Encuentro antes del torneo [Dranser-Nagato] [Priv]

Hacía un día perfecto en la isla nevada, el cielo despejado y una temperatura fría pero tampoco exagerada. Las calles estaban vacías al ser las siete de la mañana, hacía tan solo media hora que había amanecido. En mitad de la calle había una persona, muchos dirían que era un loco pero no era así, se trataba de un chico de pelo castaño y bastante alborotado, pinchudo y desalmado. Era como si no conociera el significado de la palabra “peinarse” le daba absolutamente igual y por el momento estaba a su bola y haciendo lo que parecía correcto. Había llegado desde el cuartel general después de la guerra y había sido nombrado General, un cargo bastante alto e incluso superior al de coronel. Como líder del escuadrón 7 había hecho un trabajo genial y derrotado a un gran comodoro de la marina junto a sus hombres, la infiltración había sido perfecta a decir verdad y se había llevado consigo una preciosa espada, bastante poderosa y extraña.

El depredador se había enterado de que dentro de pocos días iba a ver un torneo de combates y pretendía participar dentro, no para ganarlo pero sí para buscar algo de diversión y de paso enterarse de posibles marines o agentes del gobierno poderosos. Lo que estaba haciendo ahora era entrenarse para ese momento, no llevaba la camiseta puesta dejando ver un torso bien cuidado y fornido, sus brazos tenían un buen grosor y tan solo llevaba un pantalón largo color canela y unas botas negras. En su mano derecha había una katana plateada con la que estaba lanzando cortes precisos al aire para entrenar y practicar bajo el duro frío. De vez en cuando dejaba escapar un pequeño grito para poner más empeño y fuerza en el corte, iba a necesitar toda su habilidad pues en ese lugar podía haber gente muy poderosa. Solo esperaba que no hubiera gente con armas de fuego pues no las soportaba a decir verdad.

Él se bastaba con su capacidad de corte, su habilidad de la fruta del diablo tan buena que tenía y por si fuera poco sus preciosas katanas. El espadachín era muy orgulloso en el tema de las espadas y le encantaba luchar con gente que supiera darles un buen uso, además combinando sus técnicas especiales con su habilidad, era un rival a tener en cuenta. La cabeza de Dranser costaba actualmente unos 350.000.000 berries y debía de tener mucho cuidado con los cazadores, marines o agentes del gobierno, aunque nunca le cogerían sin luchar. Las ventanas de las casas de alrededor se iban abriendo y la gente iba despertando, el castaño llevaba allí media hora y había dormido bastante, por lo que estaba perfectamente de energías y no necesitaba descansar.

Los primeros rayos del sol entraban por mi ventana, no debía de hacer mucho que había amanecido pero el sol había cogido suficiente altura para que iluminara mi habitación. Me levanté haciendo un esfuerzo sobrehumano pues soy de las personas que les gusta dormir pero al no ser mi casa no quería parecer un vago. Bajé las escaleras que llevaban al cuarto en el que me alojaba con todo en la mano. La madre de la familia estaba allí preparando el desayuno para el resto de la familia.

-Buenos días, espero que haya sido de su agrado la cama, no teníamos nada mejor que ofrecerle.- Me dijo la mujer con una sonrisa en los labios.

-No se preocupe, era perfecta a decir la verdad. Ahora es hora de que marche, no puedo entretenerme demasiado.- Dejé algo de dinero sobre la mesa para agradecer los servicios que me habían brindado y salí de la casa.

Hacía muchísimo frío, notaba como hasta los huesos se congelaban. No estaba acostumbrado a este tipo de climas y el no llevar mucha ropa de abrigo no ayudaba ni un poco. Si me quedaba allí quieto autocompadeciéndome cogería un catarro o algo peor, sin más remedio y algo descontento por el clima comencé a caminar por aquella calles vacías.

Los cortes del revolucionario continuaban efectuándose de forma perfecta, los tajos eran rectos y bastante buenos, a decir verdad estaba mejorando demasiado. Debía continuar mejorando su entrenamiento de alguna forma y después del torneo seguramente se iría a seguir practicando a una isla para conseguir mejores habilidades. Ahora se acercó a un banco y cogió su camiseta negra de manga larga, metiendo su espada en la funda y ahora limpiándose el sudor de la frente, necesitaba darse una buena ducha o algo por el estilo. Ahora se puso a pensar en cómo estarían sus hombres del escuadrón 7. Virginia estaría violando gente con su temerosa barba y Lugh levantando pesas, era una vida rara con aquella gente pero tampoco le desagradaba mucho.

Ahora miró al cielo respirando aire puro de nuevo, aquella isla era bastante cómoda a decir verdad, de repente observó como unas personas se acercaban hasta su posición, al parecer se trataban de unos marines por los uniformes que llevaban. El castaño en ese momento alzó una ceja y llevó la mano a la funda de su arma, suspirando y activando el haki de observación para ver qué diablos estaba pasando. Eran un grupo de diez personas, se frenaron ante el revolucionario y sacaron sus fusiles y espadas, al parecer querían guerra y la iban a tener, el chico entrecerró los ojos mirándolos despacio de arriba abajo.

Caminaba medio zombie por la calle, hacía mucho frío y la nieve impedía moverse rápidamente. Caminaba con dificultad bostezando del sueño que tenía. Debía ir a encontrarme con la banda para ir al torneo. ¿Por qué me había desviado a esta isla? Son cosas que solo me pasaban a mí y no tenían explicación alguna. Encima para colmo había dormido mal y me empezaba a doler la cabeza. Suspiré mientras cerraba los ojos y bajaba la cara como si me arrastrara por esas zonas. Menuda depresión más tonta me había dado.

Caminé hasta que llegué a una calle. Cuando me di cuenta estaba entre medias de algo. En un lado un chico solo, en el otro, un escuadrón de marines apuntando los fusiles. Rápidamente abrí los ojos asustado y levanté las manos como si fuera a mí. Uno de ellos me hizo una sañal con la cabeza como para que me apartara. Miré al que ahora estaba detrás mía. -Creo que quieres algo de ti, no parecen que sean muy amigables eh- Dije con una voz como si estuviera drogado todavía con las manos arriba. Efectos secundarios del no dormir...