Los Rescatadores (Moderado nivel 7++)

Un tranquilo día en Impel Down. Nada hace sospechar que algo vaya a cambiar en la apacible vida de los guardias de la prisión. El sol empieza a alzarse a lo lejos, en busca del punto más alto de la cúpula celeste, mientras en el interior de los oscuros corredores los presos despiertan... los que pueden dormir, claro. La primera tanda de visitantes ha llegado al museo a primera hora de la mañana, y ya empiezan a llegar personas para la siguiente visita, planeada para las 11:00 am. Todo marcha perfectamente.

Blue Rose + Barbazul:

Krauser y Karl:

Rocket:

Krauser había sido informado del ataque a ID por parte de Dexter. Se había apuntado claramente para de aquella forma joder un poco al gobierno. No se trataba de un juego de niños. Aquello iba a ser muy peligroso, y claramente iba a jugarse la vida. No había avisado a ninguno de sus hombres por una razón principal. Si fueran, más de la mitad acabarían muertos. Estuvo a punto de mencionárselo al tirador pelirrojo pero se arrepintió en el último momento. La única persona a la que había avisado, fue a su mejor amigo, Karl. Él tenía madera de sobra para sobrevivir allí. Por Dios, se había fundido al gorosei, aquello no debía suponerle mucho. De hecho, si iban juntos iba a ser muy divertido.

En ese momento se hallaban en la cubierta de aquel barco de pasajeros. El demonio de la niebla llevaba un pañuelo rojo de calaveras negras en la cabeza. Así ocultaba el pelo, pero de todas formas se lo había tintado de moreno. Llevaba unas lentillas azules y se había puesto algunos implantes de barba. Evitaba abrir la boca para no enseñar sus afilados dientes. Portaba también unas gafas de Sol, las cuales no llevaba puestas, más bien en un bolsillo. Vestía con una chaqueta de cuero, la cual llevaba abierta. Dentro de ésta portaba su hilo de piano simplemente. Sus pantalones eran azules, como la camiseta interior que llevaba. En los pies unas botas. A su espalda llevaba colgada una funda en forma de bajo. Era bastante grande y de aquella forma evitaba sospechas. Dentro estaba su enorme espadón y sus dos machetes. Iba camuflado como si de una estrella del rock se tratase. En su bolsillo derecho tenía su den den mushi, el cual tomó con cuidado. Se acercó a la borda y se lo colocó en la oreja, empezando a fingir que hablaba y reía como un turista más. Claramente estaba llamando a Dexter.

Si su compañero lo cogía simplemente le hablaría. – Socio, ya estoy llegando a la famosa prisión. Conseguí entrada para un barco de pasajeros que salía hoy, que suerte. Ojala la vieras, es enorme. Ramequi Se ha venido también, se ha cancelado su concierto ¿Qué tienes planeado hacer hoy? Podemos quedar luego si eso. – Claramente el dragón podría entender aquellas palabras del demonio. Usaba otro tono de voz y todo. No se iba a arriesgar a nada. Con la mala suerte que tenía, quizás había un tío que detectaba conversaciones o cosas así. Se mantendría al lado de Karl pasara lo que pasara.

Tras la disolución de Sons me pasé una temporada grande en Jaya, a la espera de alguna tripulación de mi agrado, y no bucaneros de tres al cuarto con ansias de sangre. Encontré varios hombres y mujeres interesantes, pero al igual que yo estaban buscando su destino. Mentiría si dijera que no me plantee formar una tripulación junto a ellos, pero no tengo madera de capitán, mis objetivos son más mundanos que el de ser Rey de los piratas. Puede que ese título ayudara a conseguirlos, aun así, no formaba parte de mis planes.

Un día, estando en la taberna de siempre, llegó el nuevo periódico, informando del nuevo Yonkou Dexter Black, antiguo Shichibukai. Era posible que fuera lo que buscaba, leyendo acerca del mismo y su tripulación me di cuenta que no era como los demás y decidí mandarle una carta. Poco después de hacerlo me enteré, por unos contactos, que había reunido a su tripulación y partido hacia el paraíso, posiblemente a uno de los tres puestos puntos principales del gobierno. Indagué algo más por los bajos fondos, hasta enterarme de la captura de varios individuos relacionados con él durante la guerra del norte, deduciendo que ese sería su objetivo, y puede que mí mejor carta de presentación ante ellos, ayudarles a rescatar a un hermano retenido partí hacia New Impel Down. Así que haciendo acopio de víveres, cargué la barcaza que me servía de transporte y partí, con la esperanza de pillarlos antes de su llegada.

Mientras viajaba leí acerca de las visitas guiadas por NID, y ahora que ya no tenía recompensa podía acercarme sin peligro a ella, además el cambio de fruta era una gran baza para que no me relacionara el gobierno con mi viejo yo, aunque después de esto si sobrevivía la recompensa que recibiría seria astronómica, posiblemente. Una vez llegué a la prisión, me uní a un grupo de turistas para llamar menos la atención. Lo más seguro es que entraran con algún plan, por lo que estaría atento a él o cualquiera de sus compañeros conocidos. Mientras una joven muy atractiva nos explicaba la historia de la prisión, me posicioné con vistas a la entrada y los amarraderos.

Era la hora de ejecutar la misión que el capitán había mencionado en los últimos días. Al parecer iban a atacar Impel Down. Hinori le daba lo mismo pues, siempre estaba dispuesta a ayudar a su banda en todo. Si pillaba precio, pues allá ellos. Estaba de buen humor como siempre y había preparado una serie de aperitivos que había puesto en una mesa, en cubierta. Patatas, bocadillos, tarta, marisco y minipizzas, las cuales le habían gustado a Dexter al parecer. Por allí andaba Ushio, el nuevo. La morena había escuchado hablar de él a su amigo Taiga. Supuestamente eran como hermanos. Estaba sorprendida de que él estuviese allí cuando se suponía que cazaban piratas. Ya le preguntaría más tarde al rubio. Por el momento debía de centrarse en el plan que les iba a explicar el capitán.

Escuchó el plan y sonrió de lado al saber su parte. Armar jaleo si había problemas. De ese modo mostraría lo fuerte que se había hecho durante los dos años de entrenamiento. Ushio iba a ser su compañero. Luego le echó una última mirada y se dio cuenta de una cosa. Era el Ushio que ella conocía. Ni siquiera se había fijado en que era él. – ¡Ushio! ¡Cumpliremos nuestra parte juntos! Es un placer tenerte aquí. – Dijo acercándose a él de forma amable y tratando de darle un abrazo. Una vez le diera él uno o no, tomaría las cosas que el capitán les había indicado. Después sonreiría y se acercaría a Dexter. Sus ojos blancos se clavaron en los suyos. – Ten mucho cuidado dentro. Si te ocurriese algo… Te daría una buena yo misma. – Nada más decirle aquello, se colocó junto a los demás.

Se puso su camiseta pues, estaba vestida solo con un pantalón blanco y un sujetador azul. En su espalda podía verse tatuado el símbolo de la banda. Ahora estaba lista. Portaba su muñequera, las botas y su auricular. Las cosas las llevaría en una pequeña mochila que no le estorbaba para nada. No tardó mucho en mirar a sus compañeros y sonreírles de forma dulce. – Mucha suerte a todos. – Dicho aquello, se puso los guantes de cuero y mostró una sonrisa calmada.

Casi había llegado la hora. El sol brillaba en lo alto del cielo, haciendo que su llegada no fuera especialmente indiscreta, a no ser que fueran a cambiar de barco o asaltar uno de la marina para continuar el plan...O quién sabía. Mura llevaba poco tiempo viajando como un miembro de la tripulación de Dexter. ¿Cómo habían acabado así? No es que le desagradara el dragón azul, además, Aka...Kurogami también se había unido a él, así que debería estar feliz, ¿no? Pero no era tan sencillo..Menos ahora que estaban a escasa horas de asaltar una cárcel para liberar a un amigo del capitán. ¿No estaban siendo egoístas? Obviamente sí, ya que ahí seguramente hubiera más gente que no merecía estar, o sí. Pero ellos solo iban a salvar a algunas personas. -Como si eso me importara lo más mínimo.- Resopló la chica, hecha una bola en la vigía del barco, antes de apoyar la barbilla sobre sus brazos, cruzados por encima de sus rodillas. -Lo que no entiendo es porque tengo que ser yo la que tenga que fingir haber sido capturada. Vale, tengo recompensa y es creíble. ¡Pero no soy la única!- Se quejó, haciendo un puchero. -Además, no quiero estar en ese grupo...- Murmuró antes de tapar su rostro.

"¿Acaso ya no te agrada tu ex-capitán? Si no dejabas de llorar porque querías verle. Cuando eras una.." Le dijo Kougar, que se había mantenido callado hasta ese momento.

-¡ Cállate, cállate, CÁLLATE!- Gritó entonces Mura, al tiempo que se tapaba los oídos para ignorar a Kougar, en vano, pues este hablaba en su cabeza.

"No deberías seguir huyendo. El te ha perdonado, ¿no?"

-Eso solo lo hace peor...- Sollozó antes de ocultar la cabeza entre sus piernas. -Por mi culpa...el perdió a su antigua tripulación y sufrió al pensar que estaba muerta. No puedo mantenerme a su lado...En el barco puedo tratar de evitarle o no pensar en ello, pero en medio de una misión...-

La pata del felino se materializó entonces sobre su cabeza, imbuida en Haki de armadura, hundiéndole la cabeza con un fuerte "capón gatuno", que hizo que la chica soltara un quejido y alzara la cabeza furiosa. "Precisamente, por ser una misión. debes centrarte y mantener la calma".

-¡No quiero que TÚ me digas que mantenga la calma, estúpido gato pasional!-

"Habló el intento de humana". Contestó Kourgar a modo de burla. "En cualquier caso, prefiero que mi intento de humana sea pasional e impulsiva en vez de estar en ese estúpido modo depresivo. Es vergonzoso."

-Supongo que tienes razón.- Asintió la pelirroja antes de ponerse en pie, para dejarse caer de forma casual en la cubierta. Vamos a por algo de comida antes de nuestra aventura. Tengo mucha hambre. Espero que haya conejo...- Añadió en un tono animado, mientras la boca se le hacía agua por el olor a comida. (También esperaba que tuvieran una forma de llevar sus armas, pero en ese momento solo pensaba en su estómago).

"Vas a engordar".

-Oh...Cállate-

Los ojos ambarinos del pelinegro se mantenían clavados en el horizonte, escrutándolo con la mirada como si tratara de localizar algo en la distancia. Sin embargo, realmente se mantenía perdido en sus pensamientos, apenas desempeñando su trabajo de navegante como una rutina de la que tiendes a distraerte, presa de la costumbre, realizándola de forma automática sin esfuerzo alguno. Sus manos sostenían el timón del barco, mientras que apenas se dignaba a mirar el log pose de vez en cuando para asegurarse de que seguían en la dirección correcta. "Correcta". No tenía muy claro si su rumbo podía definirse con aquella palabra. El lugar al que se dirigían apenas podía despertar un mínimo interés en el pirata, y es que más allá de su misión lo único que representaba Impel Down era todo aquello que, alguna vez, había sido su vida. Al fin y al cabo él fue preso, pese a que no fuera de la misma forma ni con circunstancias similares. Sin embargo, la falta de libertad era la misma, y los barrotes igual de fríos que los suyos. Exhaló un suspiro, desganado. Comprendía los motivos para ir allí, pero no sabía hasta qué punto era prudente. Oh, qué tontería más grande... No lo era de ninguna forma, eso estaba claro.

- Espero que al menos sepas lo que haces... -murmuró para sí mismo, echando un leve vistazo al navío y terminando por mostrar una sonrisa irónica- Capitán.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que pudiera referirse con aquel titulo a alguien? Muchos menos de lo que pudieran parecerle en verdad, aunque sin duda los suficientes como para que fuera un recuerdo bastante lejano. La imagen del pelirrojo seguía grabada en su retina, como si de una foto se tratara, un espectro qué siempre le acompañaba y del que jamás lograría olvidarse. Sin embargo, ¿era esto malo? En absoluto. Tan solo le recordaba día tras día cuál era su motivo para seguir peleando, y en verdad no era tan distinto del que pudiera tener su nuevo líder. Sabía los motivos que habían llevado a Dexter a tomar la decisión de asaltar la inexpugnable prisión, y por mucho que pudiera parecer una locura no encontraba ningún argumento para contrariarle. No sabía cómo iban a hacerlo, pero estaba dispuesto a lo que sea. Un viejo amigo del capitán... O tal vez no tan viejo pero, sin duda, alguien que pudiera importarle al excéntrico dragón. Le gustaba pensar que había más motivos que un rescate, aunque realmente le diera bastante igual. Sacar de ese infierno a aquel que pudiera significar algo para el Zafiro Negro era motivo más que de sobra para obedecer. Confiaba en que ellos compartieran el mismo sentimiento cuando tuvieran que devolverle el favor.

Pasaron los minutos y no precisó de emplearse a fondo para detectar la actividad de la tripulación. Los demás habían comenzado a prepararse y, en cierto sentido, se les notaba algo agitados. Era normal, ¿no? No todos los días se hacía lo que ellos estaban a punto de intentar. Volvió a suspirar, estirándose un poco antes de asegurar que el timón estuviera fijo para mantener el ritmo. El patilargo de pelo bipolar no tardó demasiado en hacer el llamamiento y, tras este, todos los demás acudieron rápidamente a escuchar qué tenía planeado. "Sorpréndeme, Dexter".


Berthil mantenía el ceño ligeramente fruncido mientras observaba la pequeña ilustración que sujetaba entre sus dedos. Un hombre de piel morena y oscuros cabellos se dejaba ver en ella, de modo que casi parecía... ¿Estar posando? Definitivamente debía ser así, pues dudaba que alguien pudiera parecer tan ridículo de forma natural. Casi era creíble y todo que le hubieran pillado desprevenido, con algunos platos volando por los aires... Casi parecía alguna especie de pelea de comedor, y la expresión del supuesto marine era más bien la de un animal rabioso que la de un oficial de la Marina. "Poderes de fuego", pensaba sin dejar de mirar la imagen, "Sí, la verdad es que no parece tener muchas luces, ¿pero realmente debo comportarme como un imbécil?" rodó los ojos tras cerciorarse de haber memorizado todos y cada uno de los detalles de aquella persona. Aquel plan, al menos en la parte que él intervenía, no podía resultarle más estúpido. ¿De verdad iban a colar? Dudaba que hacer el garrulo fuera a servir para infiltrarse... Y lo hacía de forma infinita. En cualquier caso se limitó a negar con la cabeza, mirando a Dexter desde abajo con una expresión que era un claro "esto no puede salir bien". Aguardó, sin embargo, a que concluyera con las explicaciones mientras echaba un rápido vistazo a sus compañeros. Le sorprendió descubrir que en los Blue Rose se toparía con caras conocidas, tales como quien fuera tiempo atrás la cantante de su barco, o el nórdico contra el que tuvo que enfrentarse en el anterior campeonato del Hexódromo... Aunque dudaba que este último le hubiera reconocido de primeras. Al fin y al cabo ya no era pelirrojo, y si bien sus facciones presentaban cierta similitud también habían cambiado. Por no decir que aún no había precisado de hacer gala de sus poderes frente a ellos.

Cuando la explicación concluyó Dexter dejó algunos de sus juguetitos frente a ellos, los cuales serían de vital importancia para salir con vida de allí, o eso parecía. Tomó lo que le correspondía, incluido el bastón re-extensible, así como la pulsera. Casi le daba miedo preguntar qué clase de utilidad podría tener para él algo así, pues aún no lo había visto en acción. Una vez todo el mundo comenzó a equiparse el azabache se acercó al capitán, esperando a que terminara de hablar con su segundo de abordo, no pudiendo evitar fijarse en el pesado cañón.

- Demasiado sutil y tranquilo para venir de ti, ¿no crees? -le dijo colocándose a su lado mientras su cuerpo comenzaba a variar, así como sus ropas, dejando que una perilla comenzara a nacer en su mentón mientras que su cabello reducía su densidad, además de volverse de un negro uniforme. Su piel se oscureció y su cuerpo aumentó en tamaño, mientras que sobre sus hombros hizo acto de presencia la chaqueta de vicealmirante. Kai llevó la mano al bolsillo del pantalón y sacó una cajetilla de tabaco, de la cual extrajo un cigarrillo para llevárselo a los labios con cierta nostalgia. Llevaba mucho sin fumar, pero al parecer era algo que caracterizaba al marine- Espero que logremos salir de una pieza... Al menos el resto -siguió, con un tono completamente distinto al que poseía su auténtica voz.

Era increíble que, pese a haber aumentado en tamaño, el Yonkou siguiera sacándole tanta estatura. Prendió el cigarro con una pequeña llama que hizo salir de sus labios y volvió a situarse frente al timón para asegurarse de que mantenían el rumbo correcto. Mientras avanzaban mantuvo su mirada fija en la estructura que se mostraba en la lejanía frente a ellos.

Había llegado al barco hacía un par de días y de lo primero de lo que me enteré no fue de lo que hicieron mis compañeros durante los dos años y pico que habían pasado desde la última vez nos habíamos visto, sino de que nos íbamos a embarcar en una misión de rescate a la famosa prisión de Impel Down. Imaginé que no era un simple antojo del capitán pues de haberlo sido posiblemente lo habría hecho antes. Además de esto teníamos nuevas incorporaciones en la banda, las cuales nos ayudarían en el rescate.

Una vez me dijeron lo de ir a la prisión me metí en mi camarote durante los días que tardamos en llegar a la susodicha prisión y para entonces había creado una buena cantidad de kusuri (nombre que le había puesto a la droga que aumentaba el poder de los usuarios de akuma no mi). Más de la necesaria para llevar a todos los de la banda a una sobredosis si en la banda fuésemos todos usuarios.

Con esto llegó el día en el que nos adentraríamos en la prisión, cogí una túnica algo raída por los bajos, pero perfecta para ocultar armas en caso de necesitarlo. Subí a la cubierta a la espera de órdenes de Dexter o de algún tipo de plan por su parte. En cubierta se encontraban un chico con unas katanas dando vueltas por esta, en el timón otra de las nuevas corporaciones como navegante, lo cual venía bastante bien. Yo me mantuve sentado al lado de un mástil leyendo unos de mis libros, esta vez no era de tono picantón, sino de uno normal y corriente, no me apetecía leer el otro género. En poco tiempo llegó Dexter con un montón de aparatos nuevos y una pizarra llena de formulas y explicaciones “y aquí llega el plan” pensé mientras me levantaba para ir a donde estaba el capitán y escuchar lo que tenía que decir.

El capitán presentó el plan que había decidido hacer para la infiltración en la prisión, y pretendía que entrase en esta junto con Worgulv silenciosamente para acabar con la sala de control y lo que nos encontrásemos por el camino, el plan estaba bien pero la parte de ir silenciosamente me resultaba muy complicada yendo con el vikingo, no por nada en especial, pero ese no era su estilo. Pero bueno ya pensaría en algo. Tras eso me dejo a cargo de mini-Émile, por si las cosas se ponían feas y había que salir por patas de forma apresurada. Todo esto indicaba que realmente no íbamos a ir silenciosamente.

-No conozco a quienes vamos a rescatar pero dale esto a alguno que sepa usar armas, es mi maletín- le dije a Dexter dando un paso adelante- uno de los lados es un rifle y el otro una ballesta con un tabor con los virotes y ten un poco de munición- tras decir esto me giré hacia el resto de la tripulación, por cierto todos los que sean usuarios de akuma no mi venid, tengo algo que daros- con esto saqué unos parches en los que estaba la droga kusuri- hay cuatro para cada uno, a ti capitán te daré alguna más por si lo de dentro de la prisión por si alguno es usuario, los que no sean usuarios no lo toméis, provoca una potente reacción alérgica que provoca la muerte en minutos. Cada dosis aumentará vuestro poder un veinte por ciento aproximadamente durante un tiempo, podéis administraros las cuatro dosis a la vez y sería un ochenta pero dura menos que si lo hacéis poco a poco. No os doy cinco porque si llegaseis al cien por cien perderíais el control de la fruta y atacaríais al todo lo que se moviese a vuestro alrededor- dicho esto repartí las dosis a todos los usuarios sus respectivas dosis  exceptuando a Dexter a quien el di una docena- por cierto capi- le dije mientras sacaba la vivre card que me había dado Catos para poder ir a Zou- me han dado esto para que ayudemos a defender la isla, es la isla de Zou, por lo que me dijo el mink que me la dio, solo se puede llegar si eres un mink o tienes una vivre card de alguien en la isla, también me dijo que le dijésemos a la persona a la que nos guiase que íbamos para ayudar; espero que no sea un problema.

Una vez todo lo que tenía que decir fue dicho cogí todo lo que tenía que coger de lo que me había dado el capitán y también una de las minipizzas que había preparado Hinori.  Después fui junto a Worgulv a brindar con él por una buena batalla y para pensar con él alguna forma de entrar sin que nos pillasen, una vez dentro ya daría igual.

nota:

El reloj del despacho del Alcaide marca las 10:55 cuando el barco de turistas desembarca en la Prisión. Mientras tanto, las nubes vuelan por el cielo, como enormes trozos de algodón blanco y esponjoso.

Peliazul, Ramequi y Serkrau:

Rocket:

Blue Rose & CO:

Volpi:

Dexter observó el panorama tras su explicación: Hinori deseándole suerte a todo el mundo y acercándose a Ushio, que se había mantenido apartado durante todo el discurso, Deathstroke recogiendo los trastos y Murasaki bastante incómoda en presencia de Berthil. Lo que había pasado entre esos dos todavía no lo llegaba a entender, y aunque tuviera la certeza de que Akagami ignoraba el tema, para la chiquilla parecía bastante complicado permanecer mucho tiempo junto a él. "Esto puede traernos problemas", se dijo a sí mismo mientras observaba a la pelirroja, tan concentrado que casi ignoró las palabras que le llegaron de su nuevo navegante.

-Y además va a salir mal- respondió él, con una sonrisa, llevándose otra minipizza a la boca. No quería quitarle esperanzas, pero lo más probable era que tuvieran que improvisar algo en el último momento cuando en medio del nivel 3 les hicieran, sólo por motivos de seguridad, ponerse algo de Kairoseki. ¿Si hacían eso en la prisión? Quién sabe. Aunque había conseguido enterarse de la distribución teórica de los criminales en los seis pisos de Impel Down no tenía la más mínima idea acerca de su funcionamiento. Bueno, más allá de aquella visita guiada sobre los techos del nivel uno, con payasos y gente riendo-. Tú estate atento, porque no tardar...

Empezó a sonar el I den den mushi que había cogido para sí, y miró a Berthil con cara entre la incredulidad y una amarga omnisapiencia. Sería, más o menos, una expresión de "te lo dije".

-¿Diga?- preguntó el dragón desde un lado de la línea, con cierta cautela, poniendo el manos libres para que "Kai" lo escuchara. Cómo sabía que todo iba a torcerse...

-Hola señor me llamo Charló y le hablo desde Dressrosa. Nos hemos enterado de que usted tiene estos selulares nuevos ¿No es así? Pues nosotros tenemos que ofertarle una propuesta para cambiarse a Yasdén la compañía número uno en aguas del Nuevo Mundo con el mejor servisio téc...

Click.

-Esto...- no sabía qué decir. Esperaba cualquier cosa menos que llamaran de un Call-Center en aquella situación. Por lo menos había roto un poco la tensión del momento, y el pirata no pudo evitar echarse a reír durante unos segundos-. Vale, esto no me lo esperaba- comentó, secándose la lagrimilla que se escurría por su mejilla. Y entonces el teléfono volvió a sonar.

-Están ustedes en aguas gubernamentales sin autorización. Identifíquense. De no hacerlo, abriremos fuego contra ustedes de inmediato.

Ahora sí. Una gota de sudor frío recorrió su espalda, y volvió a sentirse terriblemente nervioso. En el altavoz había sonado suficientemente alto como para que todo el mundo lo escuchara. Por la contra, él silenció el micrófono del aparato un instante.

-¡Cambio de planes, chicos!- gritó, para que todos escucharan sin problema, y quitó el seguro al teléfono para que su voz sonara alta y clara-. Soy Dexter Black, y ahora estas aguas son mías.

Colgó el teléfono. Ya no hacía falta decir más, e hizo una señal a toda la tripulación para que se acercasen a la cubierta inferior, a donde saltó sin esperarlos.

Desde la cabeza de la Joya se veía un punto en el horizonte, que muy rápido avanzaba hacia ellos haciéndose a cada instante más nítido. A esa distancia de la prisión sólo podía ser una cosa, y no iba a esperar a que hubiera línea de fuego.

-El horizonte es un mapa cartesiano tridimensional- comentó, haciendo la imagen mental de un eje de coordenadas, y calculando su posición en él dejó que su mano adquiriese un brillo azul-, y ese punto que podemos apreciar en la distancia se acerca muy deprisa. Berthil, ¿Cuánto tardaríamos en cruzarnos?

No esperó respuesta, porque alzó el puño y de él salió una onda azul, rugiente en el inicio con la cabeza de un dragón, ancha hasta los cinco metros de radio y tan destructiva como si golpeara con todas sus fuerzas en la distancia. La Onda Dragón provocaría un agujero lo suficientemente profundo en el barco que éste haría aguas, pero tal vez les diese tiempo a evacuar. O al menos eso esperaba...

No lo soportaba más, ese trabajo intenso me daban ganas de dejar que el collar me asfixiase, pero no podía dejar que eso pasara, tenía que sobrevivir, tenía que escapar, pero según escuché... eso era imposible.

Pude ver como no era el único con la idea de rendirme, ya que uno de los encargados del nivel se llevaba a un prisionero que aparentemente se cansó de trabajar, y así le fue. Intenté mirar lo menos posible al encargado para que no me azotara, y continué con el trabajo.

Luego de unos minutos de trabajo, apenas pude detectar a una persona a mi lado, de hecho no era en si una persona... era un gyojin. Parecía más muerto que vivo, ya que apenas se movía para completar el trabajo y no morir asfixiado. 

Por un momento se me pasó por la cabeza la idea de hablarle, pero si el encargado del nivel me veía haciéndolo, seguramente sería el fin de mis días, por lo que continué montando piezas para que ese maldito collar me diera menos dolor.

El demonio no pudo evitar sonreír de lado cuando el dragón dijo lo de la chica. Prefirió no confirmar nada, sobre todo después del pisotón que se llevó por culpa de su compañero. De hecho, estuvo a punto de reírse, pero se pudo contener. Después escuchó a Karl hablar de aquella forma tan rara. Justo cuando iba a contestarle, pudo ver aquel panorama. La enorme puerta de metal era impresionante. Encima los barcos parecían estar muy bien preparados. Allí se iba a liar una buena. De todas formas, él estaba muy calmado. Si tenían que liarse a espadazos, y a puñetazos, lo harían. Krauser en ese momento desplegó todo su haki de observación, para tener bien controlada la situación. No se llevaría un tiro por la espalda por culpa de algún capullo más listo de la cuenta. Por ello, soltó un leve suspiro, mirando a su alrededor, tratando de analizar la situación.

No tardaron en llegar a unas cintas en las que las personas debían dejar sus objetos de metal. Eso hizo que el demonio frunciese el ceño. Iba a tener que dejar allí la funda, pero eso le iba a joder mucho. No sólo porque los iban a pillar, también quedaría desarmado. Usar tantas armas era una desventaja. Encima uno de aquellos tipos le indicó al luchador que se quitase la máscara. Eso no podía ser un problema muy serio, pero el tema de las cintas de metal era peor. No iba a liarla mucho, y por ello decidió dejar a Karl hacer las cosas. Tenía más experiencia que él en aquellas cosas. Krauser más bien era de los de ir en solitario y en las noches. Cuando le pillaban, se liaba a partir personas en dos. Era una buena forma de hacer las cosas. Soltó un leve suspiro, quedando ambas manos en sus bolsillos.

Veo como todos los visitantes empiezan a ser conducidos hacia el arco de entrada, donde tienen que depositar sus objetos metálicos en una cinta, posiblemente quedando las armas confiscadas. Esto implicaría una gran desventaja, y más ahora que no tenía garras y no controlaba la nueva akuma tan bien como para poder crear algún arma. Debía pensar algo rápido para poder pasar al menos una de ellas. Observando los muros y puertas de la prisión le pregunté a otro de los turistas algo trivial, pero que me daría el tiempo suficiente para que la katana con la cobra pasara a la forma animal y se enrollara alrededor de mi torso y brazo bajo la camisa, haciendo que así pasara desapercibida. Además había decidido que acompañaría a aquel turista, intentado levantar así menos sospechas.

Entre preguntas y contestaciones de los dos, nos fuimos quedando al final del grupo. Incluso pude ver como un guardia se acercaba a un hombre a pocos pasos de mí que portaba una mascara pidiéndole que se la quitara, era algo normal, pero por mi cabeza cruzó una idea, ¿Y si era alguien de la banda de Dexter Black? Sería demasiada coincidencia que dos grupos de personas acabaran llegando el mismo día a New Impel Down a rescatar gente. Decidí no hacer nada de momento, continuando la conversación con el otro turista, pero me mantuve atento a lo que pasaba con aquel hombre, y a todo, pues si lo descubrían seguramente el resto de la banda saltara para defenderlo y comenzaran un ataque frontal. Activé mi haki de observación como medida preventiva, no quería que una bala perdida, o una onda aleatoria terminara conmigo de improviso.

Los problemas no tardaron mucho en empezar. Lo que al principio pareció una broma telefónica, después terminó en una buena pillada. El capitán no tardó en confirmar que esas aguas eran suyas, y por ello la morena sonrió de forma amable. Le pareció un poco gracioso que el líder así de buenas dijese aquello. Ella simplemente entrecerró los ojos, y escuchó todas las palabras del dragón. Lo primero que hizo fue saltar al piso inferior con los demás. En su rostro había en todo momento una sonrisa de felicidad. Era ese tipo de persona que no solía enfadarse de ninguna forma. Soltó un pequeño suspiro, y a continuación continuó escuchando a los dos dragones. En ese momento pudo ver el ataque de Dexter, era impresionante. Ella mostró una sonrisa calmada entonces.

Después de unos momentos, una pequeña aura blanca comenzó a rodearla. Cerró los ojos despacio, y de repente soltó todo el aire posible. – Furaito… – Susurró canalizando su energía. De su espalda surgieron un par de alas blancas, como las de los ángeles. Entonces abrió los ojos con tranquilidad, y activó su haki de observación. Estaba lista para volar hacia el barco y reventarlo con uno de sus ataques, sin embargo esperaría las órdenes del zafiro. Sus ojos blancos como la nieve, miraban el mar de forma tranquila. En su espalda llevaba tatuado el símbolo de la tripulación, con todo el orgullo del mundo. – Esperando órdenes, mi capitán. – Dijo de forma tranquila, y estirándose un poco. Movía piernas, y brazos. No quería que le diese un tirón en mitad de la pelea. También podía ir bajo el agua. Era una de sus ventajas al no poseer una fruta del diablo.

Mura se mantuvo sin decir nada, subida en el palo mayor del barco, pudiendo escuchar todo con sus oídos felinos. El plan ya había sido decidido. A regañadientes, le tocaría fingir que era una prisionera para que ella, junto a Kurogami..." Ugh, nunca me acostumbrare a ese nombre..." y Dexter, pudiesen colarse y buscar al amigo de su nuevo capitán. " Tampoco me acostumbrare a eso... Han cambiado demasiadas cosas." Se quejó mentalmente, mientras su mirada permanecía pérdida en el horizonte, donde se alzaba la cárcel. Todo parecía tranquilo, quizás demasiado. Sí aquel lugar estaba tan protegido como decían...Seguramente algo andase mal. O eso le decía su instinto. Aquello le recordaba a la calma de la isla "abandonada" dónde re-experimentaron con ella, aproximadamente dos años atrás. -Esto no me gusta...- Murmuró la joven de cabello en llamas, coincidiendo sus palabras con una llamada telefónica que causó que se le erizara el vello de todo el cuerpo y se tensarán todos sus músculos. La verdad, se llevó un enfado curioso al escuchar que se trataba de una llamada propagandística de una compañía de DDM, o algo por el estilo.

-¿DE VERDAD? ¡VAYA MOMENTO PARA UNA LLAMADA DE ESE TIPO!- Se quejó, notablemente molesta. Sus ojos se habían vuelto de color escarlata y su cuerpo parecía echar humo. De hecho, si no fuera por una segunda llamada, hubiera montado una buena, aunque no tardaría mucho en hacerlo una vez estuvieran dentro de la prisión. Y curiosamente, la segunda llamada si que tenía que ver con su corazonada.

Dexter colgó el Den Den Mushi, y todos comenzaron a prepararse. algunos iban de un lado a otro, mientras los dragones hablaban, o más bien, mientras Dexter preguntaba por unas indicaciones que parecía no necesitar, a Akagami. La felina se limitó a bajar a toda prisa a la cubierta, agarrándose a una de las cuerdas que servían para desplegar las velas, dibujando en su rostro una sonrisa de satisfacción, y con razón. No solo había acertado con su corazonada, sino que se había librado de tener que hacer de carnada.

Una vez abajo, pidió a Sumire que le trajera sus armas, antes de resguardarse con Nala y los demás. Solo Eagle permanecería a su lado durante el combate. Tras despedirse de la dragona y terminar de prepararse, se dirigió al lado de Dexter y Aka, esperando por nuevas ordenes. -Supondré que las indicaciones de antes ya no son necesarias, capitán~ - Dijo, al acercarse a ambos, aunque en su cabeza, se estaba dirigiendo a Bakagami en vez de a Dexter, de forma inconsciente.

El collar en mi cuello se cerraba cada vez más. Ya apenas podía respirar, por lo que no tuve más opción que ponerle más ganas y gastar mis últimas energías. Si la tortura continuaba, seguramente moriría allí, pero no podía permitirlo, debía continuar, además... tenía el presentimiento que algo pasaría, que de una manera o de otra escaparía de esta maldita prisión.

Con el correr del tiempo, más y más prisioneros eran retirados de la sala. No sabía a donde iban, pero realmente no importaba, ya estaban muertos. 

No creo que la parte de la tortura salga en los periódicos, seguramente en ellos diga: "¡¡New Impel Down es la prisión más segura del mundo!! Mantendremos lejos a los criminales para que tengan una vida más tranquila". Pero la verdad era que a pesar de contener a personas buscadas por sus delitos y malas acciones, era un lugar que iba en contra de la moral humana.

De la nada, los recuerdos de mi hermano se mezclaron en mis pensamientos ¿Qué sería de él? ¿Sabría que su hermano está tras las rejas? ¿Me recordará? Ninguna de estas preguntas podía ser respondida, pero aún así surgían de la nada sin que las pudiera controlar. Solo deseaba volver a verlo una vez más, charlar sobre sus aventuras, su vida hasta ahora y sus problemas. Pero para eso primero había que escapar de New Impel Down.