Quiero algodón de azúcar (privado) (Jack-Heaten)

Era un día fresco, en el que la brisa acariciaba la piel con suavidad, al igual que el sol, que calentaba lo justo para que no se necesitará llevar manga larga, pero sin ser sofocante. Un clima perfecto para conservar a cualquier persona, maquinaria o dulces...Tal vez esa fuera la razón de que hiciera tan buen clima. La teniente de cabellos violáceos se encontraba en aquel momento en Candy Island, una isla que, como su nombre indica, estaba hecha totalmente de dulces, manufacturados de forma tradicional por los mejores reposteros del mundo. Además, para la chica ese era un lugar especial, al fin y al cabo, fue ahí donde ella y Kuro se conocieron, además de ser el lugar donde probó por primera vez el algodón de azúcar... "No estaría mal probar un poco de algodón azul como aquella vez..." Se dijo a sí misma mientras salía por la puerta de chocolate del hostal en el que se habían asentado ella junto a un pequeño grupo de marines de rango inferior.

Llevaban ya un par de días rondando la zona por petición del alcalde de la isla, y como esta era una atracción turística que conseguía gran cantidad de dinero para el gobierno, a la marina no le quedó otra más que enviar a un pelotón a deambular hasta encontrar a los causantes de los disturbios que habían estado sucediendo en el lugar. Y...¿por qué había accedido Heaten a ir con ellos? Era una misión aburrida y lejos del cuartel o de cualquier información de interés para la chica...Sin embargo, la idea de comer algodón de azúcar, así como el aburrimiento por la ausencia de Kuro, hicieron que se decantará por ir. Además, nadie podía negarle que se divirtiera con los pobres diablos que estaban causando molestias, una vez atrapados.

Al salir, uno de los reclutas advirtió a la chica de que creían haber encontrado la base de los delincuentes que estaban buscando. -Ya veo...Sería una molestia que nos descubrieran por ir en grupo...- Contestó mientras en su mente se decía a si misma: "y tampoco necesito ayuda..." Y así era, con Nepu a su lado iba más que sobrada, pero eso no quitaba que ir sola pudiera "causar sospechas", como decía Kuro. ¿Por qué? No lo sabía, pero había decidido hacer caso a los consejos de su compañero. -Iré con un par de reclutas a inspeccionar la zona. Dudo que logren escapar si se encuentran ahí...Los demás seguid con las guardias.- Y tras esas palabras, la chica se dirigió hacia las afueras de la ciudad. -Tenéis una hora y quince segundos para estar listos. Ni se os ocurra llegar un segundo tarde.-

Un nuevo día comenzaba y de nuevo los demás estaban levantados y listos para salir a trabajar, madre mía como podían estar tan entusiasmados por ir a recorrer las calles en busca de rateros y otros delincuentes con lo cansado que era todo. Poco a poco me fui desperezando y me levanté, iba vestido tan solo con los pantalones del pijama. Miré por la ventana de la habitación y la superior al mando ya se encontraba en la entrada de este dando órdenes, en mi opinión eso solo servía para estropear el esplendido día que hoy hacía.

Como se hacía tarde, sí más tarde de lo que ya era, me cambié y antes de salir de la habitación cogí una botella de ron que me había traído desde la base desde la que me habían enviado, salí de la habitación dándole un trago al ron, y guardé entre la ropa la botella antes de salir del edificio para que al superior no la viese. Cuando salí del hotel, me tapé los ojos un poco para que el poco sol que hubiese no me deslumbrase, la superior era una teniente-comandante, la verdad era que aún no me había fijado en ella hasta ahora y era una joven bastante guapa “tengo que hacer algo para impresionarla, así a lo mejor no me hecha la bronca por llegar tarde y quién sabe, a lo mejor, hasta consigo algo con ella” pensé mientras me acercaba al lugar donde se encontraba dando las instrucciones.

Llegué en el momento en el que decía: “Iré con un par de reclutas a inspeccionar la zona. Dudo que logren escapar si se encuentran ahí...Los demás seguid con las guardias. Tenéis una hora y quince segundos para estar listos. Ni se os ocurra llegar un segundo tarde; parecía que no estaba teniendo un buen día así que sería mejor no molestarle, por lo me di la vuelta como si fuese a comenzar la ronda aunque lo más posible fuse que me quedase en algún rincón bebiendo el ron hasta que se hiciese la hora que había dicho, a no ser que le pidiese que fuese con ella.

El soldado asintió y se marchó, dejando a la chica pensando en sus cosas. debía elegir mínimo a uno o dos reclutas para acompañarla, por protocolo, pero realmente...No conocía a ninguno de los miembros de su pelotón y no sabía cuan útiles podrían serle....Bueno, con solo escoger al azar estaría bien. Sí morían significaría que no estaban cualificados, o al menos tendría una escusa para torturar hasta la muerte a los vándalos...por diversión. -Espero que la captura de los delincuentes no dure demasiado...- Murmuró la chica. "Al menos la parte de capturarlos...¡Luego podremos divertirnos preguntándoles sus motivos mientras les torturamos!" Añadió Noise en su cabeza, momentos antes de que su haki de observación, la advirtiera de la presencia de un miembro de su grupo, el cual estaba alejándose. -Señor de la barba sin arreglar y pelo extraño.- Le llamó para que no huyera. no le apetecía tener que correr detrás de él.

El caso es que, de una u otra forma, acabaría llevándoselo con ella para terminar la misión, aunque para que no sonara tan autoritario, se lo pidió con su típico tono de niña pequeña que quiere algo, mirándole con carita de corderito, al tiempo que ladeaba la cabeza. Todo aquello lo hizo sin darse cuenta de que lo que estaba haciendo era adorable para la mayoría de las personas, era simplemente una forma de expresarse que tenía marcada, quizá como un reflejo de su verdadera edad.

Ahora solo faltaba la respuesta de el contrario, que variaban entre sí o....sí. Ya que de decir que no, él acompañaría a los delincuentes en la sala de torturas. -Por cierto, ¿tú nombre es?...-

Una vez terminó de hablar la teniente, todos se dieron la vuelta y comenzaron a marcharse, con suerte podría escabullirme de cualquier tarea; La teniente pedía que la captura de los delincuentes fuese rápida. Esas exigencias favorecían mi insistencia por escabullirme de hacer el trabajo, pero no tuve suerte pues llamó la atención de alguien describiéndolo por los pelos raros y una barba poco cuidada, me paré en seco porque esa descripción podía referirse a mí perfectamente, aunque me pareció demasiado amigable el tono en el que lo dijo para ser una superior que no me conocía.

-¿Se dirige a mí teniente?- le  dije mientras me giraba y le saludaba como debía hacerse a un superior, “¿A qué otro se iba a referir, pedazo de imbécil? te va a usar como un peón prescindible” sonaba en mi cabeza después de girarme.

Esperé un momento hasta que mi superior volvió a dirigirse a mí para preguntarme por mi nombre.

-Mi nombre Jack, Jack Suzume- le contesté a la teniente manteniendo la postura de saludo- Pero puede llamarme dulce locura, amor- dije en un murmullo apenas audible hasta para mí.

La joven frunció levemente el ceño al escuchar que el chico frente a ella, quien seguramente le sacaba varios años de vida, murmuraba algo que no fue capaz de entender, por lo que tocaría hacerle una ronda de preguntas que podrían llegar a no tener fin a no ser que el chico fuera lo suficientemente listo como para detenerla, o eso pensó la chica mientras sacaba de uno de los bolsillos de la sudadera su miniportátil, con intención de apuntar lo que fuera conociendo de su compañero en aquella misión. Tal vez descubriera algo interesante...y si no, siempre podía borrar lo anotado. -Jack Suzume...- Murmuró al tiempo que comenzaba a caminar, sin parar de escribir y manteniendo los ojos fijos en la pantalla del pequeño aparato mientras escribía.

-No te quedes atrás, no me apetece llegar tarde al lugar designado. Ya he avisado a los otros que nos acompañaran. Nos encontraremos con ellos ahí.- Exclamó como si predijese una posible fuga por parte del chico de la barba, antes de alzar la vista buscando a Nepu, quien había estado jugando por la zona mientras ella estaba dentro. Era curioso que a veces fuera más humano que la propia Heaten, y eso que ella había sido creada con los genes de una niña muerta y él era solo plástico, metal y circuitos..."Supongo que se debe a fallos de programación en ambos casos..." Pensó Eco antes de que el nombre de la pequeña masa de color azulado saliera de los labios de la pelimorada, apareciendo esta por detrás suya, saltado para intentar subirse a la cabeza del recluta. Últimamente había cogido esa costumbre de engullir la cabeza de los marines hombres que se acercaban a ella, en especial la de Kuro. Ni que pudiera llevarse mal o estar celoso de alguien...¿o sí?

-Nepu, este es Jack.- Les presentó antes de seguir marchando.-

La joven pareció que había escuchado algo  de lo que dije en un susurro pues hizo una pequeña mueca, aunque no estaba seguro de que esta lo hubiese entendido, esperaba que no me hiciese repetirlo, porque eso de poner escusas lo tenía un poco oxidado. Pareció que no iba a decir nada más, pero de pronto sacó de uno de sus bolsillos un objeto extraño a mi parecer, y cuando lo tuvo abierto comenzó a tocar los numerosos botones que tenía en una de las dos partes, de hecho mirándolo bien parecía un libro pero en vez estar escrito en vertical estaba en horizontal. Me quedé quieto viendo como ella comenzaba a caminar y seguía tecleando el objeto, y quizás con ese objeto se olvidase de mi presencia.

-No te quedes atrás, no aceptaré llegar tarde al lugar designado. Ya he avisado a los otros que nos acompañarán. Nos encontraremos ahí- Dijo mi superior, al ver o notar que había quedado atrás quieto.

Como no había dado resultado el mantenerse al margen de todo este embrollo sin rechistar comencé a andar hasta que me puse casi a la altura de mi superior, y después de lo que acababa de decir sobre ir a un lugar designado me imaginaba que hubiese que ir a algún lugar que me estropease la ropa, por lo que como ya había hecho en otras ocasiones transformé mi ropa en la que usaba normal para misiones que me fuesen a dar un trabajo sucio, es decir, mis ropas desordenadas y desaliñadas, con las que parecía casi un pirata o cualquier tipo de criminal o borracho mendigo. De pronto algo de color azul comenzó a saltar hacía mí hasta que se colocó encima de mi cabeza, por si acaso activé la forma logia de mi fruta, ya que no sabía qué clase de criatura era y menos si era peligrosa aunque parecía no serlo; la teniente presentó al ser como Nepu, aunque más bien al contrario y me presentó al bichejo en vez de al contrario.

-Disculpe, ¿este ser es suyo?, solo quiero saber una cosa, no irá a hacer sus cosas sobre mi cabeza ¿verdad?

La joven respondió a la pregunta de la forma más seca posible, no por ser borde, sino porque no veía necesario explayarse añadiendo información innecesaria para el chico. "Sí y no." Esa fue su respuesta, la cual dio sin detenerse en ningún momento ni voltearse. Con su presentación habían perdido demasiado tiempo, por lo que solo quedaban unos treinta y seis  minutos para llegar a la zona de encuentro, luego otra media hora para acabar con ellos y el resto del tiempo para lo que ocurra. Mientras tanto, Nepu había comenzado a olfatear la cabeza del chico sobre la que había quedado "sentado". Por lo visto el chico tenía algo peculiar...Heaten no lo vió, pero pudo sentir que el joven recluta estaba en peligro...Tal vez Por que el ser de gelatina azul había comenzado a lamer e intentar engullir la cabeza de este. Por lo visto estaba rico. Pero Nepu no comía humanos. Tal vez le diera Corindón o plantas o metal incluso, pero nunca humanos. Ni siquiera había intentado devorar a Kuro por mal que le cayera, como mucho intentar asfixiarle. Bueno, Jack ya se las apañaría, por otro lado...

-Ya hemos llegado.- Exclamó la chica deteniéndose de golpe antes de voltearse para mirar a sus acompañantes. -Y cinco minutos y doce segundos antes de lo previsto. Tal vez pudiéramos entrar por nuestra cuenta.- Propuso, aunque ella haría como le placiera, se negara este o no.

Sin esperar su respuesta, la chica llevó su mano a la empuñadura de Nepgear y la desenvainó, transformándola en un látigo dentado, antes de crear una escalera de corindón para poder llegar al tejado del almacén donde se suponía que se encontraban los malhechores.

La respuesta a mis preguntas fue un poco fría y escueta, teniendo en cuenta como se había comportado unos momentos antes, “si y no” fue lo único que contestó, por lo que entendí que el ser azul que estaba sobre la cabeza le pertenecía o por lo menos obedecía a mi superior, y solté un suspiro al saber que no iba a hacer sus necesidades encima de mí.

El camino que realizamos hasta que la propietaria de Nepu se paró en seco, fue extraño ya que aunque me pareció corto cuando el pequeño ser azul que tenía sobre la cabeza había empezado a lamerme la cabeza y cuando todos nos paramos me quedaba ya menos de media frente, “menos mal que regenero el azúcar” pensé mientras hablaba la teniente, esta dijo que habíamos llegado antes de tiempo, por lo que me senté en el suelo mientras notaba que Nepu me seguía lamiendo, entonces empezaron los “problemas” la teniente dijo que quizás pudiésemos por nuestra cuenta sin necesidad de ayuda, bajé a cabeza pensando en que me mandaría trabajar, de nuevo, y después de una caminata como aquella no tenía ninguna gana. Me mantuve callado y volví a levantar la cabeza y vi como esta sacaba su espada, la cual se convertía en un látigo dentado y luego creó una escalera que daba al tejado de la casa en la que se encontraban las personas a las que buscábamos “vaya es otra usuaria de fruta logia” sonó en mi cabeza mientras me ponía de nuevo en pie.

Una vez en lo alto, la chica pudo observar que el tejado poseía una cristalera, seguramente echa de caramelo transparente, medio rota, que servía de tragaluz y que suponía una irregularidad en el resto de la superficie de este, la cual era lisa, de azulejos color chocolate, quizá porque estuviera hecha de ese mismo material o, por lo menos, recubierta por este. Fuera como fuese, pringarse no era algo que a la chica le importara en lo absoluto, así que simplemente se dejó caer, quedando sobre el suelo de cacao. Era una suerte que el día estuviera nublado, sin duda, pues desde ahí podrían observar a sus "presas" sin ser detectados. Observando por las rejas que sostenían los escasos fragmentos de caramelo que seguían en su lugar, no le fue muy difícil el distinguir a dos figuras masculinas y tres femeninas, aunque quizá hubiera más bandidos bajo ellos y no pudieran divisarlos, pero eso no sería problema.

"¡Parece que nos vamos a divertir mucho!" Exclamó Noise en su cabeza, mientras Eco observaba todo con desdén. "No hay ninguna información interesante para mí, así que disfruta. Solo asegúrate de no matar a Jack en medio de tus juegos." Contestó ella antes de cederle el control a la parte sádica de ella que tanto parecía agradar a Kuro. "Te aseguro que lo haré. Contestó antes de voltear en busca de Jack, a quien esperaba tener tras de sí, o de lo contrario tendría que explicar la estúpida forma en la que este murió, eso o decir que desapareció y no se supo nada más de él.

-Espero que estés listo.- Comentó la chica antes de apoyar la mano sobre la vidriera para empezar a hacer que finos hilos de corindón comenzaran a recorrer desde ahí, las paredes del lugar, formando barreras de corindón al llegar a huecos ara evitar que nadie pudiera escapar del lugar. Una vez terminara, romperían la vidriera y entrarían a lo grande para arrestarles...o hacer otras cosas.

Parecía que la teniente estaba decidida a entrar por sorpresa a por esa gente, como ella entraba desde el tejado y no sabía si nos escucharían entrar decidí que sería mejor idea cubrir alguna ruta de escape de esos bandidos por lo que decidí entrar por la puerta principal, era posible que tuviésemos éxito en la misión ya que la tormenta amortiguaba nuestros pasos. Miré al cielo justo cuando me puse delante de la puerta, sonaban truenos pero dudaba que lloviese, sería un gran problema. Cree una tabla de azúcar con un saliente en uno de los extremos, y lo suficientemente compacto para que aguantase algo de presión, este saliente lo metí en la ranura inferior de la puerta e hice palanca levantándola, la puerta se levantó y estuvo a punto de caerse pero me dio tiempo de sujetarla del pomo y que al caer no hiciese ruido “que suerte tenían bisagras de media clavija” pensé mientras entraba en la casa.

Según me adentré en la casa pude ver en una de las habitaciones a cinco personas aunque no me puse a distinguir si eran hombres o mujeres, y con las pintas que tenía en ese momento (pintas de pirata, faltándome media cabeza y con un ser de color azul en la cabeza y lamiéndola), entré en la habitación sin pensarlo dos veces.

-Buenos días señores- miré a los habitantes- y señoritas, soy un recluta de la marina y he venido a deteneros por los crímenes que habéis cometido- añadí mientras observaba los que había por el lugar deteniendo la vista en una brújula que me llamó la atención que había encima de una mesa.

El rostro de la teniente al voltearse y ver que Nepu y aquel supuesto recluta no estaban con ella paso de la sorpresa al enfado en un instante, y estando Noise "al mando" en ese momento, eso no podía ser bueno, menos aún cuando, buscando con la mirada, dónde demonios se encontraban, les divisó dentro del edificio. Además, algo le indicaba que se encontraban en peligro. ¿Qué acababa de decirles ese idiota a sus víctimas? Fuera lo que fuera, el chico se había ganado el honor de ser asesinado el primero, una vez le salvara de morir a manos de aquellos sujetos de poca monta.

Sin pensarlo dos veces, la chica blandió su látigo en dirección a la cristalera y de este salieron un gran número de cristales de corindón, los cuales, destrozaron los fragmentos de azúcar que se mantenían sujetos por arte de magia, cayendo al interior del edificio, junto con el corindón y con ella misma, que saltó al momento, colándose por uno de los huecos. La diferencia era que ella, al contrario que los fragmentos cortantes que, por lo visto habían logrado atravesar la cabeza de una de las chicas..."Qué lástima, no podré jugar con ella...Bueno, hay más para divertirse." Pensó al tiempo que se encogía de hombros sentada sobre la plataforma flotante de corindón que había creado.

La joven clavó entonces los ojos en sus compañeros, arqueando una ceja al ver que al marine le faltaba media cabeza, aunque si se seguía moviendo, por algo sería. -Espero que arregles lo que acabas de hacer si no quieres acabar como esa chica- Dijo señalando el cadáver con la espada, que ya había regresado a su forma normal.

La teniente entró en la sala blandiendo su enorme… látigo, de este cuando lo blandió salieron una especie de cristales extraños a mi parecer, pues no eran como los normales, y al parecer unos cristales de lo que parecían azúcar cayeron del techo por efecto de la gravedad, la teniente retrocedió para evitarlos y así que no se le clavase ninguno, al contrario que a una de las chicas que había en la habitación que uno de eso cristales se le clavó en la cabeza, por mi parte no me moví por la sorpresa de lo que acababa de hacer la teniente, y uno de los cristales cayó cercenándome la oreja derecha y provocándome un corte bastante profundo en el pecho. Miré a la teniente y me habló, parecía muy cabreada conmigo pues me amenazó con dejarme como la chica que acababa de morir con la cabeza partida por el azúcar, y me mandó que arreglase ese desastre que había provocado.

-¡¡Aaaaaaaahhhh!!-grité como una niña asustada por la amenaza a la vez que comenzaba a correr por la habitación, mientras provocaba un gran escándalo en la habitación y todas las miradas de sorpresa e incredulidad se fijaban en mí, buscaba la forma de arreglar lo que acababa de hacer mal, que aun no sabía lo que era.

representación escénica:

Se me ocurrió mientras continuaba con la escena anterior, utilizar el azúcar que se había caído del techo para intentar inmovilizar a los que quedaban con vida y con un rápido movimiento de las manos (imperceptible para el resto que solo veían como corría en círculos por la habitación gritando como una niña asustada) manipulé el azúcar para que esta les sujetase los pies al suelo y no pusiesen moverse. Me paré de repente cuando eso estuvo hecho y cogí la brújula que tanto me había llamado la atención.

-¡Todo arreglado, teniente!- le dije a la chica girándome hacia ella mientras guardaba la brújula entre las ropas y finalizaba haciéndole un saludo- malos atrapados y habitación recogida y limpia- terminé de decirle, pero cayó un último cristal que me cortó la mano con la que estaba saludando y cayó al suelo.

La chica se mantuvo al margen, observando, con el ceño fruncido, la curiosa actuación de su acompañante, quien comenzó a gritar como una niña asustada y a correr en círculos por toda la sala, cosa que llevó a la teniente de ojos añiles a preguntarse sí aquel individuo se había vuelto loco o tenía algún fallo en su sistema nervioso. Quizá le hubiera dado un ataque de ansiedad...Sin embargo, entre tanta locura y tonterías varias que hicieron que la pelimorada perdiera los nervios y se plantease acabar con todos de golpe, en vez de tomarse su tiempo para torturarles, parecía haber algún plan, basado en la distracción y la confusión. De lo contrario, los bandidos no habrían quedado maniatados por algo que parecía...¿Azúcar? "Así que también es un usuario..."

Una vez aquella actuación de circo finalizó, la joven bajo desde su asiento, situado en las "gradas más altas", para felicitar a su compañero por su gran actuación, la cual comenzó de forma pésima pero no acabó del todo mal. -Supongo que con esto será suficiente...- Comentó la chica antes de llamar mentalmente a Nepu, quien bajó de la cabeza del castaño para subirse a la suya. -Ya puede retirarse, soldado. Yo me ocuparé de aquí en adelante de estos sujetos.- Añadió antes de darse la vuelta y mirarles, dedicándoles una sonrisa digna de la "alumna" De Kuro. -No debería ser muy difícil lograr que me cuenten el porque de sus acciones y si hay más de los suyos...Además, será divertido sacarles la información.- "Porque no hay nada más divertido que el dolor, ¿no? O eso es lo que siempre dice Kuro."

-Asegúrate de no llegar tarde al hostal si quieres descansar antes de que partamos...Y espero un informa para mañana.- Dijo para ver si eso hacía que sus ganas de marcharse aumentaran, para poder empezar a practicar los nuevos métodos que su compañero de cabellos azabaches le había enseñado para "sacar información" a los criminales.

La joven teniente de pelo morado, entró en la sala de nuevo una vez terminaron de caer los cristales de azúcar y una vez yo había terminada mi pequeña “actuación” de terror, bueno creo que algo de esa actuación no fue broma, la chica me asustó un poco, La teniente me dijo que tras haber dejado inmóviles a la vez que estupefactos a los bandidos, era suficiente y que ella se encargaría de realizar el interrogatorio a estos.

-De acuerdo, saldré a la entrada por si vienen más bandidos o los refuerzos y así avisarles de que no son necesarios.

A lo que me contestó que ya me podía marchar, al parecer no le iba a hacer falta ni para eso, de hachó me fijé en ella y tenía en la cara una sonrisa que le daba un aspecto un tanto sádico que confirmó diciendo que sería divertido sacarles la información. Lo último que me dijo fue que entre más tardase en llegar al hostal donde habíamos estado menos tiempo extra tendría para descansar hasta nuestra partida del lugar, además quería un informe de la misión para mañana, “¿pero que se ha creído que soy?¿un escritor?” pensé mientras me giraba para salir de la habitación.

-Vale, le diré al capitán Arthur Silverwing que lo escriba y que te lo envíe cuando esté terminado, y gracias por el descansó hasta que nos marchemos.

Con esas palabras salí de la casa sin esperar una respuesta de la teniente y sacando de nuevo la brújula que había encontrado, tenía una extraña inscripción y la flecha estaba girando de continuo sin fijar una dirección “será porque estamos en el paraíso, por cierto ¿por dónde quedaba el hotel?” pensé mientras me rascaba la cabeza que ya había vuelto a crecer pues el bicho se había quedado con la teniente, me fijé en la brújula de nuevo y la flecha se había quedado quieta apuntando en una dirección era extraño, sin embargo, decidí ir en la dirección en la que marcaba la flecha, media hora después llegué al hostal “muy interesante la brújula esta, me lleva donde yo quiera parece” pensé entrando al hostal para ir a dormir a la habitación.