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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 19:05}

SITUACIÓN GENERAL

16:00 Mariejoa
Las olas arrasan con todo a su paso mientras los últimos ascensores salen hacia la ciudad de Mariejoa. El enorme robot de combate del Paraíso es arrastrado por la fuerte agua, no sin antes lanzar un enorme disparo contra los Gyojin, destrozando en el proceso gran parte del puerto. La mayoría de los barcos son devorados por las olas, salvo un par de barcos afortunados (entre ellos el del Shichibukai Dexter Black, que se eleva sobre las aguas) o la tortuga del clan Lupus Custos.
Pero la guerra no va a acabar ahí. El enorme barco volador empieza a flotar sobre la ciudad. Está pasando sobre el Barrio Comercial cuando la tierra empieza a temblar bajo él, y un enorme géiser de agua a presión revienta el suelo y alcanza el navío volador. De golpe, el barco tuerce hacia babor y cae en la zona, destrozándose contra un edificio gigante. Las alas desaparecen en el interior, y unas figuras salen a toda velocidad de él, un instante antes de estrellarse.
El géiser empieza a perder potencia, y el agua cubre toda la zona con un enorme charco. ¿Qué demonios está pasando? Del interior del agujero creado por el géiser salen cientos de Gyojins. La pesadilla se repite. Empiezan a cargar contra todo lo que ven.


NOTAS

1) Karl, Alex, Shun, Satou, Isma, Jesaix:
2) Minato, Fear, Issei, Deivid, Shiroi, Kidah, Leoshiro:
3) Jack Dralion Stark:
4) Dexter, Deathstroke, Uracha, Worgulv, Midorima, Hinori, Nemo:
5) Kaín:
6) Meneror:
7) Asderdeker, Rob Marney:
8) Raikov:
9) Drako, Noc:
10) Kaishi, Garland, Joseph:
11) Flea, Erik, Kodama, Sora:
12) Hiren:
13) León, Haine, Eris, Al Naion:
14) Vagadus, Kasan:
15) Nemonic, Sinclair, Kaito, Furukawa:
16) Arribor, Rose:
17) Liam, Bale:
18) Sawaki, Habu, Shio, Kaiser, Abraham, Cánabar, Lugh E., Kamemaru, Date, Goliat, Yumiko, Alice:
19) Crock, Akai, Etsu:
20) Ban:
21) Etsu Rui, Aileen:
22) Vongola, Ugetsu, Ushi:
23) Lugh F., Virginia:
24) Roy, Mellanie, Maximillian:
25) Break:
26) Elkilian:
27) Rhaegel:
28) Sawn:
29) Bleyd:
30) Ryuta:
31) Kaede, Shi:
32) Kurotabo:
33) Abel:
34) Kyros:
35) Derian:
36) Eoghan, Rowan:
37) Xira, Xenmas:

MAPAS

El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Amyzjc
El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) 35bz9fb
Drako Hyrule
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 19:59}

No recordaba bien que había ocurrido hacía unos minutos atrás, pero volví en mí cuando unos hombres trajeados de negro se acercaron cerca de Kimura y yo. Se nos acercaban lentamente, cada vez más, y de un brusco movimiento, sin darnos tiempo a si quiera reaccionar, uno de ellos me cogío y se elevó a una gran altura. Forcejeaba, pero era en vano, nada de aquello funcionó, por lo que rendido, dejé de hacerlo. Bajé la cabeza para observar que hacía mi compañero, pero me di cuenta de que él tampoco permanecía allí, sino que ahora un gran ola de unos tantos metros, y no demasiado pocos, inundaba aquel puerto.

En aquel momento me sentí muy aliviado, alabando a aquel hombre que me acababa de salvar, pero en ese mismo instante, me surgió la duda, ¿sería capaz de soltarme y dejarme caer al agua? Podía surgir la posibilidad de que aquello no fuese más que una distracción muy eficaz, para posteriormente hacer que cayese al mar y me ahogase. Miré hacia arriba, y al parecer el hombre podía correr por el aire, sin ninguna dificultad.

Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, ya habíamos llegado a una especie de ciudad, sin duda era Mariejoa. Bajamos a tierra, pero no permanecí allí parado mucho tiempo, sino que quería saber que había pasado exactamente en la otra zona del Puerto del Nuevo Mundo. Me quité la mochila, para ver si tenía todo, y así era, todo estaba dentro. Rápidamente me la volví a colgar a las espaldas, y me dije a mi mismo:

-¿Qué hago aquí parado? He de actuar, y rápido.

Tras estas palabras mentales, empecé a correr por una de las calles.

RESUMEN:
Kaiser
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 20:39}

Tal y como el gyojin esperaba, la humana suplicó por su vida. Quizás fue una petición más bien. No parecía aterrorizada. No huyó. No atacó. Tan solo se resignó a decir unas palabras a su favor y esperar la respuesta de aquel monstruo con sed de sangre. ¿Quién en su sano juicio permanecería frente a semejante bestia sin inmutarse? Aunque... ¿Valía la pena correr? Quizás era una acción inútil. Quizás era prolongar lo inevitable. La chica había hecho algo digno de elogio. Su coraje mostraba a alguien que llegaría lejos si sobrevivía. ¿Quién era él para matar a alguien como ella? No obstante, aún si se excusaba con bonitas palabras que no alcanzarían a penetrar el hielo que cubría su corazón, había disparado contra ellos. No podía dejar pasar tal ofensa sin castigo. Nadie regalaba el respeto, y la forma más fácil era conseguirlo infundiendo el temor. La otra mujer acarició el cabello de la rubia y tras pedir lo mismo, de forma breve, se fue junto al semigigante que parecía absorto en sus pensamientos. Fue una gran decisión por su parte. Gracias a eso vivirían.

-Vaya, vaya, vaya...- Se acercó más a ella y posó sus manos en su propia cintura, dejando un ángulo de unos cincuenta grados aproximadamente. Dobló su torso para acercar su rostro al de la chica y sonrió. -Has conseguido conmoverme. Son unas palabras muy bonitas y me han llegado al corazón...- Continuó. -Ah, no, si yo carezco de ese estúpido órgano inútil. Al menos para los temas sentimentales.- Su tono se volvió sarcástico y soltó una ligera carcajada. Acarició el mentón de la arquera, con la yema de su dedo índice, alzando así su mirada para que sus ojos se encontrasen. -Tranquila. Puede que viva me seas de mayor utilidad. Sí, desde luego podrías serme útil. No te mataré, pero a cambio deberás seguirme mientras dure la guerra y luego hasta mis embarcaciones. Allí te diré las condiciones para seguir viviendo. Y no te preocupes, no son deseos carnales los que me interesan ahora mismo.- Las palabras eran casi un susurro. Los demás no lo escucharían, tan solo ella.

Se levantó y la tortuga puso una mano sobre su hombro. Le comentó que sería un buen sujeto de pruebas. Justo lo que Kaiser pensaba. Kamemaru era el único que era consciente de los experimentos de la orca. Era el más sabio de todos, el más anciano y al único al que le había mostrado sus hazañas, pues creía que era el único que las entendería y apreciaría. A Bisutomaru prefería mantenerlo al margen. El laboratorio estaba vetado para él de forma radical. No quería que el tiburón cobrizo arrasara con las instalaciones. -No le digas nada a los demás. Y mucho menos a Cánabar. Si sabe para lo que la queremos, la matará.- Continuó susurrando, esta vez para su compañero y volvió a mirar a la tiradora. -Entonces ¿Qué opinas? ¿Te atreves a acompañarnos a cambio de sobrevivir? Cabe destacar que estarás bajo mis órdenes y que tu protección queda a mi cargo si aceptas.- No tuvo tiempo para esperar una respuesta. Un sujeto apareció desde el aire y lanzó varias ondas cortantes que se dirigían hacia ellos.

Apartó a la chica y golpeó el aire con fuerza, creando una gran onda de choque junto al vapor de agua que seguramente detendría aquel ataque, al menos en su zona. A lo lejos, apareció un gran geiser que alcanzó una altura considerable e impactó en una embarcación voladora de la que no se había percatado hasta el momento. El agresor intentó huir, seguramente aprovechando la distracción. -¿Qué clase de héroe es ese? ¿Pretende salvar a los demás reduciéndolos a rodajas?- Preguntó el capitán de Atesaki, -¡Cánabar! ¡Ve a por él!- Las órdenes hacia el tiburón blanco no eran bien recibidas, pero él también estaría deseando luchar, y cómo podía negarse si segundos después, tenía a Kaiser frente a él. -¡Lanzamiento!- Gritó alto a la vez que tiraba a Cánabar por los aires, con una fuerza hercúlea y lo impulsaba con un segundo golpe en el aire que actuaría como un cañón a partir de la humedad. Este no haría daño a su compañero.

-¡Vamos chicos! ¡No debemos perdernos la fiesta!- Sabía que la mujer no se negaría, así que ordenó a todos sus subordinados que lo siguiesen hacia la zona donde había aparecido la erupción de agua. Estaría muy pendiente de su nueva adquisición. Si intentaba huir, moriría. Si colaboraba, mantendría la vida.  -Por cierto, no le toquéis un pelo. Es mía.- Le dijo a su grupo, consiguiendo así evitar un problema.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 20:50}

Antes de que Shun cumpliera la orden y de que todos subieran en el Lobo, Krauser tuvo otra "idea". Confesó el asesinato de los almirantes en Logue Town y se tachó a sí mismo de traidor. No, aquello no podía estar pasando, Krauser no era un asesino sin escrúpulos y mucho menso un traidor. Debía pasar algo, ?lo estaban manipulando? Su amigo no era así, jamás haría algo que pudiera perjudicar a inocentes. El Almirante Redfield era un hombre de morar intachable y un ejemplo para Alex, ¿qué iba a hacer ahora si perdía a su hermano? Lo miró asombrado, no podía hacer ni decir nada. Su deber habría sido detenerlo, pero no le creía culpable y no podría hacerlo.

-Krauser...- Susurró tan bajo que el sonido era imperceptible.

Él le había pedido que cuidase de una tal Minako si le pasaba algo. ¿Acaso lo tenía planeado? ¿Sabía que esto iba a ocurrir? Miles de ideas rondaron la cabeza de Alex en aquel momento. Pero no llegó a pensar ni por un solo segundo que aquello fuera verdad. Si le había pedido que cuidara de ella es porque no era una mala persona. Y había luchado tantas veces a su lado, compartido tantas conversaciones y sueños... sabía quién era Krauser. Pero antes de que pudiera hacer o decir nada, su amigo convocó la niebla que lo caracterizaba. Karl se arrojó a detenerlo, pero el Demonio de la Niebla había desparecido. Alex miró al otro Almirante con el rostro serio y triste sin decir nada. Quizás Karl sabía algo, pero no se atrevía a preguntarle. ahora había gente a la que proteger.

El lobo surcaba el aire mientras el cazador se debatía entre su deber y su amistad. Era una elección difícil, demasiado. Pero algo despejó sus dudas. Escuchó un estruendo terrible y, cuando miró hacia el origen del sonido, vio un inmenso pilar de agua. Aquella cosa derribó el barco volador. Agua... ¡Gyojins! Seguramente el barco fuera el transporte de algunos tenryuubitos o... del Gorosei. Todo era posible. Ahora tenía sus prioridades claras, su deber era proteger a la gente y lo cumpliría. Krauser no esperaría menos de él y se enfurecería con Alex si no hacía lo que tenía que hacer. Después de la guerra iría a buscarlo y ajustaría cuentas con él. Miró a todos sus compañeros y decidió arengarlos para que lo siguieran al combate.

-Sé que la guerra es terrible. Muerte, dolor, lágrimas... es la peor solución y el camino más horrible. No podemos detenerlo y estamos condenados a repetir estas atrocidades una y otra vez. Pero hay algo que podemos hacer. Confiaría mi vida a todos y cada uno de vosotros y lo haría sonriendo y sabiendo que hago lo correcto. Debemos luchar y evitar que la gente siga sufriendo. Nuestro deber es proteger a los inocentes. No somos la justicia, pero hoy combatiremos en su nombre. ¡Seguidme!- Dijo.

Acto seguido azuzó a Farkas para que volara hacia la columna de agua tan rápido como pudiera. Las cosas se pondrían feas allí y los necesitarían. Había presencias poderosas por doquier y todo se iba a pique. Los gyojin habían avanzado demasiado y la guerra había llegado hasta la Ciudad Sagrada. Peor él se sentía capaz de luchar. Aunque seguía padeciendo dolor en el costado, había disminuido gracias a su técnica. Seguiría haciéndola para mejorar su estado en lo que llegaban a la zona. Lamentaba llevar a sus compañeros a una batalla de la que posiblemente no volverían, pero sabía que todos estaban ahí para luchar por lo que era justo y confiaba en ellos. No podía arrebatarles la oportunidad de cumplir con sus sueños aunque eso significara poner en peligro la vida de todos.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 21:11}

Nos encontrábamos en el barco gracias a que Max había utilizado su fruta, espera ¿estamos en un barco volador? Si salía con vida de aquel lugar lo más seguro es que me compre uno de esos, sería casi imposible que me ataquen por los mares y seguro que van más rápido ¿Cuánto costaran? Costarían un montón, pero para sobrevivir sería lo mejor.
Nos encontrábamos por el centro de la ciudad, me hacer que a donde estaban Max y la señorita Grim:

-¿alguno es navegante o sabe controlar uno de estos?- mientras miraba mis armas, me coloque las garras de acero en la mano derecha y la espada del caos en la izquierda, tendríamos que protegernos, pero pensándolo mejor:

-Max, siento que te hayan roto la katana coge mis garras te protegerán, son unas buenas armas, te lo aseguro- mientras extendía mi brazo con la arma (le e dado una de mis garras)
Se podía escuchar un ruido como una bomba, cuando de pronto, un chorro de agua rompió parte del barco, nosotros caímos, pero rápidamente con mi brazo izquierdo encaje mi espada a un edificio muy alto, parecía una torre, y con la derecha conseguí coger a Grim, a Max no pude ver muy bien donde estaba.
Grimm y yo nos encontrábamos colgando en el aire, tendríamos que escalar, ya que parecía que el mecanismo del barco se había roto, y caía, en edificio tenia por arriba una ventana donde poder entrar
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 21:17}

Un poco más y hubiéramos muerto por las grandes olas que se habían formado, por lo menos cumplimos nuestro cometido, o parte de este. Defendimos la zona de ascensores, permitiendo que los civiles y otras personas entrasen y se retiraran, pero no nos dio tiempo de entrar. Tuve que usar mi Geppou para evitar las olas y así salvarnos, tenía que reunirme con León para darle el reporte de la situación.

Ya no había puerto, se estaba repitiendo los hechos de Loguetown, pero era inevitable, el gobierno había perdido poder desde ese momento, y la marina, de una gran fuerza solida paso a una organización frágil, una situación que los gyojins aprovecharon muy bien.

Con el Kanmuru activado y el geppou combinado pudimos subir a gran velocidad, pero aun así nos tardaríamos. Sentía varias auras en la zona de ascensores superior, tenía la esperanza de que una gran parte estuviera con vida.

-Noa, llámale a León y reporta la situación- le dije a Noa, no podía llamarle mientras me elevaba y cargaba a mi compañero, simplemente no era un Gyojin tipo pulpo para hacer todas esas tareas. Escuche una gran vibración que venía de Mariejoa, parecido al ruido de un geiser explotar, ¿Qué demonios pasaba ahí arriba? Me pregunte, necesitaba respuestas y pronto.

Después de unos ocho o nueve minutos pudimos llegar al borde, estaba completamente cansado, deje a mi compañero a un lado, sentándolo con cuidado. Me deje caer en el suelo rendido, ahora faltaba que León nos diera nuevas órdenes. A lo lejos podía escuchar los gritos de guerra, me puse en alerta, activando mí haki de observación para prevenir un ataque sorpresa, además de extender mi aura, aun no era tiempo de desactivar mi kanmuru, faltaba tiempo para que llegara el límite de mi técnica.

resumen:
Explicacion:
Dark Satou
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 21:24}

Habíamos llegado a un punto muy alto, me encontraba en la cúpula de aire de Shun tras mi intento fállido de surfear la gran ola, aquel momento en el que me dejé llevar por la emoción más que por la estrategia o la inteligencia. A pesar de tener ya mis años, podía seguir cometiendo actos que rozaban la estupidez total. Antes de poder seguir pensando en mi anterior acto, sonó un gran estruendo que me ensordeció por una milésima de segundo. Miré alarmado hacia donde provenía el sonido y pude ver un gran pilar de agua que destrozaba el gran barco volador. Atónito y con los ojos totalmente abiertos, pude llegar a identificar que aquel era el barco de los famosos nobles mundiales, y que los gyojin lo habían destrozado. Bajé la cabeza sonriendo, realmente se lo tenían bien merecido esos malditos bastardos. El problema es que yo no podía atacar a ninguno, o Álex sufriría más que yo por el puesto tan importante que tenía. Así así, miré hacia mis compañeros desde la cúpula de aire y cerré el puño con fuerza.

-Sé que la guerra es terrible. Muerte, dolor, lágrimas... es la peor solución y el camino más horrible. No podemos detenerlo y estamos condenados a repetir estas atrocidades una y otra vez. Pero hay algo que podemos hacer. Confiaría mi vida a todos y cada uno de vosotros y lo haría sonriendo y sabiendo que hago lo correcto. Debemos luchar y evitar que la gente siga sufriendo. Nuestro deber es proteger a los inocentes. No somos la justicia, pero hoy combatiremos en su nombre. ¡Seguidme!- acabó gritando.

Y entonces, por unos segundos, todo el mundo que veía había cambiado; miré una vez más a Álex pero no podía verle a él, si no a mí en mi última batalla en las islas de arriba. Miré hacia mis brazos y vi que eran robóticos, miré hacia mi derecha y vi a Ashley a mi lado. Es como si... como si viviese aquella escena desde su punto de vista, desde el punto de vista de Berny. Observé al que debía ser el barco, pero no era aquello; la gran máquina de guerra, Dios, estaba allí una vez más. Escuché todas las palabras de Álex como si de un deja vú se tratase; dijo lo mismo que yo hacía 20 años. Fui a apoyar la mano encima de Ashley pero esta se desvaneció, y, tras un ligero parpadeo vi el mundo otra vez normal. Miré hacia mis compañeros con lágrimas en mi rostro y me volví etéreo, atravesando la cúpula de viento de Shun y dejándome caer encima del lomo de Farkas mientras tiraba mi gabardina al aire y agarraba una de las dos espadas que estaban colocadas en mi cintura de tal forma que la gabardina las tapaba; la convicción de Álex, había olvidado entre tanto dolor y sufrimiento quién era realmente yo. Solo había dejado pasar el tiempo sin parar, pero ahora, tenía un objetivo, pensé. Me puse a la retaguardia de Álex y levanté el arma con la mayor fuerza posible.

-Prometí que no volvería a usar estas armas, pero... Tu determinación me ha devuelto las ganas de vivir. Ya no tengo que luchar para proteger a personas que ya están muertas, ahora tengo que luchar por un mañana de las demás personas. Lo acepto, Álex. Cuidaré de tus espaldas, o eso intentaré... lo prometo. -dije con una sonrisa en mi boca.

Llevaba mucho tiempo sin sonreír, y era realmente irónico que lo hiciera en el momento que más peligraba mi vida. La adrenalina, el viento golpeando mi espalda y todo un sin fin de emociones a la vez; solo me sentía vivo si luchaba. Era lo mejor que se me daba, y para lo que había estado destinado y entrenado desde crío; ganar.


Última edición por Dark E. Satou el Miér 11 Feb 2015 - 21:46, editado 1 vez

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 21:40}

La mujer, que tanto coraje había tenido antes para dispararles, se mostraba ahora débil y frágil. Confesó todo y esperó su castigo sin miedo a la muerte. Extendió los brazos y sonrió como... Lammy. El recuerdo azotó la mente de Cánabar y le golpeó con fuerza. Sintió un dolor tremendo y agonizante en la cabeza y ahogó un grito. Maldita estúpida, condenada mujer, ¿por qué le había dado todo para luego quitárselo? Él mismo se despojó de ella y lo lamentaba más cada segundo. Aquel dolor era indescriptible, sentía una furia en su interior que despertaba y arañaba sus entrañas para salir. Habría matado a cualquiera en ese momento, ni si quiera escuchaba a su alrededor. Se acercó a la arquera para matarla después de que Kaiser hablara con ella. Levantó levemente su espada.

Pero no pudo. Verla tan indefensa, tan impotente, tan... como ella, le impidió hacerlo. Era la reencarnación de Lammy, ahora podía evitar lo que había hecho, redimirse en cierto modo. No podía cometer el mismo error que cometió aquella vez. Bajó de nuevo el arma y miró a la muchacha. No se parecían en nada. La valkiria era robusta, gigantesca, tosca y pelirroja. Ella era fina, pequeña, delicada y rubia. Aún así la veía en aquella pequeña mujer. Todo lo que había vivido se representaba en aquel momento. No podía permitir que la mataran, pero por suerte Kaiser le permitió vivir. ¿Qué intenciones tendría el capitán de Atesaki? El tiburón no dejaría que le hicieran nada malo, no permitiría que la mataran o la dañaran de ninguna forma. Se acercó más a ella y clavó la rodilla en el suelo.

-No te preocupes por nada, yo... yo te protegeré- Le dijo seriamente.  

¿por qué hacía eso? ¿Por qué prometía algo que no quería cumplir? No, él no podía, él se había jurado a sí mismo que no volvería a sentir nada pro nadie. Su alma había muerto con Lammy, sus sentimientos se marcharon con ella, pero ahora volvía a amarla. Volvía a necesitarla y a querer estar a su lado. Pero la valkiria se fue por su culpa y jamás volvería. Ese sería su mayor castigo, su mayor pérdida y no podría hacer nada por volver atrás. Pero no todo era su culpa, aquella estúpida egoísta le hizo todo aquello. Y ahora se veía reducido a un idiota moribundo que se movía casi por instinto más que por propio control. Agitó la cabeza, debía recomponerse. Él era un guerrero, ¡era el Segador! Abrió los ojos en el momento justo para ver cómo Kaiser lanzaba unas ondas de choque al aire. Miró y vio un ataque enemigo. Hizo lo propio con ondas cortantes para evitarlo.

Antes de que pudiera si quiera decidir o que iba a hacer, su capitán le ordenó perseguir al atacante. ¡Lástima que él no tuviera alas! Aunque, para no tenerlas, volaba bastante bien. ¿Volaba? ¡Volaba! Estaba surcando el aire, Kaiser lo había lanzado y propulsado con agua. Se dirigía hacia el hombre alado a toda velocidad. Qué ironía, un pez fuera del agua que jugaba a tener alas. Pero jamás lo alcanzaría de aquel modo. Utilizó su Haki del Rey, había llegado el momento. Procuró que ninguno de los suyos ni la arquera se sintiera afectado y vio como su enemigo reducía la velocidad. Preparó la espada para separar su cuerpo en dos y no pudo. En cuanto estuvo lo suficientemente cerca pudo ver algo en su cuello, un collar metálico. ¿Era un esclavo?

Antes de poder responderse a sí mismo estaba demasiado cerca y lo único que pudo hacer fue agarrar al hombre y caer junto a él. Diez metros los separaban del suelo, pero no era nada para el gyojin. Aunque no sabía qué destino le depararía a aquel hombre. En cuanto "aterrizaron" se levantó algo dolorido y apuntó al tipo con su espada. Aquel guerrero, el que había lanzado un ataque tan poderoso, no era más que un niño. O eso parecía por su rostro. Estaba desencajado en una mueca de angustias y sus ojos, aunque vacíos, parecían rojos del esfuerzo. Su cara estaba empapada por las lágrimas y el collar fulgía en un tono verdoso. Cánabar sintió pena. Aquel hombre... luchaba contra algo que el gyojin no podía ver. Acercó la espada a su cuello. Sería muy fácil liberarlo de su dolor mediante la muerte, pero Lammy seguía en su cabeza. No podía hacer aquello.

Aquel esclavo merecía la libertad como todos, como él mismo la mereció en su momento. Tocó el collar con la espada dejando que el metal de esta lo besara. Era duro, sin duda, y lo que iba a hacer sería peligroso. Pero debía intentarlo. Si después tenía que matarlo lo haría, pero no ahora que parecía no tener control sobre sí mismo. Levantó la espada y la dejó caer con intención de cortar aquella herramienta sin matar al hombre.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 21:47}

Al final las nubes no estaban tan bien hechas, una pena que no supieran plasmar las realidades bien, pero que se le iba a hacer, lo que si habían hecho bien era el sistema de temperatura, puesto que había bajado poco a poco, por suerte iba abrigado, dado que llevaba varias prendas, y no pasaba nada destacable más que una ligera brisa, que hizo que me llevase la mano al sombrero. Tras un rato de trayecto, quizás una pequeña eternidad en la que pude disfrutar de una hermosa vista de un mar de algodón, con un enorme sol en el horizonte que iluminaba las nubes por la parte superior, bastante hermoso para solamente disfrutarlo yo, por desgracia.

Así es como acabe en la cima, una enorme ciudad en medio de aquella enorme pared rocosa, la cual había sido demasiado fácil subir, quizás algún día intentase escalar esta como el hombre que lo había intentado antes, me asome a ver la altura que había, mi vista solo llegaba hasta el nivel de las nubes, que tapaban lo que había debajo.

-Qué raro, siempre había pensado que eran transparentes desde arriba.-Dije mientras me encogía de hombros y salía del ascensor,  a un ritmo pausado, para poder observar todo con facilidad.-

La salida del ascensor daba a una calle sin nada, parecía una especie de pasillo que era sumamente extraño, y parecía llevar a un lugar transitado, pues había mucha más gente por allí, además de verse saltar agua por los aires en ese lugar ¿Habría un espectáculo con focas? ¿O es que el lugar era simplemente un enorme desagüe de aguas residuales, de esos con estructura moderna? Tampoco le di mucha importancia a eso, pues era agua y a lo mejor tenía cosas que no debería tener el agua, por lo que omití por el momento visitar ese lugar. Sin embargo me fije en una enorme puerta, de color negro en uno de los lados del pasillo ¿querrían esconder algo tras estas? Mi curiosidad iba en aumento, le prestaba demasiada atención a la puerta que había captado mi atención por lo absurdo de que solo esto decorase las paredes enormes, era raro y en cierto modo inquietante, por lo que no quería acercarme mucho a esta, mientras pensaba una manera de abrir la puerta, que se tornaba rígida ante mí. Me quede mirando esta durante un rato, no se me ocurría una manera factible de entrar por ese lugar sin intentar derribar todo, pero debía seguir la norma del buen jugador e investigar todo lo que pudiera, así que tras un rato pensando una neurona hizo su trabajo en mi cabeza e intente hacer algo, abrumado por lo absurdo de la idea que ni si quiera había intentado y que me daba ganas de golpearme en la frente por no haberlo intentado antes. Me acerque al enorme portón e intente empujarlo con las dos manos, para ver si se abría.


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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 22:38}

     Seguía con los brazos abiertos y gritando de miedo en mi interior, mi cuerpo era como el de una estatua en ese momento y solo esperaba lo peor, la muerte. El gyojin orca se me acercó y me dijo que le había conmovido, algo que me sorprendió bastante, pero poco tiempo después, dijo que no era así y que no tenía órganos tan inútiles como para darle sensaciones. Seguidamente me dijo que no me mataría ahí, puesto que sería útil para sus planes. Esto no hizo nada más que reducir mis lágrimas y mi sensación extrema de miedo y frío interno, debido a la inminente muerte que me esperaba. Tenía que acceder a sus planes, era necesario, yo quería seguir viviendo y demostrar que era mucho más que todas las arqueras del mundo y deseaba sobre todas las cosas, conseguir encontrar un lugar donde dejar vivir a mis padres y sacarlos de su esclavitud.

     Unos segundos después un gyojin tortuga le empezó a hablar, este parecía bastante viejo y arrugado, además de sabio. Tenía la extraña o no tan extraña manía de pensar que todos los viejos eran sabios. Hablaron entre susurros y poco después el gyojin orca se giró hacia mi y me preguntó si aceptaba seguirlo y estar bajo sus órdenes, con la premisa de salir viva de ahí. Seguidamente empecé a hablar con voz entrecortada e intentando mostrar la mayor seriedad que podía, no era mi interés el mostrar pena y tampoco buscaba demostrar mi hombría, la cual no poseía.

     -Lucharé a vuestro lado y acepto seguirte hasta donde sea necesario y bajo tus ordenes. Muchas gracias por ofrecerme lo que otros no habrían hecho, la vida.-Dije mientras me quitaba lentamente las lágrimas de los ojos usando la manga de mi chaqueta. No sabía si estaba haciendo lo correcto y tampoco sabía lo que estaba aceptando, pero aprovecharía cualquier oportunidad de seguir con vida, y el hombre pez parecía no tener intención de matarme, al menos por ahora.

     Unos segundos después, este me apartó con fuerza y a mi lado apareció el otro gyojin fuerte, este mostraba un cuerpo esbelto y con una apariencia de tiburón, así que seguidamente asumí que era un gyojin tiburón. Él puso su espada a varios centímetros de mi y me quedé de piedra, uno me ofrecía la vida y el otro pensaba quitarmela, pero me lo esperaba, así que esperé a ver su acción, pasando por segunda vez todos mis recuerdos en cuestión de instantes y cerrando los ojos ante el probable corte mortal. Pero no fue así, el gyojin no me cortó, apartó su espada y puso una rodilla en el suelo para estar a mi altura, aunque dada su corpulencia, seguía siendo algo más alto que yo. En ese momento, sus palabras cambiaron por completo mi expresión.

     -"No te preocupes por nada, yo... yo te protegeré"-Decía el gyojin tiburón mientras se encontraba a mi casi mi altura. Ante esas palabras le miré a los ojos y le sonreí, me había dicho lo que nunca me habría esperado, alguien a quien había atacado, me iría a proteger, no podía sentir mayor honor que ese, no sabía como compensarselo y solo pude esbozar una gran sonrisa. Seguía sin entender el porqué de esa acción y el porqué de esas palabras, pero todo eso lo comprendería después, además, aún no conocía el nombre de los dos hombres pez.

     Algo ocurrió poco después de escuchar las palabras del gyojin oí un grito de "Corred" y tras esto vi unas ondas de corte provenientes del cielo venían dirigidas directas hacia nosotros. Miré de donde provenían y observé a alguien en el cielo con unas alas angelicales y sin poder creer lo que estaba viendo. ¡Era Byakuro! Para colmo nos estaba atacando tanto a mi como a Anglesey, la cual pocos minutos antes había pasado por mi lado y se había despedido diciendo que era una buena persona. Aunque no entendía el porque de ese ataque hacia mi, me levanté y miré a mi alrededor, había algunos gyojins y estaba saliendo gente desde los ascensores, no pude distinguir a nadie más que a Rhaegel, al cual le esbocé una sonrisa y volví a fijar mi mirada en Byakuro. El joven pelimorado tenía en su cuello un collarín verde y mostraba claros rasgos de haber llorado. Tenía que avisarle de que me encontraba ahí, es probable que me hubiera atacado por no haberme visto, pero lo dudaba, pues era la que más destacaba en ese espacio después de mi anterior actuación.

     -¡¡¡Byakuro, no ataques, estoy aquí!!!-Decía gritando hacia la posición de Byakuro, mientras los dos gyojins me protegían con sus brazos, o al menos eso parecía al ver las ondas que creaban. El joven pelimorado estaba a punto de irse tras lanzar ese ataque, pero el gyojin orca tomó al gyojin tiburón y lo lanzó hacia Byakuro con fuerza, este en medio del aire hizo algo muy extraño, la misma energía que había sentido antes emanada del cuerpo de Date en un instante, pude sentirla pero con mucha más fuerza, en el cuerpo del gyojin tiburón, era extremadamente fuerte y parecía como un gran león ante un pequeño cachorró, o un oso ante un ratón, era intimidador. Al ver que le iba a cortar me asusté mucho más de lo que ya estaba y empecé a correr hacia el. El gyojin tiburón estaba a punto de cortarlo, pero se paró por una extraña razón y tomó a Byakuro para caer en el suelo, de manera algo accidentada pero vivos.

     Una vez en el suelo dejó el cuerpo de Byakuro boca arriba y miró el collar verde que tenía sobre este, a punto de cortarle la cabeza, pero se limitó a cortar esa especie de collar, no sabía si lo lograría. Yo me acerqué a Byakuro y toqué su frente, estaba herviente, parecía haber estado sufriendo muchísimo, sus ojos estaban rojos y su cara llena de lágrimas, no entendía como había terminado en ese estado, pero yo le ayudaría a salir de el, aunque me costase la vida.

     -Por favor, no le hagáis daño, es una buena persona y la persona más importante para mi.-Dije mientras acercaba mi cara a su oído a su corazón para ver si seguía latiendo, y definitivamente, seguía latiendo. Sonreí acerqué mi boca a la del joven pelimorado para besarlo, como si de un beso de buenas noches se tratara, aunque esperaba que no fuera el último, después de eso me alejé y esperé a ver la acción del gyojin tiburón. Esperaba que no acabara con el de ninguna manera, si llegara a perder a Byakuro, no se que haría con mi vida, dejaría de ser igual, por no decir, que probablemente dejaría de tener sentido.


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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 22:42}

El joven espadachín corría por las calles, identificando fácilmente los callejones donde había pasado su compañero Ed, evitando entrar en ellos para no ser víctima de sus trampas. Haki de observación activado para buscar presencias indeseadas, pero nada, lo único que percibe el chico es el aura de sus compañeros, y esos no son un peligro, más bien son los que le dan soporte en aquella atrevida y arriesgada aventura. Es curioso, se supone que allí se libraría una gran guerra, en la que habrían personas peligrosas y suculentas recompensas, pero hasta el momento nada, ni una sola persona a parte de aquella masa de gyojins sin fuerza alguna, la verdad es que está decepcionado con lo que le auguraba su presentimiento. No es partidario de guerras a esa escala influenciando personas inocentes que nada tienen que ver con el lugar en el que se desarrolla la guerra, pero el trabajo es el trabajo. |~Menudo fastidio, pensaba que tendría más problemas y más entretenimiento, pero lo único que me ha hecho moverme ha sido el agua y una lluvia de flechas, esto no es una guerra ni es nada…~| Piensa el joven mientras su mirada escruta el entorno, sus ojos rojos ardiendo con ansias de entretenimiento, en su mente un mar de quejas y lamentos, peleas y una verdadera guerra. En el rostro de Kaito surge una sonrisa macabra, una sonrisa que nadie había visto en él, al menos nadie que siga con vida como para contarla. Es la que pone cuando su personalidad más bélica y cruel asoma, la que asoma cuando está a punto de cobrarse una vida humana, manchar su katana con ese precioso líquido carmesí, dejar el suelo bañado en una mancha escarlata que recuerde la presencia de un ser que antaño vivía,  ahora cesó en su respiración.

Es entonces cuando se fija en un extraño barco volador que se alza sobre la ciudad, realmente extraño. ¿Desde cuándo está ese barco ahí? Pero bueno, eso no es lo peor, un enorme geiser de agua a presión se alza en el centro del lugar, alcanzando el barco y tirándolo. La cosa no termina ahí, del enorme agujero que queda del geiser sale una gran cantidad de gyojins, como un maldito ejército a punto de tomar todo el lugar, dispuestos a morir por la causa, y tal y como está Kazuki, él tampoco temerá a la muerte mientras esta sea honorífica y él esté entretenido antes. El joven saca un aparato conocido como Den Den Mushi, pero este es de color gris con marcas grises y con la apariencia de un Yokai, es el Den Den Mushi de su gremio, Samurái: Legendary Hunters. Descuelga el trasmisor. |~Chicos, cambio de planes, seguidme al centro del lugar, justo donde se pudo ver el enorme geiser.~| Dice para luego colgar el mismo y emprender el camino, su mano derecha acaricia suavemente la tsuka de una de sus katanas, al igual que su mano izquierda. Esa apariencia es perturbadora, pero no es todo, Kaito está dispuesto a todo con tal de lograr algo de lo que se le prometió, un poco de entretenimiento es lo único que pide. Pero eso sí, no está dispuesto a permitir que uno de los suyos muera, no sin él puede evitarlo, arriesgaría su propia vida para poder salvar la de sus compañeros, ellos no estarían ahí de no ser por el cazador que busca su recompensa, y eso pretende hacerlo de la forma que sea mientras no muera su amigo. Daría todo, hasta el último aliento, mientras un solo músculo de su cuerpo le permita defenderlos, los defendería, solo la muerte o incapacidad lo evitaría.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Miér 11 Feb 2015 - 22:50}

Estábamos en los tejados del puerto de Nuevo Mundo. Me asome a la cornisa y vi algo que jamás olvidaría, una gran guerra que aun no había acabado, a mis espaldas estaban mis compañeros y unos marines, ni siquiera los salude pues la situación que pasaba allí abajo me hipnotizaba. Había muertos mirara por donde mirara, centenares de Gyojins entrando por el mar sin cesar echando a las defensas hacia atrás. Nunca había estado en una guerra, por lo que todo ese sufrimiento ajeno era nuevo para mi, y no me gustaba nada.
De pronto, una niebla me aparto la mirada de la batalla y me hizo dar la vuelta para ver que sucedía. Al girarme vi como Shun dispersaba la niebla y me fije en que Alex y otro marine no tenían buena cara, no era una buena señal. De repente grandes olas se aproximaban a los tejados. ``¿Olas? No puede ser.´´ Resulto ser un ataque de los Gyojins para romper las defensas. No lo oí bien pero por lo que paso a continuación creo que Alex ordeno que fuéramos hacia arriba, a Mariejoa.

Una vez más me encontraba ascendiendo en una burbuja de aire creada por Shun. Bajo mis pies vi todo el puerto se inundaba por las gigantescas olas, En cuestión de unos pocos minutos llegamos a nuestro destino la gran ciudad de Mariejoa. Ya, sobre la ciudad, algo hizo que prestara toda mi atención. Como si de un geiser de gran tamaño se tratara,  una enorme erupción de agua salio del suelo, la cual le dio a un barco que pasaba volando por allí ``Espera, espera, espera. ¿Un barco volador? ¿De donde leches a salido eso?´´. Bueno, el caso es que después del gran geiser salieron centenares de Gyojins por el agujero, la guerra comenzaba de nuevo. Entonces Alex nos miró a todos y dijo.

-Sé que la guerra es terrible. Muerte, dolor, lágrimas... es la peor solución y el camino más horrible. No podemos detenerlo y estamos condenados a repetir estas atrocidades una y otra vez. Pero hay algo que podemos hacer. Confiaría mi vida a todos y cada uno de vosotros y lo haría sonriendo y sabiendo que hago lo correcto. Debemos luchar y evitar que la gente siga sufriendo. Nuestro deber es proteger a los inocentes. No somos la justicia, pero hoy combatiremos en su nombre. ¡Seguidme!-

Aquellas palabras pronunciadas por Alex me dieron en que pensar. Por una vez en mucho tiempo era parte de un equipo, un equipo unido el cual daría su vida por mi, y yo no dudaría ni un instante en dar la mía por ellos. Así que me levante como pude en aquella burbuja y mire a mis compañeros en especial a Alex.

-Os seguiré a todos y cada uno de vosotros hasta el mismísimo infierno si hace falta por una noble y justa causa. Ahora sois mi equipo, mis amigos y al igual que Alex, daría mi vida por vosotros sin dudarlo. Aunque este en contra de luchar contra mi raza, no lo estoy de ayudar a quien lo necesita. No me quedare de brazos cruzados mientras esto siga así.- Dije orgulloso.
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 0:22}

Ahí estaba, el cuerpo de Mark en el suelo. Sin cabeza a la que darle ningún tipo de Secreto de Law para que resucitara, las paredes de aquel lugar estaban completamente manchadas de sangre incluso algunos sesos. La sangre había llegado hasta la propia Eris, aunque en menor medida, pero Haine estaba demasiado ocupado destruyendo aquella mierda de ciudad en sus pensamientos. Tan solo hizo caso a lo que el agente del Cipher Pol le dijo porque se estaba mordiendo la lengua hasta el punto de salir sangre, pero deseaba darse de puñetazos con la primera persona que le dirigiese una sola palabra. Mark estaba muerto, no había podido protegerlo. Su sueño nunca se cumpliría, el propósito de Morgenstern había fallado. Todo perdía el sentido, ya no le quedaba más que llorar de la rabia y la impotencia, aunque se mantuvo inexpresivo y sin lágrima alguna recorriendo su rostro. ¿Que todo lo que dijese podría ser usado en su contra? Si hubiera tenido el poder que había hecho que Eris y Mark se quedaran paralizados habría salido por la mera furia en aquel momento, pero no lo tenía.

Escuchó lo que dijo, era como si aquel tipo quisiera ayudarlos. Pero la realidad era mucho más seria que esa, y ni la llegada de un segundo subordinado del Gobierno le pudo hacer aceptar esa propuesta. ¿Qué clase de compañero sería si la aceptara? —Este hombre es... ERA, Mark Kjellberg. Cazarrecompensas a servicio del Gobierno Mundial, y un amigo.— dijo primero, en un tono bastante neutral que incluso le sorprendió. Pero entonces empezó a temblar, pues había llegado al punto en que esa era su nueva verdad. —Venimos... Venimos hasta aquí a ayudar... Venimos hasta aquí a ayudar al Gobierno... ¡¡Y vosotros malnacidos ejecutáis a uno de los nuestros!!— gritó con rabia. Estaba muy afectado y emocionado, sus puños se apretaban con fuerza mientras en el exterior del edificio Shiro guardaba su arma gigante con una clara tristeza en sus acciones. Un duro trago de saliva descendió por su garganta, no iba a llorar pero la amargura era omnipresente.

¿Mark robar? ¡Y una mierda!... ¿Crees que necesitaría algo de lo que hay por aquí con el sobrenombre de "Leyenda Andante" y esos objetos encima? ¿¡Por qué no le preguntas a él qué estaba haciendo aquí!? Ah, espera... ¡¡No puedes porque lo habéis matado!!— retrocedió dos pasos, no iba a dejar que callaran sus palabras aunque sabía que solo lo estaba empeorando. Pero no podía evitarlo, no podía manchar de esa forma el recuerdo de su compañero. —¿Queréis interrogarnos? Muy bien, podéis hacerlo... ¿Pero qué vais a hacer vosotros por haber asesinado a una persona inocente a sangre fría? No podéis darnos nada... No hay nada que vaya a devolverle la vida a Mark...— se apoyó en la pared observando el cuerpo sin cabeza en el suelo, la respiración agitada y el pelo revuelto por su mano. —No hay moneda de cambio para lo que habéis hecho... No perdonaré al que ha hecho esto...— murmuró. Si alguien lo había oído bien podía interpretarlo como una amenaza, pero le daba igual.

Se acercó hasta Mark y tomó uno a uno sus armatostes. Primero el Reject Knuckle, pesado pero podía llevarlo y lo dejó al lado de la puerta custodiado por Shiro. Después el Dragon Smash, solo que evitó tocarlo directamente con las manos desnudas aprovechando una de sus prendas para arrastrarlo por el suelo, lentamente. Sabía que había una llave para abrirlo ya que él mismo había participado en la creación de esa arma, por lo que tras tomar la llave fue fácil retirarlo. Acto seguido tomó el Kaishi to Shuryo, una especie de brazaletes. Y por último y con algo más de esmero, la ropa que sabía poseía propiedades especiales. El resultado fue que el cuerpo se quedó en ropa interior, y la ropa amontonada en el suelo a su lado. —Shiro... Guarda eso.— dijo el albino. Sabía de la dureza de aquellas herramientas, por lo que podrían resistir a lo que Shiro estaba a punto de hacer. De un lametón se los llevó a la boca y la mantuvo cerrada desde ese momento, guardando los objetos ahí porque los perros no tienen bolsillos. Solo las prendas, manchadas de sangre, permanecían fuera al lado del albino. Tras eso y sin poder dejar de mirar el cuerpo sin rostro de su compañero muerto tomó una tela de la pared y cubrió su cuerpo, rodeándolo con ella cuidadosamente. Y tras eso y agarrándolo por el brazo se lo cargó en la espalda. El cómo pudo llevarlo a su espalda puede ser un misterio para muchos, pero la realidad es que fue su poder aplicado en sí mismo lo que le permitió moverlo.

Con un gran esfuerzo y arrastrando los pies del hombre por el suelo salió por la puerta, su paso era lento pero seguro y firme, era el poder de su akuma el que le daba la fuerza para seguir. —¿Van a seguir jodiendo o van a mirar qué mierdas es eso?— preguntó de mal humor, caminando tras asegurarse de que Eris podía moverse. Se refería por supuesto al Geiser que no tenía pinta de ser natural y que avecinaba tormenta. No iban a dejar que el legado de Mark y su recuerdo fueran también mancillados como lo había sido su vida, aunque eso supusiera abrir al perro por el estómago si tenía que tragárselas para pelear. En parte esperaba que Eris arreglara todo aquello, pues él no había sido ni correcto ni educado. Aunque probablemente serviría para hacer más creíble su historia de la que solo quería despertar.

Depositó el cuerpo encima del Typhoon, ese dron volador que había llevado consigo y que estaba cerca de él. Tras eso, se aseguró de que estuviera bien colocado y miró el cuerpo por última vez. Mandaría el cuerpo a donde estaba la alfombra, ya que no parecía que les fueran a dejar marchar así como así.


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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 0:25}

Se sentía ligeramente mareada cuando pudo abrir los ojos. Había sido un momento, pero había sentido como si el aire le fuera arrancado de los pulmones. Pero cuando abrió los ojos, su mente rápidamente procesó lo que pasaba: Mark sin cabeza, ella manchada de sangre. Lo que parecía un CP y Haine allí, visiblemente afectado. Pero Eris no podía dejar de pensar en que ella había matado a Mark. En que ella había hecho que se uniera a aquel grupo para llevar a cabo sus sueños. Y aún así, contuvo sus lágrimas. Se incorporó, poniéndose poco a poco en pie, mirando como su hermano desnudaba y le quitaba todos los pesados artilugios a Mark. Pero se quedó agachada, con las manos en las rodillas, mirando de reojo los labios de su hermano, envueltos en la rabia. Y cuando lo vio mover el cuerpo, se puso en pie. Había comprendido todo lo que había dicho y lo que había pasado. Joder, sus intenciones nunca fueron malas. Así que, simplemente se acercó despacio y guardó aquellas prendas que el hombre no había guardado, el traje, enrollado en tubos en la funda de sus espadas, que se quitó previamente. Y aludiendo en silencio, sacó una de ellas, la que tenía la empuñadura labrada, y se giró hacia los dos hombres que allí se encontraban. El CP y el aparente Capitán de Marina.

Se quitó la máscara que recubría parte de su rostro, pero sin soltarse el largo pelo que le caía por detrás en una coleta. Clavó la espada en el suelo, y se agachó posando una rodilla en el suelo, el brazo sobre la rodilla y la cabeza baja, en básica señal de sumisión —Soy Eris Takayama, Gobernadora de Johota, una pequeña Isla aliada con la marina. Mi hermano, el peliblanco, es Haine Rammsteiner y el… Muerto, era nuestro compañero Mark Kjellberg como ya mencionó, Cazarrecompensas afiliado al Gobierno Mundial— musitó, después tosió levemente. —Nos encontrábamos aquí dado que escuchamos, de paso, que había problemas. Defender esta tierra sagrada siempre pesaría sobre nuestro honor más allá de la gloria— siguió la mujer —, a pesar de que ha pesado más la muerte. Nos encontrábamos persiguiendo lo mismo que ustedes, ladrones. Escucharon algo raro en esa herrería, y nos disponíamos a pasar en el momento que se nos… Abordó— por decirlo finamente. Pero Eris agachó más la cabeza. No quedaba de otra después del amargo discurso de su hermanastro. —Ruego que nos dejen llevarnos su cuerpo para darle un entierro digno. Certificaremos a través de una carta de estado su llegada e incineración.

Aunque recordó algo: si no miraba a los labios, no podía saber lo que estaban diciendo. —Siento mi indiscreción— se justificó ella —, pero carezco del sentido del oído y, si no les miro, no sabré de lo que están hablando— prosiguió, pareciendo algo más acobardada. Hasta que aquellos gritos se extendieron por todo el lugar. ¿Guerra? Alzó la cabeza, porque para ella las ondas eran confusas y no sabía muy bien que estaba pasando. Pero su mano, sin casi justificación, había ido a rodear el mando de aquella espada clavada en la tierra. —Permítanos hacerlo, ayudarles, necesitan toda la ayuda que puedan tener a su alcance… Si después quieren emitir juicios de valor sobre nosotros, cargaremos con las consecuencias— pidió ella, casi como si pareciera ansiosa por la batalla. Casi como si estuviera deseosa de ponerse en pie y le dejaran acabar con esos problemas. —¿Eso que noto es agua fluyendo? Soy muy útil cuando hay agua...— prosiguió ella, esperando la reacción de aquellos dos hombres. No tenía esperanza para lo que pudiera pasar con ellos, pero al menos, su conciencia se quedaría tranquila.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 2:04}

El rostro de Karl aun estaba compungido y roto por el dolor. Su mejor amigo se había sacrificado por él así... sin más. Su trabajo en la Marina era toda la vida de Krauser. Y por su culpa había tenido que dejarlo. No ocultó su expresión, esperando que los que lo viesen supusiesen que sería por la "traición" de su amigo. Suspiró, y miró hacia Alex. Al menos tenía a su aprendiz aun junto a él. De repente escuchó un fuerte estruendo y vio un gigantesco géiser surgir entre los edificios. Su mantra detectó un montón de presencias hostiles provenientes de esa zona. Frunció el ceño y recompuso su su expresión, sacando su bastón de combate con un gesto decidido. Miró a Alex y a la gente de su gremio, se acercó a este y le apoyó una mano en el hombro.

- Me iré adelantando... necesitarán a todos los altos cargos posibles para contener a los gyojins, y ahora ya no tenemos a Krauser - por unos instantes, esbozó una mueca de dolor - Supongo que os veré en la batalla. Suerte, y que el viento os guíe a vuestro destino.

Mientras Alex montaba en su lobo, Karl se propulsó a los cielos de un salto y desapareció en medio de un destello amarillo. Sobrevoló Mariejoa, viendo los edificios pasar bajo él a gran velocidad. Con el zoom de su ojo cyborg pudo ver cómo un montón de gyojins iban saliendo del lugar. Tal y como había sospechado... aunque por otro lado había sido obvio. No hacía falta a un genio para relacionar gyojins y agua. Notó una presencia bastante familiar, y se detuvo en el aire. Meneror estaba muy cerca. Voló en esa dirección, y vio al mafioso esquivando el ataque de un marine. Alrededor, el patio estaba sembrado de cadáveres carbonizados de marines. Karl frunció el ceño, enfadado, y comenzó a descender al suelo. Escuchó las palabras del otro "no va a colar" Pensó. Y ahora que se había acercado tanto, lo único que colaba era que lo capturase. "En el puerto hice una buena actuación fingiendo que no lo ayudaba... pero si por algún casual nos han visto juntos antes en otros de nuestros encuentros, sólo tendrán que sumar uno más uno. Y ahora que Krauser acaba de sacrificarse para limpiar mi nombre, no puedo dejar que Il Bianco lo manche de nuevo. Es hora de atar cabos sueltos... no es nada personal, humitos. No me caías mal." Descendió, y dando un bastonazo en el suelo, centró su Voluntad sobre Meneror. El suelo comenzó a temblar por el poder de su haki del rey, que sin duda haría caerse inconsciente al pirata.

- Buen trabajo, Contraalmirante. Lo siento por sus hombres... pero ahora que lo hemos capturado, esta carroña traicionera recibirá su castigo por esto. Enciérrelo en el cuartel - dijo, con ceño fruncido.
Tras eso, si el Contraalmirante no le decía nada relevante, alzaría el vuelo y se dirigiría hacia el lugar del géiser a contener a los gyojins.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 2:42}

Curiosamente, al lado mío y de Erik, en el ascendente ascensor se encontraba mi nuevo amigo Kodama. Se encontraba junto con un tipo lleno de clavos en la cara, posiblemente alguno de sus subordinados. Gajeel era su nombre, según mi ojo. Mi plan ya estaba hecho: Haría pasar a mi camarada por un navegante perdido que encontré cerca del Puerto Paraíso. Me infiltraría gracias a la palabra del hombre-árbol y de Gajeel para poder usar una camilla y curar sus inexistentes heridas. Luego pediría una cita con el Gorosei, y les rogaría perdón por mis actos hechos antes de mi muerte. Sabiendo que mi recompensa no puede ser reducida a menos que me encarcelen o me derroten, solicitaría un cargo como Ouka Shichibukai o Saigo Yonkaikyo, anulando así el precio por mi cabeza. Les comentaría que dejé la Revolución ya que Dios me hizo dar cuenta que los buenos son los Marines, y que generando un golpe de Estado tan sólo generaría muerte y destrucción, cosa que el Amo y Señor Todopoderoso no quiere que suceda. Quizás no me den ningún puesto, por ende, les pediré que me encarguen tareas, las que cumpliré con el fin de ocupar un asiento en la mesa de los Shichibukais. Con mi cargo, destruiría a la Marine por dentro con otra identidad y un buen disfraz, para que por fin la Revolución triunfe y se cree un nuevo sistema de Gobierno. Para poder hacer todo eso, primero tenía que ganarme la confianza del roble y del tipo de los clavos.

- ¡Necesito una enfermería! - les gritaría a los Marines que me acompañaban. - ¡Me encontré a este hombre navegando en el Paraíso y muy herido! Al parecer las olas lo afectaron, o los Gyojines, quién sabe - finalicé, arrastrando las palabras, actuando como mejor podía, desesperado. Sólo esperaba que me indicaran un hospital o algo como para poder hablar con Erik al respecto, y a solas. Olvidé presentarme ante el hombre que acompañaba a Kodama. Extendí la mano, para ver si hacía la misma acción y nos estrechábamos la mano. - Soy Flea. Supongo que me habrás visto en Wanteds. No te preocupes, soy de los buenos ahora. He abandonado la Revolución. He estado en el Infierno, por lo que me enteré de la existencia de Dios. Aprendí que los actos que antes hacía eran malos, por lo que dejé a la Armada, pues Dios no quiere guerras ni muertes. Espero ser un ciudadano normal. Luego de revivir no he cometido ningún pecado, por lo que quiero que se me deje volver a comenzar. - le diría al tío con clavos. Kodama escucharía eso también. Erik también, pero le había dicho que me siguiera la corriente. - Sobre si hay algún hospital aquí, me gustaría que me dirijan, pues soy pésimo para orientarme, y suelo perderme con facilidad.

Las cosas se dificultaban. La zona en donde estábamos estaba repleta de gente, de todas las razas y colores. Un gigante salía de una puerta. ¿De la Marine o de nuestro lado? No paraban de suceder infinidad de extrañas situaciones. Ahora una lluvia de ondas cortantes. Por suerte mía pude leer algunas con mi Kenbunshoku Haki, mientras con las restantes usaría mis espadas para detenerlas. Por si fuera poco, un hombre, el cual está demasiado lejos como para poder ver su nombre, sale disparado hacia el centro de la ciudad, donde se supone se debe reunir el Gorosei. Mi plan se complicaba. Más se complicaría ahora cuendo noté una presencia superior al resto. Mi ojo fallaba, no podía determinar de dónde venía ese poder. Algo me decía que era el famoso Haoshoku Haki del que Tony-San me había hablado. Me quedé paralizado. Solté a Erik, pues no podía sostenerlo. Había perdido toda mi fuerza. En aquel momento no podía sostener ni una mísera pluma. Mi mente estaba completamente en blanco.

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Última edición por Flea el Jue 12 Feb 2015 - 19:28, editado 1 vez
Derian Markov
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 3:40}

Derian tomó a Vanator entre sus brazos con cuidado, acunándola como si fuese un recién nacido. Agarró la empuñadura con suavidad y la levantó lentamente, mirándola embelesado. Alzó una mano y observó el oscuro color de la hoja. Si no le faltara la otra mano, la acariciaría para comprobar su tacto. Era tan hermosa... no podía esperar a probarla en batalla, a hundirla en los cuerpo de sus enemigos y cercenar extremidades con ella. Era como la forma vampírica que tenía normalmente, pero con el tamaño de una espada bastarda. Y bastaba con empuñarla para admirar el increíble equilibrio del arma, la fineza de su artesanía y la belleza de las intrincadas figuras decorativas grabadas en el fuerte de la hoja. Hizo descender velozmente la espada, probando su corte contra el aire. El vampiro parecía enamorado del arma. Era incapaz de quitarle los ojos de encima. Tras unos instantes, volvió en sí, la envainó y se enganchó la funda al cinto como pudo con su única mano. Tras eso se desenganchó la vaina de la Shushui y le tendió la katana al emisario.

- Aquí tenéis. Decidle a vuestros superiores que estoy muy satisfecho con el resultado final. Ya podéis retiraros.

Con una media sonrisa sanguinaria, comenzó a caminar en dirección al estruendo del géiser. Entonces recordó que había notado la presencia de Meneror, y se acercó hacia esa zona. Si estaba en una batalla, tal vez debía ayudarle. La presencia del otro era más fuerte que la suya. Se asomó por una esquina, y vio la situación. ¿Un marine? No sabía en qué se había metido el peliblanco, pero no iba a meterse en aquel lío. No quería problemas con el Gobierno, menos cuando estaba a punto de iniciar la conquista del trono que por legítimo derecho de sangre le correspondía. Dio media vuelta y se dirigió de nuevo hacia la refriega, donde al fin podría poner a prueba a su nuevo acero. "Vanator... ¿tienes sed? Porque es hora de la comida." Llegó al campo de batalla con tranquilidad, observándolo todo con desdén e indiferencia. Se acercó a un grupo de gyojins a paso lento, sin desenvainar siquiera. Estos cargaron hacia él, y el más adelantado le lanzó un golpe con una hacha de mano hacia su izquierda.

- ¡Muere, humano!

Derian interpuso su muñón en el trayecto del arma, imbuyéndolo en haki. El arma se estrelló en lo que quedaba de su antebrazo sin hacerle más daño que un ligero corte. El vampiro clavó sus fríos ojos en los del semihumano.

- ¿Cómo te atreves a sostenerme la mirada, presa?


Desenvainó en un movimiento tan veloz que sólo se vio un leve destello metálico, y sangre y vísceras del tritón salieron despedidas por el aire, manchando a Derian. El gyojin cayó de rodillas al suelo, rugiendo y llorando de dolor al tiempo que intentaba recogerse las tripas, las cuales se le desparramaban por el tajo que el vampiro acababa de abrirle en el vientre. Los demás se pararon de la impresión, ante el brutal golpe. Y ante el cambio en el rostro del Shichibukai. El impasible conde exhibía ahora una terrorífica y sádica sonrisa, mostrando sus enormes colmillos. Comenzó a reírse, suavemente al principio y luego a carcajadas. El filo negro de Vanator estaba ahora teñido de rojo por la sangre del otro. La propia espada casi parecía refulgir alegremente por el alimento recibido.

- Aun tienes hambre... ¿verdad, Vanator? Aun quieres tomar más vidas, chica golosa. Pues qué remedio, ¡es hora de alimentarse!

A una velocidad de vértigo, comenzó a moverse entre los aterrorizados hombres pez. Estos apenas veían una leve sombra antes de caer al suelo con graves heridas, extremidades cortadas o la cabeza partida a la mitad. O decapitados, en su defecto. Derian se rió a carcajadas, disfrutando de la carnicería. Y cuanto más mataba, más notaba cómo Vanator iba aumentando su poder, cargándose con la energía vital de aquellos a los que mataba. Aquellos rivales eran demasiado débiles para llenar su reserva de energía, pero serían un buen "aperitivo" para su arma. Finalmente, se paró frente al último gyojin, con una siniestra mueca de placer. Se acercó de golpe mucho a él, hasta el punto en que sus rostros quedaron a pocos centímetros el uno del otro. La cara del vampiro estaba empapada de sangre. El gyojin retrocedió un paso, hiperventilando de puro terror, pero entonces se escuchó un ruido de acero cortando carne. Vanator estaba atravesando su estómago. Mientras el arma succionaba toda su energía vital, Derian bufó y clavó sus colmillos en el cuello del ser. El aterrorizado tritón intentó debatirse, pero tanto sus fuerzas como su sangre estaban siendo drenadas rápidamente. Pronto dejó de moverse. Aparó la cara del cuello de su presa y arrancó a Vanator de su estómago. El cadáver se desplomó al momento. Con una mirada casi animal, Derian se giró hacia el lugar donde estaba la refriega. Notaba auras mucho más poderosas allí... tal vez incluso presas dignas de ser exhibidas como trofeos de caza en su futuro palacio de Hallstat. Emitiendo un sonido gorgoteante, comenzó a caminar hacia allí, tambaleándose ligeramente hacia los lados como si estuviera ebrio. Pero lo único que enturbiaba la mente del cazador en aquel momento era el instinto asesino, su insaciable sed y la sensación de poderío e invencibilidad que lo dominaba.
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 8:12}

Estábamos apostado en uno de los tejados de la zona residencial, era ambiente era calmado y sosegado, como si de una ciudad fantasma se tratara. Se suponía que iban a llegar enemigos por aquella zona, pero ya llevábamos un rato y ya empezaba impacientarme - ¿Cuando llegara la acción? - le dije a Sinclair. Miraba de vez en cuando al Den Den Mushi, esperando que sonara para darnos la orden, creyendo que contra más lo mirara, antes sonaría. De repente un enorme barco pasó por nuestras cabezas, algo bastante raro de ver, pero ya nada me impresionaba, aquello era una cosa más que se quedaría en mi recuerdo y en ese momento un geiser muy potente, surgió del suelo a unos cientos de metros de nosotros. El agua comenzó a llenar las calles, menos mal que estábamos en alto, si no el agua podría debilitarnos.

Me asomé encaramado a lo alto de un edificio, que del lugar de donde había salido el geiser, ahora estaban emergiendo una cantidad ingente de gyojin, - bien, ahora si nos vamos a divertir - dije con alegría. El ambiente empezaba a calentarse, la ciudad había sido invadida y ahora, era nuestro deber defenderla y si podíamos llevarnos alguna cabeza valiosa, mejor. Estando con mis pensamientos sonó el Den Den Mushi, era Kaito, nos comentó que le siguiéramos, al lugar de donde provenía el geiser, algo que me hizo esbozar una sonrisa, por fin, ahora íbamos a patear unos cuantos enemigos.

- Vamos Sinclair, ya es la hora, sigamos a Kaito hasta la batalla - le dije a Sinclair, mientras salimos de aquel lugar raudos. Al rato nos reunimos en la carrera, con Edward y Kaito, no sabíamos lo que realmente nos íbamos a encontrar, me en ningún momento dudamos de ir hacía ese lugar, este es el grupo de personas con las que me gustaba estar, fuertes y decididos. Hacía tiempo que no me sentía tan cómodo y aceptado, como cuando entré a formar parte de este gremio y ahora, estábamos luchando codo con codo, por librar de una ciudad de indeseables invasores, era algo digno de ver.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 9:56}

Lentamente dejé caer la palma de mi mano en mi rostro emitiendo un leve suspiro, estaba cansado de esta situación en realidad, el idiota del agente 666 realmente le había metido en un aprieto haciendo tal acción y huyendo después como si nada, sería imposible cubrirlo ahora con un marine cerca escuchando la versión de estos dos, y más si era cierto el testimonio de la joven, la cuál con una educación y respeto asombroso nos ofrecía su ayuda, desde luego era más inteligente que su hermano en esta situación, aunque su hermano era una persona digna de respetar, a sabiendas de que esto podría significar su condena era fiel a la memoria de su amigo, algo que me gustó.


Aspiré con fuerza el cigarro soltando después una gran cantidad de humo, observando directamente a los ojos de los sujetos y a los del marine, este parecía ser de menor rango que yo a pesar de ser de otra facción, con lo cuál jerarquicamente seguía teniendo el mando,y con él, la responsabilidad de lo que suceda aquí.
- Buenas tardes capitán, si es que a esto se le puede llamar buena tarde... ¿Qué hace usted en esta zona? Yo puedo controlar la situación, y por si sucediese algún imprevisto acabo de solicitar el refuerzo de dos compañeros... - Solté una nueva bocanada de humo acercándome a la joven que estaba de rodillas. - Levántese por favor, ninguna mujer ensuciará sus rodillas nunca por mi, ¿Entiende lo que le digo?. - Dije sacando el cigarro de mis labios para poder mostrar mejor el movimiento de estos. Una vez que me hizo caso y sabiendo que solo ella me veía moví la boca sin emitir un sonido concreto y acto seguido me di media vuelta encaminandome al marine.
- Preste atención, pues en los informes nos pedirán el reporte de este incidente, y conviene que estemos totalmente de acuerdo en lo que escribimos, lamentablemente usted acaba de llegar y no sabe que sucedió, así que procederé a explicarle. - Tras esto di la última calada al cigarro y soltando una gran bocanada espesa de humo me apoyé en la pared.

El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) 33y2veo
- El agente cuyo nombre le revelare cuando estemos a solas, perteneciente al CP6 si no tengo mal entendido, y yo, León Zaid, agente del CP8, nos encontrábamos junto al Shichibukai Dexter, cumpliendo nuestra orden de dar nuestro apoyo al shichibukai. Este con su extraordinario oído percibió el robo en estas instalaciones, con lo que sin perder un solo segundo nos presenciamos aquí. Al llegar solo vimos a dos sujetos, el mencionado Mark Kjellberg y la aquí presente, Eris Takayama. Sin mediar palabra casi el shichibukai emitió una fuerte energía, la cuál creo conocer como Haki del rey. Tal torrente de energía dejó inconsciente a la señorita Eris y paralizado de terror al señor Mark, a los pocos segundos subimos los dos agentes del Cipher Pol, yo, León, y mi compañero, cuyo nombre le diré en privado para evitar futuros problemas desagradables. La idea estaba clara, interrogarlos, sin embargo en un momento donde aparté la mirada de Mark para observar a la señorita Eris y su estado escuché un pequeño ruido, y al instante mi compañero le había atravesado la cabeza al cazador Mark, desconozco si este último hizo algo que provocase la acción de mi compañero o si mi compañero hizo eso por voluntad propia, o incluso si eran ordenes de más arriba. Al poco tuvo que marcharse, desconozco su destino y no tuve tiempo para detenerlo o preguntarle, su velocidad es envidiable. Poco después llegó deprisa el caballero de pelo blanco, cuyo nombre desconozco pues no se presentó aún ni dispone de un wanted que yo sepa. Este hombre vino hecho una furia y yo lo tumbé por precaución, tratando de adivinar entonces la situación sin nadie que pudiese explicarle... el resto de la historia usted ya la sabe ¿Qué diablos ocurrió aquí entonces? Un muy grave mal entendido, alguien quería robar algo en este lugar y todos los presentes junto al Shichibukai y mi compañero vinimos deprisa a ver quién robaba aquí, quién era tan sucio de cometer semejante acto de cobardía en una situación como esta, y el peliblanco, la señorita Eris y el fallecido Mark llegaron antes, con la mala suerte de que al llegar nosotros les dimos por ladrones a ellos, cuando el verdadero ladrón ya había escapado con alta probabilidad, noté una presencia alejarse a gran velocidad, pero al tener aquí a estas personas yo también caí en el error de tomarlos como criminales y di a esa persona como un agente del cuerpo que trataba de ir a algún puerto. Como le mencioné antes mi objetivo era cumplir la orden del Shichibukai, pero mi compañero se lanzó al ataque del cazador, para saber el motivo tendríamos que preguntarle a él, solo él lo sabe.


Suspirando saqué un nuevo cigarro que deposité en mis labios, notando todo el caos que se formaba en los exteriores por esos molestos gyojins, deseaba bajar y matar a todos para desahogarse por todo lo sucedido en los últimos minutos, era realmente molesto. Sin perder tiempo prendí el cigarro y miré al peliblanco.
- Lamento la perdida, créame, se lo que se siente... yo mismo vi con mis ojos a un compañero y amigo asesinando a otros compañeros y amigos... e incluso a mi prometida y a mi maestro... luego, tuve que manchar mis manos con su sangre para evitar que me matase él a mi... se que mi desgracia no le consolará, solo quiero trasmitirle mi pésame y que sepa que entiendo el dolor que está pasando, pero no se despiste demasiado, llore su muerte más adelante, ahora estamos en una guerra, llore desconsoladamente y usted verá a su amigo más pronto de lo que el destino tiene escrito para usted. - Miré entonces a la joven y tras mirarla detenidamente unos segundos saqué el cigarro de mi boca y hablé. - Por supuesto que pueden dar un entierro honorable a su amigo, si lo desean acudiré a dar mi pésame ese día, por supuesto. Y se que no es el mejor momento para usted ni para su hermano, pero es evidente que necesitamos toda la ayuda posible, usen esas akumas del demonio que tienen, sus armas, o al animal de allí afuera, usen toda esa rabia contenida que tienen y salgan a desahogarse ayudando a Mariejoa. Más adelante hablaremos detenidamente del tema si lo desean y con tranquilidad, pero no ahora, ahora es el desagradable momento de acudir a la guerra.



La decisión había sido tomada, y la versión realmente sincera en un 98% sería adecuada, el agente 666 podría salir del apuro diciendo que Mark salió del trance para atacarme por la espalda o algo, convirtiéndose en un héroe, y los dos hermanos estarían libres de castigo, y no solo eso, sino que además apoyarían al gobierno en la guerra en estos instantes tan delicados en donde la invasión de gyojins era abrumadora. Esto era la guerra, y en ella todo valía... quizás por esto últimamente escuchaba cierto apodo sobre mi, uno que realmente no me desagradaba, el cuervo. Pero faltaba el capitán de la marina ¿Estaría conforme con mi informe? Cuadraba con los testimonios y los hechos, desde luego era totalmente válido y el único hueco fuera de la verdad estaba presenciado solo por mi y por el agente 666.

Dediqué entonces una mirada al pobre animal, estaba cargado hasta las cejas, un golpe o un combate y tendría que soltar todo o acabar tragandoselo, realmente estaba siendo sobrecargado y me daba cierta lástima.
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 13:52}

Dexter inspiró profundamente mientras mantenía aquella extraña píldora en su boca. Seguía sintiendo cierto cansancio, pero poco a poco una sensación cálida invadió su cuerpo, y sus músculos en un minuto se relajaron. Podía volver a moverse con normalidad, aunque parecía que aquella marca iba a dejarle cicatriz. "Bueno, una cicatriz en forma de Dragón... Me gusta", pensó mientras la miraba, aunque no tardó mucho en verse interrumpido su embelesamiento por Uracha, uno de sus primeros nakamas y, como varios más y el propio Jin, viejos compañeros de la banda del Shirokami. Y era justamente sobre la antigua banda lo que el médico de nuestra tripulación traía para él, un bien que, si era como él decía, le había dado en Sunaba antes de despedirse. ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces? ¿Y por qué no le había dicho nada cuando se lo cruzó en Dressrosa? Jamás comprendería a aquel viejo borracho.

-Gracias por la pastilla Uracha- dijo, con una media sonrisa-. No sé qué haríamos sin ti- en realidad sí que lo sabía, aunque prefería que no sucediera. Le caía bien aquel hombre, aunque tenía ciertas particularidades a veces-. Vamos a ver qué pone esto...


Rasgó el sobre con un hondo suspiro saliendo de su boca, mientras esperaba a leer las últimas palabras de su viejo capitán. ¿Qué les diría el borracho? Sólo la tinta lo sabía en aquel momento.

-Deathstroke, Worgulv- dijo, enarcando una ceja-, Uracha. ¿Vosotros tenéis copias?- era obvio por la primera frase que la tendrían, pero quién sabe si la habrían leído, aunque Uracha seguro que sí. De todas formas la leería en voz alta. Las últimas palabras de un capitán a su tripulación, las primeras serias que el Dragón diría como Líder de los Blue Rose Pirates. Casi poético-. "Estimados camaradas, si estáis leyendo esta carta es porque no regresé con ustedes tras la última aventura que hemos recorrido juntos en Sunaba. Se la di a nuestro fiel amigo Uracha, estoy seguro de que él os la hará llegar a todos de forma correcta, al fin y al cabo hay una carta para cada uno de ustedes. En todas dice lo mismo, pero quería dejar en cierto modo ese recuerdo de forma individual, y no colectiva.- Miró a Uracha de soslayo, y no pudo evitar sonreír. Maldito granuja-. Hemos recorrido algunas que otras aventuras juntos, y a decir verdad fui sumamente feliz con ustedes, cada uno de los que formasteis parte de mi tripulación es porque tenéis algo especial y único, algo que solamente ustedes tenéis, y nadie más. Puede que algunos aún no seáis tan fuertes como desearíais ser, sin embargo estoy seguro de que con esfuerzo llegareis a ser los más bravos héroes de los mares, y lo más importante, cumpliréis vuestros sueños... - Su voz sonaba seria y calmada, serena, como la de Legim solía ser cuando pretendía dar el discursito, aunque evitando en la medida de lo posible la sonrisa pedante que ponía el Shirokami en esas ocasiones-. lamento haberme marchado sin despedirme formalmente, pero no podía hacerlo, de haberlo hecho seguramente no me habría ido. ¿A qué se debe mi extraña marcha? Simple... ya sabéis que siempre lucho porque todos consigan sus sueños, bien, pues a partir de hoy lucharé yo por cumplir los míos, lamento ser tan egoístas camaradas, pero tengo ya más de cuarenta años, y seguramente me quedan pocos años en donde pueda dar guerra a cualquier oponente, tarde o temprano me haré más viejo y seré solo un estorbo, por lo que dedicaré mis últimas fuerzas en tratar de conseguir ser el rey de los piratas.- casi rió imaginando su expresión de falsa modestia, tratando fingir que sólo era un viejo mientras intentaba demostrar que era el mejor-. Esta aventura es impresionante, pero no solo eso, es también peligrosa, y es por eso por la que os dejo atrás mis buenos amigos, la mayoría de ustedes podría acabar perdiendo la vida en esta travesía, y no me cabe duda de que alguien como Worgulv estaría orgulloso de perder la vida en batalla por mi, pero amigos míos... solo se pierde la vida una vez, y no quiero que la vuestra se pierda por mi culpa, quiero que crezcáis, que os hagáis más fuertes, y si la perdéis, sea siguiendo vuestros sueños, no el mío... si el destino quiere que la perdáis por mi y mi estúpido sueño, no os preocupéis, el destino hará que eso suceda. - sonrió con cierta ternura. El Shirokami creía que Dexter lo dejaría llevarlos a la muerte... Vaya-. Pero no solo me voy para encontrar mi sueño cumplido lo más rápido posible, también estoy en busca de mi hijo, León, León Zaid...-siguió leyendo, pero dejó la parte referente a León en voz baja. Era la segunda vez que oía ese nombre aquel día, y una de ellas había sido de boca del propio León Zaid. ¡Había estado con el maldito hijo del borracho sin saberlo! Aunque, por otro lado eso explicaba que fuera amigo de Jin Surfer. Pero según la carta León desconocía aquella realidad. Saltó párrafo y continuó-. Amigos míos, sois unas grandes personas y os deseo lo mejor desde lo más profundo de corazón, si no os llevo conmigo es por lo ya mencionado, no quiero que ninguno pierda su vida por mi sueño, y si estáis realmente destinados a ello, será el destino quien mueva sus hilos para que tengáis oportunidad de apostar vuestras vidas por mi. Fuisteis muy importantes para mi, y lo seguiréis siendo pase lo que pase. Ojalá nos volvamos a ver en buenas condiciones, invitaré a alcohol sin dudar chicos, y no olvidéis una cosa... ¡¡EL ONE PIECE EXISTE!!- las lágrimas caían por el rostro de Dexter, al tiempo que una sonrisa de digno orgullo asomaba en su rostro. Parecía que había una postdata, doblada y casi oculta-. Dexter, desde el primer día vi en tus ojos la misma chispa que había en los míos al comienzo de mis aventuras, desde luego posees en tu interior una fuerza abrumadora, y un gran espíritu. No hemos profundizado nuestra relación a fondo todo lo que me hubiese gustado, pero me a bastado para ver en ti una persona noble, poderosa, y capaz de pasar a la historia. Hazlo mi buen amigo, hazlo y no te olvides nunca de quién fue tu primer y único capitán, el capitán Legan Legim... espero que algún día consiga mi sueño, ser rey de los piratas, y que tu seas un Yonkô muy poderoso, pero sobretodo, un muy buen amigo... aunque si sigues mis pasos tarde o temprano acabarás como Shichibukai para conseguir alguna que otra cosa interesante... ten cuidado y no repitas lo mismo que yo, o acabarás en Impel Down.

No pudo evitar echarse a reír mientras terminaba de leer aquello. Las lágrimas empapaban ya su cuello, pero se sentía feliz y, además, aquel canalla había adivinado lo que sucedería. El puesto de Shichibukai... ¿Estaba siguiendo los pasos de Legim? Había empezado de manera totalmente distinta, pero era cierto que sus caminos chocaron llegado a cierto momento, y hasta seguían el mismo camino paralelo, con diez años de distancia, tal vez más. Sin embargo se equivocaba en un detalle, él jamás sería Yonkou, o al menos no se lo planteaba. Deseaba recuperar su libertad como cazador, y un Emperador del Nuevo Mundo se vería constantemente perseguido, aunque su fama o infamia lo haría, en cierto modo, intocable. Tal vez debiera planteárselo. Pero hoy no, hoy era momento de ganar una guerra, mientras el recuerdo de Legim despidiéndose seguía presente. "Hasta siempre, Legim".

El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) 25q9a2x

-Bien, chicos- dijo, con la voz más calmada-. Supongo que ya os habéis dado cuenta de que aquí nos jugamos la vida a cada momento, así que vamos a comportarnos como buenos compañeros- Dobló la carta, metiéndosela en el interior del chaleco, y miró a su gente-. Uracha, tú con Hinori. Deathstroke, con Nemo. Midorima y Worgulv, vosotros dos. Si no queda más remedio que separarnos, id con vuestra pareja- Hizo una pausa cuando un estruendo lo distrajo. Un barco volador había caído contra el firme de Mariejoa, pero lo que más le llamaba la atención era por qué había caído. Un maldito Géiser en medio de Mariejoa. La cosa pintaba realmente fea, tenía que ir hasta allí, y los demás con él-. ¿Qué cojones ha sido eso? ¡Vamos!

Aunque si se lo propusiera podría trazar una ruta recta a través de los edificios, no tenía demasiado interés en reventarlos, además de que los piratas que había tras él tal vez se vieran afectados por los derrumbamientos. La mejor opción era concentrarse momentáneamente para sentir el olor de todo lo que en la zona hubiera y... "Gyojins". Había Gyojins apareciendo por ahí, dios mío. Y el Shichibukai Derian Markov también andaba por ahí, y, por lo que lograba entender, llamando presa a alguien. Seguramente allí fuera donde tenía que ir a continuación. Y vaya si iban a ir.

Sin perder el rastro comenzó a trotar, con un ritmo tranquilo para que los demás pudieran seguirlo, y encabezó la marcha. No se encontraban demasiado lejos, aunque dado a las velocidades que aquel día había descubierto alcanzaba comenzaba a dudar sobre su concepto de cercanía y lejanía, pero tampoco era algo que le importara mucho. Poco a poco, paso a paso, minuto a minuto. Le aburría moverse a aquellas velocidades, pero la necesidad apremiaba y no podía dejar otra vez solos a sus Nakamas, menos aún tras ver lo que les había pasado en Paraíso, aunque ya ajustaría cuentas en otro momento.

-¡Markov!- gritó, viendo al noble drenar la sangre de un gyojin con lasciva efusividad, dándose una orgiástica ducha de muerte, alimentando sus más profundos apetitos. El vampiro se estaba dando, por cómo veía el agua carmesí que encharcaba las calles, un festín digno del más sanguinario Nosferatu. También pudo apreciar cómo su brazo izquierdo se mostraba en un muñón, carbonizado-. ¿Te echo una mano?

En su mano izquierda una larga hoja de viento se materializó, caracterizada por un color gris plateado con nubes ferrosas, negruzcas, pero que se movían en el interior del arma, dándole un aspecto etéreo y delicado, aunque engañoso, sin duda. Se acercó al vampiro, que daba la espalda a la batalla que allí estaba sucediendo, rematando por el camino a los heridos por el Shichibukai. No había que ser cruel, la agonía era algo que nadie merecía.

-¡Cuidado!- gritó, mientras uno de esos peces saltaba del agua contra Derian a una velocidad de vértigo, aunque no tan rápido como la velocidad del rayo. Antes de conseguir acercarse al conde, un pez a la brasa yacía sobre el charco de agua y sangre, liberando de vez en cuando una leve chispa o moviéndose en un espasmo. Seguramente el noble habría bastado para encargarse de ese subproducto, pero nunca estaba de más asegurar-. Hay que hacer algo aquí, para evitar que salgan más- dijo, mirando al enorme pozo que aún supuraba algo de agua.

Usando la espada como batuta, comenzó a dirigir una sinfonía de vientos a su alrededor, creando una cúpula que rodeaba el gran hoyo, y acercándose a ella puso la mano encima. No, no iba a dotarla de momentánea solidez, tan sólo impregnar un poco de electricidad para que, con el roce y amplificada por el agua, creara una energía inconmensurable que matara a quien la atravesara. Pero si alguien podía cavar un hoyo en la Red Line diez kilómetros hacia arriba no iba a ser tan fácil de derrotar como eso. Necesitaba una idea mejor, aunque como plan provisional no estaba mal del todo. Se alejó unos pasos del hoyo mientras hacía al aire contenido bajo la cúpula moverse, creando un pequeño pero poderoso tornado que aceleraría mucho la generación de electricidad.

-Uracha, ¿Se te ocurre alguna idea?- si el poderoso luchador hubiera sido incapaz de seguirlo lo escucharía mediante el auricular-. Necesito ayuda y sueles llevar muchas cosas encima. ¿Un plan genial y rápido, por favor?

La escoria salía del agua, muriendo a los bordes del tornado, y eran expulsados, dejando un muro de cadáveres en uno de los lados del agujero, achicharrados, pero estaba seguro de que tarde o temprano algo sobreviviría a aquello y necesitaría verdadera ayuda. "Usuarios combatiendo agua...", pensó, con la sonrisa torcida en un gesto de tensión. No le hacía ni puta gracia. ¡Y LAS COSAS SEGUÍAN EXPLOTANDO! ¿Por qué todo explotaba? Parecía Loguetown en una ejecución cualquiera. Por lo menos sus compañeros estaban a salvo, eso era una buena noticia.

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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 14:10}

Parece que la reunión estaba a punto de empezar y Kyros estaba cómodamente sentado en uno de los sofás de aquella gente. Con todo su descaro, con toda su superioridad, esperando que comentaran qué iba a pasar. Observaba a aquellas personas ya que no las conocía y quería memorizar su rostro y "mote". Y si las conocía se había olvidado de ellas, aunque tenía una clara sospecha de quién era. Pero cuando parecía que iba a empezar un hombre entró por la puerta, siendo denominado "Tempesta" por sus compañeros. Sin duda ese tipo no tenía mucha pinta de ser de los que regalan abrazos a desconocidos, imponiendo respeto al joven Tenryuubito al instante. El resto también le imponían respeto, pero ese además parecía que fuera a partirlo por la mitad de un golpe si le contradecía, además de que probablemente no supiera que era un Tenryuubito. Por tanto no se lo pensó dos veces cuando le dijo que qué hacía en su sillón, por lo que sin moverse de su posición comenzó a elevarse y se alejó de los asientos, colocándose un poco más apartado.

Mis disculpas, señor... Tempesta, ¿verdad? No sabía que estaba ocupado o que... No debía ocuparlos.— dijo con una sonrisa que, a pesar de la forma de ser de  Kyros, estaba desprovista de arrogancia. Kyros no era el típico Tenryuubito imbécil, y sabía cuándo tenía las de ganar y cuándo las de perder. Por tanto trató de no importunar a aquellas personas más de esa línea invisible que no estaban dispuestos a aceptar, por muy noble que fuera su sangre. Kyros no era sino un niño molesto en ese momento, por lo que era mejor ser un niño molesto educado que un niñato molesto desagradable. —Por favor, continúe Sr. Tempesta, no quería interrumpirles.— dijo con una sonrisa, y tras eso levitó hasta colocarse cerca -pero no demasiado cerca- de la denominada "Garra", pues parecía la más dulce y tranquila de los allí presentes. Evidentemente no jugaría con fuego, pues sabía que hasta las mujeres más dulces pueden tener un volcán dentro y si estaba allí era por alguna razón.

Por tanto ahí quedó, levitando en el aire, observando la situación hasta que alguien le dijera lo contrario. Quizás estaban a punto de explicar una tremenda estrategia o algo importante, y el instinto "cotilla" del Tenryuubito estaba dando palmas de excitación. Seguro que lo acabarían echando, pero hasta que eso pasara podía pasar un rato entretenido... O desagradable, dependiendo del humor de aquellas personas.


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Última edición por Kyros Blight el Jue 12 Feb 2015 - 20:14, editado 1 vez (Razón : Tenía que añadir la imagen.)
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 14:57}

Cuando Dexter empezó a leer la carta de Legim no pude evitar ponerme nervioso y no pude evitar llorar de nuevo, este tras acabar de leer me quede callado durante unos minutos, sucedieron varias cosas observaba todo aquello y siendo sincero era un verdadero infierno mirara donde mirara solo podía ver destrucción, realmente no me importaba si algunas personas morían o no a mi lo único que me preocupaba eran mis nakamas, y ahora mismo varios de ellos estabas heridos, sabia perfectamente que no morirían pero una cosa era seguro no debía subestimar este lugar.

-Oye Dexter, no te lo tomes a mal pero podría llamar un poco la atención tengo guardado una cosa, que quizás te guste, aunque ahora lo correcto seria que Hinori descansara.

Por un momento la mire y seguidamente me quede pensando. -Tengo un plan voy a preparar algunas cosas pero mientras tanto estaré escondido junto con ella dentro de mi capa y si no es molestia espero que no te importe llevarnos contigo, ahora mismo no puedo explicarte todo mi plan, pero confía en mi.

Dije acercándome a ella cuando de repente me metí dentro de mi propia capa y luego metí a Hinori nada mas hacer esto me eleve un poco y sin permiso me coloque en la espalda de Dexter.

-Gracias de ante mano. Dije mientras aun dentro de esta miraba a mi alrededor desde dentro de la capa y daba comienzo a mi plan.
Abel T. Nightroad
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El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) Empty Re: El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II) {Jue 12 Feb 2015 - 15:16}

Por suerte y casi un milagro logra meterse en el ascensor antes de que la extraña marea que cambio de pronto le arrastrara a una muerte segura y horrible. La verdad, le apetece llegar a la ciudad para enfrascarse en la lectura de grandes libros, de obras maestras y buscar puzles, puzles que nadie jamás haya logrado resolver, un verdadero reto para la mente humana, pero eso es esperar demasiado, hasta el momento no ha hallado un solo puzle que se le resista, uno solo que no sea solucionado por el joven muchacho con una velocidad inhumana, casi la de un genio. El ascensor es lento, pero muy lento, lo que desespera al muchacho, tan cerca y a la vez tan lejos de dar con el puzle definitivo, aquél que nadie haya resuelto, aunque con un puzle que simplemente le cueste y le obligue a esforzarse en lograr resolverlo le bastaba. La verdad no espera mucho a parte de poder divertirse con los puzles que vaya encontrando, pero bueno, si para alcanzar la sabiduría de un puzle ha de combatir cual bestia, lo hará, sus espadas están sedientas de sangre, quieren bañarse en ese viscoso líquido carmesí que expulsa un cuerpo al recibir un golpe de ella. |~Al fin llega a la cima este maldito ascensor…~| Piensa el joven mientras sale del ascensor para encontrarse con una gran masa de gente en plena carrera, es como si algo los espantara, pero…¿Qué sería tan temible como para provocar ese caos…? Poco más tarde se percataría del motivo, nada más poner un pie fuera de aquel cubículo que lo había llevado hasta aquella zona de la ciudad nota como el suelo está cubierto por agua, no demasiada, pero sí que es para tomar en consideración aquello, pues están a diez mil metros sobre el mar, para que haya aquella capa de agua en aquél lugar debía de haber subido a una presión absurda…

El muchacho sale y busca la forma de evitar mojarse demasiado, pese a que no le desagrade en demasía el agua puede ser un estorbo para sus intenciones de pasar inadvertido, al menos lo más inadvertido posible. Empieza a caminar mientras busca terreno seco por el cual dirigirse por la zona hasta encontrar un puzle, o algo que lo entretenga.

Resumen:
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fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
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Akuma no mi
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