!¿Qué cojones es eso!? [Castor-Daron] [Privado]

El pequeño bote iba acercándose a aquella isla extraña, el día estaba nublado pero no parecía que fuese a llover por lo qué no había peligro. En el interior de aquel pequeño transporte de madera se hallaba una persona de estatura media, de pelo corto castaño y de ojos azules. Su cuerpo era delgado y algo fornido, tampoco era gran cosa la verdad, solo se notaba que se mantenía en forma. Portaba consigo un elegante traje de color negro y una corbata roja, en el interior una camisa blanca, unos pantalones del mismo color que la chaqueta y unos zapatos. En su cintura se podían ver algunas fundas de armas de fuego, sus preciosas pistolas doradas. En el interior de su chaqueta llevaba también algunas armas blancas y objetos personales. El motivo por el que estaba acercándose a aquella isla nuestro agente era bastante claro, un asunto del gobierno algo extraño. Comprobar que las chicas del lugar eran legales y daban buenos servicios.

Se notaba que su jefe era un cabrón, estaba harto de tener a Castor en Enies Lobby liándola y había decidido mandarle a una falsa misión para darle un escarmiento, el pobre chalado no sabía dónde estaba a punto de meterse, él iba con una cara de felicidad increíble. No tardó en meter la mano en su bolsillo y sacar un cigarro, se lo llevó despacio a la boca para después sacar su mechero plateado y encendérselo. Disfrutaba de aquello, había vuelto hacía unas semanas de su entrenamiento en aquella maldita isla dónde lo único que se pudo fumar fueron las páginas de la información sobre el haki. Se dio cuenta de que ya estaba llegando y pudo ver los colores rosas del lugar, eso le hizo sonreír de forma amplia levantarse del bote. Alzó las manos mientras soltaba algunas carcajadas y se puso a gritar de felicidad a los cuatro vientos mientras notaba como cada vez estaba más cerca.

- ¡Mira Stuar! ¡Por fin el jefe nos manda a una misión de verdad! ¡Benditas sean las mujeres joder!

Estaba demasiado contento, pobrecillo, se iba a llevar el disgusto de su vida. Una vez llegó a la playa, fue arrastrado a la orilla por las olas y sacó sus gafas de Sol negras, colocándoselas con tranquilidad y ahora sonriendo de lado. Desde que subió a CP del nivel cuatro se sentía como el Dios del mundo, ahora comenzó a caminar con tranquilidad por el lugar, dirigiéndose a aquel sitio que le había marcado el jefazo. Era un enorme bar de proporciones enormes que se llamaba “La Zanahoria Gustosa” ese nombre era gloria para sus oídos, se imaginaba precisamente todo lo contrario de lo que se iba a encontrar. Después de un rato caminando pudo ver el lugar, salió corriendo mientras iba relamiéndose desesperado por poder entrar y empezar la inspección a aquellas hembras de categoría, pobre Castor.

Castor abrió la puerta con una sonrisa muy sádica, cuando miró a su alrededor solo pudo ver faldas y maquillaje, lo que le hizo abrir la boca como un poseso y emitir el sonido una vaca en celo, se abrazó sin pensárselo a una persona al azar, pegando su mejilla en la espalda y achuchándola como si fuese un cojín. Era una persona algo alta, de larga melena rubia y vestía con una falda rosa y una camisa blanca, parecía una hermosa colegiala. El agente estaba muy feliz y no tardó mucho en empezar a magrearla con toda confianza, lo único que escuchó fue una risa un poco rara. Cuando aquello se dio la vuelta pudo ver a una cosa con barba, maquillaje y con una boca del tamaño de un cenicero. En ese momento el pobre castaño se echó hacia atrás, sus ojos se pusieron desorbitados y pegó un grito de pánico mientras se llevaba la mano a su pistola y empezaba a apuntar a aquella “señorita”

- ¡Me cago en la puta! ¡Aléjate de mí!

El susto fue tanto que el pobre asesino se subió sobre una mesa y sacó su otra pistola empezando a apuntar a todo el mundo pero sin fijarse en las caras, ahora estaba atento a aquel tío rubio que se hacía pasar por tía. Si aquello era una broma de su superior iba a poner una bomba en la base del Cipher Pol. Notaba como el cuerpo le temblaba de terror, incluso puso una cara un poco rara, como si se le hubiese acabado el tabaco, no, su cara era muchísimo peor. Él sabía perfectamente lo que estaba pasando y no era plato de buen gusto, se desabrochó la bragueta y empezó a dar gritos.

- ¡No! ¡Stuar no me dejes! ¡Levántate amigo! ¡Por favor que alguien llame a un médico!

La situación era muy complicada para el agente del gobierno, el sudo caía por sus mejillas debido a lo nervioso que se hallaba. Pegó de repente un tiro al aire cargándose una lámpara que cayó al suelo rozando la mesa dónde estaba, de repente pudo ver a dos preciosidades con trajes blancos y una cruz roja en el pecho, sonrió con alegría bajándose de la mesa y acercándose a ella cuando de repente les miró a la cara. También tenían barba y encima mucho más grande que la de la rubia, el castaño empezó a gritar de nuevo mientras retrocedía sin perder el de ojos a nadie.

- ¿! Qué coño está pasando!?

Castor iba a volar por los aires Enies Lobby sin duda alguna, aquello era lo peor que podían hacerle a él, no veía hermosas mujeres, tan solo tíos vestidos de mujer. De repente se le iluminaron los ojos de la felicidad, estaba viendo a un hombre con camisa y melena morena, ese no estaba disfrazado por lo qué podía ser el chulo del sitio. Corrió hacia él hasta ponerse delante y mirarle entre suplicas.

- ¡Usted debe ser el Madan! ¡Necesito su ayuda! ¡Lléveme ante una mujer joder! ¡Se lo ruego!