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Es tarde, muy tarde, una hora en la que muy pocas decentes están despiertas. El camino pedregoso de la zona trasera del monte corvo es largo para llegar a la zona más clandestina de la isla, pero es el único lugar por el cual los animales de Uro y de Kiler puedan pasar con soltura, sobre todo del primero, una estúpida vaca. Por suerte, la alimaña de Rocket viene con nosotros, el único normal de toda la tropa, por extraño que parezca, pues es un mapache mutado.
Al cabo de tres horas conseguimos llegar, una pequeña zona tras un túnel de unos diez metros, dentro de la misma montaña, dónde los delincuentes de la zona, piratas, revolucionarios y algunos cazar recompensas de moral dudosa van a pasarlo bien bebiendo buen alcohol, yaciendo con mujeres de ideología abierta y apostando, entre otras actividades.
‘Como en casa’ –me digo a mi mismo.
Al llegar nos dispersamos durante un instante, cada uno va a lo suyo, sin embargo no les quito el ojo de encima a ninguno de ellos, Rocket está enseñando algunos de sus extraños inventos a un grupo de hombres de edad madura, Uro está tumbado en una esquina usando la vaca como almohadón y Kiler, por su parte, está apoyado en una pared con la mirada puesta en algo, que no logro saber que es. Me dispongo a pedir algo de beber cuando un extraño sujeto se choca conmigo; me alejo con brusquedad y mi bolsa de monedas cae al suelo de las manos de un muchacho de unos veinticinco años, algo mayor que yo. –No debiste hacer eso chaval. –Desenfundo mi arma y le disparo entre ceja y ceja acabando con él.
La gente del lugar me mira, algunos esbozan una sonrisa, otros parecen incrédulos. Por mi parte, simplemente recojo mi dinero, pido una copa de vino y me voy a una mesa cercana, a la espera de que mis compañeros se unan.
Al cabo de tres horas conseguimos llegar, una pequeña zona tras un túnel de unos diez metros, dentro de la misma montaña, dónde los delincuentes de la zona, piratas, revolucionarios y algunos cazar recompensas de moral dudosa van a pasarlo bien bebiendo buen alcohol, yaciendo con mujeres de ideología abierta y apostando, entre otras actividades.
‘Como en casa’ –me digo a mi mismo.
Al llegar nos dispersamos durante un instante, cada uno va a lo suyo, sin embargo no les quito el ojo de encima a ninguno de ellos, Rocket está enseñando algunos de sus extraños inventos a un grupo de hombres de edad madura, Uro está tumbado en una esquina usando la vaca como almohadón y Kiler, por su parte, está apoyado en una pared con la mirada puesta en algo, que no logro saber que es. Me dispongo a pedir algo de beber cuando un extraño sujeto se choca conmigo; me alejo con brusquedad y mi bolsa de monedas cae al suelo de las manos de un muchacho de unos veinticinco años, algo mayor que yo. –No debiste hacer eso chaval. –Desenfundo mi arma y le disparo entre ceja y ceja acabando con él.
La gente del lugar me mira, algunos esbozan una sonrisa, otros parecen incrédulos. Por mi parte, simplemente recojo mi dinero, pido una copa de vino y me voy a una mesa cercana, a la espera de que mis compañeros se unan.
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No me lo puedo creer... Jackal está muerto. ¡Ja! ¡Jackal está muerto! ¡Jodete maldito bastardo! ¡¿Quien esta solo y marginado en el mundo ahora, eh?!
Pero eso no importa. Jackal está en el pasado. Todo está en el pasado. Ahora, yo estoy caminando junto a mi familia, a cuatro patas. Tenía la costumbre de caminar a cuatro patas cuando estaba en público, debido a los gritos y ordenes de Jackal de que no me descubriesen. Tal vez algún día se me quite la costumbre, ¿quien sabe?
A las tres horas de camino en las que les conté mis desventuras en solitario, omitiendo a mis dos hermanos desaparecidos, llegamos a un lugar donde cualquiera puede venir a beber y cosas que yo mismo aún no conocía debido a mi especie y a mis múltiples años de recluso en una jaula.
Cada uno va mas o menos a lo suyo, mientras Sansu va a la barra a pedir bebida, yo me tiro al suelo y saco de mi pequeña mochila mi último proyecto. Algo que ni siquiera se que es (o será). Tres piezas cilíndricas de metal junto a varios tornillos y un par de bombillas. A la par que saco un par de herramientas, las únicas que pude llevarme, intento unir las piezas intentando hacer vete tu a saber el que. Mientras me encuentro inmerso en mi pequeño aparato aún sin nombre, oigo una voz detrás de mi. Una voz decrépita de anciano a las puertas de la muerte.
- Ooooh, que mono. Dejan al niño a jugar con sus juguetitos.
Mi oreja izquierda tembló un poco al escuchar tal osadía, pero me tragué mi orgullo e ignoré al anciano, al cual pareció unirsele otro.
- Por dios, Anselmo. ¿No ves que es un perro?
La oreja me volvió a temblar pero seguí con mis cosas, completamente absorto de lo que dicen.
- Vaya, no dice nada. Debe ser retrasadito.
Me levanté y me dí la vuelta, con el ceño completamente fruncido, las orejas hacía atrás y el pelo erizado.
- ¡MAPACHE! ¡¡SOY UN MAPACHE!! ¡¿NO ME VEIS LA PUTA COLA?!
Después de mis gritos, se oye un disparo. Me giro y veo a un hombre en el suelo, y Sansu delante con la pistola aún humeando. Suelto una sonora carcajada y vuelvo a mirar a los ancianos. Señalo a Sansu y vuelvo a hablarles.
- ¡¿Creéis que os pase como a ese?! ¡Largaos de aquí!
Los ancianos se dieron media vuelta y se fueron, sin verse siquiera inmutados por mis gritos y amenazas.
- Vamonos, Anselmo. Los niños de hoy en día son todos unos maleducados.
Mientras se iba despotricando entre sus falsos dientes sobre lo mal que está la juventud, simplemente me pongo las manos en la cabeza y suspiro por desesperación.
Pero todo va bien, todo va perfecto. Ya nada... ni nadie... volverá a esclavizarme.
No les dejaré.
Pero eso no importa. Jackal está en el pasado. Todo está en el pasado. Ahora, yo estoy caminando junto a mi familia, a cuatro patas. Tenía la costumbre de caminar a cuatro patas cuando estaba en público, debido a los gritos y ordenes de Jackal de que no me descubriesen. Tal vez algún día se me quite la costumbre, ¿quien sabe?
A las tres horas de camino en las que les conté mis desventuras en solitario, omitiendo a mis dos hermanos desaparecidos, llegamos a un lugar donde cualquiera puede venir a beber y cosas que yo mismo aún no conocía debido a mi especie y a mis múltiples años de recluso en una jaula.
Cada uno va mas o menos a lo suyo, mientras Sansu va a la barra a pedir bebida, yo me tiro al suelo y saco de mi pequeña mochila mi último proyecto. Algo que ni siquiera se que es (o será). Tres piezas cilíndricas de metal junto a varios tornillos y un par de bombillas. A la par que saco un par de herramientas, las únicas que pude llevarme, intento unir las piezas intentando hacer vete tu a saber el que. Mientras me encuentro inmerso en mi pequeño aparato aún sin nombre, oigo una voz detrás de mi. Una voz decrépita de anciano a las puertas de la muerte.
- Ooooh, que mono. Dejan al niño a jugar con sus juguetitos.
Mi oreja izquierda tembló un poco al escuchar tal osadía, pero me tragué mi orgullo e ignoré al anciano, al cual pareció unirsele otro.
- Por dios, Anselmo. ¿No ves que es un perro?
La oreja me volvió a temblar pero seguí con mis cosas, completamente absorto de lo que dicen.
- Vaya, no dice nada. Debe ser retrasadito.
Me levanté y me dí la vuelta, con el ceño completamente fruncido, las orejas hacía atrás y el pelo erizado.
- ¡MAPACHE! ¡¡SOY UN MAPACHE!! ¡¿NO ME VEIS LA PUTA COLA?!
Después de mis gritos, se oye un disparo. Me giro y veo a un hombre en el suelo, y Sansu delante con la pistola aún humeando. Suelto una sonora carcajada y vuelvo a mirar a los ancianos. Señalo a Sansu y vuelvo a hablarles.
- ¡¿Creéis que os pase como a ese?! ¡Largaos de aquí!
Los ancianos se dieron media vuelta y se fueron, sin verse siquiera inmutados por mis gritos y amenazas.
- Vamonos, Anselmo. Los niños de hoy en día son todos unos maleducados.
Mientras se iba despotricando entre sus falsos dientes sobre lo mal que está la juventud, simplemente me pongo las manos en la cabeza y suspiro por desesperación.
Pero todo va bien, todo va perfecto. Ya nada... ni nadie... volverá a esclavizarme.
No les dejaré.
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¿A quién se le ocurre moverse a estas horas? No son horas para estar por ahí, deambulando, si no en una camita, o en un sofá, en una silla, quizás en un futón, un cómodo sillón, un banco, una hamaca, una mecedora, un saco de dormir, haciendo lo propio, recostando la oreja.
Los traqueteos de Clarabell le mecen, otorgándole el sueño que la historia de Rocket le quita, pues está plagada de onomatopeyas que se empeña en imitar, Bum, Chás, y Ratatatás son las más repetidas, además de las risas de hiena.
Finalmente llegan, una cueva horadada en el vientre de la montaña, un hoyo de delincuencia, con la mezcolanza entre alcohol y perfumes baratos.
Ni de lejos se acerca a las preferencias del muchacho,que únicamente coge un mantel de una mesa desatendida, para refugiarse en la esquina más despoblada, conjunto a su res, se tumba, improvisando una moteada cama del animal.
Los ojos se le pegaban, los labios habían sido tapizados, y el estampado mantel se había tornado en capa.
Hacía lo posible para ignorar los tremebundos ruidos, gritos, y por supuesto un disparo, y aunque no terminó de conseguirlo, la situación le era desconocida, pues cruzaba continuamente la unión con la vigilia.
Chistar era lo único que conseguía, así como apretar su improvisada sábana.
Los traqueteos de Clarabell le mecen, otorgándole el sueño que la historia de Rocket le quita, pues está plagada de onomatopeyas que se empeña en imitar, Bum, Chás, y Ratatatás son las más repetidas, además de las risas de hiena.
Finalmente llegan, una cueva horadada en el vientre de la montaña, un hoyo de delincuencia, con la mezcolanza entre alcohol y perfumes baratos.
Ni de lejos se acerca a las preferencias del muchacho,que únicamente coge un mantel de una mesa desatendida, para refugiarse en la esquina más despoblada, conjunto a su res, se tumba, improvisando una moteada cama del animal.
Los ojos se le pegaban, los labios habían sido tapizados, y el estampado mantel se había tornado en capa.
Hacía lo posible para ignorar los tremebundos ruidos, gritos, y por supuesto un disparo, y aunque no terminó de conseguirlo, la situación le era desconocida, pues cruzaba continuamente la unión con la vigilia.
Chistar era lo único que conseguía, así como apretar su improvisada sábana.
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Llevo varios días de un humor de perros, aunque no sea perceptible para el grupo quitando a mi fiel compañero, a causa de la perra vida en la que me encuentro ahora encajonado. Si es cierto que cuando me reuní con mis antiguos compañeros resultaba la opción más interesante, sobretodo en comparación a la alternativa, pero de ahí a vivir en el vertedero otra vez… No es algo que encaje con el futuro dueño y señor del mundo.
*Tengo que pensar un modo de sacarnos de esta situación, tal vez podría vender al mapache en el mercado negro me sacaría unos “milloncejos” fácil con una alimaña tan curiosa.*
Mientras andamos voy absorto en mis pensamientos ignorando al roedor o lo que sea y su historia, acabo descartando la idea de venderlo por los problemas que me causaría con el resto, además de que por curioso que sea tengo cierto respeto por un animal que ha superado a sus congéneres tan ampliamente. Sköll, sin embargo, no está contento de semejante compañía y camina a mi lado receloso de los otros animales y mostrando sus colmillos cada vez que cree que el mapache lo mira.
Finalmente llegamos a nuestro destino, un antro de mala muerte como todo en aquella isla, lleno de mugrientos inútiles que no merecen respirar el mismo aire que yo. Según entramos me separo del grupo, aunque el lugar este lleno de inútiles igual encuentro algo interesante, me coloco en la pared occidental donde tengo una visión amplia de toda la estancia, Sköll se tumba a mi lado ignorando los ruidos de alrededor. Mis ojos recorren la estancia hasta que un brillo dorado los frenan uno de los indignos seres del lugar lleva una daga de empuñadura dorada en la cintura, ¿a quién se la habría robado?
*Tengo que buscar el modo de inspeccionarla más de cerca*
Antes de que necesite hacer nada el gato, apodo que le doy a Xanxus siendo un juego de palabras con su nombre, dispara a un infeliz y el sujeto con tan interesante arma se levanta y empieza a andar hacia mi compañero. Viendo la oportunidad recorro la distancia que nos separa rápido alertando a Sköll con mi primer paso que me sigue al instante. El hombre se dirige a espaldas del gato que con su copa va camino a una mesa, según le alcanzo agarro su arma de su cintura y rápido se la clavo horizontalmente en su cuello por el lado derecho.
-La escoria indigna como tú solo sirve como baldosas para que las pisoteemos los dignos o como fertilizante para los campos, creo que ahora ya sabemos tu lugar.
Saco el arma del cuello del hombre que se desploma de rodillas formando un reguero de sangre a su alrededor y acaba por desplomarse hacia delante, aprovecho para revisar el arma mientras avanzo hacia la mesa con Xanxus pasando por encima del cadáver, literalmente pisándolo, y con un gesto de repulsión lanzo el cuchillo al suelo hacia un lado. Sköll se queda momentáneamente mirando a la mesa de la cual se había levantado aquella escoria y muestra sus colmillos a los compañeros del hombre que amagaron levantarse ante la caída de otro conocido. Finalmente se sientan sin hacer más jaleo como los corderos inútiles que son.
*No es más que una daga de mala calidad con un baño de oro de pocos quilates, no merece mi atención.*
Cojo una de las sillas la apoyo a la pared y me siento sin mediar palabra con el gato que parece tranquilo, Sköll se pone a mi vera y se tumba de nuevo mientras yo miro hacia el establecimiento atento a todo detalle, siendo de mi cara solo visibles los ojos rojos que me caracterizan. Hago un gesto al camarero que me acerca una copa, tras eso poso un par de monedas en la mesa que recoge tembloroso a causa del espectáculo que hemos liado y se vuelve a la barra.
*Un sirviente con valor este camarero podría tener lugar entre la servidumbre de mi futura capital*
*Tengo que pensar un modo de sacarnos de esta situación, tal vez podría vender al mapache en el mercado negro me sacaría unos “milloncejos” fácil con una alimaña tan curiosa.*
Mientras andamos voy absorto en mis pensamientos ignorando al roedor o lo que sea y su historia, acabo descartando la idea de venderlo por los problemas que me causaría con el resto, además de que por curioso que sea tengo cierto respeto por un animal que ha superado a sus congéneres tan ampliamente. Sköll, sin embargo, no está contento de semejante compañía y camina a mi lado receloso de los otros animales y mostrando sus colmillos cada vez que cree que el mapache lo mira.
Finalmente llegamos a nuestro destino, un antro de mala muerte como todo en aquella isla, lleno de mugrientos inútiles que no merecen respirar el mismo aire que yo. Según entramos me separo del grupo, aunque el lugar este lleno de inútiles igual encuentro algo interesante, me coloco en la pared occidental donde tengo una visión amplia de toda la estancia, Sköll se tumba a mi lado ignorando los ruidos de alrededor. Mis ojos recorren la estancia hasta que un brillo dorado los frenan uno de los indignos seres del lugar lleva una daga de empuñadura dorada en la cintura, ¿a quién se la habría robado?
*Tengo que buscar el modo de inspeccionarla más de cerca*
Antes de que necesite hacer nada el gato, apodo que le doy a Xanxus siendo un juego de palabras con su nombre, dispara a un infeliz y el sujeto con tan interesante arma se levanta y empieza a andar hacia mi compañero. Viendo la oportunidad recorro la distancia que nos separa rápido alertando a Sköll con mi primer paso que me sigue al instante. El hombre se dirige a espaldas del gato que con su copa va camino a una mesa, según le alcanzo agarro su arma de su cintura y rápido se la clavo horizontalmente en su cuello por el lado derecho.
-La escoria indigna como tú solo sirve como baldosas para que las pisoteemos los dignos o como fertilizante para los campos, creo que ahora ya sabemos tu lugar.
Saco el arma del cuello del hombre que se desploma de rodillas formando un reguero de sangre a su alrededor y acaba por desplomarse hacia delante, aprovecho para revisar el arma mientras avanzo hacia la mesa con Xanxus pasando por encima del cadáver, literalmente pisándolo, y con un gesto de repulsión lanzo el cuchillo al suelo hacia un lado. Sköll se queda momentáneamente mirando a la mesa de la cual se había levantado aquella escoria y muestra sus colmillos a los compañeros del hombre que amagaron levantarse ante la caída de otro conocido. Finalmente se sientan sin hacer más jaleo como los corderos inútiles que son.
*No es más que una daga de mala calidad con un baño de oro de pocos quilates, no merece mi atención.*
Cojo una de las sillas la apoyo a la pared y me siento sin mediar palabra con el gato que parece tranquilo, Sköll se pone a mi vera y se tumba de nuevo mientras yo miro hacia el establecimiento atento a todo detalle, siendo de mi cara solo visibles los ojos rojos que me caracterizan. Hago un gesto al camarero que me acerca una copa, tras eso poso un par de monedas en la mesa que recoge tembloroso a causa del espectáculo que hemos liado y se vuelve a la barra.
*Un sirviente con valor este camarero podría tener lugar entre la servidumbre de mi futura capital*
El olor del ambiente está cargado de la pestilencia de la sangre de los dos infelices que habían acabado sus días de manera repentina poco antes. Acero, pólvora… captaba el olor de algún tipo de arma en cada maldito recoveco del local, pero un apestoso aroma sacude mi nariz por encima del resto, un pérfido, nauseabundo y repugnante olor que detesto fervientemente y proviene de mi compañero.
-Tío... apestas a gato.
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El ambiente me gusta, tal vez demasiado, ese hedor formado por una mezcla de alcohol, sangre y vicio que se puede palpar con los cinco sentidos es inigualable. EL mapache sigue con sus cachivaches, Uro sigue durmiendo recostado sobre tu vaca, el único que parece tener algo entre manos es Kiler.
Muevo la copa de vino a trasluz mediante unos suaves balanceos de muñeca, el son del rojizo líquido elemento es una danza enigmática que me hace pensar en lo efímera que es la existencia y en un porqué de mi acto con el anterior con aquel extraño individuo que he mandado con sus ancestros antes de lo que debería. Sin embargo, no me culpo de ello, se ha metido en mi camino y ha sido ajusticiado por mí, el futuro rey de los bajos fondos de todos los mares.
Esbozo una sonrisa. Huelo de la copa, ese olor afrutado macerado en barril de roble que me da una sensación de bienestar, y lentamente doy un sorbo, mientras vislumbro como un extraño individuo se acerca hacia mi posición con actitud belicosa, pero no me preocupo, pues Kiler lo intercepta y acaba con su vida en escasos segundos.
Mi extraño amigo se sienta a la mesa e insinúa algo sobre mi olor corporal –“Hace semanas que no me transformo, como demonios…” –pienso haciendo un ademán de indiferencia. Respiro hondo y un extraño olor a canido completamente distinto al acompañante de Kiler viene a mí, procedente del mismo, algo extraño. –“¿Acaso será un usuario?” –Me pregunto a mi mismo esbozando una ligera sonrisa.
-Y tú desprendes un aroma extravagante, podría decirse que hueles a perro mojado. –De mi mano surge una pequeña chispa imperceptible para el ojo humano normal, por la emoción de que puedan descubrir mis verdaderos poderes.
El camarero interrumpe aquella conversación tan llena de tensión como de interés –Está bien que matéis a gente, a mi me da igual, pero luego llevaos los cuerpos. –Dice y se aleja.
Rocket se acerca a la mesa con todos sus cachivaches, tenemos una amena conversación, amena y extraña; Uro no se acerca, sigue durmiendo, su conducta es algo que siempre me ha estresado, perturba la poca calma que suelo tener de forma muy rápida, así que desenfundo una de mis desert eagles y disparo al suelo, cerca de él, a escasos centímetros asustando a su vaca que se levanta de golpe.
-Uro, ven aquí, ¡ya! –exclamo de forma algo imperante.
Muevo la copa de vino a trasluz mediante unos suaves balanceos de muñeca, el son del rojizo líquido elemento es una danza enigmática que me hace pensar en lo efímera que es la existencia y en un porqué de mi acto con el anterior con aquel extraño individuo que he mandado con sus ancestros antes de lo que debería. Sin embargo, no me culpo de ello, se ha metido en mi camino y ha sido ajusticiado por mí, el futuro rey de los bajos fondos de todos los mares.
Esbozo una sonrisa. Huelo de la copa, ese olor afrutado macerado en barril de roble que me da una sensación de bienestar, y lentamente doy un sorbo, mientras vislumbro como un extraño individuo se acerca hacia mi posición con actitud belicosa, pero no me preocupo, pues Kiler lo intercepta y acaba con su vida en escasos segundos.
Mi extraño amigo se sienta a la mesa e insinúa algo sobre mi olor corporal –“Hace semanas que no me transformo, como demonios…” –pienso haciendo un ademán de indiferencia. Respiro hondo y un extraño olor a canido completamente distinto al acompañante de Kiler viene a mí, procedente del mismo, algo extraño. –“¿Acaso será un usuario?” –Me pregunto a mi mismo esbozando una ligera sonrisa.
-Y tú desprendes un aroma extravagante, podría decirse que hueles a perro mojado. –De mi mano surge una pequeña chispa imperceptible para el ojo humano normal, por la emoción de que puedan descubrir mis verdaderos poderes.
El camarero interrumpe aquella conversación tan llena de tensión como de interés –Está bien que matéis a gente, a mi me da igual, pero luego llevaos los cuerpos. –Dice y se aleja.
Rocket se acerca a la mesa con todos sus cachivaches, tenemos una amena conversación, amena y extraña; Uro no se acerca, sigue durmiendo, su conducta es algo que siempre me ha estresado, perturba la poca calma que suelo tener de forma muy rápida, así que desenfundo una de mis desert eagles y disparo al suelo, cerca de él, a escasos centímetros asustando a su vaca que se levanta de golpe.
-Uro, ven aquí, ¡ya! –exclamo de forma algo imperante.
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Los ancianos dejan por fin de molestarme y se mueven hacía el fondo de la taberna. Decido coger todos mis cacharros y moverlos hacía la mesa en la que esta sentado el capitán. Dejo todos los objetos, tuercas y demás sobre esta y empiezo a trastear.
Mientras sigo trasteando con los cachivaches, mis patas actúan solas sobre el mecanismo improvisado que estoy construyendo, a la par mi mente se centra en otras cosas.
Y, tarde o temprano, mis pensamientos se proyectan en mi voz.
- No soy una alimaña.
Sansu me mira de golpe, como preguntando que acabo de decir. No me ha escuchado bien, y lo prefiero. Intento desviar y hablar de otra cosa, fingiendo que he intentado comenzar una conversación.
Empiezo contándole una de mis historias en la isla. Concretamente, la historia de cuando construí la APHADD y me enfrenté a una familia de paletos que quería devorarme.
Entonces, Sansu dispara al suelo, cerca de Uro y su vaca, haciendo que esta se despierte de golpe y Uro caiga al suelo. No puedo evitarlo y suelto una sonora carcajada señalándole.
Mientras sigo trasteando con los cachivaches, mis patas actúan solas sobre el mecanismo improvisado que estoy construyendo, a la par mi mente se centra en otras cosas.
Y, tarde o temprano, mis pensamientos se proyectan en mi voz.
- No soy una alimaña.
Sansu me mira de golpe, como preguntando que acabo de decir. No me ha escuchado bien, y lo prefiero. Intento desviar y hablar de otra cosa, fingiendo que he intentado comenzar una conversación.
Empiezo contándole una de mis historias en la isla. Concretamente, la historia de cuando construí la APHADD y me enfrenté a una familia de paletos que quería devorarme.
Entonces, Sansu dispara al suelo, cerca de Uro y su vaca, haciendo que esta se despierte de golpe y Uro caiga al suelo. No puedo evitarlo y suelto una sonora carcajada señalándole.
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Aquel muchacho estaba dando preferencia a uno de los lados de su realidad, desapareciendo del mundo que le rodeaba, abrazado, arropado por su narcosis.
Pero aquel ruido fue la patada en el culo que le echó del onírico inicio.
Clarabell se levantó, asustada por la cercanía del proyectil, y al hacerlo arrojó al pobre muchacho.
De haber estado dormido, y no le faltaba mucho para llegar a dicho estado, se hubiera agarrado firmemente, mas como aún no había cruzado el umbral, no le quedó otra que dar de morros al suelo.
Tenía un sabor astilloso, que se mezclaba con el añejo de años de vómitos resecos; pero eso no era lo peor. La bala seguía allí y aún estaba caliente.
- ¡¡QUEMA QUEMA QUEMA QUEMAAAA!!
Se transformó en una maraña de tentáculos, agitando y rodando por el suelo, hasta aliviar la quemazón.
Ahora sí que estaba completamente despierto.
Suspiró al levantarse, abanicando con la diestra. No se había quemado, más el susto perduraba.
- No sé para qué venimos a un bar de noche... la noche está para dormir, no somos "murciégalos", ni tampoco búhos.- caminó con su res hasta la mesa ocupando uno de los taburetes,dejó caer su cabeza sobre unos antebrazos cruzados en la madera.- Aunque sí tenemos un mapache- simuló un antifaz con sus doblados dedos.
Pero aquel ruido fue la patada en el culo que le echó del onírico inicio.
Clarabell se levantó, asustada por la cercanía del proyectil, y al hacerlo arrojó al pobre muchacho.
Oh gravedad, ramera despiadada.
De haber estado dormido, y no le faltaba mucho para llegar a dicho estado, se hubiera agarrado firmemente, mas como aún no había cruzado el umbral, no le quedó otra que dar de morros al suelo.
Tenía un sabor astilloso, que se mezclaba con el añejo de años de vómitos resecos; pero eso no era lo peor. La bala seguía allí y aún estaba caliente.
- ¡¡QUEMA QUEMA QUEMA QUEMAAAA!!
Se transformó en una maraña de tentáculos, agitando y rodando por el suelo, hasta aliviar la quemazón.
Ahora sí que estaba completamente despierto.
Suspiró al levantarse, abanicando con la diestra. No se había quemado, más el susto perduraba.
- No sé para qué venimos a un bar de noche... la noche está para dormir, no somos "murciégalos", ni tampoco búhos.- caminó con su res hasta la mesa ocupando uno de los taburetes,dejó caer su cabeza sobre unos antebrazos cruzados en la madera.- Aunque sí tenemos un mapache- simuló un antifaz con sus doblados dedos.
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A mi compañero parece molestarle o extrañarle mi comentario, da igual lo mucho que quiera ocultarlo, se le dilatan algo las pupilas, y el sudor brota ligeramente por su frente. Sin embargo reacciona rápido e insinúa que yo huelo a perro, acción que queda enmarcada en un leve casquito y un leve olor a combustión procedente de mi amigo, Sköll digno de sus instintos se levanta como un viura y echando hacia atrás las orejas mira fijamente al gato enseñando los dientes.
De entre mi chaqueta se vislumbra ligeramente una sonrisa coronada por mis ojos rojos, mientras miro a mi compañero fijamente acaricio con la mano diestra la cabeza a Sköll que parece calmarse un poco y volver a su posición previa. No sé que ha hecho el gato o si lo ha hecho él, pero ¿por qué no divertirme un poco de serlo?
-Yo que tú me cuidaría de hacer eso a la ligera, dudo que Sköll y yo seamos los únicos en poder captarlo.
Antes de poder continuar la charla el condenado camarero regresa “sugiriendo” que nos teníamos que llevar los cuerpos de vuelta, rápido echo mano bajo la chaqueta agarrando el Ulak y le miro fijamente, pero ya se aleja.
*Y pensaba que era digno sirviente… Tsk! Esa mierda andante no merece ni limpiar los retretes en mi mundo será aniquilado por inútil*
Veo algo pequeño acercarse a la mesa, es el ratón con todos sus cachivaches que se pone junto a nosotros a trastear como de costumbre, por un momento el silencio reina en nuestra zona, de las mesas adyacentes se ha ido apartando poco a poco la gente lo que agradezco, apestaban. De repente el bicho suelta un comentario entre dientes que no se escucha bien y el gato y yo lo miramos al instante con curiosidad.
*¿Pero qué cable se le ha cruzado ahora? ¿Se habrá dado otro calambrazo?
El animal empieza a contar una aburrida historia que prefiero ignorar y me mantengo como bien acostumbro atento a las sombras revisando el ambiente. Sköll parece captar un aroma dulce y mira hacia una esquina donde hay una hermosa mujer, pero cuando veo que amaga ir donde ella suelto un leve chasquido, mi compañero se gira, me mira y con desdén vuelve a su posición justo cuando Xanxus dispara al suelo cerca de Uro y lo vuelve a poner en guardia momentáneamente.
La marmota acaba volando desde encima de su Vaca y aterrizando accidentadamente en el suelo, para acabar realizando un numerito a causa de que se quema con algo, miro al techo exasperado ante semejante vista. Finalmente se acerca a nosotros farfullando como de costumbre.
*Hablando de inútiles….*
Alguien entra en el bar en ese momento, el nuevo olor desentona sobre el resto. Una colonia fuerte y cara si mi olfato no me engaña, y que llama mi atención. Hago un gesto al grupo hacia el sujeto en cuestión y veo que un par de sombras más le siguen hasta una mesa.
-Diría que de ese podríamos sacar algunos beneficios, dudo que sea de los que salen con lo justo de casa.
De entre mi chaqueta se vislumbra ligeramente una sonrisa coronada por mis ojos rojos, mientras miro a mi compañero fijamente acaricio con la mano diestra la cabeza a Sköll que parece calmarse un poco y volver a su posición previa. No sé que ha hecho el gato o si lo ha hecho él, pero ¿por qué no divertirme un poco de serlo?
-Yo que tú me cuidaría de hacer eso a la ligera, dudo que Sköll y yo seamos los únicos en poder captarlo.
Antes de poder continuar la charla el condenado camarero regresa “sugiriendo” que nos teníamos que llevar los cuerpos de vuelta, rápido echo mano bajo la chaqueta agarrando el Ulak y le miro fijamente, pero ya se aleja.
*Y pensaba que era digno sirviente… Tsk! Esa mierda andante no merece ni limpiar los retretes en mi mundo será aniquilado por inútil*
Veo algo pequeño acercarse a la mesa, es el ratón con todos sus cachivaches que se pone junto a nosotros a trastear como de costumbre, por un momento el silencio reina en nuestra zona, de las mesas adyacentes se ha ido apartando poco a poco la gente lo que agradezco, apestaban. De repente el bicho suelta un comentario entre dientes que no se escucha bien y el gato y yo lo miramos al instante con curiosidad.
*¿Pero qué cable se le ha cruzado ahora? ¿Se habrá dado otro calambrazo?
El animal empieza a contar una aburrida historia que prefiero ignorar y me mantengo como bien acostumbro atento a las sombras revisando el ambiente. Sköll parece captar un aroma dulce y mira hacia una esquina donde hay una hermosa mujer, pero cuando veo que amaga ir donde ella suelto un leve chasquido, mi compañero se gira, me mira y con desdén vuelve a su posición justo cuando Xanxus dispara al suelo cerca de Uro y lo vuelve a poner en guardia momentáneamente.
La marmota acaba volando desde encima de su Vaca y aterrizando accidentadamente en el suelo, para acabar realizando un numerito a causa de que se quema con algo, miro al techo exasperado ante semejante vista. Finalmente se acerca a nosotros farfullando como de costumbre.
*Hablando de inútiles….*
Alguien entra en el bar en ese momento, el nuevo olor desentona sobre el resto. Una colonia fuerte y cara si mi olfato no me engaña, y que llama mi atención. Hago un gesto al grupo hacia el sujeto en cuestión y veo que un par de sombras más le siguen hasta una mesa.
-Diría que de ese podríamos sacar algunos beneficios, dudo que sea de los que salen con lo justo de casa.
Alviss
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Fiiuu, por que poco, he visto pasar mi vida por delante de mis ojos y la tengo que mejorar, poco sexo hay en ella.
No paro de jadear, un sudor frío me recorre el cuerpo entero y me estremece. Aún tengo la piel de gallina y el corazón me late a mil por hora.
Abro el grifo y me echo agua a la cara para tranquilizarme un poco y me miro en el espejo, o lo que queda de él.
Tranquilo Alviss, ya pasó todo.
¿Qué hacía en un baño de un bar? Recapitulemos un poco. Estaba apunto de entrar en el bar para encontrarme con la gentuza de mis colegas cuando cerca de la entrada pude observar a un ser terrorífico, cuya presencia se hacía notar, no dejaba indiferente a nadie y su mirada era de lo más aterradora; un okama. Desconozco si es hombre y mujer, y ni quiero saberlo, pero el hecho de verlo despertó en mí viejos traumas y heridas que me provocaron pavor y lo único que pude hacer es coger la otra “entrada”, la ventana del baño, que no es ni la primera vez ni la última que la uso para salir sin que se percate mi acompañante.
No entiendo por que me aterra tanto ver a uno, si no son poderosos… tengo que encontrar solución a esto…
Una vez relajado, respiro hondo y salgo del baño por la puerta y puedo observar dos cadáveres, los típicos especímenes de un bar, borrachos, camareros y yonkis, a mi familia y a una hermosa mujer en una de las esquinas de la barra, esto último no suele abundar en tugurios como este.
Ignorando por completo a mis camaradas me siento en la barra, cerca de la muchacha.
Sin venir aparentemente a cuento oigo un disparo, me giro y veo que el autor es Xanxus, y la “víctima” un trozo de madera del suelo sólo para despertar a Uro y su dichosa vaca que daría para una pedazo de barbacoa para chuparse los dedos.
Me percato de que la chica se sobresalta ante el ruido provocado por la bala.
- No te preocupes, mientras no le molestes ni te metas en sus asuntos no te hará nada.
- ¿Acaso le conoces?
- Realmente no pero si conoces a uno, conoces a todos los de su calaña.
Consigo atraer la atención tanto de mi objetivo femenino como del camarero para que me sirva una jarra de cerveza.
- Lo tendré en cuenta… ¿cómo te llamas?
Me traen mi bebida y la echo un trago antes de responder a aquella pregunta.
- Me llamo Alviss y ahora que sabes mi nombre, lo normal es que tu me digas el tuyo.
No paro de jadear, un sudor frío me recorre el cuerpo entero y me estremece. Aún tengo la piel de gallina y el corazón me late a mil por hora.
Abro el grifo y me echo agua a la cara para tranquilizarme un poco y me miro en el espejo, o lo que queda de él.
Tranquilo Alviss, ya pasó todo.
¿Qué hacía en un baño de un bar? Recapitulemos un poco. Estaba apunto de entrar en el bar para encontrarme con la gentuza de mis colegas cuando cerca de la entrada pude observar a un ser terrorífico, cuya presencia se hacía notar, no dejaba indiferente a nadie y su mirada era de lo más aterradora; un okama. Desconozco si es hombre y mujer, y ni quiero saberlo, pero el hecho de verlo despertó en mí viejos traumas y heridas que me provocaron pavor y lo único que pude hacer es coger la otra “entrada”, la ventana del baño, que no es ni la primera vez ni la última que la uso para salir sin que se percate mi acompañante.
No entiendo por que me aterra tanto ver a uno, si no son poderosos… tengo que encontrar solución a esto…
Una vez relajado, respiro hondo y salgo del baño por la puerta y puedo observar dos cadáveres, los típicos especímenes de un bar, borrachos, camareros y yonkis, a mi familia y a una hermosa mujer en una de las esquinas de la barra, esto último no suele abundar en tugurios como este.
Ignorando por completo a mis camaradas me siento en la barra, cerca de la muchacha.
Sin venir aparentemente a cuento oigo un disparo, me giro y veo que el autor es Xanxus, y la “víctima” un trozo de madera del suelo sólo para despertar a Uro y su dichosa vaca que daría para una pedazo de barbacoa para chuparse los dedos.
Me percato de que la chica se sobresalta ante el ruido provocado por la bala.
- No te preocupes, mientras no le molestes ni te metas en sus asuntos no te hará nada.
- ¿Acaso le conoces?
- Realmente no pero si conoces a uno, conoces a todos los de su calaña.
Consigo atraer la atención tanto de mi objetivo femenino como del camarero para que me sirva una jarra de cerveza.
- Lo tendré en cuenta… ¿cómo te llamas?
Me traen mi bebida y la echo un trago antes de responder a aquella pregunta.
- Me llamo Alviss y ahora que sabes mi nombre, lo normal es que tu me digas el tuyo.
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El ambiente en la taberna esta cada vez más caldeado, la gente empieza a venir en mayor número, multitud de piratas de poca recompensa por su cabeza están allí, algo que no me molestaba. Pero la gente parece estar incomoda con un grupo de maleantes que se hacen llamar la banda de los cabeza rapada. Estos son un grupo de piratas cuyas cabezas si se suman rondan en torno a los cuarenta millones de berries por agredir a civiles y realizar tanganas en un par de islas; pasaron de ser un grupo de maleantes y ladrones a una de las bandas de novatos del mar del este más conocida, cuyo precio por su cabeza aumenta en cada isla por la que pasan.
“Ni que fueran para tanto” –pienso con desdicha, –“tan solo son un grupo de desgraciados que simplemente dan espectáculo por herir a uno que otro civil, no entiendo porqué les miran con ese sobresalto”
Mientras Uro se sienta y Rocket cuenta una de sus historietas, las cuales son muy interesantes para tratarse de las vivencias de un bichejo como él, me percato que Alviss, el peliazul de la banda está allí a su rollo, intentando sonsacarle algo a alguna muchacha. Me hace gracia eso, pues en el pasado era un chaval tímido, incapaz de hablar con una muchacha y ahora es un sujeto con una labia muy fluida en temas femeninos siendo capaz de hacer que estas hagan cualquier cosa por él.
“Sabiendo que íbamos a trazar un plan para obtener un barco y salir de aquí debería estar aquí con nosotros, no intentando mojar el churro” –discurro enfurecido.
-Ahora vuelvo caballeros –me levanto de la silla, -pero aún falta uno para nuestra esperada reunión.
Colocándome mi americana en los hombros ando a paso lento por la taberna en dirección a Alviss, en el camino cruzo miradas con el capitán de los calvos que tanto miedo infundan en ese lugar, mostrando una ligera mueca de soberbia, incitándole a que me diga algo, después de todo alguien como él, que ha ganado fama en tan poco tiempo tiene que estar ciego de orgullo y prepotencia.
Al llegar a la barra toco por el hombro a Alviss, el cual estaba en proceso de conseguir algo con la muchacha, pues le susurraba algo al oído. –Alviss, te estamos esperando en la mesa, así que no tardes, y recuerda que no puedes hacer nada indecente hasta que se te cure la clamidiasis que cogiste con aquella prostituta hace un par de semanas. –Habiendo dicho eso, me doy media vuelta y vuelvo a la mesa, desde donde puedo ver como al muchacha, bella como una flor de cerezo una mañana de primavera al amanecer, con un hostil movimiento lateral propina a mi compañero una soberana caricia en su pómulo izquierdo, provocando la risa de más de uno en el lugar.
Al cabo de pocos segundos, con una especie de libro en la mano, aparece el peliazul, cabreado como nunca le he visto y empieza a soltar multitud de amenazas y tosquedades por su boca, las cuales me hacen incluso gracia. –Venga chaval, tampoco te pongas así, ha sido una broma –suelto una pequeña carcajada, –siéntate y hablemos. –Saco mi pistola y mi disparo al techo, callando al local que mira expectante.–Posadero, traiga su mejor vino, su mejor cerveza de barril y su mejor condumio que tenemos hambre.
El posadero asiente y nosotros nos ponemos a hablar. –Bueno muchachos, tenemos que salir ya de la isla, yo tengo mis ahorros, que es un pico pero no lo suficiente como para salir de aquí y embarcarnos varios días o semanas, es decir, necesitamos dinero y un barco, ¿Alguna idea? –pregunto.
Mientras que mis compañeros hablan, debaten y dan sus opiniones, yo solo puedo mirar el libro que tenía Alviss puesto en la mesay las iniciales que había talladas. Mientras más me fijaba más podía ver que era un libro caro, demasiado caro para alguien que se junta en lugares como este, y por el olor que desprendía estaba muy bien cuidado, canela y vainilla, o eso percibía con mi olfato felino. Observo a Kiler, quien me observa detenidamente.
“Maldito lunático, tengo que tener cuidado con él, algo me dice que sabe lo mío”
En el libro hay una pequeña inscripción en una placa de madera, LWT, siglas que he visto antes en alguna parte. Llega nuestro pedido: Una botella de buen vino, un barril de unos cinco litros de cerveza y comida a raudales. Empezamos a comer, hablar, reír y pasarlo bien, el tema en cuestión pasó a un segundo plano, pero yo sigo dándole vueltas a aquella inscripción hasta que recuerdo en qué lugar la había visto antes “Lord Willian Torchwood”, claro tiene que ser él; esa finura, esa placa de madera de cerezo, esa inscripción en oro… O una de dos, o esa muchacha ha robado ese libro, o es una de los famosos vástagos que la nobleza del lugar oculta para no causar una brecha en su estatus.
Pero entonces los rapados empiezan a formar jaleo, pero no uno normalito no, sino una de esas jaranas molesta que te impiden tener una conversación amena, que hace que te sientas incómodos de tan solo escucharlo, habían organizado una pelea de buldogs en mitad del lugar, dónde sólo disfrutan ellos.
-Alviss, en ese libro... –Digo llamando la atención de los de la mesa. –Esas incrip… El jaleo me impide seguir. Intento hablar de nuevo y nuevamente soy interrumpido por esos chalaos, así que haciendo gala de mi infinita paciencia desenfundo las dos pistolas que me regalo la bella Rose tiempo atrás y disparo a uno de los dos canidos acabando con su diversión.
-¿QUIÉN HA SIDO? –Pregunta uno de ellos evocando el silencio más profundo de ese lugar. El sonar de los grillos es perceptible junto al del viento que hace bailar las hojas de los árboles fuera del lugar.
-He sido yo –contesto con calma, –¿algún problema?
-¿Tú no sabes quién soy yo verdad? –Hace una pausa acercándose a nosotros junto a sus nakamas, –no tienes ni idea de a quien acabas de mosquear.
Esbozando una pequeña sonrisa arrogante, que hicieron que mis compañeros vieran mis intenciones, acciono el seguro de mis dos x-guns, disparo a gran velocidad descargando mis cargadores sobre el capitán de aquella banda, quien esquiva gran parte de las balas, pero a la distancia a la que estaba y el aumento de velocidad por el mecanismo secreto del arma que me regalo mi querida amiga, tiño el torso del susodicho de un rojo intenso. Sus compañeros quedaron anonadados, pero no se quedaron quietos, sino que desenfundan sus armas y nos incitan a una pelea en el lugar.
El primero en reaccionar es Kiler, su instinto de batalla es algo que me encanta, está siempre alerta y es muy preciso. Antes de que nos diéramos cuenta todos estamos luchando, incluso el mapache, creo que es la primera vez que lo veo en acción y no tiene nada que envidiar a un humano. Alviss se maneja bien, movimientos fluidos como si su estilo de lucha fuera una danza clásica, precioso; y aunque parezca mentira Uro, quien es lo más pacífico y perezoso que conozco, está dando golpes certeros a más de uno. Por mi parte simplemente cambie de cargadores y empecé a cubrir a mis compañeros las espaldas disparando.
Al cabo de media hora, no sé exactamente, en aquel lugar solo están los que no se metieron en la pelea, los camareros y nosotros cinco; la gente del lugar murmura, algo que no me gusta, pues podría correrse la voz y por ende, hacer que la marina venga a por nosotros, algo que, por ahora, no quiero.
“Ni que fueran para tanto” –pienso con desdicha, –“tan solo son un grupo de desgraciados que simplemente dan espectáculo por herir a uno que otro civil, no entiendo porqué les miran con ese sobresalto”
Mientras Uro se sienta y Rocket cuenta una de sus historietas, las cuales son muy interesantes para tratarse de las vivencias de un bichejo como él, me percato que Alviss, el peliazul de la banda está allí a su rollo, intentando sonsacarle algo a alguna muchacha. Me hace gracia eso, pues en el pasado era un chaval tímido, incapaz de hablar con una muchacha y ahora es un sujeto con una labia muy fluida en temas femeninos siendo capaz de hacer que estas hagan cualquier cosa por él.
“Sabiendo que íbamos a trazar un plan para obtener un barco y salir de aquí debería estar aquí con nosotros, no intentando mojar el churro” –discurro enfurecido.
-Ahora vuelvo caballeros –me levanto de la silla, -pero aún falta uno para nuestra esperada reunión.
Colocándome mi americana en los hombros ando a paso lento por la taberna en dirección a Alviss, en el camino cruzo miradas con el capitán de los calvos que tanto miedo infundan en ese lugar, mostrando una ligera mueca de soberbia, incitándole a que me diga algo, después de todo alguien como él, que ha ganado fama en tan poco tiempo tiene que estar ciego de orgullo y prepotencia.
Al llegar a la barra toco por el hombro a Alviss, el cual estaba en proceso de conseguir algo con la muchacha, pues le susurraba algo al oído. –Alviss, te estamos esperando en la mesa, así que no tardes, y recuerda que no puedes hacer nada indecente hasta que se te cure la clamidiasis que cogiste con aquella prostituta hace un par de semanas. –Habiendo dicho eso, me doy media vuelta y vuelvo a la mesa, desde donde puedo ver como al muchacha, bella como una flor de cerezo una mañana de primavera al amanecer, con un hostil movimiento lateral propina a mi compañero una soberana caricia en su pómulo izquierdo, provocando la risa de más de uno en el lugar.
Al cabo de pocos segundos, con una especie de libro en la mano, aparece el peliazul, cabreado como nunca le he visto y empieza a soltar multitud de amenazas y tosquedades por su boca, las cuales me hacen incluso gracia. –Venga chaval, tampoco te pongas así, ha sido una broma –suelto una pequeña carcajada, –siéntate y hablemos. –Saco mi pistola y mi disparo al techo, callando al local que mira expectante.–Posadero, traiga su mejor vino, su mejor cerveza de barril y su mejor condumio que tenemos hambre.
El posadero asiente y nosotros nos ponemos a hablar. –Bueno muchachos, tenemos que salir ya de la isla, yo tengo mis ahorros, que es un pico pero no lo suficiente como para salir de aquí y embarcarnos varios días o semanas, es decir, necesitamos dinero y un barco, ¿Alguna idea? –pregunto.
Mientras que mis compañeros hablan, debaten y dan sus opiniones, yo solo puedo mirar el libro que tenía Alviss puesto en la mesay las iniciales que había talladas. Mientras más me fijaba más podía ver que era un libro caro, demasiado caro para alguien que se junta en lugares como este, y por el olor que desprendía estaba muy bien cuidado, canela y vainilla, o eso percibía con mi olfato felino. Observo a Kiler, quien me observa detenidamente.
“Maldito lunático, tengo que tener cuidado con él, algo me dice que sabe lo mío”
En el libro hay una pequeña inscripción en una placa de madera, LWT, siglas que he visto antes en alguna parte. Llega nuestro pedido: Una botella de buen vino, un barril de unos cinco litros de cerveza y comida a raudales. Empezamos a comer, hablar, reír y pasarlo bien, el tema en cuestión pasó a un segundo plano, pero yo sigo dándole vueltas a aquella inscripción hasta que recuerdo en qué lugar la había visto antes “Lord Willian Torchwood”, claro tiene que ser él; esa finura, esa placa de madera de cerezo, esa inscripción en oro… O una de dos, o esa muchacha ha robado ese libro, o es una de los famosos vástagos que la nobleza del lugar oculta para no causar una brecha en su estatus.
Pero entonces los rapados empiezan a formar jaleo, pero no uno normalito no, sino una de esas jaranas molesta que te impiden tener una conversación amena, que hace que te sientas incómodos de tan solo escucharlo, habían organizado una pelea de buldogs en mitad del lugar, dónde sólo disfrutan ellos.
-Alviss, en ese libro... –Digo llamando la atención de los de la mesa. –Esas incrip… El jaleo me impide seguir. Intento hablar de nuevo y nuevamente soy interrumpido por esos chalaos, así que haciendo gala de mi infinita paciencia desenfundo las dos pistolas que me regalo la bella Rose tiempo atrás y disparo a uno de los dos canidos acabando con su diversión.
-¿QUIÉN HA SIDO? –Pregunta uno de ellos evocando el silencio más profundo de ese lugar. El sonar de los grillos es perceptible junto al del viento que hace bailar las hojas de los árboles fuera del lugar.
-He sido yo –contesto con calma, –¿algún problema?
-¿Tú no sabes quién soy yo verdad? –Hace una pausa acercándose a nosotros junto a sus nakamas, –no tienes ni idea de a quien acabas de mosquear.
Esbozando una pequeña sonrisa arrogante, que hicieron que mis compañeros vieran mis intenciones, acciono el seguro de mis dos x-guns, disparo a gran velocidad descargando mis cargadores sobre el capitán de aquella banda, quien esquiva gran parte de las balas, pero a la distancia a la que estaba y el aumento de velocidad por el mecanismo secreto del arma que me regalo mi querida amiga, tiño el torso del susodicho de un rojo intenso. Sus compañeros quedaron anonadados, pero no se quedaron quietos, sino que desenfundan sus armas y nos incitan a una pelea en el lugar.
El primero en reaccionar es Kiler, su instinto de batalla es algo que me encanta, está siempre alerta y es muy preciso. Antes de que nos diéramos cuenta todos estamos luchando, incluso el mapache, creo que es la primera vez que lo veo en acción y no tiene nada que envidiar a un humano. Alviss se maneja bien, movimientos fluidos como si su estilo de lucha fuera una danza clásica, precioso; y aunque parezca mentira Uro, quien es lo más pacífico y perezoso que conozco, está dando golpes certeros a más de uno. Por mi parte simplemente cambie de cargadores y empecé a cubrir a mis compañeros las espaldas disparando.
Al cabo de media hora, no sé exactamente, en aquel lugar solo están los que no se metieron en la pelea, los camareros y nosotros cinco; la gente del lugar murmura, algo que no me gusta, pues podría correrse la voz y por ende, hacer que la marina venga a por nosotros, algo que, por ahora, no quiero.
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Mientras charlamos en la mesa, se oye un ruido en la puerta de la taberna. Me giro y veo a un grupo de gente con pintas de muy mala hostia, caminando en linea con dos gruesos perros con ello. Miro fijamente a uno de ellos y me gruñe.
- Tu madre.
Vuelvo a centrar la mirada en los de la mesa, los cuales me miran extrañados.
- ¿Qué? Me ha llamado puta.
Sansu se gira para ver a Alviss el peliazul, el cual estaba hablando con otra persona. Aunque no se si es hombre o mujer. Siempre se me ha dado mal distinguir géneros. Pero si es hombre... eso explicaría muchas cosas sobre Alviss. Como por ejemplo... ese peinado. Sansu se levanta y va a por él, diciéndole algo al oído. Seguidamente, la otra persona le da una sonora y soberana hostia en toda la cara, lo cual me provoca una sonora y soberana carcajada. Acto seguido, ambos se acercan a la mesa.
Estamos un rato en silencio, a excepción de Sansu dando ordenes al tabernero, que no tarda en traer comida y bebida. Aunque yo lo ignoro completamente. No tengo hambre. Además, nada de lo que había en la mesa era un buen pescado.
De golpe, los de antes empiezan a hacer un ruido ensordecedor, charlando y gritando como posesos. Normalmente, yo animo esa clase de ambientes, pero solo cuando no me perjudican. Bajé del asiento y me quedé en el suelo, de pie. Mirándolos, dispuesto a gritarles que se callen. Pero uno de los perros se acerca a mi y me empieza a oler.
- ¡Aparta!
El fuerte y ancho perro empeza a ladrarme, y a cada ladrido una sacudida de babas me salpica.
- ¡¿Qué?! ¡¡NO SOY UNA RATA!!
El perro sigue ladrando cual animal obseso, insultándome a mi, a mi familia y a todos mis relativos. Me dispongo a devolverle todos y cada uno de los insultos pero un disparo hace callar a todo el mundo. Miro y veo a Sansu, con su pistola humeante delante del cadáver del otro perro. Miro al perro que me ladra, y le sonrío.
- ¿Ahora qué?
El perro suelta un quejido, se da media vuelta e intenta huir. Saco la APHADD de mi espalda, en modo Larga Distancia y disparo al perro por detrás. La bala entra por su parte trasera y sale por su frente, haciendo que caiga en su carrera y su cadáver se choque contra los pies de su dueño. El cual parece entrar ya en ganas de una masacre. Y eso empezó. Todos comenzamos a combatir en ese pequeño sitio, y yo aprovecho mi ventaja. Mi tamaño. Con la APHADD a la espalda, empiezo a correr entre las piernas de todos los combatientes. Llego hasta la espalda de uno de los maleantes, trepo hasta su nuca y saco una de mis pistolas, poniéndola en la sien, mientras el pobre no tiene tiempo a reaccionar. Aprieto el gatillo y su cabeza se abre. Mientras su cuerpo cae, salto sobre el cuello de otro de los maleantes y empiezo a recorrer su cuerpo a toda velocidad, intentando distraerle mientras Sansu le dispara en la boca. Después, salto al suelo y saco la APHADD, apuntando hacía el revoltijo de hombres, intentando distinguir entre mis amigos y aquellos que supuestamente debo matar. Alzo la voz y empiezo a reírme de forma extremadamente sonora. Me lo estoy pasando bien. Y lo mejor. Con mi familia.
- ¡¡Maldita alimaña!! -Grita uno, corriendo hacía mi.
Su insulto hace que mi risa calle. Me aparto a un lado y el hombre, que corría agachándose a por mi con los brazos extendidos, cae de boca al suelo. Me pongo de pie sobre su espalda y pongo la APHADD en su nuca.
- Nadie... me llama... alimaña...
Aprieto el gatillo. El disparo, que era propio para un objetivo lejano, hace que su cabeza reviente en mil pedazos rojos y trocitos jugosos bañados en un pastoso zumo rosado, pintando el suelo en una estela. Me giré y volví a unirme a la pelea, la cual duró mas o menos media hora. Ya no quedaba nadie, solo nosotros, los camareros y aquellos que decidieron no unirse. Yo estaba sobre el hombro de Sansu, con la APHADD en las manos y jadeando del cansancio.
- Ha estado... bien... Deberíamos... Repetir algún día...
- Tu madre.
Vuelvo a centrar la mirada en los de la mesa, los cuales me miran extrañados.
- ¿Qué? Me ha llamado puta.
Sansu se gira para ver a Alviss el peliazul, el cual estaba hablando con otra persona. Aunque no se si es hombre o mujer. Siempre se me ha dado mal distinguir géneros. Pero si es hombre... eso explicaría muchas cosas sobre Alviss. Como por ejemplo... ese peinado. Sansu se levanta y va a por él, diciéndole algo al oído. Seguidamente, la otra persona le da una sonora y soberana hostia en toda la cara, lo cual me provoca una sonora y soberana carcajada. Acto seguido, ambos se acercan a la mesa.
Estamos un rato en silencio, a excepción de Sansu dando ordenes al tabernero, que no tarda en traer comida y bebida. Aunque yo lo ignoro completamente. No tengo hambre. Además, nada de lo que había en la mesa era un buen pescado.
De golpe, los de antes empiezan a hacer un ruido ensordecedor, charlando y gritando como posesos. Normalmente, yo animo esa clase de ambientes, pero solo cuando no me perjudican. Bajé del asiento y me quedé en el suelo, de pie. Mirándolos, dispuesto a gritarles que se callen. Pero uno de los perros se acerca a mi y me empieza a oler.
- ¡Aparta!
El fuerte y ancho perro empeza a ladrarme, y a cada ladrido una sacudida de babas me salpica.
- ¡¿Qué?! ¡¡NO SOY UNA RATA!!
El perro sigue ladrando cual animal obseso, insultándome a mi, a mi familia y a todos mis relativos. Me dispongo a devolverle todos y cada uno de los insultos pero un disparo hace callar a todo el mundo. Miro y veo a Sansu, con su pistola humeante delante del cadáver del otro perro. Miro al perro que me ladra, y le sonrío.
- ¿Ahora qué?
El perro suelta un quejido, se da media vuelta e intenta huir. Saco la APHADD de mi espalda, en modo Larga Distancia y disparo al perro por detrás. La bala entra por su parte trasera y sale por su frente, haciendo que caiga en su carrera y su cadáver se choque contra los pies de su dueño. El cual parece entrar ya en ganas de una masacre. Y eso empezó. Todos comenzamos a combatir en ese pequeño sitio, y yo aprovecho mi ventaja. Mi tamaño. Con la APHADD a la espalda, empiezo a correr entre las piernas de todos los combatientes. Llego hasta la espalda de uno de los maleantes, trepo hasta su nuca y saco una de mis pistolas, poniéndola en la sien, mientras el pobre no tiene tiempo a reaccionar. Aprieto el gatillo y su cabeza se abre. Mientras su cuerpo cae, salto sobre el cuello de otro de los maleantes y empiezo a recorrer su cuerpo a toda velocidad, intentando distraerle mientras Sansu le dispara en la boca. Después, salto al suelo y saco la APHADD, apuntando hacía el revoltijo de hombres, intentando distinguir entre mis amigos y aquellos que supuestamente debo matar. Alzo la voz y empiezo a reírme de forma extremadamente sonora. Me lo estoy pasando bien. Y lo mejor. Con mi familia.
- ¡¡Maldita alimaña!! -Grita uno, corriendo hacía mi.
Su insulto hace que mi risa calle. Me aparto a un lado y el hombre, que corría agachándose a por mi con los brazos extendidos, cae de boca al suelo. Me pongo de pie sobre su espalda y pongo la APHADD en su nuca.
- Nadie... me llama... alimaña...
Aprieto el gatillo. El disparo, que era propio para un objetivo lejano, hace que su cabeza reviente en mil pedazos rojos y trocitos jugosos bañados en un pastoso zumo rosado, pintando el suelo en una estela. Me giré y volví a unirme a la pelea, la cual duró mas o menos media hora. Ya no quedaba nadie, solo nosotros, los camareros y aquellos que decidieron no unirse. Yo estaba sobre el hombro de Sansu, con la APHADD en las manos y jadeando del cansancio.
- Ha estado... bien... Deberíamos... Repetir algún día...
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Veo que mi idea pasa desapercibida a causa de los, como de costumbre, inoportunos ligoteos de Alviss. La comadreja del grupo parece discutir con un perro por solo dios sabe que, sin embargo, Sköll permanece tumbado a mi vera abriendo levemente un ojo para mirar al canino y a nuestro peculiar compañero, bosteza como aburrido de sus problemas y vuelve a su letargo. Estoy aburrido, mi bebida es solo un recuerdo como según parece la paciencia del gato con nuestro azulado amigo y el ambiente no para de volverse más y más cargante.
Veo con curiosidad que le hará esta vez a Alviss pero me desilusiono al ver que solo le dirige unas palabras que no alcanzo a oír. Para mi agrado no tarda en desencadenarse la consecuencia y Alviss recibe un señor tortazo de la muchacha que alerta a mi compañero Sköll hasta ahora abstraído del jaleo de alrededor, poso mi mano sobre su cráneo y le acaricio calmándolo y mirando a un grupo que me está empezando a hartar por como miran a mi mascota cada poco. Miro uno a uno a aquellos infelices catalogándolos.
*Olor a metal bastante marcado y oxido, un inútil con armas roñosas. Olor a pólvora, cebolla y apecto enclenque un indigno tirador que no dará ni a un edificio de 6 plantas y le tienen de pinche…*
Xanxus no tarda en pedir educadamente y con la delicadeza que le caracteriza que nos sirvan bebida y comida en abundancia, una mejora de nuestra vida con respecto a antaño. Empieza planteando lo obvio necesitamos dinero pues con este el barco se puede lograr.
-Nos tiraríamos la vida robando a ricos insignificantes uno a uno. Debemos buscar un blanco grande quizá nuestro amigo roedor pueda hacer que sus congéneres de alcantarilla le den ideas.
Obviamente el ultimo chascarrillo es para picar a mi compañero por puro aburrimiento, pero esta ido y no cae en el. Observo a Alviss y su libro, desentona y mucho un libro de fácilmente un millar de berries en sus manos y de hace poco pues aun tiene el olor de su anterior dueña, me atrevería a asegurar. Caigo en que no soy el único atraído por el libro pues el gato también lo observa y ¿husmea? Según se percata en que le observo rápidamente se desentiende del libro, sospechoso…
Llega la comida y dejo de lado el hilo de mis pensamientos para empezar a comer, desabrocho en parte mi chaqueta para que sea más cómodo comer, echo mano a un pollo de uno de los platos y silbo llamando la atención de mi compañero y dándoselo para que coma también. Lo bueno de comer en tugurios es que te dan cantidad y suele estar bueno, además de que el 90% es carne en algún modo por lo que la comida hippie no llega a molestarme.
No he terminado de comer cuando el jaleo se acrecienta, Sköll está mirando a una pelea entre Rocket y uno de los perros con cara de pocos amigos y el gato se exaspera al no poder hablar disparando acto seguido a otro de los bulldogs matándolo. La banda se pone en pie y su líder da un paso adelante, Sköll a mi diestra se levanta a la par que yo, encoge los hombros y gruñe hacia los estúpidos de delante mostrando sus colmillos. Por mi parte acerco mi mano a las sujeciones de mis Ulaks sin decir una sola palabra.
*Y yo que pensaba que iba a poder bajar la cena tranquilamente…*
El gato abate a tiros al líder de los estúpidos indignos y alguna bala perdida hiere a algún otro, sus hombres pausan por un instante pero decididos a vengarse echan mano de sus armas. Según veo eso me lanzo al ataque seguido de mi mascota, salto sobre una mesa deslizándome sobre ella para acabar propinando con ambos pies una patada a uno de los idiotas haciéndolo caer justo para que Sköll que pasa bajo la mesa se le lance al cuello. Con mis armas predilectas en las manos busco el olor a pólvora en las filas enemigas atacando a los tiradores antes de que puedan colocarse para atacar desde lejos, alcanzo al primero apartándose de sus compañeros con una pistola en la mano, la cual pierde antes de que mi hoja le arranque la vida del pecho. Sköll salta a la mano de un hombre que me quería atacar por la espalda y me da la oportunidad de degollarle rápidamente, los disparos del desproporcionado arma del mapache resuena de vez en cuando sobre el entrechocar de hierros.
-¡Indignas criaturas inferiores temed la ira de vuestro verdugo!
El bando enemigo tras un rato de batalla ya no tiene tiradores y sus filas lo notan al ser aplacados por mis compañeros. Pierdo la gorra en el jaleo y eso provoca que entre el barullo dos manchones blancos, Sköll y yo, se deslicen de un lado para otro. No se cuento tardamos en acabar con todos esos inútiles que solo tenían el numero a su favor, Sköll está intacto pero por mi parte tengo un corte en el bíceps que escuece bastante. Ahora mi olfato se ve apabulladlo de un solo aroma, sangre.
Con todo ya calmado encuentro mi gorra manchada de sangre bajo una mesa, me acerco a ella pisando el cuello a un moribundo que balbucea algo que ignoro, la recojo y sacudiéndola me la pongo de nuevo. Sköll pasa junto a Alviss y lo rodea mirándolo y gruñendo para seguir su camino hasta reunirse conmigo.
-Opino que deberíamos tirar millas, aun siendo un tugurio no descartaría que la marina acabase apareciendo y con una purga por noche ya soy feliz.
Veo con curiosidad que le hará esta vez a Alviss pero me desilusiono al ver que solo le dirige unas palabras que no alcanzo a oír. Para mi agrado no tarda en desencadenarse la consecuencia y Alviss recibe un señor tortazo de la muchacha que alerta a mi compañero Sköll hasta ahora abstraído del jaleo de alrededor, poso mi mano sobre su cráneo y le acaricio calmándolo y mirando a un grupo que me está empezando a hartar por como miran a mi mascota cada poco. Miro uno a uno a aquellos infelices catalogándolos.
*Olor a metal bastante marcado y oxido, un inútil con armas roñosas. Olor a pólvora, cebolla y apecto enclenque un indigno tirador que no dará ni a un edificio de 6 plantas y le tienen de pinche…*
Xanxus no tarda en pedir educadamente y con la delicadeza que le caracteriza que nos sirvan bebida y comida en abundancia, una mejora de nuestra vida con respecto a antaño. Empieza planteando lo obvio necesitamos dinero pues con este el barco se puede lograr.
-Nos tiraríamos la vida robando a ricos insignificantes uno a uno. Debemos buscar un blanco grande quizá nuestro amigo roedor pueda hacer que sus congéneres de alcantarilla le den ideas.
Obviamente el ultimo chascarrillo es para picar a mi compañero por puro aburrimiento, pero esta ido y no cae en el. Observo a Alviss y su libro, desentona y mucho un libro de fácilmente un millar de berries en sus manos y de hace poco pues aun tiene el olor de su anterior dueña, me atrevería a asegurar. Caigo en que no soy el único atraído por el libro pues el gato también lo observa y ¿husmea? Según se percata en que le observo rápidamente se desentiende del libro, sospechoso…
Llega la comida y dejo de lado el hilo de mis pensamientos para empezar a comer, desabrocho en parte mi chaqueta para que sea más cómodo comer, echo mano a un pollo de uno de los platos y silbo llamando la atención de mi compañero y dándoselo para que coma también. Lo bueno de comer en tugurios es que te dan cantidad y suele estar bueno, además de que el 90% es carne en algún modo por lo que la comida hippie no llega a molestarme.
No he terminado de comer cuando el jaleo se acrecienta, Sköll está mirando a una pelea entre Rocket y uno de los perros con cara de pocos amigos y el gato se exaspera al no poder hablar disparando acto seguido a otro de los bulldogs matándolo. La banda se pone en pie y su líder da un paso adelante, Sköll a mi diestra se levanta a la par que yo, encoge los hombros y gruñe hacia los estúpidos de delante mostrando sus colmillos. Por mi parte acerco mi mano a las sujeciones de mis Ulaks sin decir una sola palabra.
*Y yo que pensaba que iba a poder bajar la cena tranquilamente…*
El gato abate a tiros al líder de los estúpidos indignos y alguna bala perdida hiere a algún otro, sus hombres pausan por un instante pero decididos a vengarse echan mano de sus armas. Según veo eso me lanzo al ataque seguido de mi mascota, salto sobre una mesa deslizándome sobre ella para acabar propinando con ambos pies una patada a uno de los idiotas haciéndolo caer justo para que Sköll que pasa bajo la mesa se le lance al cuello. Con mis armas predilectas en las manos busco el olor a pólvora en las filas enemigas atacando a los tiradores antes de que puedan colocarse para atacar desde lejos, alcanzo al primero apartándose de sus compañeros con una pistola en la mano, la cual pierde antes de que mi hoja le arranque la vida del pecho. Sköll salta a la mano de un hombre que me quería atacar por la espalda y me da la oportunidad de degollarle rápidamente, los disparos del desproporcionado arma del mapache resuena de vez en cuando sobre el entrechocar de hierros.
-¡Indignas criaturas inferiores temed la ira de vuestro verdugo!
El bando enemigo tras un rato de batalla ya no tiene tiradores y sus filas lo notan al ser aplacados por mis compañeros. Pierdo la gorra en el jaleo y eso provoca que entre el barullo dos manchones blancos, Sköll y yo, se deslicen de un lado para otro. No se cuento tardamos en acabar con todos esos inútiles que solo tenían el numero a su favor, Sköll está intacto pero por mi parte tengo un corte en el bíceps que escuece bastante. Ahora mi olfato se ve apabulladlo de un solo aroma, sangre.
Con todo ya calmado encuentro mi gorra manchada de sangre bajo una mesa, me acerco a ella pisando el cuello a un moribundo que balbucea algo que ignoro, la recojo y sacudiéndola me la pongo de nuevo. Sköll pasa junto a Alviss y lo rodea mirándolo y gruñendo para seguir su camino hasta reunirse conmigo.
-Opino que deberíamos tirar millas, aun siendo un tugurio no descartaría que la marina acabase apareciendo y con una purga por noche ya soy feliz.
Krieg
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No sé para qué me esfuerzo en bromear... no tengo gracia. Ninguna.
Huele a quemado, estos cocineros no saben lo suficiente; ya empezamos como todos los días, las pequeñas peleas del grupo. A veces pienso que aunque nos queremos tanto no nos lo demostramos precisamente con cariño.
Pero somos felices. Eso creo.
Kill señala a una mesa, un grupo de personas ricas, y su comentario incita a robarles. No se qué problema tiene con dejarle el dinero que tiene la gente a esa misma gente. Todo el día dinero para acá, dinero para allá, el dinero no sirve para nada excepto ser dinero.
Los ojos del muchacho tornan su alegría en aburrimiento y apatía, por suerte la intrigante historia del mapache llena de tantas onomatopeyas parece captarle en completo. Aunque la historia se ha visto interrumpida por un súbito ladrido, más no proviene de un perro…
Tan sólo el levantar de su capitán le hace perder momentáneamente el hilo, que es enhebrado de nuevo con tremenda rapidez; al volver trae espaciado en el tiempo a Alviss, no alcanza a entender que insinúan, quedándose igual de extrañado que el animal parlante.
Las viandas son pedidas, mucha carne y pocas verduras, por suerte para nuestro querido herbívoro las manos se lanzan a los platos principales, dejando las verdes guarniciones desatendidas y saqueadas por el rubiales.
¿Espera, que ha dicho…? Ya había visto a aquellos animales, pero la sensación de mantener su vista en ellos le hace sentir enfermo. Ya no son animales, sólo burdas herramientas… deseaba ocasionar su sufrimiento a los rapados dueños.
Pero sus compañeros se adelantan. Un disparo de su capitán comienza la trifulca, mientras que el mapache aniquila al otro monstruo cuadrúpedo.
Suspira. Vuelca la mesa buscando la protección para su vaca, pues todos se han lanzado al combate.
- Tú quédate aquí y no te hagas la heroína.- dio dos pequeñas palmadas sobre la testa del animal, que rumiaba las patatas del cuenco de su dueño.
Uro se asoma lentamente, esperando que las ráfagas de disparos se detengan, su compañero Kil ya está en ello, lanzándose como un astuto depredador elimina con rapidez los dañinos y lejanos atacantes.
- Mi turno…- la madera cruje ante las fuertes pisadas, una carga arrastra en su impacto a los calvetes armados con pequeñas armas de filo, caen desorientados mientras los impactos de las fuertes piernas rematan el ataque al pasarles por encima. Es una maldita apisonadora. Al llegar al final de la sala ha visto frenado su avance por la acumulación de objetivos, los cuales quedan aplastados contra la pared de la cueva. Gimen de dolor mientras de sus ojos desaparece el brillo de la consciencia.
- Espero que las próximas cenas sean más tranquilas- dice sacudiéndose los dientes caídos. Se acerca a su vaca, que al parecer tiene a tres maleantes doblegados ante su peso.- ¿Yo que te he dicho de meterte en combates eh?- reprochó paternalmente obteniendo sólo un mugido.
Pd: Ando de estudio de exámenes perdón por la tardanza
Huele a quemado, estos cocineros no saben lo suficiente; ya empezamos como todos los días, las pequeñas peleas del grupo. A veces pienso que aunque nos queremos tanto no nos lo demostramos precisamente con cariño.
Pero somos felices. Eso creo.
Kill señala a una mesa, un grupo de personas ricas, y su comentario incita a robarles. No se qué problema tiene con dejarle el dinero que tiene la gente a esa misma gente. Todo el día dinero para acá, dinero para allá, el dinero no sirve para nada excepto ser dinero.
Los ojos del muchacho tornan su alegría en aburrimiento y apatía, por suerte la intrigante historia del mapache llena de tantas onomatopeyas parece captarle en completo. Aunque la historia se ha visto interrumpida por un súbito ladrido, más no proviene de un perro…
Tan sólo el levantar de su capitán le hace perder momentáneamente el hilo, que es enhebrado de nuevo con tremenda rapidez; al volver trae espaciado en el tiempo a Alviss, no alcanza a entender que insinúan, quedándose igual de extrañado que el animal parlante.
Las viandas son pedidas, mucha carne y pocas verduras, por suerte para nuestro querido herbívoro las manos se lanzan a los platos principales, dejando las verdes guarniciones desatendidas y saqueadas por el rubiales.
¿Espera, que ha dicho…? Ya había visto a aquellos animales, pero la sensación de mantener su vista en ellos le hace sentir enfermo. Ya no son animales, sólo burdas herramientas… deseaba ocasionar su sufrimiento a los rapados dueños.
Pero sus compañeros se adelantan. Un disparo de su capitán comienza la trifulca, mientras que el mapache aniquila al otro monstruo cuadrúpedo.
Suspira. Vuelca la mesa buscando la protección para su vaca, pues todos se han lanzado al combate.
- Tú quédate aquí y no te hagas la heroína.- dio dos pequeñas palmadas sobre la testa del animal, que rumiaba las patatas del cuenco de su dueño.
Uro se asoma lentamente, esperando que las ráfagas de disparos se detengan, su compañero Kil ya está en ello, lanzándose como un astuto depredador elimina con rapidez los dañinos y lejanos atacantes.
- Mi turno…- la madera cruje ante las fuertes pisadas, una carga arrastra en su impacto a los calvetes armados con pequeñas armas de filo, caen desorientados mientras los impactos de las fuertes piernas rematan el ataque al pasarles por encima. Es una maldita apisonadora. Al llegar al final de la sala ha visto frenado su avance por la acumulación de objetivos, los cuales quedan aplastados contra la pared de la cueva. Gimen de dolor mientras de sus ojos desaparece el brillo de la consciencia.
- Espero que las próximas cenas sean más tranquilas- dice sacudiéndose los dientes caídos. Se acerca a su vaca, que al parecer tiene a tres maleantes doblegados ante su peso.- ¿Yo que te he dicho de meterte en combates eh?- reprochó paternalmente obteniendo sólo un mugido.
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Alviss
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Antes de que me diga su nombre una tercera persona entra en escena, Xanxus, y conociendole no me agrada en absoluto la idea.
Y como sospechaba me dice delante de la muchacha que cogí una enfermedad por contacto sexual por culpa de una prostituta y que vaya a la mesa donde están los demás.
La reacción de la chica es darme un señor tortazo que como no es el primero que recibo ni será el último, apenas me duele.
- ¿En serio te has creído la chorrada esa?
Mi cabreo aumenta por segundos y me dirijo a la mesa a gritarle un poco al capitán, sé que le va a entrar en un oído y le saldrá por el otro, pero al menos me quedare agusto.
- ¿¡Cómo que clamidiasis por follarme a una prostituta bastardo hijo de puta!? Yo NO necesito recurrir a chicas de compañía para satisfacer mis necesidades sexuales. Me puedo ligar a cualquier pija tonta que se me ponga delante sin esfuerzo alguno. Que sepas que yo no olvido Xanxus y vamos a pasar mucho tiempo juntos.
Me he quedado agusto al menos.
Empiezo a reflexionar sobre el tema mientras comemos la comida que el capitán tan "amablemete" ha pedido.
Sé que la tengo en el bote, por que si no el tortazo lo hubiera recibido antes. No es la tipica mujer que me quiero llevar al catre, esta es inteligente, pero aún así no me costará. Quizás el hecho de que le dijera que no conocía a Xanxus y que luego me hablará diciendo que me estan esperando no le ha sentado bien... aparte de lo de la enfermedad por supuesto. Pero ya he puesto en marcha mi táctica para volver a la carga. Tras la ostia y sin que percatara, le que quitado el libro que tenía, aunque viendo su aspecto y lo cuidado que está diría que es un diario, mejor así descubriré cosas de ella y lo querrá recuperar. Sólo es cuestión de tiempo... Y si no le interesa el libro, no me será díficl encontrarla, Goa no es tan grande.
Una banda llamada Cabeza Rapada empieza a armar más ruido del que estaban montando antes. Consiguen que mi atención se dirija a ellos.
Cabeza Rapada, recompensa por ellos: 40 millones de berries. Razones: Peleas en varias islas y por herir civiles principalmente. Mi conclusión es que esta sobrevalorados, sólo el capitán vale la pena, y realmente el precio de sus cabezas es por él, pero cualquiera de nosotros le puede plantar cara y ganar.
Xanxus me habla preguntando sobre dicho libro y la siglas que salen, pero es interrumpido varias veces por aquellos maleantes. Yo aún no me había parado a investigar sobre el diario, por que actualmente tengo otras prioridades en mi cabeza y más abajo también. Mi capitán saca sus pistolas y mata a uno de los perros pertenecientes a la banda de los calvos. Ambos capitanes se encaran y se enzarzan a un duelo del que sale ganando nuestro bando. La reacción de nuestros rivales es la sed de vengaza y se abalazan sobre nosotros. El primero que responde es Kiler y luego los demás.
Desenvaino mi katana normal y el puñal que tengo en la manga escondido.
No merece la pena que use la de filo invertido contra estos inútiles.
Avanzo por el campo de batalla, hundo mi arma blanca sobre el cuello de uno de los Cabezas Rapadas que ha descuidado su espalda. Al siguiente le arrojo la cerveza que hay en una jarra que tengo a mano y aprovecho el momento de distracción en el cual se seca la cara para cortarle el cuello. Un tercer calvo intenta convertirme en un queso de gruyere con su espada, es algo lento, por lo que puedo esquivale, incluso con movimientos elegantes, hasta que una bala perteneciente a Xanxus le dice basta.
Pasaron treinta minutos y todo acabó. Mis compañeros sugieren de huir de aquí por el más que probable hecho que la marina vendrá al bar que estamos.
- Teniendo en cuenta que les avisarían en mitad de la batalla y lo que tardan en actuar y llegar, tenemos entre 5-10 minutos para abandonar el local. Sugiero que nos separemos temporalmente para despistar.
Y como sospechaba me dice delante de la muchacha que cogí una enfermedad por contacto sexual por culpa de una prostituta y que vaya a la mesa donde están los demás.
La reacción de la chica es darme un señor tortazo que como no es el primero que recibo ni será el último, apenas me duele.
- ¿En serio te has creído la chorrada esa?
Mi cabreo aumenta por segundos y me dirijo a la mesa a gritarle un poco al capitán, sé que le va a entrar en un oído y le saldrá por el otro, pero al menos me quedare agusto.
- ¿¡Cómo que clamidiasis por follarme a una prostituta bastardo hijo de puta!? Yo NO necesito recurrir a chicas de compañía para satisfacer mis necesidades sexuales. Me puedo ligar a cualquier pija tonta que se me ponga delante sin esfuerzo alguno. Que sepas que yo no olvido Xanxus y vamos a pasar mucho tiempo juntos.
Me he quedado agusto al menos.
Empiezo a reflexionar sobre el tema mientras comemos la comida que el capitán tan "amablemete" ha pedido.
Sé que la tengo en el bote, por que si no el tortazo lo hubiera recibido antes. No es la tipica mujer que me quiero llevar al catre, esta es inteligente, pero aún así no me costará. Quizás el hecho de que le dijera que no conocía a Xanxus y que luego me hablará diciendo que me estan esperando no le ha sentado bien... aparte de lo de la enfermedad por supuesto. Pero ya he puesto en marcha mi táctica para volver a la carga. Tras la ostia y sin que percatara, le que quitado el libro que tenía, aunque viendo su aspecto y lo cuidado que está diría que es un diario, mejor así descubriré cosas de ella y lo querrá recuperar. Sólo es cuestión de tiempo... Y si no le interesa el libro, no me será díficl encontrarla, Goa no es tan grande.
Una banda llamada Cabeza Rapada empieza a armar más ruido del que estaban montando antes. Consiguen que mi atención se dirija a ellos.
Cabeza Rapada, recompensa por ellos: 40 millones de berries. Razones: Peleas en varias islas y por herir civiles principalmente. Mi conclusión es que esta sobrevalorados, sólo el capitán vale la pena, y realmente el precio de sus cabezas es por él, pero cualquiera de nosotros le puede plantar cara y ganar.
Xanxus me habla preguntando sobre dicho libro y la siglas que salen, pero es interrumpido varias veces por aquellos maleantes. Yo aún no me había parado a investigar sobre el diario, por que actualmente tengo otras prioridades en mi cabeza y más abajo también. Mi capitán saca sus pistolas y mata a uno de los perros pertenecientes a la banda de los calvos. Ambos capitanes se encaran y se enzarzan a un duelo del que sale ganando nuestro bando. La reacción de nuestros rivales es la sed de vengaza y se abalazan sobre nosotros. El primero que responde es Kiler y luego los demás.
Desenvaino mi katana normal y el puñal que tengo en la manga escondido.
No merece la pena que use la de filo invertido contra estos inútiles.
Avanzo por el campo de batalla, hundo mi arma blanca sobre el cuello de uno de los Cabezas Rapadas que ha descuidado su espalda. Al siguiente le arrojo la cerveza que hay en una jarra que tengo a mano y aprovecho el momento de distracción en el cual se seca la cara para cortarle el cuello. Un tercer calvo intenta convertirme en un queso de gruyere con su espada, es algo lento, por lo que puedo esquivale, incluso con movimientos elegantes, hasta que una bala perteneciente a Xanxus le dice basta.
Pasaron treinta minutos y todo acabó. Mis compañeros sugieren de huir de aquí por el más que probable hecho que la marina vendrá al bar que estamos.
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En cuanto pudimos, huimos de la tasca en la que nos encontrábamos hacia nuestro escondite en la terminal gray, lugar de cobijo de todos nosotros durante nuestra infancia, y ahora, de nuevo, volvía a ser nuestro hogar.
Pasaron doce horas desde el altercado en ese lugar, corría la voz sobre que un grupo de maleantes formado por un tirador de piel acanelada, un mapache, un espadachín peliazul, un granjero de aspecto extraño con una vaca y un tipejo psicótico con un cánido de mascota habían formado una tangana en una de las tabernas más apartadas y deplorables de toda la isla, tan apartada que la marina apenas intentaba entrar en ella, pero nos buscan por la ciudad y la villa, o eso nos dijeron nuestros espías.
-Señores, según los espías de nuestro amigo Rocket –señalo al bichejo, -nos están buscando, en pocas palabras nos quedan unas veinticuatro horas para conseguir el dinero que nos falta, alimento y un barco para irnos de aquí. –Hago una pausa. –Y como os dije antes, cuando llegamos, tengo un plan. He analizado de arriba a abajo el libro que nuestro amigo Alviss adquirió por accidente de la muchacha de la taberna y no tengo la menor duda, tras leerlo detenidamente, además de saber que la chiquilla es muy estrecha para nuestro amigo, he podido corroborar mis sospechas, este diario pertenece a Lord Willian Torchwood, burgués de clase alta que con trajo matrimonio con la condesa de Kirtchersoff. –Le lancé el libro a Txejo.
–No voy a contar toda la historia, pero solo os diré que nuestro amigo Willy tiene los mismos hobbies que el pajillero este de aquí, –señalo al peliazul –en pocas palabras, si encontramos a la muchacha y guardamos el libro como prueba, podemos ir en busca de su papi y ofrecerle un pequeño intercambio. ¿Qué os parece la idea?
Pasaron doce horas desde el altercado en ese lugar, corría la voz sobre que un grupo de maleantes formado por un tirador de piel acanelada, un mapache, un espadachín peliazul, un granjero de aspecto extraño con una vaca y un tipejo psicótico con un cánido de mascota habían formado una tangana en una de las tabernas más apartadas y deplorables de toda la isla, tan apartada que la marina apenas intentaba entrar en ella, pero nos buscan por la ciudad y la villa, o eso nos dijeron nuestros espías.
-Señores, según los espías de nuestro amigo Rocket –señalo al bichejo, -nos están buscando, en pocas palabras nos quedan unas veinticuatro horas para conseguir el dinero que nos falta, alimento y un barco para irnos de aquí. –Hago una pausa. –Y como os dije antes, cuando llegamos, tengo un plan. He analizado de arriba a abajo el libro que nuestro amigo Alviss adquirió por accidente de la muchacha de la taberna y no tengo la menor duda, tras leerlo detenidamente, además de saber que la chiquilla es muy estrecha para nuestro amigo, he podido corroborar mis sospechas, este diario pertenece a Lord Willian Torchwood, burgués de clase alta que con trajo matrimonio con la condesa de Kirtchersoff. –Le lancé el libro a Txejo.
–No voy a contar toda la historia, pero solo os diré que nuestro amigo Willy tiene los mismos hobbies que el pajillero este de aquí, –señalo al peliazul –en pocas palabras, si encontramos a la muchacha y guardamos el libro como prueba, podemos ir en busca de su papi y ofrecerle un pequeño intercambio. ¿Qué os parece la idea?
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Escaparon de la taberna y Rocket ni siquiera tuvo que correr, pues iba en el hombro de Sansu. Llegaron al vertedero donde se criaron. Era la primera vez que el mapache pisaba aquel lugar desde que Sbunny lo trajo para que aquel anciano le cerrara las heridas.
Corrió la voz sobre el escándalo causado por la banda. Sansu explicó la situación y dijo que tenía un plan que tenía que ver con el libro que había robado Alviss. Después lo tendió al sádico de la gorra y después preguntó que les parecía la idea.
- ¿Un intercambio? ¿Intercambio por qué?
En la mente de Rocket empezaba a hacerse la idea de lo que proponía Sansu y no estaba seguro de lo que pensaba. Pero debían escapar de allí y lo harían cueste lo que cueste.
Corrió la voz sobre el escándalo causado por la banda. Sansu explicó la situación y dijo que tenía un plan que tenía que ver con el libro que había robado Alviss. Después lo tendió al sádico de la gorra y después preguntó que les parecía la idea.
- ¿Un intercambio? ¿Intercambio por qué?
En la mente de Rocket empezaba a hacerse la idea de lo que proponía Sansu y no estaba seguro de lo que pensaba. Pero debían escapar de allí y lo harían cueste lo que cueste.
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Tras acabar con aquellas pérfidas criaturas que se hacían denominar personas,… absurdo, tocaba abrirse y desaparecer, desglose total de la banda y encuentro en la base. Tras decidir lo básico silbo y salgo por la puerta delantera con Sköll a mi vera, decido tomar un camino más rural en la huida por lo que tiro campo a través.
-Has estado muy bien Sköll, me alegra ver que los entrenamientos y tu crecimiento van como esperábamos. Pronto podrás separar las cabezas de los hombros de esa escoria de un solo mordisco y no solo tendrás que ir a la yugular, pero… deberíamos quitarte esa sangre de encima.
Llegamos a un riachuelo y Sköll empieza a hacer la croqueta en el agua dejando que la arena sedimentada y el agua se lleven la mayoría de la sangre dejándome a mí solo teniendo que frotar un poco bajo el hocico donde más se le acumuló. Tras una breve higiene de mi lobo y de mis armas a las cuales retiro cuidadosamente las manchas de sangre reanudamos marcha. Hasta casi el medio día no nos presentamos en el vertedero junto a nuestros compañeros, aquel fétido lugar que por mí no tendría ni en la memoria.
Al llegar con los demás comienza la rueda de prensa de Xanxus, como le gusta pavonearse… pero cumple su función,sabe lo que se hace y con eso por ahora basta. Nos buscan, no es ninguna sorpresa, necesitamos acelerar el plan para huir, aun menos inesperado, pero ahora hay un plan rápido y factible y eso si es nuevo. Xanxus me lanza el libro de anoche, la mayoría lo sigue con la mirada para retomar su atención en Xanxus tras atraparlo, la mayoría, no yo.
“Si obviamos el aroma impregnado del gato… huelo a perfume de calidad media algo que siempre me molesta excepto para encontrar a alguien, huelo también el claro olor de una panadería por lo que su lugar de estancia ha de tener una cerca, eso acotara la búsqueda.”
Cuando Xanxus acaba de hablar se hace un leve silencio que rompo yo dirigiéndome a el directamente.
-Encontrar a la muchacha… fácil, pero traerla aquí sin que arme un alboroto viva… que el principito venga con nosotros creo que podrá engañarla y sacarla de una zona demasiado… poblada. Me llevo el libro si no os importa, dadnos 2h. Sköll!!
No espero mayor respuesta simplemente me giro y parto hacia la ciudad esperando que mi compañero nos siga a mi amigo y a mí y que sea capaz de ligarse a la gallinita. Según nos alejamos lo suficiente del vertedero le enseño el olor a buscar a mi amigo y entre ambos recorremos la isla en busca de las panaderías y de ese perfume en peculiar.
“Si nos sale bien podríamos llevarnos a la muchacha, nos darían unos milloncejos muy útiles por ella como esclava, tiene cierta clase según recuerdo. Decidido nos la llevamos”
-Has estado muy bien Sköll, me alegra ver que los entrenamientos y tu crecimiento van como esperábamos. Pronto podrás separar las cabezas de los hombros de esa escoria de un solo mordisco y no solo tendrás que ir a la yugular, pero… deberíamos quitarte esa sangre de encima.
Llegamos a un riachuelo y Sköll empieza a hacer la croqueta en el agua dejando que la arena sedimentada y el agua se lleven la mayoría de la sangre dejándome a mí solo teniendo que frotar un poco bajo el hocico donde más se le acumuló. Tras una breve higiene de mi lobo y de mis armas a las cuales retiro cuidadosamente las manchas de sangre reanudamos marcha. Hasta casi el medio día no nos presentamos en el vertedero junto a nuestros compañeros, aquel fétido lugar que por mí no tendría ni en la memoria.
Al llegar con los demás comienza la rueda de prensa de Xanxus, como le gusta pavonearse… pero cumple su función,sabe lo que se hace y con eso por ahora basta. Nos buscan, no es ninguna sorpresa, necesitamos acelerar el plan para huir, aun menos inesperado, pero ahora hay un plan rápido y factible y eso si es nuevo. Xanxus me lanza el libro de anoche, la mayoría lo sigue con la mirada para retomar su atención en Xanxus tras atraparlo, la mayoría, no yo.
“Si obviamos el aroma impregnado del gato… huelo a perfume de calidad media algo que siempre me molesta excepto para encontrar a alguien, huelo también el claro olor de una panadería por lo que su lugar de estancia ha de tener una cerca, eso acotara la búsqueda.”
Cuando Xanxus acaba de hablar se hace un leve silencio que rompo yo dirigiéndome a el directamente.
-Encontrar a la muchacha… fácil, pero traerla aquí sin que arme un alboroto viva… que el principito venga con nosotros creo que podrá engañarla y sacarla de una zona demasiado… poblada. Me llevo el libro si no os importa, dadnos 2h. Sköll!!
No espero mayor respuesta simplemente me giro y parto hacia la ciudad esperando que mi compañero nos siga a mi amigo y a mí y que sea capaz de ligarse a la gallinita. Según nos alejamos lo suficiente del vertedero le enseño el olor a buscar a mi amigo y entre ambos recorremos la isla en busca de las panaderías y de ese perfume en peculiar.
“Si nos sale bien podríamos llevarnos a la muchacha, nos darían unos milloncejos muy útiles por ella como esclava, tiene cierta clase según recuerdo. Decidido nos la llevamos”
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Huimos como cualquiera con dos dedos de frente haría, por que era tontería quedarse a que venga la marina y nos maten o arresten, este no es un mundo para héroes. Cada uno por un camino distinto, para despistar. Espero a que todos salgan y me dirijo al baño, para salir por donde he entrado.
He utilizado para abandonar los sitios tantas veces la ventana del pasillo o del baño que ya no recuerdo la última vez que use la puerta como todo el mundo.
Antes de eso, me limpio de la sangre que tengo en el cuerpo con un poco de agua y la que esta en mi espada, lo suficiente para que no sea vea mientras huyo, me pongo la goma para el pelo para ocultar mi rasgo más característico a simple vista: mi peinado. También uso la gorra para poder pasar desapercibido.
Lo normal sería ir directo a las afueras de la ciudad, pero prefiero ir primero en dirección contraria unas manzanas y luego dar un pequeño rodeo antes de ponerse en marcha para salir del Reino de Goa.
Mi trayecto al lugar acordado de la reunión paso por al lado de la taberna que la liamos parda. Esta llena de marines, que parece que aún están analizando el interior, pero lo más probable es que tengan gente buscándonos por los alrededores, por lo que me alejo aligerando la marcha.
Diez horas después estoy en Terminal Gray, en el que fue nuestro escondite durante años cuando eramos unos críos, pero antes de ir, voy a asegurarme de que no hay marines, razón por la cual he llegado dos horas antes, por si acaso. Por los alrededores no había nada más que maleantes y muertos de hambre, aparte de basura para aburrir. Tras un rato que me patee la zona, llego a la conclusión de que no hay marines aquí y voy al escondite. Nada más verlo, no puedo evitar que me entre la nostalgia.
Una vez todos reunidos, el idiota de Xanxus nos informa, los espías de Rocket, que ¿serán mapaches?, les ha dado el chivatazo de que nos siguen, algo lógico. Pero este altercado trastoca nuestros planes y debemos haceros con dinero, provisiones y lo más importante, un barco, lo antes posible.
El diario que robe para poder tener excusa para volver a intentarlo pertenece a Lord Willian Torchwood, un ricachón con mucha pasta.
El plan consiste en la muchacha a cambio de todo lo que necesitamos.
- Me parece perfecto, así no tengo que inventarme alguna excusa para no volver a verla.
Txejo se ofrece para buscarla gracias al rastro de olor del diario y que vaya con ellos para embaucarla y traerla sin que se ponga a gritar. Nos ponemos en marcha.
Ahora tengo que pensar que la digo para que crea que no tengo esa enfermedad que se invento el bastardo de Xanxus, madre que lo pario...
He utilizado para abandonar los sitios tantas veces la ventana del pasillo o del baño que ya no recuerdo la última vez que use la puerta como todo el mundo.
Antes de eso, me limpio de la sangre que tengo en el cuerpo con un poco de agua y la que esta en mi espada, lo suficiente para que no sea vea mientras huyo, me pongo la goma para el pelo para ocultar mi rasgo más característico a simple vista: mi peinado. También uso la gorra para poder pasar desapercibido.
Lo normal sería ir directo a las afueras de la ciudad, pero prefiero ir primero en dirección contraria unas manzanas y luego dar un pequeño rodeo antes de ponerse en marcha para salir del Reino de Goa.
Mi trayecto al lugar acordado de la reunión paso por al lado de la taberna que la liamos parda. Esta llena de marines, que parece que aún están analizando el interior, pero lo más probable es que tengan gente buscándonos por los alrededores, por lo que me alejo aligerando la marcha.
Diez horas después estoy en Terminal Gray, en el que fue nuestro escondite durante años cuando eramos unos críos, pero antes de ir, voy a asegurarme de que no hay marines, razón por la cual he llegado dos horas antes, por si acaso. Por los alrededores no había nada más que maleantes y muertos de hambre, aparte de basura para aburrir. Tras un rato que me patee la zona, llego a la conclusión de que no hay marines aquí y voy al escondite. Nada más verlo, no puedo evitar que me entre la nostalgia.
Una vez todos reunidos, el idiota de Xanxus nos informa, los espías de Rocket, que ¿serán mapaches?, les ha dado el chivatazo de que nos siguen, algo lógico. Pero este altercado trastoca nuestros planes y debemos haceros con dinero, provisiones y lo más importante, un barco, lo antes posible.
El diario que robe para poder tener excusa para volver a intentarlo pertenece a Lord Willian Torchwood, un ricachón con mucha pasta.
El plan consiste en la muchacha a cambio de todo lo que necesitamos.
- Me parece perfecto, así no tengo que inventarme alguna excusa para no volver a verla.
Txejo se ofrece para buscarla gracias al rastro de olor del diario y que vaya con ellos para embaucarla y traerla sin que se ponga a gritar. Nos ponemos en marcha.
Ahora tengo que pensar que la digo para que crea que no tengo esa enfermedad que se invento el bastardo de Xanxus, madre que lo pario...
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"Hay que joderse, sí que han tardado poco en liarla. ¡Y sin avisarme, los muy mamones!"
Las noticias vuelan cuando se trata del Reino Goa, y más aún una sonada como una matanza en un bar de mala muerte. Es cierto: los tumultos y peleas multitudinarias están a la orden del día, mas no una en la que dos bandas, una de ellas repleta de piratas temidos y aguerridos y la otra un puñado de tipos desconocidos salidos de ninguna parte, y se reparte muerte a diestro y siniestro, saliendo como perdedores sin duda que valga la panda de piratas.
"Bueno, tal vez no tan temidos y aguerridos"
Lo cierto es que confío en todos y cada uno de los tipos que me habían acompañado en mi infancia, con la única excepción de Uro, cuya dieta vegetariana nunca terminó de convencerme, y sé con certeza de lo que son capaces por su cuenta y su forma de actuar.
Y siguiendo las pistas de cómo supuse que actuarían, mis pesados y poderosos pasos envueltos en armadura hacen temblar el suelo a mi paso, acercándome al refugio que reconstruí hará algún tiempo cuando me escapé de los muelles, exactamente en el mismo lugar en el que estuvo el de nuestra infancia. No distan más de unos cien metros cuando un par de figuras salen, sin girarse hacia mí. Tras unos segundos, les reconozco como Kiler y Alviss, o el mudo y el pichafloja, como acostumbro a llamarlos, pero no me da tiempo a gritar sus nombres y saludarles apropiadamente antes de que echen a correr en dirección opuesta, quién sabe con qué propósito. Gruñendo con descontento, bajo el brazo derecho alzado y reanudo mi marcha, engañosamente rápida debido a mis zancadas lentas, cubriendo en poco tiempo la distancia que me separa de mis viejos compañeros.
- Seréis cabrones. -Impreco a medida que entro en el refugio, adaptado a mi tamaño por mí mismo.- Mira que montáis tangana y os cuidáis de no avisarme. Pero claro, el semigigante está hurgando en los vertederos para encontrar buenas piezas para un barco y removiendo viejos contactos para amenazarles con abrirles la cabeza si no me dan lo que busco. -Dos miradas de circunstancias caen sobre mí, teniendo mucho más peso y significado la del pistolitas de Xanxus, pero ignorándolas aprovecho para descolgar el imponente pez que llevaba en la espalda, un atún adulto, y agitarlo en el aire con una sola mano llamando fuertemente la atención del mapache presente- Encontré esto cuando rondaba los muelles de la ciudad. Me lo regalaron amablemente un par de palurdos que se lo llevaban de allí sin pagar y a los que yo regalé antes unos cuantos guantazos.
Haciendo caso omiso del hecho de que Rocket es más pequeño que el propio pez que le ofrezco, se lo lanzo obligándolo a esquivarlo para no quedar sepultado en él. Indignado, me suelta toda una retahíla de sus quejas e improperios respondidos por mi potente risa resonante. Tras el pequeño momento, me siento con los demás en un espacio suficientemente amplio para mí, quitándome el casco en el proceso.
- Bien chicos, ¿algo nuevo que deba saber? ¿Algo, tal vez, que ver con ese libro con pinta de caro? -Añado, tras prestar un par de vistazos al tomo que han traído y que sin duda está fuera de lugar. Inmediatamente me resumen la jornada y el plan a realizar, mientras Rocket ataca la pieza que le he traído.- Bah, tanta planificación. ¿No sería más rápido entrar por las malas en la residencia de ese putero y amenazar con partirle la espalda si no nos da lo que queremos?
Las noticias vuelan cuando se trata del Reino Goa, y más aún una sonada como una matanza en un bar de mala muerte. Es cierto: los tumultos y peleas multitudinarias están a la orden del día, mas no una en la que dos bandas, una de ellas repleta de piratas temidos y aguerridos y la otra un puñado de tipos desconocidos salidos de ninguna parte, y se reparte muerte a diestro y siniestro, saliendo como perdedores sin duda que valga la panda de piratas.
"Bueno, tal vez no tan temidos y aguerridos"
Lo cierto es que confío en todos y cada uno de los tipos que me habían acompañado en mi infancia, con la única excepción de Uro, cuya dieta vegetariana nunca terminó de convencerme, y sé con certeza de lo que son capaces por su cuenta y su forma de actuar.
Y siguiendo las pistas de cómo supuse que actuarían, mis pesados y poderosos pasos envueltos en armadura hacen temblar el suelo a mi paso, acercándome al refugio que reconstruí hará algún tiempo cuando me escapé de los muelles, exactamente en el mismo lugar en el que estuvo el de nuestra infancia. No distan más de unos cien metros cuando un par de figuras salen, sin girarse hacia mí. Tras unos segundos, les reconozco como Kiler y Alviss, o el mudo y el pichafloja, como acostumbro a llamarlos, pero no me da tiempo a gritar sus nombres y saludarles apropiadamente antes de que echen a correr en dirección opuesta, quién sabe con qué propósito. Gruñendo con descontento, bajo el brazo derecho alzado y reanudo mi marcha, engañosamente rápida debido a mis zancadas lentas, cubriendo en poco tiempo la distancia que me separa de mis viejos compañeros.
- Seréis cabrones. -Impreco a medida que entro en el refugio, adaptado a mi tamaño por mí mismo.- Mira que montáis tangana y os cuidáis de no avisarme. Pero claro, el semigigante está hurgando en los vertederos para encontrar buenas piezas para un barco y removiendo viejos contactos para amenazarles con abrirles la cabeza si no me dan lo que busco. -Dos miradas de circunstancias caen sobre mí, teniendo mucho más peso y significado la del pistolitas de Xanxus, pero ignorándolas aprovecho para descolgar el imponente pez que llevaba en la espalda, un atún adulto, y agitarlo en el aire con una sola mano llamando fuertemente la atención del mapache presente- Encontré esto cuando rondaba los muelles de la ciudad. Me lo regalaron amablemente un par de palurdos que se lo llevaban de allí sin pagar y a los que yo regalé antes unos cuantos guantazos.
Haciendo caso omiso del hecho de que Rocket es más pequeño que el propio pez que le ofrezco, se lo lanzo obligándolo a esquivarlo para no quedar sepultado en él. Indignado, me suelta toda una retahíla de sus quejas e improperios respondidos por mi potente risa resonante. Tras el pequeño momento, me siento con los demás en un espacio suficientemente amplio para mí, quitándome el casco en el proceso.
- Bien chicos, ¿algo nuevo que deba saber? ¿Algo, tal vez, que ver con ese libro con pinta de caro? -Añado, tras prestar un par de vistazos al tomo que han traído y que sin duda está fuera de lugar. Inmediatamente me resumen la jornada y el plan a realizar, mientras Rocket ataca la pieza que le he traído.- Bah, tanta planificación. ¿No sería más rápido entrar por las malas en la residencia de ese putero y amenazar con partirle la espalda si no nos da lo que queremos?
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¡Pero si acabamos de llegar! ¿Cómo que ya tenemos que volver a bajar? Que pereza.
Uro suspira, sabe que llevar la contraria a Xanxus era un esfuerzo inutil, y no estaba para hacer esfuerzos.Montándose de nuevo en su vaca vuelven a bajar el largo camino, esta vez separados.
Y aunque la vaca tuvo que pasar más de una penuria para bajar tan escarpado y boscoso camino, de esto su montado no se enteró, pues el sueño le sobrevino y despertó con el caer estrepitoso de metálicas basuras.
El plan es entumecido con el estupor, haciendo inentiligible para el muchacho, que se dedica a acomodarse en su peculiar y amistosa montura.
- Si...si... ya me decís que tengo que...hacer...-bosteza cerrando los ojos, pero las fuertes pisadas le arrancan de su tranquilidad.
Onox ha crecido mucho, aunque yo también... me pregunto si seguiré no cayéndole demasiado bien. Ese pescado se va a pudrir, seguro.
- Ey.- alza el brazo con cansancio, para volver a dormirse sobre Clarabelle.
Uro suspira, sabe que llevar la contraria a Xanxus era un esfuerzo inutil, y no estaba para hacer esfuerzos.Montándose de nuevo en su vaca vuelven a bajar el largo camino, esta vez separados.
Y aunque la vaca tuvo que pasar más de una penuria para bajar tan escarpado y boscoso camino, de esto su montado no se enteró, pues el sueño le sobrevino y despertó con el caer estrepitoso de metálicas basuras.
El plan es entumecido con el estupor, haciendo inentiligible para el muchacho, que se dedica a acomodarse en su peculiar y amistosa montura.
- Si...si... ya me decís que tengo que...hacer...-bosteza cerrando los ojos, pero las fuertes pisadas le arrancan de su tranquilidad.
Onox ha crecido mucho, aunque yo también... me pregunto si seguiré no cayéndole demasiado bien. Ese pescado se va a pudrir, seguro.
- Ey.- alza el brazo con cansancio, para volver a dormirse sobre Clarabelle.
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Los rumores vuelan, tal vez porque la humanidad es excesivamente cotilla, pero al menos eso me sirve para enterarme de que mis compañeros ya la han liado durante mi ausencia. Hay que ver... no estoy durante unas pocas horas y no saben comportarse. Me entra la risa. Yo hubiera hecho lo mismo, me parece más divertido que comportarse correctamente, a pesar de que mi buena educación no me permita llegar hasta el punto de mis amigos. Aun así no me preocupa lo más mínimo lo que hayan hecho, se de buena mano que saben cuidarse bien, tienen una flor en el culo, como siempre digo.
Camino acompañada de mi fiel compañero, ya no es una mascota, se ha convertido en algo más, en una pieza esencial de mi vida. Se que es raro que un oso te vaya acompañando por plena calle, tal vez sea por eso por lo que la gente me mira de una forma un tanto extraña, aunque debo decir que los guantes con las cuchillas también influyen. Probablemente tenga un aspecto un tanto intimidante. No me preocupa, al contrario, me siento superior a los demás y eso me hace sentir bien ¿por qué? porque seguro que muchos tendrán envidia, la cual probablemente estará acompañada de miedo, y eso siempre es bueno. Mis ojos verdes se cruzan con los de cualquiera que se cruza en mis narices y en mi mirada se refleja la superioridad que en esos momentos siento.
De esta forma emprendo mi camino, se donde se habrán escondido. En nuestro vertedero. El recuerdo me saca una sonrisa, no había vuelto en todo este tiempo hasta allí, ni siquiera lo hice cuando llegamos hasta la isla, tal vez por miedo a que todo aquello hubiera cambiado de alguna forma. Ando tranquilamente, disfrutando del lugar y de todos los recuerdos que los rincones me traen, total... no hay prisa, los demás sabrán sobrevivir sin mi un rato más. Cuando llego a nuestra guarida ya están todos reunidos, les saludo con una sonrisa sincera y me siento cerca de Xanxus, no me gusta que me den órdenes pero al menos no tiene ideas descabelladas y... bueno... prefiero que sea él quien me las de a que lo haga cualquier otra persona, tal vez porque la otra persona moriría instantáneamente a mis manos.
Escucho con atención lo que nuestro capitán dice, por sus palabras y por los rumores que me llegaron anteriormente puedo imaginar lo que ha pasado. Al parecer lo tiene todo planeado, lo cual me gusta, su mente funciona bien, con rapidez, como tiene que ser, solo espero que realmente haya pensado en las consecuencias de cada una de sus decisiones, yo lo habría hecho. Los demás parecen tener clara cual es la parte que les ha tocado a cada uno y por tanto todos se van yendo, hasta que tan solo quedamos Xanxuss, Uro y yo.
-Tal vez lo más recomendable sea que vayamos los tres juntos... no vaya a ser que a este de aquí -digo mientras le doy un codazo a Uro, intentando despertarle- le pase algo por quedarse dormido en cualquier sitio. ¿Qué os parece? -me levanto, me quito cualquier resto de polvo que se haya podido quedar en mis pantalones y pongo los brazos en jarras, apoyando las manos en mi cintura- vamos, moved vuestros preciosos culos, tenemos cosas que hacer.
Camino acompañada de mi fiel compañero, ya no es una mascota, se ha convertido en algo más, en una pieza esencial de mi vida. Se que es raro que un oso te vaya acompañando por plena calle, tal vez sea por eso por lo que la gente me mira de una forma un tanto extraña, aunque debo decir que los guantes con las cuchillas también influyen. Probablemente tenga un aspecto un tanto intimidante. No me preocupa, al contrario, me siento superior a los demás y eso me hace sentir bien ¿por qué? porque seguro que muchos tendrán envidia, la cual probablemente estará acompañada de miedo, y eso siempre es bueno. Mis ojos verdes se cruzan con los de cualquiera que se cruza en mis narices y en mi mirada se refleja la superioridad que en esos momentos siento.
De esta forma emprendo mi camino, se donde se habrán escondido. En nuestro vertedero. El recuerdo me saca una sonrisa, no había vuelto en todo este tiempo hasta allí, ni siquiera lo hice cuando llegamos hasta la isla, tal vez por miedo a que todo aquello hubiera cambiado de alguna forma. Ando tranquilamente, disfrutando del lugar y de todos los recuerdos que los rincones me traen, total... no hay prisa, los demás sabrán sobrevivir sin mi un rato más. Cuando llego a nuestra guarida ya están todos reunidos, les saludo con una sonrisa sincera y me siento cerca de Xanxus, no me gusta que me den órdenes pero al menos no tiene ideas descabelladas y... bueno... prefiero que sea él quien me las de a que lo haga cualquier otra persona, tal vez porque la otra persona moriría instantáneamente a mis manos.
Escucho con atención lo que nuestro capitán dice, por sus palabras y por los rumores que me llegaron anteriormente puedo imaginar lo que ha pasado. Al parecer lo tiene todo planeado, lo cual me gusta, su mente funciona bien, con rapidez, como tiene que ser, solo espero que realmente haya pensado en las consecuencias de cada una de sus decisiones, yo lo habría hecho. Los demás parecen tener clara cual es la parte que les ha tocado a cada uno y por tanto todos se van yendo, hasta que tan solo quedamos Xanxuss, Uro y yo.
-Tal vez lo más recomendable sea que vayamos los tres juntos... no vaya a ser que a este de aquí -digo mientras le doy un codazo a Uro, intentando despertarle- le pase algo por quedarse dormido en cualquier sitio. ¿Qué os parece? -me levanto, me quito cualquier resto de polvo que se haya podido quedar en mis pantalones y pongo los brazos en jarras, apoyando las manos en mi cintura- vamos, moved vuestros preciosos culos, tenemos cosas que hacer.
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Me cruzo de brazos y pongo mi pierna derecha sobre mi rodilla izquierda, -entonces la primera parte del plan ha quedado clara: Killer y Alviss irán en busca de la muchacha y la llevarán a la puerta de la muralla este en tres horas, en otras palabras, la puerta de entrada a la ciudad desde la terminal. -Miro a Onox –Grandullón, -tú vete con Rocket y buscad un barco lo suficientemente estable como para navegar contigo encima e intentad llevarlo a la entrada del mar en la terminal sin que os vean.
A regañadientes todos aceptan cumplir las órdenes, es muy difícil ser el líder en un grupo donde todos aspiramos a ser el macho alfa por decirlo de alguna manera, incluyendo la dulce Luthien; pese a ello, todos actuábamos bien en equipo. Me quede solo junto al vago de Uro, que dormía sobre su apestosa vaca, y Luthien.
Antes de que pudiera hablar, la morenaza irrumpe objetando que deberíamos ir los tres juntos, algo que no me entusiasmaba, sobre todo por el hedor que desprendía la vaca. –Paso, -digo con desgana, -id vosotros tres a por comida, yo tengo que hacer una gestiones en solitario antes de reunirme con vosotros, y llevarla al barco.
Simplemente, sin decir alguna palabra más, introduzco mi mano en los bolsillos con los pulgares por fuera y empiezo a caminar hacia la entrada a la ciudad por un camino alternativo para no encontrarme con ninguna de la banda. El camino se hizo demasiado corto para mi gusto, soy un amante de la soledad que últimamente no había podido estar solo y disfrutar de lo que ello acarrea: Poder pensar.
“Ahora tengo que buscar la casa del noble, porque no creo que la muchacha nos diga donde vive su padre por las buenas…” –discurrí, -“Y para esto no puedo confiar en ninguno del grupo, como mucho en Killer, pero sus métodos llamarían mucho la atención.”
Sin demorarme más me adentro en la ciudadela saltando el miro, sin entrar por la puerta, una vez dentro empiezo a caminar por zonas transitadas, es bien sabido que es más fácil ser encontrado por lugares con poca gente que en lugares cuyo barullo es grande, al contrario de lo que opina el resto. Una vez en la avenida principal de la ciudadela, que da directamente a la puerta principal del castillo, me apoyo en una de las farolas a esperar el momento oportuno para el cambio de guardia. Pasada media hora llega el esperado cambio y los guardas van cada uno a sus casas tras su jornada de doce horas, de pie, custodiando las calles. En cuanto pasa uno por mi lado empiezo a seguirlo, apresuro mi paso hasta colocarme tras de él, y en cuanto puedo desenfundo mi arma y se la pongo en la espalda –Yo que tú me estaría quieto y me adentraría en el callejón de tu izquierda, -espeto.
El guardia hizo caso pues la gallardía de estos pseudosoldados de la ley tan solo es visible cuando el noble de turno está presente, sino son unos cobardes de manual.
Dentro de lo más profundo del callejón lo empujo tirándolo al suelo. –Creo que vas a decirme lo que quiero saber, ¿verdad? –mis ojos se rasgan como los de un felino furioso, mientras que los bellos mi piel se erizan creando unas pequeñas, diminutas, descargas eléctricas.
A regañadientes todos aceptan cumplir las órdenes, es muy difícil ser el líder en un grupo donde todos aspiramos a ser el macho alfa por decirlo de alguna manera, incluyendo la dulce Luthien; pese a ello, todos actuábamos bien en equipo. Me quede solo junto al vago de Uro, que dormía sobre su apestosa vaca, y Luthien.
Antes de que pudiera hablar, la morenaza irrumpe objetando que deberíamos ir los tres juntos, algo que no me entusiasmaba, sobre todo por el hedor que desprendía la vaca. –Paso, -digo con desgana, -id vosotros tres a por comida, yo tengo que hacer una gestiones en solitario antes de reunirme con vosotros, y llevarla al barco.
Simplemente, sin decir alguna palabra más, introduzco mi mano en los bolsillos con los pulgares por fuera y empiezo a caminar hacia la entrada a la ciudad por un camino alternativo para no encontrarme con ninguna de la banda. El camino se hizo demasiado corto para mi gusto, soy un amante de la soledad que últimamente no había podido estar solo y disfrutar de lo que ello acarrea: Poder pensar.
“Ahora tengo que buscar la casa del noble, porque no creo que la muchacha nos diga donde vive su padre por las buenas…” –discurrí, -“Y para esto no puedo confiar en ninguno del grupo, como mucho en Killer, pero sus métodos llamarían mucho la atención.”
Sin demorarme más me adentro en la ciudadela saltando el miro, sin entrar por la puerta, una vez dentro empiezo a caminar por zonas transitadas, es bien sabido que es más fácil ser encontrado por lugares con poca gente que en lugares cuyo barullo es grande, al contrario de lo que opina el resto. Una vez en la avenida principal de la ciudadela, que da directamente a la puerta principal del castillo, me apoyo en una de las farolas a esperar el momento oportuno para el cambio de guardia. Pasada media hora llega el esperado cambio y los guardas van cada uno a sus casas tras su jornada de doce horas, de pie, custodiando las calles. En cuanto pasa uno por mi lado empiezo a seguirlo, apresuro mi paso hasta colocarme tras de él, y en cuanto puedo desenfundo mi arma y se la pongo en la espalda –Yo que tú me estaría quieto y me adentraría en el callejón de tu izquierda, -espeto.
El guardia hizo caso pues la gallardía de estos pseudosoldados de la ley tan solo es visible cuando el noble de turno está presente, sino son unos cobardes de manual.
Dentro de lo más profundo del callejón lo empujo tirándolo al suelo. –Creo que vas a decirme lo que quiero saber, ¿verdad? –mis ojos se rasgan como los de un felino furioso, mientras que los bellos mi piel se erizan creando unas pequeñas, diminutas, descargas eléctricas.
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Cuando estábamos ya en la guarida llegó Onox, quien me soltó un enorme regalo el cual casi me aplasta, pero aún así lo agradecí y empecé a devorar el enorme pescado, pues hacía rato que me dolía el estómago por el hambre. Devoraba el pescado cual bestia cuando apareció Luthien, la cual no me caía del todo mal, aunque podía reservarse ciertos mimos indeseados.
Mas o menos cuando del pescado sólo quedaba la raspa y espinas, me limpié el morro y Sansu terminó de explicar su plan, mandándome a buscar un barco para poder salir de Dawn junto a Onox. Me subí al hombro del gigante siendo lo más cuidadoso posible para no clavar las garras en la piel de este, aunque lo mas probable es que tal cosa no le duela.
Me senté sobre su hombro cuando salimos del refugio, dirección al puerto.
-Recuerda, un barco que soporte tu enorme trasero. -le dije con el claro propósito de picarle. -Aunque también podemos llevarte con un cabo atado al cuello. ¿Puedes flotar, no?
Una risa aguda me salió del morro. Me gustaba picar a Onox, aunque lo consideraba mi mejor amigo en la banda. Bostecé y me llevé la mano a la parte trasera de la oreja, rascándome ligeramente y cerrando un ojo.
-Tengo ganas de irme de aquí, aunque... -Me di la vuelta, observando en la lejanía la zona de la isla en la que vivían los nobles. Una malvada sonrisa se dibujó en mi rostro. -... tengo un pequeño plan para el futuro con este sitio.
Mas o menos cuando del pescado sólo quedaba la raspa y espinas, me limpié el morro y Sansu terminó de explicar su plan, mandándome a buscar un barco para poder salir de Dawn junto a Onox. Me subí al hombro del gigante siendo lo más cuidadoso posible para no clavar las garras en la piel de este, aunque lo mas probable es que tal cosa no le duela.
Me senté sobre su hombro cuando salimos del refugio, dirección al puerto.
-Recuerda, un barco que soporte tu enorme trasero. -le dije con el claro propósito de picarle. -Aunque también podemos llevarte con un cabo atado al cuello. ¿Puedes flotar, no?
Una risa aguda me salió del morro. Me gustaba picar a Onox, aunque lo consideraba mi mejor amigo en la banda. Bostecé y me llevé la mano a la parte trasera de la oreja, rascándome ligeramente y cerrando un ojo.
-Tengo ganas de irme de aquí, aunque... -Me di la vuelta, observando en la lejanía la zona de la isla en la que vivían los nobles. Una malvada sonrisa se dibujó en mi rostro. -... tengo un pequeño plan para el futuro con este sitio.
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Alzo una ceja al ver la cara que pone Xanxus ante mi propuesta, me cruzo de brazos ante su negativa, especialmente cuando se larga sin dejar que le respondamos, aunque Uro es un poco difícil que lo haga puesto que sigue dormido. Frunzo el ceño levemente, niego con la cabeza y suspiro. También yo prefiero ir sola a la mayoría de sitios para que ninguno de ellos me entorpezca, que es lo que, bajo mi punto de vista, suelen hacer todos mis compañeros, pero me callo y acepto porque es lo mejor para todos. Decido dejar el tema a un lado, total... no vale la pena discutir y, por lo tanto, es algo que no merece mi atención. Me acerco a Uro y le sacudo suavemente.
-Vamos, levanta rubio, tenemos trabajo por delante, no hay tiempo para echarse un sueñecito. Los demás ya se han ido, solo quedamos nosotros.
Cuando consigo que se levante le quito de la camiseta el polvo y los restos de suciedad que se le han quedado pegados y comienzo a empujarle por la espalda para que se de más prisa. Nos han mandado el trabajo más fácil, y eso me cabrea. Probablemente no esté de muy buen humor el resto del día. ¿Por quién me han tomado? ¿Acaso se creen que soy una niñita incapaz de luchar o de investigar por su cuenta? Me cruzo de brazos nuevamente y sigo caminando, mirando al frente en todo momento, con el ceño fruncido. Idiotas.
-Nos ha tocado conseguir comida -digo suavemente, casi con un tono dulce, como si en realidad estuviera perfectamente, aunque mi cara me delata- y no vamos muy sobrados de dinero así que... habrá que robarla -en ese momento una idea se me pasa por la cabeza y sonrío de forma un tanto malévola- oye... mi querido y somnoliento rubio... ¿qué te parece si casi todo lo que robamos es fruta y verdura? -así aprenderán a no mandarme estupideces como esa, yo estoy hecha para la lucha, no para las tareas del hogar. Noto como Kenai me muerde, aunque sin llegar a hacerme daño, una pierna, quejándose por mi proposición- tranquilidad, también robaremos carne, pero... en menor cantidad. Os reservaré una mayor parte a ti y a Skoll.
Le sonrío, esperando a que mi compañero y su vaca digan algo, aunque seguro que le parece bien, al fin y al cabo es vegetariano. Es una suerte que no me desagrade la verdura y no me importe comerla bastante seguido. Suelto una pequeña carcajada, feliz por mi idea, es una pequeña venganza que realmente no va a hacer daño a nadie. Les compensaré robando repostería de sobras para todos.
-Creo que ya se donde iremos. En el centro hay dos tiendas bastante cercanas, una de ellas es una panadería en la que también venden productos lácteos, la otra es una tienda de alimentación normal y corriente. Tu te encargas de la carne y la verdura, para algo cocinas, yo me encargo de lo demás... y, por favor, ves rápido y no te duermas o nos podemos meter en un buen lío. Confío en ti.
Le guiño un ojo y seguidamente me pongo seria. Comienza a haber gente a nuestro alrededor y me siento incómoda. Odio estar por la calle y que alguien me toque, o incluso que me roce, me entran ganas de cortarle en diminutos cachitos para que nadie más pueda reconocerle nunca. Por suerte de momento eso no ha pasado, hay suficiente espacio en la calle para poder ir apartada de los demás. En parte me dan ganas de echarme la mano a la cara para esconderme y salir huyendo. Somos piratas, deberíamos dar miedo, deberían temernos, pero... la vaca que nos acompaña no es muy intimidante. La miro, al menos da leche, ya es algo que no tenemos que robar. Otra de las cosas que no había pensado es que probablemente por los lios causados anteriormente nos estén buscando y, si Uro estaba presente, seguro que se acuerdan de la vaca... por lo tanto es un peligro ir con ella, tal vez por eso se nos queda todo el mundo mirando... ¿o es solo porque les hace gracia el animal? Suspiro, no puedo saberlo y me va a acabar entrando dolor de cabeza, así que mejor pienso en otra cosa porque, la verdad, no me preocupa mucho que nos persigan, ni que se rían de nosotros, de hecho serían dos buenas escusas para matar a alguien, lo cual no me vendría del todo mal para descargar el odioso humor que llevo en estos momentos y que intento ocultar.
-Bueno... cuéntame mientras llegamos al centro ¿qué fue de tu vida durante los años que no estuvimos juntos? todavía no he hablado contigo de ello.
-Vamos, levanta rubio, tenemos trabajo por delante, no hay tiempo para echarse un sueñecito. Los demás ya se han ido, solo quedamos nosotros.
Cuando consigo que se levante le quito de la camiseta el polvo y los restos de suciedad que se le han quedado pegados y comienzo a empujarle por la espalda para que se de más prisa. Nos han mandado el trabajo más fácil, y eso me cabrea. Probablemente no esté de muy buen humor el resto del día. ¿Por quién me han tomado? ¿Acaso se creen que soy una niñita incapaz de luchar o de investigar por su cuenta? Me cruzo de brazos nuevamente y sigo caminando, mirando al frente en todo momento, con el ceño fruncido. Idiotas.
-Nos ha tocado conseguir comida -digo suavemente, casi con un tono dulce, como si en realidad estuviera perfectamente, aunque mi cara me delata- y no vamos muy sobrados de dinero así que... habrá que robarla -en ese momento una idea se me pasa por la cabeza y sonrío de forma un tanto malévola- oye... mi querido y somnoliento rubio... ¿qué te parece si casi todo lo que robamos es fruta y verdura? -así aprenderán a no mandarme estupideces como esa, yo estoy hecha para la lucha, no para las tareas del hogar. Noto como Kenai me muerde, aunque sin llegar a hacerme daño, una pierna, quejándose por mi proposición- tranquilidad, también robaremos carne, pero... en menor cantidad. Os reservaré una mayor parte a ti y a Skoll.
Le sonrío, esperando a que mi compañero y su vaca digan algo, aunque seguro que le parece bien, al fin y al cabo es vegetariano. Es una suerte que no me desagrade la verdura y no me importe comerla bastante seguido. Suelto una pequeña carcajada, feliz por mi idea, es una pequeña venganza que realmente no va a hacer daño a nadie. Les compensaré robando repostería de sobras para todos.
-Creo que ya se donde iremos. En el centro hay dos tiendas bastante cercanas, una de ellas es una panadería en la que también venden productos lácteos, la otra es una tienda de alimentación normal y corriente. Tu te encargas de la carne y la verdura, para algo cocinas, yo me encargo de lo demás... y, por favor, ves rápido y no te duermas o nos podemos meter en un buen lío. Confío en ti.
Le guiño un ojo y seguidamente me pongo seria. Comienza a haber gente a nuestro alrededor y me siento incómoda. Odio estar por la calle y que alguien me toque, o incluso que me roce, me entran ganas de cortarle en diminutos cachitos para que nadie más pueda reconocerle nunca. Por suerte de momento eso no ha pasado, hay suficiente espacio en la calle para poder ir apartada de los demás. En parte me dan ganas de echarme la mano a la cara para esconderme y salir huyendo. Somos piratas, deberíamos dar miedo, deberían temernos, pero... la vaca que nos acompaña no es muy intimidante. La miro, al menos da leche, ya es algo que no tenemos que robar. Otra de las cosas que no había pensado es que probablemente por los lios causados anteriormente nos estén buscando y, si Uro estaba presente, seguro que se acuerdan de la vaca... por lo tanto es un peligro ir con ella, tal vez por eso se nos queda todo el mundo mirando... ¿o es solo porque les hace gracia el animal? Suspiro, no puedo saberlo y me va a acabar entrando dolor de cabeza, así que mejor pienso en otra cosa porque, la verdad, no me preocupa mucho que nos persigan, ni que se rían de nosotros, de hecho serían dos buenas escusas para matar a alguien, lo cual no me vendría del todo mal para descargar el odioso humor que llevo en estos momentos y que intento ocultar.
-Bueno... cuéntame mientras llegamos al centro ¿qué fue de tu vida durante los años que no estuvimos juntos? todavía no he hablado contigo de ello.
Alviss
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Vamos Txejo, su lobo y yo a la ciudad. A Sköll no le caigo bien, la verdad desconozco las razones y no me importa demasiado mientras sólo me gruña y me mire mal.
Partimos con una pista, su paradero esta cerca de una panadería, por lo que lo primero de todo es ir a todas las panaderías de Goa y que la mascota de Kiler encuentre el rastro y nos lleve a la hermosa dama que sera nuestra moneda de cambio para salir de aquí, espero al menos poder "usarla" antes del intercambio.
Saber la cantidad y localización de las panaderías de la ciudad no es algo que llame mi interés, sólo conozco a dos, una que es fácil de robar y otra tiene el mejor pan en calidad-precio.
Pasamos por varias pero no es la que buscamos. Tras un rato, encontramos el establecimiento que puede llevarnos hasta ella. Sköll rastrea la zona para hallar el olor al perfume usa la muchacha y nos conduce a una pequeña plaza que se encontraba algo escondido. Antes de ir al ataque, le entrego a Txejo un frasco y un pañuelo.
- Toma, cloroformo y un pañuelo para usarlo con él, que este último se ha usado varias veces para ese propósito. Yo la llevaré lo más fuera de la ciudad posible y donde menos gente haya y cuando veas pertinente la dejas K.O.
Me voy acercando poco a poco a ella, por culpa de Xanxus esto no va a ser nada fácil y no tengo las de ganar.
- Empezamos con mal pie la última vez, así que mejor será empezar de cero. Hola me llamo Alviss, ¿y tú?
Su mirada es una mezcla de sopresa por haberla encontrado y volver a insistir y algo de miedo por lo primero.
- Es por lo que dijo mi compañero, ¿no? ¿en serio te lo crees? Es la típica mentira para joder a un amigo.
- Menudo "amigo" que tienes la verdad.
- No es el mejor amigo del mundo, pero le conozco desde la infancia y tanto él, como los que estaban en esa mesa y dos más que no desentonan, es mi familia, así que te puedes hacer una idea de como ha sido mi vida.
Esto último la deja sin habla, como si se apiadara de mí, pero que no puede decirlo. Para poder romper el hielo, recurró al diario.
- ¡Ah! Se me olvidaba, otra razón por la cual vine era para darte esto, se te cayó en la taberna. No te preocupes, no lo he leído
No estoy mintiendo, en realidad lo leyó Xanxus.
Se queda mirándolo fijamente, con cierta preocupación lo coge.
- Gracias...
- ¿Damos una vuelta? Me gustaría enseñarte un sitio.
Acepta, aunque noto en ella cierta preocupación. Mientras nos movemos hablamos de temas varios y algún chiste malo, que gracias a todo eso, consigo que se relaje y que confie en mí.
Ya estamos cerca de las afueras y se me empiezan a acabar las ideas para donde ir sin que piense que no vamos a ningún sitio en concreto.
Me detengo un momento, fingiendo que no me ubico bien del todo, para pensar hacía donde huir, cuando noto que me empujan, cuando me doy la vuelta, veo que Txejo ha dormido a la chica.
- Ya está, ahora volvamos.
Partimos con una pista, su paradero esta cerca de una panadería, por lo que lo primero de todo es ir a todas las panaderías de Goa y que la mascota de Kiler encuentre el rastro y nos lleve a la hermosa dama que sera nuestra moneda de cambio para salir de aquí, espero al menos poder "usarla" antes del intercambio.
Saber la cantidad y localización de las panaderías de la ciudad no es algo que llame mi interés, sólo conozco a dos, una que es fácil de robar y otra tiene el mejor pan en calidad-precio.
Pasamos por varias pero no es la que buscamos. Tras un rato, encontramos el establecimiento que puede llevarnos hasta ella. Sköll rastrea la zona para hallar el olor al perfume usa la muchacha y nos conduce a una pequeña plaza que se encontraba algo escondido. Antes de ir al ataque, le entrego a Txejo un frasco y un pañuelo.
- Toma, cloroformo y un pañuelo para usarlo con él, que este último se ha usado varias veces para ese propósito. Yo la llevaré lo más fuera de la ciudad posible y donde menos gente haya y cuando veas pertinente la dejas K.O.
Me voy acercando poco a poco a ella, por culpa de Xanxus esto no va a ser nada fácil y no tengo las de ganar.
- Empezamos con mal pie la última vez, así que mejor será empezar de cero. Hola me llamo Alviss, ¿y tú?
Su mirada es una mezcla de sopresa por haberla encontrado y volver a insistir y algo de miedo por lo primero.
- Es por lo que dijo mi compañero, ¿no? ¿en serio te lo crees? Es la típica mentira para joder a un amigo.
- Menudo "amigo" que tienes la verdad.
- No es el mejor amigo del mundo, pero le conozco desde la infancia y tanto él, como los que estaban en esa mesa y dos más que no desentonan, es mi familia, así que te puedes hacer una idea de como ha sido mi vida.
Esto último la deja sin habla, como si se apiadara de mí, pero que no puede decirlo. Para poder romper el hielo, recurró al diario.
- ¡Ah! Se me olvidaba, otra razón por la cual vine era para darte esto, se te cayó en la taberna. No te preocupes, no lo he leído
No estoy mintiendo, en realidad lo leyó Xanxus.
Se queda mirándolo fijamente, con cierta preocupación lo coge.
- Gracias...
- ¿Damos una vuelta? Me gustaría enseñarte un sitio.
Acepta, aunque noto en ella cierta preocupación. Mientras nos movemos hablamos de temas varios y algún chiste malo, que gracias a todo eso, consigo que se relaje y que confie en mí.
Ya estamos cerca de las afueras y se me empiezan a acabar las ideas para donde ir sin que piense que no vamos a ningún sitio en concreto.
Me detengo un momento, fingiendo que no me ubico bien del todo, para pensar hacía donde huir, cuando noto que me empujan, cuando me doy la vuelta, veo que Txejo ha dormido a la chica.
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