|Privado|Pasado| ¿Eres el espíritu de las nieves? |Hinori & Kuroi|

Hinori se había desplazado hasta aquella isla nevada tras su paso por la isla de Jaya. Necesitaba relajarse en un lugar dónde nadie tratase de asesinarla. El haber estado un par de días en la isla de los criminales había sido una experiencia horrible. Por suerte ya se había alejado lo suficiente y ahora estaba a salvo. Debía volver cuanto antes al barco de su banda pirata pero por el momento iba a descansar allí un par de días si era posible. Pese al clima frío tenía buena ropa que la abrigaba y capacidad suficiente para ponerse calentita haciendo una buena hoguera con sus técnicas. Era una joven bastante lista y eso se notaba en una simple conversación con ella.

Había decidido tomarse un relajante baño en una de las habitaciones y no había cerrado con llave la puerta. Un error del que se iba a arrepentir. El agua caía por sus cabellos hasta su cuerpo y de él bajaba hasta el sumidero para perderse. Era una sensación bastante buena que a la joven pirata le encantaba. Ahora soltó un suave quejido al notar como la temperatura se ponía algo más caliente. Salió de la ducha totalmente desnuda y se puso frente al espejo con una toalla marrón. Empezó a secarse despacio con toda la comodidad del mundo mientras tarareaba tranquilamente. Debido a sus propios sonidos no escuchó la puerta abrirse. Bastante mala suerte la verdad.

Cuando se giró por fin pudo ver la figura de una persona bajita mirándola. Escuchó su pregunta y se quedó unos momentos paralizada. Entonces recordó que estaba desnuda y lo primero que hizo fue lanzar el cubo de agua ardiendo de al lado contra aquella persona. – ¡Deja de mirar pervertido! – Gritó de repente mientras se tapaba totalmente con la toalla dejando solo visibles las rodillas junto a los pies y la cabeza. Se echó un poco hacia atrás pegando la pared al espejo y activando su haki de observación por si las moscas. Parecía solo un niño pero sin embargo algo en su rostro le decía a la morena que no era así. Buscó con la mirada su ropa y pudo ver su sudadera morada junto a su pantalón. – Pásame aquellas prendas… – Pidió ahora mirándole con el ceño fruncido y algo nerviosa.

La chica observó como aquel pervertido iba a por la ropa y soltó un suspiro mientras se terminaba de secar usando la otra toalla de al lado y se hacía un nudo con la primera para taparse. Ahora no había ningún tipo de problema. Se vestiría cuanto antes y se sentiría a salvo y por ello ahora sonrió calmada. La verdad es que no sabía qué diablos hacía aquella persona allí. Meterse con una miembro de la banda de un Shichibukai y más conociendo a Dexter. Ahora dejó de pensar en aquellas cosas mientras le observaba de forma calmada. Al menos le iba a dar la ropa para cambiarse y todo iba a ser mejor.

En aquel momento pudo ver como aquel tío hacía algo raro y tiraba por la ventana su ropa. Los ojos de la morena se abrieron como platos pero ahora no había tiempo que perder. Golpeó la pared de al lado con su puño derecho usando su técnica “Ira del ocaso”. Una explosión provocó un agujero en la sala y la chica se lanzó por la ropa a una velocidad asombrosa. En pleno aire de su espalda surgieron dos alas blancas de energía y ahora tomó su ropa dos segundos después de que esta cayera a la nieve. Hacía bastante frío pero ahora subió metiéndose de nuevo por el agujero dónde estaba aquel chico. Se quedó mirándole de forma un poco seria. – Ni un paso más. A saber que más haces. – Dijo suspirando mientras se colocaba la sudadera por encima de la toalla.

Una vez lo hizo pegó un tirón de la toalla que salió del interior de ella pero tapándole la parte inferior. La tendió de una forma usando la boca y una mano para que no se le viera nada. Con una sola mano logró ponerse el pantalón y después tiró la toalla al suelo quedando vestida rápidamente. De repente miró a aquel chico a los ojos con toda la calma del mundo. – Ésta es mi habitación. Me temo que te has equivocado. – Una vez dijo aquello se quedó cruzada de brazos tranquilamente y abrazándose así misma mientras se alejaba del agujero de la pared. Por él entraba el frío y fue lo suficiente rápida para coger sus cosas sin ningún tipo de problemas. La verdad es que aquella situación se le estaba haciendo bastante rara al parecer.

La morena continuaba mirándole de forma calmada pero cuando dijo que pensaba que era una chica de compañía no pudo evitar que en su rostro se formase un claro sonrojo. Tenía la jodida y mala manía de visualizar lo que le decían y se imaginó así misma vestida de conejita abrazando al chico. Empezó a negar con la cabeza varias veces mientras tragaba saliva despacio. Había sido demasiado raro la verdad. Debía de dejar de darle importancia a aquellas cosas pues a sus ojos parecía todavía un crío. Soltó un suspiro para después sonreír con calma y tranquilidad tratando de relajarse.

Después de unos segundos escuchó de nuevo que la llamaba guapa y que la prefería con el cabello humero y desnuda. No pudo evitar ruborizarse de nuevo ante la vergüenza mientras apartaba la mirada negando de nuevo. – Estoy más cómoda así. – Dijo simplemente saliendo del baño con él y observándole despacio. Éste le ofreció un chocolate o algo de beber y fue cuando la morena alzó una ceja pensándoselo despacio. No es que no se fiara pero a saber si no le tiraba el líquido caliente encima por tropezarse. Después de unos momentos analizando la pregunta le respondió con calma. – Está bien, tráeme uno. No te preocupes por el malentendido. Puedes quedarte cuanto quieras. – Dijo amablemente para después sentarse en la cama tranquilamente. No esperaba recibir visita aquel día.

Le miró de nuevo con una sonrisa tranquila y dulce para después observar que la tormenta estaba empeorando bastante. Por su parte ya estaba calmada y ahora lo siguiente que hizo fue suspirar. Se sentía culpable por la forma en la que le había hablado. – No era mi intención llamarte pervertido. Tan solo has visto un cuerpo humano normal y corriente. No debí ponerme así. Me llamo Hinori. – Dijo mirándole para después meter ambas manos en los bolsillos y esperar a que fuera por las bebidas. Mientras él lo hacía, ella simplemente se quedaría esperándole con calma. No tenía nada mejor que hacer y charlar con personas interesantes siempre era buena idea y entretenido. De hecho estaba pensando en proponerle algún juego para no aburrirse.

Sin duda era una chica de lo más tímida y modesta, lo cuál creaba un encanto bastante característico a su alrededor, quizás esa fuera la razón por la que estaba mostrando interés en ella, porque, a decir verdad nunca me había interesado especialmente en ninguna chica, a excepción de la capitana. Sus comentarios totalmente sinceros y su perdón sincero como si no hubiese pasado nada causaron en mí cierto alivio, no quería tener que salir a golpes con ella y menos después de que me cayera tan bien. Por suerte acepto mi propuesta y mientras buscaba un puñado de monedas en mi mochila para pagar las bebidas ella continuó hablando. Pidió disculpas por llamarme pervertido e incluso se presentó de manera modesta y restando importancia al hecho de que la viese completamente desnuda, sin duda Hinori era admirable. — Vamos no seas idiota, ni de lejos tienes un cuerpo normalucho, a mí me pareces más que guapa y por cierto, me llamo Leumas Akynton, aunque casi todo el mundo me llama Kuroi, un placer conocerte. — Dije mientras le daba un toquecito en la cabeza aprovechando que había metido las manos en los bolsillos y no podría evitarlo. — ¡Ahora subo! — Exclamé mientras salía dando un pequeño portazo y corría por el pasillo.

Bajé corriendo las escaleras y llegué hasta la recepción, dónde el portero me miró raro al no haber pedido habitación, yo sonreí y le pedí 2 chocolates para la habitación de Hinori y que a ser posible los subiesen tan pronto como les fuese posible. Una vez hice esto dejé las monedas en la recepción y miré de nuevo al portero. — Recuérdeme, que antes de marcharme del lugar, le tengo que pagar los desperfectos de la pared del baño. — Me miró raro, pero sin preguntar asintió y de nuevo raudo y veloz volví a subir escalones arriba en busca de Hinori.

— Ya he vuelto. — Dije mientras abría la puerta y sonreía mirando fijamente a Hinori que estaba sentada al fonde la habitación, sobre la cama, parecía que al final el viaje hasta Sakura y la escala no iba a ser tan mala como creía. — Y bien... ¿Qué tal si jugamos a algo? — Pregunté mientras pensaba que podíamos hacer para matar el tiempo.

La chica escuchó su nombre. Algo de reumas del patrón o algo por el estilo. Kuroi le gustaba más y además era mucho más corto y fácil de recordar. Notó el toquecito en la cabeza y de nuevo escuchó las palabras alagándola, las cuales le hicieron sonreír. Al parecer se estaba acostumbrando y eso no podía de ser. Ahora suspiró mientras entrecerraba los ojos observando cómo se iba. No sabía si iba a tardar mucho en llegar pero en el tiempo que lo hizo se quitó la sudadera y se puso un sujetador. Después de la volvió a colocar. Justo cuando terminó lo vio entrar. Al parecer había llegado a mucha velocidad y aquello tan solo podía significar que después traería las bebidas el encargado.

En ese momento le propuso jugar a algo. Era como si le hubiese leído la mente y la chica quedó algo impresionada para después asentir. Justo cuando iba a hablar entró un hombre dejando sobre la mesa una bandeja con las dos tazas. Después se despidió tranquilamente y cerró la puerta largándose de nuevo hacia el bar. Aquello le provocó una leve risa pero en ese momento no se le ocurría ningún tipo de juego salvo uno divertido. – Ya lo tengo. Podemos jugar a prueba o verdad. Suele ser bastante interesante. – Dijo ahora mientras le observaba tranquilamente.

Tomó su taza despacio y miró el chocolate con tranquilidad. Después de unos momentos le dio un sorbo sintiendo la sensación cálida bajar por su garganta. Después usó su húmeda lengua para relamerse despacio disfrutando del sabor. Ahora le miró de nuevo sonriendo. – Para darte algo de ventaja empezaré yo. Lo primero que elijo es prueba. – Dijo sacándole la lengua y desafiándole para ver a que podía retarla aquella persona peliblanca bajita. Seguro que la mente de un “niño” no era tan mala y no le pedía hacer cosas absurdas. Si se negaba perdería una prenda y no llevaba ropa interior debajo. Menos mal que se puso el sujetador.

¿Prueba o verdad? La verdad es que me parecía un juego de lo más a apropiado para la ocasión, no sería yo el que se quejase de poder disfrutar de nuevo de aquellas curvas, así que ahora solo cabía pensar en como iba a retarla. — Con que prueba... Hmmm... Empecemos por algo sencillo... Quiero que bailes para mí, algo sensual valdrá. — Dije mientras reía y me echaba en la cama a la espera de que Hinori empezara con el reto, si se negaba tendría que quitarse una prenda y por lo que había podido ver segundos antes en el baño no es que llevase mucho para quitarse.

Mientras esperaba a que Hinori se decidiese por qué iba a hacer cogí mi taza de chocolate y le di un gran sorbo, la tarde prometía ser divertida y por la ventana se podía ver como el ocaso iluminaba la nieve de la tempestad, era raro poder ver el sol y nieve al mismo tiempo, pero supongo que en el Reino de Sakura era de lo más normal. Un paisaje precioso, pero no tanto como lo que iba a contemplar de un momento a otro, pues conociendo lo vergonzosa que era suponía que se negaría y no le quedaría otra más que quitarse una prenda, aunque quién sabe quizás me sorprendía con algún baile sensual que conociese.

— Vamos, decídete, vas a bailar o empiezas a quitarte prendas. — Le apresuré mientras reía y observaba su expresión de vergüenza, la verdad es que estaba muy mona cuando se sonrojaba... ¿Por qué me había interesado en una chica que apenas conocía? Nunca había mostrado interés por ninguna chica y sin embargo ahora estaba riendo y soltando cumplidos como si fuese lo más normal en mí, siempre fui un desastre con las mujeres, Cid, esto es culpa tuya y de tus absurdos experimentos.

Aquel peliblanco le había pedido algo que no podía cumplir. Principalmente por qué ella no sabía baila y era pésima para ello. Solo iba a parecer un pato mareado y no quería pasar aquella vergüenza. Se puso roja como un tomate al imaginarse así misma en aquella situación. Tragó saliva y empezó a levantarse escuchando sus palabras. Cualquiera que entrase podía pensar otra cosa distinta. Una vez en pie miró a otro lado empezando a levantar su mano derecha mientras hacía movimientos circulares con la cadera. Se quedó en ese momento quieta, tal vez tenía miedo escénico y ni lo sabía.

Después de unos segundos no se movió nada de nada pues estaba bloqueada. Después alzó ambos brazos empezando a quitarse la sudadera despacio hasta quedar con un sujetador azulado. Se ruborizó un poco y después se sentó de nuevo en la cama sentándose y elevando las rodillas para que su pecho quedase cubierto por ellas. Después miró a otro lado un poco nerviosa por haber perdido aquella prueba. No tenía más prendes pues el pantalón era sagrado. A partir de ese momento elegiría solo verdad pero podía comprometer a la banda así que haría pruebas. Por suerte ya no valía repetir y el bailar estaba descartado.

Se quedó mirándole y suspiró un momento. – No sé bailar. Bueno si elijes reto debes bajar y besar al camarero en los labios con pasión. Si elijes verdad te perderé respeto. – Dijo bromeando en parte pero si lo hacía sería una pequeña cobardía por parte del peliblanco. De todas formas se aseguró. – Si no tuvieras valor y eligieses verdad, dime qué harías si te concediesen cualquier deseo ahora. – Tenía curiosidad por saber en qué pensaba. Ahora cogió de nuevo el chocolate caliente dándole un sorbo con toda la tranquilidad del mundo y sonriendo de forma calmada.

La chica escuchó las palabras de aquel peliblanco y simplemente miró a otro lado tragando un poco de saliva pues no estaba hecha a aquellas palabras. No entendía como había personas tan distintas a otras. En su barco nadie le hablaba de aquella forma. No se sentía ofendida pero tampoco halagada. Simplemente no sabía cómo sentirse pero le daba vergüenza. El niño para la edad que aparentaba estaba ya bastante listo en cuanto a aquellos temas. Por un momento por la cabeza se le pasó la idea de no dormir esa noche. Temía despertarse atada o algo por el estilo. De momento dejó de pensar aquello y sonrió centrándose en el juego que estaban realizando juntos. Pensaba que aquel chico no sería capaz de conseguir la prueba y se tendría que quitar una de las prendas.

Vio como se levantaba y abría la puerta. Casualmente el camarero estaba allí también. Lo que vio a continuación la hizo abrir los ojos como platos. El chico besó al hombre de forma intensa y el servidor se fue después con un posible trauma. El joven volvió después sentándose a su lado como si fuese lo más normal del mundo para él. El chico podía ser bisexual y aquello hizo sonreír a Hinori que se calmó bastante. Si le gustaban ambos sexos no debía sentirse así. También cabía la posibilidad de que simplemente lo hubiese hecho por la prueba. Lo que escuchó a continuación la hizo ponerse como un maldito tomate. La prueba consistía en besarle a él. La joven pirata nunca había besado a nadie y no planeaba que la primera vez fuese en un juego con un desconocido.

Pensó que si perdía debía quitarse otra prenda de modo que optó por la única alternativa que le quedaba y era responder a la pregunta. Por suerte para ella, podía responder sin tener que decir ni su apellido ni el nombre de la otra persona. Iba a ser una ventaja y por ello respondió con toda la calma del mundo. – Bueno pues mi sueño es el de ser una Ju-senshi y ser de utilidad en mi banda. Pero lo que de verdad me hizo ir al mar fue el deseo de vencer a algún día a mi primo tanto en fuerza como en fama. – Sonrió con calma tras decir aquello pues no iba a decir nada más acerca de aquella persona. Tampoco se podía repetir pruebas por lo que estaba a salvo de no perder más ropa. – Bueno pues si elijes verdad, ya sabes cuál es la pregunta. Si elijes prueba deberás salir con éste frío y meditar desnudo un minuto sentado en la nieve. – Una vez dijo aquello sonrió de forma calmada.

Hinori no entendía la razón por la que aquel chico no le contestaba. De hecho empezaba a cansarse un poco y por ello soltó un suspiro. Se puso en pie y caminó hasta la cama, vistiéndose con la ropa para después coger sus cosas. Ya no tenía nada que hacer allí, viendo que el chico no decía nada, salió volando por el hueco de antes. De su espalda salieron un par de alas blancas y salió disparada hacia el puerto. El clima había mejorado bastante y por ello se estaba muy a gusto. Ya solo faltaba reunirse con los suyos.

Miró su muñequera y en ese momento mostró una sonrisa. – Debería comprar un poco de vino para hacerlo con carne. – Dijo con una expresión un poco pensativa. – La tienda de trescientos metros al Sur está abierta. – Aquella cosa había hablado por sí sola y por ello la moreno se impresionó. Ya había oído algo de inteligencia artificial pero, nunca se imaginaba que fuera así. En ese momento soltó una pequeña carcajada y desvió su destino hacia la tienda. Compraría el mejor vino para cocinar que hubiese. Quería impresionar al resto de los tripulantes de nuevo.