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Aquel día las calles de Shellstown se encontraban repletas de gente, que caminaba de un lado para otro sin parar. Era uno de esos días de festivos, en los que todos los que podían desplegaban un puesto con comida o cualquier cosa que se pudiera vender. Había niños correteando y jugando. Parejas paseando con calma, cogidos de la mano... Un día bullicioso pero tranquilo al mismo tiempo; difícil de explicar.
En la plaza del pueblo el panorama era ligeramente diferente. Había mesas alargadas con manteles blancos y puestos como de comida, igual que en las calles, pero estaban vacíos. Lo único que se veía en ellos eran diferentes instrumentos de cocina. Alice se paró unos instantes a ver qué pasaba. Bajo de la torre del reloj perteneciente al edificio del ayuntamiento había otra mesa más con sólo cinco asientos. ¿Un concurso o algo por el estilo? No sabría asegurarlo. Encogió los hombros y se fue. Fuera lo que fuera seguramente acabaría averiguándolo por el alboroto que causaría.
El ruido estaba empezando a molestarla. Decidió volver a la playa pero la visión de un panfleto pegado a una farola detuvo su trayecto. Así que sus suposiciones eran ciertas, se trataba de un concurso de cocina. Las bases de la competición se sabrían por completo al apuntarse y participar, pero decía que duraría todo el día y que había una sorpresa. ¿Todo el día en la cocina? No le vendría mal, hacía tiempo que no cocinaba en serio. Por desgracia, al seguir leyendo descubrió que era por parejas.
-Qué lástima que no tenga pareja. Aunque en fin, trabajar en equipo no es lo mío... -murmuró para sí misma mientras desdoblaba una esquina del panfleto que se había quedado enrollada.
En la plaza del pueblo el panorama era ligeramente diferente. Había mesas alargadas con manteles blancos y puestos como de comida, igual que en las calles, pero estaban vacíos. Lo único que se veía en ellos eran diferentes instrumentos de cocina. Alice se paró unos instantes a ver qué pasaba. Bajo de la torre del reloj perteneciente al edificio del ayuntamiento había otra mesa más con sólo cinco asientos. ¿Un concurso o algo por el estilo? No sabría asegurarlo. Encogió los hombros y se fue. Fuera lo que fuera seguramente acabaría averiguándolo por el alboroto que causaría.
El ruido estaba empezando a molestarla. Decidió volver a la playa pero la visión de un panfleto pegado a una farola detuvo su trayecto. Así que sus suposiciones eran ciertas, se trataba de un concurso de cocina. Las bases de la competición se sabrían por completo al apuntarse y participar, pero decía que duraría todo el día y que había una sorpresa. ¿Todo el día en la cocina? No le vendría mal, hacía tiempo que no cocinaba en serio. Por desgracia, al seguir leyendo descubrió que era por parejas.
-Qué lástima que no tenga pareja. Aunque en fin, trabajar en equipo no es lo mío... -murmuró para sí misma mientras desdoblaba una esquina del panfleto que se había quedado enrollada.
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Por fin un día libre en el trabajo. Hoy habían cerrado por cualquier razón que no me importaba. ¿Por qué iba a importarme un trabajo que no me pagaba? Debería dejar aquel trabajo y empezar en otro. Aunque no fuera ni de cocinero, me daba igual.
Pasaba como de costumbre por las calles transitadas, las famosas. Exactamente por el mercadillo para mirar los nuevos y exóticos ingredientes traídos desde otros mares. Había desde frutas que costaban más que un mismísimo barco hasta peces del precio de toda una isla. Incluyendo peces gigantes, claro. De esos que tardas meses en comerte.
Igualmente era como ver un escaparate ya que no tenía dinero para gastar en aquello. ¿Para qué ilusionarse? Ni lo sabía pero siempre era atrayente verlos. Hoy las tiendas estaban llenas de gente y todo se inundaba de personas comprando y yendo a la plaza. La curiosidad me mataba por aquello.
Nada más llegar vi bastantes mesas y un pequeño cartel que ponía:
Era interesante. Un concurso de cocina en el que mientras uno cocinaba, el otro le podía pegar al cocinero rival. Quizás el premio podía ser bastante bueno. Con dinero me valía.
El tema de las parejas era lo que más me desquiciaba. Debía encontrar una pareja que cocinara bastante bien y que pudiera defenderse en algunos casos. Entre tanto bullicio, debería haber alguna persona sin pareja que se ofreciera a concursar. Si era mujer aceptaría de inmediato.
Estuve buscando entre todas las mujeres que veía, preguntando una a una:
-Hermosa dama, ¿Quieres concursar conmigo cocinando?
Algunas me pegaban un guantazo y otras me ignoraban.
Pasaba como de costumbre por las calles transitadas, las famosas. Exactamente por el mercadillo para mirar los nuevos y exóticos ingredientes traídos desde otros mares. Había desde frutas que costaban más que un mismísimo barco hasta peces del precio de toda una isla. Incluyendo peces gigantes, claro. De esos que tardas meses en comerte.
Igualmente era como ver un escaparate ya que no tenía dinero para gastar en aquello. ¿Para qué ilusionarse? Ni lo sabía pero siempre era atrayente verlos. Hoy las tiendas estaban llenas de gente y todo se inundaba de personas comprando y yendo a la plaza. La curiosidad me mataba por aquello.
Nada más llegar vi bastantes mesas y un pequeño cartel que ponía:
Concurso de cocina. Si eres cocinero y se te da bien, ¡concursa!
Reglas principales:
Solamente se admiten parejas de cocineros.
Los ingredientes son proporcionados por el concurso.
Cualquier agresión a otros concursantes puede ser penada o no, según la situación.
Rondas de 2 parejas cada una.
El premio es secreto.
Reglas principales:
Solamente se admiten parejas de cocineros.
Los ingredientes son proporcionados por el concurso.
Cualquier agresión a otros concursantes puede ser penada o no, según la situación.
Rondas de 2 parejas cada una.
El premio es secreto.
Era interesante. Un concurso de cocina en el que mientras uno cocinaba, el otro le podía pegar al cocinero rival. Quizás el premio podía ser bastante bueno. Con dinero me valía.
El tema de las parejas era lo que más me desquiciaba. Debía encontrar una pareja que cocinara bastante bien y que pudiera defenderse en algunos casos. Entre tanto bullicio, debería haber alguna persona sin pareja que se ofreciera a concursar. Si era mujer aceptaría de inmediato.
Estuve buscando entre todas las mujeres que veía, preguntando una a una:
-Hermosa dama, ¿Quieres concursar conmigo cocinando?
Algunas me pegaban un guantazo y otras me ignoraban.
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Cambió de idea y volvió hacia la plaza, tan sólo para aprovisionarse de comida en algunos de los puestos, antes de volver al lugar donde se alojaba. Puaj, había cosas realmente asquerosas. ¿Acaso no sabían hacer nada que no fuera frito? Madre mía. Se entretuvo mirando pulseras y demás recuerdos que se vendían, o que al menos lo intentaban. Era fácil colársela a los turistas y ellos solían estar encantados de que se la colaran.
Se dio la vuelta de pronto y se topó con un gyojin más alto y corpulento que ella a lo que antes era su espalda pero ni se inmutó. A veces parecía incapaz de hacerlo incluso. Lo miró de arriba a abajo. Podía decirse que lo que más destacaba, sin duda, era su pelo rubio. Al menos en comparación con su piel azulada oscura. Salió de su ensimismamiento para oír lo que tenía que decir.
-Hermosa dama, ¿Quieres concursar conmigo cocinando?
Alice se rió un poco, aunque sin desprenderse de toda su frialdad. ¿Era aquello una extraña broma del universo? Todavía no estaba claro si se había levantado con buen o mal pie esa mañana. Los astros se había alineado... o quien sabe qué.
-Me gusta cocinar y no me importaría participar pero no sé yo si la cooperación es lo mío. Y tampoco se sabe cual es el premio...
También estaba pensando en sus armas. Al parecer era viable atacar a los oponentes dentro del concurso pero sus katanas eran demasiado grandes como para no causar grandes destrozos. O puede que no... Además podía echar mano de otras cosas. Se llevó una mano a las cotillas como si se estuviera rascando pero en realidad tanteaba una daga. Hmmmm podía ser entretenido participar...
Se dio la vuelta de pronto y se topó con un gyojin más alto y corpulento que ella a lo que antes era su espalda pero ni se inmutó. A veces parecía incapaz de hacerlo incluso. Lo miró de arriba a abajo. Podía decirse que lo que más destacaba, sin duda, era su pelo rubio. Al menos en comparación con su piel azulada oscura. Salió de su ensimismamiento para oír lo que tenía que decir.
-Hermosa dama, ¿Quieres concursar conmigo cocinando?
Alice se rió un poco, aunque sin desprenderse de toda su frialdad. ¿Era aquello una extraña broma del universo? Todavía no estaba claro si se había levantado con buen o mal pie esa mañana. Los astros se había alineado... o quien sabe qué.
-Me gusta cocinar y no me importaría participar pero no sé yo si la cooperación es lo mío. Y tampoco se sabe cual es el premio...
También estaba pensando en sus armas. Al parecer era viable atacar a los oponentes dentro del concurso pero sus katanas eran demasiado grandes como para no causar grandes destrozos. O puede que no... Además podía echar mano de otras cosas. Se llevó una mano a las cotillas como si se estuviera rascando pero en realidad tanteaba una daga. Hmmmm podía ser entretenido participar...
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Para mi sorpresa, una acabó aceptando la propuesta. Una mujer de pelo negro, bastante mona a decir verdad. Llevaba espadas así que presuponía que sabía pelear. No me debería preocupar en exceso por ella. Pero claro, con tales armas ninguno de los dos podría atacar sin destrozar la mitad del escenario. Sus espadas eran bastante largas y las mías, más de lo mismo.
Ella miraba una daga, perfecta para la pelea. Yo necesitaba una, mas no me encontraba en posición de poder comprar una. Tendría que pelear a puño limpio, supongo. Tampoco era bastante problema.
Nos acercamos a la zona de inscripción y nos apuntamos. Ya llegaba la hora del comienzo del concurso y ya me estaba poniendo nervioso. Quería luchar lo mínimo posible con aquellas personas y si me tocaba una mujer no podría hacer nada. Era una situación bastante tensa si no fuera por el hecho de que llevaba una pareja que podía ayudarme.
Pusieron los posicionamientos en una tabla y nos los enseñaron. Íbamos los últimos de una larga fila. En total eran 3 enfrentamientos para llegar a la final y un enfrentamiento al mejor de 3 en la final. Lo que debíamos preparar lo decidía el jurado. Terminó por llegar nuestro turno y subí al escenario, esperando a la receta y a los contrincantes.
Ella miraba una daga, perfecta para la pelea. Yo necesitaba una, mas no me encontraba en posición de poder comprar una. Tendría que pelear a puño limpio, supongo. Tampoco era bastante problema.
Nos acercamos a la zona de inscripción y nos apuntamos. Ya llegaba la hora del comienzo del concurso y ya me estaba poniendo nervioso. Quería luchar lo mínimo posible con aquellas personas y si me tocaba una mujer no podría hacer nada. Era una situación bastante tensa si no fuera por el hecho de que llevaba una pareja que podía ayudarme.
Pusieron los posicionamientos en una tabla y nos los enseñaron. Íbamos los últimos de una larga fila. En total eran 3 enfrentamientos para llegar a la final y un enfrentamiento al mejor de 3 en la final. Lo que debíamos preparar lo decidía el jurado. Terminó por llegar nuestro turno y subí al escenario, esperando a la receta y a los contrincantes.
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Alice lo miró con una ligera sonrisa. Parecía sorprendido e incluso un poco ilusionado de que ella aceptara su propuesta. Mientras caminaban de camino a la plaza fue observándolo bien. Le sonaba mucho, era como si se hubieran conocido antes, en algún lugar muy lejos de allí y quizás hacía bastante tiempo. Sacudió la cabeza levemente. Su memoria no era demasiado buena precisamente así que tampoco le extrañaba. No importaba.
Llegaron a la mesa de las inscripciones y se apuntaron. Que nervios. Aunque por supuesto a Alice no se le notaba para nada; siempre mantenía la calma perfectamente. Los llevaron a los dos hasta detrás de una de esas mesas que parecía un puesto de comida ambulante. La verdad es que todos aquellos puestos estaban muy cerca entre sí. Seguro que eso tenía una razón de ser...
Uno de los jueces les explicaba las reglas y todo eso.
-Como veis aquí tenéis todo tipo de utensilios, desde tenedores, cucharas y cazos, dentro de una lista interminable... hasta estos -dijo cogiendo un cuchillo bastante grande de una de las mesas. -Podéis utilizar cualquier utensilio para luchar por la comida o por desbaratar los planes de los demás concursantes así como las armas que portéis siempre y cuando no sobrepasen el metro de largo. Dejad las otras en aquel mostrador. -Señaló a algún punto en la izquierda. -Os las devolverán al acabar cada ronda.
Los hicieron subir a una tarima, para presentar el concurso a los espectadores y decirles lo que tenían que hacer.
-Bueno, como veis al fondo al lado de cada mesa hay una nevera con diferentes ingredientes. No todos tenéis los mismos pero podéis cogerlos de otras mesas... si sois capaces -añadió con un guiño. -Como esta es la primera prueba la única condición es que el plato que hagáis debe llevar pescado y arroz. Supongo que ya os dais cuenta de que son unas instrucciones muy amplias así que aprovechad para tratar de impresionarnos.
Llegaron a la mesa de las inscripciones y se apuntaron. Que nervios. Aunque por supuesto a Alice no se le notaba para nada; siempre mantenía la calma perfectamente. Los llevaron a los dos hasta detrás de una de esas mesas que parecía un puesto de comida ambulante. La verdad es que todos aquellos puestos estaban muy cerca entre sí. Seguro que eso tenía una razón de ser...
Uno de los jueces les explicaba las reglas y todo eso.
-Como veis aquí tenéis todo tipo de utensilios, desde tenedores, cucharas y cazos, dentro de una lista interminable... hasta estos -dijo cogiendo un cuchillo bastante grande de una de las mesas. -Podéis utilizar cualquier utensilio para luchar por la comida o por desbaratar los planes de los demás concursantes así como las armas que portéis siempre y cuando no sobrepasen el metro de largo. Dejad las otras en aquel mostrador. -Señaló a algún punto en la izquierda. -Os las devolverán al acabar cada ronda.
Los hicieron subir a una tarima, para presentar el concurso a los espectadores y decirles lo que tenían que hacer.
-Bueno, como veis al fondo al lado de cada mesa hay una nevera con diferentes ingredientes. No todos tenéis los mismos pero podéis cogerlos de otras mesas... si sois capaces -añadió con un guiño. -Como esta es la primera prueba la única condición es que el plato que hagáis debe llevar pescado y arroz. Supongo que ya os dais cuenta de que son unas instrucciones muy amplias así que aprovechad para tratar de impresionarnos.
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Me habían hecho dejar las dos espadas, estaba claro. Eran espadas gigantescas y si las sacaba aquí solamente terminaría con gente muy herida y cosas destrozadas. Además, nos dejaban libremente atacar al rival si queríamos robarle ingredientes de una nevera, la cual no contenía lo mismo en todas las mesas.
Empezábamos con un plato de pescado y arroz. No es que me hiciera mucha gracia controlar pescado muerto, así que preferí dejárselo a mi compañera.
-Esto... Alice... ¿Puedes hacerme el favor de encargarte de este plato? No es que me guste manipular pescado en mis platos... Y comerlo menos, pero no es el caso. Si quieres, yo robo los ingredientes de los contrincantes.
Así, comenzó la ronda. Nada más empezar, fui andando a la zona de los rivales, los cuales llevaban (tristemente) unas espadas pequeñas. Nada más acercarme, empezaron a temblar y a amenazarme. Pero sabía yo bien que la gente como aquella no tendría agallas de acuchillar a una persona. Y así fue.
-Espero que me lo permitas, Alice. Mas prefiero divertirme mientras concurso, así que con esta gente no voy a hacer nada. Quizás con los próximos contrincantes, si son más fuertes, lo haga.
Curioso, miré la nevera. Tenían ingredientes primordiales, aliños e incluso colorantes. Aunque también contaban con una gran cantidad de ingredientes totalmente inútiles en esta prueba, como mayonesa. ¿Quién querría mayonesa con pescado? Cerré la puerta del frigorífico de un golpetazo y mientras me acercaba a mi mesa le dije a la chica:
-Vale... ¿Qué estás preparando?
Empezábamos con un plato de pescado y arroz. No es que me hiciera mucha gracia controlar pescado muerto, así que preferí dejárselo a mi compañera.
-Esto... Alice... ¿Puedes hacerme el favor de encargarte de este plato? No es que me guste manipular pescado en mis platos... Y comerlo menos, pero no es el caso. Si quieres, yo robo los ingredientes de los contrincantes.
Así, comenzó la ronda. Nada más empezar, fui andando a la zona de los rivales, los cuales llevaban (tristemente) unas espadas pequeñas. Nada más acercarme, empezaron a temblar y a amenazarme. Pero sabía yo bien que la gente como aquella no tendría agallas de acuchillar a una persona. Y así fue.
-Espero que me lo permitas, Alice. Mas prefiero divertirme mientras concurso, así que con esta gente no voy a hacer nada. Quizás con los próximos contrincantes, si son más fuertes, lo haga.
Curioso, miré la nevera. Tenían ingredientes primordiales, aliños e incluso colorantes. Aunque también contaban con una gran cantidad de ingredientes totalmente inútiles en esta prueba, como mayonesa. ¿Quién querría mayonesa con pescado? Cerré la puerta del frigorífico de un golpetazo y mientras me acercaba a mi mesa le dije a la chica:
-Vale... ¿Qué estás preparando?
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Por suerte las katanas eran de un metro de largo aproximadamente, por lo que no tuvo que dejarlas en el mostrador. En cambio, era obvio que no utilizaría cuatro armas porque sí, en un concurso amistoso. Notó que Lowell no estaba demasiado contento con lo de tener que preparar un plato de pescado. Si pensabas en que él era un gyojin tenía cierta lógica. Quizás no se sentía demasiado cómodo con todo eso, y además no era mala idea dividirse para tener más posibilidades. Así pues, una vez los condujeron hasta la mesa que les correspondía, Alice apoyó tres de ellas en la encimera durante un momento y alzó la que le quedaba.
-¿Quieres usar alguna de estas? -le dijo a Lowell. -Ya que has tenido que dejar las tuyas y seré yo quien se quede aquí...
Ella podía apañárselas con los cuchillos o la daga en caso de necesidad. Empezó a sacar una especie de paellera de un armarito, y a ver que era lo que tenían. Todos poseían pescado (parecía merluza o algo así) y arroz, además de cosas como sal, mantequilla, limón, cebolla... Es decir, lo básico que les hacía falta. Vio como el hombre pez iba por ahí a observar a la competencia pero no parecía convencido de atacar. Normal, no tenían pinta de ser muy duros, y de hecho increpaban a Lowell, lo amenazaban, como si no supieran que con cualquier otro aquello podía ser contraproducente.
"Aish." Se puso a sofreír la cebolla con calma, para ver como su compañero volvía a su puesto. "¿Qué le puedo pedir que me traiga? Está claro que tenemos los mismos ingredientes básicos así que la diferencia estará en el acompañamiento y en los detalles."
-Pues... -vaciló antes de responderle, moviendo la cebolla para que no se pegara a la sartén- me inventaré una especie de risotto o paella, en fin, lo que salga. ¿No hay por ahí verduras o setas?
-¿Quieres usar alguna de estas? -le dijo a Lowell. -Ya que has tenido que dejar las tuyas y seré yo quien se quede aquí...
Ella podía apañárselas con los cuchillos o la daga en caso de necesidad. Empezó a sacar una especie de paellera de un armarito, y a ver que era lo que tenían. Todos poseían pescado (parecía merluza o algo así) y arroz, además de cosas como sal, mantequilla, limón, cebolla... Es decir, lo básico que les hacía falta. Vio como el hombre pez iba por ahí a observar a la competencia pero no parecía convencido de atacar. Normal, no tenían pinta de ser muy duros, y de hecho increpaban a Lowell, lo amenazaban, como si no supieran que con cualquier otro aquello podía ser contraproducente.
"Aish." Se puso a sofreír la cebolla con calma, para ver como su compañero volvía a su puesto. "¿Qué le puedo pedir que me traiga? Está claro que tenemos los mismos ingredientes básicos así que la diferencia estará en el acompañamiento y en los detalles."
-Pues... -vaciló antes de responderle, moviendo la cebolla para que no se pegara a la sartén- me inventaré una especie de risotto o paella, en fin, lo que salga. ¿No hay por ahí verduras o setas?
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Teníamos ingredientes fundamentales y algún que otro opcional. Parecía que íbamos a tener que utilizar todo, sin excepción alguna.
-Tenemos salmón y arroz... ¿Por qué no hacemos un risotto de salmón? Con suerte habrá Vino Blanco y algo de Nata en el otro frigorífico. Espero que haya suerte.
Me ofrecía una katana para defenderme, mas no tenía control ninguno sobre espadas tan ligeras. Prefería ir a puño, conseguiría mejores resultados así. Me fui acercando hacia ellos lentamente, intentando no alarmarlos demasiado. Ellos seguían amenazándome inútilmente con sus espadas de juguete. No les quería hacer daño alguno, así que intenté amedrentarlos crujiendo los nudillos. Y así fue, dejaron las espadas en el suelo y se pusieron a trabajar intentado evitar contacto visual.
Abrí la nevera de golpe, alarmando a los propietarios de esta. Aún así seguían trabajando sin rechistar, no querían pasarlo mal.
¡Bingo! Hay vino blanco y nata líquida. - Los cogí rápidamente de la nevera, la cerré de un portazo con el cual casi la tiro y me acerqué feliz a Alice -Bueno, aquí tienes lo que nos quedaba para hacer un buen plato.
Los solté en la mesa con sumo sobre la mesa y me acerqué a la zona de trabajo. Intenté evitar tocar el pescado mientras cocinaba, mas me era imposible manejar el plato sin hacerlo. Estuvimos trabajando durante un tiempo en esto, cuando de pronto sonó una alarma. Por suerte habíamos acabado el plato hace minutos.
-¡PAREN DE COCINAR! ¡LLEGÓ EL MOMENTO DE CATAR LOS PLATOS! - Dijo una voz grave con un acento latino, sacado de telenovela.
Solté los instrumentos sobre la mesa con cuidado, levanté las manos y giré mi cabeza hacia Alice:
-Me parece que hemos ganado la primera ronda. - Esbocé una sonrisa en mi cara y miré hacia los jueces, los catadores.
-Tenemos salmón y arroz... ¿Por qué no hacemos un risotto de salmón? Con suerte habrá Vino Blanco y algo de Nata en el otro frigorífico. Espero que haya suerte.
Me ofrecía una katana para defenderme, mas no tenía control ninguno sobre espadas tan ligeras. Prefería ir a puño, conseguiría mejores resultados así. Me fui acercando hacia ellos lentamente, intentando no alarmarlos demasiado. Ellos seguían amenazándome inútilmente con sus espadas de juguete. No les quería hacer daño alguno, así que intenté amedrentarlos crujiendo los nudillos. Y así fue, dejaron las espadas en el suelo y se pusieron a trabajar intentado evitar contacto visual.
Abrí la nevera de golpe, alarmando a los propietarios de esta. Aún así seguían trabajando sin rechistar, no querían pasarlo mal.
¡Bingo! Hay vino blanco y nata líquida. - Los cogí rápidamente de la nevera, la cerré de un portazo con el cual casi la tiro y me acerqué feliz a Alice -Bueno, aquí tienes lo que nos quedaba para hacer un buen plato.
Los solté en la mesa con sumo sobre la mesa y me acerqué a la zona de trabajo. Intenté evitar tocar el pescado mientras cocinaba, mas me era imposible manejar el plato sin hacerlo. Estuvimos trabajando durante un tiempo en esto, cuando de pronto sonó una alarma. Por suerte habíamos acabado el plato hace minutos.
-¡PAREN DE COCINAR! ¡LLEGÓ EL MOMENTO DE CATAR LOS PLATOS! - Dijo una voz grave con un acento latino, sacado de telenovela.
Solté los instrumentos sobre la mesa con cuidado, levanté las manos y giré mi cabeza hacia Alice:
-Me parece que hemos ganado la primera ronda. - Esbocé una sonrisa en mi cara y miré hacia los jueces, los catadores.
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El pececillo ignoró lo que dijo ella sobre setas. Aish, que paciencia. Al menos iba a buscar cosas útiles como nata o vino, que no les vendría mal para conseguir que aquello fuera al menos un poco cremoso.
A pesar de estar cocinando no quitaba el ojo de encima de Lowell para ver qué hacía y si necesitaba ayuda en algún momento. Tanto que no casi no logró advertir una sombra que pasaba por su espalda demasiado rápido como para vigilarla. Se giró rápidamente con el cuchillo en la mano. Psé, era uno de los del otro equipo, que parecía tratar de mirar en su nevera. Hizo un amago de atacarlo y este se fue corriendo hacia su mesa. ¿De verdad eran tan miedosos? Le parecía que allí había gato encerrado.
-¡Lowell!, se te escapó uno...
Low le trajo los ingredientes y se puso a trabajar con ella, a pesar de no hacerle gracia lo del pescado. Terminaron justo antes de que sonara un timbre y el presentador anunciaba que se había acabado el tiempo. Se llevó una cucharada a la boca para saber como era el resultado final. Aquello... aquello... ¡sabía dulce! No estaba malo pero... ¡sabía dulce! Miró a la competencia. ¡¿Qué era eso?! Estaban sonrientes por alguna razón. Uno de ellos, el que antes se había acercado a ella levantó un paquete de azúcar con la mano. No jodas... Ally empezó a buscar frenéticamente hasta encontrar su paquete de sal. Metió un dedo dentro, se lo llevó a la boca. ¡Qué capullos! Les habían dado el cambiazo en medio de la preparación, justo después de que probara por primera vez el arroz para saber cómo estaba. Habían tenido suerte.
No les quedó más remedio que soltar todos los utensilios y los jueces pidieron que llevaran el plato recién hecho a la mesa, para luego volver a la suya mientras ellos deliberaban. Desde donde estaban era difícil saber qué estaban probando en cada momento y si les gustaba o no. Aún así, Alice sentía que sus posibilidades iban disminuyendo a cada minuto.
A pesar de estar cocinando no quitaba el ojo de encima de Lowell para ver qué hacía y si necesitaba ayuda en algún momento. Tanto que no casi no logró advertir una sombra que pasaba por su espalda demasiado rápido como para vigilarla. Se giró rápidamente con el cuchillo en la mano. Psé, era uno de los del otro equipo, que parecía tratar de mirar en su nevera. Hizo un amago de atacarlo y este se fue corriendo hacia su mesa. ¿De verdad eran tan miedosos? Le parecía que allí había gato encerrado.
-¡Lowell!, se te escapó uno...
Low le trajo los ingredientes y se puso a trabajar con ella, a pesar de no hacerle gracia lo del pescado. Terminaron justo antes de que sonara un timbre y el presentador anunciaba que se había acabado el tiempo. Se llevó una cucharada a la boca para saber como era el resultado final. Aquello... aquello... ¡sabía dulce! No estaba malo pero... ¡sabía dulce! Miró a la competencia. ¡¿Qué era eso?! Estaban sonrientes por alguna razón. Uno de ellos, el que antes se había acercado a ella levantó un paquete de azúcar con la mano. No jodas... Ally empezó a buscar frenéticamente hasta encontrar su paquete de sal. Metió un dedo dentro, se lo llevó a la boca. ¡Qué capullos! Les habían dado el cambiazo en medio de la preparación, justo después de que probara por primera vez el arroz para saber cómo estaba. Habían tenido suerte.
No les quedó más remedio que soltar todos los utensilios y los jueces pidieron que llevaran el plato recién hecho a la mesa, para luego volver a la suya mientras ellos deliberaban. Desde donde estaban era difícil saber qué estaban probando en cada momento y si les gustaba o no. Aún así, Alice sentía que sus posibilidades iban disminuyendo a cada minuto.
- OFF-ROL:
- Tú decides. ¿Somos tan buenos como para ganar con arroz dulce o nos echan? Jajajajaj
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Era un poco tensa la situación, los jueces se encontraban probando los distintos platos y no sabíamos interpretar las caras que ponían, demasiado neutrales. No me convencía nada aquella situación, los rivales se encontraban demasiado felices para lo que habían hecho. Un plato que no entra ni por el ojo y dudablemente por el paladar.
-A ver... EMPIEZA TRUCY. - Dijo el comentarista dándole paso a la primera catadora.
Una chica guapa, de aspecto jovial, muy joven (inexperta seguramente) y feliz. A cada comentario que hacía, se reía.
-Veamos, empecemos por el grupo normal. - Soltó una risita burlona y prosiguió - Pues... el plato es una tremenda basura, para que mentir. Tenéis muy poco cuidado al soltar los ingredientes y no entra por el ojo como debería. Además, la mezcla no os ha salido del todo bien. Es bastante insuficiente, la verdad. - Soltó de nuevo la risa, que ya me hartaba - Ahora, el del pez y la pálida. Primero de todo. Esto - está - dulce. D-u-l-c-e. ¿Entendido? Se le debería echar sal, no azúcar. - No había catado el plato en ningún momento, se lo dejé a Alice - Por todo lo demás, espectacular presentación y aún estando dulce está bueno. Quitando el detalle del azúcar sería un plato sobresaliente, pero lo dejo en suficiente. Así que con esto, le doy mi punto al equipo rarito.
Se me notaba un poco la vena por aquello de ''raritos'' ¿Qué se había creído la tipa esa? Aunque la verdad, un hombre pez gigantesco y una mujer bajita no parecían una pareja normal. Pero bueno, nos había dado un punto, así que con otro nos bastaría para ganar ya que eran solamente tres.
-Pues bueno, 0-1 para el señor Lowell y la señorita Alice. Le toca al siguiente, MARCOS.
El siguiente era un abuelo con aspecto ya demencial, de cabellos y barba bien cuidados, gafas de culo de vaso y de cara confiable. Aunque sea, este parecía mejor y más educado que la señorita. Además, era más viejo y por ende debía ser más experimentado.
-...
-Señor Marcos, le toca ahora.
-¡AH! - Al parecer le sobresaltó la voz del comentarista y se le cayeron las gafas. Las recogió, las puso en su sitio y comentó otra cosa - Vale, vale, pesadito. Ya comienzo, ofú. A ver, primero... El plato del señor Alice y la señorita Lowell. Lo primero es que está salado y salado con arroz no va. Lo segundo es su paupérrima presentación. Observen a sus rivales, lo presentan de manera muy bonita. Un 0 rotundo, ¿vale? - El anciano me ponía de los nervios por diversos detalles ''sin importancia'' y su actitud de joven macarra - El de la señora Petra y Ramón Agut. Ustedes son la viva imagen de la perfección. Preciosa presentación, sabor espectacular y ser muy guapos. - No entendía que tenía que ver ser guapo con cocinero - Así que para ustedes, las gracias, mi bendición y un 10.
Miré a Alice con cara de duda y solté unas palabras:
-E-E-Eres... tú ya sabes... ¿¡hombre!? T-Te ha dicho señor...
Sabía que la patada que me iba a dar era innegable así que agaché la cabeza.
-Vale, puedes pegarme.
-A ver... EMPIEZA TRUCY. - Dijo el comentarista dándole paso a la primera catadora.
Una chica guapa, de aspecto jovial, muy joven (inexperta seguramente) y feliz. A cada comentario que hacía, se reía.
-Veamos, empecemos por el grupo normal. - Soltó una risita burlona y prosiguió - Pues... el plato es una tremenda basura, para que mentir. Tenéis muy poco cuidado al soltar los ingredientes y no entra por el ojo como debería. Además, la mezcla no os ha salido del todo bien. Es bastante insuficiente, la verdad. - Soltó de nuevo la risa, que ya me hartaba - Ahora, el del pez y la pálida. Primero de todo. Esto - está - dulce. D-u-l-c-e. ¿Entendido? Se le debería echar sal, no azúcar. - No había catado el plato en ningún momento, se lo dejé a Alice - Por todo lo demás, espectacular presentación y aún estando dulce está bueno. Quitando el detalle del azúcar sería un plato sobresaliente, pero lo dejo en suficiente. Así que con esto, le doy mi punto al equipo rarito.
Se me notaba un poco la vena por aquello de ''raritos'' ¿Qué se había creído la tipa esa? Aunque la verdad, un hombre pez gigantesco y una mujer bajita no parecían una pareja normal. Pero bueno, nos había dado un punto, así que con otro nos bastaría para ganar ya que eran solamente tres.
-Pues bueno, 0-1 para el señor Lowell y la señorita Alice. Le toca al siguiente, MARCOS.
El siguiente era un abuelo con aspecto ya demencial, de cabellos y barba bien cuidados, gafas de culo de vaso y de cara confiable. Aunque sea, este parecía mejor y más educado que la señorita. Además, era más viejo y por ende debía ser más experimentado.
-...
-Señor Marcos, le toca ahora.
-¡AH! - Al parecer le sobresaltó la voz del comentarista y se le cayeron las gafas. Las recogió, las puso en su sitio y comentó otra cosa - Vale, vale, pesadito. Ya comienzo, ofú. A ver, primero... El plato del señor Alice y la señorita Lowell. Lo primero es que está salado y salado con arroz no va. Lo segundo es su paupérrima presentación. Observen a sus rivales, lo presentan de manera muy bonita. Un 0 rotundo, ¿vale? - El anciano me ponía de los nervios por diversos detalles ''sin importancia'' y su actitud de joven macarra - El de la señora Petra y Ramón Agut. Ustedes son la viva imagen de la perfección. Preciosa presentación, sabor espectacular y ser muy guapos. - No entendía que tenía que ver ser guapo con cocinero - Así que para ustedes, las gracias, mi bendición y un 10.
Miré a Alice con cara de duda y solté unas palabras:
-E-E-Eres... tú ya sabes... ¿¡hombre!? T-Te ha dicho señor...
Sabía que la patada que me iba a dar era innegable así que agaché la cabeza.
-Vale, puedes pegarme.
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Re: Ten cuidado, que aún te vas a quemar [Privado-Pasado] [Lowell, Alice] {Lun 11 Mayo 2015 - 10:46}
Sabía lo que pasaría. Lowell la miró en cuanto la primera jueza, una chica joven que daba la impresión de estar allí para hacer bonito y no por sus conocimientos culinarios dijo que su plato estaba dulce en lugar de salado. Probablemente no entendía nada de lo que ella quería decir. "¿Cómo que dulce?" decían sus ojos. Ally señaló con un ligero movimiento de cabeza al chico del otro grupo que nos causaba desgracia y susurró:
-Se acercó a la mesa y cambió la sal por el azúcar cuando ya llevaba más de la mitad del plato hecho.
Soltó un suspiro en cuanto oyó el veredicto de la chica. Les había dado el punto a pesar de la rara mezcla de arroz y azúcar aunque no parecía muy convencida. Alice notó como al otro grupo sólo le faltaba sacar los dientes y gruñir, sus caras de perro lo decían todo. Volvió la mirada a la mesa del jurado sin poder evitar una sonrisita. Les habían intentado joder y por ahora les salía el tiro por la culata. Tuvieron que avisar al siguiente juez de que le tocaba. Más que estar distraído... pasaba de todo. No supo que esperarse.
-El plato del señor Alice y la señorita Lowell.
"¡¿Señor?!" Ally no pudo evitar mirarse la delantera. Hmmm no, no había acertado mucho. Y señorita Lowell... en fin. Él bromeó con ese tema. Lo único que hizo la chica fue dirigirle una mirada gélida y volver su atención de nuevo al juez.
-Lo primero es que está salado y salado con arroz no va...
Ahhhhh, lo entendió todo. Por alguna razón estaba diciendo lo contrario de lo que pensaba. Tuvo que contenerse para no empezar a reír. Si lo que decía estaba al revés... ¡entonces hasta había llamado feos a los del otro grupo! El comentarista intervino:
-Entonces, ¿pierden el gyojin y la chica?
-¡No, no, no! -replicó el juez. -Su plato es salado pero está mal...
El presentador y el resto de su propia mesa lo miraron mal.
-Que se entienda por favor, déjese de tonterías...
-Está bieeen, está bieeeen, no tenéis ni pizca de gracia. Gana el grupo de los raritos -dijo, resignado.
Alice sonrió de oreja a oreja pero no demostró nada más, ni se puso a dar saltitos de alegría. No hacía falta ni que participara el tercer miembro del jurado. Se dirigió a Lowell.
-¿Qué? Al parecer este hombre sabe lo que se hace -dijo señalándose a sí misma.
-Se acercó a la mesa y cambió la sal por el azúcar cuando ya llevaba más de la mitad del plato hecho.
Soltó un suspiro en cuanto oyó el veredicto de la chica. Les había dado el punto a pesar de la rara mezcla de arroz y azúcar aunque no parecía muy convencida. Alice notó como al otro grupo sólo le faltaba sacar los dientes y gruñir, sus caras de perro lo decían todo. Volvió la mirada a la mesa del jurado sin poder evitar una sonrisita. Les habían intentado joder y por ahora les salía el tiro por la culata. Tuvieron que avisar al siguiente juez de que le tocaba. Más que estar distraído... pasaba de todo. No supo que esperarse.
-El plato del señor Alice y la señorita Lowell.
"¡¿Señor?!" Ally no pudo evitar mirarse la delantera. Hmmm no, no había acertado mucho. Y señorita Lowell... en fin. Él bromeó con ese tema. Lo único que hizo la chica fue dirigirle una mirada gélida y volver su atención de nuevo al juez.
-Lo primero es que está salado y salado con arroz no va...
Ahhhhh, lo entendió todo. Por alguna razón estaba diciendo lo contrario de lo que pensaba. Tuvo que contenerse para no empezar a reír. Si lo que decía estaba al revés... ¡entonces hasta había llamado feos a los del otro grupo! El comentarista intervino:
-Entonces, ¿pierden el gyojin y la chica?
-¡No, no, no! -replicó el juez. -Su plato es salado pero está mal...
El presentador y el resto de su propia mesa lo miraron mal.
-Que se entienda por favor, déjese de tonterías...
-Está bieeen, está bieeeen, no tenéis ni pizca de gracia. Gana el grupo de los raritos -dijo, resignado.
Alice sonrió de oreja a oreja pero no demostró nada más, ni se puso a dar saltitos de alegría. No hacía falta ni que participara el tercer miembro del jurado. Se dirigió a Lowell.
-¿Qué? Al parecer este hombre sabe lo que se hace -dijo señalándose a sí misma.
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Re: Ten cuidado, que aún te vas a quemar [Privado-Pasado] [Lowell, Alice] {Miér 24 Jun 2015 - 12:54}
Al final, tras todo el lío que había montado, nos daba una victoria. Al parecer, más que la vejez había afectado su humor para decir el veredicto de tal manera. Me había molestado bastante que no se hubiera tomado en serio su trabajo, pero bueno, nos había dado el punto y eso era lo que finalmente me debía importar. Habíamos pasado a la segunda fase y, seguramente, allí ya no me tuviera que retener tanto como en ésta. Algún que otro puñetazo quizá pudiera propinar a nuestros rivales, pero eso ya era otra cosa. Quitando eso, lo único que hice fue mirar a los rivales, que mostraban una mueca que no podía atribuir ni a la total tristeza ni a la felicidad. Estaba entre esos dos sentimientos, puede que porque ya había pasado el peligro y la tensión pero, al fin y al cabo, habían perdido en la primera ronda. Bajaron del escenario sin mucho ánimo y se fueron, no sin antes mirarnos mal. Mejor dicho..., las miradas solamente se centraban en mí. Lo intenté ignorar y seguí con el concurso.
Los dos jurados que habían hecho su trabajo se levantaron de la mesa y se fueron, saludando a todos los allí presentes. El comentarista explicó su ida:
-Quizás no lo hemos comentado, pero después de cada fase completa, el jurado se retirará y dará lugar a uno completamente nuevo. Para evitar posibles sobornos y favoritismos, claro. - Emitió una sonrisa - Pero como esta fase ha estado muy decidida desde el comienzo, solamente han trabajado dos jueces, el tercero todavía no ha pronunciado palabra. - Señaló a una tercera persona en la mesa.
Era lo más justo, eso sí. Difícilmente alguien iba a poder sobornar a tantas personas y que todas aceptaran. Así, bajé del escenario de un salto y miré a la dama que aún estaba en el escenario, tendiéndole la mano para que bajara. Mientras, el comentarista anunciaba nuestra victoria y daba paso a los dos jueces que faltaban, con los cuales siquiera hice contacto visual porque me importaban más bien poco. Solamente pensé una cosa sobre la fase que nos esperaba. Quería que no fuera más pescado y nos dieran algo con carne, además de unos rivales que presentaran un pequeño reto aunque fuera, para divertirse. Tener el torneo ganado desde el comienzo era demasiado aburrido.
Los dos jurados que habían hecho su trabajo se levantaron de la mesa y se fueron, saludando a todos los allí presentes. El comentarista explicó su ida:
-Quizás no lo hemos comentado, pero después de cada fase completa, el jurado se retirará y dará lugar a uno completamente nuevo. Para evitar posibles sobornos y favoritismos, claro. - Emitió una sonrisa - Pero como esta fase ha estado muy decidida desde el comienzo, solamente han trabajado dos jueces, el tercero todavía no ha pronunciado palabra. - Señaló a una tercera persona en la mesa.
Era lo más justo, eso sí. Difícilmente alguien iba a poder sobornar a tantas personas y que todas aceptaran. Así, bajé del escenario de un salto y miré a la dama que aún estaba en el escenario, tendiéndole la mano para que bajara. Mientras, el comentarista anunciaba nuestra victoria y daba paso a los dos jueces que faltaban, con los cuales siquiera hice contacto visual porque me importaban más bien poco. Solamente pensé una cosa sobre la fase que nos esperaba. Quería que no fuera más pescado y nos dieran algo con carne, además de unos rivales que presentaran un pequeño reto aunque fuera, para divertirse. Tener el torneo ganado desde el comienzo era demasiado aburrido.
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Oh, qué gran error. La emoción del momento había hecho que Alice olvidara por un momento que solo era la primera fase del concurso y aún les quedaba un buen rato para terminar. Se limitó a mantenerse tranquila mientras prestaba atención a lo que pasaba en el improvisado escenario para los jueces y el presentador, mientras notaba algunas miradas hostiles clavadas en su espalda.
Las palabras del comentarista sobre reponer los jueces para evitar sobornos tenían sentido, pero esa medida de seguridad le parecía demasiado. ¿No era un simple concurso en un pueblecito? Un tanto extraño. Siguió escuchando.
-Esta fase va a ser un poco diferente. Los miembros del jurado que faltan aparecerán en algún momento de la prueba y no se mantendrán a la espera de probar vuestros platos, sino que estarán con vosotros, observando cómo cocináis y también la manera en que conseguís los ingredientes deseados. Si alguno ve que os vais a conseguir alimentos fuera del recinto del concurso os descalificarán. Esta vez el plato será... -Hizo una pausa para levantar expectación, mirando a un lado y al otro antes de siquiera dejar escapar un suspiro.- ¡Pastel de carne!
Alrededor de Alice empezó el bullicio, tanto del público que los acompañaba como de sus rivales. Ella en cambio se dirigió con calma hasta su puesto, sabiendo que probablemente les daría unos minutos antes de dar por comenzada la prueba. No parecía tener mucha prisa que digamos. Se remangó y lavó los utensilios utilizados antes por si acaso volvían a ser necesarios, y también sus manos.
En cuanto Lowell estuviera a su lado le diría que esta vez ella iría a buscar los ingredientes o que al menos se turnarían. Ya que podía hacerse invisible, ¿qué mejor que aprovecharse de su poder? Eso no se lo esperarían. Volvió la vista a su mesa otra vez. Había algo diferente... cosas cambiadas de sitio. Abrió y cerró algunos armarios. Por lo visto, mientras estaban absortos esperando por el veredicto, se habían encargado de reponer ingredientes y añadir otros. Ahora le echaría un vistazo, cuando...
-Y el tiempo empieza a correr... ¡YA!
La voz del presentador la sacó de su ensueño.
Las palabras del comentarista sobre reponer los jueces para evitar sobornos tenían sentido, pero esa medida de seguridad le parecía demasiado. ¿No era un simple concurso en un pueblecito? Un tanto extraño. Siguió escuchando.
-Esta fase va a ser un poco diferente. Los miembros del jurado que faltan aparecerán en algún momento de la prueba y no se mantendrán a la espera de probar vuestros platos, sino que estarán con vosotros, observando cómo cocináis y también la manera en que conseguís los ingredientes deseados. Si alguno ve que os vais a conseguir alimentos fuera del recinto del concurso os descalificarán. Esta vez el plato será... -Hizo una pausa para levantar expectación, mirando a un lado y al otro antes de siquiera dejar escapar un suspiro.- ¡Pastel de carne!
Alrededor de Alice empezó el bullicio, tanto del público que los acompañaba como de sus rivales. Ella en cambio se dirigió con calma hasta su puesto, sabiendo que probablemente les daría unos minutos antes de dar por comenzada la prueba. No parecía tener mucha prisa que digamos. Se remangó y lavó los utensilios utilizados antes por si acaso volvían a ser necesarios, y también sus manos.
En cuanto Lowell estuviera a su lado le diría que esta vez ella iría a buscar los ingredientes o que al menos se turnarían. Ya que podía hacerse invisible, ¿qué mejor que aprovecharse de su poder? Eso no se lo esperarían. Volvió la vista a su mesa otra vez. Había algo diferente... cosas cambiadas de sitio. Abrió y cerró algunos armarios. Por lo visto, mientras estaban absortos esperando por el veredicto, se habían encargado de reponer ingredientes y añadir otros. Ahora le echaría un vistazo, cuando...
-Y el tiempo empieza a correr... ¡YA!
La voz del presentador la sacó de su ensueño.
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-Low, pásame la s... ¿Low? ¿Dónde te has metido?
Y ¡pum! Había desaparecido. Alice miró a su alrededor. Juraría que lo había visto a su lado hacía tan solo un momento y ahora no podía encontrarlo por ninguna parte. Solo podía vislumbrar por el rabillo del ojo a un tío un poco raro a su izquierda. ¿Juez o contrincante? No estaría bien atacar a un juez por no saber si quería robar sus ingredientes o dejarla moribunda e incapaz de cocinar nada. Alice agarró un asa de la cacerola con tanta fuerza que le quedó la marca en la mano. Estaba muy cabreada y sobre todo, bastante frustrada. ¿Tanto le costaba a ese maldito pescado quedarse a ayudarla y picar un poco de carne? Para una vez que no tenían que cocinar a ninguno de sus familiares y se largaba. ¿Ni siquiera le importaba el premio misterioso o la buena compañía de una dama? Pse, eso último tampoco era muy cierto, porque Ally de dama en apuros poco tenía. ¿Pero en serio? Desde luego, había que joderse... Menudas ganas le entraban de pegarle a algo.
Miró la tartera y los pocos ingredientes que había sacado de los armarios y la nevera. Desistió. No podía hacerse cargo de defenderse, cocinar y buscar alimentos al mismo tiempo; si lo hacía, sería un blanco perfecto para un sabotaje. Echó un vistazo. Ya había alguien del otro equipo que la estaba rondando. Prefería no acabar herida por un estúpido premio...
Alzó la mano y la voz, para hacerse oír y notar por encima del ruido de las cocinas y el público expectante que no dejaba de comentar las jugadas.
-Ya que mi compañero se ha metido quién sabe dónde, me gustaría retirarme yo también. Siendo solo una persona este concurso se vuelve casi imposible y por lo tanto, una pérdida de tiempo -dijo la chica, con calma. -Lo siento.
Sus contrincantes no parecían sentirlo en absoluto. Soltaron gritos de alegría y algún que otro salto, además de las típicas palmaditas en la espalda, pensando que habían ganado por "descalificación". Los jueces no parecían saber qué decir. Sin duda era algo insólito. El presentador se aclaró la garganta.
-Hmmmm no sé qué es lo correcto en estos casos... -Miró a los jueces. -Al fin y al cabo tampoco es que el otro equipo haya ganado...
Se reunieron unos minutos para deliberar y después volvieron.
-Los jueces han decidido que no habrá un ganador para el concurso. El premio era un gran suministro de alimentos de todo tipo para varios meses, pero teniendo en cuenta que no hay ganador supongo que nadie se lo lleva...
-Repartidlo entre la gente de la isla -dijo Alice con una sonrisa.
Echó a caminar entre los aplausos del público, lo más rápido posible para evitar a los que habían estado a las puertas del éxito y que la miraban con cara de perro por lo que había dicho. Cuanto antes los perdiera de vista, mejor.
Y ¡pum! Había desaparecido. Alice miró a su alrededor. Juraría que lo había visto a su lado hacía tan solo un momento y ahora no podía encontrarlo por ninguna parte. Solo podía vislumbrar por el rabillo del ojo a un tío un poco raro a su izquierda. ¿Juez o contrincante? No estaría bien atacar a un juez por no saber si quería robar sus ingredientes o dejarla moribunda e incapaz de cocinar nada. Alice agarró un asa de la cacerola con tanta fuerza que le quedó la marca en la mano. Estaba muy cabreada y sobre todo, bastante frustrada. ¿Tanto le costaba a ese maldito pescado quedarse a ayudarla y picar un poco de carne? Para una vez que no tenían que cocinar a ninguno de sus familiares y se largaba. ¿Ni siquiera le importaba el premio misterioso o la buena compañía de una dama? Pse, eso último tampoco era muy cierto, porque Ally de dama en apuros poco tenía. ¿Pero en serio? Desde luego, había que joderse... Menudas ganas le entraban de pegarle a algo.
Miró la tartera y los pocos ingredientes que había sacado de los armarios y la nevera. Desistió. No podía hacerse cargo de defenderse, cocinar y buscar alimentos al mismo tiempo; si lo hacía, sería un blanco perfecto para un sabotaje. Echó un vistazo. Ya había alguien del otro equipo que la estaba rondando. Prefería no acabar herida por un estúpido premio...
Alzó la mano y la voz, para hacerse oír y notar por encima del ruido de las cocinas y el público expectante que no dejaba de comentar las jugadas.
-Ya que mi compañero se ha metido quién sabe dónde, me gustaría retirarme yo también. Siendo solo una persona este concurso se vuelve casi imposible y por lo tanto, una pérdida de tiempo -dijo la chica, con calma. -Lo siento.
Sus contrincantes no parecían sentirlo en absoluto. Soltaron gritos de alegría y algún que otro salto, además de las típicas palmaditas en la espalda, pensando que habían ganado por "descalificación". Los jueces no parecían saber qué decir. Sin duda era algo insólito. El presentador se aclaró la garganta.
-Hmmmm no sé qué es lo correcto en estos casos... -Miró a los jueces. -Al fin y al cabo tampoco es que el otro equipo haya ganado...
Se reunieron unos minutos para deliberar y después volvieron.
-Los jueces han decidido que no habrá un ganador para el concurso. El premio era un gran suministro de alimentos de todo tipo para varios meses, pero teniendo en cuenta que no hay ganador supongo que nadie se lo lleva...
-Repartidlo entre la gente de la isla -dijo Alice con una sonrisa.
Echó a caminar entre los aplausos del público, lo más rápido posible para evitar a los que habían estado a las puertas del éxito y que la miraban con cara de perro por lo que había dicho. Cuanto antes los perdiera de vista, mejor.
- OFF:
- Dobleposteo por motivos evidentes, pronto hará cuatro meses que el otro usuario no me contesta. Le añado otro post por no dejar la historia tan a medias, pero ya llegaba al mínimo de 7 posts.
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