Página 3 de 3. • 1, 2, 3
AlexEmpanadilla
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El doctor se giró al escuchar la voz. Un hombrecillo acababa de llegar, armado con dos espadas. Por las pintas, parecía algún participante del torneo, y por el tono empleado diría que era algún tipo de agente del gobierno, tal vez un marine. El doctor deshizo la hoja de cloro y sonrió, con las manos en alto.
- Mi buen señor... dudo que usted esté autorizado a estar en esta sala. Por desgracia para mí, necesito investigar los medicamentos en este lugar para comprobar que se encuentran en perfecto estado. Dudo que alguien como usted entienda de química lo suficiente, y como no me apetece explicártelo con monosílabos, simio, espero que me dejes proceder -el tono de Alex se había vuelto más y más hostil según las palabras iban saliendo de su boca-. En cuanto a este armario, me he dejado la llave atrás en algún momento, y si me veo forzado a abrirlo por la fuerza es porque no tengo tiempo a volver a buscarla -el hombre bajó los brazos, mientras su aura de cloro volvía a brotar de su cuerpo-. Ahora espero que me dejes seguir con mi importante investigación, o me encargaré de que tus superiores te abran un expediente por obstrucción de una importante investigación. -su mirada era fría como el acero que ocultaba en su manga derecha. Miró a su compañera pelirroja entonces, diciéndole-. Milena, ¿puedes acompañar a este hombre a la salida? Creo que con todo este gas se va a marear... -a continuación se cruzó de brazos, observando qué haría aquel hombre.
Era cierto que él no tenía permiso para estar allí, pero aquel marine tampoco, y él, como científico del Gobierno tenía un motivo para estar revisando los medicamentos. Si aquel imbécil seguía allí, con su pedante y justiciera forma de ver las cosas, se vería obligado a matarlo y utilizarlo como abono para plantas. El cloro empezaba a llenar poco a poco el aire a su alrededor.
- Mi buen señor... dudo que usted esté autorizado a estar en esta sala. Por desgracia para mí, necesito investigar los medicamentos en este lugar para comprobar que se encuentran en perfecto estado. Dudo que alguien como usted entienda de química lo suficiente, y como no me apetece explicártelo con monosílabos, simio, espero que me dejes proceder -el tono de Alex se había vuelto más y más hostil según las palabras iban saliendo de su boca-. En cuanto a este armario, me he dejado la llave atrás en algún momento, y si me veo forzado a abrirlo por la fuerza es porque no tengo tiempo a volver a buscarla -el hombre bajó los brazos, mientras su aura de cloro volvía a brotar de su cuerpo-. Ahora espero que me dejes seguir con mi importante investigación, o me encargaré de que tus superiores te abran un expediente por obstrucción de una importante investigación. -su mirada era fría como el acero que ocultaba en su manga derecha. Miró a su compañera pelirroja entonces, diciéndole-. Milena, ¿puedes acompañar a este hombre a la salida? Creo que con todo este gas se va a marear... -a continuación se cruzó de brazos, observando qué haría aquel hombre.
Era cierto que él no tenía permiso para estar allí, pero aquel marine tampoco, y él, como científico del Gobierno tenía un motivo para estar revisando los medicamentos. Si aquel imbécil seguía allí, con su pedante y justiciera forma de ver las cosas, se vería obligado a matarlo y utilizarlo como abono para plantas. El cloro empezaba a llenar poco a poco el aire a su alrededor.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
De repente llegaron a un sitio, dónde el doctor trataba de abrir una rendija a la fuerza. Sonrió de lado para después relamerse despacio. Tal vez ella podía cortar semejante metal con facilidad, de hecho estaba a punto de proponerlo cuando de repente pasó algo inesperado. Una persona apareció en aquel sitio. La pelirroja sonrió de lado y llevó la mano hasta la funda de su arma por si debía intervenir. Con su buena capacidad para el combate no temía nada de lo que pudiera pasar por allí. No iba a permitir que atacaran a Cooper de ninguna forma, pero entonces escuchó las palabras del hombre de cloro. La excusa era perfecta y además tenía todo el sentido del mundo. Él entonces le dijo a la chica que le acompañase a la salida y entonces la espadachín asintió con la cabeza.
El doctor ya había empezado a rodearse de su elemento y no era buena idea permanecer allí. Se quedó mirando al peliblanco con una sonrisa ladeada. – Ya has oído al doctor Cooper. Estamos en plena misión y las estás fastidiando. No creas que no respetamos tu trabajo como marine, pero respeta el nuestro como científicos del departamento del gobierno mundial. – Dicho aquello, caminó un poco hasta la entrada y entonces le hizo una señal al marine para que la siguiera. – Por favor, ven conmigo o me temo que deberé informar a tus superiores, además es peligroso. Nuestro deber es verificar si todo está bien, no querríamos que los participantes muriesen por culpa de los medicamentos. – En ese momento la chica suspiró.
Conocía perfectamente al Vice-Almirante Aomine y podía dar un chivatazo rápido en caso de que no la dejaran continuar con su trabajo. En caso de violencia, usaría sus habilidades para defenderse. Trataría de llevar a la salida al peliblanco pero no se pensaba quedar delante, en caso de que no le hiciera caso, permanecería allí. Entrecerró los ojos y además mantuvo un poco la distancia con el doctor y con el marine. – ¿Cuál es tu decisión, compañero? – Dijo entonces mirando al hombre que debía llevar a la salida. Tal vez ni siquiera era marine, pero igualmente tenía contactos en el gobierno también. Ellos dos tenían las de ganar, estaban cumpliendo su trabajo.
El doctor ya había empezado a rodearse de su elemento y no era buena idea permanecer allí. Se quedó mirando al peliblanco con una sonrisa ladeada. – Ya has oído al doctor Cooper. Estamos en plena misión y las estás fastidiando. No creas que no respetamos tu trabajo como marine, pero respeta el nuestro como científicos del departamento del gobierno mundial. – Dicho aquello, caminó un poco hasta la entrada y entonces le hizo una señal al marine para que la siguiera. – Por favor, ven conmigo o me temo que deberé informar a tus superiores, además es peligroso. Nuestro deber es verificar si todo está bien, no querríamos que los participantes muriesen por culpa de los medicamentos. – En ese momento la chica suspiró.
Conocía perfectamente al Vice-Almirante Aomine y podía dar un chivatazo rápido en caso de que no la dejaran continuar con su trabajo. En caso de violencia, usaría sus habilidades para defenderse. Trataría de llevar a la salida al peliblanco pero no se pensaba quedar delante, en caso de que no le hiciera caso, permanecería allí. Entrecerró los ojos y además mantuvo un poco la distancia con el doctor y con el marine. – ¿Cuál es tu decisión, compañero? – Dijo entonces mirando al hombre que debía llevar a la salida. Tal vez ni siquiera era marine, pero igualmente tenía contactos en el gobierno también. Ellos dos tenían las de ganar, estaban cumpliendo su trabajo.
Amaiar Silverfang
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Un escalofrío recorrió la espalda del muchacho. Con cada venenosa palabra del doctor su Haki de Observación empezó a alarmarle cada vez más, indicando las intenciones asesinas del mismo. "¿En serio? ¿Pretendes ponerte violento?" Pensó Amaiar. "Y luego el simio soy yo..." La verdad es que se sentía un poco ofendido. Ciertamente no tenía un doctorado, pero en sus estudios sobre forja de armas había indagado en los mundos de la Física, e inevitablemente eso había llevado al estudio de conocimientos básicos y generales sobre Química. Pero no había forma de que Alex supiera eso, y cuanta menos información tuviera este sobre Silverfang, mejor para el segundo.
Procediendo con el monólogo pasivo-agresivo, Cooper mencionó hacer uso de su labia para intentar desgraciar al marine, pero este se limitó a sonreír oculto por su manga. "Manipulador. Crees que no estoy al tanto de tu 'modus operandi'..." Pensó. No tenía miedo, pues incluso si de alguna forma se llegaban a enterar de sus datos como nombre o rango, había pasado buena parte de su vida sirviendo a la justicia, y hasta la fecha sin una sola mancha en su expediente. En los cuarteles del North Blue le conocían por su sentido del deber, e incluso fuera del mismo había tenido ya algunos contactos. Que recientemente hubiese cambiado su forma de pensar no cambiaría su pasado, y Amaiar estaba seguro de que incluso al Doctor le costaría convencer a sus superiores directos de que había hecho algo mal. Suponiendo, de nuevo, que pudiese cumplir su amenaza.
No obstante, Silverfang tampoco tenía todavía ninguna prueba sólida que le respaldara, por lo que una lucha entre las sombras de las facciones acabaría tarde o temprano cediendo en su contra. La actitud de superioridad de Alex no estaba formada en cimientos endebles, y la experiencia era algo de lo que Amaiar aún no podía presumir. Estaba claro que enfrentarse a Cooper no era una opción, eso lo sabía desde el principio. Pero al menos había conseguido ganar un poco de tiempo, y por minúsculo que fuera sería valioso. Tarde o temprano llegarían doctores asignados de verdad, y el muchacho sospechaba que, por el bien de los participantes (el suyo incluido), debía ser lo segundo.
Se encontraba barajando mentalmente sus opciones mientras la pelirroja se acercaba. Por si aún había alguna duda, mencionó el nombre del Doctor, aunque Amaiar no estaba seguro de si fue un desliz o si ella presuponía que él mismo ya lo conocía de antemano. Ella también amenazó de forma vaga sobre informar a los superiores del chico. "Como si supieras quiénes son, claaaaro que sí..." Pensó mientras ponía los ojos en blanco. Entonces mencionó algo que despertó de nuevo los escalofríos en la espalda del chico. ¿Otro desliz? Nadie muere por un poco de medicamento en mal estado, y si realmente fueran medicamentos tan potentes, los doctores comprobarían que todo estuviera en orden antes de usarlos, pues estarían reservados para casos extremos. Así pues, ¿por qué negar tan vehementemente un caso cuyas posibilidades eran casi nulas? ¿Podría ser ese el plan que pensaban llevar a cabo? La situación era peor de lo que esperaba el marine, pero había poco que pudiera hacer para evitarlo. "Poco no significa 'nada', sin embargo..."
Cuando la mujer indicó que le seguiría hasta la salida, Amaiar cerró los ojos y suspiró a través de la tela. Para lo que tenía en mente le beneficiaba ir delante, pero tendría activo todo el rato Haki de Observación, y estaría completamente alerta, por si acaso le atacaban por la espalda.
- De acuerdo, señores, no era mi intención molestar. Me sorprende que un doctor tan eminenciado como usted haya podido despistarse con algo tan tonto como olvidarse unas llaves, que seguro que en otra ocasión llevaría siempre encima... por si hubiera sido urgente acceder a los medicamentos durante el transcurso del torneo. Pero si usted lo dice, no me quedará más remedio que creerle, ¿verdad? Si me disculpa, mi autorización en esta zona como participante en recuperación está a punto de expirar, así que aceptaré con gusto la 'guía' de su... compañera...- Respondió Amaiar mientras se encogía de hombros y caminaba hacia la salida. Cuando estuvo muy cerca, tanto que podía oír los vítores del público y ya podía doblar la esquina, se giró de nuevo para referirse esa vez a la pelirroja, pues el doctor había quedado fuera de la vista algún tiempo atrás: - Gracias. Y ahora, si me disculpan, yo también tengo cosas que hacer...
Sin esperar a una respuesta, Amaiar apresuró el paso y contó hasta diez antes de empezar a correr. Ya se encontraba en zona pública, y había demasiada gente alrededor como para que la chica intentase detenerlo por la fuerza sin levantar sospechas. Incluso habían algunos guardias mirando en la dirección de la que venía el raudo marine, intentando averiguar de qué huía. Sin duda alguna, si realmente estaban haciendo 'su trabajo', no les molestaría ni obstaculizaría de ninguna forma que él se pusiera en contacto con la gente adecuada. Pero si su instinto se confirmaba, puede que consiguiera salvar algunas vidas...
Procediendo con el monólogo pasivo-agresivo, Cooper mencionó hacer uso de su labia para intentar desgraciar al marine, pero este se limitó a sonreír oculto por su manga. "Manipulador. Crees que no estoy al tanto de tu 'modus operandi'..." Pensó. No tenía miedo, pues incluso si de alguna forma se llegaban a enterar de sus datos como nombre o rango, había pasado buena parte de su vida sirviendo a la justicia, y hasta la fecha sin una sola mancha en su expediente. En los cuarteles del North Blue le conocían por su sentido del deber, e incluso fuera del mismo había tenido ya algunos contactos. Que recientemente hubiese cambiado su forma de pensar no cambiaría su pasado, y Amaiar estaba seguro de que incluso al Doctor le costaría convencer a sus superiores directos de que había hecho algo mal. Suponiendo, de nuevo, que pudiese cumplir su amenaza.
No obstante, Silverfang tampoco tenía todavía ninguna prueba sólida que le respaldara, por lo que una lucha entre las sombras de las facciones acabaría tarde o temprano cediendo en su contra. La actitud de superioridad de Alex no estaba formada en cimientos endebles, y la experiencia era algo de lo que Amaiar aún no podía presumir. Estaba claro que enfrentarse a Cooper no era una opción, eso lo sabía desde el principio. Pero al menos había conseguido ganar un poco de tiempo, y por minúsculo que fuera sería valioso. Tarde o temprano llegarían doctores asignados de verdad, y el muchacho sospechaba que, por el bien de los participantes (el suyo incluido), debía ser lo segundo.
Se encontraba barajando mentalmente sus opciones mientras la pelirroja se acercaba. Por si aún había alguna duda, mencionó el nombre del Doctor, aunque Amaiar no estaba seguro de si fue un desliz o si ella presuponía que él mismo ya lo conocía de antemano. Ella también amenazó de forma vaga sobre informar a los superiores del chico. "Como si supieras quiénes son, claaaaro que sí..." Pensó mientras ponía los ojos en blanco. Entonces mencionó algo que despertó de nuevo los escalofríos en la espalda del chico. ¿Otro desliz? Nadie muere por un poco de medicamento en mal estado, y si realmente fueran medicamentos tan potentes, los doctores comprobarían que todo estuviera en orden antes de usarlos, pues estarían reservados para casos extremos. Así pues, ¿por qué negar tan vehementemente un caso cuyas posibilidades eran casi nulas? ¿Podría ser ese el plan que pensaban llevar a cabo? La situación era peor de lo que esperaba el marine, pero había poco que pudiera hacer para evitarlo. "Poco no significa 'nada', sin embargo..."
Cuando la mujer indicó que le seguiría hasta la salida, Amaiar cerró los ojos y suspiró a través de la tela. Para lo que tenía en mente le beneficiaba ir delante, pero tendría activo todo el rato Haki de Observación, y estaría completamente alerta, por si acaso le atacaban por la espalda.
- De acuerdo, señores, no era mi intención molestar. Me sorprende que un doctor tan eminenciado como usted haya podido despistarse con algo tan tonto como olvidarse unas llaves, que seguro que en otra ocasión llevaría siempre encima... por si hubiera sido urgente acceder a los medicamentos durante el transcurso del torneo. Pero si usted lo dice, no me quedará más remedio que creerle, ¿verdad? Si me disculpa, mi autorización en esta zona como participante en recuperación está a punto de expirar, así que aceptaré con gusto la 'guía' de su... compañera...- Respondió Amaiar mientras se encogía de hombros y caminaba hacia la salida. Cuando estuvo muy cerca, tanto que podía oír los vítores del público y ya podía doblar la esquina, se giró de nuevo para referirse esa vez a la pelirroja, pues el doctor había quedado fuera de la vista algún tiempo atrás: - Gracias. Y ahora, si me disculpan, yo también tengo cosas que hacer...
Sin esperar a una respuesta, Amaiar apresuró el paso y contó hasta diez antes de empezar a correr. Ya se encontraba en zona pública, y había demasiada gente alrededor como para que la chica intentase detenerlo por la fuerza sin levantar sospechas. Incluso habían algunos guardias mirando en la dirección de la que venía el raudo marine, intentando averiguar de qué huía. Sin duda alguna, si realmente estaban haciendo 'su trabajo', no les molestaría ni obstaculizaría de ninguna forma que él se pusiera en contacto con la gente adecuada. Pero si su instinto se confirmaba, puede que consiguiera salvar algunas vidas...
AlexEmpanadilla
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Alex sonrió cuando el hombre se fue. Sacó de nuevo su hoja de cloro y siguió indagando cómo abrir aquel dichoso armario. Fue entonces cuando se dio cuenta de un insignificante detalle en el que no había caído antes: un pestillo en la parte derecha del armario, echado. Con curiosidad, lo descorrió, y la puerta se abrió por sí misma.
- Oh, vaya... -dijo, con una sonrisa estúpida, mientras el interior se descubría para él. Allí, ordenados por orden alfabético, había un montón de paquetes de complementos vitamínicos, medicamentos y sustancias desinfectantes. Lo normal en un botiquín. Sus ojos relampaguearon cuando encontró lo que estaba buscando. El doctor sonrió y agarró un par de botes llenos de pastillas negras y rojas. Abrió el primero y se metió una en la boca, guardándolo después en el bolsillo de la gabardina. Un delicioso sabor a menta y eucalipto le recorrió la garganta. "Me encantan los caramelos de menta, joder" pensó mientras observaba las pastillas rojas. Sabía que eran una especie de contravenenos, pero no sabía exactamente como funcionaban. Dado que él era inmune a gran parte de los venenos, no le servirían de mucho... salvo para lo que estaba buscando: la fórmula del contraveneno. Agarró un par de puñados de aquellas pastillas y se las guardó en otro bolsillo, ya las investigaría más tarde. Después guardó el bote y cerró la puerta. El doctor sacó un papel del interior de su chaqueta y escribió un par de garabatos rápidamente, como buen médico que era.
Satisfecho con su trabajo, agarró la nota y la clavó con una estaca de cloro a la puerta del armario. Se puso con los brazos en jarras, contemplando su obra y sonriendo, a la par divertido y satisfecho. Si alguien le decía algo, él solo estaba "velando por la seguridad de los participantes". Tras unos segundos de engrandecimiento de ego, el hombre se giró, en busca de Milena para salir de allí. Ya tenía lo que había estado buscando.
- Oh, vaya... -dijo, con una sonrisa estúpida, mientras el interior se descubría para él. Allí, ordenados por orden alfabético, había un montón de paquetes de complementos vitamínicos, medicamentos y sustancias desinfectantes. Lo normal en un botiquín. Sus ojos relampaguearon cuando encontró lo que estaba buscando. El doctor sonrió y agarró un par de botes llenos de pastillas negras y rojas. Abrió el primero y se metió una en la boca, guardándolo después en el bolsillo de la gabardina. Un delicioso sabor a menta y eucalipto le recorrió la garganta. "Me encantan los caramelos de menta, joder" pensó mientras observaba las pastillas rojas. Sabía que eran una especie de contravenenos, pero no sabía exactamente como funcionaban. Dado que él era inmune a gran parte de los venenos, no le servirían de mucho... salvo para lo que estaba buscando: la fórmula del contraveneno. Agarró un par de puñados de aquellas pastillas y se las guardó en otro bolsillo, ya las investigaría más tarde. Después guardó el bote y cerró la puerta. El doctor sacó un papel del interior de su chaqueta y escribió un par de garabatos rápidamente, como buen médico que era.
Material médico revisado y en perfectas condiciones. En el caso de alguna amputación, contactar conmigo para que la trate (he comprobado que no tenéis ningún medicamento para esos casos).
Firmado: Dr. Alex Cooper
Satisfecho con su trabajo, agarró la nota y la clavó con una estaca de cloro a la puerta del armario. Se puso con los brazos en jarras, contemplando su obra y sonriendo, a la par divertido y satisfecho. Si alguien le decía algo, él solo estaba "velando por la seguridad de los participantes". Tras unos segundos de engrandecimiento de ego, el hombre se giró, en busca de Milena para salir de allí. Ya tenía lo que había estado buscando.
Max D Dexer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
“Vaya combates” pensaba con impresión, y no dudaba que los siguientes combates podrían ponerse más interesantes todavía; pues los más fuertes empezarían a luchar entre sí. Golpes potentes, habilidades atemorizantes y poderes dignos de leyendas serian las cosas que se lograrían ver en el torneo a medida que los participantes menos calificados para avanzar salgan de la competencia. Algunos daban todo de sí para ganar aunque esto solo sea un “concurso”, “torneo” o como le llames. Sinceramente no podía imaginarme lo frustrados que podrían sentirse algunos de los marines o agentes del gobierno presentes, pues no podrían arrestar a los piratas o criminales que estaban en el Hexodromo por las reglas de este. “Este es el peor lugar en el que puedes toparte con tu peor enemigo” fue lo que paso por mi cabeza mientras Kuroten parecía planear un “escape” y salir corriendo como una gacela en libertad.
Lamentablemente, y para mí mala suerte, mis sospechas se cumplieron al pie de la letra, provocando en mí un cierto enojo por no a verlo detenido cuando pude. El lobo se había desatado de mis manos y logro zafarse de mi lado con la intención de correr para hacer algo que ni siquiera yo podía adivinar. La mayoría del tiempo le gustaba jugar conmigo a casi cualquier juego, como también molestarme de alguna manera para llamar mi atención. En aquella ocasión podría haber sido por casi cualquier cosa, algún olor peculiar de comida, una lobita linda o hasta incluso todas las opciones anteriores. Pero de lo que si podía estar seguro era que lo que fuera que fuese la razón de sus actos, terminaría involucrándome en sus tonterías. Aunque lo que mas temía era su habilidad, esperaba que no fuese lo suficientemente irresponsable como para aumentar su tamaño sin antes una autorización por parte mía, me desesperaría si el can no fuera tan confiable e inteligente.
Intente seguir los pasos del pobre lobo que muy pronto estaría en problemas, por fortuna no corría a toda velocidad o si no sería imposible de alcanzar con tanta gente. No sé cuánto tiempo estuve caminando, pero comparado con el tamaño de todo el coliseo fue una distancia pobre la que recorrí hasta encontrar a Kuroten. Pude verlo comiendo varias raciones de carne desde el suelo, al parecer alguien fue lo suficientemente descuidado como para tirar todo aquello. Lo que más me frustraba era que nadie lo estaba limpiando, pero el Hexodromo era enorme y hasta podría entenderse la razón de por qué ningún trabajador de ahí estaba encargándose del problema. Aunque ver al can comer toda esa comida, que quien sabe cuánto tempo estuvo en el piso, me hizo quitarle importancia a todo lo demás.
-No me importa si eres un animal, eso es demasiado sucio… (Dije en un tono lento y disgustado por lo que veía)
Bueno, poco podía hacer con alguien tan testarudo como lo era el lobo, tampoco podía enojarme por algo tan trivial como eso; después de todo no es como si fuera a morir por comer algo del suelo. Su salud no era un problema con ese fuerte estomago que tenia, en lo que realmente estaba pensando era la forma en que castigare al pequeño juguetón. Cuando termino de comer se dedico a lanzarme una mirada tierna, como si eso funcionara de alguna manera, y mucho menos con ese rostro de perro rabioso. Como siempre termine acariciando el lomo del animal haciéndole pensar que todo estaba perdonado, pero sería cuestión de tiempo para lograr darle algún castigo. “Si, diviértete mientras puedas” me dije para mi mismo mientras empezaba a reír levemente.
De pronto, y de forma casi instantánea, logre ver a una persona correr hacia la dirección en donde me encontraba. La mayoría de las personas empezaban a sentarse; lo que hizo más fácil visualizar al hombre que estaba… ¿escapando? O tal vez tenga muchas ganas de ir al baño y no quiere perderse de los combates que siguen. Pero en el momento en que se acercaba mas podía notar con mayor claridad sus rasgos físicos, como lo que parecía ser un cabello blanco y una vestimenta terriblemente familiar. Para cuando me di cuenta el sujeto ya estaba bastante cerca, y solté una gran sonrisa al percatarme que era nada más ni nada menos que el peli-blanco que lucho contra ese tal Kai en la arena. Y como si fuera poco el malcriado Kuroten se había dado cuenta también, el can era inteligente y recordar un rostro le era sencillo. Cuando el cuadrúpedo logro saber que se trataba de Amaiar se emociono.
-¿Quieres ir a saludarlo? (Le pregunte alegremente al animal, cuando de pronto salió corriendo hasta la dirección del hombre) -¡Espera!...¡No te precipites! (Gritaba mientras intentaba atraparlo o detenerle de alguna manera)
Temía que hiciera, como siempre, una de sus “escenas” al querer conocer a alguien nuevo. Podría saltar encima del luchador, intentar morder su prenda para llamar su atención o para detenerlo, o quien sabe que más podría atreverse a hacer para poder, de alguna manera, jugar con un extraño que parecía caerle bien. “A la próxima no lo traigo conmigo” pensé mientras corría tras el lobo.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica caminó tranquilamente junto al peliblanco. Al parecer no iba a haber combate y eso desilusionaba un poco a la pelirroja. No se fió no un momento del joven y se quedó atrás en todo momento. Cuando estuvieron en zona pública, él se fue. En ese momento la científica se cruzó de brazos y se quedó en la entrada. Debía de asegurarse de que nadie más entraba en aquel sitio. No querían más personas inoportunas. De hecho ella ya tenía la mano derecha en la funda de su arma. Deseaba poder utilizarla, pero aquello estaba lleno de personas. Además no había criminales ni sucios piratas. Era una lástima, pero debía acostumbrarse a relajarse. Siempre estaba pensando en causar muertes y demás. Era un milagro que continuase como científica del departamento. Por suerte no la habían pillado y las pocas veces que había matado, habían sido por necesidad.
El doctor Cooper no tardó mucho en aparecer. Cuando lo hizo, ella le miró de forma tranquila para después mostrar una siniestra sonrisa. – Espero que hayas terminado lo tuyo. Aquí ya tengo todo bajo control, Alex. – Dijo entonces la espadachín. A continuación esperaría una respuesta por parte de aquel hombre o lo seguiría en caso de que echara a andar. Si era tan valioso, muchos irían tras él y entonces ella podría cortar cabezas. Además no parecía el típico pervertido, por ello la compañía no le era desagradable. La verdad es que no se arrepentía de haber ido él.
El doctor Cooper no tardó mucho en aparecer. Cuando lo hizo, ella le miró de forma tranquila para después mostrar una siniestra sonrisa. – Espero que hayas terminado lo tuyo. Aquí ya tengo todo bajo control, Alex. – Dijo entonces la espadachín. A continuación esperaría una respuesta por parte de aquel hombre o lo seguiría en caso de que echara a andar. Si era tan valioso, muchos irían tras él y entonces ella podría cortar cabezas. Además no parecía el típico pervertido, por ello la compañía no le era desagradable. La verdad es que no se arrepentía de haber ido él.
AlexEmpanadilla
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Alex salió por la puerta por la que había entrado unos minutos antes. Milena estaba allí, esperando. El doctor metió la mano en el bolsillo y sacó el bote con pastillas negras, ofreciéndole una a su compañera.
- Son de limón -dijo únicamente, para después guardarlo de nuevo, independientemente de si ella cogía una o no. El doctor señaló entonces la puerta-. Ya no queda nada interesante ahí dentro. Esa gente esta demasiado drogada como para resultar sujetos de experimentación interesantes. -el hombre suspiró, mirando el techo sobre ellos. Los combates de la tercera ronda habían dado comienzo. Tal vez fuera interesante observar alguno de ellos, pero mezclarse con la gente no era precisamente una actividad que considerase divertida.
El hombre se volvió parcialmente gaseoso y empezó a flotar por el pasillo, ignorando los aplausos y vítores que resonaban por doquier. Caminando por los pasillos, encontró una salida a la zona de los espectadores. Abrió la puerta, y el ambiente se llenó con el olor de la comida rápida y el murmullo de la gente hablando y caminando.
- ¿Qué vas a hacer ahora? -preguntó a su pelirroja acompañante-. Yo no tengo nada más que hacer aquí.
- Son de limón -dijo únicamente, para después guardarlo de nuevo, independientemente de si ella cogía una o no. El doctor señaló entonces la puerta-. Ya no queda nada interesante ahí dentro. Esa gente esta demasiado drogada como para resultar sujetos de experimentación interesantes. -el hombre suspiró, mirando el techo sobre ellos. Los combates de la tercera ronda habían dado comienzo. Tal vez fuera interesante observar alguno de ellos, pero mezclarse con la gente no era precisamente una actividad que considerase divertida.
El hombre se volvió parcialmente gaseoso y empezó a flotar por el pasillo, ignorando los aplausos y vítores que resonaban por doquier. Caminando por los pasillos, encontró una salida a la zona de los espectadores. Abrió la puerta, y el ambiente se llenó con el olor de la comida rápida y el murmullo de la gente hablando y caminando.
- ¿Qué vas a hacer ahora? -preguntó a su pelirroja acompañante-. Yo no tengo nada más que hacer aquí.
Gareth Silverwing
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Esto es... vergonzoso. -Comentó Zinogre en mi cabeza.
-¿Se te ocurre otra manera de sacar las manchas de grasa? - Pregunté algo mosqueado mientras frotaba el pantalón para que saliera la suciedad.
-No me refiero a eso... bueno, también un poco a eso, me refiero a tu derrota.
-No ha sido una derrota, ha sido una retirada técnica.
-Lo que tu digas... ¿Pero cómo pudiste cometer un fallo tan garrafal?
-No lo sé. Simplemente no me dí cuenta de ello.
-En fin... acaba pronto, me está dando vergüenza ajena.
La situación tras el combate contra ese tal Esmejit había evolucionado de una forma... bastante distinta a lo que había previsto. Tras la tormenta de fuego y explosiones que liberó para intentar, de forma desesperada, de detenerme, paré mi ataque a pocos centímetros de él, tras lo cual acabó desmayado en el suelo. Mis ropas estaban algo manchadas de hollín y grasa, pero mis poderes habían evitado que se quemaran y la armadura había detenido la mayoría de disparos. Tras eso un par de guardias del hexódromo entraron al ring y me pidieron educadamente que les acompañara. Era algo extraño, normalmente anunciaban el resultado en alto... No había hecho nada, pero la verdad, no me esperaba lo que estaba a punto de ocurrir.
Al salir de la arena miré un momento atrás, un par de enfermeros pusieron a Esmejit en una camilla y se lo llevaron. Tras eso me llevaron ante otro hombre, de escasa estatura (incluso para mí), de expresión seria e inflexible, vestía un traje negro y unas gafas que, junto con su poblado bigote y su prominente calva, le daban un aspecto algo cómico.
-Señor Arthur Silverwing, ¿me equivoco?
-Si ¿En qué puedo ayudarle?
-Me temo que ha habido una "irregularidad" en su inscripción.
-¿Qué clase de "irregularidad"? -Pregunté algo extrañado repitiendo el énfasis que había puesto en esa palabra.
-Le ruego que revise su hoja de inscripción. -Dijo pasándome la ficha. No me hizo falta leer mucho para darme cuenta de dónde estaba el fallo. En vez de Arthur Silverwing, había puesto Athrur Silverwing.
-Me temo que vamos a tener que expulsarlo del torneo.
-Espera ¿QUÉ?
-Así es. Sé que seguramente sea una errata involuntaria, pero nuestra política contra el falseo de documentos es muy estricta, necesitamos dar ejemplo para evitar posibles problemas en el futuro. Declararemos a Esmejit ganador por defecto.
No podía creer sus palabras, había sido descalificado por un fallo burocrático... El campeón del año pasado descalificado por no escribir bien su propio nombre, ese mismo hecho era irrisorio. Me resigné a aceptar su decisión, no quería montar un numerito y que me impidieran participar otros años. Antes de irme les pregunté si tenían servicio de lavandería... pero lo único que me dieron fue un barreño, agua, jabón líquido y una tabla de lavar.
Volviendo al presente, la escena que le estaba dando al resto del público que me acompañaba en las gradas era, como mínimo, ridícula. Me encontraba en calzoncillos, con sólo la gabardina para cubrirme minetras lavaba mi ropa frotando de esa forma tan arcáica. Supongo que el hecho de que esas manchas saliesen frotando con mucha insistencia acaparaba toda mi atención y evitaba que pensase que me encontraba lavando mi ropa semidesnudo en medio de toda esa gente.
Hice una pausa y contemplé mis pantalones, estaban empapados, pero por lo demás ni una sóla mancha. Los aclaré y los escurrí lo mejor que pude con cuidado de no romperlos, tras eso los extendí en el respaldo del asiento que se encontraba a mi lado, extrañamente libre. Usé mis poderes para darles calor y que se secaran en cuestión de unos pocos minutos, tras eso me puse a lavar mi camiseta repitiendo el tedioso proceso. Miraba los resultados que habían dado, pero algo en los marcadores me llamó la atención, una clase de broma pesada peor que el hecho de que me hubiesen descalificado, la persona al cargo de eso tenía que estar completamente podrida por dentro... era simplemente una crueldad para todos los espectadores, un ataque a nuestra dignidad y a nuestra vista. Inmediatamente me levanté del asiento y grité alzando el puño con gesto de ira y descontento.
-¡COMIC SAAAAAAAAAAANS!
Procuré tranquilizarme al ver que había acaparado demasiadas miradas. Me senté y continué con mi tarea. Sólo esperaba que nadie conocido me viese en esta situación.
-¿Se te ocurre otra manera de sacar las manchas de grasa? - Pregunté algo mosqueado mientras frotaba el pantalón para que saliera la suciedad.
-No me refiero a eso... bueno, también un poco a eso, me refiero a tu derrota.
-No ha sido una derrota, ha sido una retirada técnica.
-Lo que tu digas... ¿Pero cómo pudiste cometer un fallo tan garrafal?
-No lo sé. Simplemente no me dí cuenta de ello.
-En fin... acaba pronto, me está dando vergüenza ajena.
La situación tras el combate contra ese tal Esmejit había evolucionado de una forma... bastante distinta a lo que había previsto. Tras la tormenta de fuego y explosiones que liberó para intentar, de forma desesperada, de detenerme, paré mi ataque a pocos centímetros de él, tras lo cual acabó desmayado en el suelo. Mis ropas estaban algo manchadas de hollín y grasa, pero mis poderes habían evitado que se quemaran y la armadura había detenido la mayoría de disparos. Tras eso un par de guardias del hexódromo entraron al ring y me pidieron educadamente que les acompañara. Era algo extraño, normalmente anunciaban el resultado en alto... No había hecho nada, pero la verdad, no me esperaba lo que estaba a punto de ocurrir.
Al salir de la arena miré un momento atrás, un par de enfermeros pusieron a Esmejit en una camilla y se lo llevaron. Tras eso me llevaron ante otro hombre, de escasa estatura (incluso para mí), de expresión seria e inflexible, vestía un traje negro y unas gafas que, junto con su poblado bigote y su prominente calva, le daban un aspecto algo cómico.
-Señor Arthur Silverwing, ¿me equivoco?
-Si ¿En qué puedo ayudarle?
-Me temo que ha habido una "irregularidad" en su inscripción.
-¿Qué clase de "irregularidad"? -Pregunté algo extrañado repitiendo el énfasis que había puesto en esa palabra.
-Le ruego que revise su hoja de inscripción. -Dijo pasándome la ficha. No me hizo falta leer mucho para darme cuenta de dónde estaba el fallo. En vez de Arthur Silverwing, había puesto Athrur Silverwing.
-Me temo que vamos a tener que expulsarlo del torneo.
-Espera ¿QUÉ?
-Así es. Sé que seguramente sea una errata involuntaria, pero nuestra política contra el falseo de documentos es muy estricta, necesitamos dar ejemplo para evitar posibles problemas en el futuro. Declararemos a Esmejit ganador por defecto.
No podía creer sus palabras, había sido descalificado por un fallo burocrático... El campeón del año pasado descalificado por no escribir bien su propio nombre, ese mismo hecho era irrisorio. Me resigné a aceptar su decisión, no quería montar un numerito y que me impidieran participar otros años. Antes de irme les pregunté si tenían servicio de lavandería... pero lo único que me dieron fue un barreño, agua, jabón líquido y una tabla de lavar.
Volviendo al presente, la escena que le estaba dando al resto del público que me acompañaba en las gradas era, como mínimo, ridícula. Me encontraba en calzoncillos, con sólo la gabardina para cubrirme minetras lavaba mi ropa frotando de esa forma tan arcáica. Supongo que el hecho de que esas manchas saliesen frotando con mucha insistencia acaparaba toda mi atención y evitaba que pensase que me encontraba lavando mi ropa semidesnudo en medio de toda esa gente.
Hice una pausa y contemplé mis pantalones, estaban empapados, pero por lo demás ni una sóla mancha. Los aclaré y los escurrí lo mejor que pude con cuidado de no romperlos, tras eso los extendí en el respaldo del asiento que se encontraba a mi lado, extrañamente libre. Usé mis poderes para darles calor y que se secaran en cuestión de unos pocos minutos, tras eso me puse a lavar mi camiseta repitiendo el tedioso proceso. Miraba los resultados que habían dado, pero algo en los marcadores me llamó la atención, una clase de broma pesada peor que el hecho de que me hubiesen descalificado, la persona al cargo de eso tenía que estar completamente podrida por dentro... era simplemente una crueldad para todos los espectadores, un ataque a nuestra dignidad y a nuestra vista. Inmediatamente me levanté del asiento y grité alzando el puño con gesto de ira y descontento.
-¡COMIC SAAAAAAAAAAANS!
Procuré tranquilizarme al ver que había acaparado demasiadas miradas. Me senté y continué con mi tarea. Sólo esperaba que nadie conocido me viese en esta situación.
Amaiar Silverfang
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Amaiar continuaba caminando a paso rápido. Había dejado de correr cuando perdió de vista a la pelirroja, pues dada su condición no le había costado fatigarse de nuevo, y quería guardar energías por si le hacía falta salir de nuevo en sprint. Entonces fue cuando cayó en la cuenta de que no tenía absolutamente ni idea de con quién podía contactar en aquella situación de emergencia. No conocía a ninguno de los médicos reales del recinto, ni al organizador, y los guardias no mostraban interés alguno (lo cual cabreó muchísimo al marine, que pensó que ese tipo de negligencias podrían costarle la vida a alguien). Silver y Kai estaban en combate, y aunque sabía que Arthur debía estar por allí, no sabía dónde encontrarle (ni confiaba en que le fuera a creer, dado que no se conocían en persona). Frustrado por la impotencia, el chico siguió caminando a la espera de que llegara un milagro, y rápido.
Y ciertamente, algo rápido llegó, pero más que un milagro era una forma peluda y babeante. Sorprendido, el marine cayó al suelo embestido por el lobo blanco, que no tardó en ponerse encima del chico a lamerle la cara con entusiasmo. "¡¿Pero qué...?!" Pensó Amaiar. Con las manos trataba desesperadamente de apartar al animal, evitando hacerle daño, aunque no tardó en darse cuenta de que la criatura era más fuerte y pesada de lo que aparentaba. Suspirando y con la cara llena de saliva, realizó un movimiento de rotación en el suelo sobre sí mismo, para darle la vuelta a la situación y ponerse él encima. Tras un pequeño forcejeo, Silverfang se alzó con la victoria y pudo incorporarse, mientras el lobo en cuestión también se sentaba y lo miraba con ojillos felices. El peliblanco no pudo evitar poner cara de circunstancia mientras estiraba la mano para acariciar la cabeza del animal. Desde que había descubierto que su propio animal espiritual era un lobo, se había sentido más atraído y fascinado por ellos que nunca. "Me pregunto qué estará haciendo un lobo aquí, de todas formas..."
Como respondiendo a su pregunta, Amaiar escuchó una voz a su espalda, mientras un chico de edad similar a la suya, y un característico color de piel pálido, se acercaba. Ciertamente, a Silverfang le parecía un tanto estrambótico el estilo del otro chaval, pero supuso que sería cosa de las modas y no le dio más importancia.
- ¿Eres tú el dueño de esta 'bestia'? - Dijo de forma bromista mientras observaba moverse la cola del lobo, como si de un perro doméstico se tratase. - ¡Sí, estoy hablando de ti, animal del diablo! Luego tendré que lavarme la cara... - Terminó mientras se pasaba una manga de la chaqueta (la normal, no se había traído la de capitán con él al torneo) por el rostro para quitar buena parte de la baba y que no le quedara todo pegajoso luego.
Y ciertamente, algo rápido llegó, pero más que un milagro era una forma peluda y babeante. Sorprendido, el marine cayó al suelo embestido por el lobo blanco, que no tardó en ponerse encima del chico a lamerle la cara con entusiasmo. "¡¿Pero qué...?!" Pensó Amaiar. Con las manos trataba desesperadamente de apartar al animal, evitando hacerle daño, aunque no tardó en darse cuenta de que la criatura era más fuerte y pesada de lo que aparentaba. Suspirando y con la cara llena de saliva, realizó un movimiento de rotación en el suelo sobre sí mismo, para darle la vuelta a la situación y ponerse él encima. Tras un pequeño forcejeo, Silverfang se alzó con la victoria y pudo incorporarse, mientras el lobo en cuestión también se sentaba y lo miraba con ojillos felices. El peliblanco no pudo evitar poner cara de circunstancia mientras estiraba la mano para acariciar la cabeza del animal. Desde que había descubierto que su propio animal espiritual era un lobo, se había sentido más atraído y fascinado por ellos que nunca. "Me pregunto qué estará haciendo un lobo aquí, de todas formas..."
Como respondiendo a su pregunta, Amaiar escuchó una voz a su espalda, mientras un chico de edad similar a la suya, y un característico color de piel pálido, se acercaba. Ciertamente, a Silverfang le parecía un tanto estrambótico el estilo del otro chaval, pero supuso que sería cosa de las modas y no le dio más importancia.
- ¿Eres tú el dueño de esta 'bestia'? - Dijo de forma bromista mientras observaba moverse la cola del lobo, como si de un perro doméstico se tratase. - ¡Sí, estoy hablando de ti, animal del diablo! Luego tendré que lavarme la cara... - Terminó mientras se pasaba una manga de la chaqueta (la normal, no se había traído la de capitán con él al torneo) por el rostro para quitar buena parte de la baba y que no le quedara todo pegajoso luego.
Yoko Littner
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El espectáculo iba viento en popa. Los combates habían empezado a durar mucho más que en el principio, con lo cual animaba a los espectadores. Había tenido tiempo de fijarme en múltiples combates y cada uno de ellos me gustó, aunque siempre optaba por el bando perdedor. No era muy buena eligiendo los que iban a ganar, supongo que el azar así como participar en apuestas no era lo mío.
Un silencio se había creado entre los tres, estaba claro que Nostariel pretendía hacer más caso al combate que entablar una conversación amena con nosotros, o eso me pareció a mí. Lo importante es que había conocido a una persona nueva, Sans el esqueleto, cuando iba a preguntarle una cosa, un grito me asustó. Miré hacia atrás arqueando las cejas y me fijé en un hombrecito, el cual estaba ya sentándose. Desde mi punto de vista parecía bastante pequeño ¡qué mono!
- ¿Por qué grita? - Pregunté mirando a Sans. - Igual... estaba bien averiguarlo ¿no? - Dije de último mientras esbozaba una sonrisa.
Un silencio se había creado entre los tres, estaba claro que Nostariel pretendía hacer más caso al combate que entablar una conversación amena con nosotros, o eso me pareció a mí. Lo importante es que había conocido a una persona nueva, Sans el esqueleto, cuando iba a preguntarle una cosa, un grito me asustó. Miré hacia atrás arqueando las cejas y me fijé en un hombrecito, el cual estaba ya sentándose. Desde mi punto de vista parecía bastante pequeño ¡qué mono!
- ¿Por qué grita? - Pregunté mirando a Sans. - Igual... estaba bien averiguarlo ¿no? - Dije de último mientras esbozaba una sonrisa.
Comic Sans
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sans estaba buscando la forma de volver a interactuar con su nueva amiga. Desde que pasaron las siguientes rondas, el público estaba mucho más inmerso en los combates que nunca, Nostariel incluída, por lo que se había formado un silencio incómodo entre los tres, que el esqueleto deseaba romper de alguna manera, sin dar una mala imagen. Parecía que a la pelirroja le gustaban las bromas, pero estas no eran el fuerte de la otra chica...
En ese momento, como caída del cielo, surgió la oportunidad. A la espalda de Sans había un tipo bajito gritando su nombre a los cuatro vientos, lo que sobresaltó tanto al pobre huesudo, que casi hace que se le saliese el invisible corazón por la boca. Reaccionando rápidamente, se recompuso y giró para encarar al hombre semidesnudo.
- ¡AQUÍ ESTOY! ¿QUÉ QUIERES? ME HAS DADO UN SUSTO DE 'MUERTE' COLEGA
Mientras gritaba esas palabras, Sans se encogió de hombros y guiñó la cuenca de un ojo, mientras de algún lugar cercano se oía un "Badum tss". Seguidamente comprobó con disimulo qué le había parecido la broma a la gente, y si Yoko la había pillado. Normalmente no se esforzaba tanto por hacer reír a una sola persona, pero algo en el carácter de la chica le atraía como la luz a las moscas. Puede que fuera su sinceridad inocente o su actitud relajada y simpática, llamando a su comediante interior. "Está muy bien para cambiar de aires, normalmente mis bromas las reciben con fruta y collejas" Pensó alegre.
En ese momento, como caída del cielo, surgió la oportunidad. A la espalda de Sans había un tipo bajito gritando su nombre a los cuatro vientos, lo que sobresaltó tanto al pobre huesudo, que casi hace que se le saliese el invisible corazón por la boca. Reaccionando rápidamente, se recompuso y giró para encarar al hombre semidesnudo.
- ¡AQUÍ ESTOY! ¿QUÉ QUIERES? ME HAS DADO UN SUSTO DE 'MUERTE' COLEGA
Mientras gritaba esas palabras, Sans se encogió de hombros y guiñó la cuenca de un ojo, mientras de algún lugar cercano se oía un "Badum tss". Seguidamente comprobó con disimulo qué le había parecido la broma a la gente, y si Yoko la había pillado. Normalmente no se esforzaba tanto por hacer reír a una sola persona, pero algo en el carácter de la chica le atraía como la luz a las moscas. Puede que fuera su sinceridad inocente o su actitud relajada y simpática, llamando a su comediante interior. "Está muy bien para cambiar de aires, normalmente mis bromas las reciben con fruta y collejas" Pensó alegre.
Max D Dexer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sin más paso lo que temía que pasaría, el lobo sin saber el significado de la palabra “calma” se hecho a correr ante el hombre y de forma chistosa se abalanzo hacia el luchador, terminando por lamer su rostro como paleta. Sin dudas una situación problemática se me vendría encima, o eso era lo que esperaba pues no era la primera vez que sucedía con ese “fantástico” can. Al llegar a una distancia de un par de metros pude ver con mayor precisión y darme cuenta de que ese sujeto si era aquel peli-blanco peleador de aquella batalla tan interesante. “Vaya habilidades” pensé al recordar toda la pelea en la que el hombre recurrió a una especie de poder raro, muy probablemente una akuma. Y al ver a Amaiar de pie no podía esperar algún tipo de reproche, pues no podía saber de qué forma se lo tomaría el que un lobo no muy ligero se le eche encima y se la pase lamiendo su rostro.
-Bueno, no me consideraría su “dueño” en circunstancias como estas. (Respondí a la pregunta del contrario que, sorprendentemente no parecía estar enojado) –Para ser franco hasta podría apostar a que se cree más independiente que yo. (Aclare después de un leve suspiro y rascarme la cabeza con una entrecortada sonrisa)
La situación actual era realmente incomoda en un sentido extraño, no solía entablar mucha conversación con alguien que, hace no más de unos cuentos minutos, Kuroten haya hecho una de las suyas. Mucho no podía hacer más que ver como el peli-blanco se intentaba secar el rostro lleno de saliva, al mismo tiempo que me percataba de que los combates de la siguiente ronda estaban empezando, algunos hasta incluso estaban llegando al final de sus batallas. Sin embargo lo que más llamo mi atención fue la voz de lo que parecía ser el comentarista, cuya elocuencia era realmente cómica, al menos para mí. La mayoría eran personas que no lograba reconocer del todo, algunos nombres me sonaban de haberlos escuchado antes pero no más que eso. Volviendo a lo que sucedía en frente de mí, me predispuse a saludar de una buena ves al muchacho que empezaba a agradarle más al lobo blanco.
-Max…es un placer conocerte Amaiar. (Dije con un tono lo más amigable posible mientras estiraba la mano con la palma abierta, esperando a que el contrario estrechara la misma) –Puedo decir claramente que no soy el único al que le haya fascinado tu combate con el imponente Kai. (No podía evitar decir aquello en forma de broma, o con un tono gracioso al lanzar la palabra “imponente”)
Amaiar Silverfang
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El marine sonrió de vuelta mientras estrechaba la mano de su interlocutor, y se llevaba la otra mano a la nuca para rascarse avergonzado. Intentando con algo de éxito ocultar el ego y parecer humilde, respondió:
- Oh... ¡Oh! Vaya... No se... qué decir... - Se entrecortó. - U-Un placer también, Max. Y... supongo que... ¿gracias? Es decir, sí, claro, muchas gracias, pero no sé si merezco tanta... atención... Es decir, lo hice lo mejor que pude y aun así me vi claramente superado, si no me hubiera rendido estaría en cama aún... jaja... - Rió de forma nerviosa. - De hecho, el simple hecho de rendirse ya ha supuesto una cobardía por mi parte, incluso si era la conclusión lógica y natural de los sucesos...
Cuando el peliblanco se dio cuenta de que estaba cayendo de nuevo en su pesimismo nihilista, estiró la espalda y sonrió con fuerza, mientras acariciaba al lobo por debajo de la barbilla. Esperaba que le agradase, había leído que ese era un 'punto débil' en los animales.
- Pero parece que sabes suficiente de mí. Cuéntame sobre ti, ¿Qué te ha traído a este torneo, Max? No recuerdo tu nombre en la lista de participantes, así que asumo que vienes como espectador... ¿Pero qué esperas ver? ¿Quizá estudiar a tus futuros oponentes? ¿Participarás en la próxima edición? - Amaiar estaba medio bromeando, pero desde hace rato había visto gracias al mantra que Max no era un simple civil. Tenía el potencial para dar pelea, o eso parecía indicar su voz interior... el marine tenía curiosidad por saber las intenciones del pelinegro.
- Oh... ¡Oh! Vaya... No se... qué decir... - Se entrecortó. - U-Un placer también, Max. Y... supongo que... ¿gracias? Es decir, sí, claro, muchas gracias, pero no sé si merezco tanta... atención... Es decir, lo hice lo mejor que pude y aun así me vi claramente superado, si no me hubiera rendido estaría en cama aún... jaja... - Rió de forma nerviosa. - De hecho, el simple hecho de rendirse ya ha supuesto una cobardía por mi parte, incluso si era la conclusión lógica y natural de los sucesos...
Cuando el peliblanco se dio cuenta de que estaba cayendo de nuevo en su pesimismo nihilista, estiró la espalda y sonrió con fuerza, mientras acariciaba al lobo por debajo de la barbilla. Esperaba que le agradase, había leído que ese era un 'punto débil' en los animales.
- Pero parece que sabes suficiente de mí. Cuéntame sobre ti, ¿Qué te ha traído a este torneo, Max? No recuerdo tu nombre en la lista de participantes, así que asumo que vienes como espectador... ¿Pero qué esperas ver? ¿Quizá estudiar a tus futuros oponentes? ¿Participarás en la próxima edición? - Amaiar estaba medio bromeando, pero desde hace rato había visto gracias al mantra que Max no era un simple civil. Tenía el potencial para dar pelea, o eso parecía indicar su voz interior... el marine tenía curiosidad por saber las intenciones del pelinegro.
Gareth Silverwing
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Ese...
-Esqueleto...
-Ha hecho...
-Un chiste malo...- Concluí la frase que ambos estábamos pensando.
No me esperaba que hubiese alguien que se diera por aludido entre todo el público, mucho menos que fuera un esqueleto (o en su defecto alguien peligrósamente flaco), pero lo que de verdad me pilló por sorpresa es que hiciese un chiste malo al respecto. Bueno... teniendo en cuenta toda la gente que se reunía en esta case de eventos la verdad es que no me sorprendía mucho. Por favor, conocía a un hombre de azúcar, un esqueleto humorista no era tan raro.
-LO SIENTO, NO IBA POR TÍ LA COSA. -Me disculpé gritando.
Regresé a la tediosa tarea de enjabonar y frotar. Las manchas comenzaban a salir más rápido que antes, es casi como si desapareciesen. A lo mejor tendría algo el tejido de mi camiseta que lo hacía mas resistente a las manchas. Sea como sea no tardé más de un par de minutos en acabar y colgarla en el respaldo de la otra silla vacía que tenía al lado. Tras eso decidí relajarme un poco mientras el calor hacía su magia y observar el combate de la arena que tenía en frente. Una cara conocida luchaba en ese mismo momento, se trataba de Worgulv, ese hombre que conocí hace años en Little Garden, blandía el martillo que había encontrado en aquella cueva con una facilidad pasmosa. Cuando acabase bajaría a saludarlo, había escuchado que Dexter Black, su capitán estaba en el torneo, ya no era un Sichibukai, sino que había alcanzado el título de yonkou. Seguro que más de un marine de los presentes se ha planteado el intentar detenerlo, aunque no es una buena idea. Primero porque en esta isla no estamos bajo la juristicción del gobierno, y segundo porque dudo que en este recinto exista alguien capaz de medirse con un yonkou.
Ya habían pasado unos minutos, puse las manos en ambas prendas para comprobar que estaban secas. Activé mi Soul forge y una serie de placas de cristal rojizo se formaron delante de mí, se movieron y unieron hasta formar el objeto que tenía en mente, una tabla de planchar. Tras eso una luz carmesí se formó en mi mano derecha, de ella emergío la hoja de Zinogre y unos 10 cm del mango. Lo calenté y por detrás de él formé un pequeño 0 Raiser. Moví aquella plancha improvisada mientras lanzaba pequeños chorros de vapor para alisar las arrugas de la ropa. Así, mientras silvaba una cancioncilla que había escuchado en Stargazer continué planchando, a la vez que atendía al combate.
-Esqueleto...
-Ha hecho...
-Un chiste malo...- Concluí la frase que ambos estábamos pensando.
No me esperaba que hubiese alguien que se diera por aludido entre todo el público, mucho menos que fuera un esqueleto (o en su defecto alguien peligrósamente flaco), pero lo que de verdad me pilló por sorpresa es que hiciese un chiste malo al respecto. Bueno... teniendo en cuenta toda la gente que se reunía en esta case de eventos la verdad es que no me sorprendía mucho. Por favor, conocía a un hombre de azúcar, un esqueleto humorista no era tan raro.
-LO SIENTO, NO IBA POR TÍ LA COSA. -Me disculpé gritando.
Regresé a la tediosa tarea de enjabonar y frotar. Las manchas comenzaban a salir más rápido que antes, es casi como si desapareciesen. A lo mejor tendría algo el tejido de mi camiseta que lo hacía mas resistente a las manchas. Sea como sea no tardé más de un par de minutos en acabar y colgarla en el respaldo de la otra silla vacía que tenía al lado. Tras eso decidí relajarme un poco mientras el calor hacía su magia y observar el combate de la arena que tenía en frente. Una cara conocida luchaba en ese mismo momento, se trataba de Worgulv, ese hombre que conocí hace años en Little Garden, blandía el martillo que había encontrado en aquella cueva con una facilidad pasmosa. Cuando acabase bajaría a saludarlo, había escuchado que Dexter Black, su capitán estaba en el torneo, ya no era un Sichibukai, sino que había alcanzado el título de yonkou. Seguro que más de un marine de los presentes se ha planteado el intentar detenerlo, aunque no es una buena idea. Primero porque en esta isla no estamos bajo la juristicción del gobierno, y segundo porque dudo que en este recinto exista alguien capaz de medirse con un yonkou.
Ya habían pasado unos minutos, puse las manos en ambas prendas para comprobar que estaban secas. Activé mi Soul forge y una serie de placas de cristal rojizo se formaron delante de mí, se movieron y unieron hasta formar el objeto que tenía en mente, una tabla de planchar. Tras eso una luz carmesí se formó en mi mano derecha, de ella emergío la hoja de Zinogre y unos 10 cm del mango. Lo calenté y por detrás de él formé un pequeño 0 Raiser. Moví aquella plancha improvisada mientras lanzaba pequeños chorros de vapor para alisar las arrugas de la ropa. Así, mientras silvaba una cancioncilla que había escuchado en Stargazer continué planchando, a la vez que atendía al combate.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La pelirroja observó al doctor con toda la tranquilidad del mundo. Al parecer si había terminado todo lo que tenía que hacer allí. Había sido rápido, pero todo bastante interesante. La verdad es que se había divertido lo suyo. Lo malo era que todo iba a finalizar. Él le ofreció a ella una pastilla, diciendo que tenía sabor a limón. Casualmente ella adoraba aquel sabor y por ello tomó un par, las cuáles metió en el bolsillo derecho. Más tarde se las comería con toda la calma del mundo. Alex hizo un comentario que provocó una sonrisa siniestra en el rostro de la pelirroja. Experimentar con personas podía ser realmente divertido. Era una lástima no poder hacerlo en aquellos momentos. De hecho, el peliblanco podía haber sido un perfecto sujeto. Podría haber tratado de ponerle mucha más fuerza o un tercer ojo.
En ese momento usó una forma en la que era intocable, además abrió una puerta. De ella empezó a surgir el delicioso olor de la comida. Entonces le hizo a ella una pregunta bastante interesante. Él ya no tenía nada que hacer allí. Ella ya tenía también lo que buscaba, lo que provocó una sonrisa ladeada en la chica. – He finalizado mi tarea también. De modo que tampoco debo hacer nada más, de hecho no creo que haya nada divertido ¿Me vas a proponer algo interesante o quieres irte? – Dijo entonces la espadachín. Mostró una expresión calmada y ahora solo faltaba la respuesta de él. A lo mejor quería comer, liarla o simplemente dormir, fuese como fuese, quería enterarse.
En ese momento usó una forma en la que era intocable, además abrió una puerta. De ella empezó a surgir el delicioso olor de la comida. Entonces le hizo a ella una pregunta bastante interesante. Él ya no tenía nada que hacer allí. Ella ya tenía también lo que buscaba, lo que provocó una sonrisa ladeada en la chica. – He finalizado mi tarea también. De modo que tampoco debo hacer nada más, de hecho no creo que haya nada divertido ¿Me vas a proponer algo interesante o quieres irte? – Dijo entonces la espadachín. Mostró una expresión calmada y ahora solo faltaba la respuesta de él. A lo mejor quería comer, liarla o simplemente dormir, fuese como fuese, quería enterarse.
Max D Dexer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El contrarío parecía… ¿avergonzado? Se comportaba de una forma totalmente diferente a lo que pensé hace no más de unos cuantos minutos. Pero mas no podía esperar, después de todo no lo conocía y mucho menos esperaba hacerlo en mi estancia en aquel lugar. Vaya que si fue buena idea visitar el Hexodromo, si todo salía bien volvería en la siguiente y en la siguiente. No pensaba que lograría entretenerme lo suficiente, pero me había equivocado, tampoco era tan aburrido como creí que seria. Aunque volviendo al tema del lobo muy probablemente no lo vuelva a traer, no quería que por obra del destino volviese a ponerse juguetón ni nada por el estilo.
-Eres demasiado humilde, estuviste genial y le diste pelea al principio…eso es lo que cuenta. (Amplié aun más mi sonrisa) –Yo hubiera hecho lo mismo, después de todo no es fácil luchar contra la mera mera no mi. (Finalice mientras veía a los alrededores a la gente alterarse por la emoción del los actuales combates)
No podía evitar ver a Kuroten que se encontraba bastante feliz por la aceptación del peli-blanco, cuyas acaricias parecían gustarle. La frecuencia en la que una persona desconocida lo tratase tan bien era muy poca, por lo que de forma evidente empezó a disfrutar de la “atención” que recibía por parte del muchacho y de otras personas al azar del público. Si tan solo no fuera por esa cara de mal parido que tiene seria más atractivo, aunque eso no quitaba el hecho de que fuera tan mono y blanco. Sin embargo las palabras del joven, que parecía agradarle al lobo, hicieron que pasara mi atención completa hacia él. Y antes de poder contestarle puse una mueca algo nerviosa por tantas preguntas que salieron del contrario.
-Tienes razón, solo vine para ver si salía algo interesante en este lugar, pues es la primera vez que vengo a un evento como este. (Respondí a una de sus tantas preguntas mientras mantenía aun mi sonrisa) –Espero sin dudas que no llegue el momento en el que tenga que luchar contra alguno de estos participantes. (Exclame con algo de gracia en mis palabras) –Y puede que sí, me e entretenido lo suficiente como para llegar a pensar en la posibilidad de competir en el siguiente torneo que quien sabe cundo se hará. (Aunque no estaba completamente seguro, el inscribirme en el hexodromo la próxima vez era una opción bastante posible)
Pude ver como algunos combates culminaban con intensas peleas a la lejanía, y aunque pudiera estar interrumpiendo lo que sea que fuese por lo que el peli-blanco estaba algo “inquieto”, debía de preguntar.
-¿Por si las dudas, no te apetece ver los combates próximos mas relajadamente en asientos? Es que no creo que sea buena idea estar parados todo el espectáculo. (Sin quitar el tono bromista ni gracioso le lance una pregunta que esperaba ser contestada)
Heaten
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"Quiero pelear. Quiero pelear. ¿Por qué no nos hemos apuntado? ¿¡ Por qué no puedo hacer sufrir a gente!? ¡¡¡QUIERO PARTIRLES LAS PIERNAS!!!" Se quejaba Noise, para variar. Aunque era normal. Heaten acababa de perder la oportunidad de formar parte de un interesante juego en el que personas supuestamente fuertes combatían. Y por si fuera poco, a Eco se le había ocurrido el ir a verlo igualmente, como forma para recolectar información. Vale que la idea fuera buena y no tuviera nada mejor que hacer, pero sabía de sobra que eso conllevaría a que su otra parte se pusiera...más ruidosa de lo normal. "Si no te calmas te pondré un bozal y te encerrare en la parte oscura de su cabeza." La amenazó Eco, exasperada. Por muy paciente que fuera, tenía sus límites y estos estaban siendo sobrepasados por si misma, ya que ambas eran una misma entidad...Una un tanto complicada en ocasiones. " No pudimos apuntarnos por motivos que ya conoces y, aún en caso de haber podido, dudo que te hubieran dejado torturar a tus contrincantes. Si quieres hacer eso mejor buscamos alguna misión que..." Eco se detuvo en seco. Heaten volteó la cabeza hacia un lado de las gradas, fijándola en un punto que se encontraba a unos cien metros de ella. De este provenía una voz familiar que no dejaba de gritar por uno u otro motivo.
-Vamos a preguntar que ocurre.- Dijo la teniente hacia Nepu, pues este estaba viendo el combate con ella, justo antes de levantarse y saltar, creando una plataforma de corindón, para localizar a la persona en cuestión. -No le veo...- Murmuró algo decepcionada. Podía escucharle y no había muchas presencias que le resultaran familiares. -Pues tocara guiarse por el instinto...- Dijo antes de mirar a Nepu. -Modo cuerda, átate a ese poste. - Añadió antes de que este hiciera lo pedido y la chica comenzara a "sobrevolar" al resto de observadores, cayendo cerca de un hombre que estaba haciendo la colada en medio del graderío. Nada más le vio, la chica se acercó y, mirándole con curiosidad, se agachó, ladeando la cabeza, antes de preguntar: -¿Por qué lavas la ropa aquí?- Justo antes de que Nepu hiciera amago de subirse sobre la cabeza de Arthur.
-Vamos a preguntar que ocurre.- Dijo la teniente hacia Nepu, pues este estaba viendo el combate con ella, justo antes de levantarse y saltar, creando una plataforma de corindón, para localizar a la persona en cuestión. -No le veo...- Murmuró algo decepcionada. Podía escucharle y no había muchas presencias que le resultaran familiares. -Pues tocara guiarse por el instinto...- Dijo antes de mirar a Nepu. -Modo cuerda, átate a ese poste. - Añadió antes de que este hiciera lo pedido y la chica comenzara a "sobrevolar" al resto de observadores, cayendo cerca de un hombre que estaba haciendo la colada en medio del graderío. Nada más le vio, la chica se acercó y, mirándole con curiosidad, se agachó, ladeando la cabeza, antes de preguntar: -¿Por qué lavas la ropa aquí?- Justo antes de que Nepu hiciera amago de subirse sobre la cabeza de Arthur.
Gareth Silverwing
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Extendí los pantalones frente a mí y admiré mi obra maestra. Ni una sola mancha, ni una sola arruga, brillantes e impecables, casi me daba pena ponérmelos y arruinar esa perfección. Una lágrima de emoción se deslizó por mi mejilla por dentro de la máscara, orgulloso por el trabajo bien hecho. La satisfacción me embargó a ponérmelos, aquella calidez y suavidad propia de una prenda recién lavada y planchada era una sensación que no se podía comparar con ningún otro placer terrenal... Como a alguien se le ocurriese mancarlos juro que lo mataría.
Tras eso me puse a hacer lo mismo con mi camiseta, ahora, por lo menos, con la parte inferior de mi cuerpo tapada. No podía describir aquella sensación, era como una especie de paz interior que sólo se podía alcanzar realizando aquella clase de tareas sin que nadie me molestase. Esa satisfacción del trabajo bien hecho que sólo yo iba a disfrutar. Por desgracia aquella paz no duraría, me había olvidado por completo que, al igual que el cuartel de la brigada, este lugar era un hervidero de gañanes. Una conocida aterrizó, literalmente, a mi lado. Era aquella chica, Heaten creo que se llamaba, la había conocido justo antes de la guerra de Hallstat.
-Hola a vosotras también. -Saludé algo molesto porque interrumpieran mi sagrada tarea. -No me quedó más remedio que haceresto, mi oponente me disparaba grasa y mi ropa acabó hecha un asco. Menos mal que dejé la gabardina a un lado antes de empezar el combate. -Dije mientras me aseguraba que mi camiseta no tuviese ninguna arruga.
Tras eso me la puse, recuperando así una aspecto normal. Coloqué por encima mi gabardina, mi aspecto ahora era impecable, como si nunca me hubiese manchado. Miré a esa cosa que siempre acompañaba a Heaten, parecía querer saltar sobre mi cabeza. Le dirigí una mirada fulminante con ambos ojos, quizás un poco más severa de lo que se merecía esa criatura, y pareció pensárselo dos veces. La verdad es que mi aspecto ahora era mucho menos humano que antes, sobre todo si me miraban a los ojos, la única parte que mi máscara no tapaba del todo. Acaricié su cabeza tratando de tranquilizarlo y, un poco como disculpa silenciosa por mis modales.
-No he visto tu nombre en los emparejameintos, me extraña que alguien con una personalidad como la tuya no esté ahí abajo, aunque supongo que tendrás tus razones. Toma asiento, ¿Ha habido alguna novedad en la marina estos dos años?
Tras eso me puse a hacer lo mismo con mi camiseta, ahora, por lo menos, con la parte inferior de mi cuerpo tapada. No podía describir aquella sensación, era como una especie de paz interior que sólo se podía alcanzar realizando aquella clase de tareas sin que nadie me molestase. Esa satisfacción del trabajo bien hecho que sólo yo iba a disfrutar. Por desgracia aquella paz no duraría, me había olvidado por completo que, al igual que el cuartel de la brigada, este lugar era un hervidero de gañanes. Una conocida aterrizó, literalmente, a mi lado. Era aquella chica, Heaten creo que se llamaba, la había conocido justo antes de la guerra de Hallstat.
-Hola a vosotras también. -Saludé algo molesto porque interrumpieran mi sagrada tarea. -No me quedó más remedio que haceresto, mi oponente me disparaba grasa y mi ropa acabó hecha un asco. Menos mal que dejé la gabardina a un lado antes de empezar el combate. -Dije mientras me aseguraba que mi camiseta no tuviese ninguna arruga.
Tras eso me la puse, recuperando así una aspecto normal. Coloqué por encima mi gabardina, mi aspecto ahora era impecable, como si nunca me hubiese manchado. Miré a esa cosa que siempre acompañaba a Heaten, parecía querer saltar sobre mi cabeza. Le dirigí una mirada fulminante con ambos ojos, quizás un poco más severa de lo que se merecía esa criatura, y pareció pensárselo dos veces. La verdad es que mi aspecto ahora era mucho menos humano que antes, sobre todo si me miraban a los ojos, la única parte que mi máscara no tapaba del todo. Acaricié su cabeza tratando de tranquilizarlo y, un poco como disculpa silenciosa por mis modales.
-No he visto tu nombre en los emparejameintos, me extraña que alguien con una personalidad como la tuya no esté ahí abajo, aunque supongo que tendrás tus razones. Toma asiento, ¿Ha habido alguna novedad en la marina estos dos años?
Heaten
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¿Oponente...?- Preguntó la chica, más para si misma que para el contrario. "Seguramente hasta este enano ha estado en el torneo. ¡NO ES JUSTO, ECO!" Se quejó Noise, comenzando a "patalear" en su cabeza como si fuera una niña pequeña. "No empieces..." Se quejó la otra, dejando escapar un pesado suspiro. -Entonces has estado participando en el torneo....¿Pero por qué no sale tu nombre en pantalla?- Preguntó Heaten, mirando otra vez al lugar en el que se anunciaban las personas que pasaban a la siguiente fase. Si la chica no recordaba mal, y teniendo en cuenta su memoria sobrehumana, no podía recordar mal. Aquel chico se llamaba Arthur. Sin embargo, no había ningún Arthur entre los que habían pasado. -¿Acaso has perdido?- Continuó preguntando la chica, metiendo el dedo en la herida, hasta recordar que le había preguntado algo sobre el cuartel.
La chica trató de hacer memoria, sin mucho éxito. No había ningún dato relevante entre todo lo que le habían resumido al volver de su "rehabilitación". -No lo sé, apenas visite el cuartel después de lo sucedido en el mar del norte, hace dos años. Estuve ocupada con...otros asuntos.- Concluyó la chica, antes de notar como Nepu daba un par de brincos sobre su cabeza, recordándole que él también estuvo y que ella no hubiera vuelto de no ser por él.-Perdón, estuvimos.- Se corrigió.
- Y respecto a los emparejamientos....Me temo que al haber regresado tan tarde, no pude inscribirme a tiempo. Desde entonces tengo un dolor de cabeza constante a causa de una niña enrabietada que quería verme participar también.- Dijo Eco, contestando a la última pregunta que le había hecho el pequeño marine, provocando que Noise se pusiera histérica por ello. "¿A QUIÉN LLAMAS NIÑA PEQUEÑA ENRABIETADA? ES NORMAL QUE ESTÉ MOLESTA. ADEMÁS, TÚ TAMBIÉN QUERÍAS MIRAR LOS COMBATES." Se quejó Noise. "Sí, pero para obtener información". La cortó Eco.
La chica trató de hacer memoria, sin mucho éxito. No había ningún dato relevante entre todo lo que le habían resumido al volver de su "rehabilitación". -No lo sé, apenas visite el cuartel después de lo sucedido en el mar del norte, hace dos años. Estuve ocupada con...otros asuntos.- Concluyó la chica, antes de notar como Nepu daba un par de brincos sobre su cabeza, recordándole que él también estuvo y que ella no hubiera vuelto de no ser por él.-Perdón, estuvimos.- Se corrigió.
- Y respecto a los emparejamientos....Me temo que al haber regresado tan tarde, no pude inscribirme a tiempo. Desde entonces tengo un dolor de cabeza constante a causa de una niña enrabietada que quería verme participar también.- Dijo Eco, contestando a la última pregunta que le había hecho el pequeño marine, provocando que Noise se pusiera histérica por ello. "¿A QUIÉN LLAMAS NIÑA PEQUEÑA ENRABIETADA? ES NORMAL QUE ESTÉ MOLESTA. ADEMÁS, TÚ TAMBIÉN QUERÍAS MIRAR LOS COMBATES." Se quejó Noise. "Sí, pero para obtener información". La cortó Eco.
Gareth Silverwing
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¿Por qué no estoy...? Yo...- Hice una pequeña pausa antes de contestar, no podía decir que me había equivocado al poner mi propio nombre. -Destruí parte del escenario y me salí sin querer.- Respondí al final, era una pequeña mentira, pero dado que ella había llegado tarde lo más seguro es que no hubiese visto el combate. -Es una pena, la verdad, me voy a aburrir mucho y había un par de cosas que quería probar, pero no soy el único de la brigada que está inscrito, así que, como el año pasado espero que quedemos en una buena posición.
Pude ver cómo avanzaban los demás combates, por las pantallas se podían ver los pocos que quedaban inconclusos. Esmejit acababa de ganar, mejor, así mi conciencia queda un poco mas tranquila. El de Jack acababa de terminar también, no sabía como había acabado, así que luego lo averiguaría. En otra de las pantallas se podía ver un escenario completamente hecho escombros, en la parte de arriba se podía leer los nombres de Kai y Kusanagi... eso explicaba muchas cosas. Los combates acababan y empezaba a hartarme de estar en ese sitio, saldría a ver a alguno de esos merluzos, después de un par de años seguro que me han extrañado y... no estaría de más desmentir los rumores sobre mi desaparición y supuesta muerte.
-Eh. Voy a ver a un compañero, ¿vienes?.- Le dije a Heaten mientras me melantaba del asiento. -Es un cabrito que seguro que te cae bien, y tu cosa tendrá una cabeza más sobre la que rebotar.-
Dicho esto me puse en camino al hexágono en el que había participado Jack, se había estado enfrentando a Arribor, un pirata bastante famoso por ser un oponente formidable, lo más seguro es que Jack hubiese salido bastante herido, aunque no estaba seguro. Ese tío tiene tanta suerte que es capaz de haber ganado. Me abrí paso por la marea de gente que se alejaba de las gradas por los pasillos tras haber acabado el combate, esperaba encontrar a Jack al llegar cerca de el hexágono aunque... ¿Me reconocería?
Pude ver cómo avanzaban los demás combates, por las pantallas se podían ver los pocos que quedaban inconclusos. Esmejit acababa de ganar, mejor, así mi conciencia queda un poco mas tranquila. El de Jack acababa de terminar también, no sabía como había acabado, así que luego lo averiguaría. En otra de las pantallas se podía ver un escenario completamente hecho escombros, en la parte de arriba se podía leer los nombres de Kai y Kusanagi... eso explicaba muchas cosas. Los combates acababan y empezaba a hartarme de estar en ese sitio, saldría a ver a alguno de esos merluzos, después de un par de años seguro que me han extrañado y... no estaría de más desmentir los rumores sobre mi desaparición y supuesta muerte.
-Eh. Voy a ver a un compañero, ¿vienes?.- Le dije a Heaten mientras me melantaba del asiento. -Es un cabrito que seguro que te cae bien, y tu cosa tendrá una cabeza más sobre la que rebotar.-
Dicho esto me puse en camino al hexágono en el que había participado Jack, se había estado enfrentando a Arribor, un pirata bastante famoso por ser un oponente formidable, lo más seguro es que Jack hubiese salido bastante herido, aunque no estaba seguro. Ese tío tiene tanta suerte que es capaz de haber ganado. Me abrí paso por la marea de gente que se alejaba de las gradas por los pasillos tras haber acabado el combate, esperaba encontrar a Jack al llegar cerca de el hexágono aunque... ¿Me reconocería?
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La atenta mirada del moreno había estado pendiente de los dos combates que le interesaban sobre los demás. El primero había sido el de sus dos hombres, Nokotori y Qui Gon. Para su sorpresa, el castaño había dejado al espadachín fuera de combate con un simple puñetazo. Madara no se había esperado aquel final, sin duda el luchador se había vuelto poderoso. No pudo evitar mostrar una sonrisa ladeada al activar su haki. Notaba un aura mucho más fuerte que hacía dos años pero, continuaba estando muy por debajo de él. De todas formas estaba deseando luchar contra su pupilo para ver sus nuevas capacidades. Debería esperar a ver sus resultados en el torneo y a que terminase. Confiaba en que mínimo llegase a las semifinales pero al parecer no iba a poder ser.
El devastador vio en el panel que el siguiente combate era entre el luchador y su hermano, Jin. No pudo evitar alzar una ceja cuando vio que el capullo del ifrit había subido a Vice-Almirante en poco tiempo. La pelea no tardó mucho en desarrollarse y por muy bruto que fuera el encuentro, la victoria perteneció al demonio en llamas. El Shichibukai ya se lo esperaba y no pudo evitar soltar un suspiro. El enmascarado era poderoso y muy pocos podían plantarle cara. Tal vez solo un par de personas de aquel torneo. Qui Gon había peleado con coraje pero, no fue suficiente para herir mucho al poderoso monstruo. Los demás combates fueron finalizando y la verdad es que no se fijó mucho en los demás.
A continuación se sentó de nuevo y se cruzó de brazos, atento a la siguiente pelea de su hermano. El ganador del combate de un tal Kai y un Kusanagi. La verdad es que esos dos parecían animales peleando, pero él no era nadie para hablar de bestialidad. Simplemente mostró una sonrisa calmada y se relamió despacio.
El devastador vio en el panel que el siguiente combate era entre el luchador y su hermano, Jin. No pudo evitar alzar una ceja cuando vio que el capullo del ifrit había subido a Vice-Almirante en poco tiempo. La pelea no tardó mucho en desarrollarse y por muy bruto que fuera el encuentro, la victoria perteneció al demonio en llamas. El Shichibukai ya se lo esperaba y no pudo evitar soltar un suspiro. El enmascarado era poderoso y muy pocos podían plantarle cara. Tal vez solo un par de personas de aquel torneo. Qui Gon había peleado con coraje pero, no fue suficiente para herir mucho al poderoso monstruo. Los demás combates fueron finalizando y la verdad es que no se fijó mucho en los demás.
A continuación se sentó de nuevo y se cruzó de brazos, atento a la siguiente pelea de su hermano. El ganador del combate de un tal Kai y un Kusanagi. La verdad es que esos dos parecían animales peleando, pero él no era nadie para hablar de bestialidad. Simplemente mostró una sonrisa calmada y se relamió despacio.
Osuka Sumisu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los combates seguían, el público se estaba dejando los pulmones para animar a cada uno de sus participantes favoritos. Me seguian doliendo los músculos por todo lo que había pasado, aunque intentaba no mostrar muecas de dolor. Parecía que al final sí que necesitaba más cuidados que unas simples vendas y tiritas, pero al sanitario ya le había dicho que no y ahora me tocaba tragarme mi orgullo. Al menos tenía un batido que había comprado dentro de los puestos del estadio y me ayudaban a ahogar la sed.
Me sorprendió bastante cuando, entre las apareció el Oficial Redfield. Que estaría haciendo aquí? No se daba cuenta de la que hombres del gobierno estaba allí? Solo esperaba que tanto él como los marine e agentes de CP, respetaran las normas del lugar y no empezaran a liarla parda. Tambien podria estar para ver cómo iban los demonios de su división en el torneo. Si me acordaba bien, Esmejit, el demonio rojo, era el unico que seguia en el torneo. Seria genial que fuese uno de los nuestros el ganador del torneo, aunque yo ya estaba contento porque Esme había conseguido derrotar a ese tal Bleyd, que me había dejado en ese estado.
Mientras terminaban los demás combates, me centre en el que se decidiría el oponente en la semifinal contra el que se enfrentará mi compañero de división; era una especie de vikingo con dos troncos por brazos con martillo en mano. Y por el otro lado, un bellezon de de cabellos negros que parecía ser una usuaria de logia, ya que empezaba a lanzar relámpagos de aspecto peligroso.
Y si me conocéis, ya supondreis a quien me puse a animar de aquellos dos combatientes. - Vamos guapa, enseñale a ese barbudo nórdico quien manda!.- Que quereis que os diga, las chicas monas eran mi punto debil (ademas de los misilazos de aquella moto-tanque del demonio. Desde luego, iba tener pesadillas con esa mierda).
Me sorprendió bastante cuando, entre las apareció el Oficial Redfield. Que estaría haciendo aquí? No se daba cuenta de la que hombres del gobierno estaba allí? Solo esperaba que tanto él como los marine e agentes de CP, respetaran las normas del lugar y no empezaran a liarla parda. Tambien podria estar para ver cómo iban los demonios de su división en el torneo. Si me acordaba bien, Esmejit, el demonio rojo, era el unico que seguia en el torneo. Seria genial que fuese uno de los nuestros el ganador del torneo, aunque yo ya estaba contento porque Esme había conseguido derrotar a ese tal Bleyd, que me había dejado en ese estado.
Mientras terminaban los demás combates, me centre en el que se decidiría el oponente en la semifinal contra el que se enfrentará mi compañero de división; era una especie de vikingo con dos troncos por brazos con martillo en mano. Y por el otro lado, un bellezon de de cabellos negros que parecía ser una usuaria de logia, ya que empezaba a lanzar relámpagos de aspecto peligroso.
Y si me conocéis, ya supondreis a quien me puse a animar de aquellos dos combatientes. - Vamos guapa, enseñale a ese barbudo nórdico quien manda!.- Que quereis que os diga, las chicas monas eran mi punto debil (ademas de los misilazos de aquella moto-tanque del demonio. Desde luego, iba tener pesadillas con esa mierda).
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.