caricias, haciendo gala de la destreza que había obtenido para estos temas. Viendo que se trataba de Milena, no tenía porque contenerse, por lo que introdujo tres dedos de una sin compasión. Una sonrisa perversa se formó en su rostro, para luego acercar su cabeza y empezar a lamer aquel botón sensible que se encontraba arriba de su zona prohibida. Hubiera usado la palabra con "c", pero era un poco obsceno.

Vamos, amor. Estoy esperando que sigas para...Tu sabes que, y no pararé hasta eso – declaró, para luego seguir.

Nuevamente introdujo su lengua mientras usaba sus dedos para estimular su intimidad. Por lo que recordaba, nunca había hecho que Milena se viniera de la forma intensa, que era literalmente el chorro de "eso". Lo quería y seguiría hasta lograrlo.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Lun 28 Ago 2017 - 9:10}

Milena tuvo un mal presentimiento, estuvo a punto de terminar tan solo cuando escuchó las palabras de su chico. Esa forma de dominarla, aquellas frases que le decía mientras la encaraba y la mantenía como su prisionera… Milena iba a darle un ataque de excitación. Estaba siendo la mujer más feliz del mundo aunque fingiese desear lo contrario. Joder, estaba a punto de suplicarle para que siguiera. Sus ojos mirando los suyos, aquella sonrisa tan… Pfff estaba a punto. Se hizo la niña buena y asintió a sus palabras de forma obediente. Admitió que estaba amando ser dominada por él. Si antes tenía a Ushio como una basura, ahora era peor que eso. Eichi era un monstruo. Era una máquina, era un Dios para ella. No había hombre que se comparase con el luchador.

Notó el beso de su amante en sus labios, lo siguió como pudo mientras jugaba con él en su boca. Entonces notó aquella sensación allí abajo. Milena iba a estallar, no podía más, su cuerpo temblaba como nunca. Dos años y sin nada y aquello del tirón. Sus ojos casi se iban a poner en blanco. Sus dedos no paraban de moverse de un lado a otro y creía que iba a morir. Cuando retiró su última prenda y dijo aquellas palabras no pudo evitar regalarle algo que quisiera escuchar.

- Tú h-has provocado eso en mí… Estoy a nada de perder la cabeza, Eichi-sama…

Temblaba, mucho, muchísimo. No pudo aguantar más. Los dedos del pelirrojo, su lengua, su boca, sus palabras. Milena se estuvo conteniendo todo el rato, pero había llegado el momento. La pelirroja gritó con fuerza, estaba teniendo un orgasmo brutal. Se agarró al grifo y gritó como nunca antes en su vida. Sus fluidos salían disparados en varias direcciones mientras ella continuaba gimiendo con fuerza. Al cabo de un par de minutos, la pelirroja quedó con la espalda pegada a la pared. Sus piernas estaban totalmente abiertas. Sus ojos entrecerrados, su cara enrojecida por el vapor de la ducha y la vergüenza. Su boca abierta y su lengua totalmente estirada hacia afuera.

Tan solo le faltaba… No, también lo tenía. La saliva caía por sus comisuras al casi no poder ni tragar. Eichi la había llevado totalmente al cielo y ahora no podía responder. Su mente estaba en blanco y no podía evitar que su entrepierna continuase mojada pese a todo. Se abrazó a él todo lo que pudo y empezó a temblar del gusto. No había experimentado algo así en la vida y algo le dijo que podía volverse adicta. Su boca continuaba muy abierta y su aliento salía constantemente. Sabía que allí no acababa la cosa, pues el pelirrojo no había hecho nada y estaba segura de que él también lo deseaba. Por el momento continuaba bajo su poder, pero esperaría la ocasión.

- Oni…

Pudo susurrar aquello antes de quedar entre sus brazos, aunque sentada y con la pared en la espalda. Mirándole un poco desde abajo y sonrojada a más no poder. Le esperaban unos meses demasiado placenteros y perfectos.

- ¿Y-ya ha terminado conmigo, Oni-sama? – Preguntó jadeando.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Mar 29 Ago 2017 - 6:26}

Eichi seguía disfrutando del delicioso néctar que salía de la intimidad de la chica. Cada minuto que pasaba, la cantidad que fluí iba aumentando. Por otro lado, los gemidos de su amante era música para sus oídos. El sonido aumentaba, y la intensidad de la lengua y los dedos del joven también lo hacían. Sabía que Milena estaba cerca de venirse de la forma que quería, por lo que no podía darse el lujo de disminuir la presión ahora. Finalmente tras lo que pareció una eternidad, la pelirroja tuvo el orgasmo de su vida. Las paredes de la ducha se mancharon, pero se limpiaron gracias al agua de la ducha. Eichi intentó beberse todo, pero no pudo al final. Su prometida se había venido demasiado de una sola vez, tanto que manchó su cara y torso. Pese a eso, siguió lamiendo con felicidad hasta que terminara. Nunca antes había probado algo más delicioso en su vida y algo le decía que se volvería un completo adicto. Ahora cada vez que tuvieran coito, el joven se aseguraría que se viniera, por lo menos, una vez así... Aunque podía seguir. El pelirrojo era bien dotado de resistencia, después de todo. Tenía todo el tiempo del mundo.

Volvió a pararse para ver el estado de su amante y lo que vio lo dejó sin habla, además de tener que usar todo su auto control para no hacerla suyo. Lo haría a su manera y a su propio ritmo. Tragó en seco y sintió algo de dolor debajo. No se pudo contener y se quitó la última prenda que le quedaba, para luego suspirar de alivio al tener su herramienta liberada. Estaba lista para la acción, demasiado diría él. Nunca antes había tenido un endurecimiento tan potente como el que tenía ahora. Escuchó las palabras de la joven y no pudo evitar que sangre saliera de su nariz. Por suerte, fue lavado junto al resto de los fluidos de Milena gracias al agua de la ducha. ¿Qué hacer ahora? Ya habían hecho todo... y solo quedaba el plato principal. Bueno, el no recibió atención, pero le daba un poco igual. El dominaría esa noche y si dejaba que su pelirroja se liberara para intentar eso... Probablemente le devolvería el doble o triple de lo que le hizo.

Quién sabe. La noche aún es joven y tenemos todo el tiempo del mundo, hermanita – río un poco, aunque lo último lo dijo con un toque seductor.

Vio como estaba Milena y no pudo evitar agacharse para tomar su lengua entre sus labios. Empezó a succionar y a chupar aquella delicia, todo delante de sus ojos debido a que no lo estaba haciendo dentro de su boca. Al cabo de unos minutos, se separó y volvió a quedarse parado frente a ella.

Eres demasiado hermosa y definitivamente voy a cuidar a una gema como lo eres tu – susurró mientras acariciaba su cabello.

Fue en eso, que se dio cuenta de la posición en la que habían quedado. Milena agachada y el de pie... Sus ojos de abrieron de forma exagerada. Se sacó tan rápido los calzoncillos, que era probable que hubiera golpeado levemente la frente de la pelirroja con su herramienta en el proceso. Tragó en seco, sin necesidad de mirar hacia abajo para saber que su intimidad estaba apuntando directamente hacia el rostro de su amante. Se rascó la cabeza y colocó ambas manos en su hombro. Sabía que no podría usar su gravedad estando acorralada de esa forma, pero igual quería prevenir un poco.

Amor, podrías ayudarme con eso un rato... Por favor – pidió el pelirrojo. Si se negaba, no iba a poner pegas. Nunca obligaría a su prometida a hacer algo que no quisiera, después de todo.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Mar 29 Ago 2017 - 6:47}

El piropo sobre la gema hizo a la pelirroja volver a agachar la mirada. No paraba de avergonzarla una y otra vez con aquel tipo de palabras bonitas. La científica se sentía la persona más feliz del mundo con su querido rey dándole aquellos tratos. De hecho, estaba bastante cómoda debido al placer que él le había dado. Fue en ese momento cuando tragó saliva y después de unos momentos pensó en darle placer a él. Lo malo es que no la dejaba, con su manía de dominarla y habiendo descubierto su debilidad… Si se liberaba iba a usar un látigo, tacones y consoladores. Lo convertiría en su esclavo y lo violaría. Lo tenía merecido. Aunque todo desde el amor y cariño que sentía por él.

Los ojos de la espadachín se abrieron mucho más cuando el miembro de su amante salió a la luz y dio en su frente. El sonrojo que tenía, que ya era enorme, aumentó mucho más. Encima él colocó sus manos en los hombros de ella y dijo aquello. Estaba sentada y con todo frente a sus ojos, bastante tuvo con no desmallarse cuando él le absorbió la saliva de su lengua. En aquel momento casi tuvo otro orgasmo, bueno no, pero se excitó mucho. La chica no tardó mucho en empezar a usar sus manos despacio mientras miraba a sus ojos avergonzada. Las movía despacio, pero de forma intensa, aunque algo le decía que él no deseaba aquello. Debía admitir que después de dos años sin verlo, era capaz de hacer cualquier cosa. Nunca fue tan salvaje con él, pero porque lo amaba.

- M-muy bien…

Cerró los ojos despacio y tomó todo el aire posible. Debía también hacerle venirse cuanto antes. Continuó usando sus manos con la mirada algo baja, si en ese momento cruzaba sus ojos con él, podía morirse de vergüenza. Entonces supo que había llegado el momento. Estando allí ambos empapados en el agua de la ducha, estando ella en aquella posición y él de pie. Sí, podía darse el lujo de hacer aquello que Eichi no había probado por el momento. Abrió sus filos labios sin pensarlo mucho y depositó un beso primero. Después negó muchas veces mientras hinchaba los mofletes. No era que no le gustase, le daba mucha cosa. Entonces dejó que sus instintos la dominaran.

- Para mi rey… Disfrútalo… – Mencionó con un tono algo pícaro.

Milena abrió su boca y empezó a satisfacerle. Lo único que sabía es que no pensaba parar hasta que él fuese quien lo dijera. No le importaba estar así media hora si era necesario. Con sus manos se agarró despacio a las piernas de él para no cansarse y tener un punto de apoyo. Usó tan su lengua como sus labios y sus movimientos iban alternando. De ir rápido pasó a lento, de lento a rápido y así sucesivamente. Se aseguró de que darle toda la atención necesaria tanto dentro de su boca, como cuando lo sacaba a veces y usaba su lengua. Finalmente continuó con ello en el interior mientras mantenía sus ojos cerrados a la espera de que su rey decidiese.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Mar 29 Ago 2017 - 8:13}

¿Enserio lo iba hacer? Honestamente Eichi estaba preparado para restarle importancia al asunto por si Milena se negaba, pero su reacción lo tomó por sorpresa. Bueno, no era como si no lo hubiera hecho antes. Recordaba perfectamente el último encuentro que tuvieron en Water Seven y como su prometida, en ese entonces novia, hizo de las suyas. Por supuesto, fue algo pasajero y que duró poco, pero algo le decía que ahora sería completamente distinto. Tragó en seco al ver que lentamente iba acercando su rostro y soltó un gemido debido a la mano de su pelirroja en su intimidad. Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, la pelirroja cortó la distancia y empezó a darle placer. Una escalofrío recorrió su espalda y instintivamente cerró sus ojos, al tiempo que gemidos seguían saliendo de sus labios sin que pudiera controlarlos. Era una de las sensación más placentera que había sentido en su vida, solo detrás a la que tenía cuando se unía por completo a Milena. Algo de saliva bajó por la comisura de sus labios y su mente solo se concentraba en la boca de su preciosa prometida. Mientras la pelirroja seguía con lo suyo, el luchador sujetaba suavemente la cabeza de ella y le hacía cariño en sus rojizos cabellos.

Pasaron uno, dos, tres... Eichi perdió la cuenta de cuanto tiempo había pasado, pero supuso que era considerable. Aparte, podía sentir como algo amenazaba con salir al exterior. El pelirrojo sabía lo que era, pero se sorprendía que lo tuviera tan tempranero. Supuso que estar dos años sin poder tenerla entre sus brazos, le había afectado más de lo que esperaba.

A-amor, ya me voy a... – se estremeció, dejando esa sentencia en el aire.

Eichi no hizo nada, tan solo se aguantó lo más que pudo. Le estaba dando la elección a Milena de donde recibirlo, por lo que ese tiempo fue más que suficiente para que tomara una decisión. Sin poder evitarlo, dejó escapar un sonoro gemido y se liberó por completo. Como era la primera vez en dos años que ocurría, el joven dejó escapar una cantidad considerable. Un sonrojo se formó en su rostro, al tiempo que jadeaba un poco debido a la intensidad. Se quedó así durante algunos segundos, dejando que el agua se ocupara de limpiar lo restos que quedaban. Alzó a Milena nuevamente en el aire y, sin darle tiempo de responder, besó intensa y salvajemente esos deliciosos labios mientras la abrazaba por la cintura. No le iba a importar si tenía restos de "eso" porque... Bueno, el también tenía el de los fluidos de su amante.

Demasiada previa por un solo día, así que si no te importa...

Cerró el agua del grifo y cargó a su pelirroja en los brazos, para luego salir de la ducha. Quitó el seguro de la puerta con una mano y volvieron a la habitación. Dejó suavemente a Milena en la cama mientras el joven pelirrojo se ponía encima. Se dedicó a observar por algún tiempo mientras trazaba delicadamente el cuerpo de su prometida con un dedo. Pasó por su frente, nariz, boca, cuello, pecho, estómago, intimidad... Una dulce sonrisa se formó en su rostro, para luego darle un pico.

Realmente eres perfecta – murmuró, y se podía notar muy bien la adoración en su voz hacia la diosa pelirroja.

Ladeó su cabeza hacia un lado, para luego mirar su herramienta. Para su sorpresa, seguía igual de dura que antes. Si bien consiguió calmarse un poco, no se notaba casi nada. Negó con la cabeza y alineó su intimidad con la de su pelirroja, para luego entrar lentamente dentro de ella. Al principio lo llevó con cuidado, pero luego fue aumentando la intensidad a cada minuto que pasaba...
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Mar 29 Ago 2017 - 9:07}

Milena escuchó las palabras del pelirrojo y por ello no tardó mucho en abrir los ojos como platos. Tal vez si todo aquello terminaba dentro de su boca… Se sonrojo muchísimo y tras un leve jadeo separó sus labios y apuntó hacia la bañera. Cuando todo salió vio al agua limpiar todo y mostró una sonrisa. No le hubiese importado si él hubiese terminado allí, pero ya que se había tomado la molestia de avisarla… Bueno, mucha cantidad no, pero podría limpiarlo, eso sí. Cuando expulsó todo usó su boca para quitar los restos y de paso le guiñó el ojo relamiéndose cuando terminó.

- Delicioso… Pero sin duda tu boca es mucho más adictiva, mi querido hermanito. – Dijo mirándole de forma dulce. Lo amaba muchísimo.

La pelirroja le besó con intensidad cuando él lo hizo y le pegó a ella de forma rápida. Empezó a jugar con él, pero esta vez usó su lengua lo más veloz que pudo para ponerle la cosa algo difícil. Cuando fue llevada a la cama notó el cuerpo de él encima y cuando empezó a penetrarla no pudo evitar soltar un pequeño gemido. Esta vez iba a ser ella quien jugase con él, por lo que se relamió y le abrazó con fuerza. Dado que él debería estar con las rodillas sobre el colchón para el acto, ella usaría eso a su favor. Con sus piernas libres daría un toque en sus rodillas y usaría la gravedad aumentada de repente. Giraría al mismo tiempo y trataría de quedar encima. Con aquel sucio truco quedaría sobre él, pero estando ambos sexos unidos.

- Me temo que alguien ha sido malo…

Milena entonces salió de él y se colocó en pie. Ahora Eichi debía estar rabiando por seguir tomándola y ella aprovecharía eso. La pelirroja entonces decidió empezar con su juego, el cual iba a durar mucho tiempo. Cogió de nuevo a Eros y esta vez trataría de cortarle en la otra pierna y muy levemente. Entonces la guardaría de nuevo y le miraría. Milena se colocó un pantalón y su sujetador, después de eso paseó su mano por el miembro de su chico y empezó a acariciarle de nuevo despacio.

- No sabes lo que voy a divertirme ahora, Eichi. Me has dominado y me has hecho tu presa… Es el momento de cambiar los papeles, pero las mujeres somos algo más hijas de puta. – Dijo con un tono sádico.

Dejó de acariciarle y colocó su pie desnudo sobre su herramienta. Empezó a frotar despacio haciendo aquello con la planta de su pie al mismo tiempo que le aplastaba un poco. Aquello tal vez le estaba volviendo loco.

- Primera norma, te dirigirás a mí como tu dueña. Segundo, no puedes terminar hasta que yo te lo ordene. Tercero, te voy a destrozar, amor mío…

La pelirroja entonces hizo presión con su pie sobre él y después de eso dejó caer algo de saliva desde su boca hasta la intimidad de su chico. Una vez hizo aquello continuó frotando con el pie mientras una risa siniestra surgía de su boca.

- Que bien me lo voy a pasar…
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Miér 30 Ago 2017 - 6:45}

Eichi había calculado algo mal el cómo debió haberse puesto. Debió haberse quedado parado, pero ya no había caso. Milena lo tomó por sorpresa con ese truco tan sucio, y ahora se encontraba debajo de ella y con su cuerpo pesado debido a la gravedad. Frunció un poco el ceño, pero luego relajó sus facciones y sonrío nuevamente. Se la había jugado y ahora debería pagar el precio. "Me pregunto si...". Pensó en algo, pero luego negó con la cabeza. No estaba seguro si funcionaría o no, por lo que no le quedaba otra. Más tarde lo intentaría, de todas formas. De momento dejaría a la pelirroja jugar lo que quisiera, pero ya se la cobraría luego... más luego de ver lo que hizo. Entrecerró sus ojos y suspiró. Con Milena ya se esperaba eso, así que no le sorprendió que se hubiera retirado de allí. Conociéndola, él mismo tendría que suplicar para empezar con el acto final. Iba a rascarse la cabeza, pero recordó que no podía mover su cuerpo por el momento y suspiró. Esa fruta era una completa molestia, pero debía dar gracias porque ella tuviera una protección así. Difícilmente alguien superaría su fruta, a menos que se tratara de una Zoan.

Se estremeció al ver que lo cortaba de nuevo, ocasionando que volviera a su estado anterior. Se sonrojó un poco y su amigo estaba activado por completo... de nuevo. Quitando eso, no hubo muchos cambios. Tantas veces siendo afectado por el poder de las feromonas, lo había vuelto algo más resistente que el resto. Seguía afectándole, pero era más por quien era el objetivo de su lujuria que por otra cosa. Si se trataba de otra persona... supuso que no le haría nada. Entrecerró sus ojos y un puchero se formó en su rostro al ver que se ponía su ropa de nuevo. Una cosa era incitarlo y aguantarlo, y otra muy distinta era llegar hasta ese punto.

N-no tienes que decirlo – consiguió decir, jadeando un poco debido a la jodida espada.

Escuchó sus palabras y se estremeció un poco. Ahora pagaba el precio de su idiotez, pero debía esperar y aguantar hasta que tuviera su oportunidad nuevamente. Pese eso, no pudo evitar gruñir en su dirección. Cerró sus ojos por algunos segundos y luego miró fijamente a Milena. Sonrío un poco y suspiró un poco, para luego gemir. Empezó a gemir levemente debido a lo que hacía con su pie, aparte con la saliva... Cada vez se iba excitando más.

Esta bien, l-lo haremos a tu manera – infló sus mejillas un poco, para luego sonreír siniestramente por primera vez en su vida. Se notaba que pasar tanto tiempo con ella, había hecho que tuviera parte de las características de su prometida. – Pero ten en cuenta esto: Veo una opción para darlo vuelta y te aseguro que nuevamente los papeles se cambiaran. Así que ten cuidado... ama – gruñó un poco y se relamió, para luego mirar seductora e intensamente a su pelirroja. Ahora que se acostumbró, tenía para rato antes que volviera a venirse nuevamente...
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Miér 30 Ago 2017 - 7:09}

El pelirrojo se había condenado llamándola ama. Ahora sí que podía verse en su rostro una felicidad inhumana y exagerada. Tenía vía libre para violarlo allí mismo sin compasión y a su forma. Se mordió el labio inferior y soltó un suspiro increíble mientras continuaba acariciando con su pie. Lo que iba a disfrutar no lo sabía nadie. La pelirroja haría todo lo posible para que él no le diese la vuelta a la tortilla de ninguna forma. Ya lograría un poco de kairouseki y podría putearle un poco de forma cariñosa. Se rascó la cabeza y después de unos momentos le acarició despacio un poco más. Quería ir dándole placer mientras pensaba lo que iba a hacerle. Al cabo de un minuto frotando su pie en él tuvo la solución. Aquello era arriesgado, pues luego él podía vengarse, pero era su turno.

- Ya sabes lo que me gusta lamer…

Su tono había sido siniestro cuando menos y se arrodillo ante él. Hizo el amago de acercar su lengua hasta su zona intimida, pero después negó. No haría eso. Se levantó y caminó hacia una estantería. En ella vio algo que llamó su atención. Eran velas y bastante largas. No eran muy gruesas, pero una sonrisa enfermiza apareció en su rostro. Las cogió despacio y volvió junto a su chico. Cogió la primera y la introdujo en su boca empezando a lamerla de forma un poco provocativa. La segunda trató de meterla directamente en la boca de su pelirrojo. Se agachó frente a su herramienta y le dio unos toques con la vela, después la llevó hacia otra zona mientras sonreía.

- Amor mío, voy a hacerte mi princesa. Quiero tu primera vez por detrás y como soy tu ama, deberás aceptarlo con gusto mientras disfruto.

Milena entonces acercó la punta hacia la entrada trasera de su chico y presionó un poco. Iba lamiéndolo en cortos intervalos para humedecerlo todo lo posible. No iba a hacerle daño, por lo que iría muy despacio. Después de unos momentos logró introducir la punta y entonces se echó sobre él besándole en los labios. Cerró los ojos despacio y siguió metiendo la vela dentro de él. Mediría unos veinte centímetros y ya iban unos diez. La dejó de meter y empezó a sacarla despacio, para después volver a introducirla. Mientras tanto le besaba los labios y con su mano libre acariciaba su herramienta despacio para de esa forma tenerle contento.

- Mmm…

Hacía sonidos provocadores en su boca con la intención de excitar a su princesa. Era suya esa noche y sí, le había cambiado el género así de gratis. La haría gemir y pedir que no parase de penetrarla con aquella vela que estaba usando.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Jue 31 Ago 2017 - 7:01}

¿Cuando más estaría haciendo eso? O sea, no se quejaba, pero conociendo a Milena... Era raro que no hubiera seguido con algo luego de algún tiempo. Internamente no pudo evitar estremecerse, porque si estaba tomándose su tiempo para pensar en alguna "tortura" para él... Sabía que no sería nada bonito, pero al menos esperaba que no se dejara dominar tanto por eso. Pese a eso, no le importaba demasiado. La seguiría amando, tuviera la personalidad que tuviera. Escuchó sus palabras y miró con expectación a su pelirroja, al tiempo que arqueaba levemente una ceja. ¿Enserio lo iba hacer? No tenía idea si a Milena le gustaba exactamente hacer eso o no, pero si lo iba a repetir... ¿Quién era él para evitarlo? O esa era la idea, porque terminó frunciendo el ceño al ver que solo se trató de un amago. No pudo evitar inflar las mejillas un poco al tiempo se quejaba por dentro. Realmente ella lo estaba matando con tanto juego y su intimidad estaba que explotaba. Poco más y terminaría sacudiéndose la gravedad por pura fuerza de voluntad, pero si no tenía respaldo para aprisionarla antes que volviera a utilizarla de nuevo... no serviría de mucho.

Sus ojos se abrieron de forma exagerada cuando vio lo que Milena había sacado de la estantería y palideció de golpe. ¿No se atrevería a hacer lo que creía... o sí? Lo cierto era que uno podía esperarse de todo de la pelirroja, pero esta era superior incluso para ella. Una cosa era dejar que usara los dedos, y otra muy distinta era insertarle una vela de veinte centímetros en el culo. No, no podría evitar salir adolorido de algo así. Intentó moverse, pero sus esfuerzos eran en vano. Su fruta era realmente poderosa, y si bien podía forzarse a hacer un movimiento, debería ser en el momento clave para aprisionarla nuevamente como en el baño. Si no se acercaba lo suficiente, no podría lograrlo y tendría que sufrir bajo su suerte.

Luego de insertar la vela en su lengua y golpear levemente su intimidad con esta, había llegado la hora de la verdad. Sabía de sobra que no podría escapar de esta, así que no le quedaba otra opción más que prepararse. Cuando sintió como el objeto entraba, tuvo que morderse el labio para evitar soltar un pequeño grito. En su cara se notó solo un deje de desconformidad, pero era de esperarse. Comparado con perder un ojo y romperse todos los huesos del cuerpo, aquello no era nada. Tan solo debía acostumbrarse, aunque era un poco difícil teniendo en cuenta la longitud. Pese a eso, ya no le recriminaría nada a Milena. Su propia herramienta era del mismo tamaño, o un poco más gracias al poder de la espada. Luego de cierto incidente en su entrenamiento se dio cuenta que creció en varias partes de su cuerpo... Incluido en ese sector, muy para su bochorno.

Estás... mucho más prendida que otras veces – comentó levemente, ocultando muy bien su disconformidad con un tono de voz relajado.

Antes que pudiera seguir pensando en eso, sin embargo, Milena se echó sobre él y lo besó intensamente en los labios, aparte de acariciar su herramiento también. No pudo evitar gemir, olvidando la disconformidad de allí abajo. En eso, se dio cuenta de cierto detalle que había pasado por alto. Abrió un ojo y se dio cuenta de la posición en la que se encontraban. Sin poder evitarlo, usó su poder de viento para formar una leve bala de viento e impactarlo en el costado de la pelirroja. No le iba a doler, puesto que usó la potencia más mínima posible, ni siquiera toda la velocidad. Sería suficiente para descolocarla de su posición encima suyo y sorprenderla, ocasionando que perdiera el control un poco y solo sentiría un cosquilleo en su estómago... Y era ahí cuando ocuparía su chance. Usando toda su fuerza de voluntad, rodeó la espalda de su pelirroja con sus piernas y lo invirtió, quedando nuevamente él encima de ella.

Me parece que los papeles de han cambiado de nuevo – dijo suavemente, pero sin la dominación que tuvo en la ducha.

Se aseguró de mantener firme su cadera y colocó sus manos en sus hombros con la fuerza justa para no hacerle daño, pero si para que no se pudiera levantar. La expresión en el rostro del pelirrojo era algo extraño, puesto que tenía fruncido el ceño un poco. Suspiró un poco y cambió la posición, quedando el sentado con ella encima y rodeando su cintura con sus brazos. Si usaba la gravedad, se iría de frente con ella debajo de él.

¿Por qué? – preguntó, confundido. Milena nunca hubiera cometido un error así, por lo que solo quedaba una opción... – ¿Por qué hiciste eso a propósito para que lo invirtiera de nuevo? ¿No querías dominarme por completo? – Por suerte la vela quedó olvidado en el piso, porque no le hubiera hecho gracia enterrarse eso al estar sentado.
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Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] Empty Re: Una Dulce Melodía. [Privado] [Milena-Eichi] {Jue 31 Ago 2017 - 7:32}

Lo continuaba besando con cariño mientras jugaba con él y usaba su mano para hacerle sentir mejor. Era su deseo que su chico estuviese bien atendido en todos lados, literalmente. Esperaría un poco más antes de continuar metiéndole la vela algo más profundo. Tal vez después hacía otra cosa más divertida, pero por el momento continuaba junto a él. El ambiente era perfecto y aprovechando que lo tenía con tiempo infinito… Ella no tenía que volver al trabajo, pues un científico trabajaba cuando le daba la gana. Soltó una pequeña risa sabiendo que Corvo debía llamarla con una semana de antelación, por lo que el tiempo que estaría con su pelirrojo sería enorme. Su rostro expresaba felicidad al ver aquella mirada de su hombre pollo. Ya le haría chistes de plumas, pero por el momento quería disfrutar al máximo de su chico en todos los aspectos.

La joven entonces notó su cuerpo ser volteado tras aquella pequeña sensación en el torso. Notó el cuerpo del pelirrojo echarse sobre ella y un ligero sonrojo invadió su rostro mientras le miraba fijamente a los ojos. Tragó un poco de saliva y después no pudo evitar mostrar una sonrisa llena de dulzura. Escuchó entonces sus palabras y quedó sentada sobre él. En ese momento anuló la gravedad totalmente y le miró a los ojos con cariñó. Lo tomó de las mejillas y lo besó sin decir nada. Después de aquello Milena mostró una sonrisa amable y cariñosa que nunca antes había mostrado. Sus ojos estaban un poco humedecidos y se notaba una felicidad enorme en su rostro. Estaba en el momento más feliz de su vida seguramente y eso estaba clarísimo. Le dio un mordisco en la nariz de forma juguetona y después le contestó con un tono de voz relajado y lleno de cariño.

- Es debido a que te amo… – Hizo una leve pausa para pegar su frente a él y dejar sus cabellos caer sobre el rostro de su pelirrojo, después continuó hablando. – Estaba deseando que volvieras a dar la vuelta a la tortilla. Cuando me has hecho tuya en la ducha me he sentido tan amada y tan querida que no he podido evitar desear que ocurriese de nuevo. Desde el momento en el que te conocí he deseado algo que no sabía explicar, aquel masaje me hizo sentir curiosidad por ti, el hecho de que no te negaras y obedecieras a una desconocida. Cuando nos reunimos en el lago ya sabía que te amaba sobre todas las cosas. Cuando en el hotel traté de provocarte de nuevo y no funcionó me sentí frustrada e hice la gilipollez de ir con ese payaso. Cuando me salvaste en Síderos… No pude más. O eras para mí, o no quería seguir viviendo. Cuando aceptaste mi petición de ser mi chico… Fui la persona más feliz del mundo. Ahora que ha pasado esto he podido confirmar que incluso sin verme dos años me amas tanto como yo a ti. Es por eso que quiero estar toda la vida contigo, tener hijos contigo, unirme a ti para siempre y morir junto a ti llegado el momento. Te amo, Eichi-kun. – Tras aquellos más lágrimas salieron de sus ojos y no pudo evitar abrazarle.

Le daba igual que él estuviese desnudo, lloraba de alegría y tan solo deseaba continuar estando pegada a él. Entonces fue cuando por primera vez en la vida empezó a temblar con mucha violencia. Finalmente, la pelirroja empezó a reírse por fin. Nunca había conocido aquella sensación, pero ahora lloraba y reía al mismo tiempo de alegría. Su risa era dulce y adorable, como la de una cría, todo lo que había estado ocultando toda su vida. Le besó de nuevo y giró dejándole encima de ella mientras le guiñaba el ojo.

- Quítame el pantalón y termina lo que has empezado, amor mío. – Terminó de decirle rodeando su cuello y pegándole a ella para besarle de nuevo con felicidad.
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