La pérdida es solo el comienzo de algo grande. [Priv. Pasado][Rose & Laxus]

Llevaba varios días en Baterilla. Quería irme, pero no encontraba el momento adecuado, algo me seguía atando a esta isla. El viento movía mis cabellos de un lado a otro y las olas del mar chocaban contra la arena dejando a la vista una pequeña espuma que contrastaba con la dorada arena y el agua cristalina. Aparté los mechones de mi frente para poder ver con claridad. Llevaba bastante tiempo en esa playa abandonada. Nadie solía visitarla y para mi era como una especie de refugio al que huir cuando me sentía sola.

Me levanté y sacudí toda la arena. Cuando me ponía a pensar las horas siempre se me pasaban volando y perdía la noción del tiempo. Meditar me ayudaba a mantener la mente en blanco e ignorar todo lo que me rodeaba para así poder alcanzar una paz interior que nadie es capaz de proporcionarme.

Abandoné la playa al cabo de un rato y caminé vagando por los senderos del bosque hasta llegar al pueblo. No tenía nada que hacer así que me metería en el cuarto de la posada en la que estaba hospedada. Sin embargo decidí dar un rodeo para hacer más larga la ida. En definitiva a la mañana siguiente partiría de nuevo al mar. Llegué a una plaza bastante ajetreada y ahí me detuve a mirar todo tipo de puestos con comida, tenían un aspecto apetecible.

Baterilla, una isla del South Blue. Ahí estaba él, sacando su barco del océano y dejándolo en la arena para de ese modo no perderlo y tener como seguir viajando después de todo era la única manera de hacerlo, al menos, de forma segura. ¿Por qué estaba allí? Buscaría pistas sobre el paradero de su padre, Midorima Shintaro. Aquel pirata de pelo verde que según sabía había estado en tres bandas diferentes. La primera, Sons Of Anarchy, capitaneada por la ex – Shichibukai Dark D Rose. La segunda, Kage Akuma, capitaneada por la pesadilla andante Kedra. Y la tercera y última banda conocida, The Blue Rose Piratas, que estaba al mando del actual Shichibukai Dexter Black. Es decir, tres personas sabían dónde podía estar. El problema era encontrar a esas tres personas, los tres de alguna u otra forma se han ganado un nombre y todos son increíblemente fuertes. Por eso mismo, debía jugar al detective y encontrarlos.

– Bien. Aquí vamos. – dijo Laxus mientras estiraba sus brazos.

Sabía de memoria donde estaba el pueblo. No, no la había visitado antes pero sí había visto un mapa y conocía el camino. Si había un lugar donde uno podía recolectar información con suma facilidad era una taberna. Era por lejos, uno de los mejores lugares donde podía buscar. Suspiró mientras atravesaba el bosque y luego de unos minutos caminando, finalmente, llegó al pueblo. ”Bien, entonces, preguntare por el paradero de esos tres y también por el paradero de mi padre. Es imposible que no hayan escuchado cosas de él.” – pensaba mientras entraba a la primera taberna que veía. Como lo sospechaba, el olor a alcohol y tabaco eran los primeros que entraban por sus fosas nasales. El ruido de las carcajadas los primero que oía. En el lugar no caía ni siquiera un alfiler, estaba más que lleno. Se sentó en la barra.

– Quiero un poco de sake. Por favor. – dijo mientras llamaba al dueño del bar. Un anciano de unos setenta años, pelo totalmente blanco como la nieve, ojos de color café y también su piel era un poco más oscura que el resto. Era moreno. No tardó en llegar a donde él estaba y le entregó el vaso mitad lleno de sake y también una botella de este mismo licor. – Viejo, tengo una pregunta… ¿Conoce el paradero de Midorima Shintaro? – preguntó mientras se tomaba todo el contenido del vaso de un solo trago. Sintió la frescura y el buen sabor de ese trago. Fenomenal.

– No, no lo conozco. Hace meses que no escuchamos nada de él. Inclusive, hasta su capitán desde la tragedia en Mariejoa ha bajado su actividad. – respondió mientras limpiaba uno que otro vaso. – Aquel pirata del pelo verde… Era fuerte, no por nada era uno de los mejores en su banda, inclusive, podía decirse que era el mejor amigo del capitán. O, por lo menos, esa era la relación que se veía entre ellos. No había periódico que no los nombrara. Ahora, ambos están sin actividad, seguramente, planeando un nuevo golpe. – dijo con una leve sonrisa. Conocía a la perfección lo que había pasado en la tierra de los dragones celestiales. Una cruel guerra entre los Trilobites y el Ouka Shichibukai, la Marina y el Gobierno Mundial. Hubo grandes pérdidas para ambos lados. De los hombres peces, Krabbo Pinza Negra, y de los guardianes de la justicia, el Almirante Kurotora, Lion D Karl.  Uno de los hombres más fuertes del mundo y que inclusive acabó con el Gorosei. Fue una masacre lo que ocurrió en esa isla.  

– ¡¿Midorima Shintaro?! ¿Para que buscas a ese idiota? – escuchó desde atrás. Se dio media vuelta con fuerza y lo vio de pie. Un hombre casi tan alto como él, estaba borracho y se le notaba en su cara. Estaba rojo como tomate y su vista estaba ida. – Solo es un idiota más con aires de grandeza. No merece vivir. Menos mal que no dejó hijos… Sino todos estarían malditos y solo serían escoria. – Eso fue suficiente. Laxus, sin importarle que estaba borracho, y de un puñetazo lo mando a volar destrozando la pared de la taberna. Su cuerpo cayó en el pueblo. No lo iba a perdonar, salió por el mismo agujero que había dejado el cuerpo de aquel borracho. No le dio tiempo a levantarse y empezó a golpearlo en el rostro, una y otra vez. No se detuvo ni siquiera cuando sus puños se estaban llenando de su sangre… Sus ojos verdes estaban inyectados de un instinto asesino… Lo iba a matar ahí mismo, o por lo menos, dejarlo irreconocible.

Las calles estaban cada vez más transitadas por los pueblerinos. Los puestos de comercio se llenaban de compradores desquiciados por obtener comida o cualquier cosa que alimentase los vacíos existenciales de su vida, pero ni aún así lograrían obtener algo de provecho. Me aparté de los puestos y seguí caminando. El bullicio de las personas me molestaba y prefería estar en silencio o disfrutar de un poco de paz, últimamente había cambiado demasiado. Apreté el lazo de mi cabello y me dispuse a seguir caminando. No veía gran interés o algo que me atrajese enormemente y volver a la posada sonaba aburrido y conllevaría a que me tirase horas pensando en qué hacer.

Atravesé una calle y me encontré el cartel de una taberna, bastante vistoso. Quizás beber un poco y entrar estaría bien, algo de ayuda para pasarlo bien en un rato. Abrí la puerta lentamente y sonó un leve tintineo. Caminé unos pasos y la puerta se cerró sola haciendo que volviese a sonar el tintineo. Parecía haber calma a pesar del ambiente que se respiraba. Los hombres que había en la barra no parecían muy amigables y menos por su aspecto. Me senté en una mesa alejada del resto esperando a que viniese el tabernero, pero parecía estar demasiado ocupado. Apoyé el codo sobre la mesa y la mejilla sobre la mano, suspirando.

Un alboroto me llamó la atención. Levanté la vista buscando de donde venía el follón y me quedé mirando. Agh... Lo mejor sería irme, pero en cuanto me levanté escuché el nombre de Mido. Me detuve un momento. El joven rubio parecía tener mucho interés en buscarlo y el hombre que tenía entre manos iba a quedar muy magullado. Me acerqué lentamente y puse una mano sobre su hombro. - Déjalo. - Dije con un tono serio. - Suéltale o te meterás en un lío. Si lo dejas magullado la marina vendrá a por ti, así que te aconsejo que te vayas de aquí. - Tomé una pausa. - Conozco a Midorima. Si quieres saber algo ven conmigo. - Tras esto me separé de él y fui hacia la puerta.Quién sería y para qué lo buscaría?

En verdad ese tipo se merecía lo que estaba recibiendo. Los puñetazos iban y venían con fuerza, sin pausa… Hasta que de pronto sintió que le tocaban el hombro, era cierto, podía meterse en problemas con la Marina pero ¿Qué importaba? Había insultado a su padre y, peor aún, a él. Era un don nadie, un ebrio más del pueblo que no sabía ni la mitad de cosas que Laxus había tenido que ver, sentir, respirar y degustar. Estaba a nada de volver a conectar cuando escuchó el resto de la frase, alguien conocía a su padre y estaba justo ahí… Dejó al hombre en el suelo y se limpió la mano para girarse a ver quién era. Su sorpresa fue grande, era Rose ¿Qué hacía en un lugar como este? No dudó un solo segundo en empezar a caminar a su lado…

Ella estaba en la puerta, al verla de cerca se dio cuenta que era bastante hermosa. Más de lo que se había imaginado ”¿En qué piensas, idiota? Solo le preguntarás a ella sobre tu padre, es todo” – le recriminó con fuerza su conciencia. Era cierto, no se podía distraer y tenía que ir al grano… Aunque primero, quería comer algo. Su estómago se lo estaba pidiendo a gritos, sin esperar mucho entró en la taberna y miró al anciano de la barra.

-  Lo siento por eso, pagaré todo el daño. Lo prometo… – dijo con una sonrisa amable. Él dueño no tenía por qué pagar aquello si fue culpa. – De momento, por favor, llévame tus mejores platos a esa mesa. Que sea para dos. Y también, el mejor sake que tengas. – al finalizar se fue a una mesa que estaba al fondo en la esquina izquierda. Justa para dos personas, estaba alejada un tanto más alejada del ruido y estaba en una extraña atmosfera de paz. Si iban a hablar de un tema tan serio, se necesitaba tranquilidad y un poco de silencio. Y de forma extraña, esa mesa tenía todo lo que se buscaba… O al menos la mitad. Se sentó en la mesa y notó que el anciano ya estaba cumpliendo con su parte, una vez acabara con todos sus asuntos aquí, se iría con paz y pagaría todos los destrozos.

– Me parece de mala educación no presentarme. Soy Laxus Dreyar. Un gusto. – dijo sabiendo que su compañera no iba a tardar en llegar a su lado. Su corazón palpitaba con cierta fuerza y estaba algo nervioso. Tantas preguntas que quería hacerle y no sabía cómo mierda empezar. – Tú eres Dark D. Rose ¿Verdad? Ex miembro del Ouka Shichibukai y capitana de la banda Sons Of Anarchy, donde una vez estuvo Midorima Shintaro ¿no? – eran preguntas que no buscaban una respuesta. Solo estaba tratando de introducir el tema a la conversación y que mejor que mostrando que sabía más o menos todo de ella. – Seguramente, puedas saber de su paradero ¿no? Si es así, dímelo por favor. Lo estoy buscando. Hay ciertas cosas que quiero que me responda y tu quizás me puedas ayudar a saber dónde está. – una vez terminó. Cortó un pedazo de aquella carne, la combinó con ese arroz y esa salsa roja que tenía encima y se lo metió a la boca. Era delicioso, masticó tres veces y terminó por tragar sintiendo la explosión de los sabores. Luego de eso, sirvió el sake en los dos vasos y tomó parte del suyo para finalizar el deleite. Guardó silencio y esperó las respuestas de Rose.

Por suerte el muchacho había recapacitado y no siguió armando jaleo. Aunque en este pueblecito tan solo vendrían unos cuantos marines y no sería muy difícil derrotarlos. Sin embargo eso implicaría tener más recompensa por mi cabeza y ese muchacho no se si sería lo suficientemente fuerte para enfrentarse a él, además de que se metería en unos graves problemas por ser un impulsivo. Conocí a mucha gente con esos problemas y que siempre habían terminado mal. Por suerte había conseguido evitar una tragedia sobre el hombre que no sabía lo que hablaba, aunque a lo mejor se lo merecía por hablar palabras sin sentido.

Al parecer estaba arrepentido y mi idea de irme de este lugar se quedó en nada. Él decidió ir a la mesa así que le seguí. Era un lugar tranquilo y alejado del bullicio, perfecto para comenzar una charla amena. Eché la silla hacia atrás y me senté. Su nombre era Laxus, Laxus Dreyar. No sabía como me conocía, pero tenía demasiada información sobre mí algo que me llamó la atención. Apoyé la mano sobre la mesa para escuchar todo lo que decía.

Parecía que buscar a Mido era su gran prioridad. Sin embargo, a mi no me parecía tan buena idea hablar de ese tema. Me sentía incómoda recordando lo que hizo. Hice una mueca y le miré. Sus rasgos, sus gestos se parecían a los suyos. Muy extraño todo. Dejé de lado eso y comencé a darle todas las explicaciones. - Sí, soy Rose y Mido estuvo en la banda. Ahora mismo no sé nada de su paradero. Supongo que estará con los Blue Rose Pirates bajo el mando del Shichibukai Dexter. Hace menos de un mes que no lo he vuelto a ver. - Tomé una pausa. - Si no es mucha curiosidad...  ¿Para qué lo buscas? Quizás puedo ayudarte con las preguntas. Le conozc-... conocía bien, quién mejor que una amiga suya para hablar de él. - Apoyé la mano sobre la mejilla y sonreí. - Tengo la impresión de que me recuerdas a él, como cuando le conocí en una taberna con su "novia". No te pido que confíes en mi, sería extraño, pero... no pierdes nada intentándolo. Toda la ayuda siempre es bienvenida. - Tras eso me crucé de brazos esperando su reacción.

Laxus escuchó cada palabra de Rose. A decir verdad, en cierto modo, ya sabía que estaba en la banda de Dexter, pero el problema era ese… Ahora tendría que buscar a ese Shichibukai y, en parte, no sería fácil. Le prestó cuidado al detalle de que la pelirroja había conocido a la novia de Midorima, es decir, a su madre… Sakura. Que al igual que su padre, está en paradero desconocido. Aunque si encontraba al peliverde la encontraba a la par, o eso creía. ”Lo siento, Rose. No podré decirte mis motivos. No todavía, mi historia es imposible de creer.” – pensó mientras comía con tranquilidad viendo a la belleza de mujer que estaba al frente suyo. No podía perder el tiempo, era hora de reunir información de cómo era su padre, psicológicamente… Físicamente ya sabía cómo era y eran pocos los piratas con el pelo verde así que no iba a ser difícil encontrarlo.

La taberna empezaba a cubrirse de silencio. Al parecer, los pocos borrachos que quedaban en pie ya habían caído inconscientes por el alcohol. Un problema menos, ahora si se respiraba cierto aire de tranquilidad y verdadero silencio, o por lo menos, mejor que antes. Terminó toda su comida y volvió a rellenar su vaso con sake, era hora de conocer a su padre a través de una de sus amigas. La pelirroja, Rose.

– Bueno, se puede decir que él y yo tenemos asuntos pendientes. Nada grave a decir verdad, solo que me debe explicaciones. Por eso lo busco. – dijo mientras tomaba un poco de su vaso, dejándolo a la mitad. – Sería más fácil si tuviera una vivre card suya, pero no la tengo y solo me queda reunir pistas a través de sus capitanes, amigos o conocidos. Fue un alivio encontrarte tan rápido a decir verdad. – sonrió al recordar sus increíbles “peros” antes de salir de viaje. “Todos sus amigos están en Grand Line” “Me tomará años encontrarlo” “No tiene sentido esta búsqueda” “No hizo nada por mí y tampoco lo hará” Eran los pensamientos que siempre tuvo e inclusive de noche, cuando duerme también los tiene. Luego recuerda que su padre lo abandonó y el saber el por qué lo incitaba a seguir luchando una vez más. – Ya que no sabes dónde está ahora. Quizás me podrías decir cómo era él. Lo quiero saber todo, así me ayudarías mucho en la búsqueda. Si tengo como era psicológicamente y físicamente, será mucho más fácil encontrarlo. Sé que quizás es mucho pedir si apenas nos conocemos… Pero ayúdame, por favor. – finalizó tomándose todo el contenido de su vaso, y ahora sí, estaba más que satisfecho y lleno con la comida. Miró a los ojos a Rose y esperó impaciente alguna respuesta.