Camino enlazado [Priv. Pasado] [Byakuro & Kaede]

Aghhh maldita sea... ¿Por qué tuve que venir a Little Garden en este maldito bote? No creo que llegue ni a la próxima isla con esa basura, antes me hundo en medio del océano. Apoyé mi mano sobre la cabeza suspirando. No podía ser otra isla no... Little Garden. Aquí ni siquiera había una civilización y no me gustaba por las historias que había escuchado de este lugar, se dice que había animales extraños y gigantes. Solo de pensar en eso me daban escalofríos. Mientras tanto yo seguía en la arena acompañada de Yoru sin saber qué hacer. Había varias opciones en mi cabeza: Recorrer la isla, investigar si había algún tesoro o... ir en busca de esos animales extraños, aunque me diesen algo de miedo. Era todo tan tentador.

Empezaría por algo sencillo, daría unas vueltas por el bosque y luego volvería a la playa. Eché a correr y miré para atrás -¡Vamos, Yoru!- El también echó a correr conmigo e incluso me adelanto yendo el de primero. A veces pienso que tiene algún complejo de superioridad, otras que tan solo quiere ser primero por si algún peligro se acerca y así protegernos los dos. A veces me pregunto qué haría yo sin él, ya que es el único que me hacía compañía cuando estaba sola y no era como eses humanos, el no abandonaba.

Escuché un sonido proveniente de unos matorrales. Me detuve en seco y no me moví del sitio. Yoru regresó rápidamente a medida que rugía. Estaba paralizada, saqué mis dos pistolas y apunté hacia el matorral. Al mínimo movimiento apretaría el gatillo… No lo podía creer. Un simple conejo era lo que estaba allí dentro. ¿Desde cuándo me había vuelto tan cobardica? Ahora me asustaba de hasta un triste conejo. Suspiré.

Guardé las pistolas y volví a caminar a medida que acariciaba la cabeza de Yoru. Aunque esta vez sí que vi algo ¿Aquello era una persona? ¿En medio del bosque? Quizás debería acercarme o esperar a que se vaya…

Seguía observando a aquella persona. Yo me había escondido tras unos arbustos para verlo más de cerca. Saqué mis dos pistolas y miré a Yoru, este se quedó quieto y sin rugir. Me levanté y caminé hacia allí. Estiré mis brazos y vi que empezaba a sacar unas alas blancas como si fuera un angel. Me quedé boquiabierta ante ese gesto ¿qué clase de humano hacía eso? Era increíble. A pesar de fijarme en ello, algo por los cielos y los alrededores me llamaba demasiado la atención. Veía todo tipo de criaturas sobrevolar por las alturas de la isla. Nunca las había visto, pero ahora me daba cuenta de que merecía la pena.

Necesitaba llamar su atención como fuese, corrí hacia allí lo más veloz que pude y en cuanto me quede a un par de metros de el disparé a los lados para llamar su atención. Después de eso sonreí. Me fijé que tenía un pequeño camaleón con él. Miré a Yoru sonriendo y pase mi mano por su cabeza, ya que estaba tenso. No le gustaba la idea de tener otro animal a su lado, siempre se acababa enfadando. -Tranquilo Yoru, no hará nada...- Pensé mirándole.

Tras eso me acerqué aún más. Con las pistolas hacia abajo, sin guardarlas, ya que no debía confiarme demasiado. -No me esperaba encontrar a nadie por este bosque, pero... lo que has hecho con esas alas me ha resultado... extraño. ¿Eres humano?- Pregunté sin rodeos. Quería averiguar sobre aquella persona, estaba segura que no encontraría más contacto en toda la isla salvo este.