Un naufrago peleón (Moderado Mazinger X)

Te levantas en una playa bastante grande, de arena fina y blanca, la tormenta de anoche, la que te pillo en medio del mar parece que al final terminó por hundir tu barca. La verdad es que no sabes como te salvaste. Ahora mismo no sabes donde estas, pero si que es de día, pues el sol luce con fuerza, además al tocarte la cabeza la notas bastante caliente. Los restos de tu barca se encuentran repartidos por toda la playa, aunque por los restos que ves cerca tuyo no parece que quede nada útil a menos que sepas hacer algo con maderos partidos. La playa en la que te encuentras se pierde en el horizonte por los laterales y por delante lo que ves es un bosque frondoso. Tendrás que elegir un camino, pero la cabeza te empieza a doler, quizás algo de agua ayudara, ¿Cuanto llevas inconsciente o sin beber? ¿Qué vas a hacer ahora?

Desperté en esa isla por el sol que me estaba perforando la piel y ya me estaba empezando a quemar. Me costó levantarme y la cabeza estaba como si quería estallar. Los trozos de mi barca estaban rotos. No podía salir tan fácilmente de la isla. Como la cabeza estaba muy caliente decidí que echarme un poco de agua por la frente no vendría mal.
Después de hacer esto, mire que quedaba en los restos de la barca, las provisiones y los víveres del agua los había perdido, solo quedaba mi revolver pero estaba oxidado y las balas se debieron haber perdido por el azote de los mares en medio de una tormenta. Partí un trozo de barca en varias partes, unas bastante pequeñas y una bastante más grande y algo afilada. De los restos de la barca solo me llevé el revolver y los maderos rotos.

Calculo que llevaría poco menos de un día inconsciente porque el sol solo me hizo unas quemaduras poco importantes en los hombros. Después de volver a refrescarme la cabeza con agua marina fui a ver que encontraba en el bosque.

Parece que ha sido buena idea mojarte la cabeza, el dolor va desapareciendo. Pero aún notas sed, y bastante. Tras recoger los maderos y el revolver(no le a dado tiempo a oxidarse) te adentras en el bosque. Nada más entrar la sombra te alivia, al fin no te da ese sol de justicia de la playa. No parece que haya ningún sendero por el que avanzar. Notas que incluso aquí hay restos de tu barca, ¿Quizás haya algo interesante? Por otro lado el bosque parece que se hace más denso cuanto más se aleja de la playa, creciendo muchos matorrales y arbustos entre los arboles.

Ahora que escuchas bien, eso que oyes ¿no es agua cayendo? Además un ruido extraño viene desde la playa. ¿Puede que sea mejor que seguir el ruido del agua? ¿Qué haras?

Tras un rato andando por el bosque sin encontrarme nada de provecho empecé a escuchar unos ruidos muy débiles que chocaban con las hojas de los árboles. Me dí cuenta de que estaba empezando a llover pero además escuchaba unos ruidos que venían de la playa, pero tenía sed por tragar en el naufragio agua salada. Al ver trozos de mi barca en medio del frondoso bosque me extrañé pero no le dí importancia porque vi un lado de la barca que estaba en curva. Era perfecto para recoger agua y poder quitarme esta sed que empezaba a ser algo molestas. Sin pensarlo guardé el revolver en uno de mis bolsillos de mi pantalón, aunque estaba algo roto podía mantener el peso. Cogí el trozo curvo. Al hacerlo se reveló otro trozo más pequeño, pero que en él había una bolsa mojada. La revisé y encontré un par de monedas y una manzana. Decidí comérmela en el momento, sabía bastante mal pero el jugo calmo algo de mi sed. Después del pequeño tentempié, me puse en marcha hacia la playa con el trozo de barca curvado y con las monedas encontradas en el bolsillo junto a mi revolver.

En cuanto te alejas un poco de la zona parece que ya no llueve, además el ruido que escuchabas en la playa desparecé. Ahora que tus ojos se han acostumbrado a menos luz puedes ver todo con algo más de detalle, de los arboles cuelga frutos algo raros, son alargados y de color blanco como la arena. Además puedes ver algunos restos de algas en las ramas más bajas, vaya son justo en las que no hay frutos, que cosa más curiosa. Si miras para atrás ves que siguen cayendo gotas, aunque no demasiadas.

Además ahora que estas más cerca de la playa los arboles te dejan ver el cielo y esta despejado, que isla tan rara verdad. Quizás no sea sea lluvia después de todo, o puede que este localizada solo allí. Anda y ahora que es eso, parece que un grupo de monos se acerca, pero al verte paran en seco y te observaban, no pareces el primer humano que ven, pero parece que esperan que hagas algo.¿Continuaras hacia la playa, jugaras con los monos o volverás sobre tus pasos?

Al salir del frondoso bosque me di cuenta de que no llovía. ¿Cómo esto era posible?
Podría pensar que eso no era agua y era alguna otra sustancia líquida o agua que hay entre los árboles pero todo eso me resultaba muy extraño. Al pasear de nuevo por la playa miré otra vez hacia el bosque. En el bosque llovía y aquí no. Era demasiado extraño, podía ser que hubiera una nube exactamente dentro del bosque o que estuviera más allá del otro extremo del bosque y las gotas del agua fueran arrastradas por la fuerza del viento. Pero era muy extraño, podría ser el clima de esta isla, podría ser la humedad condensada, podrían ser tantas cosas...
También me fijé en que de unos árboles colgaban unos frutos blancos. Parecían deliciosos pero no sabía si eran venenosos y para asegurarme fui a ver si había alguna referencia en mi libro de grandes guerras.
¡Espera un momento! ¿Y mi libro? ¿Donde estaba mi libro? Podría haberse perdido en el naufragio, pero mis esperanzas me lanzaban a buscar mi libro en los restos de la barca, si no lo encontraba en los restos de la barca era capaz de buscarlo por toda la isla por el cariño que tenía a ese libro. Me dejé de preocupar momentáneamente por el libro cuando vi a unos monos. Eran varios y se dedicaban a jugar con unas piedras y se estaban despiojando, eso me dio la idea de saber si los frutos eran venenosos, posiblemente si la fruta era sana, los monos ya la habrían probado así que decidí dársela a ellos. Arranqué una y se la tiré.
Los monos empezaron a examinarla y uno de ellos peló la cáscara y le dio un bocado, solo faltaba esperar a cómo reaccionarían.

Parece que el mono está bien tras comer la fruta que le has lanzado, de hecho, parece que le ha gustado bastante. El resto de monos que lo ven sienten curiosidad o envida, quien sabe, y cogen frutos para comérselos también. El primero está ahora recogiendo frutos, y los otros pronto se unen a él, y parecen bastante territoriales, quizás no fue una buena idea después de todo. A tu espalda ves un grupo de marines, cuatro para ser exactos, con ropas de recluta. Están registrando los restos de la barca y parece que uno ha encontrado algo interesante pues llama al resto para enseñarles algo. No sabes por dónde han llegado, ni que hacen allí pero sea lo que sea que hayan visto posiblemente sea tuyo, aunque pude que quieran que lo pruebes, cosa que te resultaría bastante ¿no crees? Bueno, puedes volver al bosque y buscar de nuevo el libro, agua y comida o ¿quizás esos reclutas puedan ayudarte y devolvértelo que hayan encontrado, si es que es tuyo?

Maldita sea. Los monos no me dejan coger la comida.
Esbozo una leve sonrisa en la cara por que la situación me parece bastante cómica y vuelvo a buscar algo de comida, agua y sobre todo mi libro. También tenía que pensar en lo que ocurría en esa isla y por qué llovía en un sitio y en las orillas del mar no caían gotas de agua. Lo que sucedía en esa isla era muy extraño.
Dejé atrás a los monos y me dirigí a andar por la costa de la isla para ver si podía encontrar algo que sirviera de utilidad. A lo lejos divisé a unas personas que estaban revisando unos restos de mi barca. ¿Quienes eran?
Eran marines, cuando vi sus uniformes me asusté un poco porque pensaba que ellos me reconocerían por la apenas "familla" que me había ganado robando unos miseros objetos de poco valor. Ni siquiera tenía recompensa pero yo tenía miedo de que me reconocieran.
Ellos me vieron y al ver mi aspecto desaliñado que tenía se fueron acercando a mí.

Los marines notan que te pones nervioso, se miran entre ellos y se empiezan a acerca más despacio. Detrás tuyo los monos se pelean por los últimos frutos que quedan, quizás piensen que tu tienes alguno y decidan acercarse. Por otra parte ves que uno de los marines tiene un libro en la mano, ¿Puede que sea tu libro?

-Buenas,-empieza uno de los marines- vimos los restos de la barca mientras patrullábamos, ¿Es suya?- de momento parecen que no te conocen- encontramos esto junto a algunas otras cosas un poco más arriba si es un naufrago podría acompañarnos y le ayudaríamos gustosos.-Vaya si parecen hasta simpáticos.

Puedes volver hacia la selva y averiguar el misterio de la lluvia, esperar a ver que hacen los monos adictos a las frutas que le diste o hablar con los marines, aunque no estaría de más contestarles, al menos para no parecer sospechoso y esas cosas. Además si han recuperado más pertenencias tuyas podrían incriminarte si las leen sera mejor que no las tengan mucho tiempo ¿no?

Al ver que se seguían acercando intenté recobrar la compostura, pero estaba bastante cansado necesitaba beber algo de agua así que no me quedaba otra que hablar con esos marines. Me miraron y gritaron:
- ¡Eh, tú, si tú, ven aquí!- Me dijo casi de un tono despectivo.
- ¿Quien yo? Si, claro, sino ¿quien va a ser?- Respondí nervioso a la par que asustado.
Me acerqué lentamente hacia ellos me dí cuenta de que uno de ellos tenía un libro. Podría ser el mío, pero no iba a saltar hacia él, arrebatárselo de sus manos y salir corriendo sería bastante posible de que me arrestaran y sería posible que no fuera el mío.
- ¿Qué hace usted por aquí con ese aspecto? ¿Le ha sucedido algo?- Preguntó el que parecía ser el jefe de la cuadrilla de marines, algo más cortés.
- No me acuerdo de cómo acabé aquí, creo que naufragué y mi barcaza terminó aquí destruida. Esos restos son de mi barca- Señalé a las piezas esparcidas por todo la playa.

Los marines parecen algo extrañados pero te creen, a fin de cuentas tu aspecto coincide con tu versión. Uno de ellos te tiende un libro que lleva y dice que lo ha encontrado un poco más adelante en la playa junto a más restos. Mientras los monos parecen avanzar más hacia vosotros por lo que los marines te piden amablemente que les acompañes hasta un lugar más calmado donde poder atenderte y hablar de lo sucedido. Si decides seguirles te llevaran hasta una cabaña con portalillo donde te acomodaran en un sofá, luego te traerán agua, y finalmente te preguntaran por lo que recuerdas y que hacías tu solo en un barca, cuando ellos habían anunciado el día anterior que iba a haber una gran tormenta. Si no decides ir con ellas tendrás a los monos adictos detrás de tuyo, buscando más comida de esa que les tiraste antes, y no parecen muy amistosos en este momento como para entender que no te queda.

- ¿Te parece bien ir con nosotros al puesto de mando para que podamos registrarte y darte un poco de agua y comida?- Me preguntó el marine cómo si me estuviera intentando venderme algo.
- Claro ¿por qué no?, seguro que después de eso saldré beneficiado y podré seguir mi viaje con las cosas que me habéis robado, digo, examinado para saber de quien eran ¿verdad?- Estaba muy asustado a la par que nervioso.
-No habrá problema, por supuesto. Anda chaval, acompáñanos deja a los monos de ahí, el cuartel está un poco lejos y no queremos que nos sigan esos bichos, podrían tener pulgas.- Dijo, dejando ver que era un hombre pulcro.
-Si, si, ahora os sigo, ir vosotros yo os sigo desde atrás.
Llegamos a las entradas de la ciudad. Era una ciudad bastante bonita, con edificios lujosos y calles llenas de júbilo y alegría, todos parecían felices, despreocupados. No como yo, iba con demasiado miedo en el cuerpo que estaba sudando. Ni idea de qué me estaba ocurriendo, solía a ser una persona tranquila y sosegada pero estaba nervioso.
Finalmente llegamos al cuartel, era de bajo presupuesto y no era nada del otro mundo, al entrar casi me da un ataque de pánico al ver la lista de los buscados de la zona.
- Siéntate aquí, por favor...

Una vez estas sentado ves que el cuartel se cae a cachos, quizás no fuera el cuartel principal. Ves a tu alrededor cuatro marines que no parecen más que reclutas, y de unas escaleras que bajan sube otro que parece ser cocinero con un plato de algo que huele de maravilla y que deja a tu lado diciendo que aproveche.

Uno de los marines que te trajo aparece por la misma escalera con una jarra de agua y un vaso, tras dártelo se queda cerca de las escaleras como vigilando. Al fondo de la sala la única a parte de la de salida y por la que entro el otro marine que te trajo sigue cerrada.

¿Qué vas a hacer ahora? Comer y beber puede que sea una buena idea, aunque como siempre eres libre.

Al ver el suculento plato de comida mi cuerpo sintió una felicidad infinita dado que yo tenía muchísima hambre y, la verdad, parecía que sabía muy bien así que llené el vaso de agua y bebí el líquido de un trago. Después hice desaparecer el plato de comida disfrutando de cada trozo y cada nuevo sabor cómo si fuera el último. Aunque creo que esto no fue buena idea pues la comida se me atragantó y me empezó a doler la barriga.
Me sentía un poco incómodo estando en un cuartel de la marina, en un sitio donde no me gustaba estar. Marines, enemigos jurados, así que encendí mis sentidos de pirata y observé unos papeles que estaban encima de lo que parecía ser la mesa del oficial. Suponía que eran importantes pero en el cuartel quedaba todavía un oficial, el que me había acompañado aquí pues los otros dos se habían ido a proseguir con su ruta. La suerte me acompañó esta vez. El oficial se levantó con una bolsa y me dijo:
-Toma, en esta bolsa hay un poco de comida y unas monedas para que puedas alquilar una barca y viajar a otra isla.- Bostezó en alto.- Yo me voy, cada segundo que paso en este cuartel me da más asco.-Dijo en un tono pesimista.
Acto después abrió la puerta y se marchó quedando sólo en el cuartel el cocinero y yo. Él estaba entre los fogones, así que robar los informes no me sería difícil.
Sigilosamente abrí la bolsa que me dio y metí todos los informes, papeles y carteles de búsqueda que había sobre la mesa en la bolsa, la cerré y salí pitando del cuartel.
Corrí por la calle donde estaba situado en el cuartel, en ella me encontré a el oficial pero eso no hizo disminuir mi velocidad, de hecho la aumentó.
El oficial me gritó:
- ¿Que te pasa muchacho? ¿A donde vas con tanta prisa? ¿Has visto una rata?
Hice oídos sordos y fui al puerto a alquilar una barca para poder leer tranquilamente los papeles.

Has tenido suerte, el oficial ignora que no le hayas prestado atención y sigue a lo suyo, rebuscando algo en la basura. Como vas corriendo no legas a oír lo siguiente que dice, pero parece preocupado. Por el resto de calles no hay nadie, y las tiendas parecen cerradas, de hecho cuando llegas al puerto solo está abierta la taberna. Ves varias atadas en el puerto, pero todas demasiado grandes para que pueda manejarlas una sola persona.
Si decides leer los papeles, uno de ellos es la lista de la compra del oficial, ¿Puede que por eso estuviera buscando en la basura, había tirado el verdadero informe?, los otros son carteles de Se busca, y por ultimo tienes una lista con los nombres, Den Den Msuhi y direcciones de los marines de la isla.