Sylvanas Windrunner
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La joven humana se encontraba esperando en el mástil del gran buque negro. Observaba que se alejaban de Hexos lo más rápido posible. Su capitán y shichibukai, Kaiser-sama, se había retirado del combate decepcionado. Normal, no se podía matar. ¿Eso era algo incluso aburrido, no? Sí, lo era. Entendía a la orca y sabía de sobras que no podría golpear tan débil como para no matar. Al fin y al cabo, era el Gyojin más fuerte que existía.
Dejó de nublarse entre pensamientos y se quitó la chaqueta, algo acalorada. Hacía un clima tópico en el nuevo mundo; un sol que penetraba, y hacía escocer la piel. Dejó el carcaj junto con el arco en el suelo y se estiró bostezando. Ya echaría la bronca a Kaiser-sama cuando lo viera. ¿Para qué le importaba ser Shichibukai? No tenía que preocuparse de ningún cazador, agente del gobierno o marine que acechase a la vuelta de la esquina. Al fin y al cabo, los únicos que podrían entablar combate sería el Gremio del mejor amigo de su padre, y Dark no lo permitiría. Le alegraba ser útil al fin y al cabo para Atesaki, ayudándoles de esa forma. Elevó las manos hacia el cielo y cerró los puños, deseando ser más fuerte y pudiendo complacer los deseos de su banda. Vagueó varias horas mirando el mar y después suspiró.
Volvió a agarrar el carcaj, cerrando bien la tira entre el esternón y el hombro. Le recorría toda la espalda y se sujetaba bien; al fin y al cabo, estaba hecho a medida para ella. Agarró una flecha con la mano izquierda y la colocó en el punto de apoyo del arco. Cerró un ojo y con el otro calculó hacia una gaviota que sobrevolaba el buque. Comenzó a tensar la cuerda mientras contenía la respiración y, una vez divisó bien el objetivo, lo ensartó con el proyectil. La gaviota cayó a su cabeza, cosa que provocó que se zarandeara por el impacto y cayera al agua. Comenzó a intentar nadar, pero nunca había tenido la oportunidad de aprender, debido a que poseyó la Ryü Ryü no mi desde tempranas etapas de su vida. Se agarró a una pequeña madera que sobresalía e hizo fuerza para agarrarse a esta. El agua estaba fría, demasiado fría. El largo viaje les había llevado hasta el exterior de Punk Hazard y se comprobaba en el clima, pasando a uno nublado y zonas de hielo.
-Nee, ¡cogedme, gyojins estúpidos!- Gritó ofendida. Esperaba que la cogiera Kaiser o Cánabar, los otros no los conocía lo suficiente y pasaba. Prefería ahogarse antes de que la subieran unos incompetentes.
Dejó de nublarse entre pensamientos y se quitó la chaqueta, algo acalorada. Hacía un clima tópico en el nuevo mundo; un sol que penetraba, y hacía escocer la piel. Dejó el carcaj junto con el arco en el suelo y se estiró bostezando. Ya echaría la bronca a Kaiser-sama cuando lo viera. ¿Para qué le importaba ser Shichibukai? No tenía que preocuparse de ningún cazador, agente del gobierno o marine que acechase a la vuelta de la esquina. Al fin y al cabo, los únicos que podrían entablar combate sería el Gremio del mejor amigo de su padre, y Dark no lo permitiría. Le alegraba ser útil al fin y al cabo para Atesaki, ayudándoles de esa forma. Elevó las manos hacia el cielo y cerró los puños, deseando ser más fuerte y pudiendo complacer los deseos de su banda. Vagueó varias horas mirando el mar y después suspiró.
Volvió a agarrar el carcaj, cerrando bien la tira entre el esternón y el hombro. Le recorría toda la espalda y se sujetaba bien; al fin y al cabo, estaba hecho a medida para ella. Agarró una flecha con la mano izquierda y la colocó en el punto de apoyo del arco. Cerró un ojo y con el otro calculó hacia una gaviota que sobrevolaba el buque. Comenzó a tensar la cuerda mientras contenía la respiración y, una vez divisó bien el objetivo, lo ensartó con el proyectil. La gaviota cayó a su cabeza, cosa que provocó que se zarandeara por el impacto y cayera al agua. Comenzó a intentar nadar, pero nunca había tenido la oportunidad de aprender, debido a que poseyó la Ryü Ryü no mi desde tempranas etapas de su vida. Se agarró a una pequeña madera que sobresalía e hizo fuerza para agarrarse a esta. El agua estaba fría, demasiado fría. El largo viaje les había llevado hasta el exterior de Punk Hazard y se comprobaba en el clima, pasando a uno nublado y zonas de hielo.
-Nee, ¡cogedme, gyojins estúpidos!- Gritó ofendida. Esperaba que la cogiera Kaiser o Cánabar, los otros no los conocía lo suficiente y pasaba. Prefería ahogarse antes de que la subieran unos incompetentes.
Cánabar
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tal y como Cánabar había pensado en un primer momento, aquel torneo había resultado ser una completa pérdida de tiempo. Pero ya habían vuelto a su rutina o, al menos, a la rutina que se habían hecho desde que Kaiser era Shichibukai. Habían venido en una sola nave y así se marchaban, alejándose de la extraña isla con forma hexagonal. Pero les había deparado una gran sorpresa, ninguno de los gyojin se había esperado encontrar a Kiseki en aquel lugar. Ni si quiera encontrarla en general pues, después de todo, la creían muerta. Era una alegría para todos que estuviera con ellos. O así debería ser si no se tratara de una banda cruel y sanguinaria. Por su parte, el tiburón sí que se sentía feliz en cierto modo por tenerla ahí. Le liberaba de la culpa que sentía.
Aunque no era lo único curioso que había ocurrido. Había aparecido otra mujer muy parecida a Kiseki y también parecía transformarse en dragón. Pero no era ella. El gyojin trató de no preocuparse más por ello y centrarse en el presente. Había muchas cosas que debían hacer y el tiempo no esperaba. Ahora, los tres fundadores de la banda, volvían a estar juntos. Pero Kiseki era débil, demasiado en comparación a ellos. Ese periodo que habían pasado alejados los había fortalecido y ella seguía casi igual. Quizás... es porque estaba muerta. Debía informarse sobre ello, quería saber lo que había ocurrido. ¿Cómo era que estaba viva? Hasta donde él recordaba le habían informado de que había muerto. ¿Lo habían engañado? Cabía la posibilidad.
Se decidió a ir a buscar a la mujer cuando escuchó un ruido en el agua como de algo que caía. No era de extrañar en la banda que los gyojin se bañaran cerca del barco. Incluso él lo hacía con frecuencia. Pero otro ruido desmintió la teoría. Era Kiseki que llamaba a Kaiser o a él. Se asomó y allí estaba ella, en una madera luchando por no ahogarse. La visión era muy cómica y casi estuvo a punto de reírse a carcajadas en vez de ayudarla. Pero se decantó por "salvar" a su compañera. Se lanzó al agua y nadó hasta donde estaba ella. Elavándola la puso sobre sus hombros. No había peligro de que se ahogara ahora. A no ser que él quisiera. Por fortuna para la mujer, no tenía ninguna intención de acabar con su vida ni de ser demasiado gracioso.
-Ten cuidado, lagartija. Dicen que ahogarse es peligroso- Se mofó de ella.
Lo cierto es que no sabía si debía seguir llamándola así. ¿Aun podía transformarse en dragón? Si se había mantenido a flote en el agua era porque ya no poseía ninguna fruta o, de lo contrario, se habría hundido como un plomo sin posibilidad de sujetarse a algo. La llevó hasta la nave y le ayudó a subir para después hacer lo propio con un salto. Se sentó en cubierta y se quedó observándola un rato. Había cambiado mucho, aunque no lo aparentaba. ¿Seguiría siendo la misma Kiseki? ¿Qué habría hecho todo este tiempo? Eran demasiadas preguntas. Ni si quiera estaba seguro del conocimiento que ella tenía sobre Atesaki actual. Se levantó y se acercó a ella sin dejar de observarla con ojos y mantra. ¿Se le escapaba algo?
-Ha pasado mucho tiempo y hay muchas cosas de las que hablar. Empieza tú- Le dijo.
Aunque no era lo único curioso que había ocurrido. Había aparecido otra mujer muy parecida a Kiseki y también parecía transformarse en dragón. Pero no era ella. El gyojin trató de no preocuparse más por ello y centrarse en el presente. Había muchas cosas que debían hacer y el tiempo no esperaba. Ahora, los tres fundadores de la banda, volvían a estar juntos. Pero Kiseki era débil, demasiado en comparación a ellos. Ese periodo que habían pasado alejados los había fortalecido y ella seguía casi igual. Quizás... es porque estaba muerta. Debía informarse sobre ello, quería saber lo que había ocurrido. ¿Cómo era que estaba viva? Hasta donde él recordaba le habían informado de que había muerto. ¿Lo habían engañado? Cabía la posibilidad.
Se decidió a ir a buscar a la mujer cuando escuchó un ruido en el agua como de algo que caía. No era de extrañar en la banda que los gyojin se bañaran cerca del barco. Incluso él lo hacía con frecuencia. Pero otro ruido desmintió la teoría. Era Kiseki que llamaba a Kaiser o a él. Se asomó y allí estaba ella, en una madera luchando por no ahogarse. La visión era muy cómica y casi estuvo a punto de reírse a carcajadas en vez de ayudarla. Pero se decantó por "salvar" a su compañera. Se lanzó al agua y nadó hasta donde estaba ella. Elavándola la puso sobre sus hombros. No había peligro de que se ahogara ahora. A no ser que él quisiera. Por fortuna para la mujer, no tenía ninguna intención de acabar con su vida ni de ser demasiado gracioso.
-Ten cuidado, lagartija. Dicen que ahogarse es peligroso- Se mofó de ella.
Lo cierto es que no sabía si debía seguir llamándola así. ¿Aun podía transformarse en dragón? Si se había mantenido a flote en el agua era porque ya no poseía ninguna fruta o, de lo contrario, se habría hundido como un plomo sin posibilidad de sujetarse a algo. La llevó hasta la nave y le ayudó a subir para después hacer lo propio con un salto. Se sentó en cubierta y se quedó observándola un rato. Había cambiado mucho, aunque no lo aparentaba. ¿Seguiría siendo la misma Kiseki? ¿Qué habría hecho todo este tiempo? Eran demasiadas preguntas. Ni si quiera estaba seguro del conocimiento que ella tenía sobre Atesaki actual. Se levantó y se acercó a ella sin dejar de observarla con ojos y mantra. ¿Se le escapaba algo?
-Ha pasado mucho tiempo y hay muchas cosas de las que hablar. Empieza tú- Le dijo.
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