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Akuma no mi
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- Nunca me cansaré de perseguir mis sueños.... ¿pero a qué precio se paga tal meta? - dije pensando en las atrocidades que había podido cometer. - El bien o mal ¿quién lo decide? ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Llegaré a algún lado así...? pensé mirando el horizonte, viendo el mar que parecía no tener fin. De repente el romper de una ola, me sacó de mi trance pensativo y me incorpore para reunirme con Kaito.
Hacía unos días encontré un viejo pergamino, indicando que en Galuna se encontraba algo de gran valor. No indicaba ni la ubicación exacta de lo que estábamos buscando, ni que era realmente eso de "gran valor". El trabajo escaseaba últimamente e investigar aquello no iba a llevarnos demasiado tiempo, por lo que decidimos indagar un poco. Sinclair no había podido acompañarnos en esta aventura, esperando que solucionara rápido el motivo por el que se había ausentado. Agradecía que Kaito me acompañara en esto, aunque a veces era un poco serio y podía dar algo de miedo. A lo lejos lo vi, cerca de unas cabañas que había en la base de la montaña.
- Eyyyy Kaito – dije saludando con la mano, haciendo una mueca de alegría por verlo.
Hace un par de días contacté con él para que me ayudara y aceptó sin vacilar en ningún momento. Era un buen líder y una buena persona, con demonios interiores como todos. A veces se pasaba con su sobreprotección, pero entendía que no le gustaba vernos en peligro. Mientras me acercaba, observé a unos ancianos sentados en un banco cercano a mí y pensé que sería bueno preguntarles.
- Perdonen, quisiera saber si reconocen este pergamino y su contenido o si me podrían contar algún rumor de la isla – dije con amabilidad.
- ¿Mandé…….? ¿Que está diciendo hijo? – dijo el anciano más cercano a mí.
- FILIPO, ESTE HOMBRE ESTA DICIENDO QUE SI RECONOCEMOS EL PERGAMINO O CONOCEMOS ALGUN RUMOR – grito el tercero de ellos.
- ¿Qué si conozco el camino y si estoy de humor? ….. – dijo Filipo, que parecía o enterarse de nada.
- Bah!!! Déjalo, que sordo estas. No reconozco nada del pergamino muchacho, pero según leo es algo que hay en esta isla. Si fuera tú iría a la montaña del norte, es un lugar bastante peligroso y pocos se atreven a ir. Si hay algo en esta isla es allí… o también podrías quedarte, eres bastante guapo – término diciendo guiñándome un ojo.
- Esto…. Me quedaría sin problemas si no tuviera que irme, pero gracias por el cumplido – comenté, recorriéndome un escalofrió por la espalda mientras seguía mi camino hacía Kaito.
Al llegar donde estaba Kaito, le comenté que podríamos empezar por la montaña del norte. No perdíamos nada por comenzar por allí, aparte los rumores apuntaban extrañamente a aquel lugar. Preparé la mochila con algunos víveres y esperé a que Kaito me dijera si prefería ir por otro lado.
Hacía unos días encontré un viejo pergamino, indicando que en Galuna se encontraba algo de gran valor. No indicaba ni la ubicación exacta de lo que estábamos buscando, ni que era realmente eso de "gran valor". El trabajo escaseaba últimamente e investigar aquello no iba a llevarnos demasiado tiempo, por lo que decidimos indagar un poco. Sinclair no había podido acompañarnos en esta aventura, esperando que solucionara rápido el motivo por el que se había ausentado. Agradecía que Kaito me acompañara en esto, aunque a veces era un poco serio y podía dar algo de miedo. A lo lejos lo vi, cerca de unas cabañas que había en la base de la montaña.
- Eyyyy Kaito – dije saludando con la mano, haciendo una mueca de alegría por verlo.
Hace un par de días contacté con él para que me ayudara y aceptó sin vacilar en ningún momento. Era un buen líder y una buena persona, con demonios interiores como todos. A veces se pasaba con su sobreprotección, pero entendía que no le gustaba vernos en peligro. Mientras me acercaba, observé a unos ancianos sentados en un banco cercano a mí y pensé que sería bueno preguntarles.
- Perdonen, quisiera saber si reconocen este pergamino y su contenido o si me podrían contar algún rumor de la isla – dije con amabilidad.
- ¿Mandé…….? ¿Que está diciendo hijo? – dijo el anciano más cercano a mí.
- FILIPO, ESTE HOMBRE ESTA DICIENDO QUE SI RECONOCEMOS EL PERGAMINO O CONOCEMOS ALGUN RUMOR – grito el tercero de ellos.
- ¿Qué si conozco el camino y si estoy de humor? ….. – dijo Filipo, que parecía o enterarse de nada.
- Bah!!! Déjalo, que sordo estas. No reconozco nada del pergamino muchacho, pero según leo es algo que hay en esta isla. Si fuera tú iría a la montaña del norte, es un lugar bastante peligroso y pocos se atreven a ir. Si hay algo en esta isla es allí… o también podrías quedarte, eres bastante guapo – término diciendo guiñándome un ojo.
- Esto…. Me quedaría sin problemas si no tuviera que irme, pero gracias por el cumplido – comenté, recorriéndome un escalofrió por la espalda mientras seguía mi camino hacía Kaito.
Al llegar donde estaba Kaito, le comenté que podríamos empezar por la montaña del norte. No perdíamos nada por comenzar por allí, aparte los rumores apuntaban extrañamente a aquel lugar. Preparé la mochila con algunos víveres y esperé a que Kaito me dijera si prefería ir por otro lado.
Kaito Kazuki
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Un rumor le había llegado al joven espadachín, una isla oculta un gran tesoro, y ese rumor le llega al joven peliblanco a través de uno de sus compañeros de gremio, Guldrik, un joven fuerte, tenaz y decidido, alguien que se gnó su lugar en el gremio a base de ayudar a los demás, sin temer perder algo en el intento, tal y como lo hace Kaito, que jamás permitirá que ninguno de los suyos sea dañado por nadie si él puede evitarlo. A causa de dicho rumor el joven se puso en marcha, le esperaba un largo viaje desde el lugar en el que entrenaba habitualmente hasta aquella isla del North Blue, un mar en el que el joven apenas tuvo viajes, pero que no se escapaba de sus planes, la verdad es que era hora de un descanso en las rutinas de entrenamiento de la fuerza del joven que descubrió que hacía tiempo que necesitaba mejorarla, la verdad es que llevaba ya varios meses de duro entrenamiento sin una sola pausa, solamente se detenía para alimentarse y dormir entre un día y otro, pero se pasaba cada día entrenando hasta que le llegó la misiva de su camarada en la que le relataba el hallazgo de un tesoro oculto en una isla de la isla a la que se dirigía el joven espadachín.
Una vez detuvo su pequeño bote lo amarró en un muelle en la costa y se marchó hacia el lugar acordado para el encuentro con su camarada, una especie de taberna en la que se reunirían para ponerse de acuerdo en el movimiento que tomarían una vez estuvieran en la isla. Mientras caminaba estaba atento por si alguien decía algo que le sirviera o si le trataban de atacar. Por ello llevaba cuatro de sus katanas, Chisi Itami, Osore Charengiru, y las gemelas, de ese modo podría defenderse de diversas formas posibles y no tendría problemas en hacerse cargo de una oleada de enemigos. |~Philip, ¿vamos mañana a por el tesoro de la montaña? Según he oído hay un gran tesoro oculto allí, conociendo a estos cobardes nadie habrá ido aún allí por las historias.~| Dijo un muchacho de cabellos dorados de aspecto fornido y que parecía dispuesto a cualquier cosa por divertirse o ganar dinero. |~No creo que sea conveniente, muchos nos conocen y podrían tomar represalias Mikael~| Respondió el moreno al que le habló el primero, este por el contrario parecía más débil y escuchimizado, pero portaba un sable, lo que podría indicar una buena dote como espadachín. Ante eso el joven Kazuki sonrió levemente mientras caminaba y se dirigió al punto de encuentro, donde tampoco tuvo que aguardar por demasiado tiempo, pues su compañero llegó indicando que fueran al norte, a las montañas. Kaito sonrió y se puso en marcha rumbo al norte. |~Justo viniendo hacia aquí escuché un par de mocosos hablar de ir a las montañas a por un valioso tesoro, pero pretenden ir mañana, así que adelantémonos.~| Respondió el joven cazador mientras hacía una señal para que Guldrik lo siguiera.
Una vez detuvo su pequeño bote lo amarró en un muelle en la costa y se marchó hacia el lugar acordado para el encuentro con su camarada, una especie de taberna en la que se reunirían para ponerse de acuerdo en el movimiento que tomarían una vez estuvieran en la isla. Mientras caminaba estaba atento por si alguien decía algo que le sirviera o si le trataban de atacar. Por ello llevaba cuatro de sus katanas, Chisi Itami, Osore Charengiru, y las gemelas, de ese modo podría defenderse de diversas formas posibles y no tendría problemas en hacerse cargo de una oleada de enemigos. |~Philip, ¿vamos mañana a por el tesoro de la montaña? Según he oído hay un gran tesoro oculto allí, conociendo a estos cobardes nadie habrá ido aún allí por las historias.~| Dijo un muchacho de cabellos dorados de aspecto fornido y que parecía dispuesto a cualquier cosa por divertirse o ganar dinero. |~No creo que sea conveniente, muchos nos conocen y podrían tomar represalias Mikael~| Respondió el moreno al que le habló el primero, este por el contrario parecía más débil y escuchimizado, pero portaba un sable, lo que podría indicar una buena dote como espadachín. Ante eso el joven Kazuki sonrió levemente mientras caminaba y se dirigió al punto de encuentro, donde tampoco tuvo que aguardar por demasiado tiempo, pues su compañero llegó indicando que fueran al norte, a las montañas. Kaito sonrió y se puso en marcha rumbo al norte. |~Justo viniendo hacia aquí escuché un par de mocosos hablar de ir a las montañas a por un valioso tesoro, pero pretenden ir mañana, así que adelantémonos.~| Respondió el joven cazador mientras hacía una señal para que Guldrik lo siguiera.
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Antes de comenzar la marcha, Kaito me menciono que dos jóvenes habían estado hablando el tesoro de las montañas. – Si, parece que es un rumor con bastante fuerza en esta isla – le dije esperando no tener ningún problema con ellos. La gente a veces se obsesionaba con el poder y el dinero, así que esperaba que aquellos jóvenes no nos vieran como rivales. Comencé a seguir a Kaito en dirección a las montañas, disfrutando del paisaje que nos regalaba aquel entorno. Un aire agradablemente cálido nos acariciaba al pasar, mientras el canto de los pájaros nos acompañaba. En ciertas ocasiones pensaba en el día que me retirara de todo aquello, dejar de ser cazador y llevar una vida tranquila. Aunque seguramente echaría tanto de menos este mundo, que volvería en poco tiempo incluso teniendo problemas de espalda. Era un trabajo peligroso, pero me reconfortaba saber que podía meter a criminales entre rejas.
Ya casi estábamos al píe de la montaña, un majestuoso trabajo de la naturaleza se postraba ante nosotros. La cima se escondía tras unas nubes, ocultando hasta donde podía llegar aquel trozo de roca. El bosque se hacía cada vez más frondoso, percibiendo que poca gente pasaba por allí y seguramente la última fue hace mucho tiempo. Comenzamos a ver animales salvajes con más frecuencia y cada vez más grandes, aunque por el momento no nos habían atacado. De repente un sonido grave se escuchó, retumbando por todo el lugar. Una fuerte ráfaga de aire comenzó a emanar desde la montaña, haciendo que los animales salieran huyendo del lugar. - ¿Qué será eso? ¿La maldición quizás? – le dije a Kaito algo escéptico. No creía en las maldiciones, pero en este mundo cualquier cosa podía pasar.
Tras la ráfaga, algo comenzó a acercarse hacía nosotros. Con movimientos lentos pero constantes, se escuchaba y veía como la maleza estaba siendo apartada por algo. Active el haki y me preparé para un posible ataque -¿una bestia? ¿Un bandido? – pensé estando alerta a lo que podría ocurrir. En ese mismo instante, un pequeño hombre salió de la maleza y comenzó a mirarnos. Era un anciano con una toga gris y un sombrero de paja, que tras unos instantes observándonos nos habló.
- Habéis pasado la primera prueba…. Los animales han percibido vuestra fuerza y no os han atacado, enhorabuena. Cinco prueba y un solo camino para realizarlas, superadlas y seréis recompensados. Falladlas y…. mejor no falléis. – tras decir esto desapareció de repente, como si de una ilusión se tratase.
- Sí que se toman enserio lo de la maldición – le dije a Kaito mirando alrededor. - ¿Cuál será la siguiente prueba? – le dije pensativo.
Nos pusimos en marcha hacía la base de la montaña, esperando encontrar la siguiente prueba. La situación mejoraba por momentos y esperaba poder pasar todas las pruebas, sonaba bien eso de una recompensa. En ese momento tropecé con algo en el suelo y observé que es lo que era, para darme cuenta de parte de una caravela asomaba en el suelo. – Aquí tenemos a los que no pasaron la primera prueba – dije a Kaito, pensando que aquello iba enserio. Iríamos a por todas como siempre, así que active mi haki y proseguimos la marcha.
Ya casi estábamos al píe de la montaña, un majestuoso trabajo de la naturaleza se postraba ante nosotros. La cima se escondía tras unas nubes, ocultando hasta donde podía llegar aquel trozo de roca. El bosque se hacía cada vez más frondoso, percibiendo que poca gente pasaba por allí y seguramente la última fue hace mucho tiempo. Comenzamos a ver animales salvajes con más frecuencia y cada vez más grandes, aunque por el momento no nos habían atacado. De repente un sonido grave se escuchó, retumbando por todo el lugar. Una fuerte ráfaga de aire comenzó a emanar desde la montaña, haciendo que los animales salieran huyendo del lugar. - ¿Qué será eso? ¿La maldición quizás? – le dije a Kaito algo escéptico. No creía en las maldiciones, pero en este mundo cualquier cosa podía pasar.
Tras la ráfaga, algo comenzó a acercarse hacía nosotros. Con movimientos lentos pero constantes, se escuchaba y veía como la maleza estaba siendo apartada por algo. Active el haki y me preparé para un posible ataque -¿una bestia? ¿Un bandido? – pensé estando alerta a lo que podría ocurrir. En ese mismo instante, un pequeño hombre salió de la maleza y comenzó a mirarnos. Era un anciano con una toga gris y un sombrero de paja, que tras unos instantes observándonos nos habló.
- Habéis pasado la primera prueba…. Los animales han percibido vuestra fuerza y no os han atacado, enhorabuena. Cinco prueba y un solo camino para realizarlas, superadlas y seréis recompensados. Falladlas y…. mejor no falléis. – tras decir esto desapareció de repente, como si de una ilusión se tratase.
- Sí que se toman enserio lo de la maldición – le dije a Kaito mirando alrededor. - ¿Cuál será la siguiente prueba? – le dije pensativo.
Nos pusimos en marcha hacía la base de la montaña, esperando encontrar la siguiente prueba. La situación mejoraba por momentos y esperaba poder pasar todas las pruebas, sonaba bien eso de una recompensa. En ese momento tropecé con algo en el suelo y observé que es lo que era, para darme cuenta de parte de una caravela asomaba en el suelo. – Aquí tenemos a los que no pasaron la primera prueba – dije a Kaito, pensando que aquello iba enserio. Iríamos a por todas como siempre, así que active mi haki y proseguimos la marcha.
Kaito Kazuki
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Tras el encuentro Guldrick le comentó que el rumor parecía ser realmente fuerte en la isla, como si algo realmente extraño se le echara encima a lo que sea que causase ese rumor. Eso podía ser interesante para el cazador, pues si tantos rumores se generaban alrededor de esa ubicación era más que probable que se encontrara algo de valor en la misma. Así sin más los cazadores comenzaron su travesía, dirección a las montañas de aquella isla, un lugar en el cual el joven Kazuki no había estado en ningún momento, pero que no sería muy difícil ubicar unas malditas montañas, y menos cuando en todo lugar en el que uno pasaba se encontraba con conversaciones sobre el lugar y muchos de ellos indicando las montañas o la dirección en la que se encuentran. Una leve brisa corría por donde pasaban los cazadores, una sensación agradable, cálida inundaba el rostro del joven espadachín mientras sus oídos se deleitaban con la dulce melodía entonada por los pájaros que habitaban el lugar. En ese oasis de paz y armonía el joven peliblanco pensaba en el día en que se retiraría de aquella vida, disfrutaría de su vida, de su prometida, quizás esposa en un futuro, pero para ese día faltaba aún mucho, era aún un mozo, como quien diría, y su jubilación llegaría cuando no pudiera moverse como le gustaba para cazar piratas.
Cuando se encontraban ya cerca, casi en el mismo pie de aquella magnífica obra de arte natural, observaron la misma con detenimiento, una majestuosa montaña cuya cima se ocultaba entre las nubes que se aglomeraban alrededor de la misma, quedando oculta la altura de la misma. El bosque que rodeaba la montaña era más y más frondoso conforme se acercaban en a la montaña, dejando claro que pocos se atrevían a pasar por aquella zona de la isla, y que la última vez que alguien se atrevió fue mucho tiempo atrás. Animales salvajes fueron apareciendo con mayor frecuencia conforme avanzaban en su camino, algo habitual si no hay tránsito humano o una probable causa para la escasez o ausencia del mismo. Todo era armónico hasta que un grave sonido alcanzó los sentidos del cazador, retumbando por entre los árboles como un profundo lamento de un espíritu o guardián. Este extraño suceso estaba acompañado por una potente ráfaga de aire que emanaba del destino de los muchachos, provocando una espantada de los animales de las cercanías. Guldrick le comentó a Kaito, con tono escéptico, que si aquello sería la maldición, algo que causó una leve sonrisa en el joven Kazuki. |~Las maldiciones suelen tener advertencias muy variadas, pero por si acaso andemos con ojo.~| Respondió el joven cazador.
Una presencia se acercaba, eso percibía el joven con sus sentidos tras el entrenamiento con su abuelo y mentor, la ráfaga ya había dejado de notarse, habría sido algo temporal y breve, como un simple vendaval. Kaito activó su kenbunshoku haki para prevenirse de ataques, podría ser una bestia, un animal salvaje, un maleante o un simple aventurero perdido, pero era mejor no arriesgarse a ser pillado con la guardia baja. Cuando al fin la presencia se mostró se trataba de un humano, un anciano con aspecto realmente extraño, y lo que dijo era aterrador, les había hablado de pruebas, de que habían superado la primera, que era que los animales se alejaran de su fuerza, algo bastante trivial, por norma general los animales huyen de los humanos. Luego añadió que había un total de cinco pruebas para llegar a una recompensa, pero que el castigo por fallar era...no lo dijo en realidad, por lo que Kaito simplemente dedujo que era la muerte. Pero antes de que Kaito pudiera decirle nada al anciano este había desaparecido cual espectro en la noche.
Guldrick reflexionaba sobre la actitud del anciano y sobre cuales serían las pruebas, pero eso a Kaito no le preocupaba, superaría las pruebas fueran las que fueran. |~La verdad es que no creo que se trate de una maldición, sino más bien de un guardián, sigamos, la siguiente prueba no puede estar lejos.~| Dijo Kazuki a su camarada mientras avanzaba. Tras un largo camino y un tropezón Guldrik le señaló el cráneo que sobresalía del suelo y dijo que aquellos serían los que no fueron capaces de superar alguna prueba. |~Bueno, si de verdad guardan algo se lo tomarán en serio para que no lo pueda coger cualquier idiota que pase por aquí ¿no crees?~| Dijo Kaito mientras observaba el entorno.
Varios pasos más adelante se encontraron con una cueva con dos entradas diferentes, , pero era algo extraño, en la roca había algo grabado, aparentemente de forma natural. "Crucero, Polar. ¿Cual buscarás para hallar mi hogar? Elige bien y hallarás el camino, elige mal y hallarás perdición." Ponía en la roca. Un mensaje claro, un acertijo que bloqueaba el camino a los catetos que buscaran simple poder. |~Con que ahora ponen a prueba nuestro intelecto...~| Dijo el joven espadachín mientras pensaba, buscaban las montañas del norte, por lo que se trataría de algo que indicara esa ubicación, en ese momento el joven pensó en qué indicaría un hogar entre esas dos palabras, momento en el cual se acordó de los mapas estelares, donde habían constelaciones y estrellas que indicaban puntos cardinales. |~Guldrik, vayamos por el camino Polar, es la estrella que indica el norte...~| Dijo Kaito mientras se encaminaba por la cueva usando su akuma para prender una antorcha que había al entrar a la cueva.
Cuando se encontraban ya cerca, casi en el mismo pie de aquella magnífica obra de arte natural, observaron la misma con detenimiento, una majestuosa montaña cuya cima se ocultaba entre las nubes que se aglomeraban alrededor de la misma, quedando oculta la altura de la misma. El bosque que rodeaba la montaña era más y más frondoso conforme se acercaban en a la montaña, dejando claro que pocos se atrevían a pasar por aquella zona de la isla, y que la última vez que alguien se atrevió fue mucho tiempo atrás. Animales salvajes fueron apareciendo con mayor frecuencia conforme avanzaban en su camino, algo habitual si no hay tránsito humano o una probable causa para la escasez o ausencia del mismo. Todo era armónico hasta que un grave sonido alcanzó los sentidos del cazador, retumbando por entre los árboles como un profundo lamento de un espíritu o guardián. Este extraño suceso estaba acompañado por una potente ráfaga de aire que emanaba del destino de los muchachos, provocando una espantada de los animales de las cercanías. Guldrick le comentó a Kaito, con tono escéptico, que si aquello sería la maldición, algo que causó una leve sonrisa en el joven Kazuki. |~Las maldiciones suelen tener advertencias muy variadas, pero por si acaso andemos con ojo.~| Respondió el joven cazador.
Una presencia se acercaba, eso percibía el joven con sus sentidos tras el entrenamiento con su abuelo y mentor, la ráfaga ya había dejado de notarse, habría sido algo temporal y breve, como un simple vendaval. Kaito activó su kenbunshoku haki para prevenirse de ataques, podría ser una bestia, un animal salvaje, un maleante o un simple aventurero perdido, pero era mejor no arriesgarse a ser pillado con la guardia baja. Cuando al fin la presencia se mostró se trataba de un humano, un anciano con aspecto realmente extraño, y lo que dijo era aterrador, les había hablado de pruebas, de que habían superado la primera, que era que los animales se alejaran de su fuerza, algo bastante trivial, por norma general los animales huyen de los humanos. Luego añadió que había un total de cinco pruebas para llegar a una recompensa, pero que el castigo por fallar era...no lo dijo en realidad, por lo que Kaito simplemente dedujo que era la muerte. Pero antes de que Kaito pudiera decirle nada al anciano este había desaparecido cual espectro en la noche.
Guldrick reflexionaba sobre la actitud del anciano y sobre cuales serían las pruebas, pero eso a Kaito no le preocupaba, superaría las pruebas fueran las que fueran. |~La verdad es que no creo que se trate de una maldición, sino más bien de un guardián, sigamos, la siguiente prueba no puede estar lejos.~| Dijo Kazuki a su camarada mientras avanzaba. Tras un largo camino y un tropezón Guldrik le señaló el cráneo que sobresalía del suelo y dijo que aquellos serían los que no fueron capaces de superar alguna prueba. |~Bueno, si de verdad guardan algo se lo tomarán en serio para que no lo pueda coger cualquier idiota que pase por aquí ¿no crees?~| Dijo Kaito mientras observaba el entorno.
Varios pasos más adelante se encontraron con una cueva con dos entradas diferentes, , pero era algo extraño, en la roca había algo grabado, aparentemente de forma natural. "Crucero, Polar. ¿Cual buscarás para hallar mi hogar? Elige bien y hallarás el camino, elige mal y hallarás perdición." Ponía en la roca. Un mensaje claro, un acertijo que bloqueaba el camino a los catetos que buscaran simple poder. |~Con que ahora ponen a prueba nuestro intelecto...~| Dijo el joven espadachín mientras pensaba, buscaban las montañas del norte, por lo que se trataría de algo que indicara esa ubicación, en ese momento el joven pensó en qué indicaría un hogar entre esas dos palabras, momento en el cual se acordó de los mapas estelares, donde habían constelaciones y estrellas que indicaban puntos cardinales. |~Guldrik, vayamos por el camino Polar, es la estrella que indica el norte...~| Dijo Kaito mientras se encaminaba por la cueva usando su akuma para prender una antorcha que había al entrar a la cueva.
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Características
fuerza
Fortaleza
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Akuma no mi
Varios
Kaito comentó que las maldiciones podían ser muy variadas, quitándole importancia a lo que había comentado. Es más, me dijo que no pensaba que fuera una maldición, sino más bien un guardián que protegía el camino hacía el tesoro. Era todo muy extrañó, ¿era aquello una especie de broma o en realidad había un tesoro detrás de todo aquello? Mi espíritu aventurero dejo a un lado las dudas y me empujó a seguir adelante, encontrara lo que encontrara al menos disfrutaría el camino hasta llegar. Comenzamos a movernos de nuevo después de aquel encuentro tan extraño y tras un rato caminando llegamos a la falda de la montaña.
Encontramos dos cuevas y teníamos que decidir por cual entrar, en ese momento nos percatamos de una inscripción en una roca y empezamos leerla. "Crucero, Polar. ¿Cuál buscarás para hallar mi hogar? Elige bien y hallarás el camino, elige mal y hallarás perdición." Era un mensaje algo extraño, podría referirse a algún tipo de barco o alguna cosa extraña. Iba a preguntarle a Kaito cuando esté me interrumpió comentando que estarían poniendo a prueba nuestro intelecto. – Vaya parece que cada prueba hace referencia a una cualidad o al menos es lo que parece – le dije. Me puse a pensar que podía indicar aquel acertijo, pero por más que le daba vueltas no conseguía descifrar aquello. Sabía que había una estrella que se llamaba Polar, pero no lo relacioné con ella hasta que Kaito la menciono – Pues sí, tiene mucha lógica que se refiera a eso. Pues continuemos por aquella cueva y veremos que nos encontramos – le dije, mientras entrabamos en la cueva. Kaito con la habilidad de su akuma comenzó a iluminar el camino, algo que nos venía al pelo en aquella situación.
La cueva no parecía nada del otro mundo, con un camino algo irregular y sus estalactitas en el techo. Comenzamos a bajar un buen rato, tanto que parecía que íbamos a llegar al fin del mundo. Ya llevábamos una hora andando y pensé que aquella cueva no llevaba a ningún lado, pero al poco llegamos a un claro dentro de la montaña. Salimos como a una especie de balcón erigido en la roca desde el cual veíamos una gran ciudad, en el que se podía apreciar un coliseo y multitud de casas a su alrededor. – Que impresionante vista – dije, sorprendido por aquella belleza. No sabía por dónde entraba la luz, pero aquel sitio estaba iluminado. EL sonido del agua se es escuchaba como un eco, pareciendo que estuviera en todas partes. La ciudad tenía un color algo verdoso, supongo por las plantas que habrían crecido a sus anchas durante mucho tiempo.
Me asomé al balcón y pude comprobar que no había ningún camino para llegar, separándonos de aquella ciudad unos 300 metros o algo más. – Parece que tendremos que ir volando – le comenté a Kaito, pero ante de emprender el vuelo me percaté de otra inscripción que había en el borde del balcón. “El camino se acaba, de alguna manera tendrás que pasar. Sé rápido y audaz y conseguirás llegar, se lento e indeciso y tu final encontraras”. Me convertí en mi forma híbrida y miré a Kaito – en resumen que vayamos rápido a aquel lugar – le dije pensando que en aquel acertijo no se habían comido mucho la cabeza. Comenzamos a volar hacía el filo de la ciudad, activando el haki observación por si acaso. Nada más pasar el filo del balcón, un enorme muro comenzó a bajar al filo de la ciudad y si no nos dábamos prisa nos bloquearía el paso. Aumentamos la velocidad y detrás nuestra comenzó a ocurrir lo mismo, cerrándonos la entrada. La situación comenzó a complicarse y más cuando una gran cantidad de púas de acero comenzó a llenar el hueco entre los dos muros. Iban a una velocidad descomunal y aunque presentía por dónde venían, eran demasiadas para esquivarlas todas. Aumenté los 4 escudos creando una barrera contra aquellas púas y comencé a volar a toda la velocidad que podía. En aquel lugar o volabas más rápido que el sonido o podías acabar como un colador, observando como las púas iban de un lado a otro casi sin poder verlas. – Kaito resguárdate bajo mis escudos – le dije mientras sentía que antes de abrir los escudos se me habían clavado algunas púas.
Avanzamos rápidamente, observando como el muro bajaba a un ritmo acelerado. Ya casi estábamos, por lo que hicimos un último esfuerzo. Pasamos rozando la parte inferior del muro, dañando una de mis alas. Aquello provocó que variara ligeramente el rumbo, pero al fin conseguimos llegar adonde queríamos. Escuchamos a nuestras espaldas como el muro seguía bajando hasta que llegó al tope, por lo que ahora solo podíamos avanzar. – Uf, que prueba más punzante – le dije intentando quitarle hierro al asunto. Me quedé en mi forma completa por si acaso, ya habíamos pasado 3 de las 5 prueba o al menos es lo que creía. - ¿Ahora dónde vamos? – le pregunté a Kaito, esperando que el viera algo que a mí se me había pasado. Veríamos hasta donde nos llevaban estas pruebas y parecía que cada vez estábamos más cerca.
Encontramos dos cuevas y teníamos que decidir por cual entrar, en ese momento nos percatamos de una inscripción en una roca y empezamos leerla. "Crucero, Polar. ¿Cuál buscarás para hallar mi hogar? Elige bien y hallarás el camino, elige mal y hallarás perdición." Era un mensaje algo extraño, podría referirse a algún tipo de barco o alguna cosa extraña. Iba a preguntarle a Kaito cuando esté me interrumpió comentando que estarían poniendo a prueba nuestro intelecto. – Vaya parece que cada prueba hace referencia a una cualidad o al menos es lo que parece – le dije. Me puse a pensar que podía indicar aquel acertijo, pero por más que le daba vueltas no conseguía descifrar aquello. Sabía que había una estrella que se llamaba Polar, pero no lo relacioné con ella hasta que Kaito la menciono – Pues sí, tiene mucha lógica que se refiera a eso. Pues continuemos por aquella cueva y veremos que nos encontramos – le dije, mientras entrabamos en la cueva. Kaito con la habilidad de su akuma comenzó a iluminar el camino, algo que nos venía al pelo en aquella situación.
La cueva no parecía nada del otro mundo, con un camino algo irregular y sus estalactitas en el techo. Comenzamos a bajar un buen rato, tanto que parecía que íbamos a llegar al fin del mundo. Ya llevábamos una hora andando y pensé que aquella cueva no llevaba a ningún lado, pero al poco llegamos a un claro dentro de la montaña. Salimos como a una especie de balcón erigido en la roca desde el cual veíamos una gran ciudad, en el que se podía apreciar un coliseo y multitud de casas a su alrededor. – Que impresionante vista – dije, sorprendido por aquella belleza. No sabía por dónde entraba la luz, pero aquel sitio estaba iluminado. EL sonido del agua se es escuchaba como un eco, pareciendo que estuviera en todas partes. La ciudad tenía un color algo verdoso, supongo por las plantas que habrían crecido a sus anchas durante mucho tiempo.
Me asomé al balcón y pude comprobar que no había ningún camino para llegar, separándonos de aquella ciudad unos 300 metros o algo más. – Parece que tendremos que ir volando – le comenté a Kaito, pero ante de emprender el vuelo me percaté de otra inscripción que había en el borde del balcón. “El camino se acaba, de alguna manera tendrás que pasar. Sé rápido y audaz y conseguirás llegar, se lento e indeciso y tu final encontraras”. Me convertí en mi forma híbrida y miré a Kaito – en resumen que vayamos rápido a aquel lugar – le dije pensando que en aquel acertijo no se habían comido mucho la cabeza. Comenzamos a volar hacía el filo de la ciudad, activando el haki observación por si acaso. Nada más pasar el filo del balcón, un enorme muro comenzó a bajar al filo de la ciudad y si no nos dábamos prisa nos bloquearía el paso. Aumentamos la velocidad y detrás nuestra comenzó a ocurrir lo mismo, cerrándonos la entrada. La situación comenzó a complicarse y más cuando una gran cantidad de púas de acero comenzó a llenar el hueco entre los dos muros. Iban a una velocidad descomunal y aunque presentía por dónde venían, eran demasiadas para esquivarlas todas. Aumenté los 4 escudos creando una barrera contra aquellas púas y comencé a volar a toda la velocidad que podía. En aquel lugar o volabas más rápido que el sonido o podías acabar como un colador, observando como las púas iban de un lado a otro casi sin poder verlas. – Kaito resguárdate bajo mis escudos – le dije mientras sentía que antes de abrir los escudos se me habían clavado algunas púas.
Avanzamos rápidamente, observando como el muro bajaba a un ritmo acelerado. Ya casi estábamos, por lo que hicimos un último esfuerzo. Pasamos rozando la parte inferior del muro, dañando una de mis alas. Aquello provocó que variara ligeramente el rumbo, pero al fin conseguimos llegar adonde queríamos. Escuchamos a nuestras espaldas como el muro seguía bajando hasta que llegó al tope, por lo que ahora solo podíamos avanzar. – Uf, que prueba más punzante – le dije intentando quitarle hierro al asunto. Me quedé en mi forma completa por si acaso, ya habíamos pasado 3 de las 5 prueba o al menos es lo que creía. - ¿Ahora dónde vamos? – le pregunté a Kaito, esperando que el viera algo que a mí se me había pasado. Veríamos hasta donde nos llevaban estas pruebas y parecía que cada vez estábamos más cerca.
Kaito Kazuki
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El camino es el típico de una cueva, angosto, con una gran cantidad de estalactitas y parece ser infinito, aquello sería un suplicio si Kaito no pudiera alumbrar el lugar pues no sabrían ni en qué punto de la cueva se encontrarían en cada momento. Guldrick parecía tener la misma hipótesis que el joven peliblanco, que cada una de las pruebas que mencionó el extraño anciano se basaría en una cualidad del ser humano, quizás para asegurarse de que los ineptos no lleguen al tesoro, quizás por capricho del que lo diseñara todo, eso nunca se sabría, pero no era momento de pensar en el motivo de las pruebas. Los cazadores siguieron aquella ruta hasta que al final se encontraron con el fin del camino y no había como seguir, ni unas escaleras, ni un pasillo lateral, nada. Solo un enorme abismo de 300 metros entre el balcón en el que se encontraban los cazadores y una ciudad que se veía en una especie de cráter de la montaña iluminado en un tono verdoso, seguramente debido a la abundancia de vegetación en la montaña en la que se encuentran metidos. La verdad es que Guldrick tenía razón, las vistas eran impresionantes, pero no era momento de observar los paisajes, había que buscar una forma de alcanzar aquella especie de ciudad oculta en el interior de la montaña, algo realmente improbable de no ser por el hecho de que ambos poseían la cualidad de volar. “El camino se acaba, de alguna manera tendrás que pasar. Sé rápido y audaz y conseguirás llegar, se lento e indeciso y tu final encontraras” se leía en una placa cercana al borde del balcón, aquello solo podía indicar una cosa, que el camino era peligroso, nadie pondría algo así en un camino de rosas precisamente.
Guldrick no dudó en saltar convirtiéndose en su forma híbrida para poder volar, Kaito hizo lo propio y saltó por el balcón teniendo en cuenta lo leído, por suerte la velocidad era uno de los puntos fuertes del espadachín debido a su akuma y las capacidades de movimiento que le permitían desplazarse a velocidades que no podría seguir casi nadie. Por ello cuando el camino comenzó a cerrarse el joven simplemente sonrió y se rio en su interior pues o aquello se movía muy deprisa o al espadachín no le supondría ningún problema para salir de aquella burda y simple trampa como aquella. Pero de pronto aquella habitación comenzó a cerrarse por el otro lado, lo que los dejaría sin salida, y por si eso no fuera suficiente, la habitación empezó a llenarse de púas que salían disparadas hacia todas direcciones, pero por suerte el mantra del joven samurái le avisaba de las púas a tiempo de que las esquivara, y dada la diferencia de velocidad entre las púas y el cazador estas no lograban alcanzarlo. Pero ante la oferta de Guldrick el joven se resguarda en sus escudos y así siguen hasta lograr cruzar el muro que estaba por cerrarse, y efectivamente se cerró segundos después de que ellos pasaran. Ante aquello el joven supuso que la tercera de las pruebas estaba superada, y medía la velocidad, pero Kaito se percató de las heridas de su camarada y las vendó al instante. |~Ya está, así al menos tienes un vendaje en las heridas.~| Dice Kaito mientras se encamina por la ciudad.
Nada más llegar se halla una placa, “Bienvenidos a la ciudad del todo y del nada, la mentira y la verdad, bienvenidos a YinYan, la ciudad dual. Elige el lado correcto y el premio hallarás, elige equivocado y en la locura vivirás.” Menudo mensaje de bienvenida, pero aquello no podía ser la siguiente prueba, no en aquél lugar ni en aquél contexto. Kaito decidió encaminarse por la calle central, que si la premisa de la señal fuera cierta, sería un camino neutral, ya se orientaría en cuanto tuviera claro lo que tenía que encontrar.
Guldrick no dudó en saltar convirtiéndose en su forma híbrida para poder volar, Kaito hizo lo propio y saltó por el balcón teniendo en cuenta lo leído, por suerte la velocidad era uno de los puntos fuertes del espadachín debido a su akuma y las capacidades de movimiento que le permitían desplazarse a velocidades que no podría seguir casi nadie. Por ello cuando el camino comenzó a cerrarse el joven simplemente sonrió y se rio en su interior pues o aquello se movía muy deprisa o al espadachín no le supondría ningún problema para salir de aquella burda y simple trampa como aquella. Pero de pronto aquella habitación comenzó a cerrarse por el otro lado, lo que los dejaría sin salida, y por si eso no fuera suficiente, la habitación empezó a llenarse de púas que salían disparadas hacia todas direcciones, pero por suerte el mantra del joven samurái le avisaba de las púas a tiempo de que las esquivara, y dada la diferencia de velocidad entre las púas y el cazador estas no lograban alcanzarlo. Pero ante la oferta de Guldrick el joven se resguarda en sus escudos y así siguen hasta lograr cruzar el muro que estaba por cerrarse, y efectivamente se cerró segundos después de que ellos pasaran. Ante aquello el joven supuso que la tercera de las pruebas estaba superada, y medía la velocidad, pero Kaito se percató de las heridas de su camarada y las vendó al instante. |~Ya está, así al menos tienes un vendaje en las heridas.~| Dice Kaito mientras se encamina por la ciudad.
Nada más llegar se halla una placa, “Bienvenidos a la ciudad del todo y del nada, la mentira y la verdad, bienvenidos a YinYan, la ciudad dual. Elige el lado correcto y el premio hallarás, elige equivocado y en la locura vivirás.” Menudo mensaje de bienvenida, pero aquello no podía ser la siguiente prueba, no en aquél lugar ni en aquél contexto. Kaito decidió encaminarse por la calle central, que si la premisa de la señal fuera cierta, sería un camino neutral, ya se orientaría en cuanto tuviera claro lo que tenía que encontrar.
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Cuando el suelo dejo de temblar tras la bajada del muro, comenzamos a andar hacía el interior de la ciudad. Una placa indicaba la entrada, “Bienvenidos a la ciudad del todo y del nada, la mentira y la verdad, bienvenidos a YinYan, la ciudad dual. Elige el lado correcto y el premio hallarás, elige equivocado y en la locura vivirás”. Me quedé mirando la placa unos instantes y antes de que pudiera darme cuenta, Kaito ya había elegido uno de los tres caminos existentes. – Vaya placa más rara – comenté acelerando un poco para igualar el paso de Kaito. Intente mirar un poco los dos caminos que habíamos dejado de lado, pero los edificios tapaban cualquier pista de si habíamos escogido el camino correcto. La ciudad parecía antigua, pero no estaba tan deteriorada como parecía desde el balcón. Cierto era que estaba bajo gran cantidad de vegetación, pero los edificios se mantenían intactos aun cuando parecían bastantes antiguos.
Tras un rato andando, comencé a sentir como si alguien nos estuviera vigilando. Cosa que no era demasiado descabellado en aquel territorio hostil y más cuando escuchamos una risa que comenzó a escucharse por todos lados. -Jijijijijj, mira Yin tenemos invitados…. – se escuchó hablando una voz de mujer. - Oh! Yan, han conseguido pasar la prueba de velocidad es asombroso…. – se escuchó esta vez una voz de hombre. - Bah!!! Yin seguro que solo ha sido suerte, ¿le damos la bienvenida?.... Claro Yan, sería muy descortés de nuestra parte no hacerlo… -Aquella conversación hizo que activara mi haki mantra, para intentar prever ataques por sorpresa. Lo más raro era que no sentía a nadie en aquel lugar, salvo a Kaito. - ¿Dónde estarán? – le dije a Kaito, mirando a nuestro alrededor. Una ráfaga de viento y polvo repentina, hizo que tuviera que cubrirme con la mano tapándome la visión. Tras unos segundos, una figura apareció delante de nosotros y al verla la verdad es que me impresionó.
Era un hombre, bueno una mujer, bueno ambos, realmente no sabía que era aquello. Tenía la mitad del cuerpo de un hombre y la otra mitad de una mujer, algo que no había visto nunca. Su cuerpo estaba tapado con una especie de túnica de dos colores y según lo que estaba viendo podía levitar. Estaba a unos metros del suelo y sus dos mitades comenzaron a escudriñarnos. – Que guapos son…. No es momento para eso Yan, tenemos que realizar nuestro cometido… está bien, está bien.--“Para entrar al coliseo una puerta tendréis que abrir, ni con fuerza ni cortes lo que vais a conseguir. Una llave, una palabra o que será lo que esa puerta necesita para que se abra de par en par. Una pista tenemos, pero tan fácil no os la vamos a dar, adivinad quien la tiene y vuestra será. Errad en vuestra decisión y lo podréis lamentar. -" dijeron al unísono con un tono amenazador.
De repente y sin saber cómo podían hacerlo, aquella figura se dividió en 6. Cada uno tenía un número en el frontal de la túnica y comenzaron a rodearnos. – Uno cada uno podréis elegir, pensadlo bien por qué no os podréis arrepentir.- dijo la figura con las dos voces juntas. Todos eran iguales y sus auras eran difusas, si el original estaba ahí no podía averiguarlo. – Joder, ¿Cuál será? – dije preparándome por si fallaba mi respuesta. – Bueno, tenemos que arriesgarnos así que…. El 4 – dije, esperando que Kaito dijera el suyo y si habíamos acertado con la elección. Pronto averiguaríamos si los juegos de azar eran los nuestro, porque si no tendríamos que pelear con aquella criatura.
Tras un rato andando, comencé a sentir como si alguien nos estuviera vigilando. Cosa que no era demasiado descabellado en aquel territorio hostil y más cuando escuchamos una risa que comenzó a escucharse por todos lados. -Jijijijijj, mira Yin tenemos invitados…. – se escuchó hablando una voz de mujer. - Oh! Yan, han conseguido pasar la prueba de velocidad es asombroso…. – se escuchó esta vez una voz de hombre. - Bah!!! Yin seguro que solo ha sido suerte, ¿le damos la bienvenida?.... Claro Yan, sería muy descortés de nuestra parte no hacerlo… -Aquella conversación hizo que activara mi haki mantra, para intentar prever ataques por sorpresa. Lo más raro era que no sentía a nadie en aquel lugar, salvo a Kaito. - ¿Dónde estarán? – le dije a Kaito, mirando a nuestro alrededor. Una ráfaga de viento y polvo repentina, hizo que tuviera que cubrirme con la mano tapándome la visión. Tras unos segundos, una figura apareció delante de nosotros y al verla la verdad es que me impresionó.
Era un hombre, bueno una mujer, bueno ambos, realmente no sabía que era aquello. Tenía la mitad del cuerpo de un hombre y la otra mitad de una mujer, algo que no había visto nunca. Su cuerpo estaba tapado con una especie de túnica de dos colores y según lo que estaba viendo podía levitar. Estaba a unos metros del suelo y sus dos mitades comenzaron a escudriñarnos. – Que guapos son…. No es momento para eso Yan, tenemos que realizar nuestro cometido… está bien, está bien.--“Para entrar al coliseo una puerta tendréis que abrir, ni con fuerza ni cortes lo que vais a conseguir. Una llave, una palabra o que será lo que esa puerta necesita para que se abra de par en par. Una pista tenemos, pero tan fácil no os la vamos a dar, adivinad quien la tiene y vuestra será. Errad en vuestra decisión y lo podréis lamentar. -" dijeron al unísono con un tono amenazador.
De repente y sin saber cómo podían hacerlo, aquella figura se dividió en 6. Cada uno tenía un número en el frontal de la túnica y comenzaron a rodearnos. – Uno cada uno podréis elegir, pensadlo bien por qué no os podréis arrepentir.- dijo la figura con las dos voces juntas. Todos eran iguales y sus auras eran difusas, si el original estaba ahí no podía averiguarlo. – Joder, ¿Cuál será? – dije preparándome por si fallaba mi respuesta. – Bueno, tenemos que arriesgarnos así que…. El 4 – dije, esperando que Kaito dijera el suyo y si habíamos acertado con la elección. Pronto averiguaríamos si los juegos de azar eran los nuestro, porque si no tendríamos que pelear con aquella criatura.
- YinYan:
Luchador del mono nivel 65. Haki armadura y observación 2.
- off:
- No pongas que sabes cual es el que tiene la pista, llave, etc.. Pon simplemente cual elegirias, tirare los dados cuando pongamos las elecciones y la suerte será la que decida que hacemos
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Tras elegir el camino el cazador escuchó la observación de Guldrick, pero no comentó nada pues no había mucho que comentar de forma productiva en aquel momento, pero la verdad es que la placa no era precisamente normal, ni mucho menos corriente, pero eso no le importaba al cazador albino, la verdad es que no tenía problema en que le pusieran acertijos con extrañas placas o indicaciones dudosas, pero el hecho de que no hubiera nadie en la ciudad le escamaba y bastante, pues el joven empezó a escuchar voces que no pertenecían a nadie conocido, y solo había una persona a parte de él en la ciudad y no era su voz. |~Esto me parece sospechoso Guldrick, estate atento a todo lo que haya alrededor, uno nunca sabe cuando le van a atacar por sorpresa o emboscar.~| Dijo el joven espadachín mientras activaba su haki de observación y ponía atención a todo lo que le rodeaba, pero el haki no detectaba ninguna presencia a parte de la de los cazadores, aquello era demasiado extraño, habían voces pero el cazador no podía identificarlas, no sería la primera vez que se encontraba con una presencia que no era posible determinar, pero eso solo le pasó en una ocasión antes de eso y no fue agradable.
La sensación de vigilancia se hacía presente, y poco tardó Kaito en distinguir las palabras que emitían las extrañas voces que escuchaba, por la forma en la que se hablaban tenían relación con el extraño cartel que había en la entrada de la ciudad, algo que llamó mucho la atención del joven peliblanco, pues no era habitual que dos personas se llamaran como la ciudad, o parte del nombre de la misma, y que ambas hablasen ocultas de forma que se les pudiera escuchar pero no ver. El kenbunshoku de Kazuki comenzó a detectar nuevas presencias pero era imposible determinar su ubicación real, ¿le estarían engañando a su kenbunshoku? Algo poco probable la verdad. En eso Guldrik le preguntó a Kaito si sabía donde estaban esos dos sujetos, que cuando hablaban juntos parecían un robot. Kaito se limitó a negarlo con la cabeza y siguió el camino que había escogido, pero la verdad es que no sabía bien que les deparaba aquel camino, y no parecía que fuera a ser algo agradable para ambos.
Cuando avanzaron unos pasos más en el camino se encontraron con una figura levitando en el aire, parecía una extravagante mezcla de hombre con mujer, algo realmente horroroso y grotezco, que hizo que en el interior de Kazuki se removiera una profunda arcada que el joven acabó por evitar mostrar, no fuera que se molestaran y decidieran ejecutarlos por algo así. Tras una frase que se parecía mucho a un acertijo aquella extraña figura se dividió en 6 copias exactas, y para colmo todas ellas emanaban un aura similar, casi idéntica, por lo que el kenbunshoku no sería una forma de distinguir, y aunque pudiera distinguir entre ellos nunca sabría cual ocultaba la pista de los seis. Aquella situación no le agradaba para nada a Kaito, pero era lo que había, debían seguir o morirían en aquella ciudad abandonada, o que parecía estarlo.
Al parecer cada uno de los cazadores podía escoger uno de ellos, y Guldrick se adelantó escogiendo la figura número 4, algo muy impulsivo, pero que dejó a Kaito con una variante menos, quizás la correcta, pero ahora debería valorar bien sus alternativas. Observó detenidamente los cinco restantes con la firme intención de encontrar algún detalle que delatara el portador de la pista, pero aquello parecía imposible, pero en una de las figuras había una extraña mueca, por lo que el joven espadachín decidió escogerla. ~Muy bien, entonces yo escojo el número 1~| Dijo Kaito colocándose delante de la figura con dicho número.
La sensación de vigilancia se hacía presente, y poco tardó Kaito en distinguir las palabras que emitían las extrañas voces que escuchaba, por la forma en la que se hablaban tenían relación con el extraño cartel que había en la entrada de la ciudad, algo que llamó mucho la atención del joven peliblanco, pues no era habitual que dos personas se llamaran como la ciudad, o parte del nombre de la misma, y que ambas hablasen ocultas de forma que se les pudiera escuchar pero no ver. El kenbunshoku de Kazuki comenzó a detectar nuevas presencias pero era imposible determinar su ubicación real, ¿le estarían engañando a su kenbunshoku? Algo poco probable la verdad. En eso Guldrik le preguntó a Kaito si sabía donde estaban esos dos sujetos, que cuando hablaban juntos parecían un robot. Kaito se limitó a negarlo con la cabeza y siguió el camino que había escogido, pero la verdad es que no sabía bien que les deparaba aquel camino, y no parecía que fuera a ser algo agradable para ambos.
Cuando avanzaron unos pasos más en el camino se encontraron con una figura levitando en el aire, parecía una extravagante mezcla de hombre con mujer, algo realmente horroroso y grotezco, que hizo que en el interior de Kazuki se removiera una profunda arcada que el joven acabó por evitar mostrar, no fuera que se molestaran y decidieran ejecutarlos por algo así. Tras una frase que se parecía mucho a un acertijo aquella extraña figura se dividió en 6 copias exactas, y para colmo todas ellas emanaban un aura similar, casi idéntica, por lo que el kenbunshoku no sería una forma de distinguir, y aunque pudiera distinguir entre ellos nunca sabría cual ocultaba la pista de los seis. Aquella situación no le agradaba para nada a Kaito, pero era lo que había, debían seguir o morirían en aquella ciudad abandonada, o que parecía estarlo.
Al parecer cada uno de los cazadores podía escoger uno de ellos, y Guldrick se adelantó escogiendo la figura número 4, algo muy impulsivo, pero que dejó a Kaito con una variante menos, quizás la correcta, pero ahora debería valorar bien sus alternativas. Observó detenidamente los cinco restantes con la firme intención de encontrar algún detalle que delatara el portador de la pista, pero aquello parecía imposible, pero en una de las figuras había una extraña mueca, por lo que el joven espadachín decidió escogerla. ~Muy bien, entonces yo escojo el número 1~| Dijo Kaito colocándose delante de la figura con dicho número.
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Tras comentar nuestras respuestas, las figuras se quedaron en silencio durante unos instantes. Aquel silencio me hizo sentir más incómodo aun de lo que ya estaba, mi cuerpo estaba en tensión ¿habríamos acertado? Por si acaso aquello acababa en pelea, me puse mis guantes infernos. Después volví a mirar a los 6, esperando que dijeran algo ya. Estaban serios e impasibles, con la mirada fija en cada uno de nuestros movimientos. Parecía que no aquella pausa no iba a acabar nunca, pero en ese momento comenzaron a mirarse entre ellos. Las figuras empezaron a desparecer una tras otra, primero la 2, luego la 4, 3, 6,5, hasta que solo quedó la 1. – Disculpad este silencio tan largo, pero me gusta darle suspense a las cosas – dijo Yan. – Habéis acertado, para nuestra desgracia… hubiera sido más divertido su hubierais fallado, pero que le vamos a hacer – dijo Yin. – Nosotros sabemos lo que necesitáis para por la puerta entrar y ahora que sabes que está en nuestro poder… en esté lugar la muerte vais a tener – dijeron las dos voces a la vez.
De repente dio una sonora palmada y sus cuerpo comenzó a brillar con un tono plateado – Acaso creíais que sería tan fácil – dijo Yan arqueando la ceja. Tras terminar la frase despareció, literalmente, apareciendo a mi lado sin que pudiera detectarlo con el haki mantra. De repente volvió a desaparecer, - ¿no me ha atacado? – pensé, observando que la figura volvía a la misma posición que antes de moverse. Un dolor agudo empezó a crecer en mi costado, pero eso no era todo. Mi cuerpo salió despedido con gran fuerza hacía un edificio cercano, atravesando un muro en mi camino. Poco a poco conseguí salir de los escombros formados y me puse de pie, mirándome el costado donde aún me seguía doliendo. Tenía un buen moratón, con varias marcas de puñetazos en la zona. Parecía como si me hubiera golpeado varias veces, aunque no vi que me golpeara en ningún momento.
Mientras salía disparado hacía el muro, la figura comenzó a mirar fijamente a Kaito. – No me mires así, pronto acompañaras a tu amigo – dijo despareciendo de nuevo al lado de Kaito, atacando de la misma manera que había hecho conmigo. Volvió a la posición original y el brillo plateado comenzó a desaparecer. Una especie de vapor comenzó a salir de aquel sujeto y su aspecto cambio, como si hubiera realizado un tremendo esfuerzo. Al usar aquella técnica sus fuerzas habían menguado enormemente, pero después de usarla normalmente no se levantaban sus contrincantes. Solo tendría que esperar unos minutos para recuperar el aliento y para poder usar de nuevo aquel tipo de ataque. – si se levantan le daremos el golpe de gracia – dijeron las voces al unísono. La figura dejó de levitar y adoptó una posición defensiva, esperando una represalia de alguno de nosotros.
De repente dio una sonora palmada y sus cuerpo comenzó a brillar con un tono plateado – Acaso creíais que sería tan fácil – dijo Yan arqueando la ceja. Tras terminar la frase despareció, literalmente, apareciendo a mi lado sin que pudiera detectarlo con el haki mantra. De repente volvió a desaparecer, - ¿no me ha atacado? – pensé, observando que la figura volvía a la misma posición que antes de moverse. Un dolor agudo empezó a crecer en mi costado, pero eso no era todo. Mi cuerpo salió despedido con gran fuerza hacía un edificio cercano, atravesando un muro en mi camino. Poco a poco conseguí salir de los escombros formados y me puse de pie, mirándome el costado donde aún me seguía doliendo. Tenía un buen moratón, con varias marcas de puñetazos en la zona. Parecía como si me hubiera golpeado varias veces, aunque no vi que me golpeara en ningún momento.
Mientras salía disparado hacía el muro, la figura comenzó a mirar fijamente a Kaito. – No me mires así, pronto acompañaras a tu amigo – dijo despareciendo de nuevo al lado de Kaito, atacando de la misma manera que había hecho conmigo. Volvió a la posición original y el brillo plateado comenzó a desaparecer. Una especie de vapor comenzó a salir de aquel sujeto y su aspecto cambio, como si hubiera realizado un tremendo esfuerzo. Al usar aquella técnica sus fuerzas habían menguado enormemente, pero después de usarla normalmente no se levantaban sus contrincantes. Solo tendría que esperar unos minutos para recuperar el aliento y para poder usar de nuevo aquel tipo de ataque. – si se levantan le daremos el golpe de gracia – dijeron las voces al unísono. La figura dejó de levitar y adoptó una posición defensiva, esperando una represalia de alguno de nosotros.
- Técnica YinYan:
El aura plateada le confiere a YinYan capacidades físicas increíbles, aumentando su fuerza velocidad y agilidad enormemente. Es capaz de golpear sin que el ojo pueda ver siquiera que lo ha hecho, aunque lo malo son sus efectos secundarios. Tras realizar la técnica su cuerpo queda muy cansado, teniendo que descansar durante 2 post. No puede realizar ningún ataque físico durante ese tiempo, aunque si puede defenderse o realizar ataques que no necesiten hacer demasiados movimientos para realizarlo.
Kaito Kazuki
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El silencio se hizo dueño de la situación mientras los cazadores aguardaban la reacción de aquel extraño sujeto y sus copias a las respuestas de los mismos. Aquél silencio no le agradaba en lo más mínimo, seguramente significaría que algo va a pasar, y no precisamente algo agradable para el peliblanco, de hecho poco tiempo después de que se hiciera el silencio aquellas figuras comenzaron a desaparecer una a una, hasta que finalmente solo quedó una de las figuras, la que se encontraba delante del joven Kazuki, la número 1, tras disculparse por el silencio escudándose en el gusto que tiene por el dramatismo y por hacer de cualquier momento un drama. Algo que le molesta en gran medida al espadachín, pues no soporta los dramatismos innecesarios o creados a propósito, como era aquel caso. |~Menudo imbécil...~| Piensa el cazador mientras sigue escuchando al sujeto, que acaba de amenazar a los dos, diciéndoles que hallarán la muerte...Pero que gracioso se creía aquél sujeto, pensaba matar a dos hombres él solito. Pero aquello le olía mal al samurái, activó su kenbunshoku al instante, pues no se fiaba ni un pelo de alguien como aquél sujeto, que de pronto desapareció, como si nada, y lo siguiente que vio Kaito fue a Guldrik volar por los aires. Aquello provocó una ira enorme en Kazuki, quien desenvainó dos de sus katanas, Chisi Itami y Osore Charengiru, por si tenía que defenderse de aquél extraño sujeto.
La idea era buena, pero no le dio tiempo, notó como salia despedido del lugar en el que se encontraba, chocándose contra un edificio, destruyendo gran parte de la pared. Con suerte de no haber muerto, pues se movió lo justo como para que el impacto no le rompiera nada importante, tenía un moratón enorme en el costado izquierdo, algo que solo hizo que empeorara su ira. Kaito pudo escuchar como una de aquellas voces decía que si los cazadores se levantaban les darían el golpe de gracia. Se esuchó una sonora carcajada. |~¿De verdad creéis que podréis matarnos con tanta facilidad? Esto es solo el comienzo.~| Dijo Kaito con una voz áspera y cruel, denotando que estaba listo para acabar con ellos. En el momento en que aquél sujeto se colocó en el suelo y adoptó la posición defensiva el cazador aprovechó para emplear su velocidad para atacar, moviéndose a 175km/h va creando yokais de energía que iban rodeando la zona de combate, ocultándose a la vista de los combatientes, solo Kaito sabía donde se encontraban estos seres, y lo aprovecharía. En llegar al sujeto creó una llamarada con Osore Charengiru mientras lanzaba varios cortes en diferentes puntos con Chisi Itami.
La idea era buena, pero no le dio tiempo, notó como salia despedido del lugar en el que se encontraba, chocándose contra un edificio, destruyendo gran parte de la pared. Con suerte de no haber muerto, pues se movió lo justo como para que el impacto no le rompiera nada importante, tenía un moratón enorme en el costado izquierdo, algo que solo hizo que empeorara su ira. Kaito pudo escuchar como una de aquellas voces decía que si los cazadores se levantaban les darían el golpe de gracia. Se esuchó una sonora carcajada. |~¿De verdad creéis que podréis matarnos con tanta facilidad? Esto es solo el comienzo.~| Dijo Kaito con una voz áspera y cruel, denotando que estaba listo para acabar con ellos. En el momento en que aquél sujeto se colocó en el suelo y adoptó la posición defensiva el cazador aprovechó para emplear su velocidad para atacar, moviéndose a 175km/h va creando yokais de energía que iban rodeando la zona de combate, ocultándose a la vista de los combatientes, solo Kaito sabía donde se encontraban estos seres, y lo aprovecharía. En llegar al sujeto creó una llamarada con Osore Charengiru mientras lanzaba varios cortes en diferentes puntos con Chisi Itami.
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Yinyan observó cómo los cazadores se volvían a levantar, algo que no agradó demasiado a aquel ser. Parecía que Kaito había escuchado lo de darles el golpe de gracia, ya que hizo un comentario amenazante hacía Yinyan. – Vaya, parece que tenemos a un valiente. Lo siento Yan, tendremos que aplicarnos a tope. De todas formas si fallamos el maestro nos matara igual, ¿preparada?- dijo Yin,- Preparada – dijo Yan. En ese momento comenzó a hacer diferentes movimientos con las manos, cada vez con más rapidez. Un brillo azulado comenzó a cubrirle el cuerpo por completo y las manos apenas se podían ver de lo rápido que iban.
Por fin conseguí salir de los escombros y me preparé para atacarle a toda velocidad, pero en ese momento vi a Kaito ir por él a toda velocidad. Empezó a crear sus yokais de energía por la zona, escondiendo parte de ellos de la vista de la figura. Ya estaba a su lado, - dale muerte a esa cosa – dije, esperando que el ataque lo matara de un golpe. De la espada de Kaito surgieron llamas y lanzó varios cortes a diferentes direcciones, posiblemente para alcanzarlo si se movía. Ya estaba encima para darle la estocada, pero algo raro ocurrió.
YinYan, hizo varios movimientos con los que pudo esquivar algunas de las ondas cortantes, pero un par de ellas le dieron de lleno. Comenzó a sangrar profusamente por esas heridas, provocando una mueca de dolor y risa en el rostro de YinYan. – Ahora – dijeron al unísono. Las manos seguían moviéndose a gran velocidad y de repente con las puntas de los dedos tocaron a Kaito, con tal rapidez que si no se hubieran parado en ese movimiento no hubiera sabido que lo habían hecho. Al apoyar los dedos en Kaito, lo marcaba reduciendo sus capacidades físicas al 95%. Básicamente lo paralizaba casi por completo, haciendo que sus movimientos fueran tan lentos que un caracol lo adelantaría aura reducía las capacidades físicas del golpeado en un 90 % durante 1 min, lo suficiente como para acabar con él. Por el contrario dejaba al borde la muerte al que aplicaba la técnica, aunque con las fuerzas suficientes como para mantenerse de pie y realizar un ataque mortal. – “Jadeo”, no puedes moverte ¿eh? -dijo Yin, mostrando una sonrisa. – Yi..Yin creo que no podré mantenerme consciente – dijo, mientras sentía que no podía aguantar el dolor de las heridas. – Yo cogeré el control del cuerpo y acabaré con él, pero no mueras o yo también moriré – le dijo en un tono algo severo.
Observé como YinYan detenía a Kaito con aquella extraña técnica, por lo que debía de actuar. Cogí un trozo de muro que había cerca de mí, pesaría unos 800 kg. Volé con sigilo hasta colocarme encima de aquella figura y observé que tras detener a Kaito apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie, incluso una de sus mitades parecía estar peor que la otra. Mientras me estaba en el aire casi dejo caer el escombro antes de tiempo, ya que comenzó a dolerme el golpe recibido con gran intensidad – aguanta un poco más Guldrik – me decía, esperando el momento adecuado para lanzárselo.
YinYan, levantó uno de sus brazos para dar el golpe de gracia. Estaba tan cansado y aborto en Kaito que ni se había percatado de que me había levantado y elevado en el aire con la roca. – Por mi maestro – grito preparado para golpear el corazón de Kaito. Lo más asombroso era como se mantenía en pie dado sus graves heridas, pero estaba haciendo un último esfuerzo para acabar con uno de nosotros. En ese momento paró el ataque al escuchar un zumbido encima de él y miro hacia arriba. Su cara de horror quedó aplastada bajo la roca, dejando su cuerpo como una mancha en el suelo. Descendí y ayuda a Kaito a sentarse un momento, tratando los moratones que nos había provocado aquel extraño individuo.
- Aquí está – dije tras levantar la roca y rebuscar en el cuerpo inerte de aquella cosa. Había encontrado una pequeña gema roja, que posiblemente sería la llave de lo que teníamos que abrir. Si no era así, era lo único que tenía por lo que tendríamos que confiar era la forma de abrir el coliseo.
- ¿Te encuentras mejor Kaito?- Le dije ayudándole a incorporarse, viendo que comenzaba a reaccionar con normalidad.
Las cosas se estaban complicando poco a poco y ahora solo nos quedaba una última prueba, ya que este combate lo consideraba como tal. – Ya estamos llegando al coliseo, espero que ahí esté la última prueba y que por fin encontremos ese tesoro del que tanto se habla – le dije a Kaito con paso firme, era hora de terminar con aquello.
Por fin conseguí salir de los escombros y me preparé para atacarle a toda velocidad, pero en ese momento vi a Kaito ir por él a toda velocidad. Empezó a crear sus yokais de energía por la zona, escondiendo parte de ellos de la vista de la figura. Ya estaba a su lado, - dale muerte a esa cosa – dije, esperando que el ataque lo matara de un golpe. De la espada de Kaito surgieron llamas y lanzó varios cortes a diferentes direcciones, posiblemente para alcanzarlo si se movía. Ya estaba encima para darle la estocada, pero algo raro ocurrió.
YinYan, hizo varios movimientos con los que pudo esquivar algunas de las ondas cortantes, pero un par de ellas le dieron de lleno. Comenzó a sangrar profusamente por esas heridas, provocando una mueca de dolor y risa en el rostro de YinYan. – Ahora – dijeron al unísono. Las manos seguían moviéndose a gran velocidad y de repente con las puntas de los dedos tocaron a Kaito, con tal rapidez que si no se hubieran parado en ese movimiento no hubiera sabido que lo habían hecho. Al apoyar los dedos en Kaito, lo marcaba reduciendo sus capacidades físicas al 95%. Básicamente lo paralizaba casi por completo, haciendo que sus movimientos fueran tan lentos que un caracol lo adelantaría aura reducía las capacidades físicas del golpeado en un 90 % durante 1 min, lo suficiente como para acabar con él. Por el contrario dejaba al borde la muerte al que aplicaba la técnica, aunque con las fuerzas suficientes como para mantenerse de pie y realizar un ataque mortal. – “Jadeo”, no puedes moverte ¿eh? -dijo Yin, mostrando una sonrisa. – Yi..Yin creo que no podré mantenerme consciente – dijo, mientras sentía que no podía aguantar el dolor de las heridas. – Yo cogeré el control del cuerpo y acabaré con él, pero no mueras o yo también moriré – le dijo en un tono algo severo.
Observé como YinYan detenía a Kaito con aquella extraña técnica, por lo que debía de actuar. Cogí un trozo de muro que había cerca de mí, pesaría unos 800 kg. Volé con sigilo hasta colocarme encima de aquella figura y observé que tras detener a Kaito apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie, incluso una de sus mitades parecía estar peor que la otra. Mientras me estaba en el aire casi dejo caer el escombro antes de tiempo, ya que comenzó a dolerme el golpe recibido con gran intensidad – aguanta un poco más Guldrik – me decía, esperando el momento adecuado para lanzárselo.
YinYan, levantó uno de sus brazos para dar el golpe de gracia. Estaba tan cansado y aborto en Kaito que ni se había percatado de que me había levantado y elevado en el aire con la roca. – Por mi maestro – grito preparado para golpear el corazón de Kaito. Lo más asombroso era como se mantenía en pie dado sus graves heridas, pero estaba haciendo un último esfuerzo para acabar con uno de nosotros. En ese momento paró el ataque al escuchar un zumbido encima de él y miro hacia arriba. Su cara de horror quedó aplastada bajo la roca, dejando su cuerpo como una mancha en el suelo. Descendí y ayuda a Kaito a sentarse un momento, tratando los moratones que nos había provocado aquel extraño individuo.
- Aquí está – dije tras levantar la roca y rebuscar en el cuerpo inerte de aquella cosa. Había encontrado una pequeña gema roja, que posiblemente sería la llave de lo que teníamos que abrir. Si no era así, era lo único que tenía por lo que tendríamos que confiar era la forma de abrir el coliseo.
- ¿Te encuentras mejor Kaito?- Le dije ayudándole a incorporarse, viendo que comenzaba a reaccionar con normalidad.
Las cosas se estaban complicando poco a poco y ahora solo nos quedaba una última prueba, ya que este combate lo consideraba como tal. – Ya estamos llegando al coliseo, espero que ahí esté la última prueba y que por fin encontremos ese tesoro del que tanto se habla – le dije a Kaito con paso firme, era hora de terminar con aquello.
Kaito Kazuki
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Al parecer la aparición del joven cazador y las palabras del mismo no le agradaron al sujeto de voz metálica, el cual dijo con una de sus voces que tendrían que aplicarse a fondo, algo que el muchacho de pelo blanco se habría tomado muy mal de no estar ya a medio camino de golpear a ese extravagante ser que se les presentó por delante a los cazadores, pero su ataque en parte falló, y el muchacho quedó inmóvil, pero sonriente, aquel sujeto no sabía lo que había hecho, al parecer había recibido varios de los cortes realizados con Chisi Itami mientras realizaba una extraña técnica con sus dedos, al parecer no temían la muerte, pero el cazador tampoco, lo que no significaba que iba a morir, simplemente significaba que no dejaría de pelear por la posible muerte, aquel no era el camino que debía seguir para cumplir sus metas. Aunque es extraño, el cazador parece tener una fuerza de voluntad tremenda, pues se mantuvo en pie, sonriente al ver que el filo de su katana legendaria seccionaba la piel de aquella extraña criatura, lo que acababa de confirmar su muerte. |~Pobre iluso pensando que podría ganarme con tanta facilidad...~| Pensó el joven Kazuki mientras esperaba a ver como se sucedían los acontecimientos, por si fuera poco con lo que le había caído con el veneno, que le estaría matando, incluso a punto de llevarlo a la muerte, aquél ser tenía a Guldrick sobrevolándolo con una enorme roca, que dejó caer sobre YinYan aplastándolo.
Guldrick se acercó a Kaito tratando sus moratones y los suyos propios, y le preguntó a Akai Nurarihyon si se encontraba mejor, que por cierto ya podía moverse con normalidad. |~Sí, aquél sujeto sentenció su muerte en el momento en que no esquivó el filo de mi katana, le inyectó un veneno que lo estaba matando.~| Respondió el joven lider de Legendary Hunters, aquella travesía estaba siendo muy extraña, pruebas de fuerza, intelecto, velocidad, un combate y ahora tenían que adivinar como abrir la puerta del coliseo con una mísera gema roja, que era la única pertenencia destacable del ahora difunto YinYan.
Nada más llegar a la entrada del coliseo el joven de ojos rojos se fija en todos los detalles de la misma, una enorme puerta de mármol macizo, aparentemente sin ninguna forma de abrirse más que derruyéndolo en varios pedazos, pero en ese momento Kaito se fija en un detalle muy curioso. Un pequeño grabado en un círculo en el centro de la puerta. “Si por aquí deseas pasar, la memoria emplear deberás. Completa el camino escogido en la primera entrada y pasarás.” En un principio Kazuki se quedó perplejo, pensativo, sin saber muy bien como abrir aquella puerta.
|~Si por aquí deseas pasar, la memoria emplear deberás...¿Qué querrá decir esto?...~| Dijo con un tono pensativo, reflexionando lo que podía ser la primera entrada, y fue entonces cuando se acordó de aquella cueva flanqueada por una placa, quizás a esa entrada se refería la frase. |~Oye Guldrick, dame esa gema, que creo saber como abrir la puerta.~| Le dijo a su compañero cogiendo la gema y buscando en la enorme puerta un grabado de la constelación de la Osa Menor, y entre un manto de estrellas hechas con gemas de diferentes colores ve una constelación de gemas rojas incompleta, y con un golpe coloca la gema en el hueco que quedaba sin tapar y la puerta comienza a desprender polvillo mientras el suelo tiembla levemente.
Al poco rato, la puerta se abre mostrando al otro lado una enorme arena romana, un lugar lleno de armas y lugares para esconderse o emboscar, y en el centro de la misma una enorme criatura peluda, con cuernos y aspecto feroz, seguramente sería el famoso Minotauro del que todos hablaban en la isla. |~Creo que debemos acabar con ese animal...~| Dijo el espadachín mirando al ser que se encontraba en mitad de la arena que portaba en sus manos una enorme hacha.
Guldrick se acercó a Kaito tratando sus moratones y los suyos propios, y le preguntó a Akai Nurarihyon si se encontraba mejor, que por cierto ya podía moverse con normalidad. |~Sí, aquél sujeto sentenció su muerte en el momento en que no esquivó el filo de mi katana, le inyectó un veneno que lo estaba matando.~| Respondió el joven lider de Legendary Hunters, aquella travesía estaba siendo muy extraña, pruebas de fuerza, intelecto, velocidad, un combate y ahora tenían que adivinar como abrir la puerta del coliseo con una mísera gema roja, que era la única pertenencia destacable del ahora difunto YinYan.
Nada más llegar a la entrada del coliseo el joven de ojos rojos se fija en todos los detalles de la misma, una enorme puerta de mármol macizo, aparentemente sin ninguna forma de abrirse más que derruyéndolo en varios pedazos, pero en ese momento Kaito se fija en un detalle muy curioso. Un pequeño grabado en un círculo en el centro de la puerta. “Si por aquí deseas pasar, la memoria emplear deberás. Completa el camino escogido en la primera entrada y pasarás.” En un principio Kazuki se quedó perplejo, pensativo, sin saber muy bien como abrir aquella puerta.
|~Si por aquí deseas pasar, la memoria emplear deberás...¿Qué querrá decir esto?...~| Dijo con un tono pensativo, reflexionando lo que podía ser la primera entrada, y fue entonces cuando se acordó de aquella cueva flanqueada por una placa, quizás a esa entrada se refería la frase. |~Oye Guldrick, dame esa gema, que creo saber como abrir la puerta.~| Le dijo a su compañero cogiendo la gema y buscando en la enorme puerta un grabado de la constelación de la Osa Menor, y entre un manto de estrellas hechas con gemas de diferentes colores ve una constelación de gemas rojas incompleta, y con un golpe coloca la gema en el hueco que quedaba sin tapar y la puerta comienza a desprender polvillo mientras el suelo tiembla levemente.
Al poco rato, la puerta se abre mostrando al otro lado una enorme arena romana, un lugar lleno de armas y lugares para esconderse o emboscar, y en el centro de la misma una enorme criatura peluda, con cuernos y aspecto feroz, seguramente sería el famoso Minotauro del que todos hablaban en la isla. |~Creo que debemos acabar con ese animal...~| Dijo el espadachín mirando al ser que se encontraba en mitad de la arena que portaba en sus manos una enorme hacha.
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- Devastador Torre nivel 62. Busoushoku Haki nivel 3. Kenbunshoku Haki nivel 1.
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Observaba con gran curiosidad la extraña gema que había encontrado en la ropa de aquel tipo, con una belleza que casi hipnotizaba. No sabía para que nos serviría pero ya lo averiguaríamos al llegar, por lo que la guarde en mi mochila. Ya estábamos de marcha de nuevo, esperando no encontrarme nada más antes de llegar a la puerta del coliseo. No porque no quisiera más emociones, sino porque tenía curiosidad de cómo se abriría la puerta del mismo. Poco a poco comenzamos a ver más cerca el majestuoso edificio que había visto desde aquella terraza y fue mucho más impresionante cuando llegamos a su base, donde nos encontramos una enorme puerta de mármol macizo. – Este sitio no deja de asombrarme – le comenté a Kaito. Pero no estábamos allí para deleitarnos con la belleza del lugar.
Leímos una inscripción, que parecía que estaban por todos lados, que nos deleitaba con otra “adivinanza”. “Si por aquí deseas pasar, la memoria emplear deberás. Completa el camino escogido en la primera entrada y pasarás”. Kaito se quedó pensativo durante unos instantes, casi susurrando algo que no logré escuchar demasiado bien. Nos pusimos a pensar a que se refería aquella frase, pero al poco rato Kaito me pidió la gema que le habíamos quitado a YinYan. Tras dársela, observé como comenzó a buscar con detalle en la puerta algo. Al principio no entendí que era lo que estaba haciendo, pero tras mirar con detenimiento por fin caí. – Claro, se refiere a las estrellas – pensé, mientras miraba como Kaito colocaba la gema en la puerta.
Al momento de colocarla, la puerta comenzó a tambalearse levemente. Parecía que habíamos dado en el clavo, primero porque empezamos a escuchar el sonido de un mecanismo y segundo porque la puerta se estaba abriendo. – Tengo ganas de saber que hay tras las puertas – dije mirando fijamente el hueco que se iba creando entre ellas. Poco a poco pude observar una inmensa plaza, la arena romana. Estaba lleno de armas y con muchos recovecos, parecía preparado para una batalla campal. – ¿Qué es eso? – dije, mientras comprobaba que aquella arena ya estaba ocupada por alguien. Una bestia mitad toro, mitad humano, al que la mayoría de los pueblerinos hacían referencia en sus historias. Miré a Kaito y sin yo decir nada, comentó que posiblemente tendríamos que acabar con aquel animal.
Tras vernos, la bestia que yacía sentada, se levantó en el acto. Portaba una gran hacha que llegaba al suelo y era igual de alta que él, algo que me daba una idea de la fuerza que podía poseer. De repente nos habló – Vosotros humano de la superficie, que venís con codicia a esté lugar sagrado. Intentando coger lo que no es vuestro y deshonrando a los luchadores de la arena. Marchaos o segaré vuestras vidas con mi hacha – dijo con una voz ronca y profunda. – Hemos tenido que recorrer mucho camino para marcharnos ahora, hagamos un trato. Si te vencemos, podremos escoger algo que esté en el coliseo. Si perdemos, nuestras vidas son tuyas - le dije con firmeza. El minotauro se quedó en silencio durante unos instantes y después habló – si honráis al coliseo con una gran batalla, aunque eso signifique mi muerte, podréis coger un objeto del coliseo. Si cogéis más de uno, la ciudad quedara sepultada bajo la montaña. Si perdéis, me hare cargo de que sufráis el peor de los castigos… aquí os espero – dijo agarrando con fuerza el hacha con las dos manos.
- Me voy al suelo – le dije a Kaito, mientras comenzaba a cavar en la arena. Gracias al haki podía saber dónde se encontraba, por lo que comencé a crear una arena movediza en el lugar donde estaba. - ¿Qué es esto? ¿vais a pelear con este tipo de artimañas? – dijo el minotauro al que le costaba moverse por aquel suelo. Esperaba que Kaito atacara ahora que no podía moverse demasiado, por lo que tras inmovilizarlo parcialmente comencé a subir de nuevo. En ese momento sentí una gran vibración en el suelo y en mi cabeza sentí un ataque, ¿pero por dónde? Me pregunté. Con todas mis fuerzas salí a la superficie y comprobé que el minotauro había usado algo, que al golpear reflejaba unas ondas por la tierra. Seguramente si me hubiera dado no lo habría contado, menos mal que lo había sentido con el haki mantra. Era hora de saber cómo atacaba aquella bestia.
Leímos una inscripción, que parecía que estaban por todos lados, que nos deleitaba con otra “adivinanza”. “Si por aquí deseas pasar, la memoria emplear deberás. Completa el camino escogido en la primera entrada y pasarás”. Kaito se quedó pensativo durante unos instantes, casi susurrando algo que no logré escuchar demasiado bien. Nos pusimos a pensar a que se refería aquella frase, pero al poco rato Kaito me pidió la gema que le habíamos quitado a YinYan. Tras dársela, observé como comenzó a buscar con detalle en la puerta algo. Al principio no entendí que era lo que estaba haciendo, pero tras mirar con detenimiento por fin caí. – Claro, se refiere a las estrellas – pensé, mientras miraba como Kaito colocaba la gema en la puerta.
Al momento de colocarla, la puerta comenzó a tambalearse levemente. Parecía que habíamos dado en el clavo, primero porque empezamos a escuchar el sonido de un mecanismo y segundo porque la puerta se estaba abriendo. – Tengo ganas de saber que hay tras las puertas – dije mirando fijamente el hueco que se iba creando entre ellas. Poco a poco pude observar una inmensa plaza, la arena romana. Estaba lleno de armas y con muchos recovecos, parecía preparado para una batalla campal. – ¿Qué es eso? – dije, mientras comprobaba que aquella arena ya estaba ocupada por alguien. Una bestia mitad toro, mitad humano, al que la mayoría de los pueblerinos hacían referencia en sus historias. Miré a Kaito y sin yo decir nada, comentó que posiblemente tendríamos que acabar con aquel animal.
Tras vernos, la bestia que yacía sentada, se levantó en el acto. Portaba una gran hacha que llegaba al suelo y era igual de alta que él, algo que me daba una idea de la fuerza que podía poseer. De repente nos habló – Vosotros humano de la superficie, que venís con codicia a esté lugar sagrado. Intentando coger lo que no es vuestro y deshonrando a los luchadores de la arena. Marchaos o segaré vuestras vidas con mi hacha – dijo con una voz ronca y profunda. – Hemos tenido que recorrer mucho camino para marcharnos ahora, hagamos un trato. Si te vencemos, podremos escoger algo que esté en el coliseo. Si perdemos, nuestras vidas son tuyas - le dije con firmeza. El minotauro se quedó en silencio durante unos instantes y después habló – si honráis al coliseo con una gran batalla, aunque eso signifique mi muerte, podréis coger un objeto del coliseo. Si cogéis más de uno, la ciudad quedara sepultada bajo la montaña. Si perdéis, me hare cargo de que sufráis el peor de los castigos… aquí os espero – dijo agarrando con fuerza el hacha con las dos manos.
- Me voy al suelo – le dije a Kaito, mientras comenzaba a cavar en la arena. Gracias al haki podía saber dónde se encontraba, por lo que comencé a crear una arena movediza en el lugar donde estaba. - ¿Qué es esto? ¿vais a pelear con este tipo de artimañas? – dijo el minotauro al que le costaba moverse por aquel suelo. Esperaba que Kaito atacara ahora que no podía moverse demasiado, por lo que tras inmovilizarlo parcialmente comencé a subir de nuevo. En ese momento sentí una gran vibración en el suelo y en mi cabeza sentí un ataque, ¿pero por dónde? Me pregunté. Con todas mis fuerzas salí a la superficie y comprobé que el minotauro había usado algo, que al golpear reflejaba unas ondas por la tierra. Seguramente si me hubiera dado no lo habría contado, menos mal que lo había sentido con el haki mantra. Era hora de saber cómo atacaba aquella bestia.
Kaito Kazuki
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La situación era justo como el espadachín supuso, aquél ser comenzó a hablar, y las palabras que salieron de su boca no fueron una bienvenida, sino todo lo contrario, una amenaza en toda regla. Hablaba de deshonrar la arena, tomar lo que no nos pertenecía, pero aquella no era la frase que echaría atrás al joven cazador, no, la amenaza de segar su vida con su hacha solo consiguió que Kaito sonriera sombríamente. |~Bueno, parece ser que vamos a tener que divertirnos…~| Dice Kazuki en un susurro mientras su camarada y amigo propone un trato a la bestia, un duelo en el que aquél ser apostaba lo que guardaba la arena y los cazadores sus vidas, una apuesta bastante arriesgada, pero que no le importaba demasiado, la verdad es que eso le motivaba aún más a la pelea, por lo que desenvainó dos de sus katanas, Chisi Itami y Osore Charengiru, la verdad es que eran sus preferidas, por la versatilidad que le ofrecían en combate. Aquella situación se ponía interesante, Guldrick empezaba con su estrategia cavando el suelo para convertirlo en una especie de arenas movedizas, ante lo cual el medio humano reaccionó con un potente golpe al suelo, algo que a Kaito le cabreó, la posibilidad de que dañen a su amigo es lo que necesitaba para ir a matar a ese sujeto.
En el preciso instante en el que Kazuki se preparaba para atacar a la criatura, esta gira sobre su propio eje lanzando una onda hacia todos lados, Kaito, precavido, saltó haciendo que dicha onda pasase por debajo de su cuerpo y vio como muros de roca maciza se partían como mantequilla por dicho corte. |~Menuda bestialidad de corte…~| Dijo Kaito mientras aterrizaba con una pierna, ligeramente inclinado y se lanzaba a por aquella criatura a una velocidad asombrosa. A mitad de camino saltó y a unos pocos centímetros de aquel ser lanzó una serie de cortes dirigidos a sus hombros y cabeza, pero no solo eso, conforme cortaba una lluvia de plumas negras que cubrió un radio de 3 metros alrededor de la criatura, nublándole la visión.
|~¡AAAAAHHHH MALDITO! ¡¿QUÉ ME HAS HECHO?!~| Gritaba aquél ser con una voz ronca y profunda mientras se llevaba la mano libre a los ojos, lo que hizo que Kaito sonriera y soltara una leve risa siniestra. |~Simplemente te he cegado, esas plumas son irritantes para la vista, estarás un rato sin ver absolutamente nada, estás a nuestra merced ahora…~| Dijo Kazuki adelantándose un tanto a los acontecimientos. Aquel se golpeó el suelo con una fuerza descomunal, el mismo comenzó a partirse en dos con una facilidad increíble, pero no solo por delante, en 8 direcciones diferentes, formando lo que parecía ser el dibujo de una flor.
Kaito aprovechó ese momento para atacar, estaría vulnerable al haber realizado una técnica tan destructiva. Por suerte Kaito podía moverse entre los zurcos con considerable facilidad, y su agilidad impedía que pudiera caer con facilidad. Al ponerse a una distancia cercana, lanzó cuatro cortes certeros, todos al cuello, que hicieron que su cabeza rodara por el suelo de la arena.
En el preciso instante en el que Kazuki se preparaba para atacar a la criatura, esta gira sobre su propio eje lanzando una onda hacia todos lados, Kaito, precavido, saltó haciendo que dicha onda pasase por debajo de su cuerpo y vio como muros de roca maciza se partían como mantequilla por dicho corte. |~Menuda bestialidad de corte…~| Dijo Kaito mientras aterrizaba con una pierna, ligeramente inclinado y se lanzaba a por aquella criatura a una velocidad asombrosa. A mitad de camino saltó y a unos pocos centímetros de aquel ser lanzó una serie de cortes dirigidos a sus hombros y cabeza, pero no solo eso, conforme cortaba una lluvia de plumas negras que cubrió un radio de 3 metros alrededor de la criatura, nublándole la visión.
|~¡AAAAAHHHH MALDITO! ¡¿QUÉ ME HAS HECHO?!~| Gritaba aquél ser con una voz ronca y profunda mientras se llevaba la mano libre a los ojos, lo que hizo que Kaito sonriera y soltara una leve risa siniestra. |~Simplemente te he cegado, esas plumas son irritantes para la vista, estarás un rato sin ver absolutamente nada, estás a nuestra merced ahora…~| Dijo Kazuki adelantándose un tanto a los acontecimientos. Aquel se golpeó el suelo con una fuerza descomunal, el mismo comenzó a partirse en dos con una facilidad increíble, pero no solo por delante, en 8 direcciones diferentes, formando lo que parecía ser el dibujo de una flor.
Kaito aprovechó ese momento para atacar, estaría vulnerable al haber realizado una técnica tan destructiva. Por suerte Kaito podía moverse entre los zurcos con considerable facilidad, y su agilidad impedía que pudiera caer con facilidad. Al ponerse a una distancia cercana, lanzó cuatro cortes certeros, todos al cuello, que hicieron que su cabeza rodara por el suelo de la arena.
- Técnica Mynoth:
- Rosa de los vientos: Con un potente golpe al suelo crea grietas en el suelo que forma el dibujo de la rosa de los vientos, estas grietas son suficientemente grandes como para que caiga un humano de gran tamaño o se tropiece un gigante con relativa facilidad. Además el subsuelo vibra como si de un terremoto se tratara.
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Al fin pude salir a la superficie, comprobando que las arenas movedizas habían ralentizado sus acciones. Pero no todo iba a ser tan fácil, ya que la bestia giró sobre sí mismo bruscamente lanzando una onda cortante. – Es una onda cortante muy potente – pensé mientras las esquivaba de nuevo por los pelos. Me lancé a un agujero que había cercano y observé como la onda pasaba por encima, cortando todo por donde pasaba hasta llegar a los límites del coliseo. Aquel tipo no era demasiado rápido, pero si un ataque nos daba sería el final. En ese momento Kaito movió ficha y realizo una estratagema con la que cegó al minotauro, el cual comenzó a gritar con una voz ronca mientras se llevaba las manos a los ojos.
De repente el minotauro golpeó contra el suelo aun cegado, provocando que el suelo comenzara abrirse. Con rapidez alcé el vuelo, observando como las grietas que se formaban en el suelo dibujaban una flor. Había golpeado con una fuerza descomunal, rasgando todo el suelo del coliseo. Era hora de contraatacar y aprovechar de que estaba cegado, pero antes de que pudiera reaccionar Kaito atacó. Comenzó a moverse a gran velocidad, esquivando las esquirlas de tierra que se habían elevado tras el imponente golpe. En un parpadeo ya estaba a su lado y antes de que pudiera darme cuenta, la cabeza de la bestia estaba rodando por el suelo.
Comencé a descender, esperando que todo aquello hubiera acabado. Me coloqué cerca del cuerpo y comprobé que aquella bestia yacía sin vida en el suelo, por lo que habíamos pasado la última prueba. – Parece que ha acabado todo, ahora podemos elegir un objeto – dije, mirando por el suelo. De repente sentí como si alguien me llamara “Nos has liberado del minotauro, por favor llévanos contigo….” dijo una voz calmada y suave. “ Te ayudaremos a acabar con tu enemigos” dijo otra voz grave. – ¿Escuchas algo? – le dije a Kaito, pero esté negó con la cabeza. Las voces siguieron hablándome, guiándome hacia “ellos”. Al poco tiempo encontré algo, unas armaduras gemelas. Las recogí y me las coloqué como me comentaron las voces, sintiendo al instante como se adaptaban a mi brazo y me protegían desde el hombro hasta las manos. “Te protegeremos y te ayudaremos con nuestras habilidades” dijeron al unísono. Tras recogerlo sentí una presencia con el haki, muy leve y sabía que no era Kaito, por lo que mire en la dirección en la que la presentía.
Ahí estaba, el anciano que vimos en la jungla, parado en la puerta de coliseo. Comenzó a andar hacía nosotros, observando cómo había quedado el coliseo tras la pelea con el minotauro. Se paró a poco metro de nosotros y comenzó a hablarnos. – Veo con agrado que habéis acabado con el minotauro y que solo habéis cogido un objeto, bien… pues entonces no tenéis nada más que hacer aquí – dijo con un tono serio. De repente el anciano dio dos palmadas y dejo las manos juntas, para a continuación comenzar a canturrear algo que no entendía. Todo comenzó a temblar - ¿Qué estás haciendo anciano? Para ya – dije cada vez más enojado. Pero el anciano había entrado en una especie de trance y parecía que no escuchaba nada, por lo que opté por pararlo. Pero algo raro ocurrió, no podía moverme.
El anciano comenzó a canturrear cada vez más alto y una corriente de aire huracanada apareció, creando un tornado a nuestro alrededor. Estábamos en el ojo del huracán, donde podíamos observar como los escombros volaban a escasos metros de nosotros sin golpearnos. Una extraña luz comenzó a brillar delante de nosotros cada vez más intensa, hasta el punto de no poder ver nada y cerré los ojos.
De repente todo el ruido, el viento e incluso el temblor pararon y abrí los ojos. ¿Qué había pasado? Pensé, al observar que nos encontrábamos de nuevo al pie de la montaña. - ¿Podría haber sido todo un sueño? – me pregunté, pero al ver mis brazos pude apreciar que las armaduras estaban ahí. Aunque en la base de la montaña ahora no había ninguna cueva y no había indicios de que hubiera habido alguna en algún momento. – No sé cómo ha hecho eso el anciano, pero si al final he podido sacar algo de todo esto me da igual. Nadie nos va a creer cuando contemos lo ocurrido, ya que no hay indicios de la cueva que lleva a la ciudad subterránea. Al menos nosotros sabremos que es verdad y con eso me quedo – dije satisfecho.
Habíamos descubierto el tesoro que escondía la montaña, pero para la isla siempre sería un rumor. No sabía cómo el “guardián” elegía quien entraba y quien no, pero a nosotros si nos permitió pasar y pasamos las pruebas que nos puso. Tras toda la noche hablando de lo ocurrido junto a una hoguera, Kaito y yo volvimos a separar nuestros caminos. Era hora de buscar nuevos retos hasta que me reclamara el gremio y de mostrar a mis enemigos lo que había encontrado.
De repente el minotauro golpeó contra el suelo aun cegado, provocando que el suelo comenzara abrirse. Con rapidez alcé el vuelo, observando como las grietas que se formaban en el suelo dibujaban una flor. Había golpeado con una fuerza descomunal, rasgando todo el suelo del coliseo. Era hora de contraatacar y aprovechar de que estaba cegado, pero antes de que pudiera reaccionar Kaito atacó. Comenzó a moverse a gran velocidad, esquivando las esquirlas de tierra que se habían elevado tras el imponente golpe. En un parpadeo ya estaba a su lado y antes de que pudiera darme cuenta, la cabeza de la bestia estaba rodando por el suelo.
Comencé a descender, esperando que todo aquello hubiera acabado. Me coloqué cerca del cuerpo y comprobé que aquella bestia yacía sin vida en el suelo, por lo que habíamos pasado la última prueba. – Parece que ha acabado todo, ahora podemos elegir un objeto – dije, mirando por el suelo. De repente sentí como si alguien me llamara “Nos has liberado del minotauro, por favor llévanos contigo….” dijo una voz calmada y suave. “ Te ayudaremos a acabar con tu enemigos” dijo otra voz grave. – ¿Escuchas algo? – le dije a Kaito, pero esté negó con la cabeza. Las voces siguieron hablándome, guiándome hacia “ellos”. Al poco tiempo encontré algo, unas armaduras gemelas. Las recogí y me las coloqué como me comentaron las voces, sintiendo al instante como se adaptaban a mi brazo y me protegían desde el hombro hasta las manos. “Te protegeremos y te ayudaremos con nuestras habilidades” dijeron al unísono. Tras recogerlo sentí una presencia con el haki, muy leve y sabía que no era Kaito, por lo que mire en la dirección en la que la presentía.
Ahí estaba, el anciano que vimos en la jungla, parado en la puerta de coliseo. Comenzó a andar hacía nosotros, observando cómo había quedado el coliseo tras la pelea con el minotauro. Se paró a poco metro de nosotros y comenzó a hablarnos. – Veo con agrado que habéis acabado con el minotauro y que solo habéis cogido un objeto, bien… pues entonces no tenéis nada más que hacer aquí – dijo con un tono serio. De repente el anciano dio dos palmadas y dejo las manos juntas, para a continuación comenzar a canturrear algo que no entendía. Todo comenzó a temblar - ¿Qué estás haciendo anciano? Para ya – dije cada vez más enojado. Pero el anciano había entrado en una especie de trance y parecía que no escuchaba nada, por lo que opté por pararlo. Pero algo raro ocurrió, no podía moverme.
El anciano comenzó a canturrear cada vez más alto y una corriente de aire huracanada apareció, creando un tornado a nuestro alrededor. Estábamos en el ojo del huracán, donde podíamos observar como los escombros volaban a escasos metros de nosotros sin golpearnos. Una extraña luz comenzó a brillar delante de nosotros cada vez más intensa, hasta el punto de no poder ver nada y cerré los ojos.
De repente todo el ruido, el viento e incluso el temblor pararon y abrí los ojos. ¿Qué había pasado? Pensé, al observar que nos encontrábamos de nuevo al pie de la montaña. - ¿Podría haber sido todo un sueño? – me pregunté, pero al ver mis brazos pude apreciar que las armaduras estaban ahí. Aunque en la base de la montaña ahora no había ninguna cueva y no había indicios de que hubiera habido alguna en algún momento. – No sé cómo ha hecho eso el anciano, pero si al final he podido sacar algo de todo esto me da igual. Nadie nos va a creer cuando contemos lo ocurrido, ya que no hay indicios de la cueva que lleva a la ciudad subterránea. Al menos nosotros sabremos que es verdad y con eso me quedo – dije satisfecho.
Habíamos descubierto el tesoro que escondía la montaña, pero para la isla siempre sería un rumor. No sabía cómo el “guardián” elegía quien entraba y quien no, pero a nosotros si nos permitió pasar y pasamos las pruebas que nos puso. Tras toda la noche hablando de lo ocurrido junto a una hoguera, Kaito y yo volvimos a separar nuestros caminos. Era hora de buscar nuevos retos hasta que me reclamara el gremio y de mostrar a mis enemigos lo que había encontrado.
Kaito Kazuki
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La cabeza del minotauro cayó al suelo, rodando como si de una pelota se tratara, justo a tiempo para que los cazadores tomaran las armas que habían por aquella arena, Guldrick tomó una especie de armadura gemela, parecía como si le llamara la misma, en cuanto a Kaito, lo más lógico habría sido que cogiera una espada o algo así por su profesión de espadachín y su estilo de lucha, sin embargo, había un arma en la arena que le llamó la atención, era una especie de cofre de madera, tallado con extraños símbolos y muy bien conservado, a la vez que apartado del resto, como si lo estuvieran ocultando, aquello le intrigó, pues si lo ocultaban era porque era algo realmente valioso o poderoso. El peliblanco se acercó al cofre y lo tomó en sus manos, justo a tiempo de que apareciera el anciano que había aparecido anteriormente en la selva, al parecer, Kaito tenía razón acerca del anciano, parecía ser el guardián de aquella zona poco conocida, y obviamente no visitada muy a menudo. |~Veo con agrado que habéis acabado con el minotauro y que solo habéis cogido un objeto, bien… pues entonces no tenéis nada más que hacer aquí~ Dijo el anciano en el preciso instante en que los cazadores tomaron los objetos en sus manos y empezó a recitar una especie de credo en un susurro, conociendo lo que conocía Kaito, aquello no era precisamente bueno, pero no pudo hacer nada, pues una racha de viento se levantó de la nada, como conjurado por aquél enclenque abuelo que los había estado vigilando desde el principio por lo que dijo e hizo.
Cuando cesó el ruido y las vibraciones el cazador albino abrió los ojos y se encontró nuevamente en el pie de la montaña. |~¿Pero qué demonios….?~| Se preguntaba el joven mientras Guldrik le hablaba de los rumores y de que ellos serían los únicos en acordarse de aquello, pues fueron, aparentemente, los únicos en llegar a la arena. |~Bueno, lo importante es que conseguimos cosas interesantes…Vaya, unas pistolas…~| Dijo Kaito comenzando con una voz seria pero luego ya algo más infantil y como desconcertado al ver lo que había en el cofre, pero aun así se lo guardaría por si en un futuro le pudiera servir a su gremio.
Cuando cesó el ruido y las vibraciones el cazador albino abrió los ojos y se encontró nuevamente en el pie de la montaña. |~¿Pero qué demonios….?~| Se preguntaba el joven mientras Guldrik le hablaba de los rumores y de que ellos serían los únicos en acordarse de aquello, pues fueron, aparentemente, los únicos en llegar a la arena. |~Bueno, lo importante es que conseguimos cosas interesantes…Vaya, unas pistolas…~| Dijo Kaito comenzando con una voz seria pero luego ya algo más infantil y como desconcertado al ver lo que había en el cofre, pero aun así se lo guardaría por si en un futuro le pudiera servir a su gremio.
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