Buscando información valiosa (Pasado y Privado) [Maximilian y Flea]

Mi chalupa había tocado tierra. Yo, Flea D. Grohl, había despertado una nublada mañana en las aguas del West Blue, un mar calmo cuando quiere, pero peligroso cuando se le antoja, en un pequeño trozo de madera, con espacio para dos personas y misma cantidad de remos. Yo pensé que seguro había llegado a destino, pero luego recordé que no tenía destino alguno, sólo sabía que estaba en una gran isla del West Blue, a más de un par de mares de distancia de mi hogar.

La isla en sí estaba cubierta de verde césped envidiable, un verdadero lugar para estar solo, sin nadie a mi lado, un lugar para pensar cosas como el camino de la vida, o el cómo salvar a mis padres de Impel Down. Una verdadera suerte que nadie haya interrumpido ese momento de paz y tranquilidad mental, si hubiese sido así, lo más probable es que si alguien irrumpía en mi, hubiese sido ensangrentado con mis espadas, y su sangre cruzando por mis sistemas.

Llegué a la ciudad, un lugar bastante bonito, grandes tiendas, bares, casas y demás construcciones hermosas que formaban aquella bella ciudad. No podía creer cómo no me dí cuenta antes de un árbol enorme que se distinguía en el centro de la isla. Luego de divisar su colosal copa, y deduciendo que estaba en el West Blue, no tardé en darme cuenta de que era nada más y nada menos que la Isla de la Sabiduría: Ohara, y aquel árbol era su enorme biblioteca, donde abundaban los eruditos, y los cerebros altamente capacitados para leer Poneglyphs, y demás cosas. Estaba pensando en ir hasta el árbol para verlo de cerca, cuando me crucé con una tienda de mascotas, llena de animalitos guapísimos. Había uno en especial que me gustaba, ya que tenía unos baldes de sangre en su jaula, de lo cual se alimentaba. Entré y decidí comprarlo, me dijeron que eran 1.000 Beries, y que estaba barato ya que estaba echa polvo, pero a mi me molaba. Sin embargo, me pareció un robo que le pongan un precio de 1.000 Berries a una mascota, así que decidí ahorrar mi dinero y gastarlos en Sake, que es la bebida que suplanta a la sangre, cuando no hay de esta. Mientras, me fijaba si había algún lugar de alojamiento, para dormir. También iba recordando el camino que estaba haciendo para volver a la chalupa, como también un posible tramo hacia el famoso árbol, el cual iría a visitar no sabía cuando, ya que me estaba acercando cada vez más hacia este.

De pronto, tropecé con un gran desnivel. Caí boca abajo, tragando asfalto y tierra de la mejor calidad, hasta que por fin frené, e indirectamente, llegué hasta el verdadero pueblo. Un piso, casas blancas y tejado rojo era lo único que se veía con claridad. Había caído en la hondonada de la isla, donde el origen del árbol estaba situado en el centro. Cerquita de ahí logré divisar la palabra 'Sake', localicé una taberna y decidí entrar, sediento como siempre, en busca de líquido para reconfortar fuerzas.

Recordé la buena relación que había entre la Marina y esta isla, así que me apresuré a tomar la copa, pues no debía estar en un mismo lugar tanto tiempo, me terminé el Sake, y partí hacia el gran árbol, a ver si podía ampliar mi inteligencia y mi cordura. Además de los viejos eruditos, había gentuza muy rara, que no era de fiar. Yo caminaba y caminaba por la biblioteca, por si había un libro que me interesara. Cogí uno y comencé a leer. Redactaba cómo era la prisión de Impel Down, cosa que me interesaba, ya que mis padres estaban ahí. Estaba leyendo la descripción del Infierno del Lento Sufrimiento, el nivel uno, cuando un tipo trató de quitarme el libro de las manos.

- Mierda. ¡Quita de encima! - le dije al hombre, que quién sabe para qué quería aquel libro. Desenvainé una de mis espadas, y quise cortarlo, pero me acordé que estaba en un sitio público, y la guarde, pero aparté al tipo de mí y del libro - ¿Para qué lo quieres? - le pregunté, furioso.

En mi mente solo había una sensación confortable de alivio al ver una imagen como la que tenía al frente, una vasta tierra de prados verdes y una hermosa ciudad debajo de un gran árbol inmenso. Podía oler la naturaleza por todos lados y sentir como la hierba se mecía por la suave brisa que llegaba desde el mar. Mi cabello se movía también un poco al mismo sentido que las hojas del verde suele que estaba pisando. Había llegado a la tierra Ohara, cuna de los hombres más sabios del mundo o eso es lo que me han dicho en el barco en el que viajaba. Las cosas interesantes que suponía que podía encontrar en aquel lugar tan hermoso a mi vista, ya que adoraba la tranquilidad de la naturaleza y los lugares con mucha vegetación.
 
Seguí caminando hasta llegar a la entrada de la ciudad, donde pude notar su excepcional variedad en producto tan solo con mirar las primeras tiendas que daban a la entrada. Las casas estaban bastante bien decoradas y las personas que estaban caminando por las calles parecían ser amables y con un trato cálido. El enorme árbol se podía ver en el centro de la isla algunos kilómetros más allá y su imponente altura generaba en mí unas ganas inmensas de curiosear por los alrededores.  Caminé de aquí por allá viendo todas las tiendas emocionándome no solo por el hecho de los dulces y postres que habían en los mostradores sino también por la belleza de los acabados de algunos lugares.
 
Cuando terminé de comprar algunas cosas de comer, decidí caminar hacia el árbol para ver que había allí.  Encontré unas escalinatas y cuando miré al frente pude notar que una especie de nueva ciudad se hallaba no muy lejos de mí. Descendí lentamente mientras comía un bollito dulce de pan que había comprado para luego dirigirme hacia el origen del árbol donde se hallaba muchísima gente entrando a una especie de lugar donde se hallaban muchísimo libros. Me quedé afuera para no molestar a nadie, ya que aun seguía mordiendo el pan dulce que había comprado. Me senté e una baquita de color blanco hecha de mármol que se hallaba cerca y miré a todas las personas que pasaban.
 
-Vaya, parece que hay muchos ancianos por aquí, me preguntó si los libros serán muy interesantes
 
Dos marines aparecieron cerca a ese lugar y se quedaron de pie mirando a todos lados, rápidamente me coloqué la capucha en la cabeza y seguí comiendo tranquilamente para no levantar sospechas. No quería ningún problema con el gobierno mundial y mucho menos ahora que se hallaban tan débiles.

Spoiler:

Era una mañana nublada, el mar estaba particularmente tranquilo y sin ningún problema aparte. Un dia perfecto para navegar en pocas palabras. Había llegado a una isla con un gran árbol en el centro lo cual fue lo primero que vi y lo al primer lugar al que deseaba visitar. Tuve que cruzar una gran ciudad, unos prados verdes hermosos y junto con la ciudad muchas tiendas con bastante variedad de productos a la venta los cuales muy cruelmente estaban fuera de mi alcance por la gran falta de dinero. "Ojala no tenga que pagar para entrar al gran árbol," dije con algo de pereza como si las palabras no quisieran salir de mi boca.

Había caminado hasta un cartel bastante grande que decía: "Gran oferta que no te puedes perder: !!!Vendemos artesanía de primera mano a un precio bastante bajo por final de temporada en Ohara¡¡¡" en ese momento aparecieron unos agentes del gobierno, parecían buscar algo yo solo me escondí detrás de aquel edificio de artesanía mientras pensaba "Así que estoy en Ohara ya había escuchado de esta isla pero a simple vista no lograba reconocerla. Su gran conocimiento de la historia era sorprendente y a mi me encanta sin duda esta historia que a todos no le dan mucha importancia, podría ser una gran oportunidad para mi". Me dirigí lo mas rápido que pude al Gran árbol para poder ver en persona los conocimientos de la historia que poseía.

Cuando llegue al árbol entre a este y lo único que había eran libros tras libros, era una biblioteca increíblemente grande. En el lugar había unos ancianos con estos libros y otros caminando en los alrededores mientras la gente normal leían los respectivos libros de la biblioteca. Intente alcanzar un libro que me llamo la atención cuando de repente unos marines entraron al lugar. Salí de el gran árbol pues no quería llamar la atención de los marines. Fui a donde un banquito color blanco hecha de mármol, material que me gustaba mucho, en ese mismo banquito estaba un hombre con una capucha que le tapaba el rostro mientras comía algo que parecía un bollito dulce de pan. Habían pasado marines por el mismo lugar posiblemente sea alguien buscado quien no quiere ser molestado pero no le di mucha importancia y me dejo de llamar la atención cuando me percate que llevaba conmigo el libro que tanto deseaba en la biblioteca. "El despertar de algo maligno en la historia" se llamaba el libro que sostenía con algo con nervios pues de seguro pensaran que me lo robe al haber salido con tanto apuro.

Me calme y empece a leer el libro que tenia. Ya no me importaba pues era un pirata y cometer un crimen era normal. Abrí el libro y busque donde comenzaba la historia.

"Esta historia no suele contarse de ves en cuando pero ahora yo Wilson Mcdonald les contare una de esas historias que puede que no este en ningún otro libro. Nunca imagine que ese dia presenciaría algo terrible.
    Todo comenzó un dia por la tarde un poco nublado como si quisiese llover. Había terminado de escribir un diario que iba dedicado para mi esposa que estaba en su trabajo que la llevaba lejos de nuestra isla de nacimiento. Fui a un cuartel de la marina pues yo trabajaba como uno de ellos, cuando llegue pude llegar a escuchar hablar al comandante con un agente del gobierno. Estaba hay porque me habían encargado mandar unos cargos del gobierno que llegaron no hace mucho pero no entendí, porque habían cartas del gobierno que el comandante no había visto cuando estaba hablando con uno de este mismo gobierno...(Todas las paginas a partir de esta estaban quemadas, manchadas y rotas hasta una de las ultimas). Estaba cubierto de sangre, habían matado a la razón de mi vida y mi amor. Ahora lo sabia, lo que iso el gobierno era imperdonable y nunca los perdonaría... Esta humanidad de manchara de sangre y oscuridad por culpa de ellos... Echo por Wilson Mcdonald actualmente fallecido. (Lo único que decía el libro antes de acabarse en un final sin explicación).

Me quede impactado viendo el libro pensando en que rayos había leído mientras mas gente se acercaba al árbol y otros irse disgustados.

El sabor del azúcar impregnado en el pan generaba en mí una sensación placentera cada vez que daba una mordida al bollo de azúcar. Me encantaban en verdad mucho los dulces así que pronto me los acabé. Una voz terminada mi comida, un muchacho se acercó hasta donde estaba y con un libro en la mano. La tapa parecía ser no tan antigua y en la escritura de la portada había un título algo llamativo. Me interesó sin duda alguno así que cuando el chico comenzó a leerlo, lo miré de reojo para saber de qué se trataba. Me sorprendió bastante leer las pocas líneas que tenía esa historia.

De pronto las personas que salían de la biblioteca que se encontraba a algunos metros de donde estábamos fueron incrementando en número. Parecían molestos y algunos marines se formaban delante de la entrada para evitar las revueltas.

-Atención por favor – dijo un hombre de bigote amplio y con la típica capa de oficial de los marines que apareció delante de la muchedumbre que pronto buscaba una explicación a todo lo que estaba pasando – se ha extraviado un volumen importante para el gobierno mundial y necesitamos hacer una investigación a fondo. Cuando el problema se resuelva podrán entrar nuevamente

Aquello hizo que dirigiera mi mirada al muchacho que estaba mi lado. Me puse de pie y lo obligué a hacer lo mismo. Debíamos salir cuanto antes del lugar para que no nos metiéramos en problemas. Avanzamos rápidamente confundiéndonos con la multitud que salía susurrando entre ellos el malestar que sentía por los asuntos del gobierno con Ohana. Llevé al extraño a un pasaje estrecho y lo empujé bruscamente contra la pared colocándole mi brazo en el cuello y desenvainando rápidamente mi katana. El filo de mi acero se acercó a su cara y dije:

-Lamento la falta de cordialidad compañero pero necesito preguntar antes que ambos estemos en peligro, ¿Quién eres?

Era increíble encontrar tal libro por pura suerte o mala suerte también. Sin dudas era un libro importante y era mas que obvio cuando una gran muchedumbre empezaron a escuchar a hablar a un marine con un extravagante bigote, diciendo sobre el robo de un libro que le iba a ir a manos del gobierno mundial antes que yo lo tomara por "accidente". "Rayos ahora si descubren que yo lo tome estaré en problemas." Pensé mientras estaba algo nervioso.

En ese momento el hombre que estaba sentado al lado mio se paro, me obligo a pararme también y a seguirlo hasta una especie de callejón donde este me agredió contra la pared poniendo su brazo sobre mi cuello, amenazándome con el filo de su espada. -Lamento la falta de cordialidad compañero pero necesito preguntar antes que ambos estemos en peligro, ¿Quién eres? . Fue lo que dijo mientras tenia exageradamente cerca de mi rostro su katana.

-Normalmente le dices tu nombre antes de preguntarle el de alguien, pero como estoy con la espada en la pared, literalmente, procederé a contestarte. Me llamo Max D Dexer, me encanta la historia y por lo tanto no me importaría arriesgarme para poder leer sobre la historia antigua. Pero ya estamos hablando mucho sobre mi, quien eres tu eso me ayudaría a comprender porque un extraño me tiene en la pared amenazándome con una katana.

Espere a que este me contestara y que no me matase por alguna razón.

Tras un lamento de largo silencio luego de escuchar la pobre presentación del nervioso muchacho al que tenía arrinconado, sonreí suavemente. Guardé mi katana e incliné medio cuerpo hacia adelante en una reverencia cordial para que no pensara mal de mí. Levanté la cabeza y dije:

-Lo siento, aquella situación demandaba medidas drásticas – dije mirando hacia el lado del callejón que daba hacia la avenida por donde antes habíamos pasado – mi nombres es Maximilian, soy un pirata y ahora comprenderás porque tomé esa actitud tan agresiva contigo

Como era de esperarse aquel muchacho no sabía en que se había metido al tomar el libro que aún tenía entre sus manos. Lo más probable es que las páginas de aquel manuscrito tuvieran alguna información confidencial de los marines y por eso ellos se habían alterado ante cuando desapareció. Moví la cabeza en varias direcciones y pronto supe que debíamos hacer.

-Sígueme – dije quitándome la capucha de la cabeza y agitándola un poco para que mi cabello se desenredara.

Caminé hasta la avenida y antes de salir a la luz, miré para ver si había marines. No los vi, así que le hice una seña al chico para que me siguiera. Caminé entre la multitud, mezclándome con las personas de Ohana que parecían susurrar cosas sobre lo sucedido en la biblioteca. Esperaba que el chico me siguiera pero no quería girar para mirar si lo hacía ya que podía levantar sospechas de que venía conmigo y poner a los dos en peligro. En caso de que lo atraparan podría ir en su ayuda pero si nos atrapaban a los dos no podría hacer nada.

“Debe estar por aquí” – dije mientras buscaba con la mirada entre todos los edificios de avenida un pequeño bar con habitaciones donde podríamos hablar tranquilamente.

Lo encontré unos metros más allá, doblando por una calle. Esperaba que pudiéramos sentarnos a hablar y pensar en una manera de cómo salir del problema en el que estábamos.

"Maximilian" era el nombre de la persona que hace un buen rato estaba amenazándome con una espada y ahora simplemente después de haberme dado una reverencia se fue alejando de mi en dirección a la salida del callejón. Después de unos minutos viendo si no hay moros en la costa este me dio una señal para seguirle. "No pierdo nada siguiendo a esta persona y parece que se esta armando un gran revuelo en el árbol de Ohara." Estuve pensando mientras intente no perder de vista al pirata que ahora no sabía donde me estaba llevando, pero de todas formas intente seguirle el paso dificultosamente por culpa de todas las personas que estaban caminando en el lugar aunque de esa forma nos seria mas fácil salir de desapercibidos.

-Este dia se pone cada vez mas raro. (Dije mientras acelere un poco el paso)

No tenia mucha información lo que me hacía preocupar bastante, simplemente sabia su nombre, que era pirata y que que me esta llevando a un lugar el cual desconozco. Pero si te fijas bien yo también le di una pobre información. "Esta bien, cuando lleguemos a donde sea adonde vamos podremos hablar mas tranquilamente, o eso espero." No quitaba la vista de Maximilian mientras escuchaba hablar a las personas de algún suceso ocurrido en el gran árbol de Ohara y la marina, parecía grave y de suma importancia. Fue en tonces cuando logre ver, mientras caminaba, a unos soldados de la marine caminando a mi lado en dirección opuesta. ¿Era enserio lo que dijo el comandante? supuesta mente en esta isla hay algo que podría destruir al gobierno mundial. Fue lo único que logre escuchar de ese par de marines.

-Sera mejor que no me allá metido mucha ya en esto. (Dije en voz baja mientras intentaba localizar de nuevo al que estaba siguiendo)

Cuando lo logre encontrar de nuevo este estaba apunto de entrar a una clase de bar donde se podían alquilar habitaciones para dormir y quedarse hay por un tiempo. "Posiblemente sera hay donde quiera hablar así que no lo voy hacer esperar demasiado." Pensé mientras aceleraba el paso.

Entramos juntos a la taberna y al dar los primeros pasos en dirección a una mesa vacía pude notar que no era un lugar muy concurrido, ya que solo había un par de hombres jugando cartas con una calma increíble. El encargado de la taberna estaba frotando un trapo alrededor de una botella y al terminar dejaba la botella en un estante que estaba detrás de él, cogía otra y volvía a repetir el proceso. Caminamos a una mesa que estaba cerca de una de las esquinas del lugar y nos sentamos para hablar. Deje mi guitarra sobre una de las sillas libres que tenía a mi derecha y colocándome otra vez la capucha sobre la cabeza vi como Max se sentaba frente a mí.

Lo miré de arriba a abajo y sonreí alegremente al darme cuenta que teníamos nombres parecidos.

-Lamento lo de hace un rato de verdad – dije apenado – no es mi forma de actuar solo que tenía que asegurarme

Cogí de mi bolsa de cuero donde llevaba algunas cosas para mis aventuras una pequeña bolsa de galletas con chispas de chocolate que había guardado para una ocasión especial y la coloqué en la mesa.

-Sírvete, que no te de pena – dije mientras abría la bolsa y cogía una galleta para morderla – me presentaré formalmente, soy Maximilian D. Frinz, capitán de los Smiling Pirates, mis compañeros ahora mismo no están conmigo pero bueno que más da. Inicie mi aventura hace algún tiempo atrás y como comprenderás me he metido en líos bastante grandes en los últimos meses, especial lo que paso en la ciudad de los nobles, Nose si abras escuchado de ese acontecimientos pero yo estuve en aquella gran guerra entre is tritones y la marina. Fue un gran caos para serte sincero – dije llevando mi mano a la parte derecha de mi pecho recordando como un tritón me había dejado una cicatriz allí.

Quería que aquel chico me tuviera confianza ya que si teníamos que salir de este problema, tendría que ser juntos.

Cuando entramos al lugar donde me llevaba Maximilian parecía como si entráramos a un mundo de calma, donde ni un ruido se escuchaba, donde simplemente dos señores jugando a las cartas y el jefe del lugar, que era una taberna, eran los únicos que ocupaban el lugar. "Esta demasiado lleno." Era lo que pensaba intentado hacerme reír un poco y funciono. Después de haberme reído disimuladamente el chico al que acompañaba me condujo hacía una mesa muy cerca de una esquina, sentándonos en esta y poniéndose la capucha me empezó a hablar mientras me sentaba en la otra esquina de la misma mesa.

-No te preocupes, aunque un paso en falso y te hubiera matado. (Después de terminar una gran y amigable risa salio de mi boca acompañado de una hermosa sonrisa para demostrar que no solo confiaba en el, si no que también el podía confiar en mi)

Dije mientras lograba ver que mi compañero de mesa saco de su bolsa algunas galletas y parecía que tenían chispas de chocolate. "Mis favoritas." Estuve pensando mientras mantenía firme una gran sonrisa como si estuviera contento o mas bien dicho emocionado. Después de que el tomara una de las galletas yo proseguí a tomar una. Mientras los dos comíamos las galletas Maximilian paso a presentarse mas formalmente y valla que me impresiono. Quien iba a saber que en frente mio tenia a un capitán pirata que estuvo en la guerra de los tritones contra la marina cuyo acontecimiento no tenia idea y que ademas tuviera la "D" en su nombre como yo. "Ahora que lo pienso e conocido a muchos con la "D" en sus nombres, ¿que significara?." Fue algo que pense durante unos minutos pero no le di mucha importancia.

-Oye Maxi quisiera saber sobre esa guerra, y por cierto... Linda guitarra. (Lo dije al principio con una cara seria que después se convirtió en una sonrisa)

Tome otra galleta comiendo solo la mitad mientras veía al jefe del bar haciendo lo mismo desde que entramos, como también los que estaban jugando a las cartas. "Como pueden tener tanta paciencia." Era lo único que pensaba mientras volvía a mirar a mi compañero esperando su respuesta.

Le sonríe cuando dijo lo de matarme. Sentía que aquel chico había tomado algo de confianza conmigo y al menos podría usar eso para llevarme bien con él y no meternos en más problemas. Los hombres que antes habíamos visto jugando cartas siguiendo concentrados en su partida lo cual me sorprendió bastante ya que al igual que yo, esos hombres necesitarían de muchacha paciencia para saber cómo vencer al resto. Bastaba que uno solo de ellos cometiera un error y su juego estaba acabado. Suspiré recordando la vez en que intente aprender a jugar cartas con Ryuto. Era bastante malo a mi parecer ya que aun cuando mi compañero era muy tranquilo, llegué a desesperarlo tanto que no quiso volver a tratar de enseñarme.

Tomé aire cuando el muchacho que tenía en frente me preguntó sobre la guerra. A mi mente llegaron los aberrantes sucesos de aquel día y la masacre que se desato por la cólera de aquellos seres marinos.

-Pues, no se mucho para serte sincero solo me enteré de lo que pasó aquel día cuando salí de ese lugar endemoniado. Los tritones atacaron la ciudad de los nobles e intentaron derrocar al gobierno pero ellos se defendieron muy bien, al final creo que lo lograron porque estos últimos meses he visto como el predominio de los marinasen todas las islas ha ido disminuyendo.

De pronto la puerta del lugar se abría y tres hombres entraron. Llevaban trajes negros y algo en ellos hizo que entrara en un estado de alerta. Si eran agentes del gobierno, estábamos en problemas si no, pasarían de nosotros y se irían sin más ni más. Caminaron hasta la barra y se sentaron frente al encargado para luego de unos segundos pedirle unas copas. Me sentí más tranquilo cuando los vi beber en silencio.

-Bueno, creo que lo que tienes entre manos nos es cualquier cosa, ¿deberíamos hacer algo con ello, no crees? – le pregunté a Max

Las galletas estaban realmente ricas, estaba hasta incluso pensando en preguntarle donde las había conseguido, aunque me gustaban bastante no lo demostraba pues comía lentamente y con delicadeza. Me sentía cada vez mas nervioso por aquel libro que tenia oculto en mi chaqueta, no era un libro cualquiera eso lo sabía muy bien y para empeorar las cosas parecía que el gobierno quería poseer ese libro. El silencio de la sala me ponía mas nervioso aun como si en cualquier momento podrían entrar marines o agentes del gobierno buscando desesperadamente lo que querían obtener.

Pero después de estar pendiente a la puerta del bar, el compañero que tenia adelante de mi capto mi atención al responder mi pregunta de hace un rato. Una guerra era una guerra, el solo echo de haber estado en una y sobrevivido es increíble.

-Tienes razón, e oído que los marines están perdiendo tanto respeto como terrenos valiosos. (Dije mientras seriamente viendo a Maxi)

Puse mis codos en la mesa mientras entrelazaba los dedos de ambas manos para apoyar mi barbilla en ellos mientras pensaba que podríamos hacer si nos llegaran a descubrir o a sospechar de nosotros. Mientras pensaba de repente la puerta del bar se abrió, eran tres tipos con trajes negros, parecían demasiado a agentes del gobierno y tal vez no solo parezcan. Intentaba verlos de reojo para no saltar sospechas. "Al menos no vinieron hacia acá" pensé cuando ellos habían ido a la barra pidiendo unos tragos al encargado mientras volvía a tomar una galleta. Volví a ver a Maxi mientras este me estaba diciendo algo sobre aquel libro que tanto nos estaba metiendo en problemas.

-Tienes razón, parece ser que el gobierno lo quiere a toda costa pero aun no puedo descifrar porque. (Dije recostándome en la silla y hablando bajo para que nadie nos escuchara) -El libro esta incompleto, le faltan las partes mas importantes...¿De que les serviría el libro?

No lograba sacarme esa pregunta de mi mente, quería saberlo pero podría estarme jugando la vida por ello porque estamos hablando del gobierno mundial. Estaba pensando en la pregunta que me había hecho Maxi, siendo sincero no tenia idea de que hacer con ese libro y con los marines que estaban en la isla. Una idea tras otra surgían en mi cabeza pero mientras mas lo pensaba menos sentido tenían esas ideas. Era difícil, no se me ocurría nada ingenioso, ni siquiera podía saber como salir de aquella situación sin que aquellos hombres de negro sospecharan.

-No tengo idea que hacer con el, me encantaría quedarme lo y estudiar los posibles secretos que pudiera tener pero si pensamos que el gobierno esta involucrado...podría ser un gran peligro tenerlo en mi poder. (Dije mirando la mesa atentamente para después volver a ver a mi compañero) -¿A ti no se te ocurre nada?. (Pregunte levantando una ceja)

La pregunta fue como si volviera a pisar tierra. Estábamos en un lio por un simple libro y no sabíamos para que serbia. Lo observe de arriba a abajo tratando de entender por qué un conjunto de hojas podría llevar a que todo un cuartel de marines se pusiera tan nervioso.

-Aquí hay un nombre, Wilson McDonald, tal vez deberíamos comenzar por averiguar quién es ese tipo, no soy bueno siguiendo rastros pero al menos tenemos algo ya

Suspiré y cogí otra galleta. Miré fijamente a Max para intentar adivinar que pensaba. El encargado de lugar nos había estado observando y se nos acercó en ese momento.

-Si no van a pedir nada, mejor váyanse

-Lo siento amigo – dije mirándolo y llevando mi mano a mi bolsillo derecho – aquí tienes, tráenos algo de comer

Le extendí algunas monedas y los ojos del encargado brillaron por un momento.

-Espera – le dije antes de que se alejara de nosotros – tengo una pregunta, ¿Conoces a alguien llamado Wilson McDonald?

El rostro del encargado palideció al instante y se pasó algo nervioso.

-No...o...o – dijo titubeando y se alejó rápidamente

Me quedé mirando el lugar por donde había desapareció y luego volví a mirar a Max.

-Eso ha sido muy extraño pero puedo imaginarme lo que pasara a continuación si no me equivocó

Aun con la cabeza puesta la dirección de Max pero con los ojos mirando a mi derecha pude ver como algunos sujetos que estaban bebiendo se apresuraban a irse del bar mientras que otros se levantaban de sus asientos moviendo los puños de un lado a otro.

-Ahora esto creo que comienza tomar forma – dije mientras unos 5 sujetos con físicos fornidos aparecían a nuestro lado

El hombre que me acompañaba parecía intentar descubrir algo que nos ayude a entender la razón por la que aquellos marines estaban tan ansiosos por tener aquel libro. Me había parecido una buena idea, así que también intente descifrar algo, pero sus escritos eran demasiado confusos y tampoco daban tanta información, además, las partes más importantes están borradas del libro. Lo único tan importante que puede otorgarnos aquellas palabras eran el nombre y apellido del escritor de aquel cuento, el cual relata supuestamente el mismo una historia que le ocurrió a él. A todo historiador le encantan las cosas como estas, y yo no era una excepción, quería saber los secretos que contenía aquel libro.

-Tienes razón, es la única forma de avanzar con esto. (Dije mientras veía detenidamente el nombre del autor “Wilson McDonald”)

Fue en ese momento cuando los dos tomamos unas galletas, que el encargado se acerco a nosotros, al principio sospeche pero solo venia por razones naturales. Después de que mi compañero allá pagado algo de comida para que no nos echasen, le pregunto algo sobre el autor del libro que tenia pero que por motivos obvios ocultaba debajo de la mesa. Un rostro pálido, vos temblorosa y claro comportamiento nervioso, esas eran los “síntomas” que estaba sufriendo aquel hombre. Después de que Maxi allá mencionado el nombre de “Wilson McDonald” aquel encargado ocultaba algo sumamente importante, pero lo que realmente me hizo resaltar fue el hecho de que allá literalmente “escapado” de la situación.

-Este día no creo que podamos aburrirnos. (Le dije a mi compañero seriamente mientras veía lo que ocurría dentro del bar)

Algunos se iban, pero otros se quedaban en el bar con una actitud algo sospechosa, no me sentía nada seguro allí, pero tampoco preferiría salir con tantos marines rondando por todos los lados. Fue entonces cuando de repente, 5 hombres bastante grandes se acercaron demasiado a nosotros, y no precisamente para conocernos. Uno de ellos llevaba una gran cicatriz en su ojo derecho con ropas parecidas a las de un vagabundo, otro tenia ropa típica de samurái pero él no tenía ninguna katana, el resto era igual que el primero quitando la cicatriz. Sinceramente no parecían la gran cosa, aunque no se juzga un libro por su portada, al menos que sea un libro realmente feo. En ese momento mire a mi compañero ignorando totalmente a aquellos hombres.

-Que dices… ¿Nos ensuciamos las manos o…quieres ser más sutil? (Pregunte a mi compañero con algo de despreocupación mientras tomaba otra galleta)