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Akuma no mi
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Ya varias semanas han pasado desde que aborde el barco del shichinukai Byakuro, en parte se me ha sido complicado un poco el acostumbrarme al estar con gente a mi alrededor , ha pasado mucho tiempo desde que viajaba con alguien a mi lado, si he llegado a conocer gente con la cual he compartido un poco de compañía y algunas risas pero nunca iba más allá de eso , nos despedíamos y a saber cuándo nos volvíamos a encontrar, por lo tanto aun me costaba ser abierta con el grupo, solo con uno además de Byakuro e sido más cercana , alguien de la tripulación llamado Lowell, a parte de ellos dos no he establecido mucha conversación con los demás a menos de que fuese necesario, sin embargo a veces pienso que algunos aún no se acostumbran a mi presencia, pero no le daba mucha importancia a eso ya que mi mente estaba ocupada con varias cosas, sobre todo en el simple hecho de querer mejorar mis habilidades, Byakuro había prometido enseñarme no obstante al no haber encontrado una tierra perfecta para entrenar por lo tanto se ha postergado.
Una noche en la madrugada andaba caminando en plena cubierta desierta , siempre estaba acostumbrada a caminar por estas horas en el barco procurando no hacer mucho ruido para que mis compañeros no se despertaran ni se quejaran conmigo, un momento para mi sola donde pensara lo que pensara nadie iba a interrumpirme o por lo menos no hasta que saliera el sol, en eso me acercaba al borde del barco recargándome en el barandal mientras mi mirada se perdia en el horizonte de agua cristalina la cual esta noche no reflejaba nada, no había ni luna ni estrellas , por un momento creía que se avecinaba una tormenta pero solo eran las nubes que se agrupaban más y más pero no mostraban señal de llover por lo tanto me quedaba tranquila.
Mientras mis ojos seguían mirando el horizonte pequeños pero incesantes recuerdos borrosos se repetían como una mala jugada de mi mente, estos mismos recuerdos que me hacían sentir cada vez peor y culpable, sintiendo esa pesadez en mi pecho como si alguien lo estrujara por dentro evitando que respirara, mis manos las cuales estaban sujetas una a la otro se apretaban mutuamente mientras mordía un poco mis labios al intentar contener ganas de querer gritar de rabia, pero debía contenerme, aún era de madrugada y mucha gente dormía no quería ser la causa de su mal humor en plena mañana , poco a poco trataba de calmarme siguiendo mirando al mar ya que si cerraba los ojos se iba a hacer más claro ese horrible recuerdo que no me dejaba tranquila.
Una noche en la madrugada andaba caminando en plena cubierta desierta , siempre estaba acostumbrada a caminar por estas horas en el barco procurando no hacer mucho ruido para que mis compañeros no se despertaran ni se quejaran conmigo, un momento para mi sola donde pensara lo que pensara nadie iba a interrumpirme o por lo menos no hasta que saliera el sol, en eso me acercaba al borde del barco recargándome en el barandal mientras mi mirada se perdia en el horizonte de agua cristalina la cual esta noche no reflejaba nada, no había ni luna ni estrellas , por un momento creía que se avecinaba una tormenta pero solo eran las nubes que se agrupaban más y más pero no mostraban señal de llover por lo tanto me quedaba tranquila.
Mientras mis ojos seguían mirando el horizonte pequeños pero incesantes recuerdos borrosos se repetían como una mala jugada de mi mente, estos mismos recuerdos que me hacían sentir cada vez peor y culpable, sintiendo esa pesadez en mi pecho como si alguien lo estrujara por dentro evitando que respirara, mis manos las cuales estaban sujetas una a la otro se apretaban mutuamente mientras mordía un poco mis labios al intentar contener ganas de querer gritar de rabia, pero debía contenerme, aún era de madrugada y mucha gente dormía no quería ser la causa de su mal humor en plena mañana , poco a poco trataba de calmarme siguiendo mirando al mar ya que si cerraba los ojos se iba a hacer más claro ese horrible recuerdo que no me dejaba tranquila.
Byakuro Kyoya
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Colgado de la verga del palo mayor, como si de un murciélago estrafalario se tratase, Byakuro observaba pensativo la cubierta. Estaba bocabajo, con un ojo entrecerrado y el otro cerrado por completo. Los brazos, cruzados sobre el pecho, y la cabeza ligeramente girada hacia la izquierda. Tenía su mirada clavada en Diana, observándola desde había un buen rato.
- Vaya, vaya, vaya... -murmuró para sí mismo, mientras se preguntaba qué hacer. Tal vez estaría bien dejarla tranquila o bien ayudarla en lo que fuera que estuviese perturbandola. El caso es que se veía que no estaba muy tranquila.
Byakuro se sentó en el palo y se puso de pie, agarrando uno de los diversos cabos que colgaban del mismo. El chico se deslizó lentamente hasta cubierta, dejándose caer los últimos metros. Aterrizó con una agilidad felina, apoyándose en pies y manos para amortiguar el impacto, y posteriormente se levantó con lentitud, caminando hasta la borda de estribor. Diana se encontraba por aquella zona, así que se la cruzaría de frente.
- ¿No deberías intentar dormir? -le preguntó-. No es asunto mío, pero si no, por la mañana estarás cansada.
Dicho esto, el cazador observó más allá de la cubierta, viendo una isla bastante llana, a un par de millas de distancia, más o menos. El cazador supuso que era el rumbo que había tomado Shun. En efecto, escuchó un ruido de una de las puertas del castillo de proa y vio al samurai salir del interior del mismo, tapándose la boca para evitar soltar un bostezo. El albino no pudo evitar reírse un poco ante la escena. Shun caminó en silencio hasta el timón y lo giró perezosamente hacia la isla.
- O bueno, tal vez quieras desembarcar si tanto insomnio tienes... -le propuso el joven a la chica de pelo azulado.
- Vaya, vaya, vaya... -murmuró para sí mismo, mientras se preguntaba qué hacer. Tal vez estaría bien dejarla tranquila o bien ayudarla en lo que fuera que estuviese perturbandola. El caso es que se veía que no estaba muy tranquila.
Byakuro se sentó en el palo y se puso de pie, agarrando uno de los diversos cabos que colgaban del mismo. El chico se deslizó lentamente hasta cubierta, dejándose caer los últimos metros. Aterrizó con una agilidad felina, apoyándose en pies y manos para amortiguar el impacto, y posteriormente se levantó con lentitud, caminando hasta la borda de estribor. Diana se encontraba por aquella zona, así que se la cruzaría de frente.
- ¿No deberías intentar dormir? -le preguntó-. No es asunto mío, pero si no, por la mañana estarás cansada.
Dicho esto, el cazador observó más allá de la cubierta, viendo una isla bastante llana, a un par de millas de distancia, más o menos. El cazador supuso que era el rumbo que había tomado Shun. En efecto, escuchó un ruido de una de las puertas del castillo de proa y vio al samurai salir del interior del mismo, tapándose la boca para evitar soltar un bostezo. El albino no pudo evitar reírse un poco ante la escena. Shun caminó en silencio hasta el timón y lo giró perezosamente hacia la isla.
- O bueno, tal vez quieras desembarcar si tanto insomnio tienes... -le propuso el joven a la chica de pelo azulado.
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Sumida en mis pensamientos continuamente este mismo fue interrumpido cuando el peli blanco jefe del barco me había dirigido la palabra.
-Es que en verdad no puedo dormir, aunque ya estoy acostumbrada a dormir poco , asi que no hay problema con eso- le respondía mientras volteaba a mirarlo mientras la brisa continuaba soplando.
En eso al parecer el peli blanco había notado algo y al fijarme se podía ver remotamente una isla, parecía por los momentos desierta , justamente Shun el que se encargaba de navegar el barco tomo el timón guiándonos a esa isla, no sé si era ironía o suerte pero podía sentir esa sensación de que esta isla sería bastante interesante.
Nuevamente el peli blanco me hablo proponiéndome el desembarcar con él, - creo que será una buena forma de hacer calentamientos- sonreía levemente mientras de nuevo mi mirada se fijaba en la isla con la cual poco a poco nos íbamos acercando.
-Es que en verdad no puedo dormir, aunque ya estoy acostumbrada a dormir poco , asi que no hay problema con eso- le respondía mientras volteaba a mirarlo mientras la brisa continuaba soplando.
En eso al parecer el peli blanco había notado algo y al fijarme se podía ver remotamente una isla, parecía por los momentos desierta , justamente Shun el que se encargaba de navegar el barco tomo el timón guiándonos a esa isla, no sé si era ironía o suerte pero podía sentir esa sensación de que esta isla sería bastante interesante.
Nuevamente el peli blanco me hablo proponiéndome el desembarcar con él, - creo que será una buena forma de hacer calentamientos- sonreía levemente mientras de nuevo mi mirada se fijaba en la isla con la cual poco a poco nos íbamos acercando.
Byakuro Kyoya
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Byakuro se encogió de hombros, y asintió mientras se dirigía hacia Shun. Dio un salto que lo elevó cuatro metros en el aire y aterrizó al lado del samurai. Tras crujirse las vértebras del cuello, le dijo al navegante:
- Voy a bajar a ver la isla con Diana. Etto... si alguien se levanta y quiere bajar a la isla, que lo haga -el chico después añadió-. Por cierto, hay un poco de comida preparada de anoche en la cocina, por si quieres ir a desayunar, Shun.
- No tengo hambre ahora mismo, Byakuro-san, pero agradezco la oferta. -el samurai de Wano, siempre tan formal.
Byakuro sonrió y se filtró por un tubo de comunicación que se internaba en lo más profundo del barco, llevándolo a su dormitorio. Agarró su bastón y se echó al hombro su bolsa, que le había regalado Aki un tiempo atrás, en su último encuentro. Cuando tuvo todo listo, salió en dirección a cubierta, tomando la misma ruta que había usado antes, apareciendo al lado de Shun. En este pequeño periodo de tiempo, el barco ya se había acercado a la costa lo suficiente como para desembarcar sin problemas.
El cazador de pelo blanco se acercó corriendo a la borda, agarró una escalera de cuerda y apoyó la mano en la barandilla, saltando sin problemas por encima de esta y cayendo unos cuantos metros antes de aterrizar en la costa de fina arena clara. La escalera cayó a su lado, haciendo así que Diana pudiese bajar sin problemas. El cazador observó el paraje árido que se encontraba ante él. No parecía haber ni un triste pueblo o aldea en las inmediaciones. ¿Una isla desierta? Bueno, siempre venía bien un día de exploración.
- ¡MOSTAZA! -gritó el cazador, y tras unos segundos un enorme pájaro verde esmeralda aterrizó a su lado-. ¿Qué tal chico? -en su grupa estaba un pequeño osezno de color oscuro con una cabeza que parecía un simpático sombrero-. Oh, traes a Malvavisco... divertíos, chicos. Si te necesito para algo, te silbaré. -el pájaro pareció entender, pues hizo un ruido similar a un grajeo y se elevó de nuevo por el aire.
- Voy a bajar a ver la isla con Diana. Etto... si alguien se levanta y quiere bajar a la isla, que lo haga -el chico después añadió-. Por cierto, hay un poco de comida preparada de anoche en la cocina, por si quieres ir a desayunar, Shun.
- No tengo hambre ahora mismo, Byakuro-san, pero agradezco la oferta. -el samurai de Wano, siempre tan formal.
Byakuro sonrió y se filtró por un tubo de comunicación que se internaba en lo más profundo del barco, llevándolo a su dormitorio. Agarró su bastón y se echó al hombro su bolsa, que le había regalado Aki un tiempo atrás, en su último encuentro. Cuando tuvo todo listo, salió en dirección a cubierta, tomando la misma ruta que había usado antes, apareciendo al lado de Shun. En este pequeño periodo de tiempo, el barco ya se había acercado a la costa lo suficiente como para desembarcar sin problemas.
El cazador de pelo blanco se acercó corriendo a la borda, agarró una escalera de cuerda y apoyó la mano en la barandilla, saltando sin problemas por encima de esta y cayendo unos cuantos metros antes de aterrizar en la costa de fina arena clara. La escalera cayó a su lado, haciendo así que Diana pudiese bajar sin problemas. El cazador observó el paraje árido que se encontraba ante él. No parecía haber ni un triste pueblo o aldea en las inmediaciones. ¿Una isla desierta? Bueno, siempre venía bien un día de exploración.
- ¡MOSTAZA! -gritó el cazador, y tras unos segundos un enorme pájaro verde esmeralda aterrizó a su lado-. ¿Qué tal chico? -en su grupa estaba un pequeño osezno de color oscuro con una cabeza que parecía un simpático sombrero-. Oh, traes a Malvavisco... divertíos, chicos. Si te necesito para algo, te silbaré. -el pájaro pareció entender, pues hizo un ruido similar a un grajeo y se elevó de nuevo por el aire.
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De un momento a otro el peli blanco de un salto se dirigió al navegante detallando algunas cosas con él, mientras yo me dirigía a mi cuarto a buscar algunas de mis cosas que creía que tal vez en este viaje me hicieran falta.
Al terminar de nuevo volvía a la cubierta y para mi sorpresa ya estábamos en la isla, un poco después volvía a ver a Byakuro quien andaba todo emocionado al llegar a esta isla , tanto que hasta se tiro del barco mientras la escalera se desenredaba quedando colgando para que yo pudiera bajar, lo cual hacia sin ningún problema.
Al bajar podía ver como un enorme pájaro aterrizaba junto con un osezno a lo cual al cabo de unos minutos salieron volando y me acercaba a Byakuro – No sabía que te gustaran mucho los animales, y parece que te gusta llamarlos con nombres de comida o ingredientes – argumentaba mientras veía como se alejaban los amigos del peli blanco – tienes a algún otro amigo peludo del que me tenga que enterar? – no lo decía ni en chiste ni en broma ya que si de casualidad tenía otro quería estar al tanto no fuera a ser que de la nada le haga daño sin darme cuenta, mientras pensaba en eso podía ver cómo era el sitio, semi árido, baldío, por el momento no habían señales de vida, por lo tanto hasta ahora era un buen lugar para empezar con el entrenamiento , pero aun no sabía que planes tenia este chico, podrá ser bastante fuerte pero a veces tenia aptitudes infantiles.
Al terminar de nuevo volvía a la cubierta y para mi sorpresa ya estábamos en la isla, un poco después volvía a ver a Byakuro quien andaba todo emocionado al llegar a esta isla , tanto que hasta se tiro del barco mientras la escalera se desenredaba quedando colgando para que yo pudiera bajar, lo cual hacia sin ningún problema.
Al bajar podía ver como un enorme pájaro aterrizaba junto con un osezno a lo cual al cabo de unos minutos salieron volando y me acercaba a Byakuro – No sabía que te gustaran mucho los animales, y parece que te gusta llamarlos con nombres de comida o ingredientes – argumentaba mientras veía como se alejaban los amigos del peli blanco – tienes a algún otro amigo peludo del que me tenga que enterar? – no lo decía ni en chiste ni en broma ya que si de casualidad tenía otro quería estar al tanto no fuera a ser que de la nada le haga daño sin darme cuenta, mientras pensaba en eso podía ver cómo era el sitio, semi árido, baldío, por el momento no habían señales de vida, por lo tanto hasta ahora era un buen lugar para empezar con el entrenamiento , pero aun no sabía que planes tenia este chico, podrá ser bastante fuerte pero a veces tenia aptitudes infantiles.
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Byakuro miró a su acompañante.
- No, tranquila, creo que el resto de mis amigos no pueden considerarse peludos -el chico repasó mentalmente a la tripulación que viajaba con él-. Bueno, tal vez Kazuo tenga el pelo un poco largo, pero nada más. -el chico sonrió.
Sin detenerse mucho a observar la playa, el cazador se fijó en dirección al centro de la isla. El lugar era árido como un desierto, un páramo baldío sin aspecto de que lloviera en él. Posiblemente abandonado y sin grandes depredadores o animales, aunque a saber. La verdad es que uno no se podía fiar de las apariencias. Más de una vez en sus muchos viajes había visto cosas asombrosas.
- Bueno... ¿qué hacemos? -el chico señaló al centro de la isla y luego a la playa que se extendía a ambos lados-. Entramos o nos quedamos por la playa. A mí me da igual, la verdad. -el chico observó una vez más hacia el interior de la isla, y luego fijó la vista en Mostaza, que parecía volar con tranquilidad en las alturas. El que no parecía tan tranquilo era Malvavisco. Posiblemente aún estaba medio dormido, y las vistas desde aquella altura debían producirle un enorme vértigo al pobre animal.
Byakuro creyó escuchar un sonido en la dirección que volaba su mascota. ¿El viento? Tal vez. En cualquier caso, tenía todo el día para investigar.
- No, tranquila, creo que el resto de mis amigos no pueden considerarse peludos -el chico repasó mentalmente a la tripulación que viajaba con él-. Bueno, tal vez Kazuo tenga el pelo un poco largo, pero nada más. -el chico sonrió.
Sin detenerse mucho a observar la playa, el cazador se fijó en dirección al centro de la isla. El lugar era árido como un desierto, un páramo baldío sin aspecto de que lloviera en él. Posiblemente abandonado y sin grandes depredadores o animales, aunque a saber. La verdad es que uno no se podía fiar de las apariencias. Más de una vez en sus muchos viajes había visto cosas asombrosas.
- Bueno... ¿qué hacemos? -el chico señaló al centro de la isla y luego a la playa que se extendía a ambos lados-. Entramos o nos quedamos por la playa. A mí me da igual, la verdad. -el chico observó una vez más hacia el interior de la isla, y luego fijó la vista en Mostaza, que parecía volar con tranquilidad en las alturas. El que no parecía tan tranquilo era Malvavisco. Posiblemente aún estaba medio dormido, y las vistas desde aquella altura debían producirle un enorme vértigo al pobre animal.
Byakuro creyó escuchar un sonido en la dirección que volaba su mascota. ¿El viento? Tal vez. En cualquier caso, tenía todo el día para investigar.
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