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Sawaki estaba en la cubierta, estaba acompañado de Shark, Cánabar y el que decía que era el capitán, pero que el que rubio nunca lo considera como tal, Kaiser. Era un día de relajo, y a pesar de estar a penas en Jaya y darse el tiempo de conocerlos, sabía que con ellos bastaba para acabar con cualquier idiota que se les cruzara en su camino aparte de que sabía que Cánabar y Shark lo iban a ayudar si este corría peligro. Pues el primero se auto nominó maestro del rubio y el segundo fue su compañero en Loguetown y ambos hicieron un gran trabajo. Y los carteles de sus futuras recompensas pronto deberían salir.
El rubio, subió a lo alto del mástil principal pues le dio la impresión de ver algo que se acercaba peligrosamente en su misma dirección y desde la altura pensó que era el mejor lugar para ver que se aproximaba rumbo al barco de lo que se hacía llamar Atesaki. Y entonces, viendo un poco a la derecha, logro ver unos binoculares, le vino de perlas y rápidamente miro al horizonte y casi se cae de la impresión. Dos acorazados de la marina venían en la dirección, y el viento que estaba a su favor les hacía el favor de llegar donde los piratas rápidamente, así que sin dudarlo salto nuevamente a cubierta cayendo elegantemente y miro a los otros tres que por suerte estaban cerca.
Sawaki: Tenemos compañía. Dos buques de la marina se aproximan. Con el viento a su favor, diría que llegarían aquí en unos cinco minutos más. Pero estaremos en la línea de fuego de los cañones mucho antes. ¿Qué hacemos? ¿Escapar o esperar y acabarlos? En el mar tenemos la ventaja.
Dijo mientras pasaba los binoculares a Cánabar para que este viera todo lo que sucedía, era el más bajito entre los cuatro. Cánabar, Kaiser y Shark eran enormes para él, aunque con su metro ochenta y cinco algo podía hacer para contrarrestar su altura, pero poco y nada servía, se apoyo en la baranda para escuchar lo que les dirían las personas que le rodeaban, mientras lograba ver como es que los buques se aproximaban y entonces las balas de cañón empezaron a impactar a los lados del barco haciendo que se balanceara de forma brusca, tal como lo había previsto el rango de los cañones ya lo tenía a tiro. Era hora de actuar y ya se estaba preparando para pelear, ya que sabía que Shark no iba a huir, Cánabar tampoco y por lo poco que sabía de Kaiser, sabía que no era el típico idiota fanfarrón y también pelearía, así que se paro en la baranda esperando a que se acercaran un tiempo. Aunque claro, los marines eran idiotas al pensar que podrían hacerles algo a los oficiales más fuertes de Atesaki. Era hora de la diversión en Alta Mar, iban a demostrar que tanto en el océano como en tierra eran imparables, así que se quedo viendo con sus azulados ojos al igual que el mar que los rodeaba como es que los buques se aproximaban.
El rubio, subió a lo alto del mástil principal pues le dio la impresión de ver algo que se acercaba peligrosamente en su misma dirección y desde la altura pensó que era el mejor lugar para ver que se aproximaba rumbo al barco de lo que se hacía llamar Atesaki. Y entonces, viendo un poco a la derecha, logro ver unos binoculares, le vino de perlas y rápidamente miro al horizonte y casi se cae de la impresión. Dos acorazados de la marina venían en la dirección, y el viento que estaba a su favor les hacía el favor de llegar donde los piratas rápidamente, así que sin dudarlo salto nuevamente a cubierta cayendo elegantemente y miro a los otros tres que por suerte estaban cerca.
Sawaki: Tenemos compañía. Dos buques de la marina se aproximan. Con el viento a su favor, diría que llegarían aquí en unos cinco minutos más. Pero estaremos en la línea de fuego de los cañones mucho antes. ¿Qué hacemos? ¿Escapar o esperar y acabarlos? En el mar tenemos la ventaja.
Dijo mientras pasaba los binoculares a Cánabar para que este viera todo lo que sucedía, era el más bajito entre los cuatro. Cánabar, Kaiser y Shark eran enormes para él, aunque con su metro ochenta y cinco algo podía hacer para contrarrestar su altura, pero poco y nada servía, se apoyo en la baranda para escuchar lo que les dirían las personas que le rodeaban, mientras lograba ver como es que los buques se aproximaban y entonces las balas de cañón empezaron a impactar a los lados del barco haciendo que se balanceara de forma brusca, tal como lo había previsto el rango de los cañones ya lo tenía a tiro. Era hora de actuar y ya se estaba preparando para pelear, ya que sabía que Shark no iba a huir, Cánabar tampoco y por lo poco que sabía de Kaiser, sabía que no era el típico idiota fanfarrón y también pelearía, así que se paro en la baranda esperando a que se acercaran un tiempo. Aunque claro, los marines eran idiotas al pensar que podrían hacerles algo a los oficiales más fuertes de Atesaki. Era hora de la diversión en Alta Mar, iban a demostrar que tanto en el océano como en tierra eran imparables, así que se quedo viendo con sus azulados ojos al igual que el mar que los rodeaba como es que los buques se aproximaban.
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Sobre la cubierta del barco de Atesaki se encontraba el tiburón toro. Junto a él estaban los otros dos tiburones y el capitán Kaiser. Shark en ese momento estaba haciendo flexiones tranquilamente como si nada con sus armas en la espalda y cintura amarradas. Tras unos segundos el rubio fue hacia el mástil y anunció algo sobre dos barcos acorazados de la marina, algo que le iba a venir de perlas al pirata. Aquello suponía diversión y muchas muertes, además de mucho precio por su cabeza. Había dos barcos y ellos eran cuatro por lo que tenían un barco por cada dos. O tal vez hubiera más de dos en uno, el tiburón toro se decantó por el de la izquierda. Cuando los cañones empezaron a sonar dejó de hacer flexiones y se levanto observando el barco con una sonrisa amplia y sádica de siempre deseando jugar con aquellos ilusos marines que habían llegado hasta su muerte. Su mirada ahora observaba una cuerda con su gancho en esta, cogió la cuerda y se le echó al hombro, tras aquello suspiró un poco pensando en colarse por detrás del barco de la izquierda y subir por ahí sorprendiéndolos y asesinando a todos los que le entrasen. Para él ahora mismo aquello significaba tres cosas.
La primera era diversión absoluta matando estúpidos y divirtiéndose aplastándolos como si nada. La sensación de cortar sus cabezas y atravesar sus cuerpos no se podía explicar con palabras. Era una subida de adrenalina que siempre buscaba el tiburón toro a la hora de las peleas. Sus armas solían ser su gran espadón, sus espadas gemelas y aquella daga especial envenenada que poseía. Esperaba que hubiese al menos algún alto cargo en uno de los dos barcos que se lo pusiera difícil y así quedarse bien a gusto. Aquella banda no era moco de pavo y todos y cada uno de sus miembros eran letales. Por ahora solo había visto a la orca, la cual creía que era la más poderosa de todas. También estaba el rubio que peleaba de forma valerosa y por ultimo Cánabar, el cual le recordaba mucho a él. Eran tres poderosos Gyojines y sumados a la capacidad destructiva del tiburón toro eran un equipo excelente.
La segunda cosa que aquello suponía era mucha recompensa y por lo tanto más marines que les buscarían. Eso conducía de nuevo al punto uno donde entraba la diversión. Por último la cosa que faltaba era la banda. No le gustaba la idea que algunos de aquellos Gyojines que le habían acogido como si fuese de su propia familia sufriesen daños. Los defendería hasta la muerte de la forma que fuera. Tras haber pensado un poco estos tres puntos se dispuso a ser el primero a atacar. Giró su rostro para observarles tranquilamente, primero miró a su capitán, tras eso al tiburón blanco y por ultimo al rubio. Sus palabras salieron de su boca en su tono bromista de siempre y algo siniestro.
- Bueno compañeros, me pido el de la izquierda, si alguno quiere seguirme que lo haga. Atacare por la retaguardia usando el gancho para subir. Tened cuidado y no os confiéis con estas insignificantes ratas.
Tras sus palabras salió corriendo hacia la borda y saltó al mar de forma elegante tirándose al agua. Despacio empezó a nadar para ver si alguien le seguía, una vez llegó a la parte de atrás del barco de la izquierda salió a la superficie. Usando la cuerda la agitó varias veces hasta lanzarla y atarla a la borda sin que ninguno se diese cuenta. De forma lenta empezó a subir sin hacer ningún ruido. Una vez arriba dejó aquella cuerda allí por si alguno de sus compañeros le seguía y quería subir. Los marines parecían estar en la cubierta del barco por lo que Shark se metió en el interior de este y empezó a caminar por los pasillos del interior muy despacio para que nadie le descubriese.
La primera era diversión absoluta matando estúpidos y divirtiéndose aplastándolos como si nada. La sensación de cortar sus cabezas y atravesar sus cuerpos no se podía explicar con palabras. Era una subida de adrenalina que siempre buscaba el tiburón toro a la hora de las peleas. Sus armas solían ser su gran espadón, sus espadas gemelas y aquella daga especial envenenada que poseía. Esperaba que hubiese al menos algún alto cargo en uno de los dos barcos que se lo pusiera difícil y así quedarse bien a gusto. Aquella banda no era moco de pavo y todos y cada uno de sus miembros eran letales. Por ahora solo había visto a la orca, la cual creía que era la más poderosa de todas. También estaba el rubio que peleaba de forma valerosa y por ultimo Cánabar, el cual le recordaba mucho a él. Eran tres poderosos Gyojines y sumados a la capacidad destructiva del tiburón toro eran un equipo excelente.
La segunda cosa que aquello suponía era mucha recompensa y por lo tanto más marines que les buscarían. Eso conducía de nuevo al punto uno donde entraba la diversión. Por último la cosa que faltaba era la banda. No le gustaba la idea que algunos de aquellos Gyojines que le habían acogido como si fuese de su propia familia sufriesen daños. Los defendería hasta la muerte de la forma que fuera. Tras haber pensado un poco estos tres puntos se dispuso a ser el primero a atacar. Giró su rostro para observarles tranquilamente, primero miró a su capitán, tras eso al tiburón blanco y por ultimo al rubio. Sus palabras salieron de su boca en su tono bromista de siempre y algo siniestro.
- Bueno compañeros, me pido el de la izquierda, si alguno quiere seguirme que lo haga. Atacare por la retaguardia usando el gancho para subir. Tened cuidado y no os confiéis con estas insignificantes ratas.
Tras sus palabras salió corriendo hacia la borda y saltó al mar de forma elegante tirándose al agua. Despacio empezó a nadar para ver si alguien le seguía, una vez llegó a la parte de atrás del barco de la izquierda salió a la superficie. Usando la cuerda la agitó varias veces hasta lanzarla y atarla a la borda sin que ninguno se diese cuenta. De forma lenta empezó a subir sin hacer ningún ruido. Una vez arriba dejó aquella cuerda allí por si alguno de sus compañeros le seguía y quería subir. Los marines parecían estar en la cubierta del barco por lo que Shark se metió en el interior de este y empezó a caminar por los pasillos del interior muy despacio para que nadie le descubriese.
Kaiser
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Ya estábamos en alta mar, camino a Shabaody. Era curioso como al final, habíamos acabado siendo incluso más de los que habíamos salido de Jaya. Mientras navegábamos, descubrimos que se nos había colado un oso panda que era capaz de hablar y razonar, y que por lo visto, era un conocido de Cánabar y Sawaki y poco después se nos unió Shark, un gyojin toro de la estatura de Kylar. Nuestra banda iba creciendo poco a poco, aunque realmente todavía no eramos una banda, no a mis ojos. Faltaba el ejército que buscaba y el barco perfecto. Atesaki estaba incompleta, era un proceso en construcción que finalizaría en la Isla Gyojin. Estaba en cubierta cuando de repente, Sawaki advirtió que se acercaban dos buques de la marina, no pude evitar esbozar una sonrisa maligna. Los gyojin estaban deseando luchar y yo no iba a privarles de ese deseo.
-¡¡Kylar, Kiseki, Shirokuma, a estribor!!- Gritaba yo, dando una órden a tres de nuestros compañeros. -¡¡Vienen dos buques de la marina, mantened el barco apartado, atacaremos solo nosotros cuatro!!- Exclamaba yo, con grandes aires de superioridad y confianza. No quería que nuestro barco se hiciese añicos a la primera de cambio, era mejor mantenerlo lejos. -Vamos chicos, vayamos nosotros, yendo por agua será fácil llegar a sus embarcaciones.- Dije yo, crujiéndome los puños.
Shark dijo que atacaría por la parte trasera, subiendo con su gancho, el barco de la izquierda, y tras esto, se lanzó al agua. Hice una señal con la mano para que empezásemos el ataque y me lancé yo también. No se lo esperarían. Cuatro gyojins apareciendo desde el agua, apenas tendrían tiempo de reacción. El único problema serían las armas de fuego, pero ya nos las arreglaríamos para salir ilesos, o por lo menos vivos. Seguí a Shark y acabamos detrás de uno de los buques. Este lanzó su gancho y lo encajó en la borda. Tras esto subió y entró por dentro, genial, era una gran forma de empezar el ataque relámpago. Le imité y acabé en el interior del navío junto a él.
-Bien, es hora de demostrar a estos idiotas quienes somos. Vamos a labrarnos un nombre. Grabaremos nuestra fama a golpes y en sangre.- Decía yo, observando el lugar. Empezamos a caminar por los pasillos, de forma sigilosa. Estaba ansioso por luchar, pero no quería salir a lo loco y acabar como un coladero. Un ataque sorpresa nos aseguraría mucho más la victoria. Podría ser divertido alcanzar los cañones y atacar a su otro barco.
-¡¡Kylar, Kiseki, Shirokuma, a estribor!!- Gritaba yo, dando una órden a tres de nuestros compañeros. -¡¡Vienen dos buques de la marina, mantened el barco apartado, atacaremos solo nosotros cuatro!!- Exclamaba yo, con grandes aires de superioridad y confianza. No quería que nuestro barco se hiciese añicos a la primera de cambio, era mejor mantenerlo lejos. -Vamos chicos, vayamos nosotros, yendo por agua será fácil llegar a sus embarcaciones.- Dije yo, crujiéndome los puños.
Shark dijo que atacaría por la parte trasera, subiendo con su gancho, el barco de la izquierda, y tras esto, se lanzó al agua. Hice una señal con la mano para que empezásemos el ataque y me lancé yo también. No se lo esperarían. Cuatro gyojins apareciendo desde el agua, apenas tendrían tiempo de reacción. El único problema serían las armas de fuego, pero ya nos las arreglaríamos para salir ilesos, o por lo menos vivos. Seguí a Shark y acabamos detrás de uno de los buques. Este lanzó su gancho y lo encajó en la borda. Tras esto subió y entró por dentro, genial, era una gran forma de empezar el ataque relámpago. Le imité y acabé en el interior del navío junto a él.
-Bien, es hora de demostrar a estos idiotas quienes somos. Vamos a labrarnos un nombre. Grabaremos nuestra fama a golpes y en sangre.- Decía yo, observando el lugar. Empezamos a caminar por los pasillos, de forma sigilosa. Estaba ansioso por luchar, pero no quería salir a lo loco y acabar como un coladero. Un ataque sorpresa nos aseguraría mucho más la victoria. Podría ser divertido alcanzar los cañones y atacar a su otro barco.
Cánabar
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Cánabar estaba tranquilamente acomodado en la bodega mientras leía un viejo libro sobre una civilización olvidada. El lenguaje en que estaba escrito llevaba siglos sin usarse, aunque el gyojin lo conocía muy bien, pues lo había estudiado en su tiempo como gladiador. Siempre disfrutaba leyendo cosas sobre el pasado y, sobre todo, si eran de la historia de un pasado tan lejano. ¿Cuán diferentes eran realmente ahora y antes? ¿Era real lo que había e esos libros? No lo sabía realmente, pero le agradaba pensar que todo eso era real y que él lo conocía gracias a las infinitas horas que dedicaba a la lectura de dichos libros.
Algo interrumpió su apacible lectura. Escuchó gritos y parte de una conversación. Su banda se acababa de meter, para variar, en algún problema. ¿Cómo podía ser eso? Estaban en alta mar, era imposible que hubieran encontrado la forma de meterse en problemas. Subió a ver qué era lo que ocurría y descubrió que dos barcos marines les estaban persiguiendo. Eso era extraño, pues no tenían recompensa ni bandera pirata. Había algo extraño que no le acababa de convencer, pero sus compañeros ya estaban decididos a luchar. Ni si quiera habían pensado en lo que podía suponer, aunque a él también le apetecía algo de lucha.
-¿Sabéis que igual no vienen a por nosotros? No tienen ningún motivo para perseguirnos, lo más seguro es que sea casualidad- Dijo.
Todos lo ignoraron y se lanzaron al agua. Era imposible hablar con ellos, no había forma racional de hacerlo. Suspiró con resignación y se lanzó al mar tras ellos. Llegaron a uno de los inmensos buques y subieron gracias a Shark. Fue bastante fácil y consiguieron introducirse sin ser vistos. Empezaron a cruzar pasillos y Cánabar fue tras ellos. Finalmente se detuvieron frente a una puerta bastante grande. No sabía lo que quería hacer el resto, pero pensaba que lo más lógico sería usar las armas del barco en el que se encontraban para atacar al otro antes de que se enteraran que los gyojin se habían colado ahí.
-Lo mejor será aprovechar y utilizar los cañones de este barco para destruir el otro. Dejemos a alguien con vida si queremos que nos conozcan- [i]Les dijo sonriendo.[ /i]
Abrió la puerta y entró liderando el grupo. En el interior había unos pocos marines. Había que eliminarlos antes de que pudieran dar la voz de alarma o los gyojin se verían rodeados enseguida. No le agradaba nada la idea de que lo atravesaran con un millón de balas, así que se lanzó a matarlos rápidamente. Partió a uno de los marines con su espada y agarró al otro. Le tapó la boca y lo lanzó hacia sus compañeros. Él se quedó mirando la sala, parecía un hangar, aunque lo que debían buscar era la sala de los cañones para poder hundir el otro barco. Si no se equivocaba solo tenían que cruzar un par de pasillos más. Si se equivocaba, estaban perdidos.
Algo interrumpió su apacible lectura. Escuchó gritos y parte de una conversación. Su banda se acababa de meter, para variar, en algún problema. ¿Cómo podía ser eso? Estaban en alta mar, era imposible que hubieran encontrado la forma de meterse en problemas. Subió a ver qué era lo que ocurría y descubrió que dos barcos marines les estaban persiguiendo. Eso era extraño, pues no tenían recompensa ni bandera pirata. Había algo extraño que no le acababa de convencer, pero sus compañeros ya estaban decididos a luchar. Ni si quiera habían pensado en lo que podía suponer, aunque a él también le apetecía algo de lucha.
-¿Sabéis que igual no vienen a por nosotros? No tienen ningún motivo para perseguirnos, lo más seguro es que sea casualidad- Dijo.
Todos lo ignoraron y se lanzaron al agua. Era imposible hablar con ellos, no había forma racional de hacerlo. Suspiró con resignación y se lanzó al mar tras ellos. Llegaron a uno de los inmensos buques y subieron gracias a Shark. Fue bastante fácil y consiguieron introducirse sin ser vistos. Empezaron a cruzar pasillos y Cánabar fue tras ellos. Finalmente se detuvieron frente a una puerta bastante grande. No sabía lo que quería hacer el resto, pero pensaba que lo más lógico sería usar las armas del barco en el que se encontraban para atacar al otro antes de que se enteraran que los gyojin se habían colado ahí.
-Lo mejor será aprovechar y utilizar los cañones de este barco para destruir el otro. Dejemos a alguien con vida si queremos que nos conozcan- [i]Les dijo sonriendo.[ /i]
Abrió la puerta y entró liderando el grupo. En el interior había unos pocos marines. Había que eliminarlos antes de que pudieran dar la voz de alarma o los gyojin se verían rodeados enseguida. No le agradaba nada la idea de que lo atravesaran con un millón de balas, así que se lanzó a matarlos rápidamente. Partió a uno de los marines con su espada y agarró al otro. Le tapó la boca y lo lanzó hacia sus compañeros. Él se quedó mirando la sala, parecía un hangar, aunque lo que debían buscar era la sala de los cañones para poder hundir el otro barco. Si no se equivocaba solo tenían que cruzar un par de pasillos más. Si se equivocaba, estaban perdidos.
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El rubio se limito a asentir cuando sus nakamas empezaron a decir que iban a pelear, así que se quedo en el barco mientras veía como es que todos se iban a nado. A decir verdad al parecer una pelea en el agua no sería nada malo y estaba buscando algo de diversión desde que salió de Jaya. Así que sin pensarlo dos veces empezó a prepararse, tomo un poco de impulso desde el barco a la baranda y empezó a correr, llegando a la baranda dio un pequeño salto y cayó al agua de forma elegante, luego usando su velocidad no se demoro mucho en llegar a la parte trasera del barco enemigo, donde cuando salió a flote de nuevo logro ver la cuerda de la que hablaba Shark, así que sonrió y empezó a escalar por ella.
Al llegar a la parte trasero no tuvo idea por donde se fueron sus camaradas, de hecho estaba perdido, pues no sabía por dónde atacarían sus compañeros de banda así que no tuvo de otra que seguir caminando lo más silenciosamente por el lado del barco para así evitar ser visto por los marines. Fue un idiota al no lanzarse al mismo tiempo que los otros y ahora debía pagar las consecuencias, así que como si fuera un milagro todos los marines estaban en la cubierta de proa, así que por ahora tendría un momento para descansar y esperar a que sus compañeros aparecieran, y entonces por el rabillo del ojo la figura de dos marines se dibujo en su cerebro. Así que rápidamente apareció para usar el factor sorpresa y entonces con un puñetazo a cada uno en el estómago los hizo dormir, los agarró para que sus cuerpos no cayeran e hicieran tanto ruido. Los aparto a un lado y suspiro, la adrenalina se había disparado a niveles imaginables en cuanto esos dos aparecieron.
Los dejo apoyados con la baranda y les tapo la boca con algo de seda, que arranco de los uniformes de los marines, para que no hablaran, también les ato las manos en los barrotes de la baranda, luego de asegurarse de que los dos estaban listos se marcho cuidando el ruido de sus pasos, logro llegar fácilmente a cubierta donde se quedo en las sombras esperando la salida de sus amigos, vio como es que todos los marines estaban preparados para la pelea y se notaba que ni se habían enterado de la banda de Gyojin, ya que fueron idiotas al desafiar a estos en medio del océano, quizás en tierra hubieran tenido más oportunidad, pero aquí no hay ninguna oportunidad de vencer, estaban acabados desde que decidieron atacar a los piratas y desafiarlos lanzando balas de cañón. Ahora solo debía ser paciente y esperar a los demás.
Al llegar a la parte trasero no tuvo idea por donde se fueron sus camaradas, de hecho estaba perdido, pues no sabía por dónde atacarían sus compañeros de banda así que no tuvo de otra que seguir caminando lo más silenciosamente por el lado del barco para así evitar ser visto por los marines. Fue un idiota al no lanzarse al mismo tiempo que los otros y ahora debía pagar las consecuencias, así que como si fuera un milagro todos los marines estaban en la cubierta de proa, así que por ahora tendría un momento para descansar y esperar a que sus compañeros aparecieran, y entonces por el rabillo del ojo la figura de dos marines se dibujo en su cerebro. Así que rápidamente apareció para usar el factor sorpresa y entonces con un puñetazo a cada uno en el estómago los hizo dormir, los agarró para que sus cuerpos no cayeran e hicieran tanto ruido. Los aparto a un lado y suspiro, la adrenalina se había disparado a niveles imaginables en cuanto esos dos aparecieron.
Los dejo apoyados con la baranda y les tapo la boca con algo de seda, que arranco de los uniformes de los marines, para que no hablaran, también les ato las manos en los barrotes de la baranda, luego de asegurarse de que los dos estaban listos se marcho cuidando el ruido de sus pasos, logro llegar fácilmente a cubierta donde se quedo en las sombras esperando la salida de sus amigos, vio como es que todos los marines estaban preparados para la pelea y se notaba que ni se habían enterado de la banda de Gyojin, ya que fueron idiotas al desafiar a estos en medio del océano, quizás en tierra hubieran tenido más oportunidad, pero aquí no hay ninguna oportunidad de vencer, estaban acabados desde que decidieron atacar a los piratas y desafiarlos lanzando balas de cañón. Ahora solo debía ser paciente y esperar a los demás.
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^Shark sintió pasos detrás de él. El capitán y el tiburón blanco estaban allí también, pero no divisaba al rubio. Seguramente se había perdido como de costumbre o se habría ido al otro barco. Cánabar se colocó delante y guió la marcha por el interior de aquel barco, el capitán quería labrar el trabajo mediante violencia y sangre. Algo que agradaba al asesino que iba con ellos. Tras unos instantes pasaron a una sala donde había dos hombres, el tiburón blanco acabó con uno de ellos lanzando una estocada y partiéndolo en dos. Tras aquello le tapó la boca a uno y lo lanzó contra ellos. El tiburón toro no perdió la oportunidad y agarró aquel humano que su compañero les había dejado en bandeja de plata, lo cogió por el cuello para de un ágil movimiento arrancarle la mitad del cuello de un mordisco violento y acabar con su vida salpicando las paredes de sangre y echando el cadáver a un lado. Tras aquello se relamió la sangre que caía por su boca y dirigió su mirada a una pequeña puerta situada a la derecha. La abrió un poco y le vino el olor del alcohol enseguida, se oían voces abajo por lo que debía haber marines pasándolo bien. Una sonrisa tétrica y sádica se dibujó en su rostro y desvió de nuevo la mirada observando a sus compañeros Gyojines mientras señalaba la puerta recién abierta por él.
Ahí abajo están pasándolo bien unos marines, creo que es la bodega pues huele un pestazo a alcohol increíble. Con vuestro permiso voy a ocuparme de ellos, seguid sin mí, después os alcanzare. Si encontráis al rubio dadle una colleja de mi parte. Cánabar, capitán Kaiser, nos vemos después.
Tras una tétrica sonrisa dejó que sus compañeros siguieran y se dirigió escaleras abajo a la bodega, no sin antes cerrar la puerta detrás de sí. Una vez bajó abajo llegó a un pasillo donde el suelo estaba lleno de ron. Los marines aprovechando la batalla habían huido a beber todo lo que podían. Se trataban de dos tipos que reían como tontos dándole la espalda al tiburón toro. Ya habían roto varias botellas y el suelo estaba empapado, portaban más botellas en sus manos y bebían con ganas riendo. Vaya ejemplo de marines pensó el asesino que sonriendo se acercó al primero sacando una de sus espadas gemelas y de un tajo cortándole el cuello. El otro al ver esto se puso a reír como un tonto, estaba borracho hasta la medula. Shark al verlo en ese estado empezó a reírse también junto a él. Los humanos borrachos le parecían la monda. Tras unas risas tontas más el tiburón toro le atravesó por la zona del corazón.
Una vez había acabado con aquellos tipos de la bodega del barco se giró dándose la vuelta mientras pensaba en reunirse con sus compañeros que seguro que habían avanzado ya. Al parecer con la tontería subió por otras escaleras y acabó en los camarotes. Su mirada observaba el lugar extrañado. Se había perdido, pero le daba igual ya encontraría la salida y se reuniría con los suyos. Aunque ahora tenía la oportunidad de robar las pertenencias buscando cosas útiles y es lo que iba a hacer. Por lo tanto se dirigió hacia los baúles que estaban junto a las camas.
Ahí abajo están pasándolo bien unos marines, creo que es la bodega pues huele un pestazo a alcohol increíble. Con vuestro permiso voy a ocuparme de ellos, seguid sin mí, después os alcanzare. Si encontráis al rubio dadle una colleja de mi parte. Cánabar, capitán Kaiser, nos vemos después.
Tras una tétrica sonrisa dejó que sus compañeros siguieran y se dirigió escaleras abajo a la bodega, no sin antes cerrar la puerta detrás de sí. Una vez bajó abajo llegó a un pasillo donde el suelo estaba lleno de ron. Los marines aprovechando la batalla habían huido a beber todo lo que podían. Se trataban de dos tipos que reían como tontos dándole la espalda al tiburón toro. Ya habían roto varias botellas y el suelo estaba empapado, portaban más botellas en sus manos y bebían con ganas riendo. Vaya ejemplo de marines pensó el asesino que sonriendo se acercó al primero sacando una de sus espadas gemelas y de un tajo cortándole el cuello. El otro al ver esto se puso a reír como un tonto, estaba borracho hasta la medula. Shark al verlo en ese estado empezó a reírse también junto a él. Los humanos borrachos le parecían la monda. Tras unas risas tontas más el tiburón toro le atravesó por la zona del corazón.
Una vez había acabado con aquellos tipos de la bodega del barco se giró dándose la vuelta mientras pensaba en reunirse con sus compañeros que seguro que habían avanzado ya. Al parecer con la tontería subió por otras escaleras y acabó en los camarotes. Su mirada observaba el lugar extrañado. Se había perdido, pero le daba igual ya encontraría la salida y se reuniría con los suyos. Aunque ahora tenía la oportunidad de robar las pertenencias buscando cosas útiles y es lo que iba a hacer. Por lo tanto se dirigió hacia los baúles que estaban junto a las camas.
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A base de avanzar por aquellos pasillos, acabamos en una sala que parecía un arsenal, con un par de marines que murieron fácilmente ante la espada de Cánabar y la ferocidad de Shark. Pude darme cuenta de que Sawaki no estaba entre nosotros, quizás había preferido defender el barco junto a los demás o estaba atacando desde otra zona. Miré todo lo que había allí. Muchas espadas y fusiles además de munición para esto. Pero no era precisamente lo que yo buscaba y que por lo visto, Cánabar tampoco, pues había pensado lo mismo que yo, atacar a su otro barco con los cañones. El tiburón toro decidió bajar unas escaleras que conducían a una especie de bodega, alegando que había algunos soldaods por ahí y que él mismo se encargaría.
-De acuerdo, pero vuelve con vida, tenemos que demostrarles cuan superiores somos los gyojin.- Dije yo, dejándole libertad para obrar como quisiera mientras volviera de una pieza. No quería perder miembros de mi banda nada más empezar.
Cogí la gorra de uno de los marines y me la puse a modo de burla. Tras esto le dije a Cánabar que yo también había pensado lo de los cañones y que me parecía la mejor idea para provocar el caos y eliminar a uno de los buques enemigos. No se dispararían entre ellos, así que solo uno de los navíos sufriría los daños de sus propios compañeros. Sin embargo, no teníamos ni idea de donde podían estar dicho lugar. Cogí uno de los rifles y lo cargué. No era bueno disparando ni tampoco tenía mucha idea de como usar aquellas armas, pero sabía cargarlas y darle al gatillo, no podía ser muy difícil, además, solo la usaría en caso extremo, pues no quería hacer tanto ruido, por lo pronto, la utilizaría de arma contundente.
-Vamos, Cánabar, sigamos adelante. No podemos estar muy lejos de los cañones.- Dije yo, pasando por la puerta que había al lado de la que daba a la bodega. La abrí y pude ver otro pasillo. Lo seguí y me quedé al lado de la puerta. Se escuchaban algunas voces, por lo que también había marines allí.
Entrar sin más no era la mejor idea. Principalmente porque no sabíamos cuantos había ni en que posiciones estaban. Si estaban demasiado lejos no podríamos alcanzarnos antes de que dieran la alarma, y eso sería un buen problema, aunque aquel día tenía ganar de hacer estupideces, por lo que abrí la puerta y empecé a correr como un loco. Sonreí al ver que era la sala de cañones, aunque había dos por cada pieza. En total eran unos 16. Llegué a los dos primeros y les azoté a uno de ellos con la culata del rifle, con tal fuerza que salió disparado y luego hice lo mismo con el otro. Los marines no se creían lo que estaba pasando. Puse el arma en horizontal y empecé a correr, llevándome por delante a los siguientes, hasta llegar al final, donde acabé por delante de 6 marines atrapados por mu fuerza y uno de sus propios fusiles. Me aparté y empecé a dar golpes con este a diestro y siniestro hasta que ninguno de ellos se levantara y luego, miré a Cánabar, esperando que se hubiese encargado de los de la otra banda.
-De acuerdo, pero vuelve con vida, tenemos que demostrarles cuan superiores somos los gyojin.- Dije yo, dejándole libertad para obrar como quisiera mientras volviera de una pieza. No quería perder miembros de mi banda nada más empezar.
Cogí la gorra de uno de los marines y me la puse a modo de burla. Tras esto le dije a Cánabar que yo también había pensado lo de los cañones y que me parecía la mejor idea para provocar el caos y eliminar a uno de los buques enemigos. No se dispararían entre ellos, así que solo uno de los navíos sufriría los daños de sus propios compañeros. Sin embargo, no teníamos ni idea de donde podían estar dicho lugar. Cogí uno de los rifles y lo cargué. No era bueno disparando ni tampoco tenía mucha idea de como usar aquellas armas, pero sabía cargarlas y darle al gatillo, no podía ser muy difícil, además, solo la usaría en caso extremo, pues no quería hacer tanto ruido, por lo pronto, la utilizaría de arma contundente.
-Vamos, Cánabar, sigamos adelante. No podemos estar muy lejos de los cañones.- Dije yo, pasando por la puerta que había al lado de la que daba a la bodega. La abrí y pude ver otro pasillo. Lo seguí y me quedé al lado de la puerta. Se escuchaban algunas voces, por lo que también había marines allí.
Entrar sin más no era la mejor idea. Principalmente porque no sabíamos cuantos había ni en que posiciones estaban. Si estaban demasiado lejos no podríamos alcanzarnos antes de que dieran la alarma, y eso sería un buen problema, aunque aquel día tenía ganar de hacer estupideces, por lo que abrí la puerta y empecé a correr como un loco. Sonreí al ver que era la sala de cañones, aunque había dos por cada pieza. En total eran unos 16. Llegué a los dos primeros y les azoté a uno de ellos con la culata del rifle, con tal fuerza que salió disparado y luego hice lo mismo con el otro. Los marines no se creían lo que estaba pasando. Puse el arma en horizontal y empecé a correr, llevándome por delante a los siguientes, hasta llegar al final, donde acabé por delante de 6 marines atrapados por mu fuerza y uno de sus propios fusiles. Me aparté y empecé a dar golpes con este a diestro y siniestro hasta que ninguno de ellos se levantara y luego, miré a Cánabar, esperando que se hubiese encargado de los de la otra banda.
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Sawaki había desaparecido y el otro gyojin de enorme espada, Same D. Shark, se iba hacia una bodega. Por lo visto aquél compañero quería divertirse a costa de los marines que estuvieran bebiendo. A Cánabar no le importaba, pero ahora estaba solo con Kaiser y podían verse en problemas si los atacaba un grupo muy numeroso. Kaiser le dijo que pensaba igual que él y tomó de nuevo la delantera. El tiburón blanco no pudo hacer más que seguirlo. Cuando Kaiser se obcecaba con algo no había forma posible de hacer que cambiara de opinión. A no ser que él mismo viera que su vida estuviera en peligro. ¿Qué podía hacer Cánabar?
-Bueno, ya nos encontraremos algo si seguimos buscando así- Dijo.
No creía que la forma de actuar de Kaiser fuera la mejor, pero él también quería algo de acción y no tenía ganas de ocultarse o vigilar lo que había tras cada puerta. Siguió a su capitán mientras éste corría de un pasillo a otro sin detenerse. En principio no tenían problemas, porque no se habían encontrado a nadie ni había hecho ruido suficiente para que se diera la alarma. Pero la orca decidió cambiar eso. En un momento, frente a una puerta, Kaiser decidió dar un portazo y entrar en la sala como si nada. Eso había sido una estupidez y si los hubieran estado esperando les habrían disparado en ese instante y ahora estarían muertos.
Fuere como fuere no ocurrió aquello y el capitán aprovechó la situación. Dejó fuera de combate a dos marines y se lanzó a por otros tantos. Frente a Cánabar quedaban ocho hombres que miraban asombrados la situación. Antes de que todo se desmadrara Cánabar saltó en el centro e hizo un giro de espada para derribarlos a todos. Solo dos murieron y cinco de los restantes se lanzaron a por él. El otro comenzó a correr, pero se detuvo cuando Cánabar le lanzó a uno de sus compañeros. Propinó espadazos a diestro y siniestro hasta acabar con todos. Después se acercó hacia el que corría y al compañero que había lanzado y los mató.
-Vamos a cargar los cañones y dispararlos ya. Cuanto antes lo hagamos, mejor- Le dijo a Kaiser.
Dicho eso empezó a coger balas y meterlas en los cañones. Lo mejor era cargarlos todos e ir disparándolos uno a uno con velocidad. Cerca había una antorcha que les serviría para prender la mecha de los cañones. Tardó varios minutos en cargar todos los que estaban en la derecha. Pero justo se le ocurrió algo. Miró por las ventanitas y comprobó que el otro barco estaba en ese lado. Lo último que quería era haberse equivocado de lugar y que fueran los otros cañones los que había que disparan. Pero estaban en el lado correcto del barco. Solo faltaba que todos los cañones estuvieran cargados y que los dispararan. El juego había empezado.
-Bueno, ya nos encontraremos algo si seguimos buscando así- Dijo.
No creía que la forma de actuar de Kaiser fuera la mejor, pero él también quería algo de acción y no tenía ganas de ocultarse o vigilar lo que había tras cada puerta. Siguió a su capitán mientras éste corría de un pasillo a otro sin detenerse. En principio no tenían problemas, porque no se habían encontrado a nadie ni había hecho ruido suficiente para que se diera la alarma. Pero la orca decidió cambiar eso. En un momento, frente a una puerta, Kaiser decidió dar un portazo y entrar en la sala como si nada. Eso había sido una estupidez y si los hubieran estado esperando les habrían disparado en ese instante y ahora estarían muertos.
Fuere como fuere no ocurrió aquello y el capitán aprovechó la situación. Dejó fuera de combate a dos marines y se lanzó a por otros tantos. Frente a Cánabar quedaban ocho hombres que miraban asombrados la situación. Antes de que todo se desmadrara Cánabar saltó en el centro e hizo un giro de espada para derribarlos a todos. Solo dos murieron y cinco de los restantes se lanzaron a por él. El otro comenzó a correr, pero se detuvo cuando Cánabar le lanzó a uno de sus compañeros. Propinó espadazos a diestro y siniestro hasta acabar con todos. Después se acercó hacia el que corría y al compañero que había lanzado y los mató.
-Vamos a cargar los cañones y dispararlos ya. Cuanto antes lo hagamos, mejor- Le dijo a Kaiser.
Dicho eso empezó a coger balas y meterlas en los cañones. Lo mejor era cargarlos todos e ir disparándolos uno a uno con velocidad. Cerca había una antorcha que les serviría para prender la mecha de los cañones. Tardó varios minutos en cargar todos los que estaban en la derecha. Pero justo se le ocurrió algo. Miró por las ventanitas y comprobó que el otro barco estaba en ese lado. Lo último que quería era haberse equivocado de lugar y que fueran los otros cañones los que había que disparan. Pero estaban en el lado correcto del barco. Solo faltaba que todos los cañones estuvieran cargados y que los dispararan. El juego había empezado.
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El rubio estaba atento a todos los movimientos que pasaban en la cubierta, había logrado contar al menos veinte personas, en donde lo que no faltaban eran los espadachines o con armas de fuego, un número demasiado grande como para él solo. Pero aun así podía intentar algo, pero sabía que sería muy arriesgado como para frustrar el plan de sus compañeros. Sabía que ellos estarían prácticamente listos en la sala de los cañones y era cuestión de tiempo para que comenzara la música de la destrucción, así que con decisión empezó a pensar en su mejor estrategia. Empezar una lucha cuerpo a cuerpo contra los veinte marines, sabía que con su fuerza actual podría aguantar esa lucha hasta que mínimo una persona llegara a ayudarlo, sabía que con un aliado más sería más fácil aguantar la pelea.
Así que miro al horizonte y logro ver como es que un par de nubes negras se acercaban desde el este, una gran tormenta se aproximaba, no sería una tormenta común y corriente. Lo sentía en el aire, sería una tormenta con truenos y relámpagos, con ese tiempo escapar sería más difícil y el tiempo tanto de reloj como el clima estarían en contra de ellos. Así que debían actuar rápido, así que sin pensarlo más empezó a caminar a paso tranquilo en la cubierta donde estaban los marines, ninguno se había percatado de la presencia del rubio y eso podría ser bueno, pero atacar por la espalda no sería algo tan divertido, así que una vez estaba a escasos metros este se freno en seco y se puso las manos en los bolsillos.
Sawaki: Señores marines…les traigo un informe…ustedes perderán. Ya nos hemos infiltrado a gusto. No podrán ganar.
Su tono era algo infantil pero lo suficientemente fuerte como para que los marines se pusieran alerta, todos se giraron de golpe y al ver al rubio muchos se asustaron, otros se enfadaron y otros simplemente se quedaron helados. Al parecer que un chico de 17 años entrara con esa facilidad al barco marine era totalmente impensable por ellos. Así que el rubio empezó a reír a carcajadas mientras los marines decidían que hacer. Y entonces dos espadachines trataron de hacerle una equis en el pecho, este los esquivo con facilidad para luego conectar una patada en las costillas de uno de ellos, logro sentir como es que se las quebraba y al otro le dio con un fuerte puñetazo en el rostro, que lo mando a volar contra otros marines. Este hizo una seña para que siguieran atacando, era hora de divertirse a lo grande.
Así que miro al horizonte y logro ver como es que un par de nubes negras se acercaban desde el este, una gran tormenta se aproximaba, no sería una tormenta común y corriente. Lo sentía en el aire, sería una tormenta con truenos y relámpagos, con ese tiempo escapar sería más difícil y el tiempo tanto de reloj como el clima estarían en contra de ellos. Así que debían actuar rápido, así que sin pensarlo más empezó a caminar a paso tranquilo en la cubierta donde estaban los marines, ninguno se había percatado de la presencia del rubio y eso podría ser bueno, pero atacar por la espalda no sería algo tan divertido, así que una vez estaba a escasos metros este se freno en seco y se puso las manos en los bolsillos.
Sawaki: Señores marines…les traigo un informe…ustedes perderán. Ya nos hemos infiltrado a gusto. No podrán ganar.
Su tono era algo infantil pero lo suficientemente fuerte como para que los marines se pusieran alerta, todos se giraron de golpe y al ver al rubio muchos se asustaron, otros se enfadaron y otros simplemente se quedaron helados. Al parecer que un chico de 17 años entrara con esa facilidad al barco marine era totalmente impensable por ellos. Así que el rubio empezó a reír a carcajadas mientras los marines decidían que hacer. Y entonces dos espadachines trataron de hacerle una equis en el pecho, este los esquivo con facilidad para luego conectar una patada en las costillas de uno de ellos, logro sentir como es que se las quebraba y al otro le dio con un fuerte puñetazo en el rostro, que lo mando a volar contra otros marines. Este hizo una seña para que siguieran atacando, era hora de divertirse a lo grande.
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Shark solo encontraba tonterías en los baúles como lámparas o diarios. Incluso ropa interior de aquellos hombres. Incluso en uno de ellos encontró un maldito osito de peluche, era un panda. Le recordó bastante a su camarada del barco de Atesaki y tras una carcajada lo echó sobre una cama para después dirigirse al fondo de la sala. En una de las literas había un marine durmiendo tranquilamente, este al ver eso no quiso perder la ocasión y sacó su enorme espadón para después decapitarlo de un solo corte. La sangre tardó poco en invadir el colchón donde estaba aquel hombre durmiendo. Una vez lo hubo asesinado, buscó en sus ropas buscando algo útil pero no encontró nada de nada. Suspiró unos segundos y salió de allí por una puerta llegando a las cocinas. Allí no parecía haber nadie, al abrir la nevera se encontró unos filetes de carne, este sonrió de lado y los cogió empezando a comérselos.
Sus ojos se iluminaron mucho más cuando vio lo siguiente. Había dos cangrejos en aquella nevera, su comida favorita sin duda. Rápidamente los sacó y se sentó en la mesa devorándolos ferozmente y en poco tiempo. Había comido y se había quedado en la gloria, ahora era el momento de seguir con la misión de cargarse aquellos idiotas. Tras salir de aquella cocina encontró a un hombre de frente en el pasillo, este sacó su rifle y disparó contra el tiburón toro. El Gyojin se cubrió colocando su enorme espadón en medio y así librándose de la bala, pero aquel hombre había tenido muy mala suerte. De todos los que podía haberse encontrado, va y se cruza en el camino de Shark. Rápidamente de un tajo el tiburón le cortó un brazo y después de otro tajo le cortó el otro. Aquel hombre gritaba de dolor en el suelo cuando el tiburón toro le pisó con fuerza la nuez ahogándolo en unos instantes y tras eso clavando su espada en su corazón para después sacarla y seguir caminando con su arma en la mano y alerta a todo lo que pudiera pasar.
Por fin llegó a una puerta que le condujo a la parte alta del barco, desde arriba pudo ver como Sawaki estaba peleando contra varios marines. Tras una tétrica sonrisa decidió unirse a la pelea pues pese a que el rubio era muy fuerte eran demasiados. Saltó a cubierta y pasó por al lado del rubio para después de un tajo partir por la mitad a dos de aquellos marines. Acto seguido cogió con su mano libre a uno del cuello y lo lanzó contra el mástil para después correr a por él y clavar sus dientes en su cuello acabando con su vida. Otros dos corrieron a por el enorme tiburón toro, este de un tajo diagonal volvió a partir a otro en dos. Tras eso guardó su arma y agarró al que quedaba del cuello para después morderle en la cabeza con fuerza. Tras notar un crujido lanzó el cuerpo al mar mientras se relamía la sangre esperando a que su compañero Sawaki acabara con los que quedaran. Sus dorados ojos observaron que se acercaba una tormenta y suspiró un poco mientras bostezaba estirándose para después reír un poco sádicamente con su siempre tenebrosa y amplia sonrisa.
Sawaki acaba rápido con estos idiotas, esa tormenta tiene mala pinta, pero pondrá las cosas interesantes al fin y al cabo.
Sus ojos se iluminaron mucho más cuando vio lo siguiente. Había dos cangrejos en aquella nevera, su comida favorita sin duda. Rápidamente los sacó y se sentó en la mesa devorándolos ferozmente y en poco tiempo. Había comido y se había quedado en la gloria, ahora era el momento de seguir con la misión de cargarse aquellos idiotas. Tras salir de aquella cocina encontró a un hombre de frente en el pasillo, este sacó su rifle y disparó contra el tiburón toro. El Gyojin se cubrió colocando su enorme espadón en medio y así librándose de la bala, pero aquel hombre había tenido muy mala suerte. De todos los que podía haberse encontrado, va y se cruza en el camino de Shark. Rápidamente de un tajo el tiburón le cortó un brazo y después de otro tajo le cortó el otro. Aquel hombre gritaba de dolor en el suelo cuando el tiburón toro le pisó con fuerza la nuez ahogándolo en unos instantes y tras eso clavando su espada en su corazón para después sacarla y seguir caminando con su arma en la mano y alerta a todo lo que pudiera pasar.
Por fin llegó a una puerta que le condujo a la parte alta del barco, desde arriba pudo ver como Sawaki estaba peleando contra varios marines. Tras una tétrica sonrisa decidió unirse a la pelea pues pese a que el rubio era muy fuerte eran demasiados. Saltó a cubierta y pasó por al lado del rubio para después de un tajo partir por la mitad a dos de aquellos marines. Acto seguido cogió con su mano libre a uno del cuello y lo lanzó contra el mástil para después correr a por él y clavar sus dientes en su cuello acabando con su vida. Otros dos corrieron a por el enorme tiburón toro, este de un tajo diagonal volvió a partir a otro en dos. Tras eso guardó su arma y agarró al que quedaba del cuello para después morderle en la cabeza con fuerza. Tras notar un crujido lanzó el cuerpo al mar mientras se relamía la sangre esperando a que su compañero Sawaki acabara con los que quedaran. Sus dorados ojos observaron que se acercaba una tormenta y suspiró un poco mientras bostezaba estirándose para después reír un poco sádicamente con su siempre tenebrosa y amplia sonrisa.
Sawaki acaba rápido con estos idiotas, esa tormenta tiene mala pinta, pero pondrá las cosas interesantes al fin y al cabo.
Kaiser
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Cargaron los cañones de la parte derecha, que era justamente la que estaba en paralelo con el otro buque y se prepararon para pasar a la acción. Empezaron a encender las mechas, sin apenas apuntar, pues los barcos estaban cerca y mientras los cañones se mantuvieran rectos, estos darían en el blanco con facilidad, y así fue, cuatro boquetes se formaron en el otro barco, dando cabida al fuego que se formó por dichas explosiones. Las llamas empezaban a consumir la madera y nosotros nos preparábamos para una segunda oleada. Era muy poco probable que ellos atacasen a su barco aliado, así que solo podían resignarse a morir, o eso pensaba, pues el barco empezó a moverse, acercándose al otro, probablemente para abordarlo y ver que ocurría. Volvimos a disparar los cañones, esta vez apuntando al mástil principal, a excepción de uno, que lo dirigimos hacia la parte baja.Se crearon varias explosiones por cubierta y dos de ellas alcanzaron el objetivo. Rompiéndolo en dos y haciendo que este cayera sobre el barco en el que estábamos nosotros. La otra bala de cañón que había logrado su función, había abierto un boquete en la parte inferior, dejando que un montón de agua entrase.
-¡¡¡Kyahahahahaha!!! ¡¡¡Kyahahahaha!!!- Reía yo a carcajadas mientras veía aquella situación. -Vamos Cánabar, seguro que en cubierta hay un buen revuelo, vayamos a repartir un poco de leña allí arriba.- Decía yo, viendo que ya no era necesario seguir disparando cañones, pues aquel barco no tardaría en hundirse.
Empecé a correr hacia la cubierta, buscando la manera de llegar a esta, aunque no fue muy difícil, simplemente tenía que buscar alguna escalera que ascendiera. Llegué a esta, esperando que Cánabar me hubiese seguido y observé que estaban Shark y Sawaki peleando, por no mencionar que el navío que habíamos atacado, empezaba a poner los puentes para el abordaje. Además, se acercaba una tormena, aunque no le di mucha importancia. Empecé a correr hacia aquellas plataformas y cuando hubo unos cinco soldados en la primera, pegué un gran salto, flexionando el puño derecho hacia atrás y con una tétrica sonrisa, me lancé contra ellos. -¡¡¡Killer Whale Cannon!!!- Exclamaba yo, a la vez que mi energía interior se exteriorizaba, tomando la forma de la cabeza de una orca con la boca abierta y unos dientes aterradores. Golpeé en el medio de la tabla, haciéndola añicos y provocando que todos esos marines cayeran al mar. Antes de que se partiera, me impulsé, para llegar a la cubierta, pues no quería tener que subir de nuevo. -¡Preparaos marines de mierda!! ¡¡¡Atesaki os va a destrozar!!!- Grité, antes de lanzarme a por un par de marines y derribarlos con un par de puñetazos.
-¡¡¡Kyahahahahaha!!! ¡¡¡Kyahahahaha!!!- Reía yo a carcajadas mientras veía aquella situación. -Vamos Cánabar, seguro que en cubierta hay un buen revuelo, vayamos a repartir un poco de leña allí arriba.- Decía yo, viendo que ya no era necesario seguir disparando cañones, pues aquel barco no tardaría en hundirse.
Empecé a correr hacia la cubierta, buscando la manera de llegar a esta, aunque no fue muy difícil, simplemente tenía que buscar alguna escalera que ascendiera. Llegué a esta, esperando que Cánabar me hubiese seguido y observé que estaban Shark y Sawaki peleando, por no mencionar que el navío que habíamos atacado, empezaba a poner los puentes para el abordaje. Además, se acercaba una tormena, aunque no le di mucha importancia. Empecé a correr hacia aquellas plataformas y cuando hubo unos cinco soldados en la primera, pegué un gran salto, flexionando el puño derecho hacia atrás y con una tétrica sonrisa, me lancé contra ellos. -¡¡¡Killer Whale Cannon!!!- Exclamaba yo, a la vez que mi energía interior se exteriorizaba, tomando la forma de la cabeza de una orca con la boca abierta y unos dientes aterradores. Golpeé en el medio de la tabla, haciéndola añicos y provocando que todos esos marines cayeran al mar. Antes de que se partiera, me impulsé, para llegar a la cubierta, pues no quería tener que subir de nuevo. -¡Preparaos marines de mierda!! ¡¡¡Atesaki os va a destrozar!!!- Grité, antes de lanzarme a por un par de marines y derribarlos con un par de puñetazos.
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La táctica de los gyojin funcionó, ya que los cañones empezaron a perforar el casco del otro barco logrando que éste virara hacia ellos. Por algún motivo no tenían las agallas suficientes como para devolver las andanadas. Cuando estuvo lo suficientemente cerca enviaron otra ronda de cañonazos logrando que la nave rival empezara a hundirse por un enorme agujero en el casco. Aunque el mástil había caído contra el barco en el que estaban ellos y los marines cruzaban de una nave a la otra. Se avecinaba la lucha y Kaiser ya estaba preparado, pues incitaba a Cánabar para luchar contra los que estaban viniendo ahora.
-Allá vamos, que se preparen- Dijo el moreno.
Casi con resignación Cánabar siguió a su supuesto capitán hacia el fragor de la batalla. No le gustaba ver a Kaiser como un superior, por lo que ignoraba la cadena de mando y hacía lo que quería. Y la orca lo sabía, no podría ordenarle nada al tiburón blanco pero ambos se beneficiaban de su mutua ayuda, pues tenían una simbiosis bastante curiosa. Cruzó pasillos y subió escaleras. Todo lo que había recorrido al llegar le parecía una eternidad ahora. Con lo rápido que habían llegado a la sala de los cañones y lo que estaban tardado para salir a cubierta… pero lo consiguieron. La cubierta estaba repleta de marines.
Kaiser se puso a luchar como un loco para variar dejando a Cánabar en una postura complicada. Ahora se veía obligado a luchar también quisiera o no. Aunque sí que quería hacerlo. Usó su Armageddon para derribar a un gran grupo de marines y, activando su Alma de Dragón, se abalanzó a pro otro grupo. Sus espadazos sembraron el caos con una lluvia de cortes y partes de mutiladas de cuerpos. Este combate se había convertido en una orgía de sangre y muerte. No le gustaba eso, pero estaba luchando por su vida y los marines no iban a dejarlo escapar. Aunque habían sido él el que los había ido a buscar.
Sonaron las alarmas de los busques para que todos los marines salieran a lucha.r Con suerte Shark y Sawaki se darían cuenta y se unirían a sus compañeros en el combate que llevaban a cabo, pues poco a poco estaban siendo superados por el aplastante número de enemigos, aunque ambos eran grandes guerreros que acababan con todo el que se pusiera a su paso. Hasta que Cánabar recibió un golpe que lo lanzó varios metros hacia atrás hasta chocar contra el mástil. Un hombre de gran altura con una capa de la Marina estaba frente a él. Un alto rango al parecer. La cosa se ponía entretenida para el gyojin.
-Allá vamos, que se preparen- Dijo el moreno.
Casi con resignación Cánabar siguió a su supuesto capitán hacia el fragor de la batalla. No le gustaba ver a Kaiser como un superior, por lo que ignoraba la cadena de mando y hacía lo que quería. Y la orca lo sabía, no podría ordenarle nada al tiburón blanco pero ambos se beneficiaban de su mutua ayuda, pues tenían una simbiosis bastante curiosa. Cruzó pasillos y subió escaleras. Todo lo que había recorrido al llegar le parecía una eternidad ahora. Con lo rápido que habían llegado a la sala de los cañones y lo que estaban tardado para salir a cubierta… pero lo consiguieron. La cubierta estaba repleta de marines.
Kaiser se puso a luchar como un loco para variar dejando a Cánabar en una postura complicada. Ahora se veía obligado a luchar también quisiera o no. Aunque sí que quería hacerlo. Usó su Armageddon para derribar a un gran grupo de marines y, activando su Alma de Dragón, se abalanzó a pro otro grupo. Sus espadazos sembraron el caos con una lluvia de cortes y partes de mutiladas de cuerpos. Este combate se había convertido en una orgía de sangre y muerte. No le gustaba eso, pero estaba luchando por su vida y los marines no iban a dejarlo escapar. Aunque habían sido él el que los había ido a buscar.
Sonaron las alarmas de los busques para que todos los marines salieran a lucha.r Con suerte Shark y Sawaki se darían cuenta y se unirían a sus compañeros en el combate que llevaban a cabo, pues poco a poco estaban siendo superados por el aplastante número de enemigos, aunque ambos eran grandes guerreros que acababan con todo el que se pusiera a su paso. Hasta que Cánabar recibió un golpe que lo lanzó varios metros hacia atrás hasta chocar contra el mástil. Un hombre de gran altura con una capa de la Marina estaba frente a él. Un alto rango al parecer. La cosa se ponía entretenida para el gyojin.
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El rubio estaba dispuesto a atacar, cuando logro ver que Shark había llegado. Suspiro aliviado y luego le siguieron Cánabar y Kaiser, en pocas palabras lo de los cañones estaba listo. Y con una mirada de reojo logro ver que el otro acorazado se estaba hundiendo de a poco, pero que los marines empezaban a llegar por una especie de puente. Sawaki corrió hacía un pequeño grupo de tres, para con una patada, un puñetazo y un cabezazo acabarlos con facilidad. Luego de eso miro como es que Cánabar fue mandado a volar contra el mástil, cosa que sorprendió al rubio pero sabía que seguramente fue porque el muy idiota de Cánabar estaba confiado, así que no hizo nada para ir a ayudarlo ya que sabía que el tiburón blanco podría con ese sujeto. Aunque se veía mucho más fuerte que el resto. Estaba pensando en eso, cuando un fuerte golpe en su costado derecho lo mando a volar contra una pared en donde se dibujo su figura, tosió algo de sangre para levantarse rápidamente.
Su mirada se enfoco en un hombre de pelo rojo con ojos verdes, tenía la misma túnica que el sujeto que envió a volar a uno de sus compañeros, así que sin más este sonrió y empezó a caminar con firmeza en cada paso. Llegó al frente y lo vio mejor, era alguien joven, de unos veinte y era del porte del rubio, este le dedico una leve sonrisa para luego tratar de conectar un puñetazo en su rostro pero que fue fácilmente detenido, logro ver como es que el marine trataba de conectar una patada en el mismo costado que ahora estaba algo rojo por el impacto anterior, así que elevo su pierna derecha para frenar con el muslo la patada, luego de eso ambos se separaron. Al parecer los marines tenían muchas esperanzas en ese sujeto, seguramente era un Alto Rango y ellos no intervendrían cosa que sería genial.
Sawaki: Al fin alguien que vale la pena…espero puedas durar más que los otros.
Dijo con una sonrisa, acto seguido logro ver como es que el Alto Rango venía en su dirección, así que el rubio no perdió el tiempo e hizo lo mismo. En el centro ambos chocaron sus puñetazos, se genero un poco de viento al contactar ambos puñetazos, así que ambos se separaron un poco y en ese instante Sawaki grito a viva voz para que todos los del barco le escucharan:
Sawaki: ¡QUE NADIE SE ENTROMETA! ¡ESTE ES MIO!
Su grito iba dirigido a todos sus nakamas, al fin había encontrado a alguien fuerte y esperaba que nadie se metiera en su pelea. Así que este sonrió y se fijo nuevamente en aquel poderoso marine, esta pelea al fin se estaba poniendo interesante. Así que se puso serio y pelearía con todo su poder para acabar con ese maldito.
Su mirada se enfoco en un hombre de pelo rojo con ojos verdes, tenía la misma túnica que el sujeto que envió a volar a uno de sus compañeros, así que sin más este sonrió y empezó a caminar con firmeza en cada paso. Llegó al frente y lo vio mejor, era alguien joven, de unos veinte y era del porte del rubio, este le dedico una leve sonrisa para luego tratar de conectar un puñetazo en su rostro pero que fue fácilmente detenido, logro ver como es que el marine trataba de conectar una patada en el mismo costado que ahora estaba algo rojo por el impacto anterior, así que elevo su pierna derecha para frenar con el muslo la patada, luego de eso ambos se separaron. Al parecer los marines tenían muchas esperanzas en ese sujeto, seguramente era un Alto Rango y ellos no intervendrían cosa que sería genial.
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Dijo con una sonrisa, acto seguido logro ver como es que el Alto Rango venía en su dirección, así que el rubio no perdió el tiempo e hizo lo mismo. En el centro ambos chocaron sus puñetazos, se genero un poco de viento al contactar ambos puñetazos, así que ambos se separaron un poco y en ese instante Sawaki grito a viva voz para que todos los del barco le escucharan:
Sawaki: ¡QUE NADIE SE ENTROMETA! ¡ESTE ES MIO!
Su grito iba dirigido a todos sus nakamas, al fin había encontrado a alguien fuerte y esperaba que nadie se metiera en su pelea. Así que este sonrió y se fijo nuevamente en aquel poderoso marine, esta pelea al fin se estaba poniendo interesante. Así que se puso serio y pelearía con todo su poder para acabar con ese maldito.
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Los marines estaban recibiendo una brutal paliza por parte de los Gyojin cuando de repente el tiburón blanco salió volando. Shark ladeó el cuello mientras observaba al tipo que le había lanzado, segundos después vio volar frente a él a su colega Sawaki. Otro tipo con el uniforme que el anterior, parecía que había tipos de rango alto en esas naves. Los ojos dorados del tiburón toro estaban fijos en estos dos hombres y pensaba meterse cuando escuchó al rubio decir que aquel era suyo y Cánabar parecía feliz al ver que tenía un rival fuerte. El barco contrario estaba ya a punto de hundirse y encima el mástil había caído sobre el barco donde estaban ellos. Todo parecía que iba a salir bien, un sonido le llegó al oído desorientándole un poco mientras entrecerraba los ojos. Al girarse observó a un tipo vestido con unas gafas de sol rojas y de pelo morado. Vestía como los dos que habían atacado a sus compañeros y poseía una guitarra que el final acababa en una hacha. Mediría los 1,95 y era de complexión fuerte. Sus botas eran azules.
Aquel músico podía marear un poco al tiburón toro que sacó su enorme espadón y corrió a por aquel tipo, empezó a dar tajos de repente mientras ese hombre se los cubría con su arma sin ninguna dificultad. Aquella guitarra era bastante resistente por la parte del hacha. Tras unos intercambios de golpes más el marine lanzó una patada al pecho del tiburón toro tirándolo por una puerta y siguiéndolo después. Ambos estaban ahora en el interior del barco, el pasillo era muy estrecho para el espadón por lo que el tiburón toro cogió las dos espadas gemelas y comenzó a pelear usándolas contra aquella guitarra en forma de hacha del alto rango de la marina. Mas golpes se intercambiaban en el interior del barco, pronto llegaron a un pequeño camarote donde estaban muy pegados entre golpe y golpe. Los ojos dorados del Gyojin observaban las gafas de sol del hombre de la guitarra.
Un codazo de aquel tipo le pegó en la cara al enorme tiburón toro que cayó contra una cama destrozándola en el acto y quedando boca abajo allí tirado. El hombre se giró para largarse de allí cuando la voz de Shark se escuchó en un tono burlón desde el suelo mientras se levantaba con dificultad. Sus espadas habían sido tiradas al suelo y este sangraba por la nariz. Su mirada era bastante sádica y sus dientes afiladísimos como de costumbre.
Tu y yo aún no hemos acabado idiota.
Aquel tipo al ver que el pirata no se rendía lanzó un tajo con su hacha que enseguida bloqueó el tiburón con su espadón sacándolo a tiempo de su espalda. Ambos comenzaron de nuevo aquel duelo de golpes entre armas mientras los ojos de cada uno observaban los del otro de forma seria, al menos los del marine pues Shark estaba riendo como de costumbre y relamiéndose pensando en destrozarlo.
Aquel músico podía marear un poco al tiburón toro que sacó su enorme espadón y corrió a por aquel tipo, empezó a dar tajos de repente mientras ese hombre se los cubría con su arma sin ninguna dificultad. Aquella guitarra era bastante resistente por la parte del hacha. Tras unos intercambios de golpes más el marine lanzó una patada al pecho del tiburón toro tirándolo por una puerta y siguiéndolo después. Ambos estaban ahora en el interior del barco, el pasillo era muy estrecho para el espadón por lo que el tiburón toro cogió las dos espadas gemelas y comenzó a pelear usándolas contra aquella guitarra en forma de hacha del alto rango de la marina. Mas golpes se intercambiaban en el interior del barco, pronto llegaron a un pequeño camarote donde estaban muy pegados entre golpe y golpe. Los ojos dorados del Gyojin observaban las gafas de sol del hombre de la guitarra.
Un codazo de aquel tipo le pegó en la cara al enorme tiburón toro que cayó contra una cama destrozándola en el acto y quedando boca abajo allí tirado. El hombre se giró para largarse de allí cuando la voz de Shark se escuchó en un tono burlón desde el suelo mientras se levantaba con dificultad. Sus espadas habían sido tiradas al suelo y este sangraba por la nariz. Su mirada era bastante sádica y sus dientes afiladísimos como de costumbre.
Tu y yo aún no hemos acabado idiota.
Aquel tipo al ver que el pirata no se rendía lanzó un tajo con su hacha que enseguida bloqueó el tiburón con su espadón sacándolo a tiempo de su espalda. Ambos comenzaron de nuevo aquel duelo de golpes entre armas mientras los ojos de cada uno observaban los del otro de forma seria, al menos los del marine pues Shark estaba riendo como de costumbre y relamiéndose pensando en destrozarlo.
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Mientras luchábamos, tres marines de alto rango aparecieron en cubierta. Uno golpeó a Cábar, otro a Sawaki y el otro, de aspecto bastante más extravagante, se preparó para enfrentar a Shark. Por lo visto ya habían cogido sus oponentes, así que yo me puse a mirar a todos lados. Estaba empezando a cabrearme. Yo no tenía un oponente fuerte contra el que batirme en duelo. Solo quedaban los soldados débiles que no me duraban ni un puñetazo, por lo que fui corriendo hacia un batallón de cinco y con el ante brazo me llevé a dos de ellos al suelo, seguido de un gancho a otro, tumbándolo también. -Es una pena que haya dejado el rifle desperdigado por el interior del barco, podría haber sido divertido.- Pensé yo, mientras observaba a los otros dos que no tardaron en abalanzarse sobre mí. Agarré la cabeza de ambos y los estampé entre sí, dejándolos inconscientes. El hombre que había recibido el gancho en su rostro se levantó, por lo visto no fue suficiente como para noquearlo. Esbocé una sonrisa y lo agarré, elevándolo poco después y lanzándolo contra una de las paredes del barco.
-¡¡¡Buscadme un alto rango, quiero pelear contra alguien de mi nivel, inútiles!!!- Exclamaba yo, esperando que aquellos idiotas aún tuviera algún as en la manga. Quería darle una paliza a unos de los alto rango para demostrarle a la marina con quién estaban tratando.
Seguidamente pude observar a varios marines apuntándome con sus armas. Podría ser peligroso, pero no para mí. Cogí a los dos que tumbé en primer lugar con mi antebrazo y los puse de escudo en cuanto ellos dispararon, consiguiendo que sus cuerpos bloqueasen todas las balas y evitando que me alcanzasen. Los solté y esbocé una sonrisa ladeada, mostrando mis afilados dientes puntiagudos. -Vaya, vaya, sois bastante crueles con vuestros compañeros.- Dije en un tono burlón. Y tras decir aquello, una figura bastante imponente pudo verse desde el otro barco, que poco le quedaba por hundirse. Este pegó un terrible salto y se puso frente a mí. Mediría probablemente cuatro metros. El doble que yo, además de que estaba increíblemente musculado. Vestía un traje formal, de color gris junto con aquella gabardina de marine, solo que a diferencia de la mayoría, este le daba utilidad a esas mangas que los demás dejaban en su espalda inútilmente. portaba en su cabeza la gorra típica de la marina, dejando ver mínimamente su pelo negro, que hacía juego con sus ojos del mismo color.
-Ya no queda nadie en el otro barco.- Dijo este observando a sus compañeros. -Así que vosotros sois los causantes de este alboroto...- Mencionó, dirigiendo su mirada hacia mí. -Y no solo nos destruis uno de los buques, si no que tenéis el valor de matar sin piedad alguna a estos pobres reclutas. Voy a hacer que os arrepintáis de todos vuestros actos impuros. Sucios gyojin.- Dijo, añadiendo un adjetivo despectivo hacia nosotros.
-¡¡¡Buscadme un alto rango, quiero pelear contra alguien de mi nivel, inútiles!!!- Exclamaba yo, esperando que aquellos idiotas aún tuviera algún as en la manga. Quería darle una paliza a unos de los alto rango para demostrarle a la marina con quién estaban tratando.
Seguidamente pude observar a varios marines apuntándome con sus armas. Podría ser peligroso, pero no para mí. Cogí a los dos que tumbé en primer lugar con mi antebrazo y los puse de escudo en cuanto ellos dispararon, consiguiendo que sus cuerpos bloqueasen todas las balas y evitando que me alcanzasen. Los solté y esbocé una sonrisa ladeada, mostrando mis afilados dientes puntiagudos. -Vaya, vaya, sois bastante crueles con vuestros compañeros.- Dije en un tono burlón. Y tras decir aquello, una figura bastante imponente pudo verse desde el otro barco, que poco le quedaba por hundirse. Este pegó un terrible salto y se puso frente a mí. Mediría probablemente cuatro metros. El doble que yo, además de que estaba increíblemente musculado. Vestía un traje formal, de color gris junto con aquella gabardina de marine, solo que a diferencia de la mayoría, este le daba utilidad a esas mangas que los demás dejaban en su espalda inútilmente. portaba en su cabeza la gorra típica de la marina, dejando ver mínimamente su pelo negro, que hacía juego con sus ojos del mismo color.
-Ya no queda nadie en el otro barco.- Dijo este observando a sus compañeros. -Así que vosotros sois los causantes de este alboroto...- Mencionó, dirigiendo su mirada hacia mí. -Y no solo nos destruis uno de los buques, si no que tenéis el valor de matar sin piedad alguna a estos pobres reclutas. Voy a hacer que os arrepintáis de todos vuestros actos impuros. Sucios gyojin.- Dijo, añadiendo un adjetivo despectivo hacia nosotros.
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El gyojin se levantó con un dolor de cabeza bastante agudo. Miró a su rival, era un tipo bastante fornido con un mazo de acero enorme. Eso era lo que le había golpeado en el pecho y le había provocado este inmenso dolor. Todavía podía sentir el golpe. El hombre se acercó lentamente hacia su posición mientras arrastraba el enorme arma que cargaba. Iba arañando la madera y haciendo que chirriara. Cuando estuvo cerca miró a Cánabar de forma desafiante e hizo un gesto de desaprobación con la cabeza. Cargó el mazo a su hombro dejando que todo el peso recayera sobre su cuerpo y habló con el gyojin.
-Has atacado al barco equivocado, lo siento- Dijo el hombre.
-Has golpeado al gyojin equivocado, lo siento- Respondió Cánabar.
El gyojin se levantó y, espada en mano, se lanzó al ataque. Pretendía terminar el combate en un solo movimiento, pero no iba a ser tan sencillo. Su ofensiva estocada pronto se vio convertida en una defensa. El marine trató de aplastar a Cánabar con todo el peso y fuerza de su mazo a lo que el gyojin se vio obligado a responder protegiendo su cabeza con la espada. El golpe fue tan duro que el suelo crujió bajo los pies de ambos, pero la espada no cedió y protegió a su dueño. Parecía que no iba a terminar tan rápido como el había querido, tenía que esforzarse si quería salir ganando de este enfrentamiento.
El hombre parecía muy fuerte y, además, no era lento. Podría terminar usando sus técnicas, pero no quería mostrar a la Marina las cosas que sabía hacer. Era mejor que escondiera sus trucos hasta que fueran totalmente necesarios. Volvió a intentar una estocada directa, pero el marine respondió de la misma forma y la situación volvió a ser como la anterior. Debía intentar otra cosa, los ataques no funcionaban de esa forma. Quizás si lo rodeaba y le atacaba por los flancos no tendría tiempo de contraatacar, aunque el hombre tenía demasiado alcance para hacer eso. Tampoco funcionaría y sería una pérdida de tiempo.
Entonces tendría que ser más rápido que él, atacar de frente y esquivar todos los golpes del mazo. Trató de dar un golpe diagonal con el filo de su espada y el mazo salió a su alcance, pero no lo suficientemente veloz. El tajo que produjo era leve, pero la espada había ganado ese asalto. Cánabar sabía lo que tenía que hacer, atacar veloz y sin contemplaciones. Como a él le gustaba. Aunque su rival no iba a quedarse quieto y también atacaría, lo que iba a poner las cosas más difíciles pues, seguramente, tendría que buscar otra estrategia. No se hizo de rogar demasiado. El hombre dio unos pasos agigantados y trató de aplastar al gyojin.
-Has atacado al barco equivocado, lo siento- Dijo el hombre.
-Has golpeado al gyojin equivocado, lo siento- Respondió Cánabar.
El gyojin se levantó y, espada en mano, se lanzó al ataque. Pretendía terminar el combate en un solo movimiento, pero no iba a ser tan sencillo. Su ofensiva estocada pronto se vio convertida en una defensa. El marine trató de aplastar a Cánabar con todo el peso y fuerza de su mazo a lo que el gyojin se vio obligado a responder protegiendo su cabeza con la espada. El golpe fue tan duro que el suelo crujió bajo los pies de ambos, pero la espada no cedió y protegió a su dueño. Parecía que no iba a terminar tan rápido como el había querido, tenía que esforzarse si quería salir ganando de este enfrentamiento.
El hombre parecía muy fuerte y, además, no era lento. Podría terminar usando sus técnicas, pero no quería mostrar a la Marina las cosas que sabía hacer. Era mejor que escondiera sus trucos hasta que fueran totalmente necesarios. Volvió a intentar una estocada directa, pero el marine respondió de la misma forma y la situación volvió a ser como la anterior. Debía intentar otra cosa, los ataques no funcionaban de esa forma. Quizás si lo rodeaba y le atacaba por los flancos no tendría tiempo de contraatacar, aunque el hombre tenía demasiado alcance para hacer eso. Tampoco funcionaría y sería una pérdida de tiempo.
Entonces tendría que ser más rápido que él, atacar de frente y esquivar todos los golpes del mazo. Trató de dar un golpe diagonal con el filo de su espada y el mazo salió a su alcance, pero no lo suficientemente veloz. El tajo que produjo era leve, pero la espada había ganado ese asalto. Cánabar sabía lo que tenía que hacer, atacar veloz y sin contemplaciones. Como a él le gustaba. Aunque su rival no iba a quedarse quieto y también atacaría, lo que iba a poner las cosas más difíciles pues, seguramente, tendría que buscar otra estrategia. No se hizo de rogar demasiado. El hombre dio unos pasos agigantados y trató de aplastar al gyojin.
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El rubio estaba atento a lo que hacía aquel hombre. Se notaba que era alguien que peleaba con su cuerpo como arma, pero lo que no sabía es que Sawaki era capaz de usar el agua que los rodeaba para crear fuertes técnicas de ataque. Así que aprovechando un momento de distracción, salto al agua para así quedarse empapado en aquel líquido cristalino que para los humanos era mortal a ciertas profundidades, así que una vez logro notar que su cuerpo estaba totalmente empapado. Se quedo un par de minutos en el agua, solo por si acaso. Sin más empezó a tomar distancias en el agua, para luego, dando una patada en esta salir disparado como una flecha contra el acorazado. Una gran corriente salió gracias a la gran fuerza en la que salió el rubio. Este haciendo que sus piernas y brazos se estiraran la hizo desaparecer haciendo que el piso del acorazado estuviera mojado.
Cayó de forma elegante en la madera del acorazado. Por suerte, había caído en el mismo sitio, y entonces sin perder el tiempo, aprovechando que el agua aun corría en su cuerpo y seguía “lloviendo” un poco más, hizo que su brazo derecho se estirara hacía atrás y entonces lo hizo volver de forma rápida, girando su cuerpo para que el agua saliera disparada en forma de cuchillas al cuerpo del marine. Era un ataque del Karate Gyojin que había usado antes, así que no había problemas en usarla ahora que era mucho más fuerte que antes. Logro ver como es que el cuerpo del marine, recibía los daños de sus “balas” de agua. Pero no pasaron muy profundo, seguramente porque aun no dominaba muy bien el ataque.
Pero aun así logro ver como es que se formaban cerca de cinco hilillos de sangre en su pecho. Se notaba que había esquivado un par de ellas, pues había mandado aun más. Pero el marine no perdió el tiempo y lanzó un fuerte gancho al hígado que el rubio freno bajando un poco su codo, luego de eso, aprovechando la corta distancia. Hizo que en su mano se formara un pequeño charco de agua, y entonces la lanzo toda a una gran presión, el cuerpo del marine se dobló al recibir el impacto en su abdomen, pero rápidamente hizo un contraataque y golpeo con una patada en las costillas al rubio. Ambos salieron volando y a la misma velocidad, ambos se levantaron, para esta vez correr uno al otro y hacer que sus puños chocasen en el aire, creando algo aire y haciendo que el suelo bajo sus pies se hundiera. La pelea hacía que en el rostro del rubio se hiciera una leve sonrisa, luego de chocar sus ataques ambos volvieron a separarse.
Cayó de forma elegante en la madera del acorazado. Por suerte, había caído en el mismo sitio, y entonces sin perder el tiempo, aprovechando que el agua aun corría en su cuerpo y seguía “lloviendo” un poco más, hizo que su brazo derecho se estirara hacía atrás y entonces lo hizo volver de forma rápida, girando su cuerpo para que el agua saliera disparada en forma de cuchillas al cuerpo del marine. Era un ataque del Karate Gyojin que había usado antes, así que no había problemas en usarla ahora que era mucho más fuerte que antes. Logro ver como es que el cuerpo del marine, recibía los daños de sus “balas” de agua. Pero no pasaron muy profundo, seguramente porque aun no dominaba muy bien el ataque.
Pero aun así logro ver como es que se formaban cerca de cinco hilillos de sangre en su pecho. Se notaba que había esquivado un par de ellas, pues había mandado aun más. Pero el marine no perdió el tiempo y lanzó un fuerte gancho al hígado que el rubio freno bajando un poco su codo, luego de eso, aprovechando la corta distancia. Hizo que en su mano se formara un pequeño charco de agua, y entonces la lanzo toda a una gran presión, el cuerpo del marine se dobló al recibir el impacto en su abdomen, pero rápidamente hizo un contraataque y golpeo con una patada en las costillas al rubio. Ambos salieron volando y a la misma velocidad, ambos se levantaron, para esta vez correr uno al otro y hacer que sus puños chocasen en el aire, creando algo aire y haciendo que el suelo bajo sus pies se hundiera. La pelea hacía que en el rostro del rubio se hiciera una leve sonrisa, luego de chocar sus ataques ambos volvieron a separarse.
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El combate entre el tiburón y el tipo de la guitarra en forma de hacha seguía. Ambos en el camarote intercambiaban golpes. La zona era estrecha y les costaba mucho moverse, sobre todo al tiburón por su enorme tamaño. Tenía que llevar la pelea fuera de aquel sitio fuese como fuese. De un puñetazo en el pecho arrojó aquel hombre al suelo y lo saltó por encima saliendo al pasillo y corriendo al interior del barco seguido después por aquel tipo. Shark se frenó al llegar a la cocina donde tenía espacio de sobre para seguir con el combate, ambos empezaron de nuevo a intercambiar golpes. El tiburón se llevó un corte en el hombro derecho e hizo una mueca de dolor pero sin quitar su sonrisa de la cara. Lanzó un potente rodillazo a la cara del tipo dándole en la boca y tirándolo al suelo. Aquel hombre sangraba por la boca y la nariz y se levantó mirando al tiburón frunciendo el ceño.
Voy a acabar contigo pececito.
Vamos relájate, estamos pasándolo bomba los dos, tus amigos estarán muriendo pero nada serio. Además de que estos barcos van a acabar en el fondo del mar y no vais a poder evitarlo humano.
Aquel tipo pegó con sus dedos en las cuerdas de la guitarra mareando un poco al tiburón toro que se llevó una patada en el rostro y cayó al suelo rodando para después escupir sangre y levantarse con su sonrisa sádica de siempre. Ambos volvieron a intercambiar miradas, de nuevo. En un ágil movimiento el tiburón clavó su codo en la cara del marine partiéndole las gafas de sol y observando sus ojos negros. Este sin embargo reaccionó con un pequeño grito de dolor y con un tajo que cortó un poco la carne del pectoral derecho del tiburón haciéndole una herida no muy grave pero tampoco leve. Shark saltó hacia atrás mirándole de nuevo para después golpear con su arma en la mesa de la cocina partiéndola en dos y riendo. De donde había golpeado comenzó a salir gas. Los ojos del marine se abrieron mucho pues la habitación se estaba llenando de gas y la mínima chispa haría que todo explotase. Ambos corrieron el uno a por el otro chocando sus armas cuando aquel tipo tocó su arma de nuevo mareando al tiburón y haciéndole otro corte pero ahora en la zona abdominal y de una patada mandándolo contra una esquina de la cocina. Aquel tipo sonrió de lado y se dio la vuelta para largarse. Justo antes de que lo hiciera Shark divisó un mechero y lo cogió. Se levantó como pudo y miró aquel tipo con una sádica sonrisa en el rostro casi riendo.
Lo siento pero no vas a vencer. Moriremos juntos humano, ahora sé la clase de persona que soy. Aunque debo admitir que fue divertido pertenecer a una banda y tener amigos. Cuídate mucho Sawaki, Cánabar, capitán Kaiser. ¡Adios!
Mientras tanto todos seguían peleando fuera. De repente una inmensa explosión destrozo el interior del barco saliendo una llamarada de fuego por las puertas hacia fuera mientras los pedazos de madera saltaban por los aires. Por suerte aquello solo había afectado al interior y no a los de cubierta. Ahora el barco se hundía.
Voy a acabar contigo pececito.
Vamos relájate, estamos pasándolo bomba los dos, tus amigos estarán muriendo pero nada serio. Además de que estos barcos van a acabar en el fondo del mar y no vais a poder evitarlo humano.
Aquel tipo pegó con sus dedos en las cuerdas de la guitarra mareando un poco al tiburón toro que se llevó una patada en el rostro y cayó al suelo rodando para después escupir sangre y levantarse con su sonrisa sádica de siempre. Ambos volvieron a intercambiar miradas, de nuevo. En un ágil movimiento el tiburón clavó su codo en la cara del marine partiéndole las gafas de sol y observando sus ojos negros. Este sin embargo reaccionó con un pequeño grito de dolor y con un tajo que cortó un poco la carne del pectoral derecho del tiburón haciéndole una herida no muy grave pero tampoco leve. Shark saltó hacia atrás mirándole de nuevo para después golpear con su arma en la mesa de la cocina partiéndola en dos y riendo. De donde había golpeado comenzó a salir gas. Los ojos del marine se abrieron mucho pues la habitación se estaba llenando de gas y la mínima chispa haría que todo explotase. Ambos corrieron el uno a por el otro chocando sus armas cuando aquel tipo tocó su arma de nuevo mareando al tiburón y haciéndole otro corte pero ahora en la zona abdominal y de una patada mandándolo contra una esquina de la cocina. Aquel tipo sonrió de lado y se dio la vuelta para largarse. Justo antes de que lo hiciera Shark divisó un mechero y lo cogió. Se levantó como pudo y miró aquel tipo con una sádica sonrisa en el rostro casi riendo.
Lo siento pero no vas a vencer. Moriremos juntos humano, ahora sé la clase de persona que soy. Aunque debo admitir que fue divertido pertenecer a una banda y tener amigos. Cuídate mucho Sawaki, Cánabar, capitán Kaiser. ¡Adios!
Mientras tanto todos seguían peleando fuera. De repente una inmensa explosión destrozo el interior del barco saliendo una llamarada de fuego por las puertas hacia fuera mientras los pedazos de madera saltaban por los aires. Por suerte aquello solo había afectado al interior y no a los de cubierta. Ahora el barco se hundía.
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-¡¡¡Es el teniente segundo Jaffar!!! ¡¡Él nos salvará de esta escoria pirata!!- Exclamaba uno de los marines, vitoreando a aquel hombre que portaba con orgullo una estúpida chapa en su pecho.
Un aura oscura empezó a manifestarse en mi cuerpo. Mi rostro expresaba ira. Aquellos marines me irritaban con sus palabras e incluso me atrevería a decir que el simple hecho de ser humanos era lo que más me enfurecía. Salté a gran altura y le propiné un tremendo puñetazo en la cara, a la vez que gritaba el nombre de aquella técnica de canalización de energía, que conseguía desarrollar en gran medida mis capacidades físicas. -¡¡¡Dark fury!!!.- Exclamé. Tras esto, mi puño impactó con el rostro de aquel coloso que salió despedido hacia una pared del barco, dejando tras de si un pequeño rastro de sangre y babas por el aire. Le había dado con gran fuerza y por mucho que fuera tan grande, no iba a resistir mis golpes.
-¡Vamos, levántante! ¡Se de sobras que un solo golpe no podrá contigo!- Gritaba yo, intentando visualizar a mi oponente entre la multitud de marines que se lanzaban en su ayuda para atenderlo.
-En una pelea no hay tiempo para berrear. Limítate a luchar ya que tanto ansías tu muerte.- Dijo este mientras se hacía paso entre los soldados. En su mejilla izquierda podía verse una pequeña marca y en la comisura de sus labios un rabillo de sangre.
-Tendrás suerte si la tuya llega rápido.- Añadí mientras me lanzaba de nuevo.
Tras lanzarme con la misma acción, mi contrincante no tuvo muchas dificultades para evadirme, pese a que esperaba que fuese más lento por tan voluminoso cuerpo. Me encajó un terrible golpe en las costillas pero para evitar salir volando, me agarré a su brazo, cosa que le dejó bastante desconcertado, y dejando a un lado el dolor que me había producido, le mordí arrancándole seguidamente un trozo de su extremidad. Empezó a sangrar bastante, pero tuvo suerte de que mi mandíbula no era suficiente grande como para arrancarle el brazo en dos. Giré sobre este y le di una patada en el pecho que lo tumbó una vez más. Caí sobre el suelo y me levanté. El teniente se arrancó parte de su gabardina y se la ató rápidamente a modo de venda provisional.
-Que mal sabor tenéis los humanos.- Dije tras escupir los restos de carne. Mis dientes se mostraban teñidos en un rojo carmesí, goteando aquel líquido.
De repente un gran estallido se escuchó en el interior del barco, haciendo que el barco retumbara con fuerza e incluso la puerta que daba al exterior se abrió exhalando una llamarada de fuego con una gran humareda. Parecía que algo había explotado. Uno de mis hombres había ido hacia dentro, quizás fue él quien causó la explosión o quizás su oponente... Era muy probable que hubiera muerto, cosa que me llenaba de ira. Era un gran luchador y lo necesitaba vivo, no convertido en una sardina frita. El barco empezaba a hundirse, y los marines se alteraban.
Un aura oscura empezó a manifestarse en mi cuerpo. Mi rostro expresaba ira. Aquellos marines me irritaban con sus palabras e incluso me atrevería a decir que el simple hecho de ser humanos era lo que más me enfurecía. Salté a gran altura y le propiné un tremendo puñetazo en la cara, a la vez que gritaba el nombre de aquella técnica de canalización de energía, que conseguía desarrollar en gran medida mis capacidades físicas. -¡¡¡Dark fury!!!.- Exclamé. Tras esto, mi puño impactó con el rostro de aquel coloso que salió despedido hacia una pared del barco, dejando tras de si un pequeño rastro de sangre y babas por el aire. Le había dado con gran fuerza y por mucho que fuera tan grande, no iba a resistir mis golpes.
-¡Vamos, levántante! ¡Se de sobras que un solo golpe no podrá contigo!- Gritaba yo, intentando visualizar a mi oponente entre la multitud de marines que se lanzaban en su ayuda para atenderlo.
-En una pelea no hay tiempo para berrear. Limítate a luchar ya que tanto ansías tu muerte.- Dijo este mientras se hacía paso entre los soldados. En su mejilla izquierda podía verse una pequeña marca y en la comisura de sus labios un rabillo de sangre.
-Tendrás suerte si la tuya llega rápido.- Añadí mientras me lanzaba de nuevo.
Tras lanzarme con la misma acción, mi contrincante no tuvo muchas dificultades para evadirme, pese a que esperaba que fuese más lento por tan voluminoso cuerpo. Me encajó un terrible golpe en las costillas pero para evitar salir volando, me agarré a su brazo, cosa que le dejó bastante desconcertado, y dejando a un lado el dolor que me había producido, le mordí arrancándole seguidamente un trozo de su extremidad. Empezó a sangrar bastante, pero tuvo suerte de que mi mandíbula no era suficiente grande como para arrancarle el brazo en dos. Giré sobre este y le di una patada en el pecho que lo tumbó una vez más. Caí sobre el suelo y me levanté. El teniente se arrancó parte de su gabardina y se la ató rápidamente a modo de venda provisional.
-Que mal sabor tenéis los humanos.- Dije tras escupir los restos de carne. Mis dientes se mostraban teñidos en un rojo carmesí, goteando aquel líquido.
De repente un gran estallido se escuchó en el interior del barco, haciendo que el barco retumbara con fuerza e incluso la puerta que daba al exterior se abrió exhalando una llamarada de fuego con una gran humareda. Parecía que algo había explotado. Uno de mis hombres había ido hacia dentro, quizás fue él quien causó la explosión o quizás su oponente... Era muy probable que hubiera muerto, cosa que me llenaba de ira. Era un gran luchador y lo necesitaba vivo, no convertido en una sardina frita. El barco empezaba a hundirse, y los marines se alteraban.
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Cánabar saltó hacia atrás para esquivar el golpe, pero cometió un error que ben podría haberle costado la vida. Tras de él había madera, quizás de la cabina, quizás de un mástil, no estaba seguro, pero había algo que detuvo su salto. Entonces el mazo lo alcanzó haciendo que la madera crujiese y se partiese. Salió disparado hacia atrás. Si algo le salvó la vida es que al menos había saltado lo suficiente como para que el mazo no le golpeara con toda la potencia que le había otorgado el marine. Escupió sangre y maldijo todos los barcos del mundo tan alto y obsceno como pudo. Aunque no servía de nada hacerlo, le sentó bien.
El gyojin se levantó con mucha dificultad. No visualizaba a su enemigo. ¿Dónde se había metido? Era realmente extraño, no podía haberlo dado pro muerto ya. Entonces escuchó una respiración y giró sobre sí al tiempo justo para escuchar como la madera volvía a crujir. Se fijó con velocidad y su rival estaba ahí, con el mazo incrustado en el suelo, donde estaba Cánabar hacía unos segundos. o el tiburón había estado unos segundos inconsciente o el hombre se había movido muy rápido. Se levantó y apuntó con su espada. El combate iba a terminar rápido. más rápido de lo que había pensado en un principio. O eso esperaba.
-¿Qué vas a hacer? No puedes matarme, pececito- Dijo el hombre riéndose.
-¿Pececito?- Preguntó Cánabar sorprendido.
Eso lo transportó atrás en el tiempo. Pececito... así lo llamaban los Amos y los esclavos que no le profesaban respeto. Era un insulto, una palabra despectiva que odiaba con todas sus fuerzas. Nadie lo llamaba así y vivía, cada letra de esa palabra era un infierno de agonía que sufrirían todos aquellos que la nombraran. Furioso liberó su Alma de Dragón y se lanzó al ataque. Intercaló golpe tras golpe como si la espada fuera aire a una velocidad vertiginosa. El marine a penas podía detener los golpes y su cuerpo entero se llenaba de cortes. Esto era algo demasiado peligroso para él y tenía que hacer algo para defenderse del gyojin.
Profirió un grito de dolor cuando la espada cortó parte de su brazo derecho y volvió a gritar cuando ocurrió lo mismo con el izquierdo. Entonces se abalanzó con furia hacia Cánabar. La espada se clavó en su abdomen, pero no lo detuvo. Le propinó un puñetazo al gyojin y este salió volando varios metros. Ahora no tenía arma. El marine se quitó la espada del cuerpo y la tiró al suelo mientras se acercaba, sangrando, hacia su enemigo. El combate había cambiado radicalmente. Cánabar basaba su estilo de combate en la espada, aunque creer que sin ella era inútil sería una gran equivocación. Y muchas veces sus rivales se equivocaban.
El gyojin se levantó con mucha dificultad. No visualizaba a su enemigo. ¿Dónde se había metido? Era realmente extraño, no podía haberlo dado pro muerto ya. Entonces escuchó una respiración y giró sobre sí al tiempo justo para escuchar como la madera volvía a crujir. Se fijó con velocidad y su rival estaba ahí, con el mazo incrustado en el suelo, donde estaba Cánabar hacía unos segundos. o el tiburón había estado unos segundos inconsciente o el hombre se había movido muy rápido. Se levantó y apuntó con su espada. El combate iba a terminar rápido. más rápido de lo que había pensado en un principio. O eso esperaba.
-¿Qué vas a hacer? No puedes matarme, pececito- Dijo el hombre riéndose.
-¿Pececito?- Preguntó Cánabar sorprendido.
Eso lo transportó atrás en el tiempo. Pececito... así lo llamaban los Amos y los esclavos que no le profesaban respeto. Era un insulto, una palabra despectiva que odiaba con todas sus fuerzas. Nadie lo llamaba así y vivía, cada letra de esa palabra era un infierno de agonía que sufrirían todos aquellos que la nombraran. Furioso liberó su Alma de Dragón y se lanzó al ataque. Intercaló golpe tras golpe como si la espada fuera aire a una velocidad vertiginosa. El marine a penas podía detener los golpes y su cuerpo entero se llenaba de cortes. Esto era algo demasiado peligroso para él y tenía que hacer algo para defenderse del gyojin.
Profirió un grito de dolor cuando la espada cortó parte de su brazo derecho y volvió a gritar cuando ocurrió lo mismo con el izquierdo. Entonces se abalanzó con furia hacia Cánabar. La espada se clavó en su abdomen, pero no lo detuvo. Le propinó un puñetazo al gyojin y este salió volando varios metros. Ahora no tenía arma. El marine se quitó la espada del cuerpo y la tiró al suelo mientras se acercaba, sangrando, hacia su enemigo. El combate había cambiado radicalmente. Cánabar basaba su estilo de combate en la espada, aunque creer que sin ella era inútil sería una gran equivocación. Y muchas veces sus rivales se equivocaban.
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El rubio seguía pensando en cómo acabar con su rival, aunque ahora que estaba mojado con agua las probabilidades estaban a su favor, pero no por eso era algo muy decisivo en la pelea. Así que sin dudar este se empezó a alejar de a poco y noto como es que ese marine hacía lo mismo, sin embargo un ruido fuerte se hizo presente. Aunque no sabía de dónde venía, era claro que era una explosión miró hacia los lados para ubicar a sus compañeros, logro ubicar a Kaiser, Cánabar pero faltaba su mejor amigo, Shark…miro por todos lados desesperado tratando de encontrarlo. Sin embargo no lograba verlo, cosa que era estúpido por su gran tamaño Sawaki no quería ni pensar en la posibilidad de que él fuera el idiota que ocasiono dicha explosión solo para acabar con su rival, sin embargo tantas dudas en su cabeza hizo que un fuerte puñetazo conectara en su rostro haciendo que se estrellara contra una pared hecha de madera, la destruyó y se termino por incrustar en uno de los mástiles, su cuerpo estaba adolorido y había volado muchos metros, miro hacia adelante para ver cómo es que el marine se acercaba de forma lenta y pausada, el hombre pez sin embargo se logro mover para salir de ese pedazo de madera.
Su cuerpo se tambaleo en cuando piso el suelo, pero eso no importaba tenía que acabar con ese maldito y así ir a buscar a su amigo, seguramente el barco se estaba hundiendo cosa que sería uno de los planes locos de Shark, quien era capaz de morir para proteger a sus amigos…pero seguía siendo un tipo egoísta, así que furioso empezó a correr hacía el marine para acto seguido conectar un fuerte puñetazo en su abdomen, el hombre de la “justicia” se retorció de dolor para luego recibir la poderosa combinación del rubio, una patada en las costillas que hizo que tres de estas se rompieran, un fuerte puñetazo en su rostro que hizo que la nariz se rompiera y una fuerte patada en su pierna derecha que al igual que todos, rompió el hueso haciendo que el marine se quedara tumbado en el suelo. Sawaki lo miro, sus ojos demostraban furia y muchas ganas de matarlo, pero simplemente se dio la vuelta, en ese estado el marine ya nada podía hacer.
Sawaki: Eres fuerte….pero aun te falta mucho, ahora debo ir a buscar a un amigo…nos vemos.
Dijo mientras empezaba a caminar rumbo hacía a algún lugar en donde podría bajar, estaba seguro que tendría que haber un lugar así, solo debía encontrarlo y todo sería más fácil, ya que en el agua podría escapar para irse al barco de su banda, esta pelea ya había acabado con una victoria para los Gyojins. Pero no sería una victoria mientras uno de sus nakamas estuvieran por ahí medio muertos, tenía que regresar con Shark no importando en cómo este…un amigo no puede ser abandonado.
Su cuerpo se tambaleo en cuando piso el suelo, pero eso no importaba tenía que acabar con ese maldito y así ir a buscar a su amigo, seguramente el barco se estaba hundiendo cosa que sería uno de los planes locos de Shark, quien era capaz de morir para proteger a sus amigos…pero seguía siendo un tipo egoísta, así que furioso empezó a correr hacía el marine para acto seguido conectar un fuerte puñetazo en su abdomen, el hombre de la “justicia” se retorció de dolor para luego recibir la poderosa combinación del rubio, una patada en las costillas que hizo que tres de estas se rompieran, un fuerte puñetazo en su rostro que hizo que la nariz se rompiera y una fuerte patada en su pierna derecha que al igual que todos, rompió el hueso haciendo que el marine se quedara tumbado en el suelo. Sawaki lo miro, sus ojos demostraban furia y muchas ganas de matarlo, pero simplemente se dio la vuelta, en ese estado el marine ya nada podía hacer.
Sawaki: Eres fuerte….pero aun te falta mucho, ahora debo ir a buscar a un amigo…nos vemos.
Dijo mientras empezaba a caminar rumbo hacía a algún lugar en donde podría bajar, estaba seguro que tendría que haber un lugar así, solo debía encontrarlo y todo sería más fácil, ya que en el agua podría escapar para irse al barco de su banda, esta pelea ya había acabado con una victoria para los Gyojins. Pero no sería una victoria mientras uno de sus nakamas estuvieran por ahí medio muertos, tenía que regresar con Shark no importando en cómo este…un amigo no puede ser abandonado.
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La enorme explosión había surgido gracias al tiburón toro, su oponente había muerto carbonizado mientras que por otro lado en la pared había un agujero. En el fondo del mar se encontraba el cuerpo del tiburón todo con los ojos cerrados y una burlona sonrisa en el rostro. En su zona abdominal tenía una enorme quemadura que le ocupaba seis de sus abdominales. La explosión había lanzado a este hacia atrás y había derribado la pared cayendo al agua con aquella quemadura. Todo había sido genial en ese barco ya que se había cargado a varios y había disfrutado con ello, incluido el tipo de las gafas que había sido eliminado. Todo llegaba a su fin al parecer para aquel tiburón toro. Con aquella explosión había condenado al barco y la vida de aquel tipo. La marina sabría quienes eran los más poderosos del mar. Puede que ahora lo tuvieran más fácil siendo uno menos los Atesaky. O eso al menos parecía, sin embargo no iban a tener tanta suerte.
De repente sus ojos se abrieron y sonrió de nuevo mientras nadaba a la superficie. Su poderoso cuerpo le había protegido de daños internos y pese a la quemadura podía seguir en pie. Con una tétrica sonrisa saltó agarrándose a la borda y entrando al barco de nuevo. Varios marines le miraron frunciendo el ceño mientras el tiburón empezó a crujir los huesos de sus nudillos y los de su cuello. Tras una sádica carcajada observó como Cánabar, Kaiser y Sawaki estaban bien. Ahora debía continuar con su cuenta personal de marines pues no podía dejar que sus colegas se divirtieran. El barco en el que estaba Shark se estaba hundiendo pero todavía le quedarían unos minutos para pintar de rojo la cubierta.
- Aún estoy aquí para dar guerra pequeños, el tiburón toro nunca se rinde. Atesaky llegara a lo más alto y nadie lo impedirá. Aceptar vuestro destino y morir escoria. Monster Killed.
De repente un aura azul clara empezó a rodear a Shark poco a poco. Tras unos segundos en sus codos se formaron unas cuchillas azules hechas de energía cortante con el mismo grosor que sus brazos. Su técnica especial había salido a la luz y no iba a dudar en usarla. Su sonrisa aumentó mientras corría a por un grupo de marines. Cuando estos lanzaban tajos hacia él, el tiburón interponía sus cuchillas para después de varios tajos partirlos en dos riendo sádicamente y burlándose de ellos. No tardó en eliminar a cinco de ellos para después correr hacia dos tiradores que cargaban sus rifles nerviosos. Estaban tan nerviosos que las balas se les cayeron al suelo mientras cargaban sus armas rápidamente. Fue demasiado tarde pues cuando por fin las cargaron el tiburón toro estaba al lado de ello con aquellas cuchillas y de un tajo los decapitó. De nuevo observó a sus compañeros y sonrió de lado observando cómo se desarrollaba aquel combate que estaban teniendo contra la marina. Todo estaba saliendo a pedir de boca.
De repente sus ojos se abrieron y sonrió de nuevo mientras nadaba a la superficie. Su poderoso cuerpo le había protegido de daños internos y pese a la quemadura podía seguir en pie. Con una tétrica sonrisa saltó agarrándose a la borda y entrando al barco de nuevo. Varios marines le miraron frunciendo el ceño mientras el tiburón empezó a crujir los huesos de sus nudillos y los de su cuello. Tras una sádica carcajada observó como Cánabar, Kaiser y Sawaki estaban bien. Ahora debía continuar con su cuenta personal de marines pues no podía dejar que sus colegas se divirtieran. El barco en el que estaba Shark se estaba hundiendo pero todavía le quedarían unos minutos para pintar de rojo la cubierta.
- Aún estoy aquí para dar guerra pequeños, el tiburón toro nunca se rinde. Atesaky llegara a lo más alto y nadie lo impedirá. Aceptar vuestro destino y morir escoria. Monster Killed.
De repente un aura azul clara empezó a rodear a Shark poco a poco. Tras unos segundos en sus codos se formaron unas cuchillas azules hechas de energía cortante con el mismo grosor que sus brazos. Su técnica especial había salido a la luz y no iba a dudar en usarla. Su sonrisa aumentó mientras corría a por un grupo de marines. Cuando estos lanzaban tajos hacia él, el tiburón interponía sus cuchillas para después de varios tajos partirlos en dos riendo sádicamente y burlándose de ellos. No tardó en eliminar a cinco de ellos para después correr hacia dos tiradores que cargaban sus rifles nerviosos. Estaban tan nerviosos que las balas se les cayeron al suelo mientras cargaban sus armas rápidamente. Fue demasiado tarde pues cuando por fin las cargaron el tiburón toro estaba al lado de ello con aquellas cuchillas y de un tajo los decapitó. De nuevo observó a sus compañeros y sonrió de lado observando cómo se desarrollaba aquel combate que estaban teniendo contra la marina. Todo estaba saliendo a pedir de boca.
Kaiser
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-Con este ya van dos barcos de la marina que hundís... Por no mencionar a todos los soldados que habéis matado sin motivo aparente. Puede que hoy no sea el día, pero la justicia caerá sobre vosotros como un mazo enorme y pesado.- Decía mi oponente, dándose cuenta de su situación. No se rendiría ante mí, pero algunos de sus compañeros más fuertes ya habían sido derrotados, los marines habían entrado en pánico y el único navío que les quedaba, acabaría siendo la casa de algunos peces y corales bajo el mar. -A muchos piratas les hace gracia ver su cara en un cartel de búsqueda, y cuanto mayor sea la recompensa, mejor se sienten, hasta que los capturan. El día que lo hagan, desearéis no haber nacido.- Añadió el grandullón.
-Demasiadas palabras para alguien que está a punto de morir.- Dije yo, haciendo una breve pausa para adoptar una posición de batalla. -Déjame decirte una cosa, grandullón. Nadie nos atrapará con vida ni nos dará caza hasta que la vejez decida nuestro final. Yo he nacido para triunfar y para llevar a mi raza a lo más alto. Ningún humano logrará jamás la hazaña que supone matarme. Tenlo bien claro, marine, los días de la humanidad están contados desde que salí a la superficie.- Finalicé, esbozando una sonrisa macabra. Entre el fragor de la batalla pude observar que Shark volvió a la cubierta, con una quemadura bastante fea en el vientre pero vivo.
Y tras esto ambos nos lanzamos el uno a por el otro. Empezamos a darnos golpes a diestro y siniestro. Nuestros puños bailaban al son de la batalla y parecía que la victoria no se decantaba para ninguno de los dos. Mi poder era mayor, sin embargo él no se quedaba atrás y el simple deseo de proteger a los suyos lo hacía mucho más fuerte. Un último golpe por parte de ambos, hizo que saliésemos despedidos tras golpear con violencia nuestros rostros. Caí cerca de un marine y nada más levantarme le golpeé con el reverso del puño, provocando que soltase el arma. Cogí el rifle y me acerqué a mi oponente para después apuntarle y prepararme para disparar.
-¿Tan poco honor hay bajo toda esa palabrería? ¿Tan cobardes son los gyojin?- Preguntaba aquel hombre.
-¿Cobarde? No, amigo. Yo no soy ningún cobarde, prefiero decir que soy inteligente y el hecho de que me haya cansado de ver tu cara, hace que arda en deseos de acabar con tu vida. Y si esperabas un trato justo de un asesino, ibas muy mal encaminado.- Contesté antes de apretar el gatillo que sentenciaría a aquel marine.
-Demasiadas palabras para alguien que está a punto de morir.- Dije yo, haciendo una breve pausa para adoptar una posición de batalla. -Déjame decirte una cosa, grandullón. Nadie nos atrapará con vida ni nos dará caza hasta que la vejez decida nuestro final. Yo he nacido para triunfar y para llevar a mi raza a lo más alto. Ningún humano logrará jamás la hazaña que supone matarme. Tenlo bien claro, marine, los días de la humanidad están contados desde que salí a la superficie.- Finalicé, esbozando una sonrisa macabra. Entre el fragor de la batalla pude observar que Shark volvió a la cubierta, con una quemadura bastante fea en el vientre pero vivo.
Y tras esto ambos nos lanzamos el uno a por el otro. Empezamos a darnos golpes a diestro y siniestro. Nuestros puños bailaban al son de la batalla y parecía que la victoria no se decantaba para ninguno de los dos. Mi poder era mayor, sin embargo él no se quedaba atrás y el simple deseo de proteger a los suyos lo hacía mucho más fuerte. Un último golpe por parte de ambos, hizo que saliésemos despedidos tras golpear con violencia nuestros rostros. Caí cerca de un marine y nada más levantarme le golpeé con el reverso del puño, provocando que soltase el arma. Cogí el rifle y me acerqué a mi oponente para después apuntarle y prepararme para disparar.
-¿Tan poco honor hay bajo toda esa palabrería? ¿Tan cobardes son los gyojin?- Preguntaba aquel hombre.
-¿Cobarde? No, amigo. Yo no soy ningún cobarde, prefiero decir que soy inteligente y el hecho de que me haya cansado de ver tu cara, hace que arda en deseos de acabar con tu vida. Y si esperabas un trato justo de un asesino, ibas muy mal encaminado.- Contesté antes de apretar el gatillo que sentenciaría a aquel marine.
Cánabar
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El marine corrió hacia Cánabar enarbolando el gigantesco mazo. Antes de que éste tocara el cuerpo del gyojin su objetivo había desaparecido. Cánabar había saltado y se encontraba sobre el hombre. Cayó mientras golpeaba con el puño el cráneo del marine. Escuchó un crujido y vio brotar sangre del lugar afectado. Sin perder el tiempo propinó un codazo en la nuca y un rodillazo en las costillas. Se echó hacia atrás y tomó carrerilla para golpear con la pierna en la boca del hombre. Un combo de golpes brutales que su enemigo no esperaba y que había encajado de pleno. No necesitaba la espada para matar.
El marine se levantó y golpeó el aire con el mazo intentando acertar al gyojin, pero el tiburón blanco esquivaba todos los golpes sin problemas. Su combo había sorprendido al hombre y ahora no podía concentrarse para darle ni una sola vez. Cánabar se limitó a esquivar todos los ataques sin pasar a la ofensiva. Cuando el enemigo se cansó y no tenía fuerzas ni para levantar su arma llegó el momento del tiburón. Saltó hacia delante y dirigió su puño hacia el mentón de su rival. Este dio una media vuelta y cayó de rodillas al suelo mientras el mazo rodaba por la madera. Ahora los dos estaban desarmados.
-El combate ha terminado. Te dije que habías atacado al gyojin equivocado- Dijo Cánabar.
Aprovechando que el hombre estaba de espaldas, el gyojin agarró su cabeza con ambas manos e hizo fuerza para romper su cuello. Apretó y giró hasta escuchar un "¡Crack!". El cuerpo inerte cayó hacia delante sin respuesta. La muerte se había llevado al marine y el combate había terminado. Esto casi hacía sentir al gyojin como en aquellos combates de la Arena cuando se veía obligado a luchar con las manos. No era exactamente lo mismo, pero se parecía. Después de recordar cómo era su pasado se dio cuenta de que el barco empezaba a hundirse. Los restos de la otra nave habrían creado una fisura en el caso.
-No tardéis mucho, nos vemos en nuestro barco- Dijo Cánabar.
Se acercó al borde y salto al agua. Habían destruido dos buques de la Marina por "diversión" y eso no iba a quedar sin castigo. Ahora aumentará el precio por sus cabezas y serían perseguidos con más ahínco. Se lo habían pasado bien, pero habían hecho algo que no gustaría nada al Gobierno Mundial. Pero con tantos criminales no tenían por qué darles caza a ellos. Había demasiadas cabezas valiosas por el mundo. Mucho más valiosas que las de los gyojin. Aunque, a este paso, no por mucho tiempo. Se dejó acariciar pro le agua un rato más y salió a la superficie. Atesaki había comenzado su leyenda con este ataque.
El marine se levantó y golpeó el aire con el mazo intentando acertar al gyojin, pero el tiburón blanco esquivaba todos los golpes sin problemas. Su combo había sorprendido al hombre y ahora no podía concentrarse para darle ni una sola vez. Cánabar se limitó a esquivar todos los ataques sin pasar a la ofensiva. Cuando el enemigo se cansó y no tenía fuerzas ni para levantar su arma llegó el momento del tiburón. Saltó hacia delante y dirigió su puño hacia el mentón de su rival. Este dio una media vuelta y cayó de rodillas al suelo mientras el mazo rodaba por la madera. Ahora los dos estaban desarmados.
-El combate ha terminado. Te dije que habías atacado al gyojin equivocado- Dijo Cánabar.
Aprovechando que el hombre estaba de espaldas, el gyojin agarró su cabeza con ambas manos e hizo fuerza para romper su cuello. Apretó y giró hasta escuchar un "¡Crack!". El cuerpo inerte cayó hacia delante sin respuesta. La muerte se había llevado al marine y el combate había terminado. Esto casi hacía sentir al gyojin como en aquellos combates de la Arena cuando se veía obligado a luchar con las manos. No era exactamente lo mismo, pero se parecía. Después de recordar cómo era su pasado se dio cuenta de que el barco empezaba a hundirse. Los restos de la otra nave habrían creado una fisura en el caso.
-No tardéis mucho, nos vemos en nuestro barco- Dijo Cánabar.
Se acercó al borde y salto al agua. Habían destruido dos buques de la Marina por "diversión" y eso no iba a quedar sin castigo. Ahora aumentará el precio por sus cabezas y serían perseguidos con más ahínco. Se lo habían pasado bien, pero habían hecho algo que no gustaría nada al Gobierno Mundial. Pero con tantos criminales no tenían por qué darles caza a ellos. Había demasiadas cabezas valiosas por el mundo. Mucho más valiosas que las de los gyojin. Aunque, a este paso, no por mucho tiempo. Se dejó acariciar pro le agua un rato más y salió a la superficie. Atesaki había comenzado su leyenda con este ataque.
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El rubio caminaba de forma lenta mientras veía como es que sus compañeros estaban prácticamente listos para irse, de hecho Cánabar fue el primero en irse y entonces era el turno de Sawaki, pero antes tenía que encontrar a su mejor amigo, Shark entre tanta gente y sabiendo o mejor dicho suponiendo que estaba herido…así que tenía que preocuparse aunque las heridas del rubio no eran prácticamente nada así que podía ir a un paso cada vez más rápido. Fue entonces que logro ver de reojo la enorme figura de Shark, cosa que lo alivió un poco pero aun así sabía que estaba en problemas ya que estaba repartiendo puñetazos a un grupo grande de marines pero no acababan nunca, pero aun así logro ver como es que un aura azul cubría a su amigo seguramente una técnica que lo hacía seguir peleando pese a sus heridas.
Sawaki no lo pensó más y también activo su técnica “Poder de tiburón” haciendo que una tenue aura azul lo rodeara, sus ojos habían cambiado ya que para usar esta técnica su ira más pura salía haciendo que sus pupilas azules se pusieran tal como un rey del mar muy enfadado, y entonces en un par de segundos llego justo al frente del enorme tiburón toro y entonces golpeando a un idiota que estaba atacándolo por la espalda con una patada giratoria que lo mando a volar directo al agua le dijo a su mejor amigo:
Sawaki: Para la otra que me preocupes…yo mismo te mataré, ahora nos tenemos que ir. Ya no tenemos nada que hacer, todos ganamos y le dimos el primer gran golpe a la Marina. No podemos quedarnos a esperar más refuerzos. Yo te cubriré, es hora de irnos.
Dijo mientras empezaba a analizar la situación, y fue entonces cuando la tormenta que venía venir empezó a llegar, el barco lentamente se empezó a llenar de agua, los marines lentamente comprendieron que ya era imposible ganar y se tiraron al suelo con armas incluidas, así que el rubio desactivo su técnica y lentamente empezó a caminar hacía la cubierta mientras tocaba el hombro de su amigo para darle la señal de que se debía ir con él. La victoria era para los hombres del mar.
Sawaki no lo pensó más y también activo su técnica “Poder de tiburón” haciendo que una tenue aura azul lo rodeara, sus ojos habían cambiado ya que para usar esta técnica su ira más pura salía haciendo que sus pupilas azules se pusieran tal como un rey del mar muy enfadado, y entonces en un par de segundos llego justo al frente del enorme tiburón toro y entonces golpeando a un idiota que estaba atacándolo por la espalda con una patada giratoria que lo mando a volar directo al agua le dijo a su mejor amigo:
Sawaki: Para la otra que me preocupes…yo mismo te mataré, ahora nos tenemos que ir. Ya no tenemos nada que hacer, todos ganamos y le dimos el primer gran golpe a la Marina. No podemos quedarnos a esperar más refuerzos. Yo te cubriré, es hora de irnos.
Dijo mientras empezaba a analizar la situación, y fue entonces cuando la tormenta que venía venir empezó a llegar, el barco lentamente se empezó a llenar de agua, los marines lentamente comprendieron que ya era imposible ganar y se tiraron al suelo con armas incluidas, así que el rubio desactivo su técnica y lentamente empezó a caminar hacía la cubierta mientras tocaba el hombro de su amigo para darle la señal de que se debía ir con él. La victoria era para los hombres del mar.
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- [Rol privado / pasado] Bad Story [Kaiser, Kiseki y Cánabar]
- [Privado] [Sawaki y Shark] El duo del Terror ataca de nuevo
- [Privado][Sawaki y Shark][Pasado] Causando problemas en Loguetown. La furia de dos Gyojins.
- Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser)
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