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Akuma no mi
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Hace un bonito día en la isla de Dawn, el sol ilumina toda esta, y calienta el lugar de manera agradable. La gente vive apacible su vida, mas un hombre, que porta una enorme bolsa a la espalda, tiene el aspecto de un recién llegado a aquella islita, aún así, no está perdido, pues se mueve de manera rápida y entra a un pequeño establecimiento.
Dentro de la modesta taberna, la cual parece que no se ha abierto en años, ya que el polvo era tan espeso que le podías dar un mordisco al aire y llevarte un poco, el hombre, de larga cabellera castaña, casi morena, desenfunda lo que guardaba en la bolsa. Un instrumento de madera, con varias cuerdas, comúnmente llamado laúd. Comienza a tocar, una melodía alegre, aunque a un tono muy bajo, por lo que a los que le interesa oír la tonada empiezan a callar y llega un punto en el que todo el lugar esta silencioso, expectante de la canción.
El hombre se ha ganado un enorme éxito en aquella taberna, excepto por una persona que yace dormida con la cabeza en la barra, parece estar disfrutando de un hermoso sueño…
En el sueño el joven rubio se encuentra en una enorme colina, que casi roza las nubes, las cuales tienen un estampado de piel de vaca, ahora que te fijas la colina parece tomar la apariencia del cuerno de una y las nubes además del estampado también tienen forma bovina. Una de ellas se parece a Clarabell y si saltas un poco posiblemente la alcances, aunque a lo lejos parece haber unas estructuras, quizás algo destacable que observar.
Dentro de la modesta taberna, la cual parece que no se ha abierto en años, ya que el polvo era tan espeso que le podías dar un mordisco al aire y llevarte un poco, el hombre, de larga cabellera castaña, casi morena, desenfunda lo que guardaba en la bolsa. Un instrumento de madera, con varias cuerdas, comúnmente llamado laúd. Comienza a tocar, una melodía alegre, aunque a un tono muy bajo, por lo que a los que le interesa oír la tonada empiezan a callar y llega un punto en el que todo el lugar esta silencioso, expectante de la canción.
El hombre se ha ganado un enorme éxito en aquella taberna, excepto por una persona que yace dormida con la cabeza en la barra, parece estar disfrutando de un hermoso sueño…
En el sueño el joven rubio se encuentra en una enorme colina, que casi roza las nubes, las cuales tienen un estampado de piel de vaca, ahora que te fijas la colina parece tomar la apariencia del cuerno de una y las nubes además del estampado también tienen forma bovina. Una de ellas se parece a Clarabell y si saltas un poco posiblemente la alcances, aunque a lo lejos parece haber unas estructuras, quizás algo destacable que observar.
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Que día más horrible. Los despertares con discusiones,no pude soportar más tantas quejas, merecidas, eso sí, por mi fracaso de ayer.
Espero que Clarabell pudiera defenderse sola. Aunque ya habían amenazado con comerla... no creo que Xanxus lo permitiera, no debía.
Me gustaban los lugares como aquella posada, no del todo callados, donde hay polvo no suelen buscarte para despertarte.
Estoy cansado.
Cuan difícil es la vida enmascarada, cuando las personas a tu alrededor no deben saber lo que ocultas, acarreando un secreto tan abismal.
El posadero tenía tanto interés en molestarle como en limpiar, más ahora algo captaría el alma de los escasos presentes, ¿un atraco?.No, la bolsa no portaba nada que pareciera un arma, al menos para ojos mundanos.
Era su cabeza un torrente de caoba al viento, un rostro amigable, una carisma que como una estatua era bella, pero ignorada en ausencia de fijación; empieza a tocar aquella madera tallada, su laúd, su compañero más fiel murmura por toda la sala, acallando los escasos resquicios de conversaciones.
Se desliza, cazando cualquier sonido, depredando el absoluto silencio del establecimiento, entrando en los más recónditos escondrijos del alma humana. Cuan felices eran las corcheas.
Hay unos oídos que oyen, pero no escuchan, está dormido, exhausto, ignoto a la realidad, lúcido... en sueño.
- El ganado pluvial baña el cielo, pastan los pocos brazos del viento, hasta que vuelva a dejar de ser manco. La ósea colina se inclina, invitando a levantar, los pasos de un vacío errante.-extrajo la sombra que era su cuerpo de aquella prisión de carne, podía verse aún el rostro jovial, calcáreo y eterno que había forjado a través del orificio, que ya ocupaba todo su pecho.
- Vago, vago.- referíase al verbo y al adjetivo, marchando hacia las estructuras, que como garras se alzaban en el horizonte, ansiosas por capturar alguna res escapada.
Espero que Clarabell pudiera defenderse sola. Aunque ya habían amenazado con comerla... no creo que Xanxus lo permitiera, no debía.
Me gustaban los lugares como aquella posada, no del todo callados, donde hay polvo no suelen buscarte para despertarte.
Estoy cansado.
Cuan difícil es la vida enmascarada, cuando las personas a tu alrededor no deben saber lo que ocultas, acarreando un secreto tan abismal.
El posadero tenía tanto interés en molestarle como en limpiar, más ahora algo captaría el alma de los escasos presentes, ¿un atraco?.No, la bolsa no portaba nada que pareciera un arma, al menos para ojos mundanos.
Era su cabeza un torrente de caoba al viento, un rostro amigable, una carisma que como una estatua era bella, pero ignorada en ausencia de fijación; empieza a tocar aquella madera tallada, su laúd, su compañero más fiel murmura por toda la sala, acallando los escasos resquicios de conversaciones.
Se desliza, cazando cualquier sonido, depredando el absoluto silencio del establecimiento, entrando en los más recónditos escondrijos del alma humana. Cuan felices eran las corcheas.
Hay unos oídos que oyen, pero no escuchan, está dormido, exhausto, ignoto a la realidad, lúcido... en sueño.
- El ganado pluvial baña el cielo, pastan los pocos brazos del viento, hasta que vuelva a dejar de ser manco. La ósea colina se inclina, invitando a levantar, los pasos de un vacío errante.-extrajo la sombra que era su cuerpo de aquella prisión de carne, podía verse aún el rostro jovial, calcáreo y eterno que había forjado a través del orificio, que ya ocupaba todo su pecho.
- Vago, vago.- referíase al verbo y al adjetivo, marchando hacia las estructuras, que como garras se alzaban en el horizonte, ansiosas por capturar alguna res escapada.
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El músico seguía tocando el laúd, era una canción de extensión corta, pues paro rápidamente y empezó otra, está bastante más acelerada que la anterior, como si quisiera que todos los del lugar saltasen de sus asientos y empezaran a cantar.
Dentro del sueño, esto influía en algo muy sencillo. Caías lentamente, como si fueras una pluma, pero tu subconsciente te jugó una mala pasada. Sentías que caías mucho más rápido que antes, como si de repente la gravedad se percatara de tu presencia, la sensación de velocidad era tal que incluso sentías arder tu piel, puede que por el rozamiento, o simplemente porque era un sueño. El caso es que el suelo se acercaba mucho, puede que tu a él, lo importante es que te ibas a golpear la cara contra el piso si no pasaba algún milagro.
Una suerte que esa vaca voladora se acordara de ti y fuera a ayudarte, dejándote montarla, mientras flota apacible el resto del camino al suelo, quien sabe si no llega a acabar, pero te fijas que el suelo se ha transformado en un enorme reloj, que no parecía más que eso, un reloj.
Qué pena que uno de los minuteros se transforme en un enorme dragón, que suelta una llamarada y se mueve a velocidades aceleradas, al parecer el hombre ha vuelto a acelerar su tonada. Puedes evitarlo o comerte sus llamaradas. Literalmente.
Dentro del sueño, esto influía en algo muy sencillo. Caías lentamente, como si fueras una pluma, pero tu subconsciente te jugó una mala pasada. Sentías que caías mucho más rápido que antes, como si de repente la gravedad se percatara de tu presencia, la sensación de velocidad era tal que incluso sentías arder tu piel, puede que por el rozamiento, o simplemente porque era un sueño. El caso es que el suelo se acercaba mucho, puede que tu a él, lo importante es que te ibas a golpear la cara contra el piso si no pasaba algún milagro.
Una suerte que esa vaca voladora se acordara de ti y fuera a ayudarte, dejándote montarla, mientras flota apacible el resto del camino al suelo, quien sabe si no llega a acabar, pero te fijas que el suelo se ha transformado en un enorme reloj, que no parecía más que eso, un reloj.
Qué pena que uno de los minuteros se transforme en un enorme dragón, que suelta una llamarada y se mueve a velocidades aceleradas, al parecer el hombre ha vuelto a acelerar su tonada. Puedes evitarlo o comerte sus llamaradas. Literalmente.
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La ligereza del alma cambió, y se tornó como realmente era, pesada, plomiza. El suelo ansiaba mi presencia, pues sabía que no era hombre, si no cometa.
"Comet Üb...", no. ¿Para qué? Tan solo desapareceré, en un millar de espejos, brillando, nadie me dirá qué soy, ni lo que no soy.
¿Cuanto dura una caída? Sé que está cerca, ¿cuanto cerca?, quizás quiere comerme, quizás sólo es un abrazo, pero no hay que querer al suelo más que como un amigo, siquiera así, pues siempre está esperando que caigas. Odia que te levantes.Que le abandones, ¿cómo culparle?
Se acercaba una preocupada res alada, un hálito de esperanza que no se atrevía a agarrar, atraería a los lobos, los osos, las mandíbulas, pues eran solo eso, bocas que ansiaban la carne, como aquellas garras que arañaban el cielo.
¿No puedo rechazar su ayuda? Como rechazan ellas tocar el suelo al que finalmente se unirán si no acaban en las fauces de un depredador aéreo, o peor, se desvanezcan como ya lo hago yo.
No importa mucho, quizás esta vez termine de desaparecer.
La mano se aferra a la res, sin obedecer a su nihilista dueño, aplastando la mullida carne en contra de la ruinosa hoja seca a la que está unida. Que se desmorona como el mismo otoño, enfriándose, estancándose.
- No se cual es el porqué de tu ayuda, los agradecimientos son exentos en aquello que puedo sembrar, nunca ha sido recogido, pocas hay en el silo. Más padeciendo hambre quizás todo termine antes. Gracias.
Marcha, pero ya todo ha cambiado cuando el resquicio del ojo se atreve a ver, el suelo, antes sólo concepto, se había tornado en una esfera plana, de aquel horrendo instrumento que marcaba el declive de todo, también del sueño.
Secundero, Minutero... pero no había un cómo se llamaba aquella vara que marcaba las horas, ¿acaso significaba que no existía? ¿o que lo ignoto no necesitaba de nombres...? aún. ¿Tenía yo nombre?
El último con nombre real se curvó, para luego doblarse en picudas estructuras, como un dibujo de aquellos que cantaban ópera despues de haber cebado sus carnes.
Es sordo. O más bien yo lo estoy ahora, pues no emite más que una llamarada, que se curva, en silencio.
Aquello llenaría la extracción de mi pecho, el vacío de mi esternón, la presión, la implosión de mi alma.
La mandíbula se distendió, cual forzada caja de tesoros, ocultando sólo un ícor mucho más oscuro, mucho más frío, y mucho más solo.
Parecía haber cambiado de opinión, girándose para huir, más ya era tarde, las manos de fuego se agarraron en un último intento a los triangulares dientes, pero resbalaron, y las enormes bisagras se cerraron.
Inclinó la cabeza, más no había mermado en tamaño aquella ausencia de él mismo.
- No será... suficiente.- la serpiente se quebró, huyó, intentó.
Crujiente, pero... no. ¿Que sería el minutero?
"Comet Üb...", no. ¿Para qué? Tan solo desapareceré, en un millar de espejos, brillando, nadie me dirá qué soy, ni lo que no soy.
¿Cuanto dura una caída? Sé que está cerca, ¿cuanto cerca?, quizás quiere comerme, quizás sólo es un abrazo, pero no hay que querer al suelo más que como un amigo, siquiera así, pues siempre está esperando que caigas. Odia que te levantes.Que le abandones, ¿cómo culparle?
Se acercaba una preocupada res alada, un hálito de esperanza que no se atrevía a agarrar, atraería a los lobos, los osos, las mandíbulas, pues eran solo eso, bocas que ansiaban la carne, como aquellas garras que arañaban el cielo.
¿No puedo rechazar su ayuda? Como rechazan ellas tocar el suelo al que finalmente se unirán si no acaban en las fauces de un depredador aéreo, o peor, se desvanezcan como ya lo hago yo.
No importa mucho, quizás esta vez termine de desaparecer.
La mano se aferra a la res, sin obedecer a su nihilista dueño, aplastando la mullida carne en contra de la ruinosa hoja seca a la que está unida. Que se desmorona como el mismo otoño, enfriándose, estancándose.
Todo fruto de un simple cambio en aquella música, una cantinela de bar, un alegre murmullo que debería encantar a los corazones, hacerlos...
- No se cual es el porqué de tu ayuda, los agradecimientos son exentos en aquello que puedo sembrar, nunca ha sido recogido, pocas hay en el silo. Más padeciendo hambre quizás todo termine antes. Gracias.
Marcha, pero ya todo ha cambiado cuando el resquicio del ojo se atreve a ver, el suelo, antes sólo concepto, se había tornado en una esfera plana, de aquel horrendo instrumento que marcaba el declive de todo, también del sueño.
Secundero, Minutero... pero no había un cómo se llamaba aquella vara que marcaba las horas, ¿acaso significaba que no existía? ¿o que lo ignoto no necesitaba de nombres...? aún. ¿Tenía yo nombre?
El último con nombre real se curvó, para luego doblarse en picudas estructuras, como un dibujo de aquellos que cantaban ópera despues de haber cebado sus carnes.
Es sordo. O más bien yo lo estoy ahora, pues no emite más que una llamarada, que se curva, en silencio.
...Arder...
Aquello llenaría la extracción de mi pecho, el vacío de mi esternón, la presión, la implosión de mi alma.
La mandíbula se distendió, cual forzada caja de tesoros, ocultando sólo un ícor mucho más oscuro, mucho más frío, y mucho más solo.
Parecía haber cambiado de opinión, girándose para huir, más ya era tarde, las manos de fuego se agarraron en un último intento a los triangulares dientes, pero resbalaron, y las enormes bisagras se cerraron.
Inclinó la cabeza, más no había mermado en tamaño aquella ausencia de él mismo.
- No será... suficiente.- la serpiente se quebró, huyó, intentó.
Crujiente, pero... no. ¿Que sería el minutero?
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Te tragas las llamas del dragón, para después continuar con este, y sientes como el fuego arde desde lo más profundo de ti, es más, te fijas como las llamas te van fundiendo, pero no sientes dolor más propio que el de un ligero cosquilleo. Te miras al cuerpo, ahora convertido en una enorme llama con aspecto humano, y el que no te queme, que no sientas nada, te extraña y a su vez te apasiona.
Haces como el fuego, y quieres actuar de manera impulsiva, pasional. Y por eso estallas, prendiendo en llamas todo a tu alrededor. Pero te recompones tras un rato, volviendo a tu figura normal y corriente, sientes que esa metamorfosis fue extraña y cuando intentas cambiar de forma tu mano, ocurre satisfactoriamente. Bueno, al menos puedes llegar rápidamente al pueblo ahora, usando el fuego bajo tus pies.
Cuando llegas, lo que ves es… raro, hay gente rondando por ahí, gente que conoces muy bien, repetidas una y otra vez, no te vienen sus nombres a la cabeza, pero sabes que has convivido con ellos durante mucho tiempo. No sabes porque hay tantos de ellos, quizás el pueblo tenga alguna pista o podrías preguntarles, aunque no creo que te escuchen.
Haces como el fuego, y quieres actuar de manera impulsiva, pasional. Y por eso estallas, prendiendo en llamas todo a tu alrededor. Pero te recompones tras un rato, volviendo a tu figura normal y corriente, sientes que esa metamorfosis fue extraña y cuando intentas cambiar de forma tu mano, ocurre satisfactoriamente. Bueno, al menos puedes llegar rápidamente al pueblo ahora, usando el fuego bajo tus pies.
Cuando llegas, lo que ves es… raro, hay gente rondando por ahí, gente que conoces muy bien, repetidas una y otra vez, no te vienen sus nombres a la cabeza, pero sabes que has convivido con ellos durante mucho tiempo. No sabes porque hay tantos de ellos, quizás el pueblo tenga alguna pista o podrías preguntarles, aunque no creo que te escuchen.
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Picante, el estómago arde; luego todo el cuerpo. Las llamas se ceban con su carne, de dentro hacia fuera, voluptuosas y danzantes llamas arremeten de sus ojos y pecho, sin dejar llaga.
Ahora es un efreet; una antorcha humana; un torrente ígneo. Y por una vez no se sintió vacío, ardió, y consumió todo a su alrededor, en una explosión carcajeante, hasta que se apagó.
El fuego desapareció, mermando en sus adentros, las risas se apagaron, enmudecieron. Nada bueno dura.
Y a pesar de que podía hacer retornar las llamas a placer, éste mismo no volvió. Ahora solo era apariencia, pero a veces ello puede sernos útil.
Empezó a tomar carrera, mientras sus pies chisporroteaban, explosionaban, dando brutales coces en llamas, que le impulsaban al destino, el pueblo. Olvidado quedaba el segundero, que poco a poco mutaba.
El espacio se había plegado, permitiendole llegar al pueblo mucho antes de lo esperado, la sombra del rubiales miró alrededor.
Panaderas, cocineros, okamas, niños, mapaches, nobles, campesinos, pobres, chamanes... Simples viandantes sin nombre, pero azotaba en su cerebro la sensación de familiaridad.
- Os conozco... ¿os conozco? ¿Quienes...?- no eran más que sombras,espejos, recuerdos. ¿Dónde estaba? ¿Adónde habían ido a parar las garras de los tejados?
Debía encontrar el porqué y el cómo. Y buscó, fluyendo entre aquellos fantasmas.
Un zumbido.
Ahora es un efreet; una antorcha humana; un torrente ígneo. Y por una vez no se sintió vacío, ardió, y consumió todo a su alrededor, en una explosión carcajeante, hasta que se apagó.
El fuego desapareció, mermando en sus adentros, las risas se apagaron, enmudecieron. Nada bueno dura.
Y a pesar de que podía hacer retornar las llamas a placer, éste mismo no volvió. Ahora solo era apariencia, pero a veces ello puede sernos útil.
Empezó a tomar carrera, mientras sus pies chisporroteaban, explosionaban, dando brutales coces en llamas, que le impulsaban al destino, el pueblo. Olvidado quedaba el segundero, que poco a poco mutaba.
El espacio se había plegado, permitiendole llegar al pueblo mucho antes de lo esperado, la sombra del rubiales miró alrededor.
Panaderas, cocineros, okamas, niños, mapaches, nobles, campesinos, pobres, chamanes... Simples viandantes sin nombre, pero azotaba en su cerebro la sensación de familiaridad.
- Os conozco... ¿os conozco? ¿Quienes...?- no eran más que sombras,espejos, recuerdos. ¿Dónde estaba? ¿Adónde habían ido a parar las garras de los tejados?
Debía encontrar el porqué y el cómo. Y buscó, fluyendo entre aquellos fantasmas.
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Un momento ¿qué es eso? Puedes ver algo que se mueve, te evita, huye como la sombra que es, puede que sea debido a la luz de tus llamas. El caso es que desparece de tus ojos cada vez que te acercas a ella, y al final acabas en uno de los puntos más altos del extraño pueblo de colores blancos y negros. Una habitación de una alargada casa, que intenta llegar hasta el lugar donde pastan las vacas voladoras.
Puedes ver como la sombra se posiciona en medio del lugar, y empieza a hacer algo con las manos, que no logras distinguir. Puedes lanzarte sobre ella o bajar por las escaleras, que… Oh, es imposible que bajes por ahí dado que al subir corriendo lo habéis derrumbado, una pena. Al menos podrías investigar el lugar antes de tirarte.
Fuera del sueño, en la posada se ha vuelto tarde y la gente empieza a estar borracha, tanto que la gresca empieza a las… 4 de la tarde. Si que les gusta beber a los paisanos, entre la pelea una botella vuela hacía el joven rubio y le impacta en la cabeza, tirándolo en el suelo, acompañado de una música extremadamente alegre y graciosa. Dentro del sueño sientes una enorme punzada de dolor.
Puedes ver como la sombra se posiciona en medio del lugar, y empieza a hacer algo con las manos, que no logras distinguir. Puedes lanzarte sobre ella o bajar por las escaleras, que… Oh, es imposible que bajes por ahí dado que al subir corriendo lo habéis derrumbado, una pena. Al menos podrías investigar el lugar antes de tirarte.
Fuera del sueño, en la posada se ha vuelto tarde y la gente empieza a estar borracha, tanto que la gresca empieza a las… 4 de la tarde. Si que les gusta beber a los paisanos, entre la pelea una botella vuela hacía el joven rubio y le impacta en la cabeza, tirándolo en el suelo, acompañado de una música extremadamente alegre y graciosa. Dentro del sueño sientes una enorme punzada de dolor.
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Hay algo, algo que escapa por el rabillo del ojo, un alga que se agita en las aguas abisales, un pez que huye, un ruido entre la maleza. Algo se escapa.
¿Dónde? Las gentes entorpecen la visión, la maraña se entreteje entre los caminos de los predeterminados viandantes, se escabulle, fluye desde el suelo, es un rumor.
- ¡Espera!- quizás sabía algo de todo esto, porqué estos fantasmas pululan en las calles, quienes son, cómo puedo arreglarlo todo. Me ahogo, es... como nadar entre barro.
Siquiera el fuego me ayuda en esta atmósfera, tan solo se limita a quemar, no a impulsar. Devora.
El pueblo se dobla, crece hacia le cielo, allí están las manos, las peculiares antenas sobre las casas que crecen en aquel empedrado acantilado, anhelando captar las reses. La entrada es aguda, la puerta abierta, la sombra circula.
Allí, tras ella, su cazador de mismo color, un laberinto empedrado de teclados de piano, cuadros lisos y acromáticos. Una habitación.
¿A mi espalda? Si he... acabo de pasar por ahí... había una escalera...
Desvanecida en negras cenizas se diluían por las marcas en la piedra, desapareciendo en torno al óseo color. Un pequeño abismo.
¿ Me está diciendo que baje? ¿Qué hace con las manos? Agitando, moviendo, imposible de ver negro sobre negro.
¿Cómo puedo...bajar? Se inclinó hacia delante, y algo le empujó el cráneo.
Arriba, o abajo.
Allá en la otra cara de la moneda la fiesta se ha animado, los cantares han sido acompañados con rondas y rondas de alcohol desmesurado, la inhibición se ha cebado con los presentes, y no pronto,pues ya era tarde y no almuerzo, causa problemas.
- No has cantado a coro, no quieres ser parte del grupo. Te ODIO
- Yo te odio más, shhhtúpido calatrabas guenamigo.- lanzo una botella al momento que recibió la carga de su yerno, con tal mala suerte para le rubiales que impactó de lleno en su nuca.
Los trozos se fragmentaron en las estanterías licoreras, y el posadero se unió a la trifulca armado con una escoba.
Las pupilas cruzaron sus campos de visión, y todo subió, aunque más bien era él el que se precipitaba. Intentó agarrarse a las laterales paredes, mas sólo llegó a una, harto inútil.
Le sabía la boca a hierro, quizás era el propio suelo de aquella sala lo que se le había metido en la boca, una presión en la trasera de las mandíbulas...
Alzó la vista hacia lo que no podía verse.
- ¿Quien...eres?
¿Dónde? Las gentes entorpecen la visión, la maraña se entreteje entre los caminos de los predeterminados viandantes, se escabulle, fluye desde el suelo, es un rumor.
- ¡Espera!- quizás sabía algo de todo esto, porqué estos fantasmas pululan en las calles, quienes son, cómo puedo arreglarlo todo. Me ahogo, es... como nadar entre barro.
Siquiera el fuego me ayuda en esta atmósfera, tan solo se limita a quemar, no a impulsar. Devora.
El pueblo se dobla, crece hacia le cielo, allí están las manos, las peculiares antenas sobre las casas que crecen en aquel empedrado acantilado, anhelando captar las reses. La entrada es aguda, la puerta abierta, la sombra circula.
Allí, tras ella, su cazador de mismo color, un laberinto empedrado de teclados de piano, cuadros lisos y acromáticos. Una habitación.
¿A mi espalda? Si he... acabo de pasar por ahí... había una escalera...
Desvanecida en negras cenizas se diluían por las marcas en la piedra, desapareciendo en torno al óseo color. Un pequeño abismo.
¿ Me está diciendo que baje? ¿Qué hace con las manos? Agitando, moviendo, imposible de ver negro sobre negro.
¿Cómo puedo...bajar? Se inclinó hacia delante, y algo le empujó el cráneo.
Arriba, o abajo.
Allá en la otra cara de la moneda la fiesta se ha animado, los cantares han sido acompañados con rondas y rondas de alcohol desmesurado, la inhibición se ha cebado con los presentes, y no pronto,pues ya era tarde y no almuerzo, causa problemas.
- No has cantado a coro, no quieres ser parte del grupo. Te ODIO
- Yo te odio más, shhhtúpido calatrabas guenamigo.- lanzo una botella al momento que recibió la carga de su yerno, con tal mala suerte para le rubiales que impactó de lleno en su nuca.
Los trozos se fragmentaron en las estanterías licoreras, y el posadero se unió a la trifulca armado con una escoba.
Las pupilas cruzaron sus campos de visión, y todo subió, aunque más bien era él el que se precipitaba. Intentó agarrarse a las laterales paredes, mas sólo llegó a una, harto inútil.
Le sabía la boca a hierro, quizás era el propio suelo de aquella sala lo que se le había metido en la boca, una presión en la trasera de las mandíbulas...
Alzó la vista hacia lo que no podía verse.
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Caes, a un vacio casi infinito o eso parece, pues impactas de boca, aunque… no te has hecho daño ¿Por qué no te has hecho daño? Miras a la masa oscura, que parece haberse deformado, ahora tiene aspecto de masa deforme, excepto la cara, que te mira. Te espeta algo en un idioma que no conoces, y por tanto para ti es ininteligible. Tras un rato intentando hablar contigo, se mueve, formando un chorro de materia oscura que salta en varias paredes del lugar y acaba delante de ti.
Ahora está bien formado, parece un joven de no más de veinte años, con vestimentas de apariencia alegre, o al menos todo lo alegre que puedas ser en un color negro, y entre sus manos, con uno de los extremos apoyado en los labios. Cuando te quieres dar cuenta, ya ha empezado a tocar una melodía, un son rítmico que parece elevar los ánimos, tanto que no puedes evitar esbozar una sonrisa o aunque puedes intentarlo. Pero eso no es lo más importante, lo más importante es que ves como… desde las grietas del suelo empedrado, aparecen más de esa masa oscura, que adoptan la misma apariencia que la primera y empiezan a tocar entre las tres un sonido un tanto más estridente. Una sola nota suspendida, demasiado aguda, demasiado sonora, empiezas a notar cómo te pitan los oídos y una leve molestia acompaña estos. Quizás deberías librarte de los pequeños músicos.
Ahora está bien formado, parece un joven de no más de veinte años, con vestimentas de apariencia alegre, o al menos todo lo alegre que puedas ser en un color negro, y entre sus manos, con uno de los extremos apoyado en los labios. Cuando te quieres dar cuenta, ya ha empezado a tocar una melodía, un son rítmico que parece elevar los ánimos, tanto que no puedes evitar esbozar una sonrisa o aunque puedes intentarlo. Pero eso no es lo más importante, lo más importante es que ves como… desde las grietas del suelo empedrado, aparecen más de esa masa oscura, que adoptan la misma apariencia que la primera y empiezan a tocar entre las tres un sonido un tanto más estridente. Una sola nota suspendida, demasiado aguda, demasiado sonora, empiezas a notar cómo te pitan los oídos y una leve molestia acompaña estos. Quizás deberías librarte de los pequeños músicos.
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Aquel ser borbotea, parece intentar articular, explicarse y tomar las riendas de la conversación. Pero sólo es capaz de expulsar ruidos ininteligibles. Quizás susurra.
Esa posibilidad le hace acercarse, pero no al muchacho, si no a la criatura, que rebota elásticamente en las blancas paredes, dejando la limosa firma de su presencia por donde pasa.
El muchacho se levanta cuando llega, y cómo si intentara igualar su altura a medida que se yergue la criatura se extiende, metamorfoseándose en un ser de su misma especie. Otro humano, aunque como en quien se había inspirado tampoco lo parece mucho.
No hay hueco en su pecho, aunque sí que comparten el mismo tono este ser parece llevar unas ropas antiguas, unos zapatos con una enorme hebilla; unas piernas desnudas o soportadas por mallas, nadie podría decirlo; un jubón descubierto; un gorro de punta, cuyo final es rematado por una elongada estructura, una pluma de cisne inverso.
Un muchacho, la sombra de un. Que más da. Lo que importaba era su mano izquierda, que gemó una estructura elongada, terminando donde debía estar su boca. Aquella extraña probóscide reveló su propósito cuando una alegre cantinela se vio emitida por su extremo. Una flauta.
- Aunque sólo son los ruidos de los hombres los que me incomodan habré de agregarle a mis desagrados, criatura.- la vista prefirió fijarse en aquellas masas que se retorcían, recuerdos de la estancia del moco; emergieron dos clones, que tocaron a trío.
Y la canción se tornó en ofenso graznido, en un rayar de pizarra, en una dentadura con bruxismo.
Vibró, retumbaron sus meninges y sus ojos; sus pies y manos; sus dientes se forzaron.
- SILENCIO.- ardió, necesitaba hacerles desaparecer en ceniza.
Esa posibilidad le hace acercarse, pero no al muchacho, si no a la criatura, que rebota elásticamente en las blancas paredes, dejando la limosa firma de su presencia por donde pasa.
El muchacho se levanta cuando llega, y cómo si intentara igualar su altura a medida que se yergue la criatura se extiende, metamorfoseándose en un ser de su misma especie. Otro humano, aunque como en quien se había inspirado tampoco lo parece mucho.
No hay hueco en su pecho, aunque sí que comparten el mismo tono este ser parece llevar unas ropas antiguas, unos zapatos con una enorme hebilla; unas piernas desnudas o soportadas por mallas, nadie podría decirlo; un jubón descubierto; un gorro de punta, cuyo final es rematado por una elongada estructura, una pluma de cisne inverso.
Un muchacho, la sombra de un. Que más da. Lo que importaba era su mano izquierda, que gemó una estructura elongada, terminando donde debía estar su boca. Aquella extraña probóscide reveló su propósito cuando una alegre cantinela se vio emitida por su extremo. Una flauta.
- Aunque sólo son los ruidos de los hombres los que me incomodan habré de agregarle a mis desagrados, criatura.- la vista prefirió fijarse en aquellas masas que se retorcían, recuerdos de la estancia del moco; emergieron dos clones, que tocaron a trío.
Y la canción se tornó en ofenso graznido, en un rayar de pizarra, en una dentadura con bruxismo.
Vibró, retumbaron sus meninges y sus ojos; sus pies y manos; sus dientes se forzaron.
- SILENCIO.- ardió, necesitaba hacerles desaparecer en ceniza.
- LEñe con erguirse:
- http://conjugador.reverso.net/conjugacion-espanol-verbo-erguirse.html
Joooder con el verbo
Steve
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Vacuo fue el intento de la masa voluble, que cambiaba su estructura, dejando de parecer un humano por salvarse de las llamaradas de desprendía el cuerpo del rubio. Y dos de esas oscuras sustancias se salvaron, rebotando de manera irregular entre los edificios, mas una pereció entre el infierno que se había desatado a partir de tu cuerpo.
El que se derretía empezó a gritar, dejando salir sonidos más graves, haciendo parecer que el tiempo lograba ir aún más lento, hasta casi detenerse. Excepto ellos y tú. Puedes ver las llamas flotar en el aire, aún no habían acabado de propagarse, y los pseudohumanos, que ahora tenían formas indescifrables lanzándose contra ti, mientras siguen profiriendo gritos, que empiezan a deformar la realidad, ahora no tan real, en la que estas.
El que se derretía empezó a gritar, dejando salir sonidos más graves, haciendo parecer que el tiempo lograba ir aún más lento, hasta casi detenerse. Excepto ellos y tú. Puedes ver las llamas flotar en el aire, aún no habían acabado de propagarse, y los pseudohumanos, que ahora tenían formas indescifrables lanzándose contra ti, mientras siguen profiriendo gritos, que empiezan a deformar la realidad, ahora no tan real, en la que estas.
Krieg
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Como una hoja seca se dobló en el viento, huyendo de las feroces llamas, pero sólo consiguió avivarlas a su alrededor. Desapareció en su fulgor.
Mas el sacrificio no fue en vano, y las dos proles vieron el avance del fuego frenado, congelado.
La venganza se agolpa en sus particulares gargantas, rugidos de abismo son lanzados mientras aquellas figuras se tornan en garras, dientes,cuchillas y látigos, tuercen y remueven como un mar de insectos que desean abalanzarse hasta su presa.
De debajo de la cama, de detrás de la ventana, del armario y del desagüe eran las criaturas, monstruos indescifrables propios de las pesadillas infantiles.
Todo ondula, vibra y se oscurece. La luz no es más que un cristal, la realidad un sonido. No quedan más sentimientos en el rubio, ¿como derrotar a algo sin nombre?
Patadas y puñetazos son lanzados, pero sólo logra cortarse con las estancadas lumbres, atrapado por su propio ataque que poco logra frenar el avance de los enemigos que fluyen.
Presión en el pecho.
Mas el sacrificio no fue en vano, y las dos proles vieron el avance del fuego frenado, congelado.
La venganza se agolpa en sus particulares gargantas, rugidos de abismo son lanzados mientras aquellas figuras se tornan en garras, dientes,cuchillas y látigos, tuercen y remueven como un mar de insectos que desean abalanzarse hasta su presa.
De debajo de la cama, de detrás de la ventana, del armario y del desagüe eran las criaturas, monstruos indescifrables propios de las pesadillas infantiles.
Todo ondula, vibra y se oscurece. La luz no es más que un cristal, la realidad un sonido. No quedan más sentimientos en el rubio, ¿como derrotar a algo sin nombre?
Patadas y puñetazos son lanzados, pero sólo logra cortarse con las estancadas lumbres, atrapado por su propio ataque que poco logra frenar el avance de los enemigos que fluyen.
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La frustración que sientes antes tus enemigos es demasiado grande ¿Te dejaras vencer? ¿Transformaras la situación en una amarga nota suspendida en el entorno? Una legión de latidos se niega a eso, tienes miedo de la melodía que esos seres provocan a cada movimiento, porque son rivales capaces de enfrentarte cara a cara. Los espectros hacen ruido, pero ya no duele, ya no es un problema. Su figura se torna endeble, inútil, insignificante, casi parece que no merece la pena acabar con ellos, pero posiblemente te ataquen si no lo haces.
- Spoiler:
- Desarrollas una inmunidad a los ataques sonoros (canciones, ondas sónicas, etc.) de un 80%.
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No podría derrotarles, no así, sin un nombre apropiado.
- Ruidos.- Y las palabras tienen un poder que no puede explicarse siquiera por ellas mismas. La sangre se agolpaba en el pecho, ensordeciendo los oídos que acostumbrados a su natural presencia ignoran las desquiciantes melodías.
Y el miedo carece de poder frente a la pasividad y la aceptación, agotándose como una vela consumida, empequeñeciendose.
Ya no eran más que grietas en la piedra, meros escapes del níveo entorno.
- Debería extinguirlos, pisarlos como insectos, destruirlos... pero sólo siguen la naturaleza de lo que son. Y mi naturaleza es dejar acontecer.- se tumbó, para dormir agotado ya el problema.
- Ruidos.- Y las palabras tienen un poder que no puede explicarse siquiera por ellas mismas. La sangre se agolpaba en el pecho, ensordeciendo los oídos que acostumbrados a su natural presencia ignoran las desquiciantes melodías.
Y el miedo carece de poder frente a la pasividad y la aceptación, agotándose como una vela consumida, empequeñeciendose.
Ya no eran más que grietas en la piedra, meros escapes del níveo entorno.
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- ¿Aquí no debería de ir una frase edgy o algo?
- ¿Revolucionarios aquí? Gracias pero no... [Moderado nivel 3 - Nostariel]
- Esto debería ser una misión sencilla... [Moderado Crimson Wolves]
- Moderado nivel 2. Raghesir. ¿Identidad secreta en el gobierno? Debería estar chupado.
- [Rol moderado D] ¿Cómo he acabado aquí?
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