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Estaba en Saint Reia, una isla por la que todos los nuevos revolucionarios debían pasar al entrar en la revolución. Esta isla es algo así como el campo de entrenamiento para los nuevos, además de estar muy protegida ya que es un símbolo al ser de las primeras tomadas por la revolución de manos del gobierno. Hacía años que había pasado por ella, mi tío me había traído en cuanto hicimos el trato.
Ahora estaba en ella esperando a un alto cargo, no me habían dado muchos detalles acerca de la misión, el encuentro o como era, únicamente que debía estar cerca de la zona de tiro al amanecer con pañuelo arcoíris en el brazo. No sabía a qué venia tanto secretismo, ni por qué me habían elegido a mí para aquella misión. Aunque ahora que lo pensaba quizás mi tío había tenido algo que ver en todo ello, o puede que fuera por mis últimos éxitos en las misiones.
No acababa de salir el sol cuando salí de mi habitación, con el pañuelo atado al tridente, cuando partí hacía el campo de tiro, los hombres y mujeres que habían estado de guardia esa noche estaban volviendo tras el relevo, y los novatos más madrugadores ya estaban haciendo ejercicios en los campos. Ahora solo quedaba esperar al contacto, podría haber probado a hacer algún disparo si no fuera porque seguramente las armas habrían acabados hechas una mierda.
Ahora estaba en ella esperando a un alto cargo, no me habían dado muchos detalles acerca de la misión, el encuentro o como era, únicamente que debía estar cerca de la zona de tiro al amanecer con pañuelo arcoíris en el brazo. No sabía a qué venia tanto secretismo, ni por qué me habían elegido a mí para aquella misión. Aunque ahora que lo pensaba quizás mi tío había tenido algo que ver en todo ello, o puede que fuera por mis últimos éxitos en las misiones.
No acababa de salir el sol cuando salí de mi habitación, con el pañuelo atado al tridente, cuando partí hacía el campo de tiro, los hombres y mujeres que habían estado de guardia esa noche estaban volviendo tras el relevo, y los novatos más madrugadores ya estaban haciendo ejercicios en los campos. Ahora solo quedaba esperar al contacto, podría haber probado a hacer algún disparo si no fuera porque seguramente las armas habrían acabados hechas una mierda.
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Dranser se hallaba dormido en su cama tranquilamente cuando de repente el despertador empezó a sonar. El pobre le daba muchísima pereza tener que madrugar y odiaba ser despertado. Por suerte aquello no era una persona y no tardó en sacar su arma. Usó a Shiro Kiba para de un simple tajo partir aquel molesto objeto en dos mitades. Cuando dejó de sonar guardó su katana y soltó un enorme suspiro. Sentía una pereza muy exagerada. Sin embargo era su deber hacerlo y se puso en pie lo más rápido posible. Ahora tan solo tenía que coger su equipaje y dirigirse a fuera.
Se puso su colgante en forma de moneda de oro y se colocó una camiseta negra de manga larga. Se terminó de poner su chaleco color canela y se puso su cinta blanca en la frente. Ahora que estaba listo soltó un bostezo y se dirigió a la salida sin peinarse ni siquiera. Sus cabellos estaban de punta y alborotados. Llevaba un par de días en aquella isla y por el momento le habían informado que como oficial debía hacer un recado. Debía realizar un pequeño trabajo junto a una nueva revolucionaria que debía identificar por un pañuelo de color que llevaría. Esperaba poder verla pronto.
Salió de aquel edificio y caminó viendo a los reclutas entrenar tranquilamente. Después pudo ver a una Gyojin con el pañuelo en la lanza. Estaba de suerte pues era un amante de los animales y los seres del mar le caían de forma estupenda. Se acercó despacio a la chica y nada más llegar la saluda alzando la mano. – Siento haberte hecho esperar. Soy el oficial Silver D. Dranser. Un placer conocerte. – Mostró una sonrisa tranquila y calmada pues solía ser así con sus hombres. A continuación soltó un suspiro. – Espero que estés preparada que tenemos una tarea entre manos. – Mencionó con calma mientras le guiñaba el ojo de forma amable.
Se puso su colgante en forma de moneda de oro y se colocó una camiseta negra de manga larga. Se terminó de poner su chaleco color canela y se puso su cinta blanca en la frente. Ahora que estaba listo soltó un bostezo y se dirigió a la salida sin peinarse ni siquiera. Sus cabellos estaban de punta y alborotados. Llevaba un par de días en aquella isla y por el momento le habían informado que como oficial debía hacer un recado. Debía realizar un pequeño trabajo junto a una nueva revolucionaria que debía identificar por un pañuelo de color que llevaría. Esperaba poder verla pronto.
Salió de aquel edificio y caminó viendo a los reclutas entrenar tranquilamente. Después pudo ver a una Gyojin con el pañuelo en la lanza. Estaba de suerte pues era un amante de los animales y los seres del mar le caían de forma estupenda. Se acercó despacio a la chica y nada más llegar la saluda alzando la mano. – Siento haberte hecho esperar. Soy el oficial Silver D. Dranser. Un placer conocerte. – Mostró una sonrisa tranquila y calmada pues solía ser así con sus hombres. A continuación soltó un suspiro. – Espero que estés preparada que tenemos una tarea entre manos. – Mencionó con calma mientras le guiñaba el ojo de forma amable.
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Al poco de estar allí esperando llego un joven con aspecto de acabar de levantarse, este sonreía de oreja a oreja. Se presentó como oficial de la revolución y me pidió perdón por haber llegado tarde, para a continuación decirme que si estaba preparada para la tarea que nos esperaba y guiñarme un ojo. La verdad no entendía a veces las costumbres humanas y los signos que hacían para mil cosas diferentes, pero si ese guiño era una señal de que le gustaba no me lo tomaría mal, pues el joven no estaba mal tampoco, quizás mejor peinado hasta ganara.
-Me llamo Valia Gyliel señor, y estoy todo lo preparada que puedo estarlo sin saber para qué tarea se me necesita.- Me presenté y le comenté sonriendo.- Tengo todo preparado ya para partir si fuera necesario, y el arma afilada y lista si fuera necesario combatir.
Me quedé mirándolo a los ojos mientras esperaba una respuesta, sin dejar de sonreír. Aunque el joven estaba de buen ver, primero debía conocerlo bien antes de dar algún paso más, era algo que había aprendido observando a su tío con las mujeres, y de los diez matrimonios que había tenido por ir muy deprisa. Además estaba intrigada con el tipo de misión que me abrían asignado, y más que un oficial me acompañara en ella.
-Me llamo Valia Gyliel señor, y estoy todo lo preparada que puedo estarlo sin saber para qué tarea se me necesita.- Me presenté y le comenté sonriendo.- Tengo todo preparado ya para partir si fuera necesario, y el arma afilada y lista si fuera necesario combatir.
Me quedé mirándolo a los ojos mientras esperaba una respuesta, sin dejar de sonreír. Aunque el joven estaba de buen ver, primero debía conocerlo bien antes de dar algún paso más, era algo que había aprendido observando a su tío con las mujeres, y de los diez matrimonios que había tenido por ir muy deprisa. Además estaba intrigada con el tipo de misión que me abrían asignado, y más que un oficial me acompañara en ella.
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El oficial sonrió de forma amable al escucharla responder para después soltar un pequeño suspiro y estirarse. Todavía sentía la pereza invadir su cuerpo. La misión por suerte no iba a ser muy difícil de modo que comenzó a contársela tranquilamente. – Un pequeño barco del gobierno va a pasar por la costa. Han robado un documento sobre esta isla y su historia. El objetivo es recuperarlo. – Dicho eso simplemente le hizo a la chica un gesto para que le siguiera pues no había tiempo que perder. Esos enfermos debían de estar a punto de pasar en su pequeño barco de incognito.
No tardaron mucho en llegar al puerto dónde el castaño la invitó a subir a un pequeño navío centrado en velocidad y donde seguramente cogían siete personas máximo. – Este pequeño perteneció a mi antigua división, el escuadrón siete. Ahora lo usaremos para interceptar ese barco camuflado. – Dicho aquello llevó la mano derecha a la funda de su espada, Shiro Kiba. Le tenía mucho aprecio a aquella perfecta arma. Tenía unas cualidades impresionantes y su calidad era muy buena. Le costó mucho ganarla pero al final pudo hacerlo tras haber luchado en la guerra.
No tardó en ver como unos feos nubarrones se acercaban y aquello podía ser malo y una ventaja al mismo tiempo. Sonrió ahora mientras con su mantra sentía ya algunas presencias acercarse para pasar por la costa. – Esos capullos están llegando. Es la hora de pasarlo bien. – Dijo emitiendo una sonrisa mientras ahora se preparaba colocando su pie derecho sobre la borda.
No tardaron mucho en llegar al puerto dónde el castaño la invitó a subir a un pequeño navío centrado en velocidad y donde seguramente cogían siete personas máximo. – Este pequeño perteneció a mi antigua división, el escuadrón siete. Ahora lo usaremos para interceptar ese barco camuflado. – Dicho aquello llevó la mano derecha a la funda de su espada, Shiro Kiba. Le tenía mucho aprecio a aquella perfecta arma. Tenía unas cualidades impresionantes y su calidad era muy buena. Le costó mucho ganarla pero al final pudo hacerlo tras haber luchado en la guerra.
No tardó en ver como unos feos nubarrones se acercaban y aquello podía ser malo y una ventaja al mismo tiempo. Sonrió ahora mientras con su mantra sentía ya algunas presencias acercarse para pasar por la costa. – Esos capullos están llegando. Es la hora de pasarlo bien. – Dijo emitiendo una sonrisa mientras ahora se preparaba colocando su pie derecho sobre la borda.
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Al parecer la misión a la que me habían asignado consistía en una recuperación de información, o eso me explico Dranser. Los documentos robados serian de bastante valor si mandaban a un oficial a recuperarlos. Seguí al oficial hasta una pequeña embarcación amarrada en la costa. Según lo que me explico, esta era muy veloz y la había usado con su antigua división. No creí oportuno preguntarle por ella en ese momento, ya tendría tiempo más delante de hacerlo.
Una vez ya en el mar sobre el navío nos dirigimos al encuentro del barco del gobierno, negras nubes se aceraban a la isla, lo que podría significar una mar embravecida y una tormenta casi seguro. Había aprendido que los humanos llevaban mal estos eventos y que podrían ahogarse de no tener cuidado.
-Dranser, señor, ¿Es usted uno de esos humanos que no pueden nadar? Lo pregunto por si fuera necesario darle prioridad a su vida si callera al mar.
Justo después el oficial me aviso de que el barco enemigo ya estaba allí, y que hora de la diversión. Matar gente no lo consideraba una diversión, pelear junto a un superior si lo seria, y si tenía que matar para protegerse a ella misma o a él lo aria sin dudarlo un instante.
Una vez ya en el mar sobre el navío nos dirigimos al encuentro del barco del gobierno, negras nubes se aceraban a la isla, lo que podría significar una mar embravecida y una tormenta casi seguro. Había aprendido que los humanos llevaban mal estos eventos y que podrían ahogarse de no tener cuidado.
-Dranser, señor, ¿Es usted uno de esos humanos que no pueden nadar? Lo pregunto por si fuera necesario darle prioridad a su vida si callera al mar.
Justo después el oficial me aviso de que el barco enemigo ya estaba allí, y que hora de la diversión. Matar gente no lo consideraba una diversión, pelear junto a un superior si lo seria, y si tenía que matar para protegerse a ella misma o a él lo aria sin dudarlo un instante.
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En aquel momento un pequeño navío comenzó a pasar tranquilamente. No había indicios de que fuera marine y aquello era lo que interesaba al castaño. Ahora sonrió de lado mientras acariciaba el mango de su espada de forma más intensa. No sabía manejar su propio barco pero sí lo justo para hacer que siguiera al nuevo. Empezaron a acercarse a una velocidad bastante buena y fue cuando la chica la habló. En ese momento permaneció callado unos segundos. Era uno de esos humanos al fin y al cabo pero no creía caerse al agua. Tenía habilidades para evitarlo pero que aquella chica se preocupase de aquella forma le hizo sonreír de lado mirándola.
Enseguida le respondió. – Lo soy. De modo que en el agua soy vulnerable. De todas formas no te preocupes, estoy seguro de que no hay persona en ese barco que pueda tirarme. De todas formas te lo agradezco, Valia-chan. – Dijo ahora mirándola con una sonrisa calmada. – No creo que nos cueste mucho este objetivo, preciosa. – Susurró manteniéndose calmado como si con él no fuese la cosa, típico en él.
Después de unos segundos pudo ver como se acercaban bastante pero los marineros comenzaron a abrir fuego contra ellos. Pudo ver a uno con la gorra de la marina y se rió un poco de forma exagerada. – ¡Vaya cagada! – Gritó colocándose delante de la Gyojin e imbuyendo su cuerpo en un tono negro metálico. De esa forma las balas rebotaban en él y no le daban a ella. Cuando estaban lo suficiente cerca, Dranser desenvainó su espada lanzando una onda cortante que se triplicó en el aire acabando con tres de ellos. Entonces saltó aterrizando en la cubierta del otro barco. Llegaba el momento de la acción y allí podría divertirse como era debido.
Enseguida le respondió. – Lo soy. De modo que en el agua soy vulnerable. De todas formas no te preocupes, estoy seguro de que no hay persona en ese barco que pueda tirarme. De todas formas te lo agradezco, Valia-chan. – Dijo ahora mirándola con una sonrisa calmada. – No creo que nos cueste mucho este objetivo, preciosa. – Susurró manteniéndose calmado como si con él no fuese la cosa, típico en él.
Después de unos segundos pudo ver como se acercaban bastante pero los marineros comenzaron a abrir fuego contra ellos. Pudo ver a uno con la gorra de la marina y se rió un poco de forma exagerada. – ¡Vaya cagada! – Gritó colocándose delante de la Gyojin e imbuyendo su cuerpo en un tono negro metálico. De esa forma las balas rebotaban en él y no le daban a ella. Cuando estaban lo suficiente cerca, Dranser desenvainó su espada lanzando una onda cortante que se triplicó en el aire acabando con tres de ellos. Entonces saltó aterrizando en la cubierta del otro barco. Llegaba el momento de la acción y allí podría divertirse como era debido.
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El chico contesto que si era uno de aquellos humanos que no podían nadar, pero que no había problema con eso, que se las podía apañar bien sin necesidad de que lo vigilara por si acaso. Entonces comenzaron los disparos, parecía que nuestra silenciosa incursión se había convertido en un combate por algún motivo que desconocía. Dranser se puso delante de mí, volviéndose de un color azabache y desviando las balas, para darle más libertad me lancé al agua, nadando todo lo rápido que pude hacia abajo, para luego subir a toda velocidad por el lado contrario del barco, el salto me elevo más de lo que esperaba y al caer en cubierta la madera crujió.
Varios marines había caído ya y Dranser ahora en cubierta se enfrentaba a más, el fuerte golpe de mi aterrizaje llamo la atención de unos pocos que vinieron a por mí, pero utilizando el tridente los barrí como el que barre la cubierta del barco de porquería. Todavía tenía que aprender a controlarme, sobre la fuerza para no acabar matando a gente sin quererlo, como posiblemente le había pasado a aquellos dos marines. Bueno lo importante era recuperar los documentos, así que me dirigí al interior de la barcaza en su busca, esperaba poder divertirme un poco de camino.
Varios marines había caído ya y Dranser ahora en cubierta se enfrentaba a más, el fuerte golpe de mi aterrizaje llamo la atención de unos pocos que vinieron a por mí, pero utilizando el tridente los barrí como el que barre la cubierta del barco de porquería. Todavía tenía que aprender a controlarme, sobre la fuerza para no acabar matando a gente sin quererlo, como posiblemente le había pasado a aquellos dos marines. Bueno lo importante era recuperar los documentos, así que me dirigí al interior de la barcaza en su busca, esperaba poder divertirme un poco de camino.
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El espadachín observó como la chica aparecía por el otro extremo del barco y aterrizaba con fuerza haciendo crujir la madera un poco. De repente barrió a un par de aquellos tipos con mucha facilidad. Pudo ver como además se metía en el interior, ahora él se ocuparía de cubrirla desde la cubierta. No pudo evitar mostrar una sonrisa siniestra para después relamerse y alzar su espada con valor. Los marines restantes le miraron con el ceño fruncido y se lanzaron a por él entre insultos y quejas.
Dranser tan solo tuvo que hacer lo que mejor se le daba. Movió su espada de un lado a otro derrotando a aquellos tipos con toda la tranquilidad del mundo. Pudo ver como uno de ellos corría hacia él con una katana en la mano derecha. En ese momento imbuyó en fuego su espada y bloqueó el tajo de aquel hombre para después mirarle a los ojos de forma sádica y siniestra. – ¡Nadie empuña un espada sin estar dispuesto a morir! – Tras aquellas palabras realizó un ataque diagonal que finalizó con la vida de aquel hombre.
Ahora soltó un suspiro mientras se limpiaba el sudor de la frente para después sentir una presencia realmente escalofriante. Se dio la vuelta viendo a un hombre de al menos tres metros de altura. Sus cabellos eran rojizos y sus ojos morados. En su mano derecha portaba una impresionante espada bastarda imbuida también en llamas. Ahora había hallado un rival digno de él. No tardó en sonreír de lado para después lanzarse contra él a toda velocidad a punto de desatar un intenso combate.
Dranser tan solo tuvo que hacer lo que mejor se le daba. Movió su espada de un lado a otro derrotando a aquellos tipos con toda la tranquilidad del mundo. Pudo ver como uno de ellos corría hacia él con una katana en la mano derecha. En ese momento imbuyó en fuego su espada y bloqueó el tajo de aquel hombre para después mirarle a los ojos de forma sádica y siniestra. – ¡Nadie empuña un espada sin estar dispuesto a morir! – Tras aquellas palabras realizó un ataque diagonal que finalizó con la vida de aquel hombre.
Ahora soltó un suspiro mientras se limpiaba el sudor de la frente para después sentir una presencia realmente escalofriante. Se dio la vuelta viendo a un hombre de al menos tres metros de altura. Sus cabellos eran rojizos y sus ojos morados. En su mano derecha portaba una impresionante espada bastarda imbuida también en llamas. Ahora había hallado un rival digno de él. No tardó en sonreír de lado para después lanzarse contra él a toda velocidad a punto de desatar un intenso combate.
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Nada más entrar me encontré con uno de los soldados que estaba cargando un arma de bastante buen tamaño asomándose al exterior por una ventana. Supuse que sería algún tipo de armas de proyectiles, por lo que le lancé el tridente a las piernas, haciendo que se desequilibrara, lo que provocó que se callera y el arma se disparara y la parte trasera del barco estallara en llamas, zarandeándolo entero. Me acerque al soldado, recogí el tridente y lo rematé, todavía no había decidido si quería que se supiera que estaba con la resistencia y mi hermano no se había pronunciado.
Continué internándome en el barco, pese a la fuerza de la explosión parecía que el agua aún no entraba y este había recobrado el suave ondular. Tuve que acabar con varios soldados más antes de dar con lo que buscaba, un camarote más lujoso que los otros. En éste sobre la cama descansaba un chaquetón de marine, que no paré a ver, un poco más allá, debajo del ojo de buey, una mesa rectangular con varios cajones y papeles además de un cofre. Lo primero que hice fue abrir los cajones que contenían informes y algunas órdenes de comida. Ninguna de las cosas era lo que buscábamos, lo siguiente fueron los papeles de la mesa, que sí que coincidían con lo que buscábamos. Y por último el cofre que contenía bastante cantidad de billetes, guarde los informes dentro junto con los billetes y me dispuse a salir de allí con el cofre ya guardado.
Cuando me giré en la puerta había un hombre alto y con cara de pocos amigos, además parecía tener la ropa quemada. Seria alguno de los marineros que estaban en la zona trasera del barco cuando exploto, lo que hacía que me sorprendiera de su resistencia al seguir vivo y además parecía ileso. El marine entró totalmente en la habitación, portaba una gran espada en la mano que no había visto antes por quedar esa mano fuera de mi campo de visión. Levante el tridente y me preparé para un interesante combate, o eso esperaba de aquel marine.
Continué internándome en el barco, pese a la fuerza de la explosión parecía que el agua aún no entraba y este había recobrado el suave ondular. Tuve que acabar con varios soldados más antes de dar con lo que buscaba, un camarote más lujoso que los otros. En éste sobre la cama descansaba un chaquetón de marine, que no paré a ver, un poco más allá, debajo del ojo de buey, una mesa rectangular con varios cajones y papeles además de un cofre. Lo primero que hice fue abrir los cajones que contenían informes y algunas órdenes de comida. Ninguna de las cosas era lo que buscábamos, lo siguiente fueron los papeles de la mesa, que sí que coincidían con lo que buscábamos. Y por último el cofre que contenía bastante cantidad de billetes, guarde los informes dentro junto con los billetes y me dispuse a salir de allí con el cofre ya guardado.
Cuando me giré en la puerta había un hombre alto y con cara de pocos amigos, además parecía tener la ropa quemada. Seria alguno de los marineros que estaban en la zona trasera del barco cuando exploto, lo que hacía que me sorprendiera de su resistencia al seguir vivo y además parecía ileso. El marine entró totalmente en la habitación, portaba una gran espada en la mano que no había visto antes por quedar esa mano fuera de mi campo de visión. Levante el tridente y me preparé para un interesante combate, o eso esperaba de aquel marine.
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Las hojas chocaron de forma violenta mientras que aquel enorme tipo pelirrojo comenzaba a reírse. Dranser no pensaba dejarse intimidar y sin pensarlo lanzó una patada a la rodilla de aquel tipo dejándolo un poco dolorido. A continuación logró provocarle una fea herida en el hombro derecho tras haberle dado otra patada en la rodilla. El tipo pareció enfadarse y no solo imbuyó su puño en haki armadura, lanzó al chico por los aires de un potente golpe. Silver atravesó la pared de repente cayendo en una habitación de dentro y sintiendo un dolor intenso en la espalda.
Soltó un enorme suspiro mientras cerraba los ojos tratando de incorporarse. Nada más hacerlo pudo ver como aquel tipo entraba por el agujero y caminaba hacia él con una mirada enfermiza y sádica. El espadachín por su parte usó su habilidad animal del gorila aumentando la fuerza en su cuerpo y se lanzó a por aquel tipo empezando a lanzarle tajos con Shiro Kiba. Aquel tipo trató de defenderse con su espada pero no era muy hábil y acabó desarmado y con un tajo serio en el pecho. Gritó de dolor mientras ahora lanzaba una onda de choque volviendo a lanzar al depredador de la revolución de forma violenta contra un lado. El chico escupió un poco de saliva y frunció el ceño.
Estaba resultando ser muy complicado pero no podía dejarse vencer. – Daburu shi… – Susurró ahora despacio mientras clavaba su mirada en aquel idiota. De repente sin pleno aviso se lanzó a por él entre gritos de rabia. – ¡Aoryu! – Realizó un potente corte que dejó al enorme tío sin cabeza. Acto seguido soltó un jadeo tumbándose en aquella cama. Estando tan cansado y con aquella respiración parecía que acababa de hacer otra cosa pero solo un malpensado podía pensar aquello. Dranser escuchó ahora una explosión y como el barco se zarandeaba. A toda prisa salió a la cubierta por miedo a hundirse mientras buscaba a la chica con la mirada. – ¡Socia! ¡Sal ya! – Dijo un poco preocupado.
Soltó un enorme suspiro mientras cerraba los ojos tratando de incorporarse. Nada más hacerlo pudo ver como aquel tipo entraba por el agujero y caminaba hacia él con una mirada enfermiza y sádica. El espadachín por su parte usó su habilidad animal del gorila aumentando la fuerza en su cuerpo y se lanzó a por aquel tipo empezando a lanzarle tajos con Shiro Kiba. Aquel tipo trató de defenderse con su espada pero no era muy hábil y acabó desarmado y con un tajo serio en el pecho. Gritó de dolor mientras ahora lanzaba una onda de choque volviendo a lanzar al depredador de la revolución de forma violenta contra un lado. El chico escupió un poco de saliva y frunció el ceño.
Estaba resultando ser muy complicado pero no podía dejarse vencer. – Daburu shi… – Susurró ahora despacio mientras clavaba su mirada en aquel idiota. De repente sin pleno aviso se lanzó a por él entre gritos de rabia. – ¡Aoryu! – Realizó un potente corte que dejó al enorme tío sin cabeza. Acto seguido soltó un jadeo tumbándose en aquella cama. Estando tan cansado y con aquella respiración parecía que acababa de hacer otra cosa pero solo un malpensado podía pensar aquello. Dranser escuchó ahora una explosión y como el barco se zarandeaba. A toda prisa salió a la cubierta por miedo a hundirse mientras buscaba a la chica con la mirada. – ¡Socia! ¡Sal ya! – Dijo un poco preocupado.
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El marine cargo con el espadón en alto hacia mí, posiblemente no esperara que se lo parara con tanta facilidad como lo hice, puede que aquel hombre no estuviera acostumbrado a la fuerza de los Gyojin, o que pensara que una mujer como yo tendría menos que los machos, pero no podía estar más alejado de la verdad, y más conmigo, que era más fuerte que la media de los míos. Tras parar su espadón le di una patada en el estómago que resistió mejor de lo que esperaba y se puso en guardia. Cuando lancé el tridente contra él se agacho, haciendo que el tridente impactara contra la pared haciéndola añicos, mientras el trataba de hacerme un corte el costado. Interpuse el mango del tridente entre la su espada y yo, para a continuación darle un puñetazo en la cara y cargar de lado contra él, ci hubiera sabido que poseía un potente veneno quizás el marine no se hubiera dejado golpear como lo hizo.
Tras acabar con el subí a cubierta con el cofrecito que tenía los papeles y el dinero, esperando que Dranse ya se hubiera ocupado de su contrincante, y a juzgar por cómo estaba la parte superior de la barcaza se lo tenía que haber pasado pipa con él. Si por u casual el marine había ganado me lanzaría al agua y me alejaría de allí a máxima velocidad. La dudas se disiparon cuando vi al oficial esperando en la cubierta.
-Creo que aquí esta lo que andábamos buscando en este barco.- Le dije dándole el cofre.- y algo más de regalo. Parece que te lo has pasado bien aquí arriba.
Tras acabar con el subí a cubierta con el cofrecito que tenía los papeles y el dinero, esperando que Dranse ya se hubiera ocupado de su contrincante, y a juzgar por cómo estaba la parte superior de la barcaza se lo tenía que haber pasado pipa con él. Si por u casual el marine había ganado me lanzaría al agua y me alejaría de allí a máxima velocidad. La dudas se disiparon cuando vi al oficial esperando en la cubierta.
-Creo que aquí esta lo que andábamos buscando en este barco.- Le dije dándole el cofre.- y algo más de regalo. Parece que te lo has pasado bien aquí arriba.
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Dranser continuaba buscando a la chica con la mirada y activó su haki de observación para determinar su posición. Cuando por fin la hubo localizado soltó un suspiro notando como ella se iba acercando hasta la cubierta. Una vez estuvo en ella, simplemente se cruzó de brazos observándola pues al parecer había ido bien la cosa. No se fiaba del todo de aquel barco por si de repente explotaba sin avisar. Era la hora de ir montándose en el otro barco de una vez por todas y dirigirse a la orilla.
En ese momento ella le pasó al chico un cofre y éste lo cogió dedicándole una sonrisa calmada. – Buen trabajo. Sin duda la misión ha sido un éxito rotundo. Lo mejor ahora será volver al barco bueno antes de que esto estalle. – El chico lo abrió viendo que había dinero incluso pero eso a él le daba lo mismo. Ahora lo más importante era salir de allí y por ello tras hacerle un gesto a la chica para que le siguiera, corrió a la borda. Colocó los pies en ésta y saltó con fuerza. En pleno aire activó su habilidad de volar como un águila y se desplazó hasta su barco. Una vez estaba allí esperaría a que la pez llegara también. Había sido un buen trabajo.
Puso el timón rumbo hacia la isla que estaba apenas a noventa metros y el navío empezó a desplazarse hacia ella mientras que el espadachín sonreía de lado. – Bueno belleza, parece que todo ha ido a pedir de boca. Ahora podremos relajarnos y dar el informe de la misión cumplida. – Dijo aquello guiñándole el ojo de nuevo para después soltar un suspiro y sentarse en la borda. Se cruzó de brazos y ya solo faltaba esperar a que el barco llegase a la orilla.
En ese momento ella le pasó al chico un cofre y éste lo cogió dedicándole una sonrisa calmada. – Buen trabajo. Sin duda la misión ha sido un éxito rotundo. Lo mejor ahora será volver al barco bueno antes de que esto estalle. – El chico lo abrió viendo que había dinero incluso pero eso a él le daba lo mismo. Ahora lo más importante era salir de allí y por ello tras hacerle un gesto a la chica para que le siguiera, corrió a la borda. Colocó los pies en ésta y saltó con fuerza. En pleno aire activó su habilidad de volar como un águila y se desplazó hasta su barco. Una vez estaba allí esperaría a que la pez llegara también. Había sido un buen trabajo.
Puso el timón rumbo hacia la isla que estaba apenas a noventa metros y el navío empezó a desplazarse hacia ella mientras que el espadachín sonreía de lado. – Bueno belleza, parece que todo ha ido a pedir de boca. Ahora podremos relajarnos y dar el informe de la misión cumplida. – Dijo aquello guiñándole el ojo de nuevo para después soltar un suspiro y sentarse en la borda. Se cruzó de brazos y ya solo faltaba esperar a que el barco llegase a la orilla.
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El oficial me comentó algo acerca de que sería mejor irnos del barco por si explotaba, cosa con la que estuve de acuerdo. Y justo después de él corrí por la cubierta para a continuación lanzarme al agua mientras el saltaba, ascendiendo en el aire. Una vez caí al agua nade a toda velocidad hacía nuestro barco para después de un impulso subir a bordo, esta vez usaría menos impulso y fuerza que la anterior para no dañar la cubierta de la lancha del oficial. Una vez en éste Dranser me comento que ya podíamos entregar el informe de la misión, llamándome además belleza por el camino, lo que sin duda hizo que me sonrojara un poco, o bastante.
-Muy bien Señor.- Le dijo mientras se sentaba a su lado, pero no demasiado cerca, para eso aún era pronto.- ¿Puedo llamarte Dranser o prefieres Silver o es pronto para ello y mejor simplemente Señor?
La verdad es que tenía curiosidad por saber cómo hacían las cosas en la revolución, y aún no había tenido demasiado contacto con el resto de su división, así que si el oficial le daba algo de pie le preguntaría por la organización, los rangos y si había algún tipo de saludo como en la marina, así como sus vivencias en la revolución y por qué se unió a la misma.
-Muy bien Señor.- Le dijo mientras se sentaba a su lado, pero no demasiado cerca, para eso aún era pronto.- ¿Puedo llamarte Dranser o prefieres Silver o es pronto para ello y mejor simplemente Señor?
La verdad es que tenía curiosidad por saber cómo hacían las cosas en la revolución, y aún no había tenido demasiado contacto con el resto de su división, así que si el oficial le daba algo de pie le preguntaría por la organización, los rangos y si había algún tipo de saludo como en la marina, así como sus vivencias en la revolución y por qué se unió a la misma.
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El barco ya estaba casi llegando y el revolucionario estaba la mar de tranquilo. El objetivo había sido demasiado fácil comparado con las misiones de las guerras como era normal pero siempre venía bien estirar los músculos de alguna forma. La chica ahora se sentó a su lado al mismo tiempo que él mostró una sonrisa calmada y tranquila. Escuchó su pregunta y simplemente la miró a los ojos con toda la confianza del mundo. – Puedes llamarme como tú quieras. Sin embargo, Dranser está bien. – Dijo mientras ahora suspiraba.
Se estiró un poco al mismo tiempo que se daba cuenta de que el barco ya estaba llegando. Una vez estuvieron en la orilla, el oficial se quedó tranquilo. Ya estaban fuera del mar y no había más peligro. A veces los reyes marinos eran muy pesados y se acercaban a aquellas aguas a dar por saco más que a otra cosa. – Voy a presentar el informe. Ha sido un placer haber trabajado contigo, preciosa. – Dicho aquello se puso en pie y saltó hacia la arena al mismo tiempo que elevaba su mano libre para despedirse de aquella mujer. La verdad es que le encantaban los gyojines y si además eran bellas hembras mejor.
Finalmente se fue al enorme edificio situado al Norte, cosa que tardó unos quince minutos en llegar. Entró por la puerta principal y se dirigió al despacho del final. Allí entregó el cofre e informó de que la misión había sido realizada a la perfección por él y la chica. Una vez terminó de informar y recibir el tipo halago de “bien hecho” se dirigió de nuevo a su cuarto. Era el momento de echarse otra siesta de las suyas y ser feliz. Realmente era un perezoso pero cuando cumplía un objetivo lo hacía a la perfección y aquello estaba más que claro. Así era el depredador de la revolución, Silver D. Dranser.
Se estiró un poco al mismo tiempo que se daba cuenta de que el barco ya estaba llegando. Una vez estuvieron en la orilla, el oficial se quedó tranquilo. Ya estaban fuera del mar y no había más peligro. A veces los reyes marinos eran muy pesados y se acercaban a aquellas aguas a dar por saco más que a otra cosa. – Voy a presentar el informe. Ha sido un placer haber trabajado contigo, preciosa. – Dicho aquello se puso en pie y saltó hacia la arena al mismo tiempo que elevaba su mano libre para despedirse de aquella mujer. La verdad es que le encantaban los gyojines y si además eran bellas hembras mejor.
Finalmente se fue al enorme edificio situado al Norte, cosa que tardó unos quince minutos en llegar. Entró por la puerta principal y se dirigió al despacho del final. Allí entregó el cofre e informó de que la misión había sido realizada a la perfección por él y la chica. Una vez terminó de informar y recibir el tipo halago de “bien hecho” se dirigió de nuevo a su cuarto. Era el momento de echarse otra siesta de las suyas y ser feliz. Realmente era un perezoso pero cuando cumplía un objetivo lo hacía a la perfección y aquello estaba más que claro. Así era el depredador de la revolución, Silver D. Dranser.
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