Enseñando armadura a la carne en lata [Maestro-Alumno Dexter Deathstroke Worgulv]

Dexter observaba el mar con cierta nostalgia, recordando los buenos tiempos en el North Blue. Pescando, entrenando el arte marcial centenaria de su pueblo, rindiendo homenaje a los monjes del Sol y a las sacerdotisas del Norte... Había tantas cosas que en aquellos años se perdieron, echadas al olvido. Había tanto siempre que hacer, y tanta felicidad de la que ser partícipe. Pero todo se había esfumado. Ni siquiera a su vuelta había logrado recuperar aquella vida que tanto añoraba en ocasiones. Aunque, por suerte, en cierto modo tenía una vida mejor. Miró la cubierta de la Joya, donde sus hombres solían esparcirse, y el cuarto frío de Sven, su fiel compañero. Había tanto que había ganado, tanto que habría perdido si su vida no hubiera girado de forma tan brusca...

Bajó del puente de mando, el barco iba a atracar en aquellas costas un tiempo. Arabasta, el país de las dunas, la isla donde tuvieron su primera aventura juntos los piratas... Tenía que contar con gente bien preparada para entrar al Nuevo Mundo, y desgraciadamente había algunos en su tripulación que no estaban preparados para dar aquel paso. En especial Deathstroke y Worgulv. Sus viejos compañeros Shirokami eran grandes camaradas, pero por algún motivo, a pesar de haber formado parte de la tripulación de un Yonkou, habían estado a punto de morir en Mariejoa. Desgraciadamente él no podía pasar el día vigilándolos y, de sucederles algo estando bajo la protección de sus alas, no podría perdonárselo. Tenía que encontrar una forma de que pudieran desenvolverse junto a él sin resultar un lastre o, peor, poner en un riesgo todavía mayor sus vidas. Era hora de entrenarlos en algo, y el Haki de Armadura era algo lo bastante sencillo y eficaz como para enseñarlo a sus compañeros en un par de meses y que pudieran afrontar los retos que en adelante surgiesen. Y Arabasta era un lugar lo suficientemente inhóspito como para poder desarrollarlo.

Llegó a la cubierta superior y gritó los nombres de Worgulv y Deathstroke, instándolos a aparecer. Una vez lo hicieran les explicaría en qué consistía. A ver si funcionaba.

Era ya el cuarto día que no salía de mi camarote, estaba haciendo por completo mi vida allí, estaba intentando desarrollar algo nuevo que pero por más que lo intentaba no conseguía hacerlo, llegaba un punto en el que no conseguía avanzar por más que probaba, cada vez que lo intentaba lo hacía de una forma distinta con la intención que por algún casual me saliese, pero no había forma. De vez en cuando para relajar la mente me tumbaba en la hamaca que tenía en el cuarto y me ponía a leer un rato algún libro sin ningún tema en particular, simplemente cogía uno de una estantería y lo comenzaba a leer, cuando pasaba un rato tras la lectura volvía a la mesa a seguir toqueteando los experimentos para ver si conseguía algo. Poco a poco se me iba haciendo más difícil el concentrarme, en parte por el calor que hacía; en estos cuatro días había aumentado la temperatura significativamente y me hacía sudar bastante.

Me sequé el sudor de la frente con el antebrazo  y pude ver en uno de mis dedos un anillo, era el anillo que me había dejado el capitán en Mariejoa para ir al barco cuando las cosas se pusieron chungas, me levanté y me recosté en la hamaca mirando el anillo, “puede que no avance con el cacharro ese porque me preocupa algo” rondó por mi mente este pensamiento, y efectivamente me preocupaba que apenas había podido hacer algo en la guerra por no haber sido lo suficiente mente fuerte, pero qué podía hacer para fortalecerme, no se me ocurría nada. Me levanté de la hamaca y salí del camarote en busca del capitán para devolverle su anillo y avisarle que un día me iría en un viaje corto para hacerme más fuerte y luego volver con todos, sin embargo, justo cuando salí al pasillo escuché la voz del capitán llamándonos a Worgulv y a mí, sin perder tiempo me dirigí al lugar del que pareció provenir la voz.

Salí a la cubierta del barco y rápidamente tuve que cubrirme los ojos por el tremendo sol que caía sobre esta, cuando mis ojos se acostumbraron a tanta luz busqué al capitán con la mirada, cuando lo encontré me dirigí hacia él. No llevaba ni dos minutos en la cubierta y ya notaba como el sol quemaba mi piel pues había salido solo con unos pantalones, hacía tanto calor con en Arabasta cuando nos conocimos todos en la banda; una vez llegué hasta el capitán me detuve frente a él para ver que quería, aunque antes de que dijese nada le devolví el anillo.

El hombre había tapado todo orifico o superficie acristalada, el calor era insoportable, agobiante, el barril de néctar de los dioses estaba por unirse al par de barriles vacíos que descansaban en la esquina de su camarote, no podía mantener su garganta húmeda mucho tiempo en ese sitio, el hombre había transformado su camarote en una cueva oscura y menos calurosa que en el resto del barco, el néctar de los dioses estaba dentro de lo posible fresquito y era lo único que separaba al hombre de la locura. Worgulv pertenecía al mar del norte, en una isla donde el calor era algo ficticio, altas montañas con grandes bosques, donde la nieve lo cubría todo, el sol apenas asomaba un par de horas a la semana, el cambio drástico a un lugar sin un solo árbol donde el sol azotaba con sus llamas la tierra a cada minuto del día, era devastador para el hombre.
Desconocía el motivo por el cual aún permanecían allí, toda experiencia en este lugar estaría marcada por el sudor y el sofoco, para el hombre esto era un terreno extremo, y si su capitán quería un entrenamiento en dicho terreno, para el hombre iba a ser muy duro, pero estaba dispuesto, no podía quedarse atrás dada la diferencia de poder que poseía él mismo junto con la de sus compañeros

Su capitán llamo a cubierta al hombre y a Deathstroke, el único integrante de la tripulación con el cual se relacionaba últimamente, los demás parecían haberse esfumado. El hombre salió a cubierta con todo preparado armas y dispositivos a puntos, supuso que no solo le llamaban para comprobar que no había muerto en el agujero negro que era ahora su camarote. Worgulv llego en último lugar, se puso a la altura de sus camaradas y espero instrucciones, el sudor ya empezaba a perlar su frente y tenía la acuciante necesidad de beber de su petaca, el hombre se resistió y presto atención a su capitán

Tardaron un instante en aparecer, pero acabaron llegando hasta su lado. Deathstroke estaba sin armadura y Worgulv estaba borracho. Bueno, al menos lo parecía. "Uy, el anillo", pensó mientras se lo volvía a colocar y un brillo azul surgía por todo su cuerpo momentáneamente. Aún recordaba al músico que se lo había regalado, y cómo tocaba música con un talento antinatural... En fin.

-Bueno, muchachos. Pegadme.

Primero la primera lección. Incapaces de pegarle, notarían que algo fallaba. Tal vez la sorprendente dureza de un abrigo de piel, tal vez el inamovible hombre que le había dicho que lo golpearan y quizás, sólo quizás, se dieran cuenta del brillo negro que surgiría cada vez que dieran un golpe. Sin embargo, ¿Era una buena opción obligarlos a aquello? Tal vez ya lo hubieran despertado en algún momento y pudieran vulnerar sus defensas. Tal vez fueran mucho más fuertes de lo que esperaba y todo aquello fuera una estupidez. Aunque, por otro lado lo prefería, porque aunque quisiera protegerlos, no iba a estar siempre allí y tenían que poder cuidarse ellos mismos.

-Worgulv, si quieres ve a por una de tus hachas. No importa. Y tú, Deathstroke, pégame con lo que veas.

Se quedó mirando a sus dos alumnos, a punto de presenciar su primera lección, cómo no, empírica. Viniendo de Dexter no podía ser de otra manera, ¿No?

Dexter nos dio unas instrucciones sencillas, pero me costaba poder seguirlas ya que las cuales consistían en pegarle, que clase de instrucciones a unos compañeros son esas, no me parecían normales; aunque pensándolo bien era posible que fuese un entrenamiento para todos, o quizás nos quisiese enseñar algo mediante la lucha o simplemente fuese para evaluarnos.

-¿Será un entrenamiento mediante combate o nos vas a evaluar para ver si nos hemos desgastado?- le pregunté al capitán quien ya se había puesto el anillo que le devolví.

Sin más preámbulos me puse en una posición cómoda para saltar al ataque contra mi capitán, las piernas ligeramente flexionadas, los brazos en guardia y activé la habilidad métrica de mi ojo derecho. Entonces Dexter le dio permiso a Worgulv para ir a por sus hachas para atacarle, eso podía ser peligroso pero si el capitán lo decía era porque podría manejarlo. Sin más explicaciones, me lancé hacia mi capitán e intenté lanzarle un puñetazo dirigido hacia la parte inferior del costado izquierdo, y si fallaba eso aprovecharía la cinética del puñetazo para dar una vuelta sobre mí mismo y continuar el ataque con una patada.

El hombre estaba confuso, su propio capitán le había dicho que lo atacase, no sabía si era producto de alguna alucinación, que el calor le estaba empezando a producir, de hecho el capitán le insto a usar armas, para atacarle…..Worgulv no sabía qué hacer, esa situación se le antojaba cuanto menos extraña.

A su camarada también se le había dado la orden de atacar,  Dexter tenía que tener otro propósito más que el de provocar una pelea entre camaradas, pero el calor no le dejaba razonar con nitidez. El hombre confiaba plenamente en su capitán y supuso que podría manejarlo, con lo cual lucharía en serio, el hombre sostuvo con ambas manos su hacha gélida, y se lanzó hacia su capitán enarbolándola, el hombre no rezo a sus dioses pues no tenía intención de asesinar ni dañar a su adversario, el hombre rotó sobre sí mismo asestando un golpe giratorio a la altura del costado de su capitan, teniendo cuidado para si era preciso desviar el golpe, dado que su camarada había atacado con él, no quería provocar un accidente con algún que otro daño colateral

"Como suponía", pensó Dexter observando los golpes de sus compañeros, y de cómo caían en saco roto a pesar de todo. No poseían Haki, y aunque Worgulv había conseguido hacerle un cierto daño con la escarcha que ahora helaba su mano, que había usado para parar el tajo. No daban malos golpes, y en poco tiempo serían luchadores más que competentes, pero les esperaba un largo camino mientras aprendían a materializar su voluntad a través del cuerpo. En fin, por lo menos no sería difícil enseñarles si ya estaban a ese nivel de poder. Tal vez unos meses atrás fuera muy ambicioso, pero estaba seguro de que podían dominarlo con gran facilidad... O al menos más fácilmente de lo que él lo aprendió en su día.

-Vale, chicos. Así está bien. ¿Estáis seguros de que no falla algo?- comentó, esperando que se dieran cuenta por sí mismos de que no habían logrado impactar un simple golpe contra su cuerpo a pesar de imprimar gran fuerza en ellos. Tal vez el Vikingo, el herrero fortachón, se diera cuenta más rápido-. Lo que os falta es voluntad.

Observó a sus "pupilos". Ambos eran de más o menos su edad, tal vez un poco más jóvenes, aunque Worgulv parecía mayor debido a sus pintas bárbaras. Si en tanto tiempo no lo habían descubierto era porque no lo habían necesitado, ya que estaba seguro de que por falta de entrenamiento no iba a ser. Tan sólo había que mirarlos para darse cuenta de lo en forma que estaban, y si no poseían el Haki de Armadura pronto lo controlarían.

-Veo que no tenéis ni idea- dijo, al margen de lo que sus camaradas respondieran. Estaba más alegre que de costumbre, y aquel entrenamiento no hacía más que ponerlo más contento. Por primera vez en mucho tiempo iba a luchar sin ninguna consecuencia-. Hablo del Haki.

Su puño se alzó, negro, y lo acercó lentamente al vikingo y a su ingeniero. No eran idiotas, así que seguramente pudieran darse cuenta de que el brazo se había teñido de un color negro sólido y brillante, como una armadura. Tenía brillos azules intensos y reflejaba el sol.

-Esto es lo que necesitáis- sentenció-. Ni armas, ni armaduras. Si lográis dominar el Bushoushoku Haki, la Ambición del color de la armadura, vuestros golpes serán fuertes y vuestro cuerpo repelerá los golpes. Esto es vuestra voluntad por combatir, de golpear y que no os golpeen. Si domináis esto, triunfaréis en el campo de batalla.

Imaginaba que a Deathstroke ya lo había convencido hacía rato, pero Worgulv seguramente necesitase algún aliciente como la palabra "batalla", "Triunfo", y le dio algo de pena no poder añadir "cerveza" a la lista, pero ya sería demasiado raro.

-Por suerte o por desgracia, éste es el Haki más útil contra gran parte de la gente, y llevo muchos años estudiándolo- su cuerpo se hinchó por el Haki, y un tono negro azulado recorrió toda la figura del dragón-. Tal vez os pueda enseñar un poco sobre él. ¿Qué decís?

Volvió a la normalidad tras eso. Al fin y al cabo usar el haki requería esfuerzo, y no quería extralimitarse.

Casi como me esperaba nuestros ataques no surtieron ningún tipo de efecto sobre nuestro capitán, salvo tal vez el hachazo de Worgulv que le había dejado escarcha en la mano con la que la había parado. Mis golpes en cambio no habían servido de nada ni los había sentido, y eso era muy frustrante. Entonces Dexter habló, nos preguntó si faltaba algo en esos golpes que habíamos realizado, “¿algo? Son simples golpes como les iba a faltar algo” pensé mientras el capitán respondía a mi pregunta, nos faltaba voluntad.

-Perdona mi ignorancia capitán pero ¿a qué te refieres con voluntad?, por mi parte intento poner en cada golpe todo mi conocimiento para que sea más poderoso, ¿no es eso?.

Dexter se quedó mirándonos un momento y volvió a hablar para explicarnos a que se refería, lo cual era el haki, había escuchado de él alguna vez o por lo menos me sonaba pero no recordaba lo que era ni para que servía, entonces Dexter extendió su brazo hacia nosotros y este se torno de un color negro brillante. Y esto le dio pie a explicar lo que era, al parecer si conseguíamos aprender a usarlo no necesitaríamos usar armas o armaduras, y esta era la voluntad que necesitábamos para el combate.

No es explico que este tipo de haki era el más útil, eso significaba que había más, pero ¿para qué eran lo otros?, y después nos comentó que podría enseñarnos a utilizarlo un poco. ¿Aprender de un gran guerrero como lo era el capitán? Si por qué no hacerlo, si nos lo estaba presentando era porque veía que necesitábamos aprenderlo si queríamos seguir avanzando y sobrevivir en las futuras guerras.

-Claro- dije tranquilamente mientras veía como su cuerpo entero se volvía del mismo color que el brazo- cuando quieras empezamos, capitán, pero antes me gustaría preguntar una cosa por curiosidad, ¿qué otros tipos de haki hay? Has dicho que este es el más útil por lo que me imagino que hay alguno más.

El golpe fue fuerte y preciso, confiaba en su capitán, con lo que no se contuvo en asestar ese tajo. La mano de su capitán se alzó rápidamente, ¨¨¿¿La mano desnuda??¨¨ pensó el hombre algo preocupado, pero sin parar el golpe, el hacha impacto fuertemente en la mano de su capitán, y aun usando toda su fuerza, la mano no se movió ni un milímetro, el hombre estaba atónito, sabia de la increíble diferencia de poder entre ambos, su sola presencia irradiaba algo que alertaba al instinto del hombre, se sentía pequeño frente a él, el hombre retiro el hacha viendo que el capitán había sido complacido con el ataque, pero aun intentando comprender como lo había bloqueado con tal impunidad, aunque este se fijó en la fina capa de escarcha que cubría la mano de su capitán, al menos no había errado el golpe.

El hombre escucho las palabras de su capitán ``Voluntad…´´ dijo el hombre ¨¨ ¿La voluntad para la batalla? ¿Podía ser esa la falta de presencia de los dioses?¨¨ el hombre intentaba pensar cómo podría su voluntad tomar esa forma, ese poder, Worgulv pensó que podría ser de similar manera en la cual su Fe y sus creencias habían logrado manifestar el poder de los dioses ¿Sería similar? Aun absorto en sus teorías, el capitán se dio cuenta que no tenían ni idea de que había ocurrido, al menos ese era el caso de Worgulv. Haki, ese era el nombre de esa manifestación, lo había oído antes, en batallas anteriores, se había enfrentado a oponentes que lo poseían, entonces su capitán alzo el puño que se había teñido de una tonalidad negra, que desentonaba con el habitual tono de piel del capitán, entonces el brazo de este se tornó rápidamente del mismo color que el del puño, reflejaba la luz, con ciertos tonos azules, al hombre se le vio revelado un recuerdo pasado, ¨¨ Ese color, lo he visto antes…¨¨ el hombre recordó el momento exacto en que lo había visto, en su lucha contra una bestia traída de las mitologías, un crustáceo gigante, con el cual solo la manifestación del poder de sus dioses habían logrado que se alzase con la victoria, cuando la piel de ese animal tomo ese color sus armas habían revotado en esa coraza como si fuesen meros juguetes ante el árbol del mundo.

Bushoushoku Haki….así se llamaba ese tipo, el poder de las bestias de los cantares, el poder que se manifestaba mediante la voluntad de la lucha, eso dio a entender a Worgulv que había mas de un tipo de haki. El hombre lo veía cada vez más claro, la voluntad de esas bestias, le otorgarían ese poder de triunfar en el campo de batalla, antes de acabar de pensar eso, el hombre ya estaba deseando entrenar todo lo posible para poder obtener, la voluntad de las bestias. Por las palabras del capitán no iba a ser trabajo de un solo día, pero era posible desarrollarlo. El cuerpo de Dexter se hincho, el negro del Haki cubrió por completo su cuerpo, el hombre admiro aún más a su capitán desde una nueva perspectiva, si esa era la voluntad de las bestias, la de su capitán podría ser equiparable a la de Fenrir o Jörmundgander, `` Sí, estoy dispuesto a ser tu aprendiz´´ dijo el hombre inclinándose levemente, no duraría ni un segundo

El vikingo, como siempre envuelto en misticismo y aires de honor, inclinó al cabeza un leve instante tras aceptar aprender de él. Por otro lado, Deathstroke sentía curiosidad por conocer el resto de los Hakis. Entrenar a sus compañeros podría ser una tarea difícil, pero se los veía dispuestos y hasta curiosos, y aunque él no pudiera enseñarles totalmente cada demostración de voluntad podría ponerlos en el camino de ello. Desde luego, eran prometedores.

-Hay tres tipos de Haki- comenzó, levantando tres dedos de la mano derecha-. Os voy a enseñar el Haki de Armadura, que en resumidas cuentas permite al que lo posee atravesar cualquier defensa, incluso el cuerpo intangible de un usuario Logia, del mismo modo que con vuestro mero pensamiento os defenderá de cualquier ataque físico. Por eso tú no me has hecho nada- puntualizó, señalando a Deathstroke-, y tu hacha sí- finalizó mirando al bárbaro-. Es muy útil porque todo el mundo os va a atacar, al fin y al cabo, y sin él cualquier usuario intangible os obligará a devanaros los sesos buscando una forma de derrotarlo. Alguna hay, aunque son pocas.

Hizo una pausa bastante larga, sacudiéndose la escarcha de la mano y dando una enorme bocanada de aire. No estaba hecho para dar clases, a Greedo se le daba mil veces mejor. Pero una visita al North Blue era como mínimo inviable aquel día, y los siguientes puede que más. Tras el incidente de Mariejoa no sabía cuándo deberían estar preparados de nuevo para la batalla.

-El segundo es más complejo, pero también se puede desarrollar. Hay quien lo llama Mantra, aunque la forma que tenemos nosotros de referirnos a él es Haki de Observación; es la capacidad de ver las cosas como serán, y no como son- se estaba explicando mal, debía mejorarlo-. Por explicarlo de una forma sencilla, permite al usuario sentir la presencia de otros aunque se escondan o no podáis verlos. De forma alternativa también permite intuir las intenciones de la gente, con más precisión según lo vayáis entrenando. Pero tened cuidado con esta habilidad si algún día decidís entrenarla, porque en una batalla oiréis todas las voces del interior de la gente, sin poder controlarlo. Podríais volveros locos si se volviera a dar una situación como la de Mariejoa, escuchando el llanto de miles y notando apagarse sus vidas.

Quedaba el último. Tal vez lo mejor fuera no explicárselo y dejar que lo descubriesen, pero prefería que estuvieran preparados si algún día se encontraba en la necesidad de enfrentarse a alguien con ese poder. Desde Kurotora hasta la élite del Gobierno y seguramente la revolución lo dominaban, pero no era de extrañar que se aglomerase en las grandes figuras: Los que lo dominaban estaban destinados a llegar a lo más alto.

-El tercer haki- comenzó a explicar, tratando de elegir cuidadosamente sus palabras- otorga el poder de dominar la voluntad de otros, de hacer prevalecer tu mente sobre su cuerpo- mientras hablaba, liberaba su propio espíritu para únicamente paralizarlos un instante. Sentirían el terror en sus venas, pero no les pasaría nada grave-. Es el Haki del Conquistador, el único de los tres que no se puede dominar con puro entrenamiento. O naces con él o no- miró a sus "aprendices" por un instante, saltando la vista entre ambos un par de veces-. Con este poder puedes doblegar a tus enemigos bajo el miedo, atenazando su espíritu o haciéndolo caer desmayado por la fuerza de tu presencia. Bien usado bastaría para derrotar ejércitos, o terminar guerras sin derramar una gota de sangre. Bien usado se convierte en el Haki del Rey.

Tras la explicación caminó hacia las escaleras. Se disponía a bajar del barco para llevarse a sus camaradas a lo más hondo del desierto. Allí podrían entrenar sin molestar, y con suerte las bestias presentes en el lugar serían a la vez saco de boxeo y alimento hasta que los otros dos pudieran valerse solos en el uso del Haki.

-Vamos chicos, cuanto antes empecemos, antes volveremos.

El vikingo pareció quedarse un poco asombrado por cómo le habían parado el golpe aun sabiendo la diferencia de potencial entre el capitán y él. Tras ver que ambos estábamos dispuesto a llevar a cabo el entrenamiento nos contó los tipos de haki que existían, empezando por el que iba a enseñarnos, y resultante de que no le hubiésemos hecho ningún daño con el anterior ataque, y nos explicó que también servía para golpear a los usuarios de frutas del diablo tipo logia.

Siguió hablando nos de otro tipo que era lo que algunos llamaban mantra aunque era más conocido como haki de observación y con el cual e podían notar las presencias de la gente y seres vivos, siguiendo su explicación con un consejo de que tuviésemos cuidado con este tipo de haki pues el sentir las presencias también nos haría sentir como estas desaparecían cuando morían y que se podían escuchar voces en la cabeza pudiendo llegar a volver loco al usuario del haki.

El capitán hizo una pequeña pausa y tras eso comencé a sentir un escalofrío que me paralizó por completo, como una víctima presa de un miedo tan grande que le es imposible de manejar, todo esto parecía provocarlo Dexter, quien explicó que eso era el haki del conquistador, el cual no todo el mundo disponía de él.

Con esto pareció terminar la explicación de los tipos de hakis que había, así que si más dilación el capitán comenzó a caminar en dirección de las escaleras, parecía que nos íbamos de viaje para entrenar, quizás más al interior de la isla en la que estábamos aunque esta era casi todo desierto. Sin decir ninguna palabra más miré a mi compañero le sonreí como retándole y seguí al capitán hasta donde nos llevase.

El hombre escucho a su capitán mientras recitaba todos y cada uno de los tipos de Haki que se había, Worgulv escucho con mucha atención, pues era consciente que ese poder era muy necesario para aparte de desarrollarse como un mejor guerrero, para poder afrontar los retos a partir de ahora y para estar a la altura de sus camaradas.

El primer Haki, el que había mostrado el capitán instantes atrás para parar sus ataques, parecía un tipo de voluntad totalmente dirigido al combate, podía tanto parar como lanza ataque de gran potencia y parecía ser muy práctico para un combate de fuerza bruta, el hombre recordó a la langosta que había batallado tiempo atrás, ese combate fue bastante duro y se salió de el a un alto coste. El hombre asocio este tipo de Haki al poder bestial de las bestias de los cantares, los cuales hablan de poder desmesurado y una resistencia de leyenda.

Después de explicar este primero el capitán suspiro, parecía que no estaba cómodo, no parecía a gusto impartiendo este tipo de enseñanza, quizás fuese muy tedioso, con esto el hombre puso mayor atención para valorar el esfuerzo de su capitán.

El segundo Haki que explico su capitán parecía algo que podía dar mucha ventaja tácticamente hablando, es como si la völva te susurrasen al oído todo lo que pasaba e incluso lo que iba a pasar, eras consciente de todo y todos los que te rodeaban, era una increíble ventaja, pero tenía una contrapartida, podía afectarte negativamente, el hombre comprendió que para una mente mortal, era casi imposible controlar toda esa cantidad de información y presencias. El hombre podría usar este poder para poder evitar esas armas profanas que tanto aborrecía. El hombre sonrió, parecía que había varios poderes que merecían ser escuchados y valorados en gran medida.

El tercero de los hakis parecía ser uno bastante poderoso y no al alcance de todos, parecía otorgarle el poder de dominar la voluntad de otros y según entendió suprimirla, lo comprobó claramente cuando su instinto se disparó, la presencia de su capitán aumento y quedo paralizado de puro terror por su presencia, el hombre no podía ni mover un dedo, esa sensación se desvaneció al poco, pero dejo testimonio de nuevo de la diferencia de poder y del propio potencial de su capitán. Ese poder podía vencer a ejércitos enteros solo con la presencia de uno mismo, era un poder demasiado poderoso.

Después de esta explicación el capitán se disponía a bajar a tierra, el hombre casi había olvidado donde se encontraban y al ver al terreno al que se dirigían, la angustia creció en su interior, parecía que su camarada pretendía retarle, eso podía ser un aliciente de motivación, el hombre sonrió aceptando el desafío y bajo raudo, siguiendo a su capitán.

El sol era de justicia, pero no conseguía derretir sus ánimos. Ya en tierra, el calor era más palpable que sobre el barco, y los vientos frescos que soplaban en el velero se habían convertido en tórridas masas de bochorno. Aun así, el dragón comenzó a avanzar cuando estuvo seguro de que sus nakamas lo seguían. Estaban en Nanohana, y les quedaban tal vez decenas de kilómetros, si no un ciento, para alcanzar su destino. Pero así funcionaban las cosas, si entrenaban descansados no demostrarían en ningún momento la voluntad de seguir mejorando, y su mundo terminaría por detenerse.

-La voluntad de seguir luchando es la que mueve el mundo- comentó, sin dejar de caminar, ignorando a la gente que, de turbante y túnicas, lo miraba extrañado por su exótica vestimenta-, sin ella no podéis avanzar.

Un paso tras otro, Dexter se movía sin prestar atención a su alrededor. Al fin y al cabo, si lo atacaban mientras estaba relajado su haki de observación lo prevendría. "Espero encontrar un buen sitio", pensaba, mientras avanzaba con calma, tratando de recordar un pequeño oasis no muy lejos la última vez que estuvo, aunque si fuera por él entrenarían en medio del desierto. Ampollas sobre ampollas y quemaduras, curtiéndose día a día mientras el dolor los convertía en verdaderos luchadores, ya que al fin y al cabo, sólo el dolor podía conducir a la victoria.

Pasó una media hora y dejaron la ciudad atrás, con su protección y resguardo, pero no era suficiente. Tenían que estar al menos a un día caminando del sitio. Menos mal que sus compañeros estaban decididos, porque de otra forma seguramente ya comenzaran a arrepentirse.

-Bueno chicos, ya falta menos. Cuando lleguemos podemos ponernos a entrenar, sólo hace falta encontrar el maldito oasis para que podamos sacar agua y estamos listos.

"Menos" era una bonita forma de decirlo, aunque proporcionalmente apenas habían avanzado. Pero eso era irrelevante en aquel momento.

Bajamos del barco, para atravesar Nanohana, gente con turbantes, y cubriendo cada parte del cuerpo lo máximo que podían del sol, el cual estaba en lo alto del cielo abrasador y sofocante, que hacía que la temperatura aumentase al golpear el suelo de tierra, lo único que amenizaba estar en el lugar era el mar. La gente nos miraba extrañada por nuestras pintas, por mi parte, de las ganas de poder aprender esta nueva voluntad, no me paré a recoger nada para cubrirme, así que iba vestido de cintura para abajo, el capitán parecía que también ignoraba las miradas de las personas y seguía explicándonos cosas del haki que nos enseñaría, siendo este el que movía a las personas, siendo necesario para poder luchar con todo el poder.

Atravesamos la población y nos adentramos en el desierto, seguro que la peor parte para Worgulv, que estaba más acostumbrado a los climas fríos, aunque dudaba que eso le desanimase. Caminaba en silencio detrás del capitán, sudando y notando como mi piel se iba quemando por la acción directa del sol sobre esta, quizás hubiese sido bastante descuidado por no traer nada para cubrirme del sol pero ya era tarde para rectificarse. Dexter nos dio ánimos de seguir pues quedaba cada vez menos para llegar al lugar donde entrenaríamos. Por mi parte imaginé que sería algún lugar que tuviese bastante reserva de agua como para estar varios días, quizás un oasis donde no fuésemos a llamar la atención con el entrenamiento. Dejé de tener pensamientos innecesarios para evitar el gasto de energía innecesario y con toda la voluntad que tenía de llevar a cabo seguí caminando como si no sintiese ese calor intenso.

Los peores temores del hombre se hicieron realidad, el capitán pretendía entrenar fuera de la oscuridad y refugio que le ofrecía el barco. Su capitán y su camarada, descendieron del barco, el hombre cogió las pieles que pudo y se cubrió la cabeza con ellas, el hombre había comprobado que, si otra cosa recibía los rayos del sol en vez de su piel, el calor se hacía menos asfixiante, después de prepararse para el viaje, siguió presto a sus camaradas.

La comitiva que formaban atravesó la población, atravesando al gentío local, al hombre poco le importaban esas personas que parecían fijarse en ellos, a Worgulv no le importaba algo tan trivial como la vestimenta o la apariencia de cada cual, ahora mismo solo le importaba como demonios pretendía sobrevivir al viaje sin deshidratarse o sucumbir, para el hombre estas condiciones iban más allá del extremo, como un trozo de hielo puesto al fuego vivo de una forja.

Ya dejada muy atrás la población, el hombre sudaba por todos los rincones de su fisionomía, la solución de las pieles cubriéndole el cuerpo frenaba poco el terrible avance del calor y el sofoco, por suerte no tendría que sufrir esas molestas y dolorosas quemaduras cutáneas, no la menos las de primer grado. Cuando el capitán dijo que quedaba menos, el hombre le clavo la mirada en la nuca, tan gélida como su deseo de que todo a su alrededor se congelase como si fuese un glaciar de hielo puro. Worgulv sabia en su fuero interno que la reducción del trayecto no había sido ni la mitad de la que tenía en mente su capitán, al menos si el hombre no se equivocaba con él, el capitán acostumbraba a mentir piadosamente de esa manera para animarlos e insuflarles coraje, llegados a este punto, en el que su cuerpo se derretía casi literalmente y sus energías empezaban a decaer. Llegaría hasta el final, ya que el coste ya estaba siendo considerable para él.

Finalmente llegaron a un oasis. Estaba alejado, soleado y la única sombra llegaba de un par de palmeras. En un extremo había un pequeño lago y en medio se encontraba un pozo; tenían sitio de higiene y para obtener agua, todo iría bien. Aunque tal vez el sol no fuera lo mejor para sus compañeros, estar quieto bajo el sol para un lagarto como él era tremendamente relajante, así como le activaba la circulación mejor que cualquier masaje. Bueno, que cualquiera no, pero en Arabasta el calor era maravilloso.

-Bien, cuando hayáis dejado vuestras cosas en la sombra, quiero que comencéis a golpear esta roca con todas vuestras fuerzas.

La pregunta era "qué roca", y la respuesta llegó de un soplido, cuando toda la arena de una enorme duna cercana se movió como un tifón dorado hacia el infinito desierto. La piedra medía varios metros de alto y al menos veinte de largo, suficiente para que pudiesen lanzarse a por ella sin miedo de que la fragilidad estropease su entrenamiento. A ver qué sucedía...

-No dejéis de golpear, aunque duela, aunque sangre- dijo-. Si no podéis más, curaos las heridas con cuidado, limpiaos la sangre con algo de agua y volved con las manos vendadas. Yo os daré consejos mientras golpeáis, y tal vez os putee. Así desarrollaréis el Haki de armadura tanto ofensivo como defensivo. ¿Estáis listos?

Se subió sobre la roca, tumbado con el abdomen sobre ella. Estaba caliente tras tanto tiempo bajo la arena, pero sin quemar. Asomó la cabeza por el borde y esperó a que comenzaran. Cuando uno pudiera despertar el Haki, les haría parar. Si no lo repetían... Bueno, tenía una idea.

Y por fin habíamos llegado a un oasis, me estaba muriendo y casi de forma literal, al no llevar puesta ninguna camiseta, el sol me había provocado quemaduras en el torso, espalda, cuello y cara “lo voy a pasar mal a partir de mañana” pensé mientras nos acercábamos al oasis. Este se encontraba bastante lejos del pueblo en el que habíamos atracado, y teniendo algo de sombre y agua para subsistir lo hacía un lugar perfecto para entrenar lo que el capitán había llamado haki.

El capitán nos dijo que dejásemos nuestras cosas a la sombra y golpeásemos una roca, estuve a punto de preguntar por la roca, pero en un periquete la duda me quedó resuelta al ver como Dexter con una facilidad pasmosa sopló he hizo que una duna desapareciese dejando ver la enorme roca que había debajo. Al no haber traído nada no tenía que dejar nada por ello me preparé y antes del dar el primer golpe nos Dexter nos pidió que no dejásemos de golpearla en ningún momento, aunque no saliesen heridas, las cuales tras curarlas volviésemos a seguir, el nos aconsejaría mientras lo hacíamos y también no putearía, eso me sorprendió, como hacernos putadas iba a favorecer a entrenar el haki de armadura, no le encontraba sentido.

-Una pregunta, capitán. ¿Cómo sabremos que lo estamos usando? Quiero decir, nos daremos cuenta cuando hemos conseguido usarlo ¿no?.

Tras la pregunta di el primer golpe a la roca con toda mi fuerza, el golpe me había dolido mucho, no había pensado en nada tan solo en golpear la roca. Separé el puño de la roca y lo froté con la palma de la otra mano, para aliviar el dolor, con el golpe a los nudillos se les había levantado la piel, pero eso no era nada, tenía que seguir, posiblemente Worgulv ya hubiese dado varios sin queja alguna y yo no debía de ser menos, así que volví a golpear la piedra de nuevo, y así continué haciendo caso omiso del dolor, solo pararía si veía sangre en la roca.

Al fin llegaron a su destino, tenía razón, ese medio trayecto restante se había trasformado en el triple de lo acordado, pero no sorprendido había continuado andando. Cuando diviso la charca, no dudo, se quitó las pieles y las armas, a excepción del hacha gélida, que cayeron a la sombra de una palmera, y se lanzó a la parte del oasis que presentaba un tono más oscuro, deduciendo que era para lavarse, la zambullida fue estrepitosa, pero el placer que lo seguía lo merecía, el hombre noto como todos los poros de su piel gritaban de alivio, gracias al hacha el agua se estaba enfriando más, para el hombre eso era un momento mágico dadas las circunstancias.

Cuando el hombre asomo la cabeza de la charca, el capitán ya estaba dando instrucciones, simples, golpear una roca con el puño desnudo, en su pueblo así se entrenaba a los niños para obtener robustez y fuerza, con lo que al hombre no le pareció mal comienzo. Salió chorreando del agua, pensando que la única manera en la que él pararía seria por las altas temperaturas o el azote del sol, para ralentizar ese efecto cogió sus pieles y las mojo en la charca, para posteriormente ponérselas sobre la cabeza, cubriéndole espalda y hombros. Cuando se giró para ver a su capitán visualizo su objetivo, una gran roca que había quedado al descubierto por el viento, el hombre esbozo una media sonrisa, era una roca enorme sí, pero lisa, seguramente a causa de la erosión continua de la arena, de pequeño él había entrenado con las rocas escarpadas de la montaña que presentaban mas desafío, tenía que superar este entrenamiento o sería una ofensa para las doctrinas y tradiciones de su pueblo, ahora era cuestión de honor. El hombre se acercó a la roca y sin pensarlo un segundo comenzó a golpear ferozmente la roca, una y otra vez, la partiría si era preciso, aunque tardase días, esto no sería un insulto a su pueblo.

Durante unos minutos me pasé golpeando la piedra sin ningún resultado, y recibiendo daño en el puño por golpearla. Ya dejaba sangre con cada golpe que daba y el dolor se iba haciendo cada vez más insoportable. Aquello no estaba funcionando. Si así lo había entrenado el capitán debía de funcionar, pero faltaba algo, posiblemente fuese por mí, algo de lo que había dicho el capitán cuando había explicado los hakis se me había pasado. Dejé de golpear la piedra durante un momento y cerré los ojos repasando todo lo que había dicho Dexter.

De pronto sonó un poderoso golpe y noté como el polvo me envolvía, parecía que mi nakama vikingo lo había logrado. Sin embargo, al escuchar la voz del capitán pude deducir que no había sido él, sino Dexter. Mi cerebro comenzó a trabajar a toda velocidad, ahora que parecía que había más “tranquilidad”. Había dicho que era algo con lo que golpearíamos más fuerte, se podrían repeler golpes, pero eso no me solucionaba nada. De pronto una imagen fugaz pasó por mi cabeza, un destello muy real de como recibía una patada del capitán en el pecho.

No se hizo esperar aquella imagen que vi y en menos de medio segundo pude notar la bota del capitán como me golpeaba, aunque antes del impacto tuve una extraña sensación, como si mi fortaleza aumentase durante un instante. El golpe me mandó volando hacia las dunas bastantes metros. El golpe me había dejado momentáneamente sin aire, sin embargo, me pareció que me había dolido menos de lo que había pensado en un primer momento. Me incorporé y me levanté para volver hacia donde el se encontraba el capitán. Escupí algo de sangre a un lado y comencé a avanzar con una sonrisa en la cara.

-Creo que comienzo a entender las cosas – dije en un tono bajo mientras recordaba la segunda parte de la frase del capitán.

La voluntad por combatir que había mencionado Dexter, sí podía verse así, pero yo tenía otro punto de vista ahora que lo comenzaba a comprender. Para mí, esta habilidad proveniente de la voluntad no salía del combate, sino de la protección y la supervivencia. Con las enseñanzas de los monjes, y lo que había decidido cuando me uní a una banda pirata, daría mi propia vida por mi capitán así como por mis compañeros para que pudiesen conseguir sus sueños, y si lo lograban todo por lo que habría pasado merecería la pena, aún si moría.