"Black" Water Seven (Privado Hakosen-Carmelo B.)

Acababa de llegar a Water seven, la ciudad del agua. Me habían comunicado que había una venta de tallas clandestina, y claro era algo que no podía perderme. Aunque nuevo en este mundillo, primero tenía que encontrar a alguien que supiera donde era y sacarle la información pertinente, y lo que llevara encima también. Con esas tallas tendría ya muchas, aunque como siempre me decía a mis mismo, nunca suficientes. Por más tallas que conseguía no eran suficientes, necesitaba más y más. Esta necesidad solo la paliaba con otros objetos como cosas de oro o plata. Las gemas en menor medida llenaban mi “hambre” de objetos. Cuando por fin llegué a donde se suponía que se reunía la peor calaña de la ciudad, La oveja rosa, entré esperando sacar provecho de la visita.

-Una buena jarra de vino, si es del malo te comerás los dientes uno a uno, me has entendido mierdas. –Le ordené al camarero mientras miraba a la clientela del tugurio, ahora que lo pensaba de donde leches habría sacado aquel nombre de pacotilla.

Finalmente en la ciudad acuática!

Según había escuchado por la zona, mi hermano había sido visto por aquí hace un tiempo, por lo que no tardé en venir, a pesar de que a mi jefe no le gustaba que viajara solo, debía hacerlo. Mi embarcación no era mucho más grande que mi cuerpo, pero logró llevarme exitosa mente hacia mi destino. Al llegar a uno de los muelles, pude ver que las personas que caminaban por allí, estaban muy felices, más de lo normal. Nunca pensé que viviendo en un lugar que se inunda todos los años, las personas podían estar tan contentas, pero por suerte el día estaba soleado y no tendrían escusas políticas para pasarla mal.

Al descender de mi bote, comencé a caminar por las calles del dique 3, rumbo a algún lugar donde pudiera conseguir un poco de información sobre mi pariente y también un poco de comida para saciar mi hambre. Así fue como mantuve el paso hasta toparme con una taberna un poco alejada de la zona principal. Ésta no tenía muy buena pinta, pero no perdía nada al adentrarme allí, de hecho en el bajo mundo es dónde se encuentra más información, aunque siempre tiene un precio.

Me adentré en el local, y pude notar cómo las personas en su interior, no parecían muy "legales" que digamos, por esta razón supuse que era algo así como un bar de criminales o algo por el estilo. Luego de unos segundos de pausa en la puerta del lugar, caminé hacia una butaca encontrada en la barra, a la espera de que el tabernero llegara, para pedirle un buen jugo de uva.

El tabernero me trajo una jarra de color plata, pero que en realidad seria de algún tipo mierda de aleación, si aquello era plata autentica yo era el jefe del Gorosei. Por algún motivo que no llego a recordar me dio tal rabia que lancé la jarra contra uno de los que pasaban por detrás. Volví a pedirle lo mismo al camarero, pero esta vez algún vino mejor. Los tipos de las mesas ni se inmutaron, ni fueron a recoger al caído hombre, puede que no les callera bien siquiera. He de decir que noquear a alguien no suele buena forma de buscar información, aunque puede que ahora los otros se lo piensen mejor antes de cabrearme.

La puerta de local se abrió de nuevo, esta vez era un tipo que no encajaba con la demás clientela, puede que un ciudadano honrado perdido que entre en un local por error y se lleva una paliza mientras le roban las joyas……, Mierda, otra vez empezaba a desvariar, pero me tenía que centrar, mantenerme sereno para encontrar la maldita subasta, una vez en ella ya me podría desfogar a gusto con los presentes. El nuevo pidió una jarra de vino, puede que no fuera lo que aparentaba.

-Qué te parece la cosecha de ese vino compadre, fue una de puta madre párriba.

*Párriba está escrita adrede en el post así*

- Que tipo más raro - Eso fue lo único que pensé cuando un joven de pelo blancuzco, le lanzó una jarra llena de bebida a otro cliente del lugar. Ésto sucedió de la nada, el afectado quedó mirando al atacante, y su cara mostraba que no tenía idea porqué lo había hecho, ni lo había provocado, ni  nada por el estilo, solo tomó la jarra llena y le la partió en la cabeza.

Mientras todo esto sucedía, el tabernero me trajo mi amado jugo de uva, que previamente le había pedido. Y mientras lo disfrutaba, pude notar que el tipo raro, me dirigía la palabra. Al parecer, pensaba que en mi vaso había vino, pero yo no disfrutaba del pasaje del alcohol por mi garganta, por lo que le dije - No opinaré sobre lo que no sé, lo que estoy tomando no es más que jugo de uva, SIN ALCOHOL, no puedo soportar el gusto y me repugna solo con pensar en ello. Me ah entrado la curiosidad... ¿porqué le has tirado una jarra por la cabeza a ese hombre?¿Y quién te crees que eres para hacerlo de una manera tan despreciable? -

Mientras esperaba tranquilamente la respuesta de la persona sentada a mi lado, tomé un par de sorbos de mi bebida, y me dispuse a mantener mi mano cerca de la espada ubicada en el lado izquierdo de mi cintura.

Aquel tipo estaba como una regadera, como se atrevía a preguntarme a mí que quien me creía para atacar de lo que el denomino forma despreciable a otro, y no contento con eso antes había mencionado algo acerca de los asqueroso del vino. Estaba ya levantándome del banco, con la mano sobre la ninja-to, cuando un par de tipos de acercaron a mí por la espalda.

-No queremos jaleos en este local que vayan más allá de las típicas peleas y desmayos, ¿Qué has venido a buscar aquí extranjero?- Los dos tipos eran bastante grandes, y parecían ser mucho más fuertes que yo, además era lo que esperaba alguien a quien sacar información.

-Vengo buscando una subasta, una de esas que no salen en los carteles de los ricos, dicha oportunidad de adquisiciones en esta ocasión se trata de tallas de maderas nobles, de impecable acabado.

-Bueno, por un precio razonable te podemos introducir, ven alejémonos a un lugar más reservado.

Seguí al tío, no tenía mucho con le pagarle, pero quizás su vida fuera más que suficiente para sellar el trato, ya buscaría al muerto de fuera para que recordara que lo estaba, nadie se metía conmigo, o el vino de esa forma y no lo pagaba de forma adecuada..

Off rol:

Al parecer, no le cayó bien lo que le dije sobre el vino. La verdad es que tampoco me interesaba demasiado, ese hombre era bastante raro, además dijo que estaba buscando una subasta de algún tipo.

No me molestó en lo más mínimo que el amante del vino se fuera con esos hombres que aparecieron de la nada, de hecho me permitió acabar tranquilamente con mi bebida, pero la verdad era que estaba aburrido, y me había entrado un poco de curiosidad saber que venían en esa "subasta" de la que hablaban.

Por esa misma razón, me paré, y luego de dejarle dinero al tabernero, comencé a caminar detrás de los hombres que guiaban al peliblanco. Salieron del lugar por una de las puertas laterales, ésta daba a un callejón un poco tétrico, en el que no había más que basura y ratas. Sin que me detectaran, me apoye contra una columna que se encontraba a unos metros de la ubicación de los hombres, y me dispuse a escuchar que es lo que se decían.

Mientras esperaba que hablaran, me puse a pensar en que necesitaría comprar en esa tal subasta de la que hablaban.

Off Rol:

Salimos hasta un callejón por una puerta trasera, el sitio realmente asqueroso, no se habría limpiado en años lo más seguro, un buen sitio para dejar algún cadáver y que jamás se encontrara pensaba mientras caminaba detrás de los dos hombres. Cuando al fin paramos, cerca de lo que parecía un contenedor oxidado, el más pequeño de los dos hombres saco una foto de debajo de la chaqueta.

-Consigue que este tipo me pagué lo que me debe y te colaré en la subasta, está en el piso de arriba de la taberna, y tiene un par de gorilas en la puerta. Me debe un millón, si consigues que te al menos la mitad tenemos trato.

Casi sin esperar a que me terminara de decir todo pase a la forma completa de la akuma y volé hasta el piso superior, sujetándome a la pared pasé a la híbrida y me colé en la habitación. El tío estaba en la cama con una mujer, que recibió un feo corte en la nuca, matándola al instante. Antes de que pudiera decir nada el objetivo le tape la boca con la mano.

-Tsshh, si me das lo que debes, puede que te deje con vida, avisa a los de fuera y morirás antes de que entren, ¿Entendido? - En cuanto el hombre asintió lo solté, aunque le seguía de cerca.

Me guio hasta un escritorio, saco una bolsa de tela roja y me la dio diciendo que estaba todo en ella. En cuanto la tuve en mi poder le hice un corte en el cuello, no quería que los de abajo supieran que el medio millón que faltaba en la bolsa me lo estaba guardando yo. Una vez con la mitad del dinero guardado baje por la misma ventana hasta el callejón y le entregue la pasta al mafioso o lo que fuera.

-Muy bien, la subasta es bajo el muelle cinco, hay un par de ladrillos azules en la pared, tienes que presionarlos y cuando te pregunten decir “hopfer”.

Al parecer, los hombres que lo guiaron fuera del bar, le encomendaron un pequeño trabajo, según escuché, el peliblanco debía de sacarle el dinero a una persona resguardada en el segundo piso del bar, pero lo que más me sorprendió no fue que aceptara el trabajo, sino que de la nada se transformó en un bicho volador, y subió en un segundo a la azotea de uno de los cuartos. Me inquietó un poco saber que un hombre tan sanguinario como él, tenía una akuma no mi, pero también supuse que no sería una gran ventaja, ya que parecía ser impulsivo, y eso no le convendría en una batalla contra mí.

Por esa razón, escalé sin que los otros hombres me vieran, y me dirigí al balcón donde el usuario se adentró. Apoyado contra la pared exterior, incliné levemente la cabeza, y miré hacia adentro. Allí se encontraba, el sanguinario atacaba otra vez, no solo asesinó a una mujer, sino que también al hombre que extorsionaba. Ese hombre era peligroso suelto, no podía confiarme, pero la verdad es que en minutos había noqueado a una persona y asesinado a dos, por lo que no me imaginaba que sucedía en su extraña cabeza.

Volví a recostarme contra el muro cuando vi que salía por la ventana, por suerte no me vio, y descendió a hablar nuevamente con los hombres que le encargaron el trabajo. No pude escuchar nada, pero supuse que lo que le dijeron fueron instrucciones para adentrarse en la esperada subasta, por lo que me dediqué a seguir al joven usuario, esperando a que llegara a la ubicación y allí, "hablar" un poco con él.

Dejé aquel callejón para meterme de nuevo en la taberna, donde me agaché junto a mi victima anterior, y tras cogerle el dinero que llevaba encima pagué al posadero con él y abandoné el lugar. Tenía aún que llegar hasta el lugar de entrada, y buscar los malditos ladrillos para entrar en el lugar, esperaba que al menos no hubiera mucha seguridad dentro y poder despacharme a gusto. Las calles ahora vacías de Water Seven me gustaban, cuando estaban llenas me entraban ganas de liarme a leches con algunos de los pijos de aquella gran ciudad.

No tardé más de una hora en encontrar el lugar, antes de entrar debía asegurarme que no me habían seguido hasta allí como se solía hacer en estos casos. Aunque que más daba si me seguían, no podían hacer nada contra mí, ni siquiera tenía recompensa. Así que me acerqué a la pared en busca de los dos ladrillos que me habían indicado. Maldita sea, porque no traería una linterna para alumbrarme.

El usuario se adentró por unos segundos a la taberna, a pesar de que no supe que hizo allí, supuse que no tardaría en salir. Así fue, salió caminando hacia una de las calles laterales al lugar. Seguramente estaría dirigiéndose hacia la subasta deseada, por lo que en sigilo, comencé a seguirlo.

Luego de una hora caminando, pude ver como se detenía frente a una pared de ladrillos, y comenzaba a analizarla, estaba buscando algo, algo que al parecer estaba oculto en esa pared. En ese momento, me convencí que el destino que ambos queríamos llegar, estaba allí, por lo que simplemente salí de mi escondite, y me acerqué hacia él para hablarle.

- "¿Que tanto buscas en estos viejos ladrillos? y... ¿Porqué tuviste que matar a ese hombre solo por un poco de dinero?" -

Luego de decir esas palabras, moví un poco mi pierna derecha hacia atrás, preparando de esta forma una posición de defensa, por si el peliblanco decidía atacarme. Además, mantuve mi espada siempre cerca por la misma razón.

Estaba terminando de repasar la pared en busca de los ladrillos cuando el molesto tipo de la taberna apareció de la nada, cosa que me hizo relamer, podría cobrar mi venganza antes de entrar en la subasta, además me serviría como calentamiento. Me sorprendió que me hubiera seguido sólo para decirme que por que había matado al tipo de la taberna por dinero.

-Espera, ¿Me viste hacerlo? Bien ahora eres cómplice de asesinato, a menos que seas uno de esos malditos bonachones que cazan piratas por acabar con escoria como aquella. En cualquier caso, y como me has sorprendido al poder seguirme en aquella taberna te voy a dar la oportunidad de largarte de aquí entero, vamos pírate, tengo asuntos que atender.

Como me había seguido, y más importante, como me había visto matar al tipo y quedarme el dinero, bueno esperaba que se pirara, tenía que ocuparme de la subasta y la gente de su interior. Una idea se me cruzó por la cabeza, ¿Estaba ese tipo allí por la subasta también?

Según pude observar, el peliblanco estaba sorprendido, no me había detectado mientras presenciaba el asesinato de ese hombre, pero otra vez se alzaba hostilmente. No pensaba irme, la subaste se haría por esos lugares, y no podía permitir que una persona como él estuviera suelta por allí, por esa razón decidí decirle - No me iré... de hecho necesito que me ayudes a entrar en la subaste, si no lo haces por las buenas, tendré que sacarte la información a la fuerza, al parecer es el único idioma que entiendes. -

Dicho eso, apreté con fuerza el mango de mi espada(que se encontraba en su vaina a la izquierda de mi cuerpo), y esperé la reacción del usuario ante lo que le había dicho.

Ante la amenaza del individuo, y viendo que era un luchador cuerpo a cuerpo, me transforme en la forma completa de la akuma, volando hasta uno de los tejados cercanos y pasando a la híbrida nada más aterrizar. Si quería jugar, jugaríamos, aunque no me gustara hacerlo a distancia, tendría que poner remedio a eso en algún momento, tenía que pensar ya en algún tipo de entrenamiento, pero después de la subasta y pasar por encima del raro aquel.

-Creo que no es buena idea amenazar a alguien con mucha más movilidad que tú, si te vas ahora mismo no te hare daño, si insistes, bueno no me hago responsable. – Tenia unas ganas locas de patearle el trasero, pero si tenía aquellas agallas, sería fuerte, más de lo que aparentaba y necesitaba guardar fuerzas para los combates en la subasta. – Créeme, no te conviene ahora mismo cabrearme ni tocarme las narices.

Si me hacía caso y se marchaba, buscaría el segundo ladrillo, pues el primero ya lo tenía localizado y me preparada para entrar y acabar con los que en el interior estuvieran. Si se quedaba, saltaría hacia el tejado contiguo, para luego planear hasta un balcón cercano mientras le lanzaba un par de kunais a los hombros a mi adversario.