Encuentros inesperados en una extraña isla [Pasado] [Privado] [Maximilian - Nedoiko]

El solo ver a aquella extraña criatura frente a él hizo que me cruzara de manos y la mirará con curiosidad. Movi la cabeza de un lado a otro tratando de entender como era posible que hubiera una criatura como la que estaba frente a mi. Un pequeño conejo de pecho blanco, patas largas y una pequeña cabeza de ratón mordia una pequeña avellana con sus dientes delanteros. Se habia quedado de pie sin mover más que su pequeño osico cuando mordia su comida con gran rapidez. Parecia no tenerme miedo e incluso talvez curiosidad por mi. Le sonrei y estiré mi mano para acariciarlo. No se movio y pude pasar mis dedos por el suelo pelaje de su espalda. La pequeña criatura subio por mi mano y se sentó en mi hombró bastante tranquila para ser salvaje.

"No me tienes miedo verdad, eres una pequeñes interesante"

Le sonrei mientras le rascaba la cabeza con un dedo. La pequeña criatura terminó de comer y se estiró en mi hombro, acostandose de espaldas. Yo estaba justo debajo de un gran arbol que me cubria del calor. Aquella mañana habia llegado a esa isla con mi bote por alguna extraña razón pero lo unico que me dio curiosidad era el gran bosque que se encontraba a solo metros de la playa.

-¡Paradas! ¡Nada más que paradas en todas y cada isla, señorito! –Exclamó el rubio padre de Madison desde el barco, usando un tono entre lo regañón y burlón.
  -¡Estas paradas son estrictamente necesarias papá! –Replicó el joven que alzaba su dedo índice en gesto de “Un momento” mientras plantaba su cara contra el suelo, sin poder despegarla por el fuerte mareo marítimo que había sufrido en el viaje. – ¡Sabes que mi medicina solo ayuda hasta cierto punto y ya se acabaron!

Por mas medicina que tomes, estas solo representan algo de alivio y en algún momento el mundo tiene que parar para que te bajes. A medio camino ya el mareo, el dolor de cabeza y las nauseas eran insoportables, terminando por exigir a su padre con ojos de cachorrito que por el amor al dios Usopp y el mesías Buggy se detuvieran a la siguiente isla para poder pisar suelo firme. Casi como magia, después de unos momentos de besar el piso, la jovial vitalidad del chico había vuelto.

  -Ahí está. Zarpamos en dos horas. –Dijo el barbudo. –Yo voy a hacer inventario.
  -¿No vas a venir conmigo? –Preguntó Maddie algo decepcionado.
  -Claro que no. Tengo que  llevar cuenta de cuánto intentaste comer y cuanto no pudiste por nausea. Solo trata de no causar un lio. –Decía Spel al agitar de su mano, la cual sostenía una tablilla con una larga lista.
  -¡Okay! ¡Youth Roll! –Tomando su lonchera de Los Pavos Rancher y haciendo una pequeña pirueta, Madison se lanzó hacia el bosque. Si bien odia estar solo, ya estaba más que harto de no poder comer, y entre menos se oyera el sonido del océano cuando lo hiciese mejor. – Go Go, Pavos Rancher~  Nana-nana-nana~ -Cantaba el medio enano mientras caminaba por el bosque y hacía poses poco practicas, subiendo las rodillas más de la cuenta y arqueando los brazos en varios ángulos exagerados, simulando poses de kung fu. Bello, molón y crucial.

Narración apoyada por las fuerzas especiales Ginyu.

Las hojas vibraban con el paso del viento y pude ver como el sol estaba en todo lo alto. La pequeña criatura dormía aun en mi hombro cuando un estruendoso sonido la despertó y sobresaltada bajo hasta el suelo para correr con una gran velocidad hacia algún lugar desconocido. Me puse de pie y fui tras el pequeño ser para averiguar que podía haber producido ese sonido. Me fui alejando cada vez más del lugar donde había estado y pude ver como algunos árboles se habían venido abajo por alguna razón. Los troncos estaba partidos a la mitad y solo podía escuchar como la tierra vibraban de una forma extraña a medida que me adentraba en el bosque. De pronto llegué un área despejada de árboles y pude ver como un rinoceronte de apariencia extraña y un gorila con cabeza de lagarto se enfrentaban el uno al otro. Las embestidas de ambas criaturas hacía temblar los alrededores debido a que el peso de sus cuerpo más la fuerza que tenían en sus golpes era considerablemente superior a cualquier otro animal. El rinoceronte tenía piernas largas y un cuerno largo con una cola amarilla y una coraza dura sobre el cuerpo.

“Estos animales son extraños, me preguntó a que vendrá que estén luchando”

De pronto una extraña sensación llamó mi atención y miré hacia abajo. La pequeña criatura estaba a mi lado, mordiendo una avellana mientras observaba la pelea. No entendía como alguien de su tamaño no hubiera preferido esconderse a que salir al aire libre y observar a dos bestias golpearse entre ellas. Le sonreí a la pequeña criatura y me senté en la hierba para observar la pelea con mayor comodidad. Cogí mi guitara y la coloque entre la piernas para tocar algunas notas.

-Te llamaré Piccet, ¿Qué dices? ¿Te gusta? – le dije mientras le acariciaba el mentón al pequeño animal. Reaccionó con un chillido y giro sobre su sitio graciosamente.

De pronto hubo un silencio y por un momento sentí una gran calma mientras miraba a Piccet morder tiernamente la avellana que tenía entre sus patas. De pronto miré al frente y las dos bestias estaban frente a mí con miradas furiosas. Por alguna extraña razón parecía irritados con nuestras presencias ya que su lucha parecía ser un espectáculo más que un momento para resolver conflictos. El gorila con cabeza de lagarto levantó el puño y lo dejo caer con gran fuerza. Lo esquive moviéndome a la izquierda para que luego de un momento el rinoceronte intentara embestirme. Pude saltar por encima de él y caer justo detrás. Corrí hasta en medio del área despejadas de árboles y las dos bestias me siguieron rugiendo con fiereza.

“Vaya, ahora no sé en que me he metido”

Al encontrar un lugar limpio y plano donde poner un mantel y comer, Madison procedió a abrir su aclamada lonchera, tomándose su tiempo para admirarla. Roja, metalizada y de edición limitada. Solo mira al Pavo rojo y a sus ostentosas plumas. No solo gusta de la comida fina, sino que el paquete de finura es completo; Esta cosa podría valer un dineral, pero es suya y de nadie más. Su increíble magnificencia obliga al lector a gastar varios segundos de su vida solo en leer su vaga descripción, y lo vale, tiempo bien gastado. Al abrirla empezando a sacar varias chucherías, acomodándolas a un lado para darle paso a una bonita hamburguesa con papas, solo para ni bien al darle un par de mordiscos al son de un “itadakimasu” que le causó hasta vergüenza, se fueron oyendo los ruidos de algunos animales peleones que habitaban el área.

  -Hehe… E-eso suena… Como si alguien le estuviera haciendo una serenata a un oso enfadado. –Pensó para sí mismo al oír la pelea de los grandes animales en conjunto con la tonada guitarresca de Max en el fondo, aun imaginando la chusca escena. De una zampada, Maddie metió la hamburguesa por completo en su boca y la tragó tras masticar un par de veces. –¡Ya quiero ir a ver eso!

Gracias a su habilidad para organizar, en un santiamén recogió todo lo que había montado, no le molestaba que apenas tuviera un bocado, ya habría más cuando llegara. Guiándose por el sonido y descubriendo los arboles rotos, dio con el lugar donde dos grandes animales como nada que jamás haya visto perseguían a un sujeto de pelo negro con gabardina. El curioso personaje estaba calmado, hasta metía sus manos en los bolsillos al correr, pero Maddie pasaba eso por alto al tener una oportunidad de ser el héroe.

  -¡Qué emoción! ¡Este parece un trabajo para… eh… Nombre de héroe en construcción! –Sin rechistar (al menos una segunda vez), el chico sacó uno de sus revólveres y disparó apuntando cerca de las patas del rinoceronte, claro que la puntería no es lo suyo, pero no es algo que necesites cuando solo tratas de espantar a un animal. Tanto el Gorilagarto como el Rinocerafa retrocedieron por un breve momento, dirigiendo su atención al chico de la gran cola, el cual se había quedado parado ahí mismo imprudentemente al no pensar un plan más allá de ahuyentar a las bestias. –Oops…

Con nervios temblorosos, lentamente se iba moviendo al árbol robusto más cercano que hubiera, acelerando cómicamente conforme los animales esprintaban más velozmente contra él y no demorando en escalarlo a la velocidad del miedo y terminando colgado de una rama como un koala.

  -N-No se preocupe señor… ¡To-todo está bajo control! –Le exclamó el joven científico a Max, fingiendo una calma que contrastaba exageradamente con la chistosa posición en la que estaba, que parecía más bien la de un gato aterrorizado mientras los dos animales intentaban subirse.
  -¿Qué no tenias una pistola? ¡Usala! –Le sugirió Frinz de lejos, ahora más calmado y hasta sonriente.
  -¡N-No les puedo lastimar! … ¿No ves que lindos son? –Contestó con un gesto lloroso mientras temblaba y se abrazaba fuertemente de la rama, ya habiendo caído ante su gusto por la fauna.

De pronto un muchacho aparecio antes de que las bestias me atacaran nuevamente e intentó dispararle a ambas criaturas con una pistola pero poco pudo hacer debido a que no dio en el blanco y solo consiguio llamar la atención de la bestias. Corrio algo asustado a refugiarse en la rama de un árbol mientras los dos grandes animales iba tras él para hacerle pagar la insolencia que habia cometido. Vi al chico aferrarse a la rama del arbol casi sollozando y cuando le dije que usara su pistola me contesto que los animales se veian muy lindos. Aquel chico parecia de una actitud infantil o inocente para entender que esas bestias lo matarian mientras pensaba en ellos como tiernas mascotas.

Piccet aparecio detrás de mi mordiendo otra avellana y le sonrei por que parecia divertirse con la situación del recien llegado.

"Bueno, tengo que hacer algo despues de todo"

Deje mi guitarra a un lado, me quite el cinturon que sostenia mi katana, me quite las botas de cuero y la gabardina para luego de un momento hacer lo mismo con la camisa blanca que siempre llevaba debajo de mi gabardina, para quedarme solo vestido con mí pantalon negro. Luego de un momento, miré con aun con una sonrisa al muchacho que seguia asustado en la rama la cual suponia que no soportaria su peso por mucho tiempo.

Mi cuerpo comenzó cambiar poco a poco mi visión de la cosas se hicieron más lejanas debido a la altura que adoptaba cuando me transformaba en la forma hibrida de mi akuma. Mi mandibula era proninente y mi pelaje naranja con rayas negras. Volvia a usar mi forma animal para solucionar algo rapido. Caminé hasta las dos bestias que aquejaban al muchacho, tomé al gorila del cuello y al rinoceronte de uno de sus cuernos y golpee sus cabezas uno contra otro. Ambas bestias chillaron del dolor y cuando las solté huyeron corriendo por el boque.

-Bueno no me dejaron otra opción – dije con mi voz grotesca por la transformación animal para luego mirar al chico y decirle – baja de ahi ya se acabo

Me giré para recoger mis cosas y mientras caminaba volvi a mi forma normal. Me vesti rapidamente con mi atuendo usual y me volvi para mirar al chico quien bajaba del árbol con lentitud para no hacerse daño.

Madison colgaba cómicamente de la rama, observando al guitarrista empezar a quitarse la ropa mientras se acercaba.
 -¿Q-que? ¿¡E-esta… Haciendo un striptease!? – Exclamó Madison abochornándose, rápidamente cubriéndose los ojos, pero aun así dejando una pequeña abertura.

En menos de un parpadeo, el curioso hombre se transformó en una especie de licántropo felino, y al acercarse, no tardó en despachar a las dos bestias de manera por demás impresionante, dejando boquiabierto al  semi-tontatta. Como un relámpago naranja y negro, las cabezas de los animales habían chocado y ya se encontraban huyendo de la zona y dada la indicación de seguridad, el chico procedió a bajar del árbol con cautela y pasando a presentarse.

 -¡Eso fue bastante impresionante! –Dijo Maddie derrochando emoción. -¿Cómo le llamas a eso? Es un tigre… Y te desvistes… Y es asombroso.
 -Espera, ¿Qué? –Preguntó Max.
 -¡Stripe! ... ¡Si, Stripe-R! ¿Lo entiendes? Porque los tigres tienen rayas. ¡Es un buen juego de palabras! –Seguía el jovencito sin siguiera dejarle hablar. -¡Mucho gusto señor Stripe-R! ¡Mi nombre es Madison!- Terminó el medio enano extendiéndole la mano cordialmente.
-Eehh… Si… Mi nombre es Max. Un placer. –Contestó de una manera un tanto incomoda con la exuberante personalidad del chico, además mirándolo hacia abajo gracias a su notable diferencia de altura y notando las particularidades del aspecto de Madison. –¿Y tú eres? ¿Una especie de niña ardilla o conejo?
 -¿¡E-EH!? –Chilló Maddie mientras halaba de su ropa para tratar de cubrir inútilmente su cola y se sonrojaba como un tomate. –M-Mas o menos… ¡Hey! ¡Ten, te invito a almorzar! –El cremoso trató de distraerlo sacando varios dulces de la ya conocida, preciosa, esplendorosa y valiosa lonchera y casi aventándoselos en la cara a Max por los nervios.

El hombre tigre estuvo a punto de objetar, pero se detuvo en el acto al ver lo que tenía en la mano.

 -Chico, ¿de dónde sacaste esto? Este tipo de chucherías valen una pequeña fortuna. –Comentó Maximilian al observar la pieza de chocolatería que le habían arrojado. –No te quisiera quitar lo que gastaste de tu cochinito.
-No hay cuidado. –Respondió amablemente. –Tengo muchos más de donde salieron esos.

Madison logró tener distraído al (insuspecto)  pirata. Algo atontado por su increíble hazaña de hacía un momento, montó de nuevo su picnic y pasaron a comer mientras el rubio no paraba de hablar y contar historias, como esa vez hacia dos años en que ganó una competencia de trívia de la corporación de caramelos Bonker, obteniendo una vasta dotación.

El muchacho parecía ser alguien poco preocupado por los detalles del lugar donde nos encontrábamos y sorprendió bastante que montara un picnic sin la menor precaución de llamar la atención de algún animal peligroso con el olor a comida que provenía de los deliciosos dulces y demás bocadillos suculentos que comenzaba a servir. Nos sentamos muy tranquilos a comer los dulces que me había ofrecido el chico y pude notar la calidad que había en ellos. Lo oí unrrar sus aventuras en tierras extrañas y decirme como había ganado algunos dulces en una suerte de juego. A mi me encantaban los dulces y sin más ni más Piccet estaba a mi lado comiéndose un trozo de chocolate. El pequeño animal había aprovechado para coger un pequeño trozo de chocolate de mis manos cuando estaba descuidado. Le sonreí tiernamente para luego de un momento mirar al muchacho con cierta curiosidad.

-Soy Maximilian, soy un pobre aventurero que ha llegado a este lugar por mera casualidad, ¿Tu que haces aquí?

Le di un mordisco al dulce que tenia entre las manos y lo saboré lentamente. Cogí mi guitarra y afine las cuerdas para empezar a tocar alguna melodía.

-¿Quieres que toque algo en especial?

Madison parecía ser un niño inocente, lleno de inocencia que aun no conocía cosas de la vida o eso era lo que aparentaba. Su cuerpo era pequeño, a comparación de cualquier otro muchacho de su edad. Lo que más me llamaba la atención era el aspecto en general, ya que en otro momento lo hubiera confundido con una chica. Su voz era aguda y resonaba dulcemente como si un ave estuviera cantando tranquila en la mañana. Me le quede mirando un rato mientras algunas animales trataban de llevarse su lonchera, la cual no parecía tener nada de especial salvo el hecho de que animal tras animal que llegaba a robarla terminaba decepcionado por no poder cargarla. Le sonreí ya que la situación me parecía muy graciosa pero de pronto todo cambio ya que una sombra extraña e inmensa nos cubrió a ambos. Iba a comer otro dulce cuando pude ver al gran animal aparecer detrás de Madison. Tenía la cabeza de un elefante pero el cuerpo de un escarabajo con patadas gruesas y anchas. Su fornida figura daba miedo y dejo ver sus ganas de comer al hacer un extraño sonido.

“Se ve bastante fuerte” – pensé mientras observaba a la criatura coger la lonchera de Madison y llevarse como si nada.

Su caparazón azul oscuro fue lo último que vimos antes de que se perdiera tras el bosque.

-Se ha llevado tu lonchera – dije mientras ponía en pie y me estiraba para que mis músculos se relajaran – es bueno hacer un poco de ejercicio después de comer, la traeré. Sígueme si gustas, veremos hasta donde llega. Me da mucha curiosidad.

Le sonreí a Madison y comencé a trotar para alcanzar a la criatura. Sabia que seria fácil encontrarla por su tamaño pero los riesgos que conllevaba hacerme de nuevo con la lonchera de mi tierno acompañante era algo que ya había considerado antes de ponerme en marcha.

-¿en serio me ayudarás? –Comento el pequeño sonriente con estrellas en los ojos.
-Claro, es pan comido. –Contesto el confiado hombre, tronando sus nudillos en preparación, solo para casi desaparecer en un parpadeo y estando ya adentrándose en el bosque para seguir a la gran bestia.
-¡Solo ten cuidado! ¡Es de colección!... Creo… que tal vez debería seguirlo… ¿Qué dices Piccet? –Se dijo el chico, girándose hacia la pequeña criatura, solo notando que esta también había partido tras Max. –¡E-ehh! ¡No me dejen solo!

Los nervios inducidos por el hecho de ahora estar solo hicieron temblar al joven rubio. Agitándose a ambos lados salió corriendo tras sus compañeros.

Mientras tanto en la costa un impaciente Spel revisa su reloj en espera por el regreso de su retoño, energéticamente moviendo su pierna en un tic como si eso tuviera la capacidad de apresurar las cosas. A Spel le gustaba esperar tanto como a Maddie le gustaba el altamar y a diferencia del jovenzuelo, su sentido de la responsabilidad y el deber estaban más desarrollados, tal vez era hora de invertir en unos Den Den Mushis.

-A este paso me perderé la novela de las once, mejor lo voy a buscar. -El tiempo establecido ya había pasado y era la hora del padre de hierro de impartir disciplina. El cyborg saltó del barco que la marina les había prestado y se dispuso a ir en busca de Madison.

Mientras corría comenzaba a pensar alguna manera de como quitarle a semejante ser la lonchera de Madison pero a medida que avanzaba las ideas se me acababan ya que en verdad no quería llegar a hacerle daño. Me adentré más y más en el bosque siguiendo el rastro de la criatura quien a pesar de su gran tamaño parecía moverse bastante rápido. Aun así los árboles inclinados a los lados que dejaba a su paso me indicaban por donde iba. Seguía mirando al frente cuando de pronto vi algo extraño que comenzaba a aparecer frente a mí. Me detuve al instante justo antes de caer al precipicio. Una pendiente se encontraba a unos centímetros de mí y afortunadamente la vi venir.

“Vaya eso ha estado muy cerca” – dije mientras me dejaba caer hacia tras sentado

Suspiré con tranquilidad y miré a mí alrededor. No había signos del animal que se había llevado la lonchera de Madison. No podía creer que hubiera desapareció sin más ni más pero al observar el resto del lugar no vi nada más. Me puse de pie resignado a decirle a Madison que había perdido su lonchera pero en ese momento un ruido extraño llamó mi atención. Había un extraño agujero a unos metros de donde estaba y pronto entendí que el animal había hecho ese agujero. Me volví a sentar para esperar a Madison y que me ayudara buscar al bicho o al menos necesitaría ayuda en ese momento.

Spel se adentraba en el bosque, apretando su mirada para activar los diferentes artilugios robóticos de su ojo para aumentar su rango mientras seguía en la búsqueda de su hijo. El cyborg se acercaba a la zona del campo donde se había hecho el picnic, cambiando del telescopio a la visión infrarroja  al ver cierto bache moviéndose en la tierra y emerger como una bola de calor ante sus ojos. Excavando la tierra salía a la vista el enorme paquidermo insectoide sosteniendo la preciada caja.

-Esa es… ¡Otra vez jugando con insectos gigantes! ¿¡Porque siempre son insectos gigantes!?  ¡Debí haberle comprado un perro! –El hombre de lata echaba humo en reacción mientras el mismo elefante escarabajo se le escabullía como queriendo no verse inmiscuido en el drama del rubio barbón.  –¡Hey!¿ ¡Tu a donde crees que vas!? ¡CAPTAIN HOOK!
Spel disparó su brazo mecánico, el cual voló por el aire tras el asustado animal que empezaba a tomar velocidad. Al este agarrarse de su parte trasera la criatura ya iba a toda marcha, convirtiendo la situación en una especie de cómico esquí  sobre tierra.
-¡Llévame con mi hijo antes de que te de una paliza!- Siguió gritando el padre robot.

Cerca del risco se encontraba Max, el cual veía llegar a un exhausto Madison, que a pesar de su velocidad de Tontatta, al no tener consigo su fuente constante de bocadillos, su energía se iba al demonio en un dos por tres. Los dos junto a Piccet peinaban la zona en busca del escarabajo, Max transformado en tigre para aprovechar sus sentidos agudizados. No tardó mucho para que el desastre provocado por Spel se hiciera presente, a lo lejos oyéndose los golpes de la carrera del animal y viéndose a la distancia como incluso varios arboles caian al suelo.

Unos extraños sonidos se generaban de alguna parte del bosque no muy lejos del punto donde nos encontrábamos. Algunos árboles caen al suelo a lo lejos y parecía que había algo acercándose. De pronto una figura emergencia entre los árboles y de la impresión me aproxime al borde del precipicio. No me había dado cuenta y retrocedí más hasta que ya no sentí más la tierra, solo un descenso rapidísimo en el aire a una gran velocidad. Caía por el abismo inmenso pero pronto mis esperanzas de no morir aumentaron cuando pude ver una gran agujero inmenso en el suelo donde se suponía que debía estrellarme y convertirme en una masa de carne y sangre. Rodeando el agujero había un denso bosque que pude ver que se extendía por toda la isla. Lo más lógico es de que la razón por la que Madison había llegado tan cansado al lugar donde supuestamente había desaparecido el escarabajo, era porque habíamos estado corriendo en una pendiente. Pasé al agujero y pronto hubo una gran oscuridad.

“Morir no es fácil” – pensé alegremente

Una luz extraña se podía ver al final de aquel agujero, era de un tono azul y no entendía que me iba a pasar. Cerré los ojos y cuando los volví a abrir, sentía una extraña falta de aire a mí alrededor. Mi fuerza desaparecía y pronto me di cuenta que era agua donde me encontraba. Estaba a punto de perder la conciencia cuando sentí un tirón en el cuello de la gabardina y me fui alejando del fondo de aquella extraña cabida llena de agua. Algunas otras manos aparecieron a mi alrededor y cuando abrí los ojos vi que estaba en lo que parecía ser una especie de vuelva inmensa. Ariana, Ryuto y Owen quien estaba empapado me miraban algo preocupados.

-¿Cómo demonios cayó desde tan alto Capitán? – dijo Ryuto mirándome con un gesto de angustia que no me gusto para nada

-¿Que hacen aquí? – Pregunté extrañado mientras intentaba ordenar mi mente para recordar lo que había pasado – ustedes no estaban...

-Ah, vimos un barco del gobierno acercándose a la isla y nos apresuramos para llegar aquí, nos perdimos y encontramos un agujero extraño, decidimos buscarlo aquí pero no tuvimos mucho éxito hasta que cayó por esa extraña apertura

-Así es – dijo Owen – pero lo que me sorprendió es que lo encontráramos justo cuando caía desde arriba

No podía creer que mis compañeros de viaje estuvieran allí y aunque me fue difícil al comienzo creer todo lo que me había dicho, al menos me había salvado de morir.

-¿Que es este lugar? – pregunté mientras trataba de ponerme en pie

-Creo yo que es una especie de sistema de túneles creados por algún insecto gigante o por una gran cantidad de ellos – dijo Ariana mientras cargaba su rifle para tenerlo listo en caso de que alguna cosa extraña apareciera.

-¡Maaax! ¡Maaaaax! –Madison trataba de llamar al amigo aventurero que había hecho, pero abajo del risco no aparecía nadie, tanto Max como Piccet habiéndose ido y haciendo que el medio-enano pasara un buen rato buscando y llamando. –Oh no… ¡Estoy solo! ¡Y tengo hambre!
En un solo chillido del chico, la tierra tembló, de un sacudón y una explosión de polvo, el sobreprotector padre emergía de la tierra montando sobre el escarabajo.

-¿¡Es ese mi hijo el que se está quejando!? –Spel sojuzgaba al animal con el pie mientras extendía la preciosa lonchera en frente de Maddie.
-¡Mi lonchera! ¡Gracias Papá! –Exclamó el pequeñín en un abrazo lleno de azúcar, flores y muchos colores. Rápidamente empezando a comer algo, casi se había olvidado de Max -¡O-oh sí! ¡Tienes que conoce-…

Madison interrumpió su propia frase al ver a lo lejos, muy detrás de la espalda de su padre, la borrosa figura de Max subiendo a un barco que prominentemente mostraba un jolly roger pirata, mostrando su verdadera identidad.

-E-ehh…. ¡Hermoso! ¡Hermoso escarabajo! –Madison en búsqueda de distraer a su padre llevo su atención al animal que su padre había vencido. –¿M-me lo puedo quedar?
-¡JuaJua! Estás loco, ninguno de los dos es Domador nivel 34 ni nada de eso. –Se rió Spel.
-… De qué demonios hablas…
-¡Hey! ¡Cuida esa lengua, jovencito!
-Oye… ¿Que no es la hora de ese programa que te gusta? Ese de la niña que viaja por la selva con su amigo el mono poliglota. –Preguntó Maddie.
-¡Santo cielo! ¡Es cierto! –Exclamó Spel.

Habiendo logrado distraer al Marine, en un gesto pequeño Madison saludo en la dirección del barco, sin realmente esperar que hubiese una respuesta, pero si que en un futuro se vuelvan a ver.