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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Jue 7 Ene 2016 - 1:36}

La isla nevada era sin duda un lugar espantoso cuando la tormenta estaba por dar por culo. Sin duda alguna el día era de lo peor y pronto se iba a levantar una gran ventisca. En uno de los bancos de la plaza más cercana al pueblo, se hallaba una figura sentada. Se trataba de un hombre alto y musculoso de melena morena y cabellos pinchudos, vestía con una coraza roja de titanio hecha a placas y unos pantalones oscuros. Sus ojos eran penetrantes y del mismo tono que la armadura. Parecía ser un tipo bastante musculoso y en su espalda portaba una especie de guadaña marrón con franjas rojas, su preciosa arma especial Akaisame. El frío estaba empezando a molestarle y la verdad es que estaba un poco harto de esperar a los tipos a los que había convocado allí.

Este hombre era el Shichibukai del gobierno, el dragón negro, Uchiha Madara. Su organización de mercenarios se había ido al traste tras su pequeña desaparición, el jodido gyojin rubio, el pelirosa, el capullo del cocodrilo y por su puesto su segundo al mando. Estaba de un humor de perros pero durante sus viajes había escuchado de unas cuantas personas. La primera era un chico llamado Ragerock, proveniente del Sur y con un curioso talento para el uso de las armas basadas en el asesinato. La segunda persona según los testigos era un tipo algo peculiar y solitario, un sujeto cuyos poderes eran desconocidos pero con un buen manejo de la espada, estaba deseando conocerlos. No tuvo más tiempo para pensar en el resto pues de repente un olor distinto en el ambiente le devolvió a la realidad.

- ¡Vaya, ya era hora!

Dijo ahora mientras se colocaba en pie y sonreía de lado esperando ansioso a que aparecieran, activó su haki de observación al momento mientras notaba dos auras acercarse, no muy poderosas pero igualmente la situación era excitante. Esperaba que fueran esos hombres, los había convocado con una nota a cada uno para estar seguro de que ambos aparecerían, también había tratado de contactar con otros dos pero no estaba seguro de que esos dos asistirían, todo estaba por verse ahora.
Ragerok Gure
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Jue 7 Ene 2016 - 2:19}

El frio aumentaba y hacía que cada paso se convirtiese en un calvario para el joven encapuchado. La guadaña iba arrastrando por el suelo dejando una marca tras él. Llevaba el pañuelo del cuello tapándole la boca y la nariz, pero aun así le dolía un poco al respirar.

El hombre que le mandó la nota le podía haber citado en un lugar más resguardado, pensaba mientras se dirigía hacia la plaza donde se reunirían. Sacó un chicle de su bolsillo y se lo metió por encima del pañuelo. No sabía nada de aquel tipo, tan solo que decían de él que era alguien poderoso, y ahora mismo le interesaba acercarse a alguien así. De todos modos, podía ser una trampa, por lo que las manos no se alejaban mucho de las armas. Aunque realmente no había motivos para que ese tío tuviese nada en su contra, pero, ¿quién sabe?

Poco a poco se acercaba a la plaza. En el interior del joven asesino había una mezcla de nerviosismo y un poco de curiosidad por saber en qué derivaría aquello. Podría acercarse un poco más a su sueño de ser alguien poderoso, o acabar muerto. Fuera como fuese, estaba a unos metros de averiguarlo.

Entró en la plaza con paso firme y buscando con la mirada al hombre que lo había citado, que debía estar sentado en uno de los bancos. Allí estaba: un tipo de pelo oscuro y una armadura que destacaba por su color, aunque lo que más llamó la atención del joven fue la guadaña que llevaba en su espalda. Parecía un arma muy bestia.

El sujeto se levantó.

-La tormenta me ha jodido bastante. Siento haber llegado un poco tarde, espero no haberte hecho esperar.

Mientras decía estas palabras, otro chico llegó. Parecía que no era el único convocado.
Nokotori Kurodoku
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Jue 7 Ene 2016 - 23:49}

El andar con este tiempo resultaba bastante difícil, con cada paso que daba el muchacho de melena negra se hundía, por lo menos, 15 cm en la nieve.
No sabía exactamente quién y para qué había sido convocado y el hecho de que haya sido por una nota lo tenía en alerta en cada momento, puesto que dado su pasado, se le podría estar buscando. Días atrás, en la taberna en la que se hospedaba recibió una nota algo misteriosa la cual tenía escrito una hora y un punto de reunión, en un principio no iba a asistir, pero le entró curiosidad por saber de qué iba todo esto y se animó a ir, “de todos modos si es una trampa, simplemente mataré al artificie de todo esto” pensó.
La nieve y el frío estaba haciéndole mella, por un instante pensó que había tomado una decisión incorrecta y suspiró apoyando la mano izquierda en el mango de una katana más blanca que la nieve de alrededor.
No tenía a donde ir de todos modos, gastó el poco dinero que tenía en hospedarse en aquella taberna.

Más temprano que tarde, empezó a divisar el pueblo y eso le reconfortó un poco. Una vez entró en el pueblo, se notaba que el frío disminuía, aún que tampoco es que fuese una notoria mejoría. Revisó de nuevo la nota, apartando los copos de nieve que caían sobre ella, alzó la vista para buscar un cartel o indicaciones de donde se encontraba la plaza más cercana del pueblo. El hecho de que el punto de reunión sea una plaza lo tranquilizaba un poco, si era una trampa, como llevaba pensando casi todo el tiempo, el tipo que había pensado en ello no tenía demasiadas luces, por ello descartó más o menos la posibilidad de que lo sea.

Pudo llegar a la plaza a duras penas, divisando a dos figuras, una de hecho, destacaba más que la otra por una gran armadura marrón la cual imponía bastante. Se acercó a las dos personas, destapó su cara, quitándose la capucha, miró a los dos de manera intermitente y se propuso a hablar, tosió un poco para aclarar la voz.

-¿Y bien? ¿Quién es el que me ha llamado y el por qué?
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 0:17}

Ya estaba todo listo, aquellos chicos habían llegado y por lo que parecía iban a ser los únicos, así se ahorraba tener que explicar el plan para muchos. No tardó en abrir la boca mostrando sus afilados dientes a los dos chicos, sus ojos incluso estaban brillando en un tono rojizo, al parecer por las miradas de esos dos no sabían quién era. No quería que nadie molestase y por ello empezó a tomar aire con fuerza para después abrir la boca del tirón soltando un cañonazo de ácido que empezó a formar destrucción, destrozando los troncos de los árboles más cercanos y algunos bancos. De esa forma la gente se lo pensaría dos veces al acercarse, una vez lo hizo se pasó la mano limpiándose los restos de aquel líquido corrosivo verde que tenía en las comisuras. Ahora su mirada se centró en la primera persona, claramente debía ser Nokotori, esa mirada de cabrón con ganas de bañarse en órganos era única en alguien de su reputación por la zona. El otro chico parecía algo más calmado, sin embargo no quería hacerles esperar mucho, por lo que simplemente soltó un suspiro.

- Bueno, lo primero de todo es presentarme. Soy Uchiha Madara, el Shichibukai conocido como el dragón negro, mi antigua banda ha desaparecido y necesito mercenarios dispuestos a ganar dinero y a cargarse a quién haga falta con discreción.

Una vez dijo aquello, lo siguiente fue entrecerrar los ojos y empezar a aumentar su energía lo suficiente para que su gran poder se notase pero para nada más. El frío cada vez era mayor debido a la tormenta de modo que era hora de calentar un poco a aquellos chicos si querían estar calientes y no helados pues él mismo estaba ya algo congelado. Ahora se colocó sus guantes negros de la mejor forma posible y apartó algo de nieve con sus pies al mismo tiempo que sacaba una pequeña pastilla de su bolsillo, pensó en comérsela pero sería pasarse y por ello mejor decidió no hacerlo. Su ojo empezó a sangrar un poco y fue cuando brilló en rojo mientras susurraba “Tyrant” Tras aquello les hizo un gesto con la mano para que se acercaran a él y comenzaran el combate cuanto antes.

- !Sin embargo necesito antes sentir una muestra de vuestro poder! ¡De modo que atacadme con toda vuestra fuerza! ¡Haremos un dos contra uno dónde este pueblo va a temblar de verdad!

Dicho eso una mirada sádica le invadió de repente, al mismo tiempo y debido a sus palabras algunas personas se acercaban a sus ventanas para ver quién era el que daba tanto grito, muchos se escondieron y otros se quedaron a mirar, Madara era algo famoso en esa isla pues no era la primera vez que iba allí a comerse un kilo de churros él solo. El tipo se las gastaba muy bien pero por el momento quería probar a los que iban a ser sus hombres si aceptaban, de hecho esperaba que estos le duraran bastante, el chico tímido y el enfermo peta pulmones, junto al putero número uno, gran equipo.
Nokotori Kurodoku
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 0:48}

Al ver ese líquido que emanaba de su boca acabando con todo lo que tocaba, Nokotori supo que era un tipo poderoso, no obstante, echó mano al puño de su katana blanca, situada a la izquierda, se mantuvo serio y esperó a que respondiera aquel individuo, se estaba preparando para cualquier situación. Notó como lo miraba y esto lo puso algo nervioso.

Al escuchar las palabras de Madara, sopesó la posibilidad de abandonar la idea de luchar, pero no le convencía del todo. Siguió agarrando el mango de su espada y tras una breve pausa suspiró y se preparó para hablar.

-La verdad es que no sé cómo has podido saber sobre mi existencia, intento ocultarme lo máximo posible. Pero, me hace falta el dinero, tal vez acepte… Mi nombre es Nokotori Kurodoku.

Dicho esto, notó como una fuerte aura emanaba de Madara, lo cual lo puso nervioso pero a su vez lo excitó bastante. Parece que se estaba preparando para luchar, algo que no entendía. Lo llamaba, hacía que tuviera que viajar hacia la otra punta de la isla y ahora… ¿quiere luchar? Nokotori, estaba bastante confuso al respecto, esto era algo nuevo para el.

Cuando escuchó las palabras de Madara, se le quedó mirando fijamente, ambos tenían los ojos de color rojizo, y parecía que hubo un pequeño choque entre sus miradas. No le gustó nada lo que aquel tipo dijo y pensó que estaba siendo menospreciado.

-Veo que me estás subestimando y eso no me gusta en lo absoluto.

Una vez terminó de hablar, miró a la otra persona la cual no había hablado aún y no sabía nada de él. Ya habrá tiempo para presentaciones, las palabras de Madara lo enfurecieron de cierto modo. Miró al tipo de la armadura, con una sonrisa desencajada y algo grotesca, inspiraba miedo, una vez encontró su mirada, sin dudar se abalanzó hacia el con una gran rapidez. Desenvainó sus dos katanas, dejando por fin ver la de la derecha, que la tenía oculta, dicha katana era de un color morado. Una vez se acercó lo suficiente, intentó propinar un corte al cuello de su adversario, iba a matar. Estaba deseando que sus katanas rozaran su piel para sentir como la desgarraba. Hacía tiempo que no peleaba contra nadie y esto era malo, lo excitaba de sobremanera el simple hecho de cortarle la cabeza, incluso estaba pensando en qué haría una vez la tuviera en sus manos. Cuando ya creía que la vida de aquel hombre esta en sus manos, sus ojos se abrieron más aún.

-Tu vida será mía.
Ragerok Gure
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 1:25}

El hombre de la armadura roja soltó un cañonazo de ácido por la boca sin venir mucho a cuento, lo que hizo que Ragerok pensara que ese hombre no estaba muy bien de la cabeza, y eso le gustaba, por lo que, bajo su pañuelo esbozó una sonrisa en la que se mezclaban nerviosismo y un poco de felicidad por encontrar a alguien así. El otro chico que había llegado casi a la misma vez parecía algo nervioso ante la mirada de aquel ser escupe-ácido, y tenía ya la mano en la empuñadura de su katana. Ragerok sin embargo decidió no echar mano a sus armas todavía.

El hombre les dijo que los había convocado allí porque quería que se uniesen a su banda. En ese momento el joven asesino vio su oportunidad de empezar a convertirse en alguien importante. Además, seguro que Madara, que es como dijo llamarse, podía ayudarle a conseguir armas raras para su colección e información para encontrar a su hermana.

Pero antes de que pudiera siquiera decir algo, Madara comenzó a acumular energía. Estaba claro que no iba a ser tan fácil entrar a formar parte de la banda de un Shichibukai. Alguien con un terrible poder estaba frente a los dos chicos, y parecía que iba a comenzar una batalla.

Tras reunir suficiente poder, Madara confirmó lo que Ragerok pensaba: quería probarlos. Y no solo eso, quería que diesen todo lo que tenían en el combate, que le mostrasen ser dignos de formar parte de su banda.

El chico de su lado lo miró, y sin mediar palabra salió disparado hacia el hombre escupe-ácido: se lo estaba tomando en serio e iba a matar.

El joven asesino intentó no quedarse atrás, cogiendo rápidamente a Bitter y lanzándose en un apresurado sprint en zig zag que desconcertase a su enemigo. El otro joven se lanzó directamente a la cabeza, por lo que Ragerok intentó cerrar la escapada por atrás, usando la guadaña con la mano derecha para realizar un giro brusco a la derecha del Shichibukai y ponerse detrás de éste, agachado, intentando clavarle uno de los puñales por alguna rendija de la armadura en la espalda para evitar que escapase, y dejar que el otro chico diese el golpe de gracia.

-Me encantará trabajar contigo.-dijo mientras se disponía a clavar el puñal.-Claro, siempre y cuando el otro compañero no tenga ganas de matarte.
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 6:06}

Era demasiado excitante para ser cierto, Nokotori estaba algo molesto debido a que el moreno le estaba subestimando, sin embargo viendo su poder con el haki de observación era normal, ese chico iba a tener que currárselo si quería recibir un mejor trato por parte del Shichibukai. Sin embargo Madara lo tenía más vigilado ahora que al otro pues Kurodoku parecía de los tipos que le gustaban acabar rápido aunque quizás se equivocaba. El castaño no dijo nada y eso podía significar que no tenía queja por el momento. Sin embargo las ganas de pelear ya estaban matando al dragón negro desde dentro, quería diversión y la quería con aquellos dos tipos, no parecía que fuera a tener que esperar mucho pues ambos se lanzaron a por él y al parecer en un ataque conjunto. Atacarle al mismo tiempo mostraba una cosa, que eran capaces de cooperar y esa era una de las virtudes que el devastador buscaba en sus soldados o guerreros, iban por buen camino.

Nokotori trató de lanzarle un tajo al cuello, o eso al menos decía su mantra, además previó las intenciones del otro chico. Entrecerró los ojos, estaba muy emocionado, iban a intentar cortarle la cabeza, eso no pudo ser más que una notica deliciosa y maravillosa para el mercenario, se contuvo las ganas de soplar con fuerza debido a la felicidad que tenía ahora. Interpuso su antebrazo derecho en la trayectoria de la espada de su primer adversario mientras se movía un poco a la derecha para encerrarse él mismo con la argucia del chico de la guadaña. Cuando la katana alcanzó su piel chocó con algo duro que impidió herir al peligroso Uchiha, su brazo estaba pigmentado en un tono negro metálico, su haki armadura era bastante bueno. En menos de un segundo se giró notando como el puñal de su enemigo ya estaba rozando su piel, justo a tiempo para moverse y que el arma punzante cortara su hombro un poco. Acto seguido se deslizó por el lado izquierdo de ambos fuera del alcance de la guadaña de Ragerock y se alejó de ellos unos cinco metros.

Su mirada enseguida se clavó en los dos, su camiseta tenía una raja en la manga derecha debido al corte de uno y su hombro izquierdo sangraba levemente debido a la astucia del otro, además durante el ataque le pareció escuchar como el espadachín reclamaba su cabeza. Aquello era maravilloso y exquisito, tanto que provocó que el corazón de Madara palpitara algo más deprisa de lo normal, no había tenido rivales así desde la guerra contra el Gyojin Lao o desde el combate contra Kedra. – ¡Power Green! – Tras decir aquellas palabras su herida del hombro izquierdo empezó a cerrarse totalmente hasta que no quedó nada de ella, después de eso una tétrica sonrisa adornó su rostro al mismo tiempo que se relamía un poco, aquel combate necesitaba mucha más emoción de la que ya tenía e iba a darla enseguida. Alzó el brazo derecho hacia arriba y cerró el puño con fuerza, el cielo empezó a nublarse de repente tomando un color oscuro, quería mostrarles frente a quién estaban, un hombre capaz de poner todo a su favor si hacía falta.

Ahora que todo estaba mucho mejor llegaba el momento de atacar de una buena vez, llevó la mano derecha a su guadaña Akaisame, sacándola del todo y quedando el pico del arma apuntando al suelo. – Llega mi momento de atacar, espero que estéis listos los dos ¡Perfec Kombat! ¡Shirosame! – Rápidamente se lanzó a por el espadachín de pelo moreno, nada más llegar hasta él trató de lanzarle un tajo rumbo a la zona de las rodillas ¿Qué estaba planeando? Su arma estaba imbuida en energía explosiva por lo que el plan era que aquel hombre se defendiera bloqueando o esquivando, tanto como si su hoja tocaba la de él o si tocaba el suelo en caso de que Nokotori se apartase, se desencadenaría una pequeña explosión. Con esto pretendía causarle alguna que otra quemadura leve o algún daño físico, no había pegado tampoco con mucha fuerza ni había usado ningún tipo de haki en su ataque. Sin embargo la cosa no iba a finalizar ahí pues el otro chico no se iba a ir de rositas ni mucho menos. [Power Blue: Capacidad para atacar dos veces en un turno] El dragón salió ahora a por Ragerok, una vez llegará hasta él pensaba estirar su otro puño hacia atrás y tratar de pegarle un puñetazo con fuerza en todo el rostro. Su brazo estaba totalmente imbuido con haki armadura (Nvl2) y quería ver si era rápido. – ¡Ryuken Tetsu! – Gritó mientras lanzaba su ataque, lo lograra o no, saltó hacia atrás alejándose de los dos. Cabía decir que debido a su akuma, la fuerza de Madara era superior a la de treinta hombres en ese momento, lo que le daba una bestialidad terrible, se había emocionado demasiado por la amenaza de Nokotori.

Ahora comenzó a reír sin parar mientras les hacía a los dos una señal para que le atacasen, además una pequeña aura azulada empezó a rodear misteriosamente al moreno, como si algo más estuviese con él, a saber que sería. – ¿Podría ser esto más divertido? ¡Inpakuto No Boei! – Gritó ahora emocionado mientras unas extrañas costillas azuladas empezaban a rodearle como si de un escudo se tratasen, a continuación su mirada se centró en los dos, precisamente en la del espadachín, quería hacerle sentir que había un jodido monstruo en aquella isla. – No hay por dónde escapar, Kyofu no yohei no es solo una organización de mercenarios a mi cargo, son un grupo de hombres que algún día serán más poderosos que los propios almirantes, un grupo que conquistará todo lo posible a su paso. Yo soy la sombra que dominará este mundo lleno de basura y dará una oportunidad a aquellos que considere que la merecen. Demostrad que los dos podéis hacerme pensar de ese modo, quiero sentir vuestra determinación aquí y ahora, en esta isla repleta de nieve y frío. Dadle un gran sentido a vuestra vida ¡Sed mis nakamas! – Terminó de gritar con fuerza mientras les hacía una señal para que comenzaran el segundo asalto en aquel entretenido combate.
Nokotori Kurodoku
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 13:27}

-Ya eres mío
Nokotori sintió como sus espadas por fin llegaban a su objetivo, era feliz, ver sangre por primera vez en tanto tiempo hacía que estuviera muy contento. Para su sorpresa, su ataque fue parado por alguna razón, notaba que había chocado con ¿una barra de hierro? ¿ha sido capaz de parar su ataque? El moreno andó confundido por un momento y miró hacia arriba levemente. Para su asombro, había parado el ataque con su brazo, algo inaudito para él. Esto lo llevó a pensar que su piel estaría rodeada por una capa de metal o algo por el estilo lo cual ahora tenía que pensar en cómo podría penetrar dicha armadura.

Al ver cómo se movía Madara y con la rapidez con la que salió comprendió que él era quien lo estaba subestimando. Tras varios segundos, reaccionó y vio como el otro chico, el que antes estaba a su lado se encontraba en frente de él. Sonrió de nuevo mirándolo a los ojos y pensó que este individuo también tenía algo especial, fueron capaces de compenetrarse a la perfección, cosa que nunca pasó anteriormente con nadie. Miró hacia su lado izquierdo y pudo cruzar la mirada con Madara, el cual tenía una pequeña herida en su hombro izquierdo y vio como un pequeño hilo de sangre brotaba de dicho corte. Al ver la sangre, Nokotori comprendió o al menos, creyó, que no todo su cuerpo era metálico y que era capaz de sangrar, como todos, eso significaba que lo podía matar. Esto lo excitó de sobremanera, sangre. Tragó saliva y relamió sus labios, volviendo a mostrar una sonrisa macabra. Pero esto no duró demasiado, al escuchar al individuo decir aquellas palabras y que su herida se cerrase completamente y en un instante le quitó las esperanzas de poder matarlo, era alguien que escapaba de su entendimiento.

El tiempo parecía empeorar y, misteriosamente, gracias a Madara, el cual alzaba su puño hacia el cielo. Pero esto no era problema para el chico de melena oscura, el tiempo no le importaba en absoluto.

Vio como, después de pronunciar esas palabras lo apuntaba con su arma, eso quería decir que iba a por él, y efectivamente, Madara se lanzó a por Nokotori sin vacilar. Nokotori observó los movimientos de su atacante y vio como su guadaña iba a su costado, esto le hizo bastante gracia, era un ataque bastante común y pudo bloquearlo sin problema con sus dos katanas. Para su sorpresa, y pensando que fue un idiota, había algo más. Una pequeña explosión hizo que el moreno saliera despedido varios metros hacia la derecha, provocándole algunas quemaduras en su hombro derecho y algunos golpes por la aparatosa caída al suelo, aún así, apoyó la hoja de su katana blanca en el suelo y quedo apoyado, a su vez con la rodilla en el suelo, mirando como iba hacia el otro chico. Quería ver como reaccionaría la otra persona ante tal ataque, simple, pero parecía que era brutal.

Justo después, observando a Madara en todo momento para encontrar una abertura o algún punto débil, vio como algo sobresalía de él, algo que no vio nunca y que no sabía que era. Una cosa si supo, atacarle ahora probablemente sería una estupidez y continuó observándolo. Notó una fría mirada fijada en él, Madara lo miraba como si se tratase de un ser superior y al principio acobardó a Nokotori. Sus dudas se despejaron rápidamente y por fin vio a alguien superior a él, alguien que probablemente estaba en resonancia con su persona. ¿Alguien tan loco como él?

Escuchó atentamente las palabras del moreno, que estaba inmóvil mirándolos y para sus adentros y por primera vez analizó la palabra “nakama”. Hacía tiempo que no escuchaba tal palabra, desde el incidente con su mentor y esto le atrajo malos recuerdos, llevándose las manos a la cabeza, cerrando los ojos fuertemente y dejando caer sus armas al suelo. Comenzó a gritar. Varios segundos después, empezó a reír fuertemente ladeando su cabeza observando a Madara. Tenía un semblante caótico, una sonrisa sádica creando muecas desagradables y unos ojos perdidos que buscaban la mirada del hombre con la armadura. Estaba completamente loco, enfurecido y a su vez triste. El shock por aquellas palabras era increíble. Sus emociones se arremolinaban en su interior. Agarró sus dos katanas, se levantó a duras penas y tambaleándose miró nuevamente a Madara y se abalanzó sobre el riendo frenéticamente, propinando ataques a diestro y siniestro sin ningún tipo de lógica. Había perdido el control y en estos casos nunca paraba hasta que se viera satisfecho. Con cada corte, reía más fuerte. ¿Podría alguien pararlo? Aún así, sus ojos estaban llorosos, algo extraño pasaba por la mente del moreno. Algo que lo perturbaba.
Ragerok Gure
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 15:33}

La sangre de Madara cubría el puñal del lobo blanco, haciendo que este luciera con un tono carmesí que le recordaba al joven asesino lo que acababa de pasar: había herido a un Shichibukai. No exactamente donde tenía pensado, pero en su hombro se podía ver una raja de la cual brotaba sangre. En este momento no solo el tipo de la armadura roja estaba comprobando cual era su poder, sino que el propio muchacho de ojos verdes estaba empezando a comprender su fuerza y la de su compañero. Y eso incluía los límites de esta. De alguna forma, Madara había conseguido parar las katanas del otro chico tan solo usando su brazo. ¿Era aquello el poder de un Shichibukai? Al menos habían conseguido llegar hasta él, aunque probablemente así lo habría planeado.

Madara se quitó de entre los dos en un rápido movimiento y se quedó mirándolos. No parecía que ni tan siquiera la herida causada por su puñal le hubiese hecho daño. Al mirar a su lado, se encontró de frente con la mirada del espadachín, que le sonrió, y eso le devolvió las ganas de intentar de nuevo atacar a Madara: estaba claro que aunque no se conocían, había algún tipo de conexión que los hacía compenetrarse bastante bien. Al ver la sangre del hombro, la mirada de su compañero cambió, parecía aún más excitado ante aquel combate, ya que ahora que habían comprendido que podían herirlo, parecían sentir que podrían ganar. Pero este sentimiento no duró demasiado.

Tras pronunciar unas palabras, el hombro se le curó completamente. En cierto modo era de esperar que no fuese tan fácil herir a alguien así, aunque esto le causó bastante rabia interna a Ragerok. Odiaba que sus acciones no sirviesen para nada, y su compañero parecía un tanto confuso por lo que acababa de ocurrir.

-No desesperes. En mi aldea hay un dicho que es "Krei lo panmd nui", algo como "Si cae del primer golpe, no merece la pena."

Tras intentar motivar a su compañero, ambos miraron a Madara, el cuál levantó su brazo y cerró el puño en un gesto que hizo que el temporal empeorase. La visibilidad empeoró, aunque eso no era del todo malo para alguien acostumbrado a moverse en lugares donde las condiciones visuales no son las mejores. Es lo que tiene ser un asesino. Ragerok se ajustó la capucha, se colocó bien el pañuelo de la boca y se puso en posición. Este era el día en el que conseguiría demostrar todo su potencial.

Madara les avisó de que iba a atacar, algo que demostraba una vez más que aquel adversario buscaba probarlos más que otra cosa. Sacó su guadaña, y aunque la nieve hizo que no fuese fácil, Ragerok quedó impresionado por la majestuosidad de ese arma. El Shichibukai se lanzó directamente a por el espadachín. Parecía más pendiente de él que del asesino, lo que le molestó un poco, pero realmente comprendía por qué aquel joven era alguien a quien te gustaría quitarte de en medio primero en una pelea: parecía el tipo de persona que si se propone matarte, lo intentará hasta el último segundo que le quede de vida.

Tras lanzarle un tajo al espadachín, que éste fácilmente bloqueó con las katanas, hubo una explosión y salió despedido. Parecía que de su hombro izquierdo salía un poco de humo, aunque ahora mismo el asesino tenía otro problema del que preocuparse. Madara venía corriendo hacia él, echando el puño atrás con la clara intención de darte el mayor puñetazo que había recibido en su vida. Además vio como el brazo de éste tornaba a un color negro, lo que le hizo ver que bloquear no era la opción más segura, pues aunque no sabía lo que era, podría ser algo como lo que mandó disparado a su compañero de batalla. Con la máxima velocidad y agilidad que su cuerpo le permitió, intentó hacer un desplazamiento lateral desesperado para evitar que aquel golpe le diese de lleno en la cara, aunque no consiguió evitarlo completamente: él ya sabía que no iba a poder evitarlo del todo, aunque dolió mucho más de lo que pensaba. El golpe simplemente le rozó la cara por el lado izquierdo, pero le dio lo suficiente como para causarle una herida por la fricción del puño. Escocía como el comentario de una suegra. Ragerok se llevó la mano a la mejilla, para, al separarla, verla manchada de sangre. Se bajó el pañuelo, escupió el chicle, y con el mismo pañuelo y un poco de nieve se limpió la herida.

-Joder. Si me da me mata.-Dijo mirando al otro chico, soltando una pequeña carcajada.

Madara de nuevo comenzó a acumular poder, poder que materializó en forma de unas grandes costillas azuladas que lo rodearon. Tras esto comenzó un pequeño discurso tras el cual pidió que ambos chicos fuesen sus nakamas. Nakama...curiosa palabra. Ragerok aun no comprendía muy bien su significado, pero parecía ser algo como compañeros con un vínculo muy fuerte, y eso le gustaba. Quería ser el nakama de aquellos dos sujetos. Tras decirles aquello, les hizo una señal para que atacasen, pero algo parecía no ir bien. El espadachín empezó a actuar de forma extraña. Parecía que algo dentro de él se había roto al oír la palabra nakama, y como si de una bestia se tratase, se lanzó a por Madara sin pensarlo demasiado, entre carcajadas enfermizas. Empezó a atacar con mucha velocidad y cada golpe de katana parecía rebotar ante el escudo azul que había formado el Shichibukai a su alrededor, pero eso no parecía importarle.

Una voz en la cabeza de Ragerok le habló de repente, haciendo que su semblante cambiase.

-Si dejas solo a ese muchacho contra Madara en ese estado, puede que acabe muy mal. Ahora mismo parece un peligro principalmente para sí mismo. Si de verdad piensas que él sería un buen compañero, ayúdalo.

Sin pensárselo dos veces, el asesino corrió directo a la pelea, con Bitter fuertemente sujeta: Ahora no bastaba solamente con compenetrar las acciones, había que compenetrar los movimientos, y compenetrarse con alguien cuyos golpes no tenían ningún sentido iba a ser muy difícil. Esperó el momento oportuno entre golpe y golpe de katana, y comenzó a dar tajos veloces con la guadaña, esperando que su plan funcionase. Al igual que dos personas que llevan mucho rato andando juntos acaban andando a la par, podía que sucediese eso mismo con sus golpes. Poco a poco, como si de un ritmo caótico se tratase, sus golpes comenzaron a sincronizarse: podía que aquello hiciese retroceder a Madara, aunque si lo consiguiesen sería tan solo porque aquel hombre les dejaría hacerlo. Ragerok cada vez intentaba golpear más fuerte.

-Aquí nos tienes, Madara.
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 17:05}

La cosa continuaba siendo demasiado excitante para el Shichibukai, notaba las miradas de aquellos dos contra la suya, era un momento bastante bueno la verdad. Los dos futuros compañeros del dragón negro ahora parecían estar deseando seguir la pelea, sus golpes habían provocado algo de daño en ellos pero aún no habían visto nada. Madara en ese momento comenzó a reír sin parar al mismo tiempo que sus pupilas tomaban la forma de un réptil. Notó algo extraño en el espadachín, su expresión no era muy buena a decir verdad y eso era bastante raro, además con su mantra pudo percibir acciones muy hostiles hacia él. La cosa se estaba complicando pero eso no hizo más que excitarle de nuevo de manera exagerada, mostró sus dientes afilados hacia ellos y ahora se colocó en postura de combate. Su escudo estaba listo para recibir los ataques de aquellos chicos y ahora solo tuvo que esperar a que ambos llegaran a su posición.

De repente Nokotori empezó a lanzarle tajos sin parar a buena velocidad, el moreno simplemente se cruzó de brazos dentro de su barrera de energía y emitió un pequeño silbido de alegría mientras seguía recibiendo golpes en aquellas costillas. – ¡Hahahahaha! – Las risas del Uchiha continuaban mientras aquel loco continuaba lanzando ataques sobre él, segundos después se le unió Ragerok atacándole también con la guadaña, pudo contener a ambos durante unos momentos con facilidad. Después de unos cuantos impactos notó como su defensa empezaba a agrietarse y eso le hizo alzar una ceja. Dentro de su espacio comenzó a concentrarse un poco para acto seguido anular su técnica y dejarles pasar hacia dónde él se encontraba. Su ojo rojizo brilló un poco usando la habilidad para verlos algo más lentos, seguidamente el dragón negro hizo honor a su nombre y comenzó a cambiar a una velocidad bastante buena.

Su hocicó se alargó formando una boca de dientes afilados, sus ojos se rasgaron y su piel empezó a rodearse de escamas negras. De la parte baja de su espalda surgió una cola larga y acabada en una cuchilla afilada, de su espalda surgieron dos enormes alas y su altura pasó a ser de cuatro metros, por si fuera poco se volvió más musculoso y ahora su fuerza y resistencia se veían duplicadas. Su armadura roja se había partido al no poder aguantar el cuerpo de la bestia, pero los pantalones continuaban en su sitio, era un hombre dragón con un nivel muy diferente al anterior. Madara sonrió ahora de lado para después imbuir su cola en haki armadura e interponerla ante las armas de aquellos dos, defendiéndose como podía y recibiendo algunos golpes que le hacían heridas leves por las que empezaba a sangrar, el escozor era notorio y para librarse de ellos sin matarlos solo tenía una escapatoria. Empezó a volar sin pleno avisando alcanzando una altitud de siete metros, de esa forma podría tomarse un respiro a no ser que alguno de esos dos pudiera volar.

De repente un pequeño ruido llegó hasta los oídos del Shichibukai, metió la mano en el bolsillo y ahora notó una voz que le hizo empezar a reír a carcajada limpia. – Ya era hora de que salieras de ahí, Kogáto-chan. – Estaba hablando con alguien pero nada más pasar un par de segundos colgó y metió el comunicador de nuevo en su bolsillo, mirando de nuevo a sus rivales no pudo evitar acariciar el mango de su guadaña con suavidad. Al parecer su hermano pequeño ya estaba libre de la prisión, se había ahorrado el tener que destruirla para sacarlo. La noticia era tan buena que se emocionó y ahora Salió disparado hacia sus dos oponentes a una velocidad impresionante. Trató de colocarse entre los dos y quedar de cuclillas para acto seguido dar un pequeño salto, estirando su pierna derecha rumbo al pecho de Nokotori y nada más hacerlo lanzar un codazo con fuerza al rostro de Ragerok, todo su cuerpo estaba imbuido en haki armadura, además de potenciado con su forma híbrida. Lo consiguiera o no, se mantendría en medio de los dos sonriendo de forma macabra. – ¡Hahahahahaha! ¡Yoroi! – Su cuerpo empezó a agrietarse de repente cogiendo una forma algo extraña, su piel aumentó la dureza en siete en la escala moh y además volvió a duplicar su fuerza, algo impresionante a fin de cuentas, pero ahora era el turno de aquellos dos tipos.
Nokotori Kurodoku
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 8 Ene 2016 - 23:50}

El chico, sin control y enfurecido, cegado por los recuerdos del pasado seguía propinando tajos a diestro y siniestro, pero sin ningún tipo de resultado. Varios golpes más tarde se unió a él el chico encapuchado de antes, pero Nokotori no se dio cuenta de su presencia, sólo miraba hacia una dirección y parecía que quería conseguir su objetivo haciendo lo imposible. Juntos, estaban haciendo poco a poco retroceder al tipo de la coraza azulada. Al notar esto, el chico de pelo moreno, aumentó el ritmo de los ataques, era frenético. Por algún motivo, Madara deshizo su técnica, pero Nokotori lo único que podía ver era su victoria y la muerte de su adversario. Lanzó un ataque al pecho buscando el corazón, ataque que no pudo asestar por la repentina crecida de Madara, haciendo que éste se desequilibrara desorientandolo por unos instantes.
Nokotori observó sin entender qué estaba pasando y veía a duras penas como aquel individuo se iba transformando en lo que parecía ser un hombre dragón, esto hizo que diese un paso hacia atrás, pero se percató de que la armadura que portaba había desaparecido, se relamió. Vio la perfecta oportunidad para acabar con él, ignorando su apariencia y el poder que emanaba de aquel ser. Era aplastante, pero Nokotori apenas sentía nada ahora mismo y solo quería una pequeña cosa. La destrucción de todo.
Corrió de manera irregular, jadeando hacia el semi-dragón negro que estaba delante de él, hasta que llegó, pasaron unos segundos, segundos en los que Madara aprovechó para poner su cola en su camino, cosa que pretendía cortar a toda costa. Nuevamente, chocó con la cola con las dos katanas como al principio. Su piel seguía dura como el metal y comprendió que aún sin su armadura le iba a costar atravesarlo, pero no todo estaba perdido, veía que sus ataques hacían sangrar su cola levemente. Tragó saliva y propinó varios golpes, cuando estaba dispuesto a seguir atacando, el hombre dragón salió volando hacia arriba, lo cual su golpe se quedó en nada y no pudo acertar. Miró hacia arriba impotente sin poder hacer nada. Observó su entorno y pensó en algo descabellado.

-PIEDRAS.
El maniático no tenía otra idea que se le pasara por la cabeza que agarrar un par de piedras y tirárselas. Obviamente, esto no funcionó ni por asomo. Aún observaba al ser volando y empezó a soltar improperios dirigidos al hombre dragón que al parecer estaba ocupado con algo que llevaba en la mano.

-Acércate, cobarde, deja que robe tu vida. Odio a los malditos cobardes.

Madara dijo algo antes de guardar lo que tenía, pero no pudo distinguir sus palabras. Guardó aquel objeto y sin poder observarlo bien, se desplazó hacia su lado, quedando agachado entre los dos. Cuando el moreno pudo darse cuenta, intentó dar un tajo a la altura del cuello/pecho mientras de su boca salía una enfermiza carcajada. Antes de que pueda siquiera tocar al dragón, la pierna de éste se estampó en su pecho, haciendo que saliera despedido unos cuantos metros hacia atrás hasta que chocó con el muro de una casa de alrededor, la cual quedo un poco agrietada. Nokotori yacía en una pequeña humareda, sentado con la espalda apoyada en la pared, parecía que había perdido el conocimiento porque tenía los ojos cerrados. Sin venir a cuento, dos minutos después y rápidamente, tomó aire exageradamente como si se estuviera ahogando, sus ojos ahora estaban blancos. Poco a poco recuperó la vista y vio la escena de cómo atacaba Madara al otro chico y se preparó para ir otra vez a la carga. Nada más levantar y dar un par de pasos bastantes inestables se dio cuenta de que tenía 3 costillas rotas, aquel ataque había sido destructor y no sabía como no había perdido el conocimiento al chocar con el muro de la casa. El chico moreno, con mirada decidida, quería continuar el combate, era muy cabezón, pero el dolor que sentía era muy intenso, cosa que hizo que se arrodillara por unos instantes para luego recuperar el equilibrio. Echó mano a su costado notando que estaba húmedo, observó su mano y la vio con sangre. El chico moreno suspiró, al menos, de alivio. Aquel ataque hizo que recobrara la consciencia más o menos, aunque también casi la pierde. Dejó su cuerpo muerto, jadeando, cayó en el suelo el cual estaba lleno de nieve. Sus katanas estaban esparcidas y no tenía apenas fuerzas para ir a recogerlas y menos aún de seguir luchando, aunque quería hacerlo con todas sus ganas.
Una vez desplomado en el suelo, aunque aún despierto, miró el cielo, observó la nieve y se replanteó lo que una vez Madara dijo. Le vino a la mente lo ocurrido anteriormente.

-¡Sed mis nakamas!

Pudo sonreír levemente, nunca le pidieron eso y comprendió que era un hombre fuerte el cual se había ganado el respeto de Nokotori. Permaneció en el suelo inmóvil para descansar un poco.
Ragerok Gure
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Sáb 9 Ene 2016 - 14:21}

Por fin parecía que los ataques empezaban a hacer mella en aquella defensa impenetrable que había montado Madara. Las costillas azules comenzaron a ceder ante el constante asedio de golpes que el asesino y el espadachín estaban asestando. Al ver esto, el chico moreno comenzó a dar cortes cada vez más rápidos, obligando a Ragerok a aumentar también su velocidad, mientras los ojos del chico de roja armadura comenzaron a brillar.

De repente el Shichibukai deshizo su defensa a la vez que su cuerpo sufrió un cambio brusco que dejó ver parte de lo que era. Su cuerpo empezó a crecer, su piel se cubrió de escamas mientras su cara comenzaba a adquirir unos rasgos parecidos a los de un reptil. De su espalda surgieron un par de alas impresionantes y bajo ellas, una cola acabada en una afilada hoja similar a la de una espada robusta. El espadachín parecía un tanto confundido, y el asesino aún más. No sabía lo que era ese hombre, pero si sabía que la cosa se estaba poniendo seria, y que un golpe de aquel bicharraco no iba a ser moco de pavo.

Madara empezó a parar con la cola los tajos que asestaban los otros dos chicos. Esta era muy dura y conseguía frenar los ataques aunque no sin llevarse más de una herida. Ragerok comenzó a ver algunas salpicaduras de sangre: eso era buena señal...o no. No era momento de pensar demasiado, más bien de actuar. El constante cambio de estrategia del Shichibukai no le permitía planear una estrategia con demasiada antelación, así que lo único que le quedaba era su agilidad y su velocidad.

Parecía que Madara se estaba cansando ya de tantos cortes, y, tras parar de nuevo unos cuantos tajos de los dos chicos, empezó a volar. De nuevo otro cambio de estrategia. Esto hizo que Ragerok se irritase, y casi por instinto, llevó sus manos a sus puñales, lanzándolos hacia aquel hombre-lagarto con alas. Simplemente rebotaron. Estaban esforzándose tanto, y no estaban avanzando demasiado. Estaba claro que en una pelea de desgaste llevaban todas las de perder, por lo que necesitaban acabar ya, fuera como fuese.

-Si no acabamos pronto, estaremos acabados. -Le dijo a su compañero, el cuál parecía demasiado ocupado en soltar votos dirigidos hacia el hombre volador como para prestarle atención.

Al mirar a éste, Ragerok vio que parecía estar hablando con alguien, pero no había nadie más allí. Quizás estaba tan loco como él. Quizás el joven asesino no era el único con un Pepito Grillo en la cabeza. De repente el Shichibukai dejó de hablar, guardó algo en su bolsillo, y casi sin previo aviso, se lanzó en picado y se situó entre ellos. Se pudo escuchar como cualquier posibilidad de victoria se desvanecía. Lo que fuera que hubiese dicho aquel hombre en su autocharla lo había motivado de una forma brutal. Aquella velocidad hizo que ni a Ragerok ni a su compañero les diese tiempo a reaccionar, por lo que tras lanzar al espadachín de una patada en el pecho contra una casa, se dispuso a golpear la cara del asesino de un codazo. De nuevo la misma aura negra, aunque esta vez rodeaba todo su cuerpo.

Ya era la segunda vez que aquel tipo atacaba su cara directamente, ¿tendría algo en contra de los ojos verdes? Aunque la velocidad del golpe fue impresionante, él lo notó todo a cámara lenta. Consiguió girar un poco la cara para evitar que le hundiese el tabique nasal, pero realmente esa hostia le dolió como ninguna otra. Por suerte o por desgracia, le dio de nuevo en el lado de la cara donde ya había sido herido. Notaba como poco a poco el codo iba tomando contacto con su piel desollada, aumentando el escozor. Aunque eso poco duró, porque lo contundente del golpe le dio en la mandíbula. Salió disparado contra el suelo por el ángulo del golpe, reventando unas cuantas losetas de la plaza. Todo había acabado. Tenía todo el cuerpo destrozado. Intentaba levantarse pero no podía, el golpe en la cabeza lo había dejado muy mareado. Giró la cara y escupió bastante sangre, además de un trozo de dientes.

No había dado la talla. No creía que Madara lo considerase digno. Con un esfuerzo sobrehumano se incorporó y se quedó sentado, mirando sus armas. Tanto entrenamiento para nada, pues en un mundo tan grande, había gente muchísimo más fuerte que él. Debía seguir aumentando su fuerza, si quería que algún día ese hombre reconociese su poder. Entonces, dentro de su cabeza, empezó a escuchar de nuevo esa voz.

-Ragerok. Lo has hecho bien. Lo has hecho muy bien. Demasiado bien como para ahora derrumbarte. Por mucho que duela, rendirse no es una opción. Demuéstrale quienes somos. ¡Ho suz noln!

Ragerok apretó los dientes, mientras de su boca no dejaba de salir sangre. Miró a Madara con una mirada estúpidamente desafiante teniendo en cuenta su estado de salud. Cogió su guadaña y le señaló con ella.

-Tú. Madara. Te voy a demostrar que quieres que sea tu nakama.

El asesino se lanzó corriendo en zig-zag, sacando fuerzas de donde no había. La nieve dificultaba los movimientos, pero ahora eso no importaba: quería demostrar lo que valía. Cuando estaba lo suficientemente cerca, saltó de frente, intentando apoyarse en la cola del hombre-lagarto para saltar más alto y atacar desde arriba. En caso de que empezase a volar o no, intentará engancharse con la guadaña en el cuello, poniéndose en su espalda.

-Yo voy a ser tu nakama. -Giró la cabeza mirando al espadachín.- Y el suyo.


Última edición por Ragerok Gure el Mar 12 Ene 2016 - 1:07, editado 1 vez
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Lun 11 Ene 2016 - 9:02}

La situación cada vez estaba resultando ser más divertida, su patada había lanzado al moreno a bastante distancia y su codazo había resultado ser un éxito. La mirada de Madara ahora se clavó en ellos y no pudo evitar esbozar una media sonrisa algo tétrica y siniestra. En ese momento alzó su mano izquierda y empezó a hacer que a unos cien metros a la redonda empezaran a nacer hierbas y helechos ¿Qué demonios era aquel hombre? Su poder era demasiado raro y encima peligroso, hubo un momento en el que pensó que la pelea había finalizado debido a que sus rivales no se levantaban, de modo que ahora entrecerró los ojos y acto seguido se giró un poco para mirar al cielo y tomar una decisión. La verdad es que se había pasado un poco con ellos pero debía asegurarse de que eran fuertes, se quedó mirando un poco así mismo en aquella forma y no se vio ninguna herida muy seria ya que las de la cola eran algo leves.

Empezó a suspirar un poco y a reír después debido a la pequeña pelea. – ¡Gyaaaaah! – No pudo evitar soltar un pequeño quejido de repente al notar cierta molestia, se llevó la mano al hombro derecho y notó un escozor intenso, estaba saliendo más sangre de la que esperaba. Además el corte era totalmente recto y de un tamaño cercano a los quince centímetros, en ese momento abrió los ojos impresionado y giró la cabeza. Centró su mirada en Nokotori, el cual estaba en el suelo sin moverse. – En ese momento… – Susurró despacio recordando la serie de cortes que paró con la cola, uno de los del espadachín se había colado y no lo había notado hasta el momento. Las venas de la frente del devastador se marcaron en su frente y ahora con su propia guadaña se asestó un leve golpe dándose así mismo una pequeña explosión en la zona para parar el sangrado. Una vez realizado notó como una presencia se acercaba a él y en ese momento se percató de que había perdido de vista al asesino.

Sintió como alguien se colocaba en su cola y la usaba de trampolín, se giró al momento observando como el castaño trataba de dirigir la guadaña a su cuello, en ese momento el dragón sonrió ampliamente mirando al chico a los ojos. Cuando el filo iba a tocar el cuello de Madara, este tomó un color negro metálico y consiguió de esa forma aumentar más su dureza y recibir un pequeño corte superficial tan solo, justo cuando pasó eso el chico quedó a su espalda y dijo aquellas palabras. El mercenario sonrió de lado entonces, pero ese chico estaba muy emocionado con su logro de seguir en pie, el Shichibukai tenía que demostrarle la dura realidad. – No todo es tan fácil, Rage-chan… – En ese momento el hombre dragón infló los mofletes y abrió la boca segundos después, una enorme bocanada de ácido salió disparada contra el chico rumbo a la zona del esternón, si se movía a algún lado lo presentiría con su mantra y apuntaría hacia él. Su objetivo era al menos dejarle una marca bonita de recuerdo y para que siempre recordara ese día tan bonito contra él.

Una vez hiciera eso saltaría hacia atrás y empezaría a encoger hasta volver a su tamaño normal y a la forma humana, nada más hacer eso quedó con el torso desnudo, su cuerpo era musculoso y definido, sus dos pectorales parecían tablas y sus abdominales estaban muy curtidos. Caminó ahora hasta su armadura de titanio y se la colocó para aguantar un poco el frío, ahora les invitaría a algo a los dos. Antes de decirlo tenía algo que hacer, anuló sus técnicas defensivas y su haki armadura y empezó a caminar hacia el espadachín. No tardó en llegar a su posición y mirarlo con sus rojizos ojos de dragón. – No me percaté de tu corte hasta unos segundos después, impresionante. – Le dijo ahora con un tono de voz algo menos serio que antes, además usó el dedo índice para señalar la herida del hombro, que en esa forma le ocupaba algo más. La hierba que había hecho crecer no tardó en ser engullida por la enorme cantidad de nieve, ahora soltó algo de aire y estiró su mano hacia el moreno mientras sonreía de lado. – Ven conmigo compañero, ahora formas parte de mi familia. – Si le cogía la mano trataría de levantarlo, pero su haki de observación estaría alerta por si el espadachín trataba de cortarle la garganta. Ahora se giró y miró fijamente al castaño mientras le sonreía también a él. – Eso también va por ti. – Dicho eso se cruzó de brazos.

Empezó a olisquear y en pocos segundos detectó lo que buscaba, dirigió su mirada a una de las calles del pueblo y señaló con el dedo. – Este frío me está matando y tengo algo de sed, allí huele a alcohol en grandes cantidades por lo que la taberna debe estar abierta. Venid conmigo, os invitaré a algo bonito. – Dicho eso empezó a caminar hacia ella con ambas manos en los bolsillos, ese día había recibido dos cosas buenas, la primera fue la noticia de que su hermano estaba libre de la prisión y la otra fue la posible adquisición de dos nuevos nakamas en su solitaria banda. También debía contactar con Bisutomaru, a saber por dónde andaba la jodida bestia come-hombres. Mientras caminaba no pudo evitar ver en un tablón varios carteles de “Se Busca”, se quedó mirando el de su hermano con una cantidad superior a 700.000.000 y no pudo evitar soltar una pequeña risa. Acto seguido miró otros interesantes como el de un tal Cánabar, otro llamado Émile o uno dónde aparecía un tal Sharp. Sin embargo cuando miró el último no pudo evitar alzar una ceja “Kedra “The Nightmare 127.000.000 Dear or Alive”. Eso le hizo fruncir el ceño, de modo que estaba vivo. Ya se ocuparía de aquello, ahora pasó de los carteles y entró en la taberna con sus compañeros si es que le habían seguido.

El ambiente parecía estar muy calmado y había pocas personas, el local estaba muy tranquilo y apenas parecía haber iluminación, encima no había camareras, vaya mierda, eran todos hombres y eso no molaba. El dragón soltó un suspiro y buscó una mesa para tres pero tan solo había para cuatro, por lo que se sentó en una y dejó las otras para ellos, la cuarta la cogió y cuando nadie miraba la tiró por la ventana disimuladamente. En pocos segundos llegó el camarero, un hombre joven de cabellos rubios y ojos castaños, vestido con un traje negro y camisa blanca, sonrió amablemente y les preguntó que iban a tomar. – A mi ponme un refresco de limón y un bien pedazo del solomillo más caro que tengan, a ellos lo que deseen mientras el precio no pase de los cien berries. – Que jodido avaricioso, pero Madara era así de agarrado, tal vez por eso seguía siendo rico, ahora pensó en su deliciosa carne mientras esperaba. El camarero habría notado que era un Shichibukai pues parecía algo nervioso.
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Mar 12 Ene 2016 - 1:09}

Tras haber saltado sobre Madara, Ragerok no se esperaba lo que iba a ocurrir. Tras frenar su guadaña con el cuello, de nuevo habiendo tomado este un tono oscuro, el Shichibukai se dirigió al asesino, al que había detectado con su mantra y acto seguido le lanzó un disparo de ácido al pecho. No había forma humana de que el chico pudiera esquivar eso. ¿De verdad era simplemente probarlos o quería matarlos? Al menos no iba de nuevo a su cara, pensó el chico. Como buenamente pudo, puso los brazos en medio, rompiendo parte del cañonazo. La mayor parte del ácido le golpeó en el pecho, aunque parte del daño fue dirigido hacia los brazos, y algunos restos salpicaron su cara.

El infierno. El dolor que aquella sustancia producía en su cuerpo hacía que la muerte pareciese la más efectiva de las soluciones. El joven cayó al suelo maldiciendo todo lo que conocía. Aquello no era soportable. Se quitó la camiseta y la sudadera, ambas medio derretidas, quedando en algunas partes la piel ensangrentada camuflada con la tela corroída. Buscó toda la nieve que pudo para ponérsela por el cuerpo, pero Madara había eliminado casi toda la nieve del suelo usando algún tipo de magia que hizo crecer plantas por todos lados. El dolor disminuía cada pocos segundos para luego volver con más fuerza. Cada vez que volvía, el joven asesino se convulsionaba por el dolor. Un banco cubierto de nieve, parecía que al menos ahí habría suficiente para calmar un poco el pecho. Tras cubrir la herida principal con la sustancia blanca, un grito desgarrador surgió de su boca, seguido por una bocanada de jugos gástricos. Ragerok, apoyado con una mano en el banco, intentaba no gritar, pero había momentos en los que le resultaba imposible no soltar algún quejido. Poco a poco fue calmando su pecho, pero el dolor en sus extremidades se hizo un poco más notorio. Buscó algo más de nieve entre las plantas, y de nuevo a esperar a que el ácido poco a poco dejase de quemar. Las salpicaduras de la cara no daban mucho problema, pues eran simples rozaduras. Rozaduras que iban a dejar marca, como todo lo demás.

El joven, casi sin aliento, se levantó, con cara de pocos amigos, buscando a quien le había hecho eso. Si aquello era una prueba, él la había superado de sobra. Encontró a Madara hablando con el espadachín, que yacía en el suelo tumbado, mientras éste le extendía la mano. Tras decirle que se había unido a la familia, miró al joven asesino y le dijo que eso iba también por él. Al escuchar esto, una pequeña sonrisa surgió de su cara, aún un poco descompuesta por el dolor de sus múltiples heridas.

Ragerok levantó la cabeza y miró a su alrededor. Había multitud de gente mirando, así que se dirigió hacia una casa desde cuya ventana había estado observando la batalla una familia.

-Esperad un segundo. Ahora vengo.

El joven llamó varias veces a la puerta y no respondían.

-Venga. Sé que estáis ahí. Solo necesito una maldita camiseta. Os pagaré.

Tras varios intentos, al final salió una chica joven con una camiseta blanca en las manos, con el dibujo de un tiburón rosa.

-To-to-toma y vete rápido. Por favor.

-Gracias preciosa. -Dijo el asesino mientras cogía la camiseta y le daba algo de dinero suelto que llevaba encima, además de un regaliz rojo y uno verde.

Cuando volvió, el Shichibukai comenzó a olfatear el aire, y les señaló una dirección en la cual se encontraba una taberna. Comenzaron a andar hacia ella, mientras Madara pensaba en sus cosas. Parecía relajado. ¿Cómo alguien que hacía unos minutos era una bestia enorme podía tener ahora una apariencia tan normal? Es igual. Finalmente habían pasado la prueba. En ese momento recordó que no se había presentado al otro chico, así que, aún sin camiseta, se dirigió hacia el espadachín.

-Ey. Aún no me he presentado. Soy Ragerok, aunque puedes llamarme Rage, y he de admitir que me mola como manejas las espadas. Has sido un buen compañero, aunque nos haya dado tal paliza...es normal. No estamos a su nivel. Por ahora, claro está.

Llegaron a la taberna, y en la entrada, Ragerok se puso la camiseta del tiburón rosa, que al rozarle la piel le hizo mucho daño, y que no tardó que dejar de ser blanca para volverse carmesí. Entraron y buscaron una mesa en la que poder hablar tranquilamente. Madara acondicionó una mesa para ellos tres, y tras esto pidió, ofreciendo a los chicos la posibilidad de elegir ellos algo también. El jefe invitaba.

-Pues yo quiero una jarra de cerveza fresquita, y unas cuantas chuletas de cordero. Poco hechas, que aún tengan un poco de sangre. Por cierto, ¿aquí no hay chicas? Estoy cansado y me agradaría al menos escuchar una voz femenina en este lugar.

-Lo siento. Hoy es el día de la mujer trabajadora y están todas de fiesta.

Tras tomar nota, el camarero se fue. Entonces Ragerok miró a Madara con la mirada un tanto seria.

-Casi me matas. Espero que todo esto haya servido para algo. Y ahora, después de haber demostrado lo que somos y lo que tenemos, ¿qué vamos a hacer, jefe?


Última edición por Ragerok Gure el Miér 13 Ene 2016 - 0:09, editado 1 vez
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Miér 13 Ene 2016 - 0:07}

El espadachín, recuperando el aliento poco a poco, observaba la pelea atentamente y veía como un cañonazo de aquel líquido corrosivo y muy peligroso impactaba en el pecho del otro chico el cual aulló de dolor e intentó paliar su sufrimiento con la nieve. Nokotori pudo observar cuan terrorífico enemigo podía resultar el shichibukai, aun así el joven no se iba a dejar amedrentar por ello. Vio como el otro muchacho corría hacia un banco y se echaba nieve sobre el pecho para poder calmar su herida. Sin duda era una herida fatal y la verdad, pensó que iba a morir en aquel instante, pero el chico parecía duro de roer y aguantó el dolor como pudo.
Después de todo lo ocurrido y presenciar aquella bonita escena de sangre y alaridos, observó como el shichibukai Madara empezaba a encoger y volver a ser un hombre normal, aunque sin camiseta. Recogió su armadura y empezó a andar hacia su posición. El espadachín estaba recomponiéndose, quedando sentado frente a Madara una vez llegó. Ambos, con ojos carmesís compartieron miradas y el espadachín pudo observar como sangre brotaba del hombro de Madara, tenía un corte, un corte provocado por Nokotori. El joven sonrió y soltó una pequeña carcajada.

-Veo que te han herido… Pensé que no te había hecho nada, ahora me fijo de que tu sangre tiene un bonito color.

Acto seguido Nokotori se relamió. El joven moreno se percató de como Madara extendía su mano, dándole a entender que le quería ayudar a levantarse, pronunciando unas palabras que Nokotori no estaba acostumbrado a escuchar. Tembloroso y dudando, disipó sus dudas y agarró la mano para poder levantarse. Aquello le costó y a decir verdad, le dolió bastante el simple hecho de levantarse, tendría que aplicarse primeros auxilios y hacer algo con sus costillas fracturadas, además, tenía el cuerpo entumecido por el frío.

Observó al otro chico como iba a una casa y por alguna razón le daban una camiseta, probablemente conocía a los inquilinos o algo así que no prestó mucha atención, una cosa le quedó clara, también era un joven robusto por aguantar aún así el golpe.
El espadachín miró hacia Madara, el cual estaba como olisqueando algo, al parecer tenía buen olfato o algo y escuchó unas bonitas palabras, el joven de la armadura dijo que los iba a invitar a algo y Nokotori estaba cansado y exhausto, además de que tenía hambre, apenas comió la pasada noche. Optó por seguir a Madara y más temprano que tarde el otro chico se acercó, uniéndose a los dos. Cuando estaba a punto de hablar con el otro chico, antes de pronunciar siquiera una palabra se le adelantó él, presentándose.

-Vaya, mi nombre es Nokotori, Nokotori Kurodoku… Gracias, me enseñó un buen amigo a usarlas.
Nokotori miró al cielo con una mirada algo triste y miró a los ojos de su nuevo compañero Ragerok para añadir algo más.
-Veo que tú tampoco te quedas atrás. Algún día seremos igual o más fuertes.

Al poco tiempo, llegaron a lo que parecía una taberna, la cual no inspiraba mucha confianza, pero bueno, algo era, al menos no había mucha gente y así evitarían miradas de curiosidad. Pronto encontraron una mesa para cuatro personas en la cual el grupo se sentó y vio como Madara lanzaba la silla sobrante por la ventana, cosa que hizo que Nokotori riera para sus adentros. Se acercó un joven camarero a tomar nota y después de que el jefe pidera los miró a ellos, haciéndose entender que quería saber lo que ellos iban a pedir. Mientras Ragerok hablaba con el camarero el joven espadachín pensó:

-Vaya, 100 berries… ¿Puedo gastarme tanto dinero en arroz?

Una vez salió de sus pensamientos, había pasado varios minutos y el camarero lo observaba con una mirada extraña, pronto el joven pidió.

-A ver… Yo quiero… ¿Zumo? ¡Sí! Tráeme un maldito zumo de naranja y todo el arroz que pueda comer con 100 berries. Y espero que esté bueno el arroz.

Dicho esto Nokotori alzó su capa dejando ver la empuñadura de sus katanas, era muy exigente con la comida, bueno, más bien con el arroz. El camarero siguió mirándolo de manera extraña y se marchó para dar la orden al cocinero. Escuchó como su compañero se quejaba que casi lo mata y miró hacia los dos con una sonrisa algo sádica.

-Yo me divertí muchísimo y espero que esto sea siempre así, me encanta el subidón de adrenalina que me da cuando pienso que estoy en riesgo de muerte y que pronto podré clavar mis espadas en algo vivo. El caso es… ¿Qué es lo que tenemos que hacer y por qué nosotros?

Ambos jóvenes se quedaron mirando a Madara a los ojos, esperaban respuestas y saber más sobre dónde se había metido.
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Miér 13 Ene 2016 - 3:19}

El primero de todos, el señor Ragerok, resultó que quería escuchar la voz de una mujer simplemente por el mero hecho de estar cansado, que poco sentido tenía eso, ese capullo quería sexo salvaje del sucio. Madara no pudo evitar mostrar una sonrisa pícara mientras cruzaba la mirada con Nokotori, tenían en sus filas a un fan de las mujeres, otro más. Iba a tener que buscarlas fuera pues en la banda solo se admitían mujeres luchadoras y capaces de aguantar contra el Shichibukai al menos unos cinco minutos como habían hecho ellos, tan solo una cumplió ese requisito por el momento. Ayane, la preciosidad rubia de ojos azules que tanto adoraba el moreno y con la que había tenido una confianza enorme, sin embargo andaba desaparecida, esperaba que nadie la hubiese asesinado o tomaría medidas en el asunto. Cualquier persona que se metiera con su equipo estaba condenada a muerte al momento y si no era por su guadaña lo sería futuramente.

Escuchó como el chico pedía costillas de cordero y entrecerró los ojos, le gustaba la carne, la carne dura y sabrosa. Instantes después el espadachín pidió arroz con un zumo de naranja y además pareció hacer un tipo de amenaza que el devastador pareció entender y al cuál le hizo reír un poco y todo. Ese cabrón era muy loco peligroso y eso apasionaba al jodido mercenario, de hecho ahora alzó la voz un poco más alto. – ¡Qué sean ciento veinte! – Se había merecido ese aumento por sus palabras, debía darle premios a los dos para que fueran adaptándose, si aún no había dado ninguno al castaño simplemente fue por qué aún no había hecho actos violentos pero controlados. A Madara le encantaba la violencia pero con discreción, total si era Shichibukai era por conveniencia propia, no por otra cosa. Tardó unos momentos en pensar en lo siguiente que iban a hacer pues los dos chicos estaban deseando saberlo al parecer, justo cuando iba a responder llegó todo lo pedido. Supuestamente en todos los lugares traen primero la bebida pero ahí fue todo junto, seguramente por la pequeña “amenaza” del chulo de ojos rojizos.

Al verlo se recordaba a él mismo un par de años atrás ya que realmente eran parecidos físicamente. El líder cogió su delicioso refresco de limón y le pegó un enorme trago para después soltar una carcajada, le había gustado muchísimo y estaba realmente fresquito. Ahora no pudo evitar alzar el vaso en señal de victoria, después miró al castaño a los ojos con calma y empezó a hablarle en un tono tranquilo. – Déjate de mujeres, Dios sabe que son la alegría del planeta pero ahora estamos entre tíos. Come todo lo que puedas, eructa y cuenta chistes machistas. – Tras esas palabras empezó a devorar su solomillo de forma lenta, disfrutando del placer de la carne mojada en aquella salsa tan rica, era una mezcla de sabores impresionante, tanto que el enorme dragón tuvo que agarrarse a la mesa y todo, había que felicitar al cocinero. Mientras disfrutaba de su excelente manjar, la puerta se abrió de nuevo y entraron tres hombres con pasamontañas y armas de fuego.

No tardaron en pedir que todo el mundo se estuviera quieto y que les entregasen el dinero que hubiera en la caja, Madara no pudo evitar empezar a reírse en voz alta mientras cerraba los ojos. El cabecilla de los maleantes se enfadó y se acercó con una mirada agresiva, llevaba un palo atado a la espalda y en su camiseta ponía “Ricardo”. Apuntó con su arma al moreno en toda la frente y le dijo que riera de nuevo si era capaz, el moreno aumentó las risas para después de un rápido movimiento cogerle del brazo y elevarlo, poniéndose él mismo de pie. – Te has metido con el Shichibukai equivocado. – Aquellas palabras llenaron de terror al criminal, acto seguido el dragón estiró su mano con fuerza y le atravesó el pecho, apareciendo por la espalda del payaso el brazo de Madara y con su corazón en la mano, el cuál aplastó enseguida. Los otros tipos asustados comenzaron a disparar contra él, sin embargo las balas rebotaban como si pegasen en un muro, el potente haki armadura del mercenario era demasiado para ellos.

Sin embargo ahora no hizo nada contra ellos, simplemente tomó asiento y siguió comiéndose el delicioso solomillo como si con él no fuera. – Eliminad a esos idiotas. – Dijo ahora mientras bebía tranquilamente de su vaso y trataba de quitarle una costilla de cordero al asesino, si lo conseguía de la comería con hueso y todo, además intentó robarla imbuyendo la mano en haki por si el castaño trataba de morderle. Él Shichibukai esperaría a que esos dos rematasen la basura y se volvieran a sentar, una vez lo hicieran les aclararía las dudas con calma y tranquilidad. – No podéis matar a inocentes, si lo hacéis que no os pillen pero si lo hacen, no me conocéis. Ahora quería ir a mi base a recoger unas cosas pero no quiero aburriros así que iré en otra ocasión. Hay un capullo llamado Kasumi dando por saco en Arabasta. Su cabeza vale unos cincuenta millones y si lo entrego yo me daría la mitad, eso es bueno y dinero bonito para las arcas del grupo. Os elegí a vosotros porqué investigué un poco y bueno aquí estáis. – Dicho eso se quedó mirando fijamente el plato de arroz de Nokotori, la avaricia se notaba en su mirada y era fácil de saberse, de hecho ahora acercó su mano a un tenedor con toda la confianza del mundo y trató de pinchar un poco y comer también de aquel plato de hidratos de carbono. – Nokotori, dame un sexto, un tercio y un medio de ese plato… – Justo cuando iba a hacerlo se frenó en seco y no pudo evitar sonreír de lado. – Oh, voy a mandarte con una persona, Noko-chan. Quiero que pases unos días con un tipo llamado Kogáto…
Nokotori Kurodoku
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Vie 15 Ene 2016 - 1:06}

Una vez ya pedido todo, el joven espadachín miraba alrededor de la taberna examinando a las personas que habían dentro de ella. Intercambió varias miradas con algunas personas con la intención de provocar una pelea, pero todos eran unos borrachos y ninguno destacaba por nada en especial. Lo que había pedido el moreno se estaba demorando bastante (al menos eso pensaba él) y se estaba impacientando un poco llegando incluso a mover la pierna repetidas veces a un ritmo algo rápido.
Escuchó a Madara como gritaba aumentando el dinero que se podía gastar en arroz y eso hizo que sus ojos brillasen de manera insólita. Le encantaba el arroz al espadachín y nunca era poco arroz para él. Varios minutos después las cosas que habían pedido, la comida y bebida junta, estaba en la mesa, era hora de comer por fin. Nokotori miraba el suculento plato de arroz con ansia puesto que hacía tiempo que no degustaba tal manjar, parecía que se le caía la baba y todo. Miró el vaso de zumo y bebió un poco, agarró el tenedor y pinchó un poco de arroz que no tardó demasiado en llevárselo a la boca, a su vez escuchaba la conversación de sus dos compañeros sobre mujeres.
-Las mujeres no sirven para nada, no sé cómo os pueden gustar tanto…
Después de haber dicho estas palabras el joven maniático siguió comiendo como si nada. La textura de aquel manjar era buena, un sabor exquisito y los condimentos justos y necesarios para que con sencillez el arroz estuviera muy bueno, tal vez la pequeña amenaza de antes tuvo algo que ver, aún así quería hablar luego con el cocinero para decirle que no lo iba a matar gracias a que el arroz estaba bueno y que además, de haber estado malo, su vida hubiera acabado en esa taberna. El joven dispuesto a dar otra pinchada más a su valioso plato no se vio interrumpido por la escena que montaron tres hombres enmascarados, aquello no iba a hacer que dejara de comer.
Al parecer se acercó el que supuestamente era el cabecilla de aquellos payasos, el cual fue rápidamente eliminado por su jefe Madara, esto hizo que los otros comenzaran a dispararle. Obviamente las balas no pudieron hacer nada a Madara pero una de ellas reboto rozando  el plato de arroz del espadachín dejando caer un par de granos a la mesa. El moreno paró de comer en seco y dejó el tenedor hincado en la mesa. Justo cuando se giraba a ver la cara de quienes habían hecho tal atrocidad escuchó a su líder comentar que acabara con ellos junto al asesino, ya de por sí se giró de muy mala hostia y al escuchar esto miró al hombre situado más a la derecha dejando ver una sonrisa grotesca y enfermiza. Aquel hombre estaba ya muerto pero no lo sabía. Se levantó tranquilamente y desenfundó sus katanas, se apoyó en la silla de al lado y dio un gran salto hacia el maleante para intentar darle un tajo en el estómago y poder sacarle las tripas. Estaba pensando en sacarlas y enseñárselas mientras aún vivía para dejarle un bonito recuerdo sobre su muerte una vez que lo mandara al más allá. Su ataque no tuvo éxito del todo, el criminal pudo bloquear una de sus hojas con el arma que portaba pero aún así se llevó varios cortes en el brazo derecho, sacudió su arma hacia delante haciendo al espadachín retroceder unos cuantos pasos. Acto seguido el joven moreno reaccionó e intentó clavar su espada morada en el gaznate de aquel hombre, estaba muy cabreado y la imagen de los granos de arroz desperdiciados en la mesa lo hacía enfadar más aún. El criminal no era malo del todo, pudo esquivar el tajo que iba directo a su garganta haciendo que el espadachín quedara a su espalda, agarró su arma y lanzó una ráfaga de cinco balas las cuales tres de ellas impactaron en el hombro izquierdo del joven. Esto hizo enfadarlo más aún y empezó a dar tajos a diestro y siniestro, el criminal no pudo seguir el ritmo y acabó con un brazo entero cortado el cual cayó al suelo. El grito que se escuchó era insoportable, tanto que parecía una matanza pero Nokotori acababa de empezar con su pequeño juego, le gustaba torturar a sus víctimas para luego asestar su golpe de gracia. El repugnante criminal soltó su arma de un puñado, pero no sin antes disparar de nuevo contra el moreno, aunque el dolor lo cegaba no pudo apuntar bien y esto hizo que solo se llevara un roce en el brazo, pero aun así escocía. El joven asesino se encontraba delante del hombre el cual estaba de rodillas intentando parar la hemorragia de su brazo, cosa que no pudo hacer mucho tiempo. Justo cuando miró los rojizos ojos del espadachín un nuevo corte aparecía en su cuerpo dejando caer su otro brazo al suelo provocándole más gritos y desesperación, aquel hombre rogaba por su vida y eso al espadachín le encantaba. El sádico moreno sonriendo de manera macabra se acercaba lentamente al pobre hombre el cual seguía rogando y echándose hacia atrás para que no llegara. Nokotori con su otra arma atravesó la pierna derecha del criminal clavando su espada en el suelo y dejando al enmascarado inmóvil en un terrible dolor además dejaba caer la hoja de su otra katana sobre el suelo provocando un sonido horrible para aquel criminal. Levantó su arma y con la punta subió la camiseta del criminal haciendo un pequeño corte en el abdomen de éste.
-Veamos… ¿Dónde debería cortar para que te pueda escuchar de nuevo gritar? Has hecho algo horrible y morirás.
Tras estas palabras el enmascarado dejó ver en su mirada el puro miedo y a pesar de su pasamontañas podía verse reflejada una mueca desencajada que al espadachín excitaba de sobremanera, esto hacía que poco a poco se emocionase y empezó a hundir la espada desde su ombligo hasta sus pectorales. La sangre brotaba sin cesar y el pobre hombre no hacía más que gritar y gritar. El moreno con una mirada de maniático seguía hundiendo su espada en su cuerpo hasta que creó una cruz en su abdomen el cual pisó para que sus entrañas pudieran salir con facilidad, esto provocó que varias gotas de sangre salpicaran sobre la cara del verdugo del criminal. Jugó un poco más con su pequeño muñeco hasta que se cansó, decidió que ya no le divertía escuchar sus gritos puesto que se había convertido en algo monótono. Varias partes del interior del hombre quedaron esparcidas por el suelo de la taberna y el enmascarado parecía estar al borde de la muerte. Nokotori optó por ser “bueno” y acabó con su vida con un tajo en el pecho el cual llegó al corazón mientras ansioso pensaba en su gran plato de arroz que estaba esperándolo en la mesa. Agarró sus katanas, sacudió la sangre del hombre y las limpió para después enfundarlas, mientras miraba como su compañero acababa también la faena con el otro criminal.
Por fin pudo sentarse y empezó a escuchar todo lo que el Shichibukai tenía que decir. Al principio y al escuchar que no podía matar inocentes el moreno quedó un poco decepcionado pero luego recobró esperanza tras haber comido un poco de arroz y escuchar que podía hacerlo si no lo pillaban. Cuando escuchó el precio que salía de la boca de Madara hizo que por un momento parase de comer.
¿Veinticinco millones para nosotros? ¿Tanto? Tenemos que ir a por el ya...
El espadachín imaginaba cuanto arroz podía comprar con tanto dinero, siempre había sido pobre así que la simple idea de poseer tanto dinero le gustaba, como a cualquier persona.
- Y… ¿cómo has podido escuchar sobre mi?
Después de haber preguntado esto siguió tan tranquilo comiendo de su plato hasta que Madara agarró su tenedor e hizo ademán de querer pinchar en su comida haciéndole una petición. El joven moreno, después de haber escuchado cuanto quería su jefe empezó a contar con la mano cuanto era todo. Pocos minutos después se dio cuenta de que quería todo y lo miró a los ojos desafiante.
-Es mi arroz y no comparto.
Una vez dicho esto escuchó a su líder decir que lo mandaría junto a alguien cuyo nombre le creyó sonar, pero no sabía de qué. ¿Para qué quería que fuese con él? Si apenas había entrado en su banda.
-No tengo ni idea de quién me estás hablando.
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Dom 17 Ene 2016 - 2:07}

Por fin la comida llegaba. El olor del cordero inundó la mesa nada más servirlo. Era una carne que destacaba por su fuerte y característico aroma, que hacía que o te gustase mucho o la odiases, y Ragerok pertenecía al primer grupo. Primero agarró la cerveza y pegó un largo trago, tan bestia que parte de ésta cayó sobre su camiseta, filtrándose y haciendo que sus heridas escociesen. Golpeó con la jarra la mesa, soltando un suspiro que parecía un pequeño gemido. Tras esto comenzó a comer una chuleta que terminó casi de un bocado.


-Si queréis, coged alguna.

Todo estaba tranquilo en la taberna, y eso, después de tal pelea, era algo que Ragerok agradecía de corazón. La calma tras la tormenta, uno de los placeres de la vida.

De repente, entraron tres sujetos un tanto estrafalarios, buscando bronca. Tras unos segundos de provocaciones, Madara atravesó con la mano el pecho del cabecilla, y pidió a los jóvenes que se encargaran de los otros dos.

Mientras Nokotori se lanzó a por la derecha, Ragerok se levantó lentamente, como si su cuerpo pesara una tonelada, con una cara de enfado impresionante. En su cabeza, la música de arpa que indicaba paz y tranquilidad se paró. Algún estúpido había cometido la insensatez de perturbar el descanso post-batalla. Y eso, le había jodido. El joven asesino, cansado y dolorido, estaba al límite. Y su paciencia se agotaba. Andando lentamente, llevó su mano derecha a la parte baja de su espalda, donde guardaba sus puñales, para coger uno. El tipo al que debía eliminar comenzó a proferirle diversos insultos, mientras le escupía y se reía. El asesino lo miró con una mirada un tanto seria, mientras en su cabeza una voz le decía que debía joder a aquel imbécil que había cometido el error de su vida. De repente aquel tipo , viendo que Ragerok se le acercaba cada vez más, sin frenar, aunque lentamente, se lanzó a por él y le dio un puñetazo en la cara que tiró al asesino al suelo. De nuevo la cara. Le dolía, le dolía mucho, pero eso no importaba.

Se levantó y esta vez el puñetazo fue al pecho. El joven cayó al suelo, y se retorció de dolor. Aquel gilipollas había debido notar que estaba herido por la sangre de la camiseta, aunque estaba consiguiendo lo que quería: se estaba acercando mucho a él, y además estaban al lado de una columna de madera, aquello sería perfecto.

El asesino se incorporó mientras esbozaba una sonrisa al ver que el tío le lanzaba otro puñetazo. En un rapidísimo movimiento, Ragerok atravesó con uno de los puñales la muñeca del tipo, dejándolo clavado en la columna de madera, con el brazo estirado hacia arriba. Un grito de dolor surgió de su boca.


-Normalmente no hago las cosas así. Pero estoy cansado, hambriento, dolorido...etc. Y tú y tus amigos venís a dar por culo en el momento que me tocaba descansar. Y vas a ser jodido.

El asesino cogió mano libre del tipo, y de nuevo en un rápido movimiento, sin que diese tiempo a forcejear, clavó el otro puñal en la muñeca para llevarla a la columna, en este caso con el brazo estirado hacia abajo. Los puñales estaban clavados profundamente, y no iba a conseguir arrancarlos fácilmente. Si intentase desclavarlos, probablemente se abriría grandes heridas por las cuales se desangraría. El condenado gritaba demasiado y eso no le gustaba. Algo dentro de él decidió que ya era suficiente, así que se dirigió a la mesa, cogió su guadaña y rápidamente le cortó la cabeza de un tajo, haciéndole también un corte al pilar en el que estaba clavado. Quitó los puñales con bastante dificultad, rompiendo un poco más la columna, haciendo que el techo temblase un poco, y se dirigió a la barra para pedir una jarra de agua. El tabernero, con miedo en los ojos, se lo dio, y Ragerok le dio dinero para comprar una nueva columna. Se dirigió a su mesa y se sentó junto a su compañero y su jefe, que le esperaba con grandes noticias.

Les comentó algo sobre conseguir la cabeza de un tío, y le pareció un buen primer trabajo, aunque ahora prefería pensar en dormir.

Recordó aquella noche en un hostal de Isla Cornucopia, aquella jovencita morena de ojos violeta. Dormir acompañado era lo mejor. Mientras estaba perdido en sus pensamientos, el jefe dijo que mandaría a Nokotori con un tal Kogato. Entonces Ragerok se incorporó en la conversación.


-¿Y yo qué hago mientras?
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Dom 17 Ene 2016 - 3:20}

Madara había comprobado como sus hombres erradicaban con suma facilidad a aquellos imbéciles que no les duraron casi nada. Nokotori se sentó ahora hablándole y preguntándole algunas cosas de las que a continuación recibiría su respuesta. La primera era sobre como el Shichibukai había conocido de su ubicación y la segunda era acerca de su hermano. – Bueno no es muy difícil saber de alguien que se dedica a amenazar por todos lados y a eliminar sanguinariamente a gente. Esta isla no es tan grande pero mi velocidad y mi haki si lo son. – Una vez hubo contestado a aquello no tardó en sonreír de lado mientras estiraba la mano cogiendo su tenedor y degustando un delicioso trozo de su rico solomillo. El sabor de la carne en su paladar le daba una sensación bastante buena y tranquila. Ahora miró fijamente a los ojos de Nokotori y se dispuso a contestarle a lo otro aunque ese tema iba a ser un poco delicado.


– La persona con la que te voy a enviar a entrenar es un tipo que solo yo conozco realmente. Es un ser que no conoce la piedad ni lo hará jamás. Disfruta con la sangre y su precio es superior a los setecientos millones. Hablo de Kogáto Uchiha, el hombre conocido como Vader. – Una vez hubo dicho eso soltó una leve carcajada un poco siniestra para después pegarle otro bocado a su pedazo de carne. Había ya demasiada sangre alrededor y el moreno clavó sus orbes ahora en los del chico asesino de cabellos castaños. Parecía un poco niño en la cara y su altura comparada con la de él no era tan baja. No pudo evitar pensar en que iba a tener que protegerlo durante un tiempo. Sin embargo ahora escuchó una pregunta que vino de su boca. La verdad es que no había pensado en quién iba a entrenar al chico pero de seguro que con su hermano no iba a ir. El enmascarado disponía de la sangre fría necesaria para hacerlo pedazos a la mínima de cambio, cosa que con el moreno podía cambiar ya que ambos se parecían bastante. – Tu deberías mejorar tus habilidades físicas también pero Kogáto te mataría de un movimiento. Él no es tan considerado como yo, de modo que o entrenas por tu cuenta o lo haces conmigo una vez vuelva de mi viaje. – Una vez dijo aquello estiró la mano y tomó el resto del solomillo para metérselo en la boca del tirón y comérselo.


Ya iba siendo hora de abandonar el lugar de una vez y el Shichibukai se puso en pie dirigiéndose a la puerta de la posada. Se había fijado en que el asesino tenía cerveza en la camiseta y restos de sangre. Iba a tener que mejorar muchísimo en su camino como mercenario o no se comería una rosca. El dinero escaseaba y solo los más poderosos de los mares podían acceder a él. Kyofu era un sitio dónde la pasta era importante y el poder también. Justo antes de salir se giró mirando al camarero a los ojos para después sonreír de lado pues al fin y al cabo les habían salvado del atraco. Cuando Madara salió a la calle pudo ver como las hierbas que había creado todavía continuaban allí. Le entró un poco de risa pues gracias a aquello el castaño casi se quemaba el pecho, Nokotori también había salido herido pero no tanto. Ahora el dragón olisqueó un poco en el ambiente y esbozó una siniestra sonrisa, la cual fue dirigida a sus dos compañeros. – Ir tirando hacia la playa, una vez llegue yo empezara el viaje. Una de las presencias que esperaba ha llegado y está al otro lado de la isla, no tardaré. – Madara pegó un enorme salto y en pleno aire rugió con fuerza empezando a crecer bastante.


Su piel se volvió totalmente negra y su cuerpo fue recubierto de escamas. Sus alas surgieron y de la parte baja de la espalda una larga cola, estaba en su forma completa. El inmenso animal empezó a volar rumbo a otro sitio mientras dejaba atrás a los otros dos, suplicando para que Nokotori no le cortara la cabeza al otro. – Le convoco en este lado y se va al otro, puto navegante. – Dijo de repente mientras iba llegando ya al otro pueblo. Había quedado con un chico que parecía saber manejar los transportes marinos y eso era fundamental en el equipo de mercenarios. No siempre iba a llevarse a todo el mundo volando en la espalda, no era una vaca. En poco tiempo divisó el pueblo de dónde provenía el olor pues ya le había pedido que llevara algo encima que pudiera ser olido con facilidad. Madara aterrizó en el suelo y volvió a la forma humana mientras miraba un bar de la zona. Se aproximó despacio y nada más entrar se acercó a la barra mirando a un chico que estaba allí sentado, no pudo evitar sonreír de lado y empezar a caminar hacia él para después sentarse al lado con toda la confianza del mundo. – Uchiha Madara presentándose. Tú debes de ser Qui Gon, es la hora de que nos marchemos de esta isla nevada. – Dijo simplemente mientras sonreía de lado. Llegaba el momento de comenzar con aquella misión de caza del rubio de ojos rosados.
Nokotori Kurodoku
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Dom 17 Ene 2016 - 3:53}

Una vez acabado todo Nokotori ya sentado empezó a comer de su delicioso manjar que aún quedaba bastante por devorar. Escuchó todo lo que tuvo que decir Madara y llegó a la conclusión de que iba a ser un hombre bastante conocido en el mundo. Acto seguido comió una vez más de su plato.

Al escuchar todo lo que dijo el Shichibukai sobre Kogáto a Nokotori le invadió una sensación extraña, estaba emocionado. Al parecer iba a conocer a alguien parecido él. Nokotori dio un trago a su zumo de naranja el cual aún seguía fresco. El camarero estaba limpiando los restos de la pelea, la sangre, los órganos y demás cosas esparcidas de dudoso agrado para la vista humana.

Mientras terminaba de comer el espadachín escuchaba sin hacer mucho caso a la conversación de Madara y Ragerok. Pudo terminar su plato con dificultad puesto que era mucho, pero aun así se lo comió todo. El arroz era su comida favorita y jamás dejaría nada en el plato aún que le cueste comérselo lo hará.

Por fin terminó de comer y se dispuso a ir a hablar con el cocinero para así poder feliciatarlo.

-Cocinero, he de decir que tu arroz estaba bastante bueno y has tenido suerte si no tu vida hubiera acabado hoy mismo.

El cocinero miró de manera rara a Nokotori y asintió sin saber realmente como sentirse. Dicho esto el espadachín se unió junto a sus otros dos compañeros en la puerta de la taberna para decidir que harían ahora.

Madara empezó a decir que al parecer ya estaba en la isla otro sujeto que sin él no podíamos empezar la aventura. Madara empezó a convertirse en un dragón completo de gran envergadura y Nokotori miró como lo hacía. Tenía que preguntar como hacía eso más adelante puesto que era bastane útil. A ambos los mandó a la playa a esperar a que el shichibukai llegara.

El joven espadachín miró a su compañero de arriba abajo y vio como estaba cubierto de sangre en su pecho.

-Cúrate esas heridas y cámbiate… Das un poco de asco

Dicho esto el espadachín salió rumbo a la playa sin saber exactamente donde estaba pero había indicaciones para que más o menos supiese llegar. De camino iba matando animales que veía o pequeñas amenazas que se le presentaba. Pronto pudo oler el mar  que estaba a escasos metros de él. Empezó a descender una colina que había para llegar a la playa y se sentó en lo que parecía la hamaca de alguien. Quien pronto llegó para reclamarla. Nokotori amenazó al chico de la hamaca con descuartizarlo y este huyó corriendo de allí.

El joven moreno se acomodó en la hamaca y se dispuso a esperar a que los demás llegaran para poder partir de una vez. Mientras pensaba en cuantas aventuras iba a poder vivir y cuantos enemigos peligrosos se iba a encontrar. La simple idea de matarlos a todos lo invadía y lo embriagaba. Estaba deseando que ese momento llegase.
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Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] Empty Re: Empieza El Espectaculo [Privado Kyofu] {Dom 17 Ene 2016 - 23:34}

El Shichibukai le dijo al asesino que por su forma de ser no podría entrenarse con Kogáto, así que debería decidir si entrenar solo, o esperar a que Madara volviese. Ragerok pensó que un poco de entrenamiento solitario en un lugar apartado no le vendría mal, y además le serviría para recuperarse completamente de las quemaduras de ácido, las cuales no dejaban de dolerle.

Tras comer, los tres salieron de la taberna, indicándoles Madara el camino que tenían que seguir, para luego, convirtiéndose en un poderosos ser, irse volando. No sabían demasiado de aquel hombre, y sus poderes parecían ser ilimitados. Alguien que podía convertirse en semejante monstruo... Eso le gustaba al joven asesino, que ansiaba convertirse en alguien así de fuerte o más. Pero el Shichibukai parecía tener los ojos más bien puestos sobre el joven espadachín. Ragerok miró a éste. Aunque estaba dañado, no estaba ni mucho menos en el estado en el que estaba él. El asesino había parecido un novato delante de ellos, dejándose dañar tan fácilmente. Él era alguien que debía luchar desde las sombras, intentando no ser detectado ni dañado, y no había conseguido nada de eso. Se mordió el labio mientras pensaba esto, frustrado.

Su compañero lo sacó de sus pensamientos, recordándole que entre las heridas sangrantes y la cerveza, su camiseta estaba hecha un asco, y que él en si daba asco.

-Ah, ya. Espera.

Pero el espadachín no esperó y comenzó a andar, mientras Ragerok visitaba otra casa, pidiendo otra camiseta. En este caso le ofrecieron el baño para lavarse un poco las heridas. Tras esto, el asesino se dirigió a la zona concretada. Vio a Nokotori en una hamaca y pasó de molestarlo mientras descansaba. Se tumbó en la arena y empezó a jugar con la arena entre sus dedos. Aquello le recordaba demasiado a su hermana.

-Mizu...

Tras esto cerró los ojos y empezó a tararear una vieja canción de su tierra.
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