Encuentro Curioso. [Hinori-Byakuro]

Una silueta volaba por el cielo a toda velocidad, se trataba de una chica de pelo largo y moreno, el color de sus ojos era blanco al igual que el tono de su piel pues era algo pálida. Sus vestimentas constaban de una sudadera blanca y morada y de un pantalón azul marino, portaba también unas sandalias de madera. Volaba gracias a unas alas blancas que portaba en su espalda, estas eran un aura de energía causada por su técnica de vuelo. Se trataba de una corsaria de la banda del Shichibukai Dexter. Al parecer había problemas en una isla y aunque ella no era marine ni agente del gobierno, podía cobrar recompensas entregando maleantes en el nombre de su capitán. Por si fuera poco estaría contenta de llegar antes que los supuestos representantes de la justicia y de ese modo quedar en mejor lugar, no pensaba que se fijaran mucho en ella pues tan solo costaba veinticinco millones. No presumía de recompensa, de hecho la ganó sin merecerla pero la vida era bastante dura a veces.

Se fijó en que la villa estaba siendo atacada por un grupo de bucaneros, ella respetaba a todas las clases pero no podía con los que mataban o hacían daño a gente inocente, se fijó en un pequeño parque dónde un enorme tío con un mazo acosaba a una niña de unos diez años. Hinori frunció el ceño y bajó gracias a sus alas, no podía volar mucho tiempo por el momento pero el vuelo lo había emprendido desde la Joya, el navío de su banda. Ellos ni siquiera la habían visto salir, pero al conocer el rumbo de los suyos no era mucho problema, ya los alcanzaría en la siguiente isla. Se colocó justo entre aquel imbécil y la pequeña niña, era un tipo de unos dos metros, de pelo moreno corto y cuerpo algo gordo. En su ojo derecho había un parche y en su mano un enorme sable plateado. – Alto ahí, no te permito que le hagas daño a una niña inocente. Largaos de esta villa o me veré obligada a entregaros en nombre del Zafiro negro. – Aquello tan solo provocó una risa en aquel idiota, parecía estar pasándolo en grande con la situación.

No dijo nada, simplemente se dedicó a sacar un cuerno muy extraño por el cual sopló realizando un sonido muy molesto y agudo. La morena se dio la vuelta tapándole los oídos a la niña pequeña y a causa de eso se llevó el daño ella. Frunció el ceño notando el intenso malestar en sus tímpanos y a continuación se giró lanzando una patada alta al rostro de aquel tipo, tuvo que saltar para ello pues no llegaba tan alto. Su enemigo cayó al suelo entre gritos de dolor e ira, aquel sonido tenía una función, atraer a los demás de su banda y en pocos segundos se fueron reuniendo en el parque. La luchadora le hizo una señal a la pequeña para que se fuera por un pequeño agujero que había en una pared, por la que solo cogería ella. Ahora que la pirata estaba rodeada de enemigos no tenía otra que enfrentarles, apretó los puños imbuyendo sus extremidades en una energía dorada que emitía un sonido eléctrico amenazante. El ámbito de energía eléctrica le era muy útil y ahora debía usarlo.

¡Malditos piratas! Byakuro quería tomarse un par de días de descanso, y ni así podía. Ni yendo al mar más tranquilo y pacífico de todos. No, tenían que aparecer aquellos hombres a montar alboroto y a perturbar la paz. El cazador miró enfadado a los cinco hombres que lo habían cercado contra la pared de un edificio. Eran más o menos de su altura, con una complexión delgada. Todos ellos iban armados con sables y sonreían, confiando en la superioridad numérica que poseían.

- Bien, no quería que esto acabara así... -el brazo del cazador se iluminó, y éste lanzó una onda cortante hacia la pared opuesta del callejón, que los piratas esquivaron haciéndose a un lado. Aprovechando el hueco formado, con la otra mano lanzó una cadena energética que clavó en la pared y tiró de ella para arrastrarse entre los piratas.

Una vez se libró del cerco, echó a correr a toda velocidad por el callejón hacia la zona principal del puerto, donde los guardias marítimos parecían estar en problemas. El cazador lanzó un par de cadenas hacia un grupo de piratas, golpeando a dos de ellos en el cuello y tumbándolos. Los eslabones se difuminaron nada más impactar, desapareciendo en el aire.

- Bueno... no me viene mal entrenar... -murmuró para sí el chico.

Hinori continuaba rodeada por aquellos capullos que la miraban de forma sádica. Algunos incluso portaban intenciones lascivas con ellos. La chica tomó aire concentrándose y en el momento en que el primero se lanzó contra ella, alzó la pierna golpeándole en el rostro. La sensación de dolor inundó a aquel payaso y notó un poderoso calambrazo que le tiró al suelo haciéndole gruñir. Algunos de aquellos tipos empezaron a tomarse algo más en serio a la mujer, sobre todo dos de ellos que parecían ser gemelos.

Dichos gemelos se lanzaron por la mujer de forma violenta con espadas en sus manos. Sin embargo la pirata alzó una ceja y tras un grito de furia golpeó el aire de forma violenta. Una poderosa onda de choque salió disparada hacia ellos lanzándolos por los aires con potencia. Sin duda alguna la chica no era una cualquiera y no iba a dejarse acobardar por unos abusones cualquiera. Ahora los demás tragaron saliva y se dieron la vuelta empezando a correr como cobardes, aquello provocó una sonrisa siniestra en el rostro de Hinori. Había sido demasiado fácil ahuyentar a aquellos capullos.

Usó ahora su haki de observación para tratar de localizarlos pero al parecer no sentía nada de nada. Ni siquiera a la niña que estaba antes allí con ella. Soltó un suspiro algo largo para después empezar a caminar hacia el puerto tranquilamente con ambas manos en los bolsillos. La verdad es que estaba un poco aburrida y buscaba algo de compañía para pasar el rato y charlar. Pelear no le disgustaba pero era mejor hacerlo con gente fuerte que con meros debiluchos que no merecían ni la pena. De ese modo pensaba la morena, que ahora miraba a todos lados mientras caminaba. No iba a volver a volar y gastar energía para nada.

El cazador creó un par de guadañas de energía en los brazos y empezó a correr entre los piratas mientras soltaba tajos, deteniendo espadas, y golpeaba en rodillas, cuellos y plexos solares para dejar incapacitados a tantos como podía. De pronto, un grupo de piratas salió disparado de una taberna cercana, como alma que lleva el diablo, con los ojos desorbitados y las mandíbulas desencajadas en una mueca de miedo. Pronto los demás piratas del lugar empezaron a seguirlos, al ver que su ataque estaba siendo infructuoso.

Byakuro agarró a uno de los hombres antes de que pudiera poner pies en polvorosa, y lo tiró al suelo con rapidez. El hombre cayó inconsciente por el golpe. Byakuro suspiró y lo dejó en manos de la guardia mientras se acercaba a la taberna, a ver qué había hecho que los piratas huyesen. Del interior del edificio salió una chica de pelo oscuro y ojos claros, que miraba en todas direcciones, como si estuviese buscando algo. No parecía una pirata como aquellos, y tal vez fuera una simple víctima de la situación.

- Tranquila, se han ido. -dijo mientras sonreía de forma tranquilizadora, aunque la mujer no parecía necesitar relajarse, estaba extrañamente calmada.

Hinori continuaba caminando despacio cuando de repente notó como un chico se acercaba a ella. Parecía ser un hombre de cabellos blancos y pinchudos. Su apariencia parecía la de un superhéroe o algo así. Este le dijo que podía estar tranquila pues aquellos tipos se habían ido. Ella no pudo evitar soltar una sonrisa victoriosa mientras alzaba su puño y lo agitaba varias veces, fingiendo dar golpes al aire. – ¡Por supuesto! Esos cobardes creían ser los amos del mundo y les he dado una buena. – Nada más decir aquello dejó de mover el puño y se fijó en aquel chico.


Activó su mantra para ver que poder tenía aquella persona pero sin embargo no detectó nada. No había entendido la razón pero ahora sentía algo de curiosidad y simplemente se le quedó mirando fijamente de forma analizadora. Casi parecía que le estaba acosando. Pegó un paso hacia él y le miró fijamente a los ojos para después caminar a su alrededor y comenzar a mirarlo despacio por todos lados. – No logro detectar tu aura. Además me gusta mucho tu pelo. Me llamo Hinori ¿Tú eres? – Tras aquella pregunta no pudo evitar mostrar una sonrisa amable y tranquila.


Solía ser algo más tímida con los desconocidos pero aquella persona la había atraído bastante. Le encantaba demasiado su pelo y sus ojos eran algo curiosos. Además la razón de que no tuviera aura era un motivo más para que ella supiese quién era aquella persona. Después de dar unas cuantas vueltas más a su alrededor se puso en frente con una sonrisa amable y estiró su mano hacia él con la intención de estrecharla con la suya. Ahora solo faltaba que él aceptase o no. Por el momento la morena no hizo nada más.