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Peste se despertado por el fuerte ruido incesante de las voces de los comerciantes, los cuales no paraban de gritar a los visitante y transportaban las mercancías con sus pesados carromatos. Con pereza, fue abriendo poco a poco los ojos y con mucho pesar comprobó que era de día. Aunque él se encontraba en un lugar lúgubre, podría ser un callejón por ejemplo. Al intentar ponerse en pie, la fuerte resaca retumbo en su cabeza y por poco se cae con la decenas de litronas vacías que había a su alrededor.
-Que cojones...- el dolor de cabeza le impedía recordar lo que había hecho la noche anterior. No sabía que había pasado, tenía una leve amnesia. Se hurgó en los bolsillos en busca de alguna pista, aunque en el fondo esperaba encontrar tabaco. Pero no encontró nada, bueno nada de tabaco. Lo único que había en sus bolsillos era un papel que ponía: “El zapato aguardiente”, acompañado por el dibujo de un unicornio rosado dando por detrás a un rinoceronte azul celeste.
-Puta mierda... ¿qué cojones es esto?- dijo mientras miraba con cara de asco la tarjetita. Se estiro como pudo, con su único brazo y después hecho a caminar entre la multitud. La gente le miraba con cara de terror y algunos se alejaban de él a su paso. La verdad que tenía una pinta desastrosa. Lleno de mierda, oliendo a pis de gato, con ojeras enormes y sin un brazo. Parecía un mendigo de la iglesia. Al él en ese momento le daba igual. Estaba luchando con los demonios de su cabeza, y con los ojos medio cerrados por culpa del sol.
De repente, se paró en seco y con la vista cansada busco una fuente cercana. Pues la boca le sabía a vómito, y no te quería ni decir como le olía. Tras no encontrar su objetivo, decidió acercarse a un niño con tan malas pintas como él.
-Oyes chaval. Tengo sed, ¿dónde puedo llenarme el gaznate?-dijo Peste lo más arrogante que pudo.
-Si tiene dinero, aquí a la vuelta de la esquina ahí un bar.- dijo el muchacho que estaba pidiendo en el suelo.
-¿No será el zapato aguardiente?- dijo mientras miraba las pocas monedas que estaba en una latita al lado del muchacho. El chico afirmo con la cabeza asustado mientras miraba a Peste observando sus monedas. Peste le puso el pie en el pecho al muchacho y con cuidado se fue agachando hasta coger las monedas con su única mano. El chico que parecía lisiado de las piernas intentaba que no le robaran, pero Peste le hacia fuerza contra la pared para que no pudiera.
-Que cojones...- el dolor de cabeza le impedía recordar lo que había hecho la noche anterior. No sabía que había pasado, tenía una leve amnesia. Se hurgó en los bolsillos en busca de alguna pista, aunque en el fondo esperaba encontrar tabaco. Pero no encontró nada, bueno nada de tabaco. Lo único que había en sus bolsillos era un papel que ponía: “El zapato aguardiente”, acompañado por el dibujo de un unicornio rosado dando por detrás a un rinoceronte azul celeste.
-Puta mierda... ¿qué cojones es esto?- dijo mientras miraba con cara de asco la tarjetita. Se estiro como pudo, con su único brazo y después hecho a caminar entre la multitud. La gente le miraba con cara de terror y algunos se alejaban de él a su paso. La verdad que tenía una pinta desastrosa. Lleno de mierda, oliendo a pis de gato, con ojeras enormes y sin un brazo. Parecía un mendigo de la iglesia. Al él en ese momento le daba igual. Estaba luchando con los demonios de su cabeza, y con los ojos medio cerrados por culpa del sol.
De repente, se paró en seco y con la vista cansada busco una fuente cercana. Pues la boca le sabía a vómito, y no te quería ni decir como le olía. Tras no encontrar su objetivo, decidió acercarse a un niño con tan malas pintas como él.
-Oyes chaval. Tengo sed, ¿dónde puedo llenarme el gaznate?-dijo Peste lo más arrogante que pudo.
-Si tiene dinero, aquí a la vuelta de la esquina ahí un bar.- dijo el muchacho que estaba pidiendo en el suelo.
-¿No será el zapato aguardiente?- dijo mientras miraba las pocas monedas que estaba en una latita al lado del muchacho. El chico afirmo con la cabeza asustado mientras miraba a Peste observando sus monedas. Peste le puso el pie en el pecho al muchacho y con cuidado se fue agachando hasta coger las monedas con su única mano. El chico que parecía lisiado de las piernas intentaba que no le robaran, pero Peste le hacia fuerza contra la pared para que no pudiera.
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Había llegado a una nueva isla y paseaba por una de sus ciudades sin un objetivo fijo, tenía un objetivo si, pero este solo podía resolverse mediante la casualidad o un milagro ya que estaba buscando a un grupo de gente y me estaba dando cuenta que, aunque poco a poco iba descubriendo el nuevo mundo que se extendía ante mis ojos y por ahora todo lo que había encontrado era de mi agrado hasta que al llegar a las cercanías de un establecimiento, del que no podía ver el nombre, vi algo que nunca había visto, la inmundicia humana. Vi como un tipo vestido con harapos y manco estaba intentando robar a un pobre chico que pedía al lado del establecimiento, me fui acercando a ambos individuos y conforme me acercaba, un olor nauseabundo comenzó a impregnar el ambiente, hasta que llegue a la espalda del ladrón y el aire se hizo irrespirable aunque por eso no había que perder la cortesía:
- Caballero ¿sería tan amable de devolverle el dinero al chico?
- Caballero ¿sería tan amable de devolverle el dinero al chico?
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Peste se volteó despacio al escuchar la voz de un sujeto que le hablaba educadamente, llamándole "caballero" ¿enserio? Aquello parecía más bien un insulto viéndole con las pintas que llevaba. Peste le observo de arriba a abajo pensando que era alguien de la justicia, como un marine o algún soldado. Pero en vez de eso encontró a un chaval enclenque de pelo castaño y largo, con unas ropas más limpias sin duda que las suyas. Peste volvió la vista al chico que estaba pisando (el cual seguía intentando escapar) y dio un largo suspiro, decidió que le dolía demasiado la cabeza para meterse en una pelea con aquel tipejo molesto por unos cuantos berries.
Apretó con rabia el pecho del muchacho.-Te has librado, parece que tienes un ángel de la guarda.- al decir aquello con una voz fría como el hielo fue dejando una a una las monedas en la latita, las cuales producían un sonido peculiar al caer dentro. Eso sí, no penséis que Peste le dio todas. Era una rata astuta y ágil, pues con su maña consiguió quedarse algunas monedas. Después de aquello, Peste le quitó el pie de encima al chico, y este aterrado, se llevo las manos al pecho empezó a llorar silenciosamente.
-Venga ya, chaval. Tampoco te he apretado tan fuerte.- dijo levantando una ceja observando el patético comportamiento del chico y bueno, intentando animarlo para que no creara un alboroto. En ese momento, recordó al tipo que le había jodido el día. Peste se volteó un poco furioso y dijo:
-¡Eh,tú! Ahora te encargaras tú de mi manutención. Como puedes ver no tengo ni un centavo y necesito comer algo.- se llevó la mano a su delgada tripa, se podría decir que intentaba dar pena.
- Puedo hacer algún trabajo para ti o ayudarte en algo. Ya ves que para un gyojin como yo es difícil encontrar trabajo.- enseñándole el muñón del hombro. Siguió diciéndole palabras sin fondo mientras poco a poco se iba acercando al tipo con los buenos ropajes y con rostro de ángel. Peste intentaba ser su amigo o aliado, aunque lo que pensaba realmente era llevarle a algún callejón y matarle, para poder conseguir cada una de sus pertenencias (dinero, ropas, armas...)
Apretó con rabia el pecho del muchacho.-Te has librado, parece que tienes un ángel de la guarda.- al decir aquello con una voz fría como el hielo fue dejando una a una las monedas en la latita, las cuales producían un sonido peculiar al caer dentro. Eso sí, no penséis que Peste le dio todas. Era una rata astuta y ágil, pues con su maña consiguió quedarse algunas monedas. Después de aquello, Peste le quitó el pie de encima al chico, y este aterrado, se llevo las manos al pecho empezó a llorar silenciosamente.
-Venga ya, chaval. Tampoco te he apretado tan fuerte.- dijo levantando una ceja observando el patético comportamiento del chico y bueno, intentando animarlo para que no creara un alboroto. En ese momento, recordó al tipo que le había jodido el día. Peste se volteó un poco furioso y dijo:
-¡Eh,tú! Ahora te encargaras tú de mi manutención. Como puedes ver no tengo ni un centavo y necesito comer algo.- se llevó la mano a su delgada tripa, se podría decir que intentaba dar pena.
- Puedo hacer algún trabajo para ti o ayudarte en algo. Ya ves que para un gyojin como yo es difícil encontrar trabajo.- enseñándole el muñón del hombro. Siguió diciéndole palabras sin fondo mientras poco a poco se iba acercando al tipo con los buenos ropajes y con rostro de ángel. Peste intentaba ser su amigo o aliado, aunque lo que pensaba realmente era llevarle a algún callejón y matarle, para poder conseguir cada una de sus pertenencias (dinero, ropas, armas...)
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Parece que mis palabras surgieron efecto en aquel horripilante ser y le devolvió las monedas, al pobre chico al que, cuando pude verlo mejor vi que al hombre le faltaba un brazo y al niño al que le había robado las dos piernas. Si, se podía decir que ne había dado de bruces con la mas cruda realidad de aquel mundo desconocido para mi. Cuando el sujeto dejo de presionar al chico contra la pared pude oír como sollozaba, mientras el otro tipo le decía que no le había apretado tan fuerte como para que llorara a lo que respondí:
- Algo me dice que no llora solo por su dolor físico, sino por el emocional también el chico debe ser víctima de alguna desgracia al igual que usted- dije mientras miraba al lugar donde debía de haber un brazo- y quizás las monedas que usted le quitó le servían para sobrevivir.
Después de eso aquel hombre se giró hacía mi y me dijo de malos modos que ahora me encargaría yo de su manutención, quizás para algunos este sería el momento perfecto para sacar un arma y amenazarle con ella, pero aunque las llevaba en la mochila que portaba a mi espalda, mi primera arma era el diálogo:
- ¿Y cree usted, que esa excusa justifica que dañe a un niño y le robe? Miré es cierto que no tengo ni idea por lo que esta pasando y es cierto que en situaciones extremas hay que sobrevivir como sea pero si al menos se hubiera metido con alguien de su tamaño que pudiese defenderse. Con esto no digo que intente atracarme a mi pues, se llevaría una desilusión.
- Algo me dice que no llora solo por su dolor físico, sino por el emocional también el chico debe ser víctima de alguna desgracia al igual que usted- dije mientras miraba al lugar donde debía de haber un brazo- y quizás las monedas que usted le quitó le servían para sobrevivir.
Después de eso aquel hombre se giró hacía mi y me dijo de malos modos que ahora me encargaría yo de su manutención, quizás para algunos este sería el momento perfecto para sacar un arma y amenazarle con ella, pero aunque las llevaba en la mochila que portaba a mi espalda, mi primera arma era el diálogo:
- ¿Y cree usted, que esa excusa justifica que dañe a un niño y le robe? Miré es cierto que no tengo ni idea por lo que esta pasando y es cierto que en situaciones extremas hay que sobrevivir como sea pero si al menos se hubiera metido con alguien de su tamaño que pudiese defenderse. Con esto no digo que intente atracarme a mi pues, se llevaría una desilusión.
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Peste casi se echa a reír al oír las palabras del joven. Pensaba que era un iluso por pensar que aquel chico que estaba pidiendo en la calle podría compararse con él. Peste miro al tipo castaño y le dijo con una sonrisa en los labios:
-¿Crees realmente que esas monedas le sacarán de su desgracia? Dudo que ese chico llegue a llegar a la adolescencia. Solo hay que verle como le trata la sociedad.- se volteó descaradamente para mirar al chico y le gritó:
-Chico, realmente no merece la pena vivir en este mundo de mierda. Lo estás pasando mal con escasos años, consigues sobrevivir seguramente los días como puedes. Pero tu cuerpo ira creciendo según sobrevivas, y a las personas lisiadas no nos dan ni un mísero berrie como es tu caso. Tenemos que hacer trabajos dolorosos y hacer cosas desagradables que nos destrozan la mente y el interior. Así que cada vez será más y más difícil que sobrevivas. Cuanto antes te des cuenta de que la muerte es la única manera de dejar de sufrir, antes seras libre.
Después de aquellas palabras tan duras, que hicieron que el chaval dejara de llorar, se volteó con cara de ilusión. Pues sabía con certeza que había conseguido manipular la mente de aquel chico y que seguramente al final del día acabara siendo un cadáver más de aquellas calles. Al rato, su mirada se volvió a posar en el chico castaño que seguía allí.
-Si no vas a darme trabajo más vale que me dejes en paz. Me piro al zapato aguardiente, a ver si allí consigo algunos berries. Por cierto amigo, me llamo Tini, pero todo el mundo me llama Peste y por tus armas intuyo que eres un tío de acción. Si quieres algo de emoción ven conmigo a la taberna.-dijo amablemente y sin intención de encararse con aquel joven. Simplemente le dijo aquellas palabras como ayuda, pues en el fondo parecía más perdido que Peste en este mundo.
-¿Crees realmente que esas monedas le sacarán de su desgracia? Dudo que ese chico llegue a llegar a la adolescencia. Solo hay que verle como le trata la sociedad.- se volteó descaradamente para mirar al chico y le gritó:
-Chico, realmente no merece la pena vivir en este mundo de mierda. Lo estás pasando mal con escasos años, consigues sobrevivir seguramente los días como puedes. Pero tu cuerpo ira creciendo según sobrevivas, y a las personas lisiadas no nos dan ni un mísero berrie como es tu caso. Tenemos que hacer trabajos dolorosos y hacer cosas desagradables que nos destrozan la mente y el interior. Así que cada vez será más y más difícil que sobrevivas. Cuanto antes te des cuenta de que la muerte es la única manera de dejar de sufrir, antes seras libre.
Después de aquellas palabras tan duras, que hicieron que el chaval dejara de llorar, se volteó con cara de ilusión. Pues sabía con certeza que había conseguido manipular la mente de aquel chico y que seguramente al final del día acabara siendo un cadáver más de aquellas calles. Al rato, su mirada se volvió a posar en el chico castaño que seguía allí.
-Si no vas a darme trabajo más vale que me dejes en paz. Me piro al zapato aguardiente, a ver si allí consigo algunos berries. Por cierto amigo, me llamo Tini, pero todo el mundo me llama Peste y por tus armas intuyo que eres un tío de acción. Si quieres algo de emoción ven conmigo a la taberna.-dijo amablemente y sin intención de encararse con aquel joven. Simplemente le dijo aquellas palabras como ayuda, pues en el fondo parecía más perdido que Peste en este mundo.
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Las palabras que dijo aquel hombre que, al parecer hablaba con conocimiento de causa, fueron como una puñalada en el corazón para mí, era cierto que, en mi isla natal, hasta ese tipo de gente podía vivir y no por eso se le despreciaba, pero parece que el mundo exterior era muy diferente y en ese momento que aquel mundo nuevo al que había salido era una mierda o al menos el momento que estaba viviendo. Ese hombre que parecía ser la encarnación de uno de los jinetes del apocalipsis, le dijo al chico, que la única salida era la muerte que era mejor morir que vivir del modo que el lo había hecho.
Y, por primera vez en la vida, vi a alguien que no tenía solución, y que quizás, desafortunadamente, aquel desagradable ser tuviese razón y no porque creyera ciegamente en el, sino por qué yo mismo lo había visto. En aquellos momentos, preferiría no haber sabido nada de aquella situación, no haberle hecho caso, pues ahora ne sentiría culpable por no poder solucionar la situación pero al menos lo intentaría me incliné hacia el chico y le dije:
- Chico, es posible que aquel que ha intentado robarte, sepa más de la vida que yo, pero debo decirte que hasta en la más negra de las oscuridades siempre hay una luz, estas palabras me las dijo alguien a quién no llegué ni a conocer y que pensó que lo había perdido todo. Lo que intento decirte es que sigas sobreviviendo y, quizás algún día vivas, mientras que si dejas, simplemente que la muerte venga a por ti, en tu lecho de muerte te arrepentirás de no haber intentado luchar, pero si luchas y mueres te sentirás satisfecho de, por lo menos, haberlo intentado.
Tras decirle esto me levanté dirigí mi mirada hacía el otro hombre y le dije:
- Vamos a la taberna, Tini.
Y, por primera vez en la vida, vi a alguien que no tenía solución, y que quizás, desafortunadamente, aquel desagradable ser tuviese razón y no porque creyera ciegamente en el, sino por qué yo mismo lo había visto. En aquellos momentos, preferiría no haber sabido nada de aquella situación, no haberle hecho caso, pues ahora ne sentiría culpable por no poder solucionar la situación pero al menos lo intentaría me incliné hacia el chico y le dije:
- Chico, es posible que aquel que ha intentado robarte, sepa más de la vida que yo, pero debo decirte que hasta en la más negra de las oscuridades siempre hay una luz, estas palabras me las dijo alguien a quién no llegué ni a conocer y que pensó que lo había perdido todo. Lo que intento decirte es que sigas sobreviviendo y, quizás algún día vivas, mientras que si dejas, simplemente que la muerte venga a por ti, en tu lecho de muerte te arrepentirás de no haber intentado luchar, pero si luchas y mueres te sentirás satisfecho de, por lo menos, haberlo intentado.
Tras decirle esto me levanté dirigí mi mirada hacía el otro hombre y le dije:
- Vamos a la taberna, Tini.
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Peste se puso a observar a una joven que paseaba por la calle, la cual enseñaba mucha carne. La chica era de muy bien ver; joven, guapa y con ropas provocativas. Al rato se percató de que unos ojos la estaban observando, y al comprobar que era Peste, dio un pequeño salto del susto. Peste la sonrió enseñando sus numerosos dientes afilados y la saludo coquetamente con la mano. La chica se volteó violentamente (vamos que si lo llega a hacer más rápido se parte el cuello) y empezó a andar más deprisa hasta perderse entre la multitud.
Tras su pequeña diversión Peste se dio la vuelta y vio como el chico castaño estaba hablando con el mendigo. El gyojin se percató de que fuera lo que fuera que le había dicho a aquel chico, le había devuelto la ilusión por la vida(solo había que ver el brillo en los ojos de aquel chico). "Mierda" maldijo Peste en su interior. No podía creer que aquel joven le hiciera cambiar de pensamiento. Bueno, al menos otro día le podía robar las monedas. Hay que mirar el lado bueno de las cosas. Tras eso, el castaño miro a Peste y le dijo:- Vamos a la taberna, Tini.
Peste se sorprendió que le llamara Tini, y le dijo: -No me llames Tini. Te dije que todo el mundo me llama Peste, y tú, eres todo el mundo.- dijo un poco enojado de esa tontería. Aunque en el fondo las personas cercanas a él siempre podían llamarle Tini y eso le dolía, se escondía bajo una máscara, en este caso, su propio nombre.
Peste le indico con la mano al joven que le siguiera, y en menos de cinco minutos llegaron a la taberna "el zapato aguardiente". Al entrar, a los ojos les constaba acostumbrarse a la oscuridad del lugar. Cuando Peste aún estaba intenta ver algo, una enorme mujer le agarró del cuello y le estampo contra el suelo.
-Maldito Peste, ¿dónde está mi dinero, cabron?- Peste un poco confuso intento buscar una forma de escapar de aquella situación y dijo.- Lo tiene mi amigo, el chico castaño.-La enorme mujer miro al joven de arriba a abajo y dijo:-Pero si ni siquiera sabes cómo se llama. Maldito gyojin. Tienes hasta el anochecer para conseguirme el dinero, sino lo haces mis chicos te arrancaran el brazo que te falta.-la mujer le alzó con facilidad y le lanzó a la calle.
Tras su pequeña diversión Peste se dio la vuelta y vio como el chico castaño estaba hablando con el mendigo. El gyojin se percató de que fuera lo que fuera que le había dicho a aquel chico, le había devuelto la ilusión por la vida(solo había que ver el brillo en los ojos de aquel chico). "Mierda" maldijo Peste en su interior. No podía creer que aquel joven le hiciera cambiar de pensamiento. Bueno, al menos otro día le podía robar las monedas. Hay que mirar el lado bueno de las cosas. Tras eso, el castaño miro a Peste y le dijo:- Vamos a la taberna, Tini.
Peste se sorprendió que le llamara Tini, y le dijo: -No me llames Tini. Te dije que todo el mundo me llama Peste, y tú, eres todo el mundo.- dijo un poco enojado de esa tontería. Aunque en el fondo las personas cercanas a él siempre podían llamarle Tini y eso le dolía, se escondía bajo una máscara, en este caso, su propio nombre.
Peste le indico con la mano al joven que le siguiera, y en menos de cinco minutos llegaron a la taberna "el zapato aguardiente". Al entrar, a los ojos les constaba acostumbrarse a la oscuridad del lugar. Cuando Peste aún estaba intenta ver algo, una enorme mujer le agarró del cuello y le estampo contra el suelo.
-Maldito Peste, ¿dónde está mi dinero, cabron?- Peste un poco confuso intento buscar una forma de escapar de aquella situación y dijo.- Lo tiene mi amigo, el chico castaño.-La enorme mujer miro al joven de arriba a abajo y dijo:-Pero si ni siquiera sabes cómo se llama. Maldito gyojin. Tienes hasta el anochecer para conseguirme el dinero, sino lo haces mis chicos te arrancaran el brazo que te falta.-la mujer le alzó con facilidad y le lanzó a la calle.
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Parece que el chico reaccionó con mis palabras se lo vi en la cara, algo me dijo que la ilusión por vivir y luchar había vuelto y ante eso mire hacía el cielo y susurre:
- Hermano, incluso muerto acabas ayudando a la gente, siento que me hubiera gustado conocerte.
Sin embargo, cuando mi compañero dejo de ver a una joven damisela ligera de ropa me increpo enfadado que no lo llamase Tini, que lo llamase Peste, ante lo que le respondí:
- Perdone, pero pensé que le ofendería que lo llamase por su otro nombre.
No se si me escuchó porque ya estaba entrando a la taberna, aunque nada más entrar le dijo a una mujer a la que no pude distinguir muy bien a la cuál le debía dinero y se lo pidió de muy malos modos y con una amenaza final, tras eso salió a una gran velocidad de la taberna, pero no por su propio pie sino gracias a la ayuda de esa mujer. Salí raudo hacía la calle y me encontré a Tini, estampado contra una pared:
- ¿Estas bien , Tini?
Sorprendido vi como el chico sin piernas, se acercó a nosotros y le hizo la misma pregunta que yo, llamandole de la misma forma.
- Hermano, incluso muerto acabas ayudando a la gente, siento que me hubiera gustado conocerte.
Sin embargo, cuando mi compañero dejo de ver a una joven damisela ligera de ropa me increpo enfadado que no lo llamase Tini, que lo llamase Peste, ante lo que le respondí:
- Perdone, pero pensé que le ofendería que lo llamase por su otro nombre.
No se si me escuchó porque ya estaba entrando a la taberna, aunque nada más entrar le dijo a una mujer a la que no pude distinguir muy bien a la cuál le debía dinero y se lo pidió de muy malos modos y con una amenaza final, tras eso salió a una gran velocidad de la taberna, pero no por su propio pie sino gracias a la ayuda de esa mujer. Salí raudo hacía la calle y me encontré a Tini, estampado contra una pared:
- ¿Estas bien , Tini?
Sorprendido vi como el chico sin piernas, se acercó a nosotros y le hizo la misma pregunta que yo, llamandole de la misma forma.
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Peste cayó de cabeza contra los duros adoquines de la calzada. Aunque intento evitar la caída le fue difícil con un solo brazo. El dolor no fue grave, pero Peste se quedó tirado en el suelo largo tiempo. Se hundió en sus pensamientos intentando recordar que dinero debía a la mujer enorme, pero aún seguía sin saber que había hecho la noche anterior.
Al alzar la vista vio al chico castaño y al niño mendigo a su lado. Los dos le estaban hablando, pero Peste estaba inmerso en sus pensamientos. Se quedó un poco pasmado al ver al chico sin piernas y dijo:
-¿Cómo cojones has llegado aquí sino tienes piernas?- Peste se puso en pie y se limpió la ropa que se había manchado aún más de polvo. Después miro al chico castaño y le dijo:- ¿Y tú como diantres te llamas?
Después Peste se puso a caminar por la calle intentando recordar y se percató en una paloma que estaba robando el pan a un puñado de ratas. Las ratas se agruparon y cogieron de una pata a la paloma, después todas las ratas empezaron a abalanzarse sobre la pobre ave devorándola salvajemente. Qué imagen más grotesca.
De repente un tipo gordo con cara de buena persona se acercó a Peste por detrás.-Pero bueno tío. ¿Dónde te metiste ayer? Menudo pedo llevabas. Fue una fiesta dabuti. A por cierto, tus cosas se quedaron en el barco. Yo que tú me daba prisa antes de que te las roben. -En ese momento, Peste recordó todo. Hizo un encargo de drogas de Madan Pegui a un barco fiestero. Al entregar la mercancía le dieron un montón de dinero y Peste decidió gastarse unos cuantos berries por el trabajo bien hecho, pero la cosa se le fue de las manos y acabo borracho en la calle. Tras aclararse sus pensamientos empujo a aquel tipo y echo a correr en dirección al puerto.
Al alzar la vista vio al chico castaño y al niño mendigo a su lado. Los dos le estaban hablando, pero Peste estaba inmerso en sus pensamientos. Se quedó un poco pasmado al ver al chico sin piernas y dijo:
-¿Cómo cojones has llegado aquí sino tienes piernas?- Peste se puso en pie y se limpió la ropa que se había manchado aún más de polvo. Después miro al chico castaño y le dijo:- ¿Y tú como diantres te llamas?
Después Peste se puso a caminar por la calle intentando recordar y se percató en una paloma que estaba robando el pan a un puñado de ratas. Las ratas se agruparon y cogieron de una pata a la paloma, después todas las ratas empezaron a abalanzarse sobre la pobre ave devorándola salvajemente. Qué imagen más grotesca.
De repente un tipo gordo con cara de buena persona se acercó a Peste por detrás.-Pero bueno tío. ¿Dónde te metiste ayer? Menudo pedo llevabas. Fue una fiesta dabuti. A por cierto, tus cosas se quedaron en el barco. Yo que tú me daba prisa antes de que te las roben. -En ese momento, Peste recordó todo. Hizo un encargo de drogas de Madan Pegui a un barco fiestero. Al entregar la mercancía le dieron un montón de dinero y Peste decidió gastarse unos cuantos berries por el trabajo bien hecho, pero la cosa se le fue de las manos y acabo borracho en la calle. Tras aclararse sus pensamientos empujo a aquel tipo y echo a correr en dirección al puerto.
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Cuando llegamos y nos vio pareció sorprenderse de que estuviesemos allí y más el chico sin piernas quien se había desplazado con sus brazos hasta allí y le respondí
- ¿Ves? toda la sociedad no te repudia un tío que acaba de conocer este mundo y este valeroso chico nos preocupamos por ti, hasta ha dejado su lata desprotegida por venir a ver como te encontrabas, por cierto me llamo Marcus.
No se si el malherido hombre escuchó mis palabras, ya que tras ver una horrenda escena en la que unas ratas devoraban a una paloma y las palabras de un hombre grueso, prendieron una mecha en el y salió corriendo hacia Dios sabe dónde, lo único que tenía claro es que se dirigía a un puerto, ya que buscaba un barco, estaba dispuesto a seguirle y a ayudarle, pero lo perdí de vista. Antes de salir le dije al chico que volviera a su posición, mientras el hombre grueso le echaba unas monedas al chico. Yo salí en la dirección en la que había salido Tini, aunque si tenía que ser sincero no sabía donde estaba el puerto de aquella isla, así que le pregunté a una joven de ropas ligeras que al verme me dijo:
- Hey guapo, ¿quieres pasar un buen rato conmigo?
Y yo le respondí poniendo mis manos en sus hombros que por cierto estaban helados:
- No tengo tiempo, pero necesito un favor hermosa joven ¿podrías indicarme donde esta el puerto de esta ciudad?.
La chica me dio las indicaciones que necesitaba saber y yo le coloqué mi chaqueta, este gesto hizo que le cayera una lágrima de sus hermosos ojos color miel y me abrazara se lo devolví y me puse a correr hacia el puerto. Drogas, crueldad, injusticias, chicas de la calle...todas estas cosas volaban por mi mente mientras corría hacia el puerto esperando encontrar a aquel que había conocido y con un sentimiento de querer encontrar a esas personas para empezar a limpiar aquel mundo que acababa de conocer.
- ¿Ves? toda la sociedad no te repudia un tío que acaba de conocer este mundo y este valeroso chico nos preocupamos por ti, hasta ha dejado su lata desprotegida por venir a ver como te encontrabas, por cierto me llamo Marcus.
No se si el malherido hombre escuchó mis palabras, ya que tras ver una horrenda escena en la que unas ratas devoraban a una paloma y las palabras de un hombre grueso, prendieron una mecha en el y salió corriendo hacia Dios sabe dónde, lo único que tenía claro es que se dirigía a un puerto, ya que buscaba un barco, estaba dispuesto a seguirle y a ayudarle, pero lo perdí de vista. Antes de salir le dije al chico que volviera a su posición, mientras el hombre grueso le echaba unas monedas al chico. Yo salí en la dirección en la que había salido Tini, aunque si tenía que ser sincero no sabía donde estaba el puerto de aquella isla, así que le pregunté a una joven de ropas ligeras que al verme me dijo:
- Hey guapo, ¿quieres pasar un buen rato conmigo?
Y yo le respondí poniendo mis manos en sus hombros que por cierto estaban helados:
- No tengo tiempo, pero necesito un favor hermosa joven ¿podrías indicarme donde esta el puerto de esta ciudad?.
La chica me dio las indicaciones que necesitaba saber y yo le coloqué mi chaqueta, este gesto hizo que le cayera una lágrima de sus hermosos ojos color miel y me abrazara se lo devolví y me puse a correr hacia el puerto. Drogas, crueldad, injusticias, chicas de la calle...todas estas cosas volaban por mi mente mientras corría hacia el puerto esperando encontrar a aquel que había conocido y con un sentimiento de querer encontrar a esas personas para empezar a limpiar aquel mundo que acababa de conocer.
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Peste corrió veloz por las calles de la ciudad hasta llegar al puerto. Allí su vista desesperada buscaba por todos lados el barco de la fiesta. Sus ojos recorrían cada centímetro de aquel puerto en busca de aquella nave, pero por desgracia el barco ya estaba en alta mar y se veía en el horizonte. Peste sin pensárselo dos veces, se lanzó de cabeza al mar. Una vez dentro nado como un torpedo a toda velocidad hacía aquella nave. Al llegar a escasos metros de ella, salió disparado del agua cayendo con fatiga en la popa del barco. Al subir, un marinero fornido se le acercó.
-Chico, no me gusta esas formas de entrar a mi barco. ¿Quién eres y que quieres?.- el marinero al verle el rostro más detenidamente cambio su expresión defensiva a una cara cordial.-Pero bueno, si es el alma de la fiesta. Jajajaja. Menuda llevabas ayer, creía que te ibas a acabar tú solo todo el suministro de alcohol de la nave. Por cierto, te dejaste algo.-el marinero se introdujo dentro de una cabina y a su vuelta sacó un maletín negro.-Sé que Madan Pigue es una mala mujer si no recibe sus honorarios a tiempo, espero que tengas el dinero que falta.
Peste cogió el maletín con rabia y lo abrió. En el interior solo una cuarta parte era dinero. "Mierda" pensó Peste, se había fulminado casi todo el dinero aquella noche. Con pesar le dio las gracias a aquel hombre, el gyojin no entendía porque había hecho eso. Peste saltó de nuevo al mar y volvió al puerto. Donde para su asombro se encontró con Marcus.
-¿Qué haces aquí? No serás un acosador.- dijo Peste para animarse, pues en el fondo estaba destrozado. Sabía que no podía llevar el dinero a Madan, y si lo hacía acabaría muerto. Dio un suspiro largo y enseño el maletín a Marcus.- Necesito un favor, amigo. Te doy un tercio del dinero que ahí aquí dentro, si me ayudas a salir con vida de esta isla. Pero antes de marcharnos, debemos dar un pequeño empujón a un chico para que salga adelante de este sucio lugar.
-Chico, no me gusta esas formas de entrar a mi barco. ¿Quién eres y que quieres?.- el marinero al verle el rostro más detenidamente cambio su expresión defensiva a una cara cordial.-Pero bueno, si es el alma de la fiesta. Jajajaja. Menuda llevabas ayer, creía que te ibas a acabar tú solo todo el suministro de alcohol de la nave. Por cierto, te dejaste algo.-el marinero se introdujo dentro de una cabina y a su vuelta sacó un maletín negro.-Sé que Madan Pigue es una mala mujer si no recibe sus honorarios a tiempo, espero que tengas el dinero que falta.
Peste cogió el maletín con rabia y lo abrió. En el interior solo una cuarta parte era dinero. "Mierda" pensó Peste, se había fulminado casi todo el dinero aquella noche. Con pesar le dio las gracias a aquel hombre, el gyojin no entendía porque había hecho eso. Peste saltó de nuevo al mar y volvió al puerto. Donde para su asombro se encontró con Marcus.
-¿Qué haces aquí? No serás un acosador.- dijo Peste para animarse, pues en el fondo estaba destrozado. Sabía que no podía llevar el dinero a Madan, y si lo hacía acabaría muerto. Dio un suspiro largo y enseño el maletín a Marcus.- Necesito un favor, amigo. Te doy un tercio del dinero que ahí aquí dentro, si me ayudas a salir con vida de esta isla. Pero antes de marcharnos, debemos dar un pequeño empujón a un chico para que salga adelante de este sucio lugar.
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El puerto estaba oscuro, solo iluminado por algunas farolas y la luna que reinaba en el cielo aquella noche, de repente, en las cercanías del punto en el que me encontraba, escuché el ruido de alguien tirándose al mar, no llegue a ver quién era, pero a los pocos minutos vi salir una figura del mar llevando algo en la mano, no me hizo falta ver la figura para saber que era Tini ya que, su "peculiar" fragancia inundaba el lugar.
Algo que me dijo me hizo sonreír, no fue el trato que me propuso de darme una parte del dinero que contenía el maletín que llevaba si le ayudaba a salir de la isla vivo, sino que, antes de hacerlo tenía que darle un pequeño empujón a un chico para que saliera de este lugar.
- Poco me importa si cumples el trato que tienes conmigo o no, pero que quieras ayudar al chico es suficiente para mi, es más, si cumples este segundo trato te diré algo que os puede ayudar tanto al chico como a ti ya que, es posible que haya salido de la nada, pero he visto cosas durante mi vida. Además si la encuentro yo también tengo que darle un pequeño empujón a alguien que he conocido viniendo hacia aquí.
Algo que me dijo me hizo sonreír, no fue el trato que me propuso de darme una parte del dinero que contenía el maletín que llevaba si le ayudaba a salir de la isla vivo, sino que, antes de hacerlo tenía que darle un pequeño empujón a un chico para que saliera de este lugar.
- Poco me importa si cumples el trato que tienes conmigo o no, pero que quieras ayudar al chico es suficiente para mi, es más, si cumples este segundo trato te diré algo que os puede ayudar tanto al chico como a ti ya que, es posible que haya salido de la nada, pero he visto cosas durante mi vida. Además si la encuentro yo también tengo que darle un pequeño empujón a alguien que he conocido viniendo hacia aquí.
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Peste se quedó un poco estúpido al no entender las últimas palabras de Marcus. Pero aun así le dijo “acepto", como si fuera un reto para él. Después hecho a andar deprisa en dirección a la plaza donde estaba el chico lisiado. Mientras un pensamiento le atormentaba, no le gustaba que estuviera anocheciendo, pues el tiempo de entrega se le estaba acabando y las fieras de Madan Pigue saldrían a su captura.
Llegaron pasados unos diez minutos, pero por desgracia aquel chico ya no estaba allí. Peste para intentar no pensar lo peor dedujo que el chico estaría en algún agujero escondido en el que pasaba la noche. Pero con horror el tintinar de una lata que caía al suelo llena de monedas sonó a la vuelta de la esquina. Peste corrió raudo a pesar de que no quería pasar por delante del bar de Madan y allí encontró su mayor temor. Madan Pigue agarraba del cuello al pobre chico que intentaba luchar por respirar como podía, y todo el suelo lleno de moneditas.
-¡Suéltalo! Tengo tu dinero Madan Pigue.-gritó Peste para que soltara al chico, mientras se acercaba alzando el maletín en su único brazo.
-Ya era hora. Qué pena que aún tengas amigos. Este chico ha intentado pagar lo que me debes con unos cuantos de berries,¿qué te crees que soy tonta o vanidosa?- decía mientras soltaba al chico en el suelo. Peste se acercó poco a poco a la enorme mujer y cuando estaba a escasos centímetros de ella, la golpeo con todo el maletín en la cara. En ese momento Peste intento coger al chico con su único brazo y echar a correr, pero la enorme mujer golpeo a Peste en la espalda haciendo que se cayera de bruces contra el suelo. El chico lisiado se puso encima de Peste para protegerle de otro ataque de aquella mujer, la cual estaba dispuesta a lanzar otro fuerte puñetazo a pesar de su presencia.
Llegaron pasados unos diez minutos, pero por desgracia aquel chico ya no estaba allí. Peste para intentar no pensar lo peor dedujo que el chico estaría en algún agujero escondido en el que pasaba la noche. Pero con horror el tintinar de una lata que caía al suelo llena de monedas sonó a la vuelta de la esquina. Peste corrió raudo a pesar de que no quería pasar por delante del bar de Madan y allí encontró su mayor temor. Madan Pigue agarraba del cuello al pobre chico que intentaba luchar por respirar como podía, y todo el suelo lleno de moneditas.
-¡Suéltalo! Tengo tu dinero Madan Pigue.-gritó Peste para que soltara al chico, mientras se acercaba alzando el maletín en su único brazo.
-Ya era hora. Qué pena que aún tengas amigos. Este chico ha intentado pagar lo que me debes con unos cuantos de berries,¿qué te crees que soy tonta o vanidosa?- decía mientras soltaba al chico en el suelo. Peste se acercó poco a poco a la enorme mujer y cuando estaba a escasos centímetros de ella, la golpeo con todo el maletín en la cara. En ese momento Peste intento coger al chico con su único brazo y echar a correr, pero la enorme mujer golpeo a Peste en la espalda haciendo que se cayera de bruces contra el suelo. El chico lisiado se puso encima de Peste para protegerle de otro ataque de aquella mujer, la cual estaba dispuesta a lanzar otro fuerte puñetazo a pesar de su presencia.
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Tini parecía tener prisa por llegar a un lugar en concreto, aunque esta vez si que pude seguirlo y acabamos en una plaza, quizás estaba buscando al joven lisiado, aunque en dicha plaza no lo encontramos. De repente escuché un sonido el cual, rápidamente, relacioné con la lata de monedas del chico y al llegar hasta el lugar de procedencia del sonido, vi con horror como la enorme mujer que había visto en el bar tenía al chico apresado por el cuello, mientras mi compañero le decía que tenía su dinero que soltara al chico. Aquella mujer había pretendido tomarlo como rehén, usando el pretexto de que era su amigo, sin embargo, quizás no estuviese todo perdido ya que, la mujer estaba tan pendiente de mi compañero que, quizás no había reparado en mi presencia, y el ambiente poco luminoso en el que me encontraba era el idóneo para trazar uno de mis planes, mientras me movía por todo el lugar pude ver la escena en la que el maltrecho Tini forcejeaba con la mujer para poder sacar al chico de allí, pero desafortunadamente la mujer lo golpeo y a continuación, fue hacer lo mismo con el chico, entonces puse en marcha mi plan.
-Vaya, vaya, Madame Pigue parece que su mala fama esta justificada...
Mi plan consistía en distrearla para dejar a Tini la oportunidad de escapar con el chico y como yo me movía por las partes oscuras de la plaza, no me costaría demasiado huir tras el:
- Golpeas a niños y a aquellos a los que no pagan sus deudas contigo...
- Es cierto soy la jefa de este lugar y no me gusta que no me pagen. - dijo la mujer enfadada.
- Pues siento decirle que esos días han acabado, pues hay un nuevo sheriff en esta ciudad.
- Sal aquí y repitelo si te atreves malnacido.
Me desplacé hasta el lugar mas cercano a ella y que cubría la oscuridad y dije lo mismo:
- Te has atrevido pero, da la cara cobarde - gritó aquella monstruosa mujer.
- Estoy dando la cara, pero ocurre algo muy sencillo, probablemente no me veas pues me muevo por las sombras.
Pero en unos segundos mi plan se fue al traste, pues vi a la chica de antes, a la que le había prestado mi chaqueta y se dirigió a la mujer y le dijo:
- Deja en paz a mi hermano, Madame Pigue.
La mujer ahora puso sus ojos sobre la chica , la cogió por la muñeca y comenzó a apretarle:
- Anne, querida ¿me estas dando una orden o son mis oídos que me fallan. ¿Debo recordarte quién os acogió a tu lisiado hermano y a ti cuando vuestros padres murieron?
La pobre chica daba aullidos de dolor por el daño que le estaba haciendo aquella bestia pero aun pudo decir algo:
- ¿Crees en serio que tu acogida mejoró nuestras vidas? yo te responderé, no lo hizo. Lo más importante en mi vida es mi hermano y lo protegeré aunque sea a costa de mi vida.
Esas palabras me transportaron a mi pasado, un pasado en el que hice varias locuras por salvar a mis seres queridos y en varias ocasiones casi me cuesta la vida, así que entendía a la chica, rápidamente me moví desenfundando una de mis pistolas y poniendosela en la sien a la mujer le dije:
- Es la primera vez que hago esto Madame, así que sientase alagada o tiemble pues si no suelta a la chica apretaré el gatillo.
La mujer hizo lo que le pedí y soltó a la chica estampandola fuertemente contra el suelo, le quité el arma de la sien y le dí un golpe con la culata del arma en la cabeza dejándola inconsciente en el suelo tras eso, corrí a levantar a la chica la cogí en brazos y corrí hacia Tini:
- Vamos coge al chico y larguémonos de aquí rápido no se cuanto tardará la mujer en despertarse, ya que los golpes de esta naturaleza no son mi especialidad.
-Vaya, vaya, Madame Pigue parece que su mala fama esta justificada...
Mi plan consistía en distrearla para dejar a Tini la oportunidad de escapar con el chico y como yo me movía por las partes oscuras de la plaza, no me costaría demasiado huir tras el:
- Golpeas a niños y a aquellos a los que no pagan sus deudas contigo...
- Es cierto soy la jefa de este lugar y no me gusta que no me pagen. - dijo la mujer enfadada.
- Pues siento decirle que esos días han acabado, pues hay un nuevo sheriff en esta ciudad.
- Sal aquí y repitelo si te atreves malnacido.
Me desplacé hasta el lugar mas cercano a ella y que cubría la oscuridad y dije lo mismo:
- Te has atrevido pero, da la cara cobarde - gritó aquella monstruosa mujer.
- Estoy dando la cara, pero ocurre algo muy sencillo, probablemente no me veas pues me muevo por las sombras.
Pero en unos segundos mi plan se fue al traste, pues vi a la chica de antes, a la que le había prestado mi chaqueta y se dirigió a la mujer y le dijo:
- Deja en paz a mi hermano, Madame Pigue.
La mujer ahora puso sus ojos sobre la chica , la cogió por la muñeca y comenzó a apretarle:
- Anne, querida ¿me estas dando una orden o son mis oídos que me fallan. ¿Debo recordarte quién os acogió a tu lisiado hermano y a ti cuando vuestros padres murieron?
La pobre chica daba aullidos de dolor por el daño que le estaba haciendo aquella bestia pero aun pudo decir algo:
- ¿Crees en serio que tu acogida mejoró nuestras vidas? yo te responderé, no lo hizo. Lo más importante en mi vida es mi hermano y lo protegeré aunque sea a costa de mi vida.
Esas palabras me transportaron a mi pasado, un pasado en el que hice varias locuras por salvar a mis seres queridos y en varias ocasiones casi me cuesta la vida, así que entendía a la chica, rápidamente me moví desenfundando una de mis pistolas y poniendosela en la sien a la mujer le dije:
- Es la primera vez que hago esto Madame, así que sientase alagada o tiemble pues si no suelta a la chica apretaré el gatillo.
La mujer hizo lo que le pedí y soltó a la chica estampandola fuertemente contra el suelo, le quité el arma de la sien y le dí un golpe con la culata del arma en la cabeza dejándola inconsciente en el suelo tras eso, corrí a levantar a la chica la cogí en brazos y corrí hacia Tini:
- Vamos coge al chico y larguémonos de aquí rápido no se cuanto tardará la mujer en despertarse, ya que los golpes de esta naturaleza no son mi especialidad.
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Peste estaba un poco conmocionado en el suelo, hasta que su cabeza dejo de darle vueltas. Al alzar la vista vio como el chico estaba intentando protegerle, algo que le parecía un poco absurdo. Peste se levantó pesadamente del suelo y le puso la mano en el hombro, el chico lo recibió como una medalla de honor. Los dos se quedaron observando la sorprendente heroicidad de Marcus. Como plantó cara a Madan, la dejo KO y salvo a la chica guapa (que resultaba ser la hermana del lisiado) Marcus se acercó a ellos portando en brazos a la chica y diciendo:
- Vamos coge al chico y larguémonos de aquí rápido no se cuánto tardará la mujer en despertarse, ya que los golpes de esta naturaleza no son mi especialidad.-Peste le afirmo con la cabeza.
-Antes tengo que hacer una cosa. Lacasito (refiriéndose al chico lisiado, al cual parecía que le había puesto un nombre un tanto extraño) coge el maletín del suelo, ahora vengo a por ti.-Peste salió corriendo y se introdujo en la taberna de Madan. Pasados unos minutos eternos Peste volvió a salir más apresurado de lo que había entrado, pero esta vez con un palo en las manos, con el cual atrancó la puerta del local.
-Corred, corred,...- gritaba mientras volvió hacia ellos.-Espera, espera,...- se volteó un segundo para dar una patada a Madan Pigue y después volvió a echar a correr. –Corred, corred…-Cuando paso por el lado de Lacasito, el cual tenía el maletín, lo aferró con fuerza con su único brazo.
-Marcus, esto es un poco injusto. Tú te quedas con la chica guapa y yo con este...-se quedó mirando a Lacasito y se calló. Aquel chico no se merecía más insultos en su vida.-…con este héroe.
Tras una carrera muy tonta por las calles de aquella ciudad llegaron al puerto, un poco exhaustos. Entiendo que Lacasito no tenía piernas y por ello no podía correr, pero no entendía porque Marcus seguía llevando en brazos a aquella chica. Estaba claro que no quería soltarla, aunque la soltó, no penséis que la iba a tener siempre en brazos. Los dos hermanos se abrazaron y empezaron a llorar. Peste los miro con cara de asco y se puso a contar el dinero del maletín. Como había acordado, separo el dinero en tres partes: una para Marcus, otra para él y la última para Lacasito.
-Creo que aquí hay suficiente para que empecemos cada uno una nueva vida mejor que la que tenemos. Y gracias por librarme de Madan Pigue, es una amante genial, pero con los negocios es una cabezota.-en ese momento una fuerte explosión resonó por las calles de la ciudad. A los pocos minutos un humo empezó a asomar por los tejados de la ciudad. Marcus se volteó para regañar a Peste, pero este desapareció en el momento de la explosión. Seguramente el gyojin se sumergió en el mar y ya sería imposible encontrarle.
- Vamos coge al chico y larguémonos de aquí rápido no se cuánto tardará la mujer en despertarse, ya que los golpes de esta naturaleza no son mi especialidad.-Peste le afirmo con la cabeza.
-Antes tengo que hacer una cosa. Lacasito (refiriéndose al chico lisiado, al cual parecía que le había puesto un nombre un tanto extraño) coge el maletín del suelo, ahora vengo a por ti.-Peste salió corriendo y se introdujo en la taberna de Madan. Pasados unos minutos eternos Peste volvió a salir más apresurado de lo que había entrado, pero esta vez con un palo en las manos, con el cual atrancó la puerta del local.
-Corred, corred,...- gritaba mientras volvió hacia ellos.-Espera, espera,...- se volteó un segundo para dar una patada a Madan Pigue y después volvió a echar a correr. –Corred, corred…-Cuando paso por el lado de Lacasito, el cual tenía el maletín, lo aferró con fuerza con su único brazo.
-Marcus, esto es un poco injusto. Tú te quedas con la chica guapa y yo con este...-se quedó mirando a Lacasito y se calló. Aquel chico no se merecía más insultos en su vida.-…con este héroe.
Tras una carrera muy tonta por las calles de aquella ciudad llegaron al puerto, un poco exhaustos. Entiendo que Lacasito no tenía piernas y por ello no podía correr, pero no entendía porque Marcus seguía llevando en brazos a aquella chica. Estaba claro que no quería soltarla, aunque la soltó, no penséis que la iba a tener siempre en brazos. Los dos hermanos se abrazaron y empezaron a llorar. Peste los miro con cara de asco y se puso a contar el dinero del maletín. Como había acordado, separo el dinero en tres partes: una para Marcus, otra para él y la última para Lacasito.
-Creo que aquí hay suficiente para que empecemos cada uno una nueva vida mejor que la que tenemos. Y gracias por librarme de Madan Pigue, es una amante genial, pero con los negocios es una cabezota.-en ese momento una fuerte explosión resonó por las calles de la ciudad. A los pocos minutos un humo empezó a asomar por los tejados de la ciudad. Marcus se volteó para regañar a Peste, pero este desapareció en el momento de la explosión. Seguramente el gyojin se sumergió en el mar y ya sería imposible encontrarle.
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Tras dejar a aquella mujer en el suelo de un golpe, Tini me dijo que tenía que hacer algo antes de irnos y se fue corriendo con un palo en la mano dejando el maletín al chico y volvió raudo, diciéndonos que corriésemos, aunque antes le propinó una patada a la inconsciente Madame y cogió al chico y el maletín y salimos corriendo de allí, mientras corríamos Tini se quejaba de que yo llevaba a la chica guapa en brazos y el tenía que conformarse con el pequeño, aunque una sonrisa se dibujó en mi cara cuando lo llamó héroe:
- Pues imagina a lo que podrá llegar cuando vuelva a tener piernas...
Al llegar al puerto, Tini se quedó una parte del dinero, otra se la dio a los dos hermanos y la restante a mi, mientras que ambos hermanos se abrazaban, no me dio tiempo a despedirme pues este salió nadando disparado a la vez que una fuerte explosión se oía en el lugar, parecía que Tini se había tomado la revancha y había destruido la taberna de Madame Pigue. Anne se dirigió a mi quitándose la chaqueta y dandomela:
- Lo siento, Marcus se ha manchado de polvo y de mi sangre.
Cuando la miré mejor pude ver que en su frente llevaba una brecha muy fea y que le sangraba, le acaricié suavemente el rostro y le dije:
- Era mi chaqueta favorita...
La chica comenzó a llorar, mientras se disculpaba una y otra vez y yo la abracé fuertemente mientras le decía:
- Pero chiquilla dejame terminar de hablar, es cierto que es mi chaqueta preferida desde los tres años y ahora te aseguro que no los tengo, además si pienso en si es más importante tu vida o mi chaqueta, creo que elijo tu vida.
La chica se separó de mi, dejo de llorar y agachando la cabeza dijo:
- He tenido relaciones con muchos hombres para que pudiesemos sobrevivir tanto mi hermano como y ahora que encuentro uno con el que querría tenerlas me rechaza.
La cogí suavemente de la barbilla y le levanté la cabeza, mirando a sus hermosos ojos castaños:
- Quiero que recuerdes lo que te voy a decir, es muy importante que le des tu amor a alguien a quién realmente ames y no a alguien cualquiera.
La chica asintió y yo le dí mi parte del dinero ellos la necesitaban más que yo:
.- Por cierto chico, una vez en mi isla natal vi como le ponían dos piernas a un hombre que no las tenía y le pregunté que como lo había hecho y me dijo que era cirujano e ingeniero cyborg, quizás si encontrais a alguien con las mismas habilidades sea capaz de hacer lo mismo contigo. Bueno y ha llegado la hora de despedirnos, deseo que os vaya bien en la vida.
Tras decir esto comencé a andar por el paseo del puerto, al llegar a una taberna, le pedí al tabernero que si podía dejarme algun instrumento para ponerme en contacto con la marina y cuando me lo dejo y una voz apareció al otro lado de aquel instrumento y le dije:
- En la plaza de una isla llamada johota, hay una mujer inconsciente, era una criminal así que les pido que la detengan, su nombre era Madame Pigue.
Cuando dije ese nombre todos los que había en aquella taberna se asombraron y sin ni siquiera responder a los que me preguntaban si era verdad, abandoné la taberna y continué caminando bajo la atenta mirada de la luna.
- Pues imagina a lo que podrá llegar cuando vuelva a tener piernas...
Al llegar al puerto, Tini se quedó una parte del dinero, otra se la dio a los dos hermanos y la restante a mi, mientras que ambos hermanos se abrazaban, no me dio tiempo a despedirme pues este salió nadando disparado a la vez que una fuerte explosión se oía en el lugar, parecía que Tini se había tomado la revancha y había destruido la taberna de Madame Pigue. Anne se dirigió a mi quitándose la chaqueta y dandomela:
- Lo siento, Marcus se ha manchado de polvo y de mi sangre.
Cuando la miré mejor pude ver que en su frente llevaba una brecha muy fea y que le sangraba, le acaricié suavemente el rostro y le dije:
- Era mi chaqueta favorita...
La chica comenzó a llorar, mientras se disculpaba una y otra vez y yo la abracé fuertemente mientras le decía:
- Pero chiquilla dejame terminar de hablar, es cierto que es mi chaqueta preferida desde los tres años y ahora te aseguro que no los tengo, además si pienso en si es más importante tu vida o mi chaqueta, creo que elijo tu vida.
La chica se separó de mi, dejo de llorar y agachando la cabeza dijo:
- He tenido relaciones con muchos hombres para que pudiesemos sobrevivir tanto mi hermano como y ahora que encuentro uno con el que querría tenerlas me rechaza.
La cogí suavemente de la barbilla y le levanté la cabeza, mirando a sus hermosos ojos castaños:
- Quiero que recuerdes lo que te voy a decir, es muy importante que le des tu amor a alguien a quién realmente ames y no a alguien cualquiera.
La chica asintió y yo le dí mi parte del dinero ellos la necesitaban más que yo:
.- Por cierto chico, una vez en mi isla natal vi como le ponían dos piernas a un hombre que no las tenía y le pregunté que como lo había hecho y me dijo que era cirujano e ingeniero cyborg, quizás si encontrais a alguien con las mismas habilidades sea capaz de hacer lo mismo contigo. Bueno y ha llegado la hora de despedirnos, deseo que os vaya bien en la vida.
Tras decir esto comencé a andar por el paseo del puerto, al llegar a una taberna, le pedí al tabernero que si podía dejarme algun instrumento para ponerme en contacto con la marina y cuando me lo dejo y una voz apareció al otro lado de aquel instrumento y le dije:
- En la plaza de una isla llamada johota, hay una mujer inconsciente, era una criminal así que les pido que la detengan, su nombre era Madame Pigue.
Cuando dije ese nombre todos los que había en aquella taberna se asombraron y sin ni siquiera responder a los que me preguntaban si era verdad, abandoné la taberna y continué caminando bajo la atenta mirada de la luna.
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