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”Vaya sitio eligió para esconderse” – Pensé al ver la… Isla Momoiro. Famosa isla de donde salían los poderosos okamas que, además de ser fuertes, dominaban un estilo único. El conocido, Okama Kempo. ¿Qué hacía ahí? Le había estado siguiendo la pista a un pirata, tenía por recompensa cincuenta y cinco millones si lo entregaba vivo o muerto. La información que había recolectado, rumores, datos de otros cazadores más aventajados, como Kasai, daban la certeza que estaba aquí… Pero… ¿Era cierto? Se llamaba Fred “El sangriento” El apodo hablaba por si mismo, asesinaba a todo lo que se movía y a las mujeres las violaba, para luego beber su sangre. Era un tipo imprudente y dejaba mares de sangre allá donde fuera.
– En fin… Espero que este aquí. – Venir sola, quizás, era una idea suicida y poco común. Pero, quería ver que tan útil eran, en combate, mis habilidades. Había demostrado grandes dotes en la medicina y todo indicaba que las cosas, en ese campo, estarían bien. Me faltaba probar, solamente, mi estilo de pelea y mi fruta del diablo. ”Espero no encontrarme con esos raritos” – pensé de forma divertida. Suspiré y empecé a caminar por los caminos de la isla. Todos. Absolutamente. Todos. Eran. Rosas. Sí, era una isla de… Locos y transexuales, pero… Tener todo de rosa, era pasarse. Se respiraba un aire de tranquilidad absoluta, pero… Era como engominado. Sonreí y me interné en la gran ciudad. ¿Qué podría salir mal?
– En fin… Espero que este aquí. – Venir sola, quizás, era una idea suicida y poco común. Pero, quería ver que tan útil eran, en combate, mis habilidades. Había demostrado grandes dotes en la medicina y todo indicaba que las cosas, en ese campo, estarían bien. Me faltaba probar, solamente, mi estilo de pelea y mi fruta del diablo. ”Espero no encontrarme con esos raritos” – pensé de forma divertida. Suspiré y empecé a caminar por los caminos de la isla. Todos. Absolutamente. Todos. Eran. Rosas. Sí, era una isla de… Locos y transexuales, pero… Tener todo de rosa, era pasarse. Se respiraba un aire de tranquilidad absoluta, pero… Era como engominado. Sonreí y me interné en la gran ciudad. ¿Qué podría salir mal?
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Un barco marine se acercaba al puerto despacio. En éste podía verse la figura de un chico en lo alto de la borda. Sus cabellos eran pinchudos y rubios como el oro. El tono de sus ojos azul como el cielo y su piel algo pálida. Vestía con una chaqueta negra de manga corta y con un pantalón del mismo tono. En su hombro derecho poseía una placa de acero en forma de cabeza de lobo. En su espalda llevaba su enorme espadón y en los pies unas botas. Le gustaba ir de aquella forma en lugar de con el típico traje marine. Pese a su rango era un poco irresponsable, cosa que le daba lo mismo mientras cumpliera su deber.
Salió por fin a la arena viendo que todo en aquella isla era rosa. No sabía dónde estaba, tan solo que sus superiores le habían mandado allí diciéndole que una asesina llamada Frad violaba hombres y después se bebía el sudor de éstos. No sabía qué aspecto tenía pero el mero hecho de pertenecer al sexo femenino ya le hacía ir muy nervioso. Encima no iba a tener apoyo de sus hombres y eso era muy peligroso pues no sabía nada acerca de ella ni de su estilo de lucha.
Tan solo esperaba que no tuviera aspecto muy femenino y pudiera imaginársela como un tío para poder eliminarla o apresarle si no se resistía. En ese momento comenzó a llegar a la ciudad viendo que todo era rosa. Un ruido le sorprendió y al girarse puso ver a dos hombres pero con los cabellos largos y maquillados. Éstos empezaron a acercarse manoseándole el pecho y diciéndole si estaba libre y cosas así. El pobre devastador no sabía que decir pues no eran mujeres pero para él tampoco hombres, empezó a tragar saliva nervioso mientras daba pasos hacia atrás. Retrocedía asustado sin saber si cortarlos o no mientras ellos sonreían acercándose de forma lasciva.
Salió por fin a la arena viendo que todo en aquella isla era rosa. No sabía dónde estaba, tan solo que sus superiores le habían mandado allí diciéndole que una asesina llamada Frad violaba hombres y después se bebía el sudor de éstos. No sabía qué aspecto tenía pero el mero hecho de pertenecer al sexo femenino ya le hacía ir muy nervioso. Encima no iba a tener apoyo de sus hombres y eso era muy peligroso pues no sabía nada acerca de ella ni de su estilo de lucha.
Tan solo esperaba que no tuviera aspecto muy femenino y pudiera imaginársela como un tío para poder eliminarla o apresarle si no se resistía. En ese momento comenzó a llegar a la ciudad viendo que todo era rosa. Un ruido le sorprendió y al girarse puso ver a dos hombres pero con los cabellos largos y maquillados. Éstos empezaron a acercarse manoseándole el pecho y diciéndole si estaba libre y cosas así. El pobre devastador no sabía que decir pues no eran mujeres pero para él tampoco hombres, empezó a tragar saliva nervioso mientras daba pasos hacia atrás. Retrocedía asustado sin saber si cortarlos o no mientras ellos sonreían acercándose de forma lasciva.
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Iba caminando de forma tranquila. La verdad, quizás, el hecho de ser mujer me aliviaba la carga de tener que soportar, de manera directa, a los okamas. Después de todo, era sabido que se interesaban más en los hombres que en las mujeres lo que me dejaba a mí en una clara ventaja en esta isla. ”¿Por dónde debería comenzar?” – sin alguna clase de apoyo era un poco más difícil conseguir alguna pista o tomar buenas decisiones. Llegué a una bifurcación de caminos, uno a la derecha, otro a la izquierda. ”Al azar…” – Lo único que me faltaba ahora era perderme en esta ciudad y que fuera un laberinto... Rosa y con cosas raras saliendo de cada rincón. Lancé una moneda al aire y la agarré con mí el dorso de mi mano.
– Sello, derecha. Cara… Izquierda – dije con un tono divertido. En eso, escuché un ruido a mis espaldas y al girarme vi a dos… ¿Hombres? ¿Mujeres? Que estaban acosando a un pobre chiquillo… – Se parece a Xemnas-kun – ese espadón y esa forma de vestir. No… Era imposible que un tipo como él estuviera aquí. Sería su peor pesadilla… Pero, cada vez que lo miraba, más me convencía… No muchos tenían el pelo de ese tono y menos portaban con semejante arma… ¡Era él! – ¿Qué hace aquí? – No había tiempo para preguntas. Si su trauma con las mujeres seguía, en esta isla iba a pasar un mal rato. Después de todo, uno se debatía si eran hombres o mujeres. ”Aunque solo parecen hombres con una pésima transformación” – pensé mientras empezaba a correr rumbo al capitán marine. No tardé mucho en llegar a donde estaba él.
– Lo siento, chicas. Él está conmigo y no lo presto – Les saqué la lengua y lo agarré del cuello de su camiseta. Sin pensarlo dos veces, empecé a correr, tirando de él. Escuché los gritos de aquellos dos y, al primer callejón, doblé para entrar ahí. Lo solté y lo miré con tranquilidad. ¿Cómo iba a reaccionar al verme? Sonreí de forma divertida recordando aquella vez que nos conocimos. – ¿Qué haces aquí, Xemnas-kun? – Pregunté con curiosidad. ¿Qué haría alguien como él en una isla como esta?
– Sello, derecha. Cara… Izquierda – dije con un tono divertido. En eso, escuché un ruido a mis espaldas y al girarme vi a dos… ¿Hombres? ¿Mujeres? Que estaban acosando a un pobre chiquillo… – Se parece a Xemnas-kun – ese espadón y esa forma de vestir. No… Era imposible que un tipo como él estuviera aquí. Sería su peor pesadilla… Pero, cada vez que lo miraba, más me convencía… No muchos tenían el pelo de ese tono y menos portaban con semejante arma… ¡Era él! – ¿Qué hace aquí? – No había tiempo para preguntas. Si su trauma con las mujeres seguía, en esta isla iba a pasar un mal rato. Después de todo, uno se debatía si eran hombres o mujeres. ”Aunque solo parecen hombres con una pésima transformación” – pensé mientras empezaba a correr rumbo al capitán marine. No tardé mucho en llegar a donde estaba él.
– Lo siento, chicas. Él está conmigo y no lo presto – Les saqué la lengua y lo agarré del cuello de su camiseta. Sin pensarlo dos veces, empecé a correr, tirando de él. Escuché los gritos de aquellos dos y, al primer callejón, doblé para entrar ahí. Lo solté y lo miré con tranquilidad. ¿Cómo iba a reaccionar al verme? Sonreí de forma divertida recordando aquella vez que nos conocimos. – ¿Qué haces aquí, Xemnas-kun? – Pregunté con curiosidad. ¿Qué haría alguien como él en una isla como esta?
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Xemnas cada vez estaba mucho más nervioso pues primero les miraba la barba pero luego el maquillaje le hacía sentirse extraño. No le habían avisado de que existían personas con esa clase de gustos. El pobre apenas había visto mundo y ahora estaba sobreviviendo al hecho de que podía marearse y caer inconsciente. Su fuerza de voluntad era buena frente a casos peligrosos pero aquello le estaba derrotando claramente y estaba a punto de salir corriendo. Los latidos de su corazón no paraban de aumentar en una mezcla de miedo y bastantes nervios. No podía seguir de aquella forma y estaba ya a nada de sacar incluso su espada para mantenerlos a raya. – En serio, estoy trabajando… déjenme… – Dijo mientras tragaba saliva para después empezar a respirar más rápido.
En ese momento una verdadera chica apareció de la nada cogiéndole de la camisa. – “Bueno aquí viene otro puñetazo…” – Dijo recordando sus tiempos pensando que le iban a golpear. Cerró los ojos con fuerza y enseguida escuchó una voz que le era familiar. Ella no solo había dicho que estaba con él, encima las había llamado “chicas” las teorías enfermizas de Xemnas se confirmaron y se asustó del todo. Sin embargo aquella mujer de cabellos rubios empezó a tirar de él y entonces pudo ver que se trataba de la cazadora. Le metió en un callejón y le preguntó por el motivo del que se hallaba allí. Éste la miró relajándose y respirando un poco para después limpiarse el sudor de la frente con la mano derecha.
Se había librado del infierno. Aunque en realidad ella lo había salvado. En ese momento el marine terminó de relajarse y le dedicó una amable sonrisa para después contestarle en un tono calmado y tranquilo. – ¡Buenos días Misa-chan! Pues la verdad es que me enviaron a buscar a una asesina de hombres que bebe sudor o algo así. Pero no me dijeron la clase de habitantes del sitio. – Dijo aquello último un poco desilusionado para después mirarla a los ojos con toda la calma del mundo. – ¿Tú qué haces aquí? – Quería saber el motivo de la chica y ahora se cruzó de brazos mientras la miraba de forma natural. Era la única chica de la que no huía. Pero le había costado también lo suyo lograr aquel reto.
En ese momento una verdadera chica apareció de la nada cogiéndole de la camisa. – “Bueno aquí viene otro puñetazo…” – Dijo recordando sus tiempos pensando que le iban a golpear. Cerró los ojos con fuerza y enseguida escuchó una voz que le era familiar. Ella no solo había dicho que estaba con él, encima las había llamado “chicas” las teorías enfermizas de Xemnas se confirmaron y se asustó del todo. Sin embargo aquella mujer de cabellos rubios empezó a tirar de él y entonces pudo ver que se trataba de la cazadora. Le metió en un callejón y le preguntó por el motivo del que se hallaba allí. Éste la miró relajándose y respirando un poco para después limpiarse el sudor de la frente con la mano derecha.
Se había librado del infierno. Aunque en realidad ella lo había salvado. En ese momento el marine terminó de relajarse y le dedicó una amable sonrisa para después contestarle en un tono calmado y tranquilo. – ¡Buenos días Misa-chan! Pues la verdad es que me enviaron a buscar a una asesina de hombres que bebe sudor o algo así. Pero no me dijeron la clase de habitantes del sitio. – Dijo aquello último un poco desilusionado para después mirarla a los ojos con toda la calma del mundo. – ¿Tú qué haces aquí? – Quería saber el motivo de la chica y ahora se cruzó de brazos mientras la miraba de forma natural. Era la única chica de la que no huía. Pero le había costado también lo suyo lograr aquel reto.
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Xemnas se mostró animado y con muchas energías. Ni siquiera se parecía a aquel niño al que acababa de salvar. Escuchó su motivo y le pareció extraño… ”¿Por qué siento que algo no encaja aquí?” – me cuestioné. Buscaba a una mujer que violaba hombres y bebía su sudor… De solo imaginarlo me dieron ganas de vomitar. Respiré hondo un par de veces y me calme. No había escuchado de ninguna mujer que hiciera eso y, de hacerlo, Kasai no se hubiera confundido con el sexo ni con lo que hacía para tener aquel wanted. ”Pueden ser dos objetivos diferentes…. Pero no me lo creo” – pensé mientras me cruzaba de brazos. De entre mis ropas, saqué un cartel de “Se busca” con la imagen de la persona que buscaba. Fred “El Sangriento”.
– Lo busco a él – empecé a decir con calma. ”Cuando te conocí eras más tímido… ¿Me tienes más confianza?” – seguramente solo conmigo se comportaba así. Quizás me estaba equivocando y me estaba dando aires que no debería. – Luego de que nos separamos, me uní a un nuevo gremio – dije con una sonrisa. Quizás no era necesario, pero nunca estaba de más ponerlo al día con mis actos. – Hikari no Gadian, liderado por Kasai Kuro. Él me mandó a esta isla a atrapar a esta tipo – enrollé el cartel y lo volví a meter en mis ropas. – Es algo así como mi… Caza de iniciación o algo por el estilo. – Reí de una manera dulce y me quedé mirando al rubio. ”Quizás si le pido ayuda, me la de” – pensé con calma mientras ahora me apoyaba en una pared. ¿Debería pedir ayuda? No había venido mi líder y ninguno de mis otros compañeros, ¿debería pedirle ayuda a un capitán de la marina?
Estaba pensando en que hacer, cuando de la nada, se formó una gran sombra en Xemnas. Quedé helada unos segundos… Era ¿Fred? ¿Frad? La verdad, no importaba… Era el tipo de la foto de mi cartel. Seguramente, la marina tuvo problemas al no diferenciarlos y creó dos carteles con dos distintos tipos de agresiones. Era alto, de unos tres metros de alto… Su machete se dirigía, peligrosamente, al cuello del capitán. Me moví rápido y lo agarré de la camisa, de nuevo, lo tiré a un lado y, moviendo mi cuerpo a un lado, dejé que el machete se impactara en el suelo.
– Bomu Bomu no Punch – Dije mientras conectaba un poderoso puñetazo en su estómago que generó una gran explosión. – Tus días de libertad están acabados.
– Lo busco a él – empecé a decir con calma. ”Cuando te conocí eras más tímido… ¿Me tienes más confianza?” – seguramente solo conmigo se comportaba así. Quizás me estaba equivocando y me estaba dando aires que no debería. – Luego de que nos separamos, me uní a un nuevo gremio – dije con una sonrisa. Quizás no era necesario, pero nunca estaba de más ponerlo al día con mis actos. – Hikari no Gadian, liderado por Kasai Kuro. Él me mandó a esta isla a atrapar a esta tipo – enrollé el cartel y lo volví a meter en mis ropas. – Es algo así como mi… Caza de iniciación o algo por el estilo. – Reí de una manera dulce y me quedé mirando al rubio. ”Quizás si le pido ayuda, me la de” – pensé con calma mientras ahora me apoyaba en una pared. ¿Debería pedir ayuda? No había venido mi líder y ninguno de mis otros compañeros, ¿debería pedirle ayuda a un capitán de la marina?
Estaba pensando en que hacer, cuando de la nada, se formó una gran sombra en Xemnas. Quedé helada unos segundos… Era ¿Fred? ¿Frad? La verdad, no importaba… Era el tipo de la foto de mi cartel. Seguramente, la marina tuvo problemas al no diferenciarlos y creó dos carteles con dos distintos tipos de agresiones. Era alto, de unos tres metros de alto… Su machete se dirigía, peligrosamente, al cuello del capitán. Me moví rápido y lo agarré de la camisa, de nuevo, lo tiré a un lado y, moviendo mi cuerpo a un lado, dejé que el machete se impactara en el suelo.
– Bomu Bomu no Punch – Dije mientras conectaba un poderoso puñetazo en su estómago que generó una gran explosión. – Tus días de libertad están acabados.
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El rubio observó el cartel con tranquilidad y se dio cuenta de que se trataba de un hombre. Entonces algo estaba fallando allí. Tal vez la marina se había equivocado de alguna forma. En ese momento una pequeña idea se le vino a la cabeza y fue cuando sonrió de lado cogiendo el truco de todo aquello. Había sido difícil llegar a la conclusión y seguro que se equivocaba pero si estaba en lo cierto era un posible gran hallazgo. Sin embargo la chica estaba detrás de él por su cabeza y él simplemente por la justicia. De modo que le daba lo mismo si la rubia se quedaba el cuerpo tras haberlo derrotado. En ese momento sonrió de forma amable mirándola con calma.
Al parecer se había unido a un gremio liderado por un tal Kasai. Esperaba que ese hombre fuese buena persona pero si Misa había elegido su equipo debía de ser por algo. En ese momento le contestó con una sonrisa amable. – En ese caso espero que te vaya muy bien en ese gremio. La verdad es que el nombre “Kasai” me suena a fideos instantáneos pero si elegiste tú deberá ser buena persona. – Dijo aquello sacando la lengua para después llevarse ambas manos a la nuca. En ese momento sintió como la chica le cogía de la camisa y le apartaba de algo.
El rubio cayó al suelo rodando unos momentos y viendo ahora a aquel enorme tipo. El puño de Misa impactó de forma perfecta pero por desgracia tras la explosión aquel tipo surgió de nuevo con quemaduras en el estómago. – Parece que Fred está aquí. También Frad ¿Verdad violador bisexual? – Dijo ahora con una sonrisa ladeada observando como del bolsillo del tipo sobresalía algo de pelo. Había visto la peluca y era fácil pensar que se trataba de un hombre con doble identidad. Ahora corrió hacia él sacando su enorme espadón y tratando de partirlo en dos. Consiguió herirlo un poco en el pecho con una herida media pero aquel tipo se echó hacia atrás sacando una pistola y disparando hacia ellos. El rubio se puso en medio cubriendo a Misa y recibiendo tres balazos que rebotaron en su cuerpo, estaba imbuido en un tono negro metálico.
Al parecer se había unido a un gremio liderado por un tal Kasai. Esperaba que ese hombre fuese buena persona pero si Misa había elegido su equipo debía de ser por algo. En ese momento le contestó con una sonrisa amable. – En ese caso espero que te vaya muy bien en ese gremio. La verdad es que el nombre “Kasai” me suena a fideos instantáneos pero si elegiste tú deberá ser buena persona. – Dijo aquello sacando la lengua para después llevarse ambas manos a la nuca. En ese momento sintió como la chica le cogía de la camisa y le apartaba de algo.
El rubio cayó al suelo rodando unos momentos y viendo ahora a aquel enorme tipo. El puño de Misa impactó de forma perfecta pero por desgracia tras la explosión aquel tipo surgió de nuevo con quemaduras en el estómago. – Parece que Fred está aquí. También Frad ¿Verdad violador bisexual? – Dijo ahora con una sonrisa ladeada observando como del bolsillo del tipo sobresalía algo de pelo. Había visto la peluca y era fácil pensar que se trataba de un hombre con doble identidad. Ahora corrió hacia él sacando su enorme espadón y tratando de partirlo en dos. Consiguió herirlo un poco en el pecho con una herida media pero aquel tipo se echó hacia atrás sacando una pistola y disparando hacia ellos. El rubio se puso en medio cubriendo a Misa y recibiendo tres balazos que rebotaron en su cuerpo, estaba imbuido en un tono negro metálico.
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Era más resistente de lo que esperaba. Mi puñetazo había sido perfecto, pero más que unas cuantas quemaduras no había logrado mucho. Fue en eso en el que el capitán hacía acto de presencia y lo atacaba con ese enorme espadón, a pesar de ser tan grande, era increíblemente ágil y logró esquivar el ataque, casi por completo, de Xemnas. Lo había herido, pero solo con una herida media en su pecho. ”Entiendo….” – pensé al escuchar lo que hablaba mi compañero. No es que hubieras dos carteles para dos personas distintas, eran dos carteles para una misma persona. Fred era bisexual y cometía ambos crímenes, de forma que hacía creer que había dos personas haciendo similares criminales.
– ¡Cuidado! – No pude evitar cubrirme de forma inconsciente cuando vi que sacaba de forma repentina dos pistolas y empezaba a dispararnos. Cerré mi ojos y al abrirlos nuevamente, vi a Xemnas de pie cubriéndome… ”Baka” – me esperaba lo peor… No se podía repetir la historia dos veces. ¿Por qué? ”No debiste defenderme…” – pensaba mientras esperaba que la gravedad tirara del cuerpo sin vida de aquel joven capitán. Pero… No pasó. Siguió de pie y noté que estaba con un imbuido con un extraño color negro metálico en su cuerpo. ¿Qué era aquel poder? Por su aspecto, parecía ser una armadura, de otro modo, las balas hubieran impactado de lleno y hubiera tenido que celebrar un funeral más. Una pena más y un sentimiento de impotencia más.
– Xemnas-kun, sé que eres marine y esas cosas… – empecé a decir mientras me ponía a su lado. – Pero, ¿me puedo quedar con la recompensa? Si quieres, la dividimos a la mitad – estaba ignorando a nuestro enemigo de momento. Seguro estaba sorprendido porque sus balas no habían traspasado la defensa de mi amigo. – Cincuenta y cincuenta para los dos, ¿te parece? – No esperé su respuesta y empecé a correr hacia Fred, Frad, Frid, Frod o como sea que se hiciera llamar. Una vez llegué a su posición, y esquivando su molesto machete que apenas me cortó un par de cabellos. Salté…
– Bomu Bomu Storm Bullet – desde el aire empecé a conectar fuertes patadas, puñetazos y hasta cabezazos, todos y cada uno de mis golpes, al conectar generaban fuertes explosiones haciendo que aquel tipo retrocediera. Terminó por caer al piso, me giré y le di la espalda. – ¡Gané! – ¿Había ganado?
– ¡Cuidado! – No pude evitar cubrirme de forma inconsciente cuando vi que sacaba de forma repentina dos pistolas y empezaba a dispararnos. Cerré mi ojos y al abrirlos nuevamente, vi a Xemnas de pie cubriéndome… ”Baka” – me esperaba lo peor… No se podía repetir la historia dos veces. ¿Por qué? ”No debiste defenderme…” – pensaba mientras esperaba que la gravedad tirara del cuerpo sin vida de aquel joven capitán. Pero… No pasó. Siguió de pie y noté que estaba con un imbuido con un extraño color negro metálico en su cuerpo. ¿Qué era aquel poder? Por su aspecto, parecía ser una armadura, de otro modo, las balas hubieran impactado de lleno y hubiera tenido que celebrar un funeral más. Una pena más y un sentimiento de impotencia más.
– Xemnas-kun, sé que eres marine y esas cosas… – empecé a decir mientras me ponía a su lado. – Pero, ¿me puedo quedar con la recompensa? Si quieres, la dividimos a la mitad – estaba ignorando a nuestro enemigo de momento. Seguro estaba sorprendido porque sus balas no habían traspasado la defensa de mi amigo. – Cincuenta y cincuenta para los dos, ¿te parece? – No esperé su respuesta y empecé a correr hacia Fred, Frad, Frid, Frod o como sea que se hiciera llamar. Una vez llegué a su posición, y esquivando su molesto machete que apenas me cortó un par de cabellos. Salté…
– Bomu Bomu Storm Bullet – desde el aire empecé a conectar fuertes patadas, puñetazos y hasta cabezazos, todos y cada uno de mis golpes, al conectar generaban fuertes explosiones haciendo que aquel tipo retrocediera. Terminó por caer al piso, me giré y le di la espalda. – ¡Gané! – ¿Había ganado?
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Xemnas sonrió imbuido en aquel poder que le hacía impenetrable para enemigos inferiores a él. Ahora se quedó callado cuando de repente escuchó las palabras de su compañera. Le estaba pidiendo que lo dejara para ella y que le daría la mitad. Aquello provocó una leve carcajada por parte del rubio. No quería nada de dinero pues la verdad es que no era alguien que tuviese gastos. Con el sueldo de marina comía todos los fideos que deseaba y hacer su trabajo era lo que más le gustaba de todo, por ello ahora iba a contestar a la chica con un tono calmado y simple.
Eso pretendía hacer pero ella se lanzó dando golpes contra aquel capullo que tras recibirlos todos cayó de espaldas con los ojos en blanco y sangrando bastante. La cazadora exclamó que había ganado y en ese momento el tipo de tres metros se puso en pie lanzándose por ella. El marine ahora sonrió de lado para después susurrar despacio. – Jiw-saw… – Con su enorme espadón se puso en medio y lanzó un corte que aquel tipo bloqueó con su machete. – ¿Eso es todo lo que puedes hacer con esa arma que pienso quedarme? – El capullo quería quedarse con su espadón. Al parecer no se había percatado de algo y era que Xemnas ya había usado su técnica especial. Había mandado una vibración a su pie derecho a través del choque de las armas. El enemigo soltó un quejido de dolor cayendo al suelo y el marine le golpeó en la cabeza con la zona ancha de la espada dejándole totalmente inconsciente.
La mayor parte la había hecho la chica sin duda ya que aquellas heridas lo habían dejado en un mal estado. El devastador ahora la miró con una sonrisa amable. – Lo lamento Misa-chan pero no me va el dinero. Cumplir con mi deber como marine y el haber podido evitar que resultaras dañada es más que suficiente para mí. – Le dijo aquello con una sonrisa mientras guardaba su arma y le señalaba el cuerpo de aquel capullo para que lo tomase si deseaba. – ¿Habrá por aquí cerca un cuartel para que lo entregues? Ups seré idiota. Si yo soy marine. – Dijo riendo para después mirarla a los ojos. – Oh ¿Desea entregar a este delincuente, cazadora? En ese caso venga a mi barco y mis hombres le pagaran lo solicitado. – Dijo bromeando y con un acento algo más grave fingiendo ser un almirante o algo así.
Eso pretendía hacer pero ella se lanzó dando golpes contra aquel capullo que tras recibirlos todos cayó de espaldas con los ojos en blanco y sangrando bastante. La cazadora exclamó que había ganado y en ese momento el tipo de tres metros se puso en pie lanzándose por ella. El marine ahora sonrió de lado para después susurrar despacio. – Jiw-saw… – Con su enorme espadón se puso en medio y lanzó un corte que aquel tipo bloqueó con su machete. – ¿Eso es todo lo que puedes hacer con esa arma que pienso quedarme? – El capullo quería quedarse con su espadón. Al parecer no se había percatado de algo y era que Xemnas ya había usado su técnica especial. Había mandado una vibración a su pie derecho a través del choque de las armas. El enemigo soltó un quejido de dolor cayendo al suelo y el marine le golpeó en la cabeza con la zona ancha de la espada dejándole totalmente inconsciente.
La mayor parte la había hecho la chica sin duda ya que aquellas heridas lo habían dejado en un mal estado. El devastador ahora la miró con una sonrisa amable. – Lo lamento Misa-chan pero no me va el dinero. Cumplir con mi deber como marine y el haber podido evitar que resultaras dañada es más que suficiente para mí. – Le dijo aquello con una sonrisa mientras guardaba su arma y le señalaba el cuerpo de aquel capullo para que lo tomase si deseaba. – ¿Habrá por aquí cerca un cuartel para que lo entregues? Ups seré idiota. Si yo soy marine. – Dijo riendo para después mirarla a los ojos. – Oh ¿Desea entregar a este delincuente, cazadora? En ese caso venga a mi barco y mis hombres le pagaran lo solicitado. – Dijo bromeando y con un acento algo más grave fingiendo ser un almirante o algo así.
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Por poco y la cagaba. Me había confiado en exceso y, de no ser por la rápida intervención de Xemnas, aquel infeliz me hubiera dado el golpe de gracia al darle la espalda. El capitán de la marina, lo dejó inconsciente golpeándolo con el mango de su espada. Me dijo, entre otras cosas, que el dinero no le importaba y que me podía quedar con todo. Luego, con una voz más grave en un intento de parecer un Almirante u otro rango importante, me preguntó si quería entregar a aquel pirata y cobrar lo solicitado. La verdad, era mi primera caza así que no sabía muy bien cuanto cobrar, bueno… Ya vería esos detalles luego.
– Debe existir alguna forma de pago por su ayuda, señor capitán – confirmé que el cuerpo de mi “presa” estaba en buen estado y luego me acerqué a él a paso calmado. ”Ni en sueños me voy a poder a ese tipo” – pensé mientras me veía en un intento de llevarlo al barco de Xemnas y siendo aplastada en el proceso. ”Ya se me ocurrirá algo” – pasé por su lado derecho y con pasé mi mano derecha por su mejilla. – Sí… Esto debería bastar como pago. – Le susurré al oído… ”Esto va a ser muy divertido” – pensaba mientras iba imaginando su reacción. Rojo como un tomate y luego tartamudeando y sin poder armar palabras coherente. Con dulzura, me acerqué a sus labios y, con un poco de picardía, le besé la mitad de este. Quizás mi pintalabios rojo quedaba en los suyos o quizás no. Me separé de él luego de unos segundos.
– Vamos. Tengo una recompensa que cobrar…. ¿Me ayudas a cargarlo, Xemnas-kun? – Esperaba que con lo que acababa de hacer, no se desmayara o algo, o ahí sí que tendría problemas. Sonreí con dulzura esperando su respuesta. ¿Cómo reaccionaría? ¿Qué diría? ¿Qué tipo de respuesta me daría? No sabía porque razón, motivo o circunstancia, pero me gustaba ponerlo nervioso… ¿Me estaba enamorando? Negué con la cabeza repetidas veces y me giré unos segundos para evitar que notara que estaba un poco ruborizada.
– Debe existir alguna forma de pago por su ayuda, señor capitán – confirmé que el cuerpo de mi “presa” estaba en buen estado y luego me acerqué a él a paso calmado. ”Ni en sueños me voy a poder a ese tipo” – pensé mientras me veía en un intento de llevarlo al barco de Xemnas y siendo aplastada en el proceso. ”Ya se me ocurrirá algo” – pasé por su lado derecho y con pasé mi mano derecha por su mejilla. – Sí… Esto debería bastar como pago. – Le susurré al oído… ”Esto va a ser muy divertido” – pensaba mientras iba imaginando su reacción. Rojo como un tomate y luego tartamudeando y sin poder armar palabras coherente. Con dulzura, me acerqué a sus labios y, con un poco de picardía, le besé la mitad de este. Quizás mi pintalabios rojo quedaba en los suyos o quizás no. Me separé de él luego de unos segundos.
– Vamos. Tengo una recompensa que cobrar…. ¿Me ayudas a cargarlo, Xemnas-kun? – Esperaba que con lo que acababa de hacer, no se desmayara o algo, o ahí sí que tendría problemas. Sonreí con dulzura esperando su respuesta. ¿Cómo reaccionaría? ¿Qué diría? ¿Qué tipo de respuesta me daría? No sabía porque razón, motivo o circunstancia, pero me gustaba ponerlo nervioso… ¿Me estaba enamorando? Negué con la cabeza repetidas veces y me giré unos segundos para evitar que notara que estaba un poco ruborizada.
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La chica no parecía herida y aquello le bastaba el devastador por el momento, además el objetivo había sido cumplido totalmente. En ese momento el joven rubio se quedó pensativo pensando en cómo aquel capullo había podido engañar a tantos. Tal vez el motivo era que la isla estaba llena de Okamas y le daba igual a cual atacar pues le gustaban ambos sexos. Era una idea inteligente y por ello el capitán debía aplaudirla aunque no le gustase demasiado viniendo de un maldito violador. El no respetar a las personas era algo muy feo y más si el contacto físico era obligado por otro hombre. Aquel tipo se merecía estar encerrado y mucho más. Era un idiota como muchos otros.
En aquel momento sintió la voz de Misa y volvió al mundo real mientras miraba a la chica con calma. Enseguida notó la mano de ella por la mejilla derecha pero no le afectó de ninguna forma. De hecho ahora tan solo sonrió de forma amable. – No hace falta ninguna especie de pago, yo me basto con mi… – Antes de poder finalizar aquella frase recibió el beso en todo el centro de la boca. El chico abrió los ojos de forma exagerada y notó aquella extraña sensación recorrerle el cuerpo. Sus latidos eran muy superiores incluso a los que ya tuvo con aquellos dos hombres.
Sus manos comenzaron a temblar y su cuerpo entero se puso rojo como un tomate. En menos de un segundo cerró los ojos pareciendo que lo estaba siguiendo pero instantes después cayó al suelo con los ojos entrecerrados y vibrando como un den den mushi. Finalmente sonrió de forma exageradamente amplia y quedó con la boca abierta, los ojos cerrados y totalmente fuera de juego. Si aquello había sido un ataque él había recibido un daño critico y ahora estaba en un estado cercano al show, puede que medio inconsciente de hecho. El pobre marine nunca había recibido algo así y aquello le había pillado de sopetón y más viniendo de la cazadora rubia que además de ser preciosa le caía genial.
En aquel momento sintió la voz de Misa y volvió al mundo real mientras miraba a la chica con calma. Enseguida notó la mano de ella por la mejilla derecha pero no le afectó de ninguna forma. De hecho ahora tan solo sonrió de forma amable. – No hace falta ninguna especie de pago, yo me basto con mi… – Antes de poder finalizar aquella frase recibió el beso en todo el centro de la boca. El chico abrió los ojos de forma exagerada y notó aquella extraña sensación recorrerle el cuerpo. Sus latidos eran muy superiores incluso a los que ya tuvo con aquellos dos hombres.
Sus manos comenzaron a temblar y su cuerpo entero se puso rojo como un tomate. En menos de un segundo cerró los ojos pareciendo que lo estaba siguiendo pero instantes después cayó al suelo con los ojos entrecerrados y vibrando como un den den mushi. Finalmente sonrió de forma exageradamente amplia y quedó con la boca abierta, los ojos cerrados y totalmente fuera de juego. Si aquello había sido un ataque él había recibido un daño critico y ahora estaba en un estado cercano al show, puede que medio inconsciente de hecho. El pobre marine nunca había recibido algo así y aquello le había pillado de sopetón y más viniendo de la cazadora rubia que además de ser preciosa le caía genial.
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”Imposible…” – pensé al girarme y ver a Xemnas, vibrando como un den den mushi, una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos en blanco. ”Mierda…” – corrí hacía él y me arrodillé a su lado. Por instinto, constante sus signos vitales y, por lo que parecía, estaba a nada de entrar en un estado de shock. ¿Cómo había hecho eso un simple beso? Vale, entendía que él fuera algo especial, le tenía miedo a las mujeres, pero… ¿Era para tanto? Recosté su cabeza en mi regazo y le abrí… No, le rompí su prenda superior para que se refrescara un poco más. ”Quizás fue muy repentino…” – Quizás sí… Me apresuré mucho y tomé muchas confianzas. Lo había… Dejado fuera de combate con un solo beso. ¡Ni yo me lo creía!
– ¡Xemnas-kun! ¡Xemnas-kun! – gritaba de forma suave para que despertara. Pero… Por más que lo intentara, si él no volvía de donde sea que estuviera ahora, no iba a ser capaz de nada. ”Tengo que pedir ayuda” – lo revisé de pies a cabeza, tocando cada parte de su cuerpo y sintiendo aquella musculatura que… Por momentos, me dejaba helada. ”Tienes que tener un den den mushi” – lo encontré en el bolsillo izquierdo de su pantalón. Si despertaba ahora, seguramente, se ahogaría con mis senos, así que tendría que sacarlo rápido. Tiré una vez, no salió. Segundo intento…. No salió… Recién al quinto intento logré sacarlo. Normalmente, los marines no tenían que marcarse entre sí, así que solo tendría que hablar. – ¡Oficial caído! ¡Traigan ayuda! – Grité tan fuerte que escuché como todos se sobresaltaban del otro lado y como empezaban a correr.
– Lo siento, Xemnas-kun. Lo siento… – Repetía algo nerviosa. Mi mano derecha descansaba en su cara mientras que la izquierda le agarraba su propia mano. ”Despierta, por favor”
– ¡Xemnas-kun! ¡Xemnas-kun! – gritaba de forma suave para que despertara. Pero… Por más que lo intentara, si él no volvía de donde sea que estuviera ahora, no iba a ser capaz de nada. ”Tengo que pedir ayuda” – lo revisé de pies a cabeza, tocando cada parte de su cuerpo y sintiendo aquella musculatura que… Por momentos, me dejaba helada. ”Tienes que tener un den den mushi” – lo encontré en el bolsillo izquierdo de su pantalón. Si despertaba ahora, seguramente, se ahogaría con mis senos, así que tendría que sacarlo rápido. Tiré una vez, no salió. Segundo intento…. No salió… Recién al quinto intento logré sacarlo. Normalmente, los marines no tenían que marcarse entre sí, así que solo tendría que hablar. – ¡Oficial caído! ¡Traigan ayuda! – Grité tan fuerte que escuché como todos se sobresaltaban del otro lado y como empezaban a correr.
– Lo siento, Xemnas-kun. Lo siento… – Repetía algo nerviosa. Mi mano derecha descansaba en su cara mientras que la izquierda le agarraba su propia mano. ”Despierta, por favor”
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El pobre marine continuaba de aquella forma. Aquella poderosa asesina había sido demasiado para él. Era una rubia legendaria o quizás era que aquel joven se había traumado al notar ese beso de forma tan inesperada. De hecho ahora empezó a mover la cabeza despacio sintiendo como alguien le tomaba la mano. No sentía fuerzas ni para abrir los ojos y si lo hacía capaz era de volver a dormirse. Le devastador tenía una debilidad muy grande que debía aprender a controlar si no quería ser asesinado por cualquier mujer criminal. Tuvo suerte de que ella era buena persona pero si hubiese sido una delincuente seguramente habría acabado muerto en pocos segundos.
En ese momento empezaron a escucharse algunas pisadas y quejidos. Un pelotón de diez marines corría a toda prisa con una camilla blanca. Nada más llegar y verlo en aquel estado lo pusieron tumbado bocarriba sobre aquel objeto médico y vieron el cuerpo del delincuente. En ese momento el que parecía tener mayor rango se acercó a la rubia. Era un hombre de cabellos azulados y ojos verdes. Vestía con el uniforme de sargento y parecía estar bastante serio. – ¿Sabes que ha pasado? – Preguntó ahora esperando una respuesta de la chica rubia. Pero en ese momento el que abrió los ojos fue Xemnas.
El chico estaba tirado allí pero no tenía heridas serias por el cuerpo. De modo que ahora soltó un suspiro tratando de recordar lo pasado. En ese momento lo recordó y su cara se puso más roja que el culo de un mono. Trató de controlarse para no caer de nuevo y ahora se dio cuenta de que estaba rodeado de marines. Pudo ver a la chica y ahora la llamó desde la camilla. – Misa-chan, éstos hombres te darán el precio por tu captura. – Acto seguido se puso en pie caminando hacia ella y dedicándole una sonrisa amable para después sacarle la lengua. – Disculpa, eres muy guapa. Pero era la primera vez y bueno no pudo evitarlo. – Dicho eso le sonrió de nuevo con la mano derecha en la nuca.
En ese momento empezaron a escucharse algunas pisadas y quejidos. Un pelotón de diez marines corría a toda prisa con una camilla blanca. Nada más llegar y verlo en aquel estado lo pusieron tumbado bocarriba sobre aquel objeto médico y vieron el cuerpo del delincuente. En ese momento el que parecía tener mayor rango se acercó a la rubia. Era un hombre de cabellos azulados y ojos verdes. Vestía con el uniforme de sargento y parecía estar bastante serio. – ¿Sabes que ha pasado? – Preguntó ahora esperando una respuesta de la chica rubia. Pero en ese momento el que abrió los ojos fue Xemnas.
El chico estaba tirado allí pero no tenía heridas serias por el cuerpo. De modo que ahora soltó un suspiro tratando de recordar lo pasado. En ese momento lo recordó y su cara se puso más roja que el culo de un mono. Trató de controlarse para no caer de nuevo y ahora se dio cuenta de que estaba rodeado de marines. Pudo ver a la chica y ahora la llamó desde la camilla. – Misa-chan, éstos hombres te darán el precio por tu captura. – Acto seguido se puso en pie caminando hacia ella y dedicándole una sonrisa amable para después sacarle la lengua. – Disculpa, eres muy guapa. Pero era la primera vez y bueno no pudo evitarlo. – Dicho eso le sonrió de nuevo con la mano derecha en la nuca.
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¡Había revivido! No es que pensara que estaba muerto, pero lo parecía. Los marines ya habían llegado y, por suerte para mí, Xemnas alcanzó a explicarles las cosas y de cómo yo “había” derrotado a aquel tipo y que ellos me deberían pagar lo que corresponda. Suspiré y escuché sus últimas palabras, me sacó la lengua y luego sonrió con la mano apoyada en su nuca. Unos hombres empezaron a cargar a Fred o Frad y se los estaban llevando… ¡Sin pagarme! Le hice una seña para que me esperara y me apresuré en interceptar a aquellos marines.
– Ese criminal costaba cincuenta y cinco millones – los dos marines se miraron, tiraron el cuerpo de aquel pirata al suelo como si fuera basura. – Soy cazadora de recompensas y como dijo Xemnas-kun, me tienen que pagar lo que corresponda. – Cuando se trataba de cobrar lo que me había ganado por derecho, no había nadie mejor que yo. Ambos me sonrieron y retrocedieron un poco. No tardaron mucho en volver y darme mi parte. ”Al fin… Mi primera captura” – pensé mirando al cielo mientras guardaba el dinero en mi bolsillo derecho. Volví con mi amigo el buen capitán Xemnas.
– Gracias por la ayuda y… – tomé una leve pausa y recordé que por mi culpa se había desmayado. – Lo siento, Xemnas-kun. Siento lo que te hice – decía mientras jugaba con mis dedos de forma tranquila. ¿Qué más debería decir? La verdad, entre él y yo, había surgido una buena amistad y casi podía tener la confianza de tratarlo de tú a tú y, como no, de darme el “privilegio” de, quizás, en un futuro, volver a recompensarlo de aquella manera. ”¡¿En qué piensas, Misa?!” – agaché la mirada para que no viera como me estaba ruborizando. – Oh… Por cierto, Xemnas-kun… ¿Me podrías llevar en tu barco a la siguiente isla? – pregunté con cierta inocencia. – Odio viajar con desconocidos y menos si son trayectos tan largos. – Sonreí de forma amable y guardé silencio para que él respondiera. Aunque… Tampoco me importaba viajar de nuevo sola, pero… ¿Por qué no viajar con amigos de vez en cuando?
– Ese criminal costaba cincuenta y cinco millones – los dos marines se miraron, tiraron el cuerpo de aquel pirata al suelo como si fuera basura. – Soy cazadora de recompensas y como dijo Xemnas-kun, me tienen que pagar lo que corresponda. – Cuando se trataba de cobrar lo que me había ganado por derecho, no había nadie mejor que yo. Ambos me sonrieron y retrocedieron un poco. No tardaron mucho en volver y darme mi parte. ”Al fin… Mi primera captura” – pensé mirando al cielo mientras guardaba el dinero en mi bolsillo derecho. Volví con mi amigo el buen capitán Xemnas.
– Gracias por la ayuda y… – tomé una leve pausa y recordé que por mi culpa se había desmayado. – Lo siento, Xemnas-kun. Siento lo que te hice – decía mientras jugaba con mis dedos de forma tranquila. ¿Qué más debería decir? La verdad, entre él y yo, había surgido una buena amistad y casi podía tener la confianza de tratarlo de tú a tú y, como no, de darme el “privilegio” de, quizás, en un futuro, volver a recompensarlo de aquella manera. ”¡¿En qué piensas, Misa?!” – agaché la mirada para que no viera como me estaba ruborizando. – Oh… Por cierto, Xemnas-kun… ¿Me podrías llevar en tu barco a la siguiente isla? – pregunté con cierta inocencia. – Odio viajar con desconocidos y menos si son trayectos tan largos. – Sonreí de forma amable y guardé silencio para que él respondiera. Aunque… Tampoco me importaba viajar de nuevo sola, pero… ¿Por qué no viajar con amigos de vez en cuando?
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El capitán se puso a hablar con uno de sus hombres mientras la chica cobraba la recompensa, ambos parecían estar algo serios en aquella conversación. – Pues si éstos tipos continúan así será un verdadero problema. De todas formas lo mejor será que volvamos al cuartel para dar parte de lo ocurrido. – Una vez dijo eso el otro hombre asintió y el rubio suspiró metiendo sus manos en los bolsillos. En ese momento miró algo que amaba, algo de lo que pensaba estar enamorado. Se acercó despacio a ella con una sonrisa dulce y se puso de rodillas ante su amor. Tomó con cuidado sus mangas y la abrazó con ganas.
Su preciosa chaqueta de cuero estaba rota. Pegó su frente a ella mientras ahora la acariciaba despacio con las yemas de sus dedos. – Buscaremos al mejor sastre del cuartel y te curaremos… – Dijo colgándosela al hombro quedando con el torso desnudo. Estaba bastante fuerte debido a su entrenamiento, además lo curtió cuando tuvo que mejorar el haki armadura. Ahora soltó un largo suspiro y clavó su mirada en sus hombres de forma calmada. Era la hora de volver y debían poner rumbo a su objetivo antes de que salieran más de aquellas cosas con barba y maquillaje.
De repente volvió a dónde la chica y ésta se disculpó con él, además le pidió que si podía ir en el barco. – No te preocupes. Siempre hay una primera vez y mejor contigo que con una desconocida. Puedes venir sin problema pero nos dirigimos al cuartel del Norte. Deberás bajarte en el camino o allí mismo. – Le dijo con una amable sonrisa para después empezar a caminar junto a ella y los marines rumbo al navío. No había problemas ya que tenían un transporte grande y la chica había acabado de colaborar en el arresto de un peligroso criminal. Además Xemnas estaba muy cómodo con ella pese al intento de asesinato, ahora estaba mucho más relajado y parecía feliz.
Su preciosa chaqueta de cuero estaba rota. Pegó su frente a ella mientras ahora la acariciaba despacio con las yemas de sus dedos. – Buscaremos al mejor sastre del cuartel y te curaremos… – Dijo colgándosela al hombro quedando con el torso desnudo. Estaba bastante fuerte debido a su entrenamiento, además lo curtió cuando tuvo que mejorar el haki armadura. Ahora soltó un largo suspiro y clavó su mirada en sus hombres de forma calmada. Era la hora de volver y debían poner rumbo a su objetivo antes de que salieran más de aquellas cosas con barba y maquillaje.
De repente volvió a dónde la chica y ésta se disculpó con él, además le pidió que si podía ir en el barco. – No te preocupes. Siempre hay una primera vez y mejor contigo que con una desconocida. Puedes venir sin problema pero nos dirigimos al cuartel del Norte. Deberás bajarte en el camino o allí mismo. – Le dijo con una amable sonrisa para después empezar a caminar junto a ella y los marines rumbo al navío. No había problemas ya que tenían un transporte grande y la chica había acabado de colaborar en el arresto de un peligroso criminal. Además Xemnas estaba muy cómodo con ella pese al intento de asesinato, ahora estaba mucho más relajado y parecía feliz.
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