Batalla en el barco marine [Kuro y Heaten]

Lv 47 = Devastador Torre
Lv 28 = Devastador Torre
Lv 30 = Devastador Torre
Lv 14 = Devastador Torre

(Son cuatro)

La pelimorada frunció el ceño ante el comentario de su compañero. ¿Por qué debía cambiarse de ropa? Normalmente al chico le daba totalmente igual su atuendo pero...¿Por encontrarse en aquella misión debía darle una reprimenda? Eso no le gustaba y estaba a punto de reprocharle que le diera ordenes de cambiarse, igual que haría una niña pequeña. Sin embargo el azabache había acordado el verse en diez minutos en cubierta antes de que ella pudiera decir nada.

Entró enfurruñada a su cuarto y miró la ropa que le habían dado para el viaje. Lanzó la chaqueta de Teniente-comandante por los aire, dejando que cayese en el suelo. Bastante era tener que ir vestida con otra ropa. A parte de la capa, le habían dejado más ropa que la que solía llevar: Un jersey negro ceñido al cuerpo y con las mangas hasta los codos, unos calcetines negros que cubrían casi por completo sus piernas y unos pantalones cortos. La primera impresión que tuvo al ver la ropa fue que, o bien fuera hacía un frío invernal o ella acabaría asada.

No tardó mucho en enfundarse las prendas y salir del cuarto, no sin antes coger su espada (Nepgear) y el cuchillo que le regalo Kuro, al igual que un pequeño botiquín de primeros auxilios que vio sobre el escritorio y que de no haber ido a cambiarse hubiera olvidado. No había mucho en este, apenas unas cuantas vendas, desinfectante y algunas cajas con pastillas, seguramente antibióticos o algún antídoto para venenos débiles.

Antes de dirigirse a la cubierta, al quedarle aún unos cuatro minutos, se paso por la cocina y cogió de la nevera un envase de plástico de la nevera, en cuya tapa estaba escrita la palabra "Puding", y una cucharilla de plástico. Tras aquello, fue caminando hacia las escaleras que daban a la cubierta, comiendo alguna que otra cucharada de puding mientras avanzaba.

Estaba a punto de subir a cubierta cuando percibió que algo no andaba bien. En primer lugar hacia unos minutos que todo estaba demasiado...¿Tranquilo? Como si faltasen "voces" dentro del barco. Activo su Haki de mantra para ver si, como ella pensaba, había menos personas en el barco que antes.

"Al menos no falta la "voz" de Kuro." Pensó. Realmente era el único del grupo por quien le valía la pena preocuparse en esos momentos. "Si muere no cumplirá su palabra."

Activó su visión infrarroja antes de disponerse a salir a cubierta, logrando distinguir siete figuras. Cuatro de estas emanaban un calor inferior al de las otras que parecían estar rodeadas. Una de esas figuras frías se encontraba a escasos metros de la salida a la cubierta, por lo que quizá pudiera hacer algo al respecto.

-Quedan 15 segundos...- Murmuró, esperando que Kuro llevara igual de bien la cuenta. Sabía que algo que no le gustaba al chico era la falta de puntualidad. apretó el envase de Puding en su mano y luego lo dejo caer al suelo. "Diez.." Pensó mientras desenvainaba a Nepgear y salía corriendo velozmente. "Cinco..." Acababa de pegar un salto convirtiendo su espada en látigo, saliendo a la cubierta. "Dos..." Movió el brazo de forma que el látigo se moviera en dirección a aquel ser que había sentido antes, el cual era bastante horrendo. Parecía una rana azul con piedras pegadas al cuerpo, en algunas zonas. "Cero.." La chica cayo de pie en el suelo de la cubierta.

Si todo había salido como había calculado, su intento de atrapar a la rana habría sido un éxito y habría logrado que los cristales de corindón que acababan de surgir de su látigo-espada, imbuidos en Haki, le atravesarían la piel. Esto, junto a la descarga eléctrica que su arma podía provocarle si lograba que entrase en contacto con su piel, debería haber bastado para acabar con él.

El azabache comía con tranquilidad, saboreando cada bocado que se llevaba a la boca mientras miraba de vez en cuando el reloj que colgaba en una de las paredes, justo en frente de él. Quince minutos le bastaban para comer, comprobar que no se había olvidado de nada, echar un vistazo por los pasillos y dirigirse a cubierta, tal era su rapidez. El menú había sido bastante simple: puré de patatas. Extrañamente siempre que viajaba en algún buque de la marina comía ese mismo plato. Tal vez los cocineros del gobierno tuviesen algún tipo de predilección por este... O simplemente eran tan inútiles que no sabían cocinar otra cosa. En cualquier caso aquello siempre era mejor que tener que prepararse algo él mismo. Apenas tardó cinco minutos en terminar de comer y, tras dejar los platos en los enormes fregaderos de la cocina, se dispuso a dar un paseo por el barco para asegurarse de que todo iba bien.

- Seguro que esos estúpidos reclutas han roto algo. Con algo de suerte podré encontrarme a alguno y divertirme un poco -murmuraba para sí mismo, mostrando una sonrisa un tanto siniestra. La verdad es que llevaba mucho tiempo sin deleitarse con el dolor y el sufrimiento de alguna presa incauta. Por lo menos la presencia de Heaten le permitía distraerse un poco, ya fuera enseñándole las mejores formas de provocar dolor o bien resolviendo sus dudas sobre el mundo, que no eran pocas.

Fuera como fuese Kuro se encontraba inspeccionando las instancias del barco. Resultaba un tanto irónico, ya que por lo general era él quien se escondía de sus superiores cuando estos revisaban las naves por si algún recluta andaba haciendo el vago. Tal vez para él fuese una pequeña compensación por las innumerables veces que se había visto obligado a limpiar baños o hacer guardias extra por gandulear. Una dulce venganza, sin duda... O lo habría sido si hubiese encontrado a alguien. ¿Dónde narices se había metido todo el mundo? El navío parecía un desierto, tan vacío y... Silencioso. Como si llevase abandonado varios meses. "Esto es muy raro... Todo el mundo debería estar preparándose para el desembarco." Su mano derecha se posó sobre la empuñadura de Astartea, que permanecía envainada en su cintura.

- Kuro... ¿Podré alimentarme hoy? -le decía la espada.

- No me cabe duda alguna. Se paciente -susurraba el azabache, mirando el zafiro incrustado en ella.

Realmente la espada no hablaba, aunque Kuro casi parecía poder escucharla en algunas ocasiones, probablemente por la importancia que tenía esta para él. Al fin y al cabo, era su mejor espada. Aquella con la que más vidas había arrebatado. "La hora se acerca, debo volver a cubierta. Tal vez ya estén todos allí." Emprendió el camino de vuelta, dispuesto a dirigirse hacia las escaleras que llevaban hasta el exterior. Sin embargo, cuando se encontraba a unos pocos metros de estas pudo percibir algunas "voces" extrañas. Probablemente las de los culpables de que no hubiera nadie en el resto del barco. Desenvainó a Astartea con calma mientras comenzaba a ascender, al tiempo que la oscuridad rodeaba el filo de esta, seguida de terribles susurros en un dialecto incomprensible que advertían de que algo malo estaba a punto de ocurrir. Una vez en cubierta pudo ver a su pupila lanzándose contra lo que parecían ser una extraña especie de anfibios. Supuso que ella podría arreglárselas contra ese por su cuenta, así que se dispuso a atacar al que más cerca estaba de él.

- No habrá escapatoria, ni el bendito olvido. Puedo acabar con tu vida tan fácilmente como puedo apagar una vela, y antes de que tu cuerpo se enfríe, puedo alargar mi mano y atrapar tu alma. Serás mi esclavo para toda la eternidad, y me reiré de la intensidad de tu dolor -pronunció en un susurro, inaudible, al tiempo que la oscuridad de su espada se alargaba, formando un negro filo de dos metros de largo. El espadachín se lanzó a toda velocidad contra la rana más cercana a él y lanzó un rápido tajo que recorrería su "costado" de alcanzarla, tratando de propiciarle una profunda herida que con suerte alcanzaría algún punto vital, pasando velozmente a su lado y poniéndose en guardia para defenderse de las posibles represalias, activando su mantra.

Burakkukurï + Tajo profundo a la altura del costado [Haki de armadura nivel 1][Fuerza x3]

Burakkukurï:

El látigo agarra a una de las ranas del brazo y ella avanza hacia Heaten. Al mismo tiempo, su brazo libre se rodea de agua que toma forma de taladro gigante. Es sólido como el hierro y se lanza hacia ti con fuerza. Tiene las intenciones de atravesar tu estómago con eso. Tiene mucha más fuerza que un humano, aunque tu látigo a conseguido herirle el otro brazo, dejándolo casi inhabilitado.

Mientras Kuro se lanza a por la otra rana, que crea una especie de muro de agua sólida, pero es atravesado con facilidad por el arma del marine. Esto hace que frene un poco el corte y alcance las costillas de la rana, provocando una herida leve que comienza a sangrar.

De pronto, una de las ranas pega un pisotón al suelo, haciendo vibrar el barco y se lanza con una increíble velocidad hacia Kuro, pero de pronto, como un rayo, el capitán aparece en mitad del golpe, parando el puño de la rana.

También aparece el recluta, pero tiene algo extraño. Su cuerpo es una especie de masa viscosa y transparente, que toma forma detrás de la rana que ha atacado Kuro. El recluta crea una especie de espada transparente en su brazo derecho y atraviesa a la rana, matándola en el acto.

Pero ahí no acaba la cosa, aún quedan tres ranas y hay una que parece más poderosa de lo normal. A la espalda de la que no está ocupada empieza a crecer una especie de serpiente de agua de unos diez metros de largo y de esta, aparecen tres serpientes más. En total hay cuatro y cada una avanza hacia cada marine, lanzando un poderoso mordisco al hombro izquierdo. El agua está endurecida de forma que sea como el metal.

La sangre cubrió el oscuro filo de la espada del marine que, gracias a su técnica, había logrado atravesar aquel muro de agua creado por la rana, recorriendo su costado. No la había matado pero era más que suficiente para motivar al joven azabache. Casi podía sentir su olor metálico mientras las gotas carmesíes descendían desde su arma hasta el suelo de cubierta, como una leve lluvia rojiza. Sin embargo, su haki de observación le advirtió de algo que no esperaba: una de las otras ranas se había lanzado a toda velocidad a por él, sin darle tiempo suficiente para reaccionar. "Qué molesto..." Pensó mientras se preparaba para recibir el impacto... Pero no llegó. El capitán y el extraño recluta que había llamado a Heaten minutos antes acababan de acudir en su ayuda, bloqueando el primero el ataque de la rana y eliminando el segundo a la que él había dañado, mostrando unas extrañas habilidades.

- Vaya, pensaba que seríamos los únicos supervivientes en el barco -dijo mientras miraba con curiosidad la viscosa sustancia en la que se había convertido el cuerpo del recluta.

"Una habilidad la mar de curiosa... Debe de ser un usuario. ¿Paramecia o logia? ¿Y qué clase de poder es?" Se preguntaba a sí mismo mientras se preparaba para reanudar el combate. Habían eliminado a la primera amenaza en apenas unos pocos segundos y acababan de obtener ventaja numérica. Además, la rana a la que se estaba enfrentado la chica parecía haber sufrido graves heridas en uno de sus brazos... ¿Qué podía ir mal? La respuesta llegó rápidamente cuando una de aquellas criaturas, probablemente la más poderosa de todas, creaba cuatro enormes serpientes de agua y las lanzaba a los miembros de la ley. "Animales... Y se preguntan por qué los odio." Flexionó ligeramente las piernas y antepuso el filo de Astartea, que aún seguía envuelto en oscuridad, al tiempo que trataba de echarse hacia un lado. Sin embargo, pese a conseguir bloquear la mandíbula de la serpiente sin que esta llegara a morderle, la fuerza del impacto fue tal que Kuro se golpeó en el hombro con la parte roma de su propia espada. Rodó por el suelo un poco antes de erguirse rápidamente, sin haber sentido dolor alguno gracias a que lo absorbió con el poder de su fruta.

- Eso ha sido algo rastrero, incluso para mí -dijo en un tono calmado mientras su mirada se dirigía hacia su compañera, la cual aún seguía enfrentándose a la rana tullida- Bueno, si tú puedes invocar a algunos amigos... Yo eliminaré a los que quedan.

Tras esto salió disparado hacia la pelimorada y, una vez estuvo a una distancia de unos cuatro metros de separación con el animal, clavó a Astartea en el suelo de modo que la oscuridad se extendió por este en un radio de siete metros a su alrededor, tiñendo la cubierta del negro más oscuro de todos. "Disfruta del dolor, ranita." Del manto negro surgieron cuatro estacas negras de dos metros de largo que se lanzaron hacia la rana del taladro desde distintos puntos, una a cada lado, otra por delante y la última por la espalda de modo que, de alcanzarla, la convertirían en un colador azul. Con aquello esperaba librarse de ella y así poder prestar apoyo al capitán y al recluta con las que parecían ser las dos más fuertes. No lo hacía por gusto, pero estaba claro que si su superior caía probablemente no tuvieran ni una oportunidad contra aquellos adversarios.

Burakkukurï: Yamiji [Haki de armadura nivel 1]

Yamiji:

La chica centró sus ojos primero en el brazo que había logrado capturar con su látigo, el cual sangraba aunque no tanto como le hubiese gustado a la chica. "Parece que estas cosas son más duras de lo que había calculado....me pregunto por qué..." En lo segundo que se centró fue en el otro brazo de la criatura, en el cual una gran masa de agua había tomado la apariencia de un taladro.

Normalmente, lo primero que haría la chica al ver algo tan fuera de lo común como aquello sería ir a preguntarle con su tono inocente y una mirada tan curiosa como la de un niño pequeño que clase de truco era ese y como podía hacerlo. Pero, dada la situación en la que estaban, sabía que no era momento para algo así.
El suelo manchado sangre empezaba a volverse pegajoso con el paso del tiempo. "Quizás debiéramos renovar ese hermoso lago carmesí con sangre fresca..." Pensó mientras una sonrisa surgía en su rostro. -Dime, ¿Cómo se siente el dolor?- Preguntó a la rana antes de echarse hacia atrás y hacia su derecha. ¿Por qué a la derecha? Era simple. Por un lado por que el brazo que había logrado herir a la rana estaba a su izquierda, lado en el que se encontraban también Kuro y los otros.

"En menos de seis segundos tendrá una abertura..." Pensó. "Con una arma como esa lo lógico sería atacar hacia dentro, es decir, es más fácil acertar un tajo lanzando un cuchillo que intentando dar un tajo hacia atrás o tú mismo lado." Ese razonamiento junto a la velocidad de la chica que era superior a la de aquella criatura, daría una oportunidad a cualquiera para atacarle por un punto ciego. Al mismo tiempo le permitiría eludir el ataque y recuperar su arma.

En segundos la chica ya se había apartado lo suficiente para evitar el taladro y, al tiempo, había logrado disminuir el impacto de la serpiente que acababa de surgir de la nada. "Supongo que podría haber dolido más....aunque claro yo no siento dolor nunca." Pensó mientras caía de rodillas. El impacto la había lanzado un par de metros más atrás, alejándola más aún de la rana. "¿Se habrá llevado esta parte del golpe?" Quien sabe.

Lo que sabía era que había sentido como Nepgear golpeaba algo antes de ser ella empujada hacia atrás. "Espero que le hayas causado dolor..." Pensó mientras hacía que tomase su forma de espada otra vez. -No me decepciones, Kuro.- Dijo antes de alzar la vista para observar la escena en conjunto. Tanto a sus aliados como a los enemigos restantes.

La serpiente que va hacia el recluta ha sido cortada por él mismo, y la que va hacia el capitán simplemente se ha disipado por una onda de choque que ha provocado un solo puñetazo.

De repente la rana que iba a por Heaten es ensartada, pero aún así está viva. El recluta salta con gran potencia, con su espada transparente en mano y corta a dicha rana, como si fuese mantequilla. ¿Tanto poder tiene un recluta? No debe ser normal.

Mientras el capitán y la otra rana comparten golpes el uno con el otro, creando una gran onda sonora al impactar los puños y ondas de choque que se desvían. Una se dirige hacia Kuro con fuerza, por su espalda.

La otra rana crea dos enormes estacas y las lanza. Una va dirigida hacia Heaten, a su estómago y la otra a por el recluta. Son tan veloces como las balas y la que va a por el recluta, le da en el hombro izquierdo, haciendo que este se inutilice.

La sonrisa del Teniente Comandante se ensanchó al ver al extraño anfibio siendo ensartado por sus estacas de oscuridad. Más lo hizo aún al percatarse de que aquello no le había arrebatado su vida, lo cual implicaba que debía de estar sufriendo un intenso dolor. "¿Lo sientes? ¿Sientes esa sensación tan maravillosa que estoy produciendo en ti? Es un regalo de este mundo, así que disfrútalo durante tus últimos instantes de vida." Ni siquiera trató de rematarla, simplemente se quedó observando cómo se retorcía y trataba de librarse de aquellas lanzas del mal que la apresaban y hacían sangrar. Sin embargo, segundos después apareció el recluta a toda velocidad, atravesando a la rana con aquella espada trasparente como si nada, matándola en el acto. Kuro hizo una mueca y chasqueó la lengua mientras desviaba la mirada, algo molesto. "Ni con una aberración como esa puedo disfrutar ya." Aún así, pudo percibir con claridad que ese chico no era del todo normal. ¿Un recluta con semejante fuerza? No, no podía ser posible. Alguien capaz de hacer cosas así debería haber ascendido muy rápido en la jerarquía, pero no era el momento para preocuparse por ello.

- Recluta, ve a prestar apoyo al Capitán, Heaten y yo nos encargaremos de...

Pero no fue capaz de terminar aquella frase, pues justo entonces una onda de choque producida por el enfrentamiento entre su superior y aquella rana se dirigía directa hacia él desde la espalda. Apenas tuvo tiempo para hacer volver el manto de oscuridad a su espada justo antes de que esta impactase contra él, lanzándole por los aires varios metros antes de caer y rodar por el suelo. De nuevo había absorbido el dolor que esta pudo haberle provocado, ignorándolo y probablemente habiendo obtenido como mínimo la mitad de la cantidad de dolor que podía acumular (unas cuatro heridas leves, sin contar los frascos). Aquél no había sido el único contratiempo. La rana de las serpientes de agua había lanzado dos estacas de la misma sustancia contra la pelimorada y el viscoso, alcanzando a este último en el hombro. "Parece que primero tendremos que ocuparnos de ti" pensaba mientras se incorporaba. Tal vez se hubiese roto algo, pero al no ser capaz de sentirlo no estaba del todo seguro. Tras resolver aquel enfrentamiento se ocuparía de ello. Las lentes de las gafas se habían fracturado y, con un movimiento tranquilo, se las quitó y las arrojó al suelo para inmediatamente después aplastarlas con su bota.

- Habéis roto mis gafas... Os haré pagar por ello -dijo al tiempo que extraía un cuchillo de uno de sus brazales de cuero.

A continuación lanzó un tajo descendente y vertical al aire para inmediatamente después lanzar una estocada al frente, en apenas un segundo. Tras esto una onda cortante en forma de flecha salió disparada hacia la rana, seguida del recluta. El cuchillo que extrajo comenzó a levitar a su alrededor al tiempo que Kuro desenvainaba su segundo sable, de modo que las hojas de ambos se veían envueltas en oscuridad y aumentaban el tamaño de su filo como la primera vez. Se echó hacia la derecha y el cuchillo se desvió hacia la izquierda para justo después girar, con la intención de clavarse en la garganta de aquella cosa. Así mismo, desde el flanco derecho, el azabache trazó dos tajos en cruz con la intención de atravesar a aquella criatura por el costado y, con algo de suerte, reventárselo. De alcanzarla con Astartea le transmitiría todo el dolor que tenía acumulado. Un ataque por tres direcciones diferentes, con el cual esperaba eliminarla en el acto y poder dejarle el resto a sus compañeros.

- Después tendré que revisar esa herida -susurró para sí mismo, refiriéndose al recluta- Tal vez pueda divertirme al tratársela.

Burakkukurî + Yajirushi + Dansuburëdo + Doble tajo en X al costado + Transmisión del Dolor [Haki de armadura nivel 1][Fuerza x3]

Notas sobre el dolor:

Técnicas usadas:

La pelimorada quiso dirigirse hacia la rana que acababa de hacerla retroceder para ayudar a incrementar su dolor. Por desgracia su diversión fue interrumpida por aquel...recluta cuyo rango no hacía justicia a su potencial. "A Kuro no le va a hacer gracia esto..le han fastidiado la diversión..." Pensó poniéndose en guardia otra vez.

Todavía quedaban dos de aquellos seres. Uno de ellos distraído en la pelea con el capitán y otra que seguía realizando ataques a distancia empleando únicamente...agua que generaba por si misma, igual que la acababa de morir a manos del peliazul. Si no fuera por que un poder así es imposible para una Akuma no mi, seguramente hubiera considerado que poseía alguna logia de líquido, o incluso de agua en sí y que la utilizaba con haki.

Otro ataque similar a las serpientes de agua fue lanzado por dicha rana. Dos lanzas que se dirigieron hacia ella y el chico de lentes con marco rojo. La chica logró reaccionar lo suficientemente rápido como para desviar un ataque que se dirigía directamente a su vientre, empleando la espada para para el golpe, así como sus poderes de logia de corindón. Creando a partir de esta un pequeño escudo imbuido en Haki de armadura.

A pesar de lograr salvarse de ser perforada, la estaca fue lo suficientemente potente como para quebrar el escudo y causar que la chica cayera al suelo, lastimándose el tobillo derecho. Nada grave aunque si molesto. Además, el que resquebrajara el escudo hizo que algunos cristales le realizaran algunos cortes en la piel y destrozara su chaqueta. El recluta no tuvo la misma suerte que ella, al no poder reaccionar lo suficientemente rápido para apartarse, después de acabar con la criatura ensartada por Kuro.

La chica se tomó unos segundos para recuperar la compostura, aunque no se levantó del suelo. Estaba mirando el horrible roto de su chaqueta. -Genial...ahora tendré que ponerme aquella chaqueta....- Apretó los dientes furiosa. Tal vez fuera una tontería tenerle tanto apego a una simple prenda pero para ella era igual de importante que Astarea para Kuro. -Dudo que se pueda arreglar...- Dijo para si misma mientras apoyaba la mano izquierda en el suelo, ya que en la derecha empuñaba a Nepgear.

-Lo pagaras con tú sangre....- Murmuró. De la palma de su mano izquierda comenzó a surgir un cristal de rubí, el cual perforó el suelo para continuar extendiéndose por debajo de la cubierta. Como si fuese una raíz que llevaría al surgimiento de un árbol. -Muere..- Del suelo de la cubierta en donde mantenía en pie aquel ser, surgió un enorme cristal de rubí, el cual recordaba a las estacas lanzadas anteriormente por la rana. Aunque la diferencia se encontraba en que de esta surgieron otros cuatro "pinchos" carmesí.

La chica se puso en pie como pudo para observar mejor lo que acababa de producir, apoyándose en Nepgear mientras limpiaba un hilo de sangre que surgía de un corte en su mejilla y degustaba esta. -¿Y bien?-