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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Miér 13 Ene 2016 - 20:29}

Si señor, se notaba que esta isla solo se olía a la gran vida y a los problemas, un ambiente maravilloso. Se acercaba la media noche en la fantástica, iluminada y ruidosa Shima No Tsumi, mirara a donde mirar encontraba juego, prostitución, gente con demasiada pasta y demás cosas poco legales, pero no era territorio de ley o por lo menos no la misma ley de la marina. Paseaba por una amplia calle bordeada por enormes rascacielos de oficinas, hoteles, casinos y otros chanchullos, por la carretera solo vehículos de la mejor clase (pura hermosura) y por la acera gente bien vestida con muchas ganas de juerga y mas de una copa bebida. Por supuesto yo no iba a ser menos y tuve que dejar en el armario, en principio contra mi voluntad, mis ropajes de siempre y vestirme con un espectacular traje de chaqueta negro, camisa blanca recién planchada, brillantes zapatos y una preciosa corbata verde a juego con mi pelo, incluso me puse, bajo la chaqueta, una de esas correas que llevan los policías a los hombro para portar las pistolas (esta vez en los bolsillos no me cabían). Al principio no me convencía mucho la idea de vestir de funeral, pero una vez me lo vi puesto me sorprendí de lo guapísimo que estaba.

¡Pero hablemos del pastel! ¿Que leches hago en un lugar así? Pues bien, aunque una de mis intenciones es divertirme como su fuera mi ultima noche en vida, mi objetivo principal era ser un intermediario. Me encontraba metido en otro de los trabajitos de mi amigo Dani, la parte positiva era que esta vez no era porque le debía un favor sino que yo necesitaba el dinero; la parte negativa: que era un trabajo de Daniel, de los cuales no suelo salir bien parada. La cosa es que sabiendo como acababa no entiendo porque seguía aceptando sus trabajos, puede que sea un poco masoca. Se supone que esta vez el trabajo era simple: ir al final de esta calle, entrar en un enorme casino blanco (fácil de encontrar), preguntar por un tal Sr. Maderick, cambiar el maletín que yo portaba por otro que el me daría y para casa. Sencillo, ¿no?

Tras una media hora andando llegué al Gran Casino Blanco. -Anda que se estrujaron los sesos para el nombre.- pensé en voz alta mientras entraba a través de un enorme pórtico al casino. Pasé entre dos hombres bien grandes y fuertes que custodiaban la puerta, los cuales no me dirigieron la mirada a lo que yo les conteste con una sonrisa. Mi idea era ir hasta la gran oficina central, si es que tenia (me imagino que si. Era mi primer casino) y peguntar allí por el Sr. Maderick, pero solo di dos pasos cuando aquel circo de sonidos y luces me dejo embobado. Mirará a donde mirará había maquinas de juego de todo tipo, ruletas, gente ganando pasta y lo más importante, muchas camareras sexys... ``¡No Trinidad, no! Céntrate. El maletín y nos vamos´´ Me decía para concentrarme. Alcé la vista y a lo lejos, entre la muchedumbre, disipé a dos tipos bien trajeados custodiando una puerta y pensé que seria buena idea preguntarle a ellos. Me dirigí hacía allí con paso firme e intentando no distraerme con nada para no perder más tiempo.
-Hola chicarrón, ¿porque no juegas?- me paró un bellezón con una melena larga y del color del fuego.
-¿Yo? Es que yo iba... voy a un asunto.- conteste intentando resistirme a sus encantos.
-Pero no me seas así. Seguro que eso puede esperar, anda vamos a jugar.- me dijo con una radiante sonrisa mientras me cogía de la mano y me acariciaba la cara.
Poco a poco mi asunto lo fui olvidando mientras se me ponía sonrisa de tonto. La joven extendió mi mano y me dio unas pocas fichas. -Venga. A esta invito yo, pero que se quede entre nosotros.- y en cuestión de segundos ya me encontraba apostando en la ruleta rodeado de gente eufórica. Y yo, más feliz que ninguno apostando y epezando con la primera copa.
-¡Que comience el juego!-
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Jue 14 Ene 2016 - 16:47}

La conocida isla del pecado, un lugar realmente digno de su nombre, la luces de los edificios y de sus carteles eran capaces de iluminar la más oscura noche. Los habitantes de este lugar no era el tipo de gente respetuosa y de humildes orígenes con la que yo estaba acostumbrado a tratar, no. La gente que ocupaba esta isla estaba sumida en el pecado, putas buscando borrachos a los que embaucar y poder así quitarles todo su dinero, ricos borrachos buscando un lugar donde poder dejarse la paga del mes y gigantescos casinos con deslumbrantes luces de colores atrayendo a sus “presas” como si se tratara de una trampa de ratones. ¿El motivo de mi visita a esa isla? Simpe, como la mayoría de islas que me veía obligado a visitar simplemente me venía de camino.  No obstante pararme en aquella isla no me iría demasiado mal. La verdad es que el dinero que me quedaba no me duraría mucho más de un mes y si no conseguía un poco más del que tenía actualmente…me acabaría muriendo de hambre.

Bajé de mi pequeño bote en el puerto de la isla. A pesar de tener pensado jugar en el casino no iba a sucumbir del todo a las “tradiciones” de aquel lugar. Como de costumbre iba vestido con los ropajes que me caracterizaban: Mis botas altas hasta las rodillas de color marrón, aquellos blancos y anchos pantalones blancos, mi faja verde para sujetar mis tres espadas, aunque esta vez no llevara ninguna encima; una camisa en su mayoría marrón, por dentro morada y con los bordes blancos, al igual que mi pantalón, ancha, mi preciado collar de tres gemas verdes y una de mis más preciadas posesiones, la bandana verde de mi padre. Cuando pisé el suelo de la isla me dirigí hacía uno de los casinos más famoso y de los que más había oído hablar, “El Gran Casino Blanco”.  Mientras caminaba por las calles del lugar me iba fijando en los edificios y las personas que lo ocupaban. Enormes estructuras rozando los cielos con luminosos carteles y hombres dispuestos a gastarse todo el dinero, aquella la descripción perfecta del lugar.

Por fin llegué a mi destino, un enorme edificio con las dimensiones de un palacio real, este estaba hecho totalmente de mármol blanco, cosa la cual le daba un toque más elegante al lugar. Me dispuse a entrar por la puerta grande, la cual estaba custodiada por dos grandes gorilas vestidos con trajes y gafas negras y con cara de no querer hacer muchos amigos. Al verme pasar me echaron una mirada de reojo que no me gustó nada, no obstante no tenía tiempo para meterme en más problemas de los que ya estaba metido. Los ignoré y seguí caminando hasta llegar a lo que parecía ser la primera habitación. La decoración no se quedaba atrás, el suelo se basaba en unas baldosas rojas cuadradas con más cuadrados dentro de estas, en medio había una larga alfombra con lo que parecían ser flores dibujadas la cual llevaba hasta una puerta muy bien iluminada.   Me veía rodeado por todo tipo de juegos: máquinas tragaperras, mesas de póker, mesas de Black Jack, ruletas…

Fui hacía la cabina para cambiar el dinero por fichas. No tenía mucho que gastarme, no obstante estaba dispuesto a gastármelo todo. Al llegar allí dispuesto a depositar el dinero la chica que me atendía me dijo algo que me alegró el día.  La primera vez que alguien entra en el casino se le regalan 6.000 berries”. No era mucho, pero desde luego más de lo que yo tenía. Cogí las fichas que me ofreció y me dirigí hacía la ruleta. Las cartas nunca había sido lo mío.


Última edición por Ragnar Asborn el Vie 15 Ene 2016 - 20:58, editado 1 vez
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Vie 15 Ene 2016 - 18:58}

Las primeras apuestas no fueron acertadas, pero por suerte consocia mi mala suerte y no apostaba todo lo que tenia. Notaba que chasco tras chasco los que jugaban a mi alrededor se alejaban como si estuviera gafado, así que en un arrebatado impulso de ``todo o nada´´ puse mis últimos y miserables  1.000 berries sobre el 21 rojo. El tiempo de espera cuanto los demás hacían sus apuestas antes de que el buen hombre tirara la bola se me hizo una eternidad, me aferraba al maletín con ambas manos provocando que las palmas se me enrojecieran y mis dudas de si había hecho una buena elección aumentaban por momentos. Apretaba con fuerza los dientes como si intentara detener a la pequeña parte de mi que decía: ``¿Pero que has hecho imbécil? Y cuando esta estaba apunto de salir la bola ya había entrado en la ruleta. Ese sonido de la bolita impactando contra la ruleta fue como martillazos en el corazón. Aquello giraba y giraba, yo no escuchaba lo que haba a mi alrededor solo a la bola deslizándose por encima de los números. Conforme la bola desaceleraba mis ojos se iban cerrando para evitar ver el desastre de quedarme sin un duro; solo pensaba en lo que me dijo Dani antes de marcharme: ``Mas te vale que vuelvas con el maletín y que no te gastes el dinero en juego o en putas, entendido?´´ Después de esto me mata.
Finalmente pude oír como la bola ceso su recorrido y tras unas milésimas de silencio la gente empezó a gritar y a agolparse a mi alrededor. Lentamente abrí el ojo izquierdo para ver el resultado y ahí estaba: la bola en la casilla 21 y el crupier poniendo ante mi muchas mas fichas de las que había apostado. Enloquecí, soltando el maletín me puse a dar saltos de alegría y a besar a todos los que estaban a mi alrededor. Puede que tuviera la pinta del tipo más estúpido del lugar, pero era la primera vez que ganaba. Pasado el momento de euforia me dispuse a guardarme las fichas en el bolsillo de la chaqueta e irme a probar otros juegos, quería aprovechar el casino a tope, me apetecía algo de cartas, ¿pero que? La verdad es que las cartas en sí no se me daban mal, pero hay momentos en que me da la mala suerte y me da fuerte. Esperaba que con esta ultima ganada hubiera cambiado la cosa. Mientras me dirigía hacia la parte este del casino, lugar en el que me habían dicho que se encontraban las mesas de cartas y era la parte menos ruidosa perfecta para concentrarse, me percaté de que no portaba el maletín y temiendo lo peor corrí hacia la ruleta. Sin pedir permiso fui, entre las piernas de los jugadores y demás espectadores, bordeando la mesa en busca del maletín, pero nada. Me levante horrorizado y mirando hacia todos lados, me di cuenta de que la gente me miraba como a un loco.
-Perdone señor.- me llamo la atención un grandullón de esos de seguridad -Esta alterando a los demas jugadores, le pido que se tranquilice por favor.-
-Pero usted no lo entiende- le dije histérico acercando mi cara a la suya  a una distancia inapropiada -he perdido el maletín y debo encontrarlo, ¡es de extrema importancia!-

Sin darle tiempo a que me contestara, salí corriendo a toda prisa por todo el lugar mirando en todos los rincones que se me ocurrían y alarmando a más personas, lo que provocó que mas seguratas vinieran a mi y no tan simpáticos y educados como el primero. Ahora no solo buscaba el maletín sino que también intentaba que no me cogieran, no avecinaba nada bueno a mi persona si resultaba apresado y sin el paquete. Entonces comenzó una pequeña persecución por el casino , si no estuviera tan aterrorizado por la perdida del maletín, incluso la situación. Finalmente, tras un despiste por mi parte y coger mal una curva en la zona de tragaperras, me acabé chocando con dos de los gorilas que andaban en mi busca. Aquellos dos hombres con pinta de no poder ser noqueados ni a martillazos, me cogieron de las piernas y barrieron el lugar conmigo camino a la zona de detención (en realidad no se a donde te llevan los casinos después de liara, pero tenia lógica una zona de detención). Perdida toda esperanza y asumida mi muerte o bien por parte de estos tíos o bien por Dani, boca abajo vi un maletín y extrañamente se parecía al que yo buscaba; más que nada pude reconocerlo por el logo de Dani: la cara de un tigre siberiano. Mis esperanzas se reactibaron cual mecha y cogiendo impulso con las manos en el suelo, me eleve y me deshice de la opresión de los guardias, los cuales no me sujetaban con mucha fuerza al ver que desistí a escapar.

Una vez más corría como loco por el casino con guardias intentando cazarme, pero esta vez tenia una meta: un hombre de gabardina marrón y sombrero de copa (hasta los ladrones de esta isla visten bien). En cuestión de minutos alcance a aquel tipo, que gracias al ruido de las maquinas y la gente de por medio no se percato de mi. Esquivando persona tras persona encontré un hueco hacia él que aproveche sin pensarlo dos veces y me abalancé a por lo que me pertenecía. El hombre, con unos reflejos impresionantes me esquivo haciendo que cayera al suelo, nada más producirse el impacto, me di la vuelta para intentar coger de nuevo el maletín, pero antes de que pudiera darme cuenta la hoja de un estoque rozaba mi garganta.
-¡Eso me pertenece!- le insistí.
Los guardias que me perseguían ya no les disipaba y los pocos atentos al drama se tornaban a nuestro alrededor curiosos por el espectáculo que estábamos dando.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Sáb 16 Ene 2016 - 16:57}

Llegué a la mesa de la ruleta, la verdad es que había una gran cantidad de personas, todas vestidas de forma muy formal, como verdaderos caballeros. Con trajes, corbatas, zapatos elegantes, vestidos realmente caros, joyas de un valor incalculable… pero entre todos ellos, hubo uno que me llamó la atención. Este estaba totalmente aislado de los demás, si, estaba jugando como tantos otros a la ruleta pero parecía ser que los demás jugadores lo evitaban, como si trajera mala suertes o fuera portador de alguna enfermedad contagiosa. Este tenía el pelo de color verde, la verdad es que eso fue lo que más me llamó la atención, pues todos tenían el pelo de colores de más corrientes, como podrían ser el negro, el castaño o simplemente el rubio. No obstante, en cuanto a vestimenta se trataba iba como cualquier otro que estuviera en la mesa, exceptuándome a mí y al que hacía girar la ruleta. Con un traje negro, una camisa blanca debajo de este, unos relucientes zapatos de color negro y una corbata verde, al igual que su pelo.

Me adentré entre la multitud para hacer mis apuestas, tenía que ganar lo máximo que pudiera en el menor tiempo posible, así que me decidí a recurrir a la ancestral técnica del “todo o nada. Puse mis 6.000 berries en el color rojo, tras hacer mi fugaz apuesta vi como el hombre que anteriormente había nombrado se lo apostaba todo en el 21 rojo, algo realmente arriesgado. Cuando todo el mundo hizo sus a puestas, el crupier hizo girar la ruleta, todos los presentes estaban de lo más nerviosos, mirando fijamente a la ruleta, como si el resultado fuera a cambiar por si la miraras de más cerca o algo por el estilo. Al contario de los demás yo estaba de lo más tranquilo, pues aquello solo era dinero, y ni siquiera era mío, me lo acababan de regalar así que realmente no tenía nada que perder. Cuando la ruleta paró me fijé en el número que había salido, el 21 rojo. Una sonrisa de felicidad absoluta apareció en mi rostro, pues había ganado la apuesta. El crupier puso varias fichas más en el lugar donde había apostado, yo las recogí y empecé a contar. 12000 berries, ahora tenía el doble de antes. Cuando iba a volver a apostar escuché como el hombre que aposto en todo o nada empezó a gritar tras ganar su apuesta. Este empezó a besar a toda la gente que se encontraba en la mesa, seguidamente cogió su dinero y se marchó.

Dejé de lado a aquel hombre y centré en seguir jugando, con aquel dinero no me daba para nada, tenía que ganar algo más. Así que me decanté a usar la misma estrategia del hombre de pelo verde, la de apostar a un número. Como yo era usuario de santoryu me decanté por el número “3”, puse mis doce mil berries sobre el número y de nuevo, la ruleta empezó a girar. Cuando paró toda la gente me miró sorprendida, efectivamente había salido el número 3. El hombre de la ruleta puso más dinero en el número donde había apostado, tras contarlo todo hasta yo me quedé sorprendido. Cuatrocientos treinta y dos mil berries, aquello ya estaba mejor. No quería perder nada así que con las fichas en las manos, me dirigí hacía la cabina de intercambio por berries, allí me dieron un montón de billetes, los cuales guarde en uno de mis bolsillos interiores de la camisa. Cuando iba a salir del casino el mismo hombre de pelo verde que instantes antes había ganado a la ruleta se me apareció por delante corriendo mientras era perseguido por las guardias. En vez de irme me quedé mirando aquel espectáculo a ver que sucedía.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Lun 18 Ene 2016 - 22:33}

-En verdad esto no te pertenece, ¿cierto? No te preocupes, yo le daré esto al Sr. Maderick llevándome yo la recompensa- me dijo el ladrón del maletín al que finalmente pude ver el rostro. Del sombrero de copa salían unas largas patillas que bordeaban un aspecto joven. Aquel chico vestía con un traje marrón, al igual que su gabardina, y una gruesa bufanda blanca que le tapaba la boca.
Sus palabras me hicieron pensar. ¿Una recompensa? desconocía que que habría más dinero de por medio a parte de mi sueldo por el trabajo, aunque conociendo a Dani tampoco era de extrañar.
-algo falla en tu plan, ¿que tal si me das el maletín y te doy lo ganado en la ruleta?-
-...No.- me contesto firmemente.
-No te andas con chiquitas, ¿eh? Se me ocurre otro plan que podría salir mejor. Tu me das el maletín y no te pego un tiro en la cabeza.-
El espadachín me sonrió, pensando que era un tonto y confiado, alejó el extremo de su estoque de mi garganta lo suficiente para que no sintiera su frió acero. En ese momento di un par de vueltas de croqueta sobre el suelo y me levante lo más rápido que pude mientras sacaba ambas pistola. Mi primer instinto fue cogerlas de mis bolsillos, como siempre, pero al tocar los pantalones de mi traje recordé que por una vez las tenia bien enfundadas. Las saque y le apunte mientras el se ponía en posición empuñando con fuerza su arma. Dada la situación el publico, que había aumentado, se hecho hacia atrás asustado pero sin querer perder detalle.
-Parece que la cosa se a intensificado.- comente dedicándole una sonrisa a aquel cuyo trabajo me intentaba arruinar. -Venga hombre, acabemos con la tontería. dame el maletín.-
-Ahí debo darte la razón- me contesto haciendo que mi sonrisa aumentara -, acabemos de una vez con el tonto.-
Acabó su frase atacándome con una velocidad sorprendente, me eche para atrás esquivando su ataque sabedor de que aquel acto había sido muy fortuito. En aquel espacio no se si podría esquivar muchos más. Me puse firme y di dos pasos atrás para tener algo de margen, ahora era mi turno por lo que me dispuse a vaciar un cargador en su cuerpo. Mis primeros disparos fueron directos a él, pero desgraciadamente los pudo esquivar haciendo que las balas se dirigieran directas al publico dañado así a varias personas, aunque no pude fijarme ne la gravedad, sus gritos no e decían nada bueno.
-Maldita gentuza cotilla. Si se metieran en sus asuntos no hubiera ocurrido nada.- dije airado más por haber herido a aquellos imbéciles inocentes que por no hacerle un agujero al espadachín. -¡Váyanse, largo de aquí malditos!- dije gritando para que me hicieran caso.
Por suerte muchos fueros los que se largaron, pero unos pocos se quedaron tras las maquinas para poder ver el resto del espectáculo. En medio del lugar, ahora que se haba ido la gente, bastante más amplio; me encontraba yo y frente a mi aquel espadachín, que se dispuso a quitarse, las prendas que le sobraban como la gabardina y el sombrero y dejarlas a un lado, pero sin soltar el dichoso maletín. Y junto a él dos de los gorilas trajeados que anteriormente se habían echado una carrera tras de mi. Aquel joven tipejo, que debido a su elegancia le había cogido algo de asco, se sentó sobre el maletín y apoyando su estoque en el suelo con total delicadeza le hizo un gesto a ambos gorilas haciendo que se lanzaran hacia mi como si fuera su aperitivo. Apoyando bien ambos pies me dispuse a disparar sabedor de que si fallaba no dañaría a más ricachones. Los objetivos eran grandes, no tan rápidos como el anterior y se movían en linea recta hacia mi, por lo que no fue difícil acertarles a ambos en el pecho, y así fue, pero aquellos dos mastodontes siguieron su carrera hasta tumbarme. Ambos estaban encima mía presionándome el pecho y sujetándome los brazos y la cabeza con mucha fuerza. Se me cayeron las pistolas y forcejeando vi como ambos poseían chalecos antibalas.
-Lo siento chicos no me van los tíos tan grandes como vosotros, quizás con un poco de dieta...- bromeé haciendo que la presión sobre mi fuera mayor.
``Tendría que haberles disparado en la cabeza.´´ pensé con rabia. Intentaba mover mi mano y coger la pistola que se encontraba a escasos centímetros de mi pero me tenían bien sujeto. Tonto de mi que hasta aquel momento no me percaté, solo me tenían bien sujeto de cintura hacia arriba, tenia las piernas totalmente libres. Con un fuerte rodillazo en la espalda conseguí que, dolorido, uno de ellos me sujetara con menos fuerza lo que me permitió coger la pistola que se encontraba a mi derecha. Cuando se dispuso a sujetarme de nuevo le disparé en la mano y al otro que me sujetaba pude acertarle en una pierna. Me encontraba liberado y con mis dos pistolas en mano. Esos tipos persistieron en su afán de capturarme (y dudo que ahora con vida). Primero se abalanzó sobre mi el manco, al que esquive sin problemas e impacte la culata de mi pistola en la cara, cuando se agachó recibió un rodillazo en el estomago y una vez abatido le disparé ne ambas piernas. Por si acaso. Al encontrarme de espaldas, el segundo pudo cogerme impidiéndome poder disparar, pero pude soltarle una patada en la herida de su pierna izquierda que consiguió que me soltara pudiendo así dar la vuelta y tumbare de una simple patada, remantandole finalmente con un disparo en la cabeza.
-Mierda no le había puntado justo en la cabeza.- me quejé por el estropicio causado.
El joven trajeado e levanto del maletín y empezó a aplaudir. -Muy bien, mejor de lo que esperaba. Que lastima que lo mataras, me debía dinero.-
-Lo siento. Te daría mis fichas, pero ya las has rechazado.-
El espadachín dejó el maletín junto a su ropa y se puso frente a mi dispuesto a atacar. Yo mientras cambiaba de cargador, maldecía mi buena suerte y me preparaba para el siguiente combate.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Miér 20 Ene 2016 - 20:46}

Una sangrienta batalla tuvo inicio entre el hombre del pelo verde, un extraño espadachín y dos gigantes gorilas. Me gustaría haber podido intervenir en esta pero no llevaba mis espadas encima, por lo que no hubiera podido hacer mucho frente a usuarios de pistolas. Simplemente me quedé observando el combate, como la gran mayoría de la gente que se encontraba en el casino. Lamentablemente para todos aquellos ricachones y aquellas lujuriosas putas las balas de las pistolas podían esquivarse y el chico del pelo verde no tenía muy buena puntería que digamos. Muchas personas del público fueron lastimadas gravemente, algunas incluso murieron por disparos en la cabeza, esto hizo que el pánico reinara en el garito y todo el mundo excepto dos o tres valientes los cuales se escondieron tras las maquinas tragaperras, se fueran corriendo y gritando del edificio. Todos excepto yo, claramente, aprovechando que no había nadie en la barra me acerqué a esta y me serví algo de beber, me senté en uno de los taburetes y disfruté del combate. Aquello iba más enserio de lo que creía, pues uno de los gorilas recibió un disparo en cada pierna y el otro, no tan afortunado se hizo una “pequeña cicatriz” en medio de la frente. Ahora tan solo quedaban dos hombres en pie, el del pelo verde y el extraño e elegante espadachín.

Ambos se estaban mirando fijamente, la tensión podía sentirse en el ambiente, pero justamente antes de que empezaran a luchar, los dos gorilas de la entrada se me acercaron de malas, al parecer creían que yo tenía que ver algo con todo ese follón y mientras se acercaban a mi pude observar como uno iba sacando un par de katanas y como el otro sacaba otra. Aquello me iba a ir genial, era como un servicio de habitaciones, te traían las armas a la puerta de tu casa. Para no luchar indefenso cogí un par de cuchillos que se encontraban detrás de la barra, no eran precisamente espadas ni ningún tipo de utensilio bélico, pero si a mí me servía para cortar el cerdo no veía por qué no podría cortarlos a ellos. El de una espada cargó directamente contra mí, a pesar de ser muy grande y fuerte sus movimientos eran de lo más torpes e intenté sacar partido a eso. Me lanzó un ataque vertical descendente con ambas manos, al parecer no se andaba con rodeos, pero yo pude detener este poniendo mis dos cuchillos en cruz, seguidamente lo aparté de delante de mí con una pada frontal y seguidamente le lancé un cuchillo a cada una de sus rodillas, haciendo que cayera indefenso al suelo.

Me acerqué hacía él y recogí su espada, desde luego no era de la misma calidad que Bagami, pero me serviría para derrotar al otro segurata. Este no era tan corpulento como el otro, más bien era ágil, cosa la cual hacía el combate más divertido. Me atacó con un ataque cruzado, de nuevo bloqueé el ataque poniendo mi espada de forma totalmente horizontal, el seguía haciendo fuerza así que no me dejó más opción con contestar de la misma forma. Aún con el acero de las espadas chocando hice un potente corte el cual separó sus armas en dos pedazos cada una. Seguidamente le asesté otro corte, algo profundo, directamente al pecho. Haciendo que la sangre empezara a brotar de su herida y cayera al igual que su compañero, al suelo. Tras derrotar a aquellos dos nefastos espadachines me volteé para ver que tal iba la batalla del hombre de pelo verde.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Jue 28 Ene 2016 - 17:45}

Con ambos cargadores renovados me dispuse a acabar con el señorito en un segundo y ultimo enfrentamiento. Le miré fijamente y, apoyando mi muñeca derecha en el brazo izquierdo para tener una mejor precisión, le apunte a la cabeza.
-Ya he matado suficientes personas por hoy y por desgracia no me pagan por ello. Ayúdame a evitar una muerte más y dame el dichoso maletín.- dije perdiendo la paciencia.
-La verdad es que si te has cargado a unos cuantos, esto pasará factura, pero tranquilo que no mataras a nadie más. Nunca más.- me contesto antes de moverse a gran velocidad hacia mi.
Una vez más se coloco ante mi sin que yo pudiera hacer nada. Con su aliento recorriendo mi hocico y su espada acariciando mi garganta. Sin mediar palabra se alejo unos centímetros y me aparto de él con una patada lo suficientemente fuerte como para hacer que recorriera la sala  arrastrando el culo por medio suelo. Abrí los ojos cuando mi espalda chocó con algo que resultó ser la barra del bar. Un golpe de suerte. Me levante, dejé ambas armas en la barra y con un gesto de mano indique a mi contrincante que me diera un momento, a lo cual, él me lo consintió inclinando la cabeza. Vale que me quiera matar, pero hay que admitir que es honesto.

Inclinándome sobre la barra cogí una de las botellas que había detrás y un baso. La miré para saber que iba a beber. Whisky. Eche un poco en el baso y se lo ofrecí al señorito. Tras negarse no me quedó más remedio que bebérmelo yo. Justo lo que necesitaba, algo que aturdiera mis sentidos. Pero solo era un basito. Tras apoyar el baso en la barra me percaté de la presencia de un tipo que acababa de matar a los guardias de esta fortaleza del juego.
-Vaya, no se te dan nada mal y parece que a esos tíos no les caes muy bien tu tampoco.- le comente girándome hacia su persona -Mira, no es que la necesite, pero tengo algo de prisa, por lo que tu ayuda no me vendría nada mal. La cosa es sencilla, matamos al señorito de ahí atrás, me llevo el maletín y adiós muy buenas. Y te preguntaras: ¿que gano yo? Muy sencillo querido amigo, el diez por ciento de mi recompensa y... las fichas que he ganado. ¿Eh?- termine con una sonrisilla.
-Ey, ey.- Me llamo la atención el señorito -¿Ayuda? esto ya no lo veo muy justo.-
-¿Justo? Y eso me lo dice el cabrón esquiva balas- le reproche. -Bueno, este tío no es paciente precisamente.- Le dije al caballero de mi derecha mientras cogía mis armas y me acercaba de nuevo al medio de la sala.

Estaba claro que con este tío quedarse quieto y disparar no era la solución y como lo mio no era pensar hice lo que mejor se me daba: actuar. Salí corriendo hacia él, sonriendo como un loco, a lo que él contestó con una posición defensiva y con el estoque apuntando a mi pecho. A escasos metros del final de su arma, hice amago de caerme y me tiré al suelo deslizando la panza sobre este. Cuando estuve casi con la cara pegada a sus pies, le apunte y dispare de nuevo. No tenia una buena visión desde esa posición, pero mis cálculos me decían que las balas se dirigían directas a sus piernas, lo que le quitaría esa agilidad molesta. Cuando ya estaba frenando me di la vuelta con los cañones de mis armas apuntando al frente. Nuca se sabe. Efectivamente, no le dí. De nuevo, su arma apuntaba a mi garganta con la ligera deferencia de dos centímetros y de que, por suerte, yo le apuntaba a él.
-Vaya. Esto va a ser como un circulo vicioso, eh.-
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Sáb 30 Ene 2016 - 14:59}

El chico de pelo verde recargó sus armas y se quedó mirando al otro tipo, por lo que dijo parecía ser que quería evitar tener que matar más tipos y quería que el otro hombre le devolviera el maletín. Por otro lado, su enemigo no parecía compartir su punto de vista… él quería pelear hasta la muerte. Tras intercambiar unos cuantos golpes el hombre de las pistolas salió disparado hacía mi dirección, chocó de pelo contra la barra. Se levantó como si nada y dejando las armas en la madera y le pidió al otro luchador un respiro. ¿Acaso creía que aquello era un juego? La actitud que tenía era muy extraña para alguien que estaba peleando a muerte. No obstante me sorprendió más aún la respuesta del rival, que le permitió el minuto de descanso, como si de un partido de baloncesto se tratara.

El peliverde se recostó en la barra y cogió una botella de whiskey y un vaso, este se lo ofreció al otro hombre pero él se negó. Después de beberse él mismo el brebaje me miró y empezó a hablarme. “Vaya, no se te dan nada mal y parece que a esos tíos no les caes muy bien tu tampoco” Me comentó intentando hacerse mi amigo. “Mira, no es que la necesite, pero tengo algo de prisa, por lo que tu ayuda no me vendría nada mal. La cosa es sencilla, matamos al señorito de ahí atrás, me llevo el maletín y adiós muy buenas. Y te preguntaras: ¿que gano yo? Muy sencillo querido amigo, el diez por ciento de mi recompensa y... las fichas que he ganado. ¿Eh?” Me dijo mientras me miraba. La verdad es que su comentario me ofendía, ¿Acaso creía que yo era alguien al cual se podía comprar? ¿Alguien como esos gorilas de feria con traje negro? Cuando el otro hombre escuchó su proposición se quejó diciendo que un dos contra uno no era muy justo.

El chico del pelo verde volvió a acercarse al otro hombre con intenciones de luchar, de nuevo, ambos intercambiaron unos cuantos golpes. Estos terminaron en ambos apuntándose con sus armas… La verdad es que no me interesaba el dinero, y desde luego no iba a aceptar un pago por ese tipo de trabajo, no obstante me levanté de mi silla. No quería pelear, pero al parecer el hombre del estoque le había robado al otro y bajo mi punto de vista aquello no era justo. Además, tal y como había dicho el más joven de los dos ya habían muerto muchas personas hoy, y todo por un mísero maletín… así que no iba a dejar que más murieran hoy. –Escuchadme los dos, dejaos de apuntaros. Y tú, el hombre del estoque… Devuelve lo que no te pertenece si no lucharas contra mí, y te advierto que yo no me ando con rodeos.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Mar 9 Feb 2016 - 19:56}

Nos mirábamos a los ojos fijamente sabiendo que en cualquier momento uno de los dos actuaria cuando el chico de antes, al que le había pedido ayuda (aunque no la necesitaba) nos interrumpió el momento romántico. Parece ser que por alguna razón, en parte espero que no por el dinero, decidió defenderme.
-Yo de ti le haría caso, imagínate que no lo haces y te parte la boca. Como decía mi abuela: más vale prevenir que...-
-Cállate imbécil charlatán- me interrumpió muy grosero. -Esto ya se pasa de rosca. ¿Quien te dice que ese maletín no es mio?-
-¡Yo!- interrumpí rápidamente -que conste señoría que yo entre primero con maletín en mano.- dirigiéndome a mi defensor -Ademas, es un trabajo que me encargaron a mi, ¿tu que pintas en todo esto?- pregunte al espadachín.
-Es un asunto de negocios.- insistió mas relajado y apartándose de mi sin bajar la guardia.
''Jo, que buena frase. Me la apunto'' pensé distraído y tardando en darme cuenta que el señorito se había alejado unos metros de mi. La situación ahora parecía tornarse a mi favor por el nuevo defensor añadido a mi equipo pero no parecía que la cosa fuera a cambiar mucho con el terco del señorito empeñado en quitarme el maletín. Me levanté y sin pensarlo mucho apunte al espadachín pareciéndome el movimiento más lógico, no estaba la situación para confianzas.
-Así que finalmente defenderás al bocazas este.- dijo señalándome -Pues lo siento pero el maletín va a seguir en mi posesión.- Al terminar la frase se abalanzo sobre mi defensor a gran velocidad con estoque en mano apuntando a su pecho. Le apunte dispuesto a descargar otro cargador, pero al pensar que si fallaba daría a mi, ahora compañero, preferí disparar a los pies, más dificil de atinar, pero si lo conseguía dejaría de correr. ''¿Que mierda llevará el dichoso maletín?''
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Mar 9 Feb 2016 - 21:25}

Cuando me interpuse en la pequeña cita de ambos hombres, el de pelo verde saltó con un chiste sobre su abuela, al parecer se tomaba todo eso con un tono cómico, lo cual me molestaba un poco. El hombre del estoque también dijo algo, insistió en que ese maletín era suyo y que hacía mal en ayudar al otro hombre. Ya me estaba cansando de todo ese lio… me estaban entrando ganas de solucionar el problema por el camino más fácil, cortar a uno de los dos por la mitad. Entonces saltó de nuevo el de pelo verde justificándose, era como si yo fuera una especie de juez o algo por el estilo… Después de muchas palabras inservibles pude observar como el espadachín se abalanzaba contra mí. “Si es defensa propia no cuenta como asesinato” No pude evitar pensar a pesar de no tener intenciones de matar a ese hombre.

Cuando se encontraba lo suficientemente cerca de mí me lanzó un ataque directo al cuello, el cual logré detener desenfundando rápidamente a mi espada de mango verde Bagami. Nos encontrábamos cara a cara, haciendo fuerza sobre nuestras espadas esperando a que al otro se le acabaran las fuerzas y cediera. Tras unos instantes nos dimos cuenta que aquello no se acabaría nunca y ambos nos tiramos hacía atrás. Era mi turno de atacar, no me iba a andar con chiquilladas, ataqué de frente con mi katana al lado derecho tocando prácticamente el suelo, cuando me encontraba a pocos centímetros de él, intentó ser más rápido que yo y aprovechar mi ataque para clavarme su estoque en el pecho, pero previniendo sus movimientos pivoté sobre mi pie izquierdo y me puse a uno de sus lados con mi espada rozando su cuello. –Jaque Mate. Dije mientras lo observaba con una fría mirada.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Lun 15 Feb 2016 - 17:32}

El señorito no pudo hacer gran cosa contra el otro espadachín que resistió su ataque con gran habilidad. La pelea empezaba a igualarse hasta que con un rápido movimiento la balanza se inclinó a favor del espadachín que defendía mi causa. Podría haber acabado con el en ese momento, solo le hacia falta unos centímetro hacia delante y atravesaba el cuello del señorito sin problemas.
-¡Detengan este circo de una vez!- una voz proveniente de todos lados retumbó en el casino. -Sr. Black, su trabajo a terminado. Márchese. El peliverde y el espadachín del pelo blanco, acompañen a mis hombres por favor.-
La voz cesó y con toda la tranquilidad del mundo, el señorito recogió sus cosas, puso el maletín a mi lado y se marcho no sin antes dedicarnos una sonrisa. Por mi parte hice un gesto poco cortes para despedirme de él cuando aparecieron más gorilas que se pusieron ante nosotros y nos indicaron el camino a seguir ''El Señor Maderick os espera''.
-Ya era hora.- cogí el maletín y les seguí -¿vienes?- pregunté al peliblanco.-
Sin esperar respuesta me adelante los gorilas me acompañaron hasta una puerta al fondo de la sala. Tras la puerta un largo y frió pasillo decorado por unas luces que recorrían todo el techo iluminando el recorrido vagamente. El pasillo era tan estrecho que no cabían dos de aquellos gorilas uno al lado del otro por lo que no pude bromear ''Cuando hicieron esto no pensaron en vosotros, ¿eh?''. las carcajadas finalizaron a la par que el pasillo (solo me reí yo) el cual acababa en un ascensor. Subí en él empujado por los aquellos hombres de dos metros, quede aprisionado entre ellos y el espejo con apenas unos centímetros para poder respirar. Debido a que mi cara esta intentando fusionarse con la pared no me pude fijar si el espadachín me había acompañado por lo que decidí comprobarlo yendo a lo fácil.
-Eh tu, ayudante, ¿sigues ahí?- pregunté justo cuando el ascensor, según mis calculoso, llegaba a la ultima planta y aria sus puertas dejando que el aire entrara en mis pulmones de forma menos agarrotada.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Lun 22 Feb 2016 - 18:36}

Tras pronunciar aquellas secas palabras, pude observé con detalle al hombre que se encontraba con el cuello en el filo de mi espada. En cierto modo quería matarlo, no por rabia, sed de sangre o simplemente diversión, no. Tenía ganas de acabar con su vida por una especie de sentimiento parecido a la pereza, una sensación que no sería capaz de describir. Tan solo quería degollar a aquél patético adversario para poder acabar rápido con todo aquello y poder volver a mi vida, poder estar tranquilo de nuevo… ¿Acaso todo estaba empezando a darme igual? ¿Acaso estaba perdiendo toda esperanza y mi humanidad? Es curioso como todo puede cambiar en cuestión de segundos, de pasar a ser una especie de “héroe” intentando hacer el bien y ayudar a los demás a ser alguien que mata por “pereza.” Todo por un solo pensamiento, por una única imagen recorriendo mi cabeza…

De golpe, una grave voz interrumpió mis pensamientos y al mismo tiempo salvó una vida. Supuse que esta pertenecía al hombre propietario de todo aquello, incluso de mi rival. Ordenó que este último se retirara y que el peliverde y yo fuéramos con él. Sin saber por qué le hice caso, seguí a sus gorilas hasta un largo pasillo y seguidamente hasta un ascensor. Se podría decir que los hombres de negro eran anchos de hombros y que estábamos algo apretados allí dentro, entonces escuché la voz del mismo hombre al que ayudé preguntando por mí con el nombre de “ayudante”.

Con una voz tosca y de tener pocos amigos contesté a su pregunta lanzada al viento. –No soy el ayudante de nadie. – Después de decir aquello el ascensor se paró, al parecer habíamos llegado a nuestro destino.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Vie 26 Feb 2016 - 18:35}

Las puertas de ascensor se abrieron y sin aviso previo aquellos gorilas nos echaron a empujones de él. Acabamos de rodillas y con un gorila en cada hombro, por si nos apetecía levantarnos recordarnos que estábamos mejor así. Nos encontrábamos en un amplio despacho con el suelo cubierto de una suave lona de piel roja y paredes de mármol decoradas con obras de arte; a nuestra derecha unas vitrinas que guardaban lo que parecían ser armas del año de la pera y a nuestra izquierda un minibar. Me encanta la historia, pero nada como un buen trago. Enfrente nuestra un enorme escritorio de cristal y tas él una butaca de cuero blanco con un hombre sentado. La pared de detrás era inexistente y en su lugar había un ventanal enorme y a la derecha del escritorio, una estantería repleta de libros.
-Bonito lugar, si señor, pero demasiado blanco para mi gusto.
Con comentario conseguí una buena patada en la espalda y poder tocar con la mejilla la suave lona. No tardaron en quitarnos las armas y arrebatarme el maletín a lo que yo, obviamente me opuse de mala manera, pero de nuevo acaricie la lona con la cara. Cuando el matón se alejo para poner el maletín sobre el escritorio aproveché para levantar la vista y ver como un hombre de gran altura, muy bien repeinado, con una espalda propia de un nadador y vestido con un traje (a que no adivináis el color) blanco abría sonriente el maletín. Sin darme cuenta empece a acercarme poco a poco a la mesa con los ojos como platos, la codicia y la curiosidad me reconcomían ''¿De cuanto dinero se trataba?''.
-¡Al fin! la ultima pieza para completar nuestra investigación.- Levanto una pequeña pieza cilíndrica de carácter translucida de cuyo interior emanaba una potente luz azul.
-Bueno...- me puse de pie y me acerque a la mesa -De nada señor Maderick, si no me equivoco, pero a mi me prometieron un pago. Ya sabe, los mercenarios no trabajan gratis, pequeñas manías del oficio-
-¿Un pago? Mas bien habéis obtenido un privilegio, poder contemplar esto- dijo mostrándonos el cilindro ese -Esto señores, revolucionara el mundo de las armas de fuego tal y como lo conocemos. El ahorro de dinero y materias primas sera inmenso-
-A mi eso me da bastante igual- empecé a cabrearme -Vine hasta aquí porque me dijeron que se me pagaría y quiero mi maldito dine...-
Una repentina explosión en el piso de abajo me interrumpió y zarandeo todo el lugar. Caí al suelo de culo mientras unos guardias aparecieron y avisaron al jefe que debían marcharse. ''¿Coged los prototipos y larguémonos!'' ordeno el sr. Maderick ''No podemos permitir que nos los roben''. Dicho aquello se dirigió a la estantería y como si de una puerta se tratase la abrió, mientras tanto, algunos de sus hombres rompieron las vitrinas donde estaban esas antiguas armas y las apartaron dando a descubrir una especie de caja fuerte. Las abrieron todas (las tres que habían) y sacaron de ellas varias armas de fuego y con la rapidez de un preso en plena fuga huyeron hacia la puerta de la estantería, lo cual no podía permitir. Con ambas armas cargadas fui tras ellos, no les dejaría ir sin pagarme.
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¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] Empty Re: ¡Que comience el juego! [Privado: Trinidad & Ragnar] {Dom 28 Feb 2016 - 17:44}

rácticamente en el mismo instante que el elegante ascensor se detuvo, los gorilas nos golpearon y sacaron de este. Desde luego el personal del casino era de lo más “agradable.” Nos encontrábamos en lo que aparentaba ser un despacho, con el hombre que realmente estaba al mando de toda aquella organización en el centro de este. El maletín llego a sus manos de forma instantánea y enseguida lo llevó hasta la mesa para abrirlo. La verdad es que a mí no me importaba lo más mínimo que había o dejaba de haber dentro de ese rectángulo negro. Por otro lado, mi compañero no parecía opinar lo mismo que yo, pues enseguida se acero hacía la madera sobre donde estaba apoyado el objeto por el que tanto había luchado. Cuando el recipiente fue abierto y se descubrió el objeto por el que tanta gente había muerto no pude evitar sonreír. “Todo por un trozo de plástico” pensé.

El peli verde se levantó y entabló conversación con el jefazo, al parecer quería recibir un pago por el trabajo que había hecho, o que le habían hecho, cada uno puede llamarlo de una forma diferente. A pesar de insistir, el hombre no quiso darle nada y de golpe una enorme explosión proveniente de la planta de abajo cerró las bocas de ambos individuos. Rapidamente la gente del casino recogió varios objetos de la sala, no el dinero ni las joyas, no. Armas, sacaron varias de aspecto corriente pero extraño a la vez, yo no sabía mucho de armas de fuego pero sabía que esas tenían algo especial. Cuando recogieron todo lo que necesitaban salieron corriendo hacía la puerta, no obstante el pistolero de mi lado los detuvo mientras les apuntaba con sus dos armas, al parecer no le había hecho mucha gracia que no le pagaran.

Ya que había empezado a ayudarle… acabaría ese “trabajo.” Cogí de la parte trasera de mi pantalón uno de los cuchillos que me encontré en la sala de abajo, hice bien escondiéndomelo. Lo empuñé con ambas manos y de forma rápida corté a los dos gorilas que tenía el líder del cotarro a su lado por el pecho, era lo suficientemente hondo como para que se estuvieran quietos durante el resto de su vida. Seguidamente me giré hacía mi “aliado” y corté en la yugular a uno de los tres hombres que tenía detrás de él, el segundo vino a por mí con un tanto e intento clavármelo en el pecho, yo esquivé su ataque rápidamente y le clavé el cuchillo en la rodilla, esto hizo que se flexionase levemente hacía mí, le quité el arma de la pierna y se la clavé en la papada, otro menos. Pude escuchar como detrás de mí alguien me apuntaba con una pistola, rápidamente me giré y le lancé el cuchillo, incrustándoselo así en el cráneo.

Cuando el mandamás vio aquel fúnebre espectáculo se quedó clavado en el sitio con una profunda cara de miedo. Me acerqué poco a poco hacía él y cogí la extraña arma que sujetaba. Era un rifle, con una mira realmente extraña, se la lancé al peliverde y seguidamente golpeé a aquel individuo acobardado. Ya nada me retenía allí, me dirigí hacía la venta, cuando pasé por el lado de mi “nuevo amigo” simplemente alcé la mano y dije. –Nos vemos… - Con un tono totalmente despreocupado y un rostro lleno de la misma emoción. Seguidamente salté por esta y llegue al suelo, en la calle opuesta de donde se encontraba la entrada al casino. Al caer me aseguré de que mi dinero seguía en su bolsa y al ver que la respuesta era afirmativa fui caminando hacía el mi barco, ya estaba harto de esa isla de mierda.
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