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Odiaba aquella parte de la isla. Era como una gran frontera de malditos idiotas que se creían con el poder de hacer lo que quisieran. Al frente de ellos, estaba la apestosa Gray Terminal y, pasando por las montañas Corvo, había un pequeño pueblo. Era curioso ver como del otro lado de la pared, los poderosos comían lo que quisieran, vivían a su manera y hacían lo que querían. Luego, estaban los pobres que no podían hacer eso y vivían de las sobras de los del Reino de Goa. Suspiré… ¿Por qué estaba allí? Rumores de que un tipo de Imperium estaba haciendo de las suyas, Taiga se quedó en el barco y yo me fui a investigar. No era de separarnos, pero… Si eran rumores y el cazador no sabía, era poco probable que fuera verdad.
– Aún si estuviera… Aquellos tontos ya debieron avisar a la Marina. – Susurré mientras caminaba por las calles de aquel reino con tranquilidad. Era común ver que las personas ricas tenían mucho miedo y no peleaban por defender su hogar. Si no que dejaban que otros lo hicieran… Todo ese dinero… Lo usaban en sus lujos excéntricos y malos ratos. Incluso, pasar por la seguridad fue un incordio por mis tres espadas. Casi no me dejaron pasar, hasta que logré convencerlos que no haría nada malo. Aun así, no me podía quitar esa extraña sensación de que me estaban siguiendo. Como si alguien me estuviera vigilando, era eso o que era el centro de todos los habitantes.
– Bueno… ¿Dónde voy? – Tenía dos opciones. Ambos, poco divertidas. Un camino me llevaba a los que sería la parte más noble de aquel pueblo. El otro, en cambio, a internarme un poco más en los suburbios. Me quedé ahí, de brazos cruzados, decidiendo que hacer. ”Odio estos lugares con mi vida” – me dije a mi mismo mientras analizaba la opción de irme y tomar otro rumbo con mi nakama. Pero… No era lo correcto, debía confirmar los rumores… Eso o averiguar que, efectivamente, no estuvieran aquí. ¿Qué hacer? Muchos caminos, pocas ideas. Muchas opciones, ninguna me agradaba… ¿Qué hacer?
– Aún si estuviera… Aquellos tontos ya debieron avisar a la Marina. – Susurré mientras caminaba por las calles de aquel reino con tranquilidad. Era común ver que las personas ricas tenían mucho miedo y no peleaban por defender su hogar. Si no que dejaban que otros lo hicieran… Todo ese dinero… Lo usaban en sus lujos excéntricos y malos ratos. Incluso, pasar por la seguridad fue un incordio por mis tres espadas. Casi no me dejaron pasar, hasta que logré convencerlos que no haría nada malo. Aun así, no me podía quitar esa extraña sensación de que me estaban siguiendo. Como si alguien me estuviera vigilando, era eso o que era el centro de todos los habitantes.
– Bueno… ¿Dónde voy? – Tenía dos opciones. Ambos, poco divertidas. Un camino me llevaba a los que sería la parte más noble de aquel pueblo. El otro, en cambio, a internarme un poco más en los suburbios. Me quedé ahí, de brazos cruzados, decidiendo que hacer. ”Odio estos lugares con mi vida” – me dije a mi mismo mientras analizaba la opción de irme y tomar otro rumbo con mi nakama. Pero… No era lo correcto, debía confirmar los rumores… Eso o averiguar que, efectivamente, no estuvieran aquí. ¿Qué hacer? Muchos caminos, pocas ideas. Muchas opciones, ninguna me agradaba… ¿Qué hacer?
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Hinori llevaba una temporada viajando por algunas islas para conocerlas mejor y hacerse más fuerte. Más o menos ya sabía un poco sobre el funcionamiento de aquella pulsera con pantallita que le había dado su capitán. Además el auricular también le venía genial y por ello iba más feliz que de costumbre. Sus ojos blancos ahora observaban el camino que tenía delante de ella. Ese día llevaba una camiseta roja de manga corta en la que ponía en la zona del pecho “Dexter-sama”. Además se veía el símbolo de una calavera con un pañuelo negro en la frente. A saber de dónde había sacado eso.
También llevaba un pantalón blanco y unas sandalias de madera. En sus manos los guanteletes de acero. Su melena la tenía suelta como siempre y en su rostro había una sonrisa la mar de tranquila. Aquella isla era un antro de nobles que ella odiaba pues le recordaba demasiado a su tierra natal. Hallstat sin duda era algo aburrida para ella y bajo ningún concepto pensaba volver. Ella era una miembro oficial de los piratas del zafiro negro. Allí pensaba quedarse a no ser que la echasen de la banda. Cosa que no creía que fuese a pasar pero siempre tenía aquel miedo encima. Solía pensarse muchísimos las cosas y terminaba rayada ella sola. La morena era un saco de nervios.
Ahora mientras caminaba pudo ver a una persona en el camino. No pudo evitar sonreír de forma amplia al ver que se trataba de Ushio y entonces comenzó a caminar despacio. Trató de colocarse a su espalda y de repente abrazarle por detrás a toda velocidad pegando su mejilla a su espalda. – ¿Quién soy? – Dijo simplemente con una voz dulce para después sonreír de forma divertida y cerrar los ojos esperando a ver que hacía el espadachín. Llevaba sin verle desde Jaya. En aquella maldita isla llena de criminales sin escrúpulos y donde la mayoría solo eran un atajo de cobardes y nada más. Ahora estaban en el sitio que era todo lo contrario. Nobles por todos lados pero de todas formas continuaban siendo cobardes. Le avergonzaba bastante ser una de ellos.
También llevaba un pantalón blanco y unas sandalias de madera. En sus manos los guanteletes de acero. Su melena la tenía suelta como siempre y en su rostro había una sonrisa la mar de tranquila. Aquella isla era un antro de nobles que ella odiaba pues le recordaba demasiado a su tierra natal. Hallstat sin duda era algo aburrida para ella y bajo ningún concepto pensaba volver. Ella era una miembro oficial de los piratas del zafiro negro. Allí pensaba quedarse a no ser que la echasen de la banda. Cosa que no creía que fuese a pasar pero siempre tenía aquel miedo encima. Solía pensarse muchísimos las cosas y terminaba rayada ella sola. La morena era un saco de nervios.
Ahora mientras caminaba pudo ver a una persona en el camino. No pudo evitar sonreír de forma amplia al ver que se trataba de Ushio y entonces comenzó a caminar despacio. Trató de colocarse a su espalda y de repente abrazarle por detrás a toda velocidad pegando su mejilla a su espalda. – ¿Quién soy? – Dijo simplemente con una voz dulce para después sonreír de forma divertida y cerrar los ojos esperando a ver que hacía el espadachín. Llevaba sin verle desde Jaya. En aquella maldita isla llena de criminales sin escrúpulos y donde la mayoría solo eran un atajo de cobardes y nada más. Ahora estaban en el sitio que era todo lo contrario. Nobles por todos lados pero de todas formas continuaban siendo cobardes. Le avergonzaba bastante ser una de ellos.
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Seguía decidiendo entre mis opciones. Cada cual disgustaba más que la otra, pero que, finalmente, debía tomar. No es que fuera un idiota tomando elecciones, pero… Solía decantarme por la que parecía ser más curiosa o divertida… O ambas. Normalmente, ambas características venían de la mano, pero, a veces, lo curioso se volvía aburrido y lo divertido, lo mismo. Era extraño, sí… Pero así era la vida. Te tapaba con mierda o hacía que la mierda te llegara de otros lados. Suspiré con cierta pesadez… ”En fin… Me voy a la parte alta… Supongo” – si yo fuera un idiota de Imperium, seguramente, me escondería en la parte más noble. Era quizás, la parte más segura y donde podría controlar las decisiones del isla, a fin de cuentas, si lo hacía bien podía ser un rey tapado de aquellos cobardes.
Estaba tan concentrado… Que ni cuenta me había dado cuando alguien me había abrazado por la espalda. Su tono de voz era inolvidable… Era Hinori. Suspiré calmado y luego me giré para confirmar mi teoría. También la abracé con calma y luego de unos pequeños segundos me separé, le revolví un poco el pelo y le sonreí. Hacía mucho tiempo que no le veía ”Desde Jaya, vaya” – vestía con una camiseta manga corta y de color rojo, que tenía el nombre de Dexter en el centro. También vestía con un pañuelo de color negro con una calavera, pantalones negros y sandalias de madera terminaban su vestir. Yo, en cambio, vestía más… Informal. Una camiseta negra de mangas cortas, un pantalón corto del mismo tono y unas zapatillas. En mi espalda, mis dos espadas y en mi cintura, mi espada de Kairoseki.
– Hola, Hinori-chan – le dije con una sonrisa. ¿Sabría que Byakuro había matado a su primo? Esperaba que sí, esperaba que Dexter ya le hubiera contado. – ¿Cómo has estado? Y… ¿Qué te trae a esta ciudad? – Le pregunté con calma. No era quien para contarle la verdad y destruir sus sueños. Esa era el trabajo de su capitán y no el mío. O, quizás, ya se había enterado de la muerte del vampiro a través del periódico o algo así. Sea como sea, no le diría nada.
Estaba tan concentrado… Que ni cuenta me había dado cuando alguien me había abrazado por la espalda. Su tono de voz era inolvidable… Era Hinori. Suspiré calmado y luego me giré para confirmar mi teoría. También la abracé con calma y luego de unos pequeños segundos me separé, le revolví un poco el pelo y le sonreí. Hacía mucho tiempo que no le veía ”Desde Jaya, vaya” – vestía con una camiseta manga corta y de color rojo, que tenía el nombre de Dexter en el centro. También vestía con un pañuelo de color negro con una calavera, pantalones negros y sandalias de madera terminaban su vestir. Yo, en cambio, vestía más… Informal. Una camiseta negra de mangas cortas, un pantalón corto del mismo tono y unas zapatillas. En mi espalda, mis dos espadas y en mi cintura, mi espada de Kairoseki.
– Hola, Hinori-chan – le dije con una sonrisa. ¿Sabría que Byakuro había matado a su primo? Esperaba que sí, esperaba que Dexter ya le hubiera contado. – ¿Cómo has estado? Y… ¿Qué te trae a esta ciudad? – Le pregunté con calma. No era quien para contarle la verdad y destruir sus sueños. Esa era el trabajo de su capitán y no el mío. O, quizás, ya se había enterado de la muerte del vampiro a través del periódico o algo así. Sea como sea, no le diría nada.
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La joven pudo ver como el moreno la reconocía y eso la hizo sonreír de forma dulce. Parecía que la gente no se olvidaba de su voz con facilidad y no sabía si sentirse halagada por aquello. De todas formas a pocas conocía. Últimamente se había dado el lujo de conocer a una rubia que cazaba, a dos mercenarios y a un pervertido. El último había sido el peor pues la había visto desnuda en la ducha y no le rompió la cara de milagro. Estaba demasiado incomodada con sus acosadores últimamente y no entendía el motivo de aquello. Tal vez si pero no quería pensar que todo era por su cuerpo. Sería demasiado machista por parte de ellos y no pensaba que la gente fuese así, claramente lo era y mucho.
Se quedó mirándole a los ojos tranquilamente escuchando sus palabras con una sonrisa en los labios. Él le preguntó sobre cómo había estado y que la traía por aquel lugar. La morena le dedicó una leve carcajada para después responderle. – Últimamente voy de isla en isla investigándolas para el futuro. También entreno en todas ellas para llegar a ser una gran luchadora. – Dicho aquello le miró de nuevo y se fijó un poco alrededor. La isla daba mucho asco y lo daría mucho menos si no hubiese nobles en ella. De todas formas no iba a decir aquello delante del moreno. Tal vez él tenía parientes nobles y se sentía ofendido o algo así.
En ese momento miró de nuevo al chico sonriendo. – Pues quería ver cómo era pero solo hay nobles comiendo y festejando así que no me pierdo nada. Hoy quería hacer algo divertido que no fuese luchar. – Dijo suspirando para después mirar a otro lado. Estaba demasiado aburrida últimamente debido a todos los entrenamientos que tenía que realizar en tan pocos laxos de tiempo.
Se quedó mirándole a los ojos tranquilamente escuchando sus palabras con una sonrisa en los labios. Él le preguntó sobre cómo había estado y que la traía por aquel lugar. La morena le dedicó una leve carcajada para después responderle. – Últimamente voy de isla en isla investigándolas para el futuro. También entreno en todas ellas para llegar a ser una gran luchadora. – Dicho aquello le miró de nuevo y se fijó un poco alrededor. La isla daba mucho asco y lo daría mucho menos si no hubiese nobles en ella. De todas formas no iba a decir aquello delante del moreno. Tal vez él tenía parientes nobles y se sentía ofendido o algo así.
En ese momento miró de nuevo al chico sonriendo. – Pues quería ver cómo era pero solo hay nobles comiendo y festejando así que no me pierdo nada. Hoy quería hacer algo divertido que no fuese luchar. – Dijo suspirando para después mirar a otro lado. Estaba demasiado aburrida últimamente debido a todos los entrenamientos que tenía que realizar en tan pocos laxos de tiempo.
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Aún no me podía creer que alguien así de dulce y bonita, fuera una poderosa luchadora. No era quién para juzgar, poro me importaba el género a la hora de luchar, pero seguía siendo poco creíble que de tanta dulzura, naciera una fuerza exagerada. Ella seguía entrenando para ser la mejor, estudiando y entrenando en cada isla por la que pasaba. Luego de eso, como era usual, buscaba algo divertido que hacer y no siempre luchar. La verdad, en una isla llena de nobles, no había muchas cosas divertidas que hacer. Eso y que lo que era divertido para nosotros, era una ofensa para ellos. ”Quizás sea la mejor opción para probar eso” – había desarrollado una nueva técnica y la quería probar…
– Pues… Se me acaba de ocurrir una buena idea – le di la espalda por unos segundos. Buscando algo que me sirviera para complementar mí. Sonreí de forma divertida cuando lo noté. A unos quinientos metros había una iglesia bastante grande. Me giré para ver a la morena directo a los ojos. – Una carrera. De aquí a la iglesia que está justo ahí – con mi pulgar la estaba señalando. Estaba, correctamente, en la parte más alta de la ciudad. Lo cual era perfecto si quería probar aquella técnica. – Si tú ganas, me puedes pedir cualquier cosa. Si yo gano, lo mismo. Es válido usar cualquier medio para llegar – ”Seguro la sorprendo y obtengo la victoria fácilmente” – pensé con un cierto deje de arrogancia. Sky me permitía, literalmente, volar. Duraba poco, pero al estar cerca, era una distancia que podría llevar en pocos segundos. – ¿Aceptas? No te contengas, Hinori-chan. – Le dije con una sonrisa. Era una de las pocas cosas que se me ocurrían.
Sí aceptaba, no iba a dudar en salir volando. Activaría Sky y un aura verde me rodearía, de mi espalda surgirían dos alas y con ellas alzaría vuelo. Me apoyaría en los edificios para coger mayor velocidad y llegaría primero. Era coser y cantar, ella nunca se esperaría algo así y el camino era largo. No veía nada directo a la iglesia… Así que mi victoria estaba asegurada. En el proceso, iría pensando en que pedirle. ”Esto va a ser divertido” – pensé con calma mientras esperaba su respuesta. No iba a ser algo cansador y podríamos echar unas risas luego de esta pequeña competencia. Me crucé de brazos y le sonreí con tranquilidad… ¿Aceptaría?
– Pues… Se me acaba de ocurrir una buena idea – le di la espalda por unos segundos. Buscando algo que me sirviera para complementar mí. Sonreí de forma divertida cuando lo noté. A unos quinientos metros había una iglesia bastante grande. Me giré para ver a la morena directo a los ojos. – Una carrera. De aquí a la iglesia que está justo ahí – con mi pulgar la estaba señalando. Estaba, correctamente, en la parte más alta de la ciudad. Lo cual era perfecto si quería probar aquella técnica. – Si tú ganas, me puedes pedir cualquier cosa. Si yo gano, lo mismo. Es válido usar cualquier medio para llegar – ”Seguro la sorprendo y obtengo la victoria fácilmente” – pensé con un cierto deje de arrogancia. Sky me permitía, literalmente, volar. Duraba poco, pero al estar cerca, era una distancia que podría llevar en pocos segundos. – ¿Aceptas? No te contengas, Hinori-chan. – Le dije con una sonrisa. Era una de las pocas cosas que se me ocurrían.
Sí aceptaba, no iba a dudar en salir volando. Activaría Sky y un aura verde me rodearía, de mi espalda surgirían dos alas y con ellas alzaría vuelo. Me apoyaría en los edificios para coger mayor velocidad y llegaría primero. Era coser y cantar, ella nunca se esperaría algo así y el camino era largo. No veía nada directo a la iglesia… Así que mi victoria estaba asegurada. En el proceso, iría pensando en que pedirle. ”Esto va a ser divertido” – pensé con calma mientras esperaba su respuesta. No iba a ser algo cansador y podríamos echar unas risas luego de esta pequeña competencia. Me crucé de brazos y le sonreí con tranquilidad… ¿Aceptaría?
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La morena pudo ver como el chico miraba hacia donde estaban los edificios, tenía algo de curiosidad por saber que planeaba. Entonces le dijo de realizar una carrera hacia la iglesia y vio que no estaba muy lejos para ella. Podía ir volando perfectamente y era bastante veloz en el aire. Llevaba tiempo desarrollando su técnica de vuelo y además no dijo nada de normas. Nada le impedía poder lanzarle un pequeño ataque de grado bajo para dejarle más alejado de la meta. Tal vez podía verse como juego un poco sucio pero podía ser demasiado divertido y además ella contaba con la ventaja de no llevar peso. A lo mejor aquellas espadas le entorpecían al chico lo justo. Pero la pregunta era ¿Qué habilidad tenía?
Demasiado raro era que la retase a una carrera sabiendo probablemente que ella podía volar. En ese momento le miró a los ojos con una sonrisa dulce que camuflaba sus intenciones. – Muy bien, Ushio-kun. Acepto la apuesta y haré cualquier cosa que desees si pierdo. – Una vez dijo aquello se preparó. Pudo ver cómo unas alas salían de su espalda y ella activó las suyas propias. Mientras que el plan del moreno había sido el de usar los edificios como apoyo, ella había pegado una patada imbuida en energía explosiva a un árbol. De ese modo salía disparada con un mayor impacto. Empezó a desplazarse a toda velocidad por el aire en línea recta a la par que el moreno.
Ahora llegaba su inocente plan. Mientras iba volando a toda velocidad se acercó al moreno un poco y lanzó un puñetazo al aire. Formó una onda de choque de las fuertes que ella sabía crear. Ésta se dirigió a toda velocidad hacia el chico con la intención de lanzarle de la trayectoria y desestabilizarlo. Entonces si lo lograba ella aprovecharía para aumentar su velocidad al máximo. Llegó a la iglesia enseguida y descendió quedando en el tejado de ésta sentada. A continuación miró para ver si había llegado la primera aunque su técnica debía de ser infalible. Habría tenido cuidado de ir moviéndose para que él no le cogiese el rebufo y eso podía predecirlo con su haki de observación. Había sido una maravilloso plan ¿Qué habría pasado? Solo debía esperar.
Demasiado raro era que la retase a una carrera sabiendo probablemente que ella podía volar. En ese momento le miró a los ojos con una sonrisa dulce que camuflaba sus intenciones. – Muy bien, Ushio-kun. Acepto la apuesta y haré cualquier cosa que desees si pierdo. – Una vez dijo aquello se preparó. Pudo ver cómo unas alas salían de su espalda y ella activó las suyas propias. Mientras que el plan del moreno había sido el de usar los edificios como apoyo, ella había pegado una patada imbuida en energía explosiva a un árbol. De ese modo salía disparada con un mayor impacto. Empezó a desplazarse a toda velocidad por el aire en línea recta a la par que el moreno.
Ahora llegaba su inocente plan. Mientras iba volando a toda velocidad se acercó al moreno un poco y lanzó un puñetazo al aire. Formó una onda de choque de las fuertes que ella sabía crear. Ésta se dirigió a toda velocidad hacia el chico con la intención de lanzarle de la trayectoria y desestabilizarlo. Entonces si lo lograba ella aprovecharía para aumentar su velocidad al máximo. Llegó a la iglesia enseguida y descendió quedando en el tejado de ésta sentada. A continuación miró para ver si había llegado la primera aunque su técnica debía de ser infalible. Habría tenido cuidado de ir moviéndose para que él no le cogiese el rebufo y eso podía predecirlo con su haki de observación. Había sido una maravilloso plan ¿Qué habría pasado? Solo debía esperar.
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Mi plan había resultado perfecto…. A medias. Hinori también podía volar y por si fuera poco, me alcanzó a los poco segundos. Y, no solo eso… Sino que también lanzó un ataque hacía mí y… ¡Me mandó a volar! Bueno… Técnicamente… Desvió mi trayectoria y terminé chocando contra el techo de una casa, no sin antes dar unas tres o cinco vueltas en el aire. ”Mierda…” – como pude traté de acelerar… Pero era tarde… Ella ya había llegado y yo había perdido. ¡¿Cómo había sido tan descuidado?! Fui un idiota al confiarme que ella no tendría una técnica igual a la mía, no tomé en consideración su velocidad… Nada…. Y, aparte, había sido lista al usar un ataque para desviar mi trayectoria.
No tardé mucho en llegar a donde ella estaba… Me senté a su lado mientras desactivaba mi técnica. Era un buen perdedor, aunque me costaba admitir cada vez que perdía, pero… Su victoria era inapelable. Suspiré con calma y me quedé mirando la ciudad un tiempo. Desde ahí podíamos verlo todo. Incluso, ver un poco de la Gray Terminal y, con algo de esfuerzo, ver las Montañas Corvo. ¿Cómo podían ser tan malditos de hacer tal vista gorda? Malditos nobles buenos para nada. Suspiré y apoyé mis manos atrás de mi espalda.
– Y… ¿Qué me vas a pedir? – Le pregunté con una sonrisa calmada. ”Y yo que quería ganar” – pensé con algo de tristeza… Debí haber usado el mismo juego sucio, pero… No se me ocurrió antes y ahora pagaba el precio. ¿Qué me pediría? No le tenía miedo a la vergüenza y podía hacer de todo. ”Aunque…” – iba pensando en todas las posibilidades que aquello implicaba. Desde desnudos públicos, lo cual no sería muy bonito ya que hacía algo de frío… O lo hacía donde estaba… En fin, de desnudos podía pasar a cantos, bailes extraños, besos… A lo cual me negaría solo porque apreciaba mi vida y no quería que Milena me asesinara. ”Bueno… Me quiere bajo tierra igual… Creo” – pensé con una sonrisa divertida. El “todo” era muy vasto y no sabía que me podía pedir. Guardé silencio, esperando su respuesta. ¿Qué iría a pasar?
No tardé mucho en llegar a donde ella estaba… Me senté a su lado mientras desactivaba mi técnica. Era un buen perdedor, aunque me costaba admitir cada vez que perdía, pero… Su victoria era inapelable. Suspiré con calma y me quedé mirando la ciudad un tiempo. Desde ahí podíamos verlo todo. Incluso, ver un poco de la Gray Terminal y, con algo de esfuerzo, ver las Montañas Corvo. ¿Cómo podían ser tan malditos de hacer tal vista gorda? Malditos nobles buenos para nada. Suspiré y apoyé mis manos atrás de mi espalda.
– Y… ¿Qué me vas a pedir? – Le pregunté con una sonrisa calmada. ”Y yo que quería ganar” – pensé con algo de tristeza… Debí haber usado el mismo juego sucio, pero… No se me ocurrió antes y ahora pagaba el precio. ¿Qué me pediría? No le tenía miedo a la vergüenza y podía hacer de todo. ”Aunque…” – iba pensando en todas las posibilidades que aquello implicaba. Desde desnudos públicos, lo cual no sería muy bonito ya que hacía algo de frío… O lo hacía donde estaba… En fin, de desnudos podía pasar a cantos, bailes extraños, besos… A lo cual me negaría solo porque apreciaba mi vida y no quería que Milena me asesinara. ”Bueno… Me quiere bajo tierra igual… Creo” – pensé con una sonrisa divertida. El “todo” era muy vasto y no sabía que me podía pedir. Guardé silencio, esperando su respuesta. ¿Qué iría a pasar?
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La chica pudo ver como el moreno se acercaba volando y le provocó una leve risa pues ya se esperaba algo así. Todavía debía aprender mucho de las carreras no como ella, bueno era la primera pero había ganado así que podía presumir. Su onda de choque había sido perfecta para desviarlo y además había conseguido llegar la primera en un reto que había propuesto él. Ya se sentía feliz y simplemente le sonrió de forma amable. A la chica ya solo le faltaba centrar un poco más en fuerza y estaría lista para afrontar a los enemigos más poderosos de todos. No tanto como a los del nivel de su capitán pero si algunos inferiores. Por el momento simplemente observó cómo se acercaba a ella.
Vio cómo se sentaba y ahora se quedó observándole con sus ojos blancos. De repente escuchó sus palabras y se quedó pensativa ¿Qué podía pedirle? No iba a ser nada que no le gustase. Ella no era así y nunca trataría de hacerle bromas pesadas a la gente que apreciaba. Simplemente se llevó las manos a las mejillas. Soltó un leve suspiro y ahora le dedicó una pequeña sonrisa amable. – Pues te pido que me digas que pensabas pedirme tú a mí, eso es todo. – Dijo de forma dulce. Era su reto y había elegido aquello, de modo que no podía reprocharle nada. Además si no era mucho seguramente ella lo hacía cómo diversión.
Clavó su mirada en la de él y se quedó mirándole de aquella forma tan agradable. Solía tener unos ojos que inspiraban confianza y seguridad. Ella siempre estaba dispuesta a ayudar a todo el mundo sin recibir nada a cambio. Muchos negaban que ella fuese una Markov pues era todo lo contrario a ellos pero en todas las familias había una oveja negra. Había resultado ser ella. Se moría de ganas de que el chico le dijera aquello, le parecía muy buena persona. Soltó un suspiro y le tomó despacio del brazo izquierdo colocando la cabeza en su hombreo despacio y cerrando los ojos. Se sentía bastante bien así y esperaba que no hubiese problemas. Notó ahora como una leve brisa agitaba ahora sus cabellos y simplemente se quedó esperando allí echada en él.
Vio cómo se sentaba y ahora se quedó observándole con sus ojos blancos. De repente escuchó sus palabras y se quedó pensativa ¿Qué podía pedirle? No iba a ser nada que no le gustase. Ella no era así y nunca trataría de hacerle bromas pesadas a la gente que apreciaba. Simplemente se llevó las manos a las mejillas. Soltó un leve suspiro y ahora le dedicó una pequeña sonrisa amable. – Pues te pido que me digas que pensabas pedirme tú a mí, eso es todo. – Dijo de forma dulce. Era su reto y había elegido aquello, de modo que no podía reprocharle nada. Además si no era mucho seguramente ella lo hacía cómo diversión.
Clavó su mirada en la de él y se quedó mirándole de aquella forma tan agradable. Solía tener unos ojos que inspiraban confianza y seguridad. Ella siempre estaba dispuesta a ayudar a todo el mundo sin recibir nada a cambio. Muchos negaban que ella fuese una Markov pues era todo lo contrario a ellos pero en todas las familias había una oveja negra. Había resultado ser ella. Se moría de ganas de que el chico le dijera aquello, le parecía muy buena persona. Soltó un suspiro y le tomó despacio del brazo izquierdo colocando la cabeza en su hombreo despacio y cerrando los ojos. Se sentía bastante bien así y esperaba que no hubiese problemas. Notó ahora como una leve brisa agitaba ahora sus cabellos y simplemente se quedó esperando allí echada en él.
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Suspiré con calma al escuchar su “pedido”. Era más bien, decirle que le hubiera pedido yo de ganar. La verdad, no era tan complejo ”Es difícil decirlo cuando no tienes la victoria para respaldarlo” – pensé con calma. Noté como es que ella me agarraba del hombro izquierdo y luego apoyaba su cabeza en él. Una brisa fresca recorría todo el lugar y era agradable. Era uno de esos momentos en los cuales uno podía estar tranquilo. Incluso, lograba ver toda la ciudad, cada calle, callejón, plaza, etc. Me sentía una especie de vigilante anónimo. Sí, eran nobles, los detestaba, pero si necesitaban ayuda… Lamentablemente, tenía que ayudarlos.
Verla a ella, de ese modo, incluso dudaba que ella misma fuera una Markov. Las cosas que hizo, las personas que hirió… El daño que ocasionó era incalculable e incluso su capitán había perdido a su mejor amigo. ¿Lo sabría? No podía evitar repetirme aquella pregunta, no podía evitar preguntarme una y otra vez si sabía que su primo había muerto. Que su capitán había salido lastimado y que Byakuro dio su vida por acabar con él. Quizás lo sabía y no le había afectado tanto, quizás no lo sabía y era feliz en la ignorancia. De las dos formas, al no tener certeza, no podía apostar a algo. Ni siquiera era mi responsabilidad…
– Pues… Te iba a pedir que me cocinaras – le dije con una sonrisa. Desde Jaya que me estaba muriendo de ganas de saber qué tan delicioso cocinaba. Desde esa maldita isla que me iba preguntando, día y noche, qué tan bien cocinaría ella. – Desde Jaya que me muero por probar uno de tus platos – ”Los de Taiga saben a mierda” – me ahorré ese comentario. Ninguno de los dos cocinaba… Pero, si hacíamos una competencia, él cocinaba peor. Por eso, muchas veces, hacíamos paradas innecesarias en algunas islas para comer algo… Comestible, sano y con un sabor distinto a mierda. – Eso es lo que te iba a pedir. – Solté un suave suspiro y me quedé esperando su respuesta. Era algo tan sencillo, pero, como era costumbre, mis nervios me traicionaban y hacían que mis palabras salieran a la fuerza. Pasaba, incluso, con Milena… A pesar de tener un grado más de complicidad…. O eso creía, claro. Con ella nunca se sabía.
Verla a ella, de ese modo, incluso dudaba que ella misma fuera una Markov. Las cosas que hizo, las personas que hirió… El daño que ocasionó era incalculable e incluso su capitán había perdido a su mejor amigo. ¿Lo sabría? No podía evitar repetirme aquella pregunta, no podía evitar preguntarme una y otra vez si sabía que su primo había muerto. Que su capitán había salido lastimado y que Byakuro dio su vida por acabar con él. Quizás lo sabía y no le había afectado tanto, quizás no lo sabía y era feliz en la ignorancia. De las dos formas, al no tener certeza, no podía apostar a algo. Ni siquiera era mi responsabilidad…
– Pues… Te iba a pedir que me cocinaras – le dije con una sonrisa. Desde Jaya que me estaba muriendo de ganas de saber qué tan delicioso cocinaba. Desde esa maldita isla que me iba preguntando, día y noche, qué tan bien cocinaría ella. – Desde Jaya que me muero por probar uno de tus platos – ”Los de Taiga saben a mierda” – me ahorré ese comentario. Ninguno de los dos cocinaba… Pero, si hacíamos una competencia, él cocinaba peor. Por eso, muchas veces, hacíamos paradas innecesarias en algunas islas para comer algo… Comestible, sano y con un sabor distinto a mierda. – Eso es lo que te iba a pedir. – Solté un suave suspiro y me quedé esperando su respuesta. Era algo tan sencillo, pero, como era costumbre, mis nervios me traicionaban y hacían que mis palabras salieran a la fuerza. Pasaba, incluso, con Milena… A pesar de tener un grado más de complicidad…. O eso creía, claro. Con ella nunca se sabía.
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La chica sonrió al escucharle pero en ese momento no pudo evitar soltar una leve risa al escuchar que estaba mal formulada. De aquella forma parecía que deseaba ser cocinado él y ella no solía hacer a personas humanas. Echarle nata montada en los pezones y meterle una cereza en la boca podía ser divertido. Después rellenarle por la parte trasera de caramelo y servírselo a Dexter. No, eso era demasiado enfermizo y a la pobre le dio un escalofrío enorme por todo el cuerpo. Por allí no podía hacer nada y la verdad es que a su barco no podía llevarle de ninguna forma. Era todo muy complicado para poder hacerlo y no tenía ni idea de cómo solucionar aquel pequeño problema que se había presentado ahora.
Apretó un poco su brazo pegándose más al sentir un poco de frío y después soltó un leve suspiro mientras miraba el paisaje. – No hay sitio dónde pueda hacerlo ahora. A mi barco no puedo llevarte y aquí no tengo una casa. Tampoco tengo mis recetas aquí ni mis ingredientes secretos. – Dijo ahora con un tono tranquilo mientras le miraba de reojo. Sentía algo de protección allí con él. Le cogía confianza muy rápido a la gente y lo había hecho con el espadachín. De hecho ahora comenzó a jugar con curiosidad con su dedo índice tocando la vaina de una de las katanas tranquilamente. Su melena volvió a ser agitada por una leve brisa.
No tenía ni idea de qué poder hacer pues estaba bastante a gusto con el moreno allí sentada mirando las alturas. En ese momento se quedó mirándole a los ojos de forma amable. – ¿Recuerdas cuando te curé las heridas en Jaya? Gritaste un poco pero aguantaste hehehehe… me hizo gracia tener a un chico sin camiseta gritando delante de mí. – Dijo aquello soltando una leve carcajada pues había sido muy extraña y le recordaba a una escena para adultos dónde la malvada enfermera introducía crías de ratas a aquel hombre por un sitio oscuro. Recordó tener pesadillas esa noche al haber visto aquello en aquel cine público que estaba abierto. Lo pasó realmente mal pero ahora había imaginado al chico como protagonista. – ¡Oh! Ya sé ¿Te puedo hacer una masaje, Ushio-kun? – Dijo de forma ilusionada mirándole a los ojos con una sonrisa.
Apretó un poco su brazo pegándose más al sentir un poco de frío y después soltó un leve suspiro mientras miraba el paisaje. – No hay sitio dónde pueda hacerlo ahora. A mi barco no puedo llevarte y aquí no tengo una casa. Tampoco tengo mis recetas aquí ni mis ingredientes secretos. – Dijo ahora con un tono tranquilo mientras le miraba de reojo. Sentía algo de protección allí con él. Le cogía confianza muy rápido a la gente y lo había hecho con el espadachín. De hecho ahora comenzó a jugar con curiosidad con su dedo índice tocando la vaina de una de las katanas tranquilamente. Su melena volvió a ser agitada por una leve brisa.
No tenía ni idea de qué poder hacer pues estaba bastante a gusto con el moreno allí sentada mirando las alturas. En ese momento se quedó mirándole a los ojos de forma amable. – ¿Recuerdas cuando te curé las heridas en Jaya? Gritaste un poco pero aguantaste hehehehe… me hizo gracia tener a un chico sin camiseta gritando delante de mí. – Dijo aquello soltando una leve carcajada pues había sido muy extraña y le recordaba a una escena para adultos dónde la malvada enfermera introducía crías de ratas a aquel hombre por un sitio oscuro. Recordó tener pesadillas esa noche al haber visto aquello en aquel cine público que estaba abierto. Lo pasó realmente mal pero ahora había imaginado al chico como protagonista. – ¡Oh! Ya sé ¿Te puedo hacer una masaje, Ushio-kun? – Dijo de forma ilusionada mirándole a los ojos con una sonrisa.
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Mierda…. No podía hacerlo ahora. ¿Cambiaría un poco si le decía que conocía a su capitán? Me moría de ganas de probar una comida de ella. Era como…. El santo grial… O así me lo imaginaba. Pensé en comprar todo lo que necesitara, en derrochar toda mi estúpida fortuna por uno de sus platos, a fin de cuentas, podía recuperarlo gracias a mi mejor amigo el gran cazador Taiga. Que no sabía nada de navegación y era casi un tonto sin remedio… Pero me daba dinero. ”A veces eres tan malo con él…. Bueno… Da igual” – así eran, normalmente, las relaciones entre los mejores amigo. Donde uno le tiraba pura mierda al otro y viceversa.
Noté como es que Hinori jugaba con la vaina de una de mis espadas. La verdad, aquella chica era de mucha confianza… ”Como casi todos tus amigos, vaya” – me dije a mí mismo. Sí, normalmente, atraía puros problemas, pero… A veces, atraía a la gente correcta. No había fallado aún y me hacía sentir casi alagado. Ella me hizo recordar aquella vez donde me curó en Jaya y donde grité mucho. Aquel maldito me había hecho una fea herida y de no ser por Hinori, la verdad, me hubiera quedado una buena cicatriz. Finalmente, me preguntó si me podía hacer un masaje. Era una buena idea, me notaba algo tenso últimamente al no saber qué carajos hacer con mi vida. Y eso había provocado ciertos nudos en mi cuello y espalda.
– Claro. No me vendría mal un masaje… ¿Quieres que me saque algo? ¿Mis espadas? – al menos las que estaban a mis espaldas, podían a ser molestas. No esperé su respuesta y me las saqué. Las dejé a un lado, con cuidado que no se cayeran. Sea lo que sea que tuviera planeado, solo me dejaría llevar por sus instrucciones. – Oh… ¿Sabes? Hace un tiempo me encontré a tu capitán – empecé a decir con calma. Obviamente, no le iba a decir donde lo había hecho… Para que no levantara muchas sospechas. – Es un gran sujeto… Si hay alguna banda a la que me quiero meter, es a esa. – Dije con una sonrisa. Dexter era el modelo a seguir que había tomado. Dranser, en cambio, era la meta que había tomado. Entre ellos dos, esperaba lograr lo mejor de mí. Guardé silencio y esperé sus instrucciones como su respuesta. ¿Qué me diría?
Noté como es que Hinori jugaba con la vaina de una de mis espadas. La verdad, aquella chica era de mucha confianza… ”Como casi todos tus amigos, vaya” – me dije a mí mismo. Sí, normalmente, atraía puros problemas, pero… A veces, atraía a la gente correcta. No había fallado aún y me hacía sentir casi alagado. Ella me hizo recordar aquella vez donde me curó en Jaya y donde grité mucho. Aquel maldito me había hecho una fea herida y de no ser por Hinori, la verdad, me hubiera quedado una buena cicatriz. Finalmente, me preguntó si me podía hacer un masaje. Era una buena idea, me notaba algo tenso últimamente al no saber qué carajos hacer con mi vida. Y eso había provocado ciertos nudos en mi cuello y espalda.
– Claro. No me vendría mal un masaje… ¿Quieres que me saque algo? ¿Mis espadas? – al menos las que estaban a mis espaldas, podían a ser molestas. No esperé su respuesta y me las saqué. Las dejé a un lado, con cuidado que no se cayeran. Sea lo que sea que tuviera planeado, solo me dejaría llevar por sus instrucciones. – Oh… ¿Sabes? Hace un tiempo me encontré a tu capitán – empecé a decir con calma. Obviamente, no le iba a decir donde lo había hecho… Para que no levantara muchas sospechas. – Es un gran sujeto… Si hay alguna banda a la que me quiero meter, es a esa. – Dije con una sonrisa. Dexter era el modelo a seguir que había tomado. Dranser, en cambio, era la meta que había tomado. Entre ellos dos, esperaba lograr lo mejor de mí. Guardé silencio y esperé sus instrucciones como su respuesta. ¿Qué me diría?
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La chica asintió cuando él dijo lo de las espadas pues si no era así la iban a estorbar muchísimo. Ahora debía centrarse en hacerlo bien para que Ushio pudiese estar feliz ante todo. No quería que se llevase una mala impresión de ella. Tampoco esperaba que se cayeran del tejado o el golpe para él iba a ser monumental. Ella por su parte simplemente se quedaría volando viendo como se comía el suelo para luego ir a atenderle y ver si estaba bien. La altura era considerable a decir verdad. De todas formas si él había volado tal vez podía hacerlo de nuevo y por ello no debía de haber preocupaciones. De todas formas iba a mantener bien el equilibrio para que no hubiese accidentes.
Notó como apartaba sus espadas. Sin decirle nada simplemente colocó sus manos en los hombros de él y le retiró la camiseta para después ponerla a un lado. Finalmente le pidió que se tumbase bocabajo. Cuando estuvo allí escuchó sus palabras y quedó un poco sorprendida. No sabía que conociese a Dexter-sama y por ello sonrió de forma amable. Lo de unirse a la banda la hizo mirarle de forma ilusionada. – Eso sería genial. Yo hago la comida cada día para todos. De hecho así podría cuidarte bien para que no te pasase nada. – Dijo ahora de forma protectora con cierto toque dulce para después prepararse. Ella solía ser así siempre y si estaban en la misma banda siempre podían estar juntos y entrenar los dos. Además también podían jugar a juegos de mesa o de preguntas. También hacer fiestas y dormir en la misma habitación.
La morena tenía un modo de pensar muy abierto y divertido. Le gustaba pasárselo bien con sus amigos ante todo y disfrutar la vida. De repente se sentó despacio en la parte baja de la espalda del moreno y con sus manos comenzó a acariciar sus hombros despacio. Apretaba en ellos de forma tranquila para hacerle sentir mejor en esa zona. De hecho se agachó un poco para centrarse mejor en ellos. Sin embargo no se dio cuenta de que sus pechos quedaron pegados a la espalda del chico y se movían por él mientras continuaba con el masaje. – Parece que te han pisoteado diez elefantes… – Dijo en un tono calmado mientras continuaba con aquello depositando su rodilla derecha sobre la pierna del chico en una postura demasiado rara. Los masajes los hacía bien pero las posturas que le venían a la mente eran la envidia de hasta los pulpos.
Notó como apartaba sus espadas. Sin decirle nada simplemente colocó sus manos en los hombros de él y le retiró la camiseta para después ponerla a un lado. Finalmente le pidió que se tumbase bocabajo. Cuando estuvo allí escuchó sus palabras y quedó un poco sorprendida. No sabía que conociese a Dexter-sama y por ello sonrió de forma amable. Lo de unirse a la banda la hizo mirarle de forma ilusionada. – Eso sería genial. Yo hago la comida cada día para todos. De hecho así podría cuidarte bien para que no te pasase nada. – Dijo ahora de forma protectora con cierto toque dulce para después prepararse. Ella solía ser así siempre y si estaban en la misma banda siempre podían estar juntos y entrenar los dos. Además también podían jugar a juegos de mesa o de preguntas. También hacer fiestas y dormir en la misma habitación.
La morena tenía un modo de pensar muy abierto y divertido. Le gustaba pasárselo bien con sus amigos ante todo y disfrutar la vida. De repente se sentó despacio en la parte baja de la espalda del moreno y con sus manos comenzó a acariciar sus hombros despacio. Apretaba en ellos de forma tranquila para hacerle sentir mejor en esa zona. De hecho se agachó un poco para centrarse mejor en ellos. Sin embargo no se dio cuenta de que sus pechos quedaron pegados a la espalda del chico y se movían por él mientras continuaba con el masaje. – Parece que te han pisoteado diez elefantes… – Dijo en un tono calmado mientras continuaba con aquello depositando su rodilla derecha sobre la pierna del chico en una postura demasiado rara. Los masajes los hacía bien pero las posturas que le venían a la mente eran la envidia de hasta los pulpos.
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Seguí sus instrucciones al pie de la letra. Me sacó la camiseta, la dejó a un lado y luego, finalmente, me hizo tumbarme boca abajo. Escuché sus palabras y, aunque no estaba seguro, podía sentir el tono de ilusión que tenía. Le parecía una gran idea que estuviera con ellos, así me podría cocinar y también cuidar mejor de mí. ”No soy yo al que deberían de proteger” – pensé mientras recordaba a Dexter. ¿Cómo estaría? Era imposible no preocuparme por su estado mental. Era, cuanto menos, alguien muy fuerte físicamente… Pero su mente le podía jugar en contra. Era él la principal preocupación de sus nakamas, no yo…
Dejé de pensar en esas estupideces cuando empecé a sentir el masaje. Las manos de Hinori tenían un talento natural para eso… Aunque, cuando sentí sus pechos moverse en mi espalda, no pude evitar sonrojarme y ponerme al rojo vivo. Luego, sentí su rodilla en mi pierna. ¿Qué carajos era esa posición? Por suerte, no me podía ver de espaldas y así no se burlaría de mi por estar como un tomate. Me faltaba poco, en todo caso, para echar humo por la cabeza y todo. Pero… La sensación de relajo y como mis músculos volvían a estar en su forma, me hizo ir, no olvidando, sino que calmando todo lo que iba sintiendo. ”Me creo muy fuerte, pero las mujeres son mi debilidad número uno” – suspiré con calma mientras iba viendo la ciudad. La verdad… Si me caía, el golpe iba a ser tremendo… Bueno, había sobrevivido a cosas peores.
– Pues… Espero encontrarme luego con Dexter – empecé a decir con un tono calmado. La verdad, unirme a la banda de un Shichibukai, haría dos cosas: Que todos mis delitos se perdonen, (la Marina era experta en inventarse cosas del culo para joderse a los piratas) y también que mi viaje con Taiga fuera más tranquilo. Ya suficiente era tener que lidiar con Imperium, como para que todos los idiotas vinieran por mi cabeza. – Por ahora, solo protégelo… Ha sufrido bastante últimamente. – Le dije con cierta preocupación. Sin más… seguí disfrutando de aquellas manos divinas. Sí, seguramente, ahora era la envidia de hasta aquel perro que se paseaba por las calles, pero… No podía negar que lo necesitaba.
Dejé de pensar en esas estupideces cuando empecé a sentir el masaje. Las manos de Hinori tenían un talento natural para eso… Aunque, cuando sentí sus pechos moverse en mi espalda, no pude evitar sonrojarme y ponerme al rojo vivo. Luego, sentí su rodilla en mi pierna. ¿Qué carajos era esa posición? Por suerte, no me podía ver de espaldas y así no se burlaría de mi por estar como un tomate. Me faltaba poco, en todo caso, para echar humo por la cabeza y todo. Pero… La sensación de relajo y como mis músculos volvían a estar en su forma, me hizo ir, no olvidando, sino que calmando todo lo que iba sintiendo. ”Me creo muy fuerte, pero las mujeres son mi debilidad número uno” – suspiré con calma mientras iba viendo la ciudad. La verdad… Si me caía, el golpe iba a ser tremendo… Bueno, había sobrevivido a cosas peores.
– Pues… Espero encontrarme luego con Dexter – empecé a decir con un tono calmado. La verdad, unirme a la banda de un Shichibukai, haría dos cosas: Que todos mis delitos se perdonen, (la Marina era experta en inventarse cosas del culo para joderse a los piratas) y también que mi viaje con Taiga fuera más tranquilo. Ya suficiente era tener que lidiar con Imperium, como para que todos los idiotas vinieran por mi cabeza. – Por ahora, solo protégelo… Ha sufrido bastante últimamente. – Le dije con cierta preocupación. Sin más… seguí disfrutando de aquellas manos divinas. Sí, seguramente, ahora era la envidia de hasta aquel perro que se paseaba por las calles, pero… No podía negar que lo necesitaba.
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La morena alzó una ceja cuando dijo que su capitán había sufrido mucho últimamente. No sabía a que se estaba refiriendo. Si era algo que él le había ocultado seguramente se enfadaría muchísimo pero si era una tontería no tenía por qué enfadarse. De todas formas decidió dejar ese asunto y simplemente asintió. – Pues eso haré. Siempre intento cuidar a los míos. Por eso si pasas a ser un Blue Rose serías también alguien al que debo cuidar. – Una vez dijo eso notó otra brisa la mar de agradable. Al estar tan alto eran ellos los que las recibían antes que los de abajo. Era algo que los nobles no podían comprar. A no ser que subiesen más alto.
Ella continuó con el masaje de forma calmada, moviendo las manos por su espalda y hombros. Estaba bastante tranquila a decir verdad. – De modo que procura no meterte en muchos líos. Para cualquier cosa que necesites estaré aquí para ayudarte. – De repente se quedó callada unos momentos mientras continuaba con aquello. En ese momento depositó los labios en su hombro derecho y se quedó pegada allí ¿Qué había pasado entonces? – Zzzz… zzzz… zzzz… – Llevaba unos días sin parar de viajar y se había quedado dormida. Su cabeza cayó con la boca abierta sobre él y parecía que le estaba mordiendo.
Sus senos quedaron pegados totalmente a él y ahora estaba encima con las manos en sus costados. Era lo que pasaba cuando se dormía en posturas extrañas. De hecho ahora empezó a respirar un poco más fuerte debido a que estaba frita. Parecía una escena muy adorable pues ella era demasiado mona. Después de estar en aquella isla debía de ir a Reino Sakura para ver cómo estaba el tema del frío por allí. Lo prefería antes que el calor claramente. Sin embargo no pensaba pisar Arabasta en muchísimo tiempo, era demasiado horrible. Había centenares de islas mucho mejores. – Mmmm… – Hizo un sonidito parecido a un pequeño jadeo pero la pobre estaba durmiendo. Realmente estaba soñando con estar tumbada rodeada de flores gigantes que le hacía masajes a ella.
Ella continuó con el masaje de forma calmada, moviendo las manos por su espalda y hombros. Estaba bastante tranquila a decir verdad. – De modo que procura no meterte en muchos líos. Para cualquier cosa que necesites estaré aquí para ayudarte. – De repente se quedó callada unos momentos mientras continuaba con aquello. En ese momento depositó los labios en su hombro derecho y se quedó pegada allí ¿Qué había pasado entonces? – Zzzz… zzzz… zzzz… – Llevaba unos días sin parar de viajar y se había quedado dormida. Su cabeza cayó con la boca abierta sobre él y parecía que le estaba mordiendo.
Sus senos quedaron pegados totalmente a él y ahora estaba encima con las manos en sus costados. Era lo que pasaba cuando se dormía en posturas extrañas. De hecho ahora empezó a respirar un poco más fuerte debido a que estaba frita. Parecía una escena muy adorable pues ella era demasiado mona. Después de estar en aquella isla debía de ir a Reino Sakura para ver cómo estaba el tema del frío por allí. Lo prefería antes que el calor claramente. Sin embargo no pensaba pisar Arabasta en muchísimo tiempo, era demasiado horrible. Había centenares de islas mucho mejores. – Mmmm… – Hizo un sonidito parecido a un pequeño jadeo pero la pobre estaba durmiendo. Realmente estaba soñando con estar tumbada rodeada de flores gigantes que le hacía masajes a ella.
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Hinori aseguró que, si eventualmente formaba parte de su banda, ella también cuidaría de mí. Suspiré con calma y luego me pidió que no me metiera en muchos líos para que ella pudiera cuidar de mí. Su sentido de protección, de amistad y de responsabilidad, era lejos… El máximo nivel de expresión. Aún no conocía a nadie tan fiel como ella y Dexter debía estar agradecido de tenerla como nakama. Quizás no era tan fuerte como él, pero podía delegar funciones en ella y, seguramente, las cumpliría. Otra brisa impactó en nosotros y todo estaba bien. Hasta que… Noté una inusual presión en mi espalda y como sus dos manos estaban a mi costado. ”No jodas…” – se había quedado dormida. ¿Cansancio? Era lo más probable.
– Bueno… Ahora… ¿Qué hago? – Si estaba muerta del cansancio, debía descansar en un sitio cómodo y no en mi espalda. Aparte… Aquí arriba ambos podíamos coger algún resfrío o algo peor. Suspiré con calma, puse mis dos manos por debajo de sus glúteos, y me levanté con calma. Con mi mano derecha, agarré mis dos espadas y con la izquierda, mi camiseta. Obviamente, sin soltar a Hinori. ”Aquí voy” – activé Tora y un aura roja me empezó a rodear el cuerpo. Con eso, lograría aguantar el salto que iba a dar. Sin pensarlo dos veces… Me impulsé hacía adelante y aterricé en el suelo con elegancia. ”Que no se despierte…” – Me la acomodé en mi espalda y empecé a caminar. Debía encontrar alguna posada o algún lugar donde dejarla.
– Se sobre esfuerza tanto… – empecé a decir con calma. Quizás se despertaría a medio camino, no lo sabía y poco me importaba, la verdad… – Siempre piensa en los otros y no en ella primero – ¿en serio era una Markov? Ni yo me lo creía… Era imposible de creer. Derian era su primo, pero era totalmente diferente a ella. – Maldito seas, Dexter. Como no la protejas, juro que te partiré el culo. – Sonreí con calma y seguí caminado por las calles de aquella ciudad.
– Bueno… Ahora… ¿Qué hago? – Si estaba muerta del cansancio, debía descansar en un sitio cómodo y no en mi espalda. Aparte… Aquí arriba ambos podíamos coger algún resfrío o algo peor. Suspiré con calma, puse mis dos manos por debajo de sus glúteos, y me levanté con calma. Con mi mano derecha, agarré mis dos espadas y con la izquierda, mi camiseta. Obviamente, sin soltar a Hinori. ”Aquí voy” – activé Tora y un aura roja me empezó a rodear el cuerpo. Con eso, lograría aguantar el salto que iba a dar. Sin pensarlo dos veces… Me impulsé hacía adelante y aterricé en el suelo con elegancia. ”Que no se despierte…” – Me la acomodé en mi espalda y empecé a caminar. Debía encontrar alguna posada o algún lugar donde dejarla.
– Se sobre esfuerza tanto… – empecé a decir con calma. Quizás se despertaría a medio camino, no lo sabía y poco me importaba, la verdad… – Siempre piensa en los otros y no en ella primero – ¿en serio era una Markov? Ni yo me lo creía… Era imposible de creer. Derian era su primo, pero era totalmente diferente a ella. – Maldito seas, Dexter. Como no la protejas, juro que te partiré el culo. – Sonreí con calma y seguí caminado por las calles de aquella ciudad.
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La chica continuaba echada en la espalda con los ojos totalmente cerrados y durmiendo tranquilamente. Después de haber estado por Banaro había vuelto realmente cansada de todo lo que había tenido que hacer allí. No muchas chicas estaban acostumbradas a viajar a tantos sitios en tan poco tiempo y por ello estaba molida. Había notado un leve golpe pero no hizo caso ni se despertó, continuó durmiendo tranquilamente echada en el espadachín. Después de haber conocido a Qui Gon y haber peleado con aquellos criminales, había usado todos sus poderes en la taberna. Dónde todos empezaron a reírse de ella por su cuerpo, allí perdió los papeles usando sus poderes al máximo.
Había viajado además volando de isla en isla y había llegado allí sin ni siquiera descansar nada de nada. Tampoco había comido y aquello era mucho peor pues estar sin reservas podía ser realmente peligroso. Poco a poco abrió los ojos despacio pero no iba a decir que estaba despierta. Dijo que como Dexter no la protegiera le iba a partir el culo. No pudo evitar contener una carcajada y pensó en aquel espadachín besando a su capitán y diciéndole aquella frase mientras se pegaba más a él de forma sensual. De todas formas veía más al dragón de dominante pero ahora sonrió de forma dulce y volvió a dormirse lentamente en los hombros mientras se agarraba bien.
Si les veían no podrían decir nada malo. Los nobles de allí realmente apestaban y algún día serían derrotados por alguien. La tiranía del dinero era horrible sin duda alguna y solía corromper a la gente a la mínima. No había visto mucho de aquella isla pero el viaje había merecido la pena solo por la carrera en la que había vencido al moreno con facilidad. Siempre apreciaría sus preciosas ondas de choque. Aquella técnica de su estilo dragón era fantástica y en pleno aire resultaba ser eficaz. De todas formas le gustaba más hacerla en tierra firme para los combates. No pudo evitar sonreír estando dormida y finalmente se dejó llevar mientras soñaba tranquilamente. El día había estado bastante bien y no podía quejarse de nada de lo que había pasado.
Había viajado además volando de isla en isla y había llegado allí sin ni siquiera descansar nada de nada. Tampoco había comido y aquello era mucho peor pues estar sin reservas podía ser realmente peligroso. Poco a poco abrió los ojos despacio pero no iba a decir que estaba despierta. Dijo que como Dexter no la protegiera le iba a partir el culo. No pudo evitar contener una carcajada y pensó en aquel espadachín besando a su capitán y diciéndole aquella frase mientras se pegaba más a él de forma sensual. De todas formas veía más al dragón de dominante pero ahora sonrió de forma dulce y volvió a dormirse lentamente en los hombros mientras se agarraba bien.
Si les veían no podrían decir nada malo. Los nobles de allí realmente apestaban y algún día serían derrotados por alguien. La tiranía del dinero era horrible sin duda alguna y solía corromper a la gente a la mínima. No había visto mucho de aquella isla pero el viaje había merecido la pena solo por la carrera en la que había vencido al moreno con facilidad. Siempre apreciaría sus preciosas ondas de choque. Aquella técnica de su estilo dragón era fantástica y en pleno aire resultaba ser eficaz. De todas formas le gustaba más hacerla en tierra firme para los combates. No pudo evitar sonreír estando dormida y finalmente se dejó llevar mientras soñaba tranquilamente. El día había estado bastante bien y no podía quejarse de nada de lo que había pasado.
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