Batalla en el subterráneo blanco [Pato]

Tras de que el botón fuese presionado, la enorme puerta comenzó a abrirse hacia un lado. Aquello me daba la sensación de estar frente a la típica puerta corredera japonesa, algo que ya no se veía mucho. ¿Y por qué únicamente un lado? ¿El otro podría esconder algo? Podría deberse a un juego de botones tal vez. Sea como fuere, la puerta se abrió y un pasillo completamente blanco se extendió ante nuestra vista. La impertinente que me estaba haciendo pasar una tarde estupenda me dio finalmente unas palabras de elogio, aunque tampoco las necesitase. Sin esperar a que dijésemos nada, la gyojina comenzó sus andanzas por el pasillo, seguida de la marine restante. Me preguntaba si John se encontraría por ese pasillo, ya había hecho demasiado de “líder que se preocupa”.
Comenzamos nuestras andanzas hasta llegar al final del pasillo, donde alguien nos esperaba. Se trataba de un varón rubio, de cabello remilgado para mi gusto, echado para atrás y agarrado con gomina al parecer. Sin embargo tenía un mechón al viento, de un tono celeste. Parecía una pluma. Portaba lentes y una bata típica de laboratorio, tal vez fuese un científico. Y sin apartar sus ojos de la libreta, nos advirtió que nos diésemos la vuelta y que volviésemos por donde habíamos venido, pues no estaban nuestros nombres “en la lista”. Menuda gilipollez, ya empezábamos con las tonterías que decía todo el mundo para hacerse el chulo y el rey del barrio. Seguramente se tratase de un secuaz de nuestro amado traidor, y tenga que proteger algo. Aquello me daba a entender que habíamos hecho bien en llegar hasta aquí, porque eso quería decir que nos encontrábamos más cerca del objetivo.
No le presté mucha atención a aquella persona, aunque mencionó algo que hizo que sonaran mis alarmas. Si no nos íbamos, nos pasaría lo mismo que lo que le sucedió a un hombre que pasó antes… ¿John? Debía de ser él.

-No tengo tiempo para tonterías, déjanos pasar ya. –Le dije sin preocupación alguna. Pero de pronto y sin dar tiempo alguno a pestañear, nos apuntó con algo que no conseguí visualizar y nos lanzó algo puntiagudo, ¿agujas? La marine fue impactada directamente y acabó cayendo cao. ¿En serio? Pues menuda mierda de adiestramiento habrá tenido. Las agujas también fueron dirigidas a la gyojin, la cual pudo desviar algunas de esas agujas hacia mi. Me venían unas ocho agujas. –Hulk, adelante. A mi no me apetece. –Mascullé para mi, haciendo que mi cuerpo de nuevo cambiase para que Hulk tomase el relevo, y que rápidamente, cogió nuestra arma y la puso en modo de guadaña para cubrir el cuerpo. La hoja de la guadaña era lo suficientemente grande como para cubrir mis hombros y mi cabeza, haciendo que las agujas chocasen con la hoja.
No pude visualizar con qué nos apuntaba… Eso era debido a que las agujas salieron de la palma de su mano, ¿usuario? Cada vez que teorizaba sobre eso, Hulk se ponía contento y como una moto. –Ahí tienes tu batalla, ya que nos ha atacado sé que no vas a dejar que te oprima luchar. –Le dije por dentro. Y cuando mi compañero se dispuso a atacar algo ocurrió. Fue un enorme temblor en todo el suelo. Aunque también parecía que las paredes se moviesen. Era algo enorme, y casi nos caemos de no ser por la guadaña. ¿Qué era eso? ¿Otro temblor? Aquí se estaba cociendo algo jugoso, y ya tenía ganas de continuar la investigación dejando de lado a este hombre. Así pues cuando el temblor cesó, y sin mirar siquiera si había caído o no el hombre, apuntamos hacia él y activó Hulk el modo de disparo de la guadaña para empezar a amedrentar contra su persona con innumerables disparos durante varios minutos, casi vaciando el cargador. Así era Hulk, no esperaba a nada ni a nadie, ni si quiera se presentaba antes de luchar, vaya. Esperaba que esos disparos fuesen suficiente para que al menos, nos dejase pasar.

Parecía que la agresividad en los disparos sin perdón de Hulk habían hecho desaparecer al enemigo, literalmente. Esto no me daba un buen augurio, tan sencillo, se sentía mal. Cierto es que reconocía las habilidades de mi estúpida alma, sin embargo algo estaba mal. Además aún continuaba rondando por mi cabeza la idea de que este incompetente pudiese ser un usuario de Akuma. La gyojin comenzó a avanzar hacia lo que sería la siguiente sala, para finalmente quedar atrapada. Cada balazo que hube dado hacía que se desperdigara una sustancia que únicamente con la vista no era capaz de distinguirla a la perfección. Estas mismas sustancias atraparon las piernas de la gyojin para terminar por crear una prisión dura como roca. –Agg, cállate ya, cada vez que abres la boca algo malo sucede. Y no sé para qué avanzas teniendo aquí a una herida. –Decía Hulk a la gyojin, recriminándole que daba la impresión de que pensaba seguir dejándonos atrás. Siempre tan temperamental y saltando a la mínima, en fin.
De pronto y desde las paredes, de la misma sustancia ya mencionada, fueron al cuerpo de la gyojin unas agujas ya familiares para nosotros. Ahora estaba claro, se trataba de un usuario que seguía merodeando por aquí pero en una forma más etérea. No pude hacer nada para ayudar a la quejica, y ella al parecer tampoco consiguió frenar con éxito el ataque. La sustancia esparcida comenzaba a unirse con sus otras partes, para acabar formando de nuevo al joven rubio delante de nosotros, de nuevo. Esto iba a ser un problema. Parecía ser un logia, no disponía de armamento de kairoseki, y no podía usar Busoshoku Haki. Sin embargo esta situación únicamente pudo provocar una sonrisa en Hulk. –Parece que no eres completamente consciente de la situación en la que nos encontramos. –Le decía desde el interior, sin embargo él era así de necio y me ignoraba. –Tu tranquilo. –Me contestó. –Alguna vez nos tendría que pasar.
Sin darnos un respiro el engreído rubio comenzó a disparar hacia nosotros de nuevo. A modo de imitación esas agujas se dirigían hacia casi cualquier parte de mi cuerpo. Tenía que tener cuidado, al parecer tenían una función extraña puesto que la gyojin había terminado levemente paralizada, aunque también puede ser que hayan impactado en zonas claves del cuerpo que hayan provocado esa reacción. Había que pensar rápido. No volvería a funcionar lo de antes, ahora no nos valdría cubrirnos con la hoja de la guadaña, dejaría al descubierto varias partes. Había que actuar con inmediatez así pues, con las balas que quedaban del cargador Hulk comenzó a disparar hacia las agujas, con suerte podría deshacerme de ellas. Pero justamente cuando pensé que ya había inutilizado a la gran mayoría, me llegaron unas cuantas a la cadera izquierda. Maldito Hulk, tenía que disparar de una forma que pudiese evitar que nos pillase por cualquier lado, aunque tampoco podía culparle, ya era consciente de que no podríamos zafarnos de todas las agujas, era normal que alguna nos llegase a dar. Además de que iban a una buena velocidad. Otras me rozaron levente la pierna derecha, haciendo que sintiésemos que algo nos había tocado, sin embargo las que fueron al estómago acabaron por clavarse.

El ataque había cesado. –Disculpa. –Dije yo, pero a través del cuerpo y la voz de Hulk, hacia el de cabello albino. –Todavía no te has molestado en presentarte. Dejando el hecho de que nos has dado una fogosa bienvenida, es de mala educación no hacerlo. –Decía mientras Hulk por dentro me ordenaba que parase de hablar por él. Estas cosas él las odiaba, pero aunque tan sólo quisiera luchar sin más, debía de saber que había que recolectar cierta información. –¿Qué son estas instalaciones? ¿Trabajas con el Doctor Takuto? –Le pregunté mientras Hulk ya que no podía hablar, decidió cambiar e introducir un cargador nuevo para poder disparar con la guadaña. –Y para no ser tan descortés como usted, le digo que está luchando con alguien conocido como Hulk, aunque su cerebro sea más importante, L.
Ya nos había presentado, y faltaba esperar una respuesta, en caso de que la diese. Mas de pronto, otro temblor surgió, sin embargo este fue más suave que el anterior. ¿Qué estaba sucediendo? La verdad es que lo primero que pasó por mi cabeza fue cierta guerra de hace ya mucho tiempo atrás, en la cual MarineFord fue derruida a base de terremotos. Pero no, no era un temblor como el de un terremoto tan grande, y dudaba de que el usuario de dicha fruta se encontrase aquí. Junto al cese temprano del temblor, escuché algo. Era como un susurro, pero un escalofrío me recorrió el cuerpo. No me representaban los malos augurios, pero sentía que algo andaba mal.
Pero había que centrarse a lo que estábamos. -¿Qué está pasando? –Le preguntó Hulk al muchacho. Al parecer el temblor hizo que perdiese mi concentración para poder seguir hablando a oídos de todos. –En fin, te toca a ti. –Le dije por el interior a mi compañero. –Pero quítate las agujas que se te han clavado en el costado, o te será más complicado moverte. –Le advertí, y así lo hizo… Pero sentía algo extraño. En ocasiones no me agradaba tanto tener siempre la razón, pues efectivamente, notaba que mis movimientos en la zona afectada se encontraban algo restringidos. Tsk, menudo incordio de hombre. Mi compañero se quedó un momento analizando la situación… Eso era bastante particular y pocas veces lo veía. Finalmente habrá notado que luchaba con alguien que no era normal y que nos encontrábamos en un situación un tanto difícil. Noté que incluso estaba pensando un plan… Parece que ahora Hulk iría en serio.
Acabando con el silencio incómodo comenzó a disparar al piso, haciendo un levantamiento de polo. Siguió disparando hasta que fuese difícil poder ver el escenario, sin embargo usando la memoria y con la experiencia de este muchacho en combate pudo moverse hacia un lateral para ir en contra del rubio. También disparó a la superficie del “pasillo” donde estábamos, por encima del rubio para que el “techo” cayera sobre el albino. Si conseguía sobrevivir a la caída del techo, se las vería con el filo de la guadaña. Tal vez pudiera ser inmune a las balas, ahora veríamos qué tal contra filos. El plan sería cortarle a partir del cuello, y rajarlo diagonalmente desde su hombro izquierdo hasta la pierna derecha. Según tenía entendido los usuarios de Logia, a menos que lo condicionaran no siempre su cuerpo sería de su elemento. Si no podía verme, no podría saber cuándo recibiría el golpe. Si esto funcionaba podríamos librarnos de él y tener un problema menos. Ese mal sentimiento de antes me avisaba de que esto no sería más que el primero de varias dificultades.