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Los ojos del espadachín pasaban por cada uno de los rivales que tenía enfrente, ese grupo sumaba un total de 8 traficantes que se habían infiltrado a ese buque con el propósito de transportar mercancías prohibidas, en ese caso, armas. La tormenta seguía haciendo de las suyas, realizando balanceos cada vez más significativos en el navío impidiendo una estabilidad perfecta; por otro lado, en popa y proa seguía sin cesar la actividad de los marineros combatiendo esa tormenta, algunas partes estaban dañadas pero seguían sin descanso los trabajadores de ese buque para sobrepasar ese temporal y poder continuar con su trayecto.
Brand sujetaba las dos katanas y miraba fijamente a los presentes, eran muchos y no eran precisamente amistosos, si tenían la oportunidad lo matarían. << He de ir con cuidado… no puedo dar ningún paso en falso >> en sus pensamientos resonó la voz de un espadachín, que coincidió con él en la Villa Cocoyashi << Si alguno de ustedes no ha estado nunca en una batalla le aconsejaré que apunten a la cabeza. Ya saben lo que se dice: un enemigo herido es solo medio enemigo; un enemigo muerto no es nada >> tenía toda la razón, en su mente pudo ver la forma de luchar del zorro humanoide, similar a la suya con el boken, para dejar a los enemigos incapacitados con el bastón. Eso lo presenció cuando estaba atónito ante la explicación del animal parlante de que era un marine, pero todos esos datos visuales se le quedaron grabados en la memoria, la forma en desarmar al marinero y derribarlos al suelo.
La voz de Renart despejó su mente de esos recuerdos – Renart, una vez, me dijeron que en una batalla un enemigo herido es medio enemigo; un enemigo muerto no es nada – lo miró de reojo ya que no dejaba de prestar atención a los traficantes de armas – Eres tú o ellos… - veía la distribución de los enemigos, ya estaba ideando una acción para iniciar la batalla, debía de analizar el espacio y no dar la espalda a nadie, mantener siempre la espalda despejada y un rival entre los otros con la finalidad de entorpecer sus movimientos y evadir posibles ataques.
- ¡Estáis rodeados! – comentó uno de los traficantes, como si esas palabras se trataran de un interruptor Brandom pasó a la ofensiva precipitándose con las dos katanas hacia uno de los enemigos, concretamente por uno de los extremos para no dar la espalda a ninguno de ellos. El choque entre la espada del rival y la katana del pirata resonó en aquella sala, Brand aprovechó la fuerza que ejercía su enemigo para que abriera una brecha en su defensa sin dejar de cubrirse con la katana que había utilizado para atacar, arremetiendo contra el marinero con el otro sable en un corte hacia el cuello, descendente y en diagonal seccionando a su paso una de las manos. Tres traficantes, al ver lo sucedido, fueron atacar al pirata; el espadachín pateó al marinero herido de muerte hacia esos tres individuos que iban a por él. Parecía ser que Brand estaba en su salsa, transmitía más cosas luchando que hablando, sus movimientos delataban años de entrenamiento con los sables, ese joven había tenido un proceso de aprendizaje inicial.
- ¡El marine será nuestro! – berrearon los cuatro restantes enemigos que fueron a por el zorro humanoide, dos llevaban como arma una espada y los dos restantes bastones.
Brand sujetaba las dos katanas y miraba fijamente a los presentes, eran muchos y no eran precisamente amistosos, si tenían la oportunidad lo matarían. << He de ir con cuidado… no puedo dar ningún paso en falso >> en sus pensamientos resonó la voz de un espadachín, que coincidió con él en la Villa Cocoyashi << Si alguno de ustedes no ha estado nunca en una batalla le aconsejaré que apunten a la cabeza. Ya saben lo que se dice: un enemigo herido es solo medio enemigo; un enemigo muerto no es nada >> tenía toda la razón, en su mente pudo ver la forma de luchar del zorro humanoide, similar a la suya con el boken, para dejar a los enemigos incapacitados con el bastón. Eso lo presenció cuando estaba atónito ante la explicación del animal parlante de que era un marine, pero todos esos datos visuales se le quedaron grabados en la memoria, la forma en desarmar al marinero y derribarlos al suelo.
La voz de Renart despejó su mente de esos recuerdos – Renart, una vez, me dijeron que en una batalla un enemigo herido es medio enemigo; un enemigo muerto no es nada – lo miró de reojo ya que no dejaba de prestar atención a los traficantes de armas – Eres tú o ellos… - veía la distribución de los enemigos, ya estaba ideando una acción para iniciar la batalla, debía de analizar el espacio y no dar la espalda a nadie, mantener siempre la espalda despejada y un rival entre los otros con la finalidad de entorpecer sus movimientos y evadir posibles ataques.
- ¡Estáis rodeados! – comentó uno de los traficantes, como si esas palabras se trataran de un interruptor Brandom pasó a la ofensiva precipitándose con las dos katanas hacia uno de los enemigos, concretamente por uno de los extremos para no dar la espalda a ninguno de ellos. El choque entre la espada del rival y la katana del pirata resonó en aquella sala, Brand aprovechó la fuerza que ejercía su enemigo para que abriera una brecha en su defensa sin dejar de cubrirse con la katana que había utilizado para atacar, arremetiendo contra el marinero con el otro sable en un corte hacia el cuello, descendente y en diagonal seccionando a su paso una de las manos. Tres traficantes, al ver lo sucedido, fueron atacar al pirata; el espadachín pateó al marinero herido de muerte hacia esos tres individuos que iban a por él. Parecía ser que Brand estaba en su salsa, transmitía más cosas luchando que hablando, sus movimientos delataban años de entrenamiento con los sables, ese joven había tenido un proceso de aprendizaje inicial.
- Brand:
- ¡El marine será nuestro! – berrearon los cuatro restantes enemigos que fueron a por el zorro humanoide, dos llevaban como arma una espada y los dos restantes bastones.
Renart
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Renart se quedó parado respirando y exhalando profundamente, cerró los ojos sintiendo los acelerados latidos de su corazón y puso sus pensamientos ajenos a lo que tenía a su alrededor “debo de centrarme en las técnicas del estilo de los tres reinos y usarlas del mismo modo que el me enseño, antes he estado a punto de caer por no haberlo hecho y haber cometido el error de distraerme” pensó Renart relajando los músculos de su cuerpo disminuyendo sus nervios poco a poco para sentir hasta la última fibra de su cuerpo y el correr de la sangre por las venas. Se quitó lentamente la chaqueta y el tiro al suelo dejando a la vista toda la parte superior de su cuerpo y el amplio corte al que trataba de ignorar para dirigir toda su concentración a la situación. Cuando los abrió, cuatro traficantes se dirigían hacia él
-os diré Trúhanes quien soy yo, yo, soy-comenzó a Decir blandiendo su bastón con la mano izquierda y agarrando su garra derecha -. ¡Yo Soy, Renart Lupin!-rugió esquivando a los que llevaban bastones y poniéndose de espaldas alzando el Bo desde su espalda deteniendo las espadas. Los de los bastones arremetieron nuevamente, la garra derecha hizo pedazos el bastón del primero y esquivo el segundo dándole una dentellada a la mano para obligarle a soltar su arma y mantenerle cogido con sus afilados colmillos. Una rápida patada en las costillas del primero seguido por una finta con la que se alejó de los que portaban espadas para propinar un rápido y doloroso golpe con el Bo al segundo directamente a la mandíbula, lo dejo inconsciente
Dirigió su mirada a los traficantes con espadas lanzando una mirada penetrante. Sin decir la más mínima palabra se abalanzo contra ellos, sin que les diese tiempo a reaccionar, Renart había roto las espadas con sus garras y empezado lanzarles una rápida serie de puñetazos y patadas mostrando la fuerza y velocidad que años de entrenamiento le otorgaron
-y una última cosa que tengo que deciros mis malhadados señores, me asegurade de que acabeis en manos del primer buque de la marina con el que nos crucemos-dijo mientras los dos últimos oponentes caían al suelo, miro arriba para susurrar con el puño en el corazón -. Maestro, hoy el estilo de los tres reinos que me transmitiste me han salvado la vida, una vez más yo le doy mi más sincera gratitud y espero que me halláis visto pelear y pido perdón por haberme dejado herir de forma tan vergonzosa-. Tras terminar cogió su chaqueta y se la puso en el hombro, apoya en la pared con sus músculos doliéndole de forma horrible por haberlos usados en exceso sin estar totalmente preparado para atacar con toda su fuerza
-bueno señor Brand-suspiro Renart tosiendo un poco -. Yo marcho a cubierta a ver si no estamos lejos de un lugar en calma, por esta ruta suelen pasarse a menudo buques de la marina así que iré a ver si localizo alguno que pueda acercarse a este mercante antes de que nos vayamos directos al cofre de Davy Jones, tu si quieres puedes atar a estos tipos y sacarles antes de que el agua inunde esta parte, necesitare que estos tipos confiesen despues de que toda prueba material de su fechoria este bajo litros de agua.- Renart vio como un poco de agua pasaba por la puerta atrancada, seguramente la parte grande de la bodega estaría medio llena de agua. Usando su bastón como apoyo salió de la bodega
-os diré Trúhanes quien soy yo, yo, soy-comenzó a Decir blandiendo su bastón con la mano izquierda y agarrando su garra derecha -. ¡Yo Soy, Renart Lupin!-rugió esquivando a los que llevaban bastones y poniéndose de espaldas alzando el Bo desde su espalda deteniendo las espadas. Los de los bastones arremetieron nuevamente, la garra derecha hizo pedazos el bastón del primero y esquivo el segundo dándole una dentellada a la mano para obligarle a soltar su arma y mantenerle cogido con sus afilados colmillos. Una rápida patada en las costillas del primero seguido por una finta con la que se alejó de los que portaban espadas para propinar un rápido y doloroso golpe con el Bo al segundo directamente a la mandíbula, lo dejo inconsciente
Dirigió su mirada a los traficantes con espadas lanzando una mirada penetrante. Sin decir la más mínima palabra se abalanzo contra ellos, sin que les diese tiempo a reaccionar, Renart había roto las espadas con sus garras y empezado lanzarles una rápida serie de puñetazos y patadas mostrando la fuerza y velocidad que años de entrenamiento le otorgaron
-y una última cosa que tengo que deciros mis malhadados señores, me asegurade de que acabeis en manos del primer buque de la marina con el que nos crucemos-dijo mientras los dos últimos oponentes caían al suelo, miro arriba para susurrar con el puño en el corazón -. Maestro, hoy el estilo de los tres reinos que me transmitiste me han salvado la vida, una vez más yo le doy mi más sincera gratitud y espero que me halláis visto pelear y pido perdón por haberme dejado herir de forma tan vergonzosa-. Tras terminar cogió su chaqueta y se la puso en el hombro, apoya en la pared con sus músculos doliéndole de forma horrible por haberlos usados en exceso sin estar totalmente preparado para atacar con toda su fuerza
-bueno señor Brand-suspiro Renart tosiendo un poco -. Yo marcho a cubierta a ver si no estamos lejos de un lugar en calma, por esta ruta suelen pasarse a menudo buques de la marina así que iré a ver si localizo alguno que pueda acercarse a este mercante antes de que nos vayamos directos al cofre de Davy Jones, tu si quieres puedes atar a estos tipos y sacarles antes de que el agua inunde esta parte, necesitare que estos tipos confiesen despues de que toda prueba material de su fechoria este bajo litros de agua.- Renart vio como un poco de agua pasaba por la puerta atrancada, seguramente la parte grande de la bodega estaría medio llena de agua. Usando su bastón como apoyo salió de la bodega
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El espadachín se enfrentaba contra tres traficantes, retrocedió un par de pasos para ganar algo de espacio mientras esos rivales se acercaban con cautela hacia él. Las dos katanas se alzaban firmes ante la estatura del pirata, con gesto serio esperaba la arremetida de sus adversarios. Uno de los desconocidos decidió atacar con un corte en diagonal descendiente, Brand interpuso una de las katanas para parar dicho golpe, con la otra le propino un corte dañando de forma mortal varios órganos internos, le golpeó con una patada para lanzarlo contra los otros dos traficantes.
Con el oído pudo escuchar a Renart combatir contra esos individuos, parecía ser que el zorro humanoide se defendía bien y estaba en pleno auge en su pelea; confió en que el animal parlante se las arreglaría, por eso se centró en esos malhechores que tenía enfrente. Esta vez decidió atacar él, se precipitó hacia los dos rivales por uno de los laterales, un choque de aceros resonó en el ambiente a un ritmo vertiginoso, después de compartir varias estocadas los primeros cortes llegaron, Brand logró herir a uno de los bandidos en el muslo, pero el joven también recibió un corte en el antebrazo, por lo que se movió hacia un lateral intentando que no le rodearan. En un fallo del rival, la espada quedó clavada en el suelo; ese segundo lo aprovechó el pirata para poner fin a la vida de ese traficante, para luego bloquear con una katana la arremetida del restante y propinarle un corte ascendente con el otro sable.
Brandom respiraba de forma agitada, había tenido un combate intenso pero había conseguido ponerle fin. Es en ese momento en que escucha las palabras de Renart, también terminó con los traficantes.
- ¿Cofre de Davy Jones? – le preguntó << ¿Qué será el cofre de Davy Jones…? Un tesoro... >> pensaba Brandom sin entender el significado de la frase de Renart. Luego afirmó a cada palabra del zorro, pero luego se le encendió el signo de exclamación en su mente - ¡No le digas nada a los marines de lo que sabes de mí! ¡Acepté ayudar si mantenías el secreto! – allí que pudo observar como el zorro marchaba de esa sala ayudándose del bastón, se acordó de su corte en el antebrazo y se rasgó un trozo de tela para aplicarse un vendaje improvisado.
Brandom fue en busca de una cuerda para inmovilizar a los traficantes que habían sido reducidos en esos enfrentamientos. El espadachín pudo ver como la puerta no aguantaría mucho, la tormenta estaba pasando factura y esas batallas en la zona interna del navío no ayudaron en nada. Se dispuso a subir a cubierta con las capturas, esperando encontrarse con Renart, el problema sería que sucedería si no se había informado al capitán de lo que había sucedido ¿Qué pensarían del espadachín?
Con el oído pudo escuchar a Renart combatir contra esos individuos, parecía ser que el zorro humanoide se defendía bien y estaba en pleno auge en su pelea; confió en que el animal parlante se las arreglaría, por eso se centró en esos malhechores que tenía enfrente. Esta vez decidió atacar él, se precipitó hacia los dos rivales por uno de los laterales, un choque de aceros resonó en el ambiente a un ritmo vertiginoso, después de compartir varias estocadas los primeros cortes llegaron, Brand logró herir a uno de los bandidos en el muslo, pero el joven también recibió un corte en el antebrazo, por lo que se movió hacia un lateral intentando que no le rodearan. En un fallo del rival, la espada quedó clavada en el suelo; ese segundo lo aprovechó el pirata para poner fin a la vida de ese traficante, para luego bloquear con una katana la arremetida del restante y propinarle un corte ascendente con el otro sable.
Brandom respiraba de forma agitada, había tenido un combate intenso pero había conseguido ponerle fin. Es en ese momento en que escucha las palabras de Renart, también terminó con los traficantes.
- ¿Cofre de Davy Jones? – le preguntó << ¿Qué será el cofre de Davy Jones…? Un tesoro... >> pensaba Brandom sin entender el significado de la frase de Renart. Luego afirmó a cada palabra del zorro, pero luego se le encendió el signo de exclamación en su mente - ¡No le digas nada a los marines de lo que sabes de mí! ¡Acepté ayudar si mantenías el secreto! – allí que pudo observar como el zorro marchaba de esa sala ayudándose del bastón, se acordó de su corte en el antebrazo y se rasgó un trozo de tela para aplicarse un vendaje improvisado.
Brandom fue en busca de una cuerda para inmovilizar a los traficantes que habían sido reducidos en esos enfrentamientos. El espadachín pudo ver como la puerta no aguantaría mucho, la tormenta estaba pasando factura y esas batallas en la zona interna del navío no ayudaron en nada. Se dispuso a subir a cubierta con las capturas, esperando encontrarse con Renart, el problema sería que sucedería si no se había informado al capitán de lo que había sucedido ¿Qué pensarían del espadachín?
Renart
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Renart se paraba algún momento dolorido, tenía prácticamente, todas sus fuerzas agotadas y difícilmente podría mantener un combate o estar de pie sin perder el equilibrio, se habría caído si no fuera por el apoyo proporcionado por el bastón “por favor, que la Marina tenga cerca un barco” pensó. Ya en cubierta, la tormenta pareció disminuir su ferocidad, se acercó a la borda para mirar a lo lejos, se divisaba una zona calmada y de cielo azul. Era donde la nave se dirigía.
La inclinación hacia proa por el agua que subía en la bodega se podía notar fácilmente, pero era algo bastante lento. Hasta ese momento no se había encontrado con nadie desde que abandono la cubierta interna de la nave, se preguntó si los que bajaron esos eran todos los que había, Subió al castillo de popa en busca de un catalejo que le sirviera para divisar la Marina. Entro al camarote del capitán, era un lugar sucio y de fuerte olor a alcohol. Lo registro bien afondo localizando un catalejo dentro del primer cajón de una mesa. Cerca del timón lo utilizo. Estuvo un buen rato mirando por todas direcciones sin avistar barco alguno. Después de un poco, sus ojos vieron una nave de casco pintado de azul y velas blancas con un águila en la vela y que tenía un rumbo de unos grados de diferencia que el mercante pero al que podrían alcanzar en una hora al menos
-¡barco a la vista!-grito Renart -. ¡Puedo decir sin temor a equivocarme que es de la Marina!-. Estaba bastante ilusionado y alegre. Pero al darse la vuelta, el capitán que hasta entonces había estado oculto, estaba frente a él, sostenía una pistola cargada con el que estaba apuntando a Renart
-dichoso monstruo de la Marina, he perdido una mercancía valorada en millones de berries y no solo eso, sino que por tu culpa mi barco acabada en el fondo del mar, ¿tú sabes cuánto me has costado, acaso lo sabes demonio vulpino de las narices?-el capitán estaba realmente furioso
-tus chanchos con el tráfico de armas ilegales a terminado, debes rendirte-dijo Renart moviéndose hacia la borda de popa tratando de buscar algo que le sirviera de cobertura en caso de disparo
-¡tú caerás primero, y ese espadachín te seguirá al fondo del mar!-el capitán galo el gatillo, la bala alcanzo el hombro izquierdo de Renart desestabilizándole y cayendo por la borda. Afortunadamente y con velocidad pudo usar la garra derecha para clavarla en la madera de la nave, en un punto en el que no se le podría ver desde lo alto. Estaba colgando con todo el cuerpo temblándole y a pocos metros del agua “maldición, espero que Brand tenga más suerte que yo” pensó Renart mirando como podría salir de esa
La inclinación hacia proa por el agua que subía en la bodega se podía notar fácilmente, pero era algo bastante lento. Hasta ese momento no se había encontrado con nadie desde que abandono la cubierta interna de la nave, se preguntó si los que bajaron esos eran todos los que había, Subió al castillo de popa en busca de un catalejo que le sirviera para divisar la Marina. Entro al camarote del capitán, era un lugar sucio y de fuerte olor a alcohol. Lo registro bien afondo localizando un catalejo dentro del primer cajón de una mesa. Cerca del timón lo utilizo. Estuvo un buen rato mirando por todas direcciones sin avistar barco alguno. Después de un poco, sus ojos vieron una nave de casco pintado de azul y velas blancas con un águila en la vela y que tenía un rumbo de unos grados de diferencia que el mercante pero al que podrían alcanzar en una hora al menos
-¡barco a la vista!-grito Renart -. ¡Puedo decir sin temor a equivocarme que es de la Marina!-. Estaba bastante ilusionado y alegre. Pero al darse la vuelta, el capitán que hasta entonces había estado oculto, estaba frente a él, sostenía una pistola cargada con el que estaba apuntando a Renart
-dichoso monstruo de la Marina, he perdido una mercancía valorada en millones de berries y no solo eso, sino que por tu culpa mi barco acabada en el fondo del mar, ¿tú sabes cuánto me has costado, acaso lo sabes demonio vulpino de las narices?-el capitán estaba realmente furioso
-tus chanchos con el tráfico de armas ilegales a terminado, debes rendirte-dijo Renart moviéndose hacia la borda de popa tratando de buscar algo que le sirviera de cobertura en caso de disparo
-¡tú caerás primero, y ese espadachín te seguirá al fondo del mar!-el capitán galo el gatillo, la bala alcanzo el hombro izquierdo de Renart desestabilizándole y cayendo por la borda. Afortunadamente y con velocidad pudo usar la garra derecha para clavarla en la madera de la nave, en un punto en el que no se le podría ver desde lo alto. Estaba colgando con todo el cuerpo temblándole y a pocos metros del agua “maldición, espero que Brand tenga más suerte que yo” pensó Renart mirando como podría salir de esa
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Una vez en la superficie Brandom pudo notar como la tormenta estaba pasando de largo, parecía ser que se avecinaba un claro y allí que se aseguró el espadachín viendo ese cielo azul en el horizonte. El gran barco se acercaba hacia ese punto y la sonrisa del pirata se agrandó viendo que lo peor del temporal había pasado.
<< Bien, podré continuar con mi viaje ¡Sí! >> estaba feliz, dejó a los traficantes inmovilizados a cubierta asegurándose de que no podrían moverse atándolos al mástil más grande. << Una cosa menos >>
Parecía ser que los marineros de ese lugar habían desaparecido o fueron los que bajaron a por él y el supuesto marine. Brandom no podía garantizar que no hubiera ningún marinero más, no lo sabía, pero toda la popa y proa estaba en completo silencio. Escuchó a lo lejos lo que parecía ser la voz de Renart y el espadachín empezó a correr para encontrarse con el animal parlante. Durante su trayecto pudo ver a lo lejos un barco de la marina – Mierda… ya están por aquí, si no me doy prisa tal vez pueda tener problemas. Tendré que despedirme de Renart y continuar con mi viaje… - murmuró apartando sus ojos de ese gran navío que se apreciaba a lo lejos.
Avanzó hacia la zona del timón y allí se quedó de piedra al ver el capitán, el propio hombre que le dio la bienvenida al barco, apuntar al zorro con una pistola. El alto mandatario de aquel buque disparó sin contemplación al animal parlante. Brandom solo pudo ver como el cuerpo del animal de forma humanoide se precipitaba por la borda - ¡NO! ¡RENART! – apretó los dientes con gesto de rabia al ver como ese desconocido había apretado el gatillo sin miramiento alguno.
El capitán le apuntó y el espadachín tuvo que ponerse a cubierto detrás de unos mástiles, la madera saltó por los aires tras el disparo. El pirata notaba el dolor en el antebrazo recordándole la intensa batalla que sucedió en la zona interna de ese barco que cada vez se acercaba más a su fin, se notaba ya la inclinación del medio de transporte a causa de la acumulación de agua por sus bodegas internas. Miró de reojo para ver si localizaba al capitán, pero otro disparo hizo que el peliblanco reculara.
<< Renart… >> si había caído al agua no tenía mucho tiempo. Brandom no logró divisar el lugar en el que recibió el disparo, pero si estaba vivo no sabía cuánto podía durar nadando en alta mar. Los pasos del capitán lo sacaron de sus pensamientos, sujetó con firmeza la empuñadura de sus katanas y las desenvainó sin hacer ruido. Fue bordeando el mástil con suma cautela, paso a paso buscando las espaldas del capitán, decidió correr hasta otra cobertura y el proyectil que disparó el líder de los traficantes le pasó rozando el hombro. El pirata clavó los pies al suelo con tal fuerza que la madera se desquebrajó, el enemigo estaba cargando el arma de fuego, era el momento de pasar al ataque. El joven espadachín se precipitó hacia el rival, antes de que el hombre pudiera volver a disparar había recibido un potente corte en “X” con las dos katanas dejándolo fuera de combate, afectando a varios órganos internos incapacitándolo para que no vuelva a atacar. Envainó los dos sables y se llevó la mano al hombro mientras avanzaba hacia la borda de aquel buque, miró hacia abajo y allí no pudo ver a nadie.
- ¡¡¡¡¡¡¡RENART!!!!!! – gritó a pleno pulmón, tal vez el animal estaba luchando entre el oleaje y no podía verlo, se quedó en silencio esperando recibir alguna respuesta, pero por el momento solo llegaba a escuchar el eco de su propia palabra.
<< Bien, podré continuar con mi viaje ¡Sí! >> estaba feliz, dejó a los traficantes inmovilizados a cubierta asegurándose de que no podrían moverse atándolos al mástil más grande. << Una cosa menos >>
Parecía ser que los marineros de ese lugar habían desaparecido o fueron los que bajaron a por él y el supuesto marine. Brandom no podía garantizar que no hubiera ningún marinero más, no lo sabía, pero toda la popa y proa estaba en completo silencio. Escuchó a lo lejos lo que parecía ser la voz de Renart y el espadachín empezó a correr para encontrarse con el animal parlante. Durante su trayecto pudo ver a lo lejos un barco de la marina – Mierda… ya están por aquí, si no me doy prisa tal vez pueda tener problemas. Tendré que despedirme de Renart y continuar con mi viaje… - murmuró apartando sus ojos de ese gran navío que se apreciaba a lo lejos.
Avanzó hacia la zona del timón y allí se quedó de piedra al ver el capitán, el propio hombre que le dio la bienvenida al barco, apuntar al zorro con una pistola. El alto mandatario de aquel buque disparó sin contemplación al animal parlante. Brandom solo pudo ver como el cuerpo del animal de forma humanoide se precipitaba por la borda - ¡NO! ¡RENART! – apretó los dientes con gesto de rabia al ver como ese desconocido había apretado el gatillo sin miramiento alguno.
El capitán le apuntó y el espadachín tuvo que ponerse a cubierto detrás de unos mástiles, la madera saltó por los aires tras el disparo. El pirata notaba el dolor en el antebrazo recordándole la intensa batalla que sucedió en la zona interna de ese barco que cada vez se acercaba más a su fin, se notaba ya la inclinación del medio de transporte a causa de la acumulación de agua por sus bodegas internas. Miró de reojo para ver si localizaba al capitán, pero otro disparo hizo que el peliblanco reculara.
<< Renart… >> si había caído al agua no tenía mucho tiempo. Brandom no logró divisar el lugar en el que recibió el disparo, pero si estaba vivo no sabía cuánto podía durar nadando en alta mar. Los pasos del capitán lo sacaron de sus pensamientos, sujetó con firmeza la empuñadura de sus katanas y las desenvainó sin hacer ruido. Fue bordeando el mástil con suma cautela, paso a paso buscando las espaldas del capitán, decidió correr hasta otra cobertura y el proyectil que disparó el líder de los traficantes le pasó rozando el hombro. El pirata clavó los pies al suelo con tal fuerza que la madera se desquebrajó, el enemigo estaba cargando el arma de fuego, era el momento de pasar al ataque. El joven espadachín se precipitó hacia el rival, antes de que el hombre pudiera volver a disparar había recibido un potente corte en “X” con las dos katanas dejándolo fuera de combate, afectando a varios órganos internos incapacitándolo para que no vuelva a atacar. Envainó los dos sables y se llevó la mano al hombro mientras avanzaba hacia la borda de aquel buque, miró hacia abajo y allí no pudo ver a nadie.
- ¡¡¡¡¡¡¡RENART!!!!!! – gritó a pleno pulmón, tal vez el animal estaba luchando entre el oleaje y no podía verlo, se quedó en silencio esperando recibir alguna respuesta, pero por el momento solo llegaba a escuchar el eco de su propia palabra.
Renart
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Precisión
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Agudeza
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Renart colgaba, la mano seguía cogía a la garra de acero pero cada vez le costaba más. La bala seguramente continuaba dentro de su carne, lo notaba por el calor del plomo. Todo el brazo izquierdo estaba prácticamente inutilizado y le costaba mantenerse consciente “esto no puede acabar así, todavía estoy demasiado legos de la verdad” pensó Renart. Su mano derecha estaba flojeando por mementos parecía que se iba a caer de un momento a otro, sin embargo su voluntad le seguía manteniendo. Apoyo sus patas en la madera de la nave, miro abajo, el timón que direccionaba la nave estaba a poco de estar totalmente fuera del agua.
-esto…es malo-dijo Renart. Puede que la tormenta fuese menos violenta pero algunas olas seguían siendo bastantes altas y peligrosas. Una ola de tamaño imponente se acercó por el lado de estribor golpeando con violencia la zona de popa. Renart quería mantenerse sujeto pero la garra cedió y junto a ella acabo en el agua. Flotando en el agua abrió los ojos viendo a su derecha el costado de babor del mercante ya curvado y con el agua casi en la cubierta principal
-no…. Tengo que… seguir viviendo-gimió Renart. A su lado izquierdo vio el gran buque de la marina aminorando la velocidad, se escuchaba el grito de sus tripulantes y parecía que se habían percatado de que había un hombre en el agua que era de las cosas en las que más parecían se estaban centrando. Uno de los marineros grito al zorro mientras tiraba un salvavidas atado a una cuerda
-¡usted, por favor señor, lo que sea, si puede oírme, por favor agárrese al flotador y nosotros le subiremos!-
Por un momento, Renart vacilo. Nado con su mano derecha en la que la garra continuaba bien cogida, rodeo el salvavidas con el brazo derecho poniendo como pudo la garra en el cordel del pantalón. Tras esto cerro los ojos para quedarse tranquilamente inconsciente, él se había despertado poco a poco, por lo que podía deducir por las banderas era que se había despertado en una de las camas de la enfermería de la nave de la marina. A su lado, una mesa con toda su ropa seca y plegada bajo sus armas. Su cuerpo estaba vendado casi por completo. Hablo con el doctor en busca de respuesta, este le dijo que le habían extraído la bala y que la tormenta ya había terminado y que el barco mercante estaba en ruta al fondo del mar después de que hubiesen sacado a todos los traficantes que confesaron sus crímenes y que estaban encerrados en el calabozo del barco. El doctor le dejo un poco de intimidad para que pudiese ponerse la ropa y que con el bastón como apoyo pudiese salir a dar un pequeño paseo por la cubierta de la nave con todo marine volteándose a mirarle.
-me pregunto, que habrá sido de ese espadachín pirata, bueno tengo que alegrarme de que la marina haya salvado mi vida-murmuro Renart mirando al calmado y azul horizonte al que la nave se dirigía
(Off: bueno señor mío, con este post, marco el final de mi participación en este tema, espero que haya sido de su agrado)
-esto…es malo-dijo Renart. Puede que la tormenta fuese menos violenta pero algunas olas seguían siendo bastantes altas y peligrosas. Una ola de tamaño imponente se acercó por el lado de estribor golpeando con violencia la zona de popa. Renart quería mantenerse sujeto pero la garra cedió y junto a ella acabo en el agua. Flotando en el agua abrió los ojos viendo a su derecha el costado de babor del mercante ya curvado y con el agua casi en la cubierta principal
-no…. Tengo que… seguir viviendo-gimió Renart. A su lado izquierdo vio el gran buque de la marina aminorando la velocidad, se escuchaba el grito de sus tripulantes y parecía que se habían percatado de que había un hombre en el agua que era de las cosas en las que más parecían se estaban centrando. Uno de los marineros grito al zorro mientras tiraba un salvavidas atado a una cuerda
-¡usted, por favor señor, lo que sea, si puede oírme, por favor agárrese al flotador y nosotros le subiremos!-
Por un momento, Renart vacilo. Nado con su mano derecha en la que la garra continuaba bien cogida, rodeo el salvavidas con el brazo derecho poniendo como pudo la garra en el cordel del pantalón. Tras esto cerro los ojos para quedarse tranquilamente inconsciente, él se había despertado poco a poco, por lo que podía deducir por las banderas era que se había despertado en una de las camas de la enfermería de la nave de la marina. A su lado, una mesa con toda su ropa seca y plegada bajo sus armas. Su cuerpo estaba vendado casi por completo. Hablo con el doctor en busca de respuesta, este le dijo que le habían extraído la bala y que la tormenta ya había terminado y que el barco mercante estaba en ruta al fondo del mar después de que hubiesen sacado a todos los traficantes que confesaron sus crímenes y que estaban encerrados en el calabozo del barco. El doctor le dejo un poco de intimidad para que pudiese ponerse la ropa y que con el bastón como apoyo pudiese salir a dar un pequeño paseo por la cubierta de la nave con todo marine volteándose a mirarle.
-me pregunto, que habrá sido de ese espadachín pirata, bueno tengo que alegrarme de que la marina haya salvado mi vida-murmuro Renart mirando al calmado y azul horizonte al que la nave se dirigía
(Off: bueno señor mío, con este post, marco el final de mi participación en este tema, espero que haya sido de su agrado)
Brand
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- ¡¡¡¡¡RENART!!!!!– no había respuesta alguna, pasaban los minutos y no había señal del zorro humanoide. El pirata golpeó con firmeza el suelo de ese buque, descargando así toda la rabia que sentía acumulada. Tenía la imagen de ese capitán disparando, al animal de aspecto humano, grabada en su mente y le torturaba por dentro. Para Brand aunque el zorro fuera un marine, ya que se había creído toda la historia contada por Renart, el animal parlante se había comportado con honor y valentía, no merecía un final así, no después de haber combatido hasta el final cumpliendo con su objetivo. El oleaje seguía impactando en la zona de popa con violencia, dejando como resultado graves sacudidas, eran como si esas últimas olas dieran por finalizada la gran tormenta que había sacudido esa franja del East Blue.
Brandom se giró mirando el barco de la marina, cada vez estaba más cerca y ya se podía apreciar la actividad que había en la superficie de ese navío. Deberían haberse fijado en el estado del buque mercante, que cada vez se hundía un poco más, el agua ya había avanzado por las bodegas internas y la inclinación empezaba a ser peligrosa. Derrotado por el triste final de esa aventura se encaminó hacia una de las bordas, concretamente la que había su barca. Se dejó caer y cortó las cuerdas que la sujetaban, dejando que el pequeño medio de transporte cayera en la picada mar. El espadachín se sujetó y alzó la vela, luego con la ayuda de los remos y el fuerte viento puso rumbo hacia el claro que se veía no muy lejos de su posición, debía de salir de la totalidad de esa tormenta, por suerte, la iba dejando atrás.
El pirata miró a sus espaldas, dejando los remos en el interior de la barca; podía ver a los marines como abordaban el buque mercantil, pero desde esa distancia ni siquiera podía divisar lo que realmente hacían. Brand solo esperaba que el Renart hubiera tenido suerte, tal vez los propios marines lo encontraran y lo rescataran. Debía de pensar en positivo, no podía decaerse aunque se sentía mal por no haberlo podido ayudar.
<< Renart… ¡Nos volveremos a encontrar! >> miró seriamente el horizonte, adornado por el navío mercantil y el barco de la marina, los nubarrones se iban quedando atrás otorgando una imagen tétrica que significaba lo peligroso que podía ser una tormenta en plena mar. Por el otro extremo el mar tranquilo se cernía bajo ese cielo azulado, el sol impactaba con fuerza haciendo que el espadachín utilizara su mano para hacer sombra a sus ojos y poder ver mejor esa fina línea que separaba tanto el mar como el cielo, ese punto en que ambos opuestos se mezclaban.
<< He de continuar mi viaje y tendré que darme prisa antes de que la marina me chafe los talones >>
Glash D. Brandom se puso a remar con más intensidad, aprovechando ese tiempo en que los marines estaban ocupados interrogando a los traficantes y llevándolos a los calabozos del barco.
Brandom se giró mirando el barco de la marina, cada vez estaba más cerca y ya se podía apreciar la actividad que había en la superficie de ese navío. Deberían haberse fijado en el estado del buque mercante, que cada vez se hundía un poco más, el agua ya había avanzado por las bodegas internas y la inclinación empezaba a ser peligrosa. Derrotado por el triste final de esa aventura se encaminó hacia una de las bordas, concretamente la que había su barca. Se dejó caer y cortó las cuerdas que la sujetaban, dejando que el pequeño medio de transporte cayera en la picada mar. El espadachín se sujetó y alzó la vela, luego con la ayuda de los remos y el fuerte viento puso rumbo hacia el claro que se veía no muy lejos de su posición, debía de salir de la totalidad de esa tormenta, por suerte, la iba dejando atrás.
El pirata miró a sus espaldas, dejando los remos en el interior de la barca; podía ver a los marines como abordaban el buque mercantil, pero desde esa distancia ni siquiera podía divisar lo que realmente hacían. Brand solo esperaba que el Renart hubiera tenido suerte, tal vez los propios marines lo encontraran y lo rescataran. Debía de pensar en positivo, no podía decaerse aunque se sentía mal por no haberlo podido ayudar.
<< Renart… ¡Nos volveremos a encontrar! >> miró seriamente el horizonte, adornado por el navío mercantil y el barco de la marina, los nubarrones se iban quedando atrás otorgando una imagen tétrica que significaba lo peligroso que podía ser una tormenta en plena mar. Por el otro extremo el mar tranquilo se cernía bajo ese cielo azulado, el sol impactaba con fuerza haciendo que el espadachín utilizara su mano para hacer sombra a sus ojos y poder ver mejor esa fina línea que separaba tanto el mar como el cielo, ese punto en que ambos opuestos se mezclaban.
<< He de continuar mi viaje y tendré que darme prisa antes de que la marina me chafe los talones >>
Glash D. Brandom se puso a remar con más intensidad, aprovechando ese tiempo en que los marines estaban ocupados interrogando a los traficantes y llevándolos a los calabozos del barco.
- OFF ROL :
- Yo también doy por finalizado el rol. He de decir que me lo he pasado muy bien, buena aventura y muy buena imaginación; ha sido muy divertido. Muchas Gracias ¡Renart! Espero que también hayas disfrutado ¡Nos vemos!
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