Worick L. Arcangelo
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Akuma no mi
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Noté como mi cara se golpeaba contra el suelo al caer de la hamaca en la que andaba tumbado, ¿qué había pasado? Con la idea de buscar la respuesta a esta pregunta salí de aquel camarote y miré justo frente a mi. Acabábamos de arribar en una isla del East Blue en un pequeño barco mercantil que había tomado unas islas más allá, había sido una tranquila travesía y había podido recuperarme de mis anteriores heridas sin demasiado problema. Doy gracias de haber encontrado a un grupo de mercaderes tan majo que no tuvo problema en llevarme con ellos a cambio de que les ayudará a hacer inventario mientras durara mi travesía. Aquella isla parecía ser un bonito lugar para pasar un par de días y descansar de todas aquellas aventuras, aunque quién sabe que depararía aquella isla, con ansias volví al camarote y tomé todas mis cosas. Ahora sí estaba listo para ir a quella isla, con mi túnica sobre mi ropa, mochila a mi espalda y máscara sobre mi rostro me despedí de aquellos amables mercaderes, bajé del barco de un salto hasta un pequeño puerto de madera que cubría un par de metros.
Desde allí aquella isla parecía aun más bonita que cuando la vi desde el barco, bonitos naranjos crecían por toda la isla acompañados por flores y otros árboles, una preciosa combinación de vegetación cubría gran parte de la isla. Por otro lado un pequeño pueblo portuario de construcción simple y casas contadas se erigía a unos escasos metros del puerto pero, ¿ dónde estaba la gente ? ¿ Por qué estaba aquel pueblecito tan tranquilo ? Lo primero que se me paso por la cabeza es que era un pueblo muy tranquilo así que sin darle demasiadas vueltas comencé a caminar hacía este mientras sacaba un cigarro y lo encendía. Llevaba ya cosa de un minuto caminando y la estela de humo quedaba por dónde pasaba.
Continué dejando esta estela hasta llegar a lo que parecía ser la calle principal de aquel pueblo y entonces mis sospechas se confirmaron, pude ver como los puestos del mercado estaban todos revueltos. Sin duda alguna algo había pasado en aquel pueblo y por eso estaba en aquel estado, pero aquella era la calle principal seguro que tarde o temprano tenía que pasar alguien de modo que sin comerme mucho la cabeza tomé un caja que había por allí me senté. Ahora solo quedaba esperar a que alguien apareciera por allí para darme indicaciones para que yo se las diera a él, aunque tal vez no fueran tan cortés como la persona esperaba.
Desde allí aquella isla parecía aun más bonita que cuando la vi desde el barco, bonitos naranjos crecían por toda la isla acompañados por flores y otros árboles, una preciosa combinación de vegetación cubría gran parte de la isla. Por otro lado un pequeño pueblo portuario de construcción simple y casas contadas se erigía a unos escasos metros del puerto pero, ¿ dónde estaba la gente ? ¿ Por qué estaba aquel pueblecito tan tranquilo ? Lo primero que se me paso por la cabeza es que era un pueblo muy tranquilo así que sin darle demasiadas vueltas comencé a caminar hacía este mientras sacaba un cigarro y lo encendía. Llevaba ya cosa de un minuto caminando y la estela de humo quedaba por dónde pasaba.
Continué dejando esta estela hasta llegar a lo que parecía ser la calle principal de aquel pueblo y entonces mis sospechas se confirmaron, pude ver como los puestos del mercado estaban todos revueltos. Sin duda alguna algo había pasado en aquel pueblo y por eso estaba en aquel estado, pero aquella era la calle principal seguro que tarde o temprano tenía que pasar alguien de modo que sin comerme mucho la cabeza tomé un caja que había por allí me senté. Ahora solo quedaba esperar a que alguien apareciera por allí para darme indicaciones para que yo se las diera a él, aunque tal vez no fueran tan cortés como la persona esperaba.
Yumiko Mei
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Akuma no mi
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-Arriba señorita, arriba, ya hemos atracado.-Decía gritando un señor con voz amable mientras se dirigía a mi, poco después se fue al ver que lentamente abría los ojos y empezó a descargar enormes cajas del barco en el que me encontraba.
Llevaba unos días navegando con esos señores, pues me había unido a un barco de mercaderes y comerciantes que se habían ofrecido a llevarme a la próxima isla por un precio minúsculo y ahí estaba, en una pequeña isla con un poblado también pequeño. Salí del camarote y bajé rápidamente con mi Rain-Bow y algunos diales que llevaba encima, entre ellos uno de grabación y uno de humo negro. Mi osito estaba atado a mi y yo estaba preparada para salir. Llevaba algunas Hollow-Point Arrows junto a algunas balas triples, algunas de luz y algunas Double-Mode Arrows. Era el momento de probar todo ese arsenal, pero no lo haría de no ser completamente necesario, si no era necesario derramar sangre, no me molestaría en hacerlo.
Salté del barco con todo eso encima y mi bolso con dinero y me encaminé hacia la ciudad, no antes habiendo dado las gracias a los marcaderes ahí presentes, los cuales me habían permitido un viaje bastante caro a un precio casi nulo. Me encontraba alegre y caminando de normalmente, cuando de repente me percaté de algo, no había ningún movimiento en las calles que poblaban esa ciudad, ni siquiera un pequeño suspiro, un animal, un niño, nada, estaban totalmente vacías, como si ese lugar estuviera totalmente abandonado. Entonces me puse a pensar lógicamente, si estaba abandonado, ¿por qué los mercaderes estaban descargando sus mercancías aquí? No tenía mucho sentido eso, seguí caminando y mirando alrededor en busca de alguna señal. Activé mi haki de observación para ver si había alguien alrededor, pero no detectaba presencias humanas, más bien detectaba vacío, ningún alma cercano.
De repente sentí la presencia de alguien, unos metros a mi derecha y al parecer en la calle principal, yo estaba en una secundaria. Parecía un alma algo corrupta, pero con algo en el fondo benevolente, decidí encaminarme por un callejón hacia la calle principal y ahí estaba, sentado en una silla en medio de esa avenida. Le miré con atención y era un hombre con una máscara en la cara y una túnica cubriendo su cuerpo, una apariencia terrorífica y misteriosa, solo quedaba saber si sería amigo, o enemigo. Eso lo decidiría yo tras una larga discusión sobre sus razones de estar en esa isla.
Apunté hacia el suelo de la silla y miré alrededor, además de seguir teniendo el haki de observación activado, disparé una flecha de energía como advertencia y salté a uno de los tejados usando mi superior agilidad. Esperé ahí su reacción y decidí con cara sonriente, dedicarle unas palabras, buscando llegarle al corazón o al menos, saber que demonios hacía ahí y que había pasado con todas las personas que antes vivían en esa ciudad. Pues no era la primera vez que visitaba esta villa, pocos años antes había estado en esta isla con el circo ambulante de mis abuelos, el cual probablemente siga ambulando por este mar en continuo cambio. No había mucho que decir del hombre enmascarado, solo se notaba misterio a su alrededor y su alma no me inspiraba pureza del todo, quizás porque sentía algo en el que no era normal, sentía que llevaba la marca de la muerte, era como un frío asolador que deja la muerte al matar a alguien, no sabía si debía de creer en lo que estaba viendo o dejar de llevarme por las apariencias.
-Buenos días, al parecer esta isla no es el mejor lugar para estar, no recordaba que la ciudad fuera tan poco poblada, puesto que no es la primera vez que viajo en esta dirección. Siento haberme entrometido y haberte disparado una flecha, solo era para llamar la atención, quería asegurarme de que si hubiera alguien más cerca, se presentara, pero al parecer todo está vacío, no hay ni una presencia humana. Antes de nada me presento, mi nombre es Yumiko Mei, probablemente nunca hayas oído hablar de mi, pero viajaba con mis padres en un circo ambulante por estas islas, por ello la conozco mucho más poblada y alegre, me gustaría saber que es lo que ha pasado aquí y quién o qué es el responsable de esto. ¿Tu sabes a caso que es lo que ha pasado?-Dije con voz suave pero seria y finalizando con una sonrisa, como era peculiar en mi.
Seguidamente me senté en el tejado de la casa y esperé la respuesta del hombre enmascarado mientras vigilaba tanto mi alrededor como mi espalda por cualquier supuesto ataque, el haki de observación estaba totalmente activado y no encontraba signo de vida, pero quién sabe, quizás en poco tiempo si, todo dependía del responsable de aquello, que de encontrarlo, sería la primera en interrogarle y pedirle explicaciones y no de una forma muy bonita y ortodoxa digamos.
Llevaba unos días navegando con esos señores, pues me había unido a un barco de mercaderes y comerciantes que se habían ofrecido a llevarme a la próxima isla por un precio minúsculo y ahí estaba, en una pequeña isla con un poblado también pequeño. Salí del camarote y bajé rápidamente con mi Rain-Bow y algunos diales que llevaba encima, entre ellos uno de grabación y uno de humo negro. Mi osito estaba atado a mi y yo estaba preparada para salir. Llevaba algunas Hollow-Point Arrows junto a algunas balas triples, algunas de luz y algunas Double-Mode Arrows. Era el momento de probar todo ese arsenal, pero no lo haría de no ser completamente necesario, si no era necesario derramar sangre, no me molestaría en hacerlo.
Salté del barco con todo eso encima y mi bolso con dinero y me encaminé hacia la ciudad, no antes habiendo dado las gracias a los marcaderes ahí presentes, los cuales me habían permitido un viaje bastante caro a un precio casi nulo. Me encontraba alegre y caminando de normalmente, cuando de repente me percaté de algo, no había ningún movimiento en las calles que poblaban esa ciudad, ni siquiera un pequeño suspiro, un animal, un niño, nada, estaban totalmente vacías, como si ese lugar estuviera totalmente abandonado. Entonces me puse a pensar lógicamente, si estaba abandonado, ¿por qué los mercaderes estaban descargando sus mercancías aquí? No tenía mucho sentido eso, seguí caminando y mirando alrededor en busca de alguna señal. Activé mi haki de observación para ver si había alguien alrededor, pero no detectaba presencias humanas, más bien detectaba vacío, ningún alma cercano.
De repente sentí la presencia de alguien, unos metros a mi derecha y al parecer en la calle principal, yo estaba en una secundaria. Parecía un alma algo corrupta, pero con algo en el fondo benevolente, decidí encaminarme por un callejón hacia la calle principal y ahí estaba, sentado en una silla en medio de esa avenida. Le miré con atención y era un hombre con una máscara en la cara y una túnica cubriendo su cuerpo, una apariencia terrorífica y misteriosa, solo quedaba saber si sería amigo, o enemigo. Eso lo decidiría yo tras una larga discusión sobre sus razones de estar en esa isla.
Apunté hacia el suelo de la silla y miré alrededor, además de seguir teniendo el haki de observación activado, disparé una flecha de energía como advertencia y salté a uno de los tejados usando mi superior agilidad. Esperé ahí su reacción y decidí con cara sonriente, dedicarle unas palabras, buscando llegarle al corazón o al menos, saber que demonios hacía ahí y que había pasado con todas las personas que antes vivían en esa ciudad. Pues no era la primera vez que visitaba esta villa, pocos años antes había estado en esta isla con el circo ambulante de mis abuelos, el cual probablemente siga ambulando por este mar en continuo cambio. No había mucho que decir del hombre enmascarado, solo se notaba misterio a su alrededor y su alma no me inspiraba pureza del todo, quizás porque sentía algo en el que no era normal, sentía que llevaba la marca de la muerte, era como un frío asolador que deja la muerte al matar a alguien, no sabía si debía de creer en lo que estaba viendo o dejar de llevarme por las apariencias.
-Buenos días, al parecer esta isla no es el mejor lugar para estar, no recordaba que la ciudad fuera tan poco poblada, puesto que no es la primera vez que viajo en esta dirección. Siento haberme entrometido y haberte disparado una flecha, solo era para llamar la atención, quería asegurarme de que si hubiera alguien más cerca, se presentara, pero al parecer todo está vacío, no hay ni una presencia humana. Antes de nada me presento, mi nombre es Yumiko Mei, probablemente nunca hayas oído hablar de mi, pero viajaba con mis padres en un circo ambulante por estas islas, por ello la conozco mucho más poblada y alegre, me gustaría saber que es lo que ha pasado aquí y quién o qué es el responsable de esto. ¿Tu sabes a caso que es lo que ha pasado?-Dije con voz suave pero seria y finalizando con una sonrisa, como era peculiar en mi.
Seguidamente me senté en el tejado de la casa y esperé la respuesta del hombre enmascarado mientras vigilaba tanto mi alrededor como mi espalda por cualquier supuesto ataque, el haki de observación estaba totalmente activado y no encontraba signo de vida, pero quién sabe, quizás en poco tiempo si, todo dependía del responsable de aquello, que de encontrarlo, sería la primera en interrogarle y pedirle explicaciones y no de una forma muy bonita y ortodoxa digamos.
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Pude oír como una flecha salía disparada hacia mi posición aunque esta en lugar de impactar en mi como cabía esperarse golpeo el suelo frente a mi a modo de advertencia suponía. Si no me había atacado directamente debía ser porque esa persona no tenía intenciones de pelear conmigo si yo tampoco lo hacía y esa flecha no era más que una precaución. En cualquier caso debía estar atento por si no era una advertencia y simplemente había fallado. Sin prestar demasiada atención eché una ojeada rápida a los tejados de mi alrededor, sobre uno de estos se hallaba el agresor. Una joven y bella chica se alzaba en uno de los tejados, de tez pálida y cabello rubio, un arco entre sus manos y unas vestimentas cuanto menos curiosas. De pronto empezó a hablarme pero apenas le presté atención a su historia tan solo retuve un par de cosas en mi cabeza, su nombre y su pregunta. No quería implicarme con nadie y menos en aquellas circunstancias pero si no lo hacía probablemente tendría que combatir. Combatir probablemente era mi mejor opción pero le dejaría a ella decidir que quería hacer:
- Creo que debería empezar por presentarme. Soy todo lo que queda, lo que sigue viviendo, la sombra de alguien que vivió una vez y que ahora vuelve a vagar por estas tierras. Me llaman Shi y se podría decir que mi trabajo es el de recoger la basura de estas tierras y llevársela a mi señor. Respecto a tu pregunta... Puede que si puede que no, las cosas no parecían animadas y quise hacerlas algo más animadas pero no funciono. - Dije con un tono burlesco, ni yo mismo entendía muy bien que estaba haciendo pero interpretar aquel papel no estaba del todo mal. - ¿ Entonces fui yo o fue él ? ¿ Tal vez se fueron o siguen aquí ? ¿ Realmente esta tranquilo o lleno de gente? Entonces que harás joven, atacarás o volverás a preguntar. En cualquier caso espero tu respuesta joven rubita.
Tras acabar con aquel papel no pude evitar reírme, aquello realmente debía confundir bastante. En cualquier caso ahora solo cabía esperar como respondería la rubita pero por si acaso más me valía estar atento quizá no era tan benevolente como yo sospechaba que sería.
- Creo que debería empezar por presentarme. Soy todo lo que queda, lo que sigue viviendo, la sombra de alguien que vivió una vez y que ahora vuelve a vagar por estas tierras. Me llaman Shi y se podría decir que mi trabajo es el de recoger la basura de estas tierras y llevársela a mi señor. Respecto a tu pregunta... Puede que si puede que no, las cosas no parecían animadas y quise hacerlas algo más animadas pero no funciono. - Dije con un tono burlesco, ni yo mismo entendía muy bien que estaba haciendo pero interpretar aquel papel no estaba del todo mal. - ¿ Entonces fui yo o fue él ? ¿ Tal vez se fueron o siguen aquí ? ¿ Realmente esta tranquilo o lleno de gente? Entonces que harás joven, atacarás o volverás a preguntar. En cualquier caso espero tu respuesta joven rubita.
Tras acabar con aquel papel no pude evitar reírme, aquello realmente debía confundir bastante. En cualquier caso ahora solo cabía esperar como respondería la rubita pero por si acaso más me valía estar atento quizá no era tan benevolente como yo sospechaba que sería.
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El encapuchado hizo casi caso omiso de lo que había dicho y empezó a hablar de manera enrevesada. No podía sacar nada en claro de lo que decía y a fin de no acabar enfadada me dije a mi misma que no lo mataría, al menos unas 8 veces dentro de mi cabeza. El joven me estaba tomando el pelo y quizás supiese algo más que yo aún desconocía, era el momento de tratar con personas como el, quizás no fuera la mejor manera, pero oye, resultaría divertida de ver su reacción. Tomé impulso y sin pensármelo dos veces salté sobre el intentando quitarle la capucha, quizás lo consiguiese o quizás no, pero si lo hiciera descubriría a otra persona debajo, que igual hablaba menos enrevesado y con más sentido.
-No pienso seguirte el juego, la verdad es que no tengo ni idea de que es lo que ha pasado aquí y me gustaría saberlo, pero veo que tu tampoco tienes una respuesta decente, tocará buscar al responsable de la situación y como tengas algo que ver me encargaré yo misma de enterrarte. Aunque no tiene pinta de que tengas mucha relación, si no me habrías dado algún dato de interés, pero lo que dices es todo un juego de palabras.-Dije con una sonrisa y mientras me dirigía hacia una de las casas, quizás dentro encontrase algo decente y no me tendría que preocupar tanto por ese encapuchado(si es que no se la he conseguido quitar) y podría investigar sola.
Toqué la puerta de la casa y esta se cayó de sus bisagras y dejó oírse un fuerte estruendo que resonó por todo el desierto poblado. Interesante, las puertas estaban viejas, algo no me cuadraba en lo más mínimo, había algo que no estaba en su lugar, quizás no llegase en el momento adecuado a aquel lugar. Seguí avanzando y pude vislumbrar la casa por dentro, había una tenue luz proveniente de la ventana y del agujero de la puerta, porque puerta ya no había. Una escalera se dejaba ver, posiblemente llevase al desván porque el edificio no parecía tener un piso siquiera. Subí por la misma y me encontré con una trampilla, la cual abrí sin hacer mucho ruido, aunque el ruido proveniente de las propias maderas que conformaban la escalera era suficiente para despertar a un oso hibernando.
Entré por la trampillas y un grupo de murciélagos empezó a mover sus alas, pero si había vida y todo, pensé. Era interesante que hubiera algún otro alma, aunque fuese tan primitiva como un murciélago. En el ático reinaba la oscuridad, excepto por un pequeño ventanal semiabierto. Seguí caminando hasta el mismo y con fuerza conseguí abrirlo, dejando ver por fin toda la sala. Unos cuantos cuadros sueltos y muchísimos papeles dispersos por el suelo, así como un escritorio roto y unas cuantas cajas llenas de chatarra. Era la hora de investigar y descubrir quién se había encargado de hacer todo ese desastre. Un día divertido comenzaba.
-No pienso seguirte el juego, la verdad es que no tengo ni idea de que es lo que ha pasado aquí y me gustaría saberlo, pero veo que tu tampoco tienes una respuesta decente, tocará buscar al responsable de la situación y como tengas algo que ver me encargaré yo misma de enterrarte. Aunque no tiene pinta de que tengas mucha relación, si no me habrías dado algún dato de interés, pero lo que dices es todo un juego de palabras.-Dije con una sonrisa y mientras me dirigía hacia una de las casas, quizás dentro encontrase algo decente y no me tendría que preocupar tanto por ese encapuchado(si es que no se la he conseguido quitar) y podría investigar sola.
Toqué la puerta de la casa y esta se cayó de sus bisagras y dejó oírse un fuerte estruendo que resonó por todo el desierto poblado. Interesante, las puertas estaban viejas, algo no me cuadraba en lo más mínimo, había algo que no estaba en su lugar, quizás no llegase en el momento adecuado a aquel lugar. Seguí avanzando y pude vislumbrar la casa por dentro, había una tenue luz proveniente de la ventana y del agujero de la puerta, porque puerta ya no había. Una escalera se dejaba ver, posiblemente llevase al desván porque el edificio no parecía tener un piso siquiera. Subí por la misma y me encontré con una trampilla, la cual abrí sin hacer mucho ruido, aunque el ruido proveniente de las propias maderas que conformaban la escalera era suficiente para despertar a un oso hibernando.
Entré por la trampillas y un grupo de murciélagos empezó a mover sus alas, pero si había vida y todo, pensé. Era interesante que hubiera algún otro alma, aunque fuese tan primitiva como un murciélago. En el ático reinaba la oscuridad, excepto por un pequeño ventanal semiabierto. Seguí caminando hasta el mismo y con fuerza conseguí abrirlo, dejando ver por fin toda la sala. Unos cuantos cuadros sueltos y muchísimos papeles dispersos por el suelo, así como un escritorio roto y unas cuantas cajas llenas de chatarra. Era la hora de investigar y descubrir quién se había encargado de hacer todo ese desastre. Un día divertido comenzaba.
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